¿Favorecen los sistemas electorales gobiernos en mayoría o coaliciones de gobierno?

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Breve trabajo de investigación comparada entre resultados electorales y sistemas electorales de varios países europeos para dilucidar si favorecen o no los sistemas electorales gobiernos en mayoría o coaliciones de gobierno.

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¿Favorecen los sistemas electorales gobiernos en mayoría o coaliciones

de gobierno?

Asignatura: Ciencias Políticas y de la Administración III

Profesor: Juan Rodríguez Teruel

Grupo 8

Alumnos:

Silvia Giménez Gascón

Cristina Jiménez Tomás

Julio Lleonart i Crespo

Francisco de Borja Tortosa Llopis

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Ciencias Políticas y de la Administración III

Índice:

Introducción pag. 3

Marco Teórico General pag. 3

Marco Teórico Específico pag. 5

Hipótesis pag. 6

Comparativa Sistemas Electorales pag. 6

Análisis de los datos comparados pag. 14

Conclusiones pag. 17

Bibliografía pag. 18

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Introducción:

El siguiente trabajo ha sido realizado en pro de refutación o no de una hipótesis anterior. Los métodos para la configuración del gobierno de cualquier estado son como se ha comprobado muy distintos. Los resultados, por ende, también lo son. Dentro de un marco geográfico acotado a la tradicionalmente denominada “Vieja Europa” se han comparado los diferentes sistemas electorales para averiguar desde una visión práctica y palpable si una determinada configuración de los mismos da como resultado otra determinada manera de distribución del poder. La pregunta es clara. ¿Los sistemas electorales favorecen o no las formaciones de un gobierno en mayoría o una coalición de gobierno?

Sin adentrarnos demasiado en especificaciones teóricas que no vienen al caso sabemos que hay dos tipos “modélicos” de sistema electoral. El proporcional, por un lado, y el mayoritario por otro. La multitud de opciones dentro de un sistema electoral ya sea la barrera electoral o el método de escrutinio harán que ningún sistema sea completamente puro. La traducción de esta última idea es que dentro de los sistemas electorales proporcionales, por ejemplo, existen varios tipos y de una forma resumida se harán constar en el siguiente trabajo. Los países y sistemas electorales usados para esta comparación han sido divididos usando la diferenciación de María José Aubet1 y quedan de la siguiente manera:

Sistemas mayoritarios. Francia (a dos vueltas) y Reino Unido (a una sola vuelta)

Sistemas electorales proporcionales: Luxemburgo, Holanda, Bélgica, Dinamarca y Finlandia.

Sistemas de proporcionalidad moderada: Portugal, Suecia, Austria, Grecia y España

Sistemas mixtos: Alemania, Italia e Irlanda.

Partimos de la base de que aunque sean dos los sistemas “modelo” para centrar nuestro trabajo tendremos que tener en cuenta que son 4 las diferentes versiones de los mismos. Por otro lado cabe destacar que tanto la denominación como el fondo es muy similar ni las características internas ni lo resultados lo son.

Marco Teórico General:

Dado que hemos escogido como tesis inicial de nuestro trabajo de investigación que “Los sistemas electorales favorecen gobiernos en mayoría o coaliciones de gobierno”. Una de las primeras cuestiones en que hemos de profundizar es ¿Qué es un Sistema Electoral? Una forma sencilla de definir un Sistema Electoral sería decir que se trata de un conjunto de principio, reglas, procedimientos técnicos y normas totalmente imbricados, que a su vez se encuentran legalmente establecidos y respaldados. Gracias a este sistema los electores expresan su voluntad en votos, y este sistema los transforma en escaños o poder público. Pero ¿sirve esta simple definición para comprender en profundidad las fuerzas que se conjugan, los conceptos que se utilizan, la complejidad de los diversos sistemas electorales? La verdad es que no.

Dado que los Sistemas Electorales están legalmente establecidos y respaldados, representan un factor institucional de suma importancia que transforma la voluntad de los electores en un determinado gobierno, por ende los Sistemas Electorales representan la distribución de fuerzas que se dan en dicho Sistema Político. Según Nohlen2 No existen sistemas electorales políticamente neutros, es decir, que todo sistema electoral es

1 Ciudadanía y representatividad: los sistemas electorales en Europa, María José Aubet, Barcelona, Bellaterra, 2000

2 Sistemas electorales del mundo, Nohlen D, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1981

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producto de una decisión política y sus efectos buscados están en la linea de conseguir determinadas cuestiones, favorecer a ciertos grupos de presión o de interés social/político y no a otros, conseguir menor o mayor gobernabilidad/representatividad, etc…

Así pues, tratamos una cuestión que no es nada baladí. La elección de un Sistema Electoral concreto u otro, nos ofrecerá un resultado muy diferente dependiendo de su composición. Pero no sólo eso, nos ofrecerá una visión política de cuales son los intereses perseguidos por los diseñadores de dicho Sistema.

Cómo se ha dicho en más de una ocasión los efectos políticos de los sistemas electorales dependen de las relaciones mutuas que se establezcan entre todos sus elementos configuradotes (de ahí la denominación global de “sistema”) y no únicamente de alguno de ellos, como podría serla formula electoral, la circunscripción, etc.. Aunque la configuración de las circunscripciones es importante a estos efectos (Vanaclocha3) siendo un ejemplo perfecto de la mala distribución, exclusión, sobrerrepresentación etc… el llamado “gerrymandering”.

El alemán Nohlen, afirma que los sistemas electorales surgen y actúan en el interior de estructuras sociales y políticas específicas y que las condiciones de su constitución determinan también sus efectos. Añade el autor que cuando cambian las condiciones sociales y políticas, un mismo sistema electoral puede llegar a producir efectos y cumplir funciones diferentes en los procesos políticos, y que, por el contrario, sistemas electorales diferentes pueden llegar a producir efectos similares y cumplir funciones parcialmente comparables en situaciones sociopolíticas distintas.

A tener en cuenta el ejemplo español, la ley que regula nuestro sistema electoral es de 1985. Nos encontramos en el 2011, ha pasado 26 años desde su concepción, las circunstancia sociopolíticas, económicas, culturales, etc… han cambiado continuamente, y el sistema no se ha modificado un ápice. Posiblemente las consecuencias buscadas por los ideólogos de aquel sistema actual, no sean las que ahora imperan, y muy probablemente las consecuencias que se buscan hoy, manteniendo dicho sistema en vigor, no sean las que se buscaban entonces.

No podemos olvidar que en todo sistema político democrático, el objeto de un sistema electoral, el sentido del mismo son las funciones legitimadora, representativa, reclutadora de las élites políticas, productora de dirección política y de socialización política, que son las funciones electorales fundamentales (Juan Hernández Bravo4)

Los elementos que componen el sistema electoral son claves para explicar los resultados electorales posteriores. Y en base a ello podemos hacer un simple balance de los efectos de los sistemas electorales:

1. Todos los sistemas electorales priman a los partidos grandes y perjudican a los menores.

2. La mayor ventaja que otorga un sistema electoral suele beneficiar prioritariamente al primer partido en orden de votación

3. Casi todas las mayorías parlamentarias han sido producto del sistema electoral, más que de la voluntad de los electores

4. Sistema de partidos y sistema electoral se condicionan mutuamente. En este sentido cabe apuntar:

- El escrutinio mayoritario a una vuelta aparece asociado con el bipartidismo.

3 Procesos y sistemas electorales, Vanaclocha Bellver F.J, en Pastor M. (comp.), Ciencia Política, McGraw Hill/Interamericana de España, Madrid, 1989.4 Manual de Ciencia Política, Aguila R. Trotta, Madrid, 2002.

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- Que el escrutinio proporcional aparece ligado con el multipartidismo.- Que dentro de los tipos de escrutinio proporcional los basados en el criterio

de la media mayor, dan respecto de los fundados en la regla del mayor resto.

a. Menor fragmentación del sistema de partidos.b. Menor índice de proporcionalidad en el reparto de escaños.

Marco Teórico Específico:

Centrándonos en las diversas elecciones españolas y en los textos de Antonio Robles Egea5 podemos concluir que desde el inicio de la democracia en España tal y como la conocemos hoy en día no hemos tenido ni un solo gobierno en coalición en el poder central sino que ha habido gobiernos monocolores minoritarios con el apoyo parlamentario de determinadas fuerzas políticas. Un claro ejemplo de ello fue la primera legislatura de Aznar cuando gobernaba el PP junto con el apoyo de CiU de Jordi Pujol, el PNV y los isleños de Coalición Canaria. Este tipo de asociación política poste electoral se llama “Pacto de legislatura”.

Así pues define un gobierno de coalición como aquel gobierno dónde participan distintas formaciones políticas, es decir, un gobierno en el cual hay ministros o consejeros (como en el caso de Cataluña cuando gobernaba CiU) que pertenecen a diferentes partidos políticos. Así se excluye del concepto los “pactos de legislatura” y los pactos esporádicos post-electoral explícitos o implícitos. Por consiguiente tenemos que diferenciar claramente entre gobiernos en coalición, gobiernos monocolores con un pacto de legislatura y gobiernos monocolores con pactos coyunturales.

Antonio Robles destaca que hay que tener en cuenta las dos principales variables de las teorías formales para saber qué elementos influyen en la formación de coaliciones. Estos son la aritmética parlamentaria y el factor ideológico. Aún así habrá que tener en cuenta algunas dimensiones, de todas ellas la dimensión que más nos interesa es la segunda, la dimensión electoral. Comenta que los elementos que configuran los sistemas electorales intervienen decisivamente en la composición parlamentaria, en la composición de parlamentos más o menos fragmentados y, en consecuencia, en la formación de gobiernos de coalición. La siguiente idea es lapidaria. Dice que un sistema electoral con una fórmula proporcional junto con una circunscripción electoral única y una barrera mínima baja puede generar fragmentación parlamentaria dificultando así la obtención de grandes mayorías parlamentarias y, por consiguiente favorecer la presencia de gobiernos en mayoría.

Se desprende pues que un sistema electoral determinado entendiendo este como el conjunto de principios, normas, reglas, procedimientos técnicos enlazados entre sí, y legalmente establecidos, por medio de los cuales los electores expresan su voluntad política en votos que a su vez se convierten en escaños si que genera las suficientes consecuencias como para favorece o no la formación de coaliciones de gobierno y por ende la formación o no de mayorías parlamentarias. De todas formas no podemos, a la vista de lo leído, determinar que solo el sistema electoral tiene estas consecuencias. Será necesario, pues, el estudio de las dimensiones antedichas.

Antonio Robles llega a la conclusión que una teoría de las coaliciones ha de examinar necesariamente los vínculos que existen entre las elecciones de los políticos tal y como ellos lar perciben y las estructuras sociales, políticas y culturales determinadas históricamente que es lo que da sentido a aquellas percepciones. (Lubbert6). Pero esto nos

5 Coaliciones políticas y gobernabilidad, Jordi Matas (ed.), Antonio Robles... [et al.], Barcelona, Institut de Ciències Polítiques i Socials, 20006 A Theory of Government Formation, Lubbert G.M, Comparative Political Studies 17, 2/1984, p. 235-249

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lleva a analizar concretamente al sistema político como la principal clave en la formación de coaliciones. La formación de estas coaliciones está muy condicionada a priori por el sistema político en general y los subsistemas específicos del mismo. El tipo de régimen democrático multipartidista será la clave para el arco en la influencia del sistema sobre la formación de dichas coaliciones.

Estudia cuatro ámbitos que son: la legitimidad del sistema, las instituciones, el sistema de partidos y el que nos interesa que es el sistema electoral. De este destacan los trabajos de Duverger, Rae, Lijphart y Sartori que destacan las consecuencias que las leyes electorales tienen para el conjunto del sistema político. Las leyes también afectan a la formación de coaliciones tanto antes como después de los comicios electorales ya que las coaliciones son favorecidas, como ya se apuntaba antes, por sistemas de escrutinio que distorsionen la representación a favor de candidatos mayoritarios. El resultado electoral mediatizado por la aplicación del método de escrutinio y otras variables (antes comentadas) ofrecen un inmediato panorama de futuras coaliciones siempre que hayan obtenido representación más de tres partidos, hecho frecuente en las democracias parlamentarias europeas.

Antes de centrarnos en el estudio comparado de resultados electorales y sistemas electorales nos hemos planteado tres Hipótesis que pretenderemos refutar con los resultados del estudio.

Hipótesis 1: “El tipo de sistema electoral influye en la formación o no formación de coaliciones de gobierno ya que afecta directamente a la necesidad de los partidos de formarlas para poder gobernar.”

Hipótesis 2: “Dependiendo del tipo de sistema electoral la necesidad de coaligarse varia lo que influye en la necesidad de formar coaliciones con partidos políticos más o menos representados, es decir, con más o menos escaños.”

Hipótesis 3: “El tipo de sistema electoral influye en la formación de sistemas de partidos políticos bipartidistas o pluripartidistas ya que afecta directamente a la polarización.”

Para comprobar la veracidad o no de las anteriores hipótesis formuladas queremos detenernos en una breve comparativa entre diversos Sistemas Electorales basándonos en el libro de Manuel Martines Sospedra7. Utilizaremos también para este estudio comparado los datos de las elecciones electorales realizadas en diversos Estados Europeos, lo que nos permitirá finalmente llegar a unas conclusiones concretas.

Comparativa Sistemas Electorales:

Sistemas electorales Proporcionales:

Luxemburgo: En este país es obligatoria votar así que la cantidad de electores no representados es ínfima, además el elector luxemburgués puede cambiar prácticamente todo el orden de las listas. Este es el único que tiene voto pluripreferencial y la posibilidad del Panachage (Aquí puedes elegir nombres de distintas listas). Este país se divide en 4 circunscripciones en las cuales se otorgan 23, 21, 9 y 7 diputados. El elector puede votar tanto a una lista completa (se asume que acepta el orden de los nombres de la misma) o a 21 personas diferentes con independencia que estén en la misma lista. El peso pues de los partidos es mínimo incluso estos no tienen personalidad jurídica así que no obtienen subvenciones del estado. El índice de proporcionalidad lo consigue de la obligatoriedad del voto y de la barrera electoral baja. El resultado, por extraño que pueda parecer, no es un parlamento fragmentado sino que es un parlamentarismo moderado. Concluye diciendo

7 Sistemas electorales: Un estudio comparado, Manuel Martínez Sospedra, Joaquín J. Marco Marco, Ainhoa Uribe Otalora, Valencia, Tirant lo Blanch, 2007

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que para poder legislar las fuerzas políticas tienen que hacer pactos postelectorales que pueden durar incluso meses.

Holanda: Este país tiene un sistema electoral puro o integral ya que el estado es la única circunscripción. Generalmente un 13% de los votos son un 13% de los escaños. Si a esto le añadimos una barrera electoral muy baja (En torno al 0,67%) obtenemos una proporcionalidad casi absoluta. La Fórmula Hondt casi no tiene repercusiones ya aquí quedan pocos restos que repartir. Cabe reseñar que el parlamento es de 150 diputados y la cámara alta tiene 75 diputados. Este sistema favorece la pluralidad de candidaturas pero también favorece el alejamiento del elector hacía el representante ya que puedes estar votando a un diputado de “otro circunscripción”. Hay una gran proporcionalidad y, por lo tanto, se genera un multipartidismo de las fuerzas del parlamento. Ralentiza, pues, la formación de mayorías y las coaliciones de gobierno. Holanda es conocida por sus crisis de gobierno y por la dificultad para formarlos.

Bélgica: Este sistema presenta similitudes con los dos anteriores países: proporcionalidad, topes electorales bajo y el voto preferencial. Aquí los porcentajes de votos se suelen traducir por similares porcentajes de escaños. Añade la problemática de la división estatal entre Flamencos y Valones, la división entre católicos, protestantes y laicos y entre propietarios y trabajadores. La principal diferencia que establece es que Bélgica es no es un estado unitario sino federal, hecho que condiciona y mucho es sistema electoral. Además este es un sistema federal de doble división. Divide territorial y lingüísticamente la población y el estado en tres comunidades autónomas: Valonia, Flamenca y Bruselas bilingüe. Al igual que sucede en los otros países muchos elementos del sistema hacen de la proporcionalidad una realidad así que las coaliciones y pactos se suceden tras las elecciones.

Dinamarca: Este es un estado unitario con dos territorios autónomos: Las islas Feroe y Groenlandia. Estos dos territorios tienen parlamentos autónomos y poseen 2 escaños (de 179) fijos en el parlamentos danés. El sistema electoral está montado de una forma muy similar que los anteriores países y, por lo tanto, sus efectos son similares. El Danés sabe que por pequeño que sea el partido de su elección tiene muchas posibilidades de que obtenga representación parlamentaria. Lo que diferencia a este país de los anteriores es que la necesidad de pactos postelectorales no conduce a crisis de gobierno ya que este tiene un modelo político estable y un funcionamiento democrático muy apreciado por la población.

Finlandia: El caso de este país es interesante porque fue el primero en establecer el voto femenino y es un país joven ya que es un estado independiente solo desde 1917. Es una república semi-presidencialista como el caso de Francia y tiene una sola cámara compuesta por 200 diputados. El sistema elegido es el sistema proporcional con voto preferencial y como ocurre en los otros países el parlamento está fragmentado. Una formación política que obtenga un poco más de 1% de los votos puede obtener representate parlamentario. Este hecho dificulta el acuerdo y como concluye la autora, las negociaciones son largas a la hora de pactar coaliciones electorales.

Sistemas mayoritarios a dos y una vuelta (respectivamente):

Reino unido: Este es el típico sistema de mayoritario uninominal a una sola vuelta, único en toda Europa pero el preferido en el mundo anglosajón. Este es un voto directo y personal confiere al representante una legitimidad directa y mayor que cualquier otro sistema electoral. El resultado de las votaciones arroja un un importante desproporcionalidad entre votos y escaños ya que el representante que más votos tenga se lleva el escaño. Aquí no importará que el segundo candidato haya tenido tan solo 10 votos menos. La proporcionalidad no es una prioridad. Prima aquí la relación directa con “su”

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representante, el saber cómo y dónde localizarle o la inmediatez de su designación. Este tipo de sistema favorece al voto útil y al bipartidismo ya que si tu elección es votar a un tercero corres el riesgo de perder tu voto, o peor aún, ayudar al candidato rival. El gobierno saliente no tendrá la necesidad de negociar pactos ni coaliciones con otras formaciones políticas.

Francia: La república francesa es el paradigma de republica semipresidencialista y de estado unitario. El sistema electoral francés presenta tres grandes diferencias respecto al británico.

1º: Como sistema semipresidencialista hay además de las elecciones legislativas unas elecciones presidenciales.

2º: Es el modo de escrutinio. Este sistema mayoritario es a dos vueltas

3º: En este país el senado a diferencia de la cámara alta británica tiene un papel legislativo y también representativo de los departamentos y cargos locales.

Aquí importan más las personas que los partidos. La escasa presencia de independientes demuestra en la asamblea francesa la dificultad de presentarse por libre sin un partido que te respalde. El sistema dos vueltas adolece de la necesidad de asegurar mayorías pero también de obtener más información. Esta será: a quién prefieren los electores, cual es el peso real de cada candidato y de cada fuerza política. En la primera vuelta (el primer domingo) hay tantas papeletas como candidatos se presenten y obtienen escaño los que logren la mayoría absoluta de los votos. Los resultados ese primer día reflejan la fuerza relativa del candidato y cabe destacar que es poco frecuente que un candidato saque ese 50,1%. Pasan a la segunda vuelta quienes hayan conseguido el 12,5% de los votos de esa circunscripción y el 5% a nivel nacional. Esta barrera, la más alta de Europa obliga a unirse y a llegar a acuerdos antes y de cara al segundo domingo. En la primera vuelta el electorado vota con el corazón y en la segunda y definitiva ya vota con la cabeza. En el segundo domingo que votaciones se obtiene el escaño con solo la mayoría simple de los votos.

El ciudadano francés tiene una ventaja indudable y es que entre las votaciones se hacen públicos todos los acuerdos y las coaliciones entre partidos y candidatos de modo que en la segunda vuelta todo el electorado sabe quién apoya a quién y su programa electoral. Ahora el voto será doble: El voto de apoyo o rechazo al candidato pactado y el voto de apoyo o rechazo a esos pactos. Todas las alianzas pues se hacen de cara al público y, por lo tanto, el transfugismo es imposible.

La principal aportación de este sistema es que evita la fragmentación del parlamento pero preservando la pluralidad ideológica. La barrera del 5% nacional tiene efectos devastadores en lo que se refiere en cuanto a la igualdad de los sufragios ya que produce una gran desigualdad entre votos y escaños. Eso si, el sistema cumple la tarea encomendada: crea mayorías para gobernar, permite la supervivencia de los partidos extraparlamentarios y da al elector la última palabra en materia de pactos y coaliciones.

Por otro lado, están las elecciones presidenciales que también son a dos vueltas. El presidente goza de una enorme legitimidad y unas prerrogativas más amplias: puede nombrar y destituir al primer ministro, disolver la asamblea o nombrar a algunos miembros del tribunal constitucional, entre otros. La elección es cada 7 años así que se puede dar la circunstancia que el presidente sea da un color distinto al del parlamento, se produce pues una cohabitación forzosa que puede llevar a tensiones. Se puede dar la circunstancia curiosa en Francia que un partido de derechas pueda estar apoyando a uno de izquierdad para impedir que un tercer partido (que ha pasado a la segunda vuelta) pueda hacerse con la presidencia.

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Sistemas de proporcionalidad moderada:

Países como Suecia, Austria, Grecia, Portugal y España han elegido un sistema electoral de base proporcional pero corregido para soslayar el riesgo de parálisis legislativa y potenciar la función del poder ejecutivo. Así se podría decir que estos pretenden conjugar proporcionalidad con estabilidad. Estos países tienen tres características comunes: Menos partidos en el parlamento, una clara tendencia a primer a las dos principales fuerzas políticas situándolas al borde de la mayoría absoluta y un reforzamiento del poder ejecutivo.

Portugal: Esta es una república semipresidencialista de tipo unitario con un solo parlamento de 230 diputados y las Azores y Madeira tienen parlamento propio. Pese a ser estado unitario no hay demanda social de más descentralización. Para formar parte de un grupo de electores o de un partido son necesarias 5.000 firmas y además se prohibido fundar partidos confesionales, nacionalistas o fascistas. Por otra parte, asistir a la asamblea es obligatorio y está prohibido que los diputados se cambien de grupo parlamentario. La diferencia es que es un sistema proporcional sin listas, solo puedes mostrar preferencia por un partido excepto en las presidenciales que si puedes elegir a un candidato. El ejercicio del sufragio es pasivo ya que se da un “cheque en blanco” a los partidos. No se podrá exigir responsabilidad a sus “representantes” porque no se sabe quienes son. Portugal, al igual que España son los únicos países sin voto nominativo o preferente. El ante dicho cheque en Blanco es una de las razones porque las que se quiere cambiar el sistema electoral, reforma pendiente desde 1998. Otro gran problema de Portugal es la desmotivación del electorado. En los referendos de 1998 y 1999 la abstención se cifró en el 70%.

No tiene topes electorales pero aún así las elecciones dan 3 o 4 partidos en el parlamento así que este es un sistema multipartidista pero moderado. Este hecho hace bastante complicado la generación de mayorías absolutas y produce casi siempre gobiernos en coalición. La apuesta por la proporcionalidad se ve dañada por el método D´Hondt y las circunscripciones desiguales.

Al igual que en Francia hay elecciones diferentes ya sean legislativas o presidencialistas y al igual que en Francia los problemas sobrevienen cuando el presidente es de un signo y la cámara de otro. De igual forma el parlamento se vacía de contenido cuando tanto el presidente como la cámara son del mismo signo.

Suecia: Este país es una monarquía parlamentaria que compagina un estado unitario y un parlamento unicameral. De acuerdo con una antigua tradición los municipios, las provincias y los Län tienen un alto nivel de autofinanciación y autogobierno. Podemos decir que este país tiene un estado del Bienestar muy avanzado y una sólida cultura política. Este fue el segundo país en abandonar el sistema mayoritario para acogerse al proporcional. Dentro del sistema proporcional Suecia ha probado diversas modalidades hasta que el 1995 incorporó lo posibilidad del voto preferencial voluntario aunque su influencia es escasa. El mismo día (el tercer domingo de septiembre) se vota a todas las elecciones: Las legislativas, las locales y provinciales. Para cada nivel disponen de tres posibilidades. Papeletas a favor de un candidato, papeletas a favor de un partido y papeletas de voto en blanco. Llama la atención el estrecho margen de decisión que deja en manos de la ciudadanía: trabas para las candidaturas independientes, voto preferencial tardío y efectos limitados. Además hay que añadirle un tope del 5% nacional y un 12% de la circunscripción. Con el mismo sistema de escrutinio pero distinta barrera electoral Dinamarca tiene 10-12 partidos y Suecia 5-6. Pero esas limitaciones se reequilibran con un una baja tasa de abstención y unos escaños de “ajuste” que hacen que al final apenas se pierdan votos o se altere la relación entre escaños y votos obtenidos. Estos escaños de ajuste sirven para corregir la desproporcionalidad y el peso desigual de los votos. Como en

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Dinamarca la distribución de escaños se hace en dos fases: La primera se distribuyen los 310 escaños fijos asignados previamente en circunscripciones y este se realiza en función de los votos obtenidos dentro de un tope electoral del 12% y la segunda fase consta de la asignación de los 39 restantes. Este, a diferencia de los otros 310 se reparten a todos aquellos partidos que a nivel nacional hayan obtenido más de un 4% de los votos. Estos son los denominados escaños de “ajuste”. Cuando ya se sabe el número de escaños que obtiene cada partido se repartes mediante listas ( y la Fórmula Saint- Lague) pero si un candidato ha obtenido el 8% de los votos preferenciales de su circunscripción, cosa nada fácil, entonces su elección está asegurada.

La diferencia de este sistema es que el elector conoce a los candidatos ya que si elección se ha hecho de una forma abierta donde participan militantes, simpatizantes y electores. Los votantes sabes que votar a los cinco partidos tradicionales (socialdemócrata, centrista, liberal, conservador y comunista) su voto no se perderá. Más dudosa es la influencia de los votos a partidos minoritarios como los verdes o los democristianos. Lo que los electores no pueden saber es el color de su gobierno pero tienen una pista. Desde la Primera Guerra Mundial siempre ha dominado la socialdemocracia. Este sistema no asegura la mayoría absoluta pero si que se ha dado el caso (en 1945-1951, 1957- 1976 y en 1982-1991 hubo gobiernos monocolores). Por ejemplo, en 1994 la socialdemocracia obtuvo el 45% de los votos pero no pudo gobernar sola, en otros países como España, Grecia o Portugal este porcentaje le hubiera valido la mayoría absoluta. De ahí que el elector sueco espere siempre un gobierno en coalición de al menos dos partidos. Acepta, además que el programa que él ha votado no podrá aplicarse en toda su integridad.

La peculiaridad del modelo sueco es la gran estabilidad, la austeridad (se hacen las tres elecciones el mismo día) y el dominio absoluto de los partidos. Este sistema monopolístico se relativiza y se humaniza cuando sabemos que la militancia y la afiliación son de las más altas de Europa.

Austria o la gran coalición: Austria es una república federal son Parlamento bicameral. Se trata de un federealismo de baja intensidad ya que su “fragmentación” vienen de la división de un imperio, no de una unión de feudos o de estados independices. El presidente de la república, además, no es una mera institución simbólica sino que ejerce el poder ejecutivo elegido por sufragio directo. Algunos dicen que es el sistema más proporcional del mundo (un 99% según Cotteret) pero examinado más de cerca el caso no parece tan claro. Austria cuanta con el voto obligatorio en tres länders pero muchos votos se quedan sin representación. Esto sucede porque las circunscripciones son desiguales y el tope electoral es del 4%. Se trata de un sistema electoral complejo y excluyente para pequeñas formaciones y candidaturas independientes. Entre los claroscuros está el voto preferencial poco operativo y la presencia de do tipos de listas: Las listas que se presentan por cada län (Landerspartieliste) y las que se presentan por cada circunscripción. Se puede expresar el voto preferencial de tres formas:

1º: Voto a la lista al completo respetando el orden de la mismas

2º: Expresando la preferencia por un candidato (solo lo usan un 1% del electorado)

3º: Puedes escribir en un espacio vacío en nombre de un candidato Landerspartieliste

Los escaños se tribuyen en dos fases y según métodos diferentes: Los escaños se repartes por el método: Hagenbach-Bischop. Los partidos que hayan obtenido al menos un escaño participan en el segundo reparto de escaños que se atribuye por el método D´Hondt. Es un sistema de criba que junto con una barrera del 4% beneficiando a los dos partidos principales (El socialdemócrata y el Popular).Para obtener un escaño de estos dos partidos se necesitan 24.000 y 26.000 votos y para uno del cuarto partido se necesitan 60.000. La

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consecuencia política más destacable es lo que se ha denominado la supremacía de los dos partidos y medio. Los dos partidos principales y hasta hace poco un tercer partido pequeño han monopolizado la vida política hasta 1999.En 1994 entraron los verdes y la extrema derecha que en las elecciones de 1999 se erigieron como la segunda fuerza más votada rompiendo con la tradición de casi medio siglo. Otra consecuencia es que ningún partido obtiene la mayoría para gobernar en solitario y la novedad (respecto a lo ya estudiado) es que las alianzas no se pactan entre uno de los grandes partidos y el tercero sino entre los dos partidos mayoritarios. La gran coalición ha aportado mucha estabilidad política pero ha hecho desaparecer la alternativa política. El gobierno es muy representativo de toda la población pero bien es cierto que la oposición es estéril y deja poco espacios para el presidente de la República.

Esta realidad constituye un terreno abonado a la desafección ciudadana e incluso a los corrientes antidemocráticas. El partido de extrema derecha ha recogido esta agua revueltas y además la abstención no para de crecer. Se podría decir que todo o casi todo está decidido antes de las elecciones.

Grecia o la desigualdad del voto: Junto con España este país sufre una alteración importante de la proporcionalidad y la igualdad de votos. Este sistema opera en el sentido contrario a la proporcionalidad y altera el lema de “una persona, un voto”. Esta es una república típicamente unitaria y centralizada. Tiene un parlamento de 300 diputados y no hay partidos regionales en la cámara. La proporción estima es de 28.000 votos/1 escaño. El efecto combinado de estado unitario, parlamento unicameral y la posibilidad de tres votos preferenciales hace que las relaciones con el elegido sean muy directa, casi tanto como en un sistema mayoritario. El voto es obligatorio lo que favorece la proporcionalidad pero existen dos dispositivos que neutralizan esta ventaja. El sistema estipula un 3% de tope electoral y existen 12 escaños reservados para los dos grandes partidos (no elegidos por sufragio popular). En el parlamento griego hay 4-5 partidos representados y dos de ellos están “primados” por el propio sistema. Estos dispositivos producen un sistema casi tan bipolar como el inglés ya que el 90% de los escaños están divididos entre los dos grandes partidos. El voto preferencial el elector confecciona parte del orden de la lista y hace que un candidato mal colocado pueda obtener un escaño lo que le confiere una mayor legitimidad que en otros sistemas.

Sistema mixtos:

Los sistemas mixtos en Europa se pueden ver en Alemania, Italia y de manera peculiar en Irlanda. Este sistema combina las ventajas del sistema mayoritario y del sistema proporcional. No hay un sistema mixto paradigmático pero podemos decir que el emblemático es el de Alemania. Países como España o Portugal han querido imitarlo con dispares resultados.

Alemania: Esta es un república federal desde hace poco tiempo (1990) y es el estado federal por excelencia en Europa. Cuanta con la presencia de varios parlamentos regionales (Länder) y un parlamento central. Dentro de este sistema no hay partidos nacionales ni regionales a excepción del partido bávaro. Este es un sistema mixto a medio camino entre el mayoritario y el proporcional. El elector puede emitir dos sufragios. El primero, de tipo mayoritario lo usa para elegir un candidato de su circunscripción y el segundo, de tipo proporcional, se usa para marcar su preferencia a un partido en el Länd. El resultado es que la mitad de los escaños de la cámara baja se atribuye por el sistema uninominal mayoritario a una vuelta y la otra mitad por el sistema proporcional. El primer voto designa directamente vencedor al candidato más votado mientras que el segundo cuenta para establecer el porcentaje final de votos para cada partido a nivel de Land y del Estatal. Aquí es posible el “panachage” (El elector pueda elegir en el primer voto a un partido verdad y en el segundo a partido liberal). En el cado de que el recuento final un

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partido haya obtenido más votos directos (mayoritario) que votos de lista (proporcional) conserva esos escaños de más en cuyo caso la cámara tendrá más diputados que los inicialmente puestos. En 1994 la cámara tuvo 672, frente a los 656 previstos. La atribución de escaños se hace según el método Hare/Niemeyer. El tope electoral es del 5% lo que ha tenido como consecuencia más directa que ha dejado fuera del parlamento a los partidos pequeños. Esto supone un freno al multipartidismo pero ha garantizado gobiernos, de coalición, y parlamentos sumamente estables. En 1961 y en 1983 solo tres partidos obtuvieron representación parlamentaria. Este sistema ha dejado fuera al partido de los verdes durante mucho tiempo. Los votos que gracias a este tope quedan fuera de la representación pueden llegar al millón y medio y si lo sumamos a los casi 12 millones de electores que no votan suman 14 millones de ciudadanos sin representación paramentaría. De modo que alto tope electoral, la abstención y la regla D´Hondt restan proporcionalidad al sistema.

El sistema mixto ha impedido que un partido obtenga la mayoría absoluta y esté obligado a depender de un tercero para gobernar. Esto ha traído una traducción inesperada: un partido con mayoría relativa de votos puede no estar en el gobierno si el partido bisagra pacta con el otro partido en lucha. Así pues, si el ciudadano no sucumbe a la tentación del voto útil puedo que su voto al tercer partido pueda estar dentro de la coalición del gobierno.

Ventajas del sistema alemán:

Este pretende conciliar la equidad en la representación con una composición humana del parlamento que refleje sus afinidades. El elemento mayoritario asegura gran estabilidad política y otra ventaja añadida al sistema es la amplia democratización del fuero interno de los partidos lo que equivale a una renovación del personal parlamentario. Hay que añadir que el Tribunal constitucional prohibió que el estado financiara a los partidos por lo que estos deben apoyarse más en la esfera social que en la estatal para conseguir dinero para sus campañas. Aún así eso no ha evitado la creciente desafección del electorado

Desventajas del sistema alemán:

La principal es el alto tope electoral, del 5%, lo que distorsiona la proporcionalidad y que la mayoría del electorado desconoce que el voto más importante es el segundo. En el primero solo cuenta si el candidato ha obtenido la mayoría relativa de los sufragios de su circunscripción. Por último, cabe destaca otra desventaja y es que el sistema otorga un fuerte poder al Canciller, al gobierno y al Tribunal constitucional en materias políticas que no pasan por debate parlamentario. La imposibilidad de cesar a un gobierno permite que un canciller siga gobernando en minoría y que el control del gobierno sea difícil.

Italia: Italia es una república parlamentaria y un estado unitario que desde 1998 conoce cierto grado de descentralización e incluso autonomías políticas y administrativa a determinadas regiones. El parlamento es de dos cámaras y no hay tradición regionalista con la salvedad de las malas relaciones del norte con el sur. Este país es conocido por décadas de crisis de gobiernos sucesivas y por ese motivo quiso dejar atrás esa cultura de multipartidismo incontrolado. En 1992 y 1994 se adoptó por referéndum un sistema mixto que en realidad es un sistema mayoritario corregido. El 75% de los diputados se eligen según escrutinio mayoritario (475 diputados y 232 senadores) y el 25% restante por el proporcional (155 diputados y 83 senadores). La barrera es del 4% y la primera parte de la elección es para designar a un candidato y la otro (la proporcional) es para elegir una lista de partido. Es interesante el abandono del sistema proporcional que, como no, ha traído consecuencias. La primera fue la desaparición del poderoso partido de la democracia cristiana y el triunfo de la izquierda. La segunda consecuencia es el descenso espectacular del porcentaje de mujeres en el parlamento y la tercera es el abandono del

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voto obligatorio y la aumento de la abstención.

Entre las ventajas nos encontramos que este cambio ha traído mayor estabilidad política, la recuperación del voto directo a personas concretas y una tendencia clara a la bipolaridad. Las coaliciones ya no se pactan después de las elecciones sino antes de ellas con el propósito de presentar dos bloques electorales capaces de cada uno de asegurarse la mayoría suficiente para gobernar. La doble papeleta que los ciudadanos italianos tienen en la mesa el día de las elecciones ha permitido mostrar por primera vez que hay más votos mayoritarios que proporcionales. Otra ventaja es la posibilidad, gracias a la cuota de proporcionalidad, que ofrece el sistema para que los distintos partidos que forman una coalición electoral conserven su autonomía durante la legislatura sin tener que diluirse en un partido mayor. Aún así el nuevo sistema ha decepcionado ya que a aumentado la abstención y los votos nulos y en blanco. También hay que decir que el componente mayoritario opera solo parcialmente ya que no aporta la ventaja deseada: Gobiernos a prueba de crisis. Por un lado los diputados elegidos directamente están legitimados pero los elegidos por las listas no lo están tanto, así que se desacredita la institución y el nuevo sistema. El nuevo sistema tampoco ha acabado con el clientelismo y tampoco facilita las candidaturas independientes.

Irlanda: El voto único transferible Debemos recordar que Irlanda es aún una república mutilada con una historia dramática detrás. Este problema de sobra conocido ha condicionado el devenir político de la isla. Este país establece un ejecutivo dual: un jefe de estado y un presidente de la república. Este es elegido por 7 años y por, como no, sufragio universal. Irlanda es un estado unitario con un parlamento bicameral pero su cámara alta no es de representación territorial sino socioprofesional. La componente universidades, intelectuales, el mundo de la cultura, del comercio etc... La constitución no renuncia a una futura unificación de la isla y hace de la iglesia católica la religión oficial del Estado.

Lo que más interesa del sistema irlandés es el sistema electoral “de representación proporcional mediante el voto único individual y transferible”. Pese a definirse como un sistema proporcional muchos autores lo consideran una variable del sistema mayoritario.

En este país puede presentar su candidatura cualquier ciudadano mayor de 21 años que efectúe un desembolso de 300 libras. Estas facilidades las representa el elevado número de candidaturas independientes que hay en el espectro electoral. En la papeleta se indica por orden alfabético el listado de los candidatos además de su domicilio y de su profesión. Este es un hecho interesante si lo comparamos con el sistema Español.

La originalidad de este voto es la transferibilidad del voto. El voto puede ser transferido a otro candidato según sus preferencias. El sistema es el siguiente. El elector hace un listado de preferencias. (El primer voto a este candidato, la segunda preferencia a este otro candidato y así sucesivamente). Se podría decir que el elector piensa que doy mi voto a al candidato B, pero si B ya no lo necesita, porque ya tiene suficientes votos para salir elegido) se lo doy a C, si C tampoco los necesita se lo doy a H). La única pega es que debido a la complejidad del voto este debe hacerse a mano y es, por lo tanto, un proceso lento.

Una de las ventajas de este sistema de votos es que el hecho de que sean candidatos individuales y no en listas cerradas favorece una relación directa entre el ciudadano y el elector y favorece la representatividad del parlamento. Además se puede decir que las elecciones en Irlanda son una auténtica acción de masas. El ciudadano pues desempeña un papel muy activo.

Este sistema tiene consecuencias importantes en lo que a la democracia se refiere. Este amortigua la arbitrariedad y la omnipotencia de los partidos a favor de los candidatos individuales, facilita la cultura de los candidatos independientes y ayuda a la supervivencia

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de los candidatos “indisciplinados”.

Siendo un sistema de representación proporcional este no propicia las mayorías absolutas sino un multipartidismo moderado que pivota en un gran partdido, el Fianna Fail. La incógnita será con cual partido formará una coalición. Pero, aún así, son coaliciones muy estables.

Análisis de los datos comparados:

Una vez analizados los resultados electorales de distintos países en función a las características del sistema electoral tenemos la obligación profesional e incluso moral de poder descifrar algunas regularidades que se suceden dependiendo del sistema electoral que nos encontremos. Y sobre todo en lo que respecta a nuestro análisis de estudio: las coaliciones de gobierno.

Sistemas proporcionales

Los sistemas electorales denominados proporcionales, ya sea porque sus listas permiten una mayor elección o porque la representación de los partidos en porcentajes corresponda al mismo porcentaje de los escaños obtenidos, tienden a una mayor acción de coalición. Si observamos el caso concreto de Holanda, en el que el número de porcentaje de votos es el mismo que el de escaños a obtener, observamos que no existe un partido que predomine ante otro. Es más no existen dos partidos que por pocos escaños no obtengan la mayoría absoluta y solo se vean en la necesidad de pactar con pequeños partidos. En este caso la proporcionalidad hace que como mínimo haya tres partidos que obtienen casi la misma representación. Lo que provoca que tengan una mayor acción de coalición y que la igualdad a la hora de valorar el voto del ciudadano sea efectiva. Valiendo lo mismo independientemente del lugar donde uno se encuentre. Una vez visto los resultados las coaliciones o mejor dicho pactos se dan una vez sabidos los resultados. Hecho que nos lo proporciona el ver que no hay una fuerza política que sobre salga a las demás. Si la coalición hubiera sido antes de las elecciones la fuerza de dos partidos, como mínimo, en coalición hubiera proporcionado una victoria sobrada a tal coalición. Por lo que una vez los partidos se presentan de manera independiente las coaliciones se dan para obtener mayoría absoluta. De todos modos no es necesario hacer una colación porque con un simple pacto en el que uno de los partidos con mayor representación apoye a otro la envestidura de presidente se haría efectiva. De todos modos, y como veremos más adelante, en sistemas representativos las coaliciones o los gobiernos compartidos son más comunes y por eso los partidos se preparan para ello teniendo a una mayor disposición a la hora de negociar el futuro gobierno de unas elecciones donde no ha ganado nadie pero si se ha representado la voluntad popular. En inconveniente que puede surgir es los problemas de estabilidad de un gobierno donde dos o incluso tres ideologías deben aunar sus fuerzas y alejar sus diferencias para formar gobiernos estables.

Sistemas mayoritarios.

Los sistemas mayoritarios a priori tienen uno de los objetivos más importantes que hay, pero a la vez dependiendo de dónde se aplique pueden ocasionar desigualdades. Su objetivo principal es la estabilidad de gobierno. Por eso en los países donde se disfruta de este sistema electoral los gobiernos son más sólidos y menos plurales. Ya que la ideología del partido ganador es la que impera durante todo su gobierno. Si observamos el caso de Reino Unido observamos que hay un partido que obtiene un número de escaños muy superior si lo comparamos con el segundo partido que más escaños ha obtenido. Aunque son muchos los factores que llevan que un sistema mayoritario dé a luz a estos resultados la clave se puede encontrar en la distribución de los distritos de manera uninominal entre otras cosas. Por lo que parece ser que este país este condenado a un sistema en el que uno

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gana por goleada y los otros solo le dejan que se luzca. Ahora bien en las últimas elecciones realizadas la diferencia entre el primer y segundo partido no fue tan abrumadora. Dato que nos enseña que un sistema electoral condiciona pero no determina. Ya que la variable de la cultura política y el comportamiento electoral en ocasiones juegan un importante papel. De todos modos no es análisis de nuestro estudio. Lo que si podemos analizar es que un sistema mayoritario no crea muchos mecanismos para la acción en coalición como puede pasar con los sistemas proporcionales. Por lo que un caso como el acontecido en las elecciones de 2010 en Reino Unido puede poner en jaque el juego político de los partidos debido a su ineficacia por negociar y obtener un pacto pre electoral para formar gobierno. Por el momento parece que existe un pacto que atendiendo al tiempo parece cada vez más débil y se empiezan a olvidar de aquellas cosas que les unían y les empujó a la coalición para formar gobierno. No es culpa de los partidos ni tampoco de lo mucho o lo poco que se acerquen sus ideologías. Sino más bien de la falta de mecanismos que un sistema mayoritario proporciona a los partidos que juegan en él para relacionarse con el resto de los partidos y encontrara puntos en común. En definitiva un partido mayoritario proporciona estabilidad y gobierno largos y con una línea muy definitiva y la no necesidad de plantearse ninguna coalición ni antes ni después de unas elecciones. Pero a la vez en el caso de que otras variables que no son objeto de nuestro análisis provoquen que el sistema mayoritario no funcione como es debido (obteniendo mayoría absoluta en número de escaños el primer partido) y que los partidos se vean obligados a formar coaliciones para que se cree un gobierno. Provoca que los partidos no sepan cómo actuar y que los gobiernos sean muy difíciles de formar de manera consensuada y puedan llevar a cabo su programa político debido a que el apoyo que se le proporciona no es de su partido sino de otro que se ve desbordado por la situación de encontrarse ante un gobierno que no tiene el respaldo de la mayoría de los ciudadanos como siempre había pasado antes.

Sistemas proporcionales corregidos

Los sistemas electorales proporcionales pero corregidos son aquellos que buscan una proporcionalidad entre el número de votos y el número de escaños a conseguir pero que a la vez pretenden hallar una estabilidad democrática parecida a la de los sistemas electorales mayoritarios. Nuestra apuesta inicial se basaba en demostrar que este tipo de sistemas electorales siguen una tendencia al bipartidismo. Por lo que no ocurre como en los sistemas mayoritarios que es uno es que obtiene la mayoría de los escaños. Pero tampoco ocurre como en los sistemas proporcionales en el que el número de escaños es igual al porcentaje de votos obtenidos. Si analizamos los resultados empíricos España se engloba dentro de este tipo de sistemas electoral. La tendencia a seguir es la concentración de los escaños en dos grandes partidos. Sin embargo, no se puede afirmar con gran rotundidad que uno de los dos partidos haya obtenido mayoría absoluta en todas las ocasiones. De todos modos si no la ha obtenido los escaños que les faltaban eran pocos. Por lo que en este tipo de sistemas cuando la mayoría absoluta no se da se abre el margen de negociación con los partidos minoritarios pero necesarios para obtener esa mayoría absoluta. No podemos hablar que el sistema proporcional corregido en este toi de ocasiones favorezca las coaliciones. Porque no se pueden denominar de tal manera. Suelen ser pactos de legislatura en el que el partido minoritario acepta apoyar el programa político y la formación de gobierno del partido mayoritario a cambio de una serie de concesiones de su propio partido. Pero, aparte de esto, la relación entre ambos partidos deja de existir. Por lo que, no se obligan a establecer un nuevo programa político conjunto adoptando medidas conjuntas y mostrándose a las sociedad y al resto de partidos como uno solo, por lo menos, durante esa legislatura.

En definitiva los sistemas proporcionales corregidos tienden a un bipartidismos que inicialmente, en el caso español, obtenía resultados de mayoría absoluta por parte del

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partido ganador pero que le seguía muy de cerca el segundo partido. Pero que con el tiempo ha provocado que la competencia entre ellos sea de tal grado que la mayoría absoluta sea más difícil de conseguir y se vean obligados a recurrir a la necesidad de pactar algunas concesiones con los partidos minoritarios para su apoyo. Ocasionado a que este tipo de sistema electoral no ayuda a la coalición entre los dos grandes partidos debido a que no es necesario sentarse a plantear unas bases comunes para gobernar conjuntamente. Porque los escaños que tienen que obtener para formar mayoría con tan pocos que es más fácil facilitar un par de concesiones a partidos minoritarios que negociar con el segundo partido que ha obtenido el respaldo de la sociedad a formar gobierno.

Sistema mixto

Los sistemas mixtos son por antonomasia aquellos que pretenden establecer el término medio entre los sistemas proporcionales y los mayoritarios. Uno de los países que mejor representa este tipo de sistema electoral tan característico es Alemania. Si analizamos sus resultados observamos como hay un partido que obtiene un gran número de escaños pero que le sigue un segundo partido que, aunque, no tiene tantos, si obtiene bastantes apoyos. La diferencia entre ellos no es tan pequeña como la que se obtiene en los sistemas electorales proporcionales pero tampoco tan grande como ocurre en los mayoritarios. Por este motivo, y por otros, se denominada sistema electoral mixto. De todos modos dadas las circunstancias la única manera de formar gobierno es a través de la coalición o pacto ya que ninguno de los partidos tiene la mayoría absoluta para poder gobernar de manera individual. Lo curioso de este sistema electoral, y que no pasa en los otros, es que no necesariamente el que tiene la mayoría de votos (independientemente de la diferencia de escaños que se lleve con el segundo) tiene que formar gobierno. Ya que en ocasiones el segundo y tercer partido pueden formar una coalición que les permita gobernar excluyendo del juego del gobierno a aquel que obtiene más votos y que se podría pensar que es el más legitimado para gobernar. Por lo que el tipo de coalición no es solo para obtener un apoyo para lograr llevar a cabo el programa electoral como ocurría en los sistemas proporcionales corregidos. Sino que la coalición es total y absoluta llegando a formar un único partido cara al gobierno y al resto de los partidos como a la imagen de la sociedad en esa legislatura. A causa de lo comentado aquí las posibles coaliciones después de unas elecciones ya son comentadas antes de celebrarse. Por lo que los partidos ya negocian en previsión a los futuros resultados con qué partido sería mejor formar coalición para lograr formar gobierno.

Si englobamos todo lo ya comentado y lo acompañamos de los resultados empíricos hallamos diferentes sistemas electorales con diferentes resultados según su conformación. Aquí no entraremos a debatir la casuística del por qué cada país tiene determinado sistema electoral y no otro. Solo podemos mencionar a este respecto que la historia y las circunstancias concretas de cada país en el momento de formar una democracia marcaron mucho el sistema electoral que ahora tienen. Pero lo que sí que podemos afirmar es que dependiendo del tipo de sistema electoral en el que nos encontremos las coaliciones serán más o menos favorables. Por lo que el sistema electoral es un determinante a la hora de conformar los futuros gobiernos y dotar o no a los partidos políticos de aquellos mecanismos que le ayuden a futuras coaliciones. Por lo que deducimos que los sistemas electorales mayoritarios y los proporcionales corregidos no necesitan de coaliciones para las formaciones de gobierno. En todo caso algún pacto de legislatura para obtener un mínimo apoyo en el momento en el que se necesita. Por lo que suelen ser gobiernos más estables y con una línea de actuación definida. De todos modos cabe mencionar que cuando el sistema electoral no es la variable que determina con mayor fuerza la necesidad de coaligar para la formación de gobierno, sino que es el comportamiento electoral. Se deja entrever que los sistemas mayoritarios tiene una carencia de formar coaliciones con el otro partido que pueden ocasionar que la estabilidad que tanto provocan estos sistemas se

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vuelva en su contra. Por el contrario, los sistemas proporcionales y mixtos dado a que los escaños obtenidos no son muy dispares entre los tres o cuatro partidos con mayor representación provocan una mayor tendencia a la acción de coalición. Sus gobiernos pueden variar más y pueden provocar que no haya una línea de actuación muy estable dado que tiene que negociar constantemente las medidas a adoptar. Pero sin embargo, suelen ser lo que representan de manera más fiel a la sociedad.

En todo caso es la elección de cada Estado y las características del mismo entre primar por la estabilidad de un gobierno de un solo color, que en ocasiones puede excluir a la otra parte de la sociedad. O primar entre obtener un abanico de partidos más fiel a las demandas de la sociedad pero que está en constante cambio a causa de tener que negociar cada medida a tomar por no tener una mayoría que le deje actuar con libertad sin tener que contar con el resto de fuerzas políticas.

Conclusión

Una vez hemos analizado los diferentes tipos de sistema electoral en Europa y de poder delimitar lo que es una colación. Hemos cruzado las Hipótesis lanzadas antes del análisis de los sistemas electorales y los resultados electorales de los países analizados a través de la página de consulta sobre Resultados Electorales y Partidos Políticos: http://electionresources.org/, intentado establecer una hipótesis que indique la influencia que tiene el sistema electoral como variable determinante para la creación de coaliciones. Por eso después tuvimos que ver desde los datos empíricos la confluencia de variables para poder determinar si el sistema electoral es la variable determinante para coaligar o es una entre las demás. Una vez plasmado las normas generales que reflejan los resultados dados cada tipo de sistema electoral y visto que tipo de colaciones hay en cada caso. Podemos concluir afirmando que los sistemas electorales suelen ser una variable bastante importante a la hora de determinar qué tipo de gobierno se puede formar y un impulsor de la necesidad o no de los gobiernos a coaligar dependiendo de los sistemas electorales de cada Estado. Pero sería muy aventurero afirmar que los sistemas electorales son la variable determinante a la hora de las formaciones de gobierno y que la cultura política, el comportamiento electoral o la cercanía ideológica de los que gobiernan a nuestro lado no sean también unos factores importantes. En definitiva los sistemas electorales suelen obligar a aquellos que ostentan el poder a tener que formar o no colaciones pero estaríamos ciegos sino supiéramos que los resultados del sistema electoral también vienen determinados por la cultura política y el comportamiento electoral.

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Bibliografía:

Política y Ciencia Política: una introducción, Sodaro. M, McGraw-Hill, 2006.

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Sistemas electorales: Un estudio comparado, Manuel Martínez Sospedra, Joaquín J. Marco Marco, Ainhoa Uribe Otalora, Valencia, Tirant lo Blanch, 2007

Ciudadanía y representatividad: los sistemas electorales en Europa, María José Aubet, Barcelona, Bellaterra, 2000

Coaliciones políticas y gobernabilidad, Jordi Matas (ed.), Antonio Robles... [et al.], Barcelona, Institut de Ciències Polítiques i Socials, 2000

Página de consulta sobre Resultados Electorales y Partidos Políticos: http://electionresources.org/

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