Democracia Multipartidismo y Coaliciones - Daniel Chasquetti (1)

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Lateinamerika Analysen 3, Oktober 2002, S. 67-92. Hamburg: IIK

Daniel Chasquetti

Democracia, Multipartidismo y Coaliciones en Amrica Latina Evaluando la Difcil CombinacinAbstractLa literatura especializada en el estudio de las instituciones acepta con frecuencia la idea de que la eficiencia del presidencialismo est asociada a los sistemas bipartidistas y los gobiernos partidarios con mayoras legislativas. Desde los noventa, numerosos pases de Amrica Latina presentan lo que Mainwaring denomina difcil combinacin de presidencialismo y multipartidismo, lo cual supondra una estructura de riesgo para la estabilidad democrtica. Sin embargo, en muchos pases este potencial problema fue superado mediante la formacin de coaliciones presidenciales de gobierno. El presente artculo estudia los presidencialismos multipartidistas del continente y arriba a la conclusin de que la democracia presidencial puede presentar problemas slo cuando combina sistemas multipartidistas con gobiernos sin coaliciones mayoritarias.Schlsselbegriffe: presidencialismo, coalicin, sistema de partidos

Daniel Chasquetti Investigador del Instituto de Ciencia Poltica de la Universidad de la Repblica. Profesor Adjunto de la Licenciatura y Maestra de Ciencia Poltica de la Universidad de la Repblica. E-mail: [email protected]

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1. IntroduccinEn las ltimas dos dcadas, el estudio comparativo de las instituciones procur definir cules son las mejores formas de gobierno para la democracia. La conocida tesis de Juan J. Linz (1990) sobre las ventajas del parlamentarismo y los defectos del presidencialismo, marc el inicio de un debate acerca de la relacin e influencia de los diseos institucionales sobre los procesos democrticos. La crtica de Linz hacia el presidencialismo se concentraba en cuatro elementos: i) la doble legitimidad de los poderes de gobierno, originada por la eleccin independiente del presidente y del congreso; ii) la rigidez de los mandatos, dado que los mismos presentan una duracin preestablecida; iii) el estilo plebiscitario que puede asumir la eleccin del presidente; y iv) el mayoritarismo o lgica de suma cero derivado de la contienda electoral por la presidencia. Estos argumentos fueron asumidos por un importante nmero de acadmicos que, desde distintas perspectivas, intentaron verificar su validez a travs del desarrollo de estudios de casos de distintos pases de Amrica Latina. Sin embargo, Shugart y Carey (1992: 43-54) se encargaron de reformular el razonamiento de Linz, al transformar sus crticas en ostensibles virtudes del sistema presidencial. La rigidez de los mandatos era observada por estos autores como un atributo de previsibilidad del rgimen de gobierno; la tan criticada eleccin presidencial era considerada un elemento de transparencia del sistema; y la doble legitimidad de los mandatos volva a ser considerada, tal como lo indica la teora del gobierno presidencial, como un instituto que favorece la rendicin de cuentas y los controles entre los gobernantes. El punto de inflexin que represent la obra de Shugart y Carey provoc un giro en el debate terico y una moderacin en la normatividad del estudio de las instituciones. Una nueva oleada de estudios comparativos centr su atencin en otras variables, como los sistemas electorales, los sistemas de partidos, la polarizacin ideolgica, la disciplina partidaria y la magnitud de los contingentes legislativos de los presidentes (Mainwaring 1993; Mainwaring/Scully 1997; Mainwaring/Shugart 1997; Jones 1997, entre otros). La ampliacin del objeto de estudio y la formulacin de nuevos mtodos de anlisis demostraron que la discusin sobre los diseos institucionales exiga abordajes mucho ms finos y complejos que los propuestos por Linz a fines de los aos 80. Entre estos trabajos, se destac el artculo de Scott Mainwaring (1993) que sealaba las consecuencias negativas que para la democracia tena la combinacin del presidencialismo y el multipartidismo. La

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hiptesis de Mainwaring sostena que las democracias presidenciales con altos niveles de fragmentacin y polarizacin ideolgica eran ms proclives a la inestabilidad que aquellas democracias con sistemas bipartidistas. En cierta forma, la difcil combinacin favoreca la eleccin de presidentes minoritarios, al tiempo que fomentaba la emergencia de un estilo poltico contrario a la cooperacin entre los sujetos partidarios. Desde su ptica, los presidentes electos mostraban grandes dificultades para formar y mantener coaliciones de gobierno, pues en el legislativo los partidos carecan de incentivos para cooperar con el presidente, se comportaban en forma indisciplinada y en los casos en que formaban coaliciones, estaban sujetos a poderosos estmulos para abandonar el gobierno antes de finalizar los mandatos. Ya sea por su lgica de razonamiento como por el adecuado sustento emprico que la respaldaba, la hiptesis de Mainwaring se transform desde entonces en un presupuesto bsico para el anlisis de los regmenes presidenciales (Sartori 1994; Linz 1994; Nohlen/Fernndez 1998). En medio de una academia dividida en presidencialistas y parlamentaristas, Mainwaring consigui atraer la atencin de las crticas anti-presidencialistas hacia un tipo especfico de estructura presidencial, esto es, la democracia multipartidista. Mientras estos estudios se sucedan, algunos pases latinoamericanos mostraban una lenta pero sostenida tendencia al aumento de la fragmentacin de sus sistemas de partidos. Pases que en los 70 y 80 contaban con formatos bipartidistas, evolucionan en los 90 hacia el multipartidismo moderado (Uruguay, Argentina o Venezuela); pases que en los aos 80 haban logrado disminuir su fragmentacin, en los 90 volvan a aumentarla (Brasil, Ecuador, Per o Bolivia). Slo unos pocos mantenan la combinacin correcta de presidencialismo con bipartidismo (Costa Rica o Colombia). Esta situacin transformaba al presidencialismo multipartidista en la combinacin poltico-institucional ms comn del continente y haca presagiar un futuro incierto para las nveles democracias del continente. Si bien el panorama poltico institucional del continente haca prever graves problemas de estabilidad, un importante nmero de pases de Amrica Latina mostr durante las ltimas dos dcadas desempeos significativos. En el Cono Sur, por ejemplo, la difcil combinacin de presidencialismo y multipartidismo no pareci afectar el proceso de transicin y consolidacin democrtica. La mayora de estos pases sortearon la fase de reinstitucionalizacin democrtica y lograron superar los complicados procesos de reformas estructurales. En materia de ejercicio de gobierno se observa que varios presidentes de

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esos pases formaron coaliciones con el objetivo de garantizar mayoras legislativas a sus gobiernos. Este peculiar fenmeno no puede ser explicado como un conjunto de esfuerzos aislados que coincidieron simultneamente en el tiempo. Por el contrario, deben ser considerados como una respuesta poltica particular de cada sistema poltico a problemas poltico-institucionales comunes. En otras palabras, las coaliciones de gobierno fueron el producto de la bsqueda de alternativas a los problemas que se derivan de la difcil combinacin de presidencialismo y multipartidismo. En el presente trabajo intento evaluar la forma en que los pases de Amrica Latina convivieron con la difcil combinacin. Bsicamente, me propongo demostrar que los presidencialismos multipartidistas gobernados por coaliciones mayoritarias, son formatos poltico institucionales eficaces para el mantenimiento de la estabilidad democrtica. De igual forma, los presidencialismos multipartidistas sin coaliciones de gobierno son los verdaderamente problemticos. Asimismo, tambin pretendo demostrar que la mayora de los argumentos vertidos sobre la aparente dificultad del presidencialismo para habilitar o estimular las coaliciones son sumamente discutibles, por no decir equivocados. Existen numerosas razones, fundadas en los hechos, que apuntan a demostrar que las coaliciones son viables en el presidencialismo y que las dirigencias polticas de algunos pases las han asumido como una modalidad de gobierno que garantiza la estabilidad democrtica. Por tanto, este enfoque cuestiona las extendidas ideas de que la estabilidad democrtica en Amrica Latina puede ser alcanzada mediante una reforma constitucional de tipo parlamentarista o a travs de una reforma electoral que reduzca la fragmentacin de los sistemas de partidos. En cierto sentido, la perspectiva que aqu se privilegia rescata una dimensin habitualmente dejada de lado por los estudios comparativos: la modalidad de conformacin del gobierno escogida por los presidentes. En el primer apartado se revisan algunos de los principales postulados tericos sobre la relacin entre instituciones de gobierno, sistemas de partidos y estabilidad democrtica. En el segundo se analiza empricamente el desempeo democrtico de 51 gobiernos de doce pases del continente (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Per, Paraguay, Mxico, Uruguay y Venezuela) durante el perodo 1978-2000. En el tercer apartado se analizan empricamente los cuatro argumentos crticos sobre las dificultades del presidencialismo para conformar y mantener coaliciones de gobierno. Por ltimo, en el cuarto apartado se proponen tres conclusiones que por el momento calificar como provisorias y sujetas a nuevas confirmaciones.

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2. Democracia, instituciones y sistemas de partidos2.1 Democracia y partidos: cuatro postulados tericos

Aunque en forma desordenada, durante la segunda mitad del siglo XX, la ciencia poltica prest atencin a la influencia combinada de las instituciones de gobierno y de las estructuras polticas sobre el desempeo democrtico. Partiendo del supuesto de que a cada diseo institucional le corresponde una determinada estructura poltica, distintos estudiosos de la democracia han analizado las ventajas y desventajas que los distintos diseos poltico-institucionales que los sistemas polticos suelen presentar. El trayecto comienza con Duverger y sus postulados sobre la democracia bipartidista y culmina con Mainwaring y su propuesta sobre la difcil combinacin de presidencialismo y multipartidismo. Ese debate de ms de cuatro dcadas presenta como resultado la confirmacin de tres postulados que combinan instituciones y estructuras polticas. En el libro Les Partis Politiques, Duverger afirm que la estabilidad de la democracia estaba fuertemente asociada con la presencia de sistemas polticos bipartidarios:[...] el bipartidismo parece presentar un carcter natural [...] [ya que] las opciones polticas se presentan de ordinario en forma dualista. No siempre hay un dualismo de partidos, pero casi siempre hay un dualismo de tendencias [...] Cada vez que la opinin pblica se ve enfrentada a grandes problemas de base, tiende a cristalizarse en dos polos opuestos [...] [por tanto] el movimiento natural de las sociedades tiende al dualismo [...](Duverger 1957: 237-244).

Este razonamiento normativo determina que todo sistema poltico, si pretende traducir mnimamente el estado natural de las cosas, debe estar organizado en trminos bipolares, donde un partido gobierne y otro ejerza la oposicin. La idea bsica se apoya en la certeza de que la regla de la mayora define en las elecciones cul es el partido que asume el Ejecutivo y cul es la magnitud de su mayora en la Asamblea. El partido ganador gobierna y el partido de oposicin controla. Los referentes empricos de Duverger eran los sistemas polticos anglosajones, especialmente Estados Unidos y el Reino Unido, que durante la postguerra fueron ampliamente reconocidos por su capacidad para mantener estable la democracia. Los argumentos de Duverger concitaron la aceptacin de la academia, llegndose a transformar en verdaderos axiomas de las ciencias

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sociales. A fines de los aos 60, la democracia poda ser explicada por el desarrollo econmico, la existencia de ciertos modelos culturales en la sociedad y tambin por la presencia o no de determinadas estructuras polticas. Pero a fines de esa dcada, Lipset cuestion la influencia de los sistemas bipartidistas, al afirmar que, bajo ciertos contextos, un sistema multipartidista poda llegar a ser ms apto para el mantenimiento de la democracia. En las sociedades caracterizadas por el predominio de estructuras complejas, el multipartidismo contaba con mayores capacidades de representacin de intereses que el bipartidismo, al tiempo que se adaptaba mejor a las caractersticas y demandas del pluralismo social. Sin embargo, fue Lijphart quien sistematiz esta idea y se encarg de demoler el planteo de Duverger. Buscando explicar cmo los sistemas multipartidistas de las sociedades plurales resultaban eficaces para el mantenimiento de la democracia, Lijphart desarroll un argumento basado en la experiencia de las democracias occidentales que contaban con profundos clivajes religiosos, idiomticos y tnicos. En palabras de Lijphart, las divisiones sociales deban ser contempladas por las formaciones polticas y por el diseo institucional:[...] dada la probabilidad y conveniencia de los partidos sectoriales, el multipartidismo con relativamente pocos partidos es ptimo para una sociedad plural. Esta proposicin reta al saber tradicional que afirma que los sistemas bipartidistas son superiores a los multipartidistas [...] (Lijphart 1977: 62s).

Segn el autor, pases como Blgica, Holanda, Suiza, o Canad, demostraron que es posible construir la democracia en sociedades con profundas fragmentaciones polticas y sociales. La condicin para que ello suceda es la existencia de un slido compromiso de cooperacin entre las elites polticas y el diseo de formatos institucionales que se hagan cargo de la pluralidad de intereses, brindando garantas a los diversos grupos de la sociedad. La teora consocionalista fue rpidamente aceptada por la comunidad acadmica, pues tena la virtud de formalizar conceptualmente ciertos fenmenos que en la prctica parecan muy claros: el parlamentarismo multipartidista desarrollado en sociedades plurales resultaba una combinacin poltico-institucional adecuada para la democracia. En la dcada de los 90 y ante los embates anti-presidencialistas de los acadmicos inspirados en la tesis de Linz, Scott Mainwaring (1993) sistematiz las razones por las cuales buena parte de las democracias presidenciales mostraban un pobrsimo desempeo. Su razonamiento apuntaba a los problemas que provoca la incorrecta eleccin de instituciones dado un determinado sistema de partidos. De acuerdo con

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Mainwaring, la combinacin de presidencialismo y multipartidismo es fatdica para la democracia pues potencia los principales defectos del diseo institucional de gobierno y vuelve inestables los gobiernos democrticos. Segn el autor, bajo estas condicionantes polticoinstitucionales, existe gran posibilidad de que los presidentes electos carezcan de mayoras legislativas y por tanto, de que los poderes de gobierno entren en conflicto y generen un bloqueo decisional. Estos argumentos concluyen en que el principal enemigo de la estabilidad de la democracia presidencial es la fragmentacin poltica, pues como la experiencia lo indica, el sistema presidencial con pocos partidos parecera no sufrir grandes problemas de estabilidad. En suma, de alguna forma, la hiptesis de Mainwaring justifica tericamente el xito de los presidencialismos bipartidistas de occidente, que garantizaron por dcadas mayoras legislativas a sus presidentes y favorecieron el desarrollo de una poltica moderada y centrpeta (EEUU, Costa Rica, etc.). En sntesis, el debate terico y el desarrollo de estudios empricos en torno a la pregunta sobre cules son las mejores combinaciones poltico-institucionales para la democracia, dej como resultado tres postulados centrales: a) la democracia parlamentaria o presidencial es estable cuando se combina con sistemas bipartidistas, b) la democracia parlamentaria es estable cuando se combina con sistemas multipartidistas, y c) la democracia presidencial no es estable cuando se combina con sistemas multipartidistas. El primer postulado encuentra respaldo emprico en los casos de Gran Bretaa, Australia, Nueva Zelanda, Canad, EEUU, Costa Rica, Colombia, Venezuela (hasta 1993) y Uruguay (hasta 1971). El segundo postulado es verificado por las numerosas democracias parlamentarias de Europa (Alemania, Blgica, Holanda, etc.). Finalmente, el tercer postulado encuentra respaldo emprico cuando se analiza el pobre desempeo de las democracias latinoamericanas que combinaron presidencialismo y multipartidismo durante casi medio siglo. Slo Chile, en el perodo 1932-1973, escapa a la generalizacin, pues reporta el caso de una democracia presidencial multipartidista que logr superar los 25 aos de vida sin quiebres institucionales.2.2 La difcil combinacin en Amrica Latina

Analicemos ahora el problema de las democracias presidenciales con sistemas multipartidistas. Mainwaring afirma que la doble legitimidad del gobierno afecta seriamente el funcionamiento de la democracia, pues con frecuencia los presidentes electos bajo estos formatos carecen de mayoras legislativas, lo cual, como se afirmara antes, puede

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estimular dudosos comportamientos de los presidentes en el proceso de toma de decisiones. Mainwaring tambin afirma que estos sistemas favorecen la polarizacin ideolgica y dificultan la bsqueda de consensos y cooperacin. En este contexto, los presidentes encontraran serias dificultades para construir o mantener coaliciones de gobierno, debido a tres razones. La primera se origina en el hecho de que tanto el presidente como los legisladores son electos en forma independiente, lo cual determina un relacionamiento institucional con escasos incentivos para que los legisladores individuales apoyen al gobierno. La segunda razn se refiere a la escasa disciplina que muestran los legisladores individuales de los partidos cuyos lderes negocian el apoyo al gobierno. La tercera razn hace referencia a los incentivos que muestra el presidencialismo para romper coaliciones, ya que la salida de los partidos de un gobierno presidencial no genera efectos inmediatos como sucede en el parlamentarismo, donde efectivamente el gobierno cae. Aos ms tarde, Mainwaring/Shugart (1997) ratificaron estas ideas y agregaron una cuarta razn para sealar la fragilidad de las coaliciones presidenciales: mientras las coaliciones de los sistemas parlamentarios se negocian y construyen luego de la eleccin, las de los sistemas presidenciales se caracterizan por conformarse durante el proceso electoral. Este fenmeno genera complicaciones porque no siempre los partidos que estuvieron aliados al presidente durante el proceso electoral reafirman su apoyo al momento de gobernar. Ahora bien, durante las ltimas dos dcadas, los pases de Amrica del Sur han presentado esta difcil combinacin. En la segunda mitad de los aos 90, los regmenes presidenciales de Brasil, Chile, Ecuador, Bolivia y Venezuela mostraban un nmero efectivo de partidos (NEP) superior a cinco; los de Argentina y Uruguay situaban su NEP en el entorno del tres; y tan slo los de Colombia y Paraguay tenan un NEP ajustado a los parmetros de los sistemas bipartidistas. El Grfico 1 muestra el aumento de la fragmentacin en Amrica Latina a partir de los promedios bianuales del NEP de los pases que contaban con regmenes democrticos.

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Grfico 1: Evolucin de la Fragmentacin en Amrica Latina

5 4 NEP 3 2 1 01980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000

3,90 3,12 3,24 3,07 3,05 2,98

3,93

4,12

4,00

4,01 4,04

Ao

Fuente: Elaboracin propia.

Observando este desempeo y volviendo sobre el razonamiento de Mainwaring, podra decirse que la dcada del 90 debera haber sido un perodo de gran inestabilidad democrtica para el continente. Sin embargo, los resultados prcticos del ejercicio del gobierno muestran una performance muy distinta. Salvo algunas excepciones, los problemas de la difcil combinacin no parecieron afectar la consolidacin y el desarrollo de las democracias del continente. Durante esos aos, pases como Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay lograron sortear los complejos procesos de reinstitucionalizacin democrtica, enfrentar con relativo xito las reformas estructurales y experimentar niveles moderados de crecimiento econmico. Las estrategias presidenciales de algunos presidentes privilegiaron la negociacin y la cooperacin a travs de la formacin de coaliciones de gobierno con mayoras legislativas estables. Este hecho me conduce a afirmar que la tesis de Mainwaring mantiene validez nicamente si se consideran los sistemas multipartidarios donde los presidentes no desarrollan estrategias de cooperacin. Ello equivale a decir que la combinacin poltico-institucional ms problemtica para la democracia es el presidencialismo multipartidista sin coaliciones.

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3. Anlisis emprico del desempeo de las democracias de Amrica Latina3.1 La fragmentacin poltica en Amrica Latina

Llamar modalidad de gobierno al formato gubernamental que determina un tipo especfico de relacin entre el ejecutivo y el legislativo. En los presidencialismos, al momento de conformarse el gobierno, no slo existen negociaciones horizontales entre los partidos, sino tambin interacciones de tipo vertical entre el presidente y los partidos representados en el parlamento. Esta negociacin bidimensional est condicionada no slo por las reglas de juego y los incentivos bsicos de los partidos polticos, como pueden ser los cargos, las polticas y los votos (Strom 1993), sino tambin por la necesidad presidencial de conseguir una mayora estable en el Legislativo. Cabe sealar que cuando decimos mayora legislativa nos referimos al control de al menos el 45% de las bancas parlamentarias1. El medio para alcanzar ese objetivo es la negociacin con uno (el propio del presidente) o varios partidos, segn sea el contingente legislativo que controle el presidente. Las variables negociacin y mayora legislativa indican que las modalidades de gobierno que un presidente puede alcanzar pueden ser cinco: a) gobierno de partido mayoritario; b) gobierno de partido minoritario; c) gobierno de coalicin mayoritaria; d) gobierno de coalicin minoritaria; y e) gobierno apartidario2. El Cuadro 1 muestra la conformacin de las cinco categoras mencionadas, a partir de la consideracin de las variables negociacin y control o no de una mayora legislativa. Asimismo, la variable combinacin poltico-institucional articula dos variables claves de los estudios institucionalistas, el rgimen de gobierno y el sistema de partidos. En este trabajo asumo que todos los pases de la muestra presentan regmenes de gobierno presidencialistas y que las variaciones ms importantes provienen del formato del sistema de partidos. Para la clasificacin de los sistemas de partidos utilizar la clsica tipologaComo bien sugiere Jones (1997), el presidencialismo tiende a mejorar su desempeo cuando el presidente cuenta con un contingente legislativo mayoritario (mayora del 50%). Sin embargo, la superacin de la barrera del 45% coloca al presidente en una situacin beneficiosa para el ejercicio gubernativo, pues de esa forma queda en condiciones de acceder a la mayora absoluta de la cmara mediante el acuerdo con uno o varios socios menores. 2 El gobierno apartidario de un presidente alude al ejercicio del gobierno con la prescindencia de los partidos. En estos casos, el presidente intenta gobernar por decreto o trata de eludir al Congreso.1

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de Sartori (1980), pero ajustada a la consideracin del nmero efectivo de partidos (NEP) de Taagepera y Laakso. Un primer anlisis basado en los criterios de clasificacin expuestos, muestra que los gobiernos con sistemas multipartidistas casi duplican a los gobiernos con sistemas bipartidistas. Mientras los primeros representan el 64,7% de la muestra (33 gobiernos), los segundos suponen slo el 35,3% (18 gobiernos). Al mismo tiempo, se observa que los sistemas de multipartidismo moderado representan el 27,4% del total, en tanto que los de multipartidismo polarizado o extremo son el 37,3%.Cuadro 1: Sistemas de Partidos en Amrica LatinaBipartidismo Gobiernos Porcentaje 18 35,3 Multipartidismo Multipartidismo Moderado Extremo 14 19 27,4 37,3 Total 51 100

Fuente: Elaboracin propia.

Como bien seala la literatura comparativista, los sistemas multipartidarios tienden a generar presidentes sin mayoras legislativas. Esta situacin entraa el potencial riesgo de que el sistema poltico ingrese en una fase de bloqueos, parlisis o impasse gubernativos. Jones (1997) ha demostrado empricamente la existencia de una fuerte asociacin negativa entre el contingente legislativo de los presidentes (CLP) y el nivel de fragmentacin del sistema de partidos, medido a partir del nmero efectivo de partidos. El Cuadro 2 confirma esa asociacin para la muestra de 51 gobiernos.Cuadro 2: Correlacin NEP CLPNEP NEP CLP Correlacin Pearson Significacin Correlacin Pearson Significacin N 1,000 ,0 -,841** ,000 51 CLP 1,000 ,0 51

** La Correlacin es significativa al nivel 0,01 (prueba de 2 colas). NEP= Nmero efectivo de partidos; CLP= Contingente legislativo del presidente. Fuente: elaboracin propia.

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Como lo demuestra la correlacin Pearson, cuanto mayor es la fragmentacin partidaria, menor es el contingente legislativo del presidente. Del total de 18 presidentes electos con sistemas bipartidistas, slo dos no lograron superar el 45% de la cmara baja (los gobiernos colombianos de Bentancor y Pastrana, que controlaron en sus respectivos mandatos slo el 41,2% y el 32,3% de los escaos). La situacin comienza a complicarse cuando se consideran los 14 presidentes electos con multipartidismos moderados, donde nueve no consiguen una mayora legislativa (Herrera Campins en Venezuela, Paz Zamora en Bolivia, Sarney en Brasil, De la Ra en Argentina y los cuatro presidentes electos en Uruguay, Lacalle, Batlle y Sanguinetti en sus dos mandatos de gobierno). Pero an se agrava ms cuando se observan los 19 presidentes electos con sistemas de multipartidismo extremo, donde absolutamente ninguno consigue superar la lnea del 45% de la cmara. En este sentido, cabe sealar que las situaciones legislativas de los estos presidentes son muy diversas y van desde la condicin crtica del presidente brasileo Fernando Collor, que controlaba tan slo el 8% de las bancas, hasta la situacin holgada del presidente ecuatoriano Rodrigo Borja que contaba con el 40,9% de la cmara. El Cuadro 3 presenta un resumen de estas tres situaciones. All puede observarse la debilidad poltica de los presidentes de los sistemas multipartidistas extremos y de buena parte de los electos con sistemas de multipartidismos moderados.Cuadro 3: Contingente Legislativo del Presidente y Sistemas de PartidosCLP Mayora Minora Total Bipartidismo 16 2 18 Multipartidismo Multipartidismo Moderado Extremo 5 9 14 0 19 19 Total 21 30 51

Fuente: Elaboracin propia.

El Cuadro 3 tambin muestra que el 58% de los gobiernos presidencialistas de la muestra eran en principio gobiernos de tipo minoritario (30 en 51). Esta medicin reporta el estado legislativo del partido del presidente al momento de triunfar en la eleccin nacional, pero nada dice de su condicin al momento de asumir la tarea de gobernar. Si consideramos por un lado, la situacin legislativa de los presidentes al momento de triunfar en la eleccin nacional (T1) y por otro, la situa-

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cin legislativa al momento de iniciar su gestin (T2), encontraremos diferencias muy importantes. El registro T2 resulta sustantivo para nuestro anlisis, pues permite detectar los casos donde los presidentes logran aumentar sus apoyos legislativos mediante la conformacin de acuerdos de gobierno. En el Cuadro 4 se puede observar la comparacin de esos dos momentos.Cuadro 4: Contingente Legislativo del Presidente luego de la eleccin y al iniciar el mandatoLegislativo Mayora Minora Totales Bipartidismo T1 16 2 18 T2 16 2 18 Multipartidismo Moderado T1 5 9 14 T2 11 3 14 Multipartidismo Extremo T1 0 19 19 T2 9 10 19

Fuente: Elaboracin propia.

Considerando T1, encontramos que nicamente cinco presidentes de los 33 con sistemas multipartidistas, contaban con mayoras legislativas. Si en cambio tomamos T2, o sea, el momento en el cual el presidente comienza a gobernar, observamos que la situacin se transforma radicalmente, pues los gobiernos mayoritarios en el multipartidismo pasan de 5 a 20 y los minoritarios se reducen de 27 a 13. Mientras que en los multipartidismos moderados los gobiernos mayoritarios aumentan de 5 a 11, en los multipartidismos extremos aumentan de 0 a 9. Tomando en cuenta el total de la muestra, se constata entonces que 36 gobiernos sobre 51 (algo ms del 70%) contaban en T2 con un contingente legislativo superior al 45% de las bancas. Sin duda, este aumento de los apoyos presidenciales en el congreso est mediado por la formacin de coaliciones de gobierno. Observemos ahora las estrategias seguidas por los presidentes de acuerdo a su situacin legislativa en T1. Los presidentes con mayoras legislativas propias no forman coaliciones de gobierno. Esto parece lgico, pues en condiciones normales un presidente mayoritario carece de incentivos para compartir el gobierno con otros partidos, ya que sus apoyos en el congreso resultan suficientes como para gobernar sin aliados. Los presidentes que forman coaliciones son bsicamente los que en T1 se encuentran en minora en el congreso.

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3.2 Multipartidismo, democracia y coaliciones en Amrica Latina

El apartado anterior mostraba la existencia de un importante nmero de coaliciones de gobierno en nuestro continente, pues los presidentes que entre T1 y T2 aumentan sus apoyos eran en total 21. Sin embargo, no todas las coaliciones formadas garantizaban una mayora legislativa a sus presidentes, pues slo 15 alcanzaron el estatus mayoritario, en tanto que seis fueron minoritarias. Como podr observarse en el Cuadro 5, las seis coaliciones que resultaron minoritarias se concentran en los sistemas de multipartidismo extremo, en tanto que las coaliciones conformadas en sistemas de multipartidismo moderado son todas de tipo mayoritario.Cuadro 5: Coaliciones formadas en Amrica Latina (1978-2000)Coaliciones de gobierno Multipartidismo extremo Multipartidismo moderado Total Fuente: Elaboracin propia. 15 6 21 Alcanzaron una mayora? S 9 6 15 No 6 0 6

El siguiente Cuadro sistematiza los distintos tipos de gobierno segn el sistema de partido y presenta informacin sobre la media del contingente legislativo del presidente observada en cada grupo.Cuadro 6: Multipartidismo y Tipos de GobiernoTipos de gobierno N de Gobiernos Media en T2 Multipartidismo extremo Partido Coalicin Gobierno Coalicin Coalicin Gobierno mayoritario mayoritaria minoritario mayoritaria minoritaria minoritario * 5 6 3 9 6 4 48,6 60,8 41,7 61,1 29,3 21,7 Multipartidismo moderado

* Gobiernos de partido minoritario o gobiernos apartidarios. Fuente: Elaboracin propia.

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Como se observa, las coaliciones mayoritarias son la modalidad de gobierno que garantiza mayor respaldo legislativo (aproximadamente un 60% de la cmara), cualquiera sea el tipo de sistema multipartidista existente. Los gobiernos de partido mayoritario de los sistemas de multipartidismo moderado le siguen con una media del 48,6%. Por ltimo, tanto las coaliciones minoritarias de los multipartidismos extremos como los gobiernos minoritarios de partido o apartidarios, muestran situaciones legislativas igualmente graves, con una media de apoyo del 29,3% y 21,7%, respectivamente. De acuerdo con lo expresado anteriormente las diferentes situaciones legislativas de los presidentes deberan reportar resultados bien dismiles en materia de estabilidad democrtica. El Cuadro 7 vincula los tipos de gobierno conformados con la culminacin o no de los mandatos presidenciales. All se aprecia que las coaliciones mayoritarias son un tipo de gobierno con un muy bajo nivel de rupturas democrticas, pues de los 15 presidentes que consiguieron establecer este tipo de gobierno slo uno no consigui culminar su mandato constitucional (De la Ra en Argentina, 2001).Cuadro 7: Tipos de gobierno y estabilidad democrticaMultipartidismo moderado Multipartidismo extremoCulmina Coalicin Partido Gobierno Coalicin Coalicin Gobierno el man-mayoritaria mayoritario minoritario mayoritaria minoritaria minoritario dato?

S No Total

5 1 6

4 1 5

3 0 3

9 0 9

3 3 6

1 3 4

Fuente: Elaboracin propia.

En contrapartida, los presidentes de los gobiernos minoritarios (de coalicin, de partido o apartidarios) son los ms complicados pues muestran un registro extremadamente pobre: sobre un total de 10 gobiernos, seis sufrieron interrupciones democrticas y nicamente 4 lograron concluir el mandato constitucional. Los presidentes que sufrieron interrupciones institucionales fueron Collor (Brasil 1992), Bucaram (Ecuador 1997), Mahuad (Ecuador 2000), Fujimori (Per 1992), Siles Suazo (Bolivia 1985) y Chvez (Venezuela 1999). Escapan a esta regla los ecuatorianos Rolds (1979), Febres Cordero (1984), Durn Balln (1992) y el venezolano Caldera (1994), los cuales tuvieron grav-

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simos problemas con el congreso, adems de otras contingencias que hicieron peligrar el normal trmino de los mandatos constitucionales. En suma, la evidencia emprica presentada estara demostrando que los gobiernos minoritarios conformados en sistemas de multipartidismo extremo presentan graves problemas de estabilidad democrtica. Estas dificultades parecen atenuarse cuando los presidentes logran formar coaliciones mayoritarias de gobierno. Tambin parece claro que los gobiernos de los multipartidismos moderados estn lejos de ser combinaciones complicadas para la democracia, pues las opciones de gobierno que favorecen (partido mayoritario, coalicin mayoritaria o partido minoritario) proporcionan a los presidentes suficientes apoyos legislativos como para mantener un proceso de gobierno estable. En este grupo se observa slo un gobernante que no logra concluir el mandato.

4. La difcil combinacin y las coaliciones de gobiernoEl captulo anterior demostr empricamente que la difcil combinacin de multipartidismo y presidencialismo puede ser atenuada con la formacin de coaliciones de gobierno. Cmo se compatibiliza esta experiencia con las afirmaciones de Mainwaring (1993) y Mainwaring/Shugart (1997) respecto al hecho de que esta combinacin poltico-institucional complicaba la construccin de coaliciones? Recordemos que sus cuatro argumentos eran: a) pocos estmulos para cooperar con el presidente electo; b) escasa disciplina de los partidos; c) estmulos para que los socios del presidente rompan con el gobierno; d) las coaliciones presidenciales son coaliciones electorales y no hay seguridad de que se transformen en coaliciones de gobierno. A continuacin, analizaremos empricamente cada una de estas cuatro proposiciones, tomando en cuenta las 15 coaliciones mayoritarias encontradas en la muestra de 51 gobiernos.4.1 Estmulos institucionales para cooperar en la formacin del gobierno

El hecho de que el partido ganador de la eleccin no cuente con la mayora absoluta del Congreso parece ser un poderoso estmulo para que el presidente negocie apoyos con otros partidos. Este es sin dudas un factor de tipo estructural que opera como incentivo tanto en los presidencialismos como en los parlamentarismos. Quien gana la eleccin necesita mayoras legislativas para viabilizar su gobierno. La diferencia est en que en los parlamentarismos el gobierno es investido por la

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asamblea, lo cual resulta una instancia ineludible para el sistema. En los presidencialismos, en cambio, no existe ningn momento similar preestablecido constitucionalmente. No obstante, en ciertas constituciones latinoamericanas estn previstas reglas que, bajo ciertas condiciones, pueden transformarse en verdaderos incentivos institucionales para la negociacin del gobierno. El Cuadro 8 muestra que en diez de las 15 coaliciones conformadas, existan ciertas reglas institucionales que estimulaban la negociacin entre los partidos. En Bolivia la eleccin presidencial exige una mayora absoluta en la primera vuelta y en caso de no alcanzarse, se prev una segunda vuelta en el congreso entre los dos candidatos ms votados. Desde 1985, esta disposicin institucional ha estimulado los pactos partidarios con el fin de apoyar al gobierno3. En Chile, durante los ltimos diez aos, el sistema electoral con representacin binominal gener un impulso hacia la conformacin de bloques polticos (Carey 1998), uno de centro izquierda, la Concertacin Democrtica (DC, PPD, PSCh y PRSD) y otro de centro derecha (UDI, RN y otros). Esto implic actos de voluntad y cooperacin entre los partidos para la conformacin de las listas conjuntas y la seleccin de distritos donde priorizan la presencia partidaria (Siavelis 1997). En Uruguay, existen disposiciones para la nominacin de los Directorios de las Empresas y Entes del Estado que exigen una mayora especial de 3/5 del Senado. Este instituto ha impulsado desde siempre la negociacin partidaria, pero en tiempos de coalicin se ha transformado en un instrumento estratgico para la bsqueda de mayoras legislativas (Lanzaro 1998; Chasquetti 1999).Cuadro 8: Coaliciones y estmulos institucionalesN de Gobiernos Bolivia 4 Chile 3 Uruguay 3 Ecuador 1 Argentina 1 Brasil 3 Total 15 Pases Ao de asuncin del gobierno 1985, 1989, 1993, 1997 1990, 1994, 2000 1990, 1995, 2000 1988 2000 1985, 1994, 1998 Dispositivos institucionales que estimulan la negociacin Presidente y Directores entes estatales Sistema binominal Directores Entes estatales No No No

Fuente: Elaboracin propia.

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En Bolivia, a partir de 1989, todos los presidentes electos gobernaron con coaliciones pactadas en el momento de su nominacin, (ver Gamarra 1997).

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Estas reglas no tienen un poder similar a la de la investidura del gobierno del parlamentarismo, pues si ello fuera as, en todos los casos en que se aplicaran estaramos en presencia de coaliciones. Es probable que para que funcionen como un estmulo, las mismas deberan combinarse con otros factores estructurales, como la baja polarizacin ideolgica o el convencimiento de las dirigencias partidarias sobre las bondades de la cooperacin, lo cual es posible que sucediera en los casos de Uruguay, Bolivia y Chile. En suma, los presidentes minoritarios tienen, por un lado, estmulos de tipo poltico para negociar coaliciones, en virtud de la necesidad de aprobar leyes en el parlamento. Por otro, ciertos sistemas presidencialistas muestran reglas institucionales que estimulan la negociacin entre los partidos.4.2 La disciplina de los partidos en el Congreso

Mainwaring/Shugart (1997) consideran que el funcionamiento del presidencialismo est condicionado por el contingente legislativo del presidente y la disciplina de los partidos en el Congreso. En relacin con lo segundo, sealan que en los presidencialismos los lderes partidarios tienen grandes problemas para controlar la conducta de los legisladores. La disciplina partidaria facilita el funcionamiento del presidencialismo, pues de ella depende que un presidente pueda confiar en los restantes lderes partidarios para que le den el voto de sus partidos en el congreso. Esta razn no sera un problema especfico del diseo presidencial, sino ms bien de las caractersticas de los partidos presidenciales. Como bien lo afirman Mainwaring/Shugart (1997), el tipo de conducta en el congreso est fuertemente relacionada con la forma en que los legisladores son electos y no con el diseo institucional de gobierno vigente. La disciplina partidaria est, entonces, condicionada por tres elementos vinculados con la sistemtica electoral: i) el control en la seleccin de los candidatos; ii) el control en el orden de las listas; y iii) la forma en que se reparten los votos entre los candidatos del partido (pp. 421-428). El Cuadro 9 muestra cmo se comportan los pases donde existieron gobiernos coalicionales, respecto a estas tres variables, el comportamiento esperado y las mediciones empricas registradas en estudios de casos. De acuerdo al efecto institucional previsto, salvo Brasil, todos los sistemas deberan contar con partidos disciplinados. Chile muestra partidos con tasas altas de disciplina. Segn el ndice elaborado por Carey (1998), los partidos oscilan entre 0,68 y 0,78, con un mximo de 1 y un mnimo de 0. En Uruguay, la disciplina es un poco ms alta. De

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acuerdo a Buquet, Chasquetti y Moraes (1998), los partidos oscilan entre 89,0 al 100,0 del ndice Rice (mximo 100 y mnimo 0). Brasil fue sealado durante largo tiempo como un sistema de partidos inchoated, con partidos dbiles y sumamente indisciplinados (Mainwaring/ Scully 1995).Cuadro 9: Determinantes institucionales de la disciplina en el CongresoLderes Candidatos Comporta- Media diTipo de Lderes lista controlan la controlan el comparten miento sciplina en el esperado votos electoral seleccin de orden de Legislativo candidatos candidatos Indice Rice* LCB S S ** S Disciplina Sin datos S S S S No No No S S No S S S No S Disciplina 95,0 (2,6) Disciplina 64,6 (8,7) Disciplina Sin datos Disciplina 89,6 (6,7) Indiscipli80,0 (8,5) na LCNB

Bolivia Chile

Uruguay LCBF Ecuador LCB Argentina LCB Brasil LCNB /i

LCB = lista cerrada y bloqueada; LCBm = lista cerrada y bloqueada con sistema mixto; LCBF = lista cerrada y bloqueada de fracciones; LCNB = lista cerrada y no bloqueada; LCNB/i = lista cerrada y no bloqueada con posibilidad de votar por un candidato individual. * Media del ndice Rice para los principales partidos de cada sistema (3 en Argentina, 6 en Brasil, 5 en Chile y 3 en Uruguay); entre parntesis aparece la desviacin standard de la media de cada sistema. Jones/Carey utilizan para los casos de Argentina y Chile, ndices de disciplina diferentes al de Rice, por lo cual se procedi a recalcular sus resultados. Limonghi/Figueiredo utilizan el ndice Rice. El estudio del Congreso argentino considera 78 votaciones nominales de la Cmara baja durante el perodo 1989-1992. El de Chile toma en cuenta 176 votaciones en la Cmara baja, sobre asuntos econmicos, sociales, militares e internacionales, durante el perodo 1997-1998. El de Brasil analiza 221 votaciones en la Cmara baja y en el Congreso (reunin de ambas cmaras), durante el perodo 1989-1994. ** A partir de 1997, lista cerrada y bloqueada con sistema mixto. Los dirigentes controlan slo el orden de las listas partidarias, no la de los candidatos de los circuitos uninominales.

Fuentes: Mainwaring/Shugart 1997: 424; Nohlen 1994: 242, 268; Jones 1999; Carey 1998; Buquet/Chasquetti/Moraes 1998 y Limonghi/Figueiredo 1995.

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Las variables institucionales consideradas arriba proporcionan buenas razones para que ello as suceda, sin embargo, Figueiredo y Limongi (1995) han demostrado empricamente que los partidos brasileos han ido mejorando su nivel de disciplina en el perodo 1989-1994. Los principales partidos (PT, PDT, PFL, PDS, PMDB, PSDB y PTB), que controlaron durante la ltima dcada ms del 90% del Congreso, muestran un ndice Rice que oscila entre el 85,4 y el 98,0, lo cual los coloca en un nivel similar a los partidos uruguayos y chilenos. Para Bolivia y Ecuador no contamos con mediciones empricas, sin embargo, podemos apoyarnos en opiniones de especialistas en esos pases. En el caso de Bolivia, Gamarra (1997: 375) sugiere que la primera coalicin conformada en 1985 (Pacto por la Democracia), cont con un importante nivel de disciplina en el Congreso debido a la influencia de los lderes de los partidos acordantes, Paz Estenssoro (MNR) y Banzer (ADN). Algo similar sucedi en las siguientes coaliciones conducidas por Paz Zamora, Snchez de Losada y Banzer. El caso de Ecuador es muy peculiar, pues de acuerdo con el efecto esperado de las reglas electorales del Cuadro, este pas debera contar con partidos disciplinados. Sin embargo, sucede exactamente lo contrario, ya que los partidos ecuatorianos se han mostrado sumamente dbiles, con poca estabilidad y fraccionalizados (Conagham 1998). En su libro sobre los sistemas de partidos en Amrica Latina, Mainwaring/Scully (1997) han calificado a dicho sistema como inchoated por estar escasamente institucionalizado. En el Congreso, los partidos suelen tener conductas indisciplinas que, en muchas ocasiones, culminan con la ruptura partidaria y con el origen de un nuevo partido. No obstante, la coalicin de Rodrigo Borja mostr algunos rasgos especiales. Existi un partido de gobierno con una bancada que superaba el 40% de la Cmara y actuaba cohesionadamente. Al mismo tiempo Borja tuvo un aliado, la DP, dividido en dos corrientes, donde la mayoritaria respaldaba los acuerdos establecidos por la cpula del partido (Conagham 1998). Estos elementos permitieron que su gobierno estuviera dotado de cierta coherencia, fundamentalmente, durante el bienio (1988-90) en que funcion la coalicin. En suma, salvo Ecuador, los restantes pases muestran niveles de disciplina adecuados como para que los acuerdos entre el presidente y los lderes partidarios puedan ser cumplidos por los legisladores individuales.4.3 Coaliciones electorales y coaliciones gobernantes

De acuerdo al argumento presentado por Mainwaring/Shugart (1997), las coaliciones presidenciales se forman durante el proceso electoral y no hay ninguna seguridad de que se transformen efectivamente en

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coaliciones de gobierno. El Cuadro 10 muestra que a excepcin del caso uruguayo, antes de la reforma, las restantes coaliciones presidenciales se originaron durante el proceso electoral, lo cual confirmara parcialmente la opinin de los autores analizados. En Brasil y Ecuador, la eleccin presidencial a doble vuelta juega un rol importante para esto. En Chile la clave est en el sistema binominal. En Bolivia, finalmente, el punto est en la eleccin presidencial por doble vuelta. Sin embargo, el Cuadro tambin muestra que slo una coalicin electoral sufri cambios luego de la eleccin. En 1985, en Bolivia, Paz Estenssoro logr ser electo presidente con el apoyo del MIR y de otros pequeos partidos, sin embargo, al momento de iniciar su gobierno sell un apoyo con ADN. Este hecho deja a las claras el peso de la negociacin post-electoral que existe en algunos sistemas polticos, pues algo similar ocurre en Uruguay, donde las coaliciones han sido constituidas luego de la eleccin.Cuadro 10: Alianzas electorales y coaliciones de gobiernoGobierno Bolivia 1985 Bolivia 1989 * Bolivia 1993 Bolivia 1997 Brasil 1985 ** Brasil 1994 Brasil 1998 Ecuador 1988 Uruguay 1990 Uruguay 1995 Uruguay 2000 Argentina 2000 Chile 1990 Chile 1994 Chile 2000 Coalicin de gobierno MNR-ADN MIR ADN MNR-MBL-UCS ADN-MIR-UCSCONDEPA PMDB-PFL PSDB-PFL-PMDB-PTB PSDB-PFL-PTB-PPB ID-DP PN-PC PC-PN PC-PN UCR-FREPASO DC-PS-PPD-PR DC-PS-PPD-PR PPD-PS-DC-PR Alianza electoral Cambi? MNR-MIR y otros S MIR ADN No MNR-MBL-UCS No ADN-MIR-UCSNo CONDEPA PMDB-PFL No PSDB-PFL-PMDB-PTB No PSDB-PFL-PTB-PPB No ID-DP No No hubo alianza electoral No hubo alianza electoral PC-PN No UCR-FREPASO No DC-PS-PPD-PR No DC-PS-PPD-PR No PPD-PS-DC-PR No

* La eleccin del presidente en el congreso se realizaba entre los tres candidatos ms votados. La reforma de 1992 redujo la opcin del congreso a los dos candidatos ganadores de la primera vuelta. ** Amorim (1994) seala la participacin del PTB durante la primera etapa de la coalicin de Sarney. Fuente: Elaboracin propia.

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4.4 Estmulos para salir del gobierno en forma anticipada

De los cuatro argumentos ofrecidos por Mainwaring/Shugart slo ste parece tener confirmacin emprica. En grandes lneas, podra decirse que el presidencialismo brinda estmulos para romper coaliciones porque ello no entraa riesgos para el gobierno. En el parlamentarismo, la salida de uno o varios partidos del gabinete supondra una crisis ministerial y una cada del gobierno. En el presidencialismo, la salida de uno o varios partidos deja como saldo a un presidente en minora, que tiene necesariamente que completar el mandato fijo previsto en la Constitucin. Y aqu esta el punto clave, la evidencia emprica demuestra que la proximidad de la eleccin genera poderosos incentivos para la salida del gabinete4.Cuadro 11: Alianzas electorales y coaliciones de gobiernoGobierno Presidente Salieron partidos del gobierno? S, ADN en 1988. S, UCS en 1995 S, Condepa en 1999. S, legisladores del PMDB. S. DP en 1990. S, fracciones de ambos partidos No Unidos en la eleccin siguiente? No No No No No No No en 1 vta., s en 2 vta. S S S S

Bolivia 1985 Bolivia 1993 Bolivia 1997 Brasil 1985 Ecuador 1988 Uruguay 1990 Uruguay 1995

Paz Estensoro Snchez Banzer Sarney Borja Lacalle Sanguinetti

Bolivia 1989 Paz Zamora No. Brasil 1994 Cardoso No. Chile 1990 Aylwin No. Chile 1994 Frei No. Argentina 2000 De la Ra El presidente actualmente gobierna* Uruguay 2000 Batlle El presidente actualmente gobierna Brasil 1998 Cardoso El presidente actualmente gobierna Chile 2000 Lagos El presidente actualmente gobierna * En setiembre de 2000, el Vicepresidente de Argentina, Carlos Alvarez, renunci a su cargo, pero ello no supuso la salida del FREPASO de la coalicin de gobierno. En diciembre de 2001, De la Ra renunci a la Presidencia y eso supuso la cada de la coalicin de gobierno. Fuente: Elaboracin propia.4

Para el caso uruguayo ver Buquet/Chasquetti/Moraes (1998). Las relaciones entre los poderes en Uruguay durante el perodo 1985-1999, evidencian la existencia de un ciclo de cooperacin y conflicto pautado por la distancia temporal con la eleccin nacional prefijada.

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Como podr observarse, de los 15 gobiernos de coalicin, la mitad se rompieron o perdieron apoyos una vez superada la primera parte del mandato. En Uruguay, el gobierno de Lacalle en 1992, perdi el apoyo de dos fracciones coloradas (Buquet/Chasquetti/Moraes 1998). En Brasil, luego del fracaso del Plan Cruzado, los legisladores del PMDB comenzaron a dejar el partido, buscando posicionarse mejor ante las futuras elecciones presidenciales (Mainwaring 1997). En Ecuador, la DP sali de la coalicin de gobierno tras el duro revs recibido por el gobierno en la eleccin de renovacin parcial de la Cmara de 1990. (Conagham 1998). En Bolivia, ADN abandon en 1988 a Paz Estenssoro con el objetivo de preparar la competencia electoral del ao siguiente (Gamarra 1997). No obstante, en Brasil y Chile en dos ocasiones y en Bolivia entre 1989-1993, se dio un fenmeno digno de investigar: las alianzas electorales que llegaron al gobierno, luego se transformaron en coaliciones gobernantes, pero una vez culminado el mandato, volvieron a transformarse en alianzas electorales. Parecera que para que esto efectivamente suceda, deben existir reglas que admitan la posibilidad de una competencia electoral con alianzas. El sistema binominal chileno, la eleccin del presidente boliviano en el Congreso y la reeleccin en Brasil parecen ser los factores institucionales que en efecto hicieron posible el fenmeno.

5. ConclusionesEn la introduccin afirm que el tamao de la muestra emprica no permitira establecer conclusiones terminantes. Sin embargo, la abundante evidencia analizada apunta a tres conclusiones bsicas. 1.) La combinacin de presidencialismo y multipartidismo es una combinacin poltico-institucional apta para la democracia, siempre y cuando sus presidentes sean capaces de conformar coaliciones de gobierno de carcter mayoritario. La evidencia emprica analizada en este trabajo conduce a creer que los presidentes que luego de la eleccin controlan menos de un tercio de los escaos de la Cmara, tienen una nica modalidad viable de gobierno, esto es la formacin de coaliciones de gobierno mayoritarias. 2.) Los multipartidismos extremos (NEP mayor que 4) son ms complicados para la democracia que los multipartidismos moderados (NEP menor que 4). El margen para gobernar sin problemas se vuelve ms estrecho con los primeros, pues los apoyos legislativos del presidente son generalmente menores que en los multipartidismos modera-

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dos. En otras palabras, en caso de no poder conformar una coalicin de gobierno, los presidentes con sistemas multipartidistas moderados estn en mejores condiciones de gobernar pues su contingente legislativo es mayor que el de los presidentes con multipartidismos extremos. Sin embargo, esto no permite afirmar que el multipartidismo moderado sin coaliciones sea una combinacin poltico-institucional slida para la democracia pues la falta de mayoras legislativas favorables al presidente puede derivar en bloqueos o impasses gubernativos. 3.) Otra conclusin importante refiere al hecho de que los regmenes de gobierno presidenciales tambin pueden incentivar la formacin de coaliciones. El anlisis de los diseos institucionales muestra que en casi todos los casos donde se formaron coaliciones, han existido reglas de juego que obligan al presidente a negociar apoyos. Sin embargo, la utilizacin de estas reglas est condicionada por una serie de factores estructurales, generalmente vinculadas al sistema de partidos. Entre estos factores encontramos, algunos de tipo estructural como el grado de institucionalizacin de los partidos polticos y la polarizacin ideolgica del sistema, y otros vinculados a la capacidad de aprendizaje de las dirigencias partidarias y su vocacin por negociar polticas de gobierno. Asimismo, los sistemas de partidos donde se han conformado coaliciones muestran partidos con interesantes niveles de disciplina parlamentaria, lo cual indicara que ste es un factor importante para la conformacin de coaliciones. Por ltimo, debe expresarse que muchas de estas conclusiones exigen un estudio comparativo con mayor profundidad. El anlisis de las razones polticas e institucionales por las cuales se forman coaliciones supone el primer punto en la agenda de indagacin, pues ello permitira aventurar juicios ms contundentes sobre las alternativas que tendran los sistemas que en la actualidad estn afectados por los problemas de la difcil combinacin.

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