FACTORES PROTECTORES EN ADOLESCENTES FRENTE AL CONSUMO DE...

26
FACTORES PROTECTORES EN ADOLESCENTES FRENTE AL CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS Gloria Inés Garay Duque 1 Paula Andrea Herrera 2 RESUMEN La amenaza cada vez más en aumento del consumo de Sustancias Psicoactivas (SPA) en niños y adolescentes ha requerido de nuevos enfoques de investigación e intervención frente a dicha problemática. Dichos enfoques a su vez plantean nuevos interrogantes como ¿Qué ocurre cuando un adolescente a pesar de estar inmerso en ciertas condiciones de riesgo no incurre en el consumo de SPA?. Al parecer la respuesta a este cuestionamiento se encuentra en lo que algunos autores han denominado factores protectores. En este artículo de revisión se plantea dar una mirada al contexto internacional, nacional y regional ante la problemática del consumo, además de un análisis sobre las definiciones, abordajes e investigaciones que se han venido desarrollando sobre los factores protectores. Posteriormente se brinda la correspondiente discusión y conclusiones, dentro de las que resalta el papel fundamental y mancomunado de la familia, la escuela y la religión dentro de la formación de estos aspectos que buscan proteger al adolescente. 1 Psicólogo. Estudiante Especialización psicología Clínica. Universidad Católica de [email protected] 2 Médica General. Universidad Tecnológica de Pereira. Psiquiatra. Universidad Paris 7 (Francia). Subespecialización en Psiquiatría infantil. Universidad Paris 5 (Francia). Maestría en Neuropsicología para Investigación. Universidad de Grenoble (Francia). Doctora en Neurociencias. Universidad de Versalles – Paris Saclay (Francia). Actividades clínicas como psiquiatra infantil, docencia con estudiantes de medicina, psicología y enfermería, residentes de psiquiatría, formación continuada para adultos trabajando en áreas de la Salud mental y médico consultante en un Centro de Referencia de Trastornos de los Aprendizajes. Email: [email protected]. Asesora Proyecto de Grado.

Transcript of FACTORES PROTECTORES EN ADOLESCENTES FRENTE AL CONSUMO DE...

FACTORES PROTECTORES EN ADOLESCENTES FRENTE AL

CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS

Gloria Inés Garay Duque1

Paula Andrea Herrera2

RESUMEN

La amenaza cada vez más en aumento del consumo de Sustancias Psicoactivas (SPA) en niños y

adolescentes ha requerido de nuevos enfoques de investigación e intervención frente a dicha

problemática. Dichos enfoques a su vez plantean nuevos interrogantes como ¿Qué ocurre

cuando un adolescente a pesar de estar inmerso en ciertas condiciones de riesgo no incurre en el

consumo de SPA?. Al parecer la respuesta a este cuestionamiento se encuentra en lo que algunos

autores han denominado factores protectores. En este artículo de revisión se plantea dar una

mirada al contexto internacional, nacional y regional ante la problemática del consumo, además

de un análisis sobre las definiciones, abordajes e investigaciones que se han venido desarrollando

sobre los factores protectores. Posteriormente se brinda la correspondiente discusión y

conclusiones, dentro de las que resalta el papel fundamental y mancomunado de la familia, la

escuela y la religión dentro de la formación de estos aspectos que buscan proteger al adolescente.

1 Psicólogo. Estudiante Especialización psicología Clínica. Universidad Católica de [email protected] 2Médica General. Universidad Tecnológica de Pereira. Psiquiatra. Universidad Paris 7 (Francia). Subespecialización en Psiquiatría infantil. Universidad Paris 5 (Francia). Maestría en Neuropsicología para Investigación. Universidad de Grenoble (Francia). Doctora en Neurociencias. Universidad de Versalles – Paris Saclay (Francia). Actividades clínicas como psiquiatra infantil, docencia con estudiantes de medicina, psicología y enfermería, residentes de psiquiatría, formación continuada para adultos trabajando en áreas de la Salud mental y médico consultante en un Centro de Referencia de Trastornos de los Aprendizajes. Email: [email protected]. Asesora Proyecto de Grado.

Palabras claves: Consumo, SPA, Factores protectores, familia, asertividad y resiliencia

ABSTRACT

The ever increasing threat of substance abuse in children and adolescents has required new

research and intervention approaches against this problem. These approaches, in turn, raise new

questions as ¿What happens when a teenager, despite being immersed in certain risk conditions,

manages to avoid NPS consumption? Apparently the answer to this question is in what some

authors have called protective factors. In this review we pretend to give an overview to the

international, national and regional literature about the problem of substance abuse, along with a

description of distinct theories and empirical research related to substance abuse protective

factors. It is noteworthy to highlight the fundamental role of family, school and religion in the

development of specific factors like assertiveness and resilience, seeking to protect the teenager.

Keywords: Consumption, NPS, protective factors, family, assertiveness and resilience

INTRODUCCIÓN

Una de las principales problemáticas en cuanto a la salud mental a nivel mundial es la

relacionada con el consumo de sustancias psicoactivas. Aunque esta problemática es propia de

los seres humanos dentro de cualquier edad, son particularmente la infancia y la adolescencia, las

etapas en las que los seres humanos se encuentra más expuestos al consumo de estas

sustancias. De acuerdo con Javier Córdova Alcaráz y Raúl García (2011) “El abuso de drogas

suele originarse en la adolescencia, vinculado con el proceso normal –aunque problemático- de

crecimiento, la experiencia con nuevas formas de comportamiento, la autoafirmación, el

desarrollo de relaciones íntimas con pares externos a la familia y con el proceso de separación de

la familia”. Es claro que la etapa de la niñez y la adolescencia se constituyen, como lo

menciona el National Institute on Drug Abuse (NIDA, citado en Banderas, Martínez y Romo,

2010) en los periodos de mayor riesgo en los que inicia el consumo de cualquier droga. Se ha

observado que algunas veces se da este inicio durante la transición de la vida del niño al

período de la pubertad y la adolescencia.

Particularmente el adolescente suele estar incluido en un grupo familiar, que en los países

latinoamericanos se caracterizan, como lo mencionan Figueroa, Continil et al (2005) por “la

inestabilidad en su configuración y en los vínculos”. Esta situación es asociada a factores

económicos, lo que hace que los miembros adultos de la familia se vean afectados por agudos

problemas de desempleo por lo que no llegan a constituir familias estables, en algunos casos los

padres pueden abandonar el grupo familiar, quedando éste a cargo de mujeres. Por eso se ha

hablado de un debilitamiento del “tejido social”. Dicha inestabilidad familiar constituye un

factor de alto riesgo para los adolescentes.

Existen algunos factores emocionales y sociales que se manifiestan en la etapa de la

adolescencia, así lo refieren Banderas, Martínez y Romo,( 2010) para quienes los adolescentes

durante esta etapa utilizan de cierto modo mascaras con relación a sus emociones, por lo que a

pesar de sentir miedo, tristeza, culpa, estos aparentan frente a los demás que sus emociones son

positivas y además que su vida personal es normal y sin preocupaciones. Lo anterior aunado a

muchos otros factores como el uso de bebidas alcohólicas, el consumo de drogas en la familia,

un débil apoyo y control familiar, depresión y dificultad para el manejo de afectos (Córdova &

García, 2011) incrementan el riesgo de que en estas etapas el niño y adolescente incurra en la

situación de consumo.

Sin embargo y pese a muchas situaciones por las que atraviesa el adolescente, existen aspectos

en algunos jóvenes que los conducen a no consumir ninguna sustancia; a esto se le conoce como

factores protectores. Para autores como Rutter (mencionado por Efraín Muñoz Riva, 2013) se

denominan factores protectores a ciertas circunstancias, algunas características, así como a las

condiciones y atributos que facilitan el logro de la salud integral, en este caso en el adolescente,

y la relación de estas con la calidad de vida ya sea de un grupo o un individuo.

Los factores protectores entonces constituyen de acuerdo con María de los Ángeles Paramo

(2011) el conjunto de las características que son detectables en un individuo,

familia, grupo o comunidad y que favorecen el desarrollo humano y el mantenimiento o la

recuperación de la salud física y emocional. Para esta autora estos contrarrestan otros factores

que son amenazas o riesgos y que logran reducir la vulnerabilidad en un individuo.

Este artículo de revisión se encarga de examinar los diferentes tratamientos que se han dado

al tema de las sustancias psicoactivas, particularmente en adolescentes, pero se centra en los

factores protectores que conlleva a que algunos jóvenes no se vuelven consumidores, así como

también hace mención de algunos factores de riesgo que amenazan los contexto socio culturales

en Latinoamérica, Colombia y la región cafetera.

Para Amar, Abello & Acosta (2003) la idea de estudiar los factores protectores han provenido

de resultados de investigaciones: “sobre niños que, no obstante vivir en condiciones adversas de

alto riesgo, y contra todo pronóstico negativo, se convirtieron en adultos sanos en muchos

sentidos”. Otros aspectos que se analizan son los aportes teóricos con relación a los factores

protectores como también se indaga sobre resultados de diferentes investigaciones que sirvan

para ilustrar el tratamiento que se le ha dado a este tema.

Para cumplir el propósito de este artículo de revisión se realizaron lecturas de diferentes

investigaciones y artículos de los que se extrajeron diversas citas a cerca de conceptos y

resultados de algunos estudios emprendidos entorno a los factores protectores en adolescentes

frente al consumo de sustancias psicoactivas. El criterio de búsqueda de la información

corresponde a los factores protectores y a la manera como desde diversos estudios se ha abordado

el tema.

1. El consumo de SPA

Las sustancias psicoactivas son sustancias químicas o naturales que ingeridas, producen

cambios en los procesos mentales (OMS, 1994). Por su parte, en lo concerniente al uso de

estas sustancias, Iván Camacho Acero (s.f) manifiesta “EI uso indebido de drogas o sustancias

psicoactivas se ha convertido en un grave problema que afecta tanto a los países desarrollados

como a los que están en vías de desarrollo.” Esto ha generado un problema de salud mental que

toca con todas las esferas sociales y atenta contra el bienestar de la población, pues no hace

distinción alguna. Sin embargo la población que más está expuesta a dicha dificultad son los

adolescentes.

Actualmente, según Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD,

2010) existen varios estudios en particular sobre el uso de tabaco, alcohol y otras drogas, en los

que se evidencia que los jóvenes, en un rango entre 12 y 17 años son las personas más

expuestos a usar estas sustancias. Esto se da porque en muchos casos se convive con familiares,

amigos u otras personas que son consumidoras y además en los vecindarios o contextos

inmediatos existen lugares de fácil acceso a dichas sustancias.

Muchos de los factores de riesgo que contribuyen a que esta problemática esté muy asociada

al período adolescente, como lo menciona Roldán (en Paramo 2011) es dado por la

impulsividad y/o agresión propia del joven y que toma un matiz antisocial, así como el uso de

drogas por parte de padres o hermanos y la alta disponibilidad de drogas y alcohol, esto aunado

a la falta de normatividad en la vida del adolescente. Para Camacho (s.f) en algunas

investigaciones que han pretendido realizar una evaluación sobre los factores asociados al

consumo de SPA en adolescentes se han encontrado que las relaciones familiares constituyen

un factor altamente ligado al consumo de SPA.

Para Paramo (2012) otra problemática asociada al consumo se encuentra en la de la

delincuencia, detectándose algunos antecedentes de historia criminal en adolescentes,

íntimamente ligados a sus relaciones sociales, pues los jóvenes ven el crimen como una

alternativa “fácil” para obtener dinero y así abastecerse de las sustancias.

Otro de los factores de acuerdo con Camacho (s.f) que se encuentran presente dentro de la

etapa evolutiva del adolescente es el relacionado con el consumo de SPA lo constituye la falta

de destrezas o conocimiento, ya que este enfrenta situaciones nuevas o desconocidas: “Los dos

problemas más comunes que afectan la vida de un joven son el embarazo y la actividad criminal.

Ninguno es "normal" o "habitual"; ambos son señales de que un adolescente se halla en

problemas (Rice, 1999).

Es la adolescencia entonces la etapa más sensible y susceptible en la que el joven se halla

expuesto a la situación del consumo. Según Escohotado (citado por Ortega, Hernández et al,

2015) se pueden plantear tres formas para comprender el uso de las SPA: La primera de ellas se

halla relacionada con la búsqueda del joven por aliviar el dolor particularmente emocional. La

segunda por su parte, se manifiesta con la idea de dormir o evadir de cierta manera situaciones

de aburrimiento y desazón. Y por último la búsqueda de aventura de la persona frente a las

diversas SPA.

También podemos encontrar que la problemática de las SPA es diferente de acuerdo al grado

o tipo de consumo en el que se encuentre el adolescente. Según Nida (citada en Ortega & otros,

2015) en Sustancias Psicoactivas pueden identificarse cuatro tipos de consumo: El primero,

llamado consumo experimental. El segundo tipo de consumo, el consumo ocasional, que consiste

en el uso intermitente sustancia. El tercer tipo de consumo se conoce como consumo habitual el

cual supone una utilización frecuente de la droga. Finalmente, el cuarto tipo de consumo,

consiste en el uso nocivo de la SPA. Este tipo de consumo genera daños físicos, psíquicos,

afectivos, psicológicos y sociales para el consumidor, así como para su familia y ambiente

próximo.

Como se ha podido analizar y dado a que las condiciones socioeconómicas de gran parte del

mundo son precarias, los adolescentes son cada vez más propensos a incurrir en el uso de SPA.

Actualmente, de acuerdo Tokatlian (como se citó en Villa, 2012) existe el énfasis

prohibicionista dentro de las políticas internacionales y domesticas contra las drogas y la

necesidad de la reducción de la oferta, además se ha hecho énfasis en la reducción del consumo

a partir de la prevención, pretendiendo así crear una sociedad libre

de drogas, lo cual implica que se eliminen cultivos ilícitos, la producción, el tráfico,

la distribución y la comercialización de dichas sustancias.

Por otra parte y pese a que la problemática de la droga es un problema global, vale la pena

revisar contextualmente la situación de dicho flagelo dentro del marco Colombiano y

Quindiano.

2. Contextualización

De acuerdo con Augusto Pérez Gómez (2013) “Colombia no es el mismo país de los años 80

y 90 del siglo pasado. Los grandes carteles de la droga desaparecieron, pero sus herederos

diversificaron sus actividades, creando alianzas con guerrillas y paramilitares, produciéndose un

incremento de la vinculación de los menores de edad en conductas delincuenciales”.

Dentro del contexto latinoamericano, Colombia, según Pérez (2013) “se encuentra en un rango

intermedio a nivel de consumo, junto con Perú y México; por encima están Chile, Argentina y

Uruguay, y por debajo Ecuador y Bolivia”. De acuerdo con los datos más recientes sobre

población general que datan de 2011, en Colombia habría por lo menos 300.000 personas con

necesidad de recibir tratamiento por consumo de sustancias ilícitas; la gran mayoría de ellas

consume marihuana y alguna forma de cocaína. De acuerdo con la ENCUESTA NACIONAL DE

SALUD MENTAL (2013) el 3,5 % de la población encuestada refiere alguna vez haber

consumido marihuana en algún momento de su vida, mientras que de ellos el 48,8 % dijeron

haberla consumido en los últimos 12 meses.

Según lo menciona Pérez (2013) si se compara la situación de hoy con la de hace 20 años, el

estado del sistema de salud en Colombia es mejor, por lo que se cuenta con la posibilidad de

enfrentar con más eficacia todos los problemas asociados al consumo de sustancias. Sin embargo

todavía no se ofrecen soluciones ni estrategias que ofrezcan dichas soluciones al problema de

consumo en cuanto a prevención, intervención y tratamiento.

A nivel nacional, el problema de la droga ha presentado un impacto negativo,

particularmente en adolescentes en donde además se demuestra que el consumo de SPA tiende a

iniciarse en esta etapa de la vida, de acuerdo con la Dirección Nacional de Estupefacientes

DNE (Citada por Portillo et al 2011).

Por su parte, para Nivia (Citada por Portillo, Giraldo, et al 2011) el consumo de SPA

constituye una situación que ha generado un gran impacto afectando así el entorno regional,

pues, según un estudio realizado por el Observatorio de Drogas del Eje Cafetero, en el caso del

departamento del Quindío este se halla por encima del nivel de consumo nacional de las

sustancias ilegales, marihuana, cocaína, inhalables, éxtasis y tranquilizantes.

De acuerdo con una investigación realizada por Portillo et al (2011) en adolescentes

masculinos judicializados de un centro de atención especializado del departamento del Quindío,

“la edad promedio de inicio de consumo de sustancias de los adolescentes fue de 12 años, y el

tipo de droga predominante con la que los jóvenes iniciaron su consumo es en un 75 %

marihuana, un 6,25 %”.

Otros resultados predominantes fueron: El tipo de droga con la que los adolescentes iniciaron

su consumo fue en un 75 % marihuana (…) así mismo, se halló que la vía de administración más

frecuente de las drogas es fumada, con un porcentaje de 81,25 %. Un 93,75 % de los

adolescentes manifestaron ser policonsumidores, lo que se puede relacionar con el hecho de que

la experimentación temprana con tabaco, alcohol (antes de los 14 años) o cannabis (antes de los

15 años). (Portillo et al 2011)

El estudio de Portillo et al (2011) aporta datos sobre el consumo de sustancias psicoactivas

en adolescentes. Estos datos han permitido consolidar de manera objetiva algunos estándares a

nivel de investigación sobre esta población, además de repercutir en la comprensión del

fenómeno del consumo de SPA en adolescentes.

3. Factores Protectores

Existen diferentes definiciones sobre factores protectores que a la vez convergen entorno a lo

que son dichos elementos. Hawkins (citado en Feria, 2015) expresa: que “los factores de

protección son aquellos factores psicológicos o sociales que modifican la acción de un factor de

riesgo para desestimular o evitar la aparición de una problemática”. Feria (2015) sostiene a su vez

que los factores protectores son aquellos recursos o estrategias que de alguna manera neutralizan

ciertos riesgos, generando así conductas saludables y debilitando factores y elementos externos

que atenten contra la salud física y mental del individuo. Díaz (en Feria, 2015), por su parte,

asegura que:

Los factores protectores son todas aquellas situaciones y características que protegen o

aminoran el efecto de estímulos nocivos sobre las personas, sirven como escudos para

favorecer el adecuado desarrollo de los seres humanos, evitando la aparición de conflictos

y por ende, cumpliendo una función de protección del estado de salud física y mental.

Por otra parte Gonzales y Rey (2003) sostienen que existen diversos autores e investigadores

han intentado hallar aquellos factores que de algún modo entran a proteger a las personas contra

el uso de sustancias psicoactivas y que esto se ha hecho con el propósito de plantear y establecer

programas que prevengan su consumo. Para Llanes, Castro y Margain (en Gonzales y Rey,

2003), los factores protectores podrían ser considerados como una fuerza interior que las

personas desarrollan para no enfrentarse a situaciones de riesgo que afecten tanto su salud física

y mental. Esa fuerza interna se encuentra asociada con la idea de prever, conocer el daño y así

poder anticiparse.

También algunos autores se han preocupado por establecer estos factores e identificarlos.

Donas Burak (citado en Paramo 2011) plantea que existen dos tipos de factores protectores: de

amplio espectro, o sea, indicativos de mayor probabilidad de conductas protectoras que favorecen

el no acontecer de daños o riesgos; y factores protectores específicos a ciertas conductas de

riesgo. Dentro de los factores de amplio espectro, nombra: familia contenedora, con buena

comunicación interpersonal; alta autoestima; proyecto de vida elaborado, fuertemente

internalizado; locus de control interno bien establecido; sentido de la vida elaborado; permanecer

en el sistema educativo formal y un alto nivel de resiliencia. (Paramo 2011)

Como factores protectores específicos, encontramos: el uso de cinturón de seguridad (que

reduce o evita accidentes automovilísticos); no tener relaciones sexuales, o tenerlas

con uso de preservativo (que reduce o evita el embarazo, ETS, Sida); y no fumar (reduce o evita

el cáncer de pulmón y enfisema). (Paramo 2011)

Por su parte Rutter (2010) enumera algunos ejemplos de lo que se constituyen como

factores protectores:

1. Autoestima, auto concepto, auto eficacia adecuada, y sentido de

pertenencia e identidad grupales.

2. Perspectivas de construir proyectos de vida viables.

3. Escalas de valores congruentes con un desarrollo espiritual adecuado, en

las que el amor, la verdad, la libertad, el respeto, la responsabilidad, la

religiosidad, la moral y otros valores, se practiquen debidamente y en los

ambientes apropiados.

4. Estructuras y dinámica familiares congruentes con los procesos básicos y

las funciones de la familia.

5. Familias y sociedades dispuestas a trabajar por una niñez, adolescencia y

juventud saludables.

6. Micro ambientes familiares, escolares, laborales, deportivos y recreativos

que sean saludables y propicios para el desarrollo de la gente joven de ambos sexos.

7. Niveles crecientes de auto cuidado y de responsabilidad en los dos sexos

en relación con su salud reproductiva.

8. Ayuda mutua y existencia y uso adecuado de redes sociales de apoyo.

9. Promoción de investigaciones que permitan identificar las necesidades y

mecanismos capaces de disminuir los problemas emergentes, incluyendo

en forma prioritaria el refuerzo de las defensas endógenas y exógenas

frente a la exposición a situaciones traumáticas y de estrés en niños y

adolescentes.

Por otro lado Amar et al (2003) plantean la importancia del estudio sobre factores protectores,

para determinar los aspectos personales y ambientales que son a su vez fuentes de los factores

protectores, haciendo posible planear intervenciones preventivas centradas en fortalecer las

características contextuales y ambientales que contribuyen a un desarrollo saludable. Se

enmarca como para la prevención es definitivamente importante acrecentar el grado de

conocimiento y entendimiento de las razones por las cuales algunas personas no son afectadas

por factores de riesgo.

El desafío, al parecer se encuentra en proponer, de acuerdo con Moral y Ovejero (citados en

Banderas, Martínez y Romo, 2010), programas preventivos que incluyan entrenamiento en el

desarrollo de habilidades generales de índole cognitivo conductual, comunicacional e

interpersonal, que le permitan a la personas dar manejo a situaciones que le puedan generar

ansiedad, además que se le brinde una acorde educación para la salud centrada en tareas de

sensibilización que formulen nuevas actitudes, habilidades, alternativas, estrategias de

resistencia a la persuasión y promuevan el pensamiento crítico.

Para Amar et al (2003) El desafío más importante en los últimos años ha sido la

implementación de estrategias de prevención y fortalecimiento de los factores protectores tanto

en las escuelas, familias y comunidades. Por lo que para ellos el desafío amerita un viraje en la

focalización de las influencias ambientales y centrarse más en la atención hacia la promoción

de estrategias positivas de acción que sobre los factores negativos o de riesgo.

A continuación se ahondara en diferentes factores protectores como la familia, la escuela, la

iglesia, entre otros.

3.1 Familia

De acuerdo con Anderson et al (citado por Córdova, 2011) un adecuado ambiente familiar

favorecen la formación de factores protectores, esto junto con a una cohesión familiar, además

de una buena comunicación paterno-filial, acompañada de una adecuada expresión de afectos y

también de la existencia de vínculos cercanos y de apoyo paternal constituyen muy importantes

factores protectores ante el uso de drogas entre los hijos adolescentes.

Por su parte Córdova (2011) señala que aunque se ha evidenciado el papel importante de la

madre dentro de las fases tempranas de la socialización en el niño, se destaca aún más la

preponderancia de la calidad de la relación que el padre pueda tener con los hijos,

proporcionando por este rol factores de protección contra la depresión y las ansiedades,

aspectos ampliamente relacionados al uso de sustancias.

Otro factor protector a nivel familiar es el establecimiento de reglas claras contra el uso

de alcohol y drogas, ya tienen un efecto protector mayor, esto ya que por lo general, la

existencia de estas reglas familiares claras, y además monitoreadas por los padres según

Córdova (2011) constituye un factor protector significativo contra el uso de sustancias. A su vez

la estructura de roles familiares definida claramente ayuda a prevenir el uso

de sustancias, mientras que por el contrario el mal o disfuncional funcionamiento de los roles

se ve relacionado con un aumento del mismo (Mckay et al.en Córdova, 2011).

Para Médina y GraCas (2010) “Las demostraciones de afecto como jugar y hablar se

identifican como factores protectores que, sin embargo, requieren ser reforzados y comprendidos

por los padres para que se realicen diariamente en todas las familias”. En este sentido Muñoz

(2013) sostiene que la salud física y psicológica de una persona no solo son el resultado de

factores biológicos, sino de las condiciones sociales que lo rodean. Al ser la familia el primer

agente socializador del individuo y en el que se dan las relaciones afectivas más fuertes, se puede

decir que la familia es en gran parte la determinante de la conducta de una persona.

3.2 Escuela

La escuela según algunos teóricos e investigaciones también se puede constituir como un

factor protector. De acuerdo con Becoña (citada por Diana Becerra Benavides, 2013) si la

escuela cumple un papel acorde en la formación integral del estudiantado esta se convierte en

un factor de protección, ya que esta formación tiende a aumentar la autonomía en el adolescente

y disminuyendo en este comportamientos que pueden convertirse en problema.

Sin embargo investigadores como Loubat (citado en Páramo 2011) en un estudio concluyó

que: “la escuela a veces no cumple totalmente con el rol de factor protector, para la detección y

pesquisa de alumnos en riesgo”. Otros estudios, de acuerdo con Gonzales y Rey (2006),

reconocieron que particularmente los profesores que muestran un interés auténtico por sus

estudiantes y les aconsejan y orientan, pueden constituir un factor que puede mantenerlos

alejados del consumo de sustancias adictivas.

La escuela secundaria, para Rice (1999) puede ser, cuando es bien constituida una fuente de

oportunidades para que lo estudiantes aprendan nueva y útil información, a su vez dominen sus

nuevas destrezas y perfeccionen las que ya tienen y para que los jóvenes estudien opciones para

seguir una carrera, así como participar en deportes y estar con sus amigos.

3.3 La religión

Para Moncada (citado por Becerra, 2012) tanto las “prácticas religiosas, como las fuertes

creencias morales, un temperamento resiliente y buenas habilidades sociales han sido descritos

como factores de protección ya que se ha observado que adolescentes con estas características

permanecen alejados de situaciones de consumo”. Sin embargo Félix (citado por Becerra, 2012)

aclara que las prácticas religiosas no corresponden necesariamente a una denominación, sino que

es un factor protector cuando para la persona existe una visión espiritual y trascendente de la

vida y cuando su sistema de creencias es fuerte. Por otra parte su participación activa en la iglesia

le brinda un apoyo social, ayudando a la constitución de su identidad y a su vez lo protege de

ciertos riesgos como el consumo.

3.4 Asertividad

La asertividad es la capacidad personal de manifestar los pensamientos, las emociones y

sentimiento de una forma clara y serena. La asertividad de acuerdo con Velásquez et al (2012)

constituye otro factor protector, aunque se reconoce la dificultad en la formación de esta

capacidad particularmente en la etapa de la adolescencia debido a sus cambios biológicos y

psicológicos, que se distinguen por conductas de oposición y rebeldía, además de los intentos

de los jóvenes de afirmar su propia individualidad.

Para Velásquez et al (2012) la conducta asertiva requiere del conocimiento y aceptación de las

propias capacidades y limitaciones del individuo, centrando su atención en el logro de ciertas

metas y manteniendo el respeto propio independientemente si éstas metas se consiguen o no. Al

contrario la ausencia de asertividad también se ha considerado como un predictor de la

cronicidad del consumo de algunas drogas ilegales; tales como marihuana, cocaína y heroína,

(Diaz Negrete et al, 2008)

De acuerdo con lo observado por Velásquez et al (2012), en su estudio ASERTIVIDAD Y

CONSUMO DE DROGAS EN ESTUDIANTES MEXICANOS “se corroboró la hipótesis de que

los estudiantes que se conducen asertivamente con mayor frecuencia han podido enfrentar de

manera eficaz la oferta y la presión de sus amigos para usar drogas ilícitas”. También pudieron

identificar a través del mismo que tanto el control conductual como la capacidad para

reconocer y aceptar a los demás pueden actuar como factores protectores del uso de drogas

ilícitas.

3.5 Otros factores protectores

Velásquez et al (2012) creen que existen otros aspectos intrapersonales que se constituyen en

factores protectores: la autoestima, como recurso de protección que le permite al individuo

evaluarse positivamente, el locus de control interno, capacidad para darse cuenta que el bienestar

deriva del comportamiento, la resiliencia, que es una adaptación activa y un afrontamiento

exitoso que supone en el individuo mayor resistencia. Así como la inteligencia emocional,

considerada como la capacidad para comprender emociones y conocer las propias que le brinda al

individuo la habilidad de motivarse y persistir ante decepciones, controlar impulsos y demorar

la gratificación.

3.6 Resiliencia

González y Rey (2006) describen la resiliencia como la tendencia actualizante o aquella

fuerza que algunos individuos poseen que los llevan, sin importar las circunstancias, a liberar

todo el potencial y a dirigirlo hacia un mayor bienestar en todas las áreas de su vida. Para

Figueroa et al (2005) “El término “resiliente” es una denominación utilizada para caracterizar la

capacidad de adaptación de determinados materiales en circunstancias extremas” remplazando

materiales por personas que superan situaciones difíciles en sus vidas.

Según Cecilia Romero (2015) las personas resilientes pueden demostrar poco o ningún

deterioro en su desarrollo intelectual, social y emocional aunque existan varios factores en la

sociedad en general que se constituyen en factores de riesgo graves como la pobreza, la

violencia, el abuso de sustancias, disgregación familiar, enfermedades, entre muchos otros.

También para Romero (2015) “El ser resiliente no significa ser invulnerable al dolor o a las

tristezas. La diferencia está en que la persona resiliente sabe sacar provecho de las experiencias

negativas, porque las aprovecha para tornarse emocionalmente más fuerte y así enfrentar las

adversidades de una manera más positiva y sana (Bueno, 2007)”.

García del Castillo y Díaz (2007) sostienen que en la actualidad se están fortaleciendo las

teorías que se orientan hacia la promoción de los factores de protección y a la resiliencia como

uno de ellos. En estas se define como objetivo prioritario la promoción de la resiliencia. En una

revisión reciente, Dillon y colaboradores (2007) destacan un conjunto de factores personales y

del contexto, fuertemente correlacionados con el desarrollo de la resiliencia. Así, individuos

resilientes parecen operacionalizar un esquema en que perciben, por ejemplo, el consumo de

drogas como un riesgo para sí mismos y de esta manera evitan ese comportamiento. (García et al,

2007)

Otros enfoques según Romero (2015) fundamentan la recreación como una actividad que

ayuda a incrementar la resiliencia. Para ellos la recreación genera consecuencias positivas, como

la promoción del desarrollo integral, de gozo y del disfrute, todo esto bajo un marco de diversión

positiva (Salazar, 2007). De acuerdo con Becoña (2006), las emociones positivas favorecen el

surgimiento de la resiliencia. Cuanto más felicidad experimenta una persona, mayor protección

posee esta ante la depresión, la ansiedad, así como también una mejor perspectiva del futuro.

3.7 Estilos de afrontamiento

Siguiendo a Olson y Mc Cubbin (en Figueroa et al, 2005) se destacan dos aspectos básicos

en la literatura sobre los estilos de afrontamiento, por un lado, el afrontamiento como un proceso

y por el otro, la eficacia del mismo. El afrontamiento es un proceso que la persona utiliza con el

fin de hacer frente a situaciones estresantes; aunque no siempre la este proceso garantiza el

éxito. Sin embargo si al hacerlo el individuo tiene éxito en la resolución de la problemática, este

tenderá a repetir el mismo proceso ante situaciones similares.

Gómez, Luengo et al (en Páramo, 2011) mostraron como las estrategias de afrontamiento

productivo, como esforzarse y concentrarse en resolver los problemas y fijarse en lo positivo,

parecen actuar como factores de protección del inicio de consumo de drogas y de la implicación

en actos antisociales; mientras que las estrategias no productivas como la estrategias de

evitación, y presión del grupo, parecen favorecer la aparición de estas conductas.

4. Discusión

El panorama ante el consumo de SPA a nivel internacional, nacional y regional no es

favorecedor, en particular en niños y adolescentes, pues los estudios muestran una tendencia cada

vez más creciente frente al inicio en estas edades; no obstante el hecho de que algunos autores

e investigadores centren su atención en las personas que pese a las situaciones contextuales, ya

sean sociales, económicas y culturales no incurren en el consumo de SPA, augura el amplio

desarrollo de nuevas estrategias entorno a esos factores protectores y a la manera como se puede

lograr intervenir desde la familia y la escuela de un modo diferente al tradicional modelo de

intervención prohibicionista contra las drogas.

Por otra parte no es de desconocer que no existe relación entre algunos factores como la

pobreza y el consumo de SPA, pues en integrantes de estratos sociales altos también se presenta

esta situación. Lo anterior muestra que el consumo de SPA representa una amenaza no solo

contra la salud mental, sino también contra el futuro de las sociedades y la evolución del ser

humano.

Es de anotar que el consumo de SPA constituye un problema de salud pública debido al

creciente aumento de personas que presentan esta situación en sus vidas. Además se debe

considerar la alta carga por enfermedad (morbilidad) de las personas dependientes de SPA, ya

que esta dificultad las convierte en la mayoría de los casos en individuos disfuncionales a nivel

social, económico, familiar e individual. En muchos casos la dependencia a las SPA los lleva a

sufrir graves enfermedades físicas e incluso la muerte, engrosando de esta manera las tasas de

mortalidad a causa de este flagelo.

También se vuelve al reconocimiento de la familia como principal agente protector del

adolescente. Las diferentes investigaciones han mostrado que el establecimiento de roles

concretos y de la estructuración de claros sistemas de normas y sanciones, depende que la familia

se instituya como el principal factor protector de los individuos. Otros agentes como la escuela,

si cumple con su papel formador e informativo y las religiones que cimentan y fortalecen la

trascendencia espiritual, también se constituyen como importantes factores protectores.

Se ha demostrado a su vez la importancia de fomentar y fortalecer herramientas

intrapersonales como la asertividad, el auto concepto, la resiliencia, las estrategias de

afrontamiento y las practicas recreativas y deportivas como aspectos formadores de

autodeterminación y por ende en forjadores de factores que protejan al adolescente ante el riesgo

de caer en el consumo de SPA.

Los adolescentes que presentan alto nivel de bienestar psicológico utilizan estrategias de

afrontamiento dirigidas a la resolución de los problemas se concentran en resolver los

problemas, se esfuerzan en tener éxito, se preocupan por invertir en amigos íntimos y en

distracciones físicas. Esto da cuenta de que estos jóvenes presentan flexibilidad cognitiva y a su

vez enfrentan las situaciones de manera positiva, esforzándose por satisfacer sus necesidades

vitales, emocionales y sociales. De este modo fortalecen el concepto que tienen de sí, de su

imagen corporal y pueden lograr mayor aceptación de los demás. (Figueroa et al, 2005).

No obstante, una limitación en cuanto a los diferentes estudios sobre factores protectores

que fueron consultadas dentro del presente artículo, es que ninguna de ellas se constituye como

investigaciones longitudinales en las que se estudie la misma generación de población pero en

diferentes unidades de tiempo. Lo anterior ayudaría para indagar si aquellos factores que han

sido protectores en un primer momento de la investigación se constituyen de igual modo con el

paso de los años, esto teniendo en cuenta que el fenómeno del consumo de SPA puede

presentarse en cualquier momento de la vida de cada individuo.

5. Conclusiones

De acuerdo con lo analizado en las diferentes investigaciones sobre factores protectores ante

sustancias psicoactivas se pueden desprender las siguientes conclusiones. La familia con un

definido modelo de roles y un sistema de normas claras se constituye como el principal factor

protector en el adolescente. Por otro lado estamentos como la escuela y la religión cumplen un

papel formativo indispensable en la introyección de la orientación al logro y el autocuidado en el

joven. Se hace necesario además la formación de herramientas intrapersonales en los

adolescentes constituyéndose en un imperativo que se logra a partir de la comunión entre la

familia, la escuela y la religión. Por otra parte la realización de actividades recreativas y

deportivas también se constituyen en otros importantes factores protectores.

6. Referencias bibliográficas

Anderson A. & Henry C. (1994). Family system characteristics and parental behaviors as

predictors of adolescent substance use. Adol 29:405-420.

Banderas Rodríguez, C. R., Martínez Chacón, A. J., & Romo González, T. (2010). Prevención

integral de consumo de alcohol y drogas en estudiantes universitarios: una propuesta de

intervención grupal.

Barquero, C. E. R. (2015). LA RECREACIÓN EN EL FOMENTO DE LA

RESILIENCIA. Revista Ciencias de la Actividad Física UCM. N, 16(1), 63-80.

Becerra Benavides, D. M., & Trujillo Cano, A. M. (2013). Factores de riesgo y protección a

nivel individual, pares y escuela en el consumo de sustancias psicoactivas (Doctoral

dissertation).

Becoña, E. (2002). Bases científicas de la prevención de las drogodependencias. Delegación del

gobierno para el plan nacional de drogas. Madrid: Ministerio del Interior.

Cid-Monckton, P., & Pedrão, L. J. (2011). Factores familiares protectores y de riesgo

relacionados al consumo de drogas en adolescentes. Revista Latino-Americana de

Enfermagem, 19(spe), 738-745.

Córdova Alcaráz, Javier & García, Raúl (2011). Efecto de los trastornos del afecto

y la relación con sus padres en la severidad y el consumo de alcohol y drogas en

adolescentes. Artículos de Investigación Vol. 3 N ° 2.

del Castillo, J. A. G., & Días, P. (2007). Análisis relacional entre los factores de protección,

resiliencia, autorregulación y consumo de drogas. CONSEJO EDITORIAL, 7(2), 309-332.

del Pilar González, M., & Yedra, L. R. (2006). www. redalyc. org. Enseñanza e Investigación en

Psicología, 11(1), 23-37.

De Vincenzi, A. R. I. A. N. A., Sebastianelli, A., Álvarez, S., Tedesco, F., & Spretz, G. (2011).

Implementación de un programa para la promoción de estilos de vida saludables y

sostenibles y la prevención del consumo de drogas en escuelas insertas en comunidades con

necesidades básicas insatisfechas. Contenido/Summary, 45.

Díaz Negrete, B. y García-Aurrecoechea, R. (2008). Factores psicosociales de riesgo de consumo

de drogas ilícitas en una muestra de estudiantes mexicanos de educación media. Revista

Panamericana Salud Pública. 24(4), 223-232.

Feria Morales, L. A. (2015). Estrategias de desarrollo socio-afectivo en el manejo de emociones

como factor protector en adolescentes para el mejoramiento del bienestar subjetivo en la

institución educativa German Pardo García ciudad Ibagué.

Figueroa, M. I., Contini, N., Lacunza, A. B., Levín, M., & Estévez, A. (2005). Las estrategias de

afrontamiento y su relación con el nivel de bienestar psicológico. Un estudio con

adolescentes de nivel socioeconómico bajo de Tucumán (Argentina). Anales de

psicología, 21(1), 66-72

Gamboa, Eidy Lorena, Mahecha, et al. (2012). Factores de riesgo para el consumo de sustancias

psicoactivas en los estudiantes de 10 a 19 años de edad de la IE Gabriel Plazas, Municipio

Villavieja, segundo semestre.

Gómez, A. P. (2013). Colombia: fuera del ojo del huracán, pero todavía cerca. Adicciones, 25(2),

106-108.

Gómez Fraguela, J. A., Luengo Martín, M. A., Romero Triñanes, E., Villar Torres, P., y Sobral

Fernández, J. (2006). Estrategias de afrontamiento en el inicio de la adolescencia y su

relación con el consumo de drogas y la conducta problemática. International Journal of

Clinical and Health Psychology, 6, 581-597.

Iglesias, E. B., López-Durán, A., & del Río, E. F. RESILIENCIA Y CONSUMO DE

CANNABIS, DROGAS DE SÍNTESIS Y COCAÍNA EN JÓVENES.

Llanes, B.J., Castro, M.E. y Margáin, C.M. (2000) Yo, maestro… Como participar en

la prevención. México: Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgos

Loubat, O. M. (2006). Conductas alimentarias: Un factor de riesgo en la adolescencia. Resultados

preliminares en base a grupos focales con adolescentes y profesores. Terapia Psicológica,

24, 31-37.

Mafaldo Mejía, R. (2012). Actitud del adolescente de cuatro y quinto de educación secundaria

frente al consumo de alcohol en la Institución Educativa Nacional" República del Perú"-

Villa el Salvador.

Medina Arias, N., & Ferriani, M. D. G. C. (2010). Factores protectores de las familias para

prevenir el consumo de drogas en un municipio de Colombia. Revista Latino-Americana de

Enfermagem, 18(spe), 504-512.

Moral, M.V., Ovejero, A. (2005). Modifi cación de las actitudes, hábitos y frecuencia de

consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas en adolescentes españoles a partir de un

programa educativo-preventivo. Revista Colombiana de Psicología, 14:100-118.

Muñoz Silva, E. F. (2013). Prevención del consumo de sustancias psicotrópicas en los y las

adolescentes del Colegio Experimental Universitario Manuel Cabrera Lozano extensión

Motupe de la ciudad de Loja.

NIDA-Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (2004). Cómo Prevenir el Uso de Drogas en

Los Niños y Los Adolescentes. Bethesda, Maryland.

Nivia, C. (2008). Situación del consumo de drogas en Quindío. Sistema único de indicadores

sobre consumo de sustancias psicoactivas. Recuperado el día 22 de agosto de 2011 del sitio

web Descentraliza drogas: Recuperado de:

http://www.descentralizadrogas.gov.co/portals/0/quindio.doc

Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y la Comisión Interamericana para el

Control del Abuso de Drogas de la Secretaría de Seguridad Multidimensional de la

Organización de los Estados Americanos (2010). Informe subregional sobre uso de Drogas

en población escolarizada 2009/2010. ONUDD, CICAD-OEA.

Olson, D. H. & Mc Cubbin, H. I. (1989). Families, what makes them work. California:

Sage.

Páramo, M. D. L. Á. (2011). Factores de Riesgo y Factores de Protección en la Adolescencia:

Análisis de Contenido a través de Grupos de Discusión. Terapia psicológica, 29(1), 85-95.

Rice, F. (1999). Adolescencia, desarrollo, relaciones y eultura (9"ed.) Madrid, Espana:

Prentice Hall.

Rosabal García, E., Romero Muñoz, N., Gaquín Ramírez, K., & Hernández Mérida, R. A. (2015).

Conductas de riesgo en los adolescentes. Revista Cubana de Medicina Militar, 44(2), 218-

229.

Rutter M, (2010) Rutter’s child and adolescent psychiatry. 5th ed. Oxford: Wiley-Blackwell;

1230 p.

Velázquez Altamirano, M., Arellanez Hernández, J. L., & Martínez García, A. L. (2012).

Asertividad y consumo de drogas en estudiantes mexicanos. Acta Colombiana de

Psicología, 15(1), 131-141

Villa Agredo, A. (2014). Comunidades que se Cuidan. Una alternativa en el marco de la Política

Publica en Sustancias Psicoactivas.