Fabulas y Leyendas

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Existió, hará un largo tiempo, un humilde hombre que vivía en la más absoluta pobreza. Este hombre tenía un hijo muy egoísta, que cansado de no recibir de su pobre padre cuanto le pedía, decidió que era hora de marcharse a iniciar su propia vida, llena de más caprichos y lujos. Transcurridos unos cuantos años desde la partida de su hijo, el padre habría logrado salir adelante con muy buen pie, enriqueciéndose de tal forma gracias a sus negocios en el mundo del comercio, que se había trasladado de casa y de ciudad, rodeado de mil y una comodidades. Su hijo, por el contrario, no había conseguido salir de la pobreza, y caminaba mendigando de pueblo en pueblo y viviendo gracias a la ayuda de las gentes. Aquel padre, a pesar de haber abandonado su vida anterior y haberse convertido en un hombre con tanta suerte, no conseguía olvidarse de su hijo, lamentándose día a día de su marcha y soñando con su llegada: ¡Dónde estará mi hijo! Yo ya soy viejo, y ¡desearía tanto que pudiese acompañarme en mis últimos días de vida, y heredara con mi despedida toda mi riqueza! Y, cosas del destino, ocurrió que su hijo buscando limosna, llegara a la ciudad a la que se había traslado el padre y que tocara a su misma puerta. Tan cansado de caminar de allá para acá, el hijo ni siquiera reconoció a su padre, que se encontraba reposando placenteramente sobre un sillón de buena mimbre en el porche ajardinado de su gran casa. Pero el padre sí reconoció a su hijo, y muy emocionado se levantó de su sillón para darle un gran abrazo, así como la bienvenida a su nuevo hogar. Sin embargo, aquello no tuvo nunca lugar, porque el hijo, asustado ante tanta riqueza y temeroso de ser humillado, salió corriendo de allí como alma que lleva el diablo. Leyenda: La Riqueza y La Pobreza Fin.

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Page 1: Fabulas y Leyendas

Existió, hará un largo tiempo, un humilde hombre que vivía en la más absoluta pobreza. Este hombre tenía un hijo muy egoísta, que cansado de no recibir de su pobre padre cuanto le pedía, decidió que era hora de marcharse a iniciar su propia vida, llena de más caprichos y lujos.

Transcurridos unos cuantos años desde la partida de su hijo, el padre habría logrado salir adelante con muy buen pie, enriqueciéndose de tal forma gracias a sus negocios en el mundo del comercio, que se había trasladado de casa y de ciudad, rodeado de mil y una comodidades. Su hijo, por el contrario, no había conseguido salir de la pobreza, y caminaba mendigando de pueblo en pueblo y viviendo gracias a la ayuda de las gentes.

Aquel padre, a pesar de haber abandonado su vida anterior y haberse convertido en un hombre con tanta suerte, no conseguía olvidarse de su hijo, lamentándose día a día de su marcha y soñando con su llegada:

•¡Dónde estará mi hijo! Yo ya soy viejo, y ¡desearía tanto que pudiese acompañarme en mis últimos días de vida, y heredara con mi despedida toda mi riqueza!

Y, cosas del destino, ocurrió que su hijo buscando limosna, llegara a la ciudad a la que se había traslado el padre y que tocara a su misma puerta. Tan cansado de caminar de allá para acá, el hijo ni siquiera reconoció a su padre, que se encontraba reposando placenteramente sobre un sillón de buena mimbre en el porche ajardinado de su gran casa.

Pero el padre sí reconoció a su hijo, y muy emocionado se levantó de su sillón para darle un gran abrazo, así como la bienvenida a su nuevo hogar. Sin embargo, aquello no tuvo nunca lugar, porque el hijo, asustado ante tanta riqueza y temeroso de ser humillado, salió corriendo de allí como alma que lleva el diablo.

Leyenda:La Riqueza y La Pobreza

Fin.

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En el comienzo los hombres comían frutas y cazaban animales para comer, pero necesitaban algo que les diera más nutrientes, por eso es que querían el maíz que se encontraba entre las montañas, pero ningún Dios podía llegar al mismo, así es como pidieron ayuda a Quetzalcóatl y él usó la inteligencia para convertirse en hormiga roja, así es como logró subir pasando mil obstáculos hasta que entre sus mandíbulas logró ubicar el grano de maíz que luego llevó a la gente del pueblo, la plantaron en tierra firme y desde entonces siempre tuvieron el grano que buscaban gracias a su Dios que los ayudó.

Leyenda:El Maíz Érase una vez un hipopótamo que tomaba el

autobús muy, muy temprano, para acudir a su trabajo. Pero este hipopótamo, en lugar de guardar su sitio en la cola como hacían los demás, no dudaba en imponerse a todos a fuerza de empujones y manotazos hasta verse el primero de la fila. Con frecuencia este hipopótamo egoísta causaba peleas enturbiando el buen ambiente del vecindario.

pescozones a sus pobres compañeros de viaje hasta que conseguía hacerse también con el asiento que mejor le pareciese. El hipopótamo no reparaba en las formas a la hora de salirse con la suya.

Una vez en el asiento elegido, el hipopótamo abría un periódico amarillento y lo extendía al máximo posible con el fin de tapar la cara y agobiar a su compañero de asiento. Además, y por si esto fuera poco, le daba por toser y bostezar con la boca abierta y a un buen volumen, con el único fin de molestar y fastidiar a todo el mundo.

A la hora de salir del autobús, el hipopótamo lo hacía del mismo modo que había entrado, arrollando con sus fuertes pisotones a los viajeros del autobús que se situaban delante para salir el primero. ¡Qué alivio sentían todos cuando pisaba la calle y parecía alejarse!

Es importante recordar que para vivir en sociedad y no ser temidos ni rechazados, hemos de preocuparnos por el bienestar de los demás como si fuera el propio evitando molestar a nadie y mostrando en cada paso nuestra buena educación.

No contento con situarse por la fuerza el primero, una vez se encontraba en el autobús, el hipopótamo subía a lo bruto repartiendo sin vergüenza codazos y

Fábula:El Hipopótamo Egoísta

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Por el año 1815, la gente de la época presenció cómo una mujer se convirtió en mula de la cintura para arriba después de que le negara un plato de comida a su madre. El fenómeno ocurrió en su pequeño restaurant, donde llegó la anciana a pedir. Después de que su propia hija la botara, ella se encontró a un señor que le dio una moneda con una cruz de San Andrés sobre el sello. El hombre le dijo que volviera al restaurant, comprara una comida con esta moneda y, al darle su hija el vuelto le dijera: “quédate con eso pa’ que compres malojo”.

Después de seguir las instrucciones del desconocido, la hija de la señora sufrió la transformación delante de los que allí se encontraban, comenzó a lanzar coces y a relinchar, hasta que se fue del lugar. Después de ese día, la mujer mula aparece rezando en la iglesia de Las Mercedes, cubriendo su castigo con un gran manto blanco.

Mito:La Mujer Mula

En las tierras de Guanarito se oyen los aterradores silbidos que espantan hasta al más recio. Cuando se escucha cerca, está lejos, y viceversa. El silbón es la aparición más temida del llano venezolano, un hombre alto y flaco de unos seis metros que fue condenado por su propia madre, luego de haber asesinado a su padre y comido sus vísceras.

Este hombre sobrenatural carga en su espalda un saco de huesos, y advierte su llegada con el sonido del choque de la osamenta en el costal. Si nadie puede escucharlo, cobrará una víctima al día siguiente.

Mito: El Silbón

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Mitos, Fábulas

y Leyenda

s

República Bolivariana de VenezuelaMinisterio del Poder Popular para la

EducaciónE.B.P “Simón Rodríguez”

La Morita II. Estado Aragua

Integrante:Gregorio García

2do Grado Sección “U”Docente: Adriana Coronel