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    Nota biogrfica sobre Federico Engels, autor deLa revolucin de la ciencia de Eugenio Dhring

    (Anti-Dhring)

    V. I. Lenin

    FEDERICO ENGELS

    Versin resumida por la CtedraPuede consultarse completa en el siguiente vnculo electrnico:http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1890s/engels.htm

    Escrito:En 1895.Primera edicin:En 1896, en la recopilacinRabtnik,nms. 1-2.Digitalizacin:Marxists Internet Archive, 2000.Fuente:En base a la versin de Ediciones en Lenguas Extranjeras, Beijing,

    1980.Esta Edicin:Marxists Internet Archive, 2000.

    Qu antorcha de la razn se ha apagado!Qu gran corazn ha dejado de latir![1]

    El 5 de agosto del nuevo calendario (24 de julio) de 1895 falleci en LondresFederico Engels. Despus de su amigo Carlos Marx (fallecido en 1883), Engels fueel ms notable cientfico y maestro del proletariado contemporneo de todo elmundo civilizado. Desde que el destino relacion a Carlos Marx con FedericoEngels, la obra a la que ambos amigos consagraron su vida se convirti en comn.Por eso, para comprender lo que Engels ha hecho por el proletariado es necesario

    entender claramente la importancia de la doctrina y actividad de Marx para eldesarrollo del movimiento obrero contemporneo. Marx y Engels fueron los primerosen demostrar que la clase obrera, con sus reivindicaciones, es el resultadonecesario del sistema econmico actual que, con la burguesa, crea y organizainevitablemente al proletariado. Demostraron que la humanidad se ver liberada delas calamidades que la azotan actualmente, no por los esfuerzos bienintencionadosde algunas nobles personalidades, sino por la lucha de clase del proletariadoorganizado. Marx y Engels fueron los primeros en esclarecer en sus obrascientficas que el socialismo no es una invencin de soadores, sino la meta final yel resultado inevitable del desarrollo de las fuerias productivas dentro de la sociedadcontempornea. Toda la historia escrita hasta ahora es la historia de la lucha declases, del cambio sucesivo en el dominio y en la victoria de una clase social sobre

    otra. Y esto continuar hasta que desaparezcan las bases de la lucha de clases ydel dominio de clase: la propiedad privada y la produccin social catica. Losintereses del proletariado exigen que dichas bascs sean destruidas, por lo que lalucha de clases consciente de los obreros organizados debe ser dirigida contraellas. Y toda lucha de clases es una lucha poltica.

    ()

    Podran expresarse en pocas palabras los servicios prestados por Marx y Engels ala clase obrera diciendo que le ensearon a conocerse y a tomar conciencia de smisma, y sustituyeron las quimeras por la ciencia.

    ()

    Engels naci en 1820, en la ciudad de Barmen, provincia renana del reino dePrusia. Su padre era fabricante. En 1838, se vio obligado por motivos farniliares,antes de terminar los estudios secundarios, a emplearse como dependiente en unacasa de comercio de Bremen. Este trabajo no le impidi ocuparse de sucapacitacin cientfica y poltica. Cuando era todava estudiante secundario, lleg aodiar la autocracia y la arbitrariedad de los funcionarios. El estudio de la filosofa lollev an ms lejos. En aquella poca predominaba en la filosofa alemana ladoctrina de Hegel, de la que Engels se hizo partidario. A pesar de que el propioHegel era admirador del Estado absolutista prusiano, a cuyo servicio se hallabacomo profesor de la Universidad de Berln, su doctrina era revolucionaria. La fe deHegel en la razn humana y en los derechos de sta, y la tesis fundamental de lafilosofa hegeliana, segn la cual existe en el mundo un constante proceso decambio y desarrollo, condujeron a los discpulos del filsofo berlins que no queranaceptar la realidad, a la idea de que la lucha contra esa realidad, la lucha contra lainjusticia existente y el mal reinante procede tambin de la ley universal deldesarrollo perpetuo. Si todo se desarrolla, si ciertas instituciones son remplazadaspor otras, por qu, entonces, deben perdurar eternamente el absolutismo del reyprusiano o del zar ruso, el enriquecimiento de una nfima minora a expensas de lainmensa mayora, el dominio de la burguesa sobre el pueblo? La filosofa de Hegel

    hablaba del desarrollo del espritu y de las ideas: era idealista. Del desarrollo delespritu deduca el de la naturaleza, el del hombre y el de las relaciones entre loshombres en la sociedad. Marx y Engels conservaron la idea de Hegel sobre elperpetuo proceso de desarrollo*,y rechazaron su preconcebida concepcinidealista; el estudio de la vida real les mostr que el desarrollo del espritu no explicael de la naturaleza, sino que por el contrario conviene explicar el espritu a partir dela naturaleza, de la materia. . . Contrariamente a Hegel y otros hegelianos, Marx yEngels eran materialistas. Enfocaron el mundo y la humanidad desde el punto devista materialista, y comprobaron que, as como todos los fenmenos de lanaturaleza tienen causas materiales, as tambin el desarrollo de la sociedadhumana est condicionado por el de fuerzas materiales, las fuerzas productivas. Deldesarrollo de estas ltimas dependen las relaciones que se establecen entre los

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    hombres en el proceso de produccin de los objetos necesarios para satisfacer susnecesidades. Y son dichas relaciones las que explican todos los fenmenos de lavida social, las aspiraciones del hombre, sus ideas y sus leyes. El desarrollo de lasfuerzas productivas crea las relaciones sociales, que se basan en la propiedadprivada; pero hoy vemos tambin cmo ese mismo desarrollo de las fuerzasproductivas priva a la mayora de toda propiedad para concentrarla en manos deuna nfima minora. Destruye la propiedad, base del rgimen social contemporneo,y tiende por s mismo al mismo fin que se han planteado los socialistas. Estos slodeben comprender cul es la fuerza social que por su situacin en la sociedadcontempornea est interesada en la realizacin del socialismo, e inculcar a esafuerza la conciencia de sus intereses y de su misin histrica. Esta fuerza es elproletariado. Engels lo conoci en Inglaterra, en Manchester, centro de la industriainglesa, adonde se traslad en 1842 para trabajar en una firma comercial de la quesu padre era accionista. Engels no se limit a permanecer en la oficina de la fbrica,sino que recorri los srdidos barrios en los que se albergaban los obreros y vio consus propios ojos su miseria y sufrimientos. No se limit a observar personalmente;ley todo lo que se haba escrito hasta entonces sobre la situacin de la claseobrera inglesa y estudi minuciosamente todos los documentos oficiales queestaban a su alcance. Como fruto de sus observaciones y estudios apareci en

    1845 su libro La situacin de la clase obrera en Inglaterra.

    ()

    Engels se hizo socialista slo en Inglaterra. En Manchester se puso en contacto conmilitantes del movimiento obrero ingls y empez a colaborar en las publicacionessocialistas inglesas. En 1844, al pasar por Pars de regreso a Alemania, conoci aMarx, con quien ya mantena correspondencia. En Pars, bajo la influencia de lossocialistas franceses y de la vida en Francia, Marx tambin se hizo socialista. Allfue donde los dos amigos escribieron La sagrada familia, o crtica de la crtica crtica() Antes de la aparicin de La sagrada familia, Engels haba publicado ya en larevistaAnales franco-alemanes, editada por Marx y Ruge, su Estudio crtico sobre laeconoma politica, en el que analizaba, desde el punto de vista socialista, los

    fenmenos bsicos del rgimen econmico contemporneo, como consecuenciainevitable de la dominacin de la propiedad privada. Sin duda, su vinculacin conEngels contribuy a que Marx decidiera ocuparse de la economa poltica, cienciaen la que sus obras produjeron toda una revolucin.

    De 1845 a 1847 Engels vivi en Bruselas y en Pars, alternando los estudioscientficos con las actividades prcticas entre los obreros alemanes residentes endichas ciudades.

    All Engels y Marx se relacionaron con una asociacin clandestina alemana, la "Ligade los Comunistas" que les encarg expusieran los principios fundamentales delsocialismo elaborado por ellos. As surgi el famoso Manifiesto del PartidoComunistade Marx y Engels, que apareci en 1848. Este librito vale por tomos

    enteros: inspira y anima, an hoy, a todo el proletariado organizado y combatientedel mundo civilizado.

    La revolucin de 1848, que estall primero en Francia y se extendi despus a otrospases de Europa occidental determin que Marx y Engels regresaran a su patria.All en la Prusia renana, asumieron la direccin de la Nueva Gaceta Renana,peridico democrtico que apareca en la ciudad de Colonia. Los dos amigos eran el

    alma de todas las aspiraciones democrticas revolucionarias de la Prusia renana.Ambos defendieron hasta sus ltimas consecuencias los intereses del pueblo y dela libertad, contra las fuerzas de la reaccin. Como se sabe, stas triunfaron, NuevaGaceta Renanafue prohibida, y Marx, que durante su emigracin haba perdido losderechos de sbdito prusiano, fue expulsado del pas; en cuanto a Engels, participen la insurreccin armada del pueblo, combati en tres batallas por la libertad, y unavez derrotados los insurgentes se refugi en Suiza, desde donde lleg a Londres.

    Tambin Marx fue a vivir a Londres; Engels no tard en emplearse de nuevo, ydespus se convirti en socio de la misma casa de comercio de Manchester en laque haba trabajado en la dcada del 40. Hasta 1870 vivi en Manchester, y Marxen Londres, lo cual no les impidi estar en estrecho contacto espiritual: se escribancasi a diario. En esta correspondencia los amigos intercambiaban sus opiniones y

    conocimientos, y continuaban elaborando en comn el socialismo cientfico. En1870, Engels se traslad a Londres, y hasta 1883, ao en que muri Marx,continuaron esa vida intelectual compartida, plena de intenso trabajo. Como fruto dela misma surgi, por parte de Marx, El Capital, la obra ms grandiosa de nuestrosiglo sobre economa poltica, y por parte de Engels, toda una serie de obras ms omenos extensas. Marx trabaj en el anlisis de los complejos fenmenos de laeconoma capitalista. Engels esclareca en sus obras, escritas en un lenguaje muyameno, polmico muchas veces, los p roblemas cientficos ms generales y losdiversos fenmenos del pasado y el presente, inspirndose en la concepcinmaterialista de la historia y en la doctrina econmica de Marx. De estos trabajos deEngels citaremos la obra polmica contra Dhring (en ella el autor analiza losproblemas ms importantes de la filosofa, las ciencias naturales y la sociologa)**,

    El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado(traducida al ruso y editadaen San Petersburgo, 3a ed. de 1895), Ludwig Feuerbach(traduccin al ruso y notasde J. Plejnov, Ginebra, 1892)[2], un artculo sobre la poltica exterior del gobiernoruso (traducido al ruso y publicado en Sotsial-Demokrat, nms. 1 y 2, enGinebra)[3], sus magnficos artculos sobre el problema de la vivienda[4], yfinalmente, dos artculos, cortos pero muy valiosos, sobre el desarrollo econmicode Rusia (Federico Engels sobre Rusia, traduccin rusa de V. Zaslich, Ginebra1894)[5]. Marx muri sin haber podido terminar en forma definitiva su grandiosaobra sobre el capital. Sin embargo, estaba concluida en borrador, y despus de lamuerte de su amigo, Engels emprendi la ardua tarea de redactar y publicar lostomos II y III. En 1885 edit el II y en 1894 el III (no tuvo tiempo de redactar el IV[6]).Estos dos tomos le exigieron muchsimo trabajo. El socialdemcrata austraco Adler

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    observ conrazn que, con la edicin de los tomos II y III de El Capital, Engels erigia su genial amigo un monumento majestuoso en el cual, involuntariamente, grabtambin con trazos indelebles su propio nombre. En efecto, esos dos tomos de ElCapitalson la obra de los dos, Marx y Engels. Las leyendas de la antigedad relatandiversos ejemplos de emocionante amistad. El proletariado europeo puede decirque su ciencia fue creada por dos sabios y luchadores cuyas relaciones superan atodas las conmovedoras leyendas antiguas sobre la amistad entre los hombres.Siempre, y por supuesto, con toda justicia, Engels se pospona a Marx. "Al lado deMarx -- escribi a un viejo amigo suyo -- siempre toqu el segundo violn."[7]Suafecto por Marx mientras vivi, y su veneracin a la memoria del amigodesaparecido fueron infinitos. Este luchador austero y pensador profundo, tena unagran sensibilidad.

    Durante su exilio, despus del movimiento de 1848-1849, Marx y Engels sededicaron no slo a la labor cientfica. Marx fund en 1864 la "AsociacinInternacional de los obreros"[8]que dirigi durante un decenio. Tambin Engelsparticip activamente en sus tareas. La actividad de la "Asociacin Internacional"que, de acuerdo con las ideas de Marx, una a los proletarios de todos los pases,tuvo una enorme importancia para el desarrollo del movimiento obrero. Pero

    inclusive despus de haber sido disuelta dicha asociacin en la dcada del 70, elpapel de Marx y Engels como unificadores de la clase obrera no ces. Por elcontrario, puede afirmarse que su importancia como dirigentes espirituales delmovimiento obrero segua creciendo constantemente, porque propio movimientocontinuaba desarrollndose sin cesar. Despus de la muerte de Marx, Engels siguisiendo el consejero y dirigente de los socialistas europeos. A l acudan en buscade consejos y directivas tanto los socialistas alemanes, cuyas fuerzas iban enconstante y rpido aumento, a pesar de las persecuciones gubernamentales, comolos representantes de pases atrasados, por ejemplo espaoles, rumanos, rusos,que se vean obligados a estudiar minuciosamente y medir con toda cautela susprimeros pasos. Todos ellos aprovechaban el riqusimo tesoro de conocimientos yexperiencias del viejo Engels.

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    Memoria eterna a Federico Engels, gran luchador y maestro del proletariado!

    *Sealaron ms de una vez que, en gran parte, deban su desarrollo intelectual alos grandes Filsofos alemanes, y en particular a Hegel. "Sin la filosofa alemana --dijo Engels -- no existira tampoco el socialismo cientfico."[9]**Es un libro admirablemente instructivo y de rico contenido[10]. Por desgracia slose ha traducido al ruso una pequea parte de esta obra, que contiene un esbozohistrico del desarrollo del socialismo (Desarrollo del socialismo cientfico[11], 2aed., de Ginebra, 1892).

    NOTAS

    1.Las palabras citadas en el epgrafe al artculo Federico Engels las tom V. I. Lenin de lapoesa del poeta ruso Nikoli Alexievich Nekrsov En memoria de Dobrolibov.

    2.Se refiere a la obra de F. Engels Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana.

    3. Se alude al artculo de F. Engels "La poltica exterior del zarismo ruso" (C. Marx y F.

    Engels, Obras Completas, t. XXlI), imprimido en los dos primeros nmeros de la revistaSotsial-Demokrat de 1890 bajo el ttulo "La poltica exterior del Imperio Ruso". Sotsial-Demokrat: revista literaria y politica editada por el grupo "Emancipacin del Trabajo" en 1890en Londres y en 1892 en Ginebra; en total se publicaron cuatro nmeros.

    4.Lenin alude al artculo de F. Engels "Contribucin al problema de la vivienda". (C. Marx y F.Engels, Obras Completas, t. XXI.)

    5.Se alude al artculo de F. Engels, "Acerca de las cuestiones sociales en Rusia" y el eplogoa dicho artculo. (C. Marx y F. Engels, Obras Completas, t. XVIII y XXII.)

    6. En consonancia con una indicacin de F. Engels, V. I. Lenin llama cuarto tomo de ElCapitala la obra de C. Marx Teoras de la plusvala.En el prefacio al segundo tomo de ElCapital, Engels escribi: "Me reservo el derecho de publicar la parte crtica de estemanuscrito en concepto de IV volumen de El Capital, con la particularidad de que sesuprimirn de l numerosos pasajes, agotados en los tomos II y III". Sin embargo, Engels notuvo tiempo de preparar para la prensa el IV tomo de El Capital.Teoras de la plusvalasepublicaron por vez primera en alemn redactadas por K. Kautsky en 1905-1910.

    7.Se alude a la carta de F. Engels a I. Ph. Becker del 15 de octubre de 1884.

    8. Asociacin Internacional de los Obreros (I Internacional): se trata de la primeraorganizacin internacional del proletariado fundada en Londres por Marx en otoo de 1864.La I Internacional encabezada por Marx y Engels dirigia la lucha econmica y poltica de losobreros de los diferentes pases, realizaba la lucha enconada contra la corriente antimarxistadel proudhonismo, bakuninismo, tradeunionismo y lassalleanismo, fortaleciendo la solidaridadobrera internacional. La I Internacional dej de existir en realidad en 1872 despus de laConferencia de la Haya y fue disuelta oficialmente en 1876. Como lo sealaba Lenin, la IInternacional "sent los fundamentos de la organizacin internacional de los trabajadores

    para preparar su ofensiva revolucionaria contra el capital". (V. I. Lenin, Obras Completas, t.XXIX.)

    9. Vase F. Engels, "Prefacio a La guerra campesina en Alemania. (C. Marx y F. Engels,Obras Completas, t. XVIII.)

    10.Se alude a la obra de F. EngelsAnti-Dhring.

    11.Con este ttulo se public en la edicin rusa de 1892 la obra de F. Engels Del socialismoutpico al socialismo cientfico, basada en tres captulos del libro de F. EngelsAnti-Dhring.

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    F. Engels

    LA REVOLUCION DE LA

    CIENCIA DE EUGENIODHRING

    ("ANTI-DHRING")- 1878

    INDICE GENERAL

    PROLOGOS

    Prlogo a la primera edicin XXIX

    Prlogo a la segunda edicin XXXIIPrlogo a la tercera edicin XXXIX

    -

    INTRODUCCION

    I. Generalidades 3

    II. Lo que promete el seor Dhring 14

    SECCIN PRIMERA

    FILOSOFIA

    III. Divisin. Apriorismo 19

    IV. Esquematismo universal 28

    V. Filosofa de la naturaleza. Tiempo y

    espacio 34VI. Filosofa de la naturaleza.Cosmogona, fsica, qumica

    44

    VII.Filosofa de la naturaleza. Elmundo orgnico

    54

    VIII. Filosofa de la naturaleza. Elmundo orgnico (final)

    65

    IX. Moral y derecho. Verdades eternas 73

    X. Moral y derecho. Igualdad 85

    XI Moral y derecho. Libertad ynecesidad

    98

    XII. Dialctica. Cantidad y cualidad 110

    XIII. Dialctica. Negacin de lanegacin

    120

    XIV. Conclusin 133

    SECCIN SEGUNDA

    http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo1.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo3.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htm#14http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ixhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#xhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ixhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viiihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#viihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vihttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#vhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htm#ivhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion1.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htm#14http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-introduccion.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo3.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo1.htm
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    ECONOMIA POLITICA

    I. Objeto y mtodo 139

    II. La teora de la violencia y el poder 151

    III. La teora de la violencia y el poder

    (continuacin) 159IV. La teora de la violencia y el poder(conclusin)

    168

    V. Teora del valor 179

    VI. Trabajo simple y trabajocompuesto.

    191

    VII. Capital y plusvala 197

    VIII. Capital y plusvala (conclusin) 206

    IX. Las leyes naturales de la economa.La renta de la tierra 216X. De la histora crtica 223

    SECCIN TERCERA

    SOCIALISMO

    I. Cuestiones histricas 253

    II. Cuestiones tericas 264

    III. Produccin 282IV. La distribucin 296

    V. Estado, familia, educacin 311

    NOTAS

    Escrito:Por Engels (concontribuciones de Marx)..Publicado por vez primera:En1878.

    Versin al castellano:Instituto delMarxismo-Leninismo & EditorialProgreso, Mosc.Digitalizacin:Ediciones BanderaRoja.Esta edicin:Marxists InternetArchive, 2003.

    http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#151http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#159http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#159http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#168http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#168http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#179http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#191http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#191http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#197http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#206http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#216http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#216http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#223http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#223http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#223http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#264http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#282http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#296http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#311http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htmhttp://www.geocities.com/pcp_bandera_roja/inicio/mlmpg.htmlhttp://www.geocities.com/pcp_bandera_roja/inicio/mlmpg.htmlhttp://www.geocities.com/pcp_bandera_roja/inicio/mlmpg.htmlhttp://www.geocities.com/pcp_bandera_roja/inicio/mlmpg.htmlhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#311http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#296http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#282http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htm#264http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion3.htmhttp://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#223http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#216http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#216http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#206http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#197http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#191http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#191http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#179http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#168http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#168http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#159http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#159http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm#151http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-seccion2.htm
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    Los siguientes prlogos de Anti Dhring fueron tomados de laedicin publicada en el sitio Marxist.org

    PROLOGO A LA PRIMERAEDICION

    El trabajo que sigue no es en modo alguno fruto de ningnirresistible impulso interior. Al contrario.

    Cuando, hace tres aos, el seor Dhring lanz

    inesperadamente un reto a su siglo, como adepto y,simultneamente, como reformador del socialismo, variosamigos alemanes se me dirigieron repetidamente con el deseode que ilustrara crticamente aquella nueva teora socialista enel rgano central del partido socialdemocrtico, que eraentonces el Volkstaat. Estos amigos lo considerabanabsolutamente necesario si se quera evitar nueva ocasin deconfusin y escisin sectaria en el joven partido que acababa deunificarse definitivamente. Ellos estaban en mejorescondiciones que yo para apreciar la situacin alemana; por esome v yo obligado a prestarles fe. Result adems que una partede la prensa socialista dispens al nuevo converso una calurosaacogida, la cual, aunque sin duda exclusivamente tributada a labuena voluntad del seor Dhring, permita adivinar al mismotiempo en esa parte de la prensa del partido la buena voluntadpara cargar con la doctrina de Dhring en atencin a la buenavoluntad del mismo Dhring. Haba incluso personas yadispuestas a difundir la doctrina entre los trabajadores en formapopularizada. Por ltimo, el seor Dhring y su pequeacomunidad de sectarios ejercitaban todas las artes de lapublicidad y la intriga para obligar al Volkstaat a tomar

    resueltamente posicin ante aquella nueva doctrina que sepresentaba con tan desmesuradas pretensiones.

    A pesar de todo ello pas un ao antes de que me decidiera,descuidando otros trabajos, a hincar el diente en esa amargamanzana. Pues era una manzana que haba que comerse deltodo si se daba el primer bocado. Y la manzana no era sloamarga, sino tambin muy voluminosa. La nueva teorasocialista se presentaba como ltimo fruto prctico de un nuevosistema filosfico. Haba, pues, que estudiarla en la conexin deese sistema y, por tanto, haba que estudiar el sistema mismo.Haba que seguir al seor Dhring por un extenso territorio enel que trata de todas las cosas posibles y de algunas ms. Assurgi una serie de artculos que aparecieron desde principiosde 1877 en el sucesor del Volkstaat, el peridico de LeipzigVorwrts, y que se presentan aqu reunidos. Fue, pues, lanaturaleza del objeto mismo la que impuso a la crtica unaprolijidad sumamente desproporcionada con el contenidocientfico de dicho objeto, es decir, de los escritos de Dhring.Pero hay otras dos circunstancias ms que pueden disculpar laprolijidad. Por una parte, el tratamiento prolijo me permitadesarrollar positivamente, a propsito de los muy diversosterrenos que haba que considerar, mi concepcin respecto depuntos problemticos, hoy de inters general cientfico oprctico. Esto se ha hecho en todos los captulos, y aunque esteescrito no puede tener la finalidad de oponer al sistema delseor Dhring otro sistema, es de esperar que el lectorencuentre suficiente coherencia interna en los puntos de vistaque expongo. Ya hoy da tengo pruebas suficientes de que mitrabajo no ha sido completamente estril en este sentido.

    Por otra parte, este seor Dhring tan creadoramentesistemtico no es una excepcin aislada en el presente alemn.Desde hace algn tiempo brotan en Alemania por docenas, dela noche a la maana como las setas, los sistemas decosmogona, de filosofa de la naturaleza en general, de

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    poltica, de economa, etc. El mnimo doctor philosophiae yhasta el mero studiosusse niegan ya a moverse sin un sistemacompleto. Del mismo modo que en el Estado moderno sepresupone que todo ciudadano posee madurez de juicio acercade todas las cuestiones sobre las cuales tiene que votar; delmismo modo que en economa se supone que todo consumidorconoce profundamente todas las mercancas que tenga quecomprar alguna vez para su manutencin, as tambin tiene queocurrir en la ciencia. Libertad cientfica significar entoncesescribir sobre todo aquello que no se sabe, y en proclamar queste es el nico mtodo estrictamente cientfico. El seorDhring es uno de los tipos ms caractersticos de esta chillonapseudociencia que aparece hoy en da en Alemania en primertrmino de todos los escenarios y que domina todas las vocescon sus tonitruantes y sublimes trompetas. Largas trompetas enla poesa, en la filosofa, en la poltica, en la economa, en lahistoriografa, largas trompetas en la ctedra y la tribuna, largastrompetas en todas partes, con la pretensin de superioridad yprofundidad de pensamiento, a diferencia de los sencillos,vulgares y comunes instrumentos de otras naciones: largastrompetas, el producto ms caracterstico y ms masivo de laindustria intelectual alemana, barato, pero malo, exactamenteigual que otros productos manufacturados alemanes, entre loscuales las largas trompetas no estuvieron representadas,desgraciadamente, en Filadelfia[1] . Hasta el socialismoalemn, sealadamente desde el buen ejemplo del seorDhring, sopla alegremente en las largas trompetas y da de sunos tales y unos cuales muy orgullosos de una ciencia de laque realmente no han aprendido nada[2] . Se trata de unaenfermedad infantil, sntoma de la incipiente conversin delacadmico alemn a la socialdemocracia e inseparable de ella,pero que sin duda quedar superada gracias a la naturalezanotablemente sana de nuestros trabajadores.

    No es culpa ma el haber tenido que seguir al seor Dhring porterrenos en los cuales no puedo moverme sino, a lo sumo, con

    las pretensiones de un aficionado. En la mayora de estos casosme he limitado a oponer hechos indiscutidos a las afirmacionesfalsas o deformadas de mi contrincante. Tal ha sido la situacinen la jurisprudencia y en muchos puntos de la ciencia de lanaturaleza. En otros se trata de nociones generales de la ciencianatural teortica, es decir, de un terreno en el cual tambin elespecialista de la investigacin de la naturaleza tiene querebasar su especialidad y penetrar en terrenos vecinos, terrenosen los cuales, segn la confesin del seor Virchow, l mismoes tan semiignorante como los dems. Espero que se meconceda la misma indulgencia que en esos casos se concedenrecprocamente los especialistas por las imprecisiones ytorpezas de expresin.

    Concluyendo este prlogo me viene a la mente un anunciopublicitario del seor Dhring sobre una nueva obra decisivadel seor Dhring: las Nuevas leyes fundamentales de la fsicaracional y de la qumica. Aunque soy muy consciente de lainsuficiencia de mis conocimientos fsicos y qumicos, creoconocer en cambio a mi objeto, el seor Dhring, y por tanto,aunque no he ledo el libro, creo poder predecir que las leyes dela fsica y la qumica formuladas en ese libro podrndignamente sumarse, en cuanto a incomprensin o trivialidad, alas leyes de la economa, el esquematismo universal, etc.,previamente descubiertas por el seor Dhring y estudiadas eneste libro; y tambin que el rigmetro construido por el seorDhring, instrumento para la medicin de temperaturas muybajas, va a suministrar la escala no para la medicin detemperaturas altas o bajas, sino exclusivmente para la medicinde la ignorante arrogancia del seor Dhring.

    F. ENGELS

    London, 11 de junio de 1878.

    http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*1http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*1http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*1http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*2http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*2http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*2http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-notas.htm#n*1
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    PROLOGO A LA SEGUNDAEDICION

    Ha sido para m una sorpresa que el presente escrito tuviera queaparecer en una nueva edicin. El objeto en l criticado esthoy olvidado prcticamente; y el escrito mismo, adems dehaber estado al alcance de miles de lectores en el Vorwrts deLeipzig, aunque por entregas, en 1877 y 1878, se imprimitambin en un volumen y en gran nmero de ejemplares.Cmo puede, pues, seguir interesando a alguien lo que escribhace aos sobre el seor Dhring?

    Es muy probable que ello se deba a la circunstancia de que esteescrito, como casi todos los mos que entonces estaban encirculacin, fue prohibido en el Imperio Alemninmediatamente despus de promulgarse la ley contra elsocialismo. El efecto de esta medida tena que ser claro paratodo el que no estuviera aherrojado por los hereditariosprejuicios burocrticos de los pases de la Santa Alianza: elefecto tena que ser la duplicacin y la triplicacin de los librosprohibidos, la revelacin de la impotencia de los seores deBerln, incapaces de imponer la ejecucin de las prohibicionesque decretan. De hecho, esta amabilidad del gobierno del Reichme est acarreando ms ediciones de mis escritos breves de lasque son compatibles con mi responsabilidad, pues no tengotiempo suficiente para revisar el texto como fuera debido, y lamayora de las veces tengo que mandarlo a la reimpresin sinms ceremonias.

    Pero a eso se aade an otra circunstancia. El sistemadel seorDhring aqu criticado abarca un campo teortico muy amplio;esto me oblig a seguirle por todas partes y a contraponer encada punto mis concepciones a las suyas. Con ello la crticanegativa se hizo positiva; la polmica se convirti en unaexposicin ms o menos coherente y sistemtica del mtodo

    dialctico y de la concepcin comunista dl mundo sostenidaspor Marx y por m, y esto ocurri en una serie bastante ampliade campos temticos. Desde que se present al mundo por vezprimera en la Miseria de la filosofade Marx y en elManifiestoComunista, esta concepcin nuestra ha atravesado un estadio deincubacin de ms de veinte aos, hasta que con la aparicin deEl Capital empez a abarcar con velocidad creciente crculoscada vez ms amplios, para encontrar actualmente, rebasandocon mucho los lmites de Europa, consideracin y adhesin entodos los pases en los que haya, por una parte, proletarios, y,por otra, tericos cientficos sin prejuicios. Parece, pues, queexiste un pblico cuyo inters por la cosa es lo suficientementegrande como para cargar con la polmica contra las tesis deDhring, polmica hoy sin objeto en muchos respectos, enconsideracin de los desarrollos positivos dados en aadido a lapolmica.

    Quiero hacer observar incidentalmente lo que sigue: como elpunto de vista aqu desarrollado ha sido en su mxima partefundado y desarrollado por Marx, y en su mnima parte por m,era obvio entre nosotros que esta exposicin ma no podarealizarse sin ponerse en su conocimiento. Le le el manuscritoentero antes de llevarlo a la imprenta, y el dcimo captulo de laseccin sobre economa (De la Historia crtica) ha sidoescrito por Marx; yo no tuve sino que acortarlo un poco,desgraciadamente, por causa de consideraciones externas. Lacolaboracin de Marx se explica porque siempre fue costumbrenuestra ayudarnos recprocamente en cuestiones cientficasespeciales.

    La presente nueva edicin es, con la excepcin de un captulo,reimpresin sin modificar de la anterior. Me faltaba, en efecto,tiempo para realizar una revisin detallada, aunque desde luegome habra gustado modificar bastantes cosas de la exposicin.Pero tengo el deber de preparar para la imprenta losmanuscritos pstumos de Marx, y esto es mucho ms

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    importante que todo lo dems. Por otra parte, la conciencia seme resista a toda modificacin. Este escrito es polmico, y creoque debo a mi contrincante la justicia de no corregir yo nadapuesto que l no puede hacerlo. Sin duda habra podido ejercermi derecho a replicar a la respuesta del seor Dhring. Pero nohe ledo lo que ha escrito el seor Dhring sobre mi crtica, nilo leer sin algn motivo imprevisible; teorticamente heterminado con l. Por lo dems, me es fuerza respetar apropsito de l las reglas de decoro de la lucha literaria, tantoms cuanto que posteriormente la Universidad de Berln le hizovctima de una vergonzosa injusticia. Cierto que la Universidadde Berln ha sido castigada por ello. Una Universidad que se hapermitido retirar al seor Dhring la libertad de enseanza enlas circunstancias de todos conocidas no puede asombrarse deque le impongan la presencia del seor Schweninger, encircunstancias no menos conocidas por todos.

    El nico captulo en el que me he permitido algunos aadidosaclaratorios es el segundo de la tercera seccin: Cuestionesteorticas. En l, tratndose slo y exclusivamente de laexposicin de un punto bsico de la concepcin que propongo,no podr quejarse mi contrincante de que yo me esfuerce porhablar ms popularmente y por completar la coherencia de lodicho. La mejora, por cierto, ha tenido una motivacin externaa la obra. He reelaborado tres captulos de este escrito (elprimero de la Introduccin y el segundo y el tercero de latercera seccin) para mi amigo Lafargue, que deseabacomponer una traduccin francesa de los mismos, de modo queconstituyeran un folleto independiente; luego de que la edicinfrancesa sirviera de base a otra italiana y otra polaca, prepar yomismo una edicin alemana con el ttulo de La evolucin delsocialismo desde la utopa hasta la ciencia. Este folleto ha sidoobjeto de tres ediciones en pocos meses, y ha aparecidotambin en traducciones rusa y danesa. En todas esas ediciones,los aadidos se limitaban al captulo en cuestin, y habra sidouna pedantera atarme de nuevo en esta edicin de la obra

    original al texto primitivo, despreciando su forma posterior y yainternacional.

    Los dems cambios que querra hacer se refierenprincipalmente a dos puntos. Primero, a la prehistoria humana,cuya clave nos facilit Morgan en 1877. Pero comoposteriormente a la primera edicin de esta obra tuve ocasinde considerar el material de Morgan en El origen de la familia,la propiedad privada y el Estado, Zurich, 1884, bastar conremitir aqu a dicha obra posterior.

    Y, en segundo lugar, querra modificar la parte que trata de laciencia natural. Hay en ella una gran torpeza de exposicin, yhoy da podran formularse ms clara y precisamente variascosas. Si, pues, no me atribuyo el derecho de corregirme, estoyen cambio obligado a criticarme aqu a m mismo.

    Marx y yo fuimos probablemente los nicos en salvar ladialctica consciente de la filosofa idealista alemana,trasplantndola a la concepcin materialista de la naturaleza yde la historia. Pero una concepcin a la vez dialctica ymaterialista de la naturaleza supone el conocimiento de lamatemtica y de la ciencia natural. Marx era un matemticoslido, pero ninguno de los dos pudimos seguir los progresos delas ciencias de la naturaleza sino fragmentaria, irregular yespordicamente. Por eso, cuando al retirarme del trabajocomercial y trasladarme a Londres me encontr con tiempopara ello, hice, segn la expresin de Liebig, una mudacompleta, en lo posible, de piel matemtica y cientfico-natural,dedicandoa ella lo mejor de ocho aos seguidos. Estabaprecisamente sumido en aquel proceso de muda cuando tropeccon la necesidad de ocuparme de la sedicente filosofa de lanaturaleza del seor Dhring. As, pues, es muy natural que enesta parte del libro no encuentre a veces la expresin correcta, yque me mueva siempre con bastante torpeza en el terreno de laciencia terica de la naturaleza. Pero, por otra parte, la

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    consciencia de mi inseguridad an no superada me hizoprudente; no se me podrn probar verdaderas transgresionescontra los hechos entonces conocidos, ni exposicin incorrectade las teoras entonces reconocidas como tales. Slo un granmatemtico, cuyos mritos no parece apreciar nadie, se quej aMarx por carta de que yo haba herido temerariamente la honra

    de .[4]a pesar de lo mucho bueno y de los muchosfecundos grmenes que contena[*] no poda bastarnos.Como seexpone ms detalladamente en el presente escrito, lafilosofa de la naturaleza, especialmente en la forma hegeliana,pec al no reconocer a la naturaleza ninguna evolucin en eltiempo, ningn despus de, sino slo un junto a. Esto tena susraces, por una parte, en el sistema mismo de Hegel, que noatribuye una evolucin histrica ms que al espritu, pero porotra parte arraigaba tambin en la situacin general de las

    ciencias naturales en la poca. As se qued Hegel muy pordetrs de Kant, cuya teora de la nebulosa haba proclamado yael origen del sistema solar, mientras que su teora de laobstaculizacin de la rotacin de la Tierra por las mareasanunciaba el fin de dicho sistema. Por ltimo, no poda tratarsepara m de construir artificialmente, por proyeccin, las leyesdialcticas en la naturaleza, sino de encontrarlas en ella ydesarrollarlas a partir de ella.

    Pero hacer esto de un modo coherente y en cada terreno

    concreto es una tarea gigantesca. No slo es el terreno que hayque dominar casi infinito, sino que adems toda la ciencianatural se encuentra en este terreno sometida a un proceso detransformacin tan imponente que apenas puede seguirlo aquelque dispone para ello de todo su tiempo. Y desde la muerte deCarlos Marx mi tiempo est hipotecado por deberes msurgentes, por lo cual he tenido que interrumpir mi trabajo.Tengo que contentarme por ahora con las indicaciones dadas enel presente escrito, y esperar si ms tarde vuelve apresentrseme una ocasin para reunir y editar los resultados

    conseguidos, tal vez junto con los importantsimos manuscritosmatemticos dejados por Marx.[5]

    Mas quiz el progreso de la ciencia terica de la naturalezahaga mi trabajo totalmente o en gran parte superfluo. Pues larevolucin impuesta a la ciencia terica de la naturaleza por lamera necesidad de ordenar los descubrimientos puramenteempricos que se acumulan masivamente es tal que tiene quellevar a consciencia hasta de los empricos ms recalcitrantes elcarcter dialctico de los procesos naturales. Las viejascontraposiciones rgidas, a la moda de los franceses del sigloXVIII, las fronteras tajantes e insuperables van desapareciendocada vez ms. Desde la licuefaccin del ltimo gas autntico,desde la prueba de que un cuerpo puede ponerse en un estadoen el cual son indistinguibles la forma gaseosa y la de gota, losestados de agregacin han perdido el ltimo resto de su anteriorcarcter absoluto. Con el teorema de la teora cintica de losgases segn el cual los cuadrados de las velocidades con que semueven las molculas en los gases perfectos son, a temperaturaigual, inversamente proporcionales a los pesos moleculares, elcalor se suma sin ms a la serie de las formas de movimientodirectamente medibles como tales. Mientras que an hace diezaos la gran ley fundamental del movimiento, entoncesrecientemente descubierta, se conceba como mera ley de laconservacin de la energa, como mera expresin de laindestructibilidad del movimiento y de la imposibilidad de

    crearlo, o sea segn su aspecto meramente cuantitativo, aquellaexpresin estrecha y negativa es hoy cada vez ms desplazadapor la transformacin positiva de la energa, con lo queempieza finalmente a apreciarse el contenido cualitativo delproceso y se borra el ltimo recuerdo del Creador ajeno almundo. Ya no hay que predicar como cosa nueva que lacantidad de movimiento (de la llamada energa) no varacuando se transforma de energa cintica (la llamada fuerzamecnica) en electricidad, calor, energa potencial de posicin,etc., y a la inversa; ese hecho es ya el fundamento adquirido de

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    la investigacin, an mucho ms rica en contenido, del procesomismo de transformacin, del gran proceso bsico en cuyoconocimiento se comprime todo el de la naturaleza. Y desdeque en biologa se trabaja con la antorcha de la teora de laevolucin han ido tambin disolvindose una tras otra lasrgidas lneas de la clasificacin en el terreno de la naturalezaorgnica; cada da aumenta el nmero de los eslabonesintermedios casi inclasificables, la investigacin ms detalladapasa organismos de una clase a otra, y caracteres diferencialesque se haban convertido casi en artculos de fe pierden suvalidez absoluta; tenemos ahora mamferos ovparos y, si seconfirma la noticia, hasta pjaros de cuatro patas. Si ya haceaos Virchow se vio obligado, a consecuencia deldescubrimiento de la clula, a descomponer la unidad delindividuo animal en una federacin de estados celulares, conuna concepcin ms progresista que cientfico-natural ydialctica, el concepto de la individualidad animal (y, por tanto,tambin de la humana) se complica hoy an mucho ms por eldescubrimiento de esas clulas blancas de la sangre que, comoamebas, se mueven en el cuerpo de los animales superiores.Pero aquellas contraposiciones polares e imaginadas comoirresolubles, aquellas fronteras y diferencias entre clases fijadascon tanta violencia, fue precisamente lo que dio a la cienciamoderna terica de la naturaleza su carcter limitado ymetafsico. El reconocimeinto de que esas contraposiciones ydiferencias, aunque efectivamente se presentan en la naturaleza,

    no tienen sino una validez relativa, y que en cambio ha sidonuestra reflexin la que ha introducido la idea de su rigidez y desu validez absoluta, es el punto nuclear de la concepcindialctica de la naturaleza. Es posible llegar a esa concepcinpor el mero peso de los hechos que van acumulndose en lasciencias de la naturaleza; pero es ms fcil alcanzarla si sepercibe el carcter dialctico de esos hechos con la conscienciade las leyes del pensamiento dialctico. En todo caso, la cienciade la naturaleza ha llegado ya al punto en el cual no puedeseguir sustrayndose a la concepcin de conjunto dialctica. Y

    se facilitar su propio proceso si no olvida que los resultados enlos cuales se compendian sus experiencias son conceptos, y queel arte de operar con conceptos no es innato, ni tampoco estdado sin ms con la corriente consciencia cotidiana, sino queexige verdadero pensamiento, el cual tiene a su vez una largahistoria de experiencia, ni ms ni menos que la investigacinemprica de la naturaleza. Apropindose, precisamente, losresultados de tres mil aos de desarrollo de la filosofa,conseguir, por una parte, liberarse de toda filosofa de lanaturaleza que pretenda situarse fuera y por encima de ella, y,por otra parte, rebasar su propio limitado mtodo depensamiento, tomado del empirismo ingls.

    F. ENGELS.

    London, 23 de septiembre de 1886.

    [*]Es mucho ms fcil abalanzarse contra la vieja filosofa de la naturaleza,segn el ejemplo del superficial vulgo la Karl Vogt, que justipreciar suimportancia histrica. La filosofa de la naturaleza contiene mucho absurdoy mucha fantasa, pero no ms que las teoras afilosficas contemporneasde ella presentadas por los investigadores empricos de la naturaleza; perotambin contena muchas cosas con sentido y entendimiento, como empiezaa verse desde la difusin de la teora de la evolucin. As ha reconocidoHaeckel con todo derecho los mritos de Oken y Treviranus. Con su

    protolimo y sus protovesculas, Oken ha establecido como postulado de labiologa lo que ms tarde se ha descubierto realmente como protoplasma ycomo clula. Y por lo que hace concretamente a Hegel, puede decirse que enmuchos respectos est por encima de sus contemporneos empricos, loscuales crean haber explicado todos los fenmenos oscuros con adscribirlosa alguna fuerza subyacente fuerza de gravedad, fuerza natatoria, fuerzaelctrica de contacto, etc., o bien, cuando eso no era posible,atribuyndolos a una sustancia desconocida, como la materia lumnica, elcalrico, la sustancia elctrica, etc. Las sustancias imaginarias estn hoyprcticamente desbancadas, pero la fantasmagora de las fuerzas combatidapor Hegel, s igue an haciendo sus apariciones, por ejemplo, en 1869, en eldiscurso de Innsbruck de Hemholtz (Helmholtz, Populare Vorlesungen

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    , II. Heft, 1871, pg. 190). Frente a ladivinizacin de Newton, cubierto de honores y riquezas por Inglaterra,Hegel destac que Kepler, al que Alemania dej sumido en la miseria, es elverdadero fundador de la moderna mecnica de los cuerpos celestes, y que laley newtoniana de gravitacin est ya contenida en las tres leyes de Kepler,y hasta explcitamente en la tercera. Lo que Hegel ha demostrado en suNaturphilosophie, 270 y aadidos (Hegel, Werke, 1842,

    vol. VII, pgs. 98 y 113-115) con un par de sencillas ecuaciones, seencuentra como resultado de la ms reciente mecnica matemtica en lasVorlesungen uber mathematiscge Physik2 ed., Leipzig, 1877, pg. 10, de Gustav Kirchhof, y esencialmente en lamisma sencilla forma matemtica desarrollada por vez primera por Hegel.Los filsofos de la naturaleza son respecto de la ciencia naturalconscientemente dialctica lo que los utpicos respecto del comunismomoderno.

    PROLOGO A LA TERCERAEDICION

    La presente tercera edicin es, salvo unas pocas modificacionesestilsticas de escasa importancia, una reimpresin de laanterior. Slo en un captulo, el dcimo de la segunda seccinDe la Historia crtica, me he permitido aadidosimportantes, y ello por los siguientes motivos.

    Como ya se indic en el Prlogo a la segunda edicin, esecaptulo es en lo esencial obra de Marx. En su primera versin,destinada a aparecer como artculo de peridico, me v obligadoa abreviar considerablemente el manuscrito de Marx, y elloprecisamente en las partes del mismo en las que la crtica de lasconcepciones de Dhring pasa a segundo lugar, detrs deldesarrollo propio de temas de historia de la economa. Pero esaspartes del manuscrito son precisamente las que resultan hoy demayor y ms duradero inters. Me considero obligado areproducir del modo ms completo y literal posible laexposicin en la que Marx asigna a personajes como Petty,North, Locke y Hume el lugar que les corresponde en la gnesisde la economa clsica; y an ms su aclaracin del Tableaueconmico de Quesnay, ese enigma de la esfinge, irresolublepara toda la economa moderna. En cambio he prescindido, enla medida en que lo permita el contexto, de todo lo que se

    refera exclusivamente a los escritos del seor Dhring.

    Por lo dems, puedo sentirme completamente satisfecho de ladifusin que han tenido desde la anterior edicin lasconcepciones expuestas en este escrito, tanto en la conscienciapblica de la ciencia cuanto en la de la clase obrera, y ello entodos los pases civilizados del mundo.

    F. ENGELS.

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    London, 23 de mayo de 1894.

    NOTAS

    [1] Alusin a la Exposicin Industrial Universal de Filadelfia (julio de1876), en la que los productos alemames fueron calificados de baratos, pero

    malos.

    [2] Palabras del contraalmirante Chevalier de Parrat sobre los realistasfranceses en 1796.

    [3]El aludido es H. W. Fabian. El paso discutido est en el cap. XIII de laprimera seccin.

    [4] La vieja filosofa de la naturaleza es la especulacin del idealismoalemn, especialmente de Schelling, sobre temas cosmolgicos.

    [5] Los manuscritos econmicos de Marx son ms de 1.000 pginasdedicadas principalmente al clculo infinitesimal. Aparecen en el vol. 69 deOME.

    http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo1.htm#v*1http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo1.htm#v*1http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo1.htm#v*2http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo1.htm#v*2http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*3http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*3http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*4http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*4http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*5http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*5http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*5http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*4http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo2.htm#v*3http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo1.htm#v*2http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ad-prologo1.htm#v*1
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    Seccin Segunda

    ECONOMIA POLITICA

    I. OBJETO Y METODO

    La economa poltica es, en su ms amplio sentido, la ciencia delas leyes que rigen la produccin y el intercambio de los mediosmateriales de vida en la sociedad humana. Produccin eintercambio son dos funciones distintas. La produccin puedetener lugar sin intercambio, pero el intercambio precisamenteporque no es sino intercambio de productosno puede existirsin produccin. Cada una de estas dos funciones sociales se

    encuentra bajo influencias externas en gran parte especficas deella, y tiene por eso tambin en gran parte leyes propiasespecficas. Pero, por otro lado, ambas se condicionanrecprocamente en cada momento y obran de tal modo la unasobre la otra que podra llamrselas abscisa y ordenada de lacurva econmica.

    Las condiciones en las cuales producen e intercambianproductos los hombres son diversas de un pas a otro, y en cadapas lo son de una generacin a otra. La economa poltica no

    puede, por tanto, ser la misma para todos los pases y para todaslas pocas histricas. Desde el arco y la flecha, el cuchillo depiedra y el excepcional intercambio y trfico de bienes delsalvaje hasta la mquina de vapor de mil caballos, el telarmecnico, los ferrocarriles y el Banco de Inglaterra, hay unadistancia gigantesca. Los habitantes de la Tierra del Fuego nohan llegado a la produccin masiva ni al comercio mundial, delmismo modo que tampoco conocen la "pelota" con las letras decambio ni los cracks bolssticos. El que quisiera reducir laeconoma de la Tierra del Fuego a las mismas leyes que rigen la

    de la Inglaterra actual no conseguira, evidentemente, obtenercon ello sino los lugares comunes ms triviales. La economapoltica es, por tanto, esencialmente una ciencia histrica. Esaciencia trata una materia histrica, lo que quiere decir unamateria en constante cambio; estudia por de pronto las leyesespeciales de cada particular nivel de desarrollo de laproduccin y el intercambio, y no podr establecer las pocasleyes muy generales que valen para la produccin y elintercambio como tales sino al final de esa investigacin. Nohar falta decir que las leyes vlidas para determinados modosde produccin y formas de intercambio tienen tambin validezpara todos los perodos histricos a los que sean comunesdichos modos de produccin y dichas formas de intercambio.As, por ejemplo, con la aparicin del dinero metlico empiezana actuar una serie de leyes que son vlidas para todos los pasesy para todos los lapsos histricos en los que el intercambio estmediado por el dinero metlico.

    El modo de la distribucin de los productos queda dado con elmodo de produccin y de intercambio de una determinadasociedad histrica y con las previas condiciones histricas deesa sociedad. En la comunidad tribal o campesina conpropiedad comn de la tierra, que es el estadio en el cual, o concuyos restos muy perceptibles, han entrado en la historia todoslos pueblos de cultura, resulta obviamente natural unadistribucin bastante homognea de los productos; cuando

    aparece una desigualdad ya considerable en la distribucinentre los miembros, esa desigualdad constituye al mismotiempo un signo de la incipiente disolucin de dichascomunidades. La agricultura en grande o en pequeo permitemuy diversas formas de distribucin, segn las condicioneshistricas previas a partir de las cuales se ha desarrollado. Peroes claro que la agricultura en grande condiciona siempre engeneral una distribucin muy distinta de la condicionada por laotra; que la agricultura en explotacin grande presupone oproduce una contraposicin de clases seores esclavistas y

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    esclavos, seores de la tierra y campesinos obligados aprestaciones serviles, capitalistas y trabajadores asalariados ,mientras que en la pequea agricultura la explotacin nocondiciona en modo alguno una diferencia de clases entre losindividuos activos en la produccin agrcola, sino que, por elcontrario, la mera existencia de dicha divisin anuncia laincipiente decadencia de la economa parcelaria. Laintroduccin y la difusin del dinero metlico en un pas en elque hasta el momento haya imperado o predominado laeconoma natural van siempre acompaadas por una subversinms o menos rpida de la anterior distribucin, y ello en elsentido de agudizarse constantemente la desigualdad de ladistribucin entre los individuos, o sea la contraposicin entrerico y pobre. La explotacin artesanal, local y gremial de laEdad Media haca imposible la existencia de grandescapitalistas y de asalariados de por vida, as como la gran

    industria moderna, el actual desarrollo del crdito y el de lasdos formas de intercambio correspondientes, junto con la libreconcurrencia, producen necesariamente dichos fenmenos.

    Pero con la diferencia en la distribucin aparecen lasdiferencias de clase. La sociedad se divide en clasesprivilegiadas y perjudicadas, explotadoras y explotadas,dominantes y dominadas, y el Estado que al principio nohaba sido sino el ulterior desarrollo de los grupos naturales decomunidades tnicamente homogneas, con objeto de servir a

    intereses comunes (por ejemplo, en Oriente, la organizacin delriego) y de protegerse frente al exteriorasume a partir de esemomento, con la misma intensidad, la tarea de mantenercoercitivamente las condiciones vitales y de dominio de la clasedominante respecto de la dominada.

    Pero la distribucin no es un resultado meramente pasivo de laproduccin y el intercambio; tambin acta a su vez,inversamente, sobre una y otro. Todo nuevo modo deproduccin y toda nueva forma de intercambio se ven alprincipio obstaculizados no slo por las viejas formas y sus

    correspondientes instituciones polticas, sino tambin por elviejo modo de distribucin. Tienen, pues, que empezar porconquistarse con una larga lucha la distribucin que les esadecuada. Pero cuanto ms mvil es un modo dado deproduccin y distribucin, cuanto ms capaz deperfeccionamiento y evolucin, tanto ms rpidamente alcanzala distribucin misma un nivel en el cual desborda las formasque la engendraron y entra en pugna con el tipo de produccin eintercambio existentes. Las viejas comunidades naturales deque ya hemos hablado pueden subsistir durante milenios, comoan ocurre hoy da entre los indios y los eslavos, antes de que eltrfico con el mundo exterior produzca en su interior lasdiferencias de riqueza a consecuencia de las cuales empieza sudisolucin. En cambio, la moderna produccin capitalista, queapenas tiene trescientos aos y que no se ha convertido endominante sino desde la introduccin de la gran industria, es

    decir, desde hace cien aos, ha producido en ese breve tiempocontraposiciones de distribucin concentracin de loscapitales en pocas manos, por un lado, y concentracin de lasmasas desposedas en las grandes ciudades, por otropor cuyaexistencia perece necesariamente.

    La conexin entre la distribucin de cada caso con lascondiciones materiales de existencia de la sociedadcorrespondiente se encuentra tan arraigada en la naturaleza dela cosa que se refleja normalmente en el instinto popular.

    Mientras un modo de produccin se encuentra en la ramaascendente de su evolucin, son entusiastas de l inclusoaquellos que salen peor librados por el correspondiente modode distribucin. As ocurri con los trabajadores inglesescuando la implantacin de la gran industria. Incluso cuando elmodo de produccin se mantiene simplemente como elsocialmente normal, reina en general satisfaccin ocontentamiento con la distribucin, y si se producen protestas,ellas proceden del seno de la clase dominante misma (SaintSimon, Fourier, Owen), y no encuentran eco alguno en la masa

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    explotada. Slo cuando el modo de produccin en cuestin harecorrido ya un buen trozo de su rama descendente, cuando seest medio sobreviviendo a s mismo, cuando han desaparecidoen gran parte las condiciones de su existencia y su sucesor estya llamando a la puerta, slo entonces aparece como injusta ladistribucin cada vez ms desigual, slo entonces se apela a lallamada justicia eterna contra los hechos caducados. Estaapelacin a la moral y al derecho no nos ayuda a avanzarcientficamente ni una pulgada; la ciencia econmica no puedever un argumento, sino slo un sntoma, en la indignacin tica,por justificada que sta sea. Su tarea consiste ms bien enexponer los males sociales que ahora destacan comoconsecuencias necesarias del modo de produccin existente,pero tambin, al mismo tiempo, como anuncios de su inminentedisolucin; y en descubrir, en el seno de la forma demovimiento econmica que est en disolucin, los elementos

    de la futura, nueva organizacin de la produccin y delintercambio, la cual elimina dichos males. La clera, que haceal poeta,[25] es muy oportuna en la descripcin de aquellosmales, y tambin en el ataque contra los armonizadores alservicio de la clase dominante, que niegan esos males o losdisfrazan; pero la clera no prueba nada para ningn casoconcreto, como puede apreciarse por el hecho de que en todapoca de la historia siempre puede encontrarse alimentosuficiente para ella.

    La economa poltica, como ciencia de las condiciones y formasbajo las cuales las diversas sociedades humanas han producidoy practicado el intercambio, y bajo las cuales han distribuido,segn aqullas, sus productos, es una ciencia que est an porconstituirse con esta extensin. Lo que por el momentoposeemos en materia de ciencia econmica se limita casiexclusivamente a la gnesis y el desarrollo del modo deproduccin capitalista: empieza con la crtica de los restos deformas feudales de produccin e intercambio, muestra lanecesidad de su sustitucin por formas capitalistas, desarrolla

    luego las leyes del modo de produccin capitalista y de suscorrespondientes formas de intercambio considerando suaspecto positivo, esto es, el aspecto por el cual promueven losfines generales de la sociedad, y termina con la crtica socialistadel modo de produccin capitalista, es decir, con la exposicinde sus leyes segn su aspecto negativo, probando que estemodo de produccin tiende por su propio desarrollo hacia unpunto en el cual se hace imposible a s mismo. Esta crticamuestra que las formas capitalistas de produccin e intercambiose convierten progresivamente en una traba insoportable para laproduccin misma; que el modo de distribucin necesariamentedeterminado por aquellas formas ha producido una situacin declase cada da ms insoportable, la contraposicin,cotidianamente agudizada, entre unos capitalistas, cada vezmenos, pero cada vez ms ricos, y los trabajadores asalariados,cada vez ms numerosos y, a grandes rasgos, cada vez en peor

    situacin; y, finalmente, que las masivas fuerzas de produccinoriginadas en el marco del modo de produccin capitalista, y yaindominables por ste, esperan que tome posesin de ellas unasociedad organizada para conseguir una cooperacin planeada,con objeto de asegurar a todos los miembros de la sociedad losmedios de la existencia y del libre desarrollo de suscapacidades, y ello en medida siempre creciente.

    Para llevar plenamente a cabo esta crtica de la economaburguesa no bastaba con el conocimiento de la forma capitalista

    de la produccin, el intercambio y la distribucin. Haba queestudiar tambin, al menos en sus rasgos capitales, y considerarcomparativamente las formas que la han precedido o que ansubsisten a su lado en pases poco desarrollados. Dicho entrminos generales, slo Marx ha emprendido hasta ahora unatal investigacin comparativa, y a sus investigaciones debemos,casi exclusivamente, todo lo sabido hasta ahora sobre laeconoma teortica preburguesa.

    Aunque nacida hacia fines del siglo XVII en unas cuantascabezas geniales, la economa poltica en sentido estricto, en su

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    formulacin positiva por los fisicratas y Adam Smith, esesencialmente una criatura del siglo XVIII, y se suma a loslogros de los grandes ilustrados contemporneos franceses, contodas las excelencias y todos los defectos de aquella poca. Loque antes dijimos de los ilustrados puede aplicarse tambin alos economistas de la poca. La nueva ciencia no era para ellosexpresin de la situacin y las necesidades de su poca, sinoexpresin de la Razn eterna; las leyes, por eIla descubierras,de la produccin y del intercambio no eran leyes de una formahistricamente determinada de aquellas actividades, sinoeternas leyes naturales; se desprendan de la naturaleza delhombre. Pero, examinado con buena luz, ese hombre resulta serel ciudadano medio en su transicin hacia el tipo del burgus, ysu naturaleza consista en fabricar y comerciar en lascondiciones histricamente determinadas de la poca.

    Ahora que ya conocemos por lo largo, por su filosofa, anuestro "fundamentador crtico" el seor Dhring, as como sumtodo, podremos predecir sin dificultades cmo va a concebirla economa poltica. En el terreno filosfico, cuando nodisparataba simplemente (como le ocurra en la filosofa de lanaturaleza), su modo de concebir las cosas era una deformacinde la del siglo XVIII. No se trataba de leyes evolutivashistricas, sino de leyes naturales, de verdades eternas.Cuestiones sociales como la moral y el derecho se decidan nosegn las condiciones histricamente dadas en cada caso, sino

    por los clebres dos hombres, uno de los cuales oprima al otroo no le oprima, circunstancia esta ltima que,desgraciadamente, no se presentaba nunca. Difcilmente nosequivocaremos, pues, si inferimos que el seor Dhring va areconducir tambin la economa a verdades definitivas deltima instancia, leyes naturales eternas, axiomas tautolgicosde la ms yerma vaciedad, introduciendo al mismo tiempo decontrabando, por la puerta trasera, todo el contenido positivo dela economa, en la medida en que lo conozca, y que nodesarrollar la distribucin, como hecho social, partiendo de la

    produccin y del intercambio, sino que la confiar a su gloriosopar de hombres para su resolucin definitiva. Y como se tratade trucos que ya conocemos desde hace tiempo, nos serposible expresarnos aqu ms concisamente.

    Efectivamente, nos declara el seor Dhring ya en la pgina

    2[26] quesu economa apela a lo "establecido" en su "filosofa" y "se apoya enalgunos puntos esenciales en verdades ya rematadas en un campo deinvestigacin ms alto y que le estn supraordinadas".

    Siempre la misma impertinencia del autoelogio. Siempre eltriunfo del seor Dhring a propsito de lo que el seorDhring ha establecido y rematado. Rematado, efectivamente,como hemos visto por lo largo; pero como se remata a moromuerto.[27]

    A continuacin nos ofrece "las leyes naturales ms generales detoda economa".

    Lo habamos adivinado.

    Pero estas leyes naturales no permiten una recta comprensin de lahistoria pasada ms que si se las "estudia en la ulterior determinacinque han experimentado sus resultados por las formas polticas desometimiento y agrupacin. Instituciones como la esclavitud y laservidumbre del trabajo asalariado, a las que se agemela la propiedadviolenta, deben contemplarse como formas constitucionalessocioeconmicas de naturaleza autnticamente poltica, y constituyenen el mundo hasta hoy el marco en cuyo seno exclusivamente pueden

    manifestarse los efectos de las leyes econmicas naturales" .Esta es la sinfona que, como wagneriano motivo, nos anunciaque los dos clebres hombres han emprendido la marcha. Peroes tambin algo ms, a saber, el tema bsico de todo el libro delseor Dhring. A propsito del derecho, el seor Dhring nosupo ofrecernos ms que una mala traduccin de la teoraigualitaria de Rousseau al socialismo, como pueden orse, peroen mucho mejor, en cualquier tasca obrera de Pars desde haceaos. Aqu nos da otra traduccin socialista, y no mejor, de lasquejas de los economistas por el falseamiento de las eternas

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    leyes econmicas naturales y de sus efectos, a consecuencia dela intromisin del Estado, del poder. En este punto el senorDhring se encuentra merecidamente solo entre los socialistas.Todo trabajador socialista, independientemente de sunacionalidad, sabe muy bien que el poder se limita a proteger laexplotacin, pero no la crea; que el fundamento de suexplotacin es la relacin entre el capital y el trabajo asalariado,y que esta relacin ha nacido por va puramente econmica, yno violenta.

    Tambin se nos informa de que

    en todas las cuestiones econmicas "pueden distinguirse dosprocesos. el de la produccin y el de la distr ibucin". Adems, nosdice, el conocido y superficial J. B. Say ha aadido un tercer proceso,el del uso o consumo, pero no ha sabido decir nada interesante sobreello, como tampoco han sido capaces de hacerlo sus sucesores. Encambio, el intercambio, o circulacin, no es ms que una subseccin

    de la produccin, a la cual pertenece todo lo que tiene que ocurrirpara que los productos lleguen a los consumidores ltimos y propios.

    Al mezclar los dos procesos de la produccin y la circulacin,esencialmente diversos aunque se condicionen recprocamente,y afirmar tranquilamente que si no se practica esa confusin seproducir inevitablemente "confusin", el seor Dhring pruebasimplemente que no conoce o no entiende el colosal desarrolloque ha experimentado precisamente la circulacin en losltimos cincuenta aos; cosa, por lo dems, que sigueconfirmando su libro. Pero esto no es todo. Luego de haber

    confundido simplementeproduccin e intercambio en una cosa considerada produccinen general, coloca junto a la produccin la distribucin, comoun segundo proceso plenamente externo que no tiene nada quever con el primero. Hemos visto, en cambio, que la distribucines siempre, en sus rasgos decisivos, resultado necesario de lascondiciones de produccin e intercambio de cada determinadasociedad, as como de las previas condiciones histricas de lamisma, y ello de tal modo que conociendo unas y otras

    podemos inferir el modo de distribucin dominante en esasociedad. Pero tambin vemos que si no quiere ser infiel a losprincipios "establecidos" en su concepcin de la moral, elderecho y la historia, el seor Dhring tiene que negar esoshechos econmicos elementales, sobre todo cuando se trata deintroducir de contrabando en la economa a sus dos hombresimprescindibles. Ahora bien: este gran acontecimiento puedetener lugar una vez liberada felizmente la distribucin de todarelacin con la produccin y el intercambio.

    Recordemos ante todo cmo se desarrollaba la cosa en la moraly el derecho. All empezaba el seor Dhring con un solohombre; deca:

    Un ser humano, en la medida en que se le piensa como nico, o, loque equivale a lo mismo, como fuera de toda relacin con otros, nopuede tener deberes. No hay para l ningn deber, sino slo unquerer.

    Pero quin es ese ser humano sin deberes, pensado comonico, sino aquel fatal "Adn originario" en el Paraso, dondeest sin pecado precisamente porque no puede cometerninguno? Mas tambin a este Adn de la filosofa de la realidadle espera un pecado original. Junto a este Adn aparece derepente, no una Eva de ondulantes mechones, pero s unsegundo Adn. Inmediatamente asume Adn deberes, y losviola. En vez de abrazar a su hermano como equiparado con l,le somete a su dominio, le subyuga, y toda la historia humana

    hasta el da de hoy padece las consecuencias de ese primerpecado, del pecado original del sometimiento, razn por la cualtoda esa historia no vale para el seor Dhring ni una perrachica.

    Y si el seor Dhring sea dicho de pasocrey despreciarsuficientemente la "negacin de la negacin" al presentarlacomo un eco de la vieja historia del pecado original y de laRedencin, qu vamos a decir de esta su recentsima edicinde dicha historia? (pues tambin vamos a "acercarnos" por

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    usar un trmino de la lengua de los "reptiles"[28] con eltiempo a la Redencin).

    Diremos en todo caso que preferimos la vieja leyenda semtica,en la cual an vala la pena para el hombrecito y la mujercitaabandonar el estado de inocencia, y que el seor Dhring tendr

    para siempre la gloria sin competencia posible de haberconstruido el pecado original con dos varones.

    Oigamos, pues, la traduccin del pecado original a la economa:

    Slo la imagen de un Robinson que se encuentra aislado con susenergas frente a la naturaleza y que no tiene nada que compartir connadie puede dar un esquema mental adecuado para la idea de laproduccin... Anloga utilidad tiene para la presentacin intuitiva delo esencial de la idea de distribucin el esquema mental de dospersonas cuyas fuerzas econmicas se combinan y que evidentementetienen que enfrentarse la una a la otra de algn modo por lo que hacea sus partes. No hace falta realmente ms que este simple dualismo

    para exponer con todo rigor algunas de las relaciones de distribucinms importantes y estudiar embrionariamente sus leyes en sunecesidad lgica... La colaboracin sobre un pie de igualdad es aqutan imaginable como la combinacin de las energas mediante elpleno sometimiento de una parte, la cual se ve entonces oprimidacomo esclavo o mero instrumento del servicio econmico, y no esalimentada sino precisamente como instrumento... Entre el estado deigualdad y el estado de nulidad por una parte y omnipotencia y nicaintervencin activa por otra se encuentra una serie de gradosilustrados con polcroma multiplicidad por los fenmenos de lahistoria universal. El presupuesto esencial es aqu una miradauniversal a las diversas instituciones jurdicas y antijurdicas de la

    historia...

    Tras de lo cual toda la distribucin se transforma al final en un"derecho econmico de la distribucin".

    Ahora finalmente vuelve a pisar tierra firme el seor Dhring.Del brazo de sus dos hombres puede lanzar el reto a su siglo.Pero todava hay un ser annimo detrs de esa trada.

    No ha sido el capital el que ha inventado el plustrabajo. Siempre queuna parte de la sociedad posee el monopolio de los medios deproduccin, el trabajador, sea libre o servil, tiene que aadir al

    tiempo de trabajo necesario para su sustento tiempo de trabajosuplementario con objeto de producir los medios de vida para elpropietario de los de produccin, ya sea este propietario unkaloskagaths[29] ateniense, ya un tecrata etrusco, ya un civisromanus [ciudadano romano], un barn normando, un esclavistaamericano, un boyardo vlaco, un landlord[30] o un capitalistamoderno. (Marx, El Capital, I, 2 edicin, pg. 227.[31])

    Luego que el seor Dhring supo de este modo en qu consistela forma bsica de explotacin comn a todas las formas deproduccin que han existido en la medida en que se muevenen contraposiciones de clase , no le quedaba ms que aplicar aella sus dos hombres, y con eso quedaba listo el radicalfundamento de la economa de la realidad. No vacil unmomento en la ejecucin de ese "pensamiento creador desistema". Trabajo sin contraprestacin, que rebasa el tiempo detrabajo necesario para el sustento del trabajador: ste es elpunto. Adn, que en este caso se llama Robinson, manda, pues,inmediatamente a un segundo Adn, llamado Viernes, que seponga a trabajar febrilmente. Pero, por qu trabaja Viernesms de lo que necesita para su sustento? Tambin esta preguntatiene parcial respuesta en Marx. Pero la respuesta es demasiadodilatada para los dos hombres. El asunto se resuelve asexpeditivamente: Robinson "oprime" a Viernes, le reduce"como esclavo o instrumento al servicio econmico" y no lemantiene sino "en cuanto instrumento". Con esta novsima"versin creadora" mata el seor Dhring dos pjaros de untiro. Primero, se ahorra el trabajo de explicar las diversasformas de distribucin que han existido, sus diferencias y suscausas: todas son simplemente recusables, se basan en laopresin, la violencia. Sobre esto tendremos que volver a hablarms adelante. Segundo, el seor Dhring traslada as toda lateora de la distribucin del terreno econmico al de la moral yel derecho, es decir, del terreno de los firmes hechos materialesal de las opiniones y los sentimientos ms o menos vacilantes.Ya no necesita, pues, investigar ni probar, sino que le basta condeclamar torrencialmente, y puede proclamar la exigencia de

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    que la distribucin de los productos del trabajo se rija no porsus causas reales, sino segn lo que a l, el seor Dhring, leparece moral y justo. Pero lo que parece justo al seor Dhringno es en absoluto cosa inmutable, y, por tanto, est lejos de seruna verdad autntica. Pues stas, segn el propio seorDhring, son "absolutamente inmutables". En el ao 1868afirmaba el seor Dhring (Los destinos de mi memorialsocial...) que

    es caracterstica de toda civilizacin superior la tendencia a dar a lapropiedad forma cada vez ms acusada, y la esencia y el futuro delmoderno desarrollo estn en esto, no en una confusin de losderechos y las esferas de dominio.

    Y, por si eso fuera poco, declaraba no poder entender

    cmo puede compadecerse jams una transformacin del trabajoasalariado en otra clase de actividad lucrativa con las leyes de lanaturaleza humana y la articulacin necesaria del cuerpo social.

    As, pues, en 1868 la propiedad privada y el trabajo asalariadoson necesarios por naturaleza, y por tanto justos; en 1876,ambos son emanacin de la violencia y el "robo", y por tantoinjustos. Y nos es imposible saber qu es lo que podr parecermoral y justo dentro de algunos aos a un genio tantempestuoso, razn por la cual lo mejor ser atenernos, ennuestra consideracin de la distribucin de las riquezas, a lasleyes reales, objetivas, econmicas, y no a las momentneasideas de justo e injusto del senor Dhring, las cuales son

    mutables y subjetivas.Si no tuviramos mejor garanta de la futura subversin delactual modo de distribucin de los productos del trabajo, consus hirientes contraposiciones de miseria y sobreabundancia,hambre y disipacin, que la consciencia de que ese modo dedistribucin es injusto y de que el derecho tiene que triunfarfinalmente, nuestra situacin sera bastante mala y nuestraespera bastante larga. Los msticos medievales que soaban enun prximo reino de los Mil Aos tenan ya consciencia de lainjusticia de las contraposiciones de clase. En el umbral de la

    historia moderna, hace trescientos cincuenta aos, ThomasMnzer proclam sonoramente esa consciencia por el mundo.La misma llamada suena y se apaga en las revolucionesburguesas inglesa y francesa. Y si el llamamiento a suprimir lascontraposiciones y diferencias de clases, que hasta 1830 dejfras a las clases trabajadoras y en sufrimiento, encuentra hoyeco entre millones, repercute en un pas tras otro, yprecisamente en la misma sucesin y con la misma intensidadcon que se desarrolla en los diversos pases la gran industria, siese grito ha conquistado una fuerza que puede hacer frente atodos los poderes unidos contra l y puede estar segura de sutriunfo en un prximo futuro, a qu puede deberse todo ello?A que, por una parte, la gran industria moderna ha creado unproletariado, una clase que puede formular por vez primera enla historia la exigencia de suprimir no tal o cual organizacin declase o tal o cual privilegio de clase, sino las clases como tales,

    y que se encuentra en tal situacin que tiene que imponer esaexigencia so pena de hundirse en la condicin del cool chino.Y, por otra parte, a que esa misma gran industria ha creado conla burguesa una clase que posee el monopolio de todos losinstrumentos de produccin y todos los medios de vida, peroque en todos los perodos de loca exaltacin y en todos loscracks que siguen a esos perodos prueba ser ya incapaz deseguir dominando las fuerzas productivas que han crecido msde lo que su poder abarca; una clase bajo cuya direccion lasociedad corre hacia la ruina como una locomotora cuyo

    maquinista fuera demasiado dbil para abrir la bloqueadavlvula de escape. Dicho de otro modo: aquel fenmeno sedebe a que tanto las fuerzas productivas producidas por elmoderno modo de produccin capitalista cuanto el sistema dedistribucin de bienes por l creado han entrado en hirientecontradiccin con aquel modo de produccin mismo, y ellohasta tal punto que tiene que producirse una subversin de losmodos de produccin y distribucin que elimine todas lasdiferencias de clase, si es que la entera sociedad moderna notiene que perecer. La certeza de la victoria del socialismo

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    moderno se basa en ese hecho material y tangible que seimpone con irresistible necesidad y en forma ms o menos claraa las cabezas de los proletarios explot