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. JOSÉ DEL MORAL DE LA VEGA(*) Antes de comenzar a desarrollar el tema que nos ocupa es conveniente reflexionar brevemente sobre lo que es la dehesa y el bosque mediterráneo. Hay generalmente una confusión sobre la concepción de lo que es una dehesa y un bosque mediterráneo, de lo que es un ecosistema, de lo que es un agrosistema y antes de introducimos en lo que es el fenómeno parasitario, el patosistema al cual vamos a referimos aquí, debemos tener las ideas medianamente claras respecto al soporte vegetal sobre el que se instala el parásito Un ecosistema, naturalmente constituido, es un sistema puro donde la explotación, teóricamente, no existe más que por el hombre que coge el fruto. Es decir, la funcionalidad mercantilista no está dirigida, está aprovechada. De los ecosistemas naturales que hay, el bosque mediterráneo es probablemente uno de los más interesantes para cualquier europeo, y en Extremadura tenemos enclaves de bosques mediterráneos en toda su pureza, ¿Una dehesa, es un bosque mediterráneo? Si y no. El bosque mediterráneo es denominado, en términos agrarios, bosque cerrado improductivo ¿Por qué? Porque el ganado no puede redilear ahí, se lo impide la cobertura arbustiva. Hay unos elementos arbóreos, otros arbustivos y otro herbáceo; ahí el hombre podría introducirse, pero con muchas dificultades, el aprovechamiento de ese bosque es muy difícil, casi imposible. Realmente ese ecosistema, conocido como bosque mediterráneo, es de difícil aprovechamiento ganadero por el hombre. Naturalmente el hombre ha intentado aprovechar ese ecosistema y le ha quitado la cobertura arbustiva, por eso se ha quedado con una cobertura arbórea y con una cobertura herbácea, y entonces sí que puede entrar ya en el bosque, y también los animales a redilear, yeso es un agrosistema, porque él dirige la producción en el sentido que quiere, lo maneja. Lo que sí está claro es que la dehesa arbolada, que es el nombre con que se denomina esa transformación del sistema a un agrosistema, es el mejor agrosistema que se conoce actualmente, En síntesis El ecosistema natural bosque mediterráneo es lo que nosotros llamamos bosque cerrado improductivo y cuando se le quita la cubierta arbustiva se transforma en una dehesa arbolada. Una dehesa arbolada es un agrosistema El aprovechamiento de la dehesa es múltiple: madera, corcho, alimentación de ganado ovino, porcino, vacuno.., Después de esta pequeña introducción vamos a situarnos sobre lo que es nuestro patosistema. Hace unos años nos encontramos con unas denuncias de la zona de Burguillos del Cerro donde nos hablaron de que se estaban encontrando ramas grandes, desgajadas, con una frecuencia que a los agricultores les asustaba, e incluso caída de árboles. Después de un viento, de un accidente físico, se encontraban en el campo muchos bloques de ramas en el suelo. Eso les preocupaba. Porque es un fenómeno natural que se caiga una rama, un árbol, porque es el fenómeno de la muerte. Y la muerte es natural como la vida. Pero les preocupaba porque la densidad empezaba a ser alta. Las primeras observaciones que nosotros hicimos. por la zona de Burguillos del Cerro, que es una zona de dehesa muy rica, pero también muy vieja, es que existía la posibilidad de que estuviéramos ante un fenómeno natural. Pero había otros casos, como un bosquecillo joven de alcornoques de unos 70 años de edad en la zona de la Campilla Sur, donde el fenómeno sólo podía explicarse como efecto de una plaga.. Teníamos que buscar la etiología, teníamos que buscar si había algún responsable que estaba causando esos accidentes. Al principio de nuestras observaciones comprobamos que había una gran abundancia de taladro en los cortes de poda, Aparecían unos taladros muy bien definidos, muy bien construidos en ramas relativamente jóvenes. En la base de muchos árboles también encontramos como una especie de cribado, como si se le hubiera dado un tiro de escopeta. Taladros muy grandes para ser producidos por un in

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. JOSÉ DEL MORAL DE LA VEGA(*)

Antes de comenzar a desarrollar el tema que nos ocupa es conveniente reflexionar brevemente sobre lo que es la dehesa y el bosque mediterráneo. Hay generalmente una confusión sobre la concepción de lo que es una dehesa y un bosque mediterráneo, de lo que es un ecosistema, de lo que es un agrosistema y antes de introducimos en lo que es el fenómeno parasitario, el patosistema al cual vamos a referimos aquí, debemos tener las ideas medianamente claras respecto al soporte vegetal sobre el que se instala el parásito

Un ecosistema, naturalmente constituido, es un sistema puro donde la explotación, teóricamente, no existe más que por el hombre que coge el fruto. Es decir, la funcionalidad mercantilista no está dirigida, está aprovechada.

De los ecosistemas naturales que hay, el bosque mediterráneo es probablemente uno de los más interesantes para cualquier europeo, y en Extremadura tenemos enclaves de bosques mediterráneos en toda su pureza, ¿Una dehesa, es un bosque mediterráneo? Si y no. El bosque mediterráneo es denominado, en términos agrarios, bosque cerrado improductivo ¿Por qué? Porque el ganado no puede redilear ahí, se lo impide la cobertura arbustiva. Hay unos elementos arbóreos, otros arbustivos y otro herbáceo; ahí el hombre podría introducirse, pero con muchas dificultades, el aprovechamiento de ese bosque es muy difícil, casi imposible. Realmente ese ecosistema, conocido como bosque mediterráneo, es de difícil aprovechamiento ganadero por el hombre.

Naturalmente el hombre ha intentado aprovechar ese ecosistema y le ha quitado la cobertura arbustiva, por eso se ha quedado con una cobertura arbórea y con una cobertura herbácea, y entonces sí que puede entrar ya en el bosque, y también los animales a redilear, yeso es un agrosistema, porque él dirige la producción en el sentido que quiere, lo maneja. Lo que sí está claro es que la dehesa arbolada, que es el nombre con que se denomina esa transformación del sistema a un agrosistema, es el mejor agrosistema que se conoce actualmente,

En síntesis El ecosistema natural bosque mediterráneo es lo que nosotros llamamos bosque cerrado improductivo y cuando se le quita la cubierta arbustiva se transforma en una dehesa arbolada. Una dehesa arbolada es un agrosistema El aprovechamiento de la dehesa es múltiple: madera, corcho, alimentación de ganado ovino, porcino, vacuno.., Después de esta pequeña introducción vamos a situarnos sobre lo que es nuestro patosistema.

Hace unos años nos encontramos con unas denuncias de la zona de Burguillos del Cerro donde nos hablaron de que se estaban encontrando ramas grandes, desgajadas, con una frecuencia que a los agricultores les asustaba, e incluso caída de árboles. Después de un viento, de un accidente físico, se encontraban en el campo muchos bloques de ramas en el suelo. Eso les preocupaba. Porque es un fenómeno natural que se caiga una rama, un árbol, porque es el fenómeno de la muerte. Y la muerte es natural como la vida. Pero les preocupaba porque la densidad empezaba a ser alta.

Las primeras observaciones que nosotros hicimos. por la zona de Burguillos del Cerro, que es una zona de dehesa muy rica, pero también muy vieja, es que existía la posibilidad de que estuviéramos ante un fenómeno natural. Pero había otros casos, como un bosquecillo joven de alcornoques de unos 70 años de edad en la zona de la Campilla Sur, donde el fenómeno sólo podía explicarse como efecto de una plaga.. Teníamos que buscar la etiología, teníamos que buscar si había algún responsable que estaba causando esos accidentes.

Al principio de nuestras observaciones comprobamos que había una gran abundancia de taladro en los cortes de poda, Aparecían unos taladros muy bien definidos, muy bien construidos en ramas relativamente jóvenes.

En la base de muchos árboles también encontramos como una especie de cribado, como si se le hubiera dado un tiro de escopeta. Taladros muy grandes para ser producidos por un in

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secto. Taladros de 20-25 mm. que indicaban una anormalidad, un parasitismo, de... lo que fuera.

Incluso en el suelo (en la zona de unión entre el eje central del tallo y el suelo) había unas grandes masas de serrín que salían de forma natural por esos taladros, por esos agujeros. Evidencia inequívoca de que había un parásito que estaba comiendo y los desechos los estaba dejando fuera de la galería para que no le molestasen. Estos eran los síntomas que nosotros estábamos encontrando en la excursión con los agricultores.

Quisimos hacer una especie de radiografía. No sabíamos lo que estaba ocurriendo en el interior. Cómo se estructuraba, si se estructuraba de alguna forma. Qué longitud podían tener esas galerías que salían al exterior. Dónde se situaban preferentemente. Si era cerca de la zona vascularizada, de la zona donde realmente se produce el flujo de savia o era más bien en el leño. Con mucha paciencia y una sierra empezamos a sacar una tajada de un árbol que por fuera tenía agujeros o taladros. Nos encontramos con la sorpresa de que la madera estaba como un queso de gruyere. Estábamos aproximándonos a lo que era el problema real. Esto lo podríamos denominar como la osteoporosis de los mamíferos. La parte encargada de la sujeción, la parte esquelética, la que va a mantener a esa entidad biológica, a ese vegetal derecho y fijo en el suelo, estaba literalmente agujereada. Naturalmente pierde resistencia, pierde potencia y ante esa debilidad física, un golpe de viento, una lluvia abundante, por supuesto la nieve -aquí no frecuente- son capaces de provocar que el ramaje caiga al suelo, dependiendo de como esté en el ínterior.

Cortando con la motosierra encontramos una gran larva que era una joya de la naturaleza. Una larva que llega a tener la longitud de un dedo, musculosa (justo lo contrario que un gusano de seda) de color marfileño, como una bola de billar, dura, fuerte. Es una larva que ha transformado sus patas, que han ido en regresión porque prácticamente no las utiliza, no tiene que desplazarse grandes distancias, sino pocos milímetros a lo largo del día. En cambio, lo que sí le interesa es tener una movilidad a lo largo del cuerpo increíble. Los músculos resaltan en los distintos segmentos porque tiene que hacer circunvalaciones probablemente muy difíciles para ir situándose en las zonas de la madera que más le interesen por alimentación o elección de otro tipo... Estábamos muy cercanos a la etiología del problema; habíamos buscado en bibliografía según sintomatología y estábamos en la pista.

El fenómeno que estábamos contemplando parecía importante. No

sabíamos la densidad. Habíamos hecho algunas mediciones, habíamos hecho un transecto y veíamos que había abundantes taladros, pero ¿cuál era la importancia? Aunque el fenómeno no estaba valorado exactamente sí teníamos suficientes conocimientos para decidirnos a estudiarlo con mayor detenimiento.

En un trozo de madera agujereada nos encontramos un día con un coleóptero cerambícido. En principio, lo atribuimos a la especie cerdo porque en una muy buena publicación forestal venía atribuida toda esta sintomatología a Cerambyx cerdo. Aplicando estrictamente la descripción morfológica de los ejemplares encontrados, tanto de larva como de adultos, resultaba ser idéntica.

Nos encontramos también con la sorpresa de que en algunos casos se presentaban unas estructuras de serrín más duras de la cuenta. Normalmente el serrín va al exterior, y la galería está limpia y allí está la larva.

Un día vimos en una galería de la madera que había un estructura muy dura. Era la cubierta con la que el insecto proteje su galería. Antes de entrar en el proceso de la ninfosis hace un tapón para proteger su galería, hace el taladro de salida al exterior, lo deja todo perfectamente conformado y preparado, para que cuando se produzca el fenómeno milagroso de la trans-formación de ninfa a adulto pueda salir al exterior con total facilidad. Este es también un fenómeno importante y también nos confundió (lo veremos después).

Teníamos que estudiar el ciclo biológico o al menos aproximarnos al mismo. Es difícil con este tipo de insectos porque cómo se captura. Nos fuimos una semana a un bosquecillo con una densidad de ataque de prácticamente el 90%. Como es de costumbres crepusculares, a las 10 (22 h.), en el mes de mayo-junio, poníamos unas lámparas y unos enormes barreños de agua y después íbamos durante toda la noche a controlar. Y no fuimos capaces de encontrar nada. La solución fue coger aquellos tacos de madera donde nosotros habíamos oído algo o presentíamos que había adultos y los cubrimos con una malla de plástico duro con objeto de averiguar cuándo salían los adultos. Nos encontramos con la sorpresa de que a principios de junio había un taladro, el adulto había hecho un boquete y se había ido. Es decir, que éste también es capaz de masticar, o al menos puede emplear sus mandíbulas.

Averiguamos que la salida de adultos es a principios de Junio. Eliminamos la captura con trampa luminosa. No funciona-

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ba. No encontramos en bibliografía ninguna pista para la captura de adultos y nos conformamos con las excursiones crepusculares con la linterna y así entre dos luces se trataba de buscar y buscar hasta que algún día pudiéramos encontrábamos alguno, entonces lo cogíamos y lo guardábamos. Con lo cual teníamos una aproximación al ciclo. No tenemos un perfil perfectamente trazado sobre la salida de adultos... Sabemos que en el mes de junio aparecen y estamos capturando hasta septiembre. Cuando bajan las temperaturas ya no salen los adul

tos. Todo esto coincide con lo que hemos leído en la bibliografía.

Al aparecer los fríos, los últimos adultos que están preparados para salir al exterior ya no lo hacen, se quedan un año más en la cámara, alimentándose. Por eso nos encontramos junto a las larvas, adultos. Eran los adultos más retrasados que habían preferido quedarse en su galería hasta el año siguiente.

En nuestras observaciones no encontramos ninguna pareja copulando, pero necesitábamos ver cómo era el fenómeno. Porque nosotros lo que deseábamos era tener huevos. Venían muy mal descritos, ¿cómo se buscan los huevos en una madera? Los buscamos hasta la saciedad, con mucha paciencia, con lupas, en las maderas más afectadas, caras norte, sur, entre el musgo, zonas más húmedas no aparecían por ningún lado.

Al encontrar machos y hembras intentamos su apareamiento. Tan sólo había que meterlos, algún tiempo, un día, una noche es suficiente, en un bote para que se produjera la copulación. La copulación es inmediata. Y a los 4-5 días ya teníamos los primeros huevos. Sabíamos cómo eran, dónde los ponía la hembra. Los huevos estaban metidos entre las resquebrajaduras más increíbles.

El avivamiento era casi inmediato. A los 4-5 días aparecía la larva, pequeñita, de 1 mm. y con una potencia muscular en las mandíbulas increíble; con una rapidez tremenda, se mete en la madera. Esperábamos tranquilamente que avivara, y la situábamos cerca de una madera con virutas y en poco tiempo ya se había metido en la madera. No puede descuidarse, porque la coincidencia de este insecto en la dehesa es en el momento de mayor actividad biológica. En el mes de Junio la dehesa está hirviendo, y todas las larvas van buscando su refugio, la forma de esconderse.

Estábamos avanzando en el conocimiento del insecto. Ibamos aprendiendo. Pero había una confusión. Empezábamos a discutir de qué especie se trataba. La bibliografía que empe

zamos a recolectar nos indicaba que había más de un Cerambyx. No era sólo el Cerambyx cerdo que nosotros pudimos encontrar en nuestros primeros escarceos bibliográficos. Había un Cerambyx cerdo, un Cerambyx velutinus, Cerambyx scopoli... había más Cerambyx.

Curiosamente C. cerdo es una especie protegida por la Con-vención de Berna porque está en regresión en Europa. El habitat idóneo de C. cerdo es más alto que el nuestro, con más humedad. Teníamos que averiguar de cual especie se trataba.

Realmente C. cerdo, por la importancia que ha tenido, le da título a lo que los entomólogos llaman Grupo Cerambyx cerdo, pero realmente nosotros estábamos ante un C. velutinus. Todo lo que habíamos estado viendo se refería a esta última especie. La diferencia morfológica entre ambas especies está en las caras plantares de los artejos de los tarsos.

Por las necesidades biológicas de ambas especies, la, que debíamos tener aquí era C. velutinus. Así fue. De todos modos hemos encontrado C. cerdo. Hemos hecho descripciones morfológicas sobre más de 200-220 ejemplares. Se han medido y descrito todas las estructuras importantes del insecto, los correspondientes a C. cerdo se enviaron a la Cátedra de Entomología de la Autónoma de Madrid.

Valoración de la plaga

Teníamos que valorar el fenómeno. ¿Qué importancia tenía? Realmente habíamos avanzado bastante. Teníamos la sintomatología perfectamente descrita, averiguada la etiología, descritas las distintas fases del insecto, definidas las especies... pero había que medir con mucho más rigor la importancia del Grupo C. cerdo en el patosistema de Extremadura.

Entonces hicimos el trabajo más ingrato (los entomólogos, los fitopatólogos, lo saben), el trabajo de valorar la importancia de una plaga. Nosotros queríamos tener la certeza de la dimensión del fenómeno. Estábamos ante 1,000.000 Ha, cantidad suficientemente importante como para tomar una muestra igual de importante. Elegimos aproximadamente 20.000 árboles al azar estructurados en estaciones de 30 árboles en las distintas cuadrículas del mapa con sistema UTM y nos fuimos al campo valorando árboles que estaban parasitados, entendiendo por árboles parasitados aquellos que tenían taladros de salida y que presentaban una sintomatología que nosotros habíamos aprendido ya a identificar como causada por Cerambyx, con lo que eso podía significar de "error" en algunos casos. Nos encon

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Figura 6. Alrededor de las galerías de Cerambyx spp. aparecen, con mucho frecuencia, áreas manchadas producidas por la acción de hongos.

tramos con áreas que mostraban una densidad de síntomas elevada. Por ejemplo Burguillos del Cerro, que fue la primera denunciada tenía un porcentaje altísimo de parasitismo, llegando en algunos enclaves al 90%.

Las tres zonas que más se diferenciaban eran la de la AIbuera-Santa Marta que tenía un 27,74% de árboles afectados; la de Jerez de los Caballeros con el 36,50% y la de Mérida Cornalvo (futuro Parque Natural) con el 27,61%. Con esos valores de parasitismo parecía claro que estábamos ante un fenómeno al que podíamos calificar o tipificar de PLAGA

Hay que tener en cuenta que no todo insecto constituye una plaga. El parasitismo no es más que la condición de alimentación que se establece con un hospedador, pero sin que éste se vea afectado en el valor que tiene dentro del ecosistema. La plaga añade una característica y es que produce catástrofes en un área determinada, es decir, esquilma. ¿Dónde se establece la línea de separación? Definir ese umbral es muy difícil. Hay, no obstante, un indicador social bastante fiable para marcar el nivel de parasitismo de un insecto al cual consideramos plaga, ese indicador es la denuncia de los agricultores. Si este insecto ha estado aquí desde tiempo inmemorial, y ahora es cuando los propietarios se sienten alarmados por sus efectos, esa alarma es muy probable que responda a la constitución en plaga del Cerambyx spp.

Lo que sí estaba claro en este caso es que, dada la importancia del soporte sobre el que estaba este insecto, si el fenómeno parasitario no era plaga, al menos era muy importante, merecía la pena seguir estudiando al insecto.

Manejo del insecto en laboratorio

Lo primero fue poner en marcha una granja de Cerambyx; porque si teníamos que estudiarlo, definirlo, manejarlo, con la dificultad que entrañaba el medio, hubiera sido extraordinariamente lento. Partimos. en nuestro trabajo, por recoger machos y hembras.

Dimos un paso más: había que alimentarlos Pusimos a punto una dieta artificial. Hay muchas; hay muchos libros de recetarios de dietas donde los investigadores han ido ajustando perfectamente todas las sustancias nutritivas, vitaminas, correctores... suficientes como para que el insecto crezca bien. Observamos que a partir de esta dieta las larvas neonatas comían.

Al final logramos una dieta muy ajustada y los animales crecían con mucha facilidad. A partir de un huevo llegamos a una larva potente, con las mismas características morfológicas de las rescatadas en el medio. Nuestro artefacto funcionaba.

Figura 7. Aberrante transformación de una dehesa arbolada. La destrucción total de la cobertura aro bustiva del bosque mediterráneo, la falta de reposio ción de árboles viejos y la mutilación de los exiso tentes en la dehesa, son causas del desarrollo de la plaga de Cerambyx spp.

Relación de la plaga con su entorno

Cuando empezamos a estudiar este fenómeno parasitario no podíamos dejar, después de barrer toda la dehesa, de estrujar más los datos. Lo primero era ver qué porcentaje de árboles estaban parasitados, al mismo tiempo valorábamos cómo se correlacionaba ese hecho con la densidad de árboles, si había más fenómenos parasitarios o más síntomas donde la dehesa tenía más árboles o era menos densa. Hemos valorado el tipo de la cobertura herbácea y densidad, si el suelo tenía una mayor superficie de arbustos que herbáceas, dónde aparecían los síntomas (en el eje central o en las ramas laterales), sobre qué tipo de suelo estaban situados los árboles que tenían o no parasitismo, hemos determinado qué proximidad o lejanía tenían respecto a áreas de agricultura intensiva y de qué tipo de intensidad (si era de secano o de regadío), la orientación (si aparece por el este, sur...), la altitud, el tipo de ganadería, de caza, edad de los árboles parasitarios (por el diámetro).

De todos los factores estudiados, y con un análisis rápido lo que sí se observaba era que los que tenían menos diámetro estaban más sanos que los que tenían mayor diámetro. Otra cuestión mucho más interesante era que el porcentaje de parasitismo era bastante mayor cuando se daba el aprovechamiento agro pecuario que cuando la zona se dedicaba a la caza, fenómeno perfectamente explicable, porque en el aprovechamiento de la caza, el porcentaje de árboles jóvenes es mucho mayor, hay más respeto hacia el chaparro, mientras que en las explotaciones agropecuarias hay una continua competencia del hombre con el medio, estando continuamente limpiando la cobertura arbustiva. La carga ganadera se alimenta de los chaparritos, de los pequeños brotes y por tanto el porcentaje de árboles viejos es mucho mayor en los de aprovechamiento agropecuario que en los de aprovechamiento de caza. En el bosque mediterráneo (bosque cerrado improductivo) debe de haber una distribución normal entre árboles en formación, los de mediana edad, los adultos y los senescentes.

Repasamos: habíamos intentado definir el marco donde se producía el fenómeno, cuál era la sintomatología, las especies de insectos que estaban interviniendo en el fenómeno, habíamos aprendido a diferenciar las distintas formas del insecto, se había puesto a punto la dieta para estudiarlo en el laboratorio,

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habíamos valorado la importancia que tenía y qué factores del medio tanto naturales como de manejo se relacionaban o al menos estábamos en disposición de hacerlo, había que ver también la relación con otras especies biológicas.

Uno de los primeros visitantes encontrados en los taladros fue Cetonia urata. También nos encontramos con hormigas. Se las encuentra con relativa frecuencia aprovechándose de los huecos de los taladros de la madera. Deben de tener su importancia en el patosistema, pero nosotros no lo sabemos, simplemente lo constatamos y lo describimos.

Otro de los fenómenos observados fue la presencia en la madera de unas manchas oscuras coincidiendo con los taladros. Nos llamó la atención que era una relación bastante constante. Quisimos ver si era el fenómeno paralelo al taladro. La acción del insecto con la madera es mecánica, hicimos cortes se riallos y vimos que en la primera rodaja la galería estaba negra, al seguir cortando la zona negra seguía situándose alrededor de la galería. Llega un momento en que el taladro casi no existe (final del taladro). En cambio, sí existía la zona teñida. Por tanto, estaba claro que era otra entidad no relacionada con la acción física que realizaba el insecto. Empezamos a sospechar que se trataba de un hongo. El hongo ha debido de ser transmitido por el insecto o al menos éste ha facilitado su instalación.

Observamos también que esas pinceladas oscuras adquirían una estructura de madera descompuesta, madera fibrosa, como de yesca, blanda. Un día nos encontramos por fuera los carpóforos de Stereum. Efectivamente, era un Stereum el que estaba por fuera, por tanto podemos decir que hemos encontrado micelio de Stereum en las áreas coincidiendo con los taladros de Cerambyx. ¿Tienen una relación matemática constante? No lo sabemos. Otro tema que debe investigarse.

Hipótesis sobre el desarrollo de la plaga

el esqueleto; se sitúa dentro, lejos de la zona de conducción de la savia para no molestar el árbol, que mientras es joven necesita un gran flujo de savia, entonces el insecto va conformando galerías, y el árbol va adquiriendo lo que decíamos al principio, lo que podría ser una osteoporosis. En los humanos la osteoporosis no aparece a los 30 años sino a los 80. Es un fenómeno perfectamente prefijado, definido, es un fenómeno biológico, que hay que aceptarlo como es. Así, lo que ocurre en el hombre, está ocurriendo probablemente en la naturaleza con Cerambyx, éste ayuda al árbol a que cuando empieza la fosforilación oxidativa a ser importante, cuando el árbol asimila muy poco la luz, cuando transforma muy poco la energía luminosa en materia orgánica, entonces en ese momento el árbol comienza a no tener sentido, y es cuando se ve éste y otros muchos compañeros de la muerte. A partir de ese momento un golpe de viento y un árbol que se muere, y empieza ese fenómeno con otro árbol joven. Esta es nuestra teoría: tenemos una dehesa envejecida; hay un porcentaje altísimo de árboles viejos, por tanto esta entidad biológica que tendría un protagonismo normal en el ecosistema, está realmente adquiriendo un protagonismo que no le corresponde, porque hemos forzado, hemos mal manejado nuestro agrosistema a árboles muy viejos.

El problema ahora es que hemos encontrado árboles jóvenes parasitados (de 15 años) en correspondencia con áreas de gran ataque. ¿Por qué? Porque probablemente hay una densidad de insectos tan grande en las áreas afectadas, que comienza una gran competencia y evidentemente en un tramo no van a vivir infinitas larvas. Los adultos se tendrán que ir a un hospedador y si no encuentran el idóneo se situarán en lo que sea, antes que morirse sin hacer una puesta de huevos. Esta es la explicación biológica que nosotros entendemos, como pura teoría, como pura hipótesis.

Teníamos que aproximarnos, aunque fuera a nivel de hipótesis o

teoría a la etiología del fenómeno. -Para los griegos la palabra teoría significaba itinerario espiritual, es decir, "esfuerzo intelectual por llegar al conocimiento de un fenómeno" que no es más que intento-.

Nosotros pensamos que el fenómeno se produce porque en una entidad vegetal sabéis que hay un equilibrio que está balanceado en el sentido de la fotofosforilación. Pero existe también la fosforilación oxidativa, la producción de energía con el concurso del oxígeno. Si en un vegetal hay un balanceo a favor de la fosforilación oxidativa y en contra de la fotofosforilación estamos ante una disminución de síntesis, disminución de sustancias de reservas y gasto de estas sustancias para producir ATP.

En un vegetal cuando la fosforilación oxidativa empieza a tener un protagonismo importante comienza lo que es la decrepitud. Este es un fenómeno prefigurado genéticamente. Desde que somos embrión estamos preparándonos para morirnos. En muchos vegetales está. estudiado. En el momento de la caída de la hoja interviene el ácido abcísico, la formación de la placa, el etileno, pero además de esos procesos biológicos naturales de preparación a la muerte existen otros fenómenos que son exógenos, que son acompañantes al bien morir. ¿Qué buenos acompañantes pueden tener las Fagáceas de la dehesa? Nosotros pensamos que un "buen acompañante de la muerte" puede ser Cerambyx. Cerambyx siempre ha estado considerado como un insecto de la encina sin gran importancia, parásito sí, porque se alimenta de un hospedador; ¿qué es lo que está haciendo? Se está situando sobre un soporte físico vegetal, sobre

* S.IA Junta de Extremadura