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¿Existió Jesús? Una perspectiva histórica Pedro M. Rosario Barbosa 13 de febrero de 2020 S J N Versión 1.0 © 2020, Pedro M. Rosario Barbosa Algunos derechos adquiridos. * Índice 1. Introducción 2 2. Carencia de información histórica de la antigüedad 2 3. Criterios históricos y la inviabilidad de ciertas hipótesis mitistas populares 5 4. Evidencia positiva de la existencia de Jesús 11 4.1. Documentación no cristiana con relación a Jesús ........................ 12 4.1.1. Documentación judía: Flavio Josefo ........................... 12 4.1.2. Documentación romana: El Testimonium Taciteum .................. 16 4.2. Documentación cristiana como fuente de la historicidad de Jesús ............... 18 4.2.1. Las cartas auténticas de Pablo .............................. 18 4.2.2. Los evangelios como fuentes ............................... 21 4.3. Criterios históricos aplicados a los textos cristianos ...................... 24 5. Conclusiones 28 Bibliografía 30 * Se hace disponible este escrito bajo la Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional o superior. https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/legalcode.es. Este documento es una versión escrita que se preparó para la conferencia del mismo título, dada en la Universidad de Puerto Rico en Cayey, el 13 de febrero de 2020. Esta es la primera de tres conferencias en torno al Jesús histórico. A este escrito se le mejoró el texto, se añadieron las fuentes, referencias y aclaraciones. Este texto no corresponde verbatim a lo que se presentó, sino que es una versión más formal de lo discutido. 1

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¿Existió Jesús? Una perspectiva histórica

Pedro M. Rosario Barbosa

13 de febrero de 2020

Serie de conferencias sobre Jesús de Nazaret

Versión 1.0© 2020, Pedro M. Rosario Barbosa

Algunos derechos adquiridos.∗

Índice1. Introducción 2

2. Carencia de información histórica de la antigüedad 2

3. Criterios históricos y la inviabilidad de ciertas hipótesis mitistas populares 5

4. Evidencia positiva de la existencia de Jesús 114.1. Documentación no cristiana con relación a Jesús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

4.1.1. Documentación judía: Flavio Josefo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124.1.2. Documentación romana: El Testimonium Taciteum . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

4.2. Documentación cristiana como fuente de la historicidad de Jesús . . . . . . . . . . . . . . . 184.2.1. Las cartas auténticas de Pablo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184.2.2. Los evangelios como fuentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

4.3. Criterios históricos aplicados a los textos cristianos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

5. Conclusiones 28

Bibliografía 30

∗Se hace disponible este escrito bajo la Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional o superior.https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/legalcode.es. Este documento es una versión escrita que se preparó parala conferencia del mismo título, dada en la Universidad de Puerto Rico en Cayey, el 13 de febrero de 2020. Esta es laprimera de tres conferencias en torno al Jesús histórico. A este escrito se le mejoró el texto, se añadieron las fuentes,referencias y aclaraciones. Este texto no corresponde verbatim a lo que se presentó, sino que es una versión másformal de lo discutido.

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1. Introducción

Antes que todo, quisiera agradecerle al Departamento de Humanidades por la oportunidadde hablar un tema que, sin duda, apasiona a muchas personas. Gracias también a los estimadoscolegas que se encuentran aquí y que han mostrado sumo interés en esta serie de conferencias.Además, quiero reconocer la presencia de Eva Quiñones, Presidenta de Humanistas de PuertoRico y muy querida amiga, quien fue la que me pidió llevar a cabo esta serie. Con mucho gustoaccedí a su petición y aquí nos encontramos. Finalmente, gracias a todos los colegas, estudiantesy otros por su interés.

Esta es la primera de tres conferencias plani�cadas para este semestre. La primera, tiene quever con el tema de si Jesús de Nazaret existió o no. La segunda, consiste en presentar un per�laproximado de Jesús de Nazaret utilizando varios criterios históricos y qué podemos saber ge-nuinamente de él. La �nal tratará de cómo hubo un proceso de apoteosis de un judío predicadorapocalíptico a una divinidad.

Todas estas conferencias son frustrantes porque en todos los casos hay mucho que cubrir, peromuy poco que presentar en tan solo tres actividades de hora y media con espacio para preguntasy respuestas. De hecho, en esta misma, creo que hay más qué decir que todas las demás juntas.Por lo tanto, pido perdón con antelación debido a la variedad discusiones en relación con estetema y, desgraciadamente, no podré cubrirlo todo.

Hay varios bandos en la discusión pública. Está el lado conocido como el mitismo, que postulaque es dudoso que Jesús haya existido. Este es un lugar donde sobreabunda la seudohistoria. Elotro sector es el historicista, es decir, que postula que Jesús sí existió. Sin embargo, no está librede toda culpa. Existe el enorme problema de que hay estudiosos con claros intereses teológicos yreligiosos que quieren identi�car al Jesús de la fe con el Jesús histórico. A veces, disfraza su erudi-ción de cienti�cidad y también fomentando la seudohistoria en la dirección contraria al mitismo.Consecuente con la Ley de Brandolini, el tiempo que uno tiene que dedicar para desmiti�car am-bos grupos es bastante grande. Por ende, inevitablemente tendré que dejar fuera una variedadde asuntos que quisiera discutir. Si quieren cuestionar algún tema que ustedes piensan que dejéfuera, siéntanse en la libertad de hacerlo en la sección de preguntas y respuestas.

2. Carencia de información histórica de la antigüedad

Comencemos a hablar un poco de la noción del “Jesús histórico”. El erudito John P. Meier,profesor de teología de la Universidad de Notre Dame, sacerdote católico jesuita y destacadoinvestigador del tema por su magna obra, Un judío marginal, acentúa la distinción entre el Jesúshistórico y el Jesús real. El “Jesús real” es el Jesús de Nazaret de carne y hueso que se piensa queactuó en el área de Palestina en el siglo I. Por otro lado, el “Jesús histórico” es una construcciónde los historiadores a partir de cierta evidencia y criterios historiográ�cos, y que tiene comoreferente al Jesús real.1

1John P. Meier, Un judío marginal: Nueva visión del Jesús histórico. Tomo I: Las raíces del problema y la persona(Estrella: Editorial Verbo Divino, 1998), 29.

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Esto no debe verse como algo inusual, el campo de la historia y el de las ciencias en generalse mueve entre teorías. Las ciencias factuales en general se re�eren a cómo opera el mundo. Lahistoria, que es una especie de ciencia factual, tiene como referente a los acontecimientos pasados.Como he argumentado en otras ocasiones, las teorías históricas son �cciones. Quiero que estepunto cale hondo en nuestra discusión. Los teóricos y �lósofos de la historia han sabido porsiglos que la imaginación juega un rol esencial en la historiografía. Sin embargo, lo que distinguea la historia de un cuento de hadas es que las narraciones históricas que aparecen en nuestroslibros de texto son �cciones, pero cum fundamento in re, es decir, con fundamento “en la cosa”,con base en la evidencia.2 Cuando ustedes abren un libro de texto sobre la antigüedad y vean unanarración de los acontecimientos pasados, sepan ustedes que esa es toda una teoría que le tratade darle sentido a las migajas de evidencia que tenemos.

Cuando digo “migajas”, tomen la metáfora en serio. La inmensa mayoría de la documentaciónde la antigüedad se ha perdido. Tomen estos números con pinzas, hace falta ponerlos al día, peroles da una idea del panorama que aqueja a los historiadores de la época clásica. Según un autorde hace mucho tiempo, cerca del 94 % de la documentación latina se ha perdido.3 ¿Cómo sabemosde ello? Porque muchos de los libros que sí nos han llegado hacen referencia a ellos. Igual quesucede con la Biblia Hebrea, los documentos patrísticos y otros, que hacen referencia a libros quehan desaparecido. De los textos occidentales, el número de documentos que conservamos puederondar alrededor del 3 a un 6 % de la totalidad producida. Esto es solo de los escritos que sabemosque se han perdido, hay otros libros antiguos que ni se mencionan ni tuvieron aparente impactoalguno. Añadan la correspondencia que se ha perdido, archivos completos de documentos que nosabemos dónde están, textos que han sufrido los percances de incendios o accidentes naturales,etc.

¿Qué hay de los hallazgos arqueológicos? La inmensa mayoría de las excavaciones arqueo-lógicas son marcadamente iluminadoras. Sin embargo, si usamos un poco el sentido común, nopodemos sino llegar a la conclusión de que bastante de los restos arqueológicos se ha perdido.Estructuras importantes del Antiguo Egipto yacen debajo de los suburbios del Cairo. Gran partede las estructuras importantes de los romanos se hallan debajo de zonas habitadas. En el área deIsrael y Palestina, tal vez uno de los lugares donde más se excava aun hoy en el siglo XXI, hayyacimientos que también se encuentran debajo de la población y hay áreas donde no se puedenexplorar por considerarse sagradas, además de las implicaciones políticas que muchos de los ha-llazgos implicarían en una zona como esa.4 Esto no es solo en Roma, Egipto y Tierra Santa, estoaplica a muchos otros lugares del mundo.

Para darles un indicio de cuánta evidencia arqueológica hemos perdido, aquí tienen una di-minuta selección de instancias en las que hubo cruci�xiones masivas por parte de los romanos.

2La frase “�cción cum fundamento in re” es del �lósofo Edmund Husserl y la aplicó al caso de la física. Sin embar-go, esta caracterización puede extenderse también a las teorías históricas en el sentido expresado en nuestro texto.Edmund Husserl, Investigaciones lógicas (Madrid: Alianza Editorial, 2013), I: 82-83. Una hipótesis es un constructo,producto de la creatividad del cientí�co —en nuestro caso, el historiador— con un rol explicativo, así que sus nocionesy conceptos cumplen un rol explicativo.

3G. W. Trompf, “The Concept of the Carolingian Renaissance,” Journal of the History of Ideas 34 (1973): 20.4Para una referencia de los hallazgos arqueológicos referentes a la época de Jesús, léanse: Jonathan L. Reed, Jesús

de Galilea. Aportes desde la arqueología (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2009); John Dominic Crossan y Jonathan L.Reed, Excavating Jesus. Beneath the Stones. Behind the Texts (NY: HarperCollins, 2001).

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Estos no son los únicos casos de este tipo de ejecución, pero se pueden percatar de que en losdominios romanos hubo miles de cruci�xiones en la Península Italiana y en otros lugares comoPalestina.5 ¿Cuánta evidencia arqueológica tenemos de todas las miles de cruci�xiones? Dos. Aquítienen una de ellas, el pedazo de un talón atravesado por un clavo (Figura 1).

Figura 1: Fotografía de Ilan Shtulman, cortesía del Museo de Israel. Reproducido bajo el concepto de usolegítimo (fair use) con el propósito de ilustrar. Imagen obtenida de: Matti Friedman, “In a Stone Box, theOnly Trace of Cruci�xion” The Times of Israel (26 de marzo de 2012). https://www.timeso�srael.com/in-a-stone-box-a-rare-trace-of-cruci�xion/.

La otra evidencia emergió recientemente en el 2018 y publicado el año pasado, de un cadáverencontrado en Venecia en el 2007 que probablemente sufrió una cruci�xión.6 Eso es todo. En otraspalabras, solo utilizando los números que he presentado en la diapositiva (ignorando todos los

5En la diapositiva di solo tres casos: 1. El caso de las cruci�xiones que se dieron en la Península Italiana a raíz dela persecución de Espartaco, que, según las crónicas, fue alrededor de 6,000 personas; 2. El caso de las cruci�xionesque se dieron bajo Publio Quintilio Varo en Palestina, en el año 4 a.e.c., los cruci�cados fueron alrededor de 2,000personas; 3. El caso de la destrucción de Jerusalén bajo Tito, cuando, según Flavio Josefo, se cruci�caron a más de500 personas. Aclaro que no leí bien el texto y me di cuenta tarde de que las cruci�xiones en este último caso erancerca de 500 personas al día por tres meses. Por eso fue que los romanos agotaron la leña para hacer las cruces(Apiano, Historia romana (Madrid: Editorial Gredos, 1980), 154 (Guerras Civiles I:120); Flavio Josefo, Antigüedadesjudías (Madrid: Ediciones Akal, 1997), II:1065 (XVII,295); Flavio Josefo, La guerra judía (Madrid: Editorial Gredos,1997), Libros IV-VII:174-175 (Libro V:450-451).

6E. Gualdi-Russo, et al. “A Multidisciplinary Study of Calcaneal Trauma in Roman Italy: A Possible Case ofCruci�xion?” Archaeological and Anthropological Sciences 11, núm 5 (mayo, 2019): 1783–1791. doi: 10.1007/s12520-018-0631-9.

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demás casos), la evidencia de muertos por cruci�xión es 0.02 %.7 Si se incluyeran otros casos queno hemos mencionado, ese porcentaje sería mucho menor todavía. Se pueden imaginar los casosen los que mucho de lo que se nos dice a nivel histórico tiene muy poco soporte arqueológico o,quizás, nada en absoluto. Una vez más, solo tenemos migajas que nos sirven de soporte para que,con la documentación, podamos forjar imaginativamente la narración histórica más verosímil yplausible posible.

3. Criterios históricos y la inviabilidad de ciertas hipótesismitistas populares

Habiendo presentado todo esto, pasamos ahora al uso de criterios históricos. Debido a la serialimitación de tiempo, utilizaré varios de ellos para argumentar en contra de propuestas seudohis-tóricas que permean en esta discusión de la existencia de Jesús, especialmente del sector mitista.

Personas que no se han dedicado a pensar como historiadores expertos en el área hacen muybuenas preguntas en torno a la veracidad de muchos de los relatos, particularmente de los evan-gelios, del Nuevo Testamento y de la Biblia en general. Sin embargo, frecuentemente, se topancon literatura escrita por personas que no son especialistas en el tema. Algunos, tienen intere-ses teológicos. Otros, tienen intereses antiteológicos. No especialistas de uno y otro lado son engran medida culpables de la proliferación seudohistórica. Por otro lado, fuera de unos pocos es-pecialistas, la inmensa mayoría de los académicos no sale de sus investigaciones y o�cinas paraaclararles las dudas al público de manera sencilla. Aquellos que lo han hecho, frecuentemente sonopacados por la aspiración de los medios a maximizar los ratings, diseñando memes, artículos odocumentales sobre estos temas que son click baits. Como resultado, el público no sabe distinguiruna cosa de la otra, de lo que es histórico, de lo que no.

De ahí que muchos académicos, incluyendo a un servidor, constantemente tenemos que lidiarcon ciertos alegatos seudohistóricos que aparecen en línea y que se derivan de literatura de lossiglos XVII, XVIII y XIX, pero que concluyentemente se han encontrado falsas en el siglo XX yque ningún profesional sostiene en la actualidad. Ejemplo de ello es el famoso vídeo de Zeitgeistproducido por el conocido fundador del movimiento con el mismo nombre, Peter Joseph. Es me-nester señalar que Joseph se ha “retractado” de esa posición, pero, como bien indica la Ley deBrandolini, una vez se ha publicado este tipo de click baits, se disemina bien pronto y se quedaen la conciencia de la gente que usa las redes sociales. Lamentablemente, no ocurre así con lasrefutaciones de los profesionales, haciendo la defensa de la historia y de las ciencias un enormereto a la hora de llegar al público. A veces, se generan pasiones en la discusión que desembocanen toda una serie de acusaciones de parte de los que emocionalmente están comprometidos conuna visión de mundo que ha sido retada por el profesional.8 Como resultado, veo memes como

7Esa cifra asume el error de que bajo Tito hubo cerca de 500 cruci�xiones. Si consideramos lo que dice Josefo, deque hubo 500 cruci�xiones al día por tres meses, el porcentaje de evidencia arqueológica de la cruci�xión es muchomenor: alrededor de 0.0038 %.

8Personalmente, dudo de que se haya retractado genuinamente. Ante la incredulidad de mucha gente, Josephpublicó un texto en PDF llamado Zeitgeist: The Movie—Companion Source Guide (http://tinyurl.com/32g3d9s). En eseescrito, intenta “aguar” sus alegatos en torno a los supuestos paralelismos entre Jesús por un lado y, por el otro, los

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este todas las navidades rondando por Facebook siendo defendidas muchas veces con un prejuicioanticristiano (Figura 2).9

Figura 2: Véase que el meme utiliza al documental Zeitgeist como referencia.

La respuesta de los expertos en la antigüedad a Zeitgeist es inequívoco: No, ninguno de los diosesno cristianos mencionados por el documental nacieron de una virgen, tuvieron doce apóstoles,

dioses y héroes antiguos. En parte, utiliza citas de historiadores auténticos o que expresan posturas serias de princi-pios del siglo XX, pero que ya no pueden sostenerse hoy día, o también a autores actuales cuyas aserciones se sacande contexto. Sin embargo, el grueso de las demás citas proviene de autoridades dudosas como D. M. Murdoch (Achar-ya S), Thomas Doane, Gerald Massey, Barbara Walker, M. M. Mangansarian y muchos otros que ni son historiadores,ni tienen las credenciales en el campo ni son tomados en serio por historiadores profesionales. Joseph empeora eneste PDF los problemas que tiene su vídeo: cae en múltiples anacronismos, algunas asociaciones entre Jesús y lossupuestos paralelos son pura fabricación, otras son malinterpretaciones de los textos antiguos para crear paralelosdonde no los hay, entre otras equivocaciones. El experto en Nuevo Testamento Maurice Casey ha respondido a fondobastante de estos disparates (aunque no especí�camente a Joseph, sino a muchos de estos autores, especialmente aMurdoch, Earl Doherty y varios blogueros) en su libro, Jesus. Evidence and Argument or Mythicist Myths? (London:Bloomsbury, 2014). Recomiendo también la excelente lectura: Tim Callahan, “The Greatest Story Ever Garbled. ACritique of “The Greatest Story Ever Told”–Part I of the Internet �lm Zeitgeist,” Skeptic 15, núm. 1 (2009): 61-67.Véase reproducida en la página cibernética eSkeptic: https://www.skeptic.com/eskeptic/09-02-25/. Advierto que ten-go muchos reparos en cuanto a la obra de Callahan y su posición agnóstica, pero este artículo desmiente bastantelo alegado en Zeitgeist. Finalmente, véase el excelente artículo: Edward L. Winston, “Zeitgeist—Companion Guide”.Skeptic Project. 2010. http://skepticproject.com/articles/zeitgeist/companion-guide/.

9Véase mi refutación del meme en mi blog Razón y política pública en el artículo titulado, “Los dioses que NOnacieron el 25 de diciembre”. http://razoncienciaspr.org/2017/12/24/los-dioses-que-no-nacieron-el-25-de-diciembre/.

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fueron bautizados, fueron cruci�cados, etc. Ni tan siquiera Jesús nació el 25 de diciembre. Todoesto es puro invento sin ninguna evidencia documental. Este tipo de fraudes y bromas pesadasfueron promovidos especialmente por racionalistas anticristianos de principios del siglo XX, aveces, abusando de estudios genuinos, pero que hoy día se saben que son obsoletos, tales comoel de James George Frazer en su gran obra The Golden Bough.10

Ante la falta de evidencia de todos estos alegatos, no debemos dedicar un solo segundo más aello fuera del único caso que hubiera podido decirse de una cruci�xión de un dios. Aquí ven unamuleto, alegadamente antiguo, que muestra a Orfeo o Dionisio (Baco) cruci�cado (Figura 3). Este

Figura 3: Este es un amuleto que dice Orfeo Bakkikós. Representa a Orfeo (poeta báquico) o el dios Baco(en griego, Dionisio) cruci�cado.

amuleto se perdió durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy día, no conozco a ningún historiadoro crítico del arte que lo considere auténtico.11 Hay dos cosas que revelan que se trata de unafalsi�cación anticristiana del siglo XIX. En primer lugar, la representación de la cruci�xión enel amuleto corresponde a un arte tardío, de �nales del Medioevo o comienzos del Renacimiento(Figura 4, próxima página). Aquí tienen dos representaciones de la cruci�xión, una del siglo Va.e.c. y otra renacentista, del siglo XV. ¿A cuál se les parece más? Además, la representación de lacruci�xión de Orfeo o de Dionisio en este amuleto tiene una forma sospechosamente semejantea la de la representación alquímica del planeta Mercurio ('). Hasta donde sabemos, los cultosbáquicos de la antigüedad no estaban asociados a la alquimia. Finalmente, no tenemos ningunanarración de Orfeo o Dionisio cruci�cado proveniente de la antigüedad.

Aunque se pueda tomar por obvio y una pedantería de mi parte, muchos de los documentalesen YouTube han demostrado que no es obvio, pero nuestro primer criterio historiográ�co esque la teoría o la hipótesis histórica tiene que tener soporte evidencial. Se deben construir lasteorías históricas con la evidencia que se tiene, no con la que no se tiene.

Veamos ahora otro problema que confunde mucho a no expertos. Es bien común en los círculosescépticos y mitistas hacerse una cuestión interesante: los romanos tenían unos archivos bien

10James George Frazer, The Golden Bough. A Study inMagic and Religion. 12 vols. (London: St. Martin’s, 1906-1915).11Lo mismo expresa Dorothy King en su artículo “Early Images of the Cruci�xion” (Dorothy King, “Early

Images of the Cruci�xion.” Dorothy King’s PhDiva. Blog. 20 agosto de 2011. https://web.archive.org/web/20190707094103/http://phdiva.blogspot.com:80/2011/08/early-images-of-cruci�xion.html).

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Figura 4: A la izquierda, una representación de una cruci�xión en mar�l ca. 430 e.c., ahora en el MuseoBritánico (Foto reproducida bajo el concepto de uso legítimo (fair use) para ilustrar). A la derecha, unapintura de la cruci�xión de Jesús en la Iglesia de San Sebastián del Palau-del-Vidre, Francia (ca. 1490).

detallados de lo ocurrido en Italia y sus dominios, ¿por qué ninguno de los historiadores romanosdice algo sobre Jesús? Si Jesús era tan signi�cativo y creó un impacto en Palestina, ¿por qué ningúnromano dijo nada? Por supuesto, esta aserveración es un argumento de silencio. Este tipo manerade argumentar puede ser buena o mala dependiendo de la ocasión. Para que el planteamiento seaválido, se debe demostrar primero que los romanos mostraban interés por cierto tema, razón porla que debe esperarse que reportaran ciertos acontecimientos. Desde esta perspectiva, la preguntano es si debemos esperar que dijeran algo de Jesús, sino si los historiadores y funcionarios romanosgeneralmente estaban pendientes a asuntos palestinenses y, particularmente, judíos, para esperarque ellos dijeran algo de cualquier palestinense de la época.

Los historiadores profesionales de la antigüedad tienen clara la respuesta a esta cuestión: laevidencia de ello es que los historiadores romanos del primer siglo no mostraron interés algunoen los judíos y los acontecimientos palestinos. No solo no reportaron sobre Jesús, sino que noreportaron de nadie de Palestina, ni tan siquiera de sus gobernantes romanos como Poncio Pilatos, nide su Sumo Sacerdote Caifás, ni tan siquiera del devastador acontecimiento que fue la destrucciónde Jerusalén en el año 70 e.c. bajo Tito, el hijo del emperador Vespasiano. Es más, ninguno habló delhistoriador Flavio Josefo, a quien conocemos por sus escritos, pero no porque los historiadoresromanos hablaran de él. Del siglo II y III tenemos referencias a Jesús como el Mesías de parte deun historiador romano (Publio Cornelio Tácito), del que hablaremos más tarde, y de funcionariosromanos que brevemente explicaban la creencia de los cristianos para saber cómo lidiar con ellosen el imperio, pero ninguno fue por un interés particular en Palestina. Dado ese hecho, ¿es deesperarse que estos historiadores del siglo I, contemporáneos a Jesús, reportaran de él? De estadiscusión se desprende nuestro segundo criterio historiográ�co: el argumento de silencio solo

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es válido si alguna declaración sobre alguien o algún asunto histórico debe esperarse. En este caso,no lo es.

Hay otras ideas mitistas que son descartadas automáticamente por historiadores profesionalessin tan siquiera comenzar a considerarlas, pero que continúan siendo muy populares en el ámbitocibernético. Una de ellas es que el cristianismo fue un invento de ciertos emperadores romanos.Esta hipótesis toma dos vertientes hoy día:

La primera es la propuesta por Joseph Atwill en su libro Caesar’s Messiah.12 En esta obra,se a�rma que los evangelios y varias de las documentaciones cristianas fueron producto delos emperadores �avianos.

La segunda es la propuesta por Fernando Conde Torrens en su libro Año 303. Inventan elcristianismo.13 Aquí se alega que todos los documentos cristianos que pensamos que pro-vienen de los primeros tres siglos fueron falsi�caciones hechas por un equipo de estudiososy escribas bajo el Emperador Constantino.

Los dos comparten ciertos problemas pero, antes de adentrarme en ellos, quisiera refutar bre-vemente el segundo libro mencionado, porque se ha hecho muy popular en España y en el mun-do hispano hablante en muy poco tiempo. De hecho, el rechazo unánime de los historiadores,especialmente los visibles como Antonio Piñero, ha implicado que su autor haya entrado en unacampaña de intento de desprestigio a estos estudiosos en el ciberespacio.14 Su tesis supone queConstantino contaba con cerca de 50 letrados para reproducir los escritos cristianos y simular unahistoria de 300 años de cristianismo.15 Se puede argumentar que existe evidencia paleográ�ca quecontradice esta convicción. Para los que no sepan, lo que hace la paleografía es mirar la manera enque las letras se escriben en una región para poder asignar una fecha aproximada de la creaciónde un fragmento o un escrito. Astuto el autor, Conde Torrens esperaba esa objeción, de que hayfragmentos cristianos que se han datado del segundo y tercer siglo con base paleográ�ca. Aquíintroduce una hipótesis ad hoc para salvar su planteamiento, de que estos “más de cincuenta”escribas del imperio imitaban el estilo de épocas anteriores.16 Además de las enormes di�cultadesde esa hipótesis —propuesta que hace añicos la Navaja de Occam— hay algo que el señor CondeTorrens ignora por completo cuando publicó su libro. Tenemos fragmentos cristianos del Museo

12Joseph Atwill, Caesar’s Messiah. The Roman Conspiracy to Invent Jesus (Charleston: CreateSpace, 2011). Kindle.13Fernando Conde Torrens, Año 303. Inventan el cristianismo (España: Ediciones Alta Andrómeda, 2019). Kindle.14Antonio Piñero, “¿Se inventó el cristianismo en el año 303? ‘Compartir’ (234) de 18 de agosto de 2016. Preguntas

y respuestas.” Cristianismo e historia. Blog. 18 de agosto de 2016. https://www.tendencias21.net/crist/Se-invento-el-cristianismo-en-el-ano-303-Compartir-234-de-18-de-agosto-de-2016-Preguntas-y-respuestas_a2103.html. En el mo-mento de la conferencia, no sabía en absoluto que Richard Carrier también se había expresado entérminos muy negativos sobre el libro. Al �nal de su declaración dice, y cito: “¡Es ridículo!”. ChrisDu-Pond, “¿El cristianismo se inventó en el año 303? Parte 2: Respuesta de historiador ateo”. 2018.https://veritas�dei.org/el-cristianismo-se-invento-en-el-ano-303-parte-2-respuesta-de-historiador-ateo/. Para la res-puesta directa, vayan a: https://www.richardcarrier.info/archives/13632#comment-25596. Véase respuesta de Fer-nando Conde Torrens a Piñero: Fernando Conde Torrens, “Tertulia desagradable con Aletheia 3” SofíaOriginals.com.http://www.so�aoriginals.com/tertulia-desagradable-con-aletheia-3/.

15Conde Torrens, Año 303, cap. 1.16Ibid.

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de la Biblia datados a diferentes épocas mediante carbono-14, uno de ellos al siglo III. Aquí lespresento Uncial 0220 (Figura 5).17

Figura 5: El fragmento conocido como Uncial 0220, también conocido como el Fragmento Wyman.

El fragmento contiene versos de la epístola de Pablo a los romanos. Tanto la evidencia paleo-grá�ca como el carbono-14 son consistentes con su proveniencia del siglo III e.c., refutando asíde manera decisiva la novela de Conde Torrens.18

En cuanto al libro de Joseph Atwill, la propuesta ha sido vista como descabellada, inclusivepor mitistas académicos.19 Según él, los evangelios fueron un resultado de la intención de los em-peradores �avianos de dominar a los judíos en Palestina y otros lugares, forjando unos libros (losevangelios) para implementar una nueva religión, el cristianismo. Allí hay una �gura mesiánica,Jesús —�gura de Tiberio—, que habla de la pronta llegada del “Hijo del Hombre”, que vendríatras la destrucción del Templo de Jerusalén. Evidentemente este “Hijo del Hombre” era Tito, el“salvador” tras destruir el Templo. Esta postura tiene varios problemas. ¿Por qué crear cuatroevangelios contradictorios con visiones de Jesús muy distintas? ¿Por qué no mejor un solo evan-gelio con una cristología coherente?20 ¿Cómo se explican los pasajes antirromanos y hostiles alpaganismo en los textos neotestamentarios? Menciono algunos ejemplos: En Lucas, Jesús llama

17W. H. P. Hatch, “A Recently Discovered Fragment of the Epistle to the Romans,” Harvard Theological Review 45(1952): 81-85.

18Véase la información en la Institute für Neutestamentliche Textforschung: https://ntvmr.uni-muenster.de/liste/?ObjID=20220. La prueba de carbono-14 fue reportada en línea por el ahora fallecido LarryHurtado. Según él, todas las pruebas hechas a este y otros documentos son consecuentes con las conclusionespaleográ�cas. Larry Hurtado, “More on Carbon-14 Dating of Manuscripts,” Larry Hurtado’s Blog. Blog. 1 de abril de2014. https://larryhurtado.wordpress.com/2018/11/21/more-on-carbon-14-dating-of-manuscripts/.

19Véase, por ejemplo: Richard Carrier, “Atwill’s Cranked-up Jesus,” Richard Carrier. Blog. 9 de octubre de 2013.https:// www.richardcarrier.info/archives/4664; Robert M. Price, “Joseph Atwill’s, Caesar’s Messiah: The Roman Cons-piracy to Invent Jesus”. RMP. 2006. http://www.robertmprice.mindvendor.com/rev_atwill.htm.

20La respuesta a esta pregunta es que los evangelios son una “sátira” (Atwill, Caesar’s Messiah, Intro.) Preguntosi Atwill conoce ese género literario. Por otro lado, a�rma que se diseñó la nueva religión para que fuera un cultoimperial velado. Nada de esto tiene sentido histórico.

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al rey vasallo Herodes Antipas un “zorro”, que en arameo hubiera sido “chacal”;21 en 1 CorintiosPablo desata su ira contra ciertos corintios por querer resolver asuntos en los tribunales paganos,es decir, en los tribunales validados y sostenidos por Roma;22 el libro del Apocalipsis presentaa Roma como un tipo de Babilonia, como una gran prostituta que bebe de la sangre de los cris-tianos.23 Y el problema de toda teoría conspiratoria de la antigüedad: ¿por qué los evangelios nodicen explícitamente que ese “Hijo de Hombre” era Tito? Virgilio nunca tuvo problema alguno conpresentar a Augusto como descendiente de Eneas y de Venus. ¿Por qué los �avianos sí tendríanese reparo? Finalmente, ¿por qué los historiadores y funcionarios romanos consistentemente sereferían a los cristianos como unos fanáticos religiosos, como unas molestias públicas, casi comounas sabandijas? ¿Por qué nunca Plinio el Joven y Tacito se re�rieron a la conspiración de los�avianos cuando hablaron de los cristianos, sino que expresaron la más absoluta indiferencia asus prácticas y creencias?

En �n, el tercer criterio que podemos identi�car en nuestra discusión es que si la explicaciónrequiere una teoría conspiratoria masiva mayor que la que la evidencia sugiere, y de la que nadiepertinente se hubiera enterado, esa hipótesis probablemente deba ser descartada por el conceptode la Navaja de Occam. Esta no es solamente una regla de parte de los historiadores, en el ámbitoescéptico hemos tenido esas discusiones.

4. Evidencia positiva de la existencia de Jesús

Vamos entonces a la evidencia positiva de la existencia de Jesús de Nazaret. Antes que nada,el Jesús que se nos presenta en los evangelios es un paisano, de extracción humilde que operómayormente en la ruralía de Galilea. Él no fue un emperador, un rey o funcionario público. Porende, contrario a lo que muchos escépticos suelen decir, es de esperarse que no haya evidenciaarqueológica de su existencia y, como vimos, es lógico que no tengamos mención de Jesús enningún texto contemporáneo palestinense ni que fuera mencionado por historiadores romanos.24

Ahora bien, quiero hacer la salvedad de que en círculos mitistas se ha dicho de que no hay evi-dencia arqueológica de la existencia de Nazaret. Lamentablemente para ellos, sí existe evidenciay se han excavado varias estructuras humildes en la región, entre ellas dos casas, una de ellas conun patio. En ese estrato arqueológico se han encontraron también monedas y utensilios datadosa la época de Jesús. El hallazgo se refuerza con el hecho de que Ken Dark, arqueólogo que hatrabajado en ello, nos revela que hay señales de cultos cristianos en el lugar antes del siglo IVe.c. Hoy, ningún arqueólogo duda de los hallazgos y de que es muy probable de que el lugar seaefectivamente Nazaret.25

21Lucas 13:32; Casey, Jesus, cap. 3.221 Corintios 6:1-11.23Apocalipsis 17.24Recordé en la conferencia que los únicos manuscritos palestinenses de la época de Jesús que nos han llegado

son los Rollos del Mar Muerto.25Los no especialistas son los que, en general, expresan sus dudas, tales como el pianista, René Salm o el biólogo

como Frank Zindler. Los arqueólogos no. Ken Dark, “Has Jesus’ Nazareth House Been Found?” Biblical ArchaeologyReview 41, núm. 2 (2015): 54–63; Bart D. Ehrman, Did Jesus Exist? The Historical Argument for Jesus of Nazareth(New York: HarperOne, 2012), Google Books: cap. 6, “Claim 2: Nazareth Did Not Exist”; Stephen Pfann, Ross Voss y

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Ahora bien, el que haya evidencia arqueológica de Nazaret no signi�ca que Jesús haya existido.Así que vamos a ver qué otro tipo de evidencia podemos consultar a favor de la hipótesis de queJesús existió.

4.1. Documentación no cristiana con relación a Jesús

Tenemos documentación judía y documentación pagana que habla de Jesús, pero es extre-madamente escasa y, en un caso, relativamente débil. De la documentación cristiana sí tenemosevidencia abundante. Veamos primero la de origen no cristiana.

4.1.1. Documentación judía: Flavio Josefo

El historiador Flavio Josefo fue un judío oriundo de Palestina que perteneció a unas agrupacio-nes de resistencia. En un momento dado, su grupo se vio acorralado por los romanos y participóen un pacto de suicidio. Cuando quedaban solo dos, él convenció al otro a rendirse ante las fuerzasde Vespasiano, algo que eventualmente hizo. Él le predijo a Vespasiano que llegaría a ser empe-rador, “profecía” que llegaría a realizarse y, a raíz de eso, el gobernante �aviano le adoptó comoparte de su familia. Ante esa nueva realidad, Josefo llevó a cabo su labor valiosa como historiador.El grueso de todo lo que sabemos de Palestina en el siglo I, especialmente de la Guerra Judía, pro-viene de sus escritos. El otro por el que conocemos otros aspectos, pero que no elaboró historiasino �losofía, fue Filón de Alejandría. Josefo no era �lósofo, pero sí un historiador que ya estabacomprometido con los �avianos. Por eso, los ojos maliciosos del historiador deben velar por eseprejuicio de parte del que escribió sobre esa época.

De entre sus escritos se halla Antigüedades judías en el cual dio a conocer una serie de lo queconsideró “desgracias” ocurridas bajo el gobierno de Poncio Pilato. Nuestros manuscritos nosdicen lo siguiente:

Por estas fechas vivió Jesús, un hombre sabio, si es que procede llamarlo hom-bre. Pues fue autor de hechos extraordinarios y maestro de gentes que aceptan conplacer la verdad. Y fueron numerosos los judíos e igualmente numerosos los griegosque ganó para su causa. Este era el Cristo. Y aunque Pilato lo condenó a morir en lacruz por denuncia presentada por las autoridades de nuestro pueblo, las gentes que lohabían amado anteriormente tampoco dejaron de hacerlo después, pues se les apa-reció vivo de nuevo al tercer día, milagro este, así como otros más en númeroin�nito, que los divinos profetas habían predicho de él. Y hasta el día de hoytodavía no ha desaparecido la raza de los cristianos, así llamados en honor a él.26

Este texto también es reproducido en la obra de Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica.27

Yehudah Rapuano, “Surveys and Excavations at the Nazareth Village Farm (1997-2002): Final Report,” Bulletin of theAnglo-Israel Archaeological Society 25 (2007): 19-79. http://aias.org.uk/volume-25/.

26Josefo, Antigüedades judías, 443 (XVIII:63-64). Modi�cación mía en este escrito para ser más �el al texto engriego. En la conferencia utilicé íntegramente la traducción de José Vara Donado, publicado por Akal.

27Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2008), 50-51 (I,17:7-8).

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El problema con esta sección de Antigüedades es la manera como nos ha llegado tras pa-sar por manos cristianas. Josefo nunca se convirtió al cristianismo, por lo que el textus receptus—el texto como lo hemos recibido— no es viable. Eso nos deja con dos alternativas: la primera esque se considere falsi�cación todo este párrafo o, la segunda, que hay un sustrato auténtico quefue alterado por copistas cristianos. Muchos estudiosos piensan que los textos que aquí presenta-mos en negrillas fueron añadidos. Si los eliminamos, entonces obtenemos algo que es consecuentecon el estilo y pensamiento de Flavio Josefo.

Por estas fechas vivió Jesús, un hombre sabio, pues fue autor de hechos extraordina-rios y maestro de gentes que aceptan con placer la verdad. Y fueron numerosos losjudíos e igualmente numerosos los griegos que ganó para su causa. Y aunque Pilatolo condenó a morir en la cruz por denuncia presentada por las autoridades de nuestropueblo, las gentes que lo habían amado anteriormente tampoco dejaron de hacerlodespués y hasta el día de hoy todavía no ha desaparecido la raza de los cristianos, asíllamados en honor a él.28

Algunos eruditos no están totalmente satisfechos con este tipo de solución. Por ejemplo, aun-que “Este es el Cristo”, como está, ciertamente no formó parte del texto de Josefo, sí debió haberuna mención del término “Cristo”, porque eso explica la razón dada por nuestro autor para decirque a los seguidores de Jesús se les conocía como “cristianos”.

Además, la hipótesis generalmente aceptada solo considera que los copistas añadieron lasfrases notablemente cristianas, pero no si se removieron o sustituyeron textos. Por ejemplo, se hanencontrado manuscritos en los que aparece la frase “Iesoûs tís”, es decir, el nombre de Jesús con unpronombre inde�nido en griego “tís”.29 Eso se traduce como “un cierto Jesús”, una expresión típicade Josefo cuando habla desfavorablemente de alguna persona, incluyendo a algunos sediciososmencionados por él. El acercamiento estándar de los eruditos en torno al Testimonium Flavianumtampoco tiene en cuenta el hecho de que las traducciones latinas de Jerónimo y de Ru�no incluyenla frase “et credebatur esse Christus” (se creía que era el Cristo), contribuyendo a un tono escépticodel texto.30 Con todo, el texto también conserva ciertas palabras o frases que han sido usadas por

28James D. G. Dunn, El cristianismo en sus comienzos. Tomo I. Jesús recordado (Estrella: Editorial Verbo Divino,2009), 179; Ehrman, Did Jesus Exist?, cap. 2, “Jewish Sources”; Craig Evans, El Jesús deformado. Como algunos estudio-sos modernos tergiversan los evangelios (Santander: Editorial Sal Terrae, 2007), 159; Meier, Un judío marginal, 84-94;Antonio Piñero, Aproximación al Jesús histórico (Madrid: Editorial Trotta, 2018), 30-31; Gerd Theissen y AnnetteMerz, El Jesús histórico (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1999), 86, 89-90.

29El primero es un manuscrito de Historia eclesiástica de Eusebio en el Codex Parisinus Graecus (Codex A) del sigloXV. El otro es la versión eslava del Testimonium que contiene la frase “muži nekij”, que retrotraducido al griego sería“anér tís” (un cierto hombre). Josefo utiliza esta expresión cuando habla de �guras subversivas tales como Manahem(Antigüedades XVI:373), Simón (Antigüedades XIX:332) y otro Simón (Antigüedades XX:142). Véase también, La guerrajudía XVII:278. Fernando Bermejo-Rubio, La invención de Jesús de Nazaret: Historia, �cción, historiografía (Madrid:Siglo Veintiuno Editores, 2019), Google Books: 24 (de ahora en adelante, la paginación de Google Books corresponde ala versión PDF); Fernando Bermejo-Rubio, “Was the Hypothetical Vorlage of the Testimonium Flavianum a ‘Neutral’Text? Challenging the Common Wisdom on Antiquitates Judaicae 18. 63-64.” Journal for the Study of Judaism 45(2014): 357-358; James Carleton Paget, “Some Observations on Josephus and Christianity.” The Journal of TheologicalStudies 52, núm. 2 (octubre 2001): 564.

30Bermejo-Rubio, La invención de Jesús de Nazaret, 24; J. Curran, “‘To Be or to Be Thought to Be’ The TestimoniumFlavianum (again).” Novum Testamentum 59, núm. 1 (2017): 71-94.

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Josefo en contextos negativos, revelando así que, probablemente, no tenía una buena opinión deJesús.31 No olvidemos que el Testimonium se da en el contexto de una serie de acontecimientostumultuosos, que Josefo consideraba “desgracias”.32

Ahora bien, habiendo dicho eso, se ha presentado una serie de objeciones a la autenticidaddel Testimonium Flavianum en su totalidad:

En primer lugar, se reconoce que el Testimonium interrumpe el �ujo del texto. Esto de porsí no implica que no sea auténtico, pero abona a la hipótesis de que se trata de una totalfabricación.

Paul Hopper ha señalado ciertas irregularidades textuales debido a que no parece consis-tente con el resto de Antigüedades.33

Ken Olson postula que la totalidad del Testimonium fue obra de Eusebio de Cesarea, ya queel estilo parece tener más en común con este que con Josefo mismo. Esta es una observaciónmuy seria que debe tenerse en cuenta en futuras discusiones.34

Gary Goldberg propone que el Testimonium se basa en algunos versos del relato del en-cuentro de los discípulos con Jesús en el camino a Emaús.35

Todas estas consideraciones perfectamente válidas han entrado en el debate en torno al texto.Sin embargo, todavía la mayoría no se persuade a aceptar que la totalidad del fragmento de Josefosea falso. He aquí algunas razones esgrimidas por eruditos tales como Alice Whealey, FernandoBermejo y otros.

A pesar de los señalamientos de Olson y Hopper, lo que se ha identi�cado como parte deltexto auténtico coincide, aunque sea parcialmente, con el estilo de Josefo. Tampoco tienen

31Ejemplos de ello: “Gínetai dè” se emplea por Josefo en casos de situaciones tumultuosas (Antigüedades XVIII:310;XX:118; XX:173); la frase “recibir con placer” (hedoné déchesthai) parece positiva de buenas a primeras, pero Josefono solo utiliza la expresión en contextos positivos, sino también negativos, algunos relacionados con disturbiospopulares (Antigüedades XVIII:6,70,85). La palabra “epegágeto” (atrajo [para sí]) es usado negativamente por Josefo,especialmente en el sentido de “seducir” o “descarriar” (Antigüedades I:207; VI:196; XI:199; XVII:327). Quisiera añadirde que comparto con S. G. F. Brandon y otros estudiosos de que, probablemente, la frase “sofós anér” (hombre sabio)fue una manipulación cristiana y que el texto original fue “so�stés” (so�sta). En la obra de Josefo, esta palabra seasocia con algunos insurreccionistas que se hacían pasar por maestros o taumaturgos (S. F. G. Brandon, Jesus andthe Zealots : A Study of the Political Factor in Primitive Christianity (NY: Charles Scribner’s Sons, 1967), 363; Piñero,Aproximación al Jesús histórico, 31-32).

32El siguiente pasaje después del Testimonium Flavianum comienza de la siguiente manera: “Por las mismas fechasotro suceso espantoso sacudió a los judíos ...” (Josefo, Antigüedades, 1089 (XVIII: 65). Véase: Piñero, Aproximación alJesús histórico, 31).

33Hopper, Paul J. 2014. “Narrative Anomaly in Josephus: Jewish Antiquities xviii:63,” en Linguistics and LiteraryStudies: Interfaces, Encounters, Transfers, eds. Monika Fludernik and Daniel Jacob (Berlin: De Gruyter), 147-169.

34Ken A. Olson, “A Eusebian Reading of the Testimonium Flavianum,” en Eusebius of Caesarea: Tradition andInnovations, eds. Johnson, Aaron and Jeremy Schott (Washington, DC: Center for Hellenic Studies, 2013), 97-114.https://chs.harvard.edu/CHS/article/display/5871.5-a-eusebian-reading-of-the-testimonium-�avianum-ken-olson.

35Lucas 24:19-21,25-27; Gary J. Goldberg, “Luke and the Testimonium of Josephus.” The Journal for the Study of thePseudoepigrapha 13 (1995): 59-77.

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en consideración la posibilidad de un cambio de términos por parte de manos cristianas(¿tal vez de Eusebio?)36

Algunos de los términos que se alegan asociados a Eusebio son inusuales también en Eu-sebio, reconocido así por Olson.37

Orígenes menciona a Josefo y parece referirse al Pasaje de Jácobo —que discutiremos másadelante— y, muy probablemente al texto del Testimonium Flavianum. Tenemos dos obrasen las que a�rma que el historiador judío no creía que Jesús fuera el Mesías. Esto puedesigni�car muy fuertemente que leyó una versión neutral o negativa del Testimonium. Paramuchos, es inverosímil que llegara a esa conclusión solo basándose en el Pasaje de Jácobo.

La presencia de palabras y variantes escépticas, especialmente con connotaciones negativasy típicas de Josefo a la hora de hablar de sediciosos o embaucadores, puede implicar unsustrato textual auténtico que es, por el momento, imposible de reproducir.

Personalmente, creo que este sustrato textual existe, pero esto no signi�ca que salimos de di�-cultades. Por ejemplo, aun si hubo algo auténtico de Josefo, los señalamientos de Goldberg puedenapuntar a que este pudo haber utilizado como referente algún credo cristiano en circulación. Sieste es el caso, entonces es posible —aunque por el momento no concluyente— que el Testimoniumno cuente como fuente independiente que corrobore la existencia de Jesús de Nazaret. Esto nadamás reduce, aunque no desvanece, su valor corroborativo.

El segundo texto de Josefo donde se re�ere a Jesús, lo encontramos cuando hablaba de unaejecución que llevó a cabo el sumo sacerdote de varias personas, entre ellas, Jácobo, el hermanode Jesús. Nos dice Josefo en una parte conocida como El Pasaje de Jácobo o El Pasaje de Santiago:

Pues bien, Anán, dado su carácter, como creyó disponer de una ocasión pintiparadapor haber muerto Festo y encontrarse Albino todavía en camino, instituyó un consejode jueces, y tras presentar ante él al hermano de Jesús, el llamado “Cristo”, denombre Jácobo, y a algunos otros, presentó contra ellos la falsa acusación de quehabían transgredido la ley y, así, los entregó a la plebe para que fueran lapidados.Pero los que parecían ser los más moderados de los habitantes de la ciudad y losmás escrupulosos cumplidores de las normas legales apenas soportaron esta acción.Por lo que enviaron recado secretamente ante el rey para exhortarlo a que ordenaraa Anán que no continuara con tales acciones, puesto que tampoco la primera quehabía realizado en esa línea de comportamiento había sido correcta. Y algunos de ellos

36Por ejemplo, Olson a�rma que la frase de Josefo en que le atribuye a Jesús haber hecho prodigios extraordinarioses más típico de Eusebio que de Josefo. Sin embargo, Brandon considera la posibilidad de que originalmente Josefo sere�riera a él en términos negativos como un taumaturgo charlatán (góes anér) (Brandon, Jesus and the Zealots, 363;Gonzalo Puente-Ojea, “6. El Evangelio de Marcos. Forma y función,” Fuentes del cristianismo. Tradiciones primitivassobre Jesús, ed. Antonio Piñero (Barcelona: El Almendro, 2018), 178). Josefo utilizó esta descripción en otros lugarespara referirse a pretendientes mesiánicos y embaucadores (Antigüedades XX:97-99,160).

37Por ejemplo, Olson menciona el hecho de que para muchos eruditos el término “placer” se usa en el Testimoniumen sentido positivo, algo muy extraño si esta palabra fue introducida por mano cristiana. Olson reconoce que estoes también muy raro en Eusebio. Solo menciona dos casos en que esto ocurre en su obra: Alabanza a ConstantinoXVII:17 y Mártires en Palestina VI:6.

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fueron incluso al encuentro de Albino, quien hacía el viaje por tierra desde Alejandría,y, al verlo, le informaron de que Anán no estaba autorizado a instituir un consejode jueces sin el visto bueno del propio Albino. Entonces este, convencido por susalegaciones, envió a Anán una carta que rezumaba ira, en la que le amenazaba conexigirle responsabilidades. Y el rey Agripa a causa de ello lo despojó de la dignidadde Sumo Sacerdote, cargo que había ocupado durante tres meses, y lo sustituyó porJesús, hijo de Damneas...38

Si bien el Testimonium Flavianum no parece salir de un ardiente debate entre expertos, hay unconsenso �rme de que el Pasaje de Jácobo es auténtico. Eso no ha impedido que varias personascuentionen la frase “el llamado ‘Cristo’” como una suerte de interpolación textual por parte de uncristiano. Según ellos, el “Jesús” al que se re�ere al pasaje es el “hijo de Damneas” que encontramosal �nal de lo que acabamos de citar. Esto tiene sentido si Agripa tomó la medida como una formade compensarle a este Jesús la muerte de su “hermano” Jácobo y así echarle “más sal a la herida”al mismo Anán.39.

Por supuesto, esto parecería ser una buena hipótesis si no fuera por un inconveniente. Sise elimina “el llamado ‘Cristo’”, el texto resultante sería inconsistente con un patrón muy bienestablecido de Josefo. En todas sus obras, cuando el historiador judío introduce a una persona,siempre coloca su apelación: Mariamne, “hermana de Fulano”, Ananías “hijo de Mengano”, etc.Una vez ocurre esa introducción, deja de usar la apelación excepto en lugares donde el contrastecon otros del mismo nombre es necesario. Eliminar la frase “el llamado ‘Cristo’” supondría que esen este lugar y ahí mismo que Josefo haría una gloriosa excepción al patrón que él mismo habíaestablecido cuidadosamente.40 Es muy claro de que esta es una hipótesis ad hoc que se postulapara salvar la hipótesis mitista y no tiene valor histórico alguno. El Pasaje de Jácobo sí tiene unfuerte valor corroborativo y es terreno �rme que sirve de base para hablar positivamente de laexistencia de Jesús, como veremos más adelante.

4.1.2. Documentación romana: El Testimonium Taciteum

En cuanto a la evidencia de la historiografía romana, no encontramos nada del siglo I, perosí encontramos una del siglo II. Esta proviene de una gran obra conocida como los Anales, cuyoautor fue Publio Cornelio Tácito, senador romano e historiador. Gracias a su posición privilegiada,gozamos hoy de conocimiento de una buena parte de la historia romana del siglo I e.c.

En un momento dado, mientras relataba el incendio ocurrido bajo el gobierno del emperadorNerón, hizo un comentario que se ha llegado a conocer como el Testimonium Taciteum y quepondremos a continuación en negrillas:

Mas ni con los remedios humanos ni con las larguezas del príncipe o con los cultospropiciaciones perdía fuerza la creencia infamante de que el incendio había sido orde-

38Josefo, Antigüedades judías, 1233 (XX:200-202)39Richard Carrier, On the Historicity of Jesus. WhyWeMight Have Reason for Doubt (She�eld Phoenix Press, 2014),

337-34240Tim O’Neill, “Jesus Mythicism 2: ‘James, the Brother of the Lord’,” History for Atheists. Blog. 18 de febrero de

2018. https://historyforatheists.com/2018/02/jesus-mythicism-2-james-the-brother-of-the-lord/.

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nado. En consecuencia, para acabar con los rumores, Nerón presentó como culpablesy sometió a los más rebuscados tormentos a los que el vulgo llamaba “chrestianos”,aborrecidos por sus ignomias. Aquel de quien tomaban nombre, Christus, ha-bía sido ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato;la execrable superstición, momentáneamente reprimida irrumpía de nuevo no solopor Judea, origen del mal, sino también por la Ciudad [Roma], lugar en que de todaspartes con�uyen y donde se celebran toda clase de atrocidades y vergüenzas.41

Lo interesante de este pasaje es el tono marcadamente despectivo de Tácito, pero no es sorpren-dente para los que están familiarizados con expresiones de funcionarios romanos en cuanto alcristianismo. La oración en negrillas es la sección que habla especí�camente de Jesús y su marcohistórico. Se ha argumentado que esa parte es una interpolación cristiana debido a que interrum-pe el �ujo del texto.42 Sin embargo, en un mundo en el que no existían las notas al calce, estetipo de interrupciones textuales se daba. El hecho de que una oración breve interrumpa una se-cuencia narrativa no signi�ca automáticamente que se trata de una inclusión deliberada de uncopista. Es más, un gran problema para los que argumentan así es que la oración aparece sin ha-blar especí�camente de la cruci�xión, sino más bien de una ejecución y sin los típicos “adornos”cristianos, como vimos en el caso del Testimonium Flavianum. Sencillamente, no hay razón algu-na para descartarlo como auténtico. Por eso, hoy día, fuera de los eruditos mitistas y de AntonioPiñero —historicista—, no sé de ningún historiador de la antigüedad que hoy día considere al Tes-timonium Taciteum una intrusión cristiana y así lo han dicho varios expertos. Por el momento,podemos con�ar de que es probablemente auténtico.43 Dado el puesto que tenía Tácito como his-toriador y la forma de este pasaje no parece ser de procedencia cristiana, lo más probable es quelos Anales son una fuente independiente que corrobora la existencia de Jesús.44

41Tácito, Anales (Madrid: Editorial Gredos, 1980), II:243-245 (XV:44). Mi modi�cación del texto se justi�ca en quela palabra “expiación” tiene una connotación judía, pero Tácito se re�ere a un acto pagano de reparación. Modi�qué“cristianos” a “chrestianos” a la luz del descubrimiento de que nuestro único manuscrito en el que parece basarse losdemás, el texto original parece haber usado el término “chrestianos” (Erik Zara. “The Chrestianos Issue in TacitusReinvestigated.” 2009. http://www.diva-portal.se/smash/get/diva2:288507/FULLTEXT01.pdf). Bajo el criterio críticatextual de lectio di�cilior, el texto más difícil en relación con el copista (en este caso, cristiano) debe ser preferido.La literatura de comienzos del cristianismo y del medioevo que en latín era común el intercambio de “christianus”por “chrestianus” o “Chrestus” y “Christus” (Fernando Bermejo-Rubio, La invención de Jesús de Nazaret, 25-26; RobertE. Van Voorst, Jesus Outside the New Testament. An Introduction to the Ancient Evidence (Cambridge: William B.Eerdmans, 2000), 43-44). Finalmente, adopté el nombre “Christus” en vez del escogido por el traductor, “Cristo”, paraapegarme más al nombre en latín.

42Carrier, On the Historicity of Jesus, 344; Piñero, Aproximación al Jesús histórico, 32-33.43Ehrman, Did Jesus Exist?, 45; Bart D. Ehrman, “Fuller Reply to Richard Carrier,” The Bart Ehrman Blog.

https://ehrmanblog.org/fuller-reply-to-richard-carrier/; Tim O’Neill, “Jesus Mythicism 1: The Tacitus Reference toJesus.” History for Atheists. 7 de septiembre de 2017. https://historyforatheists.com/2017/09/jesus-mythicism-1-the-tacitus-reference-to-jesus/; Meier, Un judío marginal, 109-111; Jesús Peláez, “6. Jesús en las fuentes antiguas. Valora-ción de los testimonios externos antiguos, no cristianos,” en ¿Existió Jesús realmente? ed. Antonio Piñero (Madrid:Raíces, 2008), 231; Theissen y Merz, El Jesús histórico, 102-104.

44Una objeción que se suele decir mucho es que Tácito comete un error cuando caracteriza a Pilato como “procura-dor” —un error típico de los evangelios— cuando en realidad era prefecto. El problema con esto es que un historiadorcomo Josefo, que vivió en Palestina por mucho tiempo, cometió exactamente el mismo error. Ambos historiadoresvivieron en una época en la que los gobernantes de Judea o Palestina eran procuradores y, probablemente, retropro-yectaron ese prejuicio a la época de Pilato.

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Con Josefo y Tácito se agotan las fuentes independientes no cristianas en torno a la historici-dad de Jesús.

4.2. Documentación cristiana como fuente de la historicidad de Jesús

En cuanto a la historicidad de Jesús contamos con dos fuentes bien importantes, la mayoríaque encontramos en el Nuevo Testamento de la Biblia judeocristiana: las cartas auténticas dePablo de Tarso, los evangelios canónicos —Marcos, Mateo, Lucas y Juan— y uno no canónico—Tomás—.

4.2.1. Las cartas auténticas de Pablo

En cuanto a las cartas auténticas, hoy día existe un fuerte consenso de que al menos sietecartas paulinas son auténticas, a saber:

1 Tesalonicenses

Filipenses

Gálatas

1 Corintios

2 Corintios

Filemón

Romanos

Hoy día se debate el estatus de algunas de las demás cartas (e.g. 2 Tesalonicenses o Colosen-ses), pero una de las otras ha sido erróneamente atribuida a Pablo —Hebreos— y las demás sonconsideradas seudoepigrá�cas o falsi�caciones.45 La razón de por qué los historiadores están con-vencidos de que el contenido sustancial de estas siete cartas proceden de Pablo es que coincidencon la situación de la época en la que se supone que vivió, utilizan un lenguaje anterior a la des-trucción del Templo y son marcadamente especí�cas en relación con situaciones muy concretascon los que el autor lidiaba en varias de las congregaciones, aludiendo a un estado de “infancia”de estas comunidades. Las cartas falsi�cadas suelen sonar más bien a tratados teológicos.46 Ade-más, las auténticas coinciden en estilo, más o menos coherencia de pensamiento y alude a hechos

45Bart D. Ehrman, Forgery and Counterforgery. The Use of Literary Deceit in Early Christian Polemics (Oxford:Oxford University Press, 2013), 29-218; José Montserrat Torrents, La sinagoga cristiana (Madrid: Editorial Trotta,2005), 75-76; Antonio Piñero, Guía para entender a Pablo de Tarso. Una interpretación del pensamiento paulino (Madrid:Editorial Trotta, 2015), 17-18, 20-24; Piñero, Aproximación al Jesús histórico, 57; Senén Vidal, Las cartas auténticas dePablo (Bilbao: Mensajero, 2012), 24-27.

46Paula Fredriksen ha señalado la importancia de ciertos términos usados por Pablo en Romanos. Por ejemplo,dice Pablo que a los judíos le pertenece la “doxa” (gloria), las “diathékai” (las alianzas), la “nomothesia” (entrega dela Ley [de Moisés]), y el “latreia” (culto) (Romanos 9:4). La palabra que corresponde a “doxa” en hebreo es “kavod”

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históricos plenamente verosímiles.47 Dados todos estos factores, es improbable que las cartas au-ténticas no sean de Pablo y es extremadamente raro encontrar algún académico experto que nopiense que el contenido de las siete auténticas provenga de él.48

En una de estas epístolas, Pablo nos dice lo siguiente:

Al cabo de tres años [después de unirse al movimiento de Jesús, 35 e.c.] subí a Jeru-salén a conocer a Cefas [Pedro]; y permanecí quince días en su compañía. Y no vi aningún otro apóstol, sino a Jácobo, el hermano del Señor.49

Pablo utiliza el término “hermanos” en dos sentidos distintos:

1. Para Pablo, los judíos eran “hijos de Dios” por ser el pueblo elegido. Sin embargo, por lamuerte y resurrección del Mesías, los gentiles eran adoptados como hijos y, por ende, loscristianos —tanto judíos como gentiles— eran hermanos en Cristo (Mesías).

2. Por otro lado, él utilizaba la frase “hermano del Señor” en un sentido muy particular. Llamala atención que este mismo Jácobo se convirtió en uno de los “pilares” de Jerusalén, losotros siendo Pedro y Juan (Gálatas 2:9). A Jácobo se le menciona primero, factor que pareceindicar su primacía. Además, en 2 Corintios 9:5, Pablo defendía sus derechos que tenía comoapóstol y mencionaba a otros apóstoles y a “los hermanos del Señor”. Claramente, en estecontexto, parece que estos “hermanos del Señor” estaban en una posición de autoridad.

¿Por qué serían estos “hermanos de Jesús” autoridades? ¿Por qué Jácobo llegaría a tener ma-yor autoridad que hasta Pedro y Juan? Es más, ¿por qué, más adelante, Jácobo terminó siendo

y se re�ere a la presencia gloriosa de Dios que se hallaba en el Templo de Jerusalén. La palabra que corresponde a“latreia” en hebreo es “avodah” que consiste en el culto sacri�cial en el altar del Templo (Paula Fredriksen, Pablo eljudío. Apóstol de los paganos (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2019), 55-56). Esto probablemente signi�ca que Pabloestaba hablando en un tiempo en el que todavía existía el Templo de Jerusalén donde se estaban llevando a cabosacri�cios. Esto es consistente con las fechas donde se ubican las cartas auténticas (49-61 e.c.)

47Por ejemplo, Hechos de los Apóstoles, escrito décadas después de las cartas de Pablo, tal vez 55 años mástarde según algunos autores (ca. 115-130 e.c., e.g. Pervo, Dating Acts), a�rma que cuando Pablo estaba predicando enDamasco, los judíos querían matarle y que la situación era tal, que estuvieron en vigilia ante la puerta de la murallade la ciudad. Según Hechos, Pablo tuvo que escapar colgado de una espuerta por un agujero en la muralla (Hechos9:23-25). Esto raya en imposible. Los judíos no podían llevar a cabo un plan de tal envergadura sin que lo notaran lasautoridades de Damasco. Ahora bien, Pablo nos da su versión de los hechos brevemente en una de sus cartas: “EnDamasco, el etnarca del rey Aretas tenía puesta guardia en la ciudad de los damascenos con el �n de prenderme. Poruna ventana y una espuerta fui descolgado muro abajo. Así escapé de sus manos” (2 Corintios 11:32-33). Esto sí esplausible históricamente. Nos dice él en Gálatas 1:17 que había ido a Arabia (Nabatea) y que, parece que poco tiempo,hizo algo que no le gustó al rey Aretas IV y que desacreditaba a Pablo. Sospechosamente, el apóstol se mantiene ensilencio en cuanto a lo que hizo en territorio nabateo y Hechos ni hace alusión al viaje de Pablo a Arabia. El reyAretas no tenía dominio en Damasco, pero Josefo nos dice que, en un momento dado, aprovechó un vacío políticoen Roma, producto de la muerte de Tiberio, para atacar el territorio dominado por Herodes Antipas, que incluye aDamasco (Josefo, Antigüedades judías, 1097-1100 (XVIII:109-125); Marcus J. Borg y John Dominic Crossan, El primerPablo: La recuperación de un visionario radical (Navarra: Editorial Verbo Divino, 2009), 82-84); Montserrat Torrents,La sinagoga cristiana, 85-86.

48La única excepción que me viene a la mente es Robert M. Price. Otros mitistas académicos como Richard Carriery Raphael Lataster están en sintonía con el consenso en torno a esta documentación.

49Gálatas 1:18-19.

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la autoridad exclusiva?50 La respuesta nos lo dan otras fuentes independientes. Por ejemplo, co-mo vimos, Josefo hizo referencia a un Jácobo que era “hermano de Jesús, el llamado ‘Cristo’”. ElEvangelio de Marcos hace referencia a que Jesús tuvo hermanos, el primero llamado precisamenteJácobo —los demás fueron Josés, Judas y Simón—.51 El hecho de que Jácobo se mencione primeropuede indicar que, de los hijos de José, era el que le seguía al primogénito, Jesús.52 Además, entradiciones posteriores acumuladas que nos revelan Hegesipo, las Homilías seudoclementinas, elEvangelio de los Hebreos y otros documentos: Jácobo el Justo fue “hermano de Jesús” y tambiénel primer “obispo” —rigurosamente hablando “supervisor”— de Jerusalén.53 En nuestra segundaconferencia, hablaré más al respecto, Jesús alegó ser el Mesías, “rey de los judíos” y, por ende,futuro rey de Israel. Los romanos se burlaron de él al colocar el famoso letrero que decía “JesúsNazareno, Rey de los Judíos” al tope de la cruz para que todo el mundo viera al “rey” humillado.Interesantemente, “Rey de los Judíos” es una frase que no es defendida por el cristianismo delúltimo tercio del siglo I. Muy probablemente, este es un dato histórico embarazoso para los cris-tianos, especialmente en los escritos evangélicos producidos en lugares dominados por Roma. Lacombinación de todos estos factores explica perfectamente por qué Jácobo fue la cabeza del mo-vimiento de Jesús en Jerusalén. Según la comunidad jesuana palestinense, Jesús había resucitado,había sido exaltado como Señor del cosmos y eventualmente regresaría para establecer el Reinode Dios.54 Mientras tanto, ¿quién cuidaría del Reino que ya se había establecido y estaba misio-nando en Judea, en Jerusalén? Pues, el hermano del rey, el siguiente en línea después de Jesús, eneste caso, Jácobo. Esto era uso y costumbre en las monarquías de la época, no es algo extraño.55

Dado todo este escenario, lo que mejor explica la evidencia que nosotros tenemos disponiblees que Jácobo fue efectivamente el hermano de Jesús. Por ende, la hipótesis más razonable es queJesús verdaderamente existió, porque es la inferencia natural a partir de la existencia, atestiguadaen múltiples fuentes independientes, de Jácobo, el hermano de Jesús.

Ahora bien, surgen unas objeciones del sector mitista a esta interpretación de los textos. Lasmás importantes proceden de Richard Carrier. No podré discutir a fondo en esta conferencia unabuena parte de los puntos que trata él en sus dos libros —Proving History y On the Historicity ofJesus— dado que entre los dos suman cerca de mil páginas en total. Solamente tomaré algunas deesas objeciones y le responderé.

En primer lugar, Carrier explica el contraste entre los “hermanos del Señor” mencionado porPablo con “los apóstoles” que vemos en 2 Corintios 9:5 a�rmando que efectivamente hay unadiferencia. El último es un subgrupo del primero. Pablo estaba quejándose de que no se le reco-nocieran los mismos derechos de los apóstoles y de los demás “hermanos” creyentes que erantécnicamente hermanos de Cristo.56

En segundo lugar, plantea Carrier que cuando Pablo estaba hablando de los “pilares” de Je-rusalén, entre los que se encuentra Jácobo, se estaba re�riendo más bien al suceso relatado una

50Gálatas 2:12; Herchos 15:13-29.51Marcos 6:3.52Lucas 2:7.53Esta última es una evidencia que considero más débil, porque está infestada de elementos legendarios y de la

hostilidad del cristianismo judío que persistió contra Pablo el apóstol (Meier, Un judío marginal, 326-327).54Romanos 1:3-4; 1 Tesalonicenses 5:2-3.55Craig S. Keener, Galatians. A Commentary (MI: Baker Academic, 2019), Scribd: 270-271.56Carrier, On the Historicity of Jesus, 582-586.

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reunión entre Pablo y Bernabé con los representantes de la congregación jerusalemita en Hechos11:19-30. Por ende, “Jácobo el pilar” no es el mismo que “Jácobo el hermano de Jesús”, sino másbien el hermano de Juan.57

Aunque esta respuesta es ingeniosa, no es aceptada hoy por el consenso de expertos por bue-nas razones. Nos reiteramos que cuando Pablo habló de sus derechos y los de Bernabé de llevarmujeres creyentes en sus viajes misionales, estaba comparando su situación de liderato con la delos apóstoles y los “hermanos del Señor”. El contexto del pasaje deja entender que varios adversa-rios de los jesuanos judeohelenistas querían aplicar una doble vara a los líderes del grupo misionalpalestinense y del grupo judeohelenista. Además, la interpretación de Carrier, de que Hechos 11se re�ere al mismo evento de Gálatas 2:1-10 pierde de perspectiva la línea temporal dada por elmismo Pablo. Si Jácobo el hermano de Juan fue ejecutado por Herodes Agripa, es menester seña-lar que no pudo haberse producido después del 44 e.c., el año de la muerte del herodiano. Pablodice que se unió al movimiento jesuano poco antes de su escape en Damasco (ca. 33-35 e.c.). Éltambién nos dice que su reunión con los “pilares” se dio catorce años después, es decir, mínimo,el 47 e.c o un máximo del 49 e.c. Tampoco es verosímil que Jacobo “el pilar” no sea el mismo Jáco-bo “el hermano del Señor” cuando este había sido el único “Jácobo” del que Pablo había habladoen todo el texto de Gálatas. Es por ello que los especialistas en Pablo han concluido que Gálatas2:1-10 y Hechos 15 se re�eren al mismo acontecimiento porque, además de la colecta, tienen encomún muchos otros temas (e.g. el problema de la circuncisión y la observancia del kashrut porlos gentiles). La llamada reunión y colección de Hechos 11 probablemente fue una pura fantasíadel autor para intentar mostrar una unidad entre las congregaciones de Jerusalén y Antioquía querealmente no existía hasta el año 47 e.c., mínimo.58 Una vez más, estamos ante un intento mitistade ir en contra de la lectura más natural del texto de Gálatas y del epistolario paulino, no paraexplicarlo de la manera más sencilla posible, sino para salvar la hipótesis de que Jesús no existió.

4.2.2. Los evangelios como fuentes

Los estudiosos del Jesús histórico, además de las cartas de Pablo, cuentan también con variosevangelios, los cuatro canónicos y uno no canónico —el Evangelio de Tomás—. Para propósitosde la discusión, nos atendremos a los canónicos, ya que el de Tomás es muy tardío (120-140 e.c.)

57En Gálatas 2:1-10, Pablo menciona un acuerdo en torno a una colecta, Hechos 11:27-30 también lo hace. Lainferencia natural es que se trata de uno y el mismo acontecimiento. Esto ocurrió antes de la muerte de “Jácobo elhermano de Juan” bajo la espada de Herodes Agripa (Hechos 12:1-2). Además, los evangelios siempre destacan laimportancia de Pedro, Jácobo y Juan su hermano, ambos hijos de Zebedeo. Por tanto, nos dice Carrier, es muchomás probable que el Jácobo de Gálatas 2:1-10 se trate del hijo de Zebedeo, el hermano de Juan. Hechos 15 vuelvea presentar a este mismo Jácobo, razón por la que parece que el autor se olvidó de su muerte antes de ese capítulo(Carrier, On the Historicity of Jesus, 372-373, 588-589).

58Fredriksen, Pablo el judío, 135-136; Joachim Gnilka, Pablo de Tarso: Apóstol y testigo (Barcelona: Herder, 1996),302; Gerd Lüdemann. The Acts of the Apostles. What Really Happened in the Earliest Days of the Church (New York:Prometheus Books, 2005), Kindle: “Acts 11:19-30—The Church at Antioch”, “Acts 15:1-29—The Jerusalem Conferenceand Its Result”; Piñero, Guía para entender a Pablo, 147-152; Vidal, Las cartas auténticas de Pablo 482-488; Senén Vidal,Hechos de los Apóstoles y orígenes cristianos (Santander: Sal Terrae, 2013), Kindle: cap. 2, “2.1.7. Misión de Pedro: 9,32-10,48”, cap. 8, “Con�ictos en Hechos”. Irónicamente, un autor excelente cuyas obras son recomendadas por Carrier,Richard I. Pervo, concurrió con el consenso en torno a la relación Gálatas 2-Hechos 15 (Richard I Pervo, Dating Acts.Between the Evangelists and the Apologists (Santa Rosa: Polebridge Press, 2006), 79-100).

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A través de la crítica neotestamentaria, se ha adoptado la hipótesis de que el primer evangelioen adoptarse fue el de Marcos, escrito aproximadamente alrededor del año 70 e.c. Se escribieronlos evangelios de Mateo y Lucas aproximadamente para la década del 80 e.c. y �nalmente, elEvangelio de Juan, disponible en su forma �nal para la década del 90 o del 100 e.c. Este es más omenos el consenso entre los estudiosos.

Desde el siglo XIX y comenzando el siglo XX, varios estudiosos empezaron a estudiar muyatentamente el Evangelio de Marcos al darse cuenta de que, lejos de ser un �el relato histórico deJesús, era una narración bien pensada y estructurada con un retrato construido literariamente del“Mesías”. De hecho, hoy día es ampliamente aceptado que el tipo de narración se parece más alde la travesía de un héroe helenístico: el autor relata el “viaje del héroe” —por así decirlo— desdeque Jesús fue bautizado hasta que fue cruci�cado y resucitado —ambas cosas anunciadas por eltexto y “destinadas” a ocurrir, como suele suceder en la literatura helenística—.59 Aun con eso, laestructura narrativa del evangelio es muy peculiar, se trata de pequeñas narraciones autoconte-nidas, cada una con una forma interna consistente y que, aparentemente, fueron enlazadas porel autor del Evangelio de Marcos, culminando en el relato de la Pasión, que es toda una unidadtextual que circulaba previa al escrito. A estas unidades autocontenidas se les llama “perícopas”.Algunas de estas perícopas parecen provenir del área de Palestina, por contener elementos dearameo o transliteraciones arameas al griego. Si esto es correcto, entonces estos pequeños tex-tos deben tener su base literaria en tradiciones —en general orales, pero también escritas— quedebieron haberse originado mucho antes, probablemente entre el 40 al 70 e.c., provenientes dediversas partes del Mediterráneo, incluyendo a Palestina.60

59Tal vez el autor más destacado en este área sea Dennis R. MacDonald, que cali�ca la narrativa de los evangelistascomo “homérica” (Dennis R. MacDonald, The Homeric Epics and the Gospel of Mark (New Haven: Yale UniversityPress, 2000)). A pesar de su admirable obra, muchas veces lleva su tesis demasiado lejos. Los evangelios no tienentodos los elementos homéricos. Por ejemplo, el Evangelio de Marcos no comienza in media res, como suele ocurriren La ilíada o La odisea, sino por el verdadero comienzo de la travesía: por el bautismo y la infusión del espíritude Yahveh en Jesús. Como explico en el texto, las narración se compone de lazos de unidades autocontenidas, algono típico de Homero. En otros casos, uno siente que los supuestos paralelos entre dicho evangelio y, por mencionaruna obra homérica, La odisea, son muy forzados. Por ejemplo, MacDonald habla de los paralelismos “sorprendentes”(striking) entre el bautismo de Jesús y la visita de Atenea a Telémaco al comienzo de la obra homérica. Sin embargo,en realidad no son paralelismos —son relatos formal y sustancialmente distintos—, sino puntos de contacto muytangenciales. La obra se formó utilizando como base el relato de la Septuaginta de la unción del David por el profetaSamuel (Marcos 1:10-11; cf. 1 Sam. 16:13; Dennis R. MacDonald, Mythologizing Jesus: From Jewish Teacher to EpicHero (Lanham: Rowman & Little�eld, 2015)). Por esta razón, algunos eruditos han dicho que estas exageraciones deMacDonald son “su talón de Aquiles” (Karl Olav Sandnes, “Imitatio Homeri? An Appraisal of Dennis R. MacDonald’sMimesis Criticism,” Journal of Biblical Literature 1124, núm. 4 (2005): 715–732; Adam Winn,Mark and the Elijah-ElishaNarrative: Considering the Practice of Greco-Roman Imitation in the Search for Markan Source Material (Oregon: Wipfand Stock, 2010). Es mejor entender los evangelios como, más bien, “biografías” de tipo grecorromano antiguo —noen el sentido moderno—, que admitía hechos extraordinarios, especialmente en las aretalogías. Aun así, cabe tenercuidado porque los evangelios tenían �nes propagandísticos, en la mayoría de las ocasiones a comunidades judías dela diáspora, y di�eren también en muchos aspectos de las biografías grecorromanas (Raymond Brown, Introducciónal Nuevo Testamento (Madrid: Editorial Trotta, 2002), I: 163-164).

60Brown, Introducción al Nuevo Testamento, I:168-173; Raymond Brown, La muerte del Mesías (Estrella: EditorialVerbo Divino, 2005), I: 91-112; Ehrman, Did Jesus Exist?, 56-74; Joachim Gnilka, El Evangelio según San Marcos (Sa-lamanca: Ediciones Sígueme, 1999), 21-30. Francis J. Moloney, The Gospel of Mark. A Commentary (Grand Rapids:Baker Academic, 2012), Scribd: 31-34; Piñero, Aproximación al Jesús histórico, 179-180; Antonio Piñero, “4. El relatode la Pasión de Jesús. Historia y leyenda.” La verdadera historia de la Pasión según la investigación y el estudio histórico,eds. Antonio Piñero y Eugenio Gómez Segura (Madrid: EDAF, 2007), 137-138; Puente-Ojea, “6. El Evangelio de Mar-

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Además, de las fuentes del Evangelio de Marcos, contamos con los evangelios de Mateo y deLucas, que contienen varios elementos en común debido, piensan los expertos en general, a queredactaron bastante del Evangelio de Marcos y de otro texto —hipotético— conocido como “fuenteQ”. Este consiste en una serie de dichos de Jesús, pero no hay narración de sus hechos, típica de losevangelios. Además, el Evangelio de Mateo cuenta con una serie de fuentes a las que los expertosllaman “M” y el Evangelio de Lucas cuenta con otra serie de fuentes a la que se les llama “L”.61

Finalmente, está también el Evangelio de Juan, cuya forma “�nal” se dio para la década del 90 e.c.,y fue resultado de un proceso editorial a partir de un conjunto de fuentes que probablemente ya sehabía compilado para la década del 70 e.c. Estas fuentes también están en unidades autocontenidasy tienen mucho valor para los historiadores, ya que revelan información en torno a la relación deJesús con las prácticas judías que no encontramos en los demás evangelios.62 Así que contamoscon abundantes fuentes independientes, a saber:

Las fuentes del Evangelio de Marcos

Las fuentes de Q

Las fuentes de M

Las fuentes de L

Las fuentes básicas del Evangelio de Juan

Para todos los efectos, documentalmente hablando, después de Flavio Josefo, Jesús se convierteen el judío mejor atestiguado de todo el primer siglo.

Aclaro que esto no quiere decir que todas estas fuentes, por ser independientes, sean �ables.Al contrario, la inmensa mayoría de estas tradiciones no tienen la menor base histórica, muchasson legendarias, además de haber pasado por etapas de redacción. Sin embargo, un buen númerode ellas parece tener como base unos datos aparentemente �dedignos que les sirve de fundamentonarrativo, además de que, en algunos casos, cuando se detectan las redacciones, se pueden iden-ti�car también unos datos verosímilmente procedentes del ámbito judío y que son consecuentescon una predicación y actividades de un profeta apocalíptico. En otras palabras, la crítica textualde los evangelios ha mostrado que las fuentes y el proceso de redacción de los diversos evange-lios son consecuentes con un modelo histórico acerca de un movimiento salido de un predicadorcarismático sobre el que se erigió todo un bagage legendario. No parece ser consistente con lahipótesis de que comenzó siendo el invento de un ser divino que posteriormente se “historizó”.

cos”, 155-157, 163-165; Antonio Salas, “Los inicios. Las ‘formas’ anteriores a los evangelios,” Fuentes del cristianismo.Tradiciones primitivas sobre Jesús, ed. Antonio Piñero (Barcelona: El Almendro, 2018), 29-38.

61Brown, Introducción al Nuevo Testamento, I: 173-188 ; Ehrman,Did Jesus Exist?, 63-66; J. K. Elliott, “4. El problemade la existencia de tres evangelios sinópticos. ¿Quién copió a quién?” Fuentes del cristianismo. Tradiciones primitivassobre Jesús, ed. Antonio Piñero (Barcelona: El Almendro, 2018), 95-115; John S. Kloppenborg, Q. El evangelio descono-cido (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2005); James M. Robinson, Paul Ho�mann y John S. Kloppenborg, El documentoQ en griego y en español (Salamanca: Ediciones Sígueme, 2002); Antonio Vargas Machuca, “3. La llamada fuente Q delos evangelios sinópticos,” Fuentes del cristianismo. Tradiciones primitivas sobre Jesús, ed. Antonio Piñero (Barcelona:El Almendro, 2018), 64-94.

62Raymond E. Brown, El Evangelio de Juan (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1999), I: 40-47; Senén Vidal, Evangelioy cartas de Juan (Bilbao: Mensajero, 2013), 11-70.

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4.3. Criterios históricos aplicados a los textos cristianos

Repito, la mayor parte de nuestras fuentes son legendarias y seriamente modi�cadas por efec-tos de la transmisión oral y la redacción de distintos cristianos. A pesar de este grave problema,hay varios aspectos de la información que son consecuentes con lo que sabemos a nivel histórico.De aquí que el quinto criterio histórico que discutamos sea el de consistencia o verosimilitudhistórica o de contexto histórico. Jesús provino de la ruralía de Nazaret, que se encuentra en Galilea,región conocida por algunos movimientos subversivos como el de Judas de Galilea y sus hijos,además de ser uno de los centros de actividad de Juan el Bautista. Nazaret era una aldea pequeñainsigni�cante sin contacto sustancial con Séforis —de acuerdo a los arqueólogos—, eso tambiénes consecuente con el hecho de que la actividad de Jesús nunca fuera en dicha zona urbana. Lamanera en que se describe la cruci�xión con latigazos, burlas, corona de espinas, manto púrpura,la cruci�xión y el letrero “Rey de los Judíos” en la cruz son típicas de las maneras “creativas” enlas que los romanos se burlaban de los cruci�cados. La inmensa mayoría de las famosas parábolasde Jesús tienen como referente la vida rural. En el caso de las fuentes básicas del Evangelio deJuan, tenemos también información de la participación de la Fiesta de los Tabernáculos y de suactividad en el Templo.

Esto nos lleva a un sexto criterio que mencionaré aquí —y que es uno de muchos que trataréen mi próxima conferencia—, el de incomodidad o de di�cultad. Como ya indicamos, el hecho deque a Jesús se le asociara con el título “Rey de los Judíos” no era algo que pareciera ser del agradode los evangelistas.63 El bautismo de Jesús era otro elemento difícil de aceptar, especialmente en

63Lucas 23:2,13-14. Vale decir algo que se me quedó mencionar en la conferencia. Los evangelios sinópticos a�r-man que Jesús fue “falsamente” acusado de que él destruiría el Templo y lo reconstruiría en tres días (e.g. Marcos14:56-58). A pesar de ello, el Evangelio de Juan implica que esa acusación era correcta. La explicación de que Jesús serefería a su cuerpo y no al Templo es una re�exión posterior que no aparece en ninguno de los sinópticos (Juan 2:19).Evidentemente, este es un detalle embarazoso para los cristianos de �nales del último tercio del siglo I, especialmentedespués de la destrucción del Templo en el 70 e.c. El autor del Evangelio de Marcos, al igual que el editor del de Juan,intentaba “desmiti�car” o “desmentir” una acusación que rondaba en su época en contra de Jesús de Nazaret. Por otrolado, el Evangelio de Juan intentaba darle un sentido alterno a la interpretación original de lo que probablemente fuedicho por Jesús. Por cierto, la frase encontrada en el Evangelio de Juan, “mi Reino no es de este mundo”, continúa esamisma estrategia del editor de reinterpretar, de manera muy distinta a los sinópticos, algunas palabras de Jesús queél encontró inconvenientes en relación con su cristología (Juan 18:36). Para explicar cualquiera de estos fenómenosliterarios a nivel histórico, la hipótesis de que Jesús no existió es mucho más difícil de sostener explicativamente—necesitaría muchas hipótesis ad hoc para explicar por qué se inventaría tal escena detrimental para la cristologíacristiana primitiva— que la de que Jesús sí existió; que los evangelistas tenían que “ningunear” o explicar (explainaway) estos datos conocidos por cristianos y, muy especialmente, sus adversarios. También cabe indicar, que estaes la razón de por qué la inmensa mayoría de los eruditos rechaza l1 Sam. 16:13a tesis de Carrier de que el criteriode di�cultad conduce a apriorismos históricos. Sí hay expertos bien respetables que plantean las di�cultades de lacriteriología tradicional —algunas que ellos encuentran insuperables—, pero la mayoría tiene una posición muchomás matizada. Para ellos, ninguno de estos criterios puede aplicarse automática e irre�exivamente, y siempre debehacerse en relación dialógica con los descubrimientos históricos, arqueológicos y el debate interno de los especia-listas. Esto es algo que elaboraré en mi segunda conferencia (Richard Carrier, On Proving History. Bayes’s Theoremand the Quest for the Historical Jesus (Amherst: Prometheus Books, 2012), Kindle: cap. 5, “Embarrassment”). Véasela opinión genuina del erudito Mark Goodacre bien resumida en su podcast: Mark Goodacre, “NT Pod 59: Histori-cal Jesus Criteria,” NT Pod. Podcast. https://podacre.blogspot. com/2012/02/nt-pod-59-historical-jesus-criteria.html.Lean también los comentarios. Aun con todo, pre�ero el término “indicio” al de “criterio”, como sugiere FernandoBermejo, porque reconoce que en casos particulares no podemos saber con plena certeza si ese dicho o hecho seremite efectivamente a un hecho del pasado, pero que sí parece indicarlo. También él hace unas críticas válidas a lo

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una época en la que los cristianos interactuaban —polémicamente— con los discípulos de Juanel Bautista. Si miran ustedes el comienzo del primer evangelio escrito, el Evangelio de Marcos,¿de qué se trata el bautismo? Bien sencillo, una persona se arrepiente de sus pecados, con�esaque pecó y se sumerge en el agua como acto de puri�cación para cuando viniera “el más fuerte”que Juan.64 Acto seguido, sin dar muchas explicaciones, Jesús aparece en escena y se bautiza. ¿Noquerrá decir esto que “el Mesías” pecó, se arrepintió de sus pecados y se hizo discípulo de Juan?Esa debería ser lo que implica lógicamente. Al autor del evangelio no le gustó esa informaciónhistórica, así que transformó el pasaje para darle la vuelta al asunto y, para ello, tomó la formade la escena de la Biblia Hebrea en la que David fue ungido por Samuel, además de añadir unaspalabras del profeta Isaías en torno al “Siervo de Yahveh”. De esa manera, de un bautismo para elarrepentimiento de los pecados, en el caso de Jesús, se convirtió en la unción del “hijo de Dios”—adoptado por Yahveh— como rey del futuro Israel.65 Igual pasa con el Evangelio de Mateo, conla escena en la que Juan envía a preguntar a Jesús si era el Mesías o se tenía que esperar a otro,algo que choca de frente con el supuesto reconocimiento que Jesús como Mesías por parte deJuan.66 Último ejemplo que daré aquí es que Jesús fue condenado por sedición por parte de PoncioPilato, algo que también representaba un problema para el cristianismo judeohelenístico paraque el mensaje cristiano fuera aceptado por los paganos. Según unos evangelistas, todo se basóen acusaciones “falsas”; según otros, la interpretación de los demás era “equivocada”. Además,a la luz de los enfrentamientos entre fariseos y cristianos que se dieron en el seno del judaísmoy la desaparición del jesuanismo palestinense, los cristianos empezaron a culpar a los judíos dehaber contribuido o haber sido autores de la ejecución del Mesías, así exonerando a Pilato de laresponsabilidad y responsabilizando cada vez más a los judíos.67

Nuestro séptimo criterio es el de patrones de recurrencia, que es un titpo de atestación oatestiguación múltiple. Según los autores que lo utilizan, se describe de la siguiente manera:

Cuando un motivo o tema se reitera a menudo en las fuentes, distintos estratos yformas literarias, presenta indicios genéricos de historicidad sin que para ello seanecesario —a menudo, de hecho, no sería posible— adquirir certeza de la autenticidad

que él llama “paradigma criteriológico” y propone el “paradigma indiciario” (Bermejo-Rubio, La invención de Jesúsde Nazaret, 53-55, 57-60).

64Marcos 1:4-5,7-8.65Marcos 1:9-11; cf. 1 Samuel 16:13; Isaías 61:1ss. Por razones de tiempo, no abundé en el hecho de que no solo

para Marcos, sino para los demás evangelistas, esto también era un indicio de incomodidad. En el Evangelio de Mateo,se añadió un extraño diálogo en el que Juan reconoce la superioridad de Jesús, pero este le da instrucciones que, detodas formas, el primero bautice al segundo (Mateo 3:14-15). En el Evangelio de Lucas, Jesús fue bautizado despuésdel arresto de Juan el Bautista, resolviendo así el problema de los otros dos evangelistas (Lucas 3:19-21). Finalmente,en el Evangelio de Juan, el Bautista no bautizó a Jesús en ningún momento, sino que le instruyó a sus discípulosque le siguieran (Juan 1:19-37). ¿Por qué el Evangelio de Marcos o el de Mateo lo incluyeron? La razón probablees porque todos, tanto sus autores, sus congregaciones y los discípulos de Juan el Bautista sabían muy bien de estedato en particular. Los primeros evangelistas no podían negarlo, así que apologéticamente diseñaron maneras paraexplicarlo. Juan omitió el relato aparentemente porque “ninguneaba” —por decirlo así— el reclamo de los baptistas.Véase la excelente exposición de este tipo de con�ictos y cómo se re�ejaba en el Evangelio de Juan: Raymond E.Brown, La comunidad del discípulo amado: Estudio de la eclesiología juánica (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1991),32, 68-70.

66Mateo 11:2-6; cf. Mateo 3:14-15.67En el Evangelio de Juan, al no hallar culpa, Pilato le entregó a Jesús a los “judíos” para que fueran ellos quienes

le cruci�caran (Juan 19:15-17).

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de todos y cada uno de los pasajes aislados. La lógica subyacente es que la presenciarecurrente del motivo sugiere que este se introdujo en la tradición en un períodotemprano y mediante varios transmisores, y que, por tanto ya pronto fue aceptadocomo central.68

Podemos mencionar varios ejemplos de ello:

Es equivocado pensar que la mención de Yahveh como “Padre” era ajena al judaísmo. Porende, el uso de la palabra aramea “Abbá” para referirse a Dios no es novel, pero sí es raro.Sin embargo, en el cristianismo, se convirtió en una manera usual para invocar a Dios yreconocer una relación �lial con él.69

Jesús consideraba predicarle primordialmente a los judíos y el trato hacia los gentiles comoun grupo aparte, comportamiento que también se ve en los apóstoles.70

El comportamiento de los familiares de Jesús y su relación con él. Re�ejado también en supredicación en torno a la familia. Esto es consecuente con la vocación ascética de Jesús, deponer el Reino de Dios por encima de la vida conyugal.71

Nuestro primer evangelio, el de Marcos, tiene fuentes que indican la personalidad ásperade Jesús.72

Finalmente, deseo responder a unos planteamientos de Richard Carrier en relación con dosasuntos. En primer lugar, el plantea que el Evangelio de Marcos fue redactado de rabo a cabopor este autor. Esto hace caso omiso a los hallazgos de la crítica neotestamentaria a la que nosreferimos antes. Para él, todo se basa en fuentes judías y paganas.73 En segundo lugar, él a�rmaque antes del Evangelio de Marcos, existían las cartas de Pablo, donde no aparece para nada unJesús terreno, sino un ser divino —un ángel— que bajó a las esferas celestes inferiores, donde fuecruci�cado por demonios y enterrado, para luego resucitar. Mayormente se basa en un texto muyposterior, un segmento del libro de la Ascensión de Isaías donde presenta este escenario, y queCarrier postula que era una creencia de Pablo y el cristianismo primitivo.74

68Piñero, Aproximación al Jesús histórico, 212. Fernando Bermejo lo describe en términos indiciarios. Bermejo-Rubio, La invención de Jesús de Nazaret, 55-57. En mi conferencia, lo de�ní de forma más abreviada.

69e.g. Marcos 14:36; Lucas 11:2-4; Juan 17:1; Rom. 8:15.70e.g. Marcos 7:24-30; Mateo 10:5-6; Juan 4:22; Hechos 6:1-7; Gálatas 2:1-14.71Marcos 3:31-35; 6:1-4; Mateo 8:21-22; 19:10-12; Lucas 14:26; 1 Corintios 7. En el de Lucas dice especí�camente:

“Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanase incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.” Mateo tiene una versión más suavizada en 10:34-37. No debeentenderse eso como un desprecio al matrimonio y al respeto �lial en principio, pero sí lo establece como condiciónpara la tarea misional (e.g. Mateo 19:17-19; Marcos 7:10-13). Esto nos indica que Jesús no detestaba a su familia enprincipio, pero sí les despreciaba en lo que respecta a su tarea misional.

72Creo que este es un error de mi parte en la conferencia. Aunque sí creo que Jesús fue áspero, no debo subestimarel hecho de que esto puede ser un motivo literario asociado al llamado “secreto mesiánico”, con la que Jesús mostrabasu disgusto cuando no era comprendido o desobedecían su orden (e.g. Marcos 1:25,34,40-45; 8:14-21; 10:13-16).

73Carrier, On the Historicity of Jesus, 387-456.74Ibid., 153-234.

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Carrier tiene mucha razón al señalar ciertos paralelos entre muchos pasajes de la Biblia He-brea, y los dichos y hechos de Jesús. No podemos considerar genuinamente históricos dichosindividuales que tengan parecidos demasiado semejantes a los dichos que encontramos en textossagrados anteriores a los evangelios. Sin embargo, tampoco podemos decir categóricamente queJesús no los haya dicho. En �n, él era judío y seguramente apelaba a la Biblia Hebrea para sustan-ciar sus reclamos y basar sus acciones —Carrier estaría de acuerdo con este juicio—. Lo hermosodel indicio o criterio de patrones de recurrencia es que se enfatiza en ciertas ideas y datos queforman parte de muchos pasajes provenientes de fuentes básicas independientes de los evangeliosy otros textos, aun con todas las discrepancias de visiones cristológicas. Tras una crítica rigurosade los textos evangélicos y otros, este indicio puede señalar lo que pudo haber sido el mensajeoriginal de Jesús y las bases que fueron ulteriormente elaboradas por diversas congregaciones. Lacrítica que hemos visto en torno al bautismo de Juan, al igual que los nombres de los hermanosde Jesús, la mención de Nazaret como su lugar de origen, entre otros detalles nos revelan que elautor del Evangelio de Marcos sí utilizó diversas fuentes referentes a Jesús.

Aun si se quisiera descartar toda la criteriología como pretenden Carrier y los mitistas engeneral, sería todavía un error no prestarle atención a los demás hallazgos de la crítica neotesta-mentaria que hemos presentado, incluyendo la crítica redaccional de las distintas fuentes (Marcos,Q, M, L y las básicas de Juan) que revelan un proceso de “sobrenaturalización” como diría GonzaloPuente Ojea. Como hemos visto en el caso de la Pasión, se utilizaron lo que parecen ser datos his-tóricos para forjar alrededor de él capas legendarias más complejas. No comenzó el cristianismocon una deidad llamada Jesús que posteriormente fue historizada.

Tampoco se puede perder de vista de que las fuentes preevangélicas fueron forjadas antesdel Evangelio de Marcos, probablemente durante el periodo en el que Pablo y Pedro predicaban.El primero misionó en la gentilidad, pero el último evangelizó primero en Palestina y posterior-mente entre los judíos de la diáspora.75 Estas misiones se dieron después, de la década del 40 ala del 60 e.c. Si las fuentes marcanas probablemente coinciden con la predicación de ambos enel Mediterráneo Oriental, entonces no se explica por qué probablemente habrían fuentes de Je-sús historizado ya en circulación y que fueron la base del Evangelio de Marcos. Es más, aun sise quisiera rechazar la hipótesis de las fuentes preevangélicas marcanas, como argumentaré másadelante, dada la polémica que evidentemente se dio entre grupos jesuanos, no vemos rastro al-guno en los evangelios de con�ictos entre un sector que mantuviera un Jesús celeste que murieraen el “espacio exterior” y otro que sostuviera un Jesús historizado.76

Si no fuera poco, es menester señalar que Pablo no habló del Jesús terreno porque lo más quele importaba a él era su muerte, resurrección y glori�cación. No establecía prioridad a la maneraque los cristianos conocieron a Jesús “según la carne”, sino más bien a los que posteriormente leconocieron “según el espíritu”. Dice él que al comienzo, los cristianos en general —el “nosotroscolectivo”— le conocían “según la carne”, después de otra manera.

75Esto es lo que implica el acuerdo de Gálatas 2:1-10, además de 1 Corintios 1:10-16.76En los círculos mitistas, esto fácilmente se confunde con la polémica entre el cristianismo protoortodoxo —por

llamarlo de alguna forma— con el docetismo. No solo el docetismo era una corriente cristiana era muy tardía —para�nales del siglo I— e in�uenciada por un platonismo vulgarizado, sino que no negaba los hechos y dichos de Jesúsen la tierra. Solo rechazaba que tuviera un cuerpo humano material. Para ellos, Jesús era una entidad espiritual o untipo de deidad que adoptó la apariencia de tener un cuerpo humano mientras actuaba en la tierra.

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De ahora en adelante, no conocemos de acuerdo a la carne, por cuanto una vez cono-cimos [en el sentido de los jesuanos como colectivo] a Cristo según la carne, ya no leconocemos así. Así que si alguno está en Cristo, es una nueva creación: todo lo viejoha pasado; vean, todo se ha vuelto nuevo.77

Finalmente, recordemos que los evangelios estaban respondiendo a una situación polémicadel momento en que escribían. Se pueden constatar luchas contra los fariseos —propiamente sugradual incremento en demonización—, con los discípulos de Juan el Bautista, con alegatos desedición por parte de Jesús, con el rechazo de un Mesías cruci�cado, etc. Sin embargo, no tienencon�icto con gente que alegue que Jesús no existió. No hay rastro alguno de ese con�icto duranteel siglo I. Para todos los efectos, los cristianos y sus adversarios dieron por buena la existencia deJesús. Si acaso, en el siglo II hay muy vagas expresiones, tanto en 2 Pedro como en el Diálogo aTrifón de Justino en torno a alguna posible duda de la existencia de Jesús.78 Además, el historiadorCelso no creía una sola palabra en torno a lo que reclamaban los cristianos. Esto es comprensibleen el segundo siglo, cuando ya las historias eran demasiado fantásticas para ser creídas por judíosy paganos. Sin embargo, esta incredulidad no prevaleció en el primer siglo y, de hecho, era extre-madamente raro en los siglos subsiguientes. Fuera de estos casos —algunos de ellos ambiguos—,prácticamente nadie parecía plantear la inexistencia de Jesús, ni entre los cristianos ni sus ad-versarios. Entre los judíos mismos, su problema principal con la aceptación de Jesús, no era suinexistencia, sino la incompatibilidad de que fuera el Mesías pero simultáneamente que fue cru-ci�cado, tal como atestigua Pablo mismo.79

5. Conclusiones

Desde un punto de vista �losó�co y de teoría de la historia, toda narración histórica es unaconstrucción que se sostiene y se fundamenta en la evidencia disponible. Hemos visto que mu-chas formas del mitismo no encuentra soporte evidencial alguno, mientras que otras mucho másrespetables —como las de Richard Carrier— tienen el problema de que intentan ampliar lo másposible el chicle interpretativo para que, mediante un cálculo probabilístico, se llegue a la con-clusión de que la probabilidad de que Jesús haya existido sea ín�ma. Ejemplo de esta elasticidad

772 Corintios 5:16.78En esta parte de mi conferencia estoy intentando ser generoso con los oponentes. No creo que en ninguno de

los dos casos se plantee de que no existencia de Jesús fuera una objeción fuerte. Justino, en su “Diálogo con Trifón”—escrito en el siglo II— muestra a su adversario judío a�rmando que los cristianos inventaron el mesianismo de Jesús,el contexto donde ocurre el pasaje lo deja bien claro: si hay algún Mesías, no se sabría si fuera realmente él —ni tansiquiera él mismo— hasta que regresara Elías a ungirle. Sin embargo, en ninguna parte del diálogo hay una negaciónde que Jesús existiera. Justino, “Diálogo con Trifón,” Padres apologistas griegos, trad. Daniel Ruiz Bueno (Madrid:Biblioteca de Autores Cristianos, 1965), 315-316 (8:4). Véase también Tim O’Neill, “Easter, the Existence of Jesus andDave Fitzgerald,” History for Atheists. Blog. 14 de abril de 2017. https://historyforatheists.com/2017/04/easter-the-existence-of-jesus-and-dave-�tzgerald/. La epístola 2 Pedro, escrita ya para el siglo II, de�ende que no ha “recurridoa fábulas”, como si estuviera respondiendo a acusaciones de que Jesús nunca existió. Sin embargo, del contexto sedesprende que su autor estaba intentando combatir la extrema incredulidad de ciertos cristianos debido a la tardanzadel prometido regreso del Mesías: “Os hemos enseñado cosas referentes al poder y a la Venida de nuestro SeñorJesucristo. Para ello no hemos recurrido a fábulas ingeniosas...” (2 Pedro 1:16-18).

791 Corintios 1:23.

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interpretativa, hemos visto los casos de la frase “hermanos del Señor”, Jácobo “el pilar”, entreotros. Los resultados que hemos obtenido en cuanto a las dos hipótesis son:

La hipótesis de que Jesús no existió. Conlleva el mayor número de hipótesis ad hoc para quefuncione y va contra la interpretación natural de los textos neotestamentarios; esto iría encontra de la Navaja de Occam. En la mayoría de los casos ignora y va en contra de loshallazgos de la crítica neotestamentaria y redaccional. No da cuenta tampoco de por quéJácobo “el hermano del Señor” terminó siendo cabeza del jesuanismo jerusalemita. No dacuenta de la múltiple atestación de Jácobo, especialmente en el caso de Josefo. Tampoco lohace en cuanto a que aparentemente no hubo una denuncia fuerte de los adversarios delcristianismo durante el siglo I de que Jesús no hubiera existido, ni por qué la inexistenciade Jesús fuera la convicción dominante en los primeros tres siglos. No explica por qué haymaterial incómodo en los evangelios, especialmente en textos en los que se nota un esfuerzode los evangelistas por evadir, refutar o explicar —explaining away como dirían en inglés—el título “Rey de los judíos” para referirse a Jesús, al igual que otros de sus dichos y hechos.No da cuenta de por qué la supuesta “historización” escogió lugares insigni�cantes para elmesianismo de la época, como Nazaret o la ruralía de Galilea como centro de actividad deJesús. Finalmente, no explica los datos obtenidos en fuentes independientes mediante lospatrones de recurrencia, entre otros criterios.

La hipótesis de que Jesús existió. Tiene un mayor poder explicativo que da cuenta de lainterpretación natural de los textos según la evidencia disponible. Por ende, lo más probable—sin asegurar absoluta certeza— es que haya existido realmente un Jesús de Nazaret. Heaquí la formulación de la hipótesis que sostienen los eruditos hoy día.

Hubo un profeta palestinense llamado Jesús, proveniente de Nazaret, que pensóser el Mesías y futuro Rey de Israel, estableció un grupo de seguidores y terminócruci�cado bajo el poder romano, acusado por sedición. Luego, los cristianosfueron añadiendo toda una serie de leyendas sobre su persona a medida quepasaron los años y los siglos.

¿Cómo fue que todo esto ocurrió? De ese tema hablaremos en las próximas dos conferencias.

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ZeitgeistMovie. “Zeitgeist: The Movie - by Peter Joseph.”. 2007. Vídeo de Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=OrHeg77LF4Y.

Nota �nal

Se disemina este escrito con �nes estrictamente divulgativos. El autor no reclama ser un bi-blista o experto en historia antigua, sino que está reportando —según su mejor conocimiento—las posiciones dominantes en cuanto al tema, además de presentar los argumentos formuladospor los expertos de por qué el consenso actual es que probablemente Jesús sí existió.

Como el autor no se considera experto en el tema, siempre hay chance de errores en el camino.Además, toda hipótesis y teoría es siempre provisional, lo que hoy es consenso, mañana podríaser descartado a la luz de nueva evidencia o re�namiento de los instrumentos historiográ�cos.Cualquier crítica constructiva, pueden escribirme a [email protected]. Se descartarátodo mensaje que no sea para indagaciones legítimas en torno a la obra del autor y se eliminará(y reportará) todo mensaje que contenga ataques personales.

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