Exhortacion Apostolica Evangelii Gaudium - Presentacion y Comentarios - Cont.

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FRANCISCO EXHORTA A "LA REVOLUCIÓN DE LA TERNURA" En la Evangelii Gaudium aboga por la descentralización "No encerremos a Jesús en nuestros esquemas aburridos" VIS, 26 de noviembre de 2013 a las 16:15 "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús". Así empieza la Exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" en la que el Papa Francisco recoge la riqueza de los trabajos del Sínodo dedicado a "La nueva evangelización para la transmisión de la fe" celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012. El texto, que el Santo Padre entregó a 36 fieles, el pasado domingo durante la misa de clausura del Año de la Fe, es el primer documento oficial de su pontificado, ya que la encíclica "Lumen Fidei" fue escrita en colaboración con su predecesor, el Papa Benedicto XVI. "Quiero dirigirme a los fieles cristianos -escribe el Papa- para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años" .Se trata de un fuerte llamamiento a todos los bautizados para que, con fervor y dinamismo nuevos, lleven a los otros el amor de Jesús en un "estado permanente de misión", venciendo "el gran riesgo del mundo actual": el de caer en "una tristeza individualista". El Papa invita a "recuperar la frescura original del Evangelio", encontrando "nuevos caminos" y "métodos creativos", a no encerrar a Jesús en nuestros "esquemas aburridos". Es necesaria "una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están" y una "reforma de estructuras" eclesiales para que "todas ellas se vuelvan más misioneras". El Pontífice piensa también en "una conversión del papado" para que sea "más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización". El deseo de que las Conferencias episcopales pudieran dar una contribución a fin de que "el afecto colegial" tuviera una aplicación "concreta" -afirma- todavía "no se realizó plenamente". Es necesaria "una saludable descentralización". En esta renovación no hay que tener miedo de revisar costumbres de la Iglesia "no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia". Signo de la acogida de Dios es "tener templos con las puertas abiertas en todas partes" para que todos los que buscan no se encuentren "con la frialdad de unas puertas cerradas". "Tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera", así, la Eucaristía "no es un premio para los 1

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FRANCISCO EXHORTA A "LA REVOLUCIÓN DE LA TERNURA"

En la Evangelii Gaudium aboga por la descentralización"No encerremos a Jesús en nuestros esquemas aburridos"

VIS, 26 de noviembre de 2013 a las 16:15

"La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús". Así empieza la Exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" en la que el Papa Francisco recoge la riqueza de los trabajos del Sínodo dedicado a "La nueva evangelización para la transmisión de la fe" celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012. El texto, que el Santo Padre entregó a 36 fieles, el pasado domingo durante la misa de clausura del Año de la Fe, es el primer documento oficial de su pontificado, ya que la encíclica "Lumen Fidei" fue escrita en colaboración con su predecesor, el Papa Benedicto XVI."Quiero dirigirme a los fieles cristianos -escribe el Papa- para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años" .Se trata de un fuerte llamamiento a todos los bautizados para que, con fervor y dinamismo nuevos, lleven a los otros el amor de Jesús en un "estado permanente de misión", venciendo "el gran riesgo del mundo actual": el de caer en "una tristeza individualista".El Papa invita a "recuperar la frescura original del Evangelio", encontrando "nuevos caminos" y "métodos creativos", a no encerrar a Jesús en nuestros "esquemas aburridos". Es necesaria "una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están" y una "reforma de estructuras" eclesiales para que "todas ellas se vuelvan más misioneras". El Pontífice piensa también en "una conversión del papado" para que sea "más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización". El deseo de que las Conferencias episcopales pudieran dar una contribución a fin de que "el afecto colegial" tuviera una aplicación "concreta" -afirma- todavía "no se realizó plenamente". Es necesaria "una saludable descentralización". En esta renovación no hay que tener miedo de revisar costumbres de la Iglesia "no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia".Signo de la acogida de Dios es "tener templos con las puertas abiertas en todas partes" para que todos los que buscan no se encuentren "con la frialdad de unas puertas cerradas". "Tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera", así, la Eucaristía "no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles. Estas convicciones también tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia". El Papa reitera que prefiere una Iglesia "herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos. Si algo debe inquietarnos santamente es que tantos hermanos nuestros vivan" sin la amistad de Jesús.El Papa indica las "tentaciones de los agentes pastorales": individualismo, crisis de identidad, caída del fervor."La mayor amenaza" es "el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando". Exhorta a no dejarse vencer por un "pesimismo estéril" y a ser signos de esperanza poniendo en marcha "la revolución de la ternura". Es necesario huir de la "espiritualidad del bienestar" que rechaza los "compromisos fraternos" y vencer "la mundanidad espiritual" que consiste en "buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana". El Papa habla de los que "se sienten superiores a otros" por ser "inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del pasado" y, "en lugar de evangelizar lo que se hace es ...clasificar a los demás", o de los que tienen un "cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción" en las

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necesidades de la gente. Se trata de "una tremenda corrupción con apariencia de bien...¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales!" .Lanza un llamamiento a las comunidades eclesiales a no caer en envidias ni en celos "dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades, ¡cuántas guerras!" ."¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos?". Subraya la necesidad de hacer crecer la responsabilidad de los laicos, mantenidos "al margen de las decisiones" a raíz de "un excesivo clericalismo". Afirma que "todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia", en particular "en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes". "Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres...no se pueden eludir superficialmente". Los jóvenes deben tener "un protagonismo mayor". Frente a la escasez de vocaciones en algunos lugares, afirma que "no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones".Afrontando el tema de la inculturación, recuerda que "el cristianismo no tiene un único modo cultural" y que el rostro de la Iglesia es "pluriforme". "No podemos pretender que los pueblos de todos los continentes, al expresar la fe cristiana, imiten los modos que encontraron los pueblos europeos en un determinado momento de la historia". El Papa reafirma la "fuerza activamente evangelizadora" de la piedad popular y alienta la investigación de los teólogos, invitándoles a llevar en el corazón "la finalidad evangelizadora de la Iglesia" y a no contentarse con "una teología de escritorio".Se detiene "con cierta meticulosidad, en la homilía" porque "son muchos los reclamos que se dirigen en relación con este gran ministerio y no podemos hacer oídos sordos". La homilía "debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase", debe saber decir "palabras que hagan arder los corazones", huyendo de "una predicación puramente moralista o adoctrinadora". Subraya la importancia de la preparación: "Un predicador que no se prepara no es «espiritual»; es deshonesto e irresponsable". "Una buena homilía debe contener «una idea, un sentimiento, una imagen». La predicación debe ser positiva para que dé siempre esperanza y no nos deje "encerrados en la negatividad". El anuncio mismo del Evangelio debe tener características positivas: "cercanía, apertura al diálogo, paciencia, acogida cordial que no condena".Hablando de los retos del mundo contemporáneo, el Papa denuncia el sistema económico actual: "es injusto en su raíz". "Esa economía mata" porque predomina "la ley del más fuerte". La cultura actual del "descarte" ha creado "algo nuevo": "Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»". Vivimos en una "nueva tiranía invisible, a veces virtual", de un "mercado divinizado" donde imperan la "especulación financiera", "una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta".Denuncia los "ataques a la libertad religiosa" y "las nuevas situaciones de persecución a los cristianos... En muchos lugares se trata más bien de una difusa indiferencia relativista". La familia -prosigue el Papa- "atraviesa una crisis cultural profunda". Insistiendo en "el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad", subraya que "el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que desnaturaliza los vínculos familiares".Reafirma "la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana" y el derecho de los pastores "a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas". "Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social". Cita a Juan Pablo II cuando afirma que la Iglesia «no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia». "Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica" antes que sociológica. "Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos". "Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres no se resolverán los problemas del mundo". "La política, tan denigrada" -afirma- "es una de las formas más preciosas de la

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caridad" . "¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la vida de los pobres!". Después una advertencia: "Cualquier comunidad de la Iglesia" que se olvide de los pobres "correrá el riesgo de la disolución".El Papa invita a cuidar a los más débiles: "los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados" y los migrantes, por los que exhorta a los países "a una generosa apertura". Habla de las víctimas de la trata de personas y de nuevas formas de esclavitud: "En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda". "Doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia". "Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección" están "los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana". "No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión... No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana". A continuación un llamamiento al respeto de todo lo creado: "estamos llamados a cuidar la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos".Por cuanto respecta al tema de la paz, el Papa afirma que "es necesaria una voz profética" cuando se quiere construir una reconciliación falsa que "silencie" a los más pobres mientras "algunos no quieren renunciar a sus privilegios". Para la construcción de una sociedad "en paz, justicia y fraternidad" indica cuatro principios: "El tiempo es superior al espacio" significa "trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos" ."La unidad prevalece sobre el conflicto" quiere decir obrar para que los opuestos alcancen "una unidad pluriforme que engendra nueva vida". "La realidad es más importante que la idea" significa evitar que la política y la fe se reduzcan a la retórica. "El todo es superior a la parte" significa aunar globalización y localización."La evangelización -continúa el Papa- también implica un camino de diálogo" que abre a la Iglesia para colaborar con todas las realidades políticas, sociales, religiosas y culturales. El ecumenismo es "un camino ineludible de la evangelización". Es importante el enriquecimiento recíproco: "¡cuántas cosas podemos aprender unos de otros!, por ejemplo, "en el diálogo con los hermanos ortodoxos, los católicos tenemos la posibilidad de aprender algo más sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre su experiencia de la sinodalidad"; "el diálogo y la amistad con los hijos de Israel son parte de la vida de los discípulos de Jesús"; "el diálogo interreligioso", que se conduce con "una identidad clara y gozosa", es "una condición necesaria para la paz en el mundo" y no oscurece la evangelización; "en esta época adquiere gran importancia la relación con los creyentes del Islam": el Papa implora "humildemente" para que los países de tradición islámica aseguren la libertad religiosa a los cristianos, también "¡teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los países occidentales!". "Frente a episodios de fundamentalismo violento" invita a "evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia". Y contra el intento de privatizar las religiones en algunos contextos, afirma que "el debido respeto a las minorías de agnósticos o no creyentes no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las convicciones de mayorías creyentes o ignore la riqueza de las tradiciones religiosas". Reitera de este modo la importancia del diálogo y de la alianza entre creyentes y no creyentes.El último capítulo está dedicado a los "evangelizadores con Espíritu", que son aquellos que "se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo" que "infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente". Se trata de "evangelizadores que oran y trabajan", conscientes de que "la misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo": "Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás". "En

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nuestra relación con el mundo-precisa-, se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan" . "Sólo puede ser misionero -añade- alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros": "Si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida".El Papa invita a no desanimarse ante los fracasos o la escasez de resultados porque la "fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada"; "sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria".La Exhortación concluye con una oración a María "Madre del Evangelio". "Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño".

EVANGELII GAUDIUM: UNA IGLESIA CASA, NO ADUANA

El Papa Francisco publica la hoja de ruta para la nueva primavera de la IglesiaApuesta por una Iglesia a la intemperie, que se arriesga y que sale

José Manuel Vidal, 26 de noviembre de 2013 a las 19:58

Técnicamente no es una encíclica, pero como si lo fuese. La exhortación apostólica 'Evangelii Gaudium' es un documento programático, de fondo, sólo de Bergoglio, en el que marca la hoja de ruta que el Papa del fin del mundo quiere para la nueva "primavera" de la Iglesia. Francisco llegó al solio pontificio con el nombre y el lema del santo del "Repara mi Iglesia". Y, de inmediato, se puso manos a la obra. Con una pedagogía muy jesuítica y muy evangélica: "Haced lo que yo hago". Primero dio ejemplo con su vida y su testimonio y, ahora, pone por escrito el sueño de una Iglesia "reparada y reconstruida".En el frontispicio de esa nueva Iglesia reconstruida luce una palabra: "Casa del Padre". Y por si quedaba alguna duda, el Papa añade: "La Iglesia no es una aduana", que controla la vida de las personas, fiscaliza sus ideas, creencias y pertenencias y da carnets de perfección evangélica. La Iglesia, según Francisco, no es para los "perfectos", sino para los pecadores.El cambio de orientación y de tendencia es brutal. Y va a dar mucho que hablar . Porque el Papa apuesta por una Iglesia a la intemperie, que se arriesga, que sale, que se mete en el barro de la vida de la gente, que aporta esperanza a los empobrecidos y tirados en las cunetas del mundo, que vive en su seno la alegría del seguimiento de Jesús. Primero, el Evangelio y después, la doctrina, en contra de lo que "obsesivamente" se venía insistiendo hasta ahora: doctrina repetida una y mil veces para dar apariencia de seguridad. Ante esa dinámica el mundo le daba la espalda a la Iglesia y se producía una estampida silenciosa de fieles que, desencantados, se iban sin dar portazos, hacia la indiferencia.Para detener esta hemorragia silenciosa, Francisco propone una Iglesia-casa del Padre, con las puertas siempre abiertas, con luz y transparencia, sin nada que ocultar, con flores en las ventanas y calor de hogar, aunque, eso sí, formada por pecadores. Y para conseguir esa Iglesia doméstica propone abrir una serie de puertas, para que entre el aire fresco y ventile la casa eclesial. Éstas son, entre otras, las 10 puertas de la Iglesia de Bergoglio: Los 10 cambios que propone el Papa

La reforma de las estructuras eclesiásticas. El Papa quiere una Iglesia mucho más descentralizada y eso pasa por una mayor colegialidad y sinodalidad. Es decir, en lenguaje civil, por una mayor democratización. Una democracia que entrará en la Iglesia a través del

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mayor protagonismo de las Conferencia episcopales, desactivadas en la larga etapa involutiva anterior, y por la recuperación de la sinodalidad a todos los niveles de la estructuraEntre las reforma estructurales, el Papa se atreve a hablar incluso de la reforma del propio papado. Del que dice algo impensable hasta ahora: que del "papado no puede esperarse la palabra definitiva y completa de todas las cuestiones que tienen que ver con la Iglesia". Un papado democratizado. Un Papa "primus inter pares" y no un Papa-rey. Es el fin de la época imperialista del papado romano.Activar la corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia, para que realmente la sientan y la consideren suya. Desclericalizarla de arriba abajo. Que pase de ser una estructura piramidal a otra circular: Iglesia pueblo de Dios y casa de todos. Porque "Iglesia somos todos".Dar en la Iglesia un mayor protagonismo a la mujer, aunque el Papa vuelve a cerrar a la "discusión" el tema del sacerdocio femenino. Posiblemente, porque no lo vea maduro para el sensus fidelium y, por lo tanto, podría provocar desunión y hasta cismas o rupturas entre los hermanos de la casa eclesial.Volver a poner a la Iglesia en estado de misión, de salir a las periferias, de ser realmente "misionera". La Iglesia de las ovejas perdidas. La Iglesia voz de los sin voz. La Iglesia que deja de ser autorreferencial y mirarse al ombligo.Una Iglesia que sale de sus parroquias, movimientos y grupos estufa para llevar esperanza a los empobrecidos. Una Iglesia entendida como "instrumento de Dios para la liberación y la promoción de los pobres". Iglesia de los pobres y para los pobres que, por algo, son los preferidos de Dios.Una Iglesia libre frente a los poderes del mundo y con capacidad de denuncia profética. Y desde su libertad, una Iglesia que diga un triple no: a la economía de la exclusión, a la nueva idolatría del dinero y a las disparidades que engendra la violencia sistémica del capitalismo sin alma.Una Iglesia atenta de nuevo a los "signos de los tiempos" de los que hablaba el Concilio, especialmente a la sociedad de la información. Una Iglesia que, sin perder su esencia doctrinal, sepa comunicarse con la gente en el lenguaje actual. Ofreciendo "vino viejo en odres nuevos". Hasta en las homilías de los curas.Una Iglesia con las puertas siempre abiertas para todos y en cualquier momento. Por eso, el Papa exige que los sacramentos (bautismo, penitencia, confirmación, eucaristía, matrimonio y unción) sean para todos, no sólo para los perfectos. Porque es el enfermo el que necesita al médico.Una casa eclesial donde reine la alegría. Es la palabra que más repite el Papa en su hoja de ruta. Consciente de que, como decía, Santa Teresa, "un santo triste es un triste santo". 

EL PAPA FRANCISCO: “LA ECONOMÍA DE LA EXCLUSIÓN MATA”

Pablo Ordaz27 de noviembre de 2013 

El País

Jorge Mario Bergoglio urge a los políticos a emprender una reforma ética de las finanzas.Dice que la Iglesia es “la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”Durante 142 páginas, el papa Francisco deja claro que la Iglesia actual, su Iglesia, no le gusta, pero tampoco el mundo que la rodea. Una Iglesia, según Jorge Mario Bergoglio, salpicada de envidias, celos y guerras, preocupada en exceso por sí misma, y un mundo donde triunfa “una economía que mata” a través de la exclusión y la inequidad. De ahí que el Papa fije el horizonte de su papado sobre dos raíles paralelos.

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reforma de la Iglesia, que incluya una conversión del propio papado, y un llamamiento urgente y sin descanso a los políticos para que luchen contra “la tiranía” del actual sistema económico: “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.Durante las páginas de la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, en la que el papa Francisco recoge e interpreta los trabajos del Sínodo dedicado a “La nueva evangelización para la transmisión de la fe” celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012, Jorge Mario Bergoglio dibuja de forma muy nítida la hora de ruta de su pontificado: “Es necesaria una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están”. El Papa anuncia una “reforma de las estructuras” de la Iglesia y “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo”. Hay una frase, muy del estilo Bergoglio, que resume muy bien el espíritu de los tiempos que vienen: “Prefiero una Iglesia herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos”.El Papa deja claro que la Iglesia actual, su Iglesia, no le gusta. Y no se ahorra ejemplos. Se refiere incluso a las envidias y a los celos que existen entre las distintas comunidades –“¡cuántas guerras! ¿A quién vamos a evangelizar con estos comportamientos?”—y llega a denunciar “una tremenda corrupción con apariencia de bien. ¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales!”.Preceptos de la Iglesia, pocos y anticuados: “Hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida. Santo Tomás de Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo de Dios «son poquísimos».47 Citando a san Agustín, advertía que los preceptos añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación «para no hacer pesada la vida a los fieles» y convertir nuestra religión en una esclavitud, cuando «la misericordia de Dios quiso que fuera libre».48 Esta advertencia, hecha varios siglos atrás, tiene una tremenda actualidad. Debería ser uno de los criterios a considerar a la hora de pensar una reforma de la Iglesia y de su predicación que permita realmente llegar a todo. (…) Además, ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporáneos”.Un llamamiento urgente a los políticos: “Una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos, a quienes exhorto a afrontar este reto con determinación y visión de futuro, sin ignorar, por supuesto, la especificidad de cada contexto. ¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos. Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano”.No a la economía de la exclusión: “Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro paraasegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”.

La pobreza: “La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad,173 no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales”.

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Un mensaje a políticos y financieros: “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas (…).La ética –una ética no ideologizada– permite crear un equilibrio y un orden social más humano. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: «No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.No a las mujeres sacerdotes, pero más presencia en la Iglesia: “Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder (…). Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia”.No al aborto, pero sí comprensión a las mujeres que abortan. “Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o «modernizaciones». No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?”.

EL PAPA FRANCISCO RECLAMA UNA REFORMA RADICAL DE LA IGLESIA

Pablo Ordaz27 de noviembre de 2013

El País

En su primer gran escrito, Bergoglio anuncia “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido de Jesucristo”El papa Francisco: “La economía de la exclusión y la inequidad mata”Bergoglio traza su hoja de ruta en el primer gran documento de su pontificado: acabar con la desigualdad y reformar las estructuras de la IglesiaEl papa Francisco deja claro que la Iglesia actual, su Iglesia, no le gusta, pero tampoco el mundo que la rodea. Una Iglesia, según Jorge Mario Bergoglio, salpicada de envidias, celos y guerras, preocupada excesivamente por sí misma, y un mundo donde triunfa “una economía que mata” a través de la exclusión y la inequidad. De ahí que el Papa fije el horizonte de su papado sobre dos raíles paralelos. Una reforma de la Iglesia, que incluya una conversión del propio papado, y un llamamiento urgente a los políticos para que luchen contra “la tiranía” del sistema económico: “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.Durante las 142 páginas de la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), su primer gran documento, Francisco dibuja de forma muy nítida la hoja de ruta de su pontificado: “Es necesaria una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están”. El Papa anuncia una “reforma de las estructuras” de la Iglesia y “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle”. Hay una frase, muy del estilo Bergoglio, que resume muy bien

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el espíritu de los tiempos que vienen: “Prefiero una Iglesia herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos”.

El aborto no es un asunto sujeto a reformas o modernizacionesEstas son las grandes guías del documento:

» No a la economía de la exclusión. “Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. (…) Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. (…) Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz”.

Es necesario que la Iglesia avance en una saludable descentralización

» Un mensaje a políticos y financieros. “Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados (…). Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas (…). La ética—–una ética no ideologizada— permite crear un equilibrio y un orden social más humano. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: ‘No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos”.» No a las mujeres sacerdotes, pero más presencia en la Iglesia. “Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder (…). Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia”.

» No al aborto, pero sí comprensión a las mujeres que abortan. “Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Este no es un asunto sujeto a supuestas reformas o ‘modernizaciones’. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza”.

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» El Papa no tiene el monopolio. “Hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas, pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida. Santo Tomás de Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo de Dios ‘son poquísimos’. Citando a san Agustín, advertía que los preceptos añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación ‘para no hacer pesada la vida a los fieles’ y convertir nuestra religión en una esclavitud, cuando ‘la misericordia de Dios quiso que fuera libre’.Esta advertencia, hecha varios siglos atrás, tiene una tremenda actualidad. Debería ser uno de los criterios a considerar a la hora de pensar una reforma de la Iglesia y de su predicación que permita realmente llegar a todo. (…) Además, ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporáneos. (…) Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territoriosEn este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable descentralización. (…) Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten en un ejercicio de mi ministerio (…). También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar el llamado de una conversión pastoral. Una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera”.

EL PAPA CENSURA LA NUEVA TIRANÍA DEL CAPITALISMO DESENFRENADO

En su primer gran escrito, convoca a líderes mundiales a luchar contra la desigualdadExige una Iglesia católica misionera que deje atrás el modelo burocrático y doctrinario

Habla de dar más espacio a la mujer, pero el sacerdocio reservado a varones no se discuteReuters, Afp y Dpa

 Periódico La JornadaMiércoles 27 de noviembre de 2013, p. 30

Ciudad del Vaticano, 26 de noviembre.

El papa Francisco pidió a los líderes mundiales luchar contra la desigualdad y atacó el capitalismo desenfrenado, al que consideró una nueva tiranía, tras difundir la exhortación apostólica Evangelli Gaudium (La alegría de la fe), primer gran escrito como pontífice, en el cual aboga por una sana descentralización y renovación de la Iglesia católica.El primer Papa no europeo en más de mil 300 años sostuvo en este primer gran escrito que “así como el mandamiento de ‘no matarás’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata”.Aseveró: no puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión.En el documento, en el que amplía las visiones que ha difundido en sermones y comentarios desde que sucedió al renunciante Benedicto XVI, el Papa argentino consideró que el sistema económico actual es injusto desde la raíz, porque en la economía predomina la ley del más fuerte, siendo una nueva tiranía invisible, a veces virtual, dominada por un mercado divinizado, en el que imperan la especulación financiera, una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta.Jorge Mario Bergoglio criticó el sistema económico global, atacó la idolatría al dinero y suplicó a los políticos que garanticen a todos los ciudadanos trabajo digno, educación y cuidado de la salud. También pidió a los acaudalados que compartan su riqueza y advirtió que la distribución desigual de ésta inevitablemente lleva a la violencia.Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo, escribió.

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El Papa denunció que se considere al ser humano un bien de consumo. Hemos dado inicio a la cultura del descarte; los excluidos no son explotados sino desechos, sobrantes.Criticó a aquellos que “todavía defienden las teorías del ‘derrame’, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra por sí mismo mayor equidad e inclusión social. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando”, recalcó.Francisco dijo que la renovación de la Iglesia no puede ser postergada y agregó que el Vaticano y su jerarquía arraigada también necesitan escuchar el llamado de la conversión pastoral.En el documento de casi 200 páginas, Bergoglio exigió que la Iglesia emprenda nuevos caminos y métodos creativos. Prefiero una Iglesia accidentada, herida, manchada por salir a la calle, antes que una enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades.El pontífice propuso pasar de un modelo de Iglesia burocrática y doctrinaria a una misionera, alegre, abierta a los laicos y a los jóvenes.Asimismo pidió mayor compromiso de los obispos y aseguró: tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa remplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios.En su opinión, una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia, y por ello subrayó la necesidad de avanzar hacia una saludable descentralización.En los asuntos de la familia el Papa reafirmó la postura de la Iglesia en temas como el aborto, del cual dijo que no es un asunto que esté para revisiones modernizadoras. No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana y añadió: también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, sobre todo cuando el bebé nace como producto de una violación.En el ámbito de los desafíos, habló de dar más espacio a la mujer en la Iglesia, así como en la sociedad, y pidió garantizar la presencia de las mujeres en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales, aunque sentenció que el sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo esposo que se entrega en la Eucaristía, no está a discusión.El pontífice volvió a denunciar la globalización de la indiferencia, así como la trata de personas”, y pidió a los países que acogen a inmigrantes una generosa apertura y ayuda para las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia.Pidió humildemente a los estados musulmanes dar libertad religiosa a los cristianos.Desde su elección, Francisco ha establecido un ejemplo de austeridad en la Iglesia, pues vive en una casa de invitados del Vaticano en lugar del Palacio Apostólico, viaja en un Ford Focus y el mes pasado suspendió a un obispo que gastó millones de euros en una lujosa residencia.El obispo Lorenzo Baldisseri fue el encargado de presentar el documento en una ceremonia.

LA EXHORTACIÓN DE FRANCISCO

Raúl Lugo Rodríguez: Iglesia y SociedadPosted: 27 Nov 2013 09:32 AM PST

Acaba de darse a conocer la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco, el primer documento magisterial que puede atribuirse directamente a su autoría. He leído apenas el primer capítulo, titulado “La transformación misionera de la iglesia”, y que presenta una de las líneas maestras de la propuesta de reforma del Papa. Son apenas 49 de 288 números; 42 de 264 páginas. Al sentarme a escribir estas líneas he pensado si no habría sido mejor dejar este comentario para la semana próxima, cuando hubiera yo terminado la lectura total del documento. Pero no he podido resistir.¿Qué quieren que les diga? Quisiera que estas primeras palabras públicas sobre el ministerio de Francisco fueran tomadas en el amplio espectro de lo que en esta columna he dicho y sostenido en

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relación con la tarea de la iglesia en los últimos años. El talante crítico de este espacio en relación con las iglesias y con la religión en general, ha sido considerado por muchas personas como excesivo. Agradezco la confianza de quienes, pensando así, me lo han manifestado. Durante mucho tiempo recibí comentarios verdaderamente ácidos y duros. Quizá aquellos interlocutores se cansaron de leerme o esperaron de mí una moderación que nunca llegó. Pero justamente porque mi posición sobre la iglesia y la religión peca de excesivo criticismo, no quise unirme a las alabanzas a Francisco cuando, como producto de una elección cuya modalidad no comparto, realizó sus primeros gestos alentadores después del largo invierno eclesial en el que habíamos vivido. Consciente de la complejidad del entramado eclesiástico y de la necesidad de una reforma de fondo, tenía yo miedo de que, después de unos primeros signos de aliento, regresáramos de nuevo en la autorreferencialidad, que como bien señaló Francisco desde sus primeras alocuciones, es uno de los grandes males de una institución que no tiene sentido sino en su apertura al mundo y en el empeño por construir un mundo más humano y pleno para todas y todos.Aun habiendo leído solamente el primer capítulo, y con la tarea de emitir una opinión más global más adelante, me parece que la primera Exhortación de Francisco es una buena noticia. Creo que las intuiciones que alientan el proceso de reforma que se propone llevar adelante en la iglesia son las correctas y no somos pocos quienes las compartimos. Tome usted el ángulo que prefiera: el de un apóstol cansado del maltrato y/o la falta de respeto de los ministros ordenados hacia las y los laicos que en la parroquia trabajan; el de un gay o una lesbiana que se estremecen ante el rechazo de su propia iglesia; el de la o el activista de derechos humanos que piensa que la iglesia ha vivido demasiado cerrada en sí misma y le vale un comino hacia dónde va caminando el mundo y los consensos a los que va llegando; el de un académico o académica que lamenta el desdén de la estructura eclesial hacia los rumbos a los que apunta el progreso científico; el ángulo de quien, habiendo abandonado la experiencia comunitaria, ve la iglesia como una pesada carga de costumbres culturales convertidas en mandatos eternos; o el de quien, orgulloso de sus raíces indígenas, ha visto siempre a la iglesia como aliada de quienes le niegan reconocimiento y autonomía… Para todos ellos y ellas, la visión de Francisco puede ser reconfortante.Habrá, sí, quienes resientan el cambio de acento en el documento pontificio. Acostumbrados como andábamos a poner lo accidental como lo único que valía la pena, como si la obsesión por los asuntos sexuales fuera la raíz misma de nuestra coherencia en el mundo, no dudo que haya personas que vean en las palabras de Francisco una especie de claudicación. Y tenemos que tener el corazón grande para que estas hermanas y hermanos no dejen de preocuparnos. No se trata, como en los ámbitos de la política partidista, de mirar la reforma de la iglesia como si de estar hoy en el campo de juego y mañana estar en la banca se tratara, a la espera solamente de que el futuro pontificado nos favoreciera. Se trata, desde mi humilde punto de vista, de regresar a las raíces del evangelio, a la persona de Jesús de Nazaret, a la fuente original de nuestra fe. Y tenemos que hacerlo conscientes de que dentro de la iglesia pensamos distinto, que tenemos muchas veces puntos de vista diversos, pero que el evangelio es una directriz lo suficientemente fuerte y eficaz para convocarnos a todos y todas.¿Qué palabras de Francisco han suscitado en mí tanta esperanza? Es imposible resumir aquí el capítulo que he leído de la Exhortación. Baste por ahora poner algunas frases que son como pepitas de oro, y que pueden animarnos a leer el documento:

- La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie…- La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites…- Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación…- (La parroquia), aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo « la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas ». Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos…- Exhorto también a cada Iglesia particular a entrar en un proceso decidido de discernimiento,

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purificación y reforma…- (El obispo), a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos… (En el desempeño de su misión, el obispo tendrá) el deseo de escuchar a todos y no sólo a algunos que le acaricien los oídos. Pero el objetivo de estos procesos participativos no será principalmente la organización eclesial, sino el sueño misionero de llegar a todos…- Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización… Exhorto a todos a aplicar con generosidad y valentía las orientaciones de este documento, sin prohibiciones ni miedos.- En el mundo de hoy, con la velocidad de las comunicaciones y la selección interesada de contenidos que realizan los medios, el mensaje que anunciamos corre más que nunca el riesgo de aparecer mutilado y reducido a algunos de sus aspectos secundarios. De ahí que algunas cuestiones que forman parte de la enseñanza moral de la Iglesia queden fuera del contexto que les da sentido. El problema mayor se produce cuando el mensaje que anunciamos aparece entonces identificado con esos aspectos secundarios que, sin dejar de ser importantes, por sí solos no manifiestan el corazón del mensaje de Jesucristo.- Una pastoral en clave misionera no se obsesiona por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia. Cuando se asume un objetivo pastoral y un estilo misionero, que realmente llegue a todos sin excepciones ni exclusiones, el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. La propuesta se simplifica, sin perder por ello profundidad y verdad, y así se vuelve más contundente y radiante.- Ante todo hay que decir que en el anuncio del Evangelio es necesario que haya una adecuada proporción. Ésta se advierte en la frecuencia con la cual se mencionan algunos temas y en los acentos que se ponen en la predicación. Lo mismo sucede cuando se habla más de la ley que de la gracia, más de la Iglesia que de Jesucristo, más del Papa que de la Palabra de Dios.- Cuando la predicación es fiel al Evangelio, se manifiesta con claridad la centralidad de algunas verdades y queda claro que la predicación moral cristiana no es una ética estoica, es más que una ascesis, no es una mera filosofía práctica ni un catálogo de pecados y errores. El Evangelio invita ante todo a responder al Dios amante que nos salva, reconociéndolo en los demás y saliendo de nosotros mismos para buscar el bien de todos. ¡Esa invitación en ninguna circunstancia se debe ensombrecer!- En el seno de la Iglesia hay innumerables cuestiones acerca de las cuales se investiga y se reflexiona con amplia libertad. Las distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral, si se dejan armonizar por el Espíritu en el respeto y el amor, también pueden hacer crecer a la Iglesia, ya que ayudan a explicitar mejor el riquísimo tesoro de la Palabra. A quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión. Pero la realidad es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los diversos aspectos de la inagotable riqueza del Evangelio.- A veces, escuchando un lenguaje completamente ortodoxo, lo que los fieles reciben, debido al lenguaje que ellos utilizan y comprenden, es algo que no responde al verdadero Evangelio de Jesucristo. Con la santa intención de comunicarles la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, en algunas ocasiones les damos un falso dios o un ideal humano que no es verdaderamente cristiano. De ese modo, somos fieles a una formulación, pero no entregamos la substancia. Ése es el riesgo más grave.- En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido adecuadamente. Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No

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tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida.- Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible.- Procura siempre comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible. Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace « débil con los débiles […] todo para todos » (1 Co 9,22). Nunca se encierra, nunca se repliega en sus seguridades, nunca opta por la rigidez autodefensiva. Sabe que él mismo tiene que crecer en la comprensión del Evangelio y en el discernimiento de los senderos del Espíritu, y entonces no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino.- La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas. Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera…La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles.- A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas.- No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, « los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio », y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos.- No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: « ¡Dadles vosotros de comer! »

CONTRA EL VIENTO DE PROA DE LA CURIA

Hans Küng, 28-Noviembre-2013Infligiría un gran daño a la credibilidad del Papa Francisco que los reaccionarios del Vaticano le impidieran

poner en práctica lo que predica acometiendo la reforma a todos los niveles que necesita la IglesiaEl País, 28 NOV 2013

La reforma de la Iglesia está en marcha: en su escrito apostólico Evangelii gaudium, el papa Francisco refuerza no solo su crítica al capitalismo y al dominio del dinero, sino que habla de una reforma de la Iglesia “en todos los niveles”. En concreto, defiende reformas estructurales: la descentralización hasta el nivel de los obispados y parroquias, la reforma de la cátedra de San Pedro, la revalorización de los laicos frente al clericalismo desbordado y una presencia más eficaz de la mujer en la Iglesia, sobre todo en los órganos decisorios. Habla también claramente en favor del ecumenismo y del diálogo interreligioso, en especial con el judaísmo y el islam.Todo esto ha obtenido una amplia aprobación mucho más allá de la Iglesia católica. Su rechazo indiferenciado del aborto y de la ordenación de las mujeres podría suscitar la crítica y es aquí donde probablemente se pongan de manifiesto los límites dogmáticos de este papa. ¿O es que en esto quizá esté bajo la presión de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de su prefecto, el arzobispo Ludwig Müller?

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Este expuso su postura archiconservadora en un largo escrito publicado el 23 de octubre pasado en el L’Osservatore Romano, en el que recalcó la exclusión de los sacramentos de los divorciados que se hayan vuelto a casar. Dado el carácter sexual de su relación, supuestamente viven en pecado mortal, a no ser que convivan “como hermano y hermana” (!).Algunos observadores se preguntan con preocupación: ¿sigue el papa emérito Ratzinger actuando como una especie de papa en la sombra a través del arzobispo Müller y de Georg Gänswein, el secretario personal de Ratzinger y prefecto de la Casa Pontificia, a quien el pontífice anterior también promovió? Como cardenal, en 1993, Ratzinger llamó al orden a los entonces obispos de Friburgo (Oskar Saier), Ratisbona-Stuttgart (Walter Kasper) y Maguncia (Karl Lehmann) cuando propusieron una solución pragmática a la cuestión de la comunión de divorciados que habían vuelto a contraer matrimonio. Es típico que el actual debate, 20 años después, lo vuelva a desencadenar un arzobispo de Friburgo, Robert Zollitsch, también presidente de la Conferencia Episcopal Alemana. Zollitsch se atrevió a proponer otra vez la necesidad de replantearse la praxis pastoral del trato con los divorciados que se vuelven a casar. ¿Y el papa Francisco?A muchos la situación les parece contradictoria: aquí reforma eclesiástica, allí el trato a los divorciados; el Papa querría avanzar, el prefecto de la fe frena. El Papa piensa en personas concretas, el prefecto, sobre todo, en la doctrina católica tradicional. El Papa querría ejercer la caridad, el prefecto apela a la justicia y santidad de Dios. El Papa querría que el sínodo sobre cuestiones de familia convocado para octubre de 2014 encontrara soluciones prácticas; el prefecto se apoya en argumentos dogmáticos tradicionales para poder mantener el despiadado statu quo. El Papa quiere que este sínodo acometa nuevos avances reformistas, el prefecto, que anteriormente fue un profesor neoescolástico de Dogmática, cree poder bloquearlos de antemano. ¿Sigue teniendo el Papa bajo control a este vigilante suyo de la fe?¿Sigue el Papa emérito Ratzinger actuando en la sombra a través de Müller y Georg Gänswin?Al respecto hay que decir que el propio Jesús se manifestó de forma inequívoca contra la disolución del matrimonio. “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Marcos, 10, 9). Pero lo hizo sobre todo para favorecer a la mujer, que en aquella sociedad estaba en desventaja jurídica y social frente al hombre, el único que podía repudiar a su mujer en el judaísmo. De este modo, la Iglesia católica, secundando a Jesús, incluso en una situación social completamente distinta, debería pronunciarse expresamente en favor del matrimonio indisoluble, que garantice a los contrayentes y a sus hijos relaciones estables y duraderas.Pero el arzobispo Müller ignora evidentemente que Jesús manifestó en este punto un mandamiento tendencial que,al igual que otros mandamientos, no puede excluir el fracaso y la renuncia. ¿De verdad puede alguien imaginarse que Jesús no habría condenado el trato que actualmente se dispensa a los divorciados? Él, que protegió de forma especial a la adúltera frente a los “ancianos”, que se dirigió especialmente a los pecadores y fracasados y que incluso se atrevió a prometerles su perdón. Con razón dice el Papa: “Jesús debe ser liberado de los aburridos patrones en los que le hemos encasillado”.En vista de la actual situación de desamparo de esos millones de personas en todo el mundo que, pese a ser miembros de la Iglesia católica, no pueden participar de la vida sacramental, de poco sirve citar un documento romano tras otro sin responder de forma convincente a la pregunta decisiva: ¿por qué no hay perdón precisamente para este fracaso? ¿No ha fracasado de forma lastimosa la doctrina en lo tocante a la prevención del embarazo, sin que haya logrado imponerse en la Iglesia? Un fracaso semejante debería evitarse a toda costa en lo que respecta a la separación.En cualquier caso, la solución no es reclamar nuevos “esfuerzos pastorales” y pretender que se concedan con mayor generosidad las anulaciones matrimoniales, como sugiere el arzobispo. El auténtico escándalo para muchos católicos no es que la gente se divorcie y se vuelva a casar, sino la desvergonzada hipocresía que esconden muchas anulaciones matrimoniales… ¡incluso cuando hay varios hijos!Fue la reaccionaria estrategia de la Doctrina de la FE la que arrastró a la Iglesia a la crisis actualSolo en el año 2012, en Alemania, el porcentaje de divorcios alcanzó el 46,2% respecto a los matrimonios celebrados ese mismo año. Si partimos de las tasas actuales de divorcio y se suma a ellas el creciente número de parejas católicas que solo se ha casado por lo civil o que vive sin vínculo

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matrimonial alguno, solo en Alemania prácticamente la mitad de las parejas católicas estarían excluidas de los sacramentos. No hay que olvidar tampoco los muchos niños afectados por la distorsionada relación de sus padres con la Iglesia. Se trata, por tanto, de problemas pastorales de mayor alcance que cuestionan de forma radical la credibilidad de la Iglesia oficial y del Papa.Fue la estrategia retrógrada de la Congregación para la Doctrina de la Fe la que arrastró a la Iglesia a la crisis actual y la que tuvo como consecuencia el abandono de la Iglesia de millones de personas, en particular el de aquellos divorciados que contrajeron segundas nupcias y a los que se excluyó de los sacramentos. Haría un daño tremendo a la Iglesia católica que 50 años después del Concilio Vaticano II se estableciera en el Vaticano un nuevo cardenal Ottaviani —jefe entonces de la Congregación para la Doctrina de la Fe, o Inquisición— que se sintiera llamado a imponer su visión conservadora de la fe al Papa y al concilio; o a la Iglesia entera.E infligiría un daño inmenso a la credibilidad del papa Francisco que los reaccionarios del Vaticano le impidieran poner en práctica lo antes posible lo que predica con sus palabras y sus gestos, llenos de caridad y sentido pastoral. La curia no puede dilapidar el enorme capital de confianza que el Papa ha reunido en sus primeros meses. Incontables católicos esperan:

—Que el Papa perciba la cuestionable posición teológica y pastoral del guardián de la fe, Müller; —Que ponga coto a la Congregación para la Doctrina de la Fe y la someta a su línea teológica

de orientación pastoral; —Que la elogiable encuesta dirigida a obispos y católicos laicos con respecto al próximo sínodo

sobre las familias desemboque en decisiones claras, fundadas en la Biblia y cercanas a la realidad.

El papa Francisco dispone de las necesarias cualidades de capitán para gobernar el barco de la Iglesia sabia y valerosamente entre las tempestades de la época; la confianza de la grey de la Iglesia le servirá de apoyo. Ante el viento de proa curial, muchas veces tendrá que navegar en zigzag. Pero, así lo esperamos, con la brújula del Evangelio (y no del derecho canónico) mantendrá el rumbo franco hacia la renovación, el ecumenismo y la apertura al mundo. Evangelii gaudium es a este respecto una etapa importante, pero ni de lejos la meta.

Hans Küng es profesor emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga.Traducción de Jesús Alborés Rey.

FRANCISCO: LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO PARA REFORMAR LA IGLESIA

Gianni ValenteAdital

28.11.2013

¿De dónde nace y cuál dirección indica la Exhortación Apostólica "Evangelii Gaudium”? Estos son sus contenidos principalesPodía ser una "simple” exhortación apostólica post-sinodal, como muchas otras. Pero Papa Francisco escribió una que representa un documento clave de su Pontificado. La ruta que sugiere los «caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años». Casi la profecía de una renovación profunda propuesta a todos los cristianos. Un texto operativo, destinado a sacudir todas las instancias y todas las dinámicas de la Iglesia; una invitación a emanciparse de todo lo que entorpece la misión de anunciar el corazón palpitante del Evangelio entre los hombres de hoy, así como son.Antes que nada está la «alegría del Evangelio», como dice la versión original escrita en español. «La alegría del Evangelio», se lee en las primeras líneas de la exhortación, «llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría». Mientras «el gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres

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superficiales, de la conciencia aislada». Incluso muchos creyentes caen en esta trampa, «se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida». En cambio, «cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos».Experimentar y proponer a los demás la salvación alegre que da Cristo resucitado y los medios de los que se sirve son la vocación de todos los cristianos, además de la razón de ser de la Iglesia. La experiencia del encuentro personal con Cristo es «el manantial de la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?». Por ello, la evangelización nunca debe entenderse como «una heroica tarea personal, ya que la obra es ante todo de Él, más allá de lo que podamos descubrir y entender. Jesús es "el primero y el más grande evangelizador”. En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios».Si la misión propia de los cristianos es la de anunciar la alegría del Evangelio, el objetivo mismo configura también las formas en las que esta se manifiesta. Todos «tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino "por atracción”». La del Evangelio es una alegría misionera que «siempre tiene la dinámica del éxodo y del don, del salir de sí, del caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá». La Comunidad evangelizadora se sumerge «en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario». Ella «acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites. Fiel al don del Señor, también sabe "fructificar”. La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña».El objetivo declarado de la exhortación apostólica es «proponer algunas líneas que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo». Y en este recorrido que el Papa propone a todos «no es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable "descentralización”». Además, la «transformación misionera de la Iglesia» prefigurada por Bergoglio, pasa a través de una renovación eclesial definida como «impororrogable». Se trata de una aventura que involucre a toda la Iglesia en «una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una "simple administración”. Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un "estado permanente de misión”».El criterio principal de esta renovación no es una teología particular ni ninguna línea de pensamiento eclesial, sino «una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación».La pastoral ordinaria, las parroquias, los movimientos, la jerarquía han sido invitados a tener una actitud de "salida”. El mismo ejercicio del ministerio petrino, según Papa Francesco, está involucrado en el dinamismo de la renovación «en clave misionera»; Bergoglio anuncia también una «conversión del papado», para volverlo «más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización». Y habla de la intención de descentralizar, dándoles un peso mayor, las conferencias episcopales y de atribuirles «alguna auténtica autoridad doctrinal», puesto que «una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera»

EN SU 1ª EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EL PAPA DEFIENDE PRESENCIA FEMENINA MÁS INCISIVA EN LA IGLESIA

28.11.2013Adital

El Vaticano lanzó, oficialmente, esta semana, el "Evangelii Gaudium" o "La alegría del Evangelio", la primera exhortación apostólica escrita exclusivamente por el Papa Francisco. El documento tiene 222

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páginas y está dividido en cinco capítulos que tratan sobre el valor del evangelio y de la fe, la transformación misionera de la Iglesia, la crisis del compromiso comunitario, la dimensión social de la evangelización, entre otros asuntos.Resaltando la "alegría del evangelio", el Papa se dirige "a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, y señalar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años". La exhortación apostólica agrega los trabajos del Sínodo dedicado a la "nueva evangelización para la transmisión de la fe”, celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012, y se basa en la "alegría de la fe", en la conversión pastoral y misionera, inclusive, del papado, y pide la reforma de estructuras eclesiales a fin de lograr una Iglesia más misionera.En el documento, el sumo pontífice invita también a las iglesias a "no cerrar" sus puertas "para que todos puedan participar de alguna manera en la vida eclesial" y porque la iglesia "no es una aduana" hay lugar para todos. También invita a cuidar a los más débiles, como las personas sin vivienda, los drogadictos, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos "cada vez más solos y abandonados", los migrantes, por los cuales pide a los países "una generosa apertura", y las mujeres que sufren "situaciones de exclusión, maltrato y violencia".El Papa también reitera la importancia de aumentar la responsabilidad de los laicos, mantenidos "al margen de las decisiones", un mayor protagonismo de los jóvenes y la ampliación de los espacios para una "presencia femenina más incisiva en la Iglesia”. E indicó que "no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura" sobre el aborto, pues "no es progresista" resolver los problemas "eliminando una vida humana", aunque reconozca que la Iglesia hizo poco para acompañar a las mujeres que se encuentran en esa situación, principalmente, en un contexto de violación o extrema pobreza.La exhortación apostólica critica también el consumismo tan evidente en el mundo actual y dice que es "una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avariento", en la búsqueda de "placeres superficiales". "Cuando la vida interior se cierra en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien".Finalmente, Francisco denuncia los ataques a la libertad religiosa y las nuevas situaciones de persecución a los cristianos, y destaca la importancia del ecumenismo como los hermanos ortodoxos.El domingo 24 de noviembre, después de la misa de cierre del Año de la Fe, el Papa ya había hecho una entrega simbólica del documento a un grupo de 36 personas, representantes de los cinco continentes, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. También recibieron la exhortación un obispo, un sacerdote y un diácono procedentes de Letonia, Tanzania y Australia, respectivamente; un grupo de religiosos, jóvenes, confirmados, un seminarista y una novicia, una familia, algunos catequistas, confraternidades, movimientos y un ciego, que recibió una versión en audio. "La alegría del Evangelio” también fue entregado a algunos artistas para resaltar el "valor de la belleza" como forma privilegiada de evangelización.El texto fue escrito por el Papa durante el mes de agosto, después de su regreso de la Jornada Mundial de la Juventud, realizada en Río de Janeiro. Este es el primer documento pontificio escrito solamente por el papa argentino, ya que la encíclica "Lumen Fidei", publicada en junio, fue escrita conjuntamente con el papa emérito Benedicto XVI.Traducción: Daniel Barrantes - [email protected]

UNA IGLESIA CASA, NO ADUANA

Religión digital, 26.11.13

Técnicamente no es una encíclica, pero como si lo fuese. La exhortación apostólica 'Evangelii Gaudium' es un documento programático, de fondo, sólo de Bergoglio, en el que marca la hoja de ruta que el Papa del fin del mundo quiere para la nueva "primavera" de la Iglesia. Francisco llegó al solio pontificio con el nombre y el lema del santo del "Repara mi Iglesia". Y, de inmediato, se puso manos a la obra. Con una pedagogía muy jesuítica y muy evangélica: "Haced lo que yo hago". Primero dio ejemplo con su vida y su testimonio y, ahora, pone por escrito el sueño de una Iglesia "reparada y reconstruida".

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En el frontispicio de esa nueva Iglesia reconstruida luce una palabra: "Casa del Padre". Y por si quedaba alguna duda, el Papa añade: "La Iglesia no es una aduana", que controla la vida de las personas, fiscaliza sus ideas, creencias y pertenencias y da carnets de perfección evangélica. La Iglesia, según Francisco, no es para los "perfectos", sino para los pecadores.El cambio de orientación y de tendencia es brutal. Y va a dar mucho que hablar. Porque el Papa apuesta por una Iglesia a la intemperie, que se arriesga, que sale, que se mete en el barro de la vida de la gente, que aporta esperanza a los empobrecidos y tirados en las cunetas del mundo, que vive en su seno la alegría del seguimiento de Jesús. Primero, el Evangelio y después, la doctrina, en contra de lo que "obsesivamente" se venía insistiendo hasta ahora: doctrina repetida una y mil veces para dar apariencia de seguridad. Ante esa dinámica el mundo le daba la espalda a la Iglesia y se producía una estampida silenciosa de fieles que, desencantados, se iban sin dar portazos, hacia la indiferencia.Para detener esta hemorragia silenciosa, Francisco propone una Iglesia-casa del Padre, con las puertas siempre abiertas, con luz y transparencia, sin nada que ocultar, con flores en las ventanas y calor de hogar, aunque, eso sí, formada por pecadores. Y para conseguir esa Iglesia doméstica propone abrir una serie de puertas, para que entre el aire fresco y ventile la casa eclesial. Éstas son, entre otras, las 10 puertas de la Iglesia de Bergoglio:

Los 10 cambios que propone el Papa

La reforma de las estructuras eclesiásticas. El Papa quiere una Iglesia mucho más descentralizada y eso pasa por una mayor colegialidad y sinodalidad. Es decir, en lenguaje civil, por una mayor democratización. Una democracia que entrará en la Iglesia a través del mayor protagonismo de las Conferencia episcopales, desactivadas en la larga etapa involutiva anterior, y por la recuperación de la sinodalidad a todos los niveles de la estructura

Entre las reforma estructurales, el Papa se atreve a hablar incluso de la reforma del propio papado. Del que dice algo impensable hasta ahora: que del "papado no puede esperarse la palabra definitiva y completa de todas las cuestiones que tienen que ver con la Iglesia". Un papado democratizado. Un Papa "primus inter pares" y no un Papa-rey. Es el fin de la época imperialista del papado romano.

Activar la corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia, para que realmente la sientan y la consideren suya. Desclericalizarla de arriba abajo. Que pase de ser una estructura piramidal a otra circular: Iglesia pueblo de Dios y casa de todos. Porque "Iglesia somos todos".

Dar en la Iglesia un mayor protagonismo a la mujer, aunque el Papa vuelve a cerrar a la "discusión" el tema del sacerdocio femenino. Posiblemente, porque no lo vea maduro para el sensus fidelium y, por lo tanto, podría provocar desunión y hasta cismas o rupturas entre los hermanos de la casa eclesial.

Volver a poner a la Iglesia en estado de misión, de salir a las periferias, de ser realmente "misionera". La Iglesia de las ovejas perdidas. La Iglesia voz de los sin voz. La Iglesia que deja de ser autorreferencial y mirarse al ombligo.

Una Iglesia que sale de sus parroquias, movimientos y grupos estufa para llevar esperanza a los empobrecidos. Una Iglesia entendida como "instrumento de Dios para la liberación y la promoción de los pobres". Iglesia de los pobres y para los pobres que, por algo, son los preferidos de Dios.

Una Iglesia libre frente a los poderes del mundo y con capacidad de denuncia profética. Y desde su libertad, una Iglesia que diga un triple no: a la economía de la exclusión, a la nueva idolatría del dinero y a las disparidades que engendra la violencia sistémica del capitalismo sin alma.

Una Iglesia atenta de nuevo a los "signos de los tiempos" de los que hablaba el Concilio, especialmente a la sociedad de la información. Una Iglesia que, sin perder su esencia doctrinal, sepa

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comunicarse con la gente en el lenguaje actual. Ofreciendo "vino viejo en odres nuevos". Hasta en las homilías de los curas.

Una Iglesia con las puertas siempre abiertas para todos y en cualquier momento. Por eso, el Papa exige que los sacramentos (bautismo, penitencia, confirmación, eucaristía, matrimonio y unción) sean para todos, no sólo para los perfectos. Porque es el enfermo el que necesita al médico.

Una casa eclesial donde reine la alegría. Es la palabra que más repite el Papa en su hoja de ruta. Consciente de que, como decía, Santa Teresa, "un santo triste es un triste santo".

José Manuel Vidal

EN SU 1ª EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EL PAPA DEFIENDE PRESENCIA FEMENINA MÁS INCISIVA EN LA IGLESIA

1 de diciembre de 2013  Adital

El Vaticano lanzó, oficialmente, esta semana, el “Evangelii Gaudium” o “La alegría del Evangelio”, la primera exhortación apostólica escrita exclusivamente por el Papa Francisco. El documento tiene 222 páginas y está dividido en cinco capítulos que tratan sobre el valor del evangelio y de la fe, la transformación misionera de la Iglesia, la crisis del compromiso comunitario, la dimensión social de la evangelización, entre otros asuntos.Resaltando la “alegría del evangelio”, el Papa se dirige “a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, y señalar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”. La exhortación apostólica agrega los trabajos del Sínodo dedicado a la “nueva evangelización para la transmisión de la fe”, celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012, y se basa en la “alegría de la fe”, en la conversión pastoral y misionera, inclusive, del papado, y pide la reforma de estructuras eclesiales a fin de lograr una Iglesia más misionera.En el documento, el sumo pontífice invita también a las iglesias a “no cerrar” sus puertas “para que todos puedan participar de alguna manera en la vida eclesial” y porque la iglesia “no es una aduana” hay lugar para todos. También invita a cuidar a los más débiles, como las personas sin vivienda, los drogadictos, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos “cada vez más solos y abandonados”, los migrantes, por los cuales pide a los países “una generosa apertura”, y las mujeres que sufren “situaciones de exclusión, maltrato y violencia”.El Papa también reitera la importancia de aumentar la responsabilidad de los laicos, mantenidos “al margen de las decisiones”, un mayor protagonismo de los jóvenes y la ampliación de los espacios para una “presencia femenina más incisiva en la Iglesia”. E indicó que “no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura” sobre el aborto, pues “no es progresista” resolver los problemas “eliminando una vida humana”, aunque reconozca que la Iglesia hizo poco para acompañar a las mujeres que se encuentran en esa situación, principalmente, en un contexto de violación o extrema pobreza.La exhortación apostólica critica también el consumismo tan evidente en el mundo actual y dice que es “una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avariento”, en la búsqueda de “placeres superficiales”. “Cuando la vida interior se cierra en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien”.Finalmente, Francisco denuncia los ataques a la libertad religiosa y las nuevas situaciones de persecución a los cristianos, y destaca la importancia del ecumenismo como los hermanos ortodoxos.El domingo 24 de noviembre, después de la misa de cierre del Año de la Fe, el Papa ya había hecho una entrega simbólica del documento a un grupo de 36 personas, representantes de los cinco continentes, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. También recibieron la exhortación un obispo, un sacerdote y un diácono procedentes de Letonia, Tanzania y Australia, respectivamente; un grupo de religiosos, jóvenes, confirmados, un seminarista y una novicia, una familia, algunos catequistas,

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confraternidades, movimientos y un ciego, que recibió una versión en audio. “La alegría del Evangelio” también fue entregado a algunos artistas para resaltar el “valor de la belleza” como forma privilegiada de evangelización.El texto fue escrito por el Papa durante el mes de agosto, después de su regreso de la Jornada Mundial de la Juventud, realizada en Río de Janeiro. Este es el primer documento pontificio escrito solamente por el papa argentino, ya que la encíclica “Lumen Fidei”, publicada en junio, fue escrita conjuntamente con el papa emérito Benedicto XVI.

ºTraducción: Daniel Barrantes – [email protected]

EL PAPA FRANCISCO: “EL SACERDOCIO RESERVADO A LOS VARONES, NO SE PONE EN DISCUSIÓN”

Olga Lucía Álvarez Benjumea, ARCWP1 de diciembre de 2013

evangelizadoradelosapostoles

¿Qué espera del Papa Francisco respecto al sacerdocio femenino? No hace mucho me hicieron esta pregunta, y respondí: Del Papa Francisco, como Papa no espero nada y menos cambios dogmáticos o doctrinales, él está bajo del “poder” de la Curia. Lo que Francisco está haciendo es desafiándonos a vivir el Evangelio encarnado en el Pueblo con los hijos/as de Dios. Eso es suficiente, es y ha sido lo más importante en la historia del Cristianismo y de la Iglesia. El anuncio del Evangelio es justicia e igualdad. Si se predica, anuncia y se hace lo contrario, se gesta la injusticia y la opresión, no habrá cambios, ni reformas y se aborta la PAZ! La puerta del Evangelio queda abierta para todas/os mujeres y hombres de buena voluntad!Para muchas/os queda la inquietante pregunta sobre el Canon 1024, que dice que solo varones bautizados pueden acceder al sacramento del Orden. Hasta ahora, nadie ha dado respuesta de qué clase de agua es la que se usa para bautizar a los varones, o qué palabras son las diferentes en el bautismo de un varón son usadas y que no sean conocidas por el resto de los miembros de la Iglesia. El rito sacramental del Bautismo es totalmente igual para mujeres y hombres. Algo, hay que cambiar para no discriminar, ni marginar, a la mitad de la humanidad que somos las mujeres.Francisco, acaba de decir: “El sacerdocio reservado a los varones, no se pone en discusión”. De acuerdo no se discute, pero si se cuestiona la negación del sacerdocio femenino, ya que esto no tiene ningún argumento bíblico, ni teológico que lo sustente.El compromiso sacramental, proclamado en el momento de la consagración, ha de ser de orden inclusivo a mujeres y varones. Es el compromiso de entrega y servicio que brota desde lo profundo de las entrañas de hombres y mujeres, anunciando con alegría el Evangelio! El compromiso no puede ser solo exclusivo de los varones. La Eucaristía se hace y se vive en Comunidad! Es el celebrante, con-celebrando con la Comunidad y la Comunidad celebrando con el co-celebrante, unidos/as, juntos/as haciendo real, el compromiso de conversión, de renovación y cambio, (metanoía) construyendo el Reino de Dios, acá en la Tierra, en el Aquí y Ahora.Es imposible se nos niegue a las mujeres escuchar y seguir la voz de Dios=Conciencia.“La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, donde está solo con Dios”. GS 16Todo ser humano: hombre o mujer debemos obedecer el juicio cierto de nuestra conciencia. No nos es lícito actuar en contra de nuestra propia conciencia, ya que por principio siempre se nos enseñó y así lo aprendimos de la Iglesia: la conciencia es la voz de Dios. “En todo lo que dice y hace, se está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es bueno y recto”Catecismo de la Iglesia Católica. (n. 1778)La conciencia, siendo la voz de Dios, no es exclusiva solo para los varones. De hecho María, la Madre de Jesús, al sentir el llamado y dar el “si” sacerdotal, ella representándonos a todas la mujeres responde a dicho compromiso sacerdotal, diciendo: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho”“Lucas 1:26-38. En cada Eucaristia, es ella la que se entrega y dice: “este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre!” Señor mio, y Dios mío!

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Por ningún motivo, nos podemos sentir excluidas ante nuestro llamado al ministerio sacerdotal, todo lo contrario es nuestra responsabilidad, de servicio con alegría al Evangelio, por el Reino de Dios, en la Iglesia, con la Iglesia, llevando siempre un mensaje liberador con alegría de salvación, como lo hiciera María de Magdala y sus compañeras llevando el encargo de Jesús: “Id y decir a mis hermanos, que nos vemos en Galilea”. Mateo 28: 8-20Al igual que las mujeres de Jerusalén, aquellas que permanecieron al pie de la cruz, y le buscaron en el sepulcro, escuchamos el encargo de Jesús y con ellas y muchas más aceptamos la invitación de encontrarnos en Galilea. Allí donde no hay ansias de poder, donde no tienen cabida los imperios de la opresión, la injusticia y la desigualdad. Allí donde solo se busca la unidad en Cristo! Que nos arropa, protege y cuida amorosamente!

“Yo soy –ha dicho El- la luz del mundo,el que me sigue no anda en tinieblas”. Juan 8:12

La Primavera eclesial de Evangelii Gaudium

Jorge Costaldoat, 29.11.13

Tras una primera lectura de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, comparto algunas impresiones. Son impresiones. No ofrezco un resumen. Se trata de las resonancias que causan en mí algunos asuntos centrales del documento. Ecos que a mí y a mi modo me hacen pensar. El ámbito de libertad creado en esta Primavera eclesial hace posible compartir ideas e impresiones sin temor a equivocarse. Hay aire para la espontaneidad.

* El Papa Francisco pone a la Iglesia “en salida”. Le exige una conversión personal y una revisión estructural, en vista de la misión de anunciar el Evangelio. La misión cobra una importancia decisiva. De la “salida” depende el futuro. Se trata de llegar a todos. No hay, sin embargo, señas de ajustes doctrinales. ¿Son estos necesarios para cumplir la misión? No se abordan a fondo los temas ruidosos. Talvez no sea el momento de echarles de menos. Ya volverán…

* A la vez, la Iglesia “en salida” es la que “se abre” sin miedo a todos sin excepción. La apertura es la condición de la salida; el modo de llegar a todos, es procurando que en la Iglesia cualquiera encuentre un lugar. En ella cada cual debiera sentirse “en su casa”. Aquí y allá el Papa lamenta una Iglesia encerrada, vuelta sobre sí misma, poseedora absoluta de la verdad. Francisco parece pensar que “se llega” a todos cuando “se recibe” a todos. El planteamiento es más pastoral que doctrinal.

* El Papa transmite una convicción: el Evangelio experimentado personalmente es causa de un gozo que debiera impulsar su anuncio. La Exhortación rezuma alegría, deseos de ser cristianos… En una palabra: entusiasmo. Queda atrás, y a veces se critica, un estilo de ser Iglesia temeroso, funcionario, falto de fe. Francisco critica el clericalismo. Sacude al predicador flojo, que se extiende en el púlpito como si tuviera algo que decir y que ya nadie soporta. Le da consejos de homilética. Ataca el pragmatismo eclesiástico que ha terminado por espantar a tanta gente. Todo depende, en última instancia, de una experiencia de encuentro con Cristo. Cristo es el Evangelio. Un Evangelio que debiera impactar todos los ámbitos de la vida personal y social, y transformarlos.

* De principio a fin los pobres son los principales protagonistas del Evangelio y de la Iglesia. Esto es, al menos, lo que Francisco desea. Una “Iglesia pobre y para los pobres”. Ellos tienen un conocimiento de Dios que debiera incidir en la Iglesia en su conjunto. La opción de Dios por los pobres, y la correspondiente opción de los cristianos por ellos, es ratificada innumerables veces. Se presagia un cristianismo “al revés”. ¿Será posible algún día? Talvez alguna vez la organización eclesiástica, la moral, la liturgia y el derecho canónico arraiguen en la experiencia espiritual de los pobres. Esta es ya opinión mía. La Exhortación no va tan lejos.

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* La Iglesia debe llegar a los más diversos pobres, y en particular al pobre en cuanto “pueblo”. Es esta una convicción propia del mejor catolicismo social argentino. Bergoglio depende y es testigo del amor del sacerdote por la gente de los barrios de la periferia del Gran Buenos Aires. El evangelizador debiera ser alguien que comparta la vida de las personas comunes y corrientes; uno que se considere a sí mismo parte de un mundo de personas que tienen sueños comunes y luchan sufridamente por alcanzarlos. La noción de “pueblo” resuena de distintas maneras en América Latina. En otros catolicismos del mundo el término probablemente no dirá nada. Como nos ha sucedido tantas veces a los sudamericanos, cuando los pontífices europeos nos hablan de crisis que no son nuestras crisis.

* Llama mucho la atención que el Papa cite a las conferencias episcopales de todas las partes del mundo. Talvez este sea la novedad mayor del documento. El Papa no se cita a él mismo nunca, como ocurría en los discursos del Invierno eclesial. Da la palabra a los católicos de todos los continentes. ¡Los toma en cuenta! Desea descentralizar el gobierno de la Iglesia. Abre la posibilidad del catolicismo policéntrico deseado por las iglesias no-europeas, augurado y auspiciado por Karl Rahner. ¿Llegará a ser la Iglesia, por fin, culturalmente universal? ¿Vendrán los cambios estructurales que harán posible este desplazamiento? Los latinoamericanos los queremos. Tal vez mucho más los asiáticos, los africanos y los pueblos de Oceanía.

La necesidad de la Iglesia hoy es enorme. Los pobres más que nadie necesitan que, en un contexto de individualismo egoísta y estructurado económicamente, la Iglesia se ponga de su parte. No pueden seguir siendo excluidos. El destino universal de los bienes y la búsqueda del bien común, debieran a ser los grandes principios organizadores de la sociedad. De esto depende el efectivo respecto de la dignidad de todos. Por cierto, Francisco anima a los católicos a reconocer que en la actualidad la Iglesia es solidaria. Lo es de tantas maneras. Pero pide más. Exhorta a descubrir en el cristianismo una religión esencialmente fraternal. En este contexto la Iglesia debiera aportar modos comunitarios de existencia.

Francisco habla claro, es directo, hasta confrontacional. No quiere herir a nadie. Pero no tiene tiempo que perder. Dice lo suyo. Lo dice sin ánimo de ser infalible. El asunto no es primariamente la verdad, sino la realidad del prójimo, comenzando por los últimos. Por lo mismo, como ya venimos viendo desde hace un tiempo, él mismo se expone a la opinión de los demás. Pareciera no temer la crítica. Cree en el diálogo. Si alguien lo rebatiera no cometería pecado. Pero encontraría a alguien que le interesa la verdad de veras. La verdad que equivale a la “realidad” de la vida de las personas.

* Cambió el interlocutor. El Papa Francisco no habla al filósofo, al agnóstico, al católico ilustrado, al obispo que tiene que controlar a su grey con la teología. El nuevo interlocutor es el evangelizador, los intelectuales “de a pie”, la gente común y corriente, el sacerdote desencantado o en crisis que necesitaba que alguien creyera en él y le sacara trote.Estas son mis impresiones. Son estrictamente personales. Son algunas. Basta por ahora. No se puede dar fácilmente razón de un texto tan rico.

FRANCISCUS, UN MITO EN PROCESO DE ENSAMBLAJE

Armando B. GinésRebelión

02-12-2013

El neoliberalismo necesita una fachada amable para hacer soportable sus inclemencias ideológicas, sus graves consecuencias sociales y sus descarnadas políticas desplegadas contra los pobres en todo el mundo. La aparición del cardenal Bergoglio como jefe máximo del catolicismo se inscribe en un nuevo paradigma estratégico de las elites mundiales. El cataclismo vital provocado por el neoliberalismo durante los últimos decenios del siglo XX hasta hoy precisa de un contrapeso de alivio para los sufrimientos infligidos a la clase trabajadora y a las capas de población más desfavorecidas.

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Nadie mejor que el poder católico, con sucursales nacionales repartidas en los cinco continentes, para que haga florecer un renovado mensaje rebosante de esperanzas inconcretas pero muy efectistas que puedan comprar los pobres y marginados para sentir más llevaderas sus penas existenciales. En este sentido, la iglesia católica tiene una experiencia contrastada de siglos al servicio de las elites hegemónicas a través de la historia. Siempre ha considerado a los pobres como sus clientes predilectos, a los que ha neutralizado sus conatos de ira y justicia social a base de bellas doctrinas para que el dolor tuviera una razón de ser trascendente y especial. Los intereses de la sumisión y el silencio paciente aquí en la Tierra tendrían su recompensa en el más allá, en un no lugar indeterminado y eterno llamado cielo por pura convención utilitaria. Este catecismo irracional ha funcionado bien en contextos muy dispares. ¿Por qué ahora no habría de hacerlo por enésima vez y con idéntica fortuna?  Desde la entronización de Francisco en Roma estamos asistiendo al proceso de creación de un personaje público a través de gestos y palabras que levanten unos perfiles del inédito líder para su consumo masivo sin reflexión previa. La mercadotecnia está jugando un papel destacado en este desarrollo consciente de construir un mito de dimensiones internacionales, muy al gusto de las características tradicionales de la sección jesuita cristiana. Se está diciendo lo que la masa quiere oír, lo que flota en el ambiente de modo natural con enjuagues morales y éticos implementados mediante técnicas psicológicas de propaganda que hunden sus raíces en un eclecticismo e infantilismo calculados y sencillos sin nombrar a las cosas directamente ni tampoco a las relaciones complejas entre ellas tal cual son. El discurso está repleto de eufemismos, circunloquios y evasivas con el propósito de eludir con elegancia y de una manera trivial y falsamente comprometida con el que sufre los verdaderos problemas de la globalización financiera y especulativa. Se configura así una realidad amorfa, desvirtuada, exenta de antecedentes y consecuentes, sin voluntad, basada en parámetros no mensurables por la razón humana. Se habla de valores nocivos, de males absolutos y de generalidades vacías de contenidos contextuales para dirigir el pensamiento colectivo a asuntos meramente circunstanciales y vivenciales, personales y privados. Al parecer, siguiendo los discursos vaticanos, la etiología de la actualidad no tiene orígenes estructurales ni proyección política y menos aún histórica. Nada de lo que sucede ha sido causado por nadie, simplemente es como es porque los seres humanos somos pecadores y cada cual llevamos dentro de sí un demonio que a veces nos tienta y nos hace caer en la perdición y en las tinieblas contra natura. Mediante la sistematización de este discurso, la autoría de la realidad se prorratea con la masa, diluyéndose así la responsabilidad de las elites en medio de un mensaje tramposo, eficaz para sus intereses de clase y culpabilizador de las gentes del común, mujeres sojuzgadas por el machismo, inmigrantes buscando a la deriva un mendrugo de pan, trabajadores abocados al paro, jóvenes condenados a sobrevivir sin futuro… El regate semántico resulta magnífico: los pobres se escuchan a sí mismos sus propios gritos desgarradores, sus lamentos individuales y se duelen en el misterio inescrutable del poderío inefable de dios al tiempo que los ricos, ociosos y explotadores, expanden una ideología ad hoc para lavar sus privilegios al calor universal de la religión cristiana, acogedora y pacificadora en un todos indiferenciado e integrista. La maldad siempre tiene cura convirtiendo el conflicto social en mera coyuntura o accidente natural. Los efectos sin causa no tienen autoría reconocida. Jaque mate a los críticos y rebeldes. La figura de Bergoglio transformado en Francisco no ha emergido de un milagro espontáneo. Representa una alternativa perfectamente moldeable por el régimen neoliberal vigente. Ha surgido de los escombros sociales y de la guerra de clases subyacente. Procede de América de Sur, el primer laboratorio del neoliberalismo, donde las respuestas políticas de izquierdas han registrado un mayor auge e intensidad en las décadas precedentes: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Brasil, Honduras… Han sido iniciativas que han puesto cerco al capitalismo en mayor o menor medida. Con inmenso apoyo popular han hecho frente al robo neoliberal de sus recursos naturales y humanos. Ni siquiera el catolicismo ha sido capaz de oponerse con éxito y contrarrestar la fuerza que brotaba con furia desde abajo, de la injusticia social y de la explotación capitalista. La globalización no tiene más remedio que vacunar a esas multitudes atípicas y la probable contaminación de ideas de progreso o revolucionarias al resto del mundo, principalmente con destino a los países occidentales. Hay que someter a los damnificados por el ciclón neoliberal de cualquier manera, meterlos en cintura para que no germinen idearios y programas políticos que cuestionen radicalmente al capitalismo ni a sus

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mecanismos mediáticos de sostén y dominación cultural. Francisco se convertirá a no tardar mucho en un icono a reproducir hasta la saciedad para contener las veleidades de izquierda que pudieran echar raíces en los segmentos más levantiscos del pueblo llano. El papa parece uno de los suyos, de esta forma, serán más fácilmente maleables y reconducidos al rebaño conciliador. Movimiento audaz donde los haya. En ese ambiente de pobreza material globalizada surge Francisco, un jesuita con mote o apelativo franciscano, una ambivalencia excelentemente urdida por los gurús en la sombra y publicistas vaticanos. Jesuita erudito que piensa lo que dice y dice lo que se quiere escuchar sin señalar a nadie, obviando las causas estructurales de las sociedades de nuestro tiempo sujetas al capitalismo neoliberal y a sus mercados fantasmales; el jesuita de corte y confección clásica enfrentado a sus hermanos marxistas de la teología de la liberación con el fin de desactivar los escoramientos izquierdistas que pongan en peligro el statu quo en vigor. Su frugal y humilde amor franciscano le viene bien para hacer brotar las simpatías de gentes de toda laya y condición. No hay esquizofrenia en tal personaje doble, la primera imagen, latente, sirve para guiñar el ojo cómplice a la elites mientras que la segunda, muy patente, provoca el furor enardecido de aquellos que nada tienen ni esperan ni del presente ni del porvenir, únicamente son portadores de sus brazos extendidos para tocar al líder complaciente e incontestable, a la encarnación de un dios fundamentalista, omnipotente y misericordioso que empatiza estéticamente con su miseria inapelable. Pese a lo dicho, el factor papa aún está cargándose en toda su plenitud operativa… Espere, por favor, su encíclica de estreno será un best-seller de impacto colosal. Después de los liderazgos antediluvianos y ultraconservadores de Wojtyla y Ratzinger resulta obligado ofrecer al populacho un pontífice con hechuras más campechanas, desenvueltas y altruistas. Esto es, todo lo que necesita el neoliberalismo para aplacar su mala conciencia y combatir a la vez a las izquierdas o bloques sociales de progreso que pudieran entrar en el escenario público en un futuro inmediato. Francisco es una herramienta imprescindible para la época poscrisis de porte medieval que se avecina por el horizonte más próximo. El neoliberalismo y la iglesia católica, apostólica y romana cubren esferas distintas, sin embargo sus campos de acción son complementarios y están interconectados por túneles vedados al ojo humano. Allí donde el primero causa destrozos, acude presto el cristianismo redentor para una intervención quirúrgica de urgencia sobre el alma maltrecha del enfermo por demasía de pus capitalista. Así, ad infinitum, en un círculo sin escape posible para el pobre que caiga en su abrazo caritativo e ideología pueril y simplista. Una vez restañada superficialmente la herida, vuelta al redil capitalista, a ser explotado de nuevo como dios manda. La cura lleva consigo un antídoto de alta concentración para apaciguar espíritus rebeldes y soluciones políticas radicales. La fe irracional mueve montañas, no obstante también impide el pensamiento autónomo y social. Alivia los síntomas, pero de igual manera atonta el entendimiento cabal. El neoliberalismo, en suma, produce miseria para alimentar a la religión católica. Dialécticamente, pues el catolicismo seda a los pobres para ofrecer en sacrifico su sangre al régimen capitalista. Ambos se necesitan imperiosamente; la plusvalía obtenida se reparte a pachas sin testigos molestos ni intermediarios que cobren comisión.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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'EVANGELII GAUDIUM', VIERNES NEGRO Y LAS TRAMPAS DEL CAPITALISMO

  Caminando con el pueblo

Juan Francisco Martínez 01 DE DICIEMBRE DE 2013

©Protestante Digital 2013

 Aún los cristianos que estamos listos a ser críticos del sistema capitalista lo vivimos como normativo.   La semana pasada el Papa Francisco publicó su primera exhortación apostólica en la que presentó algunos de las prioridades de su papado. Durante esta misma semana aquí en Estados Unidos celebramos dos actividades que reflejan la contradicción de nuestras prioridades nacionales. El jueves celebramos el día de acción de gracias. Pero el viernes (y en muchas tiendas el mismo jueves) se celebró la mayor orgía materialista anual de EEUU, el famoso viernes negro.

Mientras el papa condenaba la idolatría del dinero, aquí le estábamos rindiendo culto.  Evangelii Gaudium  condenaba un sistema económico en el que no es noticia la muerte de un anciano expuesto a los elementos, pero la noticia aquí tenía que ver con los pleitos en las colas entre las personas que estaban esperando entrar a los centros comerciales para conseguir algún producto barato. Hablamos de parar para dar gracias el jueves, pero cerramos nuestro agradecimiento buscando comprar más cosas.  Evangelii Gaudium  o viernes negro, que ironía.

Las palabras del papa nos golpean a los evangélicos en EEUU porque muchos de nosotros estamos comprometidos con el capitalismo, casi creyendo que este sistema es bíblico. Aun los cristianos que estamos listos a ser críticos del sistema lo vivimos como normativo. Rara vez nos preguntamos si otro sistema económico podría ser más humano y más parecido a los valores del evangelio.

Las palabras del papa hacen un análisis profético del lado anti-humano del capitalismo. Pero también llaman a la iglesia a servir. Francisco dijo que “prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades.” Creo que esas palabras tendrían una aplicación directa a muchas iglesias evangélicas que nos hemos acostumbrado a tener grandes edificios y a asumir que necesitamos muchas cosas para servir fielmente al Señor.

Por supuesto, unas palabras como estas son fáciles de decir, pero difíciles de vivir. ¿Podremos tomar en serio que los bienes de las iglesias son para servir a otros, no para nuestro propio beneficio? ¿Podremos reconocer que todo sistema humano es quebrantado y que puede hacerle daño a otros, si no vivimos los valores del reino? ¿Tendremos el valor de vivir de una manera que confrontar la idolatría del dinero?

Por supuesto, que ya hay personas preguntando si el papa estará dispuesto a utilizar los bienes de la Iglesia Católica Romana para ayudar a los pobres. Eso lo tendrá que tratar el papa con sus feligreses.

Pero nosotros los evangélicos tenemos que confrontar el hecho de que fácilmente nos hacemos presa de los valores y las prácticas del capitalismo materialista. Que el Señor nos ayude a celebrar el gozo del evangelio que nos llama a reconocer que verdaderamente es “más bienaventurado dar que recibir”.

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LAS MUJERES, ¿SACERDOTES EN LA IGLESIA?

José Mª Castillo, 02-Diciembre-2013

Comprendo que haya bastantes mujeres decepcionadas con la reciente exhortación del papa Francisco. Lo mismo que, sin duda, habrá otras que ahora se sientan más seguras ante lo que ha dicho este papa innovador. Mi punto de vista representa poco en éste y en tantos otros asuntos. Pero, sea mucho sea poco, quiero dejar claro, de entrada, que estoy de acuerdo con lo que dice Francisco sobre la mujer en la exhortación “Evangelii Gaudium”. Con tal que se tenga en cuenta que el mismo papa, en esta exhortación (que no es una encíclica y menos aún una definición dogmática), les dice a los obispos y a los teólogos que, en el asunto concreto de la ordenación sacerdotal de mujeres, “hay un gran desafío”. Y por eso les dice a los entendidos en estos temas que  “podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia” (nº 104). El asunto, por tanto y en lo que se refiere a la ordenación sacerdotal de mujeres, no está cerrado, sino que está en un proceso de búsqueda, cosa que intentaré explicar en lo que yo puedo alcanzar sobre el tema.El papa Francisco insiste en la necesidad de que la Iglesia retorne a la vivencia integral del Evangelio. Pues bien, si es que eso se toma en serio, vamos en serio a poner en práctica lo que dice el papa. Y, en tal caso, lo que en el Evangelio encontramos es que Jesús no ordenó de sacerdote a nadie. No a mujeres, por supuesto. Pero tampoco a hombres, ni siquiera a los apóstoles como se suele decir con más ignorancia que conocimiento de causa. De “sacerdotes”, no se habla en la Iglesia hasta el s. III. Y de “orden” y “ordenación”, deberíamos saber que el “ordo”  ni pertenece al lenguaje bíblico, sino que es un término y una institución que se tomó de la organización de la sociedad romana. Y eso se hizo también cuando ya estaba bien entrado el s. III.No me detengo en otras explicaciones de historia. Para una información de urgencia, como es el caso, mi punto de vista es que, si Jesús no pensó en sacerdotes, sino que, por el contrario, tuvo conflictos mortales con los sacerdotes, ¿es lo mejor para la Iglesia aumentar el peso del clero y engordar un estamento que se ha apropiado el poder y los privilegios, en detrimento de todos los demás creyentes en Jesús? ¿vamos a potenciar con mujeres ese estamento que se está extinguiendo  porque cada día hay menos hombres que quieran formar parte de ese colectivo? Si Jesús no pensó en clérigos o en sacerdotes, ¿los vamos a mantener nosotros, incluso los vamos a potenciar con sacerdotisas?Entonces, ¿una Iglesia sin clero? Pues sí. ¿Y qué? Jesús escogió doce apóstoles. Pero, a juicio del cristianismo naciente, aquello tuvo la finalidad de que aquellos hombres fueran testigos de la resurrección de Jesús. Por eso, a Judas se le buscó un sustituto (Matías). Pero después, a medida que fueron muriendo los demás apóstoles, a ninguno se le buscó otro sustituto. El Evangelio habla de discípulos ejemplares, seguidores que tenían que anteponer el vivir como vivió Jesús a cualquier otra cosa, incluso  el entierro del propio padre. Pero, ¿gente con poderes y privilegios? De ninguna manera. Jesús los quería “los últimos”, los “sirvientes” y “esclavos” de todos. Eso es lo que dice el Evangelio. Lo demás, lo hemos ido inventando y engrosando los mortales. Para vivir de eso. ¿Que queremos vivir como vivió Jesús? ¿Y quién se lo impide a las mujeres? Jesús no quería gente con poderes, sino seguidores fieles de su forma de entender la vida.¿Y qué hacemos con los sacramentos? Que cada comunidad decida, en cada caso, quién coordina, organiza o gestiona, como se hace en todas las instituciones y grupos humanos. ¿Y lo que dijo el concilio de Trento en su ses. VII? Antes de 1980 demostré, citando al detalle las Actas del Concilio (“Símbolos de libertad”, 1981, cap. 8), que lo que se afirma en esa sesión no es doctrina de fe. Se puede pensar de otra menara y hacer las cosas de forma distinta. Lo que importa no es quién tiene este poder o el otro. Lo que de verdad nos importa es vivir como vivió Jesús.  Del tema del aborto, hablaré otro día.

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FRANCISCO, ¿UN PAPA SOCIALISTA?

Redacción de Atrio, 04-Diciembre-2013

Un artículo de Laurence Desjoyaux, publicado en la revista La Vie el pasado viernes, 29 de Noviembre. En él se analiza la controversia surgida por el componente económico de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium publicada el martes anterior.Lo más interesante son los artículos de opinión que él cita y resume. No los hemos podido traducir todos, pero hemos conservado los vínculos al texto original.También es interesante ver los comentarios en la revista cristiana La Vie, aunque estamos seguros que los de ATRIO no irán a la zaga.“Esta vez, no hay duda: el papa Francisco es socialista” titula Rue 89 un artículo dedicado a la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el primer texto escrito por Francisco.Para este sitio de Internet “desde el martes podemos decir con seguridad que el papa Francisco es ferozmente antiliberal e incluso… socialista”. Si bien toma nota de todas formas: “El papa Francisco aún no es un marxista, aunque dijo hace poco que los hombres eran esclavos y debían  liberarse de las estructuras económicas y sociales que nos reducen a la esclavitud“.Entre otros pasajes de la exhortación apostólica puestos de relieve por Rue 89 se encuentra lo siguiente: “Al igual que el mandamiento ’no matar’ plantea un límite claro por el valor de la vida humana, hoy debe decirse ‘no a una economía de la exclusión y la desigualdad social’. Tal economía mata”.

No al dinero que nos gobierna en lugar de servirnos

La revista The Atlantic de EE.UU. lleva el análisis más allá, ofreciendo una analogía entre el pensamiento del papa Francisco y el economista húngaro Karl Polanyi, crítico de la economía de mercado autorregulado. “Karl Polanyi es conocido por su libro La gran transformación, sobre todo por una idea explicada en este libro, que recuerda así Heather Horn: la distinción entre ‘una economía incrustada en las relaciones sociales’ y ‘las relaciones sociales incrustadas en el sistema económico’ “. Lo que el periodista resume en una frase: “La economía debe servir a la sociedad y no al revés”.Para ella, es en esta línea que donde se inscribe el pensamiento del papa Francisco. “Cabe señalar que el papa Francisco, en la exhortación, no requiere una inversión completa de la economía, matiza ella. Él no habla de la revolución y, obviamente, no se trata de un discurso marxista sobre el sentido de la historia. Sin embargo, Francisco denuncia específicamente el dominio absoluto del mercado en los seres humanos. Él no denuncia la existencia del mercado, pero sí su dominio”.Denunciando la primacía del mercado, el consumo y el dinero en las personas, el papa en realidad no se anda con rodeos: “Hoy en día, todo se decide en el juego entre la competitividad y la supervivencia del más apto, donde el  fuerte se come al débil. (… ) Se considera al ser humano como un consumidor, que se puede utilizar y luego desechar. (… ) Una de las razones de esta situación radica en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos en silencio su dominio sobre nosotros y sobre nuestras sociedades. La crisis financiera que estamos viviendo nos hace olvidar que tiene su origen profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Creamos nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro ( cf. Ex 32, 1-35 ) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y la dictadura de la economía sin un rostro y una verdad verdaderamente humana. La crisis global que embiste las finanzas y la economía manifiesta sus propios desequilibrios y, sobre todo, la ausencia de una orientación antropológica al reducir el ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo. (… ) No al dinero que gobierna en  lugar de servir”. En otras palabras, la crisis financiera no es sólo la falta de regulación –decirlo no es realmente una novedad– sino sobre todo una falta de colocar a las personas en el centro de la actividad económica.En cuanto a las soluciones para hacer frente a esta crisis, el Atlantic continúa el paralelismo entre Francisco y Karl Polanyi, “Polanyi propugnaba un socialismo democrático en el que los gobiernos de todo el mundo trabajaran juntos, dice Heather Horn. ¿Y sabéis qué? Esto es muy parecido a lo que el papa ofrece también. Él no piensa que el problema puede ser resuelto por una caridad individual”.

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En apoyo de sus palabras, cita el siguiente párrafo de la exhortación: “Debemos convencernos de que la caridad ‘es el principio, no sólo de las micro-relaciones: amigos, familia, grupos pequeños, sino también de las macro-relaciones: las relaciones sociales, políticas y económicas [aquí el papa cita la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI, nota de la redacción] (… ) Si realmente queremos lograr una economía mundial saludable, es necesario en esta fase histórica, una manera más eficaz la intervención, sin perjuicio de la soberanía de las naciones, a asegurar el bienestar económico de todos los países, no sólo unos pocos. “

¿Es el papa es un ignorante en economía?

Pero, ¿qué piensan los defensores del liberalismo de esta visión de un Francisco “socialista-polanyiesco”? “Por pura cortesía, yo diría que la comparación no es de las más inteligentes, sobre todo porque implica que aquellos que se alinean en favor de los pobres son de hecho los socialistas. Yo diría también que muchos cometen un error al creer que estas declaraciones indican una supuesta revolución en la Iglesia”, declara el economista liberal Philippe Chalmin reacciona al sitio Atlantic y a Rue 89. Para él, la afirmaciones del papa constituyen un clásico del género, sin mayor alcance: “Yo diría que es en última instancia una parte de una postura bastante tradicional de la Iglesia contra las finanzas, pero que no es en mi opinión la más clara si nos fijamos en la doctrina social de la Iglesia. Estamos aquí en el campo de la exhortación, las implicaciones prácticas siguen siendo relativamente limitadas, dice. Y más adelante: “Algunos dicen que soy un terrible Liberal, pero creo sin duda rm el derecho del papa a hacer tales declaraciones, esas críticas requeriría una comprensión mucho más profunda de un fenómeno complejo”.Es competente el papa en economía? Esta es la pregunta que los otros economistas liberales del del otro lado del Atlántico se esfuerzan para desmontar punto por punto, la crítica a la economía de mercado. Para el más virulento de ellos, Tim Worstall, colaborador de la revista de negocios Forbes, que también se presenta como “un buen católico, bien educado por los benedictinos”, el papa “no entiende el mundo en el que vivimos”. “Las desigualdades bajan en la medida que la gente accede a sociedades fundadas en la economía de mercado; la pobreza se redujo en los últimos 30 años a una tasa mayor de todo lo conocido anteriormente por la raza humana. Todo esto sucedió porque miles de millones de personas han sido excarceladas de los de las versiones más locas del colectivismo y fueron capaces de conseguir la mejor máquina para producir riqueza jamás creado, un cierto grado de libre mercado”.En el mismo sentido, con menos condescendencia, Samuel Gregg de la National Review estima que los presupuestos en que el papa basa su crítica no se justifica. Para él, no hay ningún país en el mundo donde el mercado sea absolutamente autónomo, y las normas y reglamentos que se aplican al sistema de la economía ya son innumerables.

Reproducir el mensaje

¿Es válido un tal juicio de incompetencia? Michael Sin Winters, desde National Catholic Reporter recuerda: “El papa Francisco no es un economista, sino un pastor (… ) Se hace hincapié en el peligro para la fe del liberalismo y del neo-liberalismo de mercado. Estos sistemas económicos no sólo han fracasado en lograr el bien común, sino que también hacen a los hombres esclavos e impiden su cumplimiento precisamente porque no dejan lugar a Dios”.Heidi Moore del diario The Guardian, más bien de izquierda, dice que “el papa Francisco entiende la economía mejor que la mayoría de los políticos”, y está “en la avanzadilla del movimiento Occupy Wall Street. “El punto crucial que el papa Francisco claramente ha identificado es que la desigualdad es el mayor desafío económico de nuestro tiempo, no sólo para los pobres sino para todo el mundo (… ). Las desigualdades de ingresos son un elemento clave en la recuperación económica. Este es también el problema que va a estar en el centro de las elecciones en Estados Unidos en 2014 [para el Senado y la Cámara de Representantes, ed]. ”Para ella, ” la diatriba del papa sobre ’La exclusión económica y la desigualdad’ va a decepcionar a quienes se creen capitalistas liberales, pero haría bien en escuchar su mensaje. (… ) Es el momento de

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cambiar nuestro enfoque sobre el capitalismo. No es para deshacerse del capitalismo, o caer en detestación de dinero o beneficios, es buscar el beneficio de una manera ética y rechazar la premisa que la explotación es el corazón de lucro”.Pascal-Emmanuel Gobry, empresario y católico francés que comenta sobre las noticias económicas va en la misma dirección. El que se describe a sí mismo como un liberal católico cree, al final de un análisis sobre la posición de la Iglesia y los católicos durante la crisis financiera, que “hay en la Iglesia un espacio para el discernimiento y la confrontación. Pero creo que, como católicos, estamos llamados a recibir el mensaje del papa en serio, humildemente, a dejarnos preguntar a nosotros mismos e integrar el mensaje mismo en nuestras formas de pensar, bajo la guía del Espíritu Santo”.Queda por ver qué otra forma de capitalismo o qué otro modelo económico hay que inventar.

LA MISIÓN FRENTE A LA INSTITUCIÓN, SEGÚN FRANCISCO

Bernardo Barranco V.La Jornada, 4 de diciembre de 2013

El arzobispo de San Pablo, Odilio Sherer, era el candidato papal de la vieja guardia. Sodano y sus llamados cuervos habían querido colocarlo como un delfín camuflado del tercer mundo frente a la candidatura de la continuidad ratzingeriana, encarnada en el cardenal Angelo Scola, arzobispo de Milán. Ninguna de estas dos apuestas prosperó debido al profundo nivel de descomposición de la curia. La Iglesia requería una nueva recomposición que hiciera frente a su aguda crisis, así lo percibió el colegio elector. Por ello, la Capilla Sixtina atestigua la manera súbita en que Mario Bergoglio se posiciona en aquel marzo turbulento que la Iglesia católica vivió luego de la inesperada e inédita renuncia de Benedicto XVI.Para muchos europeos el problema no es sólo conocer a Mario Bergoglio, sino entender Argentina. Por ello la exhortación apostólica Evangelii gaudium, la alegría del evangelio, es un manifiesto y un programa de reformas para la Iglesia católica bajo la conducción del papa Francisco, que lleva prisa por reformar la Iglesia. En realidad, el Papa ha sintetizado lo que ha venido diciendo en sus homilías, discursos y entrevistas en estos ocho meses de pontificado.Las primeras reacciones a la exhortación se han concentrado en las duras críticas al capitalismo contemporáneo. Hay críticas conservadoras, pero Francisco es congruente con la enseñanza de la Iglesia y con papas anteriores. Cambia la manera de cuestionar; Francisco es más contundente y enérgico, su estilo recuerda a León XIII (1810-1903) y desde luego se queda muy corto del modo punzante de Pío IX (1792-1878) en su Syllabus.La Evangelii gaudium debe ser leída bajo la primacía de la cultura pastoral de la colegialidad y la descentralización frente al fracaso y excesiva acumulación de poder de la curia romana. Francisco es voluntarista en el optimismo de la fe sobre el pesimismo del actual catolicismo. En todo caso la exhortación de Francisco manifiesta una clara tensión entre la misión y la institución.El razonamiento del Papa es directo, sincero y de lenguaje moderno. El título de la exhortación es igualmente importante de percibir. Hace referencia a la exhortación apostólica de Pablo VI Evangelii nuntiandi (1975) y a la constitución pastoral del Concilio Vaticano II: Gaudium et spes (1965). Ambos, textos de avanzada. También hay que reconocer la importante influencia a lo largo de todo la exhortación de Aparecida 2005, la última reunión de los obispos latinoamericanos realizada en Brasil. Igualmente, el papa Bergoglio retoma las críticas de Carlo María Martini, lúcido cardenal jesuita de Milán, fallecido en 2012, quien cuestionaba con sólidos fundamentos el daño excesivo de la burocratización clerical y la necesidad de una reforma para alcanzar estructuras más colegiadas. Francisco cuestiona una Iglesia acomodada, instalada y autorreferencial. Una Iglesia gris: gris de pragmatismo en el que todo aparentemente va a la normalidad. Bergoglio refuta una Iglesia salpicada de envidias, celos y guerras, preocupada excesivamente por sí misma, y un mundo donde triunfa una economía que mata a través de la exclusión y la inequidad. Una Iglesia prisionera del clericalismo, machismo y senilismo, que han cerrado los espacios a los laicos, las mujeres y a los jóvenes.

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La exhortación de Francisco tiene como eje central de su argumentación la necesidad de la Iglesia, en todos sus niveles, de recuperar la actitud misionera y evangelizadora. El título del primer capítulo no puede ser más elocuente: La transformación misionera de la Iglesia. Francisco pretende evangelizar la Iglesia reprochando el abuso de la constatinización, es decir, la evangelización por encima de todo poder político y simbólico de la Iglesia. Para lograr esto, requiere una estructura volcada hacia su misión. Para ello, es necesaria la descentralización de la Iglesia e incluso del poder del papado. Otorgar mayor peso y capacidad de decisión a los episcopados locales, una especie de federalización en favor de las conferencias episcopales. Repensar el papel de los nuncios también. Francisco retoma las tesis del Concilio, adormecidas sobre la colegialidad y la policentralidad de la Iglesia. Su programa es ambicioso: la conversión del papado y el fortalecimiento de conferencias episcopales locales.El Papa expresa su sueño de una Iglesia con las puertas abiertas y de manera contundente reafirma con vigor la opción preferencial por los pobres, al expresar: Si la Iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones. Pero, ¿a quiénes debería privilegiar?... Los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio.Francisco no se atreve ir más allá, ante los temas candentes contemporáneos: la mujer, los homosexuales y el celibato. Frente al aborto, reitera la posición habitual de la Iglesia, pero se reprocha: Pero hemos hecho muy poco para acompañar a las mujeres que están en situaciones muy difíciles, donde el aborto se presenta como una solución rápida de la profunda angustia. Probablemente no quiso abrir más frentes o su pensamiento no alcanza a rebasar las fronteras de las posturas tradicionales de la Iglesia en materia de la moral sexual.La reforma del papado no es una fractura. La Iglesia siempre se ha movido a través de la historia con adaptaciones a las diversas circunstancias civilizatorias por las que ha transitado. La diferencia ahora son los tiempos, Francisco quiere ir rápido; probablemente sabe que si tarda, la edad y la maliciosa curia debilitarán su proyecto.La derecha conservadora respiró con alivio ante la reiteración institucional de Francisco sobre el aborto. Pero no le perdona el reproche sobre la obsesión en el tema, cuando declaró en entrevista que no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar. No debe extrañar que las tesis de la exhortación enfaden al grupo de cardenales renacentistas, más cerca de los Medici que de San Pedro. El conservadurismo católico se siente incómodo con la Evangelii gaudium, en la forma en que el Papa condena los vicios inmorales del mercado económico mundial y su propuesta de revolución pastoral que lleva a modificar estructuras y estatus. Los privilegios de altos purpurados y actores encumbrados serán amenazados y seguro se espera una reacción. Es momento de que aparezca el progresismo católico.

ESCUELAS PÚBLICAS, CON MEJOR DESEMPEÑO QUE LAS PRIVADAS EN MATEMÁTICAS: PISA

Muestra gran desigualdad en el aprovechamiento de las entidades federativasTabasco, Chiapas y Guerrero son las que obtuvieron los más bajos resultados

Emir Olivares AlonsoPeriódico La Jornada

Miércoles 4 de diciembre de 2013, p. 15

En los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos 2012 (PISA, por sus siglas en inglés) muestran un mejor desempeño en las competencias matemáticas las escuelas públicas que las privadas, así como la prevalencia en las entidades federativas de una enorme desigualdad del aprovechamiento.La prueba asienta que entre 2003 y 2012 hubo un incremento de 28 puntos en la media nacional –aún insuficiente– en matemáticas. Este avance se debe, sobre todo, a las escuelas públicas, que lograron mejor desempeño que las privadas.En un primer análisis de los datos que arrojó la prueba PISA –elaborada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos– miembros del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) indicaron que también demostró que existe una enorme desigualdad en el desempeño en

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matemáticas, lectura y ciencias, pues varias entidades están por encima de la media nacional, mientras Tabasco, Chiapas y Guerrero son las de más bajos resultados.Se informó, además, que Oaxaca, Michoacán y Sonora no participaron en la prueba, debido a que no se alcanzó la representación mínima para el análisis.Ayer, en El Colegio de México, Silvia Schmelkes y Eduardo Backhoff, miembros de la junta directiva del INEE, presentaron una comparación entre los resultados obtenidos en 2003 y en 2012 en las competencias matemáticas de los alumnos de 15 años de secundaria y bachillerato (a quienes se aplica la prueba), así como las diferencias entre los puntajes de cada una de las 29 entidades federativas evaluadas. Por parte de la Secretaría de Educación Pública asistieron los subsecretarios de la de Planeación, Enrique del Val; Educación Básica, Alba Martínez, y Educación Media Superior, Rodolfo Tuirán.Hubo un incremento de 28 puntos en la media del desempeño en matemáticas por parte de los estudiantes mexicanos. En 2003, 50 por ciento se ubicó debajo del nivel 1 (el más bajo), en 2012 el porcentaje en ese nivel se redujo a 29 puntos. En el nivel 2 (competencia mínima) aumentó de 16 a 25 por ciento, y en el nivel 3, de 6 a 11 por ciento, aunque sólo 4 por ciento de los estudiantes mexicanos se ubica en los niveles más altos de esta prueba, del 4 al 6, en el aprovechamiento en esta materia.En PISA 2012 los jóvenes de las escuelas públicas mostraron mejor desempeño en matemáticas, al crecer 34 puntos respecto de 2003, en tanto que en los colegios privados el crecimiento fue de sólo 11 puntos.Las entidades con mejor desempeño en matemáticas son Aguascalientes, Nuevo León, Jalisco, Querétaro y Colima. Mientras Campeche, Tabasco, Chiapas y Guerrero son las de más bajo aprovechamiento.Jalisco, Nuevo León, Aguascalientes y Querétaro se ubicaron por encima de la media nacional (415 puntos) en el desempeño en ciencias. En tanto Guerrero, Tabasco y Chiapas son los más bajos, pues 72 por ciento de los alumnos guerrerenses se encuentra en los niveles 1 y por debajo de éste; en Tabasco el porcentaje fue de 63 en esos niveles, y de 68 en Chiapas.En lo que toca a comprensión de lectura, las entidades con mejores resultados son Querétaro, Distrito Federal, Aguascalientes, Chihuahua, Nuevo León y Colima. En contraparte, tuvieron bajos desempeños Tabasco, Chiapas y Guerrero.

EVANGELII GAUDIUM, UNA LECTURA

Blog de José Arrego, 04.12.13

Poco latín necesitas para traducir el título de la reciente Exhortación del papa Francisco sobre la evangelización: “El gozo del Evangelio”. Y no es fácil decir más en menos: el Evangelio es gozo. No dice que no pueda haber gozo sin Evangelio, sino que no puede haber Evangelio sin gozo. No dice que quien cree en el Evangelio no vaya a conocer la tristeza, sino que quien anuncia el Evangelio ha de procurar aliviar la tristeza en sí mismo y en los demás.No dice que baste sentirse contento sin luchar contra todo lo injusto, sino que a toda lucha sin gozo le falta corazón.

Es un texto lleno de aliento y frescura. Pero no ocultaré que no todo me gusta en él, como cuando afirma que “Jesús dio su sangre por nosotros” –para expiar nuestros pecados, se entiende– (n. 178; cf. 128, 229, 274) (la verdad es que no se entiende, y ¿a quién le puede resultar hoy buena noticia, motivo de alegría?); o cuando reivindica una mayor presencia de la mujer en la Iglesia, pero afirmando a la vez que “el sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión” (n. 104) (es decir, mantiene el modelo clerical de Iglesia, el “sacerdocio”, y ¿puede una Iglesia clerical alegrar a las mujeres y a los hombres de hoy?); o cuando habla de la defensa de los “niños por nacer”, sin hacer distinción alguna entre el cigoto de un día y el feto de cuatro meses (nn. 213-214) (lo cual contradice los datos de la ciencia, y ¿puede así la Iglesia aliviar la angustia de muchas madres o padres?). Perdura, pues, una teología tradicional.

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Dicho eso, pienso que la teología no es lo esencial en esta verdadera Encíclica del papa Francisco en forma de Exhortación. La misericordia es lo único esencial. “La primacía de la gracia” (n. 112) es lo que cuenta. Todo lo demás es superficial, ideas discutibles. Toda teología –tanto si es trasnochada como si está puesta al día– es discutible, transitoria y siempre penúltima. La teología busca decir una palabra creíble sobre la fe que nos hace vivir, pero la palabra es siempre provisional y relativa, relativa al marco de credibilidad cultural de cada uno o de cada tiempo. La entraña de la vida es lo que importa, y la compasión es lo que mueve la vida y las entrañas. De eso habla este papa, y viene a decir que todo lo demás es secundario. ¡Gracias de nuevo, papa Francisco, por decirlo tan claro, por exhortarnos sin rodeos al corazón del Evangelio, el gozo de la bondad!Leer es siempre interpretar, y más aun hacer una selección de frases de un texto cualquiera. Es lo que haré. Es mi lectura. Creo, sin embargo, que es una lectura acorde con la intención y el conjunto de esta Exhortación. También ella es, en realidad, una lectura selectiva de los textos del magisterio jerárquico precedente, como queda a la vista mirando cómo cita el Vaticano II o los documentos de los últimos papas. Sus citaciones revelan su intención de fondo, que no es atajar errores –como sucedía hasta el atosigamiento en los documentos de Juan Pablo II y Benedicto XVI–, sino animar a buscar juntos nuevas formas de decir y de vivir la alegría del Evangelio. No cita para cerrar, sino para abrir. No cita para reafirmar la doctrina tradicional “segura”, sino para invitar a renovar, a renovarse, a arriesgar. No alerta contra la innovación, sino contra el estancamiento en el pasado. No llama a repetir, sino a reinventar. Y no condena el mundo moderno, sino invita a acogerlo y escucharlo. No reclama obediencia, sino libertad solidaria, fraternidad evangélica. No insiste en los dogmas, sino en la “revolución de la ternura” (n. 88). No denuncia la cultura actual, sino la economía financiera asesina. Y afirma que el gran peligro del mundo (y de los cristianos) es la tristeza” (n. 2), no la increencia. Vuelve el espíritu de la Constitución Gaudium et Spes del Vaticano II. Vuelve el aliento.Evangelii gaudium. Dos palabras bastan, o incluso solo una: “Evangelio”, pues Evangelio significa eso, “buena noticia” o simplemente alegría. Como dijeron los ángeles –que es como decir Dios, que es como decir el Corazón de la Realidad– a los pastores de Belén – que es como decir los más pobres o los más despreciados–: “No temáis, os anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo” (Lc 2,10). Bastaba, pues con pocas palabras, pero a este papa le ha dado por hablar, y lo hace muy bien; habla ex abundantia cordis, de lo que en su corazón abunda. Pero como creo, amigo lector/a, que no dispondrás del tiempo o la calma requerida para leer las 224 páginas de esta Exhortación, te ofrezco una selección en 5 páginas con las afirmaciones que considero más importantes. Y si quieres solo una frase, quédate con ésta: “Vive un deseo inagotable de brindar misericordia (…) y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo” (n. 24).

José Arregi

Para orar

Madre María, tú que, movida por el Espíritu,acogiste al Verbo de la vidaen la profundidad de tu humilde fe,ayúdanos a decir nuestro “sí”ante la urgencia, más imperiosa que nunca,de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminospara que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga.Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,para que la alegría del Evangeliollegue hasta los confines de la tierra

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y ninguna periferia se prive de su luz.Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,ruega por nosotros.Amén. Aleluya.(Oración final de Evangelii Gaudium)

Una selección reordenada de Evangelii Gaudium

(por José Arregi)

NOTA: las cifras entre paréntesis indican los números de la Exhortación. Los títulos numerados son del autor de la selección.

1. Acoger el mundo de hoy con su evangelio

Él vive entre los ciudadanos promoviendo la solidaridad, la Fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia (71).“Llegan, a veces, a nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de algunas personas que, aun en su celo ardiente, carecen del sentido de la discreción y de la medida. Ellas no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina […] Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos acontecimientos, como si el fin de los tiempos estuviese inminente (Juan XXIII) (84).Son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado (106).La Iglesia no evangeliza si no se deja continuamente evangelizar (174).Es verdad que, en nuestra relación con el mundo, se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan (271).

2. Abrirse a un Evangelio siempre nuevo

Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina. Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual. En realidad, toda auténtica acción evangelizadora es siempre nueva (11).La Iglesia debe aceptar esa libertad inaferrable de la Palabra, que es eficaz a su manera, y de formas muy diversas que suelen superar nuestras previsiones y romper nuestros esquemas (22)Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación (27).La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”. Invito a todos a ser audaces y creativos… Sin prohibiciones ni miedos (33).Para eso, a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos (31).Los enormes y veloces cambios culturales requieren que prestemos una constante atención para intentar expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad (…) somos fieles a una formulación, pero no entregamos la substancia. Ése es el riesgo más grave. Recordemos que “la expresión de la verdad puede ser multiforme, y la renovación de las formas de

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expresión se hace necesaria” (Juan Pablo II) (41).No tengamos miedo de revisarlas (43) [las costumbres].Se desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo (83).A veces el miedo nos paraliza demasiado. Si dejamos que las dudas y temores sofoquen toda audacia, es posible que, en lugar de ser creativos, simplemente nos quedemos cómodos y no provoquemos avance alguno (129).

3. Evangelio es salir, ser “Iglesia en salida”

Hoy, en este “id” de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva “salida” misionera (…). Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (20).La Iglesia “en salida” es una Iglesia con las puertas abiertas (46). Siempre tiene la dinámica del éxodo y del don, del salir de sí, del caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá (20).A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas (47).Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en lasnormas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: “¡Dadles vosotros de comer!” (Mc 6,37) (50).

4. El Evangelio requiere permanente reforma

El Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma de sí (26).No se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones, y menos si éstas se relacionan con inseguridades afectivas, búsquedas de formas de poder, glorias humanas o bienestar económico (107).No nos quedemos anclados en la nostalgia de estructuras y costumbres que ya no son cauces de vida en el mundo actual (108).También debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización (32).No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados (16).

5. El Evangelio contra una economía que mataHoy tenemos que decir “no a una economía de la exclusión y la inequidad”. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa (53).Algunos todavía defienden las teorías del “derrame”, que suponen quetodo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante (54).Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera… A todo ello se añade una corrupción

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ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta (56).“No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos” (San Juan Crisóstomo) (57).Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética a favor del ser humano (58).Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales (202).Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado (204).¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres! (205).

6. La injusticia es la raíz de la violencia

Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. … Cuando la sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz (59).La inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos (60).En muchos lugares del mundo, las ciudades son escenarios de protestas masivas donde miles de habitantes reclaman libertad, participación, justicia y diversas reivindicaciones que, si no son adecuadamente interpretadas, no podrán acallarse por la fuerza (74).

7. Los pobres, los primeros del Evangelio

Los gozos más bellos y espontáneos que he visto en mis años de vida son los de personas muy pobres que tienen poco a qué aferrarse” (7).A veces se trata de escuchar el clamor de pueblos enteros, de los pueblos más pobres de la tierra, porque “la paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en el de los derechos de los pueblos” (Pontificio Consejo Justicia y Paz) (190).Hay un signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha (195).Quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos (…). Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas (198).

8. El Evangelio no se encierra en la doctrina

Una pastoral en clave misionera no se obsesiona por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia (35).[Si se olvida el primado de la misericordia] no será propiamente el Evangelio lo que se anuncie, sino algunos acentos doctrinales o morales que proceden de determinadas opciones ideológicas. El mensaje correrá el riesgo de perder su frescura y dejará de tener “olor a Evangelio” (39).Más que el ateísmo, hoy se nos plantea el desafío de responder adecuadamente a la sed de Dios de

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mucha gente, para que no busquen apagarla en propuestas alienantes o en un Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro. Si no encuentran en la Iglesia una espiritualidad que los sane, los libere, los llene de vida y de paz al mismo tiempo que los convoque a la comunión solidaria y a la fecundidad misionera, terminarán engañados por propuestas que no humanizan ni dan gloria a Dios (89).Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis (99).La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todoel mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio (114).La centralidad del kerygma [anuncio de la buena noticia] demanda ciertas características del anuncio que hoy son necesarias en todas partes: que exprese el amor salvífico de Dios previo a la obligación moral y religiosa, que no imponga la verdad y que apele a la libertad, que posea unas notas de alegría, estímulo, vitalidad, y una integralidad armoniosa que no reduzca la predicación a unas pocas doctrinas a veces más filosóficas que evangélicas (165).Más que como expertos en diagnósticos apocalípticos u oscuros jueces que se ufanan en detectar todo peligro o desviación, es bueno que puedan vernos como alegres mensajeros de propuestas superadoras (168).Pequeños pero fuertes en el amor de Dios, como san Francisco de Asís, todos los cristianos estamos llamados a cuidar la fragilidad del pueblo y del mundo en que vivimos (216).Aun las personas que puedan ser cuestionadas por sus errores, tienen algo que aportar que no debe perderse (236).Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carnesufriente de los demás (270).La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive, que es capaz de intervenir misteriosamente, que no nos abandona, que saca bien del mal con su poder y con su infinita creatividad (278).Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre nos devuelve la alegría (3).

9. “Mundanidad espiritual” en nombre del Evangelio

Llama la atención que aun quienes aparentemente poseen sólidas convicciones doctrinales y espirituales suelen caer en un estilo de vida que los lleva a aferrarse a seguridades económicas, o a espacios de poder y de gloria humana que se procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida por los demás en la misión (80).La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana y el bienestar personal (93).Se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del pasado. Es una supuesta seguridad doctrinal o disciplinaria que da lugar a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar (94).En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la historia. Así, la vida de la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos (95).No nos preocupemos sólo por no caer en errores doctrinales, sino también por ser fieles a este camino luminoso de vida y de sabiduría. Porque “a los defensores de ‘la ortodoxia’ se dirige a veces el reproche de pasividad, de indulgencia o de complicidad culpables respecto a situaciones de injusticia intolerables y a los regímenes políticos que las mantienen” (Congregación para la Doctrina de la fe, 1984) (194).

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10. A nueva cultura, nueva expresión del Evangelio

Una cultura inédita late y se elabora en la ciudad (73).Se impone una evangelización que ilumine los nuevos modos de relación con Dios, con los otros y con el espacio, y que suscite los valores fundamentales. Es necesario llegar allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas (74).Un programa y un estilo uniforme e inflexible de evangelización no son aptos para esta realidad (75).Se trata del encuentro entre la fe, la razón y las ciencias, que procura desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una original apologética (…). La prédica cristiana, por tanto, encuentra en el corazón cultural del pueblo una fuente de agua viva para saber lo que tiene que decir y para encontrar el modo como tiene que decirlo (133).Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo (154).

11. Un Evangelio en muchas culturas

Como podemos ver en la historia de la Iglesia, el cristianismo no tieneun único modo cultural (116).No haría justicia a la lógica de la encarnación pensar en un cristianismo monocultural y monocorde. Si bien es verdad que algunas culturas han estado estrechamente ligadas a la predicación del Evangelio y al desarrollo de un pensamiento cristiano, el mensaje revelado no se identifica con ninguna de ellas y tiene un contenido transcultural. El mensaje que anunciamos siempre tiene algún ropaje cultural, pero a veces en la Iglesia caemos en la vanidosa sacralización de la propia cultura, con lo cual podemos mostrar más fanatismo que auténtico fervor evangelizador (117).No podemos pretender que los pueblos de todos los continentes, al expresar la fe cristiana, imiten los modos que encontraron los pueblos europeos en un determinado momento de la historia, porque la fe no puede encerrarse dentro de los confines de la comprensión y de la expresión de una cultura (118).No hay que pensar que el anuncio evangélico deba transmitirse siempre con determinadas fórmulas aprendidas, o con palabras precisas que expresen un contenido absolutamente invariable (129).

12. Evangelio es también diversidad

A quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta dispersión. Pero la realidad es que esa variedad ayuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los diversos aspectos de la inagotable riqueza del Evangelio (40).Cuando somos nosotros quienes queremos construir la unidad con nuestros planes humanos, terminamos por imponer la uniformidad, la homologación. Esto no ayuda a la misión de la Iglesia (131).

13. Junto a otras Iglesias, religiones, convicciones

Tenemos que recordar siempre que somos peregrinos, y peregrinamos juntos 244).La inmensa multitud que no ha acogido el anuncio de Jesucristo no puede dejarnos indiferentes. ¡Son tantas y tan valiosas las cosas que nos unen! Y si realmente creemos en la libre y generosa acción del Espíritu, ¡cuántas cosas podemos aprender unos de otros! A través de un intercambio de dones , el Espíritu puede llevarnos cada vez más a la verdad y al bien (246).Una actitud de apertura en la verdad y en el amor debe caracterizar el diálogo con los creyentes de las religiones no cristianas, a pesar de los varios obstáculos y dificultades, particularmente los fundamentalismos de ambas partes. Este diálogo interreligioso es una condición necesaria para la paz en el mundo, y por lo tanto es un deber para los cristianos (250).Los creyentes nos sentimos cerca también de quienes, no reconociéndose parte de alguna tradición religiosa, buscan sinceramente la verdad, la bondad y la belleza, que para nosotros tienen su máxima expresión y su fuente en Dios (257).

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14. Nadie, ni el papa, tiene el monopolio del Evangelio

Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones (16).Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporáneos. Puedo repetir aquí lo que lúcidamente indicaba Pablo VI: “Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única, como también proponer una solución con valor universal” (184).En el diálogo con el Estado y con la sociedad, la Iglesia no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares (231).

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