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EVALUACIÓN DE LA ASOCIACIÓN MELOXICAM-ATORVASTATINA SOBRE LA RESPUESTA NEURONAL Y GLIAL EN UN MODELO MURINO DE ISQUEMIA CEREBRAL POR EMBOLISMO ARTERIAL LINA MARIA DE LOS REYES Trabajo de grado como requisito parcial para optar por el título de Magister en Ciencias Biológicas Director ÁNGEL ENRIQUE CÉSPEDES RUBIO Doctor en Ciencias Básicas Biomédicas UNIVERSIDAD DEL TOLIMA FACULTAD DE CIENCIAS MAESTRÍA EN CIENCIAS BIOLÓGICAS IBAGUÉ - TOLIMA 2014

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EVALUACIÓN DE LA ASOCIACIÓN MELOXICAM-ATORVASTATINA SOBRE LA

RESPUESTA NEURONAL Y GLIAL EN UN MODELO MURINO DE ISQUEMIA

CEREBRAL POR EMBOLISMO ARTERIAL

LINA MARIA DE LOS REYES

Trabajo de grado como requisito parcial para optar por el título de

Magister en Ciencias Biológicas

Director

ÁNGEL ENRIQUE CÉSPEDES RUBIO

Doctor en Ciencias Básicas Biomédicas

UNIVERSIDAD DEL TOLIMA

FACULTAD DE CIENCIAS

MAESTRÍA EN CIENCIAS BIOLÓGICAS

IBAGUÉ - TOLIMA

2014

2

3

A Dios por darme lo necesario para alcanzar los objetivos planteados.

A mi esposo y a mi hijo por su apoyo incondicional

A mi madre y hermano por acompañarme en esta travesía.

4

AGRADECIMIENTOS

El autor expresa sus agradecimientos:

Al Dr. Ángel Enrique Céspedes por su valiosa dirección y pertinente orientación.

A la Dra. Liliana Francis Turner por su preciado apoyo y oportuna colaboración.

A los integrantes de los grupos de investigación en Enfermedades Neurodegenerativas

y Modelos Experimentales para las Ciencias Zoohumanas por su compañerismo y

capacidad para compartir sus conocimientos.

A los laboratorios de Biotecnología Animal y Toxicología de la Universidad del Tolima por

su apoyo logístico.

Al Comité Central de Investigaciones de la Universidad del Tolima por la financiación de

este proyecto.

5

CONTENIDO

Pág.

INTRODUCCIÓN 14

1. OBJETIVOS 18

1.1 OBJETIVO GENERAL 18

1.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 18

2. MARCO REFERENCIAL 19

2.1 ENFERMEDADES CEREBROVASCULARES 19

2.1.1 Isquemia Cerebral 19

2.1.2 Fisiopatología de la Isquemia Cerebral 20

2.2 CÉLULAS GLIALES 32

2.2.1 Astrocitos 32

2.2.3 Microglía 37

2.2.3 Células progenitoras NG2 45

2.3 MODELOS DE ISQUEMIA CEREBRAL 45

2.3.1 Modelos focales de isquemia cerebral 48

2.3.2 Modelos globales de isquemia cerebral 51

2.4 TERAPÉUTICA DE LA ISQUEMIA CEREBRAL 52

2.4.1 Estatinas 55

2.4.2 Inhibidores de la ciclooxigenasa 61

3. MATERIALES Y METÓDOS 70

3.1 REACTIVO BIOLÓGICO 66

3.2 MODELO DE ISQUEMIA CEREBRAL POR EMBOLIZACIÓN ARTERIAL 66

6

3.3 DISEÑO EXPERIMENTAL 69

3.4 EVALUACIÓN NEUROLÓGICA 70

3.5 PERFUSIÓN Y PROCESAMIENTO DE LOS CEREBROS 70

3.6 PROCESAMIENTO HISTOLÓGICO 71

3.6.1 Supervivencia celular e integridad de la mielina 73

3.6.2 Neurodegeneración 74

3.6.3 Inmunohistoquímica 74

3.7 OBTENCIÓN Y PROCESAMIENTO DE IMÁGENES 76

3.7.1 Astrocitos 76

3.7.2 Microglía 77

3.7.3 Ciclooxigenasa 2 77

3.8 ANÁLISIS ESTADÍSTICO 77

4. RESULTADOS 79

4.1 EMBOLIZACIÓN ARTERIAL 79

4.2 EVALUACIÓN NEUROLÓGICA 80

4.3 SUPERVIVENCIA CELULAR 81

4.4 NEURODEGENERACIÓN 83

4.5 INMUNORREACTIVIDAD DE CÉLULAS GLIALES 85

4.5.1 Células precursoras NG2 85

4.5.2 Reactividad de la microglía 86

4.5.3 Reactividad de los astrocitos 93

4.5.6 Reactividad de la enzima ciclooxigenasa 2 101

5. DISCUSIÓN 105

5.1 EMBOLIZACIÓN ARTERIAL 105

5.2 EVALUACIÓN NEUROLÓGICA 106

5.3 SUPERVIVENCIA CELULAR 106

7

5.4 NEURODEGENERACIÓN 107

5.5 INMUNORREACTIVIDAD DE CÉLULAS GLIALES 108

5.5.1 Células precursoras NG2 108

5.5.2 Reactividad microglial 109

5.5.4 Reactividad de la ciclooxigenasa 2 113

6. CONCLUSIONES 117

RECOMENDACIONES 119

REFERENCIAS 120

8

LISTA DE FIGURAS

Pág.

Figura 1. Distribución de las zonas de lesión en la isquemia cerebral. 21

Figura 2. Metabolismo del glutamato neuronal soportado por los astrocitos. 34

Figura 3. Transformación fenotípica de la microglía ramificada a fagocítica. 39

Figura 4. Inducción de isquemia cerebral experimental mediante embolización arterial.

68

Figura 5. Administración de los tratamientos, pruebas comportamentales y

procesamiento de los cerebros después de la inducción experimental de la isquemia. 71

Figura 6. Zonas evaluadas mediante técnicas histoquímicas e inmunohistoquímicas en

un modelo de infarto cerebral. 72

Figura 7. Registro del score neurológico de los grupos isquémicos frente al simulado

placebo. 80

Figura 8. Densidad de la población neuronal y astrocitaria en la corteza

somatosensorial primaria de los grupos simulados e isquémicos. 81

Figura 9. Patrón de la citoarquitectura en la isquemia cerebral y frente a los

tratamientos con meloxicam, atorvastina y su asociación en la corteza somatosensorial

primaria y la CA1 del hipocampo. 82

Figura 10. Cambios en la arquitectura celular en zonas focales de la isquemia cerebral

por embolismo arterial. 83

Figura 11. Distribución de neuronas en degeneración en la isquemia cerebral embólica.

84

Figura 12. Células Fluoro Jade B positivas en la corteza piriforme en la isquemia

cerebral por embolismo arterial. 84

Figura 13. Esquematización de la distribución de células precursoras NG2 en un corte

coronal (Bregma -2,8) por efecto de la isquemia cerebral embólica. 85

Figura 14. Inmunoreactividad de células NG2 en animales simulados e isquémicos

placebo en la zona paraventricular. 86

Figura 15. Esquematización de la distribución de células microgliales en la isquemia

cerebral por embolismo arterial. Bregma -2,8. 87

9

Figura 16. Distribución de células microgliales en el foco isquémico a las 120 horas, en

isquemia cerebral embólica. 88

Figura 17. Cambios morfológicos microgliales en zonas perifocales y focales en los

animales isquémicos. 89

Figura 18. Inmunorreactividad de células microgliales en la isquemia cerebral embólica

y frente a los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación en la fimbria

del hipocampo. 90

Figura 19. Evaluación de la reactividad microglial en la isquemia cerebral por

embolismo arterial y frente a los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su

asociación, en la fimbria del hipocampo. 91

Figura 20. Densidad y longitud microglial de los grupos simulados tratados con

meloxicam, atorvastatina y su asociación en la fimbria del hipocampo. 92

Figura 21. Reactividad astrocitaria en isquemia cerebral embólica y frente a los

tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la zona hipocampal CA1.

94

Figura 22. Densidad global de los astrocitos en la isquemia cerebral embólica y frente

a los tratamientos con meloxicam, atorvastina y su asociación en la CA1 hipocampal. 95

Figura 23. Reactividad astrocitaria en la isquemia cerebral y frente a los tratamientos

con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza somatosensorial. 96

Figura 24. Densidad global de los astrocitos en la isquemia cerebral embólica y frente

a los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza

somatosensorial. 97

Figura 25. Reactividad de los astrocitos en la isquemia cerebral embólica y frente a los

tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en el cuerpo estriado. 98

Figura 26. Densidad global de los astrocitos en isquemia cerebral embólica y frente a

los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en el cuerpo estriado. 98

Figura 27. Evaluación de la densidad y longitud celular de los astrocitos, en los grupos

simulados tratados con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la CA1

hipocampal. 99

10

Figura 28. Evaluación de la densidad y longitud celular de los astrocitos en los grupos

simulados tratados con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza

somatosensorial. 100

Figura 29. Esquematización de la distribución de la reactividad de COX 2 en la

isquemia cerebral por embolismo arterial. 101

Figura 30. Inmunomarcaje de COX 2 en la isquemia cerebral y frente a los tratamientos

con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza somatosensorial primaria y

el giro dentado del hipocampo. 102

Figura 31. Evaluación de la reactividad de COX-2 en la isquemia cerebral embólica y

frente a los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza

somatosensorial y en el giro dentado del hipocampo. 103

11

RESUMEN

El accidente cerebrovascular es la segunda causa de muerte y la primera de

discapacidad en el mundo, siendo más del 85% de origen isquémico.

Se estudió el efecto de la atorvastatina y el meloxicam en forma única y asociada sobre

la respuesta neuronal, astrocitaria y microglial en un modelo de infarto cerebral por

embolia arterial. Se emplearon 32 ratas Wistar hembras sometidas a embolia arterial

carotidea y posterior tratamiento con meloxicam, atorvastatina y su asociación a 6, 24,

48 y 72 horas; se evaluó la reactividad de las proteínas COX-2, GFAP y OX-42 como

marcadores de la actividad de la enzima ciclooxigenasa 2, los astrocitos y la microglía

respectivamente, empleando la técnica de inmunohistoquímica convencional. La

neurodegeneración, la supervivencia celular y la integridad de la mielina fueron

evaluadas utilizando las tinciones Flourojade y Luxol Fast Blue (método Kluver Barrera

modificado), mediante análisis densitométrico y morfológico.

Los datos obtenidos fueron evaluados empleando análisis de varianza y pruebas no

paramétricas de comparación múltiple. La isquemia cerebral por embolia arterial

incrementó significativamente (p<0,001) la reactividad astrocitaria y microglial, en tanto,

la atorvastatina, el meloxicam y su asociación la redujeron.

La isquemia produjo acortamiento de las proyecciones astrocitarias, engrosamiento

celular, ruptura de las expansiones protoplásmicas (clasmatodendrosis) y cambios

morfológicos microgliales propios de diversas etapas de actividad. En zonas perifocales,

se incrementó la inmunoreactividad de COX-2 y se redujo en el foco isquémico; en tanto,

el meloxicam y la atorvastatina redujeron significativamente la inmunoreactividad

perifocal, restableciendo el marcaje de COX-2 en el foco isquémico.

En conclusión, la asociación meloxicam – atorvastatina atenúa la respuesta astrocitaria

y microglial del proceso inflamatorio luego de la isquemia cerebral por embolia arterial,

12

reduciendo la neurodegeneración y restableciendo el equilibrio morfológico y funcional

del encéfalo.

Palabras Clave: Astrocitos, Atorvastatina, Ciclooxigenasa, Isquemia Cerebral,

Meloxicam, Microglía.

13

ABSTRACT

Stroke is the second leading cause of death and the first of disability in the world, with

more than 85% of the cases having ischemic origin.

To evaluate in an embolism model of stroke the effect of atorvastatin and meloxicam on

neurons, astrocytes and microglia. This evaluation was done administering each

medication individually and in association. Wistar rats were subjected to carotid arterial

embolism and treatment with meloxicam and atorvastatin to 6, 24, 48 and 72 hours. Using

immunohistochemistry, we evaluated the immunoreactivity of COX-2 protein, GFAP and

OX-42 in neurons, astrocytes and microglia by densitometric and morphological studies.

Neurodegeneration, cells survival and myelin integrity were analyzed with Fluoro Jade

and Luxol Fast Blue (Kluver`s Barrera method modified). Data were evaluated by analysis

of variance and non-parametric multiple comparison.

Cerebral ischemia by arterial embolism increased significantly the reactivity of microglia

and astrocytes (p <0.001), whereas it was reduced by single or associated treatments

with atorvastatin and meloxicam. Ischemia produced astrocytic shortening, cellular

thickening, protoplasmic rupture expansions (clasmatodendrosis) and microglial

morphological changes characteristic of various stages of activity. In perifocal areas, the

immunoreactivity of COX-2 was increased in the ischemic focus it was reduced, while

meloxicam and atorvastatin significantly reduced (p <0.001) the perifocal

immunoreactivity, restoring the marking of cyclooxygenase in the ischemic focus.

These results suggest that meloxicam–atorvastatin association attenuates astrocytic and

microglial response in the inflammatory process after cerebral ischemia by arterial

embolism, reducing neurodegeneration and restoring morphological and functional

balance of nervous tissue.

Keywords: astrocytes, microglia, atorvastatin, brain ischemia, cyclooxygenase,

meloxicam.

14

INTRODUCCIÓN

El accidente cerebrovascular (ACV) es la tercera causa de muerte en las Américas

(Organización Panamericana de la Salud, 2013) y la primera de discapacidad en los

países industrializados (Arango Dávila, Escobar Betancourt, Cardona Gómez, &

Pimienta Jiménez, 2004; Céspedes Rubio, Wandosell, & Cardona Gómez, 2010; Denes,

Thornton, Rothwell, & Allan, 2010), siendo el 85% de los casos de tipo isquémico (Casals

et al., 2011; Lapuente, Rengifo, Ávila Rodriguez, & Céspedes Rubio, 2013; Shen, Wu,

Zhu, & Sun, 2013; Woodruff et al., 2011); aproximadamente, el 75% de las isquemias

cerebrales son de origen embólico (Woodruff et al., 2011).

La isquemia cerebral, es ocasionada por la oclusión de una arteria principal,

interrumpiéndose el flujo de sangre al cerebro e instaurándose un fallo energético por

disminución en el aporte de oxígeno y glucosa, con alteración en la producción de ATP

y de los gradientes iónicos, así mismo con liberación de elevadas cantidades de

glutamato (Arango Dávila et al., 2004; Culmsee & Krieglstein, 2005; Hossmann, 2012;

Rojas, Zurru, Romano, Patrucco, & Cristiano, 2007; F. Silva, Quintero, & Zarruc, 2009).

El glutamato liberado en exceso al espacio extracelular, conlleva a la muerte neuronal

por excitotoxicidad debido a la sobreestimulación de los receptores N-metil-D-aspartato

(NMDA) y α-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolpropiónico (AMPA), conduciendo al

aumento en el influjo de calcio intracelular que junto con un proceso de acidosis

metabólica en el tejido isquémico, contribuyen al daño y a la activación de proteínas y

enzimas que participan en los procesos de muerte celular. La necrosis que ocurre

principalmente en el foco isquémico y la apoptosis en las zonas de penumbra (Arango-

Dávila et al., 2004; Weinstein & Möller, 2011; Z.-G. Zhang, Sun, Zhang, & Yang, 2013)

En el proceso inflamatorio del cerebro, diversos factores solubles pueden mediar,

influenciar y regular la actividad glial y neuronal, activando diversas células como los

astrocitos y la microglía, células que migran hacia el sitio del daño y liberan citoquinas

15

proinflamatorias (Franke, Verkhratsky, Burnstock, & Illes, 2012; Weinstein & Möller,

2011).

Por otro lado, estas células se encargan de proteger al cerebro mediante variadas

acciones entre las que se encuentran, la captación de iones y neurotransmisores del

espacio extracelular que ayudan a limitar el efecto excitotóxico a las células vecinas,

como es el caso de los astrocitos (W. Kang & Hébert, 2011; Ouyang, Voloboueva, Xu, &

Giffard, 2007; Weinstein & Möller, 2011).

De otra parte y frente al daño tisular, la microglía activa su programa inmunoefector

modificando su morfología, proliferando e incrementando la expresión de antígenos de

superficie inmunomoduladores, como la integrina CD11b (OX-42), además, de

encargarse de la fagocitosis de restos celulares en caso de presentarse degeneración

neuronal (Gehrmann, Matsumoto, & Kreutzberg, 1995; Weinstein & Möller, 2011).

Adicionalmente, otras células gliales, las precursoras NG2 se pueden diferenciar a

células productoras de mielina (oligodendrocitos) en respuesta a la isquemia,

(Richardson, Kaylene, Tripathi, & McKenzie, 2011; Sakry, Karram, & Trotter, 2011;

Wigley, Hamilton, Nishiyama, Kirchhoff, & Butt, 2007), jugando un papel crucial en el

proceso de remielinización (Anderova et al., 2011; Honsa, Pivonkova, Dzamba, Filipova,

& Anderova, 2012; Lecca, Ceruti, Fumagalli, & Abbracchio, 2012; Maldonado, Vélez Fort,

& Angulo, 2011)

Junto con la activación de las células gliales, durante la isquemia cerebral se incrementa

la liberación de factores mediadores de la inflamación, entre estos las prostaglandinas,

que son producidas por la actividad enzimática de la ciclooxigenasa (COX), a partir del

ácido araquidónico (Hara, Kong, Sharp, & Weinstein, 1998).

Existen dos isoformas principales de COX, la COX 1 y la COX 2; en el cerebro, se

expresa constitutivamente la COX 2 y representa la principal isoforma bajo condiciones

fisiológicas (Stefanovic, Bosetti, & Silva, 2006; Yang & Chen, 2008), sin embargo la

16

expresión y actividad de COX 2 como enzima inducible, es marcadamente elevada frente

a una variedad de estímulos pro-inflamatorios y de activación de los receptores NMDA

(C. Chen, Magee, & Bazan, 2002; Yang & Chen, 2008).

Aunque se ha logrado avanzar sustancialmente en el conocimiento de la fisiopatología

de la isquemia cerebral, faltan aún por aclarar muchos de los eventos celulares y

subcelulares que se suscitan en las neuronas, en la astroglía y la microglía. De otra parte,

existen pocas alternativas terapéuticas aprobadas para el tratamiento de la isquemia

cerebral, con excepción del factor activador de plasminógeno tisular recombinante (rt-

PA) y ciertos fármacos trombolíticos de variada eficacia (Fernández Gómez et al., 2008).

Por las anteriores razones, se hace necesario buscar nuevas alternativas de tratamiento

para la isquemia cerebral, como pudiese ser la asociación farmacológica de un inhibidor

preferencial de la COX 2 (meloxicam) y un fármaco inhibidor de una enzima pivote en la

síntesis del colesterol (atorvastatina), que ha demostrado favorecer la recuperación

tisular y reducir el daño neuronal por diversos mecanismos (Céspedes-Rubio et al.,

2010).

Teniendo como referencia estos antecedentes, se planteó como objetivo evaluar en un

modelo de infarto cerebral por embolismo arterial, el efecto de la atorvastatina y el

meloxicam en forma individual y asociada sobre la respuesta celular de astrocitos,

microglía, células progenitoras NG2 e inflamación, a través de los biomarcadores GFAP,

OX-42, NG2 y COX 2, determinando los patrones de inmunoreactividad de estas

proteínas en el tejido isquémico, así como la neurodegeneración, la integridad de la

mielina y la muerte neuronal mediante las tinciones vitales Flourojade B®, Luxol Fast Blue

y cresil violeta.

En este documento se presenta una reseña de la fisiopatología de la isquemia cerebral,

las células gliales, los modelos experimentales de isquemia cerebral y las alternativas

terapéuticas, así como la descripción de las metodologías empleadas, los resultados

17

obtenidos, la discusión, las conclusiones y las recomendaciones para futuras

investigaciones.

18

1. OBJETIVOS

1.1 OBJETIVO GENERAL

Evaluar en un modelo murino de infarto cerebral por embolismo arterial, los cambios

morfológicos en poblaciones neuronales y gliales y de la respuesta inmune de diversos

territorios encefálicos, así como los efectos de la asociación meloxicam – atorvastatina.

1.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Determinar los cambios morfológicos ocasionados por la isquemia cerebral inducida por

embolismo arterial en neuronas y células gliales de corteza, hipocampo, cuerpo estriado,

cuerpo calloso, sustancia nigra, amígdala y núcleos talámicos, mediante marcadores de

supervivencia, inflamación, neurodegeneración, mielinización y muerte neuronal (Luxol

Fast Blue, cresil violeta, Fluorojade y COX-2) por técnicas histoquímicas,

inmunohistoquímicas y de fluorescencia.

Evaluar la inmunoreactividad de los astrocitos (anti-GFAP), células NG2 glía (anti-NG2)

y microglía (anti-OX-42) por efecto de la isquemia cerebral embolizante y frente a la

asociación meloxicam – atorvastatina, a través de técnicas histoquímicas e

inmunohistoquímicas.

19

2. MARCO REFERENCIAL

2.1 ENFERMEDADES CEREBROVASCULARES

La enfermedad cerebrovascular es definida por la Organización Mundial de la Salud

como el desarrollo de signos neurológicos focales o globales que comprometen la

función cerebral, con síntomas de 24 horas o más, o que llevan a la muerte sin otra causa

que el origen vascular (Arauz, A. & Ruíz Franco, A. 2012)

La Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Ictus en Atención Primaria,

publicada en el 2009, clasifica los infartos cerebrales en dos grandes tipos según la

naturaleza de la lesión encefálica: Isquémica la cual se presenta aproximadamente en el

85% de los casos y hemorrágica en 15% restante (Unidad de evaluación de tecnologías

sanitarias de la agencia Laín Entralgo de la comunidad de Madrid, 2009).

2.1.1 Isquemia Cerebral. Se debe a la falta de aporte sanguíneo a una zona del

parénquima cerebral, caracterizada por un déficit encefálico focal como consecuencia de

una alteración circulatoria, generalmente por la oclusión de un vaso principal. Esta

alteración puede ser cuantitativa o cualitativa; la primera, es ocasionada por la reducción

en la cantidad de sangre que llega al cerebro, como consecuencia de trombosis, embolia

o por bajo gasto cardiaco; en la segunda, la calidad de la sangre se encuentra alterada

por anemia, trombocitemia o policitemia.

Existen diferentes clasificaciones de la isquemia cerebral dependiendo de la naturaleza

de la lesión, etiología, tamaño, morfología, topografía, forma de instauración y evolución

posterior. La más empleada es la clasificación del estudio Trial of Org 10172 in Acute

Stroke Treatment (TOAST) que define 5 grupos (Arauz & Ruíz Franco, 2012; Rojas et

al., 2007), como se describe a continuación.

20

2.1.1.1 Ateroesclerosis de grandes vasos: Definido por síntomas neurológicos debido a

ateroesclerosis intra o extracraneal. La ateroesclerosis extracraneal afecta

principalmente la bifurcación carotidea, la porción proximal de la carótida interna y el

origen de las arterias vertebrales. En este subtipo la isquemia cerebral, es el resultado

de la oclusión trombótica (aterotrombosis) o tromboembólica (embolismo arteria-arteria)

de los vasos.

2.1.1.2 Cardioembolismo: Se debe a la oclusión de una arteria cerebral por un émbolo

originado a partir del corazón.

2.1.1.3 Enfermedad de pequeño vaso cerebral: El infarto lacunar es una isquemia

cerebral menor de 15 mm de diámetro, localizado en el territorio irrigado por una arteriola.

Principalmente ocurren en las arterias lenticuloestriadas o talamoperforantes.

2.1.1.4 Otras causas. Las más frecuentes son vasculopatías no ateroescleróticas como:

disección arterial cervico-cerebral, fibrodisplasia muscular, enfermedad de Takayasu,

vasculitis del Sistema Nervioso Central y enfermedad de Moya-Moya.

2.1.1.5 Etiología no determinada: Incluye las isquemias cerebrales con más de una

etiología posible; aquellas en las cuales no es posible se puede determinar la causa, a

pesar de una evaluación completa y las que presentan una evaluación incompleta.

A partir de la interrupción del flujo sanguíneo, hacia una zona del parénquima cerebral,

se desencadenan una serie de eventos bioquímicos y moleculares que determinan la

vida o muerte de las células cerebrales (Arauz & Ruíz Franco, 2012; Rojas et al., 2007;

F. A. Silva et al., 2006)

2.1.2 Fisiopatología de la Isquemia Cerebral. La isquemia cerebral es un evento

dinámico, que provoca el desarrollo de procesos excitotóxicos, inflamatorios y

microvasculares los cuales pueden conducir a la necrosis del tejido en el foco de la lesión;

sin embargo, una parte del tejido cerebral puede ser recuperado si la reperfusión ocurre

21

antes de que el daño isquémico se torne irreversible (Jordán, Ikuta, García García,

Calleja, & Segura, 2007). En la periferia del área necrótica se puede diferenciar una

segunda zona, conocida como penumbra, en donde la disminución del flujo sanguíneo

es menos grave debido a la irrigación sanguínea colateral (Arango Dávila et al., 2004);

estas áreas, se pueden visualizar en la figura 1.

Figura 1. Distribución de las zonas de lesión en la isquemia cerebral.

a. Foco isquémico. b. Penumbra.

Fuente: Grupo END

Inicialmente las neuronas de las zonas de penumbra aunque han sido afectadas pueden

mantener su potencial de membrana, sin embargo más tardíamente tienden a un proceso

de degeneración y muerte apoptótica. El preciso momento y las vías celulares implicadas

en la muerte neuronal todavía no se han dilucidado completamente; las evidencias

sugieren que están involucradas la disminución de ATP, la excitotoxicidad por glutamato,

la acumulación de especies reactivas de oxigeno (ROS), la activación de las vías

apoptóticas y la activación de los procesos inflamatorios (Culmsee & Krieglstein, 2005;

Di Filippo et al., 2008)

Por otro lado, los niveles disminuidos de ATP traen como consecuencia el mal

funcionamiento de las bombas iónicas, conduciendo a la despolarización de las

membranas y a la activación de los receptores de glutamato N-metil-D-Aspartato (NMDA)

y los canales de calcio dependientes del voltaje, causando la hiperexcitación de la zona

aledaña al infarto, aumentando el gasto energético debido al intento de las células por

22

repolarizar sus membranas (Arango-Dávila et al., 2004; Nakka, Gusain, Mehta, &

Raghubir, 2008)

La sobrecarga intracelular de calcio activa quinasas y proteasas ejecutoras como las

caspasas que finalmente van a promover la muerte celular; a su vez, falla el metabolismo

energético de la mitocondria, promoviendo el desequilibrio iónico, lo que produce

acidosis, resultando en la activación de los canales iónicos sensibles al pH ácido,

perturbando la homeostasis de los iones sodio y calcio (Di Filippo et al., 2008). Además,

los niveles de ROS entre los que se incluyen el anión superóxido (O2-), el peróxido de

hidrogeno (H2O2), el radical hidroxilo (OH-), así como las especies reactivas de nitrógeno,

el monóxido de nitrógeno (NO-) y el peroxinitrito (ONOO-), se elevan especialmente

durante la fase de reperfusión (Culmsee & Krieglstein, 2005; Nakka et al., 2008).

La producción de estas especies reactivas de oxígeno y nitrógeno, se encuentran

mediadas por diferentes mecanismos fisiopatológicos entre los que se destacan: 1) la

activación del metabolismo del ácido araquidónico y la enzima óxido nítrico sintasa

neuronal (nNOS), 2) el aporte de los neutrófilos que se infiltran desde el tejido sanguíneo

y 3) la síntesis y activación de la óxido nítrico sintasa inducible (iNOS) y la ciclooxigenasa

2 (COX 2) (Arango Dávila et al., 2004).

De otra parte, el daño isquémico a nivel celular induce diferentes subrutinas de muerte

celular entre la apoptosis y la necrosis; la muerte neuronal isquémica, podría estar

regulada por los miembros de la familia Bcl-2, que promueven o previenen la formación

de un poro de transición en la membrana externa de la mitocondria (Bax, Bad, Bid y Bcl-

2 y Bcl-x), activación de caspasas y factores de transcripción como el factor nuclear

kappa B (NF-kB) o el factor supresor de tumores p53 (Culmsee & Krieglstein, 2005).

Otros eventos celulares que están involucrados en el daño posisquémico incluyen la

activación de la población glial y la invasión de leucocitos que contribuyen a incrementar

los niveles de citoquinas, producción excesiva de NO y otras respuestas inflamatorias.

Igualmente, se ha encontrado la participación del daño vascular en los mecanismos

23

patológicos de la isquemia, sugiriendo una comunicación entre células endoteliales

afectadas y las neuronas del tejido isquémico (Culmsee & Krieglstein, 2005)

Conjuntamente a los eventos antes mencionados, la isquemia cerebral activa una serie

de respuestas moleculares que pueden ser una consecuencia de la reacción inmediata

de las neuronas al daño, de la determinación del destino de la neurona afectada y de la

coordinación de mecanismos de reparación de las neuronas y tejidos. Entre estos

mecanismos se encuentran la activación de genes de expresión rápida (IEG), inducción

de proteínas de choque térmico (HSP), de genes relacionados con citoquinas

proinflamatorias y moléculas de adhesión celular, elevación de la síntesis de enzimas

como la iNOS y COX 2, transcripción de genes relacionados con muerte celular

programada y genes relacionados con factores de crecimiento (Arango-Dávila et al.,

2004).

A continuación se ampliaran algunos de los mecanismos involucrados en la muerte

celular como resultado de una isquemia cerebral.

2.1.2.1 Excitotoxicidad y Acidosis. El daño isquémico conduce a la disminución de las

reservas de energía intracelular, produciendo alteración en el funcionamiento de la célula

mediante la interrupción de los procesos dependientes de ATP, predominantemente la

bomba de sodio/potasio ATPasa (Na+/K+ ATPasa), lo que a su vez induce la alteración

del gradiente iónico a lo largo de la membrana. Esto causa un incremento de K+

extracelular y una entrada de Na+, Cl- y Ca++ en las células. El incremento en la

concentración de K+ extracelular induce despolarización e inversión de los

transportadores de aminoácidos (Jordán et al., 2007; Nakka et al., 2008).

En estas condiciones, los receptores ionotrópicos de glutamato y los canales iónicos

dependientes de voltaje son activados llevando a la elevación del Ca++ citosólico. La

liberación masiva de aminoácidos excitatorios, particularmente el glutamato, podría

deberse a la inversión de los transportadores de glutamato y a la exocitosis dependiente

de Ca++ (Jordán et al., 2007; Nakka et al., 2008).

24

Igualmente, la acumulación citotóxica del calcio ha sido establecida como un paso clave

en la muerte celular neuronal isquémica, lo cual podría establecer un vínculo entre los

procesos necróticos y apoptóticos. La sobrecarga de calcio, desencadena la muerte de

la célula mediante la activación de proteasas, lipasas y DNAsas, cambiando el balance

de la muerte neuronal apoptótica a necrótica debido al agotamiento de las reservas

energéticas o a la amplificación de otras vías (Culmsee & Krieglstein, 2005; Mehta,

Manhas, & Raghubir, 2007; Trump & Berezesky, 1995).

De otra parte, se ha encontrado que la sobrecarga de calcio intracelular es mediada

principalmente a través de la estimulación de los receptores de glutamato NMDA, ácido

α-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolpropiónico (AMPA)/kainato permeables al calcio,

receptores metabotrópicos y canales de calcio dependientes de voltaje. Además, los

receptores ionotrópicos de glutamato promueven una excesiva entrada de Na+

provocando tumefacción y edema celular (Culmsee & Krieglstein, 2005; Harukuni &

Bhardwaj, 2006; Nakka et al., 2008)

La acumulación fatal de calcio en las células apoptóticas también puede ser el resultado

de la disociación de las bombas iónicas. Existe evidencia de la disociación de la bomba

de calcio de la membrana plasmática (PMCA) y el intercambiador Na+/Ca++ en neuronas

apoptóticas, los cuales se encargan de rectificar y remover grandes cantidades de calcio

acumuladas en el citosol (Culmsee & Krieglstein, 2005; Nakka et al., 2008).

La acidosis es otra característica de la isquemia cerebral, en donde el pH ácido juega un

papel importante en el proceso patológico; sin embargo, el mecanismo por el cual la

acidosis conduce al daño isquémico no está totalmente claro. Se ha demostrado la

activación de canales de calcio dependientes de pH ácido (ASIC), en particular la

subunidad ASIC1a, a la cual se le ha atribuido ser responsable de la acidosis,

independiente del receptor del glutamato en el daño isquémico (Culmsee & Krieglstein,

2005; Nakka et al., 2008).

25

Por otro lado, en la isquemia cerebral, las caspasas activadas también podrían

eventualmente disociar estas bombas iónicas, lo que podría resultar en la alteración de

la homeostasis del calcio cambiando finalmente de señalización apoptótica a necrótica

(Culmsee & Krieglstein, 2005; Jordán et al., 2007; Nakka et al., 2008; Trump &

Berezesky, 1995).

2.1.2.2 Estrés oxidativo. La isquemia cerebral y la reperfusión son los principales eventos

responsables del estrés oxidativo debido a la generación de radicales libres. Los

radicales libres pueden causar daño en las membranas a través de la peroxidación de

los fosfolípidos. También, pueden dañar componentes celulares fundamentales como

son los ácidos nucleicos, llevando a la muerte celular por la vía apoptótica o necrótica

(Heo, Han, & Lee, 2005; Nakka et al., 2008)

Entre las ROS que son particularmente responsables del estrés oxidativo se encuentran

el óxido nítrico (NO) y el anión superóxido (O2-); estos dos radicales libres, reaccionan

con otros para formar el peroxinitrito (ONOO-), el cual posee un gran poder oxidante. La

sobreproducción de NO inducida por la isquemia, es en parte, causada por el incremento

del Ca++ intracelular mediado por glutamato, resultando en una sobre-regulación de la

óxido nítrico sintasa inducible (iNOS) dependiente de calmodulina (Mehta et al., 2007;

Nakka et al., 2008)

La isquemia cerebral ocasiona aumento de la actividad de NOS-1/nNOS (dependiente

de Ca++) en las neuronas y posiblemente en la glía; además, se cree que es un suceso

secundario a la alteración de la recaptación de glutamato en las sinapsis y la activación

de los receptores NMDA, resultando en la elevación del Ca++ intracelular, mientras que

el incremento de la actividad de la NOS-3 en las células endoteliales y la NOS-2 en el

tejido isquémico probablemente se derive de los neutrófilos y macrófagos infiltrados, así

como de los astrocitos y la microglía (Nakka et al., 2008)

Por otro lado, el NO juega un doble papel en la patología isquémica, posee un efecto

benéfico actuando como un potente vasodilatador y un efecto citotóxico debido a que

26

inhibe enzimas importantes en el metabolismo oxidativo como son el complejo I y II de la

cadena transportadora de electrones mitocondrial (Harukuni & Bhardwaj, 2006)

De otra parte, las ROS pueden ocasionar la peroxidación de los lípidos de la membrana,

generando aldehídos tóxicos como el 4-hidroxinonenal (marcador de daño oxidativo) que

afecta la función de las ATPasas iónicas y los transportadores de glucosa y glutamato,

amplificando de esta manera la alteración de la homeostasis del calcio. Además del daño

a los lípidos y a las proteínas de membrana, las ROS pueden ocasionar daños en el

ADN, lo que activa señales apoptóticas a través del factor supresor de tumores p53 y la

poli (ADP-ribosa) polimerasa (PARP) (Culmsee & Krieglstein, 2005; Mehta et al., 2007;

Nakka et al., 2008).

El daño oxidativo del ADN consiste en lesiones químicas altamente específicas como

bases modificadas (8-hidroxil-2’-deoxiguanosina) por radicales hidroxilo que rompen la

hebra de ADN. Una característica prominente del daño cerebral isquémico, que ha sido

detectado en la zona del infarto en desarrollo minutos después del insulto y antes de la

fragmentación internucleosomal, es representativo de las etapas tardías de la muerte

celular programada (Culmsee & Krieglstein, 2005; Harukuni & Bhardwaj, 2006).

Las rupturas en el ADN activan la PARP-1 que construye polímeros de adenosin difosfato

ribosa usando la nicotinamida adenina dinucleótido (NAD) como sustrato. Entre las

dianas de la PARP-1 se encuentran proteínas asociadas al ADN y enzimas como las

histonas, las topoisomerasas y la ligasa 2. Adicional a la disminución de NAD+ y ATP,

debido a la masiva utilización de NAD+ por la PARP-1, el mal funcionamiento de la

enzimas poli ADP ribosiladas podría estar involucrado en la señalización apoptótica

mediada por la PARP-1. Por otro lado, se ha identificado que la translocación del factor

inductor de la apoptosis (AIF) de la mitocondria al núcleo es un mecanismo corriente

abajo de la señalización apoptótica mediada por PARP-1 (Culmsee & Krieglstein, 2005;

Harukuni & Bhardwaj, 2006).

27

Se ha encontrado, además, sobrerregulación del factor de transcripción p53 en el tejido

cerebral isquémico, el cual podría activar la muerte celular por apoptosis mediante la

transcripción de genes proapoptóticos de la familia Bcl2 como Bax o proteínas de la

familia BH3 como PUMA y NOXA, que generan daño en la membrana mitocondrial y

posterior activación de las caspasas. La activación de PARP-1 y el factor p53 son eventos

tempranos después de una isquemia cerebral y aparentemente juegan un papel

fundamental en las fases iniciales de la muerte celular programada inducida por la

isquemia (Culmsee & Krieglstein, 2005; Nakka et al., 2008).

Otro mecanismo de producción de ROS durante la isquemia es la activación de la

fosfolipasa A2 (PLA2), que libera el ácido araquidónico a partir de los fosfolípidos. El

metabolismo oxidativo del ácido araquidónico ha sido considerado una fuente importante

de generación de ROS. Adicionalmente, las ROS pueden estimular vías de señalización

específicas como la de las quinasas activadas por mitogénos (MAPK) que

posteriormente contribuirán al daño celular (Mehta et al., 2007)

2.1.2.3 Señalización de estrés. La isquemia cerebral activa intrincadas vías de

señalización que son cruciales en la supervivencia o en el daño celular. Una de estas

cascadas involucra la vía de las MAPK que participa en la transducción de la señal desde

el ambiente extracelular hacia el núcleo y otras dianas intracelulares, mediante

fosforilaciones secuenciales. La familia de las MAPK tiene tres miembros principales: la

quinasa regulada por señales extracelulares (ERK), la p38 y la quinasa con dominio N-

terminal c-jun o proteínas quinasas activadas por estrés (JNK o SAPK). Estas proteínas

se activan por diferentes estímulos, pero sus vías efectoras confluyen en una misma

cascada de señalización (Mehta et al., 2007).

ERK es activada en respuesta a factores de crecimiento, estrés oxidativo, incremento del

Ca++ o estimulación del receptor NMDA y señales mediadas desde la sinapsis hacia el

núcleo. Se ha propuesto que la activación de ERK, media en la protección parcialmente,

mediante la activación de neurotrofinas (NT), particularmente el factor neurotrófico

derivado del cerebro (BDNF). Esta protección, esta probablemente relacionada a la

28

sobre-regulación de receptores tirosina quinasa (RTK) y contra-regulación de las

proteínas Bax/Bcl2 (Marosi & Mattson, 2014; Mehta et al., 2007; Nakka et al., 2008; Rami,

Bechmann, & Sthehle, 2008).

Las MAPK activadas por estrés, p38 y JNK funcionan principalmente como mediadores

mediante la fosforilación de enzimas intracelulares, factores de transcripción, proteínas

citosólicas involucradas en supervivencia celular, producción de citoquinas

proinflamatorias y apoptosis. Además, la activación de p38 a través del NO producido

por la nNOS seguido de la interacción del receptor de glutamato estimulado, ha sido

involucrada con la muerte celular neuronal. Existe evidencia de que la vía p38/JNK media

señales de muerte a través de proteínas pro-apoptóticas relacionadas con la mitocondria

como son Bax, Bak, DP5 y Bim (Maulik, Ashraf, Mishra, & Delivoria-papadopoulos, 2008;

Mehta et al., 2007; Nakka et al., 2008).

2.1.2.4 Daño mitocondrial. El daño mitocondrial ha sido considerado como el punto de

no retorno en la cascada de muerte celular iniciada en las neuronas después de la

isquemia. Luego de un insulto isquémico, la disfunción de la mitocondria es una de las

principales causas del agotamiento del ATP y posterior alteración de la homeostasis del

Ca++. Adicionalmente, el daño de la membrana de la mitocondria permite la liberación de

proteínas proapoptóticas como la citocromo c, Smac/DIABLO o HtrA2/Omi que activan

la vía dependiente de las caspasas (Arango Dávila et al., 2004; Culmsee & Krieglstein,

2005; Nakka et al., 2008).

Después de la isquemia, la estimulación del receptor de muerte podría activar la

caspasa-1 o la caspasa-8 (caspasas iniciadoras), las cuales activan la cascada de

muerte y finalmente la activación de caspasas ejecutoras como la caspasa-3 y caspasa-

9. Aunque, la vía de las caspasas no es la única involucrada en los procesos de muerte

celular posisquemia (Yuan & Yankner, 2000). Existen vías independientes que se activan

corriente abajo del daño mitocondrial, las cuales pueden ser activadas por la liberación

del AIF o la endonucleasa G, que inducen daño al ADN celular (Arango Dávila et al.,

2004; Culmsee & Krieglstein, 2005; Nakka et al., 2008).

29

La liberación mitocondrial de la AIF ocurre horas antes de la liberación del citocromo c y

la activación de la caspasa-3, aunque no se conoce exactamente como la AIF ejerce su

función apoptogénica, la activación de la PARP-1 ha sido identificada como clave en la

apoptosis mediada por la AIF; así mismo, se ha propuesto la participación potencial de

las calpaínas y las proteínas proapoptoticas Bax, BimEL y tBid para la liberación

mitocondrial de AIF en neuronas apoptóticas, mostrando múltiples rutas para la liberación

y translocación de la AIF (Arango-Dávila et al., 2004; Culmsee & Krieglstein, 2005; Nakka

et al., 2008).

2.1.2.5 Daño vascular. La disfunción de los mecanismos regulatorios del endotelio son

eventos claves en la patología de la isquemia cerebral, particularmente, en la

transformación hemorrágica posterior a la isquemia. La unidad neurovascular formada

por el endotelio microvascular, los astrocitos, las neuronas y la matriz extracelular es

esencial para el funcionamiento apropiado del cerebro. La interacción compleja y

dinámica entre estos componentes en la interfase sangre-vasculatura-parénquima

después de la isquemia cerebral, determina la extensión del daño neuronal (Culmsee &

Krieglstein, 2005; G.J. Del Zoppo, 2010; Mehta et al., 2007); además, el metabolismo de

las células nerviosas es influenciado por esta unidad a través de dos barreras anatómicas

y funcionales, la barrera hematoencefálica (BHE), formada por las uniones estrechas de

las células endoteliales, la lámina basal que inhiben la transmigración de las células

sanguíneas circulantes y actúan como filtro para el paso de solutos desde la sangre hacia

el parénquima cerebral. La isquemia cerebral involucra la ruptura de la BHE, alterando

las uniones estrechas e induciendo a la degradación de la lámina basal mediante la

excesiva activación enzimática de la matriz de metaloproteinasas (MMP) (Culmsee &

Krieglstein, 2005; G.J. Del Zoppo, 2010; Lakhan, Kirchgessner, & Hofer, 2009; Mehta et

al., 2007).

En la isquemia cerebral la pérdida de las proteínas de la matriz extracelular como la

laminina, el colágeno IV, la fibronectina y el perlecano ha sido atribuido a la rápida

generación de proteasas de matriz en respuesta a la isquemia. Se ha demostrado la

rápida aparición de miembros de cuatro familias de proteasas en el territorio isquémico

30

luego de la oclusión de la arteria cerebral media (en primates no humanos), en los

microvasos y cerca de las neuronas: 1)Las MMP entre las que se encuentran la MMP-9

y la MMP-2, 2) La L-catepsina, 3) La heparinasa y 4) La uroquinasa (u-PA); involucradas

con la degradación de la lámina basal, resultando en la pérdida del contacto entre las

células endoteliales, los astrocitos y la neuronas (Culmsee & Krieglstein, 2005; G.J. Del

Zoppo, 2010; Lakhan et al., 2009; Mehta et al., 2007).

Por otro lado, los cambios en la integridad de la BHE inducen la acumulación, la adhesión

y la transmigración de leucocitos, mientras que las proteínas integrales de membrana

(por ejemplo, integrinas) modifican estructuralmente la lámina basal y la matriz

extracelular, iniciando la activación de cascadas inflamatorias que posteriormente

conllevan al daño cerebral (G.J. Del Zoppo, 2010; Mehta et al., 2007).

2.1.2.6 Inflamación. La isquemia cerebral inicia una plétora de reacciones inflamatorias

que pueden progresar durante días luego del insulto (Mehta et al., 2007). Entre los

principales mediadores de la inflamación se encuentran incluidas las citoquinas,

moléculas de adhesión, quimioquinas y leucocitos. Luego de la interrupción del flujo de

sangre hacia una zona del cerebro, las células inician una reacción inflamatoria que

estimula la infiltración de leucocitos, formación de edema, necrosis e infarto del tejido

(Culmsee & Krieglstein, 2005; Harukuni & Bhardwaj, 2006; Nakka et al., 2008).

Por otro lado, tres clases de moléculas de adhesión celular, las selectinas, las integrinas

y la superfamilia de las inmunoglubulinas intervienen en la interacción leucocito-célula

endotelial. Las selectinas se encuentran involucradas en la afinidad leucocito-endotelio,

promoviendo la marginación y el rodamiento de los leucocitos, conduciendo a la

acumulación de neutrófilos en el microvaso y posterior daño cerebral (Denes et al., 2010;

Nakka et al., 2008).

Para la migración de los leucocitos polimorfonucleares (PMN) es necesaria la expresión

de la integrina β2 CD11b/CD18 (Mac-1) y CD11a/CD18 (LFA-1) en la superficie del

leucocito. En cambio, en las células endoteliales activadas se presenta la expresión de

31

moléculas de adhesión que pertenecen a la familia de las inmunoglobulinas ICAM-1 e

ICAM-2, moléculas de adhesión endotelio-plaqueta 1 (CD3), molécula de adhesión

intercelular adresina-1 (CD146) y la molécula de adhesión intercelular vascular-1

(CD106), que actúan como ligandos para las integrinas permitiendo de esta manera el

proceso de transmigración de los leucocitos hacia el parénquima cerebral (Denes et al.,

2010; Nakka et al., 2008).

A pesar de lo anterior, para la expresión de las moléculas de adhesión celular se requiere

la activación de mecanismos intracelulares, en los cuales las citoquinas juegan un papel

importante. Citoquinas como la interleuquina-1β (IL-1), la IL-6, el factor de necrosis

tumoral α (TNF- α) o IL-10, factor de crecimiento transformante β (TGF β) y quimioquinas

como la proteína quimio-atrayente de monocitos-1 (MCP-1), proteína inflamatoria de

macrófagos-1 (MIP-1), quimioquina derivada de queratinocitos (CXC) y fractalquina

(CX3CL1), entre otros, son producidas por una variedad de tipos celulares activados

entre los que se encuentran las células endoteliales, las plaquetas, los leucocitos y los

fibroblastos (Denes et al., 2010; Lakhan et al., 2009; Nakka et al., 2008).

Por otro lado, se ha evidenciado el incremento de la expresión de IL-1 después de una

isquemia permanente o transitoria en microglía, astrocitos y neuronas. También se ha

demostrado que la IL-1 produce sobre-regulación de la selectina-E, ICAM-1, ICAM-2 y

CD106 en la superficie de las células endoteliales cerebrales, (Lakhan et al., 2009; Nakka

et al., 2008). Además, se ha comprobado que las enzimas iNOS y COX-2 se

desempeñan predominantemente como intermediarios inflamatorios y se ha indicado

que los productos de la reacción de COX-2 estimula la expresión de iNOS y la generación

citotóxica de NO (Culmsee & Krieglstein, 2005; Lucas, Rothwell, & Gibson, 2006).

Finalmente, la isquemia cerebral produce múltiples respuestas en la región afectada

entre las que se incluyen la activación de las células gliales, las cuales se activan no solo

en el sector focal y en la penumbra sino también en zonas alejadas (Arango-Dávila et al.,

2004).

32

2.2 CÉLULAS GLIALES

Las células gliales son una población celular altamente heterogénea generalmente

clasificada como astrocitos, oligodendrocitos, microglía y células NG2 glía o sinantocitos

(Franke et al., 2012).

2.2.1 Astrocitos. Los astrocitos son el tipo de células no neuronales más abundantes del

SNC y son fundamentales para el apropiado funcionamiento del SNC (Y. Chen &

Swanson, 2003; Li et al., 2008; López-Bayghen & Ortega, 2010). Los astrocitos son

clásicamente divididos en tres grandes grupos de acuerdo a su morfología y organización

espacial: 1) Astrocitos radiales, que se encuentran rodeando los ventrículos y se

caracterizan morfológicamente por poseer procesos largos no ramificados, 2) Astrocitos

protoplásmicos, distribuidos en la sustancia gris, que muestran procesos cortos

altamente ramificados y 3) Astrocitos fibrosos, localizados en la sustancia blanca, de

forma estrellada con procesos largos poco ramificados (Y. Chen & Swanson, 2003;

Franke et al., 2012; Sofroniew & Vinters, 2010).

En la corteza cerebral el cuerpo de los astrocitos ocupa dominios estrictamente

delineados dentro del neuropilo, formando múltiples contactos con estructuras

neuronales, mientras que los pies vasculares envuelven los vasos sanguíneos del SNC

(Bushong, Martone, & Ellisman, 2004; Franke et al., 2012). En el hipocampo de los

roedores, los procesos finamente ramificados que emanan de un solo astrocito contactan

probablemente varios cientos de dendritas de múltiples neuronas y se ha calculado que

posiblemente envuelven entre veinte mil a cien mil sinapsis, mientras que en la sustancia

blanca los procesos gliales terminan en los nódulos de Ranvier (Franke et al., 2012).

Las células astrogliales cumplen variadas funciones en el SNC, entre las que se

encuentran: 1) controlar el desarrollo del sistema nervioso guiando la migración de los

axones en desarrollo y de ciertos neuroblastos, 2) regular los procesos de sinaptogénesis

(Franke et al., 2012; López-Bayghen & Ortega, 2010; Sofroniew & Vinters, 2010), 3)

mantener la homeostasis del medio extracelular mediante la captación de transmisores

33

liberados durante la actividad sináptica como es el caso del glutamato, la alanina, la

glicina y el ácido gama amino butírico (GABA); 4) la amortiguación de iones como el K+

y el H+, 5) el transporte de agua, 6) la liberación de factores neurotróficos, 7) el transporte

de metabolitos y desechos metabólicos, 8) la formación de la barrera hematoencefálica

y 9) la regulación del flujo de sangre en los microvasos (Abbott, Rönnbäck, & Hansson,

2006; Y. Chen & Swanson, 2003; López-Bayghen & Ortega, 2010; Pascual, González-

Llanos, Cerdán, & Carceller, F. Roda, 2000; Sofroniew & Vinters, 2010; Takano,

Oberheim, Cotrina, & Nedergaard, 2009).

Los astrocitos pueden cumplir con esta variedad de funciones gracias a que contienen

una extensa dotación enzimática, elevada cantidad de mitocondrias y gran variedad de

canales iónicos y transportadores de diversos metabolitos (López Bayghen & Ortega,

2010; Pascual et al., 2000).

Durante la actividad sináptica los neurotransmisores, principalmente el glutamato, es

captado por los astrocitos y convertido en su precursor por acción enzimática, como se

explica a continuación. El glutamato (Glu) liberado durante la neurotransmisión es

tomado por los astrocitos vecinos a través de los transportadores de aminoácidos

excitatorios (TAAE). El Glu tomado por el astrocito es convertido a glutamina (Gln) por la

glutamina sintetasa, la cual es abundante en los astrocitos y ausente en las neuronas.

La Gln es liberada por los astrocitos vía el sistema de transportadores N (SN1) y tomada

por las neuronas por medio del transportador de aminoácidos acoplado al sodio (SAT),

en las neuronas la Gln es desaminada a Glu por medio de la glutaminasa mitocondrial.

El Glu neuronal también puede ser producido a partir del α-cetoglutarato (α-KG), el cual

proviene en parte de un segundo sistema de transporte astrocito-neurona. En ese caso,

los astrocitos toman aminoácidos ramificados como la leucina (Leu) y transfieren el grupo

amino a α-KG por la transaminasa de aminoácidos de cadena ramificada (BCAA)

produciendo α- cetoisocaproato (KIC) y Glu, a su vez, KIC puede ser transferido a las

neuronas para la formación de nuevas moléculas de α-KG, como se muestra en la figura

2 (Y. Chen & Swanson, 2003; Franke et al., 2012; Pascual et al., 2000; Sofroniew &

Vinters, 2010)

34

Figura 2. Metabolismo del glutamato neuronal soportado por los astrocitos.

Fuente: Modificado de Chen y Swanson, 2003

Por otro lado, los astrocitos modulan su comportamiento y el de otras células del SNC

mediante la liberación de moléculas transmisoras como el ATP, la prostaglandina E2

(PGE2), el TNF-α, glutamato, d-serina y factores de crecimiento como el factor de

crecimiento transformante beta (TGF-β), el factor neurotrófico derivado de la glía (GDNF),

el factor de crecimiento fibroblástico beta (FGF-β), que juegan un papel en la señalización

parácrina entre astrocitos y neuronas, células endoteliales y microglía (Abbott et al.,

2006; Franke et al., 2012; Takano et al., 2009). Así mismo, los astrocitos son

consideradas células más resistentes a la hipoxia y a la disminución de glucosa que las

neuronas debido a que son células capaces de almacenar glicógeno y utilizar la glucosa

en condiciones anaeróbicas. Aunque, la glicólisis anaerobia permite la supervivencia del

astrocito, la acumulación de ácido durante la hipoxia puede tener efectos deletéreos en

su metabolismo a mediano y largo plazo (Y. Chen & Swanson, 2003; Hulse, Winterfield,

Kunkler, & Kraig, 2001).

De otra parte, el astrocito puede regular el pH extracelular mediante la utilización de la

enzima anhidrasa carbónica y el intercambio de iones empleando contratransportadores

H+/Na+ permitiendo intercambiar el exceso de H+ intracelular por Na+ extracelular,

ocasionando entrada de agua y el aumento del volumen celular; este exceso de agua es

35

posteriormente regulado mediante la apertura de canales iónicos y acuaporinas (Y. Chen

& Swanson, 2003; Pascual et al., 2000).

En cuanto a las técnicas inmuno-histoquímicas, estas han permitido detectar marcadores

específicos a nivel celular que se utilizan como herramientas esenciales en la

identificación y caracterización celular. La expresión de la proteína acídica glial fibrilar

(GFAP) ha llegado a ser considerada un marcador sensible y confiable que revela

principalmente el cuerpo estrellado de la mayoría de los astrocitos reactivos (Bushong et

al., 2004; Sofroniew & Vinters, 2010). GFAP, es una proteína estructural que pertenece

a los filamentos intermedios del citoesqueleto y es requerida por los astrocitos para su

normal funcionamiento y para el proceso conocido como astrogliosis y formación de la

cicatriz glial en un estado patológico (Y. Chen & Swanson, 2003; Sofroniew & Vinters,

2010).

En consecuencia, el desempeño de los astrocitos puede influenciar de manera crítica la

supervivencia neuronal, el crecimiento de las neuritas y otros procesos que contribuyen

a la recuperación del cerebro después de la isquemia cerebral (Y. Chen & Swanson,

2003; Takano et al., 2009).

2.2.1.2 Fisiopatología de los astrocitos en la isquemia cerebral. La gliosis reactiva es una

de las respuestas de los astrocitos a la isquemia cerebral, siendo la sobrerregulación de

la expresión de la proteína GFAP, una de las características principales (Franke et al.,

2012; Li et al., 2008; Stoll, Jander, & Schroeter, 1998). Además, algunos autores han

descrito que el incremento de los filamentos intermedios, predominantemente GFAP y

bajo ciertas circunstancias vimentina, indican el paso de un estado quiescente a uno

reactivo (Li et al., 2008; Stoll et al., 1998). Junto con el aumento de GFAP se ha

observado que los astrocitos experimentan hipertrofia e hiperplasia considerándose

entre las propiedades más llamativas de la respuesta de estas células a la isquemia

cerebral (Stoll et al., 1998).

36

La astrogliosis por su parte, se ha definido como un espectro de cambios moleculares,

celulares y funcionales de los astrocitos en respuesta a todas las formas de daño del

SNC; los cambios sufridos por los astrocitos reactivos varían dependiendo de la

gravedad del insulto generando un continuo de alteraciones progresivas en la expresión

molecular, la hipertrofia celular y en casos severos proliferación y formación de cicatriz

glial (Sofroniew & Vinters, 2010).

Estos cambios son regulados de una manera específica por moléculas de señalización

intra e intercelular, que pueden alterar potencialmente la actividad del astrocito hacia la

pérdida o ganancia de funciones, con un impacto benéfico o perjudicial en las células

neuronales y no neuronales que los rodean (Sofroniew & Vinters, 2010). Además se han

descrito variados tipos de astrogliosis, entre los que se encuentran: 1) La astrogliosis

anisomórfica, la cual ha sido observada como una encapsulación del tejido dañado,

caracterizada por la desaparición de la organización de los dominios astrogliales y la

formación de un plexo denso o pared; 2) La astrogliosis isomórfica, representada por la

hipertrofia astroglial con la preservación de la organización de los dominios gliales que a

menudo es reversible y benéfica para la regeneración después del insulto (Franke et al.,

2012).

De otra parte, experimentos in vivo e in vitro han corroborado la importancia de la

señalización purinérgica en la respuesta reactiva de los astrocitos a una injuria debido a

que se ha demostrado que los purinoreceptores regulan la remodelación morfológica, la

proliferación y la sobrerregulación de la síntesis de GFAP, como también los procesos

de quimiotaxia y quimioquinesis en los astrocitos activados (Franke et al., 2012).

Dentro de las primeras horas después de la injuria, las células neuronales y gliales

experimentan la muerte celular en el foco, desencadenando el reclutamiento de células

inmunoefectoras como la microglía y los monocitos periféricos. Por su lado, los astrocitos

migran desde el parénquima adyacente no dañado hacia la periferia del foco para iniciar

el proceso de reparación mediante la secreción de neurotrofinas y la provisión de un

sustrato que soporte el crecimiento axonal (Franke et al., 2012; Stoll et al., 1998).

37

Además, los astrocitos exhiben variabilidad local y regional que es regulada por un gran

número de moléculas de señalización intracelular y extracelular. Entre los ligandos

intercelulares que podrían iniciar la astrogliosis o regular aspectos específicos de ella, se

encuentran los factores de crecimiento y las citoquinas como las IL-1, IL-6 e IL-10, el

factor neurotrófico ciliar (CNTF), el TNF-α, el interferón γ (INF γ), el TGFβ, el factor de

crecimiento fibroblástico 2 (FGF2), mediadores de la inmunidad innata,

neurotransmisores, ROS y NO, entre otros (Franke et al., 2012; Sofroniew & Vinters,

2010).

Estos mediadores pueden ser liberados por todas las células del sistema nervioso,

incluidas neuronas, microglía, oligodendrocitos, pericitos, células endoteliales y otros

astrocitos en respuesta a todas las formas de insulto del SNC (Sofroniew & Vinters,

2010). También se ha sugerido que los astrocitos bajo condiciones patológicas, pueden

cambiar su fenotipo de una célula de soporte metabólico a una célula inmunocompetente

capaz de inducir inflamación mediante la producción de una variedad de factores

proinflamatorios (G J Del Zoppo, 2009; Franke et al., 2012; R. Y. Kim et al., 2014).

2.2.3 Microglía. Las células microgliales comprenden alrededor del 20% de toda la

población glial en el cerebro. Estas células de origen mesodérmico, del linaje

monocito/macrófago, quedaron confinadas en el SNC durante el desarrollo embrionario

y se especializaron en las típicas células ramificadas conocidas como microglía residente

(Gehrmann et al., 1995; Gomes-Leal, 2012; Harry & Kraft, 2012). La microglía es

considerada la célula inmune residente del cerebro, que se encuentra involucrada en

procesos regulatorios críticos para el desarrollo, el mantenimiento del ambiente neuronal

y la reparación. Estas células son morfológicamente distintas de las neuronas y los

astrocitos y se han descrito varias clasificaciones. Según su forma se han catalogado

como formas ramificadas, formas intermedias y las formas ameboideas; en cuanto a su

función se han descrito como quiescentes/vigilantes, reactivas/activadas y

ameboideas/fagocíticas (Harry & Kraft, 2012; Kitamura, Yanagisawa, Takata, &

Taniguchi, 2009).

38

La microglía es una célula activa que constantemente está inspeccionando el

parénquima cerebral a su alrededor mediante movimientos dinámicos de sus procesos,

mientras que su soma se mantiene estático, lo que les permite revisar su microambiente.

La extensión de esta vigilancia depende de la distribución de la microglía, el nivel de

ramificación de cada célula y la tasa de remodelación de sus procesos, facultándolas

para responder rápidamente a los cambios ambientales, entre los que se incluyen

alteraciones en la actividad cerebral o perturbaciones en el parénquima cerebral. La

microglía a menudo provee la primera línea de defensa contra los microorganismos y a

través de una íntima comunicación con las neuronas, puede ser la primera en detectar

cambios críticos en la actividad neuronal (Harry & Kraft, 2012; Kitamura et al., 2009).

En el cerebro en desarrollo, la microglía se encarga de fagocitar el excedente celular que

experimenta apoptosis, pero también están activamente involucradas en la

determinación del destino celular (eliminación/supervivencia) de las neuronas, además

son promotoras de la migración, el crecimiento axonal y la diferenciación terminal de

diferentes tipos de neuronas a través de la liberación de componentes de matriz

extracelular, factores solubles y el contacto directo célula-célula (Vilhardt, 2005)

En el cerebro adulto, bajo condiciones fisiológicas la función fagocítica de la microglía se

mantiene regulada asegurándose que las células microgliales permanezcan en un

estado vigilante no activado, las neuronas son unas de las células encargadas de este

control por medio del contacto directo o la liberación de neurotransmisores, péptidos y/o

factores de crecimiento (Gomes, 2012; Vilhardt, 2005)

Perturbaciones en la homeostasis del SNC maduro, inician una rápida transformación

fenotípica de la microglía ramificada, hacia un fenotipo activado, que posteriormente

podría evolucionar a fagocítico, como se muestra en la figura 3. La definición de la

activación microglial inicialmente se basó en el criterio morfológico y a menudo era

descrito como un proceso estereotípico y gradual, sin embargo, en la actualidad la

activación de la microglía se considera un proceso adaptativo y variable (Biber,

Neumann, Inoue, & Boddeke, 2007).

39

Figura 3. Transformación fenotípica de la microglía ramificada a fagocítica.

La flecha azul indica el incremento en la activación. 1. La microglía posee procesos

ramificados con un soma pequeño. 2-5. Incremento del tamaño del soma y retracción de

los procesos. 6. Célula con fenotipo ameboideo y transformación a fagocítica.

Fuente: Modificado de Jonas et al, 2012.

La microglía al detectar ligeros cambios en el microambiente, extiende sus procesos

hacia el lugar de daño y elimina los detritos celulares con sus procesos mediante

actividad fagocítica, protegiendo su microambiente. Cuando se presentan señales

patológicas severas de tipo endógeno (disfunción neuronal o muerte, agregación

anormal de proteínas, e interacción entre células inmunes) o exógeno (infecciones), la

sobrerregulación de múltiples funciones efectoras y la expresión de diversos mediadores

moleculares permite a la microglía responder específica y apropiadamente hacia el

insulto para la reparación del tejido, soporte neurotrófico, inducción de inflamación o

activación de linfocitos (Vilhardt, 2005).

La adquisición gradual de estas funciones, se produce paralelamente a la transformación

morfológica y a cambios discretos en la expresión génica. La microglía activada,

morfológicamente engrosa y acorta sus procesos en respuesta a señales tales como

neurotransmisores, citoquinas, quimioquinas, factores de crecimiento y componentes de

los tejidos dañados. Así mismo, la microglía activa/reactiva produce citoquinas

proinflamatorias como prostaglandinas, factor de necrosis tumoral α (TNF-α),

40

interleuquina 1-β (IL-1 β), e IL-6, como también, radicales libres (ROS e intermediaros

nitrogenados), que se piensan contribuyen a la muerte neuronal (Kitamura et al., 2009;

Vilhardt, 2005).

Por otro lado, la microglía reactiva igualmente libera factores neurotróficos y de

crecimiento, como el factor neurotrófico derivado de la glía (GDNF, por sus siglas en

inglés), factor de crecimiento tipo insulina (IGF, por sus siglas en inglés), factor de

crecimiento de hepatocitos (HGF, por sus siglas en inglés), neurotrofinas (NTs, por sus

siglas en inglés) y el factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF, por sus siglas

en inglés) y elimina las células muertas o en proceso de muerte por fagocitosis, ayudando

probablemente a procesos neuroprotectores (Kettenmann, Kirchhoff, & Verkhratsky,

2013; Kitamura et al., 2009; Vilhardt, 2005). Junto con los cambios fenotípicos, la

activación de la microglía también involucra proliferación y reclutamiento a la zona de

daño (Gehrmann et al., 1995).

Hasta hace poco tiempo, las neuronas se consideraban víctimas de la microglía reactiva

y con baja influencia sobre su actividad, pero hallazgos como los que se describen a

continuación han objetado esta apreciación: 1) las neuronas intercambian información

con las células gliales, 2) el daño neuronal inicia el proceso temprano de activación de la

microglía, 3) se han encontrado variados efectos de las neuronas o los sobrenadantes

neuronales en la función de la microglía en cultivos in vitro, 4) las neuronas son células

altamente activas y vulnerables que requieren soporte microglial y 5) el daño de un nervio

periférico activa específicamente la microglía del SNC en el correspondiente sitio de

inervación del nervio lesionado, indicando una comunicación directa entre las neuronas

dañadas y la microglía (Biber et al., 2007).

Adicionalmente, se han descrito dos tipos de señal que controlan el comportamiento

microglial en respuesta a un daño; la primera, correspondiente a la atracción de la

microglía al sitio de daño y la segunda, que permite el reconocimiento de la microglía por

su diana y la activación de la fagocitosis. También se han detallado otros estímulos

clasificados como señales “on”, que incluyen factores que aparecen o se incrementan en

41

el contexto patológico y señales “off”, que comprenden factores que desaparecen o

disminuyen durante el proceso patológico, estas señales “off” se encuentran

constitutivamente en el microambiente de las neuronas sanas y la pérdida de estas

señales genera cambios en la función microglial, por el contrario, las señales “on” son

producidas a demanda para iniciar un definido programa de activación microglial (pro o

antiinflamatorio) (Biber et al., 2007; Kettenmann et al., 2013).

A continuación se ampliara acerca de las moléculas que sirven como señales para

controlar la actividad microglial.

2.2.2.1 Señalización “Off”. Existe evidencia que la función de la microglía en diferentes

enfermedades del cerebro está controlada por la señales “off”, debido a que la remoción

experimental de estas señales han producido sobre-activación de la microglía (Biber et

al., 2007).

Se ha encontrado que miembros de la superfamilia de las inmunoglobulinas son

reguladores de las funciones de las células mieloides. Las moléculas mejor

caracterizadas de esta superfamilia en el SNC son CD200 y CD47, las cuales se

expresan constitutivamente en la membrana externa de las neuronas. El receptor para

CD200 en el cerebro se ha encontrado principalmente en la microglía (conocido como

OX-42 en la rata) y experimentalmente ha sido demostrado que el bloqueo del receptor

CD200r, en encefalomielitis autoinmune experimental aumenta los signos clínicos de la

enfermedad e intensifica la actividad de la microglía, así mismo la actividad de este

receptor ha sido relacionada con el control de la liberación del TNF- α (Biber et al., 2007;

Harry & Kraft, 2012; Vilhardt, 2005).

Otra molécula expresada constitutivamente por las neuronas sanas es el ligando de

quiomioquinas CX3C -1 (CX3CL1), también conocido como fractalkina o neurotactina,

mientras que el correspondiente receptor se encuentra en la microglía, los hallazgos

experimentales tanto in vivo como in vitro sugieren que la señalización CX3CL1-CX3CR1

en la comunicación neurona-microglía juega un papel importante, ya que la exposición

42

del cocultivo neurona-microglía al ligando CX3CL1 reduce la muerte neuronal

inflamatoria. Además la deficiencia del receptor CX3R1 in vivo ha sido asociado con

elevada actividad microglial acompañada de la muerte neuronal, indicando que la

actividad neurotóxica de la microglía es inhibida por la señalización CX3CL1-CX3CR1

(Biber et al., 2007; Harry & Kraft, 2012).

Así mismo, la microglía posee receptores para los neurotransmisores glutamato, GABA,

noradrenalina, purinas y dopamina, que pueden cambiar las propiedades

electrofisiológicas de su membrana. En cultivos celulares, se ha observado que el

tratamiento con neurotransmisores, exceptuando el glutamato, inhibe la liberación de

factores proinflamatorios (por ejemplo, ON, IL-1β, TNF-α), inducida por lipopolisacáridos,

aunque, esta inhibición al parecer, es dependiente del tipo de neurotransmisor, por lo

cual se plantea que la microglía vigila la actividad de la neurona basada en los niveles

del neurotransmisor local y esta señal local inhibe la liberación de factores

proinflamatorios (Biber et al., 2007; Gomes Leal, 2012; Harry & Kraft, 2012).

2.2.2.2 Señalización “On”. Las señales “on” se presentan en neuronas que están en

riesgo de daño o dañadas y pueden iniciar funciones neuroprotectoras o neurotóxicas en

la microglía, una de estas señales “on” son las purinas. Purinas como el ATP y el UTP,

se fugan o se liberan desde las neuronas ya sea por daño o sobreactivación y

posteriormente van a estimular sus correspondientes receptores (P2X4, P2X7, P2Y2,

P2Y6 y P2Y12), en la microglía (Biber et al., 2007).

Así mismo, se ha demostrado que la estimulación del receptor purinérgico P2Y12, afecta

la extensión de los procesos de la microglía y es esencial para dirigirla hacia el sitio de

injuria (quimiotaxia), la expresión de este receptor se ha encontrado principalmente en la

microglía ramificada y es regulado durante la activación de la microglía, indicando que

este receptor detecta la liberación de purinas en etapas tempranas del daño. Sin

embargo, el receptor P2Y6 no se ha encontrado relacionado a cambios morfológicos en

la microglía, pero, si con la iniciación de la actividad fagocítica (Biber et al., 2007; Gomes-

Leal, 2012; Lecca et al., 2012).

43

Por otro lado, se ha detectado microglía activada alrededor de las neuronas a las pocas

horas de una injuria, sugiriendo que las neuronas emiten señales atrayentes

(quimioquinas). Entre las quimioquinas que se han caracterizado, se encuentran

CX3CL1, CCL21 y CXCL10, las cuales han sido capaces de inducir la migración de la

microglía en condiciones in vitro; además CX3CL1 se ha encontrado relacionado con la

remoción de espinas dendríticas durante el desarrollo del sistema nervioso (Biber et al.,

2007; Harry & Kraft, 2012; Kettenmann et al., 2013).

El glutamato es otra señal “on” y ha sido demostrado que la microglía expresa una

variedad de receptores para este neurotransmisor, como los tipo AMPA (GluR1- GluR4),

kainato, y miembros de los tres grupos de receptores metabotrópicos (mGluRs). También

se conoce que la activación de varios receptores inicia la liberación microglial de TNF-α

que junto con el ligando Fas, derivado de la microglía, conducen a neurotoxicidad. Sin

embargo, experimentalmente se ha demostrado que la activación del receptor GluR2 se

encuentra asociado a neuroprotección mediante la producción microglial del factor

neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), y que los receptores mGlu del grupo III

reducen la producción de neurotoxinas microgliales, cambiando su actividad hacia un

fenotipo más neurotrófico, indicando que el glutamato podría servir como un mecanismo

auto-limitante de la neurotoxicidad de la microglía (Biber et al., 2007; Polazzi & Monti,

2010).

De otra parte, las metaloproteinasas de matriz (MMP), son enzimas proteolíticas que

degradan macromoléculas extracelulares y están involucradas en la remodelación del

tejido, la migración celular, la reparación, la angiogénesis y en varias condiciones

neuropatológicas, existe evidencia de la liberación de MMP-3 de líneas celulares

neuronales en proceso de apoptosis y en cultivos de neuronas mesencefálicas

apoptoticas, adicionalmente, se ha demostrado que el dominio catalítico de la MMP-3

recombinante media la liberación de TNF- α, IL-6 e IL-1β en sobrenadantes de cultivos

microgliales, por lo que MMP-3 podría ser considerada una señal neuroglial apoptotica

directa en el proceso de neurodegeneración (Biber et al., 2007).

44

Otra vía de señalización involucrada en la activación microglial, es la integrada por el

receptor TREM2 y la molécula de señalización DAP12, este receptor se encuentra en un

subgrupo de la microglía y ha sido implicado en la restricción del fenotipo pro-inflamatorio

de los macrófagos y la estimulación de las moléculas asociadas con la presentación de

antígenos a los linfocitos T, además, se ha demostrado experimentalmente que la

estimulación de TREM2 induce la fosforilación de DAP12 e incrementa la actividad

fagocítica de la microglía in vitro, así mismo en modelos knockdown de este receptor se

ha visto inhibida la fagocitosis de neuronas apoptóticas y el incremento de la

transcripción de genes de los mediadores proinflamatorios TNF-α y óxido nítrico

sintetasa-2. Entonces, la posible deficiencia de TREM2 resulta en una remoción

disminuida de neuronas apoptóticas y genera la producción de citoquinas

proinflamatorias, indicando que la señalización TREM2-DAP12 es responsable por la

homeostasis del SNC mediante el apagado de la actividad inflamatoria microglial (Biber

et al., 2007; Harry & Kraft, 2012)

Finalmente, la señalización on y off ha sido definida de acuerdo a su mecanismo de

acción, no por su resultado, teóricamente, la actividad fagocítica de la microglía puede

ser iniciada por la ausencia de señales “off” o la presencia de señales “on”. La microglía

fagocítica puede tener efectos benéficos por la remoción de células muertas, estructuras

no funcionales y desechos celulares tóxicos. Pero, también hay evidencias que sugieren

que la sobreactivación microglial puede ser extremadamente perjudicial luego de un

desorden neural agudo como el infarto cerebral, encontrándose que la inhibición de la

activación microglial reduce la muerte neuronal en la zona hipocampal y la corteza en

modelos de isquemia cerebral, mostrando un papel dual de la microglía en enfermedades

del SNC (Biber et al., 2007; Gomes-Leal, 2012).

45

2.2.3 Células progenitoras NG2. El condroitin sulfato proteoglicano NG2 es un tipo de

proteína transmembranal expresada por un rango de células dentro y fuera del SNC de

los mamíferos. Las células que expresan el proteoglicano NG2 representan entre el 5%

y 10% de las células gliales y se encuentran uniformemente distribuidas tanto en la

sustancia gris como en la blanca del SNC en desarrollo y adulto, algunas de estas células

proliferan aún en el cerebro adulto, implicando un reemplazo continuo de esta población

(Sakry et al., 2011; Trotter, Karram, & Nishiyama, 2010)

Las células NG2 se han descrito clásicamente como células precursoras de

oligodendrocitos (OPC, por sus siglas en ingles), desde que ellas usualmente

coexpresan marcadores de OPC como el receptor α del factor de crecimiento derivado

de plaquetas (PDGFR- α) y O4, dando origen a la mayoría de los oligodendrocitos en el

encéfalo, constituyendo un reservorio de células, que ayudarían a reemplazar la mielina

dañada. En la última década, estas células han generado un gran interés debido a que

ellas muestran una combinación de características inesperadas en las OPCs, entre las

se incluyen: compleja morfología estrellada, tendencia a asociarse íntimamente con

cuerpos neuronales y dendritas y habilidad latente para producir astrocitos y neuronas

en un contexto patológico (Gallo, Mangin, Kukley, & Dietrich, 2008; Maldonado et al.,

2011; Richardson et al., 2011).

En patologías agudas del SNC, como la isquemia global y la desmielinización, los

polidendrocitos sobreexpresan el proteoglicano NG2 e incrementan significantemente su

tasa de proliferación y aparentemente los cambios fisiopatológicos en el sitio de la lesión

podrían habilitar a los polidendrocitos para desplegar una gran plasticidad de linajes

celulares y de esta manera contribuir a la reparación y a la regeneración (Honsa et al.,

2012; S. H. Kang, Furukaya, Yang, Rothstein, & Bergles, 2010)

2.3 MODELOS DE ISQUEMIA CEREBRAL

Los modelos animales son herramientas que han ayudado a mejorar el entendimiento de

los mecanismos subyacentes al daño producido por la isquemia cerebral, así como al

46

desarrollo de aproximaciones terapéuticas (Bacigaluppi, Comi, & Hermann, 2010a;

Casals et al., 2011; Liu & McCullough, 2011; Turner, Jickling, & Sharp, 2011)

Múltiples modelos han sido específicamente diseñados para abordar factores de riesgo

concretos como ateroesclerosis, hipercolesterolemia, hipertensión arterial, obesidad,

envejecimiento, para determinar procesos de reparación, así como, probar estrategias

neuroprotectoras y de recanalización (Bacigaluppi, Comi, & Hermann, 2010b). En la

actualidad, se encuentran disponibles una variedad de modelos animales para el estudio

de la isquemia cerebral, en diferentes especies, entre los que se incluyen, los roedores,

los caninos, los conejos, los gatos, los cerdos, las ovejas, los jerbos e inclusive los

primates no humanos (Bacigaluppi et al., 2010a; Howells et al., 2010; Liu & McCullough,

2011).

Recientemente, los modelos de isquemia cerebral que utilizan animales pequeños han

logrado ocupar un lugar privilegiado, a nivel preclínico, debido a que las variables

fisiológicas pueden ser monitoreadas sin dificultades y se puede alcanzar un número de

individuos estadísticamente relevante sin costos excesivos (Bacigaluppi et al., 2010b).

Entre los animales pequeños, el uso de los roedores se ha logrado difundir por las

razones que se exponen a continuación: 1) La anatomía circulatoria craneal es muy

similar a la humana, 2) los roedores genéticamente modificados han sido particularmente

útiles para el estudio de componentes de la fisiopatología de la isquemia y de esta

manera diseñar nuevas intervenciones preventivas, neuroprotectoras o terapéuticas, 3)

numerosos test de comportamiento neurosensoriales y motores han sido estandarizados

en roedores, facilitando la medición de recuperación funcional luego de una isquemia

experimental y 4) la facilidad de tener mayor cantidad de reactivo biológico bajo

condiciones de bienestar animal (Liu & McCullough, 2011; Woodruff et al., 2011). La rata

es el animal más comúnmente empleado para los modelos de isquemia cerebral, ya que

su tamaño permite un fácil monitoreo de las condiciones fisiológicas y fácil manipulación

de las estructuras vasculares (Bacigaluppi et al., 2010b)

47

En general, los modelos de isquemia cerebral se han clasificado en dos categorías

principales, los modelos de isquemia global, los modelos de isquemia focal y existe una

tercera categoría en la que se encuentra el modelo de isquemia hipoxia (Liu &

McCullough, 2011; Woodruff et al., 2011).

En la isquemia cerebral focal el flujo de sangre a la zona afectada casi siempre es mayor

que en el global, por lo que el insulto deberá ser más prolongado para ocasionar daño,

indicando que las condiciones metabólicas son diferentes con respecto a la global

(Woodruff et al., 2011); además, debido a la duración y heterogeneidad del insulto, los

procesos que se desencadenan son mucho más complejos que en una isquemia global,

haciendo que el modelo focal se asemeje más a lo que sucede en el accidente vascular

encefálico en los humanos (Woodruff et al., 2011).

Debido a que la isquemia cerebral en humanos usualmente resulta de una oclusión

trombótica o embólica de una arteria cerebral principal, generalmente la arteria cerebral

media (ACM), los modelos de isquemia cerebral focal simulan la isquemia en humanos

a través de esta arteria (Bacigaluppi et al., 2010b; DiNapoli, Rosen, Nagamine, & Crocco,

2006; Liu & McCullough, 2011)

A continuación se explicaran algunos de los modelos que se emplean para reproducir la

isquemia cerebral.

48

2.3.1 Modelos focales de isquemia cerebral. La isquemia cerebral aguda ocasionada por

la oclusión de una arterial cerebral puede ser reproducida empleando diferentes técnicas.

Estas técnicas son llamadas según el método que se emplea para la inducción

experimental de la isquemia. En algunos casos se realiza una oclusión mecánica distal

o proximal de la ACM, en otros, se ocasiona una oclusión embólica mediante la inyección

de coágulos preformados o de trombina a través de la ACM, o la inducción de

fototrombosis después de la inyección intravenosa de rosa de bengala. Además de los

modelos de infarto cerebral arterial, también se han desarrollado modelos para reproducir

la trombosis venosa cerebral, una forma rara de infarto que resulta de la trombosis de

los senos venosos cerebrales (Bacigaluppi et al., 2010b)

2.3.1.1 Modelo de oclusión mecánica de la ACM. Existen principalmente dos sitios de

oclusión en este modelo, la oclusión proximal y la oclusión distal. El modelo de oclusión

proximal de la ACM (pMCAO, por sus siglas en inglés), es usualmente inducido a través

de la oclusión mecánica directa de la ACM, mediante la inserción de una sutura de nylon

no recubierta o recubierta de silicona o poli-L-lisina en la Arteria Carótida Interna (ACI),

que subsecuentemente es avanzada hacia el círculo de Willis para ocluir la ACM en su

origen. La severidad del daño isquémico puede ser modelada dejando la sutura

transitoriamente, usualmente entre 30 a 120 minutos antes de removerla para permitir la

reperfusión. En el caso de la oclusión permanente, se deja la sutura y no se permite la

reperfusión (Bacigaluppi et al., 2010b; Céspedes, Arango, & Cardona, 2013; Henninger

et al., 2009; Popp, Jaenisch, Witte, & Frahm, 2009; Woodruff et al., 2011).

El menor tiempo de oclusión de la ACM, ocasiona muerte neuronal selectiva en el cuerpo

estriado, expresión de proteínas de choque térmico e inducción de la vía de señalización

apoptótica en el tejido subyacente (corteza). Tiempos de oclusión más prolongados

producen infartos cerebrales que involucran tanto el estriado como la corteza que pueden

estar asociados con la muerte del animal, cuando hay formación de edema (Bacigaluppi

et al., 2010b)

49

El modelo de oclusión vascular distal de la ACM (dMCAO, por sus siglas en inglés), se

realiza mediante craneotomía para exponer y manipular directamente las ramas de la

ACM. Usualmente la ACM es ocluida distal al origen de las ramas lenticuloestriadas, así

como en el modelo proximal, la ACM puede ser ocluida transitoriamente por medio de un

clip o permanentemente mediante electrocoagulación. La dMCAO también puede ser

combinada con la oclusión transitoria o permanente de la arteria carótida común (ACC)

ipsilateral y/o contralateral (Bacigaluppi et al., 2010b; Howells et al., 2010; Woodruff et

al., 2011).

En este modelo el daño isquémico puede involucrar la corteza frontal, parietal y temporal,

también podría verse afectada la sustancia blanca por debajo de la corteza y una

pequeña porción del cuerpo estriado lateral. Además, este modelo ha sido considerado

particularmente apropiado para estudios de neuroplasticidad y neuroregeneración,

debido a que puede reproducir el daño en la corteza sin que se vean dañadas estructuras

cerebrales profundas (Bacigaluppi et al., 2010b).

2.3.1.2 Modelos de isquemia cerebral tromboembólica. Debido a que la isquemia en

humanos es frecuentemente causada por tromboembolismo cerebral, se han generado

diferentes modelos que simulan cercanamente la oclusión embólica de las arterias

cerebrales. Las isquemias embólicas puede ser inducidas en animales mediante la

inyecciones de macroesferas sintéticas de gran tamaño (300-400 µm de diámetro), o

pequeñas microesferas (menos de 50 µm) en la ACI. En el primer caso, se producen

grandes infartos similares a los provocados por el modelo oclusión transitoria de la ACM,

en el segundo caso, se ocasionan pequeños infartos multifocales (Bacigaluppi et al.,

2010b; Liu & McCullough, 2011).

Otros modelos embólicos, en lugar de emplear microesferas, utilizan coágulos autólogos

preformados que son inyectados directamente en la ACC, en la ACI o en el origen de la

ACM (Bacigaluppi et al., 2010b; DiNapoli et al., 2006; Henninger et al., 2009; Howells et

al., 2010; Kudo, Aoyama, Ichimori, & Fukunaga, 1982; C. Wang, Yang, & Shuaib, 2001).

Otras variantes de estos modelos, son la generación in situ de coágulos autólogos

50

mediante diferentes técnicas como son, la inyección directa de trombina purificada en la

ACM, o mediante la inserción de un catéter en la arteria carótida externa (ACE) o en la

ACC, el cual se encuentra conectado a una jeringa que contiene trombina bovina, esta

jeringa se carga con sangre y el catéter es retenido por unos minutos (3-15 minutos) para

permitir la formación del coágulo, una vez se ha formado el coágulo se avanza el catéter

hasta el origen de la ACM y se inyecta, luego de unos minutos se retira el catéter y se

liga la arteria en la que se insertó el catéter (Bacigaluppi et al., 2010b; Casals et al., 2011;

Henninger, Sicard, Schmidt, Bardutzky, & Fisher, 2006; Howells et al., 2010; Woodruff et

al., 2011).

De otra parte, los modelos embólicos se han empleado principalmente para el estudio de

terapias trombolíticas, ya que producen infartos relativamente variables que hacen más

difícil probar intervenciones terapéuticas neuroprotectoras (Bacigaluppi et al., 2010b).

2.3.1.4 Modelo de endotelina y fototrombosis. Debido a que los modelos más empleados

(dMCAO, pMCAO), son técnicamente exigentes para el investigador, se han desarrollado

modelos más simples para inducir una lesión isquémica focal como una alternativa. Una

de estas alternativas consiste en la inyección de sustancias vasoconstrictoras como la

endotelina 1 (ET-1, por sus siglas en inglés), que ocasionan la disminución aguda del

flujo sanguíneo en el área inyectada. En la materia gris la ET-1 produce pequeñas

lesiones con muerte neuronal y astrocitaria y respuesta microglial retardada. En la

sustancia blanca, provoca perturbación axonal y alteración en los oligodendrocitos

seguido de desmielinización e incremento en la reactividad astrocitaria (Bacigaluppi et

al., 2010b; Casals et al., 2011; Howells et al., 2010).

Otra técnica para inducir un daño isquémico localizado es la fototrombosis, la cual

consiste en la inyección intravenosa de un colorante fotosensible (rosa de bengala o

flouresceina) y la posterior iluminación transcranial, permitiendo la coagulación de la

sangre que se encuentra en la zona irradiada (Bacigaluppi et al., 2010b; Casals et al.,

2011; De Ryck, Van Reempts, Borgers, Wauquier, & Janssen, 1989; Howells et al., 2010)

51

2.3.2 Modelos globales de isquemia cerebral. La isquemia cerebral global se caracteriza

por la reducción crítica del flujo sanguíneo cerebral en la totalidad del encéfalo,

induciendo daño neuronal selectivo en la región hipocampal CA1. La severidad del infarto

es dependiente de la duración de la isquemia, adicionalmente otras áreas del cerebro

podrían estar involucradas en este proceso de daño celular por la no restauración del

flujo sanguíneo. Los modelos de isquemia cerebral global generalmente son empleados

para el estudio del daño cerebral ocurrido después de una resucitación (Bacigaluppi et

al., 2010b)

La isquemia cerebral global puede ser inducida mediante diferentes técnicas.

2.3.2.1 Modelo de oclusión de 4 vasos (4-VO). Este modelo consiste en la oclusión

reversible de la ACC, combinada con la interrupción permanente de las arterias

vertebrales mediante electrocauterización, resultando en una isquemia bilateral del

encéfalo y el prosencéfalo. Este modelo presenta diversas ventajas, entre las que se

encuentran, daño neuronal isquémico altamente predecible, una baja incidencia de

ataques convulsivos y la no necesidad de anestesia. El modelo de 4-VO ha sido

ampliamente utilizado para estudiar la efectividad de potenciales agentes terapéuticos

(Bacigaluppi et al., 2010b; Céspedes et al., 2013; Woodruff et al., 2011).

2.3.2.2 Modelo de oclusión de 2 vasos (2-VO). Este modelo es inducido bajo anestesia

general y requiere la administración de un relajante muscular, por otro lado, ha sido bien

documentado que solamente la oclusión bilateral de la ACC es insuficiente para disminuir

el flujo sanguíneo cerebral por debajo del umbral isquémico, se debe reducir el flujo

sanguíneo cerebral mediante hipotensión al mismo tiempo que se ocluyen las arterias

carótidas. La ligación bilateral de la ACC junto con la reducción del flujo sanguíneo a 50

mm Hg provocan igual o más daño que el producido por el modelo de 4-VO (Bacigaluppi

et al., 2010b; Liu & McCullough, 2011; Woodruff et al., 2011).

52

2.3.2.3 Modelo de isquemia global en jerbos. Este modelo se induce a través de la

ligación bilateral temporal de la ACC sin hipotensión, debido a que los jerbos no

presentan arterias comunicantes posteriores, lo que genera una hipoperfusión

prolongada y una reducción del 25% del flujo sanguíneo cerebral. Esta reducción del flujo

sanguíneo produce pequeños focos necróticos en la corteza y en los ganglios basales

acompañados por gliosis reactiva y proliferación de pequeños vasos. (Bacigaluppi et al.,

2010b; Howells et al., 2010; Woodruff et al., 2011).

2.4 TERAPEUTICA DE LA ISQUEMIA CEREBRAL

A pesar de los avances en el entendimiento de la fisiopatología de la isquemia cerebral

las opciones terapéuticas para el tratamiento del infarto cerebral isquémico agudo son

muy limitadas. Solamente ha sido aprobado un medicamento para uso clínico, el

activador de plasminógeno tisular recombinante (rt-PA), utilizado como terapia

trombolítica dentro de las 3 horas desde el inicio del ataque, mejorando la recuperación

funcional y disminuyendo los déficits neurológicos de los pacientes, sin embargo esta

mejora en la recuperación es alcanzada a expensas de un incremento en la incidencia

de hemorragia intracraneal, la cual ocurre aproximadamente en el 6% de los pacientes

(Jordán et al., 2007; Lakhan et al., 2009; Woodruff et al., 2011).

Debido a que la mayoría de los pacientes no llegan a los centros clínicos dentro de las 3

horas siguientes al inicio del ataque isquémico o no reciben el tratamiento oportuno con

rt-PA, el tratamiento exitoso del infarto cerebral agudo, se mantiene como uno de los

principales retos para la medicina clínica (Lakhan et al., 2009). Además, se ha

demostrado que el rt-PA puede exacerbar la muerte neuronal excitotóxica, sugiriendo un

efecto adverso de este medicamento que podría en parte, contrarrestar su actividad

trombolítica (Woodruff et al., 2011)

Actualmente, el esfuerzo clínico para el tratamiento del infarto cerebral isquémico se ha

encaminado principalmente hacia dos objetivos, reabrir las arterias ocluidas con el

consecuente restablecimiento de la perfusión cerebral y obtener un efecto neuroprotector

53

que garantice la viabilidad celular hasta que los mecanismos fisiológicos naturales o

derivados del tratamiento farmacológico detengan los efectos de la isquemia (Fernández

Gómez et al., 2008).

El aumento del conocimiento concerniente a los eventos fisiopatológicos moleculares ha

llevado a considerar cada etapa de la cascada isquémica como una posible diana

terapéutica para la protección de las neuronas. La neuroprotección es un término

empleado para describir el supuesto efecto de diferentes intervenciones para prevenir,

proteger y limitar el daño del tejido nervioso; en isquemia, este concepto involucra la

inhibición de una cascada de eventos moleculares patológicos que ocurren durante la

isquemia y que conducen al influjo de calcio, la producción de radicales libres y la muerte

celular (Jordán et al., 2007).

Diferentes fármacos han sido empleados experimentalmente para inhibir la muerte

celular necrótica o apoptótica, ocasionadas por el infarto cerebral isquémico, las cuales

son mediadas, en parte, por la entrada excesiva de calcio resultante de la activación de

los receptores de glutamato, canales de calcio dependiente de voltaje y del compromiso

de las bombas de Ca++, generando una prolongada elevación de la concentración de

Ca++ intracelular; fármacos como nimodipine y flunarazine que bloquean canales de Ca++,

han sido probados efectivamente en modelos animales, pero al ser empleados en

ensayos clínicos no se han encontrado diferencias significativas en los resultados frente

a los grupos placebo (Canova, Roatta, Micieli, & Bosone, 2012; Jordán et al., 2007;

Woodruff et al., 2011).

Otras aproximaciones farmacológicas para el tratamiento de la isquemia cerebral, han

intentado disminuir la excitotoxicidad mediante el desarrollo de componentes que

interfieren con la activación de los receptores de glutamato, como los antagonistas de

los receptores NMDA, no competitivos dizocilpine, dextromethorphan, aptiganel,

cerezine y competitivos selfotel, elipodril que han demostrado eficacia en modelos

animales pero sin efectos significativos en humanos. También se han ensayado

antagonistas de receptores no NMDA, como zonampanel, SPD-502 sin resultados

54

alentadores (Ginsberg, 2008; Lai, Zhang, & Wang, 2014; Qu et al., 2012; Waszkielewicz

et al., 2013; Woodruff et al., 2011; Xu & Pan, 2013)

Además de la excitotoxicidad por glutamato, la producción de radicales libres se

incrementa en el foco y en la zona de penumbra y se piensa que son la principal causa

del daño observado en estas regiones; existen muchas sustancias, que pueden bloquear

la producción de radicales libres o inhibir su activación que han demostrado su eficacia

en modelos experimentales de isquemia cerebral, como edaravone, tetramethylpirazine,

alpha-phenyl-N-tert-butyl-nitrone, FR210575, NXY-59 y EGb-761, pero en humanos no

se han logrado reproducir estos resultados (H. Chen et al., 2011; Woodruff et al., 2011;

Xu & Pan, 2013).

Existe evidencia suficiente que sugiere la participación de las caspasas en el proceso de

muerte neuronal apoptótica. Diferentes grupos han estudiado los efectos de la inhibición

de las capasas sobre la neurodegeneración inducida por la isquemia empleando

inhibidores como z-VAD en forma de fluorometilcetona (FMK), ácido

diclorobenzoiloxopentanoico (dcb), z-DEVD-FMK y XBIR3 los cuales han sido

neuroprotectores en modelos de isquemia cerebral ofreciendo protección neuro-

funcional (Akpan et al., 2011; Fricker, Vilalta, Tolkovsky, & Brown, 2013; Ma, Qiu, Hirt,

Dalkara, & Moskowitz, 2001; Woodruff et al., 2011)

Para disminuir los efectos de la inflamación se han desarrollado diferentes estrategias

como son la inhibición de la adhesión de los leucocitos al endotelio activado a través de

anticuerpos anti-selectinas y anticuerpos anti-ICAM-1, los cuales han disminuido los

volúmenes de infarto en modelos experimentales de isquemia cerebral focal transitoria;

sin embargo, en un ensayo clínico en el cual se empleó el anticuerpo murino anti-ICAM-

1 (enlimomab), se encontró empeoramiento del déficit neurológico y mortalidad

(Ginsberg, 2008; Woodruff et al., 2011)

Se han ensayado otros fármacos, como agentes anti-integrinas CD11b/CD18 (UK-

279276), sin efectos neuroprotectores y con efectos secundarios como leucopenia e

55

inmunosupresión (Jin, Yang, & Li, 2010), inhibidores de la producción de óxido nítrico

como Lubeluzole, mostrando incremento significativo de desórdenes de conducción

cardiaca (De Keyser et al., 1997; Lai et al., 2014; Xu & Pan, 2013), agonistas de

neurotransmisores como la serotonina (repinotan) y activadores de canales de potasio

como BMS-204352, sin efectos protectores (Ginsberg, 2008; Xu & Pan, 2013).

Durante décadas los investigadores han intentado abordar el tratamiento de la isquemia

cerebral centrándose en dianas individuales de la cascada isquémica sin resultados

exitosos, sugiriendo que durante la cascada isquémica se activan una variedad de

procesos que corren en paralelo, por lo que la atención debería centrarse en agentes

neuroprotectores de múltiples dianas terapéuticas (Xu & Pan, 2013)

Entre estos agentes de múltiples dianas terapéuticas se encuentran el magnesio, la

progesterona, la eritropoyetina y sus derivados, la albumina y las estatinas (Xu & Pan,

2013)

2.4.1 Estatinas. Las estatinas son un diverso grupo de fármacos que actúan como

potentes inhibidores de la biosíntesis del colesterol, que impiden la acción de la enzima

3-hidroxi-3-metilglutaril coenzima A reductasa (HMGCoA reductasa), la cual se encarga

de la conversión de la hidroxi metil glutaril coenzima A en ácido mevalónico, un precursor

del colesterol (Pella, Rybar, & Mechirova, 2005).

Las estatinas fueron originalmente identificadas como metabolitos secundarios de

hongos y en la actualidad se encuentran disponibles comercialmente una gran variedad

de éstas, tanto naturales, producidas por el hongo Aspergillus terreus (lovastatina,

simvastatina, pravastatina), como sintéticas (atorvastatina, fluvastatina y rosuvastatina)

(Liao & Laufs, 2005). Aunque las estatinas comparten el mismo mecanismo de acción,

su farmacocinética es diferente, todas las estatinas son bien absorbidas en el intestino

cuando se administran oralmente, su primer paso por el hígado reduce su

biodisponibilidad en un 5 – 30% y una vez en el plasma se unen a la albumina lo cual

determina la variabilidad de la vida media entre las estatinas. Atorvastatina y

56

rosuvastatina son las estatinas que poseen una vida media más larga entre 15-30 horas

para la primera y 20,8 horas para la segunda, mientras que fluvastatina, pravastatina,

lovastatina y simvastatina tienen una vida media entre 0,5 a 3 horas (Butterfield, Barone,

& Mancuso, 2011).

Debido a sus diferentes estructuras químicas, las estatinas exhiben grados variables de

afinidad por los lípidos (lipofilicidad). Los profármacos simvastatina y lovastatina tienen

los índices de lipofilicidad más altos, atorvastatina, fluvastatina y pitavastatina presentan

un índice intermedio, en cambio, pravastatina posee el índice más bajo, lo cual puede

influir en su capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica (Butterfield et al.,

2011; Wood, Eckert, Igbavboa, & Müller, 2010)

Más de dos tercios del colesterol del organismo, se sintetiza en el hígado, por lo tanto, la

inhibición de la biosíntesis de colesterol hepático es la principal fuente para reducir los

niveles de colesterol sérico (Liao & Laufs, 2005). Las estatinas son uno de los agentes

más efectivos para tal fin, debido a que reducen el colesterol ligado a lipoproteínas de

baja densidad (c-LDL). Por consiguiente, se ha determinado éste como el mecanismo

principal en la reducción de la incidencia del ictus y de eventos cardiovasculares (Castilla

Guerra, Fernandez Moreno, López Chozas, & Jiménez Hernandez, 2007; Tsai et al.,

2011).

Luego del descubrimiento de las estatinas en 1976 y su frecuente uso para el control de

la hipercolesterolemia y la prevención de la enfermedad cardiovascular, se le han

atribuido una serie de beneficios adicionales o efectos pleiotrópicos, no dependientes de

la reducción de c-LDL, sino de la inhibición de las subsecuentes asociaciones en la ruta

del mevalonato (Liao, 2005), que no sólo es precursor del colesterol sino también de

muchos componentes isoprenoides no esteroidales que incluyen geranil pirofosfato

(GPP), farnesil pirofosfato (FPP), geranil geranil pirofosfato (GGPP) y el escualeno,

vitales para diferentes funciones que incluyen desde la síntesis del colesterol hasta el

crecimiento y diferenciación celular (Pella et al., 2005; Zhou & Liao, 2010).

57

Al disminuir, mediante el uso de las estatinas, las concentraciones de intermediarios de

la ruta del mevalonato como el FPP y el GGPP, claves para la isoprenilación o

modificación postraduccional de proteínas transmembrana tales como, Ras, Rho y Rac,

se logra inhibir gran cantidad de funciones de dichas macromoléculas logrando reducir

eventos de inflamación, trombogenicidad y vasoconstricción importantes en la patología

vascular (Liao, 2005; Schönbeck & Libby, 2004; C. Y. Wang, Liu, & Liao, 2008; Wood et

al., 2010). Entre los efectos pleiotrópicos de las estatinas se incluyen la estabilización de

la placa aterosclerótica, la disminución del estrés oxidativo, el efecto antiinflamatorio, y

antitrombótico, la mejora de la reactividad vasomotora y función endotelial, y algunas

acciones inmunomoduladoras (Castilla Guerra, Fernandez-Moreno, et al., 2007; Zeiser

et al., 2008).

Las estatinas mejoran la función endotelial mediante la estimulación y sobrerregulación

de la óxido nitroso sintetasa (eNOS) de los vasos, enzima que ejerce funciones

antiateroscleróticas paracrinas en el endotelio, debido a que aumenta la síntesis,

liberación y actividad del NO endotelial; parando el proceso aterogénico, estimulando la

relajación vascular e inhibiendo la agregación plaquetaria, la proliferación de la

musculatura lisa vascular y las interacciones entre los leucocitos y el endotelio, efecto

diferente al ocasionado por el NO como radical libre producido por la óxido nítrico

sintetasa inducible, como se había descrito anteriormente (Liao, 2005; Sawada & Liao,

2009; Takemoto & Liao, 2001).

Esta clase de fármacos aumentan la expresión del activador tisular de plasminógeno y

disminuyen la expresión de la endotelina 1, un potente vasoconstrictor y mitógeno que

se genera en el mismo endotelio (Minoru et al., 2005; Takemoto & Liao, 2001). También,

se ha demostrado aumento significativo de la respuesta vasodilatadora del endotelio

vascular, favoreciendo el flujo sanguíneo, mediante la producción de prostaciclina,

explicando su actividad vasodilatadora, antiagregante y antiinflamatoria (Liao, 2005;

Ramos-Esquivel & León Céspedes, 2007).

58

De igual forma, las estatinas inducen angiogénesis al promover la proliferación,

migración y supervivencia de células progenitoras endoteliales circulantes y acelerando

la formación de la estructura vascular mediante la activación de la vía fosfatidilinositol 3-

Kinasa y la eNOS; de esta forma, aumentan la neovascularización inducida por la

isquemia y mejoran la función tisular posisquemia (Liao, 2005; Schönbeck & Libby,

2004).

Las estatinas contribuyen a la estabilidad de la placa ateromatosa, mediante la reducción

del tamaño de la placa y la modificación de las propiedades fisicoquímicas del núcleo

lipídico (Pella et al., 2005), ya que disminuyen la acumulación de macrófagos en las

lesiones ateroscleróticas, aumentan el contenido de colágeno de la placa y disminuyen

su componente inflamatorio y protrombótico, mediante la reducción de diversas enzimas

y citocinas, ejemplo de ello, es la disminución de los niveles de interferón ɣ (que inhibe

la formación de colágeno y aumenta la inestabilidad de la placa), de metaloproteinasas

(enzimas que debilitan la cápsula fibrosa) y de moléculas de adhesión proinflamatorias

como la VCAM-1 (molécula de adhesión vascular 1) o la ICAM-1(molécula de adhesión

intercelular 1), entre otras (Castilla-Guerra, Fernandez-Moreno, et al., 2007; Liao, 2005).

Además, la estatinas inhiben la expresión de fibrinógeno y la formación de trombina,

reducen la agregación plaquetaria, la expresión de COX 2, tromboxano A2 (TxA2) o TxB2

y mejoran la síntesis de prostaciclina, contribuyendo a disminuir la activación plaquetaria

(Schönbeck & Libby, 2004; Takemoto & Liao, 2001).

Las estatinas poseen efectos antiinflamatorios mediante la disminución en la expresión

de moléculas de adhesión, las cuales participan en la primera fase de la aterogénesis y

de los procesos inflamatorios. Así mismo, impiden las reacciones químicas intracelulares

que llevan a la expresión y modulación de sustancias y promotores inflamatorios (como

NF-κB, IL-1, IL-6), que son dependientes de proteínas GTPasas y requieren isoprenilarse

para su activación (Castilla-Guerra, Fernandez-Moreno, et al., 2007; Kandadai, Meunier,

Lindsell, Shaw, & Elkind, 2012; Ramos-Esquivel & León Céspedes, 2007).

59

Por otro lado, se le atribuye a las estatinas propiedades antioxidantes, puesto que al

reducir la isoprenilación de proteínas Rac 1, impiden que estas se trasladen del citosol

hacia la membrana celular en el proceso de activación de la NADPH oxidasa, logrando

así la reducción de radicales libres (Kandadai et al., 2012; Ramos Esquivel & León

Céspedes, 2007).

Otro efecto observado con las estatinas es la modulación del crecimiento celular, debido

a que las proteínas Ras y Rho están implicadas en la regulación del ciclo celular, ya que,

regulan señales de traducción que se encargan de la transcripción de genes involucrados

en la proliferación y diferenciación celular, así como en la apoptosis (Ramos Esquivel &

León-Céspedes, 2007; C. Y. Wang et al., 2008). Ras puede promover la progresión del

ciclo celular a través de la activación de la proteína quinasa activada por mitógeno,

mientras que Rho provoca la proliferación celular a través de la desestabilización de la

proteína p27 Kip1. La inhibición de Rho por las estatinas es el mecanismo predominante

por el que se inhibe la proliferación vascular de células del musculo liso (SMC) inducida

por PDGF (Liao, 2005; Takemoto & Liao, 2001).

Además, se ha sugerido que la actividad de Rac 1 se encuentra involucrada en procesos

neurodegenerativos luego de la isquemia cerebral y también en su recuperación a largo

plazo, puesto que Rac 1 no solo se encuentra implicada en la actividad sináptica, sino

también, en procesos de muerte celular mediante la regulación de la activación de

quinasas c-jun N-terminal, promoviendo la supervivencia neuronal (Gutiérrez Vargas et

al., 2010), del mismo modo, se ha evidenciado que la neuroprotección ejercida por el

tratamiento con Atorvastatina en modelo de excitotoxicidad por glutamato es dependiente

de la activación de Rac 1 (Posada Duque, Velasquez Carvajal, Eckert, & Cardona

Gomez, 2013)

Un efecto pleiotrópico no relacionado con la inhibición de la síntesis del mevalonato, es

la unión de las estatinas con un nuevo sitio alostérico dentro de la integrina β2 antígeno-

1 asociado a la función linfocitaria (LFA-1), el cual juega un papel importante en el

transporte de leucocitos y la activación de las células T, bloqueando así la adhesión de

60

linfocitos al endotelio en un grado suficiente para suprimir la respuesta inflamatoria

(Schönbeck & Libby, 2004). Por esta vía las estatinas favorecen la liberación de las

interleuquinas 4, 5 y 10, el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β),

favoreciendo la respuesta TH2, aboliendo la respuesta inmune TH1, que libera IL-2, IL-

12, o interferón ɣ (IFN-ɣ), lo cual reduce significativamente la infiltración inflamatoria y a

la vez promueve la diferenciación del linfocito TH0 a TH2, sugiriendo una acción protectora

de las estatinas en enfermedades autoinmunes mediadas por linfocitos TH1(Ramos

Esquivel & León-Céspedes, 2007; Zeiser et al., 2008). Actualmente, se conoce que las

estatinas suprimen efectivamente la expresión del complejo mayor de

histocompatibilidad tipo II en células específicas, por un efecto dependiente de la

inhibición de la enzima 3-hidroxi-3-metilglutaril CoA reductasa, quizás mediante un

mecanismo de expresión génica a nivel transcripcional, reprimiendo de este modo la

activación de células T (Kandadai et al., 2012; Liao, 2005).

Aunque el papel de las estatinas en la prevención del infarto cerebral ha sido durante

mucho tiempo tema de controversia debido a que inicialmente no se hallaba una

correlación entre los niveles séricos de colesterol y el infarto cerebral en estudios

prospectivos, en la actualidad está plenamente establecido que las estatinas disminuyen

su incidencia y este efecto se debe en gran parte al grado de reducción del colesterol

LDL asociado a lipoproteínas de baja densidad (Castilla Guerra, Fernández Moreno,

López Chozas, & Jiménez Hernández, 2007).

Inicialmente, la prevención primaria y secundaria del infarto cerebral se debe

fundamentalmente a la disminución en los niveles de colesterol sérico. Sin embargo, se

han demostrado efectos neuroprotectivos de las estatinas en los accidentes

cerebrovasculares isquémicos, debido a su capacidad para regular la expresión y

actividad de eNOS en los vasos sanguíneos cerebrales, aumentando la producción de

NO y por ende el flujo sanguíneo. Además, éste aumento del NO tiene impacto en la

severidad del daño y viabilidad del tejido isquémico al atenuar la expresión de la P-

selectina y la adhesión leucocitaria (Liao, 2005; Takemoto & Liao, 2001).

61

Además, las estatinas contribuyen a la neuroprotección en isquemia a través de su

capacidad antiaterosclerotica y estabilización de la placa ateromatosa, su acción

antiinflamatoria y la movilización de células progenitorias endoteliales, reduciendo el

tamaño del infarto y contribuyendo a la disminución en la incidencia de accidentes

cerebrovasculares.(Liao, 2005).

Las estatinas han demostrado su efectividad para el tratamiento del infarto cerebral

isquémico en modelos animales, puesto que su administración ha logrado disminuir el

tamaño de la lesión, aumentar el flujo sanguíneo cerebral, reducir el volumen del infarto

y mejorar la permeabilidad microvascular (Ding et al., 2006; Juha Yrjänheikki et al., 2005;

L. Zhang et al., 2009). También, se ha encontrado que posee efecto neuroprotector

reduciendo la pérdida neuronal y la neurodegeneración al parecer mediante la

aceleración de los mecanismos de supervivencia celular junto con la regulación de

moléculas de adhesión como p-120 catenina y αN-catenina (Céspedes-Rubio et al.,

2010). Así mismo, la atorvastatina ha aumentado la ventana terapéutica de otros

medicamentos como el activador de plasminógeno tisular recombinante (rtPA) sin

incrementar la incidencia de una transformación hemorrágica (Ding et al., 2006; L. Zhang

et al., 2009).

2.4.2 Inhibidores de la ciclooxigenasa. La neuroinflamación ha sido implicada en la

patogenia o en la progresión de diferentes desórdenes neurológicos y

neurodegenerativos crónicos o agudos, la prostaglandina sintasa H o ciclooxigenasa

juega un papel central en la cascada inflamatoria mediante la conversión del ácido

araquidónico en prostanoides bioactivos. Existen dos isoformas de ciclooxigenasas COX

1 y COX 2 las cuales son codificadas por diferentes genes y se ha descrito una variante

de la COX 1, denominada COX 3 (Aïd & Bosetti, 2011; Camara Lemarroy, Gonzalez

Moreno, Guzman-de la Garza, & Fernandez-Garza, 2012; Yagami, 2006).

La producción de los prostanoides inicia con la inducción de la cascada del ácido

araquidónico que involucra la liberación de ácidos grasos poliinsaturados desde los

fosfolípidos de membrana por la enzima fosfolipasa A (PLA2) (Bosetti, 2007),

62

posteriormente, las COX catalizan la conversión de ácido araquidónico (AA) a

prostaglandinas (PG) y tromboxanos (TXB), los cuales actúan como ligandos autocrinos

y paracrinos en muchas respuestas fisiológicas y patológicas, la COX 1 se conoce como

la isoforma constitutiva y la COX 2 como la isoforma inducible, ambas utilizan los mismos

sustratos y catalizan las mismas reacciones, deoxigenación del ácido araquidónico para

producir la prostaglandina G2 (PGG2) y una reacción peroxidasa que convierte la PGG2

en prostaglandina H (PGH2), la cual es transformada a PGE2, PGF2α, PGD2, PGI2 y TBX2

a través de procesos enzimáticos específicos (Aïd & Bosetti, 2011; Bailey, 1989).

Estos prostanoides interactúan con receptores específicos de membrana de la

superfamilia de receptores acoplados a proteínas G, jugando un papel importante en

muchas respuestas celulares y en procesos patológicos como modulación de la reacción

inflamatoria y su resolución, erosión del cartílago, citoprotección y ulceración

gastrointestinal, angiogénesis y cáncer, hemostasia y trombosis, hemodinámica renal y

progresión de enfermedades renales, ateroprotección y progresión de ateroesclerosis

(Capone et al., 2007).

En el sistema nervioso central el AA y sus productos finales se encuentran implicados en

diversos procesos fisiológicos como la señalización sináptica, la activación neuronal, la

liberación de neurotransmisores, la nocicepción, la expresión de genes, el flujo

sanguíneo cerebral, el ciclo sueño/vigilia y el apetito. Además, las alteraciones en el

metabolismo del AA han sido implicadas en diferentes desórdenes neurológicos,

neurodegenerativos y siquiátricos, entre los que se incluyen epilepsia, isquemia,

demencia asociada al síndrome de inmunodeficiencia adquirida, esclerosis lateral

amiotrófica, Alzheimer, Parkinson y esquizofrenia (Bosetti, 2007)

Aunque las isoformas COX comparten un 60% de homología en su secuencia de

aminoácidos y ambas son proteínas integrales de membrana del retículo endoplasmático

y el núcleo, difieren en sus mecanismos regulatorios, localización celular y función (Aïd

& Bosetti, 2011).

63

La COX 2 fue identificada inicialmente como un elemento clave en la respuesta

inflamatoria aguda debido a que su expresión es rápidamente inducida por varios

inflamógenos y posee diferentes elementos transcripcionales regulatorios, entre los que

se incluyen, el factor nuclear kappa beta (NF-kB), Sp1, una caja TATA, un potenciador

de proteínas de unión beta CAAT, un elemento de respuesta a AMP cíclico, los cuales

interactúan con factores de transcripción generados por múltiples vías de señalización;

en cambio, COX 1 no posee caja TATA ni CAAT, contiene un alto contenido GC y varios

elementos Sp1. La COX 2 contiene una única secuencia de 27 aminoácidos cerca de su

extremo carboxilo terminal, que corresponde a un elemento involucrado en la

inestabilidad de la proteína (Aïd & Bosetti, 2011).

Debido a que COX 2 es típicamente inducida por estímulos inflamatorios en la mayoría

de los tejidos se presumía que era la isoforma responsable de la propagación de la

respuesta inflamatoria y tradicionalmente considerada como la mejor diana para los

fármacos antiinflamatorios (Capone et al., 2007). Algunos fármacos antiinflamatorios

como la aspirina y los fármacos antiinflamatorios no esteroidales (NSAIDs) e inhibidores

selectivos de COX 2 (coxibs) generan acciones antipiréticas, analgésicas y

antiinflamatorias a través de la inhibición competitiva del sitio activo de COX. Los coxibs

(celecoxib, etirocoxib, rofecoxib y valdecoxib), fueron desarrollados con el objetivo de

reducir la incidencia de efectos gastrointestinales adversos asociados con la

administración de NSAIDs, como consecuencia de la inhibición de los prostanoides

derivados de COX 1, sin embargo, en los coxibs se han encontrado otros efectos no

deseados como son el aumento de la incidencia de infarto del miocardio y las

enfermedades cerebrovasculares (Capone et al., 2007).

Además de los inhibidores selectivos de COX 2, se han producido antiinflamatorios como

el meloxicam que tienen una actividad inhibitoria preferencial contra la isoforma inducible

COX 2 sobre la isoforma constitutiva COX 1 (Goverdhan, Sravanthi, & Mamatha, 2012)

COX 1 y COX 2 se expresan constitutivamente en el cerebro. En condiciones fisiológicas

COX 1 es expresada principalmente en la microglía y en las células perivasculares y

64

COX 2 se encuentra en las dendritas posinápticas y en la terminales excitatorias,

particularmente en la corteza, el hipocampo y la amígdala, con asociaciones neuronales

y vasculares, por lo que COX 2 ha sido involucrada en la actividad sináptica, en la

potenciación a largo plazo, en la consolidación de la memoria y en el acoplamiento

neurovascular durante la hiperemia. Además, COX 2 y no COX 1 puede oxigenar

endocanabinoides lo cual representa una importante vía metabólica para la regulación

de la transmisión sináptica excitatoria (Aïd & Bosetti, 2011; Yagami, 2006)

En modelos animales de neuroinflamación se ha demostrado que la inhibición selectiva

de COX 2 incrementa el daño neuronal, la activación glial, la expresión de citoquinas

cerebrales, la permeabilidad de la barrera hematoencefálica y la infiltración de leucocitos,

por lo que se sugiere que los productos derivados de COX 2 pueden mediar un efecto

protector en la progresión y/o en la resolución de la inflamación luego de la activación de

la inmunidad innata del cerebro, puesto que al bloquear selectivamente a COX 2 se

estarían inhibiendo mediadores claves que ayudarían al tejido a retornar a un estado no

inflamado y posterior homeostasis (Aïd & Bosetti, 2011).

El meloxicam, como inhibidor preferencial de COX 2, ha sido estudiado en diferentes

modelos entre los que se encuentra el estrés oxidativo, el cual es uno de los procesos

patogénicos comunes en enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer,

Parkinson, Esclerosis Lateral Amiotrófica, Huntington y desórdenes neurológicos y

siquiátricos relacionados, encontrándose reducción de la pérdida neuronal y disminución

del estrés oxidativo mediante la supresión de la sobrecarga de iones metálicos,

especialmente el aluminio (Yu, Jiang, Su, Yu, & Yang, 2014). Además, en un modelo de

daño cognitivo, el meloxicam asociado a un inhibidor de la monoamino oxidasa

(seleginine), lograron mejorar la actividad antiamnésica a través de la inhibición de la

peroxidación lipídica, aumento de las enzimas antioxidantes y disminución de la actividad

de la acetilcolinestarasa en el cerebro (Goverdhan et al., 2012).

Por otro lado, en un modelo de isquemia cerebral mediante oclusión de la ACM, en el

que se empleó meloxicam como analgésico, se encontró reducción significativa del

65

volumen de infarto, lo que fue asociado a la disminución de la producción de

prostanglandinas proinflamatorias potencialmente perjudiciales para el tejido cerebral

(Jacobsen et al., 2013)

En un modelo de isquemia/reperfusión, el meloxicam atenuó los efectos de la isquemia

sobre la subregulación de la expresión de los receptores NMDA y el aumento de

marcadores de inflamación como GFAP y CD11b, sugiriendo que meloxicam disminuye

los marcadores de inflamación y bloquea la regulación hacia abajo de los genes del

receptor NMDA (Montori et al., 2010), así mismo, se ha demostrado que regula el

transporte vesicular del glutamato que se ve alterado por la inflamación como respuesta

a la isquemia (Llorente et al., 2013). También, en un modelo de hipoxia-reoxigenación

en cortes de hipocampo, el meloxicam ejerció un efecto citoprotector mediante la

inhibición de la lactato deshidrogenasa y el incremento de la interleuquina 10 (López

Villodres et al., 2012).

Finalmente, no se ha logrado aprobar ninguna terapia diferente al tratamiento con

trombolíticos como el rt-PA, el cuál logra un único objetivo que es la restauración del flujo

de sangre hacia la zona afectada sin ofrecer otras ventajas y cuya ventana terapéutica

es muy limitada, lo cual hace necesario plantear estrategias terapéuticas que permitan

incidir desde diferentes frentes la cascada fisiopatológica desencadenada por el infarto

cerebral, como podrían ser los tratamientos combinando atorvastatina como fármaco de

efectos pleiotrópicos dependientes de la inhibición de las subsecuentes asociaciones en

la ruta del mevalonato y un inhibidor preferencial de COX 2 como el meloxicam, el cual

puede ayudar a modular la respuesta mediada por las prostaglandinas y los prostanoides

durante la fase aguda inflamatoria de la lesión cerebral.

66

3. MATERIALES Y MÉTODOS

3.1 REACTIVO BIOLÓGICO

Se emplearon 39 ratas hembras de la línea Wistar (no consanguínea), con un peso de

211 ± 15 gramos, mantenidas en el Bioterio de Experimentación de la Universidad del

Tolima (BEAUT), bajo las siguientes condiciones ambientales: 22 ± 2°C de temperatura,

70 ± 5% de humedad relativa, ciclo de luz / oscuridad de 12 horas, agua ad libitum y una

ración diaria de alimento comercial (15 g/animal).

Los procedimientos experimentales se efectuaron siguiendo las normas internacionales

de protección y manejo de animales de laboratorio (Acadamies, 2011), atendiendo la ley

84 de 1989 de protección animal en Colombia y la resolución 8430/1993, contando con

la aprobación del comité local de ética de la Universidad del Tolima.

3.2 MODELO DE ISQUEMIA CEREBRAL POR EMBOLIZACIÓN ARTERIAL

Para la inducción de la isquemia cerebral por embolismo arterial se siguió el protocolo

estandarizado por el grupo en Enfermedades Neurodegenerativas de la Universidad del

Tolima, END (Hernández, Trujillo, & Céspedes Rubio, 2010). Se retiró el alimento 12

horas antes de los procedimientos quirúrgicos, para facilitar la acción de los anestésicos.

Los procedimientos quirúrgicos se realizaron en el quirófano del Laboratorio de

Biotecnología Animal de la Universidad del Tolima (LABIOAUT). Los animales fueron

anestesiados mediante la asociación Xilacina 2% (5 mg/Kg) y Ketamina 5% (90 mg/Kg)

vía intraperitoneal y atropina sulfato 1:1000 (100 µg/Kg) vía subcutánea como vagolítico

y protector del miocardio.

Seguidamente, se monitoreó la temperatura rectal con termómetro digital, se rasuró la

zona del cuello, se lavó y se desinfectó con etanol al 70%. Se ubicó el animal en posición

decúbito supino y se inmovilizó adecuadamente (Figura 4A).

67

La disección de la arteria carótida común (ACC), se realizó mediante una incisión

mediana longitudinal anterior en sentido cráneo-caudal (cervicotomía) de

aproximadamente 3 cm de longitud hasta la horquilla esternal, abarcando la piel, el tejido

celular subcutáneo y la fascia del músculo cutáneo. En la línea media, se separaron los

músculos esternohioideos mediante divulsión roma, con un retractor manual se replegó

lateralmente el músculo esternomastoideo derecho, se ubicó otro retractor entre el

músculo digástrico y el esternomastoideo, mientras se separó el músculo omohoideo

hasta que se visualizó la ACC (Figura 4B) y el nervio vago surcando la cara externa de

la arteria carótida interna (ACI), seguidamente se aíslo la ACI y se separó del nervio

vago.

El protocolo de embolización se efectuó siguiendo la metodología propuesta por Kudo y

colaboradores (Kudo et al., 1982), con algunas modificaciones realizadas por el grupo

de Enfermedades Neurodegenerativas (END), como se describe a continuación.

Se expuso la ACC derecha a nivel de la bifurcación en arteria carótida interna (ACI) y

arteria carótida externa (ACE), se colocó temporalmente una pinza microvascular de

aneurisma justo arriba del origen de la ACI y se dispuso una banda de látex alrededor de

la ACC 15 mm debajo de su bifurcación (Figura 4C).

A través de una microincisión en la ACC, se introdujo un catéter de poliestireno N°24,

avanzándolo cranealmente a través de la ACI hacia la bifurcación de la arteria cerebral

media (ACM) y la arteria cerebral anterior (ACA) a cuyo nivel se inyectó el coágulo

preformado resuspendido en un volumen de 400 µL de solución salina isotónica (NaCl).

La preparación del coágulo se realizó in situ siguiendo el método propuesto por Wang y

colaboradores (C. X. Wang, Yang, Yang, & Shuaib, 2001; C. Wang et al., 2001), con las

siguientes innovaciones: se cargaron 50 µl de sangre de la ACC mediante ligera presión

negativa con jeringuilla de 1 cc acoplada al catéter, conteniendo 50 µl de alfa trombina

bovina (α-tb 13 NIH/U -HTI Lab, BCT 1020); luego de 3 minutos, se formó el coágulo, se

68

resuspendió en 400 µl de solución salina y avanzando el catéter hacia la bifurcación

arterial (ACM - ACA), se inyectó lentamente (Figura 4D-E).

Se retiró el catéter y se ligó la ACC craneal y caudalmente con poliamida 4/0; luego se

retiró la pinza de aneurisma y la banda de látex, suturando la piel a continuación en un

solo plano con nylon quirúrgico (prolene 4/0) (Figura 4F).

Figura 4. Inducción de isquemia cerebral experimental mediante embolización arterial.

A. Preparación y fijación del animal a la superficie de cirugía. B-C. Disección de la Arteria

Carótida Común (ACC). D. Inserción del catéter en la ACC. E. Avance del catéter hasta

la bifurcación arterial ACM y ACA e inyección del coágulo. F. Ligadura de la ACC.

Fuente: El autor.

La temperatura corporal fue registrada con termómetro rectal digital al inicio y al final de

la cirugía, los animales se monitorearon hasta su recuperación y finalmente se ubicaron

en cajas limpias, con agua y alimento (ración diaria). Todos los datos obtenidos durante

el proceso quirúrgico y la recuperación se registraron en la ficha de protocolo técnico

(Anexo A).

69

3.3 DISEÑO EXPERIMENTAL

Los animales fueron distribuidos aleatoriamente en 4 grupos experimentales de cinco

ratas cada uno (n=20) y 4 grupos control de 3 ratas cada uno (n=12). Los animales de

los grupos experimentales (1 a 4) se sometieron a isquemia cerebral por embolia arterial

tal como se describió en el apartado anterior y los controles (simulados), se abordaron

quirúrgicamente pero no fueron embolizados (grupos 5 a 8).

Como se observa en la tabla 1, a los animales de los grupos 1 y 5 se les administró

meloxicam (2,5 mg/kg), a los de los grupos 2 y 6 atorvastatina cálcica (10 mg/kg) y a los

de los grupos 3 y 7 una asociación de meloxicam (2,5 mg/kg) y atorvastatina (10 mg/kg);

en tanto a los de los grupos 4 y 8 se les administró carboximetilcelulosa como placebo.

En todos los casos, las dosis fueron diluidas en 2 ml de solución salina y administradas

mediante sondaje esofagogástrico, empleando una sonda curva abotonada N° 18 para

rata (Figura 5A). Las dosis fueron administradas a las 6, 24, 48 y 72 horas posteriores a

la cirugía, tanto en isquémicos como en simulados.

Tabla 1. Tratamientos de los grupos experimentales y control.

GRUPOS EXPERIMENTALES GRUPOS CONTROL

1 2 3 4 5 6 7 8

ISQUEMIA SHAM

MELOX

(2,5 mg/kg

)

ATV*

(10

mg/kg)

MELOX**

(2,5 mg/kg)

ATV

(10 mg/kg)

PLACEBO

CMC***

MELOX

(2,5 mg/kg

)

ATORVA

(10

mg/kg)

MELOX

(2,5 mg/kg)

ATV

(10 mg/kg)

PLACEBO

CMC*

n=5 n=5 n=5 n=5 n=3 n=3 n=3 n=3

* ATV: Atorvastatina

** MELOX: Meloxicam

*** CMC: Carboximetilcelulosa

70

3.4 EVALUACIÓN NEUROLÓGICA

Los animales isquémicos y simulados fueron evaluados neurológicamente a las 24, 48,

72 y 96 horas post-cirugía (Figura 5B), mediante los test neurológicos descritos por otros

autores, con algunas modificaciones como se describe a continuación (Bederson et al.,

1986; Juha Yrjänheikki et al., 2005).

El test asigna valores entre 0 y 6 dependiendo del grado de afectación neurológica. El

valor 0 indica que el animal no presenta movimientos espontáneos, 1 muestra

movimientos circulares espontáneamente, 2 se mueve circularmente si es tirado de la

cola, 3 movimientos circulares si es levantado y tirado de la cola, 4 resistencia reducida

a la presión lateral, 5 flexión consistente de uno o ambos miembros anteriores, 6

extensión normal de ambos miembros anteriores cuando es izado de la superficie (Anexo

B). Además, se realizó una evaluación neurológica complementaria en donde se tuvieron

en cuenta diferentes parámetros como el reflejo de agarre, el reflejo de corrección,

reacción de posición por pérdida de apoyo, localización visual, reflejo corneal, reflejo

palpebral, estimulación auditiva intensa y prueba de equilibrio en barra horizontal y

plataforma inclinada, modificado a partir del examen neurológico descrito por Belayev y

colaboradores (Belayev, Busto, Zhao, Fernandez, & Ginsberg, 1999).

3.5 PERFUSIÓN Y PROCESAMIENTO DE LOS CEREBROS

48 horas después de la administración de la última dosis de tratamiento, los animales

fueron sacrificados bajo anestesia general con una mezcla de Xilazina (10 mg/kg) y

Pentobarbital sódico (60 mg/kg) i.p., e inmediatamente fueron perfundidos con 200 ml de

solución salina isotónica (0,9% NaCl) por vía intracardíaca y avance aórtico, seguido de

200 ml de paraformaldehído (PFA) 4% en buffer fosfato 0,1 M pH 7,4. Los cerebros

fueron extraídos y postfijados 48 horas en PFA 4% a 4°C (Figura 5C) y luego tratados

con gradientes de sacarosa (7%, 25% y 30%) para reducir el edema intersticial y

posteriormente se sumergieron en una solución criopreservante (etilenglicol 30%, glicerol

71

30%, buffer fosfato 0,4 M 25% y agua desionizada 15%) a -20°C hasta el momento de

ser cortados.

Luego de cinco lavados consecutivos con PB 0,1M en agitación (shaker) y a temperatura

ambiente, los cerebros crioconservados se cortaron coronalmente, entre los bregma -2,0

a -4,5 (Paxinos & Watson, 1998), con un Vibratomo (Vibratome® 1500) a 50 µm de

espesor, en buffer fosfato (PB 0,1M) a 4°C (Figura 5D). Los cortes obtenidos se

almacenaron en cajas multipozo y se mantuvieron en criopreservante a -20°C hasta el

montaje de las técnicas histoquímicas e inmunohistoquímicas.

Figura 5. Administración de los tratamientos, pruebas comportamentales y

procesamiento de los cerebros después de la inducción experimental de la isquemia.

A. Administración de medicamento mediante gavaje. B. Evaluación neurológica, prueba

de equilibrio en barra transversal. C. Cerebro perfundido. D. Vibratome® 1500 empleado

para obtener los cortes coronales.

Fuente: Grupo en Enfermedades Neurodegenerativas

3.6 PROCESAMIENTO HISTOLÓGICO

El procesamiento histológico se realizó en las instalaciones del Laboratorio de

Toxicología de la Universidad del Tolima.

72

Para la evaluación de los marcadores histoquímicos e inmunohistoquímicos se

emplearon cortes comprendidos entre los bregmas -2,8 a -3,8; para el montaje de cada

una de las pruebas, se emplearon 2 cortes por unidad experimental. Para todos los

marcadores, se evaluaron los siguientes territorios encefálicos: la corteza

somatosensorial, la corteza motora y la corteza piriforme, las zonas CA1, CA2, CA3,

fimbria y giro dentado del hipocampo, la zona paraventricular, la capsula interna, el

putamen caudado, el tracto óptico y los núcleos talámicos (Figura 6).

Figura 6. Zonas evaluadas mediante técnicas histoquímicas e inmunohistoquímicas en

un modelo de infarto cerebral.

1. Corteza somatosensorial primaria ( ). 2. Corteza piriforme ( ). 3. CA1 hipocampal

( ). 4. CA2 hipocampal ( ). 5. CA3 hipocampal ( ). 6. Giro dentado del hipocampo

( ). 7. Fimbria del hipocampo ( ). 8. Zona paraventricular ( ). 9. Capsula interna

( ). 10. Putamen caudado ( ). 11. Tracto óptico ( ). 12 Núcleos talámicos ( ).

Fuente: Modificado de Paxinos 1998.

Para todos los marcadores, se realizó una revisión visual de las zonas anteriormente

señaladas, pero se escogieron para análisis por densitometría las zonas que revelaban

73

variaciones constantes en la reactividad en los individuos del grupo isquémico placebo

frente al grupo simulado placebo.

3.6.1 Supervivencia celular e integridad de la mielina. La supervivencia neuronal y

astrocitaria se evaluó mediante el método Kluver Barrera. El método Kluver Barrera es

una tinción diferencial que permite visualizar la mielina mediante el colorante luxol fast

blue y los somas celulares utilizando el colorante cresil violeta acetato.

Los cortes se depositaron en cajas multipozo con PB 0,1 M. Se lavaron 3 veces con una

solución de PB 0,1 M: Tritón X-100 0,05% para retirar el criopreservante. Se montaron

en láminas gelatinizadas (gelatina porcina 1% Cas # 9000-70-8) y se dejaron secar 24

horas a temperatura ambiente.

Se siguió el protocolo publicado por Klatt, E.C. en WebPath: Internet Pathology

Laboratory, con algunas adaptaciones a las condiciones del laboratorio. Los cortes se

sometieron a deshidratación en alcohol al 95% por 5 minutos, luego se transfirieron a

solución de Luxol fast blue 1% (L0294 Sigma) y se dejaron durante toda la noche en

estufa a 50°C (12 horas) (Klatt, 2010).

Al siguiente día, los cortes se sometieron a diferenciación mediante inmersiones en

etanol 95% (30 segundos), PB 0,1 M (30 segundos), carbonato de litio 0,05%, Sigma

255823, (60 segundos), etanol 70% (30 segundos) y PB 0,1 M (30 segundos); los cortes

se revisaron al microscopio y si era necesario se repetía la diferenciación. Seguidamente,

los cortes se sometieron a tinción con Cresil Violeta 0,25% (C5042 Sigma), pH 4,5

durante 10 minutos, se retiró el exceso de colorante lavándolos con PB. 0,1 M y se

deshidrataron en gradientes ascendente de alcoholes al 95% (3 minutos), etanol absoluto

(3 minutos) y xileno (5 minutos); finalmente, los cortes se cubrieron con laminillas y

sellante resinoso (Consult mount, 9990440 Thermo Scientific). Los lavados y la tinción

con cresil violeta se realizaron a una temperatura de 37°C.

74

3.6.2 Neurodegeneración. Se analizó mediante la tinción con Flourojade B®, el cual es

un fluorocromo aniónico capaz de teñir selectivamente somas y neuritas de neuronas en

degeneración (Liu, Schafer, & McCullough, 2009).

Los cortes previamente lavados se montaron en láminas gelatinizadas y secaron durante

24 horas a temperatura ambiente. Se fijaron en xileno (5 minutos, 2 veces),

posteriormente se adicionó una solución de hidróxido de sodio 1% disuelto en etanol

80% (1 minuto), se hidrataron en etanol 70% (2 minutos), se lavaron con PB. 0,1 M, se

agregó permanganato de potasio 0,06% (17 minutos a 37°C, 131527 Panreac), se

lavaron con PB. 0,1 M, se añadió Fluorojade B® 0,0004% (30 minutos a 37°C, AG310

Millipore), se lavaron con PB 0,1 M, se secaron a temperatura ambiente protegidos de la

luz, se cubrieron con laminillas y medio de montaje (Fluoromount, F4680 Sigma) y se

sellaron con esmalte transparente.

Para la evaluación de la neurodegeneración se empleó microscopio un de

epifluorescencia Zeiss Axio Lab. A1 FL-LED, en el filtro de GFP a una longitud de onda

de 470 nm (emisión) y magnificación de 20X.

3.6.3 Inmunohistoquímica. Los cortes previamente lavados se recolectaron en cajas

multipozo con PB 0,1 M.La inmunohistiquímica convencional se realizó empleando la

técnica avidina-biotina peroxidasa. Los cortes se trataron con una solución de inhibición

de la peroxidasa endógena durante 20 minutos (Metanol: PB 0,1M 1:1 y H2O2 1%), se

lavaron tres veces con PB 0,1M y se sometieron a solución de bloqueo (BSA 1%, Triton

X-100 3% y PB 0,1M) durante 90 minutos a temperatura ambiente.

Posteriormente, se incubaron con el anticuerpo primario diluido en solución de

incubación (Triton X-100 0,3%, BSA 0,3%, PB 0,1M), a 4°C toda la noche; luego, se

sumergieron en los anticuerpos secundarios biotinilados correspondientes por 120

minutos a TA, previo lavado con PB 0,1M. Seguidamente, se adicionó el complejo

avidina-biotina-peroxidasa (Kit ABC peroxidase, Pierce #32020) 1:250 A y 1:250 B

durante 120 minutos a temperatura ambiente, protegidos de la luz y en agitación

75

constante (shaker); luego de tres lavados con PB 0,1M se reveló con el cromógeno

diaminobezidina (DAB 1,8 mg/ml - H2O2 0,02%).

Los cortes fueron montados en láminas gelatinizadas, secados a ambiente por 24 horas

y sometidos a deshidratación por gradiente creciente de alcoholes (70%, 96%, 100%) y

xileno; finalmente, fueron cubiertos con laminillas y sellante resinoso (Consult mount).

Los anticuerpos primarios y secundarios empleados en el presente estudio se describen

en la tabla 2.

Tabla 2. Marcadores empleados para estudiar la respuesta celular y la inflamación en la

isquemia cerebral por embolismo arterial

Tipo celular

o proceso

Marcador Anticuerpo

primario

Dilución Anticuerpo

Secundario

Dilución

Astrocitos Proteína

acídica glial

fibrilar

Anti-GFAP

rabbit. G9269

Sigma

1:500 Goat anti-

rabbit #31822

Pierce

1:500

Microglía CD11b Anti-Ox-42

mouse.CBL1

512 Millipore

1:100 Goat anti-

mouse #31800

Pierce

1: 200

Progenitora

NG2

Condroitin

sulfato NG2

Anti-NG2

mouse.

ab20156

Abcam

1:200 Goat anti-

mouse #31800

Pierce

1: 200

Inflamación Ciclooxigenasa

2

Anti-COX-2

rabbit.

ab15191

Abcam

1:100 Goat anti-

rabbit #31822

Pierce

1:400

Fuente: El autor.

76

3.7 OBTENCIÓN Y PROCESAMIENTO DE IMÁGENES

Para la evaluación de la supervivencia celular y la integridad de la mielina, la reactividad

de las células gliales (astrocitos y microglía) y de la enzima COX 2, se empleó un

microscopio óptico (Motic BA210) con cámara digital (Moticam 2000). A diferentes

magnificaciones, 10X para supervivencia celular e integridad de la mielina, astrocitos y

microglía y 40X para astrocitos, microglía y COX 2.

Las fotografías fueron homogenizadas mediante el programa Adobe Photoshop CS4 y

posteriormente, se procesaron las imágenes digitalizadas con el software Fiji-Image J

1.46.

La respuesta de las células gliales, neuronales y la COX 2 se estudió mediante

densitometría global y/o individual dependiendo del marcador, para esto se emplearon la

imágenes digitales en formato de 8 bits (escala de grises).

3.7.1 Astrocitos. La reactividad de los astrocitos se analizó mediante densitometría global

e individual; para la densitometría global se utilizaron imágenes digitalizadas a una

magnificación de 10X, se sustrajo el fondo y se estableció el umbral por defecto en

blancos y negros, según el protocolo para mediciones densitométricas globales del grupo

END.

Para la medición de las densidades individuales y la longitud, se emplearon fotografías

digitalizadas a una magnificación de 40X, empleando el protocolo para mediciones

densitométricas individuales del grupo END; además, se estableció una escala no

globalizada en donde se determinó la distancia en pixeles (800) y se fijó la distancia

conocida en micras correspondiente al objetivo de 40X (200 µm).

Posteriormente, se midió la longitud de los astrocitos o el espacio que ocupan

espacialmente en la misma imagen, empleando la herramienta a mano alzada,

77

circunscribiendo el astrocito desde la proyección más larga de un cuadrante pasando por

el soma hasta la proyección más larga de otro cuadrante.

El número de células a medir por unidad experimental se obtuvo mediante la fórmula

para estimar el tamaño muestral (Fernández, 2001), como se describe a continuación:

𝑛 =𝑍 ∝2× 𝑃 × 𝑄

𝑑2

En donde Zα2 = 1,962 (Intervalo de confianza 95%)

P= 0,05 (Proporción esperada 5%)

Q= 1 – P (1 – 0,05 = 0,95)

d= Precisión (8%= 0,0064)

Obteniéndose un tamaño muestral n= 28, 5 células por tratamiento.

3.7.2 Microglía. Se cuantificó la reactividad de la proteína OX-42 en imágenes

digitalizadas a una magnificación de 10X, para visualizar mayor cantidad de microglía

por campo, empleando densitometría individual. Se midieron 10 células por unidad

experimental.

3.7.3 Ciclooxigenasa 2. Se midió la inmunoreactividad de la proteína COX 2 en imágenes

digitalizadas a una magnificación de 40X, mediante densitometría individual.

Los datos se obtuvieron en unidades densitométricas relativas; para el análisis de los

resultados se utilizó el valor correspondiente a la densidad interior aleatoria.

3.8 ANÁLISIS ESTADÍSTICO

Los resultados obtenidos (densitometría global, longitud y densidad celular), fueron

consignados en matrices de cálculo en donde se relacionaron cada uno de los individuos,

contra cada uno de los tratamientos. Posteriormente se calcularon parámetros

descriptivos como la media y la desviación estándar. Los datos organizados fueron

78

evaluados para los supuestos de normalidad y bondad de ajuste con ayuda del software

estadístico Infostat versión libre 2011 (Di Rienzo et al., 2011), mediante la prueba de

Shapiro Willks y Kolmogorov Smirnov.

Al obtener como resultado, la no distribución normal de los datos, se aplicó análisis de

varianza (ANOVA) no paramétrico mediante la prueba de Kruskal Wallis. Para conocer

en donde se encontraban las diferencias significativas establecidas en los ANOVA se

utilizó el test de Dunns, que realiza comparaciones múltiples entre las medias de los

tratamientos. Adicionalmente, se realizó análisis no pareado (t-Student), para evaluar el

efecto intrínseco de los medicamentos en los tratamientos controles, empleando el

programa Graph Pad (Prism v 5,0), y utilizando un nivel de confianza p < 0,05 como

significancia estadística.

79

4. RESULTADOS

4.1 EMBOLIZACIÓN ARTERIAL

Durante los procedimientos quirúrgicos se registró la temperatura inicial post-anestesia

y final post-operatoria obteniéndose una temperatura rectal inicial y final promedio de

35,6 ± 1,3 °C y 32,3 ±0,6 °C respectivamente. Desde el inicio de la cirugía hasta la

inyección del coágulo se emplearon 14,1 ±3,1 minutos y el tiempo total de la cirugía fue

de 22,5±3,8 minutos. La tasa de supervivencia fue del 74,1% y la tasa de mortalidad

intraoperatoria y posoperatoria fue de 7,4% y 18,5% respectivamente, como se

encuentra resumido en la tabla 3.

Tabla 3. Resumen de los datos registrados durante la cirugía y el posoperatorio.

Parámetros Valores

Temperatura inicial 35,6 ± 1,3 °C

Temperatura final 32,3 ± 0,6 °C

Tiempo de embolización 14,9 ± 3,1 minutos

Tiempo de cirugía 22,5 ± 3,8 minutos

Supervivencia 74,1%

Fallecidos en cirugía 7,4%

Fallecidos post-operatorio 18,5%

Fallecidos total 25,9%

Por otro lado, la concentración óptima para producir el coágulo in vivo para el modelo de

embolización arterial fue de 13 NIH/U, puesto que la concentración propuesta

inicialmente (40 NIH/U), generó elevada mortalidad intraoperatoria y posoperatoria.

80

4.2 EVALUACIÓN NEUROLÓGICA

Los resultados obtenidos muestran que todos los individuos isquémicos tratados con

meloxicam (IM), atorvastatina (IA) y la asociación meloxicam-atorvastatina (IAM), así

como los isquémicos placebo (IP), presentaron déficits neurológicos similares a las 24

horas posisquemia, obteniendo valores entre 3 y 4 del score, mostrando movimientos

circulares si eran levantados de la cola o resistencia reducida a la presión lateral,

evidenciando una afectación motora después la isquemia.

Por otro lado, se observó recuperación gradual de todos los individuos (tratados y no

tratados) después de 96 horas, presentando valores entre 5 y 6 del test, evidenciando

flexión consistente de uno de los miembros anteriores en el 30% de los individuos y

extensión normal de ambos miembros anteriores en otros (70%), como se muestra en la

figura 7, sin diferencias significativas entre los grupos isquémicos IM, IA, IAM frente al

grupo IP.

Figura 7. Registro del score neurológico de los grupos isquémicos frente al simulado

placebo.

SP: Simulado placebo. IP: Isquemia placebo. IM: Isquemia meloxicam. IA: Isquemia

atorvastatina. IAM: Isquemia asociación atorvastatina+meloxicam. Se asignaron valores

arbitrarios (AU), de acuerdo a la respuesta neurológica en cada test.

Fuente: El autor

81

Adicionalmente, se evaluaron ciertos reflejos que permiten detectar otros déficits que

podrían ser imperceptibles con el test de Bederson modificado, encontrándose que en el

80% de los animales, se afectó el reflejo palpebral, también la sensibilidad auditiva que

se alteró en el 35% de los animales, seguido por la corrección de posición por perdida

de apoyo (30%), en menor grado se perturbaron el equilibrio en barra horizontal (25%),

el equilibrio en plataforma inclinada (15%), y por último el reflejo de corrección que se vio

afectado en la evaluación neurológica a las 24 horas en el 15% de los casos, el cual se

recuperó a las 48 horas de la isquemia.

4.3 SUPERVIVENCIA CELULAR

En el modelo de isquemia cerebral por embolización arterial, a las 120 horas poscirugía,

no se observó disminución significativa de la población neuronal y astrocitaria ni de la

mielina en zonas perifocales y/o de penumbra, como la corteza somatosensorial primaria

y la CA1 del hipocampo (Figura 8).

Figura 8. Densidad de la población neuronal y astrocitaria en la corteza somatosensorial

primaria de los grupos simulados e isquémicos.

SP: Simulado placebo. IP: Isquemia placebo. SM: Simulado meloxicam. IM: Isquemia

meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. IA: Isquemia atorvastatina. SAM: Simulado

asociación meloxicam+atorvastatina. IAM: Isquemia asociación

meloxicam+atorvastatina. Los valores densitométricos son presentados en unidades

relativas (U.R). Los datos son expresados como la media ± error estándar.

Fuente: El autor

82

Además, se visualizó una citoarquitectura homogénea y armónica en los componentes

celulares de las capas 3 – 5 de la corteza somatosensorial y en la región CA1 del

hipocampo (Figura 9).

Figura 9. Patrón de la citoarquitectura en la isquemia cerebral y frente a los tratamientos

con meloxicam, atorvastina y su asociación en la corteza somatosensorial primaria y la

CA1 del hipocampo.

A-H: Corteza Somatosensorial. I-P: CA1 del hipocampo. P: placebo, M: meloxicam, A:

atorvastatina, AM: Asociación meloxicam-atorvastatina. Imágenes magnificadas a 10X.

Barra de escala= 100 µm.

Fuente: El autor.

Contrario a lo observado en las zonas perifocales y de penumbra, como se muestra en

la figura 10, en el foco isquémico se advirtió pérdida de la arquitectura y la integridad

83

celular evidenciada en contracción de las células (Figura 10H), así como, áreas

acelulares (Figura 10D) y zonas de basofilia intensa (Figura 10B, F). La distribución de

los focos isquémicos se encontró principalmente en zonas corticales como la corteza en

los campos de Barrel, en menor proporción se identificaron lesiones en el cuerpo estriado

y en pocos casos en la capsula interna y el hipocampo.

Figura 10. Cambios en la arquitectura celular en zonas focales de la isquemia cerebral

por embolismo arterial.

P: Placebo. A-D: Corteza somatosensorial secundaria. E-H: CA1 del hipocampo. A, B, E

y F: Imágenes magnificadas a 10X. Barra de escala= 100 µm. C, D, G y H: Imágenes

magnificadas a 100X. Barra de escala= 20 µm. : Áreas acelulares. : Células

contraídas. : Zonas de basofilia intensa.

Fuente: El autor.

4.4 NEURODEGENERACIÓN

La neurodegeneración se evaluó mediante Flourojade B®, el cual tiñe las neuronas en

estado de degeneración de color verde fluorescente. Como se observa en la figura 11,

se encontró distribución de marcaje positivo en la corteza somatosensorial primaria, en

la corteza piriforme, así como en el giro dentado, la región CA3 y CA1 del hipocampo, en

la corteza cingular y en el estriado medio.

84

Figura 11. Distribución de neuronas en degeneración en la isquemia cerebral embólica.

1. Neuronas marcadas con Fluorojade B ( ).

Fuente: El autor.

Sin embargo, el marcaje no fue lo suficientemente intenso y homogéneo en los grupos

isquémicos como para constituir un patrón cuantificable de neurodegeneración (Figura

12).

Figura 12. Células Fluoro Jade B positivas en la corteza piriforme en la isquemia cerebral

por embolismo arterial.

A. Simulado placebo. B. Isquemia placebo. CPi: corteza piriforme. Imágenes

magnificadas a 20X. Barra de escala: 50 µm.

Fuente: El autor.

85

4.5 INMUNORREACTIVIDAD DE CÉLULAS GLIALES

4.5.1 Células precursoras NG2. Se encontró inmunomarcaje positivo para células

precursoras NG2 o polidendrocitos en tres de cinco casos; este marcaje, se evidenció en

individuos en los que más del 50% del corte coronal en el hemisferio ipsilateral fue

afectado por la isquemia.

La distribución de células positivas para NG2 se advirtió en el cuerpo calloso de la zona

paraventricular (ZPV), como se puede ver en la Figura 13.

Figura 13. Esquematización de la distribución de células precursoras NG2 en un corte

coronal (Bregma -2,8) por efecto de la isquemia cerebral embólica.

1. Célula precursora NG2 ( ).

Fuente: El autor

Adicionalmente, se observó que estas células presentaron una morfología estrellada con

un soma pequeño y varios procesos largos y delgados (Figura 14D). De otra parte, en

los animales simulados no se localizó marcaje positivo para NG2.

86

Figura 14. Inmunoreactividad de células NG2 en animales simulados e isquémicos

placebo en la zona paraventricular.

A-B: Imágenes magnificadas a 10X. Barra de escala: 100

µm. C-D: Imágenes magnificadas a 40X. Barra de escala: 50 µm. La flecha negra señala

una célula NG2.

Fuente: El autor.

4.5.2 Reactividad de la microglía. En los individuos simulados se observó que el marcaje

con Anti-OX42 se distribuyó principalmente en la sustancia blanca (cuerpo calloso, zona

paraventricular, capsula interna y en la fimbria del hipocampo), las células marcadas

demostraron una morfología típica de una microglía residente, cuerpo celular pequeño y

varios procesos largos y delgados, morfología la cual se clasificó como microglía

ramificada (Figura 15A-D).

En los animales isquémicos, se percibieron cambios morfológicos consistentes con

diferentes estados de activación microglial, dependiendo de la cercanía al foco isquémico

como se puede ver en la figura 15E-H. En las zonas perifocales, las células microgliales

presentaron un soma de mayor tamaño con retracción de los procesos o pérdida de los

mismos en el lado contrario a la lesión y un proceso dirigido hacia la zona de la lesión

(Figuras 154E-H y 16C-D)

87

Figura 15. Esquematización de la distribución de células microgliales en la isquemia

cerebral por embolismo arterial. Bregma -2,8.

1. Microglía ramificada ( ). 2. Microglía ramificada reactiva ( ). 3. Microglía

ameboide ( ). P: placebo. M: meloxicam. A: Atorvastatina. AM: Asociación

atorvastatina-meloxicam.

Fuente: El autor.

La morfología ameboide se evidenció en la corteza somatosensorial, en el hipocampo,

en el putamen caudado y en el estriado medial. En la sustancia blanca de los animales

isquémicos, se encontró principalmente microglía ramificada reactiva, en la cual, se ha

aumentado el tamaño del soma y se han retraído sus procesos (Figura 15E-H).

88

A las 120 horas posisquemia, en el foco isquémico se agruparon células de morfología

ameboide con un cuerpo celular redondeado y sin procesos como se puede notar en las

figuras 15E-H y 16 y 17E-F.

Figura 16. Distribución de células microgliales en el foco isquémico a las 120 horas, en

isquemia cerebral embólica.

Reactividad de OX-42 en el foco isquémico de la corteza somatosensoria, zona CA2 del

hipocampo (B), núcleos talámicos (C) y putamen caudado (D) a 10X (barra de escala:

100 µm). En el recuadro de la imagen A se muestra una célula con morfología ameboidea

a 100X (barra de escala 20 µm).

Fuente: El autor.

En zonas de penumbra, también se observó marcaje de OX-42, pero no circunscrita a

una forma celular específica que se denominó microglía activada ver Figura 17A.

A B

C D

89

Figura 17. Cambios morfológicos microgliales en zonas perifocales y focales en los

animales isquémicos.

A. Microglía activada. B. Microglía reactiva. C-D: Microglía con soma agrandado y

procesos retraídos. E-F: Microglía ameboidea. Imágenes magnificadas a 100X. Barra de

escala= 20µm.

Fuente: El autor.

Aunque fueron evaluados varios territorios encefálicos, como la corteza somatosensorial,

el hipocampo y el cuerpo estriado entre otros, fue en la fimbria del hipocampo donde se

evidenciaron cambios consistentes en cuanto a la reactividad de la microglía a las 120

horas posisquemia (Figura 18). Mientras que, en las otras zonas evaluadas, la

distribución de la microglía variaba entre los individuos y su activación era dependiente

de si la zona era parte del foco isquémico (Figura 16).

90

Figura 18. Inmunorreactividad de células microgliales en la isquemia cerebral embólica

y frente a los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación en la fimbria del

hipocampo.

P: placebo, M: meloxicam, A: atorvastatina, AM: Asociación meloxicam-atorvastatina. A-

H: Imágenes magnificadas a 10X. Barra de escala: 100 µm. I-P: Imágenes magnificadas

a 100X. Barra de escala: 20 µm.

Fuente: El autor.

En la fimbria del hipocampo, se observó una acentuada reactividad microglial en los

grupos, isquemia placebo (IP), isquemia meloxicam (IM), isquemia asociación meloxicam

- atorvastatina (IAM), con relación a los controles ver figura 17E, F, H, M, N, P. Así mismo,

se hallaron diferencias altamente significativas en la reactividad microglial entre isquemia

91

placebo (IP) y simulado placebo (SP) (****P <0,0001); simulado meloxicam (SM) e IM

(¥¥¥¥P <0,0001), simulado asociación meloxicam-atorvastatina (SAM) e isquemia

asociación atorvastatina-meloxicam (IAM) (++++P <0,0001) y entre IP e isquemia

atorvastatina (IA) (€€€€P <0,0001) como se nota en la figura 19.

Figura 19. Evaluación de la reactividad microglial en la isquemia cerebral por embolismo

arterial y frente a los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la

fimbria del hipocampo.

SP: Simulado placebo. IP: Isquemia placebo. SM: Simulado meloxicam. IM: Isquemia

meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. IA: Isquemia atorvastatina. SAM: Simulado

asociación meloxicam+atorvastatina. IAM: Isquemia asociación

meloxicam+atorvastatina. A. Las gráficas de barras corresponden a unidades relativas

de densidad. *P <0,05, 1****P <0,0001, ¥¥¥¥P <0,0001, ++++P <0,0001, €€€€P <0,0001.

Los datos son expresados como la media ± error estándar. B. Reactividad de OX-42 de

la célula microglial en la isquemia placebo (1) y en la isquemia tratada con atorvastatina

(2) a 100X (barra de escala= 20 µm).

Fuente: El autor

Contrario a lo observado en los grupos isquémicos tratados con meloxicam y la

asociación meloxicam-atorvastatina, el tratamiento con atorvastatina disminuyo el

inmunomarcaje de OX-42 a tal punto que la reactividad de la microglía en respuesta a la

isquemia mostró un comportamiento similar al SP, en cuanto a la densidad celular como

se visualiza en las figuras 18G, O y 19. Además, se encontró aumento importante de la

A B 1

2

92

densidad microglial en los grupos simulado meloxicam (SM) y simulado asociación

meloxicam-atorvastatina (SAM) frente al SP (*P <0,05).

En el grupo IP, se constató que la microglía a las 120 horas posisquemia, aumenta su

densidad celular y disminuye su longitud al compararla con el SP (53,8±2,2 µm versus

62,4±1,7 µm). Así mismo, en los grupos isquémicos tratados con meloxicam y la

asociación meloxicam atorvastatina se evidenció incremento de la densidad y la longitud

celular (77,90±1,7 µm y 72,96±1,1, respectivamente) al confrontarla con el grupo IP,

como se puede ver en las Figuras 18A, E; I, M y 19.

Adicionalmente, en los grupos simulados se notaron cambios en la densidad y la longitud

de la microglía frente a los tratamientos, por lo que se analizaron estos parámetros

mediante un test no pareado (t-Student), encontrándose aumento significativo en la

densidad celular en los grupos SM, SAM (****P <0,0001) y SA (**P=0,0012; P<0,01),

93640 U.R., 96700 U.R. y 73610 U.R. respectivamente, versus 56870 U.R del SP (figura

20A); también, se halló aumento significativo en la longitud microglial del grupo SA

(*P=0,029) con un promedio de 68,8±1,7 µm frente a 62,4± 2,2 µm del SP (Figura 20B).

Figura 20. Densidad y longitud microglial de los grupos simulados tratados con

meloxicam, atorvastatina y su asociación en la fimbria del hipocampo.

SP: Simulado placebo. SM: Simulado meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. SAM:

Simulado asociación meloxicam+atorvastatina. Las gráficas de barras corresponden a

unidades relativas de densidad. *P <0,05. Los datos son expresados como la media ±

error estándar.

Fuente: El autor.

93

4.5.3 Reactividad de los astrocitos. Se evaluó el efecto de la isquemia y de los

tratamientos a las 120 horas post-cirugía, sobre la reactividad de los astrocitos en

diversos territorios encefálicos como: la zona hipocampal CA1, la corteza

somatosensorial y el putamen caudado.

En la CA1 hipocampal, se observaron cambios morfológicos en los astrocitos

representados en aumento de la densidad celular y disminución de la longitud celular,

43±2,7 µm en el IP frente a 51±2,8 µm del SP. Contrario a los IP, los astrocitos de los

grupos IM, IA e IAM, aumentaron su longitud (55,1±1,9 µm, 61,7±2,2 µm y 57,4±1,3 µm,

respectivamente), como se visualiza en las figura 21N-P.

94

Figura 21. Reactividad astrocitaria en isquemia cerebral embólica y frente a los

tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la zona hipocampal CA1.

P: placebo, M: meloxicam, A: atorvastatina, AM: Asociación meloxicam-atorvastatina. A-

H: Imágenes magnificadas a 10X. Barra de escala: 100 µm. I-P: Imágenes magnificadas

a 100X. Barra de escala: 20 µm. La flecha roja indica los restos celulares.

Fuente: El autor.

95

El análisis de la densidad global mediante ANOVA no mostró diferencias significativas

(P= 0,398; P≤ 0,5), en la reactividad de los astrocitos en la CA1 del hipocampo, entre los

grupos isquémicos y simulados como se ve en la Figura 22.

Figura 22. Densidad global de los astrocitos en la isquemia cerebral embólica y frente a

los tratamientos con meloxicam, atorvastina y su asociación en la CA1 hipocampal.

SP: Simulado placebo. SM: Simulado meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. SAM:

Simulado asociación meloxicam+atorvastatina. Las gráficas de barras corresponden a

unidades relativas de densidad. Los datos son expresados como la media ± error

estándar.

Fuente: El autor.

En cambio, en la corteza somatosensorial la inmunorreactividad de GFAP fue evidente

en los animales isquémicos versus los simulados, mostrando una distribución diferencial

de los astrocitos reactivos hacia las zonas perifocales (figura 23E-H y M-P). Además, en

esta zona se encontraron diferencias significativas entre los grupos IP (*P <0,05), IM (**P

<0,01), IA (***P <0,001) e IAM (***P <0,001) frente al SP como muestra la figura 24,

evidenciando aumento de la densidad de los astrocitos.

96

Figura 23. Reactividad astrocitaria en la isquemia cerebral y frente a los tratamientos

con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza somatosensorial.

P: placebo, M: meloxicam, A: atorvastatina, AM: Asociación meloxicam-atorvastatina.

A-H: Imágenes magnificadas a 10X. Barra de escala: 100 µm. I-P: Imágenes

magnificadas a 100X. Barra de escala: 20 µm. La flecha roja indica los restos celulares

Fuente: El autor.

97

Figura 24. Densidad global de los astrocitos en la isquemia cerebral embólica y frente a

los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza

somatosensorial.

SP: Simulado placebo. IP: Isquemia placebo. SM: Simulado meloxicam. IM: Isquemia

meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. IA: Isquemia atorvastatina. SAM: Simulado

asociación meloxicam+atorvastatina. IAM: Isquemia asociación

meloxicam+atorvastatina. Las gráficas de barras corresponden a unidades relativas de

densidad (U.R). *P<0,05, **P <0,01, ***P<0,001. Los datos son expresados como la

media ± error estándar.

Fuente: El autor.

Al igual que en la corteza somatosensorial, en el cuerpo estriado (Figura 25), se hallaron

disparidades sustanciales en la densidad global de los astrocitos entre los grupos IP y

SP (*P <0,05), como se observa en la figura 26.

98

Figura 25. Reactividad de los astrocitos en la isquemia cerebral embólica y frente a los

tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en el cuerpo estriado.

S: simulado. I: isquémico. P: placebo, M: meloxicam, A: atorvastatina, AM: Asociación

meloxicam-atorvastatina. A-H: Imágenes magnificadas a 10X. Barra de escala: 100 µm.

I-P: Imágenes magnificadas a 100X. Barra de escala: 20 µm.

Fuente: El autor.

Figura 26. Densidad global de los astrocitos en isquemia cerebral embólica y frente a los

tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en el cuerpo estriado.

SP: Simulado placebo. IP: Isquemia placebo. SM: Simulado meloxicam. IM: Isquemia

meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. IA: Isquemia atorvastatina. SAM: Simulado

asociación meloxicam+atorvastatina. IAM: Isquemia asociación

meloxicam+atorvastatina. Las gráficas de barras corresponden a unidades relativas de

densidad (U.R). *P<0,05, ¥¥ <0,001, +P <0,05. Los datos son expresados como la media

± error estándar.

Fuente: El autor

99

Así mismo, se notaron cambios importantes en la reactividad de los astrocitos entre los

grupos IM y SM (¥¥ P <0,01) y los grupos IA y SA (+ P <0,05), excepto en la asociación

IAM (Figura 25 y 26).

Aunque no se encontraron diferencias significativamente estadísticas en la densidad

global entre los grupos simulados mediante el ANOVA, se percibieron cambios en la

densidad y en la longitud de los astrocitos frente a los tratamientos con atorvastatina,

meloxicam y su asociación por lo que se analizaron las densidades y longitudes celulares

en la CA1 hipocampal y en la corteza somatosensorial.

El análisis no pareado reveló diferencias significativas en la densidad celular entre el SP

y el SM, (P=0,0006), el SA (P<0,0001) y el SAM (P<0,0001), siendo los grupos simulados

tratados más densos que el placebo en la CA1 hipocampal. También se encontró

aumento significativo en la longitud de los astrocitos de los SA (P=0,0094) y los SAM

(P<0,0001) frente al SP (61,7±2,5 µm, 66,5±1,9 µm versus 51,3±2,8 µm), como lo

muestra la figura 27A y B.

Figura 27. Evaluación de la densidad y longitud celular de los astrocitos, en los grupos

simulados tratados con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la CA1 hipocampal.

A. Densidad celular. B. Longitud celular. SP: Simulado placebo. IP: Isquemia placebo.

SM: Simulado meloxicam. IM: Isquemia meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. IA:

Isquemia atorvastatina. SAM: Simulado asociación meloxicam+atorvastatina. IAM:

Isquemia asociación meloxicam+atorvastatina. Las gráficas de barras corresponden a

unidades relativas de densidad (U.R). ***P<0,001, ****P<0,001. Los datos son

expresados como la media ± error estándar.

Fuente: El autor

100

En la corteza somatosensorial, se evidenció incremento significativo de la densidad de

las células astrogliales en los grupos SA (P<0,0001) y SAM (P<0,0001) al compararlas

con el SP. Igualmente, los astrocitos extendieron sus longitudes considerablemente en

los grupos SA (P<0,0001) y SAM (P<0,0001) con 53,5±1,6 µm en el SA, 45,3±3,6 µm el

SAM frente a 29,5±4,2 µm del SP (figura 28B).

Figura 28. Evaluación de la densidad y longitud celular de los astrocitos en los grupos

simulados tratados con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza

somatosensorial.

A. Densidad celular. B. Longitud celular. SP: Simulado placebo. IP: Isquemia placebo.

SM: Simulado meloxicam. IM: Isquemia meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. IA:

Isquemia atorvastatina. SAM: Simulado asociación meloxicam+atorvastatina. IAM:

Isquemia asociación meloxicam+atorvastatina. Las gráficas de barras corresponden a

unidades relativas de densidad (U.R). ***P<0,001, ****P<0,001. Los datos son

expresados como la media ± error estándar.

Fuente: El Autor

101

4.5.6 Reactividad de la enzima ciclooxigenasa 2. Se encontró distribución de la

inmunoreactividad de la enzima COX 2 en todos los sectores y capas corticales, así como

en el hipocampo (giro dentado y CA3), de los grupos simulados (Figura 29A).

Figura 29. Esquematización de la distribución de la reactividad de COX 2 en la isquemia

cerebral por embolismo arterial.

A. Simulado placebo. B. Isquemia placebo. 1. Marcaje de células positivas para COX-2

( ). 2. Marcaje de células positivas para COX-2 en zonas perifocales y de penumbra

( ).

Fuente: El autor

En los grupos isquémicos, se observó disminución de la reactividad de COX-2 en zonas

muy definidas del foco e incremento en zonas perifocales como la corteza

somatosensorial primaria y de penumbra como el giro dentado del hipocampo, en el

grupo IP frente al SP como lo muestra las Figura 29B y 30E, L.

102

Figura 30. Inmunomarcaje de COX 2 en la isquemia cerebral y frente a los tratamientos

con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza somatosensorial primaria y

el giro dentado del hipocampo.

A-H: Corteza somatosensorial. I-O: Giro dentado hipocampal. P: placebo, M: meloxicam,

A: atorvastatina, AM: Asociación meloxicam-atorvastatina. A-O: Imágenes magnificadas

a 10X. Barra de escala: 100 µm. Los recuadros corresponden a imagénes magnificadas

a 100X. Barra de escala: 20 µm.

Fuente: El autor.

103

Además, en la corteza somatosensorial primaria del grupo IP, se halló hiperreactividad

de COX 2 con diferencias altamente significativas en relación al grupo SP (***P <0,001),

como se visualiza en las figuras 30A, 30E y 31A.

En los grupos tratados, se evidenció una marcada reducción en la inmunoreactividad de

COX 2 que difieren considerablemente del grupo IP; frente al grupo IM (¥¥P <0,01), IA

(€€€P <0,001), IAM (++P <0,01). Ver figuras 30E-H y 31A. Además, se observaron

diferencias significativas entre los grupos SA e IA (***P <0,001), notándose una mayor

reactividad de COX 2 en el SA con respecto a IA, (Figuras 30C, 30G y 31A).

Figura 31. Evaluación de la reactividad de COX-2 en la isquemia cerebral embólica y

frente a los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación, en la corteza

somatosensorial y en el giro dentado del hipocampo.

SP: Simulado placebo. IP: Isquemia placebo. SM: Simulado meloxicam. IM: Isquemia

meloxicam. SA: Simulado atorvastatina. IA: Isquemia atorvastatina. SAM: Simulado

asociación meloxicam+atorvastatina. IAM: Isquemia asociación

meloxicam+atorvastatina. Las gráficas de barras corresponden a unidades relativas de

densidad (U.R) de datos densitométricos celulares. *P<0,05, †P<0,05, ¥¥P<0,01,

++P<0,01, €€€ P<0,01, ***P<0,001, ****P<0,001. Los datos son expresados como la

media ± error estándar.

Fuente: El autor.

104

En el giro dentado del hipocampo, se notó incremento sustancial de la reactividad entre

los SP e IP (*P<0,05) como se ve en las figuras 30I, 30L y 31B. Aunque no se advirtieron

diferencias en los grupos tratados frente al placebo, si se puede observar en las figuras

30M-O y 31B, una tendencia a la disminución de la reactividad de COX-2 en los grupos

isquémicos tratados con meloxicam, atorvastatina y la asociación meloxicam-

atorvastatina.

Finalmente, se percibió elevación significativa (*p<0,05).de la reactividad de COX 2 en

el giro dentado del hipocampo, en el grupo SAM (Figura 31B).

105

5. DISCUSIÓN

5.1 EMBOLIZACIÓN ARTERIAL

La embolización arterial tuvo una duración promedio de 22,5 ± 3,8 minutos, otros autores

han reportado tiempos similares (15 y 25 minutos) en modelo embólico con coágulo

preformado (Lan, Chopp, Zhang, Jiang, & Ewing, 1997; C. Wang et al., 2001), la poca

fluctuación en el tiempo de cirugía puede sugerir que se ha logrado estandarizar la

técnica quirúrgica, haciendo que este modelo sea reproducible y poco variable, puesto

que la mayoría de las lesiones se encontraron en las regiones de irrigación de la ACM,

principalmente en corteza y estriado. Así mismo Kudo y colaboradores (1982),

encontraron alta reproducibilidad y predictibilidad en las zonas de lesión, en modelo

embólico con coágulo preformado, atribuido a la consistencia en el tamaño y a las

características físicas del émbolo, lo que podría sugerir que en este estudio se produjeron

coágulos estables en cuanto a sus características físicas y tamaño producido con alfa

trombina bovina (α-tb).

Por otro lado, el modelo de isquemia cerebral por embolismo arterial con coágulo

producido con α-tb in situ, generó una mortalidad del 26%, resultados similares a los

mostrados por otros autores, quienes con modelo embólico con coágulo preformado

obtuvieron entre 33% a 37,5% de mortalidad, empleando microcoágulos resuspendidos

en solución salina (DiNapoli et al., 2006; Henninger et al., 2006). Aunque, Shehadag y

colaboradores en 2011, lograron disminuir la mortalidad al 11%, mediante la inyección

de un único coágulo de aproximadamente 0,8 µl de volumen, resuspendido en 3 µl de

solución salina.

La mortalidad obtenida con este modelo podría deberse a la ubicación del coágulo o que

durante el proceso de lisis los fragmentos que probablemente se liberen, migren y

lesionen áreas claves para la supervivencia del animal (Henninger et al., 2009).

106

5.2 EVALUACIÓN NEUROLÓGICA

Los resultados de la evaluación neurológica mostraron que los animales isquémicos, a

las 24 horas presentaban déficits neurológicos caracterizados por movimientos circulares

si eran levantados de la cola, coincidente con lo encontrado por otros investigadores, en

el mismo periodo de evaluación (DiNapoli et al., 2006; Henninger et al., 2006).

Igualmente, Wang, Yang y Shuaib (2001) mostraron que los animales sometidos a

isquemia cerebral embólica con coágulo preformado, a las 48 horas presentaron

resistencia reducida a la presión lateral y flexión consistente de una de la extremidades

anteriores, déficits que también fueron registrados en este trabajo, los cuales muy

probablemente son secuelas de las lesiones producidas en la corteza frontal y el estriado

(Bederson et al., 1986).

Por otro lado, otros investigadores encontraron déficits neurológicos evidentes a las 24

horas posisquemia y tendencia a la recuperación a las 48 y 72 horas, en el modelo de

oclusión temporal de la ACM, en el modelo global de oclusión de 4 vasos y en el modelo

embólico, similar a lo observado en la presente investigación (Alonso de Leciñana,

Gutiérrez, Roda, Carceller, & Díez-Tejedor, 2006; Céspedes et al., 2013).

5.3 SUPERVIVENCIA CELULAR

Como se describió en el capítulo de resultados, este modelo de embolización arterial

produjo lesiones en las zonas cerebrales irrigadas por la ACM, principalmente en la

corteza y el estriado, concordante con las zonas de daño demostradas en el modelo

embólico (Alonso de Leciñana et al., 2006; Chen Xu, Yi, Qiu, & Shuaib, 2000; DiNapoli

et al., 2006; Henninger et al., 2009; Kudo et al., 1982; C. Wang et al., 2001), en el modelo

de oclusión temporal de la ACM (Liu et al., 2009; Popp et al., 2009) y en el modelo de

oclusión permanente de la ACM (Belayev et al., 1999).

Adicionalmente, Alonso de Leciñana y colaboradores (2006) y Casal y colaboradores

(2011) además del daño en la corteza cerebral, describieron focos de lesión de tamaño

107

variable en los ganglios basales y en el núcleo caudado, zonas que también se hallaron

afectadas por la isquemia en este trabajo aunque no en todos los casos. Atribuyendo la

variabilidad de las lesiones, a la diferencia entre individuos en la eficacia de la circulación

colateral leptomeníngea hacia el área del cerebro dependiente de la arteria ocluida

(ACM), lo cual podría generar un flujo sanguíneo residual y de esta manera un volumen

cambiante de tejido viable después de la oclusión (Alonso de Leciñana et al., 2006)

Como resultado de la isquemia también se encontraron pequeños focos de lesión en

regiones del hipocampo como son CA2, CA3 y giro dentado, en unos pocos individuos

(3 animales); estos resultados, son contrarios a lo obtenido por DiNapoli y colaboradores

(2006), quienes solo evidenciaron lesiones en la corteza y el estriado, pero concordante

con los obtenidos por Kudo, Aoyama, Ichimori y Fukunaga (1982). Estas lesiones

probablemente resultan de la movilización del coágulo o de sus fragmentos, los cuales

posteriormente podrían ocluir arterias como la arteria cerebral posterior (ACP) (DiNapoli

et al., 2006).

5.4 NEURODEGENERACIÓN

La distribución de células positivas para Fluoro - jade B a las 120 horas posisquemia en

este modelo embólico, corresponde con territorios focales y perifocales como la corteza

somatosensoria primaria y de penumbra como las zonas hipocampales CA1, CA3 y giro

dentado, corteza piriforme, cingular y estriado medio, lo cual es concordante con lo

encontrado en otros estudios con modelo de oclusión temporal de la ACM, modelo

embólico e inducción de la isquemia mediante termocoagulación (Butler, Kassed,

Sanberg, Willing, & Pennypacker, 2002; Duckworth et al., 2005; Giraldi Guimarães,

Rezende Lima, Bruno, & Mendez Otero, 2009; Liu et al., 2009).

De otra parte, en este estudio no se encontró un marcaje suficientemente intenso y

homogéneo en los grupos isquémicos como para constituir un patrón cuantificable de

neurodegeneración, lo que podría ser explicado por lo descrito por otros autores quienes

evaluaron temporalmente procesos de neurodegeneración empleando Fluoro-jade (FJ),

108

en periodos de tiempo que comprendían desde las 6 horas hasta los 28 días,

encontrando un pico máximo de la tinción en modelos murinos entre los días 3 y 4

posinjuria y que luego de este pico las células FJ positivas empiezan a declinar hasta

que la tinción es similar a los controles en el día 7, demostrando que Fluorojade podría

no ser apropiado para evaluar el daño ocasionado por la isquemia después de las 72

horas (Butler et al., 2002; Giraldi-Guimarães et al., 2009; Liu et al., 2009).

Lo anterior podría indicar que probablemente a las 120 horas posisquemia las células en

degeneración han empezado a experimentar cambios bioquímicos dependientes del pH

del medio, que podrían ocasionar una pérdida de afinidad por el colorante, evidenciada

en la falta de intensidad y homogeneidad del FJ.

5.5 INMUNOREACTIVIDAD DE CÉLULAS GLIALES

La isquemia cerebral por embolismo a las 120 horas ocasionó cambios en los patrones

de reactividad con respecto a la distribución y densidad de los marcadores NG2, OX-42,

GFAP y COX 2, al compararlos con los grupos control.

5.5.1 Células precursoras NG2. No se evidenció reactividad de células precursoras NG2

en los grupos simulados y se encontró reactividad de NG2 en unos pocos individuos

isquémicos en el cuerpo calloso de la zona paraventricular, estos resultados son

contrarios a lo mostrado por otros autores quienes hallaron aumento de células NG2

positivas en los individuos isquémicos en la zona subventricular y en la materia blanca

alrededor del infarto (cuerpo calloso y estriado), a diferentes intervalos de tiempo, desde

las 24 horas hasta 7 días posinsulto (Morris, Chopp, Zhang, Lu, & Zhang, 2010; Sun et

al., 2013; L. Zhang et al., 2010).

En este estudio, la falta de inmunoreactividad tanto en individuos control como

isquémicos podría estar relacionado a que el proteoglicano NG2 en los mamíferos, posee

un gran dominio extracelular que contiene múltiples sitios de escisión para proteasas,

cerca de su dominio transmembranal, lo que podría resultar en la deposición del

109

ectodominio en la matriz extracelular haciendo que el reconocimiento de la proteína

mediante anticuerpos sea particularmente difícil (Trotter et al., 2010).

La reactividad positiva para NG2 encontrada en individuos isquémicos placebo, podría

deberse a una respuesta compensatoria puesto que en estos se advirtió una gran

proporción de tejido afectado por la isquemia, estimulando lo suficiente a las células

progenitoras como para permitir el marcaje con este anticuerpo.

5.5.2 Reactividad microglial. El aumento de la reactividad de la proteína OX-42 ha sido

documentada por otros autores en isquemia cerebral experimental (D. H. Kim et al., 2010;

Madinier et al., 2009; Vinet et al., 2012; J. Wang, Yang, Liu, Zhao, & Chen, 2013). El

incremento en la reactividad de OX-42 ha sido directamente relacionada al proceso de

activación microglial (Madinier et al., 2009), por lo cual se podría suponer que la microglía

detectada en este estudio se encuentra en un estado activado.

En el estudio realizado por Kim y colaboradores (2010), también fue evidente la

activación microglial en el hipocampo (CA1, CA3 y giro dentado) a tiempos similares; sin

embargo, en la presente investigación no se encontró reactividad de OX-42 en estas

zonas (Figura 14), sólo en los casos en donde el foco isquémico se extendió a ese

territorio, lo cual pudo obedecer a migración de las células de microglía hacia el área

lesionada (D. H. Kim et al., 2010).

Otros autores, han descrito que después de 24 horas de la lesión, la mayoría de las

células de microglía se encuentran en zonas limítrofes y en el centro de la lesión,

exhibiendo diferentes estados de activación, representados en cambios morfológicos

como son retracción de los procesos, aumento de tamaño del soma celular y morfología

redondeada tipo ameboide, tal como se presentó en este estudio (Madinier et al., 2009;

J. Wang et al., 2013).

Con relación a las formas ameboideas, se ha demostrado en otros trabajos que la

proteína ED-1 se expresa en las células microgliales en proceso de fagocitosis, y esta a

110

su vez está colocalizada con la proteína OX-42 a partir del estado 5A de activación en el

cual las células muestran formas redondeadas con un único proceso prominente y

alargado hacia el sitio lesionado, como se ve en la figura 15D (Jonas et al., 2012); sin

embargo en la presente investigación no se abordó la expresión o la modulación de la

proteína ED-1. Estados morfológicos similares fueron observados en este estudio, en

zonas perifocales y dentro del foco isquémico cortical, por lo que se podría inferir que se

trata de células con actividad fagocítica dentro del proceso de limpieza de restos

celulares. La transformación microglial de una forma ramificada a una forma ameboide,

ha sido relacionada a la vez con un cambio de actividad para iniciar el proceso de

fagocitosis (Kettenmann et al., 2013).

En la fimbria del hipocampo, el aumento significativo de la inmunorreactividad de OX-42

permitió establecer una morfología primordialmente ramificada, lo cual ha sido

relacionado en otros estudios a un fenotipo neuroprotector (J. Wang et al., 2013) y como

parte de los procesos de neuroplasticidad (Kettenmann et al., 2013; Madinier et al., 2009)

y remodelación sináptica, orquestando un balance entre la sinaptogénesis y la muerte

neuronal en territorios lesionados (Bessis, Béchade, Bernard, & Roumier, 2007; Sozmen,

Hinman, & Carmichael, 2012; Thored et al., 2009). Esto puede indicar que la microglía

ramificada es probablemente la responsable del mantenimiento de las sinapsis entre

redes neuronales que conectan al hipocampo con otras zonas cerebrales. La ausencia

de formas ameboideas y la presencia de formas ramificadas de la microglía

probablemente están a favor de la integridad de los cordones axonales que cruzan hacia

diversos territorios estableciendo la red sináptica.

Además, se encontró una reducción significativa de la reactividad de la microglía en la

fimbria del hipocampo en los individuos isquémicos tratados con atorvastatina,

modulando probablemente el comportamiento de la microglía, lo que coincide con otros

autores que han encontrado que la administración de atorvastatina posisquemia reduce

la respuesta inflamatoria, mediante la reducción de la cantidad de células microgliales y

la inhibición del factor de necrosis tumoral-α (TNF- α) (Saito et al., 2014).

111

En este trabajo, se encontró aumento de la densidad de la célula microglial en individuos

sanos tratados con meloxicam, atorvastatina y su asociación y aumento de la longitud de

la célula en el tratamiento con atorvastatina. Cambios en la densidad y la morfología de

la microglía en individuos sanos ha sido documentada por otros autores (Steger et al.,

2014), quienes encontraron que la ingestión crónica de cafeína produjo disminución de

la densidad global de la microglía en la corteza motora primaria y somatosensorial

primaria, así como a nivel subcortical (tálamo, hipotálamo y estriado), además

observaron retracción de los procesos celulares y el aumento del tamaño del soma,

posiblemente como un indicador de actividad microglial.

Teniendo en cuenta lo anterior, no se puede decir que la microglía de individuos sanos

tratados con meloxicam, atorvastatina y su asociación, se encuentra en un estado

activado y para establecer un verdadero efecto de estos tratamientos sobre esta

población celular en individuos sanos se requieren estudios más detallados.

5.5.3 Reactividad de los astrocitos. El aumento significativo en la reactividad de la

proteína GFAP en la corteza somatosensorial y el cuerpo estriado, coincide con lo

descrito por Stoll, Jander y Schroeter en 1998 quienes manifiestan que la

sobrerregulación de esta proteína es una de las características más relevantes de la

respuesta celular astrocitaria frente a la isquemia cerebral, junto con la hipertrofia e

hiperplasia de los astrocitos. De otra parte, la sobreexpresión de GFAP en astrocitos

reactivos (hipertróficos), ha sido relacionada con procesos de neuroprotección, en donde

se ha demostrado que ayuda en la regulación del glutamato extracelular (Li et al., 2008);

Franke y colaboradores (2012), describen un tipo de astrogliosis (isomórfica), que es

representada por la hipertrofia astroglial con la preservación de la organización de los

dominios gliales, que a menudo es reversible y benéfica para la regeneración posinsulto.

Junto con el aumento de tamaño en el cuerpo celular y el engrosamiento de las

proyecciones astrocitarias en el grupo IP, se observaron astrocitos fragmentados con

reactividad positiva para GFAP, lo que puede interpretarse como daño celular glial

112

(clasmatodendrosis), proceso que ha sido asociado por algunos autores, a pérdida en la

integridad celular consecuente a acidosis astrocitaria (Hulse et al., 2001).

En un estudio realizado por Ouyang, Voloboueva, Xu y Giffard (2007), se demostró que

ante la disminución de oxígeno y glucosa, los astrocitos de la zona hipocampal CA1,

reducían su capacidad para captar glutamato extracelular, debido a la pérdida de función

del receptor GLT-1 como consecuencia de la alta producción de especies reactivas de

oxígeno en la mitocondria, llevando a un descenso en la reactividad de GFAP y la

consecuente pérdida en la función del astrocito, lo cual a la vez, fue relacionado con

muerte neuronal. Igualmente, otros investigadores han demostrado que existe una

correlación entre la pronunciada proliferación de los astrocitos y la fragmentación del

DNA en las neuronas, sugiriendo una conexión intrínseca entre astrogliosis y muerte

neuronal retardada (W. Wang et al., 2008).

Teniendo en cuenta que el presente estudio se realizó a las 120 horas posisquemia, se

observó en el grupo IP una población de astrocitos heterogénea (funcionales y no

funcionales), probablemente los astrocitos inmunorreactivos corresponden a células

hipertróficas en proceso de recaptación de glutamato extracelular, lo cual estaría a favor

de la supervivencia neuronal.

De otra parte, se ha demostrado que el proceso excitotóxico inducido por la isquemia

además de disminuir la capacidad de los transportadores de glutamato también reduce

la actividad de la enzima glutamina sintetasa y que el tratamiento con atorvastatina

previene la disminución en la captación del glutamato y la reducción en la actividad de la

glutamina sintetasa, favoreciendo la regulación de la concentración de glutamato

extracelular, mediante la modulación del potencial redox de las células (Vandresen-Filho

et al., 2013), puesto que la glutamina sintetasa es muy sensible al estrés oxidativo y su

actividad está fuertemente relacionada con la suficiencia de los astrocitos para capturar

el glutamato (Jian et al., 2011; Vandresen Filho et al., 2013).

113

En los grupos IM, IA e IAM la inmunoreactividad de GFAP fue significativamente mayor

(P<0,01) respecto al control, aunque con morfología astrocitaria homogénea, lo cual

podría indicar que el meloxicam en forma individual o asociada a la atorvastatina

posiblemente favorece la supervivencia de los astrocitos que han reaccionado a la lesión

pero mantienen su función. Mostrando que, posiblemente los tratamientos modulan

positivamente la respuesta de los astrocitos frente al daño, manteniendo su integridad

celular y conservando su capacidad como reguladores de la homeostasis.

5.5.4 Reactividad de la ciclooxigenasa 2. Simultáneamente al incremento en la

reactividad de GFAP y OX-42 por efecto de la isquemia cerebral, se aumentó

significativamente la reactividad de la enzima COX 2, principalmente en la corteza

somatosensorial primaria y en el giro dentado del hipocampo, lo cual concuerda con lo

reportado por otros autores, quienes encontraron una inducción dramática de la enzima

COX 2 en zonas perifocales (Hirst et al., 1999; Nakayama et al., 1998; Stark & Bazan,

2011; Yokota et al., 2004).

El aumento en la reactividad de COX-2 ha sido asociado a la activación de la isoforma

inducible de la enzima, vinculada a la elevación de prostaglandinas proinflamatorias

como la PGE2, que median procesos de daño neuronal, plasticidad sináptica aberrante

y respuestas inmunoinflamatorias (Hirst et al., 1999; Nakayama et al., 1998; Stark &

Bazan, 2011; Yokota et al., 2004; J Yrjänheikki et al., 1999). Se ha demostrado que la

activación de la isoforma inducible de la COX 2 se hace a través de la estimulación de

los receptores NMDA, principalmente extrasinápticos (Stark & Bazan, 2011).

En el presente estudio, el aumento en la reactividad de COX 2 a las 120 horas

posisquemia, probablemente corresponde a un estímulo sostenido de activación de la

isoforma inducible de COX 2 concordante con un proceso inflamatorio persistente.

De otra parte, la actividad de COX 2 ha sido asociada a la proliferación de células

progenitoras neurales (CPN), bajo condiciones fisiológicas y en zonas neurogénicas

como la zona subgranular del giro dentado del hipocampo y en algunas circunstancias

114

las CPN pueden ser desviadas de su vía normal hacia sitios de lesión como respuesta a

un daño (Goncalves et al., 2010). Sasaki y colaboradores en 2003, comprobaron que la

isquemia cerebral incrementa transitoriamente la neurogénesis en el giro dentado del

hipocampo y se encuentra ligada a la actividad de COX 2 en células neuronales y en

astrocitos actuando posiblemente como moduladores de la proliferación de las CPN

(Sasaki et al., 2003).

En el presente estudio, se encontró en los animales isquémicos no tratados, un aumento

significativo en la inmunorreactividad de COX 2 en el giro dentado (GD); sin embargo en

los grupos isquémicos tratados con meloxicam y atorvastatina, también se encontró un

incremento en la reactividad de COX 2 en esta zona respecto a los controles pero sin

diferencias entre ellos. Es posible que la persistente reactividad de COX 2 en GD en los

grupos tratados, se corresponda con la capacidad del hipocampo para iniciar procesos

neurogénicos a partir de un estímulo lesivo, indicando, probablemente, que las células

del giro dentado del hipocampo podrían estar favoreciendo procesos de reparación

tisular.

Contrario a lo encontrado en el hipocampo, se observó una reducción significativa en la

reactividad de COX-2 de IM (P<0,01), IA (P<0,001) e IAM (P<0,01), en la corteza

somatosensorial de los grupos isquémicos tratados, concordando con lo descrito por

otros autores, cuando se han empleado antiinflamatorios no esteroidales como

inhibidores selectivos y no selectivos de la enzima COX 2 (Hara et al., 1998; Nakayama

et al., 1998). Gómez-Hernández y colaboradores en el 2006, encontraron disminución en

la expresión de la COX 2, descenso de la enzima responsable de la síntesis de

prostaglandina E2 (mPGE2) y reducción en la expresión de los receptores EP-1, EP-3 y

EP-4 de la prostaglandina E2 en placas ateroescleróticas, luego del tratamiento con

atorvastatina (Gómez-Hernandez et al., 2006). Así mismo, Piermartiri y colaboradores en

2010 en un modelo in vitro de la enfermedad de Alzheimer, hallaron disminución en la

expresión de COX 2 y protección en las células neuronales frente a la peroxidación

lipídica, después del tratamiento con atorvastatina (Piermartiri et al., 2010).

115

Algunos autores han descrito que la disminución en la reactividad de COX 2 durante un

proceso patológico podría favorecer la supervivencia de las células neuronales y la

plasticidad sináptica (Gómez-Hernandez et al., 2006; Hara et al., 1998; Nakayama et al.,

1998; Piermartiri et al., 2010; Sasaki et al., 2003; Strauss, 2008) y que la actividad

prolongada de la COX 2 podría afectar el metabolismo del ácido araquidónico a nivel

neuronal, desviando la síntesis de metabolitos benéficos hacia la producción de radicales

libres (Strauss, 2008).

Aunque existe evidencia de que el incremento de la síntesis de productos derivados de

COX 2 tiene efectos perjudiciales sobre el cerebro, como el aumento de estrés oxidativo,

cambios inapropiados en el flujo sanguíneo cerebral, disrupción de la barrera

hematoencefálica, trastornos de la función neuronal e inducción de proteínas dañinas y

que la inhibición selectiva de COX 2 protege las neuronas (Candelario Jalil, González

Falcón, García Cabrera, León, & Fiebich, 2004), contradictoriamente, también se ha

demostrado que algunos prostanoides derivados de COX-2 protegen a las células frente

a un daño (Horiguchi, Snipes, Kis, Shimizu, & Busija, 2006).

Estudios en modelos de excitotoxicidad e hipoxia in vitro han evidenciado que ciertos

receptores de prostaglandinas pueden mediar efectos tóxicos, pero un número de ellos

parecen ejercer efectos paradójicamente protectores (Andreasson, 2010). Entre los

receptores de prostaglandinas que se han estudiado se encuentran los DP1 y DP2,

receptores de la prostaglandina D2, constatándose que los efectos neuroprotectores se

encuentran relacionados a la activación del receptor DP1 y a su vez a la señalización

dependiente de AMP cíclico (AMPc), contrariamente, el receptor DP2 promueve la

pérdida neuronal (Liang, Wu, Hand, & Andreasson, 2005).

Así mismo, los receptores EP1, EP2, EP3 y EP4 de la prostaglandina E2 han sido

evaluados, encontrándose que tienen cascadas de señalización muy distintas y

potencialmente antagónicas, demostrándose que la activación de los receptores EP2 y

EP4 favorecen la supervivencia neuronal mediante el incremento de la producción de

AMPc, mientras que, el receptor EP1 aumenta el daño neuronal incrementando los

116

niveles de calcio intracelular y el EP3 produce efectos neurotóxicos a través de la

disminución el AMPc intracelular o la activación de la proteína Rho quinasa (Ikeda-

Matsuo et al., 2010).

Teniendo en cuenta lo anterior, la inhibición de la COX 2 en la isquemia cerebral en fase

aguda, podría potencialmente inhibir la activación de cascadas de señalización que

favorezcan la supervivencia neuronal. En contraste, la sobreestimulación de COX 2

generaría la producción de metabolitos potencialmente dañinos, por lo que el empleo de

un inhibidor preferencial de COX-2 como meloxicam y un fármaco promisorio como

atorvastatina probablemente permitiría mantener cierta cantidad de enzimas activas y de

esta manera probablemente beneficiar procesos neuroprotectores.

Finalmente, esta investigación evidencia que el tratamiento posisquemia con

atorvastatina consiguió disminuir significativamente la reactividad microglial,

adicionalmente, atorvastatina y meloxicam, en forma individual o asociada, lograron una

reducción importante de la inmunorreactividad de la forma inducible de la COX 2, y

aunque se observó un incremento en la reactividad de los astrocitos (GFAP positivo),

éstos mantuvieron las características morfológicas que tipifican células gliales en

diversas fases de actividad en pro del equilibrio y la plasticidad celular, con lo cual se

reduce el riesgo de muerte celular a 120 horas posisquemia y les confiere un efecto

neuroprotector al reducir la citotoxicidad en el tejido afectado y al favorecer la modulación

en la actividad glial.

117

6. CONCLUSIONES

La isquemia cerebral por embolismo arterial mediante alfa trombina bovina, produce

lesiones en los territorios correspondientes a los irrigados por la ACM y en raras

ocasiones genera lesiones en territorios de la ACP.

Los tratamientos con meloxicam y atorvastatina en forma individual o asociada no

lograron mejorar significativamente los déficits neurológicos a las 120 horas

posisquemia.

El modelo embólico con alfa trombina bovina a las 120 horas, produjo pérdida de la

arquitectura celular en el foco isquémico y mantuvo los patrones citoarquitectónicos en

las zonas perifocales y de penumbra.

La tinción con Fluoro Jade B a las 120 horas posisquemia, no consiguió mostrar procesos

de neurodegeneración consistentes en los grupos isquémicos placebo ni en los tratados

con meloxicam, atorvastatina en forma individual o asociada.

La isquemia cerebral por embolismo arterial a las 120 horas, aumenta la reactividad de

los astrocitos y la microglía e induce cambios morfológicos propios de la activación de

estas células en zonas perifocales y de penumbra.

La isquemia cerebral embólica a las 120 horas, en el grupo isquémico placebo produce

una población de astrocitos heterogénea, astrocitos hipertróficos, en proceso de

captación de glutamato y otros que probablemente no logran superar el insulto y

experimentan pérdida de su integridad y funcionalidad, en cambio los tratamientos con

meloxicam y atorvastatina en forma individual y asociada permiten a los astrocitos

mantener su integridad y posiblemente su funcionalidad como reguladores del ambiente

extracelular, modulando positivamente su actividad frente a la isquemia cerebral.

118

El tratamiento con atorvastatina, a las 120 horas posisquemia, reduce la reactividad de

OX-42 modulando la actividad microglial, en tanto el tratamiento con meloxicam y la

asociación de este con atorvastatina no logró reducir la hiperreactividad posisquemia.

La isquemia cerebral embólica a las 120 horas, incrementa significativamente la

reactividad de la COX 2 en zonas perifocales y de penumbra y los tratamientos con

meloxicam y atorvastatina en forma individual y asociada reducen el estímulo de la COX

2 disminuyendo la respuesta inflamatoria.

Finalmente, el tratamiento posisquemia individual con atorvastatina logró reducir

significativamente la inmunorreactividad microglial, en tanto la asociación con meloxicam

no alcanzo este propósito. Aunque fue evidenciado un incremento en la reactividad de

los astrocitos (GFAP positivo), éstos mantuvieron las características morfológicas que

tipifican células gliales en diversas fases de actividad en pro del equilibrio y la plasticidad

celular, con lo cual se reduce el riesgo de muerte celular a 120 horas posisquemia y les

confiere un efecto neuroprotector al reducir la citotoxicidad en el tejido afectado y al

favorecer la modulación en la actividad glial. Posiblemente la atorvastatina en forma

individual o asociada al meloxicam inhibe la expresión de la ciclooxigenasa 2 en el tejido

isquémico.

119

RECOMENDACIONES

Teniendo en cuenta los resultados obtenidos en este trabajo se recomienda:

Evaluar el posible efecto intrínseco de los tratamientos con meloxicam, atorvastina y su

asociación sobre los astrocitos, la microglía y la COX 2, empleado triple marcaje, en

cultivos mixtos de corteza e hipocampo.

Estudiar los niveles de prostangladina E2, en animales isquémicos y simulados tratados

con meloxicam, atorvastatina y su asociación mediante microdiálisis para establecer

correlaciones entre los tratamientos, la producción de esta prostaglandina y procesos de

neuroprotección.

Examinar la modulación de los receptores neurotóxicos EP1 y EP3, de la prostaglandina

E2, por la isquemia cerebral embólica y los tratamientos con atorvastatina y meloxicam

y su asociación.

Analizar el efecto de los tratamientos con meloxicam, atorvastatina y su asociación sobre

procesos neurogénicos, debido a que es conocido que la neurogénesis es un proceso

relacionado a la actividad de la enzima COX 2, empleando Ki-67 como marcador de

proliferación celular.

Estimar el efecto de la isquemia cerebral embólica y los tratamientos con meloxicam,

atorvastatina y su asociación sobre las poblaciones neuronales empleando el anticuerpo

anti-NeuN para cuantificar pérdida neuronal.

120

REFERENCIAS

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145

ANEXOS

146

Anexo A. Formato protocolo técnico.

147

Anexo B. Formato evaluación Neurológica.