Eva Luac i on Del Riesgo

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DE LA EVALUACIÓN DEL RIESGO AL RIESGO DE LA EVALUACIÓN Juan José Martínez LANDA. Consultores del Paisaje. Equipo de Arboricultura. [email protected] Tel. Fax 93 683 36 68 La arboricultura es una disciplina reciente con un campo de actuación de amplio alcance, pero más reciente es todavía alguna de sus líneas de trabajo. Este es el caso de la evaluación de árboles para determinar su riesgo de fractura. En España hará un par de años que se ha introducido y en el resto de Europa y Estados Unidos de diez a quince. Lo cierto es, que ha tenido una gran aceptación entre profesionales, población y administración. Prueba de ello, es la celebración de este curso, pionero en el Estado. No es de extrañar, pues, el aumento de sensibilidad de la población frente a temas ambientales, exige a las administraciones que justifiquen muchas de sus intervenciones sobre el medio natural urbano o no. En este caso, el arbolado urbano sale beneficiado. Centrándonos en la evaluación de árboles con riesgo potencial de caída o fractura, nuestros conocimientos se han incrementado muchísimo en estos dos años y además han incrementado también los recursos para realizar estos análisis. Han aparecido una serie de instrumentos que pueden ser muy útiles pero que en ningún caso podrán substituir al ser humano. A mi modo de ver, el riesgo de las actuales "evaluaciones del riesgo potencial de caída de los árboles", pasa por dos callejones que con el tiempo y la experiencia acumulada deberemos ensanchar. En primer lugar hace falta una formación de base del arboricultor para poder acceder, entender y por tanto asimilar, la información que actualmente circula respecto a este tema, que es mucha. Formación de base que hace referencia al conocimiento del sujeto objeto de estudio, en este caso el árbol. Esta formación nos permitirá entender el idioma del árbol, saber leer sus síntomas corporales y atrevernos a interpretarlos. Libros, fotos, artículos, etc. nos ayudaran, pero no sustituyen en ningún caso la imaginación, observación y elevada capacidad de interpretación humana. Hay que recalcar que la mayoría de esta información se basa en modelos de caída, cálculos de resistencia de materiales; en definitiva, números y fórmulas que se fundamentan en un conocimiento científico "hipótesis" y además realizados fuera de nuestro país. En segundo lugar y por si fuera poco lo anteriormente dicho, aparecen en el mercado una serie de aparatos que pueden inducir a pensar a aquellas personas neófitas, que con su adquisición y un libro de instrucciones traducido, se pueden ahorrar el asesoramiento de un arboricultor especializado. Referente a los instrumentos, obviamente que es de agradecer su existencia, pero debemos situarlos en su contexto y saber que podemos esperar de ellos. Para obtener respuestas, en primera lugar hay que saber que preguntar. Una vez formulada la pregunta, nos podemos ayudar o no de los instrumentos en la obtención de la respuesta. En el caso de que decidamos hacerlo, será de vital importancia saber descifrar y interpretar dicha respuesta. Llegados aquí, podríamos plantear una reflexión similar al caso anterior. Podemos poner una fe ciega en los resultados obtenidos ?; las tablas de referencia han sido realizadas en países diferentes al nuestro; las condiciones de medición son múltiples, en este caso como afectan al resultado ?… Con todo esto, quiero dar a entender que una disciplina tan nueva, se está basando continuamente en hipótesis y cuando en un informe afirmamos cualquier cosa basada en una hipótesis, estamos especulando.

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DE LA EVALUACIÓN DEL RIESGO AL RIESGO DE LA EVALUACIÓN

Juan José Martínez LANDA. Consultores del Paisaje. Equipo de Arboricultura. [email protected] Tel. Fax 93 683 36 68

La arboricultura es una disciplina reciente con un campo de actuación de amplio alcance, pero más reciente es todavía alguna de sus líneas de trabajo. Este es el caso de la evaluación de árboles para determinar su riesgo de fractura. En España hará un par de años que se ha introducido y en el resto de Europa y Estados Unidos de diez a quince. Lo cierto es, que ha tenido una gran aceptación entre profesionales, población y administración. Prueba de ello, es la celebración de este curso, pionero en el Estado. No es de extrañar, pues, el aumento de sensibilidad de la población frente a temas ambientales, exige a las administraciones que justifiquen muchas de sus intervenciones sobre el medio natural urbano o no. En este caso, el arbolado urbano sale beneficiado.

Centrándonos en la evaluación de árboles con riesgo potencial de caída o fractura, nuestros conocimientos se han incrementado muchísimo en estos dos años y además han incrementado también los recursos para realizar estos análisis. Han aparecido una serie de instrumentos que pueden ser muy útiles pero que en ningún caso podrán substituir al ser humano.

A mi modo de ver, el riesgo de las actuales "evaluaciones del riesgo potencial de caída de los árboles", pasa por dos callejones que con el tiempo y la experiencia acumulada deberemos ensanchar. En primer lugar hace falta una formación de base del arboricultor para poder acceder, entender y por tanto asimilar, la información que actualmente circula respecto a este tema, que es mucha. Formación de base que hace referencia al conocimiento del sujeto objeto de estudio, en este caso el árbol. Esta formación nos permitirá entender el idioma del árbol, saber leer sus síntomas corporales y atrevernos a interpretarlos. Libros, fotos, artículos, etc. nos ayudaran, pero no sustituyen en ningún caso la imaginación, observación y elevada capacidad de interpretación humana. Hay que recalcar que la mayoría de esta información se basa en modelos de caída, cálculos de resistencia de materiales; en definitiva, números y fórmulas que se fundamentan en un conocimiento científico "hipótesis" y además realizados fuera de nuestro país. En segundo lugar y por si fuera poco lo anteriormente dicho, aparecen en el mercado una serie de aparatos que pueden inducir a pensar a aquellas personas neófitas, que con su adquisición y un libro de instrucciones traducido, se pueden ahorrar el asesoramiento de un arboricultor especializado.

Referente a los instrumentos, obviamente que es de agradecer su existencia, pero debemos situarlos en su contexto y saber que podemos esperar de ellos. Para obtener respuestas, en primera lugar hay que saber que preguntar. Una vez formulada la pregunta, nos podemos ayudar o no de los instrumentos en la obtención de la respuesta. En el caso de que decidamos hacerlo, será de vital importancia saber descifrar y interpretar dicha respuesta. Llegados aquí, podríamos plantear una reflexión similar al caso anterior. Podemos poner una fe ciega en los resultados obtenidos ?; las tablas de referencia han sido realizadas en países diferentes al nuestro; las condiciones de medición son múltiples, en este caso como afectan al resultado ?… Con todo esto, quiero dar a entender que una disciplina tan nueva, se está basando continuamente en hipótesis y cuando en un informe afirmamos cualquier cosa basada en una hipótesis, estamos especulando.

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Frente a esta situación deberíamos dar más importancia al análisis visual. Aquel que nace de la capacidad de observación del arboricultor , su cúmulo personal de experiencias y la capacidad de interpretación que la formación de base le facilita. Delante de un incremento futuro de "personas con instrumentos", no deberíamos dejarnos engañar (aunque la cuestión de marketing sea importante) y saber diferenciar entre quien los utiliza para hacer un diagnóstico rápido y rentable, y a quien le sirven para confirmar y dar más credibilidad a su hipótesis de trabajo.

En muchos casos las respuestas de los árboles son impredicibles ; esto unido a que el método de evaluación sea cada vez más sofisticado y que poseamos más y diferentes recursos para llevarlo a cabo, puede ir en favor o en detrimento de la fiabilidad de la evaluación. Dependerá de la experiencia del evaluador, el modo de utilizar estas fórmulas y la finura en la toma de datos. Actualmente aceptamos muchas teorías antes de que los métodos para poderlas confirmar sean desarrollados. Esto obliga a los profesionales de la arboricultura y concretamente a los que evalúan árboles de riesgo, a contrastar todos los resultados obtenidos con situaciones reales. De este modo podremos basar nuestras afirmaciones en hechos y observaciones, obteniendo así verdades; en lugar de obtener especulaciones al basarlas en teoría. No olvidemos, que no deja de ser importante que la base sea científica y teórica ya que asegura una disciplina correcta a largo plazo.

Todo esto, nos ayudará a reforzar nuestra credibilidad, teniendo presente que aún y así, muchas de las respuestas de los árboles son impredicibles y es en este punto donde deben quedar claramente definidas las responsabilidades de todas las partes implicadas. No deberíamos tener problemas si sabemos lo que supone una evaluación del riesgo y cuales son las bases de la práctica profesional. Saber decir "no lo se" o "no lo puedo hacer" debería ser una práctica normal cuando lo que se pone en juego es la vida de personas i/o bienes. En cualquiera de los casos se debe dejar muy claro previamente, qué es lo que el cliente espera y qué es lo que el profesional puede ofrecer. Así como la diferencia entre una inspección superficial y una evaluación detallada.

Vallirana, Mayo de 1997