Etica y Educacion

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Ética y Educación La Ética y Educación siempre han ido de la mano e íntimamente unidas. De hecho lo que comúnmente entendemos por el término “educar” como proceso de actualización y perfeccionamiento de las capacidades humanas o de transmisión de la cultura dada y heredada de antemano, está sin duda ligado a lo que previamente consideremos como capacidades o facultades humanas más necesarias, más buenas, más útiles o más convenientes. Es decir, que debajo de toda acción educativa, hay siempre una opción axiológica y ética, de lo que se desprende el hecho, de que la educación, por mucho que lo intente, en ningún caso puede ser axiológica o éticamente neutral, ya que su naturaleza ontológica es esencialmente teleológica y axiológica. Educar es entonces algo muchísimo más complejo y transcendente que el hecho de conocer, instruir, utilizar o aplicar determinados automatismos, competencias, hábitos o procedimientos para la adquisición de información y formación. Educar es un fenómeno y un proceso de carácter ético, porque la determinación de aquello que vale realmente la pena ser aprendido y enseñado corresponde siempre, lo queramos o no, a la Ética. Es necesario entonces, distinguir y diferenciar el verdadero significado y sentido del vocablo “educar” de otros como adquirir competencias, instruir, formar, enseñar, entrenar, habituar, inculcar, especializar, disciplinar , etc, acciones todas ellas, en las que el sujeto 1

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tica y EducacinLa tica y Educacin siempre han ido de la mano e ntimamente unidas. De hecho lo que comnmente entendemos por el trmino educar como proceso de actualizacin y perfeccionamiento de las capacidades humanas o de transmisin de la cultura dada y heredada de antemano, est sin duda ligado a lo que previamente consideremos como capacidades o facultades humanas ms necesarias, ms buenas, ms tiles o ms convenientes. Es decir, que debajo de toda accin educativa, hay siempre una opcin axiolgica y tica, de lo que se desprende el hecho, de que la educacin, por mucho que lo intente, en ningn caso puede ser axiolgica o ticamente neutral, ya que su naturaleza ontolgica es esencialmente teleolgica y axiolgica.

Educar es entonces algo muchsimo ms complejo y transcendente que el hecho de conocer, instruir, utilizar o aplicar determinados automatismos, competencias, hbitos o procedimientos para la adquisicin de informacin y formacin. Educar es un fenmeno y un proceso de carcter tico, porque la determinacin de aquello que vale realmente la pena ser aprendido y enseado corresponde siempre, lo queramos o no, a la tica. Es necesario entonces, distinguir y diferenciar el verdadero significado y sentido del vocablo educar de otros como adquirir competencias, instruir, formar, ensear, entrenar, habituar, inculcar, especializar, disciplinar , etc, acciones todas ellas, en las que el sujeto que se educa es generalmente considerado como un objeto que debe acumular o adquirir con mayor o menor eficacia, determinados conocimientos o habilidades que son legitimados por instituciones que proporcionan credenciales gestionadas y controladas por funcionarios docentes especializados. Es ms, puede suceder y de hecho sucede, que dichas instituciones expedidoras de credenciales de formacin, no solamente no eduquen, sino que des-eduquen, es decir, se dediquen exclusivamente a adiestrar, automatizar o suministrar determinados conocimientos o procedimientos, en la creencia de que dichas operaciones formativas pueden ser efectivamente realizadas sin necesidad de recurrir a la tica para fundamentarlas, sostenerlas y aplicarlas.

Actualmente existe una especie de divorcio entre tica y Educacin, sencillamente porque ni la Enseanza tica ni la Educacin Moral de la infancia y la juventud constituyen una prioridad o una necesidad educativa esencial que debe ser satisfecha y atendida para seguir garantizando la supervivencia de la especie humana y el desarrollo efectivo de los Derechos Humanos Universales. Ahora que por doquier se defiende y se impone el modelo de competencias como la mxima y ms refinada expresin de eficacia pedaggica y de transferencia y generalizacin de aprendizajes, paradjicamente la tica, el saber ms transversal y transcendental de todos, no pasa de ser el de una asignatura menor y de poca importancia en el curriculum.

Existe pues en nuestro tiempo, un divorcio entre tica y la Educacin que aunque no es reducible exclusivamente a lo escolar, est caracterizado por la marginacin, el extraamiento, la minusvaloracin e incluso el desprecio de los saberes ticos y estticos, que son reducidos por lo general a espacios restringidos, a tareas menores, a juegos infantiles de la escuela primaria, o en su defecto a la condena de su propia negacin mediante prcticas docentes enajenantes y formas de organizacin opresoras y reproductoras de arbitrariedad, injusticia y desigualdad. Marginacin y extraamiento producido tanto por la obsesin de la especializacin y la subordinacin al utilitarismo del mercado, como por el papel marginal o secundario que generalmente ha ocupado en las disciplinas escolares. Su papel es incluso muchas veces subalterno al de otras materias escolares, como es el caso de la Religin Catlica en aquellos pases en los que se considera de oferta obligatoria en las instituciones escolares pblicas. Un hecho realmente contradictorio e incoherente, porque no puede concebirse que un alumno que reciba las enseanzas de una determinada Religin quede eximido de la necesidad de recibir las enseanza de una tica ciudadana, civil, democrtica y planetaria.

La tica pues se ha separado de la vida real de nuestras instituciones escolares, se ha divorciado de la prctica educativa, en el sentido de ser reducida a mera disciplina acadmica de segundo o tercer orden y de no ser compartida y vivida diariamente de forma activa, natural y transversal en cada una de las actividades que las diferentes disciplinas acadmicas y escolares realizan en las aulas, o en cada una de las instancias y unidades organizativas que componen la estructura y dinmica funcional de las instituciones.

Urge entonces encontrar estrategias de intervencin educativa, as como medidas administrativas y polticas que coloquen a la tica en el lugar central y transversal que le corresponde en la Educacin, si es que realmente asumimos el sabido consenso mundial de que la tica es el saber educativo ms transcendente e importante para el siglo XXI y el hecho de que tica y Educacin son necesariamente indisociables.

Tal vez la medida ms estratgica y de largo alcance de todas, sea abordar con rigor y coherencia la formacin docente, humana e integral de nuestros profesores y profesoras, tanto de las maestras y maestros que atienden a la poblacin infantil, como al resto de docentes que ejercen sus funciones en centros de secundaria, profesionales y universitarios. Es inconcebible que en pleno siglo XXI, la formacin tica no sea parte integrante, transversal, terica y prctica de cualquier disciplina susceptible de ser enseada en cualquier institucin escolar.

Cada docente, no solo debera poseer una educacin moral y una formacin tica slida, sino sobre todo debera conocer las implicaciones, vinculaciones y relaciones que tiene su disciplina o su especializacin docente con la tica.Al mismo tiempo, otra medida estratgica de largo alcance sera la constitucin de observatorios y mesas de dilogo dirigidos a reflexionar sobre asuntos ticos que afectan o atraviesan a las instituciones escolares y tambin enfocados a proponer y realizar actividades.

No obstante y si todas las materias escolares o disciplinas acadmicas, estuviesen atravesadas por la tica, gozando este saber de espacios, tiempos y actividades que seran realizadas por cualquier profesor en el marco de sus competencias docentes especializadas, esto no quiere decir que haya que abandonar la formacin tica de base de carcter sistemtico, organizado, cognitivo y filosfico. Por el contrario, las disciplinas humansticas deberan tener un peso curricular mayor en los programas escolares sin que esto supusiese la exclusin o la merma de una formacin cientfica y tcnica de calidad. Y digo un peso mayor, tanto en el sentido de aumentar el tiempo dedicado a las mismas, como en el de las exigencias de objetivos educativos, contenidos y actividades curriculares. Considero por tanto, que materias o saberes como la Filosofa (aprender a reflexionar y a pensar de forma autnoma y crtica), la Psicologa (aprender a conocerse a s mismo y a desarrollarse intelectual y emocionalmente de forma armnica y equilibrada), la tica (aprender a reflexionar sobre los hechos sociales y la propia conducta en base a valores ticos siendo capaces de responsabilidad, compromiso y coherencia), deberan ser algo permanente desde la Educacin Infantil y tan natural como son las disciplinas de Lenguaje, Matemticas, Sociedad o Naturaleza.

De este modo, combinar de forma adecuada y sostenible disciplinas humansticas y disciplinas cientficas, no significa multiplicar y yuxtaponer nuevas materias aisladas y encapsuladas con el fin de multiplicar especialidades y gremialismos, sino ms bien de encontrar espacios interdisciplinares que conecten las diferentes disciplinas e incluso que permitan llegar ms all de ellas, es decir, a prcticas educativas transdisciplinares.

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