ÉTica Profesional. ANTOLOGIA

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1 25MSU0044V Instituto Humanista de Sinaloa, A.C. LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA HUMANISTA CON ACENTUACIÓN EN EVALUACIÓN Y PSICOTERAPIA ÉTICA PROFESIONAL OCTAVO SEMESTRE

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Una introducción acerca de la ética profesional que debe cumplir cualquier psicólogo.

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Instituto Humanista de Sinaloa, A.C.

LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA HUMANISTA CON ACENTUACIÓN EN EVALUACIÓN Y PSICOTERAPIA

ÉTICA PROFESIONAL OCTAVO SEMESTRE

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El Psicólogo ¿Qué hace? Autor. Catalina Harrsch

Departamento de Psicología, Universidad Iberoamericana Primera edición, 1983. EDITORIAL ALHAMBRA. SA

Una opción para la identidad profesional del psicólogo

En la época actual, en función de los vertiginosos cambios que se suceden en el ámbito socioeconómico, político y cultural la identidad ha pasado a ser preocupación de primera magnitud para todos sin excepción. Cada, individuo necesita replan-tearse quién es realmente. Ese mismo cuestionarse es ya una parte importante del proceso de adquisición del sentimiento de identidad. Se observa con frecuencia que el psicólogo se olvida que él mismo puede ser sujeto de investigación, La semejanza básica entre el psicólogo y su cliente radica en que las condiciones y factores que influyen en el cliente pueden también influir en él. El psicólogo nunca debe olvidar que él mismo no está exento del escrutinio psicológico, aun en sus mejores momentos científicos y profesionales. La psicología no es una plataforma elevada desde donde se puede mirar serenamente lo que el hombre hace y experimenta. Por el contrario, los psicólogos participan en las escenas que observan y su actividad científica y profesional está íntimamente ligada al contexto sociocultural. Como señala Smedslund (1972), se puede deliberada y temporalmente, romper esta liga pero no se puede pretender ignorarla. Dado que el psicólogo es una persona antes que un profesional, resulta de primordial interés conocer el proceso de desarrollo encaminado a la adquisición de una identidad profesional, que se da en la persona a lo largo de su formación como psicólogo.

Ser psicólogo tiene consecuencias sociales de tal trascendencia que no se puede visualizar sólo como un individuo que se especializa en el conocimiento de la conducta humana, sino con plena conciencia de que su ejercicio profesional debe ser contemplado en el contexto de la realidad socia! que le circunda. Tomar conciencia significa para el psicólogo la obtención de una identidad profesional.

Dada la naturaleza de los problemas a los que se enfrentan los psicólogos, se concibe una realización profesional íntegra, respaldada en un alto nivel de compromiso, conciencia y responsabilidad social. Conjugar una ciencia del hombre y preservar al mismo tiempo los valores y las características que hacen del hombre una persona, es el reto actual. El problema del psicólogo reside en comprender la naturaleza social de los valores y la interrelación de la libertad del individuo con esos valores: “... el cumplimiento de nuestra responsabilidad social en un sentido positivo dependerá de la manera en que nosotros como psicólogos resolvamos este problema de la relación entre la libertad individual y los valores sociales" (May. \968. p. 285).

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El sentido de responsabilidad del psicólogo con la sociedad se dará en la medida en que éste crezca Y se desarrolle como persona: en que se cuestione los objetivos de su quehacer científico y en que experimente un sentido de identidad dado por la integración gradual de sus conocimientos y experiencias como persona Y como profesional. Ser psicólogo implica ser una persona en proceso de adquirir una serie de conocimientos teóricos sobre la conducta humana y experiencias estrictamente académicas, que se integra paso a paso, etapa por etapa, en un proceso de crecimiento, ligado con las características individuales, de su propia personalidad, con el fin trascendental de ponerlo al servicio de la comunidad en que vive. El cuestionamiento sobre la responsabilidad social de los psicólogos es antiguo. Oppenheimer en 1956, señala que el psicólogo casi no puede hacer nada sin comprender que para él la adquisición de conocimientos abre las más aterradoras perspectivas de controlar lo que la gente hace lo que piensa, y lo que siente. En la actualidad sigue preocupando el compromiso del psicólogo con la sociedad: la imposibilidad de ahondar en el conocimiento del ser humano a menos que se esté comprometido. La libertad consiste en el poder de las acciones como persona, con significado para el grupo al que pertenece.

A la vez parece existir algún factor selectivo que hace que la profesión de psicólogo tienda a atraer al tipo de individuos que niegan y reprimen sus propias necesidades de poder, que luego se manifiestan en el control del pensamiento de otros, y que puede ser más perjudicial y difícil de contrarrestar porque atacan el centro de identidad y autoconciencia. En la medida en que el psicólogo tome conciencia de su capacidad de destruir, podrá ayudarse más a sí mismo y a su sociedad, cambiando la necesidad de poder hacia metas positivas. La responsabilidad social del psicólogo no es controlar y manipular a otros; tal rol actuaría en contra de la dignidad del ser humano. Por el contrario, requiere de una ciencia que preserve los valores y las características distintivas que hacen del hom-bre una persona. No se puede negar que algún elemento de control y de establecimiento de condiciones está presente en toda relación humana. padre-hijo. maestro-alumno. terapeuta-paciente, jefe-empleado: la diferencia radical reside en si en el control se conceptualiza al otro como sujeto o como objeto; si el propósito es manipular y explotar a] otro, o bien ampliar la autoconciencia y la libertad del otro pm3 que participe de modo responsable en la vida. De aquí la importancia de conservar y respetar el derecho y la capacidad del individuo para cuestionar. Dicha capacidad es una de las características que distinguen al hombre como tal en la escala evolutiva. Cuestionar es el comienzo de la propia experiencia de identidad.

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A lo largo de la experiencia en el ejercicio profesional de la psicología, se ha podido observar que en la formación profesional de esta disciplina se da un proceso de crecimiento equiparable al desarrollo que se produce en la personalidad del ser humano, decir, también se observan las diversas etapas por las que atraviesa el hombre desde que nace hasta que muere.

El experimentar en sí misma las vicisitudes por las que atraviesa una persona que hace la elección vocacional de ser psicólogo y decide formarse en esta disciplina, así como la preocupación por la trascendencia del rol profesional del psicólogo como agente de cambio social, que supone el logro de una identidad profesional y, por ende, de conciencia y responsabilidad social, llevó a la autora a plantearse los siguientes cuestionamiento: ¿qué tipo de persona es el psicólogo?: ¿qué proceso de crecimiento se da en él a lo largo de su formación profesional?: ¿qué cambios ocurren en la estructura de su personalidad como resultado de su actividad profesional?: ¿existe una reacción formativa o deformativa en la persona que estudia psicología? En síntesis: ¿el estudiante en el período de formación académica logra estructurar un sentimiento de identidad como profesional de la psicología, el yo como psicólogo?

Los científicos sociales consideran el término identidad como referido al rol social, a rasgos de personalidad o a autoimágenes conscientes. "Yo soy yo" es la expresión corrientemente utilizada para referirse al sentimiento de identidad que traduce una experiencia de autoconocimiento. La noción de identidad es una de las más controvertidas en el terreno de la filosofía y la psicología, Tausk (194 5) introdujo el término identidad, afirmando que el hombre, en su lucha por la supervivencia, debe constantemente encontrarse y experimentarse a sí mismo, Freud (1926) utilizó el término identidad solamente una vez en toda su obra, y lo hizo en forma incidental Y con una connotación psico-social, cuando trató de explicar en un discurso su vínculo con el judaísmo Y habló de oscuras fuerzas emocionales que eran tanto más poderosas cuanto menos se las podía expresar con palabras Y una clara conciencia de una identidad interior que no está basada en la raza o en la religión, sino en una aptitud común de un grupo para vivir en oposición y el estar libres de prejuicios que coartarían el uso del intelecto. Se refiere a algo medular del interior del individuo, que tiene relación con un aspecto esencial de la coherencia interna de un grupo. Erikson (1977), concibe la identidad como una sensación subjetiva de mismidad Y continuidad vigorizantes. Deduce que el término identidad expresa "una relación entre un individuo Y su grupo" con la connotación de una persistente mismidad Y un persistente compartir cierto carácter esencial con otros. La formación de la identidad depende del desarrollo del Yo: a este trabajo del Yo lo llama "identidad del Yo". El término identidad engloba un proceso "ubicado" en el núcleo del individuo Y en el núcleo de la cultura comunal, un proceso que establece, de hecho, la identidad de esos dos núcleos.

En la formación del psicólogo, el planteamiento de la identidad profesional se visualiza como el proceso de identidad individual del estudiante, en el núcleo del individuo, en el núcleo de la profesión y en el núcleo cultural y social.

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Erikson (1977, p. 19) señala que "la formación de la identidad emplea un proceso de reflexión y observación simultáneas que tiene lugar en todos los niveles del funcionamiento mental. Según este proceso, el individuo se juzga a sí mismo a la luz de lo que percibe como la manera en que los otros lo juzgan a él, comparándolo con ellos y en los términos de una tipología significativa para estos últimos: por otra parte, juzga la manera en que es juzgado, a la luz del modo en que se percibe en comparación con otros yen relación con tipos que han llegado a ser importantes para él". En el psicólogo se promueve un proceso de identidad al entrar en contacto con los colegas, maestros y compañeros, de quienes percibe cómo es juzgado, y se compara con los demás psicólogos, sobre todo en relación con aquellos más sig-nificativos para él. Este proceso es, necesariamente, en su mayor parte inconsciente, excepto donde se combinan condiciones interiores y circunstancias exteriores para formar una "conciencia de identidad" (Erikson. 1977). Aun cuando el alumno no se dé cuenta del proceso de crecimiento interno de su formación profesional, es decir, sin que esté consciente de ello, se le puede confrontar con su propio proceso y así crearle conciencia sobre su identidad profesional, en vez de que curse sus estudios acumulando conocimientos teóricos disociados. El psicólogo comienza su proceso de identidad profesional en los encuentros con los maestros. Este proceso de constante cambio y desarrollo no termina hasta que se logra una diferenciación clara de la actividad profesional, aunada a una diferenciación como persona en relación con otros psicólogos. En la identidad profesional del psicólogo no se puede separar la identidad individual, como tal, del contexto social y de la propia de la profesión, según su desarrollo histórico. Es un interjuego de lo individual, lo social y lo profesional.

La identidad del psicólogo no corresponde sólo a la claridad del rol de su actividad. La identidad dinámica interna sentida es un proceso constante de búsqueda de realización, en forma integrada (persona-psicólogo) y diferenciada. Cada psicólogo tendrá su proceso de búsqueda de su propio sentido de identidad profesional que va más allá del rol profesional.

El análisis de la identidad del psicólogo como individuo se tendrá que formular en términos de su propia historia; en función de la historia de la profesión, de la institución en la cual realiza su formación y del contexto social que le rodea. Habrá entonces que considerar tres factores en la formación de la identidad profesional: 1. El individuo, psicólogo, con su historia (identidad del yo como psicólogo). 2. La psicología con su historia como profesión dentro de un contexto institucional específico (identidad del grupo de psicólogos), y 3. Ambos en el contexto social actual (mundo profesional) El Yo se entiende aquí

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como la suma de los sentimientos, emociones, impulsos. Deseos, capacidades, talentos y fantasías que el individuo identifica como algo propio, experimentando la sensación: "ése soy yo". La palabra "Yo" se emplea para denotar un conjunto de procesos psicológicos como pensar, percibir, recordar, sentir, que tienen una función organizativa y de regulación en relación con el Self y que son responsables del desarrollo y ejecución de un plan de acción para satisfacer, por un lado, los impulsos internos y. por otro, las exigencias ambientales. Self índica las formas en que el individuo reacciona, se percibe, se piensa y se valora y cómo, a través de diversas acciones y actitudes, trata de estimularse o defenderse. El Self es por lo tanto un concepto intermedio entre los relacionados con los fenómenos intrapsíquicos y los concernientes a la experiencia interpersonal. La identidad contiene dos aspectos: uno referido al Self y otro referido al Yo y vinculado con la función sintética del mismo {Gringberg y Gringberg, 1971). El enfoque Eriksoniano sobre el proceso del Yo postula lo siguiente: 1. El Yo es un principio organizativo de acuerdo con el cual el individuo se mantiene como una personalidad coherente porque posee mismidad y continuidad, tanto en su autoexperiencia como en su realidad para los otros.

2. En este marco teórico el análisis del Yo incluye la identidad del Yo de un individuo en relación con los cambios históricos que dominaron su infancia, su crisis de la adolescencia, y su adaptación madura, es decir, en el poder de síntesis del Yo.

3. El sujeto se siente libre cuando puede elegir identificarse con su propia identidad del Yo y cuando aprende a aplicar aquello que le es dado él lo que debe ser hecho, Sólo de este modo puede derivar fuerza del Yo (Erikson, 1977),

La identidad profesional del psicólogo no sólo implicaría la conciencia de que se es psicólogo en la medida en que se tengan, y se le reconozcan, una serie de conocimientos y experiencias personajes en esta profesión, El Yo del psicólogo, la identidad del Yo como psicólogo, sería la conciencia del proceso integrativo y Sintético de los conocimientos y experiencias académicas, por un lado, con las características propias del Yo individual-personal, por otro. Un estilo de la propia in-dividualidad profesional, en tanto que se cuenta con el común denominador de conocimientos (bagaje teórico-práctico): la síntesis que se haga de ellos va a depender de cada psicólogo en forma individual, del significado que les dé en su contexto institucional y social. Si hay congruencia de significados, el psicólogo podrá ser un agente de cambio social; si no la hay su acción será tal vez valiosa, pero ajena a su comunidad, o sea egosintónica, sólo para satisfacer necesidades propias y por ende no responderá a un nivel maduro de su acción profesional.

Esto sería la complementación mutua entre la identidad grupal del psicólogo y la identidad del Yo como individuo y como profesional. La función sintetizadora del Yo como psicólogo conduciría a que su trabajo fuera más significativo, crítico y creativo,

Al retomar los cuestiol1amientos iniciales sobre si el estudiante, en el período de su formación académica, logra estructurar un sentimiento de identidad como

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profesional -el Yo como psicólogo-, se plantea la siguiente concepción al respecto:

En su período de formación académica el estudiante alcanzará a estructurar un sentimiento de identidad como profesional -el Yo como psicólogo- siempre y cuando se dé en él un proceso integrativo-sintético que involucra los siguientes factores;

l. Formación curricular {Yo-teórico). 2. Experiencia profesional (Yo-empírico). 3. Desarrollo personal (Yo-individual).

Posteriormente, en el ejercicio profesional, el psicólogo podrá fungir como agente de cambio social en la medida en que crezca como persona, tome conciencia y sentido de responsabilidad social a través del trabajo y la reflexión constante de su experiencia en grupos de psicólogos: es decir, cuando consolide un sentimiento de identidad como psicólogo en los niveles individual y grupal, y por ende cuando desarrolle la personalidad social: lo que Mendel (1980) denomina el Yo de lo político. El modelo de desarrollo encaminado a la formación de la identidad profesional del psicólogo debe aludir a la relación del hecho social e individual con lo institucional. Como señala Mendel (1980) se busca estudiar cómo las personas, en el marco de sus actividades cotidianas, pueden reflexionar por sí mismas acerca de las fuerzas que actúan sobre su personalidad, ya sea que esas fuerzas provengan de la infancia o de la sociedad. Es, esencialmente, un método de toma de conciencia de estas fuerzas por los propios interesados. Con esta perspectiva, la institución se muestra como un lugar privilegiado para esta toma de conciencia. Todo acto humano es productor de poder, señala Mendel, y añade que en la medida en que, en una institución, los productores tienen menor posibilidad de ejercer su poder sobre lo que hacen, más se hunden en formas psicoafectivas regresivas. En el plano institucional éstas se expresarán corno conflictos interpersonales. Al contrarío, un enfoque progresivo conduce hacia el desarrollo de lo que se denomina la personalidad social o el Yo de lo político y que redunda en un mayor placer en el trabajo que se realiza.

Así se conceptualiza un modelo de desarrollo para la formación de la identidad profesional del psicólogo, que integre el Yo político a lo teórico, lo empírico y lo individual: que unifique el hecho social con el hecho individual, en una torna de conciencia inseparable de la realidad: y del que surge la posibilidad, por lo menos, de promover que el psicólogo se forme efectivamente como agente de cambio social.

Esto es, que mientras el proceso integrativo sintético del Yo como psicólogo plantea el desarrollo de los Yo teórico, empírico e individual para estructurar la identidad profesional del psicólogo, el desarrollo del Yo político proporciona la posibilidad de integrar lo socia! a lo individual y por ende se pueda hablar entonces del psicólogo como agente de cambio social, en tanto que como individuo reaccione al hecho social.

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Erikson (1978) señala que la única manera en que es posible reeducar a los pueblos es presentándoles el hecho incorruptible de una nueva identidad dentro de un marco político más universal.

Corno método y como práctica el planteamiento de Mendel (1980) respecto al sociopsicoanálisis institucional se presenta de la siguiente manera:

l. Relaciona efectivamente la interacción de la personalidad individual y de la saciedad.

2. Utiliza en su trabajo un proceso autónomo, que bajo ciertas condiciones se desarrolla espontáneamente. 3.Anticipa una forma original de organización del trabajo.

4.Esta nueva forma de organización del trabajo permite el desarrollo del proceso autónomo y favorece así una toma de conciencia, que los propios participantes realizan, de aquellos elementos "inactuales" (psicofamiliares) y "actuales" (sociales) que. en su trabajo institucional. cotidiano. reproducen y producen su personalidad.

Mendel (1980) señala que más que el hecho social en sí, son probablemente las contradicciones desgarradoras de la sociedad sobre el hecho individual las que rompen parcialmente en el individuo el molde psicofamiliar de la infancia, a través de sucesivas crisis de identidad.

Agrega, el autor que sólo se logra el control del efecto social del propio acto de trabajo si este último es consciente y deliberado. Esta actitud se adquiere a través de fenómenos de tomas de conciencia que constituyen la personalidad social en el adulto.

El grupo de trabajo en común, puesto a pensar y a actuar progresivamente, como un conjunto unitario, es la base de lo que Mendel llama personalidad social, que no se desarrolla en un grupo sino en las relaciones de poder de un grupo con los otros grupos de la institución, y que en conjunto se integran para producir Un acto Social completo.

La institución no es una gran familia, señala Mendel, ni los superiores son los padres, ni los compañeros Son niños o hermanos. Es una organización del trabajo en la que intervienen deseos de poder y de control sobre los propios actos.

Es muy frecuente que el conjunto de problemas locales de la realidad institucional no sean verbalizados y tratados conscientemente en un nivel adecuado por parte de los productores. Por lo regular son vividos con una apariencia irreal, con una perspectiva que no coincide con la realidad actual. En una palabra, con la apariencia del pasado. Mendel llama "progresión" a todo lo que se desarrolla en el sentido de una verbalización, de una toma de conciencia, de un intento de encontrar en el nivel de realidad adecuado soluciones institucionales a los problemas actuales perseguidos. Llama "regresión" a la regresión de lo político a lo psicofamiliar, un movimiento marcado por la prevalencia de sentimientos o de fantasmas inactuales.

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Avanzar o retroceder es, en lo concerniente a la personalidad social, la versión apropiada de ser o no ser. En cada individuo coexisten dos "géneros" distintos, la especie individuo y la especie equipo. Una legitimación de la identidad de la especie individuo la aporta el hecho de que cada miembro trabaja por su cuenta, y una legitimación de la identidad de la especie equipo se produce mediante las manifestaciones del trabajo grupal. Sociedad significa cooperación, coordinación y división del trabajo pero cada individuo debe aspirar a un poder sobre su propio acto de trabajo, para que se realice la dinámica de la toma de conciencia. El grupo institucional debe enfrentar el statu quo institucional para intentar modificarlo. Debe efectuar actos si quiere que se despliegue ante él la lógica de lo social en sus contradicciones internas; por ejemplo, la contradicción de querer "ejecutivos responsables" despojándolos del poder sobre su acto, que es lo único que puede responsabilizarlos,

Por otro lado, para desarrollar su Yo como psicólogo, el individuo en busca de su identidad profesional, en un constante esfuerzo por definirse, sobredefinirse y redefinirse a sí mismo, debe abocarse al análisis de su personalidad como parte de su entrenamiento, para no proyectar su propia patología en el ejercicio profesional. Por medio del análisis, de la psicoterapia, debe desarrollar conciencia sobre las motivaciones, necesidades, actitudes y valores que rigen su vida como persona y como profesional, con el objeto de asumir su ser responsable.

Asimismo, a través del análisis el psicólogo debe desarrollar su capacidad para establecer vínculos de afecto maduros. Un compromiso profundo con el otro; las experiencias y los valores de una vida compartida enriquecen la relación y protegen su estabilidad.

El estudiante en proceso de desarrollo como psicólogo, a través de la reflexión constante y la concientización de su rol profesional, se encamina a la integración de sus conocimientos, experiencias y características individuales y por ende a la iden-tidad profesional como psicólogo. A su vez, la interacción y retroalimentación crítica entre los miembros de un grupo de psicólogos favorece el crecimiento en conciencia y responsabilidad social.

Es importante remarcar que el psicólogo, como cualquier ser humano, desarrolla una personalidad individual, producto de lo psicofamiliar. La personalidad social sólo se desarrolla voluntariamente, se adquiere en el trabajo profesional, en la toma de conciencia en grupo de iguales ya través de un proceso de reflexión.

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La ética en el ejercicio profesional

"EI hombre moral no es meramente aquel que desea hacer lo que es correcto y lo hace, ni el hombre sin culpa, sino aquel que es consciente de lo que está haciendo"

Hegel [1770-1831)

Resulta claro que el psicólogo, amén de conocer los campos en los que aplicará su bagaje de conocimientos teóricos, debe estar consciente de sus recursos y limitaciones; de los principios de ética que gobiernan el ejercicio de su profesión así como de la necesidad de una continua capacitación que su ¡oven ciencia le demanda. De aquí se desprende la necesidad de plantearse una serie de cuestionamientos éticos y filosóficos, pues de la actitud que asuma el psicólogo frente a su responsabilidad social dependerá su eficiencia profesional y realización personal.

Entre estos cuestionamientos se hace mención a los siguientes:

l. ¿Cuál es mi concepción del hombre? 2.¿Cuál es mi concepción del mundo? 3.¿Cuál es mi concepción de la sociedad? 4.¿Cuáles son mis principios y mi jerarquía de valores?

Estas preguntas se plantean para que el psicólogo tome conciencia de una serie de premisas, Ideas, prejuicios, opiniones y actitudes que posee y que el conocerlas le permitirán actuar de manera más honesta, auténtica y congruente. Se considera también que independientemente del campo de aplicación al que se dedique, debe contar con la capacidad para establecer relaciones afectivas profundas que promuevan el desarrollo individual y social (Harrsch. 1979). A este respecto, es importante que se haga las siguientes consideraciones en su proceso de relación interpersonal (siguiendo las tres dimensiones que señalan Berman y Uef. 1975

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1. Poder: ¿puedo compartir con el otro? ¿Prefiero tener el control de la relación? 2, Intimidad: ¿qué tan cerca de la persona puedo trabajar?

¿Cuál es la distancia afectiva en donde me siento a gusto? 3. Inclusión y exclusión: ¿quién o quiénes más pueden o quieren participar en esta relación? ¿Puedo o quiero participar en esta relación? y en otras dimensiones que señala Lartigue (1980) 4. ¿Qué tan capaz soy de soltar de no retener, de permitir que el otro siga su propio camino? 5. ¿Qué tanto dolor, angustia, alegría y gozo puedo tolerar y acompañar? 6. ¿Qué tanto conozco y acepto mi patología? ¿Cuáles son mis limitaciones y áreas de conflicto? 7. ¿Qué recursos tengo disponibles? ¿En qué etapa de mi desarrollo estoy? 8. ¿Cómo influye mi estilo de intervención y de Iiderazgo en las respuestas de otros? Biro (1979) señala que cuando el psicólogo no tolera sus afectos los maneja mediante identificaciones proyectivas en sus clientes, dando lugar a un manejo sádico de la profesión, por lo que debe preguntarse qué tan satisfechas están' sus necesidades básicas, ya que en el ejercicio de su profesión corre el peligro de usar al otro para cubrir, tapar y/o negar sus carencias internas. Debe preguntarse también con qué sentido de honestidad, conciencia y responsabilidad maneja el poder que le da la información que posee de sus clientes, en tanto que es una herramienta con la que se puede destruir o construir. Buscar las respuestas es una responsabilidad del profesional de la psicología. Varios autores han cuestionado el tema de los valores éticos del ejercicio profesional del psicólogo. En este libro sólo se mencionarán algunos de ellos dada la amplitud del tema. Rodríguez (1979) señala que todo quehacer está influido por la filosofía particular con respecto a la naturaleza del hombre y la postura que se adopta frente al mismo depende en gran medida, del modo de ver Y valorar las cosas, de la posición ideológica Y el modelo conceptual con el que se identifique. Si se considera que en las ciencias del hombre el objeto de estudio es el hombre mismo la preocupación se hace aún más relevante, ya que trabajar con personas independientemente del método que se utilice, sin contar con una clara jerarquía de valores sólo conduce al caos y a la contradicción interna en virtud de que un método concreto puede ser aplicado en diversos contextos para distintos fines con muy diferentes actitudes (Biro, 1979). Lafarga (1979) señala que los psicólogos, en cualquier sociedad, por la naturaleza misma de la profesión, son "modelos de rol": son modeladores de conductas, no tanto por lo que dicen y pretenden hacer, sino por lo que realmente hacen y son, como hombres y como profesionales. Su comportamiento ejerce una profunda influencia en todas sus actividades, que puede ser benéfica o nociva dependiendo del grado de con-gruencia que exista entre los valores explícitos en su práctica y las motivaciones que orientan su comportamiento como profesional y como persona. Su eficacia en el ejercicio profesional depende tanto de la calidad científica y técnica, como de la correspondencia entre los valores y motivaciones que rigen su actividad.

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Se entiende aquí como valor la definición que da Lafarga (1979. p. 370): "cualquier tipo de motivación o reforzador consciente que en alguna forma mueve a actuar a la persona para satisfacer necesidades de tipo individual o de tipo social. Los motivadores internos o los reforzadores externos que no son conscientes, aunque de hecho mueven la conducta, no son valores en cuanto que no son conscientemente percibidos como motores del comportamiento". Bonner (1970, citado por Rodríguez. 1979) da la siguiente definición: "Los valores son al mismo tiempo preferencias o actitudes personales y normas o imperativos culturales. Como preferencias personales o actitudes se encuentran profundamente enraizadas en las necesidades del individuo. Como imperativos culturales se refieren a las presiones y normas, que hacen que la vida diaria del hombre sea eficiente y satisfactoria, si han sido adecuadamente asimiladas e internalizadas". Lafarga plantea que el problema está en que los valores de un individuo o de una sociedad, que son el sustrato o fundamento de las normas. Las leyes y los significados, no siempre ni necesariamente coinciden con la motivación que determina la conducta de ese individuo o de esa sociedad. De aquí se desprende el cuestionamiento sobre la jerarquía de valores, sociales y profesionales, que debe tener el psicólogo. Nieto (1979) se pregunta si tales valores deben derivarse de los valores de la clase dominante en la economía o en la política: o si, por el contrario, se deben adoptar los valores de los gru-pos sociales mayoritarios del país así como los universales, propios del género humano. Como en México no existe ningún organismo que rija y sancione la actividad profesional del psicólogo éste, como señala Rodríguez (1979), se ve obligado a ejercer su criterio de acuerdo con un código ético personal lo que por desgracia ha dado lugar a charlatanería y abuso del status profesional. En consecuencia, es necesario que el psicólogo mexicano cuente con un sistema de valores claro y explícito no sólo personal sino también corno profesional. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los esquemas de valores representan lo más íntimo y particular de cada individuo, como son sus creencias y la manera de sentir y percibir sus experiencias y las de otros seres humanos. Cuáles serían, entonces, los lineamientos a seguir para concientizar al psicólogo en formación sobre la importancia que tiene una orientación ética en el ejercicio de la profesión, ya sea en el campo clínico, educativo, industrial o en la investigación científica. Estos lineamientos se pueden establecer de dos maneras; por un lado a través del autoconocimiento que no puede limitarse al descubrimiento profesional del fenómeno de la identificación del observador con lo observado, sino que significa darse cuenta de que los valores de una persona provienen de las etapas tempranas del desarrollo, al igual que los del profesional que se adquieren en las experiencias de aprendizaje durante los años formativos, en sus primeras vinculaciones con el campo de la psicología, y en ellas se basa la formación posterior de la identidad profesional. Por otro lado, en el contexto social, se debe generar conciencia sobre el uso del conocimiento para ejercer poderío; del uso de los avances de la psicología para someter a los individuos a un régimen político determinado. Es indudable que el psicólogo tiene un deber, un compromiso y una responsabilidad con la sociedad, más

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no debe utilizar su tecnología para fines de dominio, sometimiento o narcisismo profesional.

El psicólogo puede dejarse dominar por juicios morales y sociales que lo conviertan de un profesional que estudia las motivaciones de la conducta, en uno que pretenda producir conductas a su imagen y semejanza.

En la medida en que el psicólogo logre un mayor autoconocimiento podrá observar mejor la realidad externa y podrá juzgar con un principio de realidad más preciso las justicias o injusticias sociales.

La psicología debe estar al servicio y no al uso de la comunidad humana; esto demanda del psicólogo una actitud de honestidad y respeto consigo mismo y con los demás.

Para plantear la posibilidad de disponer de un código mexicano que norme la ética profesional del psicólogo, y que sirva de base a un organismo que vigile el cumplimiento de dichas normas, se hace referencia a tres trabajos de autores mexica-nos que se han abocado a clarificar el problema.

Herrera y Lichtszajn (1979) toman el modelo existente sobre Normas éticas de los psicólogos, publicadas por la American Psychological Association en 1967, con el fin de discutir algunos casos concretos de supuestas violaciones a dicho modelo que comprende 19 áreas, de las que se presenta un breve resumen:

1. Responsabilidad. Incurre en ella el psicólogo que trata de modificar el comportamiento de un diente, de una manera dista de 10 que piensa o desea.

2. Competencia. No seguir estudiando, no actualizarse, particularmente respecto él tendencias psicológicas a las cuales no se les tiene simpatía.

3. Normas morales y legales: El psicólogo que prescribe, o expresa opinión en contra o abiertamente en pro de alguna norma sostenida por un credo religioso, de una ley civil o penal.

4. Tergiversación de la información sobre sí mismo. Los psicólogos que anotan en su currículum vitae: "Doctor", sin haber obtenido el grado. Profesores o instituciones universitarias que otorgan grado a alumnos que padecen obvios tras-tornos psicológicos.

5. Declaraciones públicas. Expresar actitudes y opiniones destructivas ante corrientes que se consideran antagónicas a la propia.

6. Confidencialidad. Psicólogos y catedráticos que presentan casos en el salón de clases, sin cuidar la identidad ni el respeto por el cliente. En reuniones sociales, el psicólogo que habla sobre sus clientes.

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7. Intereses de clientes. Un psicólogo del trabajo sabe por el propio candidato, algo que puede impedirle el ingreso a una organización. Y lo informa porque tiene instrucciones del "patrón" de comunicarle toda clase de información.

8. Relaciones con clientes. Un psicólogo mantiene una relación muy íntima con sus clientes en tratamiento, fuera del consultorio.

9. Servicios impersonales. Un psicólogo contesta cartas en periódicos, de gentes que le consultan sus problemas.

10. Publicidad sobre servicios. Un psicólogo se anuncia en el periódico, listando todo lo que "cura".

11. Relaciones interpersonales. Un psicólogo acepta tratar a una persona que actualmente está en tratamiento con otro colega, sin comunicarse con él. Un psicólogo habla al paciente sobre la calidad del trabajo de otros colegas, en términos derogatorios Y de calumnia.

12. Honorarios. Un psicólogo sugiere a las personas a quienes ve en una institución en donde presta sus servicios, que lo vean en lo privado, cobrándoles por este servicio.

13. Protección de los tests. Una empresa que vende tests en forma indiscriminada. El psicólogo hace del conocimiento del público el contenido de los tests psicológicos.

14. Interpretación de los tests. Un psicólogo hace estudios psicológicos sin conocer ni la confiabilidad, ni la validez de sus instrumentos.

15. Publicación de los tests. El psicólogo publica una prueba sin especificar su diseño, población a la que va dirigida, limitaciones, etcétera.

16. Precauciones en la investigación. Los sujetos no son respetados, al grado de abusar de ellos en investigaciones de laboratorio: el uso de drogas, aún con las "debidas precauciones".

17. Créditos en las publicaciones. Un investigador publica resultados de sus trabajos, sin mencionar a sus colaboradores: pública o cita como propios, datos de otros investigadores.

18. Responsabilidad hacia la organización. Un catedrático que se ostenta como tal, sin cumplir con la institución para la que trabaja, y hace uso de su cargo para fines personales.

19. Actividades promociónales. El catedrático asigna y obliga al alumno a comprar el libro del que es autor, con fines de lucro.

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Lafarga (1979) considera algunas sugerencias ideales para la formulación de un código ético para el psicólogo mexicano:

1. El psicólogo mexicano es un científico, un técnico, un profesional de la

promoción del comportamiento, pero es ante todo un hombre, una persona que crece y se desarrolla en un país rico en reservas humanas y en recursos naturales, pero víctima de tensiones e injusticias socioeconómicas que en mayor o menor grado afectan a todos.

2. Es ante todo un ser humano, genuinamente interesado en su propio desarrollo y en el crecimiento armónico e integral del individuo y de sus grupos,

3. Valora la honradez y la sinceridad como actividades personales y como método de trabajo.

4. Es capaz de establecer relaciones interpersonales cálidas y profundas. y de contraer compromisos estables.

5. Está suficientemente preparado como científico y como técnico y valora la actualización constante: trabaja con seriedad sobre hipótesis corroborables por la práctica y la experimentación.

6. Mantiene una actitud abierta a todas las corrientes. 7. Es científico por el cuidado de sus observaciones y registros. por la claridad en la formulación de hipótesis explicativas y por la metodología rigurosa para poner las hipótesis a prueba y no derivar conclusiones que generalicen más allá de lo que permitan los fenómenos observados.

8. Valora la confidencialidad y el respeto por la información personal recibida de su clientela.

9. No hace del lucro exagerado un objetivo profesional. 10. Está abierto al cambio social y está consciente de que él es un factor de este

cambio; pugna en su trabajo por una sociedad con estructuras más justas y equitativas, menos marginadoras y discriminatorias. Lafarga concluye, que si bien no se puede legislar sobre responsabilidad, ni sobre congruencia, en virtud de que son un producto de los procesos educativos más que de la instrumentación de un código ético, la existencia de éste puede servir de guía educativa y de protección al ejercicio de la práctica profesional.

En 1964 el Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana publicó un folleto con las Normas éticas para el psicólogo que se transcribe a continuación tal como fue publicado.

Preámbulo

Estos principios se derivan de la ley natural. Sirven de normas para la solución de problemas que se presentan en las relaciones del psicólogo con sus dientes, con otros psicólogos y con el público en general. El psicólogo debe recordar que anteriormente a su calidad de psicólogo -científico y profesionista- hombre y como hombre está sujeto a la ley natural.

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Capítulo I: principios generales

Art. 1o. La [unción del psicólogo. El objeto primero del psicólogo es prestar servicios a la humanidad. Las ganancias monetarias se subordinan enteramente al fin primario. El que escoge esta profesión asume la obligación de regir su conducta de acuerdo con estos ideales. El psicólogo debe ser un hombre honrado, perito en su ciencia y experto en el arte de aplicaría a los demás hombres. y debe tener delante de los oías que maneja el aspecto más delicado de la vida del hombre: su aspecto mental. Cualquier error o equivocación que se cometa en este campo tiene repercusiones incalculables en la vida de los clientes.

Art. 20. La responsabilidad del psicólogo. El objetivo de la profesión de psicólogo es el bien de los seres humanos. El psicólogo dedica su vida a la solución de los problemas de sus semejantes para lograr su buena adaptación y salud mental. Debe compartir lo que aprende y lo que descubre con sus colegas de todas partes del mundo. No debe contentarse solamente con limitar sus actividades a la solución de los problemas que se le presentan, sino que es necesario dedique su ingenio y su experiencia a la prevención de estos problemas.

Art. 30. Obligaciones de los grupos. Las normas éticas señaladas aquí se refieren tanto al individuo como a los grupos a no ser en los casos en que se indique otra cosa.

Art. 40. Remuneración por servicios profesionales. Los honorarios deben limitarse a las actividades prestadas al cliente, y deben hacerse en la forma yen la cantidad que se le anuncia específicamente. Es poco ético el referir a los clientes a otros psicólogos para dividir la paga entre los dos. Así se provoca la desconfianza de los dientes con respecto a la profesión.

Capítulo 11: Deberes de los psicólogos en sus clientes.

Art. 50. Principios básicos respecto al hombre. Cualquier hombre debe ser considerado como normal mientras no se pruebe lo contrario. El hombre normal no sólo posee libertad teórica sino que tiene realmente uso de la misma. Las disposiciones psicológicas anormales no son siempre insuperables ni impiden al sujeto toda posibilidad de obrar libremente, incluso los dinamismos del inconsciente y del subconsciente no son irresistibles al grado de que el sujeto normal no pueda dominarlos.

Art. 6. Deberes del psicólogo con sus clientes

Párrafo I. Ciencia. El primer deber del psicólogo con el público es el estar en posesión de la ciencia necesaria dentro de su campo para resolver los problemas que se le presentan. Esto implica que no debe admitir problemas que trascienden su pre-paración. El psicólogo clínico no debe practicar psicoterapia, si no tiene la preparación para ello. El psicólogo industrial no debe usar técnicas proyectivas en las cuales carece de experiencia. etc.' Obrar de otra Suerte es engañar al cliente y expo-nerse a acarrearle grandes daños. Cada psicólogo, cualquiera que sea su especialidad, debe seguir informado del progreso en todas las áreas de ésta, tomándolo en consideración en su trabajo, y tratando de contribuir al progreso por

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medio de sus propios esfuerzos. Por tanto, debe aceptar las reglas y requisitos del método científico.

Párrafo 2. Respeto. Poseyendo la persona humana una dignidad incomparable, el psicólogo debe respetar/a. La dignidad del ser humano (1) prohibe usar técnicas que la atropellen, aunque pudieran contribuir al progreso de la ciencia; (2) Obliga. respecto de las entrevistas y aplicación de pruebas, sobre todo, proyectivas: (A) a obtener sin engaño o violencia el con sentimiento del diente o el de aquellos que pueden darlo en -su lugar: (B) a no buscar mayor conocimiento que el que sea necesario.

Párrafo 3. Secreto profesional. Como todo profesionista, el psicólogo tiene, en su

trabajo profesional, la oportunidad de conocer secretos que se refieren al individuo o a grupos, y está sujeto a las reglas del secreto profesional.

1. La materia del secreto profesional. Es toda información que reúna las siguientes condiciones: a) debe ser verdaderamente oculta: b) debe ser válida. Es decir que no haya obligación de divulgarla; c) debe ser recibida no sólo por un miembro de la profesión psicológica sino debe haber sido .comunicada a esta persona en su capacidad profesional: d) toda información oculta acerca de un paciente obtenida por el psicólogo en el ejercicio de su profesión cae bajo el secreto profesional: e) el psicólogo está obligado a tomar las precauciones necesarias para facilitar la guarda de los secretos. Por tanto, debe procurar el aislamiento de sus entrevistas con los clientes, asegurarse de la reserva en la conservación de expedientes y documentos y asegurarse de la honorabilidad de los compañeros de trabajo que deben necesariamente participar en la información secreta; f) nótese que el secreto profesional se viola no solamente por palabras sino también por gestos, sonrisas, encogimiento de hombros, etcétera.

Párrafo 4. En ciertos casos el psicólogo examina clientes enviados por una escuela o corporación y actúa como agente de la corporación o escuela. Por tanto, hay un convenio implícito o explícito con el diente de que el reporte se le debe enviar a la corporación o escuela. Sin embargo si el psicólogo llega a conclusiones de que debe rechazarse al solicitante, indique las causas en la forma más general posible en vez de enviar un reporte que pueda desacreditar seriamente a los clientes.

2. El poseedor del secreto. El diente es el único poseedor de sus secretos. En caso de niños o enfermos mentales incapacitados sus padres o en ausencia de éstos los tutores son los poseedores de la información confidencial.

3. El deber de guardar el secreto es de justicia conmutativa, y se extiende a todo el personal que trabaja en una clínica, incluso las secretarias que tienen acceso a los expedientes. El jefe de la clínica debe en este caso recordar esta obligación personal a todos los miembros de la misma.

Párrafo 5. Uso de las pruebas psicológicas. Al no deben administrarse a familiares y amigos; b) deben administrarse en las condiciones de lugar y de tiempo que indiquen los manuales respectivos; c) el buen éxito en el uso de las pruebas menta les depende

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del conocimiento de las normas en que descansen y de su validez y confiabilidad; d) los resultados de las pruebas mentales son estrictamente confidenciales es decir, deben comunicarse a los sujetos o a sus padres o tutores. Se exceptúa el caso de trabajo en equipo, cuando los resultados pueden discutirse entre los miembros del equipo: el los resultados de las pruebas mentales nunca se comunican escuetamente, sino interpretados constructiva mente al alcance del cliente o de sus familiares: f) las pruebas mentales no deben comunicarse sino a personas que demuestren tener el conocimiento la habilidad necesarios para su uso eficaz e interpretación correcta. Por tanto, deben comunicarse de ordinario únicamente a los psicólogos.

Capitulo III: deberes de los psicólogos con la profesión

Art. 7o. El psicólogo debe defender la dignidad y el honor de su profesión.

Art.8o. El psicólogo debe salvaguardar la profesión en contra de los que presentan características morales deficientes o educación inadecuada.

Art. 9o. El psicólogo debe también exponer Públicamente, sin miedo, la conducta corrompida o incompetente de otros miembros de la profesión.

Capitulo IV: deberes de los psicólogos con los colegas

Art. 100. Como regla general el psicólogo no debe atender profesionalmente a los miembros de su familia. Es necesario que dependa de sus colegas para estos servicios.

Art. 11o. El psicólogo no debe aceptar condiciones de trabajo que afecten su independencia profesional. Es decir, las que le impiden aplicar los principios éticos descritos en estas normas.

Art. 12o. El psicólogo debe estar dispuesto a ayudar a sus colegas en la profesión.

En 1981 se' publicó en American Psychology (vol. 36, núm. 6, pp. 633-638) la versión de los "Principios éticos del psicólogo"; dicha versión que a continuación sé comenta (traducida y sintetizada por Ma. Isabel Rodríguez, L.) es el resultado de una revisión de los Es/andares éticos de/os psicólogos de 1979.

Preámbulo

El psicólogo respeta la dignidad y el valor del individuo y lucha por la preservación de los derechos humanos fundamentales. Se compromete a incrementar el conocimiento de la conducta humana, y a emplear tal conocimiento en pro del bienestar socia! promoviendo en las personas la comprensión de sí mismas y de los demás.

Por lo mismo, en el desempeño de sus labores se esfuerza por proteger a la persona que solicita su ayuda y/o participa como sujeto de estudio: con objeto de cumplir dichos propósitos exige libertad de comunicación y cuestiona miento y acepta la responsabilidad que esto conlleva: la de ser competente y objetivo en la aplicación de sus habilidades y el velar por los intereses de todo aquel que se relacione con su trabajo, asegurándose además que sus colegas se suscriban a los mismos ideales y valores.

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Los principios con los que se compromete comprenden básicamente diez áreas: 1) responsabilidad. 2) competencia profesional. 3) normas morales. 4) declaraciones públicas. 5) confidencialidad. 6) Bienestar del cliente o consumido!'. 7) relaciones profesionales. 8) técnicas de evaluación. 9) investigación con seres humanos y 10) cuidado y uso de animales.

Principio 1. Responsabilidad

Al brindar sus servicios el psicólogo aplica los conocimientos más precisos de su profesión y se responsabiliza de las con secuencias de sus actos, asegurándose que se haga uso apropiado de sus servicios.

l. Como científico acepta la responsabilidad de elegir la temática de investigación, de emplear la metodología más adecuada y analizar sus datos con la mayor honestidad considerando hipótesis antagónicas y explicando sus resultados dentro del contexto de las limitaciones del trabajo de investigación. Únicamente asume el crédito por el trabajo que efectivamente realizó.

2. El psicólogo evita los conflictos entre intereses distintos y minimiza las posibles interferencias en el medio en que obtiene sus datos.

3. Previene y no permite que se haga un uso inadecuado de su trabajo.

4 Como profesor el psicólogo reconoce su obligación de enseñar a otros transmitiendo información objetiva precisa y completa.

5. En el ejercicio profesional está consciente de su responsabilidad social reconoce la influencia de su posici6n y evita dejarse manejar por presiones.

Principio 2. Competencia profesional

El psicólogo delimita su campo de intervención y reconoce el alcance de sus técnicas por lo que limita sus servicios empleando únicamente aquéllas en las que está capacitado. En las áreas donde no se cuenta con normas establecidas toma las precau-ciones necesarias para proteger a sus clientes. Se mantiene actualizado en los conocimientos científicos y profesionales.

l. El psicólogo ostenta únicamente los grados académicos acreditados en una institución reconocida,

2. Reconoce la necesidad de la educación continua y es flexible para aceptar nuevos conocimientos.

3. Está consciente de las diferencias entre los diversos grupos humanos y se prepara para brindar un servicio pertinente.

4. Tiene conocimientos sobre problemas de construcción medición y validación de los instrumentos que emplea.

5. Sabe que sus problemas personales pueden incidir en su trabajo. y evita comprometerse con actividades en que sus conflictos podrán lastimar a sus clientes o se allega de la adecua, da supervisión para decidir el curso de sus intervenciones.

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Principio 3. Normas morales y legales

Las normas morales y éticas que rigen la conducta del psicólogo son de índole persona! excepto cuando su comportamiento comprometa el cumplimiento de sus responsabilidades profesionales o vaya en detrimento del prestigio y confianza de! público hacia la profesión.

1. Como maestro es sensible a los valores de sus estudiantes, respeta sus actitudes y está consciente que sus propios valores influyen en el material y la selección de los tópicos que enseña.

2. El psicólogo no efectúa ni condona prácticas inhumanas que resulten en acciones ilegales o injustificadas al emplear o seleccionar personal. Esto incluye el no actuar con base en prejuicios raciales de edad sexo o de otra índole.

3. En su actividad profesional el psicólogo evita acciones que violen los derechos legales y civiles de sus clientes y pugna por modificar las normas o leyes que lesionen los intereses de la persona.

Principio 4. Declaraciones públicas

La promoción y difusión son necesarias para que el público pueda formularse juicios informados y elegir el servicio psicológico pertinente: por lo mismo al realizar tales actividades el psicólogo deberá precisar con objetividad su preparación las funciones que efectúa y su afiliación profesional al igual que las de aquellas instituciones u organizaciones que incluya en la promoción.

l. Al anunciar sus servicios el psicólogo puede incluir sus datos personales, grados académicos, aspectos de costo y la información que considere relevante que no se contraponga con algún principio ético.

2. Las declaraciones públicas pueden hacerse a través de medios masivos de comunicación, libros, revistas o cualquier otro medio. Al hacer este tipo de difusión el psicólogo está obligado a proporcionar datos unívocos que eviten crear falsas ex-pectativas. La información no debe ser ominosa ni se deben citar clientes individuales.

3. Los anuncios pagados deben aparecer como tales: se prohíbe dar remuneración anticipada a miembros de cualquier medio de comunicación para hacerse publicidad. Si se emplean medios de comunicación masiva, la promoción debe pregra-barse para que el psicólogo la apruebe antes de su difusión.

4. El psicólogo que se dedica al desarrollo de material libros u otros instrumentos de divulgación, cuidará que esto se anuncie en forma científica y profesional.

5. El psicólogo no participa en anuncios comerciales. 6. El psicólogo difunde las aportaciones de su ciencia y ofrece sus servicios sin sensacionalismos. 7. Como maestro o facilitador de grupos se asegura de que los catálogos de

talleres y seminarios describan clara y precisamente la naturaleza, objetivos, costos, requisitos de ingreso y acreditación, así como la experiencia y preparación de quien los

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imparte. 8. Las solicitudes para los participantes en alguna investigación deben hacer

explícitas las obligaciones. los riesgos y las responsabilidades en que incurra quien acepte colaborar.

9. El psicólogo acepta la obligación de sancionar a quienes contravengan estos principios.

10. El diagnóstico individual y la psicoterapia se reservan exclusivamente a una relación psicológica profesional. Al dar consejo a través de los medios masivos de comunicación o similares el psicólogo ejerce el más alto juicio profesional.

Principio 5. Confidencialidad

Es una obligación prioritaria salvaguardar el secreto profesional: por ello se precisa del consentimiento del cliente para revelar a otros información obtenida en el trabajo. Esta obligación no rige cuando está claro que no comunicarla resultaría peligroso para el cliente u otros. Asimismo, se informará a los clientes sobre los límites legales de la confidencialidad.

l. La información obtenida en una relación clínica o de consulta sólo se discute con propósitos profesionales y se comunica a quienes estén claramente relacionados con el caso. Los informes escritos u orales incluyen datos relacionados con la evaluación evitando invadir la privacidad.

2. El psicólogo .Que presenta algún caso en un foro público lo hará con el consentimiento del interesado cuidando que no se pueda identificar a la persona.

3. El psicólogo está obligado a guardar en lugar seguro sus expedientes. 4. Al trabajar con menores de edad o personas incapacitadas para otorgar un

consentimiento voluntario, el psicólogo es especialmente cuidadoso en la protección de sus derechos e intereses.

Principio 6. Bienestar del consumidor

El psicólogo respeta la integridad y protege el bienestar de las personas o grupos con quienes trabaja. Al surgir conflictos de intereses entre un cliente y una institución éste aclara su responsabilidad para con el cliente. Informa al consumidor con absoluta claridad sobre la índole y el propósito de un procedimiento de evaluación o intervención y acepta que se debe elegir libremente la participación como sujeto de una investi-gación.

l. El psicólogo reconoce sus necesidades y la influencia que tiene frente a sus clientes, alumnos y subordinados. por lo que evita explotar la confianza y dependencia de éstos. Se esfuerza por evitar relaciones duales que puedan limitar su juicio crítico.

2. El psicólogo que acepta tratar a un cliente a solicitud de un tercio asume la responsabilidad de aclarar a todos los interesados la naturaleza de su relación.

3. El psicólogo establece con antelación sus cuotas y comunica éstas con claridad. No proporciona ni recibe remuneración por referir clientes y contribuye con trabajos poco o no remunerados. .

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4. El psicólogo termina su servicio cuando el cliente no está derivando beneficios del mismo y ofrece alternativas de asistencia.

Principio 7. Relaciones profesionales

El psicólogo respeta las necesidades, especializaciones y obligaciones de sus colegas y de otros profesionales. Asimismo, respeta las prerrogativas y las obligaciones de las instituciones u organizaciones a las que pertenecen sus colegas.

1. El psicólogo conoce las áreas que competen a profesiones afines y se allega los recursos que correspondan mejor a las necesidades del cliente.

2. El psicólogo no ofrece sus servicios a quien ya está recibiendo una ayuda similar; cuando alguien ya está recibiendo un servicio y solicita otro, discute con el diente la situación con tacto y sensibilidad.

3. El psicólogo proveerá condiciones favorables de trabajo y posibilidades de desarrollo profesional para sus colaboradores.

4. El psicólogo que investiga en una institución solicita la autorización pertinente.

5. Toda contribución deberá ser reconocida y acreditada de acuerdo con el monto y el carácter de la misma.

6. El psicólogo que conoce que un colega viola los principios éticos intenta resolver informalmente la cuestión cuando la falta no exige de la sanción de un cuerpo colegiado.

Principio 8. Técnicas de evaluación

En el desarrollo, publicación y empleo de técnicas de evaluación se obligado a proteger el bienestar e intereses del cliente y a velar por el buen uso de aquéllas respetando el derecho del cliente de conocer los resultados.

l. El psicólogo informa claramente a la persona sobre la naturaleza y los propósitos de una evaluación.

2. El psicólogo que desarrolla y estandariza instrumentos de evaluación está obligado a seguir los procedimientos científicos establecidos para tales fines.

3. El informe de resultados debe indicar las limitaciones que incidan en la validez y confiabilidad de los mismos.

4. Los servicios computarizados de evaluación son exclusivamente de consulta interprofesional.

5. El psicólogo vela por el uso profesional de las técnicas de evaluación.

Principio 9. Investigación con seres humanos

La decisión de investigar descansa en el juicio ponderado del psicólogo que desea contribuir al desarrollo del bienestar humano y de la ciencia psicológica. El profesional

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que estudia a los seres humanos respeta la dignidad y bienestar de los participantes y tiene pleno conocimiento de las leyes y principios éticos que gobiernan la investigación con personas.

l. El investigador debe establecer un contrato claro y justo con los participantes informar ampliamente a los mismos y obtener su consentimiento antes de iniciar el trabajo: está igualmente comprometido a cumplir las obligaciones y promesas que contraiga con los participantes. Los niños y quienes por otras limitaciones no pueden comprender con claridad requieren procedimientos especiales de protección.

2. La metodología de algunos estudios pide que se trabaje a ciegas o con engaño: el psicólogo debe determinar si tal exigencia está justificada, velar acuciosamente por los intereses del participante y explicar la situación en cuanto sea posible.

3. El participante debe conocer los riesgos y peligros que conlleva su participación y tener acceso al investigador cuando se susciten situaciones que demanden su presencia.

4. Después de obtener los datos el investigador está obligado a informar al participante de la naturaleza del estudio y a contestarle las dudas que hayan surgido.

5. Cuando los procedimientos de investigación provoquen consecuencias indeseables se está obligado a un seguimiento incluso a largo plazo para detectar y corregir tales efectos.

6. La información que se obtiene de un participante es confidencial a menos que se haya asentado lo contrario antes de obtener el consentimiento de participar.

Principio 10. Cuidado y uso de animales

El investigador de la conducta anima! desea comprender los principios básicos de su comportamiento y/o contribuir al mantenimiento de la salud humana: para ello se asegura del bienestar de los animales y los trata humanamente.

l. La adquisición, el cuidado y el uso de animales están regulados legalmente por el Estado.

2. El psicólogo que trabaja en el laboratorio supervisa y es responsable del buen trato que se dé a los animales.

3. El psicólogo se esfuerza por disminuir la incomodidad, enfermedad o dolor del animal y únicamente emplea técnicas que lo provoquen cuando no existen otras alternativas.

4. Si es necesario matar al animal lo hace rápidamente evitándole el dolor.

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Código Ético del Psicólogo Annemarie Brugmann García

Edit. Trillas. México 1990.

PREFACIO

El desarrollo histórico de la Humanidad ha tenido como consecuencia la creación de diversas profesiones para satisfacer las distintas necesidades del hombre y mantener su bienestar, mejorarlo, o proveer las bases físicas y sociales para ello. La biología y las disciplinas que se derivan de su aplicación figuran entre las primeras en crearse y en crear agrupaciones profesionales. La vida psicológica y simbólica del ser humano generó nuevas disciplinas con sus correspondientes profesiones; entre éstas destaca la psicología. El gran desenvolvimiento, impulso y complejidad que en la actualidad tiene el ejercicio de nuestra profesión, desde la formación de la carrera hasta la variedad de teorías, técnicas y enfoques, ha creado la necesidad de elaborar normas que propicien un ejercicio profesional de la más alta calidad. Las sociedades científicas han sido un producto consecuente de la evolución de una ciencia socialmente responsable y han tenido, a partir de la aplicación de la ciencia misma y de la elaboración abierta de sus métodos, la necesidad de autonormarse, a fin de logar un desarrollo sistemático y fructífero para beneficio del ser humano. Nuestra Sociedad no es una excepción en el cumplimiento de este precepto y, después de varios esfuerzos, elaboró el presente código. Se ha procurado que sea el más adecuado para la época en que vivimos y, al mismo tiempo, aplicable y perfectible en un futuro cercano. Este código deriva parcialmente de un considerado estudio de otros, y pretende hacer contribuciones surgidas de la experiencia de nuestros maestros y colegas. Se pensó al elaborarlo en las características de los psicólogos mexicanos, y se trató de no caer en provincialismos. Esperamos que este código, aunque perfectible, sirva de base para que nuestros colegas de México y de la comunidad científica hispanoparlante aporten nuevas sugerencias e ideas. La Sociedad encontró entre sus miembros uno que con especial responsabilidad desarrolló el trabajo de recopilar, ordenas la información y organizar la bibliografía y otros documentos de tal forma que la comisión que nombró la mesa directiva pudiera trabajar con fluidez y productividad. Nuestro agradecimiento a Rosa Ma. Valle de Martínez. Palomo, a la fecha secretaria del Tribunal de Honor y Ética de esta Sociedad, por su dedicación a este esfuerzo, que seguramente tendrá repercusiones positivas para la psicología mexicana como disciplina científica y como profesión.

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MARIO A. CICERO FRANCO Presidente de la Sociedad

Mexicana de Psicología

PRÓLOGO Toda profesión debe preocuparse por definir las normas éticas que regulen las actividades de sus practicantes, con el fin de asegurar que los conocimientos propios de la disciplina sean aplicados por profesionales calificados, competentes y responsables humana y socialmente y, de esta manera, preservar el bienestar del individuo, de la sociedad y de su entorno. Los principios éticos aquí descritos, son los que deben regir el comportamiento profesional de quienes ejercen esta disciplina de acuerdo con la Sociedad Mexicana de Psicología. Se hacen extensivos también a los estudiantes que en el servicio social o en sus prácticas desempeñen actividades relacionadas con la profesión, aun cuando éstas las realicen bajo la dirección de sus profesores. El presente código expone un conjunto de principios éticos y su aplicación al ejercicio de la actividad del psicólogo, expresados en diversos imperativos concretos. Estos principios pretenden que los psicólogos mantengan un alto nivel de conducta ética. Son las normas conforme a las cuales el psicólogo podrá determinar el desempeño apropiado en su relación con clientes, colegas, miembros de profesiones afines y público en general. Con base en estos principios se establecen las normas alas que deben ajustarse la prestación de servicios, la investigación, la docencia, el uso de pruebas y métodos de registro, medición y evaluación, las relaciones entre colegas y, en general, cualquier actividad propia de la profesión. El incumplimiento de este código producirá sanciones por parte de la comunidad profesional, independientemente de las que estén previstas en las leyes del país. Dada la importancia de estas normas, se invita a todos los miembros de la comunidad de psicólogos a adherirse al cumplimiento y observación de los principios aquí contenidos.

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CAP. I. DE LOS PRINCIPIOS GENERALES El psicólogo deberá: Art. 1. Tener presente que por el solo hecho de ingresar a la comunidad de psicólogos,

se compromete a respetar estas normas y a promover una buena imagen de su profesión.

Art. 2. Ejercer su profesión en condiciones éticas y materiales que garanticen la calidad

científica y profesional de la misma y los eminentes fines humanos que deben caracterizarla.

Art. 3. Respetar la integridad de la persona humana en los distintos ámbitos donde

actúe profesionalmente, y velar siempre por el bienestar individual y social en la prestación de servicios de toda índole.

Art. 4. Participar, desde el ámbito de su profesión, en la preservación y mejoramiento

ecológicos. Art. 5. Mantener dentro y fuera del ejercicio de la profesión, y aun en el ámbito de la

vida privada, su dignidad personal y profesional. Art. 6. Mantenerse en constante formación profesional y esforzarse por actualizar sus

conocimientos en relación con el progreso de su disciplina. Art. 7. Guardar el secreto profesional, que es inherente al ejercicio de la disciplina y

obligatorio para proteger los intereses del individuo y de la sociedad según las modalidades de la actividad específica del psicólogo y conforme a las leyes generales en vigor.

Art. 8. Abstenerse de la exhibición pública de cualquier consultante, en presentaciones

personales o mediante filmaciones, fotografías o grabaciones que no obedezcan a motivos científicos, y conservar, hasta donde sea posible, el anonimato del cliente.

Art. 9. Evitar que repercutan en su actividad profesional sus estados de ánimo

derivados de problemas personales y abstenerse de intervenir en los casos en que los mismos puedan afectar su objetividad.

Art.10. Evitar asociarse profesionalmente con quien emplee métodos no científicos. Art.11. Colaborar en las actividades que puedan contribuir al desarrollo de la psicología

como ciencia y como profesión. Art.12. Respetar, sin discriminación, las ideas políticas y religiosas y la vida privada, con

independencia de la nacionalidad, sexo, edad, posición social o cualquiera otra característica personal de sus consultantes.

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Art.13. Abstenerse de utilizar cargos políticos, administrativos o gremiales para obtener

ventajas y privilegios personales ilegítimos. Art.14. Evitar atribuirse o sugerir que tiene calificaciones profesionales, méritos

científicos o títulos académicos que no posee. Art.15. Negarse a expedir certificados e informes basados sólo en la observación

directa y personal, es decir, sin un estudio previo.

CAP. II DEL EJERCICIO LIBRE DE LA PROFESIÓN. Respecto a su clientela, el psicólogo está obligado a: Art. 16. a) abstenerse de emplear la solicitación directa o indirecta de sus clientes; b) abstenerse de recurrir a la recomendación pública del establecimiento

donde ejerce la profesión; c) evitar el utilizar la inducción publicitaria para su elogio propio; d) abstenerse de emplear agentes que alleguen consultantes;

e) evitar el recompensar pecuniariamente de modo directo o indirecto a las personas que le recomienden consultantes.

Art. 17. Mantener la más alta calidad en la prestación de sus servicios,

independientemente de la remuneración acordada con el consultante. Art. 18. Renunciar a diagnosticar, prescribir, tratar o aconsejar a un cliente, cuya

problemática esté fuera del ámbito de su competencia. Art. 19. Administrar las intervenciones que juzgue más seguras y menos onerosas,

tanto en lo que se refiere a la carga económica como a los efectos secundarios o colaterales que impliquen, y proporcionar sólo los servicios profesionales necesarios.

Art. 20. Rehusar guiarse solamente por el interés pecuniario o personal en la prestación

de sus servicios profesionales, y evitar la aceptación de casos que impliquen sostener principios contrarios a sus convicciones personales o científicas, o que puedan comprometer o limitar su independencia.

Art. 21. Ajustar la remuneración de sus servicios profesionales a los recursos

económicos de quien lo solicite. Art. 22. Combatir la charlatanería y falta de profesionalismo en todos sus aspectos y

denunciar los intentos de explotar la credibilidad y la buena fe del público. Art. 23. Negarse a ofrecer servicios psicológicos con fines de entretenimiento. La

intervención o consulta mediante conferencias, demostraciones públicas, artículos de prensa o revistas, programas de radio o televisión, correspondencia

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y otros medios impersonales deberán realizarse sólo con fines didácticos o científico, de orientación o de difusión profesional.

Art. 24. Comunicar sus conclusiones técnico-profesionales a los familiares o, en su

caso, a la institución correspondiente, cuando considere necesario no hacerlo directamente al consultante.

Art. 25. Evitar un perjuicio al consultante cuando resulte indispensable suspender o

descontinuar la prestación de sus servicios profesionales. Para ello, deberá advertirle su decisión con la debida anticipación y proporcionarle la información necesaria para que otro psicólogo o profesional afín prosiga la asistencia.

Art. 26. Guardar el secreto profesional en:

a) el conocimiento obtenido por causa de la profesión; b) las confidencias hechas por terceros al psicólogo, en razón de su profesión; c) las confidencias derivadas de relaciones con los colegas u otros profesionales.

De lo anterior, se exceptúan los siguientes casos:

a) aquellos que se actúe conforme a circunstancias previstas por la ley; b) aquellos en que se trate de menores de edad, y sus padres, representantes

legales, escuela o tribunal, requieran un informe cuyo fin evidente y comprobable sea brindarles ayuda;

c) en caso de que el psicólogo fuere acusado legalmente, podrá revelar el secreto profesional sólo dentro de los límites indispensables para su propia defensa;

d) aquellos en que se actúe para evitar la comisión de un delito y prevenir daños morales o materiales que de él se deriven;

e) aquellos en que el que consulta dé su consentimiento por escrito, para que los resultados sean conocidos por quien él autorice.

Art. 27.Abstenerse de intervenir en asuntos que lo conduzcan a revelar el secreto

profesional, o a utilizar las confidencias recibidas en el ejercicio de su profesión, salvo que obtenga el conocimiento previo y formal del consultante.

Art. 28. Observar, cuando se trate de un trabajo profesional conjunto de dos o más

psicólogos, que la obligación de guardar el secreto es igualmente proporcional en todos. La infracción a este principio acarreará una sanción sólo a los responsables directos o indirectos y no al grupo profesional, ni a la institución donde actúen.

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CAP. III. DE LA INVESTIGACIÓN

A. Principios generales Art. 29. Deberá decidirse sobre la conveniencia de una investigación, de acuerdo con su

utilidad para el progreso de la psicología y el fomento del bienestar humano. Toda investigación deberá calificarse en función de su necesidad de sus posibles logros y de los riesgos que implique.

Art. 30. La investigación deberá ser realizada y supervisada por personas técnicamente

entrenadas y científicamente calificadas.

B. Con participantes humanos Art. 31. La investigación en humanos deberá:

a) ser precedida por una evaluación cuidadosa de los riesgos y los beneficios que el estudio pueda aportar, considerando que debe prevalecer tanto el interés del individuo y el de la sociedad por encima del de la ciencia;

b) ajustarse a los principios científicos y fundamentarse en la experiencia previa realizada en animales, así como en el conocimiento de la literatura científica;

c) poner en claro que la responsabilidad por el sujeto participante reside en el investigador, aun cuando aquél haya dado su consentimiento;

d) realizarse, cuando se empleen sustancias, únicamente en clínicas, hospitales o instalaciones de investigación que ofrezcan garantías adecuadas a los sujetos;

e) prever la existencia de un contrato claro y justo entre el investigador y el sujeto de la investigación, que delimite las responsabilidades de cada uno.

Art. 32. Los sujetos de la investigación deberán:

a) expresar con absoluta libertad su voluntad de aceptar o rechazar su condición de sujeto de experimentación. La protección de esta libertad exige una vigilancia especial cuando el investigador está en una posición de autoridad sobre el participante;

b) estar suficientemente informados sobre la naturaleza, alcance, fines y consecuencias posibles de la experimentación, de sus molestias y riesgos, de los beneficios que puedan esperarse excepto en aquellos casos en que la información pudiera alterar los resultados de la misma;

c) recibir, tan pronto como sea posible, la explicación y la justificación de los procedimientos empleados cuando, debido a los requerimientos metodológicos de un estudio, haya sido necesario recurrir al encubrimiento y al engaño;

d) tener plena libertad para retirar su consentimiento y suspender su participación en cualquier momento, sin que esto les acarree perjuicio alguno.

Art. 33. En caso de incapacidad legal, física o mental del sujeto de investigación, o

cuando el sujeto sea menor de edad, se solicitará el permiso del responsable jurídico.

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Art. 34. Cuando puedan producirse consecuencias mediatas o inmediatas indeseables

para el sujeto, el investigador tiene la responsabilidad de detectarlas, eliminarlas o corregirlas. El investigador protegerá a los sujetos de toda incomodidad, daño o peligro físico y mental, y les informará verazmente en caso de existir estos riesgos para obtener su consentimiento.

Art. 35. Deberá respetarse el derecho del individuo a su intimidad, para lo que se

tomarán las debidas precauciones, por tanto, se garantizará el anonimato de los sujetos y la confidencialidad de la información obtenida de ellos, a menos que previamente se haya llegado a un acuerdo diferente.

C. Con sujetos animales

Art.36. Se respetarán los dictados razonables de una sensibilidad media y las

recomendaciones usuales de conocimiento público y aceptación general. Art. 37. La adquisición, mantenimiento y eliminación final de los animales empleados en

la investigación deberá cumplir con las disposiciones legales y de costumbre en la localidad.

Art. 38. El investigador deberá supervisar cuidadosamente todos los procedimientos

realizados con los animales responsabilizándose de su bienestar, salud y trato por parte de sus ayudantes.

Art. 39. El responsable de la investigación deberá asegurarse de que todos sus

colaboradores reciban instrucciones explícitas sobre los métodos experimentales y los procedimientos de cuidado de los animales empleados. Cada colaborador deberá realizar únicamente las labores que son de su competencia.

Art. 40. El investigador deberá evitar o disminuir al mínimo indispensable cualquier

malestar, incomodidad, dolor o enfermedad de los animales. Art. 41. Cuando se requiera terminar con la vida del animal de investigación, el

procedimiento deberá ser rápido y sin dolor.

D. De la comunicación Art. 42. Para las comunicaciones en materia de investigación, se tendrá en cuenta lo

siguiente:

a) el desacuerdo con los resultados de una investigación o estudio no es razón admisible para silenciar su publicación;

b) al publicar los resultados de su investigación, el autor se compromete a preservar la veracidad de los mismos;

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c) cuando se trate de trabajos de coparticipación formal y productiva, se requerirá la autorización de los participantes en la misma para su publicación. En caso de haber oposición de alguno de los participantes se deberá aclarar explícitamente la posición del co-investigador disidente;

d) antes de permitir que se divulguen los resultados sobre los cuales haya desacuerdo entre los investigadores, el psicólogo deberá considerar cuidadosamente las consecuencias de la interpretación que el público pudiera hacer de las cuestiones relacionadas con esos hallazgos, y tomará las medidas necesarias para aclarar que no existe un acuerdo al respeto;

e) la modestia y la discreción deben caracterizar las publicaciones del psicólogo, y éste no debe autorizar que se publiquen resultados sin tener la seguridad de que obtendrán una interpretación seria, imparcial y adecuada;

f) el autor es personalmente responsable de la divulgación de sus investigaciones y, por lo tanto, puede desautorizar toda publicación que no se ajuste a sus condiciones;

g) en el informe de su investigación, el psicólogo dará crédito a las instituciones y personas que hayan colaborado para su realización.

Art. 43. Al utilizar material o información perteneciente a instituciones deberá cumplir

con los convenios hechos con éstas, y respetar los principios básicos de este código.

CAP. IV. DE LA DOCENCIA Son deberes principales en esta área Art. 44. Reconocer que, como profesor, el psicólogo tiene la obligación primordial de

ayudar a otros a que adquieran conocimientos y habilidades, a mantener altos niveles académicos y a proceder con objetividad al presentar la información.

Art. 45. Considerar que la finalidad de la educación es el pleno desarrollo del individuo y la sociedad.

Art. 46. Fundamentar las actividades docentes en una preparación cuidadosa, de modo

que la enseñanza sea precisa y actualizada. Art. 47. Evitar, en el área de la docencia, la incapacidad pedagógica y científica

comprobada y el reiterado incumplimiento de los deberes docentes, así como la delegación de estas obligaciones en asistentes no capacitados.

Art. 48. Presentar en sus programas los temas de sus cursos en términos claros y

concretos, de forma que ilustren su naturaleza y características. Art. 49. Aclarar en los anuncios o folletos que describan talleres, seminarios u otros

programas educativos, sus alcances y limitaciones, sus objetivos, duración, requisitos, material requerido y honorarios.

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Art. 50. Estimular a los estudiantes en su búsqueda del conocimiento, prestándoles apoyo para la libre investigación dentro de los cánones del presente código. Promover a lo largo de sus cursos el conocimiento y observancia de la ética profesional para garantizar su mayor difusión.

Art. 51. Adoptar siempre una actitud de respeto y atención a los puntos de vista de sus

alumnos. Tener presentes los diversos antecedentes de los estudiantes y, cuando se manejen temas potencialmente ofensivos para alguno, tratarlos objetivamente y presentarlos de manera que el estudiante los comprenda.

CAP. V. DE LAS PRUEBAS Y LOS INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN

A. Normas generales

El psicólogo se compromete a: Art. 52. Vigilar que el uso de las pruebas e instrumentos psicológicos sea reservado

exclusivamente a quienes tengan la preparación profesional adecuada y hayan aceptado las obligaciones y consecuencias inherentes a su empleo.

Art. 53. Considerar que las pruebas psicológicas son instrumentos auxiliares de trabajo

y que por sí solas no bastan para formular un diagnóstico. Art. 54. Colaborar en el control profesional y comercial de material psicológico, evitar su

difusión generalizada y limitar su distribución a quienes estén debidamente acreditados.

Art. 55. Usar las pruebas e instrumentos en proceso de validación sólo con fines de

investigación o docencia, previa aclaración al respecto y con las debidas reservas.

Art. 56. Evitar la comercialización y distribución generalizada de pruebas en fase

experimental. En lugar adecuado deberá señalarse su carácter experimental, así como la fecha de impresión y la autorización correspondiente.

Art. 57. Elaborar las pruebas disponibles para uso profesional, incluyendo manuales o

información que expresen sus motivos o fines, su desarrollo, su validez, y el nivel de entrenamiento necesario para usarlas e interpretarlas.

B. De la utilización de técnicas, instrumentos y pruebas psicológicas.

Art. 58. Los consultantes tienen el derecho a conocer los resultados y sus

interpretaciones y, en su caso, los datos originales sobre los que se basan los juicios. El psicólogo eludirá aportar información que pueda comprometer el funcionamiento de la prueba, pero explicará las bases de las decisiones que puedan afectar adversamente al consultante o a quienes dependen de él.

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Art. 59. El cliente tiene el derecho de obtener una explicación sobre la naturaleza,

propósitos y resultados de la prueba en lenguaje comprensible salvaguardándolo de cualquier situación que ponga en riesgo su estabilidad emocional.

Art. 60. El psicólogo que ofrece servicios de clasificación e interpretación de pruebas

será capaz de demostrar que la validez de los programas y los procedimientos usados está debidamente probada. El ofrecimiento al público de un servicio automático de pruebas debe considerarse como una consulta entre profesionales, y el psicólogo hará todo lo posible para evitar el mal uso de los informes de las pruebas.

CAP. VI. DE LAS RELACIONES ENTRE COLEGAS Art. 61. Deberá existir entre los profesionales de la psicología un espíritu de

colaboración y de respeto mutuo. Se abstendrán de subestimar a sus colegas y emplear su eventual conocimiento de antecedentes personales, ideológicos, políticos o de otra naturaleza que puedan ocasionar un perjuicio o desprestigio profesional o personal.

Art. 62. El psicólogo empleará la cortesía con sus colegas y les ayudará cuando no

puedan atender sus tareas profesionales por causas de fuerza mayor. Art. 63. Cuando el psicólogo reciba consultantes enviados por otro colega, deberá

informarle por escrito todo lo relativo al estudio del caso y a los resultados a que llegue, a petición expresa del colega que lo envíe.

Art. 64. El psicólogo al que se le ofrezca un caso deberá asegurarse antes de que

ningún profesional está en ese momento a cargo del mismo. Si sustituye a otro colega deberá cerciorarse de que éste se ha desatendido ya del asunto, o que el cliente así lo solicita explícitamente. Si el asunto es urgente, podrá hacerse cargo, con la condición de que informe enseguida al profesional o profesionales interesados.

Art. 65. El psicólogo que con motivo justificado se encargue provisionalmente de

asuntos profesionales de otro colega, debe proceder de manera que salvaguarde el buen nombre del reemplazado. Los honorarios corresponderán al reemplazante.

Art. 66. El psicólogo, su esposa (o), hijos y padres dependientes, tienen opción a ciertos

servicios gratuitos de sus colegas, con la condición de reciprocidad. Se excluye la psicoterapia.

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IDENTIDAD DEL PSICÓLOGO Harrsch, Catalina.

Edit. Alambra Mexicana.

Identidad profesional del psicólogo y su rol como agente de cambio social: un modelo de desarrollo*

En este trabajo se plantea un modelo de desarrollo con fundamentos inherentes al proceso de enseñanza-aprendizaje de la psicología como ciencia, disciplina y profesión, encaminado hacia la formación de la identidad profesional del psicólogo (del Yo como psicólogo) mediante un proceso integrativo sintético que involucra los siguientes factores: dominio cognoscitivo (currículum manifiesto: Yo-teórico), dominio afectivo (currículum latente: Yo-empírico) y desarrollo psicosocial (factor personal: Yo-individual) en una perspectiva interna y externa. A su vez se cuestiona el problema del tan mencionado rol de psicólogo como agente de cambio social dentro del ejercicio de su disciplina. Con este objetivo, el modelo de desarrollo, que alude a la vinculación del hecho social y del hecho individual con lo institucional, propone la integración del Yo-político al Yo como psicólogo a través del desarrollo de la personalidad social. En la actualidad, las instituciones que se abocan a la formación de personas en la disciplina, no se pueden dar el lujo de formar una comunidad de psicólogos excéntricos, de caracteres infantiles o de neuróticos. A fin de formar psicólogos que funcionen eficazmente, como líderes enérgicos y útiles, se debe enfocar el entrenamiento del estudiante hacia la estructuración de un Yo fuerte como psicólogo. Es decir, un núcleo individual suficientemente firme y flexible como para reconciliar las contradicciones necesarias en cualquier organización humana, para integrar las diferencias individuales y, sobre todo, para promover en la formación profesional del psicólogo un sentimiento de identidad y de integridad. El modelo de desarrollo pretende dirigirse al proceso de formación del Yo como psicólogo, con una aproximación a la interdependencia entre la organización interna y la social. Dicha interdependencia está dada por la siguiente hipótesis: en el periodo de formación académica, el estudiante alcanzará a estructurar un sentimiento de identidad como profesional de la psicología –el Yo como psicólogo- y fungirá como agente de cambio social siempre y cuando se dé en él un proceso integrativo-sintético que involucra los siguientes factores: a) formación curricular (Yo-teórico); b) experiencia profesional (Yo-empírico); c) desarrollo psicosocial (Yo-individual); d) desarrollo de la personalidad social (Yo-político) (Harrsch, 1981). * El material de este capítulo fue publicado en Enseñanza e investigación en psicología. Vol. X, No. 1 (17), 183, pp. 13-26. El término modelo empleado aquí implica el sentido dado por Chaplin y Krawiec (1978) quienes definen los modelos como una subclase particular de teoría. A diferencia

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de la teoría, los modelos usados en esa forma son puramente abstractos y no pretenden ser una copia de la naturaleza. Se elige el modelo de tal modo que estimule la investigación y proporcione mayor conocimiento sobre el proceso del aprendizaje. No obstante, hay que recalcar que el modelo no intenta explicar los procesos subyacentes al aprendizaje, sino sólo representarlos. El término desarrollo significa la acción y efecto de desarrollar o desarrollarse, que a su vez implica el concepto de acrecentar, incrementar y efectuar las operaciones necesarias para cambiar la forma de expresión de una conducta humana. Se refiere al crecimiento producto de la interacción con el medio ambiente. El modelo de desarrollo propuesto para la formación de la identidad profesional considera al psicólogo objeto de esta investigación, en su propio desenvolvimiento y en la integración sintética del contenido dinámico implicada en la estructuración de su identidad. Descripción del modelo de desarrollo Introducción El modelo de desarrollo encaminado a la formación de la identidad profesional del psicólogo alude a la relación del hecho social y del hecho individual con lo institucional. Como señala Mendel (1980) se busca estudiar cómo las personas, en el marco de sus actividades cotidianas, pueden reflexionar por sí mismas acerca de las fuerzas que actúan sobre su personalidad. Ya sea que esas fuerzas provengan de la infancia o lo hagan de la sociedad. Es esencialmente, un método de toma de conciencia de estas fuerzas por los propios interesados. Con esta perspectiva, la institución se nos muestra como un lugar privilegiado para estas tomas de conciencia. El conceptualizar al psicólogo en un enfoque dinámico de procesos regresivos, y progresivos (Harrsch, 1981), se alude a los elementos que intervienen en su formación profesional. Es decir, por un lado, el psicólogo en su entrenamiento se ve influido por lo ya vivido, fantaseado, deseado, temido, etcétera (término regresión; Mendel, 1980) y, por otro lado, por lo no vivido o experimentado anteriormente (término progresión; Mendel, 1980). Lo regresivo lo impele a concientizar su personalidad individual y lo progresivo a concientizar su personalidad social potencial. Todo acto humano es productor de poder, señala Mendel, y añade que en lo medida en que, en una institución, los productores tienen menor posibilidad de ejercer su poder sobre lo que hacen, más se hunden en formas psicoafectivas regresivas. Estas se expresarán en el plano institucional en forma de conflictos interpersonales. Por el contrario, un enfoque progresivo, conduce hacia el desarrollo de lo que se denomina la personalidad social o el Yo de lo político y que redunda en un mayor placer en el trabajo que se realiza. Así se pretende en el modelo de desarrollo para la formación de la identidad profesional del psicólogo, integrar el Yo político a lo teórico, lo empírico y lo individual,

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que unifique el hecho social con el hecho individual, en una toma de conciencia inseparable de la realidad, donde surge la posibilidad, por lo menos, de querer que el psicólogo se forme efectivamente como agente de cambio social. Esta es, que mientras el proceso integrativo sintético del Yo teórico, Yo empírico y Yo individual para estructurar la identidad profesional del psicólogo, el desarrollo del Yo político proporciona la posibilidad de integrar lo social a lo individual y, por ende, se puede hablar entonces del psicólogo como agente de cambio social, en tanto que como individuo reaccione al hecho social. En virtud de lo anterior, el modelo de desarrollo se fundamenta en dos áreas de la formación profesional del psicólogo: de lo individual a lo social. De lo individual: identidad como psicólogo Generalidades:

a) El modelo de desarrollo debe ir encaminado a generar conciencia y a cuestionar qué es lo que se debe lograr a fin de establecer más concretamente qué clase de fuerzas actúan en la situación de enseñanza-aprendizaje.

b) La tarea del modelo consiste en establecer una mutualidad del funcionamiento entre el maestro y el alumno, a fin de que en lugar de una serie de intentos inútiles y destructivos de controlarse unos a otros, se establezcan una regulación mutua que permita instituir el autocontrol tanto en el alumno como en el maestro.

c) El Yo es una estructura interna desarrollada para proteger ese orden dentro de los individuos del que depende todo orden exterior.

d) El énfasis debe recaer en la necesidad yoica de dominar las diversas áreas de la vida, en especial aquellas en que el individuo encuentra que su sí mismo y su rol social son incompletos y están rezagados.

e) Las bases de la identidad profesional se adquieren durante la formación en el periodo de la licenciatura en psicología, la confianza básica, la autonomía y la iniciativa en la disciplina son los pilares hacia la identidad como psicólogo, en virtud de que el Yo individual del alumno y las imágenes introyectadas de los maestros se conjuntan para definir el rol profesional del psicólogo.

f) El alumno que descubre que puede accionar ya, por sí mismo, a través de adquirir una función que hay que dominar y perfeccionar, le proporciona un nuevo status.

g) Internalizar el dominio de una función con su significado cultural y social contribuye a una autoestima más realista. Dicha autoestima llega a convertirse en la convicción de que se están aprendiendo pasos eficaces hacia un futuro tangible y se está transformando en un individuo definido dentro de una realidad social.

h) El estudiante de psicología en proceso de formación académica y desarrollo personal debe derivar a cada paso una sensación vitalizadora de realidad a medida que percibe que su manera individual de dominar la experiencia (identidad como psicólogo) constituye una variante exitosa y una identidad grupal respecto al rol profesional del psicólogo.

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i) La identidad del Yo como psicólogo adquiere verdadera fortaleza sólo a partir del reconocimiento sincero y permanente de los logros reales, esto es, los que tienen significado en esa cultura. De aquí que la enseñanza de la psicología debe estar en función del contexto social.

j) El sentimiento de confusión de identidad como psicólogo conduce al ejercicio profesional de la psicología en forma devaluada, irresponsable e inconsciente, tal como se hace obvio en el uso sádico de la profesión.

k) Una identidad yoica perdurable como psicólogo no puede comenzar a existir sin la confianza básica, a generarse y obtenerse en el primer año de la licenciatura; y no puede completarse hasta que a través de un creciente sentimiento de fortaleza yoica puede demostrar que su Yo como psicólogo es lo bastante fuerte como para integrar el programa de desarrollo del psicólogo con la estructura de las instituciones sociales.

l) La formación profesional del psicólogo procede según pasos críticos, siendo lo crítico una característica de los cambios decisivos de los momentos de elección entre el progreso y la regresión, entre la integración y el retardo. Es un desarrollo gradual de las etapas de aprendizaje, mutuamente dependientes.

m) Los orígenes de la identidad de la psicología como ciencia, provenientes de la filosofía y de la medicina, apuntan que la identidad del psicólogo está anclada en la identidad de su rol en la historia y la cultura. La propia ciencia de la psicología llevó un proceso de diferenciación de otras ciencias, de las cuales nació (Harrsch, 1983).

n) Sólo un sentimiento gradualmente creciente de identidad, basado en el aprendizaje de lo cognoscitivo y lo afectivo, así como en el desarrollo personal, es decir en la integración de las funciones y yoicas, contribuye a establecer una conciencia y responsabilidad social.

o) El modelo de desarrollo pretende que, a través de la introspección sistemática y la reflexión, el psicólogo en formación tome conciencia de sus recursos y limitaciones; desarrolle valores éticos y sentido de responsabilidad en su trabajo. Una actitud firme y aguda del conocimiento, sin perder la riqueza de la experiencia y de la auto-observación tan frecuentemente temida por el estudiante.

p) El análisis de la personalidad del psicólogo como individuo se tendrá que formular en términos de su propia historia particular; en función de la historia de la disciplina psicológica; en relación con la historia de la institución donde adquiere su entrenamiento y en función de la historia del entorno social, a saber:

1 El individuo psicólogo con su historia: identidad del Yo como psicólogo. 2 La psicología con su historia como ciencia y profesión: identidad de grupo

de los psicólogos. 3 Ambos, en el contexto social actual: psicología institucional: campos de

aplicación de la disciplina.

q) Los psicólogos estudiantes deben convertirse en personas integras por derecho propio, y esto durante el proceso de formación profesional que se caracteriza por una diversidad de cambios en los dominios cognoscitivo, afectivo y psicosocial. Tal como se refiere Erikson (1977) al denominar sentimiento de identidad interior a la integridad que ha de lograr el hombre en su proceso de desarrollo personal.

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Un sólido sentimiento de identidad interior condiciona una maduración más amplia e individual.

r) Para experimentar la integridad, el psicólogo debe sentir una continuidad progresiva entre aquello que ha llegado a ser durante los años de su formación académica y lo que promete ser en el futuro; entre lo que él piensa que es y lo que percibe que los demás ven en él.

Proceso de enseñanza-aprendizaje del modelo 1. Dominio cognoscitivo: currículum manifiesto: Yo-teórico

1.1 Profundización en el conocimiento de la psicología como ciencia, disciplina y profesión. Implica el almacenamiento de datos e información en la memoria; comprensión del contenido de las diversas asignaturas; capacidad para entender o explicar situaciones concretas mediante el uso de conceptos abstractos; capacidad para identificar y clasificar los contenidos de una información, así como reconocer los principios que guían la organización de esos contenidos en un todo coherente y ordenado; sintetizar en una forma nueva, creativa y original los elementos del conocimiento de la ciencia psicológica; capacidad de elaboración de juicios sobre el valor de las cosas, ideas, resultados, procedimientos, etcétera (¨Bloom, 1977).

1.2 Desarrollo de habilidades y destrezas específicas pertenecientes a la disciplina psicológica tales como técnicas de entrevista, aplicación de pruebas y psicométricas, técnicas de observación, manejo de grupos, técnicas de intervención, etcétera.

1.3 Conocimiento de modelos teóricos, metodologías y técnicas que sean utilizadas para analizar críticamente la realidad social.

1.4 Desarrollar la capacidad de cuestionar sobre los hechos de la realidad, para después desarrollar la habilidad de vivenciar con libertad la explicación del conocimiento (insight) y, por último, desarrollar la capacidad de expresar integradamente, en forma verbal o escrita, el conocimiento a través de un hecho concreto.

1.5 Desarrollar las funciones del Yo vinculadas al dominio cognoscitivo tales como los aspectos de la relación con la realidad: adaptación a la realidad y prueba de la realidad.

1.5.1 Adaptación a la realidad. Promover el desarrollo de las funciones sintéticas del Yo como psicólogo y sus funciones cutónomas de percepción, pensamiento y ejecución motora, que determinan la adaptación de la conducta individual al contexto social, y que se manifiesta en un hacer bien las cosas. La función sintética implica el desarrollar la capacidad para unir, para crear, para integrar en un todo los conocimientos adquiridos paso a paso y que, a su vez proporciona la fuerza del Yo como psicólogo.

El desarrollo de las funciones autónomas del Yo se refiere a facilitar en el alumno la percepción y comprensión de los fenómenos de la conducta humana; el lenguaje en sus expresiones verbal y escrita;

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la productividad y creatividad en los trabajos; desarrollo de hábitos, destrezas y habilidades específicas de la disciplina.

1.5.2 Prueba de realidad. Implica el desarrollo en agudeza de la percepción, el juicio y la inteligencia. Es importante en el alumno adquirir la capacidad para diferenciar los datos externos de los determinantes internos, capacidad que proporciona al psicólogo el nivel de objetividad sobre sus observaciones de campo. Así, el estudiante se mantiene bien orientado y puede resistir el contagio de la sugestión o del efecto grupal.

1.5.3 Procesos del pensamiento. Desarrollar la habilidad para mantener y comprender una comunicación clara, precisa y flexible, acorde a un pensamiento lógico y ordenado. Relaciona también la agudeza para elegir selectivamente, atender y concentrarse, retener datos importantes. Uso apropiado de marcos de referencia funcionales, abstractos, concretos y simbólicos. Coherencia y congruencia del pensamiento. El desarrollo de tales procesos del pensamiento posibilita al psicólogo a optimizar sus propias funciones en el ejercicio profesional, en tanto pueda diferenciar los procesos primarios y secundarios del pensar.

1.5.4 Juicio. Una de las funciones que debe desarrollar en especial el psicólogo es el juicio, tanto por la habilidad para discriminar como de anticipar y adecuar el comportamiento; esto va directamente relacionado con la eficacia en el ejercicio de la profesión, en virtud de que se pueden cometer errores de juicio debidos a una percepción incompleta de la conducta de un cliente o del propio psicólogo.

El juicio conforma un aspecto central de la prueba de realidad; el primero depende de un buen funcionamiento de la segunda. El juicio del psicólogo refleja su habilidad para llegar a conclusiones correctas a través de los datos adquiridos de la experiencia, y su habilidad de ser creativamente adaptativo.

2. Dominio afectivo: currículum latente: Yo-empírico 2.1 Desarrollo de conductas que se refieren a sentimientos, actitudes y valores, que se manifiestan en el psicólogo como resultado del proceso de enseñanza-aprendizaje de la disciplina. Es decir, la internalización de las actividades y valores éticos de los maestros, en combinación con el desarrollo de una actitud crítica frente a los valores propuestos. Esto implica que el psicólogo debe desarrollar una aguda atención para percatarse del fenómeno que sucede; la habilidad de evitar o proporcionar una respuesta que requiere de un sentimiento o una emoción, frente al estímulo que se presenta; tomar conciencia en forma vivencial y experimental de la situación que l estimula; elaborar una jerarquía de valores y analizar su congruencia; adaptar un sistema de vida coherente con los valores personales (Bloom, 1977)

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2.2 La institución educativa y su cuerpo docente responsables de la formación de psicólogo, debe cuidar de reforzar las actitudes y valores éticos por los que se rige la disciplina y asegurar la formación integral. 2.3 Un método que favorece la integración del dominio cognoscitivo con el afectivo es a través de vivencias; primero la experiencia y luego la búsqueda del marco teórico que le proporcione la explicación del fenómeno previamente experienciado. El que el psicólogo se inserte tempranamente en las experiencias prácticas de la profesión promueve el desarrollo de su identidad, en virtud de que puede así ampliar su criterio, sus marcos de referencia, confrontar sus carencias, sensibilizarse y conectar el conocimiento con el afecto. Además el estudiante debe de contar con la oportunidad para emplear lo que ha aprendido, de tal manera que pueda adquirir un significado a su esfuerzo. El énfasis en el conocimiento teórico por el contrario, retarda la formación de identidad profesional. 2.4 Promover el crecimiento emocional del estudiante a través de la guía y apoyo de sus maestros, ayuda a desarrollar en él la capacidad de juicio y de dominio afectivo. 2.5 Desarrollar la actitud de sensatez en el psicólogo promueve la tolerancia las diferencias; la cautela para evaluaciones justas en el juicio, la apertura en la acción. Lo contrario impele al alumno a una actitud caracterizada por valores prejuzgados que crean acciones rígidas y proyecciones de los propios conflictos en los demás. 2.6 Es importante enfatizar la relación maestro-alumno, en virtud de que cada quien con su individualidad constituyen una comunidad ambos en proceso de crecimiento. 2.7 La tolerancia versus indignación también es un área a desarrollar en la formación del psicólogo. Mucho se ha dicho y se dice sobre la indiferencia moral del psicólogo con respecto a la multitud de personas que le traen variedad de conflictos y soluciones; naturalmente, debe permitir que encuentren su propio estilo de integridad. 2.8 El proporcionar enérgicos ideales por parte de la institución y los maestros es ineludible en la formación de la identidad en el estudiante de psicología. De aquí que se deba mantener el énfasis en la transmisión de ideales y valores éticos bien definidos y estructurados. El alumno preferirá tener que desembarazarse de maestros severos, antes que no tener ninguno digno de mencionarse. 2.9 El criterio de identidad profesional estaría dado por el hecho de que los docentes de la psicología, ya adultos en el campo, logren reconocer y cultivar una capacidad ética. Sólo una ética adulta puede garantizar a la próxima generación la oportunidad igual de experimentar el proceso de desarrollo en su formación profesional y trascender su identidad. 2.10 El Yo del psicólogo se configura como el centro individual de la experiencia organizada en relación con el mundo de la profesión y sus normas éticas implícitas en el ejercicio de la misma. El psicólogo estudiante busca modelos para medirse con ellos y persigue la realización profesional tratando de parecérseles. Cuando triunfa, alcanza la autoestima.

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2.11 La función del maestro de psicología es crucial en virtud de que, en su acción docente, operan tanto sus cualidades personales como sus defectos y limitaciones, gustos, ideología, así como características y tradiciones del ambiente del que proviene. De aquí la inminente necesidad como maestro, de tomar conciencia de su poder de influencia sobre el alumnado y de preocuparse por su superación académica a través de cursos de actualización docente. 2.12 Tomar conciencia sobre la limitada existencia de psicólogos en la actualidad que puedan fungir como modelo ideal del rol profesional, modelo significativo, para que los alumnos realicen sus combinaciones de identificación. Sólo puede ser significativa la interacción alumno-maestro cuando se satisfacen simultáneamente las necesidades de desarrollo binomio, el estilo de síntesis del Yo como profesionista y las exigencias de la sociedad. 2.13 Ser conscientes del efecto producido por el currículo latente, en el que por métodos sutiles como son las manifestaciones de las emociones de los maestros hacia sus alumnos, a través del cual se induce al estudiante a aceptar los modelos de rol. Tales manifestaciones por sí solas, más que las palabras empleadas (comunicación no verbal versus comunicación verbal) son las que transmiten los lineamientos de lo que realmente cuenta en su mundo, es decir, las perspectivas de suplan de vida. 2.14 El psicólogo cuando es completamente confiable con respecto a varios valores fundamentales puede alcanzar independencia y enseñar a desarrollar a otros. Es un lento proceso evolutivo que conduce desde la relación maestro-alumno hacia un sentido de libertad de dominio. 2.15 Desarrollar el Yo como psicólogo en el dominio afectivo implica promover el sentido de realidad en términos de establecer los límites del Yo como profesional de la psicología. Se refiere a su campo de acción; a la identidad y autoestima como psicólogo, es decir, hacia la clarificación de lo que es y no es, lo que puede hacer y no hacer. La capacidad para sentir si los fenómenos que suceden alrededor son o no reales. Mientras que las pruebas de realidad son intelectuales, racionales y conceptuales, el sentido de realidad es emocional, intuitivo y perceptual. En otras palabras, el psicólogo, como estudioso del comportamiento humano, requiere primero de un conocimiento sobre sus propios estados internos, para evitar la proyección de éstos en su ejercicio profesional. 2.16 el psicólogo debe desarrollas entonces un Yo empírico, respecto a su formación profesional y que lo constituyen básicamente elementos actitudinales, valorales y de conciencia reflexiva sobre los aspectos prácticos de las experiencias proporcionados por el entrenamiento.

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3. desarrollo psicosocial: factor personal: Yo individual 3.1 Lo interno 3.1.1 Todo aquél que se inicia en la aventura del estudio de la psicología trae consigo su propio bagaje histórico; la persona cuando ingresa a la carrera se ha desarrollado en una tendencia determinada en lo biológico y en lo social conformando así su Yo individual. El modelo de desarrollo que aquí se plantea no pretende la estructuración de un Yo como psicólogo tal como si se ideara un patrón del psicólogo idéntico para todos. Por el contrario, pretende enfatizar tantotas semejanzas observadas en el proceso de formación de los psicólogos como grupo, como los diferencias individuales, que la posibilidad al hombre-psicólogo de llevar a cabo su propio proceso integrativo sintético que le permita unificar sus experiencias y su acción en forma adaptativa. 3.1.2 El modelo de desarrollo pretende facilitar al alumno el alcanzar conocimientos en la medida en que visualiza la posibilidad de la introspección y la toma de conciencia sobre los procesos internos y externos (insight) y los corrige en la medida en que se convierte en una parte de su vida. 3.1.3 En ciertas fases de su trabajo el psicólogo proyecta la experiencia pasada en su acción presente, con lo que comprende sus fracasos y fortalece sus esperanzas. En su trabajo revive sus carencias y puede pretender aliviarlas o corregirlas a través de, en el presente, corregir a otros, ayudar a los demás. 3.1.4 Todo ser humano es neurótico en mayor o menor grado y los psicólogos no tienen por qué ser una categoría humana aparte. También experimentan la tendencia a transferir los conflictos básicos de su marco infantil original a las situaciones nuevas que enfrentan en el presente. 3.1.5 Cada psicólogo, estudiante o ya profesionista, tiene reacciones diferentes en ritmo e intensidad; aunque se sigue una línea determinada en los planes de estudio, la variabilidad depende de su Yo individual, tal como se observa en los alumnos que ingresan a la carrera de mayor edad, refleja mayor grado de conciencia, compromiso y responsabilidad que aquellos que ingresan a los dieciocho años. 3.1.6 Es necesario desarrollar en el alumno la capacidad de aprender a no esperar hasta que se le dé. Debe aprender a tomar aquello que desea. Motivar hacia la búsqueda constante. 3.1.7 El psicólogo necesariamente tiene primero que aprender la introspección; poner en tela de juicio su propio Yo, para poder ejercer su profesión, en virtud de que establece una relación humana en la que el observador que ha aprendido a observarse a sí mismo, enseña al individuo observado a volverse auto-observador. 3.1.8 Es importante tener en cuenta que el desarrollo del hombre-psicólogo no empieza ni termina con el logro de la identidad personal-profesional. La identidad debe llegar a ser relativa aun para la persona madura. Como señala Erickson (1978) la identidad

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psicosocial es necesaria como punto de andaje de la existencia transitoria del hombre en el aquí y el ahora. 3.1.9 Como función yoica, el psicólogo debe desarrollar la tolerancia para la frustración, la angustia y la depresión, como rasgos importantes en el control de los impulsos instintivos. Es la capacidad para posponer la satisfacción esperada por los deseos internos en forma armoniosa y modulada. 3.1.10 Desarrollar la función yoica sobre la prueba de realidad interna, en virtud de que

el psicólogo, más que ningún otro profesionista, debe tener conocimiento de sus conflictos internos, del mundo interno y de las demandas institucionales. La realidad interna significa el conocimiento de fenómenos mentales capaces de hacerse conscientes. (Hartmann, 1962).

3.2 Lo externo 3.2.1 El modelo de desarrollo parte de los siguientes supuestos que plantea Erickson (1978): a)la personalidad humana se desarrolla en principio de acuerdo con pasos predeterminados en la disposición de la persona en crecimiento a dejarse llevar hacia un radio social cada vez más amplio, a tomar conciencia de él y a interactuar con él; b) que la sociedad tiende en principio a estar constituida de tal modo que satisface y provoca esta sucesión de potencialidades para la interacción y de intentos para salvaguardar y fomentar el ritmo adecuado y la secuencia adecuada de su desenvolvimiento. Este es el mantenimiento del mundo humano. 3.2.2 El psicólogo en crecimiento debe experimentar la sensación de realidad en la conciencia de que su manera individual de dominar la experiencia –la síntesis de su Yo como psicólogo- es una variación exitosa de una identidad grupal profesional y está de acuerdo con el plan de vida de ella. En consecuencia, si aprende y vive su profesión en crisis por la multiplicidad de corrientes teóricas en pleito, la salida será. Más que integración, una identidad difusa; introyecciones buenas y malas pero desintegradas. 3.2.3 La autoestima profesional transformarías gradualmente la convicción de que el psicólogo es capaz de integrar pasos efectivos hacia un futuro colectivo tangible, de que está evolucionando hacia una forma bien organizada dentro de una realidad social. Estructuraría así el sentimiento de lo que Erickson (1977) ha denominado identidad del Yo, y que, en forma paralela, la autora denomina identidad del Yo profesional del psicólogo. 3.2.4 El modelo de desarrollo consiste en transmitirle al psicólogo las maneras básicas de organizar la experiencia dentro de su grupo profesional, encaminado a la formación de su identidad grupal. 3.2.5 Se supone que sólo una institución relativamente integrada puede otorgar al estudiante, a través del maestro, la convicción interior de que todas las experiencias y conocimientos difusos se pueden organizar en un sentimiento de continuidad y mismidad que gradualmente une el mundo interior con el exterior. De aquí emerge la

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confianza en la institución. La vivencia de coparticipación y estabilidad favorecerías así en el psicólogo su identidad como profesionista, su conciencia y su responsabilidad social. 3.2.6 La función yoica a desarrollar en este aspecto es la percepción de la realidad externa, como sostiene Hartmann (1962) que la adaptación del organismo sólo puede evaluarse en relación a las condiciones del medio, y que la estructura de la sociedad es codeterminada del potencial adaptativo de determinadas formas del comportamiento. De lo individual a lo social: el psicólogo como agente de cambio social ¿En qué forma preparan las universidades a los estudiantes de psicología para la democracia? ¿El alumno puede carecer de todo sentido político? El modelo de desarrollo aquí formulado alude por un lado a la formación de la identidad profesional del psicólogo, en virtud de que su sentido de responsabilidad con la sociedad se puede dar en la medida en que experimente un sentimiento de identidad como psicólogo en los niveles individual y grupal. Sin embargo, si se pretende visualizarlo como agente de cambio social debe integrar al Yo como psicólogo, lo que Mendel (1980) denomina la personalidad social o el Yo de lo político. El sociopsicoanálisis institucional alude a la articulación del hecho social y del hecho psíquico individual. Como método y como práctica el sociopsicoanálisis institucional se presente de la siguiente manera:

a) Se relaciona efectivamente con la interacción e la personalidad individual y de la sociedad.

b) Utiliza en su trabajo un proceso autónomo, que bajo ciertas condiciones se desarrolla espontáneamente.

c) Anticipa una forma original de organización del trabajo. d) Esta nueva forma de organización del trabajo permite el desarrollo del proceso

autónomo y favorece así una toma de conciencia que los propios participantes realizan de aquellos elementos inactuales (psicofamiliares) y actuales (sociales) que, en su trabajo institucional cotidiano, reproducen su personalidad.

Mendel (1980) señala que más de lo que hace el hecho social en sí, sobre el hecho individual, son probablemente las contradicciones desgarradoras de la sociedad las que rompen parcialmente en el individuo el molde psicofamiliar de la infancia, a través de sucesivas crisis de identidad. En contexto con el enfoque del psicólogo como agente de cambio social se plantea en el presente trabajo el cuestionamiento sobre el cómo se puede lograr el efecto tan discutido, de la función del psicólogo sobre la sociedad.

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Mendel señala que para lograr el control del efecto social del propio acto de trabajo no puede existir más que si es consciente y deliberado, a través de fenómenos de tomas de conciencia, que constituyen la personalidad social en el adulto. El modelo que plantea Mendel es una unidad en la que el individuo, ni lo social (con sus contradicciones) se pierden, y donde se pueden operar su articulación. No es la institución, en su totalidad, ni tampoco la participación individual de actos constitucionales, sino los diversos fragmentos en los que se descompone del acto institucional, como efecto de la división social del trabajo. Fragmentos del acto global sobre los cuales los individuos, al actuar en común habitualmente en este nivel, pueden tener una verdadera influencia. El grupo de trabajo en común, puesto a pensar y a actuar progresivamente, como un conjunto unitario, es la base de lo que Mendel llama personalidad social, que no se desarrolla en un grupo, sino en las relaciones de poder de un grupo con los otros grupos de la institución, y que, en conjunto se integran para producir un acto social completo. La institución no es una gran familia, señala Mendel, ni los superiores son padres, ni los compañeros son niños o hermanos. Es una organización del trabajo, en la que intervienen deseos de poder y control sobre los propios actos. Es muy frecuente que el conjunto de problemas locales de la realidad institucional no sean verbalizados y tratados conscientemente en un nivel adecuado por parte de los productores. Por lo regular son vividos en una apariencia irreal, con una perspectiva que no coincide con la realidad actual. En una palabra, con la apariencia del pasado. Mendel llama progresión a todo lo que se desarrolla en el sentido de una verbalización, de una toma de conciencia, de un intento de encontrar en el nivel de realidad adecuado, soluciones institucionales a los problemas actuales perseguidos. Llama regresión al retroceso de lo político a lo psicofamiliar, un movimiento marcado por la prevalencia de sentimientos o de fantasmas inactuales. Avanzar o retroceder es, en lo concerniente a la personalidad social, la versión apropiada de ser o no ser. En cada individuo coexisten dos géneros distintos: la especie de individuo o la especie de equipo. Una legitimación de la identidad de la especie individuo es aportada por el hecho individual de que cada miembro trabaja por su cuenta; y una legitimación de la identidad de la especie equipo se produce mediante las manifestaciones del trabajo grupal. Sociedad significa cooperación, coordinación y división del trabajo; pero cada individuo debe aspirar a un poder sobre su propio acto de trabajo, para que se realice la dinámica de las tomas de conciencia. El grupo institucional debe enfrentar el statu quo institucional para intentar modificarlo. Debe efectuar actos si quiere que se despliegue ante él la lógica de lo social en sus contradicciones internas. Por ejemplo, la contradicción de querer ejecutivos responsables, despojándolos del poder sobre su acto que es lo único que puede responsabilizarlos (Mendel, 1980). El psicólogo como agente

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de cambio social se puede comprometer y responsabilizar en un acto social en la medida en que adquiera poder su acto social dentro de la institución para la cual trabaja. Hasta aquí se ha descrito el QUÉ del modelo de desarrollo propuesto en el presente trabajo. Resta especificar el CÓMO: 1. para el desarrollo del Yo como psicólogo, el individuo en la búsqueda de identidad profesional, en un constante esfuerzo por definirse, sobre-definirse y redefinirse a sí mismo, debe abocarse al análisis de su personalidad como parte de su entrenamiento, para evitar proyectar su propia patología en el ejercicio profesional. Por medio de este análisis debe desarrollar conciencia sobre las motivaciones, necesidades, actitudes y valores que rigen su vida como persona y como profesionista, por ende, pueda así asumir su ser responsable. Así mismo, el psicólogo debe desarrollar la capacidad para establecer relaciones de afecto maduras. Como señala Kemberg (1979): un compromiso profundo con el otro; las experiencias y los valores de una vida compartida, enriquecen la relación y protegen su estabilidad. Por su parte, Lartigue (1980) apunta que: la persona entre más sana es más desarrollada, está más en contacto consigo misma, y establece con otros relaciones de afecto profundas y duraderas. El Yo del alumno en proceso de desarrollo como psicólogo, a través de la reflexión constante y la concientización de su rol profesional, se encamina a la integración de sus conocimientos, experiencias y características individuales y por ende a la entidad profesional como psicólogo. La reflexión y la toma de conciencia se da a través de las relaciones de afecto entre alumno y maestro, a través del proceso de enseñanza-aprendizaje. 2. Para desarrollar el Yo político del psicólogo como agente de cambio social, su personalidad social, se propone el modelo sociopsicoanálisis institucional de Mendel (1980). A través de la observación de grupos de psicólogos, la autora ha podido constatar los efectos positivos que ejerce, en la toma de conciencia de lo individual a lo social, el hecho de trabajar en equipo. Esto plantea la posibilidad de que a través de la interacción y retroalimentación crítica entre los miembros de un grupo se favorece el crecimiento en conciencia y responsabilidad social. Si se piensa en el psicólogo como agente de cambio social, las instituciones universitarias dedicadas a formar psicólogos deben promover el desarrollo de la personalidad social de sus estudiantes a través de favorecer, dentro de su programa de entrenamiento, el trabajo en equipo; en grupos de cooperación, el acto social de trabajo adquiere un significado de poder. Dichos grupos funcionarían en actos de reflexión, más la característica indispensable de su funcionamiento en conservar dentro del grupo sólo a miembros de un solo niveles decir, el trabajo de reflexión de toma de conciencia se haría en grupo de alumnos con alumnos, maestros con maestros; personal administrativo con personal administrativo, etc.; de tal forma que de la cooperación mutua individual de los miembros surga un solo acto social, que por su misma cohesión adquiere poder para la expresión y el planteamiento de soluciones a otros grupos, que

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a su vez, adquieren poder para trascender los límites de la institución y que sea ésta el portavoz de acción hacia el cambio social. Conclusiones Ser psicólogo tiene implicaciones sociales de tal trascendencia que se debe avocar al estudio de la conducta humana con plena conciencia del vínculo de su profesión con la sociedad que le circunda. El problema que aquí se plantea sobre la formación de un sentimiento de identidad profesional del psicólogo y su rol como agente de cambio social concluye que: la formación de la identidad del psicólogo como persona y profesionista es un problema abierto, en virtud de que no se puede pensar en el logro absoluto de dicho sentimiento de identidad. Se considera por lo tanto, como un proceso en el que se dan etapas progresivamente ascendentes de desarrollo; pero a su vez, de revisión y redefinición de las etapas previas ya vividas que se van modificando en la medida en que, al reelaborarlas cobran un nuevo significado. El sentimiento de identidad individual, el Yo como psicólogo, se estructura en combinación con la identidad del grupo de psicólogos al que se pertenece y con la identidad social comunitaria a la que se dirige el ejercicio profesional de la psicología. El psicólogo sin comunidad no existe.

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Federación Nacional de Colegios, Sociedades y Asociaciones de México, A.C.

FENAPSIME Anteproyecto para discusión en la

VXI asamblea Nacional de la FENAPSIME

PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS DE LOS PSICÓLOGOS Que forman parte de la Federación Nacional de Colegios, Sociedades y Asociaciones de Psicólogos de México, A.C. (FENAPSIME)

PRINCIPIOS ÉTICOS

Acatar Normas Morales y Legales

Acreditar las Técnicas de Evaluación

Cuidar el uso de Animales

Cuidar la seriedad de las declaraciones públicas

Determinar la Finalización de una Intervención

Evitar el abuso en los Arreglos Financieros

Evitar el Deterioro Personal

Fomentar el Pluralismo y las Relaciones Profesionales

Mantener el bienestar del Usuario

Procurar una relación profesional Voluntaria

Realizar Investigación

Respetar los Derechos Humanos

VALORES ÉTICOS

Capacidad profesional

Competencia

Confidencialidad

Ecología

Honestidad

Justicia

Respeto

Responsabilidad

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INTRODUCCIÓN En respuesta a la encomienda que la FENAPSIME determinó en Asamblea Nacional se ha elaborado el presente documento que plasma, en primera instancia, una propuesta de listado de Principios y Valores éticos a los que los psicólogos que formen parte del algún Organismo afiliado al FENAPSIME, deberán adherirse. Posteriormente se presenta la descripción de tales conceptos. Como parte final del documento, se incluyen algunos textos sobre el tema de la ética que tienen la finalidad de facilitar la discusión y actualización de esta propuesta. En los últimos años de ha trabajado el tema de la ética. En parte ligada a los valores y, en otra, referente al ejercicio de las profesiones. En el caso de la psicología, han sido numerosos los intentos por determinar la estructura de un código ético que defina el actuar profesional de los psicólogos: 1. La iniciativa de la Dirección de Profesiones, de los gobiernos federales y estatales, para que cada entidad cuente con un Código Ético Profesional de cada uno de los Colegios de Profesionistas registrados legalmente. Dicho documento, deberá responder a las necesidades y condiciones de la población local. 2. El planteamiento que realizan J. Lafarga Corona, Hane Lore Schuler e Irene Pérez, al señalar los Valores Éticos que, según los propios psicólogos del país, deben tomarse en cuenta en el trabajo cotidiano de los psicólogos. 3. La propuesta que hace Josie Wilson, de realizar sesiones públicas entre los profesionales para la toma de decisiones éticas, creando un espacio seguro, de confidencialidad y respeto, para desarrollar la capacidad de pensar éticamente y hacer decisiones apropiadas en cada uno de los contextos donde se ubica el psicólogo. 4. La publicación del código ético de la sociedad mexicana de Psicología, redactado por una comisión de expertos que no representa al gremio en general; así como los principios Básicos del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Psicología con la misma limitante. 5. El trabajo realizado por Alternativas en psicología y el Colegio de Profesionales de la Psicología en Querétaro (miembros de la FENAPSIME), al proponer un Código de Ética para la Asociación Civil que conforman. 6. Los estudios sobre Ética Profesional realizados por el Mtro. Fco. Javier Rosales Álvarez, docente Investigador de la facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro. Desde sus trabajos se desprende la iniciativa de estudiantes colegas para abundar sobre el trabajo de la ética. Ahora, a partir de la encomienda, el psicólogo Juan Carlos García Ramos pretende llevar a cabo nuevas tareas, de manera cotidiana, al interior de las instituciones formativas de psicólogos y de organizaciones federadas donde confluyen los

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profesionales. Es claro que esto representa todo un reto, porque la ética parece ser un tema no interesante o de los llamados “taquilleros”. Sin embargo, a pesar de la poca disponibilidad de los colegas y la temerosa participación del usuario inconforme, es importante trabajar para que la FENAPSIME cuente con un Código de Principios y Valores Éticos para sus Psicólogos afiliados. Principio Estos principios se derivan de la ley natural de la vida. Sirven de normas para la solución de problemas que se presentan en las relaciones del psicólogo con sus clientes, con otros psicólogos y con el público en general. El psicólogo debe recordar que, anteriormente a su calidad de psicólogo –científico y profesionista- es un ser humano y como tal está sujeto a la ley natural. Valor La palabra misma nos lleva a un sinónimo de creencias personales, en especial a lo relativo de “bueno”, lo “justo” y lo “adecuado”, creencias que nos impulsan a la acción, a cierto tipo de conducta, a la vida, a lo esperado por toda aquella persona que ejerce una profesión de manera responsable y asertiva. Ética El concepto nos refiere a que una conducta o práctica profesional se rige por normas o procedimientos especiales enmarcados en la disciplina de la psicología. Alcances y calificaciones a. A las Organizaciones componentes de la FENAPSIME, A.C., que presentan a los psicólogos asociados, radicados en el municipio o entidad. Cada organización es una entidad independiente y coincidente con sus Estudios b. Los principios y Valores Éticos de la FENAPSIME son generales y aplicables a los psicólogos en México. c. Los procedimientos para implementar estos Principios y Valores Éticos podrían entrar en vigor y ser publicados a más tardar el 31 de diciembre de 2002. d. Las modificaciones se aplican prospectivamente.

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Procedimientos Éticos A. Para las organizaciones asociadas a la FENAPSIME 1. Obligación general para mantener y cumplir con los Principios y Valores Éticos. Cada Organización Componente tomará medidas razonables para asegurarse que cada Profesional de la Psicología y cada Órgano Colegial, mantenga altas normas profesionales y éticas que sean coincidentes con los principios y Valores Éticos de la FENAPSIME y con las leyes y costumbres aplicables. 2. Código de Ética y procedimientos para Reclamos. Cada Organización establecerá, mantendrá y facilitará a los interesados un Código de Ética escrito, que deberá ser coincidente con estos principios y Valores Éticos de la FENAPSIME y proveerá la vía para identificar y enfrentar conductas o prácticas no éticas por parte de los profesionales de la Psicología. Los reclamos o solicitudes de “decisión ética” dirigidas a la FENAPSIME, que involucre a una Organización Asociada, se ejercerá su discreción supervisora solamente en asuntos de gran urgencia o de grave riesgo. PRINCIPIOS ÉTICOS Normas morales y legales. Las normas de conducta morales y éticas de los psicólogos son una cuestión personal en la misma medida en lo que son para cualquier ciudadano, excepto cuando comprometen la realización de sus responsabilidades profesionales, o reducen la confianza del público en la psicología y los psicólogos. Ellos también se dan cuenta de las posibles repercusiones de su conducta pública y sobre la capacidad de sus colegas para desempeñar sus deberes profesionales.

a. Como maestros, los psicólogos se dan cuenta de que sus valores personales pueden afectar la selección y presentación de materiales de instrucción. Cuando tratan temas que puedan ofender a alguien, reconocen y respetan las diversas actitudes que los estudiantes puedan tener hacia esos materiales.

b. Como empleados o como patrones, los psicólogos no realizan actos inhumanos o que resulten en actos ilegales o injustificables, ni aprueban cuando otros lo hacen. Estos incluyen, entre otros (pero no se limitan a ellos), los que se basan en consideraciones de raza, impedimentos, edad, género, preferencia sexual, religión u origen nacional para contratar, ascender o capacitar a otras personas.

c. En sus papeles profesionales, los psicólogos evitan cualquier acto que viole o disminuya los derechos legales y civiles de sus clientes o de otros que puedan ser afectados por sus actos.

d. Como investigadores, los psicólogos actúan de acuerdo con las normas y guías de la institución relacionada con la práctica y la conducción de investigaciones con seres humanos y animales.

e. Como agremiado, cuando las leyes, reglamentos o costumbres federales, estatales, provinciales, organizacionales o institucionales estén en conflicto con las normas guías de la Asociación, los psicólogos hacen saber a las personas

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interesadas su compromiso con las normas y guías de la Asociación y cuando es posible trabajan para resolver el conflicto.

f. Ante los legisladores tanto los psicólogos como los investigadores se preocupan por elaborar los reglamentos legales que más beneficien al público, y trabajan para cambiar los reglamentos existentes que no lo benefician.

Técnicas de evaluación. En la elaboración, publicación y uso de las técnicas de evaluación psicológica los psicólogos deben hacer toda clase de esfuerzos para promover el bienestar y la conveniencia del cliente. Se deben precaver contra el mal uso de los resultados de la evaluación. Deben respetar el derecho del usuario a conocer los resultados, las interpretaciones que se le han dado y las bases para sus conclusiones y recomendaciones. Los psicólogos deben hacer cualquier esfuerzo por mantener la seguridad de las pruebas y otras técnicas de evaluación dentro de los límites de los mandatos legales. Se deben esforzar por asegurarse que otras personas, sin formación o preparación adecuada, no hagan un uso inadecuado de las técnicas de evaluación. a. Al usar las técnicas de evaluación los psicólogos deben respetar el derecho de las

personas, a tener una explicación amplia de la naturaleza y el propósito de la técnicas en un lenguaje que pueda entenderlo, a menos que se hay acordado de antemano hacer una excepción explícita a este derecho. Cuando las explicaciones deben ser proporcionadas por otras personas, el psicólogo debe establecer procedimientos para aseguras la suficiencia de estas explicaciones.

b. Los psicólogos responsables de la elaboración y aplicación de las pruebas psicológicas y de otras técnicas de evaluación deberán utilizar procedimientos científicos establecidos y observan las normas pertinentes.

c. Al informar sobre los resultados de la evaluación, los psicólogos deben indicar cualquier restricción mental que tengan respecto a su validez o confiabilidad, debida a las circunstancias de la evaluación o a la falta de propiedad de las normas para la persona evaluada. Los psicólogos se deben esforzar por asegurarse que los resultados de la evaluación pueden quedar obsoletos, y hacer todo esfuerzo posible por evitar e impedir el mal uso de material obsoleto.

d. Lo psicólogos que ofrecen servicios de puntuación e interpretación deben ser capaces de aportar pruebas apropiadas de la validez de los programas y procedimientos usados para llegar a las interpretaciones. El psicólogo debe hacer su mejor esfuerzo por evitar el mal uso de los informes de evaluación.

e. Los psicólogos no deben animar a personas sin adiestramiento ni preparación adecuadas, o no calificadas por cualquier otra razón, a usar las técnicas de evaluación psicológicas en actividades de enseñanza, patrocinio o supervisión.

Uso de los animales. El investigador de la conducta animas se debe esforzar por hacer que adelanten nuestros conocimientos de los principio conductuales básicos, o contribuir al mejoramiento de la salud y bienestar humanos o ambas cosas, al perseguir estos fines, el investigador se debe asegura del bienestar de los animales y tratarlos

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humildemente. A pesar de las leyes o reglamentos, la protección inmediata del animal depende de la propia conciencia del científico.

a. El psicólogo adiestrado en métodos de investigación y experimentado en el cuidad de los animales de laboratorio debe supervisar muy de cerca todos los procedimientos en que intervienen animales, y es responsable de que sedé consideración apropiada a su comodidad, salud y trato humanitario.

b. Los psicólogos deben asegurarse que todos los individuos que usan animales bajo su supervisión han recibido instrucciones explícitas sobre los métodos experimentales y sobre el cuidado, mantenimiento y manejo de las especies que se usan. Las responsabilidades y actividades de los individuos que participan en un proyecto de investigación deben concordar con sus respectivas competencias.

c. Los psicólogos deben de hacer toda clase de esfuerzos por reducir al mínimo la incomodidad, enfermedades y dolores de los animales. Los procedimientos que sometan a los animales al dolor, la tensión o las privaciones sólo se deben usar cuando no hay otra opción, y cuando están justificadas por las ventajas científicas, educacionales y aplicadas que se espera obtener.

d. Cuando es necesario que se ponga fin a la vida de un animal, se debe hacer en forma rápida y sin dolor.

Declaraciones públicas. Las declaraciones públicas, los anuncios de servicios, la publicidad y las actividades de promoción de los psicólogos sirven para ayudar al público a hacer juicios y elecciones informados, Los psicólogos deben exponer con exactitud y objetividad sus afiliaciones y funciones profesionales, así como aquellas instituciones u organizaciones con las que ellos o sus declaraciones pueden estar asociados. En las declaraciones públicas que proporcionan información sobre la disponibilidad de productos, publicaciones y servicios psicológicos, los psicólogos basan sus declaraciones en descubrimientos y técnicas psicológicas científicamente aceptadas, con pleno reconocimiento de los límites e inseguridad de esas pruebas. a. Cuando anuncian un servicio profesional, los psicólogos pueden hacer una lista

con la siguiente información que describe los servicios y la persona que los proporciona: nombre, grado, grado académico más alta (obtenido en una institución acreditada), nivel de certificación o licencia, afiliación en la Asociación Civil local, dirección, teléfono, horas de oficina, una lista breve del tipo de servicios que ofrece. Se puede incluir otra información pertinente o importante para el consumidor, si no lo prohíben otras disposiciones éticas.

b. Al anunciar que están disponibles productos, publicaciones o servicios psicológicos, los psicólogos no presentan su afiliación en alguna organización en una forma que implique falsamente que esa organización los patrocina o certifica. Las declaraciones públicas incluyen comunicaciones en periódicos, libros, listas, directorios, televisión, radio, internet o películas, aunque no se limitan a ellos. No deben contener: 1)declaraciones falsas, fraudulentas, engañosas o injustas; 2) interpretaciones errónea de un hecho, o una declaración que pueda confundir porque en ese contexto revela sólo una parte de los hechos pertinentes; 3) un testimonio de un paciente en relación con la calidad de los servicios o productos

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de un psicólogo; 4)una declaración que tenga intención o probabilidades de crear expectativas falsas o injustificadas de resultados favorables; 5) una declaración que implique habilidades únicas o poco usuales; 6)una declaración que tenga intención o probabilidades de apelar a los temores, angustias, emociones de un cliente en relación con las posibles consecuencias de no obtener los servicios ofrecidos; 7) un declaración que indique que el servicio ofrecido es relativamente deseable.

c. Los psicólogos no deben compensar o dar algo de valor a los representantes de la prensa, radio, televisión u otros medios de comunicación a cambio de publicidad profesional o en anticipación a ella. Un anuncio pagado se debe identificar como tal, a menos que pueda verse el contexto que es un anuncio pagado. Si el anuncio se va hacer llegar al público por medio de la radio o la televisión, deberá ser grabado previamente y aprobado por los psicólogos para su transmisión, y el psicólogo debe conservar una grabación de la transmisión.

d. Los anuncios de “grupos de crecimiento personal”, clínicas y agencias dan una clara declaración de propósito y una inequívoca descripción de las experiencias que se van a proporcionar.

e. Los psicólogos relacionados con el desarrollo o la promoción de artefactos, libros u otros productos ofrecidos para venta deben hacer esfuerzos razonables para asegurarse de que los anuncios se presenten en una forma profesional, científicamente aceptable y objetivamente informativa.

f. Los psicólogos no deben participar, a cambio de una retribución personal en anuncios comerciales que recomienden al público la venta o uso de productos o servicios patentados o de una sola fuente cuando esa participación se basa únicamente en su identificación como psicólogos.

g. Los psicólogos deben presentar la ciencia de la psicología y ofrecer sus servicios, productos y publicaciones en forma justa y exacta, evitando presentarlas en forma equivocada mediante sensacionalismo, exageración o superficialidad. A los psicólogos los guía la obligación primordial de ayudar al público a elaborar juicios, opiniones y hacer elecciones informada.

h. Como maestros, los psicólogos deben asegurarse de que sus declaraciones en catálogos y bocetos de cursos sean exactas y no sean engañosas particularmente en términos de las materias que se van a cubrir, las bases para evaluar el progreso y la naturaleza de las experiencias en curso. Los anuncios, folletos o publicidad que describen con precisión el tipo de público al que le conviene el programa, así como los requisitos de elegibilidad, los objetivos educacionales y la naturaleza de los materiales que se van a cubrir. Estos anuncios también deben escribir con exactitud los estudios, el adiestramiento y la experiencia de los psicólogos que presentan los participantes de la investigación.

i. Los anuncios públicos que soliciten participantes para las investigaciones, en los cuales se ofrecen como alicientes servicios clínicos u otros servicios profesionales deben dejar clara la naturaleza de los servicios así como los costos y otras obligaciones que han de aceptar los participantes de la investigación.

j. Los psicólogos aceptan la obligación de corregir a todos aquellos que representen a su profesión, y a las asociaciones que proporcionan productos y servicios en forma incompatible con estas guías.

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k. El diagnóstico individual y los servicios terapéuticos se deben proporcionar únicamente en el contexto de una relación psicológica profesional. Cuando se da consejo personal por medio de una conferencia o demostración pública, o de artículos en periódicos o revistas, el psicólogo debe utilizar los datos pertinentes más actualizados y ejercer el más alto nivel de criterio profesional.

l. Los productos que se describen o se presentan por medio de conferencias o demostraciones públicas, artículos en periódicos o revistas y programas de radio o televisión o medios de comunicación similares, deben seguir las mismas normas reconocidas que existen en el contexto de una relación profesional.

Finalización del tratamiento. Para finalizar el tratamiento con un paciente, el psicólogo deberá buscar la manera de hacerlo de mutuo acuerdo. Sin embargo, si se elige discontinuarlo, deberá responder a las necesidades y solicitudes del paciente de informarse sobre alternativas posibles fuentes de tratamiento. Si es necesario, se deberá tomar las medidas adecuadas para proteger al paciente y al público.

a. No deberá obligarse al paciente a continuar un tratamiento o “amenazarlo” con que el padecimiento “volverá nuevamente” a presentarse de una manera más grave.

b. Los psicólogos deben terminar una relación clínica o de consulta cuando es razonablemente claro que el consumidor a encontrar otras fuentes alternativas.

Arreglos Financieros. Todos los honorarios y arreglos financieros serán ampliamente expuestos y aceptados por el usuario de los servicios psicológicos o en el caso de un ajusto de honorarios, deberán ser anunciados previo a su implementación. Las relaciones de negocios entre ambas partes deberán ser evitadas.

a. Los psicólogos deben hacer de antemano los arreglos financieros que salvaguarden los mejores intereses de sus clientes, y procurara que éstos los entienden claramente. No dan ni reciben ninguna remuneración por permitir clientes para que reciban servicios a un trabajo por el que reciban poca o ninguna remuneración financiera.

b. El psicólogo reconoce sus necesidades y la influencia que tiene frente a sus usuarios, por lo que evita explorar la confianza y dependencia de éstos.

c. El psicólogo que acepta tratar a un cliente a solicitud de un tercero asume la responsabilidad de aclarar a todos los interesados la naturaleza de su relación.

d. El psicólogo establece con antelación sus cuotas o comunica éstas con claridad. No proporciona ni recibe remuneración por referir clientes y contribuye con trabajos poco o no remunerados.

e. El psicólogo termina se servicio cuando el cliente no está derivando beneficios del mismo y ofrece alternativas de asistencia.

f. Los honorarios deben limitarse a las actividades prestadas al cliente, y deben hacerse en la forma y en la cantidad que se le anuncia específicamente.

g. Es poco ético el referir a los clientes a otros psicólogos para dividir la paga entre los dos. Así se provoca la desconfianza de los clientes con respectos a la profesión.

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Deterioro personal. Un psicólogo podrá informar al órgano apropiado de su organización (con la debida consideración por la confidencialidad) que cualquier profesional de la psicología, incluyéndose a sí mismo, está mostrando deterioro en su capacidad ética o profesional.

a. Los psicólogos se dan cuenta en todo momento de sus propias necesidades y de su posición potencialmente influyente en relación con sus clientes, empleados, subordinados, etc. Deben evitar explotar la confianza y la dependencia de esas personas. Los psicólogos deben hacer toda clase de esfuerzos para evitar las relaciones duales que puedan menos cabrá su juicio profesional o aumentar el riesgo de la explotación. Algunos ejemplos de estas relaciones duales (aunque no son los únicos) incluyen la investigación o el tratamiento de empleados, estudiantes, personas que reciben supervisión, amigos íntimos, o parientes.

Relaciones interpersonales. Entendidas como la apertura a la diversidad teórico-conceptual, así como ala colaboración, intercambio de información, comunicación y señoría con colegas de otras especialidades, instituciones y profesiones, con el objeto de realizar trabajos interdisciplinarios que permitan mayor beneficio en el desempeño profesional y para los usuarios del servicio. Los psicólogos deben actuar con la debida consideración por las necesidades, competencias especiales y obligaciones de sus colegas en psicología y en otras profesiones.

a. Los psicólogos deben conocer y tomar en cuenta las tradiciones y costumbres de otros grupos profesionales con los cuales trabajan, y cooperar plenamente con esos grupos. Si una persona recibe servicios similares de otro profesional, los psicólogos no deben ofrecer sus propios servicios directamente a esa persona.

b. Los psicólogos que emplean o supervisan a otros profesionales o profesionales en adiestramiento, aceptan la obligación de facilitar el desarrollo profesional ulterior de estos individuos. Proporcionan condiciones de trabajo apropiadas, evaluaciones oportunas, consultas constructivas y oportunidades para obtener experiencia.

c. Los psicólogos no deben explotar sexualmente ni de ninguna otra manera sus relaciones profesionales con sus clientes, con personas a quienes supervisan, estudiantes, empleados o participantes en investigaciones.

d. Se debe dar reconocimiento en las publicaciones a aquellos que han contribuido a realizarlos en proporciones a su aportación profesional. Se debe reconocer por medio de menciones específicas el material publicado y sin publicar que ha influido directamente en la investigación o redacción. El psicólogo que recopila y edita material de otras personas para publicación lo debe publicar bajo el nombre del grupo que lo originó, si es apropiado, con su propio nombre como director o editor. Se debe reconocer a todas las personas que contribuyeron a la publicación.

e. Cuando un psicólogo se entera de que otro colega ha violado ética, si le parece apropiado, debe intentar resolver el problema informalmente al presentar la queja de conducta a la atención desinteresada. Si la falta es de poca importancia o

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parece deberse a una falta se sensibilidad, conocimientos o experiencia (o de las tres cosas), generalmente lo apropiado es esa solución informal. Esos esfuerzos correctivos informarles deben tomar en cuenta cualquier derecho de confidencialidad que esté involucrado. Si la violación no parece susceptible de resolverse informalmente, o es de una naturaleza más grave, el psicólogo la debe poner en conocimiento del comité de ética y conducta profesional que exista a nivel local, estatal o nacional.

Bienestar del Usuario. La posición profesional, su autoridad y su información confidencial no será utilizada para coaccionar a los pacientes o para obtener beneficios para el psicólogo o a ningún tercero. Los psicólogos deberán respetar la integridad y proteger el bienestar de la gente y los grupos con los que trabajan. Cuando hay un conflicto de interés entre un cliente y la institución para la cual trabaja el psicólogo, éste debe poner en claro la naturaleza y la dirección de sus lealtades y responsabilidades y mantener informadas de sus compromisos a todas las partes que tienen que ver con el asunto.

a. Los psicólogos deben informar plenamente a los usuarios del propósito y la naturaleza de un procedimiento de evaluación, de tratamiento educacional o de adiestramiento, y reconocer libremente que los clientes, estudiantes o participantes en investigaciones tienen libertad de elección o respecto a la participación. No tendrán relaciones sexuales con sus clientes, pacientes no con los estudiantes que supervisa.

b. Cuando un psicólogo acepta proporcionar servicios a un cliente da solicitud de una tercera persona, el psicólogo asume la responsabilidad de aclarar la naturaleza de las relaciones a todas las partes interesadas.

c. Cuando las demandas de una organización requiere que los psicólogos violen estos Principios Éticos, deben aclarar la naturaleza del conflicto entre la demanda y estos principios. Los psicólogos deben informar a todas las partes interesadas de sus responsabilidades éticas, y tomas las medidas apropiadas.

Relación Profesional Voluntaria. La relación profesional con un paciente es puramente voluntaria y el paciente puede discontinuar el tratamiento, o buscar otro tratamiento o consejo en cualquier momento. Investigaciones. La decisión de emprender investigaciones descansa en el juicio de cada psicólogo sobre el cuál es lamedor manera de contribuir a la ciencia psicológica y al bienestar humano. Habiendo tomado la decisión de realizar investigaciones, el psicólogo considera otras direcciones opcionales hacia las cuales podría dirigir las energías y los recursos de la investigación. Sobre la base de esta consideración, el psicólogo debe llevar a cabo la investigación con respeto e interés por la dignidad y el bienestar de la gente que participa, y con conocimientos sobre los reglamentos federales y estatales y las normas profesionales que gobiernan las investigaciones con participantes humanos.

a. Las investigaciones con grupos humanos que implique la aplicación de cuestionarios o Test deberán ser retro alimentadas o reportadas a instituciones

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oficiales. En cuanto a estudios con animales el Psicólogo seguirá la Norma Técnica correspondiente.

b. El profesional que estudia a los seres humanos respeta la dignidad y bienestar de los participantes y tiene pleno conocimiento de las leyes y principios éticos que gobiernan la investigación con personas.

c. El investigador debe establecer un contrato claro y justo con los participantes informar ampliamente a los mismos y obtener su consentimiento antes de iniciar el trabajo, está igualmente comprometido a cumplir las obligaciones y promesas que contraiga con los participantes. Los niños y quienes por otras limitaciones no pueden comprender con claridad requieren procedimientos especiales de protección.

d. La metodología de algunos estudios pide que se trabaje a ciegas o con engaño, el psicólogo debe determinar si tal exigencia está justificada, velar acuciosamente por los intereses del participante y explicar la situación en cuanto sea posible.

e. El participante debe conocer los riesgos y peligros que conlleva su participación y tener acceso al investigador cuando se susciten situaciones que demanden su presencia.

f. Después de obtener los datos el investigador está obligado a informar al participante de la naturaleza del estudio y a contestarle las dudas que hayan surgido.

g. Cuando los procedimientos de investigación provoquen consecuencias indeseables se está obligado a un seguimiento incluso a larga plazo para detectar y corregir tales efectos.

h. La información que se obtiene de un participante es confidencial a menos que se haya asentado lo contrario antes de obtener el consentimiento de participar.

i. Deben estar conscientes de su obligación hacia los futuros trabajadores de la investigación, y asegurarse que las instituciones que los patrocinan reciben una información adecuada sobre la investigación y un reconocimiento adecuado por sus contribuciones.

j. Al planear un estudio, el investigador tiene la responsabilidad de hacer una cuidadosa evaluación de su aceptabilidad ética. En la medida en que la consideración de los valores científicos y humanos indique que se ha comprometido algún principio, el investigador incurre en una obligación correspondiente grave de buscar consejo ético y de observar medidas de seguridad estrictas para proteger los derechos de los participantes humanos.

k. Una responsabilidad ética primordial del investigador es considerar si las personas que participan en un estudio planeado serán sometidas a un riesgo mínimo de acuerdo con los criterios reconocidos.

l. El investigador siempre conserva la responsabilidad de asegurarse que se respete la ética en la investigación. El investigador también es responsable de que los colaboradores, ayudantes, estudiantes y empleados traten éticamente a los participantes en la investigación, y a su vez todos ellos incurren en obligaciones similares.

m. Los requisitos metodológicos de un estudio pueden hacer que sea necesario usar la ocultación o el engaño. Antes de comprender un estudio de este tipo, el investigador tiene las siguientes responsabilidades especiales: 1) Determinar si

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el uso de estas técnicas está justificado por el valor científico, educacional o aplicado que se atribuya al estudio 2) determinar si se cuenta con otros procedimientos que no utilicen la ocultación ni el engaño. 3) Asegurarse que proporcionen a los participantes suficientes explicaciones lo más pronto posible.

n. El investigador debe respetar la libertad del individuo para no prestarse a participar en la investigación o para retirarse de ella en cualquier momento. La obligación de proteger esta libertad requiere consideración cuidadosa cuando el investigador está una posición de autoridad o influencia sobre el participante. Esa posición de autoridad incluye las situaciones (aunque no está limitada a ellas) en que la participación en la investigación se requiere como parte de un empleo o cuando el participante es un estudiante, cliente o empleado del investigador.

o. El investigador debe proteger a los participantes de las incomodidades, daños y peligros físicos y mentales que puedan surgir del proceso de investigación. Si existen riesgos de esas consecuencias, el investigador tiene la obligación de informar de ello al participante. No se deben usar procedimientos de investigación que probablemente causen daños graves o durables a un participante, salvo que el hecho de no usarlos los expusiera a un riesgo o daño mayor, o a menos que la investigación tenga un gran beneficio potencial y se obtenga de cada participante de la forma en que se puede poner en contacto con el investigador dentro de un período de un tiempo razonable después de la participación, en caso que surjan tensiones, daños potenciales o problemas relacionados.

p. Después de que se reúnen los datos, el investigador proporciona al participante información sobre la naturaleza del estudio y trata de quitar cualquier idea errónea que pueda haber surgido. Cuando los valores científicos o humanitarios justifican que se retrase o se retenga información, el investigador incurre en una responsabilidad especial de vigilar la investigación y de asegurarse que no haya consecuencias dañinas para el participante.

q. Cuando los procedimientos de investigación producen consecuencias indeseables para cada participante, el investigador tiene la responsabilidad de descubrir y eliminar o corregir estas consecuencias, incluyendo los efectos a largo plazo.

r. La información obtenida acerca de un participante en la investigación durante el curso de la misma es confidencial a menos que se haya acordado otra cosa de antemano. Cuando existe la posibilidad, junto con los planes para proteger la confidencialidad, se le explica al participante como parte del procedimiento para obtener el consentimiento informado.

Derechos Humanos. Ningún profesional de la psicología a sabiendas participará o facilitará la violación de los derechos humanos básicos de ningún individuo definidos por la Declaración de los Derechos Humanos emitida por la ONU. Cualquier hombre debe ser considerado como normal mientras no repruebe lo contrario. El hombre normal no sólo posee libertad teórica sino que tiene realmente uso de la misma.

a. Los psicólogos respetan la dignidad y el valor del individuo y se esfuerzan por preservar y proteger los derechos humanos fundamentales.

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b. Están dedicados a incrementar los conocimientos sobre la conducta humana y la comprensión de la gente sobre sí misma y sobre los demás, y a utilizar esos conocimientos por promover el bienestar humano.

c. Al mismo tiempo que persiguen estos objetivos, hacen toda clase de esfuerzos por proteger el bienestar de aquellos que solicitan sus servicios.

d. Usan sus destrezas sólo para propósitos que concuerdan con estos valores, y no permiten, a sabiendas, que otras personas les den un mal uso. A la vez que demandan para sí mismos libertad de indagación y comunicación, los psicólogos aceptan la responsabilidad que esta libertad requiere: competencia, objetividad en la aplicación de sus habilidades, e interés por lo que le conviene a los clientes, colegas, estudiantes, participantes en investigaciones y la sociedad

LOS VALORES ÉTICOS CAPACIDAD PROFESIONAL. El psicólogo cuenta con preparación académica, actualización constante, experiencia profesional, actitudes, habilidades y destrezas necesarias, para prestar los servicios que ofrece y para reconocer por medio de sus capacidades de autoconocimiento y autocrítica sus alcances, limitaciones y áreas de competencia en su actividad profesional.

a. Los psicólogos reconocen la necesidad de continuar su educación y están abiertos a nuevos procedimientos y cambios en las expectativas y valores a través del tiempo. Se mantiene actualizado en los conocimientos científicos profesionales.

b. El psicólogo ostenta únicamente los grados académicos acreditados en una institución reconocida.

c. Reconoce la necesidad de la educación continua y es flexible para aceptar nuevos conocimientos.

d. Tiene conocimientos sobre problemas de construcción, medición y validación de los instrumentos que emplea.

e. Los psicólogos reconocen los problemas y conflictos personales pueden interferir con la eficacia profesional. En consecuencia, se abstienen de emprender cualquier actividad en que sus problemas personales probablemente conduzcan a una actuación inadecuada o a dañar a un cliente, colega, estudiante o participante en investigación.

f. Si se dan cuenta de que tienen problemas personales cuando desempeñan alguna actividad de este tipo, buscan ayuda profesional competente para determinar si deben suspender, terminar o limitar el radio de acción de sus actividades profesionales o científicamente o de ambas.

COMPETENCIA. El mantenimiento de altos niveles de competencia es una responsabilidad que comparten todos los psicólogos en el interés del público y de la profesión en general. Los psicólogos reconocen los linderos de de su competencia y las limitaciones de sus técnicas. Solo proporcionan servicios y sólo usan técnicas para los cuales están capacitados debido a su adiestramiento y experiencia. En aquellos

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campos en que aún no existen normas reconocidas, los psicólogos toman las precauciones necesarias para proteger el bienestar de sus clientes. Se mantienen al corriente d la información científica y profesional actual en relación con los servicios que prestan.

a. Los principios exponen con exactitud su competencia, educación, adiestramiento y experiencia. Presentan como pruebas de sus dotes educacionales sólo aquellos grados académicos obtenidos de instituciones aceptables bajo la normatividad de la SEP.

b. Los psicólogos reconocen las diferencias entre la gente, como las que pueden estar relacionadas con la edad, el sexo y los antecedentes socioeconómicos y étnicos. Cuando es necesario, obtienen adiestramiento, experiencia o consejo para asegurarse que realicen un servicio o investigación competente en relación con aquellas personas.

c. Los psicólogos responsables de las decisiones relacionadas con individuos o políticas basadas en los resultados de sus pruebas deben haber estudiado las mediciones psicológicas o educacionales, los problemas de la validación y las pruebas de investigación.

COFIDENCIALIDAD. El psicólogo debe ser discreto, guardando y protegiendo la información que obtiene en sus relaciones profesionales, con el objeto de salvaguardar la integridad de la persona y la confianza depositada por el usuario. Si el psicólogo requiere presentar sus experiencias con fines legales, académicos, terapéuticos o de difusión de hallazgos deben mantener el anonimato de sus consultantes u obtener la autorización explícita de los mismos o de su representante legal, excepto en aquellas circunstancias poco usuales en que el hecho de no revelarla pondría en un peligro evidente a la persona u otras personas. En el momento apropiado, los psicólogos deben informar a sus clientes de los límites legales de la confidencialidad.

a. La información obtenida en relaciones clínicas o de consulta, o los datos de evaluación relacionados con niños, estudiantes, empleados y otras personas, se mencionan únicamente para propósitos profesionales y sólo con personas que tienen que ver claramente con el caso. Los informes escritos y orales presentan sólo datos relativos el propósito de la evaluación y se hace toda clase de esfuerzas para evitar una invasión indebida a la vida privada.

b. Los psicólogos que presentan información personal obtenida durante el curso del trabajo profesional en escritos, conferencias u otros foros públicos deben obtener previamente el consentimiento para hacerlo o disfrazar adecuadamente toda información que pueda identificar a los protagonistas.

c. Los psicólogos deben tomar precauciones para mantener la confidencialidad al guardar los expedientes o al deshacerse de ellos.

d. Cuando trabajan con menores de edad u otras personas que no están capacitadas para dar un consentimiento voluntario e informado, los psicólogos deben tener cuidado especial de proteger los intereses de estas personas.

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ECOLOGÍA. El psicólogo busca en su trabajo promover la relación armónica del sujeto con su medio ambiente; aprovechando de manera racional los recursos naturales y respetando en especial los espacios vitales de las personas de las especies animales y vegetales.

a. El objetivo de la profesión del psicólogo es el bien de los seres humanos. El psicólogo dedica su vida a la solución de los problemas de sus semejantes para lograr su buena adaptación al medio en el que vive.

b. Debe compartir lo que aprende lo que descubre con sus colegas de todas partes del mundo. No debe contentarse solamente con limitas sus actividades a la solución de los problemas que se le presentan, sino que es necesario dedique su ingenio y su experiencia a la prevención de estos problemas.

c. El psicólogo deberá prestarse para la ayuda en caso de desastres naturales o tecnológicos.

HONESTIDAD. Se entiende como la capacidad para desempeñar y/o dar a conocer con veracidad los resultados obtenidos, buscar su objetividad y ser claros en las metas pretendidas. El psicólogo debe ser un hombre honrado, perito en su ciencia y experto en el arte de aplicarla a los demás hombres, y debe tener delante de los ojos que maneja el aspecto más delicado de la vida del hombre: su aspecto mental. Cualquier error o equivocación que se cometa en este campo tiene repercusiones incalculables.

a. El psicólogo es sincero y congruente sin anteponer intereses personales en su quehacer profesional y toman en cuenta las normas establecidas para esta profesión.

b. Se mantendrá una relación honesta con cada usuario, sujeta a las restricciones profesionales razonables, no engañará a sus pacientes ni familiares, ni incurrirá en ningún tipo de fraude, engaño o coerción.

c. El psicólogo debe defender la dignidad y el honor de su profesión. d. El psicólogo debe salvaguardar la profesión en contra de los que presentan

características morales deficiente o educación inadecuada. e. El psicólogo debe también exponer públicamente, sin miedo, la conducta

corrompida o incompetente de otros miembros de la profesión. JUSTICIA. La justicia es la promoción de la equidad que permite que cada varón y cada mujer obtengan lo que les corresponde. a. El psicólogo deberá prestar un servicio a personas que no teniendo recursos

económicos de ayuda, enfrenten procesos de carácter legal. b. La participación del psicólogo en una organización gremial debe ser siempre

equitativa y se debe vigilar que se cumplan los derechos y obligaciones. RESPETO. Entendido como la capacidad de reconocer, comprender y tolera las diferencias individuales, sociales y culturales, evitando imponer las propias; así como promover y proteger el principio de la dignidad humana y los derechos universales del hombre, encaminados a bien común, a través de la escucha y la empatía que nos permiten aceptarnos a nosotros mismos y a los demás.

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El respeto por la persona incorpora al menos dos convicciones éticas: primera, que los individuos deberías ser tratados como entes autónomos (individuo capaz de deliberar sobre sus objetivos personales y actuar bajo la dirección de esta deliberación) y segunda, que las personas cuya autonomía está disminuida debe de ser objeto de su protección.

a. Respetar la autonomía es dar valor a la opiniones y elecciones de la personas así consideradas y abstenerse de obstruir sus acciones, a menos que estas produzcan un claro prejuicio a otros.

b. La beneficencia con el usuario plantea dos reglas que la sacan de la maleficencia, 1.no hacer daños y 2: extremar los posibles beneficios y minimizar los posibles riesgos.

RESPONSABILIDAD. Significa el asumir los compromisos adquiridos con uno mismo, con los demás, con la sociedad en general y con la profesión, así como el reconocer las consecuencias de nuestros actos y acciones, dando lo mejor de nosotros mismos para proporcionar la ayuda solicitada y cumplir con las tareas propias de la profesión (puntualidad, calidad, eficiencia y efectividad) promoviendo siempre una mejor calidad de vida en las personas.

a. Como científicos, el psicólogo acepta la responsabilidad de seleccionar sus temas de investigación y los métodos usados en investigaciones, análisis e informes. Planean su investigación de tal manera que se reduzca al mínimo la posibilidad de que sus descubrimientos sean engañosos. Discuten totalmente las limitaciones de sus datos, especialmente cuando su trabajo alude a la política social. Al publicar los informes de su trabajo, nunca suprimen datos que no lo confirmen y reconocen la existencia de otras hipótesis y explicaciones de sus descubrimientos. El psicólogo sólo se atribuyen en el trabajo que han hecho realmente.

b. El psicólogo tiene la responsabilidad de tratar de impedir que las instituciones o las agencias para las que trabajan deformen, supriman o den mal uso a sus descubrimientos psicológicos.

c. Como miembros de organismos del gobierno o de organizaciones, los psicólogos siguen siendo responsables, como individuos, del cumplimiento de las normas más altas de su profesión.

d. Como maestro, el psicólogo reconoce su obligación primordial de ayudar a otros a adquirir conocimientos y destrezas. Mantiene altas normas académicas al presentar la información psicológica en forma objetiva, completa y exacta.

DISCUSIONES SOBRE LA ÉTICA La ética La clínica consiste en la toma de decisiones concretas de tipo diagnóstico y terapéutico, por lo general en condiciones de certidumbre. El clínico es primeramente un decidor y su problema básico es como tomar decisiones que merezcan el calificativo de racionales, aun careciendo de certeza o incluso teniendo un elevado coeficiente de incertidumbre.

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“Ojo clínico” es una cualidad intransferible dada por experiencia, de ahí la importancia del método es tanto mayor cuanto más ambigua sean las experiencias. La clínica no sería posible si el médico hubiera de actuar sólo en situaciones de certeza. El elemento básico de la información cñínica no es otro que el aprendizaje de la toma de decisiones incierta pero racional. Estas decisiones son de dos tipos: una de orden técnico tal proceso, otra es de orden ético si debe hacerse caso al paciente cuando éste se niega a recibir tratamiento, si debe informársele, cuando y cuanto. La metodología diagnóstica y terapéutica es la estructura de la historia clínica. Los Precedentes. La ética médica clásica defendió siempre la existencia de un Código ético de preceptos y obligaciones, que debía de ser cumplidos por todas las personas sin discusión. Este Código Único se consideraba por lo general relevado, y en consecuencia indiscutible, haciendo legitimando al médico como gobernante, responsable del cuerpo de sus pacientes, y vigilante del cumplimiento del código ético en el ámbito concreto de su actividad profesional: Clínica ética y política son actividades relacionadas íntimamente. El Código Único se ha expresado tradicionalmente en forma de leyes, preceptos o mandamientos. La deontología médica tiene un carácter jurisprudencial, se trata de la asunción por parte de las autoridades profesionales de ciertas funciones sancionadoras, evitando así que determinadas faltas pasen a la jurisdicción ordinaria. Este Código está perneado de los preceptos de moral cristiana, interpretándose de acuerdo con el Derecho Canónico. PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS El término de bioética apareció por primera vez en 1970 para designar los problemas éticos planteados por los espectaculares avances en las ciencias biológicas y medica, la irrupción tecnológica y sus posibles riesgos hacen que se introduzcan aspectos éticos en los planes de estudio de las facultades de medicina norteamericanas. El primer debate fue: ¿Quién enseña bioética: los filósofos o el medico? ¿Quien determina la ética de un Psicólogo: El Profesional o el Usuario? En el libro “ Principie of Biomedical Ethics” 1979, Beauchamp, T.L. y Childress, J.F. argumenta principios para la practica clínica, independientemente de las discrepancias teóricas, ya que no tendrán porque impedir el acuerdo entre reglas (principios y procedimientos), los teleogístas y deontologístas pueden aceptar el sistema de principios, su aportación mayor es la distinción entre la No-maleficencias y la Beneficencias: “ Todos nos consideramos mas obligados a no hacer el mal a otros que a hacerles el bien, la obligación de no hacer mal es mayor que la de hacer el bien” ¿matar que dejar morir? no es lo mismo, el segundo puede, debe y tiene que ser permitido. Otros dos miembros de la Matinal Comisión R. Jonson y Toulmin interpretaron el procedimiento de formas diferentes, en su libro The abuse of Casuistry (procedimiento casuístico) retoman la tradición Aristotélica sobre la deliberación sobre casos

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concretos, para demostrar que en ética el procedimiento no debe partir nunca de los principios sino de las situaciones individuales. El resultado son juicios que solo pueden aspirar a ser probables, no ciertos, la razón moral nunca es capaz de funcionar al modo de la razón matemática, no puede fundarse en “axiomas” o “principios” absolutamente demostrable y cierto sino solo probable. En su libro “Clinical Ethics”, Josen, Siegler y Winslade, proponen los siguientes tópicos bioéticos: I. El caso clínico II. Comentario moral Criterio medico: a) Enfermedades ACRE (agudas, reversibles, eficaz diagnostico y tratamiento); b) Enfermedades CID (Criticas, irreversibles, deletreas o mortales): Decisión de suspensión de ayuda medica eficaz; Ordenes de no reanimar; y. Muerte cerebral; c) Enfermedades CEPA (crónicas, eficaz diagnostico, tratamiento paliativo, ambulatorias). Preferencias del paciente: a)Naturaleza ética, legal y psicológica de las preferencias del paciente; b) Competencia y capacidad para consentir o rehusar un tratamiento; c) Consentimiento informado y rechazado del tratamiento; d) Testamentos biológicos; e) Consentimiento de los allegados y consentimiento presunto; f) Preferencias de los menores; g) La desobediencia y las pacientes “difíciles”. Calidad de vida: a) Calidad de vida y supresión de terapéuticas ineficaces; b) Calidad de muerte y eutanasia; c) El tratamiento del dolor en pacientes terminales; y, d) Suicidio. Factores socioeconómicos: a) El papel de las partes interesadas distintas del paciente ejemplo: los familiares; b) el costo de la asistencia sanitaria; c) La distribución de los recursos sanitarios; d) la investigación; e) La enseñanza médica, y, f) Salud y bienestar de la comunidad. II. Consejo moral

1. Escala ética: a) Preferencias del paciente; b) Indicaciones médicas; c) Calidad de vida, d) factores socioeconómicos.

2. Consideraciones morales El encuentro de I y II con la escala permite juzgar las razones y considerar el acto como:

a) Permitido b) Obligatorio c) Prohibido

La ética de las virtudes considera que debe atenderse todo desempeño, sobre todo los casos normales, los más frecuentes y menos llamativos, teniendo que ver con los hábitos y las actitudes de los profesionales de la salud.

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La “Philosophival Ethic”, de L. Beauchamp propone una tabla de correlaciones entre principios y virtudes, siendo un intento por integrar ambos enfoques, siendo las éticas de actos, como son las basadas en principios, acaba plasmándose en hábitos, es decir en virtudes.

Principios fundamentales (conocimiento y habilidades)

Virtudes primarias (actitudes)

Autonomía Respeto a la autonomía

No maleficencia No malevolencia

Beneficencia Benevolencia

Justicias Equidad

Reglas derivadas Virtudes secundarias

Veracidad Sinceridad

Secreto Confidencia

Intimidad Respeto a la intimidad

Fidelidad Fe

Acciones ideales Virtudes ideales

Perdón Perdón

Beneficencia Benevolencia

Actuar Misericordiosamente Misericordia

Dar generosamente Generosidad

El enfoque narrativo (David B. Burrel, “The Standar Account of Moral Rationaity”) tiene en común con el casuístico, el rechazo de toda razón abstracta y especulativa, rechaza cualquier sistema de principios universales, pero la razón camítica contextualiza adecuadamente el caso y no acaba de comprenderlo en su integridad, pues se basa en actos morales en tanto que la narrativa se fija más en el carácter moral, “ el carácter y las nociones morales sólo adquieren sentido en una narrativa; y su explicación están en íntima dependencia, razón por la cual los desacuerdos morales conllevan historias explicativas rivales”. La clínica y la ética se asemejan en que ambas han de decidir sobre seres humanos, y sobre hombres que se hallan en situaciones comprometidas y conflictivas. El procedimiento clásico es la historia clínica. ¿Tiene sentido prolongar el método clínico, hasta convertirlo en el método propio de la ética clínica? En 1978 se publicó el artículo titulado “Training in Medical Ethics: An Ethical Workup”, lo que se escribe a continuación es el procedimiento modificado en 1990. PROCEDIMIENTO DE DAVID C. TOMASMA (1990)

1. Describe todos los hechos del caso. Asegúrate de investigar cada hecho médico no presente en el caso, pero posiblemente relevante para su resolución.

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2. Describe los valores relevantes de los médicos, los pacientes, los miembros de la casa y los del hospital, el propio hospital y la sociedad. Esta no será una lista exhaustiva.

3. Determina el principal valor amenazado, ejemplo ¿es un caso de cura en contra de los deseos de los pacientes?

4. determinar los posibles cursos de acción que pueden proteger en ese caso concreto el mayor número.

5. Elige un curso de acción. 6. defiende este curso de acción a partir de los valores que le fundamentan,

ejemplo. ¿Por qué elegir un valor sobre otro en este caso? En 1981 se publicó en American Phychology, la versión de los “principios éticos del psicólogo”, dicha versión que a continuación se comenta es el resultado de una revisión de los Estandares éticos de los psicólogos de 1979. Preámbulo. EL psicólogo respeta la dignidad, y el valor del individuo y la lucha por la preservación de los derechos humanos fundamentales. Se compromete a incrementar el conocimiento de la conducta humana, y a emplear tal conocimiento en pro del bienestar social promoviendo en las personas la comprensión de sí mismas y de los demás. Por lo mismo, en el desempeño de sus labores se esfuerza por proteger a la persona que solicita su ayuda y/o participa como sujeto de estudio; con objeto de cumplir dichos propósitos exige libertad de comunicación y cuestionamiento y acepta la responsabilidad que esto conlleva: la de ser competente y objetivo en la aplicación de sus habilidades y el velar por los intereses de todo aquel que se relaciones con su trabajo, asegurándose además que sus colegas se suscriban a los mismo ideales y valores. Los principios con los que se compromete comprenden básicamente diez áreas: 1) responsabilidad, 2) competencia profesional 3) normas morales, 4) declaraciones públicas, 5)confidencialidad, 6) bienestar del cliente o consumidor, 7) relaciones profesionales 8) técnicas de evaluación, 9) investigación con seres humanos y 10) cuidado y uso de los animales. La ética en el ejercicio laboral “El hombre moral no es meramente aquel que desea hacer lo que es correcto y lo hace, ni el hombre sin culpa, sino aquel que es consciente de lo que está haciendo”. Resulta claro que el Psicólogo, amén de conocer los campos en los que aplicará su bagaje de conocimientos teóricos, debe estar consciente de recursos y limitaciones; de los principios de ética que gobiernan el ejercicio de su profesión así como de la necesidad de una continua capacitación que si joven ciencia le demanda. De aquí se desprende la necesidad de plantearse una serie de cuestionamientos éticos y filosóficos, pues de la actitud que asuma el psicólogo frente a su responsabilidad social dependerá su eficiencia profesional y realización personal.

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Entre estos cuestionamientos se hace mención a los siguientes: 1. ¿Cuál es mi concepción del hombre? 2. ¿Cuál es mi concepción del mundo? 3. ¿Cuál es mi concepción de la sociedad? 4. Cuáles son mis principios y mi jerarquía de valores?

Estas preguntas se plantean para que el psicólogo tome conciencia de una serie de premisas, ideas, prejuicios, opciones y actitudes que posee y que el conocerlas le permitirán independientemente del campo de aplicación al que se dedique, debe contar con la capacidad para establecer relaciones afectivas profundas que promuevan el desarrollo individual y social. A este respecto, es importante que se haga las siguientes consideraciones en su proceso de relación interpersonal (siguiendo las tres dimensiones que señalan Berman y Lief, 1975).

1. Poder: ¿puedo compartir con el otro? ¿prefiero tener el control de l relación? 2. Intimidad: ¿Qué tan cerca de la persona puedo trabajar? ¿cuál es la distancia

afectiva en donde me siento a gusto? 3. Inclusión y exclusión: ¿Quién o quienes más pueden o quieren participar en esta

relación?, ¿puedo o quiero participar en esta relación? Y en otras dimensiones que señala Lartigue (1980). 4. ¿Qué tan capaz soy de soltar, de no retener, de permitir que el otro siga su propio camino? 5. ¿Qué tanto dolor, angustia, alegría y gozo puedo tolerar y acompañar? 6. ¿Qué tanto conozco y acepto mi patología? ¿cuáles son mis limitaciones y áreas de conflicto? 7. ¿Qué recursos tengo disponibles? ¿en que etapa de mi desarrollo estoy? 8. ¿Cómo influye mi estilo de intervención y de liderazgo en las respuestas de otros? Biro (1979) señala que cuando el psicólogo o no tolera sus afectos los maneja mediante identificaciones proyectivas en sus clientes, dando lugar a un manejo sádico de la profesión, por lo que debe preguntarse que tan satisfechas están sus necesidades básicas, ya que en el ejercicio de su profesión, corre el peligro de usar al otro para cubrir, tapar y7o negar sus carencias internas. Debe preguntarse también con que sentido de honestidad, conciencia y responsabilidad maneja el poder que le da la información que posee de sus clientes, en tanto que es una herramienta con la que se puede destruir o construir. Buscar las respuestas es una responsabilidad profesional de la psicología. Varios autores han cuestionado el tema de los valores éticos del ejercicio profesional del psicólogo. En este libro sólo se mencionarán algunos de ellos dada la amplitud del tema. Rodríguez (1979) señala que todo quehacer está influido por la filosofía particular con respecto a la naturaleza del hombre y la postura que se adopta frente al mismo depende, en gran medida, del modo de ver y valorar las cosas de la posición ideológica y el modelo conceptual con el que se identifique. Si sé considera que en las ciencias del hombre el objeto de estudio es el hombre mismo, la preocupación se hace aún más relevante, ya que trabajar con personas, independientes del método que se utilice, sin contar con una clara jerarquía de

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valores sólo conduce ser aplicado en diversos contextos para distintos fines con muy diferentes actitudes (Biro, 1979) Lafarga (1979) señala que los psicólogos, en cualquier sociedad, por la naturaleza son “modelos de rol”, son modeladores de conductas no tanto por lo que dicen y pretenden hacer, sino por lo que realmente hacen y son, como hombres y profesionales. Su comportamiento ejerce una profunda influencia en todas sus actividades, que puede ser benéfica o nociva depende tanto el grado de congruencia que exista entre los valores explícitos en su practica y las motivaciones que orientan su comportamiento como profesional y persona. Su eficacia en el ejercicio profesional correspondencia entre valores y motivaciones que rigen su actividad. Se entiende aquí como valor la definición que da Lafarga: “Cualquier tipo de motivación o reforzador consciente que en alguna mueve a actuar a la persona para satisfacer necesidades de tipo individual o de tipo social. Los motivadores internos o los reforzadores externos que no son conscientes, ya aunque de hecho mueven la conducta, no son valores en cuanto son conscientes percibidos como motores de comportamiento”. Poner (1970) “Los valores son al mismo tiempo preferencias o actitudes personales y normas o imperativos culturales. Como preferencias profundamente enraizadas en las necesidades del individuo. Como imperativos culturales se refiere a las presiones y normas, que hacen que la vida diaria del hombre sea eficiente y satisfactoria, si han sido adecuadamente asimiladas e internalizadas”. Lafarga plantea que el problema está en que los valores de un individuo o de una sociedad, que son el sustrato o fundamento de las normas, las leyes y los significados, no siempre ni necesariamente coinciden con la motivación que determina la conducta de ese individuo o de esa sociedad. De aquí se desprende el cuestionamiento sobre la jerarquía de valores, sociales y profesionales, que debe tener el psicólogo. Nieto (1979) repregunta si tales valores deben derivarse de los valores de la clase dominante en la economía o en la política, o sí, por el contrario, se deben adoptar los valores que los grupos sociales mayoritarios de país así como los universales, propios del género humano. Como en México no existe ningún organismo que rija y sancione la actividad profesional del psicólogo éste, como señala Rodríguez (1979), se ve obligado a ejercer su criterio de acuerdo con un código ético personal, lo que por desgracia ha dado lugar a la charlatanería y abuso del status profesional. En consecuencia es necesario que el psicólogo mexicano cuente con un sistema de valores claros y explícitos no sólo personal sino también como profesional. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los esquemas de valores representan lo más íntimo y particular de cada individuo, como son sus creencias y la manera de sentir y percibir sus experiencias y la de otros seres humanos. Cuáles serían, entonces, los lineamientos a seguir para concienciar al psicólogo en formación sobre la importancia que tiene una orientación ética en el ejercicio de la profesión, ya sea en el campo. Clínico, educativo, industrial o en la investigación

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científica. Estos lineamientos se pueden establecer de dos maneras por un lado; a través del conocimiento que no puede limitarse al descubrimiento profesional del fenómeno de l a identificación del observador con lo observado o, sino que significa darse cuenta de que los valores de una persona provienen de las etapas tempranas del desarrollo, al igual que los del profesional que se adquieren en las experiencias de aprendizaje durante los años formativos, en sus primeras vinculaciones con el campo de la psicología, y en ellas se basa la formación posterior de la identidad profesional. Por otro lado, en el contexto social, se debe generar conciencia sobre el uso del conocimiento para ejercer poderlo, del uso de los avances de la psicología para someter a los individuos a un régimen político determinado. Es indudable que el psicólogo tiene un deber, un compromiso y una responsabilidad con la sociedad, más no debe utilizar su tecnología para fines de dominio, narcisismo profesional. EL psicólogo puede dejarse dominar por juicios morales y sociales que le conviertan de un profesional que estudia las motivaciones de la conducta, enano que pretenda producir conductas a su imagen y semejanza. En la medida en que el psicólogo logre un mayor autoconocimiento podrá observar mejor la realidad externa y podrá juzgar con un principio de realidad más preciso las justicias o injusticias sociales.

Discusiones Éticas PRIMERA. Una novela escrita por Percy acerca de una medicamento: el sodio pasado quechuaza un efecto similar al de Prozac. Este hombre critica al medicamento pues dice que lo que une al hombre y ala mujer con dios es su sentimiento de culpa, su ansiedad y su soledad y este medicamento pretendía desaparecer algo de cada persona por lo que sus efectos eran negativos. La novela escrita desde una postura católica, es escritor se pregunta si ¿es bueno eso? 8el medicamento). Esto desata un dilema ético acerca del Prozac. Un psiquiatra Aranow asume las consecuencias éticas de los “animadores del humor” convencido por sus efectos provocados en sus pacientes. Este psiquiatra define a los animadores del humor como medicamentos que animan los estados de ánimo clínicamente deprimidos, sin provocar euforia o efectos secundarios. Se formulan una serie de preguntas en relación con la ética de la prescripción médica del prozac. Arnow insistió en que sus colegas pensarán en al consecuencia de una droga inofensiva y si en realidad es necesario usar drogar para mejorar el humor de las personas normales. Muchos médicos desde diferentes posturas criticaron el uso del medicamento para alcanzar una mejora en el humor de los pacientes psiquiátricos además de que en su mayoría estas personas estás consideradas normales y no como pacientes psiquiátricos además de que en su mayoría estos médicos encuentran de acuerdo en que es necesaria la sensibilidad, el dolor, la tristeza, cierto estado depresivo p ara sobrevivir pues no siempre se puede ser feliz y productivo frente a un mundo de respuestas emocionales complejas.

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Otro punto de vista era porque el Prozac al ser un animador del humor podía considerarse como un animador del humor pues el Prozac presta valor a la persona y le permite que emprenda trabajos que anteriormente el paciente no se había arriesgado a realizar. Existe la posibilidad de que el prozac incremente la tolerancia emocional. Lo que hacen algunas psicoterapias, pues nadie puede convivir con el sentimiento de desorganización que sienten las personas sensibles al rechazo. Un estado de comodidad permitido por el uso de prozac. La cura mediante la píldora ha sido tomada como deshumanizadora cuando se compara con la psicoterapia. A los médicos les preocupa que el fármaco reduzca la experiencia de tristeza de una persona que es saludable desde el punto de vista moral del desarrollo y de la adaptación. Esto no es un buen argumento para Kramen, pues la distimia y la hipertimia son de naturaleza humana y por lo tanto no son inmorales La farmacología aspira a liberar al hombre de algunos de sus imperativos animales si se cuestiona al uso del prozac también habría de hacer lo mismo con otros tratamientos como los de la calvicie, el acneo, la cirugía plática (tratamientos normales) para el aumento de la belleza y la autoestima. La ética médica profesional no consigue determinar con precisión ¿Qué hay en el prozac que inquieta? El fármaco empuja a las personas hacia actividades corrientes y nobles, el prozac índice placer liberador a las personas para que puedan gozar de actividades que son sociales y productivas sin inducir distorsiones de la percepción. Se toma para tratar un síntoma y transformar al propio sentido del yo, esto lleva a otra cuestión ética, ¿si el cambio es general, quien es entonces el paciente en cuestión? Vista como deficiencia orgánica con el yo medicado se diría que se encuentra dentro de la verdadera persona ayudada por el medicamento, la personalidad como una pura cuestión de preferencia. El prozac genera opiniones pero es imposible imaginar que no exista, pues tiene una reacción con los pacientes y genera todo un campo de discusión con los médicos, psicoterapeutas, psiquiatras, psicoanalistas, con el pensamiento contemporáneo. La psicología debe estar al servicio y no al uso de la comunidad humana; esto demanda del psicólogo la actitud de honestidad y respeto consigo mismo y con los demás.

SEGUNDA. En 1979, Herrera y Lichtszajn, toman el modelo existente sobre normas éticas de los psicólogos, publicadas por la American Psycological Association en 1967 con el fin de discutir algunos casos concretos de supuestas violaciones a dicho modelo que comprende 19 áreas, de las que se presenta un breve resumen: 1. Responsabilidad. Incurre en ella el psicólogo que trata de modificar el comportamiento de un cliente, de una manera distinta de lo que piensa o desea.

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2. Competencia. No seguir estudiando, no actualizarse, particularmente respecto a tendencias psicológicas a las cuales no se les tiene simpatía. 3. Normas morales y legales. El psicólogo que, prescribe, o expresa opinión en contra o abiertamente en pro de alguna norma sostenida por un credo religioso, de una ley civil o penal 4. Tergiversación de la información sobre sí mismo. Los psicólogos que anotan en su currículum vitae: “Doctor”, sin haber obtenido el grado. Profesotes o instituciones universitarias que otorgan grado a alumnos que padecen obvios trastornos psicológicos. 5. Declaraciones públicas. Expresar actitudes y opiniones destructivas ante corrientes que se consideran antagónicas a la propia. 6.- Confidencialidad. Psicólogos y catedráticos que presentan casos en el salón de clases, sin cuidar la identidad ni el respeto por el cliente. En reuniones sociales, el psicólogo que habla sobre sus clientes. 7. Intereses de clientes. Un psicólogo del trabajo sabe por el propio candidato, algo que puede impedirle el ingreso a una organización, y lo informa porque tiene instrucciones del “patrón” de comunicarle toda clase de información. 8. Relaciones con clientes. Un psicólogo mantiene una relación muy íntima con sus clientes en tratamiento, fuera del consultorio. 9. Servicios impersonales. Un psicólogo contesta cartas en periódicos, de gentes que le consultan sus problemas. 10. Publicidad sobre servicios. Un psicólogo se anuncia en el periódico, listando todo lo que “cura”. 11. Relaciones interpersonales. Un psicólogo acepta tratar a una persona que actualmente está en tratamiento con otro colega, sin comunicarse con él. Un psicólogo habla al paciente sobre la calidad del trabajo de otros colegas. En términos derogatorios y de calumnia. 12. Horarios. Un psicólogo sugiere a las personas a quienes ve en una institución en donde presta sus servicios, que lo vean en lo privado, cobrándoles por este servicio. 13. Protección de los tests. Una empresa que vende tests en forma indiscriminada. El psicólogo hace del conocimiento del público el contenido de los tests psicológicos. 14. Interpretación de los tests. Un psicólogo hace estudios psicológicos sin conocer ni la confiabilidad, ni la validez de sus instrumentos. 15. Publicación de los tests. El psicólogo publica una prueba sin especificar su diseño, población a la que va dirigida, limitaciones, etcétera. 16. Precauciones en la investigación. Los sujetos no son respetados, al grado de abusar de ellos en investigaciones de laboratorio; el uso de drogas. Aún con las “debidas precauciones”. 17. Créditos en las publicaciones. Un investigador publica resultados de sus trabajos, sin mencionar a sus colaboradores; publica o cita como propios, datos de otros investigadores. 18. Responsabilidad hacia la organización. Un catedrático que se ostenta como tal, sin cumplir con la institución para la que trabaja, y hace uso de su cargo para fines personales. 19. Actividades promocionales. El catedrático asigna y obliga al alumno a comprar el libro del que es autor, con fines de lucro.

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TERCERA. Lafarga (1979) considera algunas sugerencias ideales para la formación de un código ético para el psicólogo mexicano: 1. El psicólogo mexicano es un científico, un técnico, un profesional de la promoción del comportamiento, pero es ante todo hombre, una persona, que crece y se desarrolla en un país rico en reservas humanas y recursos naturales. Pero víctima de tensiones e injusticias socioeconómicas que en mayor o menor grado afectan a todos. 2. Es ante todo un ser humano, genuinamente interesado en su propio desarrollo y en el crecimiento armónico e integral del individuo y de sus grupos. 3. Valora la honradez y la sinceridad como actividades personales y como método de trabajos. 4. Es capaz de establecer relaciones interpersonales cálidas y profundas, y de contraer compromisos estables. 5. Está suficientemente preparado como científico y valora la actualización constante; trabaja con seriedad sobre hipótesis corroborables por la práctica y la experimentación. 6. Mantiene una actitud abierta a todas las corrientes 7. Es científico por el cuidado de sus observaciones y registros, por la claridad en la formulación de hipótesis explicativas y por la metodología rigurosa para poner las hipótesis a prueba y no derivar conclusiones que generalicen más allá de lo que permiten los fenómenos observados. 8. Valora la confidencialidad y el respeto información personal recibida de clientela. 9. No hace del lucro exagerado un objetivo profesional. 10. Está abierto al cambio social y está consciente de que él es un factor de este cambio; pugna en su trabajo por una sociedad con estructuras más justas y equitativas, menos marginadoras y discriminatorias. CÓDIGOS Y LINEAMIENTOS ÉTICOS PRINCIPIOS DE ÉTICA DE LA APA Los principios de Ética, preparados por el comité de Ética, fueron adoptados unánimemente por el comité Ejecutivo de la APA el 3 de agosto de 1998. Ellos reflejan valor humanitario, principios psicoanalíticos y obligaciones profesionales con los pacientes y el público. Aplican generalmente dondequiera que los miembros de la APA ejerzan su práctica, y cada Organización Componente los elaborará con el debido respeto por las consideraciones locales. La APA prevé revisiones y actualizaciones d los principios de Ética a la luz de desarrollos emergentes y nuevos conocimientos. LOS PRINCIPIOS DE LA ÉTICA MÉDICA CON ANOTACIONES ESPECIALMENTE APLICABLES A LA PSIQUIATRÍA (APA) En 1973 la Asociación Psiquiátrica de Norteamérica publicó la primera edición de The principles of Medical Ethics whit Annotations Especially Aplicable to Psychiatry. En julio de 2980 la Asociación Médica Norteamericana aprobó una versión de los Principios de Ética Médica (la primera revisión desde 1957) y el comité de Ética de la APA incorporó muchas de sus anotaciones dentro de los nuevos principios, que dieron por resultado la edición de 1981.

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PRINCIPIOS DE ÉTICA MÉDICA DE LA ASOCIACIÓN MÉDICA NORTEAMERICANA. La profesión médica ha suscrito desde hace mucho tiempo un cuerpo de declaraciones éticas elaboradas principalmente par beneficio del paciente. Como miembro de esta profesión, el médico debe reconocer su responsabilidad no sólo hacia los pacientes, sino también hacia la sociedad, hacia los adoptados por la Asociación Médica Norteamericana, no son leyes, sino normas de conducta que definen los puntos esenciales de la conducta honorable del médico. CÓDIGO DE ÉTICA DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES SOCIALES (NASW) Adoptado por la asamblea de Delegados de la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, 13 de octubre de 1960, y corregido el 11 de abril de 1967. El trabajo social se basa en los ideales humanitarios y democráticos. Los trabajadores sociales profesionales están dedicados a dar servicio para el bienestar de la humanidad, al uso disciplinario de un cuerpo reconocido de conocimientos sobre los seres humanos y sus interacciones, y a la dirección de los recursos de la comunidad para fomentar el bienestar de todos sin discriminación. PRINCIPIOS ÉTICOS DE LOS PSICÓLOGOS NORTEAMERICANOS (Revisión de 1981) Esta versión de los Principios éticos de los Psicólogos (Aprobados por el concejo de representantes enero 1981) fue adoptada por el Congreso de Representantes de la Asociación Psicológica Norteamericana el 24 de enero de 1981. Los Principios Éticos Psicológicos, revisión de 1981, contiene cambios gramaticales y de fondo de casa uno de los nueve principios que componían las Norman Éticas de los Psicólogos adoptadas anteriormente por el congreso de Representantes en 1979, además de un nuevo y décimo principio titulado anteriormente por el Consejo de Representantes en 1979, además de un nuevo y décimo principio titulado ”Cuidado y uso de los animales”. Estos principios éticos se aplican a los psicólogos, a los estudiantes de psicología y a otras personas que realizan trabajos de naturaleza psicológica bajo la supervisión de un psicólogo. Pensamos que también les pueden ser útiles a los que no son miembros de la Asociación y que se dedican a investigaciones o trabajos psicológicos.

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CIENCIA, PSICOLOGÍA Y EL PUNTO DE VISTA EXISTENCIAL

A mediados de los años sesenta, Maslow quedó impresionado favorablemente por la relevancia del existencialismo europeo para la psicología humanista, Junto configuras dentro de Estados Unidos como Rollo May y Carl Rogers, Maslow llegó a valorar el existencialismo como un movimiento filosóficamente importante para la teoría psicológica y la psicoterapia, En este breve esbozo inédito fechado el 8 de febrero de 1966, expone su punto de vista.

Nos hallamos en un período de transición de una imagen del ser humano a otra, de una filosofía de vida a otra. La vieja podría llamarse la imagen mecanomórfica de la humanidad y de la ciencia social. La nueva imagen es la de la filosofía humanista. Algu-nos la llaman la visión neohumanista. Otros la han denominado neo-neo-humanista o incluso neo-neo-neo-humanista, sin ninguna finalidad aparente. Es como hablar de una forma futura de percibir y de intentar percibir en términos del único vocabulario de que disponemos, un vocabulario que ahora está siendo sustituido. Esto se convierte en un difícil problema de descripción. Como afirmación general, puede llamarse visión humanista de la vida, en particular en relación con la naturaleza humana. Todas las ciencias del comportamiento están siendo afectadas. Algunos de los escritores que se identifican con este punto de vista son Lewis Mumford y los colaboradores del Journal of Humanistic Psychology. Aldous Huxley también estaba intentando expresar este punto de vista en el momento de su muerte. Se trata de un rechazo del enfoque no humano, impersonal y orientado hacia el objeto. Un libro reciente con esta visión es el de Floyd Matson (1966) The Broken Image. Otro libro que tendrán que leer frase por frase y después releer -me llevó cuatro meses acabarlo y ahora lo estoy releyendo- es el de Michael Polyani (1964) Science, Faith, and Society. Éste es un trabajo que tendrán que leer todos los que se dediquen a las ciencias del comportamiento. ¿Qué está sucediendo en este sistema mundial de visión científica "bipartidista"? ¿Qué está sucediendo en la psicología? El punto de vista mecanicista de la ciencia, la imagen conductista de los seres humanos, trata al individuo como un objeto pasivo, semejante a una bola o a una mesa de billar. Por el contrario, tenemos dentro de la psicología un montón de grupos escindidos -por ejemplo, los que siguen las enseñanzas de Theodore Reik, Alfred Adler y otros-, unidos previamente sólo en su crítica a la visión mecanicista. Recientemente, la fuerza principal de unión de estos grupos tan diversos ha sido la influencia del existencialismo europeo importada y americanizada por pensadores de nuestro país. Esta situación ha sucedido sólo en los últimos tres o cuatro años. El "nuevo existencialismo" contrasta la imagen de los seres humanos como objetos pasivos dominados por las fuerzas económicas marxistas o por las fuerzas inconscientes freudianas con la imagen, por el contrario, del ser humano como alguien en movimiento.

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Hoy día, se habla mucho de elección, experiencia personal, decisión y responsabilidad. Hay muchos escritos sobre la forma en que es posible ser el propio jefe y tomar nuestro propio destino en nuestras manos. En los escritos de B.F. Skinner (y Skinner es el más inteligente de los conductistas), nunca encontrarán estas palabras. Por el contrario, él constantemente habla de refuerzo. En la novela de Skinner (1962), Walden Dos, a toda la población se la trata condicionándola, conformándola y moldeándola. Esencialmente, es una sociedad pasiva conducida por un profeta benévolo. Pero Skinner nunca nos habla de quién moldea al profeta. Ni explica tampoco qué sucedería si el profeta no fuera benévolo sino malévolo. Por el contrario, el enfoque existencialista pone de relieve la capacidad de cada persona para escoger y para resistirse a las sugerencias de otros. Es significativo que esta imagen conduzca a nuevos tipos de investigación de la ciencia social. Actualmente, se habla mucho del Yo y de la identidad personal. Lo que se halla implicado en estos debates es algo que podemos llamar "cualidad de ser humano", pero entre los pensadores mecanicistas no existe el concepto de naturaleza humana. Para los existencialistas, existe algo allí por descubrir. El existencialista es el agente, el que tiene automación, el que decide. La nueva psicología también posee una filosofía de la salud y de la enfermedad. ¿Qué quiero decir? Concretamente, que la enfermedad procede de la negación del potencial humano. La buena vida es la búsqueda de este potencial y llevar diariamente la vida que éste anima. Este enfoque concierne las más altas posibilidades de los seres humanos, la forma en que nos diferenciamos de los chimpancés o de los monos. El existencialista afirma que la enfermedad podría proceder de no vivir la vida superior. Podría provenir de la disminución humana, en lugar de hacerla de la invasión de bacterias o del deterioro externo de nuestros diversos órganos. Esta actitud genera también una filosofía de sociedad. La buena sociedad es aquella que satisface el grado más elevado de desarrollo humano, de expansión de los aspectos más elevados de los seres humanos. Cada una de las instituciones de la sociedad debería ser descrita de este modo. Por ejemplo, una religión podría muy bien ser productiva desde esta perspectiva o podría ser psicopatógena. La ciencia es el producto de la propia naturaleza del científico. Y constituye un tópico el que este modelo impersonal proceda originalmente del médico. Esta perspectiva es limitada, inadecuada y, a veces, incluso destructiva. Pero estas limitaciones no son necesarias. En general, la ciencia puede llegar a ser humanista. El modelo impersonal no puede interesarse por valores, individualidad, ética y moral. Pero, en principio, la ciencia podría ser capaz de seguir direcciones cargadas de valores. Los logros más elevados de la naturaleza humana son inexplicables por la psicología mecanicista. Los modelos clásicos se quiebran cuando intentamos estudiar los tipos superiores de personas. Siempre que intento exponer este tema ante mis amigos

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científicos, me preguntan: « ¿Por qué estás intentando destruir la ciencia? ¿Por qué odias la ciencia?». Pero el humanista no odia la ciencia. Yo veo mis esfuerzos como medios de ampliar la ciencia y proporcionarle una jurisdicción más amplia. Y ello, porque existen ciertas clases de datos que simplemente no pueden ser manejados por la ciencia clásica. Este concepto ha sido durante mucho tiempo entendido por los novelistas, los poetas y las personas religiosas. Todas ellas tienen miedo a la ciencia, un miedo muchos jóvenes actuales comparten. En efecto, muchas personas creen que si todos los científicos nucleares se ahogasen instantáneamente, eso sería algo bueno. Esas personas piensan que la ciencia es una amenaza para lo que es hermoso e inspirador de respeto en la vida. Este punto vista aparentemente irracional posee sus aspectos innegablemente justificables. La ciencia dominante tiene una necesidad de sacralizar. Se utiliza como herramienta para negar lo sagrado y la emocionalidad, y creo que esto se hace de un modo deliberado. Mi investigación psicológica brinda ejemplos de esta situación, pero presentaré un relato auto biográfico: mi primera operación en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wisconsin. Creo que nuestro profesor intentaba deliberadamente endurecemos. No intentaba sensibilizamos sobre el hecho de que la operación se realizaba para ayudar a un ser humano de nuestra misma especie. El paciente era considerado como una cosa, un objeto. La operación pretendía extirpar un pecho canceroso y se extirpó cruelmente. Nuestro profesor utilizaba un cuchillo de cauterizar que quemaba la carne. Cortaba siguiendo un dibujo como si estuviera bordando un tejido. El olor resultante era de filete quemado. Nuestro profesor no prestaba atención a los estudiantes que vomitaban o se desmayaban a nuestro alrededor. Arrojó el pecho cortado de la mujer en un mostrador donde aterrizó con un plop que todavía puedo oír después de treinta años. Asistí a la Facultad de Medicina sólo un año, hasta que la dejé. Objetaba su falta de reverencia por lo sagrado de la vida y de la muerte. Desafortunadamente, los alumnos de medicina, por su parte, intentaban vivir conforme al ideal de la facultad de "dureza" emocional. Nadie me dijo quién era la persona que se iba a diseccionar. Tuve que averiguar por mí mismo que se trataba, de, un cortador de árboles y un trabajador de la industria maderera y me enteré de cómo había muerto. En lugar de referirse a ellos como personas que habían muerto, simplemente se les llamaba cadáveres. Los estudiantes de medicina intentaban demostrar lo poco que les afectaba haciéndose fotografiar sentados en sus cadáveres y comiendo bocadillos. Los alumnos también disfrutaban hablando con los de afuera, especialmente con las mujeres, y sacando de los bolsillos de su pantalón, informalmente, la mano o el pie de un cadáver. En lugar de este enfoque desacralizador y tecnológico, ¿no podría haber actualmente un enfoque más sacerdotal y humano para ayudar a la medicina? El esfuerzo de la ciencia médica para desacralizar nuestras emociones más elevadas es un intento de abortar todo lo que respetamos y ante lo que nos maravillamos. Se trata de una actitud reduccionista, una perspectiva de "no es más que... ": «Un ser humano no vale más que veinticuatro dólares de productos químicos». O: «Un beso no es más que la yux-

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taposición de los extremos superiores de dos canales gastroalimentarios». He acumulado docenas de ejemplos de este tipo. Por alguna razón, lo encuentro divertido. Un ejemplo más: tengo un amigo que tuvo un roce con la muerte. Sufrió una operación crítica y estuvo al borde de morir. Me contó su experiencia, que era tremendamente emocional y sobrecogedora. Realmente, fue mística. Vio visiones, vio toda su vida claramente y después tomó resoluciones. Todo esto había sucedido hacía dos años y, desde entonces, había vivido de una forma muy diferente. Algo muy profundo le había sucedido obviamente durante su experiencia operatoria. Después de hablar con mi amigo, decidí que esas experiencias debían ser investigadas, por ejemplo, allí mismo en la sala de operaciones. Poco después, pregunté a un cirujano si la experiencia de mi amigo era típica y él me respondió desdeñosamente: «Oh, claro que sí. Muy común. Ya sabe». ¡Y ése fue todo su comentario! Ahora bien, ¿es la naturaleza intrínseca de la ciencia desacralizar el mundo de esta forma? Lo dudo, ya que los verdaderos grandes científicos no lo hacen. Ellos poseen una auténtica ternura, una humildad y un sentido del respeto admirativo. Pero la mayoría de dichos científicos son muy tímidos al expresar este tipo de sentimientos. Quizá la ciencia pueda liberarse de la "amenaza" de la ternura sólo si los científicos saben que no serán ridiculizados. Para que esto suceda necesitamos un cambio de toda nuestra visión. LO QUE LA PSICOLOGÍA PUEDE OFRECER AL MUNDO

A mediados de los años cincuenta, Maslow se interesó en Cae laborar en un amplio texto que abarcase toda la psicología moderna. No sería un libro introductorio superficial, contrario, un tratado sofisticado y dirigido hacia los valores la línea del trabajo seminal de William James (1890, Principies of PsychoIogy que pudiera ayudar a psicología académica y, con ello, crear un mundo mejor. Maslow abandonó finalmente este proyecto tras decidir que el campo se había ampliado tanto desde la década de los veinte, sus años de licenciatura, que ese solo volumen no era ya factible. Tenía la intención de que este breve borrador sin fecha sirviera como prefacio del libro.

Algunos científicos parecen desafortunadamente fundamentalistas religiosos que creen que sólo hay una forma de alcanzar el cielo. Así, algunos de ellos acentúan la cuantificación como llave del reino de los cielos. O de un modo muy peculiar pueden poner el acento en las cosas no prácticas, es decir, cualquier investigación que pueda concebiblemente beneficiar a la humanidad es despreciada como totalmente "acientífica". Muchos científicos santifican esencialmente una marca particular de técnica experimental y se burlan de todas las demás. Estas personas a veces recuerdan a los cismáticos religiosos, que están tan absortos en pronunciar la oración sagrada correctamente -o en observar el ritual sagrado precisamente de la forma correcta- que olvidan que todo el asunto, era espiritual en su origen.

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Para el auténtico científico, más que para el técnico, la religión es una forma de alcanzar la verdad, de entender el mundo, de responder las preguntas planteadas por una humanidad insistente. Nosotros somos simplemente fariseos científicos que aman el estilo de hacer algo más que lo que realmente se hace. Especialmente en esta época, la posibilidad de consumar la catástrofe amenaza a toda la humanidad. Sin embargo, la utopía parece llamar a nuestras puertas aún más brillantemente. Por ello, me siento justificado más que nunca a volver a preguntar con la mayor dedicación y seriedad, sin cinismo, hipocresía ni pretensión: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Cómo podemos lograr mejor la felicidad y la serenidad? ¿Cómo podemos convertimos en personas mejores, sinceras, honestas y buenas? ¿Cómo podemos alcanzar aquello de lo que somos capaces? ¿Qué podemos pedir razonablemente a la naturaleza humana y qué es lo que nos causa tanta tensión en esto? ¿Qué puede la naturaleza humana pedir a la sociedad? ¿Cómo podemos cambiar la sociedad para hacer todas estas cosas posibles? Si la psicología actual no puede ofrecer mejores respuestas a estas preguntas de las que pudieron darse hace cincuenta años por parte de las personas vivas más sabias, entonces ha fracasado como campo de conocimiento. Pero sé que la psicología puede ofrecer mejores respuestas a estas preguntas de lo que nunca antes fuera posible. Más aún: creo que la esperanza del mundo reside en entender la naturaleza de la sociedad a través de todas las ciencias sociales y en especial a través de la psicología. He intentado mantener frescos e ingenuos todo mi respeto, sentido de maravillamiento y curiosidad original y adolescente, así como el interés por los problemas esenciales de la vida, el amor y la felicidad con que empecé todos mis estudios siendo un muchacho. Como estoy sinceramente convencido de que la ya extensa literatura psicológica tiene mucho material Como respuesta a las preguntas eternas y universales de la humanidad, he fijado mi atención precisamente en este material. Al hacerla, he dejado de lado sumariamente y sin disculparme muchos de los problemas, experimentos y técnicas de las ciencias sociales que principalmente se parecen a las dudas esotéricas de una sociedad de erudicción sobre los clásicos griegos o a una "logia" social. Su propósito parece el de reforzar la autoestima de sus miembros y apartarlos de la gente ordinaria más que el de servir los principios orientadores de los funcionarios publicas que se sitúan humildemente en la misma línea de los grandes planteadores y proporcionadores de respuestas de todos los tiempos: Aristóteles, Sócrates, Descartes y Spinoza, y de los pensadores modernos de la psicología como William James, Sigmund Freud y Max Wertheimer. A lo largo de mi carrera, ésta ha sido mi meta. LA REVOLUCIÓN PSICOLÓGICA DESAPERCIBIDA A finales de los años sesenta, a Maslow le inquietó cada vez más cómo el sistema intelectual de Estados Unidos estaba descuidando la psicología humanista y su creciente impacto en la terapia de orientación y en la psicoterapia, en la educación, la dirección de empresas y el desarrollo de las organizaciones. En efecto, sus Propios e influyentes escritos fueron casi completamente ignorados -y en apariencia de un modo

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deliberado- por la élite de los medios de comunicación. En este ensayo inédito, escrito en febrero de 1969, Maslow expresó intensamente sus sentimientos sobre ese tema. Éstas son algunas notas que estoy elaborando para escribir posiblemente un artículo que aparezca en una revista de gran circulación. Durante varios años he pensado en escribirlo, pero no tengo una inclinación por los escritos populares y siempre he evitado la tarea. Pero ahora se me ocurre que tengo que hacerla y, ante todo, debo hacerla. Y ello, porque nadie lo está haciendo. Lo que me hizo arrancar esta mañana fue acabar el nuevo libro del historiador Frank Manuel (1968), A Portrait of Isaac Newton. Frank Manuel acabó su volumen sin reconocer en absoluto la existencia de la ciencia humanista. Al hablar sobre el tema, he decidido dar una conferencia sobre mis ideas o también elaborar un capítulo sobre mi libro planeado sobre las propuestas de la psicología humanista.1 1. Maslow nunca escribió este libro, ni siquiera hubo tampoco un manuscrito. (N. del E.) Esto es lo que creo que haré. Empezaré el próximo semestre presentando una conferencia sobre la revolución humanista en la psicología y en la ciencia contemporáneas. He estado rumiando sobre todas estas desagradables revistas cuyas suscripciones voy a cancelar: The Atlantic Monthly, Harper´s, The Saturday Review (ésta es la mejor de todas, pero no es muy buena) y la New York Review of Books (que es definitivamente la peor). Todas estas publicaciones periódicas de circulación masiva revelan toda la alienación intelectual del sistema y su total ignorancia sobre la emergencia de una nueva síntesis intelectual. Esta mañana estaba pensando: ¿dónde están los grandes nombres entre los humanistas actuales? Estas revistas nunca los mencionan. ¿Dónde están Carl Rogers, Gordon Allport, Henry Murray y Gardner Murphy, dejando ya de lado las personas más jóvenes como Michael Murphy (director y fundador del Instituto Esalen)? ¿Por qué no expuso Frank Manuel (1968) en absoluto la síntesis postnewtoniana de la ciencia puesta de relieve por filósofos contemporáneos como Michael Polyani y yo mismo? ¿Por qué ni siquiera se mencionan los libros de los psicólogos humanistas, por no hablar de los escritos de los relativamente pocos economistas, políticos, filósofos y sociólogos humanistas? Sus libros simplemente son pasados por alto. Por ejemplo, ninguno de mis libros ha aparecido jamás en ninguna de las revistas o diarios populares como el New York Times. Algo triste de todo este asunto es que podemos interpretar un aspecto de la rebelión de la juventud radical y de la rebelión de los negros como una búsqueda precisamente de esta filosofía y ética personal humanista. Las buscan como si este sistema no existiera ya. Pero existe. Los rebeldes políticos simplemente no lo conocen. De algún modo podríamos decir que este sistema humanista es una respuesta a sus oraciones y demandas. En principio, es algo que debería satisfacer a estos rebeldes, porque es un sistema de valores que implica una reconstrucción de la ciencia como medio de descubrir y desvelar valores (en lugar de permitir que esté libre de valores).

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No sólo por esta razón es relevante la psicología humanista, sino también porque incluye el comienzo de una estrategia y una serie de tácticas para alcanzar estos loables fines. Es decir, .ofrece una teoría de la educación, que incluye una filosofía de los fines y de los medios educativos. Lo mismo puede decirse de la política y para la economía. Es decir, podemos hablar de política y economía eupsíquicas, o morales y humanistas, y dividir esta exposición en, por una parte, fines y valores últimos y, por otra, estrategia táctica y medios. Por ejemplo, si tuviera el deseo y el tiempo, podría construir un sistema de arte-del-Ser, es decir, de arte que expusiera el reino trascendental del Ser y potenciara activamente las experiencias-cumbre y las experiencias-meseta. En otras palabras, podría desarrollar un sistema de arte para mejorar a los seres humanos o, al menos, exponer a la gente al mundo de los valores superiores, que es ciertamente posible alcanzar .Algo similar podría decirse también de la música, como indiqué en el artículo que publiqué sobre la educación musical (véase Maslow, 1968a). También es verdad que apenas podría citar a un solo filósofo en este contexto, excepto en algunas frases y algunos fragmentos. Pero, después, todo este sistema que estoy construyendo compone una amplia filosofía de vida, una filosofía de todo, de modo que también podría crearse un sistema filosófico o psicológico de arte del Ser para abarcar la poesía, la novela, el teatro y las artes verbales. Todas ellas poseerían las mismas metas, estrategia y tácticas los mismos valores intrínsecos y la misma utilidad transpersonal para la humanidad. Es decir, el arte en general puede verse como un campo que potencia el desarrollo personal y que ofrece un camino hacia la autorrealización y la plena humanidad. Por supuesto, debo suscitar aquí la cuestión de la estadística. Es decir, ¿cuántas personas hoy día se ven realmente afectadas por esta nueva síntesis humanista? Consideremos a continuación la siguiente cuestión: ¿cuántas más podrían ser afectadas por ella suponiendo que existiera la publicidad adecuada y las declaraciones apropiadas en los diarios y revistas de circulación masiva así como en la radio y en la televisión? Sin embargo, al pensar en estadísticas y en números, la respuesta de la historia es más bien clara: cabe esperar que el desarrollo personal implique inicialmente al 1 % de esta generación y que alcance el correspondiente 1 % de la nueva generación. También podríamos anticipar bastante incomprensión, errores de interpretación y falta de claridad sobre nuestro movimiento. Pero esta confusión es inevitable. La punta que evoluciona siempre abarca una pequeña proporción de la humanidad, pero proseguirá. De hecho, es precisamente lo que está sucediendo toda la síntesis humanista en estos momentos: el verdadero salto adelante está siendo dado por pocas personas y la mayoría del material que actualmente se genera y que acepta lo humanista es simplemente rutinario, mediocre o incluso pura basura. Todo esto forma parte del juego y no hay forma de evitarlo en tanto en cuanto los seres humanos sigan siendo seres humanos. Un punto importante consiste en que cualquiera que pueda resultar la influencia de la estadística en relación con la perspectiva de que este punto de vista sea aceptado,

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apoyado y validado aún es terriblemente importante que exista este sistema humanista. ¿Por qué? Porque constituye el antídoto vital contra la desesperanza y el pesimismo que actualmente impregnan la clase intelectual de nuestra sociedad. Concretamente me estoy refiriendo a todas aquellas personas, jóvenes y adultas, que pueden sólo criticar y protestar y que no ven ninguna reconstrucción positiva ni síntesis trascendente que vaya más allá de lo que existe actualmente. En parte, esto es lo que quiero decir con la punta que evoluciona de la nueva generación. Y para los grupos no psicológicos de la actual generación, es necesario que se les dé una visión de al menos la posibilidad -ya que no de la certeza- de que exista un salto adelante posible, una teoría viable de mejora o revolución social; en resumen, de que existe una posibilidad de vislumbrar una buena sociedad. . Y esto, porque no es verdad que la sociedad humana deba inevitablemente ser mala, como sostienen estrepitosamente algunos anarquistas extremistas. Tampoco es inevitable, como muchos teólogos y radicales políticos de extrema derecha y de extrema izquierda proclaman, el que la naturaleza humana sea intrínsecamente mala e incapaz de evolucionar hacia algo mejor. La síntesis humanista y transpersonal de la psicología actual golpea estas ideas en su cabeza o, al menos, las contradice con fuerza. Creo adivinar que las personas más dedicadas, animosas, esperanzadas, optimistas y con actitud positiva hacia la vida que existen actualmente y que existirán en la nueva generación captarán esta nueva revolución psicológica, d pesar de que sus postulados no estén todavía verificados suficientemente dichas personas actuarán sobre ella, la solicitarán y trabajarán en ella. Y, por supuesto, esto es lo que realmente necesita esta revolución: trabajadores en todos los campos, que abarquen lo científico, lo profesional y la práctica. Algo parecido a esta energía es también necesaria para los descansos de la propia mente, personal y subjetiva, con objeto de obtener el valor y la esperanza de continuar y trabajar hacia algo mejor. Puede ponerse el acento en que toda la síntesis humanista se parece a un bufé: una gran mesa que ofrece toda clase de formas de vida. De esta forma, las personas podrían elegir los caminos particulares que encuentren atrayentes y que resuenen con sus intereses, percepciones y gustos singulares. Así pues, el arte como camino hacia la autorrealización no funcionaría para todo el mundo. Dejaría a algunas personas frías, pero sería sin duda eficaz para aquellas que sean estéticamente sensibles o que tengan inclinación hacia lo estético. El mismo principio podría aplicarse a la música o a las formas mesomórficas del atletismo corporal como la danza. Después de todo, existen muchos valores del Ser y cualquiera puede entrar en el reino del Ser a través de uno solo de éstos, ya sea la belleza, la verdad, la virtud, la perfección o cualquier otro.

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GESTIÓN, ORGANIZACIONES Y CAMBIO SOCIAL

MÁS ALLÁ DE LA ESPONTANEIDAD

UNA CRÍTICA DEL INSTITUTO ESALEN

Durante los últimos años de la década de los sesenta, a Maslow le inquietó la creciente tendencia hacia la autoindulgencia y el hedonismo entre muchas personas que se alineaban de un modo amplio con la psicología humanista, A pesar de que florecían por todo Estados Unidos diversos "centros de desarrollo personal" , veía con un malestar muy concreto el énfasis que ponían en la autoexpresión como clave del funcionamiento de la personalidad sana, Sin duda, el más famoso de estos centros de desarrollo personal fue el Instituto Esalen en la pintoresca Big Sur, California, Durante varios años, Maslow dirigió seminarios periódicos allí. Pero en este artículo inédito, fechado el 20 de marzo de 1970, presentó una crítica incisiva del Instituto Esalen y de lo que había llegado a preconizar desde su fundación hacía una década.

¿Cuáles son los nuevos pasos de la psicología humanista hoy día? Más allá de la conciencia sensorial, la espontaneidad, la relajación del cuerpo y la expresión personal, ¿qué más? Sin duda, todos estos rasgos de la vida cotidiana no producen un cielo final. Se ha vuelto necesario criticar cómo se ha estado confundiendo la actitud impulsiva con la espontaneidad. Debemos valorar el Instituto Esalen según sus productos, es decir, las personas. De la misma forma que debe evaluarse cualquier otro centro educativo o terapéutico. Debemos advertir a la gente que los centros de desarrollo personal como el de Esalen son antiintelectuales, antirracionales, anticientíficos y antiinvestigación. Debemos considerar el énfasis en la vivencia sólo como una forma para obtener otras metas, aunque sea una experiencia-fin en sí misma. Sin duda, el énfasis en la vivencia es bueno por sí mismo, pero no es suficiente. Debemos continuar más allá de esa cualidad buscando el conocimiento, los valores y la sabiduría. ¿Por qué no hay biblioteca en Esalen? Hemos de unir la psicología de la salud con la psicología de la enfermedad. Esalen no debería excluir las profundas visiones penetrantes de Sigmund Freud y del psicoanálisis. Tiene que existir un equilibrio en Esalen entre lo dionisiaco y lo apolíneo. Tiene que haber más dignidad, gentileza, cortesía, reserva, privacidad, responsabilidad y lealtad. Debería hablarse menos de "intimidad instantánea" y "amor instantáneo" y mucho la necesidad de controles apolíneos como el ritmo y el estilo.

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En lugares como el Instituto Esalen, debe ponerse más énfasis en el trabajo, la disciplina y el esfuerzo de toda una vida. La es" calera de la conciencia debe subirse gradualmente, escalón por escalón. Es importante distinguir entre experiencias-cumbre y experiencias-meseta, entre el fogonazo de la visión penetrante y la paciencia del trabajo del autoconocimiento, y entre la experiencia psicodélica y la psicoterapia. Los miembros de la plantilla del Instituto Esalen tienden a considerar el crecimiento de la personalidad humana en términos del "big bang", de enormes saltos internos adelante, pero el verdadero crecimiento interior es, por el contrario, una tarea que dura toda una vida. El concepto defendido por muchos en Esalen de "la conciencia por la conciencia" debe criticarse y rechazarse. Este concepto conlleva todo el mal intrínseco que tiene "el arte por el arte" o "la ciencia por la ciencia" o "la alta inteligencia por la alta inteligencia". El punto esencial es que todas estas filosofías, son amorales. Los diversos valores del Ser deben determinarse en función recíproca o, en caso contrario, pueden conducir a los perversos resultados que han surgido en el movimiento psicodélico o hippy actual. Con estos movimientos, la gente tiende a buscar y valorar cualquier cosa que produzca otra experiencia intensa o una modificación de la conciencia ordinaria. Históricamente, esta ideología siempre ha conducido en los movimientos místicos a una especie de egoísmo, es decir, a utilizar a los demás simplemente como un medio de modificar la propia conciencia, en lugar de entrar en lo que Martin Buber ha llamado una relación yo-tú con ellos. Esta perspectiva ha conducido habitualmente a la magia y a la fascinación por arcanos como la astrología, la lectura de las cartas y la numerología. A su vez, estas actividades han llevado históricamente a un antirracionalismo, antiintelectualismo, anticientifismo y, finalmente, a una negación de los hechos. Y después estos puntos de vista han conducido últimamente al sadismo, porque el sadismo puede proporcionar "nuevas experiencias" y puede "enchufar a algunas personas". En cualquier caso, con la mística de "la conciencia por la conciencia", no existen principios con los que hacer una lectura crítica de cualquier modificación de la conciencia, es decir, poder afirmar si es buena o mala o si produce bien o mal. El producto final de toda esta línea de desarrollo ideológico puede ser un deseo de muerte, porque morir, el suicidio y matar pueden en sí mismos producir "nuevas experiencias", La literatura sadomasoquista está llena de ejemplos de esta secuencia de actitudes. El autor inglés Colin Wilson (1959) ha escrito sobre estos casos. Por ejemplo, a los hombres que se ahorca se les produce a veces una erección involuntaria seguida por una eyaculación en el instante anterior a su muerte. Por ello, algunos masoquistas intentan casi ahorcarse para lograr esta misma experiencia intensa. Este ejemplo muestra vívidamente cómo todo esto desemboca de forma definitiva en el mal y en la muerte. En cualquier exposición, los centros de desarrollo personal como el Instituto Esalen deben siempre ser juzgados por sus productos reales y no sólo por sus aparentemente bienintencionadas intenciones. Para decirlo más sucintamente, ¿producen lugares como Esalen buenas o malas personas? ¿Hacen a nuestra sociedad mejor o peor?

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CONSTRUIR LA SOCIEDAD A TRAVÉS DE LOS GRUPOS DE ENTRENAMIENTO En los últimos años de su vida, Maslow se interesó cada vez más por la utilización de técnicas aplicadas para potenciar nuestras habilidades de empatía y sociales. A este respecto, descubrió que los grupos de entrenamiento (por ejemplo, los grupos de "entrenamiento de la sensibilidad" que fueron desarrollados originalmente por pioneros de la terapia de orientación como Carl Rogers) eran extremadamente efectivos. En este artículo inédito, escrito hacia 1970, Maslow expone sus ideas sobre el importante potencial de los grupos de entrenamiento para crear una mayor armonía global. Al abordar todo el tema de canalizar el cambio social y político humanista en el mundo actual, empiezo con los siguientes principios: 1. Todos los seres humanos forman parte de una sola especie. 2. Cualquier diferencia que se encuentre entre individuos dentro de nuestra especie son menos esenciales y menos importantes que las semejanzas. Este concepto se aplica incluso para categorías aparentemente significativas como hombre-mujer, viejo-joven, inteligente-no inteligente y raza. 3. Es biológica y psicológicamente posible para toda nuestra especie estar organizada en una hermandad -una amplia unidad política de especie-. 4. La situación práctica hoy día -es decir, la existencia de enormes armas de destrucción que podrían destruir toda nuestra especie o hacerla retroceder terriblemente- hace que sea una situación urgente e imperativa una política amplia de especie. En efecto, todos estamos viviendo en un estado de emergencia que está pidiendo a voces un programa "de choque". S. La política del nivel tres proporciona un marco para moverse deliberada y eficientemente hacia comportamientos políticos y amplios de especie y al mismo tiempo mantener suficiente orden, estabilidad y continuación de los servicios para que pueda evitarse la Tercera Guerra Mundial (yo llamo a esto política homeostática). 6. En todos los niveles, la política actual es atomista en vez de holista, como debe llegar a ser. El ejemplo más significativo atomismo es el de soberanía nacional, que concibo que es la condición principal para la guerra y la garantía cierta de que se producirán guerras en el futuro. La principal tarea de la política humanista es trascender -no abolir- la soberanía nacional a favor de una política amplia de especie y más inclusiva. 7. El atomismo, el separatismo y la exclusividad recíproca de la soberanía nacional deben verse como algo sistemático de nuestra civilización en lugar de sintomático. Es decir, la forma atomista y separativa de conocer, valorar, socializar y actuar hoy día está profundamente incrustada en la sangre y los huesos de la mayoría (aunque no de todos) de las personas en todas partes. Esta atomización impregna todos los aspectos de la vida, todas las relaciones interpersonales, las relaciones intrapsíquicas, nuestras relaciones con la naturaleza y el mundo físico, incluso nuestra lógica (aristotélica), nuestra ciencia (analítica) y nuestras ideas básicas sobre el amor, el matrimonio, la amistad y la familia. A menudo vemos inconscientemente esas relaciones como enemigas, de suma cero o antisinérgicas; es decir, uno debe dominar o ser dominado, o bien: "Mi ventaja debe suponer tu desventaja".

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Pero incluso cuando esta exclusividad mutua entre dos personas, o dentro de los miembros de una familia se trasciende de forma que todo se convierte en un Uno holística, este logro se consigue a costa de hacer de la familia, el club, el clan, la tribu, la clase socioeconómica, la nacionalidad, la religión o el grupo racial una entidad internamente coherente, amistosa, leal, cooperativa que pone en común sus necesidades pero haciéndolos mutuamente exclusivos del resto del mundo. El sociobiólogo Robert Ardrey (1966) ha denominado acertadamente a este fenómeno el complejo amistad-enemistad. Es decir, la principal técnica que la humanidad ha utilizado hasta ahora para lograr la concordia dentro de un grupo consiste en considerar a los que no son miembros de un grupo - los "ellos"- como más o menos enemigos. Los individuos dentro del grupo se convierten en aliados por compartir un enemigo común, cuando no un enemigo peligroso o que amenaza la vida, al menos un enemigo respecto al que sentirse superior, despectivo, condescendiente o insultante. Para mí, el absurdo definitivo es que creo que este fenómeno parece producirse en la mayoría de las organizaciones pacifistas y antibélicas (a pesar de que existen unas pocas y honorables excepciones). Todas las técnicas que polarizan, dividen, excluyen, dominan, hieren, odian, insultan, producen enfado, venganza o desprecio son atomistas en lugar de ser holistas. Por ello, sirven para separar a la humanidad en grupos mutuamente hostiles. Estos métodos van contra el desarrollo personal y hacen menos posible la política amplia de especie, posponiendo por ello el logro de un gobierno y de una ley mundiales. Para decirlo crudamente, estas técnicas son potenciadoras de la guerra y posponedoras de la paz. 8. Encaminarse hacia una política de especie significa necesariamente que nos hagamos profundamente holistas -cada uno de nosotros- y que hagamos holistas nuestras relaciones interpersonales, las subculturas dentro de las sociedades y de las naciones y nuestras relaciones, no sólo con nuestra propia especie sino también con las demás especies, así como con la naturaleza y el cosmos como totalidad. Este proceso significa encaminarse hacia el holismo en todas las profesiones; por ejemplo, apartarse de la ley, la política y la economía de confrontación. También significa abandonar nuestra forma atomista de intentar separar el conocimiento en jurisdicciones, departamentos, campos o "reinos taifas" que se excluyen mutuamente, como hacen muchos sindicatos o bandas juveniles. Este abandono de reinos taifas también debe producirse en cada una de nuestras instituciones sociales y educativas, religiones, entornas laborales y empresariales, así como .en las administraciones de justicia. Sobre este telón de fondo supercondensado, cada una de cuyas frases exige ser completada y ampliada, deseo hacer una propuesta específica; concretamente, que los grupos de entrenamiento (grupos de encuentro, entrenamiento de la sensibilidad, etc.), así como diversas técnicas utilizadas en los centros de desarrollo humano y descritas como "educación tipo Esalen" sean utilizadas en la dirección de hacer holista a nuestra sociedad y, finalmente, al mundo entero. Por supuesto, este proceso ya ha sido iniciado por los Laboratorios de Entrenamiento Nacional (NTL) en sus grupos de máxima mezcla, es decir, formando grupos de entrenamiento a partir de personas lo más diversas posible. Sin embargo, creo que es posible realizar aún más en esta dirección.

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Los grupos de confrontación (racial) blancos-negros brindan un mejor ejemplo de lo que quiero decir. Ante todo, sugeriría que se reexaminase totalmente el principio ampliamente aceptado de homogamia. Por ejemplo, una gran cantidad de datos indica ahora que cuanto más semejantes son las personas en sus antecedentes personales, clase socioeconómica, casta, religión, origen nacional y formación, más probabilidades tiene su matrimonio de ser feliz y de durar. Por ello, este principio es asumido como verdadero para todas las relaciones interpersonales, como las amistades, las relaciones de negocios y las de vecindad. Es obvio que nos sentimos más cómodos y relajados --menos tensos, incómodos e inseguros-- y menos suspicaces, paranoicos, extraños o preocupados con alguien que comparte nuestros gustos, cultura popular y prejuicios. Es obviamente más fácil orga-nizar nuestras vidas para maximizar el contacto con aquellos que son semejantes Y minimizar el contacto con aquellos que son distintos. Pero si aceptamos la necesidad de hacer que la humanidad sea holista, esta forma de hacer nuestras vidas más fáciles y más cómodas puede considerarse como una evasión, un débil intento de huir de la decisión incómoda pero necesaria. La gran pregunta es: si deseamos encaminamos hacia el universalismo y la identidad como especie, ¿cómo superamos nuestras conductas sociales separativas y encapsuladoras? ¿Cómo podemos trascender las diferencias que compartimentalizan actualmente a la humanidad en grupos aislados que se excluyen entre sí y que no tienen nada que ver unos con otros? ¿Cómo podemos establecer el contacto por encima de los muros que dividen las clases sociales, las religiones, las razas, las nacionalidades" las tribus, los grupos profesionales y de diferente coeficiente intelectual? Es obvio que si todos estuviéramos de acuerdo en que acabar con la enemistad racial fuera una necesidad tremenda y urgente que exige un programa de choque, podríamos resolver este problema muy fácilmente, al menos en principio, legalizando o subven-cionando sólo los matrimonios interraciales. Del mismo modo, los matrimonios interreligiosos, intertribales e internacionales podrían homogeneizar a la población. Un día, la emergencia causada por la división en fracciones podría ser tan enorme que dichas medidas podrían tener que intentarse. Por ejemplo, muchas personas han sugerido que Estados Unidos y la Unión Soviética intercambien gran número de sus hijos para garantizar que cada país no bombardeará al otro. Sin embargo, mucho más práctico para el propósito general de trascender la homogamia sería el uso generalizado de grupos de entrenamiento como herramienta política y holística. Existe ya suficiente experiencia clínica con grupos de entrenamiento (racial) blancos-negros para poder empezar a intentar el mismo principio con todos los demás grupos separados. No estoy sugiriendo que la técnica de los grupos de entrenamiento sea tanto una panacea, como que sucede que están disponibles, es decir, que ya son ampliamente

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utilizados y aceptados con un aparato que ya funciona de instituciones de enseñanza, practicantes formados y contactos internacionales. En principio, sería sensato mantener en mente la meta-finalidad, más que cualquier método concreto: la hermandad de todos los seres humanos. Desde esta perspectiva, cualquier técnica es buena si refuerza una mayor comunicación, comprensión, inclusividad, intimidad, confianza, apertura, honestidad, vulnerabilidad, feed-back, identificación, cercanía, compasión, tolerancia, aceptación, amistad y amor. A la inversa, cualquier técnica es buena si reduce la sospecha, la expectativa paranoica, el miedo, la enemistad, la actitud defensiva, el desprecio, la condescendencia, la polarización, la división, la alienación, la extranjería, la separación, la exclusión y el odio. FOMENTAR LA AMISTAD, LA INTIMIDAD Y LA COMUNIDAD Aunque Abraham Maslow es probablemente más conocido por sus teorías sobre la motivación individual y el desarrollo de la personalidad, nunca fue indiferente a los problemas sociales. Durante los años sesenta, quedó consternado por la constante erosión de la amistad y de la intimidad en la sociedad occidental contemporánea. En este borrador inédito, escrito en abril de 1968, Maslow suscitó una serie de cuestiones importantes para guiar nuestro pensamiento en relación con la creación de la verdadera comunidad. La principal cuestión a la que nos enfrentamos hoy día es la de cómo aprender a tener una apertura a la intimidad y a superar la negación y el distanciamiento entre la gente. Estoy de acuerdo con Jerry Sohl (1967) en su libro The Lemon Eaters en que una de las principales causas de esta situación es la ruptura de las relaciones permanentes y duraderas y cara a cara, que eran ordinarias en el pasado, al menos en las áreas rurales, en los pueblos, en las familias extensas, en los clanes y en los verdaderos vecindarios. En mi libro Eupsychian Management: A Journal (Maslow, 1965), señalé que los grupos de entrenamiento son esencialmente grupos de intimidad. Son grupos que enseñan, o intentan enseñar, a la gente a recuperar las relaciones duraderas, estables, a largo plazo y sin divorcio de las que las generaciones anteriores disfrutaban con sus familiares, vecinos y los habitantes de la granja o del pueblo cercano. En la actualidad, tenemos casi exclusivamente la familia nuclear aislada compuesta sólo por dos generaciones. Hoy día, es este problema social y emocional el que cualquier pensador utópico o eupsíquico debe esforzarse por resolver. La gente se siente insatisfecha de su necesidad básica de proximidad, de estar juntos o de relaciones profundamente arraigadas, que estén por encima del divorcio y concebidas para durar toda la vida, con sus diversas obligaciones y responsabilidades, así como sus dosis de placer. Sin duda, ya existen algunos ejemplos alentadores. Pienso en el industrial californiano Andrew Kay y sus hermandades unitarias que son de naturaleza permanente. También

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admiro la comida de encuentro semanal de la docena aproximada de psicoterapeutas humanistas de los Ángeles, que cada vez intimamos más de este modo. ¿Cómo podemos recrear los aspectos positivos de las antiguas fraternidades de hombres y fraternidades de mujeres literarias de la antigua Grecia y de las congregaciones eclesiales locales? ¿Es posible organizar nuestra sociedad teniendo como base estos grupos extensos? ¿Es posible hacer que grupos de quizá veinte o cuarenta personas se mantengan de alguna forma en contacto entre sí lo mismo que lo hacían los familiares cercanos en el pasado? ¿Hasta qué punto se puede demorar esta situación en nuestra sociedad altamente móvil? ¿Cómo puede reconciliarse este obje-tivo con las necesidades masivas de una civilización industrial que transfiere empleos al azar de un lugar a otro? También debemos tratar el tema de cómo superar el divorcio entre el hogar y el lugar de trabajo que está tan generalizado entre los que viven en las cercanías de la ciudad. Normalmente, los hijos y los esposos están separados también del lugar de trabajo cotidiano. Se les niega efectivamente el acceso a una parte importante de la vida diaria de los miembros de su familia. ¿Podemos organizar los centros de enseñanza para potenciar un mayor sentido de comunidad? ¿Es posible establecer salas, casas, fraternidades o cosas semejantes en los que veinte a cuarenta personas compartan una biblioteca o un lugar de reuniones común? ¿Es posible impedir que esos grupos se disuelvan? Quizá pueda haber alguna modificación de la disposición del Bennington College de dividir los dormitorios de los alumnos en casas que sean suficientemente pequeñas para permitir la intimidad y el conocimiento recíproco a todos los estudiantes y que ellos mismos puedan autogestionar. ¿Cómo podemos potenciar las familias más extensas? Obviamente, la primera tarea sería aumentar la implicación de los abuelos con los nietos. No tengo ninguna duda de que los jóvenes adultos contemporáneos -quienes se hallan debajo de los treinta o quizá de los cuarenta- sufren por haber sido privados cuando eran niños del cuidado de los abuelos. (A este respecto, los jóvenes adultos de hoy también se ven privados de la proximidad de los padres.) En este contexto, recuerdo mi experiencia cuando vivía en el mismo edificio de pisos de Brooklyn con mi esposa, dos hijas y muchos familiares y parientes políticos durante la Gran Depresión. Era una situación muy satisfactoria. Sin embargo, esa proximidad de grupo parece posible sólo cuando todas las personas son muy decentes y existe una persona que está dispuesta a tomarse muchas molestias personales para ser la madre o el padre del "clan" y para mantener a todo el grupo junto. Estas situaciones de vida de grupo a menudo fracasan debido a la presencia de personas mentalmente inestables, como personajes autoritarios, psicópatas o paranoicos. En un reciente número de Encounter, Leslie Fiedler (1968) hace una observación relevante sobre el tema de la intimidad al exponer la gran expansión del turismo en Grecia. Señala que el "turismo" contribuye a la alienación actual, tanto de los turistas como de las poblaciones que son "turisteadas" y contempladas como objetos, es decir, tanto para los espectadores como para los actores. Fiedler escribe lo siguiente:

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Están tan prestos a creer que el placer se halla siempre en algún otro lugar, excepto en su patria chica, como sus abuelos lo estaban para creer que la inspiración cultural estaba invariablemente en cualquier otra parte. Y los griegos lo han comprendido rápidamente, como lo hubieran hecho si no tuvieran que perecer. .. Pueden vender sus paisajes y su sol, su madre patria y venderse a sí mismos mientras continúen cantando, bailando y bebiendo de la forma que los turistas encuentren "típico", es decir, de formas que son cada vez menos relevantes para el mundo en el que ellos, al igual que los turistas, viven realmente (p. 46). El fenómeno del turismo moderno brinda otro ejemplo de cómo las personas están distanciadas entre sí: verdaderamente alienadas en el sentido de que se les hace ajenos, en lugar de íntimos mutuamente. Para la mayoría de las personas, el viaje con-siste actualmente en ser espectadores y además en ser espectadores rápidos. Van a mirar algo en lugar de ir a "vivir" en algún lugar, es decir, a contemplar la nueva cultura en lugar de experimentarla. Recuerdo el campo de trabajo de verano con la canadiense de los pies negros en 1938. Probablemente comportó más viaje real que el que la mayoría de los turistas realizan en treinta años de desplazarse rápidamente de un sitio a otro, contemplando simplemente vistas extrañas y viviendo con las "sanguijuelas" que viven de los turistas y les mantienen apartados de la cultura real. Cuando visité México a finales de los años cincuenta, era muy evidente que existían en realidad dos culturas y dos ciudades y que tenían muy poco que ver entre sí. Existía la ciudad en la que vivían, comían, trabajaban y a la que pertenecían los mexicanos ordinarios. Por otro lado, estaba esa invasión extranjera de gente que, de hecho, eran espectadores y mirones del montón. Eran turistas en el peor sentido del término, y esta palabra se ha teñido actualmente de una connotación negativa. El problema no consiste sólo en que los turistas no ven realmente nada significativo y, por ello, no viajan realmente. Consiste en que corrompen los aspectos corruptibles de la cultura que van a contemplar. De hecho dañan realmente los lugares que visitan. Es irónico que los mismos turistas siempre hablen de buscar lugares que estén todavía "vírgenes", queriendo decir con ello aquellas zonas que todavía no han sido corrompidas por espectadores, turistas, gente de paso y testigos alienados. El teórico de la gestión Warren Bennis ha sugerido la posibilidad de que exista una auténtica intimidad, aunque rápida y pasajera, en una sociedad rápida como la nuestra. Sin duda, este concepto tiene una validez real. Por ejemplo, yo conozco centenares de personas y puedo decir que verdaderamente tengo afecto por todas ellas. Puedo disfrutar de viajar a lo largo y ancho de Estados Unidos pasando unas pocas horas con centenares de personas que podría enumerar, pero a las que podría no haber visto durante tres o cuatro años, o quizá nunca por haberme comunicado sólo a través de alguna carta ocasional. Sin embargo, esta situación se cobra su tributo psicológico. En cierto sentido, mis amistades no están por ello profundamente arraigadas, excepto en mi propia mente. Existe un buen número de estos centenares de "amigos" a los que me gustaría tener en la puerta de al lado, o en el mismo pueblo, o a una distancia que se pudiera recorrer a

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pie. Entonces, supongo que podríamos desarrollar el rico almacén de una historia, de un conocimiento y de una experiencia conjuntos, que constituirían una intimidad más vibrante que la que existe hoy por hoy entre nosotros. Sin embargo, es importante no formular ese tema en términos de blanco y negro. Existen ventajas concretas en el hecho de que me haya encontrado personalmente, haya hablado y, al menos ocasionalmente, haya estado más o menos cerca de prácticamente todas las personas del mundo que puedo llamar colegas, es decir, todos los líderes y los principales contribuidores al campo de la psicología. Pero tendría que haber algo que contuviera enraizado más geográficamente todas estas interacciones para que fueran realmente satisfactorias. Quiero decir que mi relación con la mayoría de estos amigos no tiene la misma cualidad que la de aquellas personas que viven en la puerta de al lado a la que se puede llamar sin problemas o que podemos ver con frecuencia. En consecuencia, mi relación con la familia Rands, a la que veo en una relación de vecindad, difiere fundamentalmente de mi relación con, pongamos por caso, Harry Murray, Warren Bennis o, incluso, Henry Geiger, personas a las que simplemente no veo con mucha frecuencia, con independencia de lo bien que me sienta con ellos o ellos se sientan conmigo. Creo que ahora llega la necesidad de tener algún equivalente a la vieja organización familiar como centro, a partir del cual podamos "desplegar" todo tipo de relaciones de trabajo, de conocidos, de colegas, de amistad, etc. En cualquier caso, creo que todos estamos convenciéndonos del punto de vista de que nuestra sociedad, o cualquier sociedad industrial, tiene una característica intrínseca de destrucción de la intimidad y, por ello, un anhelo perpetuo de ella y, en consecuencia, diversos tipos de psicopatología que pueden resultar de esta privación. Puedo utilizar los casos de Jerry Sohl (1967) que aparecen en The Lemon Eaters o los relatos de cualquier otra buena terapia o de los grupos de formación como historias vívidas de casos. De este modo, puedo exponer mejor la ausencia generalizada de intimidad social actual y los métodos disponibles para recuperar algún sentido de intimidad, candor, honestidad, vulnerabilidad y feed back y, a continuación, los buenos resultados subsiguientes.

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Una Revolución silenciosa: el impacto de un Enfoque centrado en la persona

La política de las profesiones de ayuda Hace tres años fui interrogado por primera vez acerca de la política del enfoque entrado en el cliente en psicoterapia. Yo respondí que no había política en la terapia centrada en el cliente, una respuesta que fue recibida con una fuerte carcajada. Cuando yo le pedí a mi interrogador que se explicara, él respondió: “Pasé tres años en la escuela de postgrado aprendiendo a ser un experto en psicología clínica. Aprendí a hacer diagnósticos precisos. Aprendí las diferentes técnicas para modificar las actitudes y la conducta de un sujeto. Aprendí formas sutiles de manipulación con los nombres de interpretación y consejo. Entonces empecé a leer tu* material que trastornó todo lo que yo había aprendido. Tú estabas diciendo que el poder está no en mi mente sino en su organismo. Tú invertiste completamente las relaciones de poder y control que habían sido inculcadas en mí durante tres años. ¡Y ahora dices que no hay política en el enfoque centrado en el cliente!” Este fue el principio – quizás un principio tardío – de mi educación con respecto a la política de las relaciones interpersonales. Mientras más pensaba y leía, mientras más sentía la preocupación contemporánea con el poder y el control, más facetas nuevas experimentaba en mis relaciones en terapia, en grupos de encuentros, en familias y entre amigos. Poco a poco me di cuenta que mi experiencia iba paralela a la vieja historia de un hombre sin educación, y su primera experiencia en un curso de literatura. “Saben”, les dijo a sus amigos después, “he encontrado que he estado hablando prosa toda mi vida y yo nunca lo supe”. De manera semejante yo puedo decir ahora que “yo he estado practicando y enseñando política toda mi vida profesional y nunca me di cuenta de ello completamente hasta ahora”. De modo pues, que ya no me sorprendo cuando Farsan, en una valoración de mi trabajo dice: “Carl Rogers no es conocido por su política. Es más probable que la gente asocie su nombre con innovaciones muy aplaudidas en técnicas de asesoría, teoría de la personalidad, filosofía de la ciencia, investigación en psicoterapia, grupos de encuentro, enseñanza centrada en el estudiante… Pero en los años reciente, yo he llegado a pensar sobre él más n términos de una figura política, un hombre cuyos efectos acumulativos en la sociedad lo han hecho uno de los… revolucionarios sociales de nuestro tiempo.” No es sólo porque me lleva tiempo aprender por lo que sólo hasta hace poco me di cuenta de mi impacto político. Es en parte porque un nuevo concepto ha estado en proceso de construcción en nuestro lenguaje. No es simplemente una nueva etiqueta. Reúne un conjunto de significados en un concepto nuevo y de mucha fuerza. El uso de la palabra “política” en contexto tales como “la política de la familia”, “la política de la terapia”, “política sexual”, “política de la experiencia”, es nuevo. No he encontrado ninguna definición en el diccionario que al menos sugiera el sentido en el cual esta palabra es usada en la actualidad. The American Heritage Dictionary aún da sólo definiciones de esta naturaleza: política: “Los métodos o tácticas usadas en la dirección de un estado o gobierno.”

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Con todo, la palabra ha adquirido un conjunto nuevo de significados. Política, en el uso psicológico y social actual, se refiere al poder y al control: a la medida en que las personas desean, intentar obtener, poseen, se someten, comparten el poder y el control sobre otro, sobre sí mismos o sobre ambos. Se refiere a las maniobras, estrategias y tácticas, a sabiendas o no, por medio de las cuales se busca y se obtiene, se comparte o se abandona, el poder y el control sobre la propia vida y la vida de otros. Se refiere al lugar donde se encuentra el poder para tomar decisiones: quien toma las decisiones que, consciente o inconscientemente, regulan o controlan los pensamientos, sentimientos o compartimientos de otros o de uno mismo. Se refiere a los efectos de estas decisiones y estas estrategias, ya sea que procedan de un individuo o de un grupo, que estén dirigidas a obtener o a abandonar el control sobre la persona misma, sobre otros y sobre los diversos sistemas de la sociedad y sus instituciones. En resumen es el proceso de obtener, usar, compartir o abandonar poder, control y participación en la toma de decisiones. Es el proceso de interacciones muy compleja y de los efectos que estos elementos tienen en la forma como están presentes en las relaciones entre personas, entre una persona y un grupo o entre grupos. Este nuevo constructo ha tenido una gran influencia en mí. Me ha llevado a ver de una manera fresca el trabajo realizado en mi vida profesional. Yo he jugado un papel en la iniciación del enfoque centrado en la persona. Este punto de vista se desarrolló se desarrolló primero en la asesoría y en psicoterapia, donde fue conocido como centrado en el cliente, lo que significaba que la persona que buscaba ayuda no era tratada como un paciente dependiente, sino como un cliente responsable. Aplicado a la educación, se le llamó enseñanza centrada en el estudiante. A medida que se ha extendido a una gran variedad de campos, lejanos del punto de partida –grupos de encuentro, matrimonio, relaciones familiares, administración, grupos minoritarios, interraciales e interculturales y hasta las relaciones internacionales—parece mejor usar una expresión lo más amplia posible: centrado en la persona. Lo que me ha interesado es la dinámica psicológica de este enfoque, como he visto por el individuo y como afecta a la persona. He estado interesado en observar este enfoque desde el punto de vista científico y empírico; qué condiciones hacen posible que una persona cambie y se desarrolle y cuáles son los efectos específicos o los resultados de estas condiciones. Pero nunca le he puesto atención a la política interpersonal puesta en marcha por este enfoque. Ahora empiezo a ver la naturaleza revolucionaria de esas fuerzas políticas. Me he visto obligado a revaluar todo mi trabajo. Quisiera preguntar cuáles son los efectos políticos (en el nuevo sentido político) que todo lo que yo y muchos colegas en todo el mundo hemos hecho y estamos haciendo. ¿Cuál es el impacto de un punto de vista centrado en el cliente sobre los aspectos del poder y del control en psicoterapia individual? Exploraremos la política de varios enfoques para ayudar a la gente ya sea a través de terapia individual o mediante grupos de encuentro o alguna otra experiencia intensiva de grupo. Abordaremos abiertamente un tema muy pocas veces discutido: el aspecto del poder y del control en las llamadas profesiones de ayuda. En 1940 empecé a tratar de cambiar lo que ahora llamaría política de la terapia. Al describir la tendencia que empezaba a surgir dije: “Este nuevo enfoque difiere del anterior en que tiene objetivos realmente diferentes. Está enfocado directamente a promover una mayor independencia e integración del individuo en lugar de esperar que tales resultados ocurran si el terapeuta le ayuda a resolver el problema. El centro de

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atención es el individuo y no el problema. El objetivo no es resolver un problema particular sino ayudar al individuo a crecer de modo que él pueda hacer frente al actual problema y a problemas posteriores de una manera más integrada. Si él puede ganar suficiente integración para manejar un problema de una manera más independiente, más responsable, menos confusa, mejor organizada, entonces él será capaz de manejar también nuevos problemas en la misma forma. “si esto parece un poco vago, puede hacerse más específico…se basa mucho más en el impulso individual al crecimiento, a la salud y al buen funcionamiento psicológico. La terapia no es cuestión de hacerle algo al individuo o de inducirlo a hacer algo en relación a sí mismo. Por el contrario se trata de liberarlo para que tenga un crecimiento y un desarrollo normales, de quitar obstáculos para que él pueda ir otra vez hacia delante.” Cuando estas afirmaciones fueron hechas por primera vez en 1940, ocasionaron un gran furor. Yo había descrito varia de las técnicas de orientación que se usaban mucho en ese tiempo –sugerencias, consejos, persuasión e interpretación. Y había señalado que ellas se apoyaban en dos presupuestos básicos: que el “orientador es el que más sabe” y que él puede encontrar las técnicas para llevar a su cliente, en una forma eficiente, a conseguir el objetivo escogido por el mismo orientador. Veo ahora que yo había dado un golpe político de dos filos. Yo había dicho que la mayoría de los orientadores se consideran competentes para controlar la vida de sus clientes. Y me había adelantado a exponer la opinión de que era preferible simplemente liberar al cliente para que pudiera convertirse en una persona independiente, con auto dirección. Estaba haciendo claro que si ellos se hallaban de acuerdo conmigo, eso significaría un completo rompimiento y un viraje del 180° de su control personal en sus relaciones de orientación. Al paso de los años, el punto de vista que yo expuse en una forma muy tentativa en 1940 creció, se profundizó y se esforzó con la experiencia clínica y con la investigación. Se hizo conocido como psicoterapia centrada en el cliente, y en los años transcurridos ha sido apoyado por más estudios empíricos que ningún otro enfoque terapéutico. Desde la perspectiva de la política, el poder y el control, la terapia centrada en la persona está basada en una premisa que al principio parecía riesgosa e incierta: una visión del hombre como un organismo básicamente digno de confianza. Con el paso de los años, esta base ha sido fortalecida por la experiencia con individuos con problemas, con psicóticos, con grupos pequeños de encuentro, con estudiantes en clases y con grupos de personal. Se ha ido estableciendo con más y más firmeza como una postura básica aunque cada persona debe aprenderla paso a paso por sí misma para estar convencida de su validez. Recientemente le ha descrito como la “hipótesis que se ha formado y ha probado gradualmente en el sentido de que el individuo tiene dentro sí muchos recursos para entenderse a sí mismo, para modificar su autoconcepto, sus actitudes y su conducta autodirigida – y que estos recursos puedan ser sacados sus e provee de un definido clima de actitudes psicológicas facilitadotas”.

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¿Hay alguna otra base para esta premisa más que un mero deseo o la experiencia de unas cuantas gentes? Yo creo que sí. Biólogos, neurofisiólogos y otros científicos, incluyendo psicólogos, tiene evidencia que se suma a esta confusión. Existe en todo organismo, a cualquier nivel, un movimiento subyacente que los lleva hacia una realización constructiva de sus potencialidades inherentes. Existe en el hombre una tendencia natural al desarrollo completo. El término que ha sido más usado para designar este hecho es la tendencia actualizante y es algo que está presente en todos los organismos vivos. Ella es la base sobre la cual está construido el enfoque centrado en la persona. Por supuesto que la tendencia actualizante puede ser obstruido, pero no se le puede destruir sin destruir al organismo. Recuerdo que en mi niñez el cajón en el que guardábamos nuestras provisiones de papas para el invierno estaba en el sótano, varios pies debajo de una pequeña ventana. Las condiciones no eran desfavorables, sin embargo las papas empezaría a retoñar – retoños pálidos muy poco parecidos a los retoños verdes que echaban cuando eran plantadas en la tierra, en la primavera. Pero estos retoños tristes y débiles crecerían dos o tres pies de longitud mientras trataban de alcanzar la luz distante de la ventana. Ellos eran, en su crecimiento estrambótico y estéril, una especie de expresión desesperada de la tendencia direccional que he estado describiendo. Nunca llegarían a ser una plata, nunca maduraría, nunca realizarían su potencialidad real. Pero bajo las circunstancias más adversas, ellas luchaban por llegar a ser. La vida no se rendiría, aun si no podía florecer. A menudo pienso en aquello retoños de las papas cuando trato con clientes cuyas vidas han sido atrofiadas terriblemente y cuando trabajo con hombres y mujeres en los lugares para custodia de los hospitales estatales. Las condiciones en que estas gentes se han desarrollado han sido desfavorables que sus vidas a menudo parecen anormales, desviadas, muy poco humanas. Con todo, se puede confiar en la tendencia direccional que existe en ellos. La clave para entender su conducta es que ellas están luchando, con los únicos medios a su alcance, para moverse en la dirección del crecimiento, de llegar a ser. Para nosotros los resultados pueden parecer bizarros y estériles, pero son intentos desesperados de la vida por vivir. Esta es la potente tendencia que está en la base de la terapia centrada en el cliente y de todo lo que ha salido de ella. Es obvio que, sin ir más lejos, aun esta premisa de la terapia centrada en el cliente tiene grandes implicaciones políticas. Nuestros sistemas educativos, nuestras organizaciones industriales y militares y muchos otros aspectos de nuestra cultura, toman el punto de vista que la naturaleza del individuo es tal que no puede confiarse en él, que él tiene que ser guiado, instruido, recompensado, castigado y controlado por aquellos que son más sabios o de un status superior. Para estar seguro: nosotros hablamos de una filosofía es más respetada en la predicción que en la práctica. Por lo tanto, simplemente describir la premisa fundamental de la terapia centrada en el cliente, es hacer un afirmación política desafiante. ¿Qué clima psicológico hace posible la liberación de la capacidad del individuo para comprender y gobernar su vida? Existen tres condiciones para este clima promotor del crecimiento, ya sea en la relación terapeuta y cliente o padre e hijo, líder y grupo, maestro y estudiantes, administrador y personal; de hecho, en cualquier situación en que el objetivo es el desarrollo de la persona.

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La primera se refiere a la genuinidad, autenticidad, congruencia. Mientras más el terapeuta es ella misma en la relación, sin poner la fachadas personales o profesionales, mayor es la probabilidad de que el cliente cambiará y crecerá de una manera constructiva. Esto quiere decir que el terapeuta está siendo en una forma abierta los sentimientos y actitudes que están fluyendo dentro a cada momento. El término transparente al cliente; el cliente puede ver con claridad lo que el terapeuta es en la relación; el cliente no experimenta ningún secreto por parte de la terapeuta. Por lo que se refiere a la terapeuta, lo que ella está experimentando está disponible a su consciencia, puede ser vivido en la relación y puede ser comunicado si es apropiado. Entonces hay una gran semejanza o congruencia entre lo que se experimentará a nivel visceral, lo que está presente en la consciencia y lo que expresa al cliente. ¿Qué significa esto en términos prácticos? Significa que cuando el cliente está sufriendo o afligido, es probable que la terapeuta estará experimentando afecto o compasión o comprensión. Pero en otros momentos de la relación, ella puede estar experimentando aburrimiento o coraje, o aun miedo de un cliente destructivo. Mientras más consciente pueda se el terapeuta y mientras más pueda dejarse ser y expresar estos sentimientos, sean positivos o negativos, más probable es que pueda ayudar a su cliente. Son los sentimientos y las actitudes lo que ayudan cuando son expresados y no las opiniones o juicios acerca del otro. Entonces al terapeuta no puede saber que el cliente es un conservador aburrido, o un bastardo demandante o una hermosa persona. Todos estos son puntos discutibles. La terapeuta solamente puede ser congruente y útil a l expresar los sentimientos que ella reconoce como suyos. En la medida en que la terapeuta experimente, reconozca como suyos, conozca y exprese lo que le sucede dentro, en esa medida es probable que ella facilitará el crecimiento en el cliente. Desde la perspectiva de la política interpersonal, este primer elemento de la relación, la congruencia, da al cliente y a la terapeuta un gran espacio para ser. En efecto, la terapeuta está diciendo: “Aquí estoy como soy”. No hay ningún intento de control sobre la respuesta del cliente para que sea de una determinada manera. Por el contrario, dándose cuenta de que la terapeuta le está permitiendo ser como ella es, el cliente tenderá a descubrir esa misma libertad. La segunda actitud de importancia para crear un clima favorable al cambio es la aceptación, aprecio o estimación – la aceptación positiva incondicional. Esto quiere decir que en un movimiento o cambio terapéutico es más probable cuando la terapeuta está experimentando una actitud positiva, aceptante hacia cualquier cosa que el cliente es en ese momento. Esto requiere la buena voluntad de la terapeuta para desear que el cliente sea cualquier sentimiento que esté presente en ese momento – confusión, resentimiento, miedo, coraje, valor, amor u orgullo. Es un aprecio no posesivo. La terapeuta estima al cliente en una forma total más que de una manera incondicional. Esto se asemeja al amor que a veces un padre siente hacia un niño. La investigación indica que mientras más esta actitud es experimentada por el terapeuta, mayor es la probabilidad de que la terapia sea exitosa.

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Por supuesto no es posible sentir tal aprecio incondicional todo el tiempo. Una terapeuta que es real a menudo tendrá sentimientos muy diferentes, sentimientos negativos hacia el cliente. Por lo tanto, esto no tiene que ser visto como un “debería”, es decir que la terapeuta debería tener una aceptación positiva incondicional por el cliente. Sencillamente es un hecho que a menos que esto sea un ingrediente razonablemente frecuente en la relación, el cambio constructivo en el cliente es poco favorable. ¿Qué hay de la política interpersonal en esta actitud? Es un poderoso factor, pero de ninguna manera manipula o controla la relación. No hay juicio ni evaluación. El poder sobre su vida es dejado completamente en las manos del cliente. Provee una atmósfera que nutre pero no una que presiona. El tercer aspecto facilitador de la reclamación es la comprensión empática. Esto significa que la terapeuta capta con precisión los sentimientos y significados personales que están siendo experimentados por el cliente y comunica esta comprensión al cliente. En sus mejores momentos, la terapeuta está metida en el mundo privado de la otra persona que puede clarificar no sólo los significados de los cuales el cliente es consciente, sino también aquellos que están justo por debajo del nivel de consciencia, cuan ella responde a este nivel, la reacción del cliente es de este modo: “quizá esto es lo que he estado tratando de decir. No me había dado cuenta de ello, pero si, ¡esa es la manera como yo siento!”. Este tercer elemento de la relación es quizás el que puede mejorarse más fácilmente, aun a través de un entrenamiento corto. Las terapeutas pueden aprender con bastante rapidez a escuchar mejor, a ser más sensibles, más empáticas. Esto es tanto una habilidad como una actitud. Para ser más genuino o más aceptante, sin embargo, la terapeuta debe cambiar a través de su experiencia, y esto es un proceso más complejo y más lento. Ser más empático requiere de una elección por parte de la terapeuta en relación a lo que ella presta atención, a saber el mundo interior del cliente tal como ese individuo lo percibe. Entonces esto cambia la política interpersonal de la relación. No obstante, de ninguna manera ejerce el control sobre el cliente. Por el contrario, le ayuda al cliente a tener una comprensión más clara de su propio mundo y de su propia conducta, y por lo tanto a tener un mayor control sobre ellos. Podrías muy bien preguntar por qué una persona que busca ayuda cambia positivamente cuando participa en una relación con una terapeuta que tiene estas características. A través de los años yo he llegado a ver con más y más claridad que el proceso de cambio en el cliente está en reciprocidad con las actitudes de la terapeuta. A medida que el cliente encuentra a la terapeuta escuchando sus sentimientos en una forma aceptante, él se vuelve de escucharse a sí mismo con aceptación, de oír y aceptar el coraje, el miedo, la ternura, el valor que está siendo experimentado. A medida que el cliente encuentra a la terapeuta estimándolo y valorándolo aun en los aspectos ocultos y horribles que han sido expresados, él experimenta una estimación y gusto por sí mismo. A medida que la terapeuta es experimentada como real, el cliente es capaz de tirar las fachadas para ser más abiertamente la experiencia interna.

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Políticamente, al escuchar los sentimientos internos, el cliente reduce el poder que otros han tenido para inculcarle culpas, miedos e inhibiciones y poco a poco aumenta la comprensión, el control sobre sí mismo. A medida que el cliente es más aceptante de sí mismo, se vuelve más y más grande. El cliente se posee a sí mismo en un grado que nunca antes se había dado. La sensación de poder está creciendo. Conforme el cliente se va haciendo más consciente de sí mismo, más aceptante de sí, menos defensivo y más abierto, él encuentra por fin algo de la libertad para crecer y cambiar en las direcciones naturales del organismo humano. La vida está ahora en sus manos para ser vivida como un individuo. Hace algunos años traté de describir el proceso del cambio tal y como es experimentado internamente por el cliente en terapia centrada en la persona con un terapeuta hombre: “Tengo miedo del terapeuta. Quiero ayuda pero no sé si confiar en él. El podría ver cosas que yo conozco de mí mismo, cosas amenazantes y malas. Parece no estarme juzgando, pero estoy seguro lo que hace. No puedo decirle lo que realmente me preocupa, pero puedo hablarle de algunas experiencias pasadas que están relacionadas con mi preocupación. El parece entenderlas de modo que puedo revelar un poquito más de mí mismo”. Pero ahora que yo he compartido con él algo de esta parte mía que es mala, él me desprecia. Estoy segura de ello, pero es raro que pueda encontrar tan poca evidencia de ello. ¿Tú crees que lo que le he dicho es tan malo? ¿es posible que yo necesite estar avergonzado de esta parte de mi? No siento más que él me desprecie. Me hace sentir que quiero ir más lejos explorándome. Quizás expresando más de mí mismo. Lo encuentro como un especie de compañía mientras yo haga esto; él parece comprender realmente. Pero ahora me estoy sintiendo amenazado de nuevo, y esta vez profundamente amenazado. No me di cuenta que explorar los escondrijos desconocidos de mi mismo me haría sentir sentimientos que yo nunca antes había experimentado. Es muy extraño porque de alguna manera no son sentimientos nuevos. Tengo la sensación de que ellos siempre habían estado ahí. Pero parecen tan malos y molestos que nunca me había atrevido a dejarlos influir en mí. Y ahora, conforme yo vivo estos sentimientos en las horas con él, me siento terriblemente inseguro, como si mi mundo se estuviera derrumbando. Solía ser seguro y firme. Ahora es endeble, permeable y vulnerable. No es agradable sentir cosas de las cuales yo antes siempre me he sentido amenazado. Es su culpa. Con todo, curiosamente estoy deseoso de verlo y me siento más seguro cuando estoy con él. Ahora ya no sé quien soy, pero a veces cuando siento cosas yo parezco sólido y real por un momento. Estoy preocupado por las contradicciones que encuentro en mismo: actúo de una manera y siento de otra, pienso una cosa y siento otra. Eso es muy desconcertante. También a veces es muy aventurero y alborozador estar tratando de descubrir quién soy yo. A veces me descubro a mí mismo sintiendo que quizás la persona que yo soy vale la pena ser, cualquier cosa que eso signifique.

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Estoy empezando a encontrara muy satisfactorio, aunque a menudo doloroso, compartir solo lo que estoy sintiendo en este momento. Tú sabes, es realmente útil tratar de escucharme a mí mismo, oír lo que pasa en mí. Parece muy digno de confianza. Utilizo algunas de mis horas con él para escarbar profundo dentro de mí mismo para saber lo que estoy sintiendo. Es un trabajo que asusta pero yo quiero saber. Y yo confío en él mayor parte del tiempo y eso ayuda. Me siento vulnerable y al descubierto, pero yo sé que él no quiere hacerme daño y hasta creo que él me aprecia. Se me ocurre mientras tanto de bajar más y más profundo dentro de mí mismo, que quizás si yo pudiera sentir lo que sucede en mí y darme cuenta de su significado, ya sabría quien soy yo también sabría que hacer. Por lo menos yo siento este conocimiento algunas veces con él. Aún puedo decirle precisamente lo que estoy sintiendo hacía él en un momento dado, y en lugar de que esto destruya la relación como yo solía temer, parece hacerla más profunda. ¿Crees que podría ser mis sentimientos con otra gente también? Tal ves eso tampoco sería demasiado peligroso. Tú sabes, siento como si estuviera flotando con la corriente de la vida, aventureramente, siendo yo. Soy derrotado a veces, herido en ocasiones, pero estoy aprendiendo que esas experiencias no son fatales. No sé exactamente quién soy –pero puedo sentir mis reacciones en cualquier momento y ellas parecen funcionar muy bien como una base para mi comportamiento momento a momento. Talvez esto es lo que significa ser yo. Pero claro puedo hacer esto sólo porque me siento seguro en la relación con mi terapeuta. ¿O podría ser de esta manera fuera de la relación? Me pregunto. Me pregunto. Quizás podría. La política de enfoque centrado en el cliente es una renuncia y una invitación conscientes, por parte de la terapeuta, a todo control sobre el cliente y a tomas decisiones por él. Es la facilitación de convertirse en dueño de sí mismo por parte del cliente y las estrategias a través de las cuales esto puede lograrse; el colocar el lugar de la toma de decisiones. Está políticamente centrado en el cliente. La terapia centrada en el cliente ha cambiado para siempre la política de la psicoterapia al grabar y publicar la transcripción de entrevistas terapéuticas. Las operaciones misteriosas y desconocidas de la terapeuta están ahora al descubierto para que todas las vean. Esto ha permitido que un soplo de aire fresco y de sentido común invada el mundo terapéutico. El individuo es al menos capaz de escoger una escuela de terapia que le parezca compatible con él. Y cuando al principio sólo había entrevistas centradas en el cliente disponible para discusión y crítica, las hay ahora también disponibles en grabaciones de terapeutas expertos de varias orientaciones. Tom Hanna sintetiza bien el efecto de esto y coloca a una psicoterapia centrada en la persona en un contexto más amplio. “la psicología humanista ha servido para desmitificar la naturaleza de la terapia. Tanto la teoría como la práctica del cambio terapéutico deberían ser hechas públicas, de modo que este conocimiento pueda ser compartido en una forma común por el paciente y terapeuta…No es cuestión de que el terapeuta siga el viejo modelo médico autoritario de mantener al paciente en la

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oscuridad como un patriarca podría tratar a un niño…Es cuestión de que el individuo habituado, infeliz, recobre el control de sí mismo y su capacidad de mantener su propia totalidad y salud. Claro, éste es un procedimiento de lo más “poco profesional” porque quita la autoridad, el secreto y la incuestionabilidad del curandero profesional y terapeuta. Y da estas cosas al paciente. Por lo tanto, no se considera que el centro de la acción terapéutica esté dentro de las decisiones del terapeuta sino dentro de las decisiones del paciente. No es muy necesario decir que el punto de vista centrado en la persona altera en una forma drástica la relación terapeuta-paciente tal como había sido concebida anteriormente. La terapeuta se convierte en la “portera” del cambio, no es su causante. Ella pone la autoridad final en manos del cliente, se trate de cosas pequeñas tales como la corrección de una respuesta del terapeuta o de grandes decisiones tales como la dirección de la vida de uno. El lugar de la evaluación, de la decisión, está claramente en manos del cliente. Un enfoque centrado en la persona se basa en la premisa de que el ser humano es un organismo básicamente digno de confianza, capaz de evaluar la situación externa e interna, de comprenderse a sí mismo en su contexto, de hacer elecciones constructivas como los siguientes pasos en la vida y de actuar en base a esas elecciones.