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    Barbarie

    No hace mucho, «Socialismo o Bar-

      barie» fue divisa corriente para aque-

      llos que, criticando el modo de vidacapitalista, apostamos por otro modo de vidasin capital y sin Estado. Fue a la vez un princi-pio gnoseológico y ético: nos dio a entender y nos movilizó.

    Nos dio a entender la naturaleza profunda delCapitalismo, su tensión de muerte. El carácterfetichista de la mercancía entrañaba la enajena-ción como modo de vida. Las relaciones socia-les entre personas se convertían en relacionessociales entre cosas. La relación monetaria, el

     valor de cambio, el dinero como relación so-cial, sería el único fetiche que regiría el mundoque conocemos. El Capitalismo, en su desarro-llo y extensión generalizaba la barbarie. El re-paso, hoy, de 200 años de su vida (que es la nues-tra), no contradicen tal análisis; la mirada actualsobre el mundo por él conquistado, menos. Nohace falta volver a la retahíla de datos y cifras yapor repetidas inocuas: Barbarie.

    Nos movilizó. Su camino podía ser parado.El tipo de expoliación, explotación, exclusión

    que sostenía podía ser superado y en su ruina intentar otra forma de producción y de vida. Pero ello no eraineluctable: sólo la actividad de los hombres podía construir, no dentro sino más allá del Capitalismo, elsocialismo: palabra que revestía un fin posible del Capitalismo y no otra forma de gestionar el mismo.

    Para aquellos que fue simple divisa de ortodoxia y de militancia, fácil les fue cambiar de credo y de bando, y ahora ironizan la divisa de sus años jóvenes y la acusan de haber retrasado su compromiso con este Capitalis-mo posible y de haber escamoteado las razones profundas, no ideológicas, de la barbarie: otra vez las causasnaturales y humanas. Para nosotros la vieja divisa cumple aun su función gnoseológica haciéndonos ver cómoavanzan a la par Capitalismo y barbarie; que lo que generaliza a ésta son unas relaciones sociales determinadasy no unas causas naturales, y nos impulsa a indagar en aquellas, buscando más razones sin conformarnos conel cinismo acrítico de los media: hay hambre en Somalia porque no llueve, hay guerra en Yugoslavia porque lagente está loca.

    En Yugoslavia hay hombres con pasiones encontradas, resentimientos, odios,... con raíces étnicas, religiosas,nacionales; pero hay más cosas, que explican porque unas diferencias se convierten en guerra, que explican laactual situación en los Balcanes. Quizás la primera barrera para llegar al conocimiento de lo que pasa y suporqué sea la misma información mediática que lleva la comprensión a lugares comunes tópicos donde éstaembarranca. Lugares comunes hechos de estereotipos que reducen la dimensión social de la realidad, queseleccionan sólo una parte de ésta, que universalizan comportamientos individuales, etc.

    Uno de estos lugares comunes consiste en entender la actual situación bélica como la pugna entre el viejoaparato comunista (la Serbia de Milosevic) y los partidarios del cambio hacia la democracia y el mercado(Eslovenia y Croacia con Kucan y Tudjman). Pero aparte de las razones internacionales de la conveniencia deeste engaño, resulta que los Milosevic, Kucan y Tudjman son los tres jefes de fila del viejo aparato comunista,y tan dictatoriales son las medidas de estado de excepción sobre la población albanesa de Kosovo decretadas

    por Milosevic, como las puestas en pie por Tudjman contra la minoría serbia en Croacia, como los plebiscitospara la independencia llevados a cabo por Kucan y Tudjman. Todos se llaman demócratas y se acusan defascistas, pero tal como se escribió durante el levantamiento de la ciudad de Budapest en 1956, lo único ciertoes que «los fascistas son los que tiran sobre el pueblo».

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    Otro lugar común es el de entender la guerra en losBalcanes como una guerra entre religiones. No cabeduda de la importancia de las iglesias y de las confe-siones musulmana, ortodoxa y católica en la configu-ración histórica de estos pueblos, y del papel belige-rante que hoy juegan los dirigentes respectivos de es-tas confesiones. Pero esta beligerancia se hace en nom-bre de intereses concretos, intereses contrapuestos,resultantes también de la lucha de clases mundial.

    Quizás el lugar común más utilizado es el que redu-ce la guerra a un conflicto inter-étnico. Para ello serecurre a todos los estereotipos: los croatas serían to-dos oustachis y los serbios todos partisanos; pero en-tre los partisanos de Tito, croata, el 60 % eran croatas,y las distintas etnias siempre han convivido mezcla-das. Otra vez es la diferencia étnica la que sirve porigual a los poderes respectivos ahora en Serbia, Croaciay Bosnia-Herzegovina de coartada para lanzar a unos

    pueblos contra otros (otra vez aquí la decisiva impor-tancia de los media, la TV, los intelectuales...). Entreellos se necesitan contra un pueblo que se manifiestapor la paz (la importante manifestación en marzo del91 en Belgrado y posteriormente en Sarajevo donde200.000 personas fueron ametralladas por las tres gue-rrillas nacionalistas: musulmana, serbia y croata) y porla deserción. En nombre de la identidad étnica se llevaa cabo una guerra de conquista y genocidio.

    Otro de estos lugares comunes es el que remite elactual conflicto a un pasado sin conexión con el pre-

    sente, escamoteando, por tanto, la dimensión históri-ca y social de éste. Se recurre a la historia como sumade momentos pasados pero no como interacción su-cesiva de intereses contrapuestos, como lucha de cla-ses entre y dentro de cada una de las nacionalidadesen cuestión, que explique el porqué del titismo –unafórmula atípica, respecto al estalinismo, de resolver lapolítica (federación) y la economía (autogestión)– y,más hacia acá, que explique la disolución de la Yugos-lavia socialista.

    Otro lugar común concurrente es el de la no belige-rancia de la Europa democrática. En él abunda toda

    una literatura que vendría a echarle en cara su no ac-tuación, el no estar a la altura de las circunstanciaspara parar la guerra, etc., cuando es precisamente subeligerancia acorde a sus intereses geoestratégicos ode mercado la que aviva este conflicto. (Pensemos en

    el rápido reconocimiento de Croacia y Eslovenia porparte de Alemania; la primera alineación de USA

     –Baker– con Serbia; la ayuda militar de Rusia y Chinaa Serbia; la ayuda a la guerrilla croata por parte del

     Vaticano; etc.).

    Fuera de estos lugares comunes, dentro de la actual

    lucha de clases mundial en el momento actual de re-cesión/restricción del mercado, de cerrar las puertasdel supermercado,... ¿cómo entender lo que pasa enlos Balcanes? Sabemos que el Capitalismo es aún unaeconomía de guerra, que su industria ha de hacer ar-mas... y, por tanto, guerras. Pero, ¿porqué ahora ésta y aquí? Sabemos que la lógica de la acumulación lleva ala barbarie y podemos seguir su rastro pero se nosescapan el qué y el cómo; atendemos perplejos, mu-dos, el devenir de un horror que aún puede aumentara partir de Kosovo. ¿Otra vez ensayo general de otraguerra mundial? La CORRESPONDENCIA recibi-

    da en torno a Yugoslavia y que aquí publicamos pue-de ayudarnos a pensar esta perplejidad.

    Con todo, si la función gnoseológica de la vieja di- visa nos es aún pertinente, su carácter movilizador eshoy menor o distinto. Si ayer la barbarie y el horrornos movilizaban, hoy nos paralizan. Quizás, en parte,fruto de la perplejidad antes mencionada; quizás, enparte, fruto de la duda sobre la eficacia de nuestraintervención: sin querer caer en el error de hacer unanálisis «post festum», del que sabe de antemano loque sucederá, sí que acusamos la experiencia de ver

    las cosas ir justo en la dirección opuesta a la que ha-bíamos apostado; de ver que lo que pretendíamos su-primir vuelve (para resumir, ¿bastará con señalar la

     vuelta de la doble águila en Rusia o la legitimación dela legión española como cascos azules?).

    Esta parálisis y pasividad es reforzada aún por lascampañas de solidaridad que desde distintos poderesse nos lanzan, por lo que tienen de engaño: llaman ala solidaridad los que, en parte, gestionan el conflicto(y la solidaridad) y luego te culpabilizan. Recurso, porotra parte, cada vez más utilizado: ellos, los que consu poder real gestionan una sociedad que propicia laxenofobia, expande la polución, mina nuestra salud,etc., lanzan campañas de denuncia sobre todo ello,haciéndonos culpables a nosotros.

    Etcétera. Barcelona, diciembre 1992

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    PARA SITUARNOS...

    En el mes de mayo de 1944 Winston S. Churchill

    afirmaba ante el parlamento inglés: «Nos he-mos proclamado vigorosos sustentadores delmariscal Tito... Le estamos enviando, y nos propone-mos enviarle, los mayores suministros posibles de ar-mas... Recuérdese que hay un gran número de propie-tarios rurales serbios –acaso doscientos mil– que sonanti-alemanes, pero reciamente serbios, y sostienen, na-turalmente, las opiniones de una comunidad de propie-tarios campesinos respecto a la propiedad, siendo me-nos entusiastas respecto al comunismo que algunos delos croatas y eslovenos. El mariscal Tito, en gran parte,

    ha anegado su aspecto comunista en su carácter de con-ductor de los patriotas yugoslavos. Repetidamente haproclamado que no tiene intención de transformar lossistemas de propiedad prevalecientes en Serbia».

     Con el aval político y militar del gran estratega e ideó-logo que para la política del capitalismo fue Churchill, Tito realizó la unificación práctica de los territoriosbalcánicos. La clave para conseguir este objetivo políti-co fue su disposición para permitir la reestructuracióndel capital yugoslavo sin poner en peligro las opinionesde una comunidad de propietarios con respecto a la

    propiedad. Como siempre ha sido, el motor para reem-prender la senda de acumulación capitalista, tras el parónde la guerra, fueron los trabajadores, convencidos ensu mayoría de que iban a ser ellos los gerentes de lanueva sociedad.

     Tras la guerra, en Yugoslavia no era difícil llevar acabo la reestructuración del capital. El 80% de la indus-tria pesada, mayoritariamente de capital chetnik, pasóautomáticamente de manos de los nazis a manos de losnuevos burócratas. Los nuevos propietarios de la tierraque habían colaborado con el régimen de Hitler, tam-

    bién fueron expropiados, aunque en realidad lo que sehizo fue una amortización agraria consistente en na-cionalizar tierras de la iglesia católica cuya vinculacióndurante la guerra con los ustachi había sidoinsultantemente manifiesta. Los partisanos engrosaronlas filas de la policía política y coparon los puestos cla- ves de los Consejos Obreros. El principal escollo paraponer en marcha la industria era la escasez de proleta-riado industrial (500.000 sobre una población de 17millones), pero el empuje ideológico del comunismo y las técnicas de producción y disciplina stajanovista (no

    exenta de avanzados programas de educación,conductismo de masas hacia el «Welfare State» y mu-cho culto a la personalidad de Tito ), junto con la co-

    lectivización de zonas rurales que forzó la inmigración

    a las ciudades, permitió incorporar a la industria nume-rosas y entusiastas manos. En 1950 se introduce en lalegislación laboral el concepto de «co-gestión», seresponsabiliza a los Consejos Obreros de asegurar unamayor participación democrática en la explotación, lasempresas mixtas adquieren cada vez más independen-cia en la toma de decisiones. Son los propietarios de losbonos recompensa, por su participación en la guerray/o en la reconstrucción acelerada en la postguerra, losque determinan la política de la empresa en lo que serefiere a inversiones, línea de productos, productividad,

    suministros, etc. Los salarios, regulados ficticiamentepor el gobierno, sufrieron un fuerte deterioro al incor-porarse técnicas de comisión sobre beneficios.

    En el terreno político, el poder se descentralizó porrepúblicas, el Frente Popular vertebrado por la Liga delos Comunistas empezaba a gestar diferencias políticas,siempre relacionadas con conflictos económicos. Es-tas diferencias tenían su correspondiente nacional, ét-nico o religioso.

     A finales de los 50 aparecen las primeras luchas obre-ras provocadas por los bajos salarios y el recurso de la

    industria a la economía paralela (ocupación de manode obra por debajo del salario mínimo).

    En los primeros años de la siguiente década se pro-ducen las primeras divisiones de la estructura econó-mica. El poder central, propietario de las fábricas dearmamentos y empeñado en desarrollar económicamen-te las regiones más desfavorecidas, empieza a ser con-testado por los burócratas de las regiones más próspe-ras, apoyados estos por los sindicatos que empiezan adarse cuenta de que los salarios dependen ya más de laproductividad que de las políticas «comunistas». Los

    enfrentamientos entre los conservadores ligados al Ejér-cito y los liberales tiene su correspondencia nacional.El norte transfiere plusvalías hacia el sur. La banca cen-tral ahoga las tendencias desarrollistas de las repúblicasmás prósperas favoreciendo las inversiones en las gran-des fábricas de armamentos y en planes de ayuda alsur... Entre 1963 y 1965 se consolida la nueva constitu-ción que otorga mayor poder a las autoridades de lasrepúblicas. Se inicia un proceso de descentralizaciónpolítica, se reduce la influencia del presupuesto del Es-tado en la política de inversiones regionales y se forta-

    lece el papel de las nuevas clases dirigentes, las cualesfavorecen la participación de la economía en el merca-do internacional. Poco a poco se transfigura el buró-

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    crata y aparece el gestor, cuyos rasgos más característi-cos se corresponden a los perfiles de personajes que,como Milosevic o Tudjman, en aquellos años escala-ban puestos en el mundo de la banca y las finanzas, a la vez que iniciaban un desenganche paulatino de las es-tructuras financieras centrales lo que les permitió resti-

    tuir vínculos con sectores religiosos, banderías políti-cas neo-nacionalistas y sus correspondientes familias oetnias. El resultado de este proceso es el incrementodel desempleo y las migraciones internas.

    Más de 250. 000 personas se ven obligadas a emigrardesde Kosovo, Bosnia y Montenegro hacia Croacia y Eslovenia, donde se emplean en la creciente industriaturística. Estas migraciones desvirtúan los pilares étnicosy religiosos sobre los que Tito construyó la unificaciónterritorial y política.

    El resultado de las reformas económicas es el incre-mento del desempleo y el descenso del poder adquisiti- vo. De nuevo, pero esta vez con mayor empuje, el paísse ve envuelto en una ola de huelgas salvajes, protago-nizadas por los obreros manuales frente a los burócra-tas y empresarios. No eran pocos los obreros que em-pezaban a ver claro y a entender que no viajaban en elmismo barco que sus timoneles. La respuesta del podercentral confederado y sus adláteres de la Liga de losComunistas y los sindicatos a la inestabilidad y las huel-gas salvajes, fue la represión combinada con una mayordescentralización y autonomía de los sectores más libe-

    rales del régimen. Tampoco en esta ocasión Tito defrau-dó la confianza que años antes Churchill y el capital in-ternacional le habían otorgado.

    Durante los años siguientes la situación económica secaracterizó por los salarios de miseria, una inflación ga-lopante, emigración de mano de obra al extranjero, inter- vención cada vez mayor del capital extranjero en las in-dustrias yugoslavos –en especial en las de armamento– y la consolidación en las regiones prósperas de Croacia y Eslovenia de los intereses de los propietarios locales.

    La muerte de Tito fue el pistoletazo de salida hacia lameta del poder político de los sectores que a lo largo delos años anteriores habían conseguido una buena posi-ción económica y social en la línea de salida. El recursofácil al nacionalismo exacerbado y al dogmatismo reli-gioso fue la zanahoria de esta carrera. La comprensióninternacional bien aliñada por los media, el visto buenode gobiernos e iglesias y la colaboración económica delcapital americano, alemán, francés, etc., compusieron elcoro de entusiastas animadores y apostadores en tan si-niestra carrera.

    Para ilustrar este símil, baste con echar un vistazo alprotagonismo de algunos personajes de la arena políti-

    ca internacional en los asuntos económicos de Yugos-lavia y que hoy aparecen en prensa y televisión comohumanitarios negociadores por la paz. Veámoslosomeramente y que cada uno saque sus conclusiones.

    Cyrus Vance, actual presidente de la comisión de Na-ciones Unidas para las conversaciones de paz, fue se-

    cretario de Estado USA (1977-81), cuando LawrenceEagleburger -actual vicesecretario de Estado norteame-ricano- era embajador USA en Belgrado. Ambos per-sonajes habían establecido buenos lazos de colabora-ción con Slovodan Milosevic cuando este fue directorde la sucursal de Beobanka (el principal bancoyugoslavo) en Nueva York y posteriormente presiden-te de Beobanka en Belgrado.

     Tanto Eagleburger como Vance tienen contactos, pa-sados y presentes, con la industria militar USA. Vancefue secretario de defensa y estuvo en el consejo de di-rectores de General Dynamics, importante adjudicata-rio de contratos de armamento. Eagleburger fue secre-tario de defensa, consejero político de la legación USAen la OTAN, asesor del presidente en asuntos de de-fensa, consejero de ITT (otro gran contratista de dichodepartamento) y director de Kissinger Associates, una po-derosísima consultoría que proporciona análisis globalesen materia de geopolítica, estrategia y economía.

    Lord Carrington, el dimitido presidente de la comi-sión de la CEE para las negociaciones de paz en Yu-

    goslavia, forma parte del consejo de dirección deKissinger Associates. La empresa constructorayugoslava Energoproject, que obtuvo grandes contra-tos en Libia e Irak, fue uno de los mayores clientes deKissinger Associates.

    El complejo militar industrial yugoslavo adquirió desu homólogo norteamericano patentes de armamentosofisticado que fueron pagadas por encima del preciode mercado. Los intermediarios USA recibieron el co-rrespondiente pago por su intervención en las transac-ciones. Los yugoslavos produjeron cantidades ingentes

    de dicho armamento utilizando la tecnología USA. Losingenieros y trabajadores yugoslavos recibían sus suel-dos en una moneda que sufría un 2.000% de inflaciónanual, por lo que los costes laborales eran sensiblemen-te inferiores a los que se daban en USA. Los productosfueron vendidos por debajo de los precios de mercadoa Irak, Libia, Irán, Argelia, Sudan, Etiopía, Somalia,Corea del Norte, etc... Se vendieron a cambio de dóla-res o petróleo. Los dólares fueron al Beobanka, el pe-tróleo almacenado por Tehnogas, una importante com-pañía yugoslava de combustible presidida también por

    Milosevic.Etcétera. Barcelona, diciembre 1992

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    NACIONALISMOS EN YUGOSLAVIA: ANTECEDENTES Y PROBLEMAS

     ACTUALES Al enfocar el tema de los rasgos específicos delnacionalismo en el área de los Balcanes (o su-deste europeo) –concretamente en los terri-

    torios que hasta hace poco formaban parte de Yugos-lavia– me inclino a la tesis de que la religión ha tenidoun papel esencial en su surgimiento y perpetuación.Las escisiones religiosas han sido y siguen siendo lacausa, tanto de las divisiones (conflictos) nacionales,como de concretas guerras religiosas que han sacudi-do Yugoslavia durante la II Guerra Mundial y actual-mente. Es por eso que tienen razón los que opinanque la tolerancia religiosa es una premisa fundamen-tal para la tolerancia política y nacional en Yugoslavia.Solamente de este modo es posible crear las bases parauna convivencia civilizada, análoga a las que fueroncreadas después de las guerras religiosas en Europaoccidental. Tal como dijo el filósofo yugoslavo Tadich:«nosotros estamos aun en el prefacio de la paz de

     Westfalia».

    La segunda tesis que me parece aceptable es que en Yugoslavia, al igual que en la mayor parte de los paí-

    ses de Europa del Este –particularmente después dela desintegración de la Unión Soviética– la euforia na-cionalista de las dos últimas décadas ha sustituido a lademocracia, y ha sido la sustitución por la ausencia dedemocracia. La libertad de la nación o del Estado na-cional nunca puede sustituir a la libertad de los ciuda-danos, aun menos en los países agobiados por losantagonismos nacionales. La glorificación de la sobe-ranía nacional, o sea, de la soberanía del estado nacio-nal no sólo conlleva el totalitarismo de lahomogeneización nacional, la discriminación de otrasnaciones, sino que también implica la opresión de los

    individuos y los ciudadanos. Las oligarquías naciona-les ocultan sus intereses particulares bajo el pretextode la solidaridad nacional, ocultando en esa forma lasdiferencias y conflictos sociales y políticos en el pro-pio medio. Toda ideología Volksgemeinschaft  (comuni-dad nacional), tanto en el fascismo como en el socia-lismo autoritario (stalinismo) reduce el nacionalismoa su componente populista ( völkische  ) lanzando el lema«¡Opresores y oprimidos de la misma nación, uníos!»El egoísmo nacional y el etnocentrismo, siendo la basede la política de estado, confunden el pueblo con lanación, la soberanía popular (democracia) con la so-beranía nacional.

    El nacionalismo exacerbado tiende a perpetuar latensión psicológica, la adoración de «la idea nacio-

    nal», tratando de prescindir y anular todas las diferen-cias políticas y de clase, poniendo siempre en un pri-mer plan «el interés nacional» y la sobrevivencia na-cional. Este tipo de nacionalismo enfatiza permanen-temente la idea del Estado nacional en lugar de la ideauniversal de la comunidad popular, la comunidad hu-mana; enfatiza el espíritu de la «autoayuda» nacional y la autarquía nacional en lugar de la solidaridad inter-nacional y acuerdos democráticos. Puesto que no ad-mite el espíritu de hermandad y universalidad huma-na, el nacionalismo no reconoce la idea de justiciacomo parámetro crítico de la política. En lugar de eso,el nacionalismo extremo enfatiza la teoría de la fuerzay el derecho del más fuerte en la guerra como una

     virtud y causa justa en la arrogancia nacionalista («fu-ror teutonicus»). Ahí donde la nación se convierte enla base predominante de la vida política, la democra-cia no puede ser promovida. Eso corresponde a loque describió Wilhelm Hennis: «A un ciudadano co-mún y corriente que forma parte de una nación occi-dental no le da lo mismo, pero tampoco le es funda-

    mental si nació como suizo, inglés o canadiense... Noes la pertenencia a esta u otra nación sino el carácterdel gobierno, lo que determina el carácter de una co-munidad política moderna y el destino de las perso-nas que constituyen esa comunidad...»

    La nación y los sentimientos nacionales estáninstrumentalizados, se exacerba el sentimiento de lapresencia de grupo, del destino común y la solidari-dad. Y si agregamos a eso la identificación de la na-ción con la religión, que es el caso más común de lassociedades de Europa del Este, asistimos al surgimien-to de un sistema de valores muy fuerte y al mecanis-

    mo de la movilización social. Este tipo de «teologíade la nación» ha demostrado su éxito tanto en el casode la religión católica (por ejemplo, Polonia, Croacia,Ucrania) como en la religión ortodoxa (Serbia, Mace-donia, Armenia, Rusia,) y en el fundamentalismo islá-mico (Bosnia y Herzegovina, Kosovo, repúblicas ex-soviéticas del sur asiático).

    Las grandes naciones históricas han comenzado suexistencia con la creación de estados centralizados y el triunfo del principio de la soberanía estatal sobre lasupremacía papal, a partir de la quiebra de las monar-

    quías absolutistas y la creación de la sociedad civil (sis-tema de democracia representativa). Las de Europadel Este forman parte de las llamadas naciones tar-días ( Verspätete Nation , en términos de H. Plessner) y 

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    podemos constatar que simplemente imitan la trayec-toria de las naciones desarrolladas, o sea, históricas.

    Mientras que esas naciones «históricas» (que en elpasado han satisfecho sus aspiraciones imperialistas y como grandes potencias han logrado la estabilidad delorden estatal) se inclinan a cierto tipo de nihilismo

    nacional (o sea, para ellas la cuestión nacional no jue-ga un papel decisivo) y aspiran hoy en día a alianzassupranacionales, «las naciones tardías» cargadas deimpaciencia tienden a las formas extremas que lleganal grado del paroxismo nacional con la arrogancia y agresividad manifiesta. El filósofo que ya menciona-mos, Tadich, afirma que este espíritu agresor de lasnaciones tardías muy a menudo se manifiesta en susrasgos trágicos «como una laceración entre grandesdeseos y limitadas posibilidades históricas». Es poreso que la actual situación yugoslava, al igual que la delos países de la ex-Unión Soviética, corrobora en lamejor forma dichos rasgos trágicos. Aquí asistimos ala repetición de la experiencia del fanatismo nacional,que extrae su energía de un pasado romántico-mito-lógico y muy a menudo falsificado; dicho fanatismoes un caldo de cultivo para una fuerza cruda y brutal(«espíritu guerrero») y la forma de vida «heroica», parala supresión de todo tipo de libertades políticas y civi-les y para la subordinación forzada del individuo a losintereses abstractos de la nación y al culto del caudillo( Führerdemokratie  ). Todos los motivos y «argumentos»del romanticismo político

    conservador del siglo XIX surgen como reacción con-tra los logros democráticosde la gran revolución france-sa, han sido utilizados almáximo (autoridad patriar-cal, idealización de los cau-dillos y elites, desigualdadracial y étnica, xenofobia,etnocentrismo, ideología de«Blut und Boden », etc.).

    En los nacionalismosyugoslavos el pasado atávicoes el dueño soberano del pre-sente y del futuro. La histo-ria, concebida exclusivamen-te como pasado, siempre hasido el instrumento de laconciencia y cultura nacional conservadora. Los con-flictos actuales en Yugoslavia son consecuencia de laescisión religiosa (el cisma) dentro de la iglesia cristia-na cuando en 1054 la iglesia griego-ortodoxa se sepa-ró de la iglesia católica romana. Todos los pueblos

    eslavos tienen el mismo origen étnico de modo quesu primer alfabeto ha sido el mismo –cirílico– con elcual divulgaban el cristianismo desde el siglo IX al

    XIII en el idioma eslavo (eslavo eclesiástico). Cuandoel príncipe croata Tomislao se vinculó con la iglesialatina con el fin de obtener el apoyo del Papa y serreconocido como rey (en 925), él, junto con Juan X prohibió el servicio religioso en el idioma popular, elidioma eslavo. Desde entonces el Papa romano, apo-yado por las fuerzas ocupantes de Venecia, Austria,

     Alemania y Hungría impuso el catolicismo, el idiomay el alfabeto latino a los eslavos, dividiendo el conjun-to unido eslavo en la parte oriental y la occidental. Lomismo ocurrió a los eslavos que llegaron a finales delsiglo VI a los Alpes orientales. Bajo la influencia delos bávaros fueron sometidos a la cristianización y alfeudalismo; desde la época de los herederos deLudovico el Pío (después de 843) hasta 1918 estastierras suyas (Eslovenia) fueron parte integrante delEstado alemán y austriaco. Esa rama del pueblo eslavo

     –que se llama actualmente Eslovenia– ha sido some-

    tida durante siglos a la asimilación y opresión nacio-nal. Recién creado el reino de los serbios, croatas y eslovenos (1918), éstos adquirirán todos los derechosnacionales así como la identidad cultural.

    El pueblo más numeroso entre los eslavos del sur –los serbios– también fue sacudido por esas escisio-nes religiosas y se inclinó a Bizancio aceptando la re-ligión ortodoxa. Durante el período del emperadorDusan (1331-1355) el Estado serbio se hizo el máspoderoso de los Balcanes y se adueñó de la parte cén-

    trica de los mismos, Macedonia, Albania y Grecia delnorte. Con la llegada de los turcos a los Balcanes (afinales del siglo XIV) desaparece dicho reino serbio y comienza el proceso de islamización de los Balcanes.

     A comienzos del siglo XIX, a través de las insurrec-

    ciones contra el imperio otomano, los serbios reanu-daron su propio estado (1815) convirtiéndose en elcentro que aglutinaba a todos los eslavos del sur en-

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    carnando sus aspiraciones por la liberación nacionaldel dominio de las grandes potencias vecinas (impe-rio austro-húngaro, Turquía, Italia).

    Por consiguiente, la religión ejerció una influenciadecisiva ya que los pueblos eslavos en los Balcanes nohan sido constituidos como nación única pese a que

    tenían raíces comunes y la misma tradición cultural.El nacionalismo balcánico es de carácter religioso y lareligión ha sido y sigue siendo causa principal de lasdiscrepancias entre naciones. Es cierto que todos losmovimientos nacionales en los Balcanes a finales delsiglo XVIII empezaron por la creación de laintelectualidad nacional, la población urbana y la ar-gumentación lingüística europea, pero han traiciona-do las metas de la secularización consecuente de lasociedad.

    Dentro de este tipo de nacionalismo, por todas las

    penurias que el ciudadano sufre del propio gobierno,se acusa al pueblo de confesión diferente. De ahí sur-ge el fuerte antilatinismo, antibizantismo,antiislamismo que se da en los enfrentamientos béli-cos actuales en Yugoslavia. La iglesia católica siempreha sido un obstáculo para que los pueblos yugoslavosse unifiquen en forma democrática y liberal, por mie-do de que la vida social de los creyentes se le escape alcontrol.

    El renacimiento nacional entre los eslavos comien-za a finales del siglo XVIII, tanto entre los que han

     vivido bajo el imperio Habsburgo ( Sacrum imperium  )como entre los que estaban bajo el feudalismo de Turquía. En los Balcanes el movimiento nacionalempieza por los griegos seguido por los serbios. Elmovimiento nacional croata se atrasó con respecto alserbio y el esloveno se dio después del croata. Elmovimiento nacional búlgaro tomó vuelo después de1830 y el macedonio y albanés justo después de 1878.Entre los últimos, se produjeron los movimientosmusulmanes de los turcos y los albaneses. Nuevascapas sociales (medias y altas como la intelectualidad)fueron las creadoras de los primeros programas na-cionales. En 1790 los serbios presentaron en la Asam-blea de Timisoara el primer programa nacional (la lla-mada Gravamina et postulata , invocando a Montesquieu);el primer serbio que empleó la palabra «nacionalista»en el idioma serbocroata fue Dositej Obradovic en1793. Este seguidor de la filosofía del racionalismo y la ilustración y de las reformas de Joseph II(josefinismo) comenzó la lucha para que el lenguajepopular de los serbios se hiciera literario. Argumenta-ba que el idioma es igual que la comunidad étnica y que los límites de ese idioma son a la vez fronteras de

    ese pueblo (independientemente del estado en que vivay de las iglesias a que pertenece). Así que Dositej es-cribió que los habitantes de Serbia, Bosnia, Croacia

    (salvo el dialecto kaykavski que usan los campesinosal norte de Zagreb) Slavonia, Srem, Backa y Banat(Vojvodina actual) hablan el mismo idioma. El rena-cimiento nacional ha ido acompañado de la lucha porla estandarización del lenguaje literario popular y ladivulgación de la red de escuelas y enseñanza del idio-ma. El dominio de la iglesia dentro del renacimientonacional no ha sido puesto en duda y todos los es-fuerzos de la cultura secularizada para definir la na-ción según las fronteras lingüísticas y de acuerdo conlo que en la conciencia era una vez el conjunto eslavo,contradice los motivos de la iglesia para perpetuar lamencionada escisión religiosa.

    Este conglomerado religioso y nacional de loseslavos del sur se unificó por primera vez en un esta-do único en diciembre de 1918. Esta unificación fueel fruto de un largo trabajo previo y de la convergen-cia de la época del renacimiento del siglo XIX (al igual

    que en Europa, especialmente después de 1848). Sinembargo, el reino de Serbia y su dinastía jugaron elpapel del Piemonte porque en la guerra 1914-1918estuvo al lado de las potencias vencedoras y liberótodos los territorios de los eslavos del sur en losBalcanes (Eslovenia, Croacia, Dalmacia, Macedonia)de los siglos de la ocupación austro-húngara y turca.

    Sin embargo, el llamado Reino de Yugoslavia, du-rante su breve existencia (fue ocupado en 1941 por

     Alemania y sus aliados) fue un caldo de cultivo para laperpetuación de los conflictos religiosos y los separa-

    tismos étnicos. En ese reino estaban muy preocupa-dos la iglesia católica y los separatistas croatas porquetemían al predominio de la iglesia ortodoxa y la dinas-tía serbia. En el nuevo Reino de Yugoslavia entraronlos únicos dos estados soberanos eslavos del siglo XIX 

     –Serbia y Montenegro– renunciando a la propia so-beranía en favor de una nueva comunidad de todoslos eslavos del sur.

    En 1941 los separatistas croatas cumplieron su sue-ño –Estado independiente croata– obrando fervoro-samente por la destrucción de Yugoslavia y aceptan-

    do la tutela de Hitler y Mussolini sobre el llamadoEstado croata independiente-NDH. Fue un estadotítere de Italia y Alemania en el cual el poder lodetentaban los oustachi –organización fascista de losseparatistas croatas–. El líder de los oustachi fue AntePavelic. Durante su breve existencia (1941-1945) esteEstado perpetró un genocidio inaudito contra losserbios. En los campos de concentración fueron ase-sinadas 800.000 personas, la mayor parte de las cualeseran serbios y judíos. Este genocidio sigue enturbian-do las relaciones entre los serbios y los croatas. Elnacionalismo extremo croata siempre ha gozado del

    apoyo del Vaticano, concretamente por la conversiónforzada de los serbios a la fe católica en el período delestado independiente croata.

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    El Reino de Yugoslavia ha sido despreciado tam-bién por el Partido comunista de Yugoslavia (PCY),como seguidor fiel de la III Internacional (Comintern).

     Yugoslavia ha sido considerada como «el eslabón másdébil» dentro del cerco capitalista de la Unión Soviéti-ca; a través de la destrucción de Yugoslavia, la URSShabría protegido su ala sur (creando una serie de pe-queños estados soviéticos satélites en el marco de laFederación balcánica). Al PCY se le asignó la tarea deextirpar de Yugoslavia a Eslovenia, Croacia, Macedo-nia, Kosmet, Vojvodina. En aquel entonces en la di-rección del PCY predominaban los cuadros deEslovenia y Croacia. Ante el peligro de la Alemaniahitleriana, el Comintern admite la sobrevivencia de

     Yugoslavia en forma confederal. El derecho a la auto-determinación y la separación se lo negaron única-mente al pueblo serbio.

    En el lapso 1941-1945 en Yugoslavia se libró la gue-

    rra de liberación contra Alemania y sus aliados. Des-pués de esa guerra, los comunistas yugoslavos salie-ron como vencedores, como el partido más fuerte;suprimieron la monarquía y constituyeron Yugosla-

     via socialista (la llamada «segunda Yugoslavia»). Des-de 1945 hasta 1989-90 en Yugoslavia rigió el sistemamonopartidista (con el Partido comunista en el po-der). Yugoslavia se hizo federación con seis repúbli-cas (Eslovenia, Croacia, Serbia, Bosnia, Herzegovinay Macedonia). Fueron reconocidos como nuevos pue-blos: macedonios, montenegrinos y musulmanes; las

    minorías nacionales obtuvieron todos los derechospolíticos y culturales. Los serbios, aun siendo el pue-blo más numerosos y pese a tener su propia unidadfederal, seguirán dispersos por las demás repúblicasyugoslavas (particularmente en Croacia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro y Macedonia).

    Los 45 años de sistema autoritario, monopartidista(encabezado por Josip Broz Tito, de nacionalidadcroata) produjo en Yugoslavia una crisis de legitima-ción, una profunda crisis política y económica. Debi-do a eso, la oposición exigió reformas democráticas.

     Asimismo, la oligarquía partidista comenzó a descom-ponerse en seis centros de poder en las distintas repú-blicas. De esa manera, el Partido comunista (o la Ligade los comunistas) se ha ido transformando en seispartidos nacionales (de las seis repúblicas). La Cons-titución federal de 1974 convirtió de hecho Yugosla-

     via en una confederación, permitiendo a las oligar-quías partidistas de las seis repúblicas constituirsecomo unidades independientes en términos econó-micos, políticos y jurídicos. Esta tendencia hacia laconfederación convenía a las fuerzas nacionalistas aúnpresentes, que nunca dejaron de aglutinarse en tomo

    a sus iglesias nacionales.Eso convenía también al jefe del estado y partido

    yugoslavo Josip Broz Tito, porque aplicando el prin-

    cipio «divide et impera» pudo preservar fácilmente elpoder vitalicio. Con la muerte de Tito (1980) terminóla política oficial de «la unidad y fraternidad» entre lospueblos yugoslavos; comienzan las pugnas abiertasentre diversos grupos y movimientos nacionalistas. Losgrupos que detentaban el poder dentro del PartidoComunista empezaron a recurrir al nacionalismo comoarma segura de la propia legitimidad. En este sentido,primero en Eslovenia y Croacia (entre 1969 y 1972),fueron lanzados, por parte de los partidos comunis-tas, los programas comunistas de índole nacionalistay las demandas por la confederación y por la econo-mía separada. La soberanía económica de las unida-des federales yugoslavas fue dirigida contra el merca-do unido yugoslavo.

    Las primeras elecciones libres para los parlamentosde repúblicas en Yugoslavia (en el curso de 1989 y 1990) fueron marcadas por el triunfo de los partidos

    nacionalistas y cleronacionalistas (Eslovenia, Croacia,Macedonia y Bosnia-Herzegovina). Solamente en dosrepúblicas (Serbia y Montenegro) ganaron expartidoscomunistas (que actualmente se denominan como «so-cialistas»), pero ellos también están impregnados decierta dosis de nacionalismo moderado. Todas estaselecciones se celebraron dentro de un fuerte sistemapresidencialista, de un fuerte poder ejecutivo y el sis-tema electoral mayoritario. Nuevos líderes, poco tiem-po después de asumir el poder, comenzaron a poneren práctica sus programas separatistas, sin vacilar ante

    enfrentamientos bélicos con el poder legal de la fede-ración. Eslovenia fue la primera que se separó de Yu-goslavia en 1991 tras provocar un conflicto bélico conel Ejército popular yugoslavo; en ese conflicto el ejér-cito no quiso tomar parte y se retiró del territorio deEslovenia.

    Croacia siguió el ejemplo de Eslovenia, así comoMacedonia y los musulmanes de Bosnia-Herzegovina.Las únicas repúblicas que desean la continuidad de

     Yugoslavia, como nueva comunidad democrática, sonSerbia y Montenegro. Ellas se unificarán en el estado

    conjunto hasta junio de 1992. Asimismo, la pobla-ción serbia de Croacia y Bosnia-Herzegovina anhelanla continuidad de Yugoslavia. Esta nueva y tercera

     Yugoslavia se percibe como la solución más idóneapara aglutinar en una comunidad la población mez-clada étnicamente. Esto se refiere, en primer lugar, alos serbios, musulmanes (pero en buena medida tam-bién a los croatas y los albaneses). El verdadero pro-blema de Yugoslavia es que en ella es casi imposible(salvo en el caso de Eslovenia) marcar las fronterasétnicas claras. La población está entremezclada, tantoen términos territoriales como, por los matrimoniosmixtos, en términos étnicos (de los 24 millones dehabitantes de Yugoslavia se calcula que 6 millonesprovienen de los matrimonios mixtos) de modo que

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    toda demarcación étnica pura sería irrealizable. Estose demuestra particularmente en el caso de Bosnia-Herzegovina donde viven tres fuertes grupos étnicos(serbios, croatas y musulmanes) y donde un 30% dela población proviene de los matrimonios mixtos. Cadauno de estos tres pueblos desea crear su propio Esta-

    do, lo cual produjo una confederación o cantonizaciónforzada de esta céntrica república yugoslava.

    Los conflictos bélicos en Yugoslavia desencadena-ron las políticas nacionalistas separatistas, incentivadasy respaldadas por tres confesiones principales (católi-ca, ortodoxa e islámica) así como por las potenciasextranjeras que aún no han renunciado a sus ambicio-nes imperiales en los Balcanes. Si Vaticano e iglesiacatólica, Alemania, Austria, Italia y Hungría no hu-biesen prestado ayuda abundante a los separatistas deEslovenia y Croacia, Yugoslavia habría permanecido

    como federación unida. Este conjunto de países per-tenecientes al «Sacro Imperio Romano» utilizó la Co-munidad Europea para cumplir sus ambiciones en losBalcanes. Las mismas ambiciones que tienen Albania,Bulgaria y Turquía, a través de sus minorías étnicas en

     Yugoslavia, con respecto a sus propias zonas de in-fluencia, o sea, lograr la llamada Gran Albania, GranBulgaria y el primer estado islámico en Europa - Bosnia.

    El ejemplo de Yugoslavia, así como de nuevos esta-dos de la ex-Unión Soviética, demuestra que el sueñode los estados étnicos no ha desaparecido aún de

    Europa. En Europa cualquiera puede invocar al pa-sado para justificar sus metas separatistas.

    Sin embargo, este romanticismo nacional tardío enformas de nacionalismo extremo (que hoy en día semanifiesta hasta con genocidio) es regresivo en tér-minos históricos, dado que engendra comunidades

    totalizadas de tipo cerrado basadas en la discrimina-ción racial, religiosa y étnica. Se puede lograr la libe-ración nacional sin que ello sobreentienda la libera-ción democrática, civil, humana. El principio de au-todeterminación nacional y de soberanía étnica con-lleva el simulacro de la libertad ( simulacra libertatis  ),conlleva el peligro de anular la autodeterminaciónindividual y la soberanía del ciudadano-individuo. Enese casó la democracia cede lugar a la naciocracia y las pasiones nacionales substituyen a la vida demo-crática. La organización o la institución que su colec-

    tivismo abstracto recalca como el principio supremo-al desdén del individuo- independientemente de lospretextos ideológicos, siempre será una trampa parala libertad humana. Siendo un recurso de las fuerzasy movimientos autoritarios la nación, tal como dijoDenis de Rougemont en L’aventure occidental de l’homme ,siempre será «la enfermedad peculiar de Occidente»

     Trivo Indic. Belgrado Conferencia dada enEspaña en 1991

    BALCANES: UNA PROPUESTA DE PAZ

    Pacifistas y opositores procedentes de todos lospaíses balcánicos acuerdan una plataforma depacificación y denuncian las pretensiones

    anexionistas de los gobiernos de Croacia y Serbia y laneutralidad cómplice de los gobiernos occidentales.

     A finales de agosto de este mismo año representan-tes de las organizaciones de oposición y de las mino-rías en las repúblicas de la anterior Yugoslavia se re-unieron en Londres en una Conferencia de Paz paralos Balcanes, en lo que era un foro alternativo a laConferencia de Ginebra que, auspiciada por las Na-ciones Unidas, reunió a los representantes oficiales (o

    sea, gubernamentales) de los repúblicas en guerra.Mientras en Ginebra se reunían los principales líde-

    res belicistas de la guerra balcánica, en Londres lo hicie-

    ron los representantes de los partidos y organizacio-

    nes pacifistas, que forman las minorías parlamenta-rias en cada una de las repúblicas y regiones autóno-mas de la antigua Yugoslavia. A la Conferencia deLondres acudieron la Liga de los Socialdemócratas de

     Vojvodina, el Partido Reformista de Serbia, el PartidoSocial Liberal de Croacia, el Partido de los Parlamen-tarios de Kosovo, la Liga por la Democracia de Mace-donia, el Foro de Oposición Montenegrino, asesoresdel gobierno de Bosnia-Herzegovina, el Foro Demo-crático de los Servios en Croacia, etc., es decir, unaamplia representación de todas las posiciones políti-

    cas existentes en el territorio balcánico que buscanuna solución pacífica a partir de la garantía de la con- vivencia entre los pueblos y culturas desde hace siglosasentados en dicho territorio.

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    De las intervenciones producidas durante la Confe-rencia de Londres se desprenden algunos elementosclarificadores para acercamos a la comprensión de unconflicto que en la prensa occidental se ha presenta-do en su vertiente estrictamente espectacular (imáge-nes del exterminio y de los sufrimientos de la pobla-

    ción civil) con el fin de legitimar la pasividad con quelas potencias y ciudadanos europeos encaran la situa-ción balcánica. Mientras se «deja hacer» a los ejércitosde Serbia y Croacia, se pone en marcha una pretendi-da ayuda humanitaria y de acogida de unos cientos derefugiados bosnios, siguiendo una política con dosefectos deseados: de un lado, tranquilizar las concien-cias de los ciudadanos de Occidente, que encuentranuna oportunidad para poner de manifiesto su buencorazón acogiendo a los «niños de la guerra» y, deotro, facilitar la tarea de la «limpieza étnica» acometi-da por las fuerzas armadas de Serbia y Croacia enBosnia- Herzegovina.

    ¿Guerra étnica?

    Que existan puntuales conflictos entre las comunida-des musulmana, serbia, montenegrina, croata, albanesa(Kosovo), etc., no justifica en absoluto la reducciónde la actual guerra balcánica a un conflicto étnico. Seha pretendido mostrar la guerra como una consecuen-cia de no se sabe muy bien qué odios atávicos, repen-tinamente desatados, como si de buenas a primeras

    hubiera caído una maldición bíblica sobre los Balcanesy un sentimiento cainita se apoderase de las gentes.Sin embargo, como reconocía en la Conferencia, elbosnio Drajoljub Stojanov, «quisiera llamar la aten-ción acerca de la errónea visión de los medios de co-municación cuando hablan de guerra étnica en Bosnia.No existe ninguna evidencia de esto. La verdad es mássiniestra. Hemos convivido durante siglos e inclusolos líderes serbios que trafican con la guerra teníanantes amigos musulmanes. Incluso ahora, los gruposétnicos conviven, lo que significa que una Bosma uni-

    ficada es posible».Para los participantes en la Conferencia de Londres,la repartición del territorio de Bosnia-Herzegovinaentre Serbia y Croacia se revela como una consecuen-cia del cambio estratégico operado por los gobiernosde ambas repúblicas. En un primer momento, algu-nos gobiernos occidentales (Estados Unidos) veíancon buenos ojos la constitución de la Gran Serbia,como gendarme de una región (Balcanes) que hacede tapón entre Oriente y Occidente. Sin embargo, losintereses geoestratégicos de la CEE, con Alemania ala cabeza, se decantaron también desde el primermomento por el apoyo a Croacia. Ello condujo a laconfrontación y, después de la guerra serbo-croata,en los Balcanes se consolidaron dos bloques de po-

    der (Serbia y Croacia, mientras Eslovenia, por su proxi-midad a Europa, quedaba en seguida al margen decualquier conflicto).

    Después de Bosnia, Kosovo, Montenegro, Mace-donia...

    Ha habido pues un cambio estratégico en la medidaque ahora, las potencias occidentales dejan que el pro-ceso de resolución del «problema de los Balcanes» serealice por medio de dos agentes (los gobiernos deBelgrado y Zagreb), encargados de clarificar el mapade la zona y de llevar acabo la ordenación de personasy territorios; o sea, lo que se denomina «limpiezaétnica». A nadie de los presentes en Londres se le es-capaba que el siguiente paso en el proceso de la gue-rra balcánica sería el estallido del conflicto enMontenegro, Macedonia o Kosovo, una vez que am-bos gobiernos se hubieran repartido Bosnia-Herzegovina. De hecho, una solución pacífica de laactual convulsión existente en los Balcanes, podríarealizarse, como señalaba Dragisa Burzan (Monte-negro), por medio de un «nuevo tipo de integracióndel territorio yugoslavo, pero no será posible mien-tras permanezcan en el poder los actuales regímenesde Zagreb y Belgrado».

    Guerra forzosa

    Que la guerra es rechazada por la mayoría de la po-blación, independientemente de su origen, confesión,lugar de residencia, es otro de los aspectos puestos demanifiesto por los que concurrieron a la Conferenciade Londres. Por ejemplo, durante el conflicto serbo-croata sólo el 27% de los llamados a filas enMontenegro se integraron en el ejército. Además, su-brayaba Nenad Kanak (Vojvodina), hay que «tener encuenta que toda la economía de Serbia se encuentraen poder del Gobierno, es éste quien paga a los traba-jadores», de ahí que quien no apoye la política belicista

    se vea abocado a la pérdida del empleo y a la miseria». También juega su papel la represión directa policial y militar; así, «solamente en Vojvodina, 106.824 perso-nas fueron forzadas a ir al frente. Yo mismo me viobligado a ir, como castigo».

    Hasta ahora, el supuesto embargo practicado porlas potencias occidentales a Serbia, sólo ha perjudica-do a la población civil. El ejército serbio continúa pro-

     veyéndose de armas en el mercado internacional (bajomanga, las potencias no intervencionistas siguen ven-diendo armamento) y mantiene su industria militaríntegra. No hay que olvidar que la mayor parte de laindustria de armamento de la anterior República de

     Yugoslavia se encontraba en territorio serbio. Conse-cuentemente, sólo la desmilitarización de la zona y el

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    respeto de los límites territoriales existentes antes deiniciarse la guerra, así como la garantía de los dere-chos de las minorías regionales o étnicas contribuirána hacer posible la paz, según se expone en las conclu-siones de la Conferencia.

     Además de las dos citadas, entre las diez propuestas

    para la pacificación de los Balcanes que aparecen enlas conclusiones de la Conferencia de paz de Lon-dres, cabe destacar, entre otras, la necesidad de conse-guir el derecho a la libertad de expresión (los mediosde comunicación están en manos de los gobiernosserbio y croata, que llevan a cabo una verdadera ofen-siva de manipulación ideológica contra las minorías),la condena de la política de «limpieza étnica» y el esta-blecimiento de un protectorado de las Naciones Uni-das sobre Bosnia-Herzegovina que ayude a la recons-trucción del país. Por último, hacen un llamamiento ala ayuda en favor de los movimientos por la paz exis-

    tentes en los territorios de las repúblicas balcánicas,que «son prácticamente desconocidos por la comuni-dad internacional».

    CEE: neutralidad criminal

    Un denominador común de las diferentes interven-ciones a lo largo de los debates de Londres fue la re-ferencia constante a la necesidad de una intervencióninternacional (de las Naciones Unidas y de la CEE),como elementos que contribuirían a garantizar la es-

    tabilidad de la zona. Es decir, sin la intervención acti- va en favor de la pacificación de las potencias occi-dentales, que ayuden a los movimientos pacifistas adesmantelar los aparatos militares dominantes enSerbia y Croacia, la paz no será posible.

    No obstante, algunos de los asistentes no podíandisimular su poca confianza en la contribución a lapaz que pueda venir de la Comunidad Europea. AsíGjorgji Marjanovic (Macedonia), quien resaltaba elhecho de que Macedonia fuera la única república quehabía declarado la independencia por medios pacífi-cos, a pesar de lo cual no fue reconocida por la CE.De ahí que «tenga serias dudas acerca de la sinceridadde la CE a la hora de ayudar a encontrar una soluciónpacificadora para el territorio de la anterior Yugoslavia».

    Las razones a esta actitud hay que buscarlas en laspretensiones que abriga Grecia sobre Macedonia. Eneste sentido, Nenad Pejic (Bosnia-Herzegovina), se-ñalaba el incremento de las tensiones en Macedoniainducidas por presiones internacionales, «el pasadomes de marzo, 600.000 personas se manifestaron enGrecia contra el reconocimiento de la denominaciónde Macedonia para la nueva república, y algunos ob-servadores creen que el gobierno griego utiliza el méto-do de Milosevic (primer ministro serbio), consistente encrear tensiones étnicas para mantenerse en el poder».

    Más claro en sus apreciaciones es el representantede la comunidad islámica en Tuzla (una ciudad bosniaque, a consecuencia de los refugiados ha visto pasarsu población de 20.000 a 80.000 habitantes), HasanEfenija Sphaic, cuando fue interrogado a propósitode la negociación emprendida por los representantesgubernamentales de Serbia y Croacia en Ginebra res-pondía: «nosotros no esperamos nada de las conver-saciones de Ginebra, porque nada podemos esperarde las negociaciones con criminales de guerra. Occi-dente está siendo cómplice del genocidio llevado acabo sobre los musulmanes».

    La unánime condena del genocidio nazi y del exter-minio planificado por el régimen de Pol Pot enKampuchea, por no hablar de otras memorables epo-peyas este mismo año conmemoradas, en el caso delgenocidio perpetrado por las tropas regulares e irre-gulares de Croacia y Serbia en Bosnia-Herzegovina,no encuentra respuesta alguna por parte de los go-biernos democráticos de Occidente.

    Si la sospecha que teníamos «desde fuera» era que lapretendida ayuda humanitaria y de acogida de refu-giados es sólo la cortina de humo tras la que camuflarlos intereses geoestratégicos de los gobiernos occi-dentales en los Balcanes, las aportaciones «desde den-tro» de los participantes en la Conferencia de Paz al-ternativa de Londres vienen a confirmar el absolutoabandono de los pueblos balcánicos a la acción deexterminio acometida por los viejos jerarcas estalinistas

    (Tjudman y Milosevic, a la cabeza) que controlan elpoder en Zagreb y Belgrado. La comunidad musul-mana, como vemos, no se hace ilusiones acerca de laintervención occidental. Que nadie se sorprenda, pues,si el temor presente en la conferencia de Londres, se-gún el cual después de Bosnia, serán Macedonia,Montenegro o Kosovo quienes se verán envueltos enla guerra, se convierte en una realidad.

    Entre tanto, a pesar del embargo, en las gasolinerasde Serbia no parece que existan mayores problemaspara el aprovisionamiento de carburante. Tampoco

    existe problema alguno para que nos encontremos conun lujoso autobús cargado de felices turistas croatasen la Costa Brava, ni que en cualquier estanco de Bar-celona nos vendan una caja de cerillas «made inCroacia». Pero, claro, esa es precisamente una demos-tración más de la neutralidad de las potencias euro-peas ante la «limpieza étnica».

    (Este artículo ha sido elaborado a partir de los docu-

    mentos de la Conferencia de Londres y otros mate-

    riales publicados por la organización inglesa

     Warreport).

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    LOS «TRAIDORES»: DESERTORES Y PACIFISTAS EN LA SERBIA DE

    MILOSEVICEl monolitismo con que los media nos impo-nen la versión oficial de todos los acon-tecimientos a nivel mundial, se impone tam-

    bién en el caso de Yugoslavia. Hay sin embargo ac-tuaciones que luchan por imponer el diálogo y la con-

     vivencia donde los inter es es incon fe sados einconfesables del capital internacional han promovi-do la más absurda locura impulsando los siempre úti-les nacionalismos, xenofobias, luchas religiosas, etc.,apoyando a sus paranoicos representantes según con-

     venga, ocultando las auténticas causas de un conflic-to que quiere justificar la guerra contra el pueblo.Damos a conocer algunos párrafos de este artículo deBogdan Useljenicki aparecido en Diciembre del 91 enLes Temps Modernes . En él se ofrecen algunos testimo-nios de miles de Serbios que se oponen a la masacreque sin duda también les alcanza a ellos, aún expo-niendo sus propias vidas.

    (...) «Ya en el mes de junio, desde los primerosenfrentamientos en Eslovenia, la irrupción de un mi-llar de madres de reclutas en el recinto del Parlamen-to serbio mostró al mundo que la política de los diri-

    gentes serbios estaba lejos de conseguir un apoyounánime. Una encuesta realizada en agosto por el Ins-tituto de Estudios Políticos de Belgrado mostró ade-más que alrededor del 80% de los habitantes de Serbiase declaraban favorables a «preservar la paz por todoslos medios», el 23% de entre ellos rechazando partici-par en una guerra que no creían la suya. Después delinicio de la guerra civil, esta desidia por combatir noha dejado de manifestarse de modo informal: desdeuna sesión a puerta cerrada del Parlamento serbio, sereconoció también que solamente el 50% de los

    reservistas serbios respondieron a su orden de movi-lización, cayendo esta cifra al 15% en la capital.

     A mediados del mes de setiembre hay otro fenóme-no que preocupa a las autoridades políticas y milita-res: el de las deserciones colectivas desde el frente.De Kragujevac a Subotica, pasando por Kraljevo, NoviSad, Smederevo y otras, raras son las ciudades serbiasque no han conocido estas manifestaciones en el es-cenario desde hoy clásico: algunos días después de supartida hacia los centros de formación o hacia el frente,los reservistas cogen, colectivamente y sin autoriza-

    ción, el camino de vuelta, se concentran en la plazaprincipal o delante del ayuntamiento de su comuni-dad y exponen sus reivindicaciones. El número deaquellos que los medias oficiales se han apresurado a

    calificar de «cobardes» y de «traidores» puede rondarlos ochenta, como en el caso de los conductores detanques de Uzice, hay varios miles en el caso deKragujevac y Valjevo.

    El caso de Valjevo se convirtió en ejemplar de laprimera oleada de deserciones colectivas que en se-tiembre afectó sobre todo las comunidades de la Se-roja interior. En efecto, importante lugar de la tradi-ción insurreccional y militar serbia, Valjevo se convir-tió, por una aparente paradoja, en el lugar del más

    importante y del más clamoroso movimiento de de-serción colectiva: enviados al frente de Eslovenia orien-tal, más de 3000 reservistas regresan entre el 24 y 27de setiembre, denunciando en desorden las malas con-diciones materiales y la falta de preparación militar, laincapacidad e incluso las «traiciones» de ciertos ofi-ciales, los bombardeos a ciegas de la armada federalsobre sus propias tropas, la «guerra-sucia». Algunosdías mas tarde, otros 600 reservistas de Valjevo aban-donan a su vuelta sus unidades emplazadas enHerzegovina, rechazando participar en «una armadade agresión», y denunciando en los puestos de la ar-

    mada «las personas extremistas y enloquecidas quejuegan a Rambo y disparan sobre las mezquitas».

    (…) «Aunque estas diferentes reivindicaciones a me-nudo no son más que el «parapeto» de estrategias in-dividuales de supervivencia, no han venido a menosconvirtiéndose poco a poco en una cuestión centralen la vida política serbia. Han forzado a los represen-tantes del poder a precisar sus verdaderos objetivosde guerra: se ha visto por tanto a Dragan Dragoljovic,ministro del gobierno serbio, explicar a los desertoresde Valjevo que «nosotros decimos constantemente que

    Serbia no está en guerra con Croacia, pero el puebloserbio sí lo está. Nosotros no podemos decirlo ya quepara la opinión pública mundial Serbia sería el agre-sor.(...) Es por ello que Serbia no puede tener su ejér-cito, o que lo tiene a través de la Armada Popular

     Yugoslava. Lo que tiene de peligroso el dejar su uni-dad es que otros podrían sentirse alentados, decir quelos serbios no son lo que eran, y entonces los musul-manes y los albaneses se sublevarían». Del mismomodo las deserciones colectivas han forzado a lospartidos de oposición a salir de su mutismo, y vimos a

     Vuk Draskovic, líder del muy nacionalista Movimien-to Serbio de Renovación (SPO), escribir en una cartaal general Tomislav Simovic, ministro serbio de la de-fensa: «Esta guerra, que vosotros imponéis a Serbia,

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    no es como vosotros la llamáis una guerra ‘para lasalvación y la gloria’. Es una guerra de auto-destruc-ción(…). Nosotros sabemos muy bien que vuestrosúnicos objetivos de guerra son el aniquilamiento delSPO y de la oposición democrática de Serbia, el man-tenimiento de vuestro poder y de vuestros privilegios,sin considerar el precio pagado en vidas humanas».

    Pero como esta carta de Vuk Draskovic, fechada el24 de octubre, no tuvo como resultado concreto másque una grave crisis interna en el SPO y la ruptura

    más a menos abierta de este partido con su propiaformación paramilitar, la «Guardia serbia», la primerahuelga de deserciones colectivas no ha impedido alejército disponer de efectivos suficientes. Esta no hahecho más que ilustrar y acentuar la pérdida de cohe-sión y autoridad en el seno del ejército: la marcha denumerosos oficiales eslovenos y croatas, el rechazode las Repúblicas «secesionistas» de enviar sus reclu-tas, la alternancia de alto-el-fuego y de oleadas de vio-lencia, y finalmente la multiplicación de formacionesparamilitares han provocado un desorden del que lasdeserciones no son más que un aspecto.»

    (…) «Estos primeros signos de endureci-miento de las autoridades militares no hanimpedido, a partir del inicio del mes de no-

     viembre, que una segunda huelga de deser-ciones colectivas atraviese Serbia. La ironíadel destino quiere que esta segunda huelgahaya sido provocada por aquellos mismosque, en setiembre, habían respondido a lasórdenes de movilización: en efecto, despuésde cuarenta y cinco días o más pasados en el

    frente, son numerosos los reservistasmovilizados que han exigido ser rele-

     vados como prevén los reglamentosmilitares, abandonando después lasprimeras líneas por propia iniciativa.Si sus casos han sido resueltos gene-ralmente sin demasiadas dificultades,la movilización de sus «sustitutos» haprovocado, naturalmente, una nuevaola de protestas y de deserciones co-lectivas. Esta vez sin embargo, ha sido

    ante todo la provincia autónoma de Voivodina la afectada, y en particularlas comunidades donde la poblaciónes mayoritariamente húngara. Igualque Valjevo se convirtió en el símbo-lo de los acontecimientos de setiem-bre, los municipios de Senta y Ada seencontraron estas últimas semanas enel centro del movimiento de resisten-cia a la guerra. En Senta en efecto, el 5de noviembre, surgieron las primerasmanifestaciones de reservistas, acom-pañados de sus parientes y amigos. Losdías siguientes, estas manifestaciones seextendieron a Ada, Becej, Temerin y Subotica, municipios donde la minoríahúngara de Voivodina está fuertemen-te representada. Pero aquí radica la ori-

      ginalidad de los acontecimientos de Voi-  vodina, no son tanto sus características

    nacionales –Húngaros y Serbios se encuen-tran igualmente mezclados– sino su rápidapolitización. Por una parte, contrariamente a

    los desertores de la Serbia interior, los deser-tores de Voivodina obtuvieron el apoyo sinambigüedades de ciertos partidos de oposi-ción, la Liga de los Social-demócratas de

     Voivodina y la Unión Democrática de hún-garos de Voivodina en particular. Por otra par-te los manifestantes pidieron a su Ayuntamien-to organizar referéndums locales sobre las si-guientes cuestiones: «1.- ¿Aprueban vds. estaguerra? ¿Están vds. de acuerdo en que nues-tros ciudadanos participen? ¿Están vds. deacuerdo en que los ciudadanos movilizados ala fuerza, los que se encuentran en el frente oen los centros de entrenamiento contra su vo-luntad, vuelvan inmediatamente a casa?».

     La huida, del álbum Danse macabre, de Frans Maserel 

    ‘Todos huyen hacia la muerte’

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     Junto a la amenaza de una resistencia a la guerraestructurada y politizada, las autoridades políticas y militares reaccionaron con mucho más vigor que enocasiones precedentes. Los referéndums previstos enSenta y en Ada se declararon inconstitucionales, mu-chos miembros de «comités de crisis» constituidos en

    los mismos municipios fueron inculpados y encarce-lados. Sobre todo, el 7 de noviembre, el líder de laLiga de los Social-demócratas, el cantante serbioNenad Canak, arrestado por la milicia, fue enviado alas autoridades militares que le notificaron enseguidasu movilización. El se encontrará actualmente en elfrente de Eslovenia oriental, en una unidad... de ¡vo-luntarios! La represión y las amenazas que se lanzansobre los municipios de Senta y Ada acabaron con elmovimiento de protesta que había nacido; pero con-tribuyó sin duda a acercar los movimientos espontá-neos de deserción y de protesta a algunos movimien-

    tos pacifistas que existen en Serbia. La idea de un re-feréndum sobre la guerra, por ejemplo, ha sidoretomada y popularizada por los grupos pacifistas deBecej y Pancevo, que intentan reunir las cien mil fir-mas necesarias para la organización de un referén-dum por iniciativa popular a nivel de la República. Laincertidumbre en cuanto a la suerte de Nenad Canak ha hecho de capitán Araña en la oposición que ve ensu rapto uno de los «índices serios de la escalada delterror» contra la oposición interior en Serbia.

    «El miedo a la represión supone por lo demás la

    unión más tangible entre los desertores que se cuen-tan por millares y un movimiento pacifista en el queel número de militantes se limita sin duda a algunascentenas.» (...) «El Centro de Acción Anti-guerra, cons-tituido el 15 de julio y presidido por Stojan Cerovic,periodista en el semanario independiente Vreme , re-agrupa también esencialmente a militantes salidos, biende las primeras estructuras disidentes de la Yugosla-

     via pos-titista como el Comité Helsink o la IniciativaUnificada por una Yugoslavia Democrática (UIDJ),bien de algunos grupos feministas y ecologistas exis-tentes en Serbia».

    En su manifiesto de constitución, el Centro declarapartir «de la convicción de que no existe mayor malque los sufrimientos de la guerra que sobrevienen delhecho de que la troika de los líderes nacionales

     –Tudman, Milosevic y Kucan– ha rechazado acordaruna resolución pacífica de la crisis yugoslava. ¿Por quédebemos pagar su cólera y su incompetencia, al terri-ble precio de vidas humanas, de destrucciones de la

    guerra, de miseria y de corte con Europa y el mundodesarrollado? Frente a tales gentes y gobernantes, noestamos obligados a respetar sus ‘leyes’ ni sus reglasde juego. Ellos no nos aportan nada más que el mal y la infamia generalizada. Sus proyectos nacionales sonerróneos ya que nos arrastran a una guerra sucia.

    Nosotros representamos lo que no es guerra, a todoslos que saben que en los Balcanes no pueden consti-tuirse Estados sobre bases étnicas, ni al precio de losmás grandes sacrificios». Y anuncia a continuación su

     voluntad de organizar «una ayuda jurídica a los querechacen la llamada y la movilización para la guerracivil», «la defensa de la objeción moral de aquellos querechazan llevar y hacer uso de las armas», «manifesta-ciones por la paz, conciertos por la paz y todos losdemás medios de promoción de la paz», «la apertura deprocesos judiciales contra los que violen las normashumanitarias y las convenciones internacionales».

    (...) «Tanto si los recientes acontecimientos de Vojvodina permiten presagiar un posible acercamien-to entre desertores y pacifistas, la brecha que los se-para es inmensa. Es sorprendente constatar que, frenteal horror y a la absurdidad de la guerra yugoslava, losdesertores se debaten por sobrevivir físicamente y lospacifistas por sobrevivir moralmente. El fenómenode las deserciones colectivas traduce una resistenciade las identidades locales, populares, frente a la pre-sión de una identidad nacional ‘beligerante’. Sin po-der decir que un ‘movimiento de los Ayuntamientos’

    ha sucedido al ‘movimiento de madres’ del mes dejunio, parece que a menudo, las autoridades localesjuegan, con agrado o a la fuerza, el papel de defenso-res o de intermediarios cara a cara con las autoridadesmilitares. En Pozega donde las autoridades locales re-chazan el atender a los desertores, éstos cercaron el

     Ayuntamiento con las armas en la mano. En Kosjeric,destituyeron al alcalde y nombraron en su lugar a uncapitán de la reserva, desertor. Los pacifistas provie-nen de los grandes centros urbanos, y temen menosser arrancados de su pueblo que ser separados deEuropa, del único pueblo que ellos conocen: la ‘ciu-dad planetaria’ querida por John Mac Luhan. Es sinduda por esto que, marcados como traidores y exclui-dos de una Serbia homogeneizada y militarizada, de-sertores y pacifistas siguen perteneciendo a dos Serbiasque se ignoran y no pueden tener la suerte de encon-trarse».

    Bogdan UseljenickiSacado de: Les Temps Modernes , dic. 1991

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    DESERTORES Y SOLDADOS ENCROACIA o ¿cómo se puede ser pacifista

    en un país en guerra?

    Con ocasión del Día Internacional de la Obje-ción de Conciencia, la DFG-VK(sección ale-mana de la Internacional de Resistentes a laGuerra) publicó un anuncio contra la guerra en losperiódicos de Europa y de las Repúblicas ex-yugoslavas. El anuncio urge a las personas a ¡parar laguerra! y a ¡negarse a participar en ella! Solicita de lasautoridades serbias y croatas una amnistía para todos

    los que se han negado a ir al servicio militar, evitadola movilización o desertado y para que no se envíenmás órdenes de incorporación. Llama a rechazar cual-quier tipo de participación en la guerra, considerandoesta negativa como un medio efectivo para pararla.

    Pero, ¿es eso verdad? El texto del anuncio provocóamplios debates entre los miembros de la CampañaCroata Contra la Guerra. La primera de sus observa-ciones era que el texto no podía considerar de igualforma al país agresor (Serbia) y al país atacado(Croacia). Pero esa explicación es complicada y po-

    dría llevar el debate en la dirección equivocada.El meollo de esta incomprensión se me hizo evi-dente cuando me puse en la piel de los que habíanpuesto el anuncio. Ellos percibían la guerra como algoque se desarrollaba allá en el frente entre dos ejércitosque se agredían mutuamente. Creen que los líderespolíticos inician las guerras en base a sus propios in-tereses y que manipulan o utilizan la fuerza bruta paralograr sus objetivos. De ahí que la gente normal reci-ba las órdenes de incorporación.

     Así es exactamente como perciben la guerra las gen-

    tes de Serbia, especialmente en Vojvodina. La guerrase desarrolla en tierras extranjeras y Serbia no estáamenazada en sí misma. Hay muchos desertores y semanifiestan públicamente. Para ellos el dilema ético decómo actuar ante la guerra se resuelve con sencillez.

    La guerra no llega por invitación

    Para una mayoría de los croatas, esta guerra es algodiferente. No son llamados a ella sino que más bien laguerra se ha autoinvitado a sus ciudades y hogares. Laguerra fue precedida por una década de creciente cri-

    sis: declive económico, parálisis social, crisis de legiti-midad del sistema vigente, anomía social, conflictosentre las facciones de la elite gobernante, crecimiento

    del nacionalismo y de la desconfianza hacia las perso-nas de otras etnias, una retórica creciente en el discur-so de los líderes políticos, manifestaciones y dictadu-ra en Kosovo, enfrentamientos interétnicos aislados,compra de armamento, tendencia a quebrar la ante-rior coexistencia con gentes «hostiles», más y más in-cidentes interétnicos...

    Las primeras llamadas a filas se produjeron en Serbia,

    ya en 1987. A partir de 1989 muchos políticos llama-ban alegremente a la guerra. En Croacia, en las elec-ciones de 1990, se hizo con el poder la Unión Demó-crata de Croacia (HDZ) y comenzó a imponerse unsistema de poder autoritario. En las lúcidas palabrasde un destacado miembro de la oposición, el sistemade Croacia no es chauvinista y no tiene nada en parti-cular contra los serbios: más bien, se «irrita» ante cual-quiera que sea «diferente». Aunque el régimen croatano haya sido tan agresivo como el serbio, también haaceptado la lógica de la violencia como el medio nor-mal para resolver los problemas.

    Pensar que no llegaría la guerra

    Inicialmente todos sabíamos que la situación era malay que habría violencia con pérdida de vidas humanas.Pero nunca pensamos que se convertiría en una gue-rra. Pensábamos que sería una situación como la deIrlanda del Norte, o Córcega, o entre los negros deEEUU, donde la violencia está siempre presente perola vida continúa.

    Es al llamado «Ejército Popular de Yugoslavia» a

    quien tenemos que culpar principalmente de que esasituación haya finalizado en guerra. Debe cargar conla responsabilidad de esta terrible e insensible des-trucción. Directa o indirectamente es el culpable del90% de las muertes y del 99% de la destrucción mate-rial de Croacia. Y lo mismo se aplica a Bosnia--Herzegovina. Desde el principio armó y protegió aun bando: los rebeldes serbios y los extremistas veni-dos desde Serbia. Desde mediados de 1991 ha estadoabiertamente de su lado y desarrollado una ofensivacontra Croacia.

     A par tir de ese momento, la situación cambiódrásticamente. Algunos jóvenes croatas salieron delpaís evitándose así los horrores que han pasado a con-

     vertirse en parte de nuestras vidas. Muchos de los que

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    se fueron no pueden entender cómo dos o tres mesesmás tarde algunos de sus amigos participan en el ejérci-to e incluso se han unido a él voluntariamente.

    El agresor llegó a Croacia, destruyendo a su pasosin lógica militar alguna (un objetivo militar «lógico»hubiera sido apropiarse de las cosas, no destruirlas).

    Dijeron que Vukovar era una ciudad serbia y proce-dieron a demolerla.

    El agresor destruye las casas, las industrias, iglesias,bibliotecas. Se emplea a fondo en la «tierra quemada»para «limpiar el terreno» de croatas y otros no-serbios.Hoy apenas hay croatas en los territorios ocupados:300.000 han sido obligados a huir.

    Cara a cara con la maldad

    Nos hemos encontrado cara a cara con el terror, lalocura, con una maldad concentrada. Si fuera religio-so, hablaría del Diablo y tal explicación me lo pondríamás fácil. Para explicar esta situación a gentes foráneasempleo la analogía de los polacos y alemanes en la IIGuerra Mundial. El régimen polaco era odiado y au-toritario, pero fue una broma comparada con el ale-mán nazi. Cuando Hitler invadió Polonia estaba claroquien era el agresor. La Europa demócrata se levantóen defensa del país atacado y los polacos que hastaentonces se oponían al régimen (por ejemplo, los co-munistas) se convirtieron en encendidos patriotas.

    Los croatas no fueron «reclutados» para luchar, la

    guerra se les vino encima. Las bombas empezaron acaer sobre sus hogares, las vidas de sus amigos y fa-miliares estaban en peligro. En los críticos meses del

     verano de 1991 las tareas más duras de la defensa fue-ron asumidas por gente que se autoorganizaba ante elpeligro cercano. En Vukovar, por ejemplo, muchosciudadanos de bien gastaron su dinero para comprar

     varios miles de rifles automáticos y otro armamentoque les sirvió para defenderse durante tres meses. Estees un extracto de «Un hombre de Vukovar: la historiade un veterano», la transcripción de una entrevista auna persona que sobrevivió el enfrentamiento publi-

    cada en ARKzin, 5/6 (mayo 1992): «Creíamos que noteníamos amigos, ni en Zagreb ni en ninguna otraparte. Todos sabíamos que estábamos solos. Y Zagrebera tan culpable de ello como el enemigo. Las únicasfuerzas cercanas eran los agresores chetniks. Por loque te puedes imaginar lo que pensábamos de aque-llos que no nos enviaban armamento antitanques, in-cluso después de que nosotros hiciéramos cuestacionespúblicas para comprar alguno. Durante más de un mesdefendimos la ciudad gateando hasta sus muertos sólopara recoger algo de munición».

    La primera llamada a filas y los paramilitares

    El Estado era un caos y el reclutamiento en serio nocomenzó hasta el otoño. Y las tropas Regulares croatas

    no fueron creadas hasta comienzos de 1992. Alrede-dor del 30% de los reclutados se negaron a ello. Erantiempos que no favorecían persecuciones ni represio-nes en masa. Continuaban existiendo cuerpos arma-dos irregulares, como el HOS (el brazo armado delPartido Croata de la Derecha, HSP).

    Era tal la situación que muchas personas contrariasa la guerra y críticas hacia las autoridades cambiaronsu postura e ingresaron en el ejército. Lo que no sig-nifica que necesariamente cambiaran sus conviccio-nes. No cogieron las armas para luchar porgrandilocuentes palabras y eslogans, sino en defensade sus allegados. Mi buen amigo Deni lo expresabamuy bien en su artículo «Cómo maté a dos hombres»en ARKzin  4 (febrero 1992): «Estoy luchando de par-te de Croacia: no para defender el territorio, ni poralguna nueva forma de democracia, ni por un líder obandera, ni por odio. Me fui voluntario a la guerra

    desde los ideales humanistas en los que he sido edu-cado (¿puede ser humanista un soldado?), por todosaquellos que han sido brutalmente atacados, perse-guidos, asesinados y masacrados, por todos los quegritan y sufren a causa de esta guerra. Y también poraquellos del otro bando –Serbia, Bosnia-Herzegovinay Montenegro–, que han sido obligados a esta guerrapara quemar y matar y que no merecen otra cosa quecompasión».

    Deni se define como «croata por sangre, yugoslavoy cosmopolita por convicción y comunista desde elsimbolismo de la estrella de cinco puntas». Le he co-

    nocido durante cinco o seis años, un joven que traba-ja y lucha por los derechos de los trabajadores. Es uncomunista igual que lo eran los líderes de los trabaja-dores en los viejos tiempos. Lleva en el ejército desdehace ya bastantes meses y hace ya varios que no tengonoticias de él, no sé si está aún vivo.

    Enfrentarse al terror y la locura

    Hemos tenido que enfrentarnos al terror y a la másabsoluta locura. Quizás en un primer momento hubie-ra sido posible cambiar las cosas sin ofrecer resistencia

    armada, pero ahora es simplemente imposible. Hoy, enel ejército croata te puedes encontrar con personas quedicen de verdad que son pacifistas. De hecho, los idea-les de paz a veces se entienden mejor allí que en lasestructuras del poder político.

    El frente más cercano a donde vivo está en el ríoKupa a 30 o 40 kms. de Zagreb. Las líneas de auto-buses de cercanías de Zagreb te dejan a unos cientosde metros del frente. ¿Es correcto llamar a gritos alos soldados que están allí en posición defensiva paraque «dejen de participar en la guerra» cuando sé que

    en el otro lado del río las poblaciones croatas hansido arrasadas y los refugiados saturan los hoteles,hostales de juventud y polideportivos de Zagrebdesde hace ya bastante tiempo?

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    En esta tragedia cada cual tiene que hacer su propiaelección existencial. No hay principios éticos genera-les que nos digan lo que hay que hacer en tales situa-ciones. Todos tendremos que responder en concien-cia por lo que hagamos o dejemos de hacer, nadie es«inocente». Este es el ámbito donde concibo la tarea

    más importante para los pacifistas de Croacia hoy:convencer a la gente de que la locura, los horrores dela guerra y las fuerzas del mal no están sólo al otrolado, como si el fascismo no hubiera existido en Ale-mania e Italia. Tenemos que enfrentamos a la maldadque hay en nosotros y crear un nuevo concepto deunidad desde el que podamos vencer a esa maldad.

    ¿Nos hemos convertido en animales salvajes?

    Como decía el veterano de Vukovar: «Todos nos he-mos convertido en animales salvajes en esta guerra.

     Tanto ellos como nosotros. Quizá más ellos porquehan tenido más con que alimentar su locura y se handejado llevar por una obsesión más sistemática. Peronosotros deberíamos tener cuidado: esta no es unaguerra de serbios contra croatas, ni de Serbia contraCroacia. Por lo menos en Vukovar no lo era. Entrelos que estaban de nuestro lado había serbios, gentecorriente de nuestras calles que luchaban contra losagresores serbios porque comprendían que losatacantes querían destruir Vukovar y todo lo que en-contraran».

    Él está convencido de que su lucha es justa pero nose ha convertido en un fanático. Al final de la conver-sación, cuando le preguntaban: «¿Y qué es de Dios?¿No dicen que esta es también una guerra religiosa?»,

    él contestaba después de dudar algo: «Después de todolo que he hecho, nunca podré ser perdonado».

    El autor del texto de  ARKzin  dice del hombre de Vukovar: «Lo más escalofriante de todo es que erauna persona perfectamente normal. Una persona nor-mal que tendrá que vivir con tan terrible dilema. La

    locura está en todos nosotros y tendremos que en-frentamos a ella, porque sino nos destrozará y noshará iguales a los que nos han atacado, gentes quemerecen compasión. Los síntomas de está enferme-dad son visibles en Croacia desde hace unos meses.Los que están convencidos de tener razón y convenci-dos de saber distinguir entre lo que está bien y lo queestá mal. Son las personas normales, pacifistas y vete-ranos de guerra, los que tendrán que vivir con la duda.

    Una evidencia de que esta enfermedad ha afectadoa los que están en el poder es, por ejemplo, que esteartículo no ha podido ser publicado en Croacia. Lo

    mandamos a Danas , el semanario supuestamente in-dependiente y progresista, pagamos por adelantadopara que fuera incluido, pero nunca fue publicadoporque no contó con su aprobación. En Belgradoapareció en el semanario independiente Vreme . Ahoraen Croacia, los últimos reductos de medios indepen-dientes han sido suprimidos (como el diario Slobodna Dalmacija  ) y nadie puede albergar duda alguna sobre loque se hace en el país. Nuestra lucha acaba de empezar.

     Zaran Ostric. Centro por la Paz, la No violencia y los Derechos Humanos de Zagreb

    (Artículo remitido y traducido por el EquipoInternacional de KEM- MOC)

     ARMAS, DROGAS Y... ¡ÓRGANOS!¡Este es el nuevo comercio interior y exterior de la ex Yugoslavia! La denuncia fue hecha el 7 de marzo en elDeutsche Institut de Trieste por Sura Dumanic, pe-riodista de Fiume. Nadie la toma en cuenta: silencioen la prensa y la televisión, a pesar de la nutrida pre-sencia de los mass media.

    Pocos días después, en una sede de ACLI, se realizaun acto público con la organización humanitaria «Mé-dicos sin fronteras». Intervienen tres jóvenes médi-cos franceses provenientes de la ex Yugoslavia. Elpúblico es más bien escaso y, en su mayor parte, com-puesto por personas afines a los trabajos de la institu-ción. De la conferencia se desprende una escasa cola-

    boración del cuerpo médico ex yugoslavo, así comola existencia de numerosos obstáculos puestos por lasautoridades, además de la hostilidad abierta de losmilitares, hasta tal punto que las ambulancias de «Mé-dicos sin fronteras» están en la mirilla de los fusiles y en una ocasión mataron a dos médicos. A la preguntasobre las razones de un comportamiento tan extraño,los conferenciantes respondieron que se debe a su neu-tralidad, que los combatientes no admiten, exacerba-dos a causa de la propaganda.

    En ese momento se me ocurrió preguntar si ellossabían algo acerca de la denuncia sobre el tráfico clan-destino de órganos. La pregunta cayó en la sala como

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    un jarro de agua fría. Percibí murmullos hostiles y miradas irónicas. Por fin responde uno de los médi-cos franceses: «No hemos sido nosotros». A conti-nuación hubo aplausos y risas. ¡Sin querer había cho-cado con el espíritu de casta de estos Solones! Des-pués, continuó argumentando de la manera siguiente

    «Es impensable que semejantes operaciones se llevenacabo en el frente y, de todos modos, hay que descon-fiar de los periodistas». Satisfacción general en la salay continuó la cosa, como si nada hubiera pasado conla discusión, un tanto estúpida. En absoluto satisfe-cho, retomo la palabra para subrayar que Novi Sad,donde se dio muerte a dos jóvenes turcos a quienes seles extirparon diversos órganos, no está en el frente; y que el cadáver de otra joven turca, muerta mientrasatravesaba Slavonia, fue devuelto a su familia con va-rios órganos internos extirpados. Tuve que gritarlo

    porque el público se impacientaba y no me dejabahablar. Estaba aguando la fiesta. La respuesta, dadacon una ulterior sonrisa, fue: «Si es cierto, demuestrala maldad que puede alcanzar el hombre».

    Salí asqueado. No sabía qué pensar. No dudaba delsentido humanitario de la iniciativa antes de mi inter-

     vención. Ahora no estoy seguro de nada. ¿Por quétanta hostilidad? ¿No habían puesto de relieve ellosmismos el sectarismo de los médicos nacionalistas?(¡Recordemos que el jefe de los chetniks serbios deKrajna, Babic, era cirujano¡). Me queda la duda sobreel motivo de tanta superficialidad, ironía y presunción.

    Fabio.

     (Extracto de conversación traducido de la revistaitaliana Germinal  )

    MANUAL DE SUPERVIVENCIA ENTIEMPOS DE PAZ CROATA 

    ¿Hay vida antes de la muerte? Esta adivinanza roma-na, sacada de la antología comunista del humor ne-gro, me ha venido recientemente a la memoria y porprimera vez me ha hecho reflexionar. –No hay, dicemi madre con aire decidido, sólo hay supervivencia–.En Croacia, el verbo sobrevivir ha reemplazado com-pletamente al de vivir. ¡Si al menos logramos sobrevi-

     vir!, suspira mi vecina. ¡Lo esencial es estar vivo, so-breviviremos de una u otra forma!, dice uno de misamigos. ¡Para los tiempos que corren, lo importante

    es sobrevivir!, concluye con vivacidad la Sra. Michelina.Ella ha sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial, a laprimera Croacia independiente, a la Yugoslavia co-munista, a la segunda Croacia independiente, a la nuevaguerra, por lo tanto probablemente sabe lo que se dice.

    Para descubrir lo que es sobrevivir, el hombre debepermanecer vivo. Si sus próximos también están vi-

     vos, si tiene un techo sobre su cabeza y si ha logrado vencer la tentadora idea del suicidio, entonces el ciu-dadano del estado independiente e internacionalmentereconocido de Croacia puede en lo sucesivo ocuparse

    en sobrevivir en tiempos de paz.Lo más importante es que no te pongas nerviosa y 

    que no comas carne de cerdo, dice mi madre.

    Después de una estancia de muchos meses fuerade Zagreb, dispuesta a enfrentarme al hecho de so-brevivir, presto oído a todos los consejos.

    -¿Por qué?, pregunto

    -Porque se cuenta que los carniceros encuentrancadenas, anillos y coronas dentarias de oro en los cer-dos que degüellan, dice mi madre con aire de conspi-ración, después añade con gran calma:

    -De todos modos, yo no como carne.

    -¿Porqué?-Porque es muy cara.

    -La gente que se dispone a sobrevivir son una espe-cie de bribones. Cuando una se encuentra por unaserie de circunstancias en un asilo de locos ¿no es ciertoque es más recomendable adaptarse y aceptar la locu-ra como una nueva norma de comportamiento queactuar según la lógica del mundo exterior? Es precisa-mente esta capacidad de adaptarse lo que hace de lagente que practica la supervivencia una especie apar-te.

    Una persona resuelta a sobrevivir tiene necesidad,me parece, de