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ESTUDIOS ECONÓMICOS ESTADÍSTICOS Evolución de los Medios de Pago en Chile y su Incidencia en el Comportamiento de los Componentes de M1 Erika Arraño Juan Pablo Cova N.°125 Junio 2018 BANCO CENTRAL DE CHILE

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ESTUDIOS ECONÓMICOS ESTADÍSTICOS

Evolución de los Medios de Pago en Chile y su Incidencia en el Comportamiento de los Componentes de M1

Erika ArrañoJuan Pablo Cova

N.°125 Junio 2018BANCO CENTRAL DE CHILE

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BANCO CENTRAL DE CHILE

CENTRAL BANK OF CHILE

A contar del número 50, la Serie de Estudios Económicos del Banco Central de Chile cambió su nombre al de Estudios Económicos Estadísticos.

Los Estudios Económicos Estadísticos divulgan trabajos de investigación en el ámbito económico esta-dístico realizados por profesionales del Banco Central de Chile, o encargados por éste a especialistas o consultores externos. Su contenido se publica bajo exclusiva responsabilidad de sus autores y no com-

revista o un libro.

As from issue number 50, the Series of Economic Studies of the Central Bank of Chile will be called Studies in Economic Statistics.

Studies in Economic Statistics disseminates works of investigation in economic statistics carried out by professionals of the Central Bank of Chile or by specialists or external consultants. Its content is publis-

or magazines.

Estudios Económicos Estadísticos del Banco Central de ChileStudies in Economic Statistics of the Central Bank of Chile

ISSN 0716 - 2502

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Estudios Económicos Estadísticos Studies in Economic Statistics

N° 125 N° 125

EVOLUCIÓN DE LOS MEDIOS DE PAGO EN CHILE Y SU

INCIDENCIA EN EL COMPORTAMIENTO DE LOS

COMPONENTES DE M1*

Erika Arraño División de Estadísticas

Banco Central de Chile

Juan Pablo Cova División de Estadísticas

Banco Central de Chile

Resumen

Los avances tecnológicos y el desarrollo de los nuevos instrumentos de pago han generado una sustitución

de instrumentos tradicionales, efectivo y cheques, por aquellos electrónicos, tanto en Chile como en el

resto del mundo. Esta sustitución se atribuye a las características de mayor seguridad y comodidad que

poseen estos últimos. En comparación con economías desarrolladas, Chile aún presenta un bajo uso de las

tarjetas de débito, crédito y trasferencias de fondos. Sin embargo, si se coteja con economías

latinoamericanas, se ubica en la parte alta de la distribución, destacando el uso de las tarjetas de débito

que se intensifica con la aparición de la “CuentaRut”. En términos económicos, esta tendencia de los

medios de pago tiene un impacto en la demanda por dinero o en algunos de sus componentes, lo que se

busca determinar en este trabajo, usando un VECM. Los resultados arrojan diferentes respuestas del dinero

y sus componentes al incremento en el número de transacciones con instrumentos de pago. El circulante

se reduce por efecto sustitución, mientras que los saldos de cuenta corriente y cuentas de depósitos y

ahorro a la vista aumentan con el mayor uso de tarjetas de débito, por complementariedad entre productos.

Por su parte, las tarjetas de crédito producen una caída de los saldos de cuenta corriente, asociada al desfase

entre el momento de la compra del bien y su pago.

Abstract

Technological advances and the development of new payment instruments have triggered the replacement

of traditional instruments, cash and checks, by electronic ones, both in Chile and around the world. This

replacement is attributed to the latter’s characteristics of safety and convenience. In comparison with

developed economies, Chile still has a low use of electronic transfers of funds and credit and debit cards.

However, in a Latin American comparison, it is located in the upper part of the distribution, where worth

mentioning is the use of debit cards that intensifies with the appearance of the sight account "CuentaRut".

In economic terms, this tendency of the payment means has an impact on the demand for money or some

of its components, which is what is sought to determine in this paper using a VECM. The results show

different responses of money and its components to the increase in payment instruments transactions.

Currency is reduced by substitution effect, while the balances in current accounts and deposit and savings

accounts increase with the use of debit cards, by complementarity between products. Meanwhile, credit

cards cause a decline in the current account balances, associated with the lag between the moments the

goods are purchased and paid.

* Gerencia División Estadísticas, Banco Central de Chile. E-mails: [email protected]; [email protected]. Agradecemos

los comentarios de Carmen Gloria Escobar, Pablo Filippi, Gloria Peña, José Miguel Villena, y un árbitro anónimo.

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I. Introducción

En las últimas décadas, el avance de la tecnología ha favorecido el surgimiento de nuevos medios o

instrumentos de pago. A nivel mundial, los medios de pago tradicionales, como el efectivo o

circulante —billetes y monedas en manos del público— y los cheques, están siendo desplazados por

instrumentos o dinero electrónico —tarjetas de crédito, tarjetas de débito, transferencias

electrónicas y aplicaciones para dispositivos móviles— (Mastercard Advisors, 2013 e IMCO, 2016).

De igual manera, servicios a los que solo se accedía visitando oficinas de atención bancaria, ahora

se pueden obtener por medio de accesos remotos como los cajeros automáticos y plataformas de

Internet.

En Chile, el efectivo sigue siendo el principal medio de pago1, lo que se refleja en el creciente saldo

de billetes y monedas en circulación, que ha pasado de 2,4% del PIB a mediados de la década

anterior a 3,5% del PIB, en septiembre de 2017. No obstante, el dinero electrónico ha tenido una

importante penetración, por ejemplo en el 2000 las transacciones distintas del circulante en que se

usaba las tarjetas de débito era inferior a 1% y en junio de 2017 su participación llegó a 35%.

Así, hoy en día, este tipo de tarjeta es el instrumento distinto del efectivo más usado para realizar

transacciones. Sin embargo, en términos de monto de las operaciones, las transferencias

electrónicas ocupan el primer lugar, lo que puede estar explicado por su seguridad, amplia

aceptabilidad y mayor límite para el valor de las operaciones.

En términos económicos, esta nueva tendencia tiene un impacto en la demanda por dinero o en

algunos de sus componentes y esto es precisamente lo que busca determinar este trabajo. En

efecto, siguiendo la línea de investigaciones similares en este campo —Rinaldi 2001 y Tehranchian,

et. al. 2012—, se usa un modelo de vector de corrección de errores (VECM por sus siglas en inglés)

y su función impulso-respuesta para determinar el impacto en la demanda por dinero de los medios

de pagos, con información trimestral entre el 2000 y 2016. Los resultados de la función impulso-

respuesta muestran que todos los instrumentos de pago generan un efecto negativo sobre el

circulante, dado el efecto sustitución como medio de pago. Sin embargo, sobre las cuentas

corrientes y depósitos y ahorro a la vista, las tarjetas de débito tienen un efecto positivo, debido a

la complementariedad entre producto2. En el caso de las tarjetas de crédito, se aprecia un descenso

en los saldos mantenidos en cuenta corriente que responde a la decisión de consumo intertemporal

de los agentes.

Este documento está estructurado en cinco secciones. En la sección II se revisa cómo han

evolucionado y se han sustituido los medios de pago en Chile desde el 2000 en adelante. En la

sección III se compara a Chile con economías desarrolladas y otras de la región. La sección IV

presenta la metodología seguida y los principales resultados de cómo los instrumentos de pago han

incidido en la evolución de los componentes del M1. La sección V se refiere a los comentarios finales.

Finalmente, el Anexo 1 describe y revisa el desarrollo de los diferentes medios de pago en Chile, y

1 De acuerdo a la Encuesta Financiera de Hogares 2014, Banco Central de Chile, 2015. 2 En general, se debe tener cuenta corriente o depósitos y ahorro a la vista para poseer una tarjeta de débito.

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los Anexos 2 y 3 muestran algunas pruebas de robustez asociadas al ejercicio empírico (resultados

de las funciones de impulso-respuesta con series desestacionalizadas y con distintos órdenes de las

variables, respectivamente).

II. Evolución de los instrumentos de pago en Chile

El circulante o dinero en efectivo —billetes y monedas— juega un importante rol en la economía.

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Financiera de Hogares del Banco Central de Chile del

2014, prácticamente la totalidad de los hogares encuestados declara utilizar el efectivo como medio

de pago y de manera habitual3 —76% lo hace diariamente—. Después del efectivo, el instrumento

más usado es la tarjeta de débito, con 65% de los hogares que indica su uso y casi 50% lo hace de

manera diaria o varias veces por semana. Le siguen las transferencias electrónicas de fondos (TEF),

tarjetas de crédito bancarias y cheques, donde su frecuencia de empleo es más bien mensual u

ocasional (Gráficos 1 y 2).

Gráfico 1: Uso de medios de pago por hogares,

2014

Gráfico 2: Frecuencia en el uso de medios de

pago, 2014

Fuente: Elaboración propia en base a Banco Central de Chile, Encuesta Financiera de Hogares 2014.

Fuente: Elaboración propia en base a Banco Central de Chile, Encuesta Financiera de Hogares 2014.

La situación descrita en el párrafo precedente ha experimentado cambios en las últimas décadas,

con importante sustitución entre los medios de pago (para más detalle ver Anexo 1). No obstante,

la demanda de circulante sigue siendo creciente, por su uso en transacciones de bajo valor y de

manera presencial. En efecto, el valor del circulante ha aumentado más rápido que la tasa de

crecimiento del PIB desde el 2008, con lo que el stock de billetes y monedas en circulación ha pasado

de 2,4% del PIB antes del 2008 a cifras en torno a 3,5% en los últimos años (Gráfico 3).

3 Más precisamente, en la EFH se pregunta si la persona entrevistada o algún miembro del hogar utiliza alguno(s) de los

medios de pago señalados en el Gráfico 1.

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Gráfico 3: Circulante a PIB (porcentaje)

Fuente: Banco Central de Chile.

Por su parte, el cheque representaba cerca de 60% de las transacciones distintas al efectivo en el

año 2000, mientras que en junio de 2017 alcanzaba sólo a 6%. Este cambio se explica por la

masificación del resto de los otros instrumentos de pago, dado que ofrecen más seguridad,

comodidad, aceptabilidad y menores costos para el usuario. Entre ellos, destaca la evolución que

han experimentado las tarjetas de débito y las TEF, las cuales pasaron de una participación casi nula

en el año 2000 a representar 35 y 22%, respectivamente, en junio de 2017. En la actualidad, las

tarjetas de débito son el medio de pago distinto al efectivo de mayor utilización, en un contexto en

que, el número de transacciones se ha cuadriplicado en el mismo período, pasando de 512 millones

de transacciones en el 2000 a algo más de 2.200 en junio de 2017 (Gráfico 4).

Gráfico 4: Número de transacciones con instrumentos distintos al efectivo (millones de unidades)

(1) Cheques presentados a cobro. (2) Transacciones con tarjeta de débito. Incluye compras y pagos. Excluye giros en cajeros

automáticos. (3) Transacciones con tarjeta de crédito. Incluye compras, pagos y avances de efectivo. (4) Transacciones en cajeros

automáticos (ATM). Incluye giros, depósitos y otras transacciones. (5) Transferencias electrónicas de fondos (TEF) vía internet.

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF y ABIF.

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El monto de las transacciones también ha experimentado cambios en los últimos 15 años. El

liderazgo del cheque hasta el 2002, con las transacciones de mayor monto, ha migrado a las TEF.

Destaca la gran cantidad de empresas que ha reemplazado el uso del cheque, por transferencias

electrónicas de fondos a cuentas corriente o cuentas vista para el pago de salarios de sus empleados.

En efecto, en el 2015, más de cuatro millones de remuneraciones se pagan con depósitos directos4.

Con todo, el crecimiento en el monto de las transacciones ha sido más acotado. En el 2002 el monto

total de transacciones con instrumentos de pago distinto del efectivo fue cercano a 600 billones de

pesos, mientras que en junio de 2017 este fue cerca de 1.400 billones (Gráfico 5).

Gráfico 5: Monto de transacciones con instrumentos distintos al efectivo (millones de millones de pesos)

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF y ABIF.

En lo que respecta al valor de la transacción o ticket promedio, se observa que ha habido un

incremento del valor de la transacción promedio con tarjeta de crédito y giro de dinero desde

cajeros automáticos (ATM), pasando de promedios de alrededor de $30.000 en el 2002 a valores

del orden de $60.000 en junio de 2017, para cada instrumento. Por su parte, las tarjetas de débito

se han mantenido entre $15.000 y $20.000 en el mismo período (Gráfico 6). A su vez, el monto

promedio del cheque ha permanecido en torno a $2.000.000 en el período analizado, mientras que

las TEF experimentaron un fuerte incremento entre los años 2002 y 2007, para posteriormente

descender y situarse ligeramente por debajo de $2.000.000, en lo más reciente (Gráfico 7).

4Abif (Noticias, 27 mayo 2015) “Remuneraciones de más de cuatro millones de personas se pagan por vía electrónica”.

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Gráfico 6: Ticket promedio de instrumentos distintos al efectivo (pesos)

Gráfico 7: Ticket promedio de instrumentos distintos al efectivo (pesos)

(1) Los años 2005 y 2006 incorporan información de las tarjetas Presto y Consorcio, las cuales a partir de 2007 fueron contabilizadas en el Informe Trimestral de Tarjetas de Crédito No Bancarias de la SBIF. Fuente: Elaboración propia en base a SBIF y ABIF.

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF y ABIF.

III. Comparación Internacional

En la sección anterior se describió que Chile ha tenido un crecimiento sostenido del uso de medios

de pago electrónicos, cuadruplicando el número de las transacciones entre el 2000 y mediados de

2017. Si bien esta tendencia no es distinta de la que han experimentado otras economías, resulta

interesante contrastarla con la de un grupo de economías seleccionadas.

Comparando con economías desarrolladas (con información disponible en BIS/CPSS —Payment,

Clearing and Settlement Statistics, “Red Book”—), Chile registra el menor número de transacciones

por habitante, ubicándose sostenidamente en el mínimo de la muestra en el período 2000 – 2016,

y con una distancia relativamente importante de la mediana (Gráfico 8-A). Chile alcanza a Italia, con

alrededor de 90 transacciones por habitante en 2016, pero bastante lejos de Suecia y EE.UU., que

registran del orden de 450 transacciones por habitante, seguidos de Australia y Holanda (Gráfico 8-

B).

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Gráfico 8: Número de transacciones por habitante con instrumentos distintos del efectivo

Comparación internacional

A B

Fuente: Elaboración propia en base a BIS/CPSS (Red Book) y SBIF para Chile. Información de Australia disponible sólo desde 2005. Información de 2016 es preliminar.

Respecto de economías latinoamericanas (con información disponible en CEMLA/World Bank — Foro de Liquidación de Pagos y Valores del Hemisferio Occidental, “Libro Amarillo”—), Chile se ubica en la parte alta de la distribución (Gráfico 9-A), en el percentil 75 de la misma en el período 2005 – 20165. Por país, Brasil tiene el mayor número de transacciones por habitante (aproximadamente 140, en el 2016), seguido de Chile y Costa Rica (Gráfico 9-B). Gráfico 9: Número de transacciones por habitante con instrumentos distintos del efectivo Comparación con economías latinoamericanas

A B

Fuente: Elaboración propia en base a CEMLA/World Bank (Libro Amarillo) y SBIF para Chile. Información de Argentina disponible desde

2010. Información de Colombia no disponible desde 2015. Información de 2016 es preliminar.

5 La información de Colombia no está disponible desde el año 2015, país que se ubica en el extremo inferior de la muestra.

Por ello, la distribución completa y la mediana se desplazan hacia arriba desde ese año.

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Por instrumento, la distribución es heterogénea entre países y dinámica en el tiempo. En el 2000,

en Canadá, E.E.U.U, Italia y Reino Unido el cheque era un importante medio de pago (Gráfico 10 A).

En tanto, en Alemania, Bélgica, Holanda, Suecia y Suiza las transacciones se concentraban en

transferencias de fondos y tarjetas de débito. En el 2016, si bien las TEF siguen siendo relevantes,

se observa una importante penetración de las tarjetas de débito así como la caída del cheque.

Gráfico 10: Porcentaje de transacciones por país con instrumentos distintos al efectivo

A Comparación con economías desarrolladas

Fuente: Elaboración propia en base a BIS/CPSS (Red Book) y SBIF para Chile. Información de 2016 es preliminar.

(1) Operaciones con dinero electrónico. Corresponde al dinero depositado en plataformas electrónicas y disponible para su uso (ej:

tarjetas de prepago). De BIS/CPSS (Red Book).

(2) Incluye tanto tranferencias electrónicas de fondos (TEF), como en base a papel. De BIS/CPSS (Red Book).

(3) Incluye Tarjetas de Débito y Débitos Directos. Estos últimos corresponden a cargos que han sido autorizados en forma previa por

un pagador, que son descontados automáticamente de su cuenta bancaria. De BIS/CPSS (Red Book).

B Comparación con economías latinoamericanas

Fuente: Elaboración propia en base a CEMLA/World Bank (Libro Amarillo) y SBIF para Chile. Información de 2016 es preliminar.

(1) Para Colombia la última cifra disponible corresponde al año 2014.

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En las economías latinoamericanas, la sustitución del cheque por las tarjetas es más homogénea y

sobresale la relevancia de las tarjeras de débito (Gráfico 10 B).

El mayor uso de tarjetas se refleja en el número de plásticos en circulación. En los países

desarrollados, la mediana de tarjetas de débito pasó desde 0,8 unidades por habitante, en el año

2000, a 1,2 en el 2016 (Gráfico 11-A). En Chile el crecimiento ha sido notable, superando en el 2016

a Suecia, E.E.U.U, Italia y Canadá, con 1,1 tarjetas por habitante en promedio, aunque aún lejos de

Australia, Bélgica, Holanda o Alemania, economías que tienen más de 1,5 tarjetas por habitante

(Gráfico 11-B). Este auge de la tarjeta de débito en Chile obedece a la masificación de la CuentaRut,

instrumento que crea en el 2007 BancoEstado y que busca promover y facilitar el acceso de todas

las personas a los servicios bancarios, sin atender a su situación económica o condición social. En

efecto, si se descuentan los plásticos asociados a CuentaRut, la cantidad de tarjetas por habitante

se reduce a sólo 0,7 unidades en 2016, ubicando a Chile en la parte baja de la distribución en

comparación con economías desarrolladas.

Gráfico 11: Número de tarjetas de débito por habitante Comparación con economías desarrolladas

A B

Fuente: Elaboración propia en base a BIS/CPSS (Red Book) y SBIF para Chile. Información de Australia y Canadá disponible sólo desde

2005. Información de Francia no disponible para todo el período (2000 – 2016). Información de 2016 es preliminar.

Respecto de las economías de la región, Chile se sitúa sobre la mediana, siendo superado por Brasil

en el período 2005 - 2016, presentando una cantidad de plásticos por persona similar al de Costa

Rica y México en 2016 (Gráfico 12-A y 12-B). Cabe mencionar que Brasil y Costa Rica incluyen los

plásticos pendientes de activación en sus estadísticas, mientras que Chile comprende sólo las

tarjetas activas. Alrededor de 30% del total de tarjetas de débito está activo en Brasil6, y

6 Estatísticas de Pagamentos de Varejo e de Cartões no Brasil. Adendos Estatísticos 2015. También en “Tendencias en

medios de pago 2011” (Tecnocom, pp 32).

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apróximadamente 50% en Costa Rica7. Si se descuentan los plásticos asociados a CuentaRut, Chile

se ubicaría bajo la mediana de la muestra.

Gráfico 12: Número de tarjetas de débito por habitante Comparación con economías latinoamericanas

A B

Fuente: Elaboración propia en base a CEMLA/World Bank (Libro Amarillo) y SBIF para Chile. Información de Uruguay disponible desde

2007. Información de Colombia no disponible desde 2015. Información de 2016 es preliminar.

En cuanto a las tarjetas de crédito, se observa una gran dispersión dentro del grupo de economías

desarrolladas, donde Estados Unidos lidera, muy por sobre el percentil 75, con más de cuatro

tarjetas por habitante hasta el 2008 y cerca de tres desde el 2010 en adelante, mostrando un

importante descenso post Crisis Financiera. Mientras Chile queda por debajo de la mediana entre

los años 2000 y 2013 (con alrededor de 0,3 tarjetas), situándose en la mediana en 2016, con 0,7

tarjetas por habitante, tras la bancarización de las tarjetas de crédito de casas comerciales8. Así,

Chile se ubica sobre Alemania, Holanda, Francia e Italia en número de tarjetas de crédito por

habitante. (Gráficos 13 A y B).

7 “Sistema Nacional de Pagos: Estadísticas 2014” (Banco Central de Costa Rica, pp 3). 8 De Ripley (CAR) en el 2014 y Cencosud (CAT) en el 2015.

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Gráfico 13: Número de tarjetas de crédito por habitante Comparación con economías desarrolladas

A B

Fuente: Elaboración propia en base a BIS/CPSS (Red Book) y SBIF para Chile. Información de Alemania disponible sólo desde 2007, de

Australia y Francia desde 2005, de Bélgica desde 2014, y de Holanda desde 2008. Información de 2016 es preliminar.

En el grupo de economías latinoamericanas, Chile se ubica cerca de la mediana, siendo superado

por Argentina, Brasil y Uruguay (Gráficos 14 A y B).

Gráfico 14: Número de tarjetas de crédito por habitante Comparación con economías latinoamericanas

A B

Fuente: Elaboración propia en base a CEMLA/World Bank (Libro Amarillo) y SBIF para Chile. Información de Colombia no disponible desde

2015. Información de 2016 es preliminar.

La cantidad de cajeros automáticos (ATM’s, por su sigla en inglés) por habitante ha aumentado a

nivel generalizado. En comparación con economías desarrolladas, Chile estaba en el mínimo de la

distribución hasta el 2005, escalando hasta el percentil 25 el año 2012, pero declinando nuevamente

hacia el 2016 (Gráfico 15-A). Canadá es el que presenta el mayor número de cajeros por cada millón

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de habitantes, con más de 1.800 en el año 2016, bastante por sobre la mediana del grupo de países

de la muestra (Gráfico N°15-B). Por el contrario, Suecia y Holanda son las economías con menos

ATM —algo más de 300—, y el menor ratio circulante/PIB (Gráfico N°17-A). Esto último se encuentra

en línea con que son los países con el mayor número de transacciones por habitante, con medios

de pago distintos al efectivo (Gráfico 8-B).

Gráfico 15: Número de cajeros automáticos (ATM) por cada millón de habitantes Comparación con economías desarrolladas

A B

Fuente: Elaboración propia en base a BIS/CPSS (Red Book) y SBIF para Chile. Información de Australia disponible sólo desde 2005.

Información de EEUU no disponible desde 2010. Información de 2016 es preliminar.

En las economías latinoamericanas se observa un crecimiento continuo del número de cajeros entre

el 2005 y 2016, con Chile por sobre la mediana y bordeando el percentil 75 hasta el año 2013 (Gráfico

N°16-A). Por países, Brasil tiene el máximo, con alrededor de 850 ATM por millón de habitantes en

2016, mientras que Paraguay tiene el mínimo, con cerca de 200. (Gráfico N°16-B).

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Gráfico 16: Número de cajeros automáticos (ATM) por cada millón de habitantes Comparación con economías latinoamericanas

A B

Fuente: Elaboración propia en base a CEMLA/World Bank (Libro Amarillo) y SBIF para Chile. Información de Uruguay disponible desde

2007. Información de Colombia no disponible desde 2015. Información de 2016 es preliminar.

Respecto del uso de efectivo, la razón de circulante a PIB da cuenta que la mayoría de las economías

desarrolladas exhibe una tendencia creciente en la demanda, destacando el incremento de Suiza, la

Zona Euro y Estados Unidos, en línea con que las monedas de estas economías son consideradas

refugio de valor y que las autoridades han implementado programas de inyección de liquidez desde

la Crisis Financiera. Por su parte, Suecia presenta una importante disminución, mientras que Canadá

y Reino Unido una mantención (Gráfico 17-A). Entre las economías latinoamericanas, Chile exhibe

la menor razón circulante/PIB, acercándose en el último tiempo a Brasil y Costa Rica (Gráfico 17-B).

En el caso de Suecia, el descenso se explica por una acción explícita de la autoridad monetaria que

traspasó todos los costos de almacenamiento y transporte del dinero efectivo a los bancos

comerciales y, además, participó en la creación de un sistema de pagos electrónicos rápido y

eficiente que funciona las 24 horas del día. Ello en un contexto en que el 97% de la población tiene

alguna tarjeta bancaria9.

9 Para más detalle ver Skingsley, 2016.

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Gráfico 17: Razón Circulante/PIB

A: Economías desarrolladas

Fuente: Elaboración propia en base a BIS/CPSS (Red Book) y SBIF para Chile. Información de 2016 es preliminar.

B: Economías latinoamericanas

Fuente: Elaboración propia en base a CEMLA/World Bank (Libro Amarillo) y SBIF para Chile. Información de 2016 es preliminar.

En resumen, los medios de pago en Chile han evolucionado en línea con las economías

desarrolladas, pero de una manera más conservadora. Al igual que en el resto del mundo, en la

economía local el cheque ha perdido protagonismo a favor de las TEF y las tarjetas de débito. Lo

anterior se da en un contexto en que el circulante sigue siendo un instrumento de pago relevante.

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IV. Impacto de los medios de pago en el dinero M1 y sus componentes.

Con el fin de determinar si la introducción de medios de pago distintos al efectivo ha tenido algún

impacto en el agregado monetario M1 y/o sus componentes (circulante; cuentas corrientes;

depósitos y ahorro a la vista), se estima una ecuación tradicional de la demanda de dinero, donde

éste depende positivamente del PIB y negativamente de la tasa de interés. A la ecuación se le agrega

como variables explicativas y representativas de innovaciones en los medios de pago las tarjetas de

crédito, tarjetas de débito y cajeros automáticos, como lo sugiere Rinaldi (2001) y Tehranchian, et.

al. (2012). Así, el modelo se especifica de la siguiente forma10:

𝑚𝑡 = 𝛽0 + 𝛽1𝑦𝑡 + 𝛽2𝑅𝑡 + 𝛽3𝑐𝑟𝑒𝑑𝑡 + 𝛽4𝑑𝑒𝑏𝑡 + 𝛽5𝑎𝑡𝑚𝑡 + 𝑈𝑡

Donde 𝑚 corresponde a la definición de dinero (M1 o uno de sus componentes) en términos

reales11; 𝑦 al PIB real12; 𝑅 a la tasa de interés de captación nominal de 30 a 89 días; 𝑐𝑟𝑒𝑑 al número

de transacciones con tarjetas de crédito bancarias; 𝑑𝑒𝑏 al número de transacciones con tarjetas de

débito; 𝑎𝑡𝑚 al número de giros de dinero en efectivo desde cajeros automáticos; y 𝑈 se define como

el vector de errores. El modelo se estima con datos de frecuencia trimestral, desde el primer

trimestre del año 2000 al cuarto trimestre del 2016 (2000q1 – 2016q4).

La fuente de datos es la Base de Datos Estadísticos del Banco Central de Chile (BCCh), para las cifras

relacionadas a dinero, PIB y tasa de interés13. Mientras que para las variables asociadas a los medios

de pago14, la fuente es la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF).

Como lo señala Rinaldi (2001), al expresar el modelo en logaritmos, los coeficientes del mismo

pueden ser interpretados como la elasticidad de largo plazo entre la definición de dinero 𝑚 (M1 o

uno de sus componentes) con respecto a las diferentes variables consideradas, a excepción del

coeficiente de 𝑅 (tasa de interés), que corresponde a la semi-elasticidad.

Se espera que el PIB (𝑦) impacte positivamente a la definición de dinero (𝑚) y que la tasa de interés

(𝑅) afecte de forma negativa. Asimismo, se prevé que un incremento en el número de transacciones

con tarjetas de crédito bancarias (𝑐𝑟𝑒𝑑) impacte negativamente tanto sobre el circulante (𝑚),

reflejando el efecto sustitución entre ambos medios de pago, como sobre los depósitos y ahorro a

la vista (𝑚), ya que este componente no es complementario de las tarjetas de crédito. Sobre las

cuentas corrientes (𝑚) no es claro el efecto, ya que, por una parte, poseer una cuenta corriente es

casi siempre prerrequisito para disponer de una tarjeta de crédito, y en consecuencia un aumento

en el número de transacciones podría impactar positivamente en las cuentas corrientes. Pero, por

10 Las variables en minúscula están expresadas en logaritmos. 11 Para expresar las series en términos reales se deflactan por el IPC General. 12 Se utiliza el PIB con referencia año 2013. 13 Como ejercicio de robustez se obtienen también las cifras de circulante, M1 y PIB real desestacionalizado. Los resultados

obtenidos con estas series en comparación con las variables sin desestacionalizar son muy similares (ver Anexo 2). 14 Lamentablemente la información de transferencias electrónicas de fondos está disponible sólo desde el año 2013 en

adelante en frecuencia mensual (y por ende trimestral). Previamente, sólo en frecuencia semestral, por lo que no será

considerada en el análisis.

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15

otro lado, el pago del uso de la tarjeta de crédito se genera normalmente con cargo a una cuenta

corriente, por consiguiente el impacto podría ser negativo. Las tarjetas de débito (𝑑𝑒𝑏) también son

instrumentos de pago sustitutos del dinero en efectivo (circulante), por lo que se espera que la

respuesta de éste sea negativa. Lo contrario se anticipa en las cuentas corrientes y en los depósitos

y ahorro a la vista, al ser ambos componentes requisitos para poseer la tarjeta de débito. Por último,

respecto del número de giros de efectivo desde cajeros automáticos (𝑎𝑡𝑚), su efecto sobre el dinero

también es ambiguo. En el caso del circulante, podría impactar negativamente al ser más fácil

acceder al efectivo en cualquier momento y así realizar una demanda más racional no siendo

necesario mantener elevadas sumas de billetes y monedas permanentemente. Sin embargo,

también puede tener un impacto positivo al facilitar el acceso al circulante y, por ende, promover

su uso. Para las cuentas corrientes y depósitos y ahorro a la vista se puede encontrar una caída, por

efecto sustitución, o un aumento por el mayor uso de cajeros que requiere mantener saldos en

cuentas corrientes o cuentas a la vista.

Recuadro: cómo se refleja en M1 y sus componentes el uso de los diferentes medios de pago.

En este recuadro, se da cuenta de cómo M1 o sus componentes reaccionan al uso de los medios de

pago. En Chile, las compras de bienes y servicios se pueden hacer con efectivo, con cheques, tarjetas

de débito y de crédito.

M1 corresponde a la suma del circulante y los depósitos en cuenta corriente y a la vista del sector

privado no financiero, netos de canje. El circulante considera billetes, monedas y cheques emitidos

por el Banco Central en libre circulación, menos los saldos en caja del sistema financiero.

Si la transacción es entre privados distintos de bancos comerciales, el pago con efectivo no tiene

impacto sobre la contabilización de circulante —billetes, monedas y cheques emitidos por el Banco

Central en libre circulación— o del dinero M1, toda vez que es solo un cambio de propiedad entre

los agentes que participan de la operación (figura 1).

Figura 1

Sin embargo, si en la transacción interviene un banco comercial, y éste es el que recibe (o realiza) el

pago, el efectivo sale del (entra al) sistema (figura 2).

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16

Figura 2

Si el pago de la transacción es con cheque entre privados, nuevamente se tiene solo un cambio de

propiedad del dinero, pues al que paga se le rebaja su saldo en cuenta corriente y al que lo recibe y

deposita, le aumenta su saldo en cuenta corriente, con la medida de dinero M1 se mantiene

constante. Si el pago es al sistema financiero, caen los saldos en cuenta corriente de los privados y

disminuye M1.

Al realizar un pago con tarjeta de débito, se está girando desde una cuenta corriente o una cuenta

vista, disminuyendo el saldo disponible del pagador, simultáneamente aumenta el saldo de cuenta

corriente del vendedor, con lo que M1 permanece constante.

Si se utiliza tarjeta de crédito en la transacción y no se paga inmediatamente al emisor de la tarjeta

no hay efecto sobre M1. Cuando se paga al emisor se tiene una disminución de efectivo o de cuenta

corriente y, por tanto, del dinero M1.

Para que el modelo esté bien especificado, se requiere que las variables sean estacionarias, es decir,

que no presenten raíz unitaria. Con excepción de la tasa de interés 𝑅, todas las variables presentan

claras tendencias, lo que sugiere no estacionalidad (Gráfico 18). Lo anterior se comprueba mediante

los test econométricos de Dickey-Fuller Aumentado (ADF), Phillips Perron (PP) y de Kwiatkowski,

Phillips, Schmidt y Shin (KPSS), los cuales muestran que todas las variables, incluida 𝑅, son integradas

de orden 1, es decir, son estacionarias al diferenciarlas una vez (tabla 1).

Gráfico 18: Variables contempladas en el análisis

Disminuye

el

circulante

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17

Fuente: Elaboración propia en base a BCCh y SBIF.

Tabla 1: Test econométricos de raíz unitaria

Variables I(0) Sin tendencia

Variables I(0) Con tendencia

ADF PP KPSS ADF PP KPSS

log(circ) 0.383 0.712 1.790 log(circ) -4.943 -4.941 0.133

log(ctas ctes) -0.574 -0.525 1.780 log(ctas ctes) -3.484 -3.370 0.127

log(dep vista) -1.021 -1.018 1.700 log(dep vista) -1.896 -1.750 0.365

log(m1) -0.529 -0.517 1.780 log(m1) -2.485 -2.565 0.234

log(deb) -2.338 -3.191 1.600 log(deb) -3.302 -3.233 0.209

log(cred) 1.707 3.624 1.730 log(cred) -0.982 0.021 0.395

log(atm) -0.962 -1.068 1.790 log(atm) -2.483 -2.139 0.169

log(y) -0.572 -0.089 2.060 log(y) -3.721 -3.351 0.198

i -2.695 -2.809 0.150 i -2.602 -2.735 0.095

valores críticos al 1% -3.555 -3.555 0.739 valores críticos al 1% -4.110 -4.110 0.216

valores críticos al 5% -2.916 -2.916 0.463 valores críticos al 5% -3.482 -3.482 0.146

valores críticos al 10% -2.593 -2.593 0.347 valores críticos al 10% -3.169 -3.169 0.119

Variables I(1) Sin tendencia

Variables I(1) Con tendencia

ADF PP KPSS ADF PP KPSS

Δlog(circ) -2.866 -3.417 0.177 Δlog(circ) -2.849 -3.406 0.175

Δlog(ctas ctes) -3.000 -3.495 0.176 Δlog(ctas ctes) -3.071 -3.556 0.073

Δlog(dep vista) -3.519 -3.887 0.393 Δlog(dep vista) -3.681 -4.066 0.068

Δlog(m1) -2.709 -3.345 0.235 Δlog(m1) -2.792 -3.428 0.089

Δlog(deb) -7.866 -7.264 0.896 Δlog(deb) -8.128 -7.331 0.190

Δlog(cred) -4.327 -4.498 0.844 Δlog(cred) -4.824 -5.069 0.073

Δlog(atm) -2.669 -2.939 0.348 Δlog(atm) -2.722 -3.062 0.122

Δlog(y) -2.286 -2.917 0.146 Δlog(y) -2.280 2.911 0.142

Δi -2.731 -3.265 0.136 Δi -2.699 -3.252 0.087

valores críticos al 1% -3.555 -3.555 0.739 valores críticos al 1% -4.110 -4.110 0.216

valores críticos al 5% -2.916 -2.916 0.463 valores críticos al 5% -3.482 -3.482 0.146

valores críticos al 10% -2.593 -2.593 0.347 valores críticos al 10% -3.169 -3.169 0.119

Fuente: Elaboración propia.

Nota: Tanto para el test ADF como PP la hipótesis nula es que la variable contiene una raíz unitaria. En cambio, para el test KPSS la

hipótesis nula es que la variable es estacionaria.

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18

En consecuencia, y tal como lo señala Rinaldi (2001), dado que las variables consideradas en el

análisis son I(1), un estudio de cointegración proporciona un mejor marco analítico y estadístico

para determinar la relación de largo plazo entre variables no estacionarias.

Así, el modelo se reformula a un vector de corrección de errores (VECM por sus siglas en inglés),

siguiendo a Johansen (1988) y a Engle y Granger (1987). De esta forma, se estima:

∆𝑋𝑡 = 𝑣 +∏𝑋𝑡−1 +∑Γ𝑖∆𝑋𝑡−𝑖

𝑝−1

𝑖=0

+ 𝜀𝑡

Dónde:

𝑋𝑡 = (𝑚𝑡 + 𝑦𝑡 + 𝑅𝑡 + 𝑐𝑟𝑒𝑑𝑡 + 𝑑𝑒𝑏𝑡 + 𝑎𝑡𝑚𝑡)

∏ = 𝛼𝛽′

𝑝 = número de rezagos

Como las variables 𝑋𝑡 son I(1), la matriz ∏ tiene rango 0 ≤ 𝑟 < 𝐾, donde 𝑟 es el número de vectores

de cointegración linealmente independientes. Así, si 𝑟 = 0, entonces no existe cointegración entre

las variables.

Esta especificación contiene información tanto del ajuste de corto como de largo plazo. Así, la matriz

𝛼 contiene los parámetros asociados a la velocidad del ajuste, la matriz Γ los parámetros de ajuste

de corto plazo, y la matriz 𝛽 los parámetros del vector de cointegración (relación de largo plazo).

Para estimar el modelo VECM, en primer lugar, se requiere determinar el número óptimo de rezagos

a incluir (tabla 2). Según el test de razón de verosimilitud (LR), el criterio de error final de predicción

(FPE) y el criterio de información de Akaike (AIC), cuatro es el número óptimo de rezagos para el

dinero y sus componentes. En cambio, los criterios de información de Hannan y Quinn (HQIC) y

bayesiano de Schwarz (SBIC) indican como óptimo incluir sólo un rezago en el modelo VECM.

Tabla 2: Análisis de cantidad de rezagos óptimos para los modelos VECM

Circulante Cuentas Corrientes

Rezagos LR FPE AIC HQIC SBIC LR FPE AIC HQIC SBIC

0 2.4E+11 43.24 43.32 43.44 4.5E+11 43.85 43.93 44.05

1 502.79 4.3E+08 36.91 37.45* 38.28* 469.72 1.3E+09 38.00 38.55* 39.38*

2 88.60 3.5E+08 36.67 37.67 39.21 82.95 1.1E+09 37.84 38.85 40.39

3 95.67 2.6E+08 36.32 37.79 40.04 95.89 8.5E+08 37.49 38.97 41.21

4 81.70* 2.6E+08* 36.18* 38.11 41.07 95.09* 6.8E+08* 37.15* 39.09 42.05

Depósitos Vista M1

Rezagos LR FPE AIC HQIC SBIC LR FPE AIC HQIC SBIC

0 5.5E+12 46.37 46.45 46.57 4.4E+11 43.85 43.93 44.04

1 474.58 1.5E+10 40.45 40.99* 41.82* 481.07 1.1E+09 37.83 38.38* 39.20*

2 77.48 1.4E+10 40.37 41.38 42.92 84.54 9.3E+08 37.65 38.66 40.19

3 79.71 1.3E+10 40.26 41.73 43.98 85.60 8.1E+08 37.45 38.92 41.17

4 100.71* 1.0E+10* 39.83* 41.77 44.73 98.32* 6.2E+08* 37.06* 39.00 41.96

Fuente: Elaboración propia.

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Nota: El número de rezagos óptimo se indica con *. Se computan los siguientes test/criterios de información: LR test de razón de

verosimilitud; FPE criterio del error final de predicción; AIC criterio de información de Akaike; HQIC criterio de información de

Hannan y Quinn; SBIC criterio de información bayesiano de Schwarz.

Luego, se estima el número óptimo de ecuaciones de cointegración mediante la prueba de traza de

Johansen (1995). La estimación se realiza sujeto a los rezagos óptimos obtenidos previamente —

cuatro y uno— (tabla 3)

Tabla 3: Test de traza para el rango de cointegración (𝒓)

Circulante Cuentas Corrientes

4 Rezagos 1 Rezago 4 Rezagos 1 Rezago

N° E. Coint. Traza

5% VC.

1% VC. Traza

5% VC.

1% VC. Traza

5% VC.

1% VC. Traza

5% VC.

1% VC.

0 123.54 94.15 103.18 131.00 94.15 103.18 174.19 94.15 103.18 133.66 94.15 103.18

1 77.97 68.52 76.07 74.24* 68.52 76.07 95.12 68.52 76.07 80.89 68.52 76.07

2 46.26** 47.21 54.46 48.14 47.21 54.46 58.93 47.21 54.46 50.97* 47.21 54.46

3 29.01 29.68 35.65 27.84** 29.68 35.65 34.54* 29.68 35.65 31.05 29.68 35.65

4 16.06 15.41 20.04 15.41 15.41 20.04 18.23 15.41 20.04 13.85** 15.41 20.04

5 4.67 3.76 6.65 5.24 3.76 6.65 5.21 3.76 6.65 5.12 3.76 6.65

Depósitos Vista M1

4 Rezagos 1 Rezago 4 Rezagos 1 Rezago

N° E. Coint. Traza

5% VC.

1% VC. Traza

5% VC.

1% VC. Traza

5% VC.

1% VC. Traza

5% VC.

1% VC.

0 151.81 94.15 103.18 141.71 94.15 103.18 165.92 94.15 103.18 141.83 94.15 103.18

1 94.92 68.52 76.07 80.81 68.52 76.07 105.90 68.52 76.07 84.45 68.52 76.07

2 63.74 47.21 54.46 51.06* 47.21 54.46 71.76 47.21 54.46 53.12* 47.21 54.46

3 37.67 29.68 35.65 29.46** 29.68 35.65 37.85 29.68 35.65 30.71 29.68 35.65

4 18.27* 15.41 20.04 13.96 15.41 20.04 17.69* 15.41 20.04 13.51** 15.41 20.04

5 5.20 3.76 6.65 5.21 3.76 6.65 5.01 3.76 6.65 5.17 3.76 6.65

Fuente: Elaboración propia.

Nota: N° E. Coint. N° de ecuaciones de cointegración; VC. Valor crítico. Se indica con * y ** el rango de cointegración que selecciona

el test al 1 y 5% de valor crítico respectivamente.

Para todas las definiciones de dinero, se rechaza la hipótesis nula de que no hay ecuaciones de

cointegración (𝑟 = 0), al ser el estadístico de traza superior a los valores críticos. En consecuencia,

no es posible rechazar la presencia de cointegración entre las variables del modelo. Adicionalmente,

la prueba índica que el número óptimo de ecuaciones de cointegración es diferente según la

definición de dinero utilizada y el número de rezagos considerados (tabla 4).

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Tabla 4: N° de ecuaciones de cointegración óptimo en modelos VECM

N° de ecuaciones de

cointegración óptimo

5% VC. 1% VC.

Circulante 4 rezagos 2 2

1 rezago 3 1

Cuentas Corrientes

4 rezagos - 3

1 rezago 4 2

Depósitos Vista 4 rezagos - 4

1 rezago 3 2

M1 4 rezagos - 4

1 rezago 4 2

Fuente: Elaboración propia.

Se continúa, con las pruebas de robustez de los modelos VECM (tablas 5 y 6). Así, se procede a:

1. Evaluar si es correcto el número de ecuaciones de cointegración considerado, siguiendo a

Lütkepohl (2005) y Hamilton (1994).

2. Determinar si existe autocorrelación de los residuos, aplicando la prueba de multiplicador

de Lagrange (LM por sus siglas en inglés), siguiendo a Johansen (1995).

3. Finalmente, estimar si los residuos se distribuyen de forma normal, siguiendo a Jarque-Bera

(1987).

Tabla 5: Pruebas de robustez a los modelos VECM

Pruebas de Robustez

Dinero (m) Rezagos N° E.

Coint. 1. 2. 3.

Circulante

4 2 0.88* 0.96* 0.41*

1 3 0.81* 0.04 0.00

1 1 0.68* 0.00 0.00

Cuentas Corrientes

4 3 0.90 0.90* 0.00

1 4 0.82* 0.00 0.00

1 2 0.65* 0.06* 0.00

Depósitos Vista

4 4 0.90 0.99* 0.76*

1 3 0.69* 0.00 0.00

1 2 0.63* 0.05* 0.00

M1

4 4 0.95 0.98* 0.74*

1 4 0.83* 0.00 0.00

1 2 0.64* 0.07* 0.00

Fuente: Elaboración propia. Nota: (*) indica los modelos que pasan las pruebas de robustez.

1 Muestra el valor propio más alto de la matriz complementaria. Si éste es muy cercano a 1 (≥ 0.9) se concluye las ecuaciones de

cointegración no son estacionarias, o bien, que el rango de ecuaciones es muy alto.Por lo mismo, valores < a 0.9 son óptimos.

2 La hipótesis nula (H0) es que no existe autocorrelación de los residuos. Si el valor reportado en la tabla es superior a 0,05, no es posible

rechazar H0 a un nivel de significancia de 5% y,por tanto, el modelo no presentaría autocorrelación.

3 La hipótesis nula (H0) es que los residuos provienen de una distribución normal. Si el valor reportado en la tabla es superior a 0,05, no

es posible rechazar H0 a un nivel de significancia de 5% y, por ende, los residuos del modelo provienen de una distribución normal.

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Dado lo anterior, los resultados arrojan que los modelos VECM que superan las pruebas de robustez

se resumen en15:

Dinero (m) Rezagos N° E.

Coint.

Circulante 4 2

Cuentas Corrientes 1 2

Depósitos Vista 1 2

M1 1 2

Una vez determinado los modelos VECM que se consideran aceptablemente bien especificados, se

estima las funciones impulso-respuesta ortogonalizadas para cuantificar el impacto de los medios

de pago o innovaciones tecnológicas (número de transacciones con tarjetas de débito y crédito

bancarias, así como el número de giros de dinero en efectivo desde cajeros automáticos) sobre la

definición de dinero o sus componentes (circulante, cuentas corrientes, depósitos vista o M1).

Como la ortogonalización implica realizar una descomposición de Choleski de la matriz varianza-

covarianza, se establece el siguiente orden de las variables, desde la más exógena a la más

endógena16: 𝑦, 𝑅, 𝑐𝑟𝑒𝑑, 𝑑𝑒𝑏, 𝑎𝑡𝑚,𝑚

Cabe mencionar, como lo señala Lütkepohl (2005), que las funciones impulso-respuesta de un VECM

pueden diferir de las de un VAR. En este último, las funciones impulso-respuesta siempre convergen

a cero, ya que se trabaja con variables estacionarias, con lo que todos los shocks son transitorios.

En cambio en un VECM, se trabaja con variables I(1), por lo que los shocks pueden tener efectos

permanentes sobre las variables, con funciones impulso-respuesta que no convergen a cero en el

largo plazo.

A partir de la aplicación del VECM y los ejercicios de impulso-respuesta se tiene que, tal como se

esperaba, un shock positivo del PIB genera un impacto en la misma dirección sobre el dinero. Para

la tasa de interés, la función de impulso-respuesta también es la anticipada, al impactar de forma

negativa al dinero frente a un aumento en la tasa (Gráfico 19).

15 Si bien para los modelos donde la definición de dinero considerada corresponde a las cuentas corrientes, depósitos vista

o M1, se observa que no superan la prueba de normalidad de los residuos, como lo señala Johansen (1995), los parámetros

estimados sí son consistentes, aunque no eficientes. 16 Además, como prueba de robustez, se probó diferentes órdenes de las variables, obteniendo funciones impulso-

respuesta muy similares (Ver Anexo 3). Por ello, los resultados no deberían ser sensibles al ordenamiento de Choleski.

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Gráfico 19: Funciones impulso – respuesta: Tasa de interés (𝒅𝑹); PIB (𝒅𝒚) sobre el dinero (𝒅𝒎)

Fuente: Elaboración propia.

Nota: En los gráficos, “d” significa delta para indicar que la variable está en primeras diferencias, es decir, I(1). Los intervalos de confianza

(I.C.) de las funciones de impulso – respuesta se construyeron a partir del método bootstrapping de percentil de Hall, a partir de 1000

replicaciones y con un nivel de confianza del 90%, similar a lo realizado por Bonilla (2011).

En cuanto al shock de un aumento del número de transacciones con tarjetas de débito, los

resultados también son los esperados. En el circulante (“circ”) se observa una respuesta negativa,

por efecto sustitución, mientras que para cuentas corrientes (“ctacte”), depósitos y ahorro a la vista

(“depvista”) y M1, la respuesta es positiva por complementariedad en los productos (Gráfico 20).

Respecto de un shock positivo en el número de transacciones con tarjetas de crédito bancarias, la

respuesta del dinero y sus componentes es siempre negativa, acorde con lo anticipado.

Gráfico 20: Funciones de impulso – respuesta: Tarjetas de débito (𝒅𝒅𝒆𝒃); Tarjetas de crédito

(𝒅𝒄𝒓𝒆𝒅); N° de cajeros (𝒅𝒂𝒕𝒎) sobre el dinero (𝒅𝒎)

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23

Fuente: Elaboración propia.

Nota: En los gráficos, “d” significa delta para indicar que la variable está en primeras diferencias, es decir, I(1). Los intervalos de confianza

(I.C.) de las funciones de impulso – respuesta se construyeron a partir del método bootstrapping de percentil de Hall, a partir de 1000

replicaciones y con un nivel de confianza del 90%, similar a lo realizado por Bonilla (2011).

En particular, en las cuentas corrientes la reacción sugiere que predomina el efecto asociado al pago

de la tarjeta con cargo a cuenta corriente. Esto es, el saldo en cuenta corriente de un agente

representativo que no utiliza tarjeta de crédito es relativamente estable durante el mes, con una

leve pendiente negativa, que refleja el uso diario de los fondos. En cambio, si este agente utiliza la

tarjeta de crédito durante el mes t, en la fecha de facturación, es decir, el mes t+1, se da el principal

uso de la cuenta corriente, lo que hace que su saldo se reduzca de forma importante, para

mantenerse relativamente estable el resto del mes. Por ello, el monto promedio del saldo en cuenta

corriente de quién utiliza una tarjeta de crédito tiende a ser menor del que no la utiliza (Gráfico 21).

Gráfico 21: Estructura temporal del saldo en cuenta corriente al utilizar tarjeta de crédito (tc)

Fuente: Elaboración propia.

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24

Por su parte, un shock en el número de giros de efectivo desde cajeros automáticos tiene un impacto

positivo sobre el dinero a excepción del circulante, en línea con lo previsto (Gráfico 20). La respuesta

negativa del circulante se explica por la mayor facilidad en el acceso lo que genera menor demanda

de mantener elevadas sumas de billetes y monedas permanentemente. En el caso del resto de los

componentes, la respuesta positiva se asocia a la complementariedad en los productos.

De este modo, los resultados del modelo empírico muestran que la respuesta de la demanda por

dinero ante el PIB y la tasa de interés es la esperada (+ y -, respectivamente), aun cuando se incluyen

variables asociadas a instrumentos de pago. Además, se comprueba que las tarjetas de débito,

tarjetas de crédito y los giros de dinero en efectivo desde cajeros automáticos tienen algún alcance

sobre el dinero M1 y sus componentes, en línea con los hallazgos de Rinaldi y Tehranchian, et. al.

Por componentes, en el circulante se observa una respuesta negativa a un incremento en el número

de transacciones con tarjetas de débito, por efecto sustitución entre instrumentos. En cambio, en

las cuentas corrientes y depósitos a la vista aumentan los saldos mantenidos cuando se paga con

tarjetas de débito, por complementariedad entre productos. Frente a un impulso de las tarjetas de

crédito, se observa una respuesta negativa en todos los componentes de M1. En el circulante y

depósitos a la vista por efecto sustitución, mientras que en las cuentas corrientes la disminución se

explica por el comportamiento de pago de la tarjeta de crédito, que lleva a tener saldos promedio

menores. Respecto a los giros de efectivo desde cajeros automáticos, estos tienen un impacto

positivo en las cuentas corrientes y depósitos a la vista ya que se necesita disponer de saldo en tales

componentes para poder retirar efectivo a través de estos dispositivos. En el caso del circulante, el

impacto es negativo al ser más fácil acceder al efectivo en cualquier momento generando así una

demanda más racional, no siendo necesario mantener elevadas sumas de billetes y monedas

persistentemente. Por último, en términos de magnitud, los depósitos a la vista son los más

expuestos a los instrumentos de pago.

Por componentes, en el circulante se observa una respuesta negativa a un incremento de las tarjetas

de débito, por efecto sustitución entre instrumentos. En cambio, en las cuentas corrientes y

depósitos a la vista aumentan los saldos mantenidos cuando se paga con tarjetas de débito, por

complementariedad entre productos. Frente a un impulso de las tarjetas de crédito, se observa una

respuesta negativa en todos los componentes de M1. En el circulante y depósitos a la vista por

efecto sustitución, mientras que en las cuentas corrientes la disminución se explica por el

comportamiento de pago de la tarjeta de crédito, que lleva a tener saldos promedio menores. En el

caso de las transferencias electrónicas de fondos, la respuesta es positiva en el dinero, respondiendo

con mayor fuerza los depósitos a la vista y cuentas corrientes, por complementariedad entre

productos. Por último, en términos de magnitud, los depósitos a la vista son los más expuestos a los

instrumentos de pago.

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25

V. Conclusiones

Los avances tecnológicos y el desarrollo de los nuevos instrumentos de pagos han generado una

sustitución de instrumentos tradicionales, efectivo y cheques, por aquellos electrónicos, tanto en

Chile como en el resto del mundo. Esta sustitución se atribuye a las características de mayor

seguridad y comodidad que poseen los medios de pago más recientes.

No obstante, la demanda por dinero sigue siendo creciente. En particular, el circulante sigue

ocupando un puesto relevante como medio de pago, especialmente para transacciones de bajo

monto. La excepción es Suecia en que la demanda por efectivo es cada vez menor.

En comparación con economías desarrolladas, Chile aún presenta un bajo uso de las tarjetas de

débito, crédito y trasferencias de fondos. Sin embargo, si se coteja con economías latinoamericanas,

se ubica en la parte alta de la distribución, destacando el uso de las tarjetas de débito que se

intensifica con la aparición de la cuenta a la vista “CuentaRut”, la cual ha favorecido la inclusión

financiera.

El ejercicio empírico muestra los componentes del dinero M1 tienen diferentes respuestas al

incremento de los instrumentos de pago. Así, el circulante se reduce por efecto sustitución, mientras

que los saldos de cuenta corriente y cuentas de depósitos y ahorro a la vista aumentan si se accede

a tarjetas de débito, por complementariedad entre productos. Cabe señalar que, las tarjetas de

crédito producen una caída de los saldos de cuenta corriente, asociada al desfase entre el momento

de la compra del bien y su pago. Estos resultados están en línea con los hallazgos de Rinaldi y

Tehranchian, et. al.

De lo anterior, se desprende que hay un intercambio entre circulante y los depósitos en cuenta

corriente y ahorro a la vista y que, probablemente, la demanda por billetes y monedas sería más

alta si no existieran los medios de pago modernos. En términos macro el dinero M1, se ve

ligeramente afectado al alza por que los agentes mantienen saldos más altos en cuenta corriente,

para realizar transacciones.

En el futuro, en la medida que la bancarización aumente y el pago con instrumentos no tradicionales

se masifique, se podría observar un descenso de la razón circulante a PIB, no obstante la demanda

por dinero M1 seguiría aumentando en respuesta a sus fundamentales, PIB y tasa de interés.

Asimismo, la disponibilidad de nuevas estadísticas asociadas a pagos móviles, dinero electrónico y

la mayor granularidad de datos permitirá realizar nuevos estudios.

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Anexo 1: Descripción de los medios de pago y su uso en Chile

En los últimos 40 años, el avance de la tecnología y de las comunicaciones ha generado profundos

cambios en la vida cotidiana de forma transversal. Estos cambios también han impactado los medios

de pago utilizados en el mundo y en Chile. Hasta la década del noventa, prácticamente los únicos

medios de pago disponibles en el país eran el efectivo y los cheques, instrumentos basados en el

papel físico. Posteriormente, aparecen los medios de pago electrónicos, en primer lugar las tarjetas

de crédito y débito, y luego, tras la irrupción de Internet, las transferencias electrónicas de fondos.

Esta sección presenta una descripción de los medios de pago utilizados en Chile, explicando en qué

consisten, su origen y evolución en el tiempo. Además, se describen los medios de atención

remotos, por su relevancia en la masificación del uso del dinero electrónico.

1 Efectivo

Se denomina efectivo a los billetes y monedas en libre circulación en una economía. Se caracteriza

por ser el medio de pago más utilizado a nivel mundial y el único con poder liberatorio17, circulación

ilimitada y con curso legal en un país. Estimaciones indican que cerca del 85% del total de las

transacciones en el mundo se realizan con efectivo18. El fuerte arraigo que tiene en la población, el

bajo costo por transacción en comparación con otros medios de pago y la aceptación universal en

los establecimientos comerciales son algunas características que explican su protagonismo19.

El dinero en efectivo, como se conoce hoy en día, es el resultado de un largo proceso. Su origen se

remonta al 10.000 A.C, con los primeros indicios del trueque, es decir, el intercambio de una

mercancía por otra sin valor de equivalencia. En un comienzo, los bienes utilizados para el

intercambio consideraban pieles y dientes de animales, sin embargo, el producto de mayor valor

era el ganado. También se utilizaron conchas, destacando las de Cauri, conchas de caracol usadas

como una forma primitiva de dinero en varios pueblos de Asia, Oceanía, África y parte de Europa

por siglos20. Las herramientas, sal, armas y tabaco21 también fueron usados para intercambio.

Las primeras monedas acuñadas con carácter oficial se remontan al período entre los años 700 y

500 A.C. Para su construcción se empleó la aleación de oro y plata y rápidamente tomaron la forma

circular que mantienen en la actualidad. Para marcar su autenticidad, eran grabadas con dioses y

emperadores de la época. Las primeras monedas fueron acuñadas por los habitantes de Lidia, actual

Turquía, pero prontamente la tecnología fue copiada y refinada por los griegos, persas y romanos.

Estas monedas eran de oro, plata y bronce, por lo que tenían un valor intrínseco en sí mismas.

El primer dinero en papel, los billetes, apareció en China, en el siglo IX D.C. Su uso duró alrededor

de 500 años, ya que en el año 1455 se abolió su producción, debido a la enorme inflación

17 Su aceptación en el pago de deudas u obligaciones está garantizada. 18 MasterCard Advisors. (2013). "Measuring progress toward a cashless society". 19 IMCO. (2016). "Reducción de uso de efectivo e inclusión financiera". 20 Public Broadcasting Service –PBS– (26 octubre 1996) “The History of Money”. 21 History (shows/mankind the story of all of us/ articles) “The story of money”.

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27

experimentada por la emisión descontrolada de billetes. En occidente, su desarrollo fue posterior,

con la primera emisión en Suecia, en el año 1661, aunque rápidamente enfrentó el mismo problema

inflacionario de China. Poco a poco, se fueron emitiendo billetes en otros lugares de Europa y la

confianza del público en este medio de pago fue creciendo, particularmente cuando estos eran

emitidos por bancos nacionales y con el respaldo de las reservas del gobierno.

En Chile, las primeras monedas fueron creadas por la Casa de Moneda de Chile22 en 1749. Eran de

oro, con la imagen del rey Fernando VI de España. Con la llegada de la Independencia, en 1817, se

acuñaron monedas de plata de un peso, que contenían en el reverso la inscripción “Chile

Independiente”. Posteriormente, en el año 1851, el gobierno dispuso la adaptación de las monedas

al nuevo sistema decimal, gracias a lo cual los valores se comenzaron a expresar en centavos,

décimos y pesos, en monedas de oro, plata y cobre23.

Otro hito importante ocurre en 1925, con la creación del Banco Central de Chile, organismo al que

se le otorga el derecho exclusivo de emisión de dinero en el país. Así, el primer billete oficial es

emitido en el año 1931. El Peso se mantuvo como la moneda nacional hasta el 1 de enero de 1960,

donde se reemplazó por el Escudo (con una equivalencia de E°1 = $1.000). A partir del 29 de

septiembre de 1975 la unidad monetaria del país vuelve a ser el Peso, reemplazando al Escudo (con

una equivalencia de $1 = E°1.000). En la actualidad, el Banco Central de Chile continúa teniendo el

derecho exclusivo de emitir billetes y acuñar monedas, pudiendo contratar, dentro o fuera del país,

la impresión de billetes y la acuñación de monedas. Las características de los billetes y sus medidas

de seguridad se establecen por acuerdo del Consejo del Banco Central de Chile, el que se publica en

el Diario Oficial24.

La cantidad de billetes y monedas en circulación se ha ido multiplicando con los años. Destaca el

crecimiento que han experimentado en los últimos 10 años los billetes, prácticamente triplicándose

en el período. Ello se explica, en gran medida, por el aumento de la emisión de billetes de $20.000

y 10.000 (Gráfico 1). Lo anterior es todavía más claro en términos de monto (Gráfico 2).

22 Constituida en 1743. 23 Para más detalles visitar: www.bancafacil.cl (El Dinero/¿Desde cuándo el peso es la moneda nacional?). 24 Para más detalles visitar: www.billetesymonedas.cl (Billetes/Historia de los billetes).

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28

Gráfico 1: Billetes en circulación (millones de unidades)

Gráfico 2: Monto de billetes en circulación (miles de millones de pesos)

Fuente: Elaboración propia en base a BCCh. Fuente: Elaboración propia en base a BCCh.

La cantidad de monedas en circulación experimenta un crecimiento continuo durante el mismo

período, prácticamente duplicándose. Las de menor denominación ($10, $5 y $1) son las que

explican esta evolución (Gráfico 3). Sin embargo, las de mayor denominación ($500 y $100) son las

más relevantes en términos de monto (Gráfico 4).

Gráfico 3: Monedas en circulación (millones de unidades)

Gráfico 4: Monto de monedas en circulación (miles de millones de pesos)

Fuente: Elaboración propia en base a BCCh. Fuente: Elaboración propia en base a BCCh.

Como porcentaje del PIB, la cantidad de efectivo se ha mantenido relativamente estable en el

tiempo, con excepción entre los años 1971 al 1973, en que la razón circulante sobre PIB creció hasta

10%, debido a la hiperinflación de ese periodo. En los últimos años, el ratio ha aumentado, pasando

de 2,4% en el 2007 a 3,5% en lo más reciente (Gráfico 5).

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29

Gráfico 5: Efectivo en circulación como porcentaje del PIB (*) (porcentaje)

(*) Entre 1971 y 1973 la razón circulante a PIB se ubicó entre 6 y 10%.

Fuente: Elaboración propia en base a BCCh.

2 Cheques

El cheque fue por largo tiempo uno de los medios de pago más populares del país y el con mayor

antigüedad, después del efectivo. Su origen no es claro, sin embargo, todo indicaría que nace en

Inglaterra, donde se emitió el primero a fines del siglo XVIII25. En Chile, se remonta a 1922 con la

publicación de la Ley sobre “cuentas corrientes bancarias y cheques”26.

El cheque es un producto asociado a una cuenta corriente bancaria que permite realizar pagos en

establecimientos comerciales y también transferir recursos a terceros. Es un título de valor y una

orden escrita, mediante la cual una persona autorizada para extraer dinero de una cuenta bancaria,

llamada librador, ordena a su banco el pago de un determinado monto de dinero a favor de una

tercera persona, llamada beneficiario. El cheque no tiene límite en el monto, puede ser emitido por

el total de fondos disponibles en la cuenta corriente del cliente27 o librador, y es siempre pagadero

a la vista.

Los cheques se pueden extender de diferentes maneras, pero al menos deben contener la fecha de

emisión —primordial para determinar la vigencia del documento—, la cantidad girada en letras y

números y la firma del dueño del instrumento. Se tienen los cheques: (1) al portador, el cual puede

ser cobrado por quién lo presente a cobro, exhibiendo su cédula de identidad. Para ello, el cheque

debe tener abiertas o no tachadas las frases “a la orden de” y “o al portador”. (2) extendido a la

orden, presenta abierta la frase “a la orden de” y tachada la frase “o al portador”. Así, el cheque

puede ser cobrado sólo por la persona para quien fue extendido el documento, o por el último

25 Vásquez G. 2000. Tratado sobre el cheque: Historia, legislación, doctrina y jurisprudencia. 26 Ibíd. 27 Incluye saldos a la vista y línea de crédito pactada.

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endosatario en caso que haya sido endosado. Un cheque se endosa cuando la persona que lo recibe

lo firma en la parte posterior y lo entrega a otra persona para su cobro. Un cheque puede ser

endosado varias veces, mediante la firma de quien lo recibe en el dorso del cheque y bajo la o las

firmas ya existentes. (3) nominativo, si se tachan “a la orden de” y “o al portador” el cheque sólo

podrá pagarse al beneficiario indicado, sin posibilidad de endosarlo. Por último, el cheque puede

ser (4) cruzado —se trazan dos líneas paralelas de manera transversal sobre el documento— cuando

se desea que este sea depositado en cuenta corriente o de ahorro. No puede ser cobrado en

efectivo. Los cheques al portador, a la orden y nominativo pueden ser cruzados28.

En Chile, en todos sus años de vigencia, el cheque ha presentado un auge y un declive. Así, el número

total de cheques presentados a cobro por personas y empresas alcanzó un máximo de 324 millones

de unidades en el año 1998, para disminuir a 132 millones en el 2017. El monto total de los cheques

cobrados ha presentado un patrón similar, en el 2002 totalizó un máximo cercano a 550 billones de

pesos, para ubicarse actualmente bajo 300 billones (Gráfico 6).

Con todo, su uso para realizar pagos de alto valor se ha mantenido, lo cual se refleja en el monto

promedio de los cheques presentados a cobro. Desde 1995, este ha fluctuado en torno a

$1.500.000, con cierta tendencia al alza en el último tiempo, llegando a cerca de $2.000.000 el 2017

(Gráfico 7).

Gráfico 6: Cheques presentados a cobro:

número y monto (millones de unidades; millones de millones de pesos)

Gráfico 7: Valor promedio de cheques

presentados a cobro (millones de pesos)

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF. Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

28 Para más detalles visitar: www.bancafacil.cl (Cuentas Corrientes y a la Vista/¿Cómo se llenan los Cheques?).

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3 Medios de atención remota

Existen diferentes formas de acceder al dinero. Una de ellas es de manera presencial, obteniendo el

efectivo desde la caja de un banco, o presentando a cobro un cheque. Otra forma, que es la más

utilizada en la actualidad, es conseguir el dinero desde un cajero automático. Asimismo, se tiene las

plataformas de Internet que facilitan el uso y obtención de servicios bancarios de forma remota.

Así, se puede consultar en línea el saldo o estados de cuentas corrientes, tarjetas de crédito, entre

otros, o realizar traspasos de fondos a cuentas del mismo o de otro banco o pagos de servicios o

créditos.

Cajeros Automáticos

Un cajero automático, también llamado ATM, por sus siglas en inglés (Automated Teller Machine),

es un dispositivo electrónico que permite realizar diversos tipos de operaciones bancarias. La más

usada es el giro o retiro de efectivo con cargo a una cuenta bancaria o tarjeta de crédito, utilizando

una tarjeta de acceso (débito o crédito), sin intervención del personal del banco. Otras operaciones

son consultas de saldo, depósitos, transferencias y pago de servicios.

El primer cajero automático en el mundo fue instalado en Londres en el año 1967. Tenía como única

funcionalidad leer cheques, especialmente diseñados para este fin, retenerlos y luego liberar la

cantidad de efectivo asociada al monto de los cheques. En 1972 se instala, en la misma ciudad, el

primer cajero automático con funcionalidades similares a las actuales29.

En Chile, los primeros cajeros datan de 1984 y permitían efectuar giros de efectivo solo a los clientes

con cuenta corriente en el mismo banco al cual pertenecía el cajero desde el que se hacía el retiro.

En 1987, tras la constitución de Redbanc30, se generó una red compartida de cajeros automáticos,

permitiendo el giro de dinero desde cualquier cajero, independiente del banco al que pertenecía.

Así, poco a poco se masificaron los cajeros automáticos instalados en el país, alcanzando un máximo

en el 2012, con algo más de 9.000 dispositivos. No obstante, en los últimos años se observa una

disminución, asociada a la renovación del parque más antiguo de cajeros y la incorporación de ATM

con capacidad de leer tarjetas con chip. Otro factor que explicaría la disminución es la proliferación

de bandas especializadas en la destrucción y robo de estas máquinas, generando que los bancos

hayan trasladado cajeros desde zonas de riesgo hacia localizaciones más seguras, pero escasas

(cerca de carabineros o PDI, estaciones de metro, malls, etc.) (Gráfico 8).

29 Asociación de Bancos e Instituciones Financieras Memoria Anual 2013. “La banca de Chile 2013”. 30 Red interbancaria que conecta los cajeros automáticos de todos los bancos comerciales.

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Gráfico 8: Número de cajeros automáticos (ATM) (unidades)

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

Junto con la mayor cantidad de cajeros automáticos, destaca el incremento en la cantidad de

transacciones que se han duplicado en los últimos diez años, donde cerca de 70% de las operaciones

corresponden a giros. Crecimiento similar han experimentado los montos, aunque en este caso

prácticamente la totalidad está asociada a giros (Gráficos 9 y 10).

Gráfico 9: Número de transacciones desde

cajeros automáticos (ATM) (millones de unidades)

Gráfico 10: Monto de transacciones desde

cajeros automáticos (ATM) (millones de millones de pesos)

(1) Incluye depósitos en efectivo, depósitos con documentos,

consultas de saldo y otras transacciones.

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

El giro promedio de dinero desde un ATM ha ido en alza y actualmente se sitúa entre $60.000 y

70.000 (Gráfico 11). Cabe mencionar que los usuarios pueden girar hasta $200.000 por día de un

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cajero automático, monto que puede ser mayor si el giro se realiza desde un dispositivo del mismo

banco emisor de la tarjeta31.

Gráfico 11: Giro promedio desde cajeros automáticos (pesos)

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

En general los bancos no cobran a los clientes un cargo fijo específico por operar en un ATM. Sin

embargo, si se usan tarjetas de débito vinculadas a cuentas a la vista —entre ellas, la más popular

es la CuentaRut32— sí hay cargos33 asociados.

Además de los cajeros automáticos, las corresponsalías34 y el servicio de “Redcompra da Vuelto” se

han convertido en otros canales de abastecimiento de efectivo relevantes.

4 Transferencias Electrónicas de Fondos

En 1991 se eliminaron las restricciones impuestas por la National Science Foundation (NFS) de

EE.UU. en relación al uso comercial de Internet y en 1993 aparecieron los primeros navegadores

web (browser) con interfaz gráfica, lo que facilitó el acceso a Internet para usuarios no expertos,

creando así las condiciones para una rápida expansión de las ofertas comerciales a través de esta

vía. De este modo, en 1994 Stanford Federal Credit Union (EE.UU.) crea la primera página web

bancaria35.

31 El banco BCI permite a sus clientes girar hasta $400.000 diarios desde sus propios cajeros automáticos, mientras que el banco Falabella tolera hasta $800.000 bajo la misma figura. 32 CuentaRut es una cuenta a la vista ofrecida por el Banco Estado cuyo único requisito para obtenerla es poseer cédula

de identidad vigente. 33 Actualmente, el cargo por consulta de saldo y por giro es de $100 y $300, respectivamente por operación. 34 Son puntos de atención al cliente que se instalan fuera de las sucursales bancarias tradicionales y permiten realizar servicios bancarios básicos, tales como consultas de saldo, giros de dinero y pago de cuentas diversas. Ejemplos de corresponsalías son Servipag, CajaVecina, ChileCaja y SuperCaja. 35 Asociación de Bancos e Instituciones Financieras Memoria Anual 2013. “La banca de Chile 2013”.

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En contraste con lo sucedido con las tarjetas, la Red empezó a ser usada prontamente en el país. La

conexión de Internet, en Chile, ocurrió en 1992 y cuatro años más tarde ya existían las primeras

cuatro páginas web de bancos en el país. Dos de ellas se limitaban a proveer información de

productos bancarios a sus visitantes, las otras dos permitían algunas funcionalidades como

consultas de saldos de cuenta y del estado de solicitudes de algunos productos. La gama de servicios

bancarios disponibles vía Internet fue creciendo rápidamente, con lo que en el año 2000 aparecen

las transferencias electrónicas de fondos (TEF). Las TEF consisten en operaciones de traspaso de

dinero, incluyendo pagos, realizadas a través de Internet o banca telefónica, con cargo a una cuenta

proveedora de fondos36. Pueden ser realizadas por personas y empresas. Para las primeras, las

operaciones más comunes incluyen el pago de la cuenta de la tarjeta de crédito y transferencias de

dinero a terceros, con un límite diario de $5.000.000. Para las empresas, destaca el uso de este

servicio para efectuar el pago de proveedores y el pago de remuneraciones, sin límite en el monto

diario de recursos que pueden transferir.

Al comienzo, los montos transferidos mediante TEF se demoraban entre uno y dos días en reflejarse

en la cuenta del beneficiario, debido a que el mecanismo de transferencia se realizaba mediante

procesos batch de abonos y cargos masivos de fondos. A partir del 1 de enero de 2008, la SBIF obligó

la inmediatez y simultaneidad de las TEF e impuso exigencias adicionales de seguridad (claves

dinámicas de autentificación y firma digital para las operaciones de mayor valor). De esta manera,

las TEF comenzaron a operar en línea.

El número y monto de TEF —pagos de servicios y traspasos de fondos— ha crecido de forma

sostenida desde sus inicios (Gráfico 12). Estas operaciones se han multiplicado alrededor de cuatro

veces en los últimos 10 años, alcanzando en el 2017 a 500 millones de operaciones que totalizaron

poco más de $1.000 billones. Con ello, el valor promedio de las transferencias se incrementó

notoriamente en los primeros años de implementación, estabilizándose en torno a $2.500.000 en

el último tiempo (Gráfico 13).

36 Si esta es una cuenta corriente, incluye el saldo total disponible (considera también la línea de crédito), así como el cupo

de la tarjeta de crédito. Si es una cuenta a la vista, incluye el total de depósitos disponibles.

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Gráfico 12: Número y monto de transferencias electrónicas de fondos (TEF) (1) (millones de unidades; millones de millones de pesos)

Gráfico 13: Monto promedio de transferencias electrónicas de fondos (TEF) (1) (millones de pesos)

(1) Incluye traspaso de fondos y pagos de servicios. Fuente: Elaboración propia en base a SBIF y ABIF.

El crecimiento experimentado por las TEF no habría ocurrido sin la penetración de Internet en la

población. Según cifras del Banco Mundial respecto al porcentaje de la población que utiliza

Internet, Chile pasó de tener menos de 20 usuarios en el año 2000 a cerca de 65 en el 2016,

superando a la gran mayoría de sus pares de la región y al promedio mundial (Gráfico 14). También

ha crecido el número de usuarios de la banca por Internet (Gráfico 15). En el 2000, cerca de 300.000

clientes (personas naturales y empresas) accedieron al sitio web privado de su banco, mediante

clave de seguridad. En el 2017, el número de clientes conectados superó los ocho millones.

Gráfico 14: Porcentaje de la población que utiliza Internet (1) (porcentaje)

Gráfico 15: Número de clientes conectados (2) (millones de clientes)

(1) Se considera usuario de Internet a individuos que accedieron a la red en los últimos tres meses por cualquier medio (computador, teléfono móvil, etc.). Fuente: Elaboración propia en base a Banco Mundial.

(2) Número de clientes (personas y empresas) que accedieron al sitio privado del banco mediante claves de seguridad o autenticación. Se considera en la medición la cantidad de visitantes únicos, independiente del número de visitas efectuadas durante el periodo. Fuente: Elaboración propia en base a SBIF y ABIF.

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5 Tarjetas o dinero plástico

Las tarjetas forman parte de los medios de pago electrónicos que, a diferencia del efectivo y del

cheque, no están basadas en el papel físico. Permiten realizar transacciones solo en ciertos

establecimientos que cuenten con la tecnología necesaria.

Tarjetas de Crédito

Las tarjetas de crédito están habilitadas para realizar operaciones de compra, giros y pagos en

establecimientos afiliados al correspondiente sistema, con cargo a una línea de crédito

anteriormente pactada. Los usuarios de tarjetas de créditos tienen la posibilidad de cancelar el

importe de sus compras o pagos de servicios con hasta un mes de desfase, sin cargo extra por ello,

excepto las comisiones a favor de la administradora. Alternativamente, pueden hacer uso de un

crédito que se mantiene vigente por el sólo hecho de pagar un monto mínimo.

Físicamente, la tarjeta de crédito es un dispositivo de plástico intransferible que contiene el logotipo

y nombre del emisor (bancario o no bancario), número de identificación, nombre del titular, fecha

de vencimiento de la tarjeta (expresada con mes y año), banda magnética y chip donde se almacena

información con la identificación de su dueño y otros datos relacionados.

La historia de las tarjetas de crédito se remonta al año 1914, con la emisión de la primera tarjeta de

este tipo por parte de la empresa estadounidense Western Union37. Esta tarjeta le permitió al

selecto grupo de clientes que la poseía acceder a una línea de crédito, aunque podía ser utilizada

sólo en tiendas propias de la empresa emisora. Si bien en las décadas siguientes otras empresas

siguieron el ejemplo de Western Union, emitiendo sus propias tarjetas, hubo dos acontecimientos

que limitaron su desarrollo: (1) el martes negro de octubre de 1929 (inicio de la Gran Depresión) y

(2) la emisión de la Regulación W de la Reserva Federal, que establece los términos de referencia

para las transacciones entre los bancos y sus afiliados, y que restringió el uso del instrumento hasta

el final de la Segunda Guerra Mundial38.

En 1949 aparece en EE.UU. la empresa Diners Club, la cual emite la primera tarjeta de crédito de

uso universal, que podía utilizarse para pagar en múltiples establecimientos comerciales. En 1958

ingresa como un nuevo oferente American Express, generando una creciente expansión de la red

de comercios aceptantes, que se sigue potenciando con el ingreso de las tarjetas BankAmericard

(actual Visa) en 1965 y MasterCharge (actual MasterCard) en 1967. Simultáneamente, el negocio de

las tarjetas de crédito se expandió en el resto del mundo.

En Chile, las primeras tarjetas de crédito fueron lanzadas por las grandes cadenas de casas

comerciales a mediados de los 70 y podían utilizarse sólo en sus propios establecimientos. En 1978

Diners Club introdujo las primeras tarjetas de crédito de amplia aceptación y, al año siguiente, se

37 Asociación de Bancos e Instituciones Financieras Memoria Anual 2013. “La banca de Chile 2013”. 38 Flores, C., et. al. (2008). “Instrumentos de Pago de Bajo Valor en Chile: Evolución y Tendencias”. Serie técnica de estudios

N°012, Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF).

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37

constituyó Bancard Administradora de Tarjetas de Crédito, sociedad que impulsó la emisión

bancaria de tarjetas de crédito Visa y MasterCard. En 1986, la reforma a la Ley General de Bancos

permitió la constitución de Sociedades de Apoyo al Giro Bancario, lo que facilitó el desarrollo de

redes de comunicaciones y transaccionales compartidas entre los bancos. Tres años después, siete

entidades bancarias constituyen la empresa de apoyo al giro Sociedad Interbancaria Administradora

de Tarjetas de Crédito S.A., que luego sería Transbank S.A. Durante la década del 90, esta empresa

incorporó nuevas marcas a su operación (Visa, Diners Club, MasterCard y Magna) y continuó

ampliando la red establecimientos comerciales afiliados.

En la década siguiente se fueron incorporando nuevas funcionalidades a las tarjetas. Así, en el 2000

Transbank lanzó el sistema Webpay, que permite pagar vía Internet cuentas y otras obligaciones de

comercios adheridos, utilizando tarjetas de crédito (y débito); en 2002 se implementó el servicio de

Pago Automático de Cuentas con cargo en Tarjeta de Crédito (PAT) y en 2005 se creó la posibilidad

de girar dinero en efectivo desde cajeros automáticos, usando la línea de crédito de la tarjeta, el

llamado “avance en efectivo”.

En la última década los avances han estado relacionados con perfeccionar la seguridad en las

transacciones. En efecto, en 2009, Transbank implementó el sistema Pinpass que es obligatorio en

todos los comercios asociados a partir de 2010. Con este mecanismo, al realizar una compra, el

cliente debe ingresar una clave secreta de cuatro dígitos, reemplazando la firma del comprobante

de pago. En el 2013, las nuevas tarjetas de crédito emitidas deben contener el chip EMV (Europay,

MasterCard, Visa), que dificulta la clonación de tarjetas. Además, se implementó el servicio de

parametrización y georreferenciación de tarjetas de crédito (y débito), permitiéndoles a los usuarios

establecer montos, lugares, horarios y destinatarios habituales para sus transacciones. Así, los

usuarios pueden habilitar o bloquear el uso de la tarjeta de crédito en el extranjero y definir montos

máximos de compras, entre otras operaciones.

A medida que crecía la red de comercios aceptantes de tarjetas de créditos, también aumentó el

número de plásticos emitidos (Gráfico 16). En 1991 existía cerca de un millón de tarjetas; en el 2017

eran cerca de 13 millones39. El incremento observado en los años 2014 y 2015 se explica casi en su

totalidad por la bancarización de las tarjetas de crédito de las casas comerciales de Ripley (CAR) y

Cencosud (CAT) respectivamente40. El número y monto de transacciones también ha ido

aumentando en el tiempo. En los últimos 10 años, las transacciones se han cuadriplicado y el monto

se ha quintuplicado (Gráfico 17).

39 Hasta el año 2008 se contabilizaban tanto los plásticos pendientes de activación como los que estaban en condiciones

de realizar transacciones. A partir de ese año se registran en el reporte sólo las tarjetas activadas, en condiciones de

operar. 40 En el 2014 las tarjetas de crédito de CAR S.A, asociadas a la marca Ripley, pasan a ser administradas por banco Ripley.

En el 2015 las tarjetas de crédito de CAT S.A, asociadas a las marcas Cencosud, Jumbo, Mas Easy y Mas Paris, pasan a ser

administradas por banco Scotiabank. En consecuencia, pasan a ser tarjetas de crédito bancarias (anteriormente de casas

comerciales).

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38

Gráfico 16: Número de tarjetas de crédito bancarias (1) (millones de unidades)

Gráfico 17: Número y monto de transacciones con tarjetas de crédito (2) (millones de unidades; millones de millones de pesos)

(1) Incluye tarjetas titulares y adicionales. A partir del 2008 se contabilizan sólo las tarjetas en condiciones de realizar transacciones, quedando fuera las tarjetas pendientes de activación. Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

(2) Incluye compras, pagos y avances de efectivo. El 2005 y 2006 incorporan información de las tarjetas Presto y Consorcio, las que a partir del 2007 se contabilizan en el Informe Trimestral de Tarjetas de Crédito No Bancarias de la SBIF. Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

Cabe señalar, que cerca del 80% del número y monto de las transacciones con tarjetas de crédito

bancarias se originan por compras de bienes y servicios (Gráficos 18 y 19).

Gráfico 18: Número de transacciones con

tarjetas de crédito (participación por tipo de operación, porcentaje)

Gráfico 19: Monto de transacciones con

tarjetas de crédito (participación por tipo de operación, porcentaje)

(*) Incluye PAT y resto de transacciones asociadas al pago de

cuentas o servicios. Fuente:

Elaboración propia en base a SBIF.

Existen una enorme variedad de tarjetas de crédito en el mercado. Una primera diferenciación

responde al emisor de la tarjeta, el cual puede ser un banco o una casa comercial. Las tarjetas

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39

bancarias tienen aceptación universal en el comercio, en cambio las de casas comerciales sólo

pueden utilizarse para pagar en sus propios establecimientos, aunque en el último tiempo han

incorporado nuevas funcionalidades41. En general, las tarjetas se clasifican dependiendo del nivel

de ingresos del cliente42: (1) Baja: desde $400.000 a $1.200.000; (2) Media: desde $1.200.000 a

$2.500.000; y (3) Alta: Mayor a $2.500.000, que a su vez cuenta con los mayores beneficios43. Las

tarjetas pueden utilizarse en el extranjero, para realizar compras y avances de efectivo en cajeros

automáticos; otorgan descuentos especiales en algunos servicios (como restaurantes, hoteles, cines

y estaciones de servicio) y permiten la acumulación de puntos, los cuales son canjeables por ciertos

productos y servicios (como viajes y gift cards en multitiendas).

El monto máximo que puede financiar una tarjeta de crédito viene dado por el cupo de la misma.

Lo normal es que el banco asigne al cliente hasta el doble de su ingreso como cupo máximo al

entregar la tarjeta, sin embargo, dependiendo de las necesidades del cliente y de su historial

crediticio, el banco puede ampliar este monto, expandiéndose hasta cinco veces el ingreso del

usuario. El cargo promedio por compras con tarjetas de crédito (ticket promedio) ha ido

aumentando en el tiempo, manteniéndose sobre $50.000 en los últimos años (Gráfico 20).

Gráfico 20: Valor del ticket promedio de transacciones con tarjetas de crédito (*) (pesos)

(*) Incluye compras, pagos y avances de efectivo. Los años 2005 y 2006 incorporan información de las tarjetas Presto y Consorcio, las

cuales a partir de 2007 fueron contabilizadas en el Informe Trimestral de Tarjetas de Crédito No Bancarias de la SBIF.

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

41 Algunas tarjetas de crédito de casas comerciales pueden utilizarse en comercios asociados distintos a los propios, tales

como farmacias, estaciones de servicio, telecomunicaciones, entre otros. También han ido incorporando la funcionalidad

de entregar avances en efectivo y la opción de utilizarlas en el extranjero. 42 Ejemplos de tarjetas de crédito de gama baja son Visa Classic/Gold y MasterCard Standard/Gold; de gama media son

Visa Platinum y MasterCard Platinum; por último, de gama alta son Visa Signature/Infinite y MasterCard Black. 43 Tienen asociados seguros gratuitos (viajes, robos, fraudes entre otros); constan de asistencia en línea en el formato

24X7; permiten el acceso a salones de aeropuertos en el mundo; libres de comisión en compras en el extranjero, entre

otros beneficios inexistentes o de menor calidad para las tarjetas de gama media o baja.

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40

Tarjetas de Débito

Las tarjetas de débito pertenecen al mundo de los medios de pago electrónicos y permiten realizar

pagos en comercios, utilizando los fondos disponibles de la cuenta asociada. La tarjeta puede estar

relacionada a una cuenta corriente o a una cuenta a la vista44, en contraste con las tarjetas de crédito

bancarias que admiten solamente cuentas corrientes. Los requisitos para abrir una cuenta corriente

o a la vista dependen de cada institución bancaria, aunque, en general, las exigencias para obtener

una cuenta corriente son mayores que para una cuenta a la vista, ya que la primera ofrece más

productos45 y con mejores atributos46. Por ejemplo, el ingreso mensual mínimo exigido para otorgar

una cuenta corriente es superior al de una cuenta a la vista47. Al pagar con la tarjeta de débito, los

montos correspondientes son restados (debitados, de ahí su nombre) inmediatamente de la cuenta

del dueño o titular de la tarjeta y sumados a la cuenta de quien se le está pagando. Por ello, es

necesario que la cuenta que respalda la tarjeta tenga los fondos suficientes para hacer frente al

pago. Con esto se diferencia de la tarjeta de crédito ya que en este tipo de tarjeta la transacción se

efectúa gracias a que el emisor de la tarjeta le presta el dinero al dueño de la misma para realizar la

operación, en cambio con una tarjeta de débito la transacción se realiza si sólo si hay dinero

disponible en la cuenta. Además, estas tarjetas sirven para retirar dinero de los cajeros automáticos

y realizar consultas de saldo. Físicamente, las tarjetas de débito son iguales a las de crédito.

La irrupción de este instrumento en el mundo se remonta a 1966, con la emisión de la primera

tarjeta de débito en EE.UU., por el Bank of Delaware en el marco de un proyecto piloto. En 1972, el

City National Bank de EE.UU fue el primer banco en comercializar una tarjeta exclusivamente de

débito (sin funciones de crédito) con la única funcionalidad de girar dinero desde un cajero

automático (ATM). Otros bancos estadounidenses se fueron sumando poco después y, a su vez, la

empresa Visa introdujo su marca de tarjeta de débito en 1975. La tecnología de terminales

electrónicos de punto de venta48 POS se introduce EE.UU en el año 1976, en primera instancia en

supermercados y estaciones de servicio para luego expandirse a otros locales comerciales. Sin

44 Las cuentas corrientes y cuentas a la vista son productos que ofrecen los bancos a sus clientes para administrar sus

recursos disponibles, esto es, los fondos que disponen para utilizar de forma inmediata. La principal diferencia entre ellos

es que la cuenta corriente otorga al cliente un talonario de cheques y una línea de crédito, es decir, un monto de dinero

predeterminado que el cliente puede utilizar cuando no tenga fondos, generando de esta manera un crédito. Las cuentas

a la vista en cambio no disponen de estos productos. 45 Las cuentas corrientes otorgan al cliente un talonario de cheques y una línea de crédito, productos no disponibles en

las cuentas a la vista. 46 Las tarjetas de débito asociadas a cuentas corrientes pueden ser utilizadas en el extranjero para realizar compras y

retiros de dinero de cajeros automáticos; otorgan descuentos especiales en algunos servicios (como restaurantes, hoteles,

cines y estaciones de servicio) y en algunos casos permiten la acumulación de puntos, canjeables por productos y servicios

(como viajes y gift cards en multitiendas). 47 Algunos bancos ofrecen cuentas corrientes y cuentas a la vista para estudiantes, donde no se solicita un ingreso mínimo

mensual. Sin embargo, los productos asociados tienen menores propiedades que una cuenta normal (ej: línea de crédito

con menor cupo). 48 Corresponden a dispositivos electrónicos que permiten realizar transacciones (generalmente pagos por compras y

servicios) con cargo a una cuenta proveedora de fondos (cuenta corriente o a la vista). El canal requiere la mediación de

un instrumento de pago del tipo tarjeta.

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41

embargo, no fue hasta comienzos de la década del 90 que despegó el crecimiento de esta

tecnología, impulsado por la conformación de redes nacionales para transferencias electrónicas de

fondos49.

En Chile, la primera tarjeta de débito fue emitida por Transbank en 1995, bajo la marca de Checkline,

que posteriormente cambiaría a Redcompra. En paralelo se habilitó una red de comercio que

aceptaba estas tarjetas como medio de pago. En el año 2000 nace el sistema Webpay, ya descrito,

que permite pagar cuentas y hacer compras con tarjeta de débito (y crédito) a través de Internet.

En el año 2006 se otorga el servicio llamado “Redcompra da Vuelto” que da la opción a los usuarios

de tarjetas de débito de retirar montos de dinero en efectivo por hasta $20.000, con cargo a la

cuenta bancaria del mismo, al realizar compras vía POS en comercios adheridos.

En los primeros años, el desarrollo del sistema de transacciones de débito fue relativamente lento

(Gráfico 21). Esto cambió radicalmente a partir del año 2000, cuando se expandieron los comercios

adheridos, con lo que el número y monto de transacciones con tarjetas de débito ha experimentado

un crecimiento importante este siglo. La cantidad de tarjetas (plásticos) de débito en circulación

también ha ido en aumento (Gráfico 22).

Gráfico 21: Transacciones con tarjetas de

débito: número y monto (1) (millones de unidades; millones de millones de pesos)

Gráfico 22: Número de tarjetas de débito (millones de unidades)

(1) Incluye compras y pagos. Excluye giros en cajeros automáticos

(ATM).

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

(1) Incluye tarjetas titulares y adicionales. Excluye tarjetas

exclusivas para giros en cajeros automáticos (ATM).

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF y Banco Estado.

49 Asociación de Bancos e Instituciones Financieras Memoria Anual 2013. “La banca de Chile 2013”.

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42

Parte importante del incremento en el número de tarjetas se explica por la tarjeta asociada a la

“CuentaRut” de Banco Estado, que existe desde el 2007. Esta cuenta a la vista ofrece una tarjeta de

débito, cuyo único requisito para obtenerla es poseer cédula de identidad chilena vigente. No se

necesita acreditar ingresos ni antigüedad laboral, ni importa si el interesado posee deudas impagas

o cuenta con residencia definitiva en el caso de ser extranjero, todas ellas condiciones excluyentes

a la hora de solicitar cualquier otro tipo de cuenta en el mercado. Tras su implementación el número

de tarjetas de débito en circulación aumentó de forma exponencial.

Las tarjetas de débito tienen un límite máximo para el monto diario de compras en establecimientos

comerciales, el cual difiere según el producto al que esté asociado el plástico. Así, para las tarjetas

de débito con respaldo de cuentas corrientes, el monto máximo fluctúa entre $500.000 y 2.000.000

diarios, dependiendo de la institución bancaria que respalde el instrumento, mientras que para las

cuentas a la vista lo normal es que no superen los $200.000. En comparación con las tarjetas de

crédito, el límite máximo en el monto diario de compra las tarjetas de débito es considerablemente

menor. Por lo mismo, este medio de pago se utiliza principalmente en transacciones de bajo valor.

De hecho, el uso promedio por compras con tarjetas de débito (ticket promedio) ha fluctuado entre

$15.000 y $20.000 en todo el período de vigencia (Gráfico 23).

Gráfico 23: Ticket promedio de transacciones con tarjetas de débito (pesos)

Fuente: Elaboración propia en base a SBIF.

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43

Anexo 2: Funciones de impulso respuesta con series

desestacionalizadas del PIB, Circulante y M1.

Fuente: Elaboración propia.

Nota: Las series corresponden a las respuestas asociadas al modelo reemplazando el PIB original por el PIB desestacionalidado. A

su vez, las series corresponden a las respuestas asociadas al modelo reemplazando el PIB original por el PIB desestacionalidado,

así como el Circulante y el M1 original por el desestacionalizado.

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44

Anexo 3: Funciones de impulso respuesta con distintos órdenes de las

variables.

Fuente: Elaboración propia.

Nota: Se probaron los siguientes seis órdenes distintos de las variables:

Original: 𝑦; 𝑅; 𝑐𝑟𝑒𝑑; 𝑑𝑒𝑏; 𝑎𝑡𝑚;𝑚; (1): 𝑐𝑟𝑒𝑑; 𝑦; 𝑅; 𝑑𝑒𝑏; 𝑎𝑡𝑚;𝑚; (2): 𝑚; 𝑦; 𝑅; 𝑐𝑟𝑒𝑑; 𝑑𝑒𝑏; 𝑎𝑡𝑚; (3): 𝑐𝑟𝑒𝑑; 𝑑𝑒𝑏; 𝑎𝑡𝑚;𝑚; 𝑦; 𝑅;

(4): 𝑐𝑟𝑒𝑑; 𝑑𝑒𝑏; 𝑎𝑡𝑚;𝑚; 𝑅; 𝑦; (5): 𝑦; 𝑅;𝑚; 𝑐𝑟𝑒𝑑; 𝑑𝑒𝑏; 𝑎𝑡𝑚; (6): 𝑚;𝑅; 𝑦; 𝑐𝑟𝑒𝑑; 𝑑𝑒𝑏; 𝑎𝑡𝑚

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Estudios Económicos Estadísticos

Banco Central de Chile

Studies in Economic Statistics

Central Bank of Chile

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EEE – 124 Junio 2017

Balance del Banco Central de Chile, 1926 a

2015

Pablo Filippi, José Román y José Miguel

Villena

EEE – 123 Junio 2017

Series Históricas del PIB y Componentes del

Gasto, 1986-2013

Felipe Labrin

EEE – 122 Marzo 2017

Caracterización de las Tasas de Interés de

Créditos para la Vivienda

Patricio Hevia y César Vásquez

EEE – 121 Febrero 2017

Caracterización de la Deuda de Empresas

No Bancarias en Chile

Jorge Fernández, Pedro Roje y Francisco

Vásquez

EEE – 120 Febrero 2017

Medición de los Servicios de Capital para la

Economía Chilena

Ivette Fernández y Pablo Pinto

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Evolución de la Normativa de Riesgo de

Mercado de la Banca Chilena

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Acciones Financieras Prudenciales y Ciclo

Crediticio

Erika Arraño, Juan Pablo Cova, Pablo Filippi

y Enrique Marshall

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Valor Agregado Doméstico y Contenido

Importado de las Exportaciones: Evidencia

de las Matrices Insumo-Producto de Chile

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Sebastián Rébora y Diego Vivanco

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Stability Monitoring

Pablo García y Josué Pérez

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EEE – 113 Julio 2015

Estadísticas de Tasas de Interés del Sistema

Bancario

Erika Arraño, Pablo Filippi y César Vasquez

EEE – 112 Mayo 2015

Tipo de Cambio Real: Revisión

Internacional

Erika Arraño y Faruk Miguel

EEE – 111 Enero 2015

Empalme IPC sin Alimentos ni Energía

Hernán Rubio y Andrés Sansone

EEE – 110 Enero 2015

Provisiones por Riesgo de Crédito de la

Banca Nacional: Análisis de los Cambios

Normativos, Periodo 1975-2014

José Miguel Matus

EEE – 109 Noviembre 2014

Inversión Extranjera Directa en Chile:

Mecanismos de Ingreso y Compilación para

la Balanza de Pagos

Juan Eduardo Chackiel y Valeria Orellana

EEE – 108 Septiembre 2014

Demografía de Empresas en Chile

Gonzalo Suazo y Josué Pérez

EEE – 107 Junio 2014

Índice de Precios de Viviendas en Chile:

Metodología y Resultados

División de Estadísticas y División de

Política Financiera

EEE – 106 Mayo 2014

Mercado Cambiario Chileno, una

Comparación Internacional: 1998-2013

José Miguel Villena y José Manuel Salinas

EEE – 105 Mayo 2014

External Debt Profile of Chilean Companies

Nelson Loo y Valeria Orellana

EEE – 104 Enero 2014

Impacto de la Sorpresa Inflacionaria en

Mercado de Renta Fija y su Derivado

Sindy Olea

EEE – 103 Octubre 2013

Coherencia entre las Cuentas Nacionales

por Sector Institucional y las Estadísticas

Monetarias y Financieras

Erika Arraño y Claudia Maisto

EEE – 102 Octubre 2013

Nueva Metodología de Medición de la

Inversión Extranjera Directa en las

Estadísticas Externas de Chile

Juan Eduardo Chackiel y Jorge Sandoval

EEE – 101 Octubre 2013

Estimación del aporte de las PyME a la

Actividad en Chile, 2008-2011

Carlos Correa y Gonzalo Echavarría

EEE – 100 Junio 2013

Contribución Sectorial al Crecimiento

Trimestral del PIB

Marcus Cobb

EEE – 99 Junio 2013

Nueva Metodología de Cálculo para el

Crecimiento de la Actividad. Generación

Eléctrica en Frecuencia Mensual

Felipe Labrin y Marcelo Méndez

EEE – 98 Mayo 2013

Ajuste Estacional de Series

Macroeconómicas Chilenas

Marcus Cobb y Maribel Jara

EEE – 97 Mayo 2013

Exposiciones intersectoriales en Chile: Una

aplicación de las Cuentas Nacionales por

Sector Institucional

Ivette Fernández

EEE – 96 Marzo 2013

Series Históricas del PIB y componentes del

gasto, 1986-2008

Marcus Cobb, Gonzalo Echavarría, y Maribel

Jara

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ESTUDIOS ECONÓMICOS ESTADÍSTICOS • Junio 2018