ESTRATIFICACIÓN SOCIAL Y DESIGUALDAD: COMENTARIOS AL TEXTO DE HAROLD R. KERBO.

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1 JOSÉ G. CARDOSO ID UB152210 Sociología y estratificación Social ESSAY: ESTRATIFICACIÓN SOCIAL Y DESIGUALDAD: COMENTARIOS AL TEXTO DE HAROLD R. KERBO. SU DESARROLLO EN ARGENTINA Y SU EXPRESIÓN A TRAVÉS DE LA MÚSICA. ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY

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JOSÉ G. CARDOSO ID UB152210

Sociología y estratificación Social ESSAY:

ESTRATIFICACIÓN SOCIAL Y DESIGUALDAD: COMENTARIOS AL TEXTO DE HAROLD R. KERBO. SU DESARROLLO EN ARGENTINA Y SU EXPRESIÓN A TRAVÉS DE LA MÚSICA.

ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY

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Contenido 1. Introducción y Contextualización: ............................................................................ 3 2. Algunos comentarios a los conceptos y métodos utilizados por Harold Kerbo ....... 4

El problema de las clases sociales ................................................................................ 5 3. El caso de la Argentina.............................................................................................. 6

Recorrido histórico ....................................................................................................... 6 La argentina prehispánica ........................................................................................ 6 La llegada de los españoles ...................................................................................... 7 La constitución de la República .............................................................................. 10 Y nos llegó la globalización ..................................................................................... 13

4. Actualización y discusión: ¡Llega la música! ........................................................... 14 Burguesía ................................................................................................................ 15 Clase media ............................................................................................................. 15 Proletariado ............................................................................................................ 16 Desclasados, marginales o lúmpen ........................................................................ 16

5. Conclusiones ........................................................................................................... 17 Anexos ............................................................................................................................ 20 6. Bibliografía .............................................................................................................. 22

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1. Introducción y Contextualización: A partir del estudio de la bibliografía principal1, grande fue mi sorpresa al advertir que lejos de lo que pensaba yo sobre los contenidos de la materia, encontré que el manual de la misma tiene tanto contenidos como métodos de análisis totalmente diferentes a los que estoy acostumbrado, lo que redunda sin dudas en un replanteo por mi parte acerca de las tareas propuestas; por esto mismo es que en principio me veo forzado a realizar algunos comentarios sobre la metodología y conclusiones del Sr. Kerbo y recién a partir de allí podré intentar un análisis de los procesos de estratificación en Argentina y a posteriori relacionarlo con algunas de sus expresiones artísticas, en este caso las musicales.

Cabe aclarar que si bien tomamos para este trabajo el caso de Argentina, que mayormente conozco por ser mi país de residencia y nacimiento, se verá que los análisis y comentarios pueden perfectamente aplicarse a otras regiones de occidente.

Dado que discrepo con las categorías y criterios del Sr. Kerbo, en los capítulos 4 y 5 retomo el tema explicando mis criterios más detenidamente.

Hacia el final del documento he insertado algunos archivos de música que espero sean representativos de las referencias que hago.

1 Kerbo, Harold R. (2009) Estratificación social y desigualdad: el conflicto de clases en perspectiva histórica, comparada y global. Madrid: Mc Graw Hill.

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2. Algunos comentarios a los conceptos y métodos utilizados por Harold Kerbo

En principio, he tenido una importante diferencia conceptual y metodológica con el Sr. Kerbo; en la introducción al capítulo uno plantea lo siguiente:

“Para entender a los seres humanos y a las sociedades humanas, no hay ningún tema tan importante como el de la estratificación social.”

Efectivamente, el autor toma como tema fundamental el de la estratificación

en cuanto explicaría determinadas características de una sociedad. Entiendo que la estratificación es una consecuencia de diversos factores que hacen a la estructura social y no el determinante de la estructura. Si tomamos a la estratificación como algo “dado” y que va a determinar los procesos sociales, no podremos explicar la mayor parte de la estructura de la misma.

En un segundo punto, vemos que analiza la estratificación en diferentes sociedades de la actualidad y del pasado, pero siempre entendiendo que es una característica de las sociedades a partir de la época agrícola y que su desarrollo es el que ha modelado la “forma” de cada sociedad. Aquí omite un hecho importantísimo: a partir de la conquista de América, podemos decir que comienza a escala planetaria el comercio mundial y el auge del capitalismo como sistema dominante de producción; esto va a dar como resultado un proceso de estratificación generalizado y mundial que, si bien guarda determinadas particularidades nacionales o regionales, de conjunto es el mismo en todo el mundo y repite la esencia de la estratificación en la Europa desde más o menos la época grecorromana hasta fines del Medioevo. Más adelante volveremos a esto, pero primero debemos mencionar un tercer punto importante.

Su concepto de las clases sociales, a partir de determinadas similitudes en cuanto a riqueza y poder de determinados sectores de la sociedad, no puede explicar, ni mucho menos, el rol social de cada clase, incluso pasa por alto que una clase “alta” en una sociedad del tipo asiático es totalmente diferente a una clase alta en tiempos del esclavismo o del capitalismo, por la sencilla razón de que al no existir en las primeras la propiedad privada de la tierra, el rol social y los alcances de esta clase difiere en mucho en uno y otro período. A partir de la época grecorromana, con el advenimiento del estado como organismo por fuera y por encima de las clases sociales se produce un cambio fundamental, ya que este estado, supuestamente “neutral” (vendría a ser el organismo que dirime las rencillas y favorece acuerdos entre las clases, sin tomar partido por una u otra), estuvo y está en realidad al servicio de la minoría que posee la tierra y medios de producción, dándole un matiz de “acuerdo general” a una situación de injusticia que ya se daba de hecho, pero no de derecho en períodos anteriores, esto es, que un pequeño sector de la sociedad se vea liberado del trabajo y tenga privilegios sobre la mayoría, a la que oprime y explota.

Por otra parte, en diversos lugares sostiene que el poder y dominio en una sociedad pasa por un sector minoritario de esta, y luego sostiene que “los países” hacen o dejan de hacer tal o cual cosa, como si de acuerdos generales se tratara, lo cual es una terrible contradicción.

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El problema de las clases sociales La estratificación social no es otra cosa que la división en clases de una sociedad, entonces no podemos analizar los estratos –clases y sectores de clase- sin tener en claro que es y que define a determinada clase. El Sr. Kerbo nos da varias acepciones al término, según la mirada de varios autores2 aunque no deja de anticiparnos cuál será el criterio general que -según él- mejor explica el problema.3

Ahora bien, el autor nos da un completo (?) compendio de la teoría de Marx sobre la sociedad y las clases sociales (Comprender a Marx, pp.87) pero curiosamente se olvida de mencionar, cuando habla de la estructura social según Marx… ¡justamente a la estructura! Menciona a la infra y superestructura, pero en ningún momento hace referencia a la estructura, que es justamente la que explica las relaciones entre los hombres de acuerdo a los modos de producción de cada sociedad en su momento histórico, es decir, la razón y fundamento de la división en clases, que se supone es de lo que trata su libro.

En fin, ese “olvido” no es casual, pues le permite sin molestias determinar su propia estructura de clases, no ya con arreglo a la infraestructura como lo hacía Marx, sino a criterios más flexibles que le “lavan la cara” a la real división de clases. Introduce categoría tales como “logro”, “adscripción”, “poder”, etc. Y no solo eso sino que “crea” una nueva clase social: la clase “corporativa”. Esto es posible gracias a que al “olvidarse” de la estructura, puede crear categorías que entrelazan situaciones que a su vez no están en directa relación con la producción (infraestructura). Vamos con un ejemplo:

Clase corporativa: individuos + Gran autoridad + pequeña propiedad. Nuestro analista además nos dice que “hay indicios” de que esta “clase” está

ganando en importancia sobre la clase alta (familias+ gran autoridad + grandes propietarios).

Pues de lo que se olvida el Sr. Kerbo, es que la “clase corporativa” es EMPLEADA por la clase alta y, por tanto, depende para toda y cada una de las cuestiones de autoridad, liderazgo, poder, etc. de ésta, la cual de un plumazo los puede dejar en la calle –como a menudo sucede- en cuanto se apartan de sus dictados. El hecho de que estos individuos “pongan la cara” por los verdaderos dueños de las industrias, no significa ni mucho menos que sean los que tienen el poder y/o la autoridad.

Otra ventaja que encuentra el autor, es que con su sistema de clases “hace posible” la movilidad social, la que si bien existe y de eso no quedan dudas, no es generalizada sino mas bien excepcional, aunque a veces por una cuestión de adaptación y supervivencia, la clase “alta” permita períodos de expansión a sectores inferiores, como veremos más adelante al analizar el caso de la Argentina.

Y ya no nos detendremos más sobre este punto, ya que la intención era señalar algunas inconsistencias (no todas por supuesto) en las que a mi criterio incurre el autor.

2 Kerbo, Harold. op.cit. Parte segunda. Cap. 4 y 5 3 Kerbo, Harold. op.cit. Cap. 1, Divisiones de clase y movilidad social. Pg.12 y siguientes.

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3. El caso de la Argentina Intentaremos a partir de ahora explicar estas cuestiones a partir del caso concreto de la Argentina, pero siempre pegados al contexto mundial en el que se dio su surgimiento como nación y comparando los análisis con los de la bibliografía propuesta. Es necesario resaltar que a partir de la conquista de América, no es posible tomar un país o una región aislada para analizar ningún proceso social, lo cual ya nos marca una diferencia importante con el autor de referencia, quien analiza la estratificación en diversos países como si fuera algo dado y característico de un determinado lugar o sociedad, lo que nuevamente le “lava la cara” a la “clase alta” como él la denomina, ya que ignora que por encima de los países, sus fronteras y sus leyes, actúa a nivel mundial como una verdadera corporación, que si bien tiene sectores que eventualmente se ven enfrentados, tienen muy en claro que deben preservar cierta unidad para controlar, a escala mundial a la “clase baja”, como lo demuestra la creación de organismos mundiales para establecer políticas generales (FMI, Banco Mundial, ONU, etc.).

Eventualmente y para evitar una catarata de citas bibliográficas, me estaré citando a mí mismo en anteriores asignaciones donde he desarrollado más detenidamente cuestiones pertinentes a este trabajo.

Recorrido histórico

La argentina prehispánica Si nos remontamos a tiempos anteriores a la constitución de la república, veremos que en la región que actualmente ocupa mi país, previo a la conquista española, estaban asentadas gran cantidad de naciones tribales, con más o menos similares características en cuanto a desarrollo tecnológico y social. Había sociedades con una agricultura más o menos incipiente, recolectoras y cazadoras. Creo que la principal característica, si dejamos de lado ciertos avances del imperio Inca en el norte del actual país, es que no había sociedades con estado ni derecho constituido, por lo tanto, sin propiedad privada ni policía. Este detalle es muy importante, ya que la ausencia de tecnologías que permitan producción excedente a gran escala, no encontraremos división de clases ni trabajo esclavo.4

Una diferencia importante con las aseveraciones del Sr. Kerbo es la referida a la estratificación en este tipo de sociedades. Las jefaturas o “liderazgos” como les dicen ahora, eran efectivamente liderazgos –no como ahora- un jefe o líder lo era por cuestiones muy concretas y se tenía que ganar ese estatus –ya sea en la guerra, en la caza, la medicina o lo que fuera- y era jefe para ESO y mientras se hiciera ESO, es decir, las jefaturas no eran permanentes ni estables, el jefe era el mejor para cada tarea y su liderazgo duraba lo que esa tarea. El rol de la mujer era muy importante y su valor social muy alto, de hecho, contrariamente a lo que nos muestra la ideología o el cine de Hollywood, tenían importantes roles en las asambleas y en ciertos casos su palabra era la que determinaba las decisiones; si bien había una división sexual del trabajo, 4 Datos recogidos de Rosa, José M., 1964. Del mismo texto es la fig. 1 de la sección anexos.

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como correctamente dice Kerbo, las funciones de la mujer no eras desvalorizadas sino todo lo contario. En una sociedad donde cada brazo trabaja y es necesario, como se desvalorizaría a quien reproduce, provee y alimenta precisamente a la fuerza de trabajo. En fin, cabe aclarar que esta situación es en líneas generales, esto no excluye algunas excepciones ni la existencia de ciertas diferencias entre las tribus de diversas regiones. En ciencias sociales no podemos hablar bajo ningún concepto de absolutos ni de situaciones permanentes.

Entonces, podemos concluir diciendo que no estaba generalizada la división en clases sociales (con arreglo a la propiedad de los medios de producción, NO según los criterios de Kerbo) ya que mayormente no había producción excedente a gran escala. Los asuntos públicos (en realidad en estas sociedades casi no había asuntos privados), se resolvían mediante asambleas o consejos en los que participaba toda la tribu. Nótese que los eventuales “jefes” no tomaban decisiones que afectaban al conjunto de la tribu, cuanto mucho podían ser delegados con su mandato de la tribu a los consejos de las naciones en que se discutían asuntos concernientes a las varias tribus que la integraban.

La llegada de los españoles Este es un tema que ha apasionado a historiadores y sociólogos, quienes se han afanado por encontrar la “fórmula” de la colonización de América, tanto la del norte como la del sur, especialmente por encontrar respuesta a la pregunta sobre el carácter de la colonización ¿Fue capitalista o feudal? Por supuesto, las respuestas han sido variadas, de acuerdo a los intereses de cada quien. Sin entrar en mucha discusión, me quedo con la que parece la más correcta a mi juicio y que, debo decirlo, no es la de ninguno de los “popes” de la historia ni la sociología5, sino la de un oscuro militante de un minúsculo grupo marxista argentino llamado Nahuel Moreno, quien afirma:

“La colonización española, portuguesa, inglesa, francesa y holandesa en América, fue esencialmente capitalista. Sus objetivos fueron capitalistas y no feudales: organizar la producción y los descubrimientos para efectuar ganancias prodigiosas y para colocar mercancías en el mercado mundial. No inauguraron un sistema de producción capitalista porque no había en América un ejército de trabajadores libres en el mercado. Es así como los colonizadores, para poder explotar en forma capitalista a América, se ven obligados a recurrir a relaciones de producción no capitalistas: la esclavitud o una semiesclavitud de los indígenas. Producción y descubrimiento por objetos capitalistas; relaciones esclavas o semi-

5 Aquí sin querer nos tenemos que volver a meter con las cuestiones de clase y poder. Las categorías de nuestro autor, Kerbo, no pueden ni podrán explicar porqué ningún autor consagrado puede acertar con la respuesta correcta, él incluido. La explicación es simple: si el poder (aquí y en los estados Unidos o Europa, lo tiene la burguesía, los autores consagrados serán consagrados por ésta a través de sus vehículos de propaganda (Universidades, medios de comunicación, editoriales, etc.), o sea que en lugar de promover a quien honestamente intenta comprender la realidad, promoverán a quien la justifique de acuerdo a sus intereses; esto implica que cualquier explicación que venga de estos sectores estará distorsionada por el agregado de ideologías que justifiquen la marcha de la historia hacia el actual estado de cosas como un algo dado e inexorable, y no como la construcción de determinados hombres y grupos según sus intereses.

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esclavas; formas y terminologías feudales (al igual que el capitalismo mediterráneo), son los tres pilares en que se asentó la colonización de América. ... La verdad es que no puede haber otra definición marxista para las colonias españolas-portuguesas y el sur de Estados Unidos que la de producción capitalista especialmente organizada para el mercado mundial con relaciones de producción pre capitalistas. En oposición a ello el norte de Estados Unidos debemos definirlo como una región colonizada por oleadas de pequeños campesinos que no soportaron relaciones de producción pre capitalistas y que, como consecuencia de ello, se constituyeron durante siglos en un mercado interno en continuo crecimiento. El noroeste de Estados Unidos heredó las ventajas del feudalismo europeo: pequeña producción agraria, sin sus tremendas desventajas: una clase de terratenientes feudales, inevitables parásitos, en la futura producción burguesa. Marx ya había visto -- ¡cuándo no! -- esta contradicción y diferencia en las colonizaciones. En la Historia crítica de la plusvalía compara de pasada los dos tipos de colonización y, rebatiendo por adelantado a todos los Puiggrós6 que en el mundo son o han sido, nos dice: “Aquí hay que distinguir dos clases de colonias. En el primer caso se trata de verdaderas colonias, como las de Estados Unidos, Australia, etc. En éstas, la masa de los colonos dedicados a la agricultura, aunque hayan aportado de la metrópoli un capital más o menos grande, no constituye una clase capitalista y menos todavía es su producción una producción capitalista. Son, en mayor o menor extensión, campesinos que trabajan para sí y cuya preocupación primordial y fundamental es procurarse sustento, producir sus propios medios de vida, por cuya razón su producto fundamental no tiene carácter de mercancía, pues no se destina al comercio. El sobrante de sus productos, después de cubrir su propio consumo, lo venden o lo cambian por artículos manufacturados de importación, etcétera. Otra parte de los colonos, más reducida, establecida en la costa, en las riberas de los ríos navegables, etcétera, crea ciudades comerciales. Pero tampoco sus actividades pueden calificarse, en modo alguno, de producción capitalista. En la segunda clase de colonias las plantaciones, que son desde el momento mismo de crearse especulaciones comerciales, centros de producción para el mercado mundial existe un régimen de producción capitalista, aunque sólo de un modo formal, puesto que la esclavitud de los negros excluye el libre trabajo asalariado, que es la base sobre la que descansa la producción capitalista. Son, sin embargo, capitalistas los que manejan el negocio de la trata de negros. El sistema de producción introducido por ellos no proviene de la esclavitud, sino que se injerta en ella. En este caso, el capitalista y el terrateniente son una sola persona”. (Historia crítica de la plusvalía, T. II, Méjico, Fondo de Cultura Económica, págs. 331 y ss.)”.7

6 Se refiere aquí a Rodolfo José Puiggrós, político, periodista e historiador argentino, de orientación seudomarxista, también rector de la Universidad de Bs. As. En 1973, con cuyas teorías polemizaba Moreno. 7 Moreno, Nahuel: 1957; de pasada explica cómo funcionan los intereses político-económicos a la hora de fabricar ideologías para “explicar” la historia, al inicio del artículo nos dice: “He sido uno de los primeros, si no el primero, que desde el año 1948 vengo luchando en los medios marxistas

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Hecha la cita, vale la pena mencionar entonces que recién a partir de una correcta

caracterización de las formas de producción, recién podemos intentar caracterizar el proceso de estratificación que se ha dado en Argentina. Como se ve el método es radicalmente diferente del utilizado por Kerbo, y no solo eso sino que también se puede apreciar que no ha comprendido ni por asomo a Marx, e igualmente sus teorías “superadoras” de la marxista van a caer al pozo de los engendros ideológicos, más allá de que utilice las palabras “clase” y “burguesía”.

Siguiendo entonces con nuestro derrotero histórico, llegaron los españoles a estas tierras, no tanto con la intención de “evangelizar” y “civilizar” como sostienen los historiadores oficiales ligados a la iglesia8, sino más bien para apropiarse mediante el saqueo y la rapiña de cuantas riquezas naturales fueran de utilidad para su país o los intereses de sus élites.

Así las cosas, rápidamente se organizó la expoliación de estas tierras, con objetivos mercantiles y utilizando primeramente a los habitantes originarios, implantando sistemas de producción basados en el trabajo esclavo y semi esclavo; pasado cierto tiempo, la mano de obra local comenzó a escasear y fue paulatinamente reemplazada por el mestizaje que se dio entre españoles y aborígenes (los aborígenes fueron siendo exterminados, ya por rebelarse contra la “autoridad” española, ya porque las condiciones de trabajo y salud eran insostenibles y derivaban en la muerte temprana de los trabajadores) o bien a través de la importación de negros, los cuales con el tiempo también fueron exterminados.

Nuevamente citamos a N. Moreno, quien en el mismo artículo cita9: “La caza del indio estuvo perfectamente organizada en los tiempos iniciales de la colonia. El poblador necesitó de mitayos para las labores agrícolas extensivas que debía encarar en esos apartados lugares” (Actas capitulares de Mendoza. Tomo L 1945, pág. LVII). Tan arraigada estaba la costumbre de extraer indígenas cuyanas con destino a Chile, que el mismo cabildo de Mendoza manifiesta sin ambages, en junio de 1604, que el privarles de sacar mitas de San Luis “señalaba la total destrucción desta ciudad”, agregando, “que hace 4 años que efectúa dicha saca”. (Libro citado, pág. LIX). Y cuando se comienzan a terminar los indios se resuelve “pedir asimismo a S. M. nos haga merced de mil licencias de negros para esta ciudad respecto de los pocos naturales que en ella hay”. Lo que es una prueba indirecta de que los indios podían ser reemplazados por esclavos y no por arrendatarios campesinos serviles.”

Podemos ver entonces que en principio, el proceso de estratificación se dio a

partir de la conquista, puesto que como señalamos en el punto anterior, mientras el proceso “natural” por así decirlo siguió su curso, las sociedades existentes no tenían latinoamericanos contra la teoría de la colonización feudal, que en su momento levantaba el stalinismo como justificación teórica para su política de hacer una revolución antifeudal y constituir frentes populares con la burguesía “antifeudal” y “liberal”.” 8 Me refiero aquí concretamente al Dr. Rafael Breide-Obeid, actual rector de la Universidad Católica de La Plata y prolífico autor de libros sobre derecho e historia, a quien tuve oportunidad de escuchar en diversas conferencias dictadas en mi ciudad. Lo cito en cuanto entiendo que representa esa corriente historiográfica ligada a las elites de poder. 9 Moreno, N.: 1957, Op.cit.

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mayores riquezas y por tanto tampoco mayor estratificación, de hecho esta era casi nula y no estaba vinculada a cuestiones de propiedad.

A partir de la conquista la situación cambia abrupta y radicalmente, y la sociedad se divide entonces en conquistadores con todo el poder y privilegios de un lado, de otro los aborígenes sometidos y los esclavos negros importados, y en un tercer término, los aborígenes rebeldes que no se sometieron a los españoles y que fueron exterminados en un largo proceso que culminó con “la conquista del desierto” a manos del General Julio A. Roca, quien por supuesto es hoy prócer y héroe Nacional.10

Tampoco hubo en esa época un sector administrativo intermedio, ya que los mismos funcionarios eran por lo general, propietarios, de hecho así lo exigían las leyes de Indias, que estipulaban que solo podrían acceder a cargos administrativos los “vecinos decentes y principales” quienes obtenían esa categoría por ser españoles o hijos de éstos, y ser propietarios de tierras y/o comercios.

La constitución de la República Este estado de cosas se mantuvo hasta finales del siglo XVII, donde las cosas para el imperio español comenzaron a ponerse difíciles; los ingleses intentan en dos oportunidades tomar el puerto de buenos aires sin mayor éxito y finalmente, en 1808, Fernando VII es hecho prisionero por Napoleón Bonaparte lo que provocará que en el Virreinato del Río de la Plata comiencen a cobrar fuerza los aires independentistas11 y finalmente se declare la independencia en 1816, siendo en 1853 la asamblea constituyente.

¿Qué podemos decir en esos momentos del estado de la estratificación social cuando se “constituye” el país? En primer lugar, que las clases sociales se habían mantenido de manera más o menos similar al siglo anterior, incorporándose sin embargo un personaje desclasado, mestizo o criollo que habitaba los campos libres, cercano a los aborígenes y que no producía más que para su manutención: el gaucho. A partir del siglo XIX, se incrementa la expansión territorial de los hacendados y grandes terratenientes (que también eran quienes gobernaban Buenos Aires y las provincias), por el simple método de apropiarse de las tierras de los aborígenes y gauchos, utilizando para esto el ejército regular, culminando este trabajo como ya mencionáramos en la campaña del desierto. Cabe mencionar que para nutrir de soldados al ejército regular se organizaban “levas forzosas” que no eran otra cosa que caza de gauchos quienes eran reclutados a la fuerza so pena de declararse desertores. Los negros (declarados “libres” en 1813) también pasaban a engrosar las filas del ejército, ya que no tenían ninguna propiedad ni forma de garantizarse el sustento a partir de que fueron “liberados”, situación que en parte se dio de derecho pero no de hecho). Este importante movimiento diezmó las poblaciones aborígenes y redujo a los gauchos, quienes no tuvieron más opción que, una vez liberados del ejército,

10 Para más detalles de este proceso ver Cardoso. 2011 11 Sobre todo independentistas con respecto a España; nuestros “líderes” intentaron sin éxito que las provincias del río de la Plata se anexaran a Inglaterra y luego a Brasil, en ambos casos sin éxito. No tuvimos más remedio que declarar la independencia (eso sí, en nombre de Fernando VII, paradójicamente).

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incorporarse como mano de obra semi esclava en las grandes haciendas que se repartieron los “lideres” y sus allegados, pasando a conformar un campesinado pobre y sin tierras. Es interesante observar que, contrariamente a lo que nos enseñan los manuales escolares, nuestra “república democrática” y el estado que la lleva adelante, lejos está de haberse conformado por el libre acuerdo de los diversos sectores de la sociedad, sino más bien impuesta a los garrotazos por una minoría que sostuvo desde la constituyente, que TODAS las tierras las había heredado de España.12 Entonces, para mediados del siglo XIX tenemos una elite gobernante, propietaria de la tierra y alguna industria (saladeros, lanares) una “clase media” de pequeños funcionarios y comerciantes, y la gran mayoría de aborígenes, criollos y gauchos sin tierra ni industria. (Algunas pequeñas industrias, como los astilleros de la provincia de corrientes, fábricas de carretas, arreos y otros accesorios, fueron rápidamente devastadas gracia a la importación de productos extranjeros en condiciones de amplios beneficios13). Con respecto a la elite gobernante, debemos mencionar que no era una clase compacta, sino que tenía intereses encontrados: el puerto y la aduana de buenos aires se enfrentaban a las provincias, los hacendados con los comerciantes y los “allegados” a diversas potencias (Inglaterra, Francia y España mayormente) conformaban por su parte otros sectores. De más está decir que el gauchaje, el campesinado y el poco proletariado urbano que había, no tenían voz ni voto en estas cuestiones, pero sí que eran “reclutados” para los ejércitos de los diversos bandos. Sobre todo de la histórica lucha entre “importadores” y “exportadores” van a conformarse los diversos estratos sociales que nos ha legado nuestra historia.

En mi anteriormente citado trabajo (Cardoso: 2011) menciono que hubo en la segunda mitad del siglo XIX un interesante plan para “repoblar” el suelo argentino. Buena parte de sus habitantes habían sido exterminados o casi, y los que quedaban, a criterio de nuestros “líderes”, eran ineptos para toda tarea, excepto, según palabras de D. F. Sarmiento, presidente por aquellos años, para servir con sus huesos y su sangre de abono para la tierra, tierra que dicho sea de paso fue cedida a los colonos de las diversas oleadas inmigratorias con las que se procuró –mal- “mejorar” la raza. Así las cosas Argentina recibe innumerable cantidad de inmigrantes europeos que, a pesar de las buenas intenciones de nuestros gobernantes, no fueron precisamente los señoritos cultos de la alta sociedad sino más bien los desplazados de Europa, hambreados italianos y españoles mayormente, sirio-libaneses y turcos también, además de una buena cantidad de rusos y alemanes del Volga, que no encontraban lugar ni siquiera en Alemania14.

12 El Sr. Kerbo inventa una categoría social: la “adscripción” (Introducción, pg. 12, Kerbo, op. Cit.). Con esta prestidigitación de palabras, evita tocar el tema de las leyes de herencia, fundamentales para el desarrollo capitalista, uno de sus pilares de hecho. Esta es la razón de la propiedad privada en pos de la acumulación y por supuesto, lo que ha destruido –paradójicamente- a la propiedad privada históricamente. La posesión y posibilidad de enajenación de la tierra no ha sido otra cosa que la “legalización” de una expropiación forzosa y generalmente violenta de tierras libres y democráticamente distribuidas en cada sociedad, por grupos cada vez más pequeños. Esto a grandísimos rasgos, su desarrollo implicaría otro ensayo. 13 Salvador Ferla: 1997, pg. 69 y sig. 14 Un detalle de la procedencia de los inmigrantes puede verse en la fig. 2 de la sección anexos.

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El caso es que como dice el dicho, la necesidad tiene cara de hereje, y estos nuevos habitantes aceptaron gustosos las posibilidades que el país ofrecía, ya sea trabajando la tierra o en numerosos oficios en las ciudades.

Fuente: Resumen Estadístico del Movimiento Migratorio en la República Argentina (1857-1924)", Ministerio de Agricultura de la Nación, sección Propaganda e Informes, Bs. As., 1925. Posteriores:

Dirección Estadística de la Dirección Nacional de Migraciones.

Al contrario que nuestras elites, que descendiendo mayormente de los conquistadores y habiendo siempre vivido ya a expensas de la corona ya a expensas de sus esclavos, ni se les cruzaba por la cabeza hacer cualquier trabajo manual, indigno a su estatus, los inmigrantes se encontraron en buena medida beneficiados por un país ciertamente rico en recursos y necesitado de trabajadores, siendo así que muchos prosperaron rápidamente viniendo a engrosar al cabo de los años las élites adineradas, pero a su vez constituyendo un sector diferente a las previamente existentes, siempre atentas al canto de sirena de cualquier potencia europea.

Esta nueva “clase alta” se había ganado su posición con su trabajo y tenía precisamente una cultura de trabajo, lo suyo era producir; lo de los otros era regalar a cambio de “pertenecer” de alguna manera a la clase alta europea. Así fue que en tanto estas elites más antiguas estuvieron en el gobierno, lejos de propiciar la industria y el crecimiento nacional, con mayor fervor recibían a cualquier “inversor” inglés, o de donde fuera y con el correr de los años fueron llevando a la ruina a los industriales nacionales, quienes sin embargo gozaron de algunas épocas de esplendor.

Tasa de migración neta (1869 - 2001)

Período

Migrantes netos (promedio anual)

Población total del país (promedio anual en miles)

Tasa de migración neta (por cada mil habitantes)

1870/1900 33.962 3.038 11,5

1900/10 108.416 5.702 18,4

1910/20 32.893 7.970 4,6

1920/30 83.991 10.349 8,2

1930/40 21.945 13.054 1,7

1940/50 47.752 15.491 3,1

1950/60 60.158 18.892 3,2

1960/70 32.969 22.277 1,5

1970/75 57.986 26.031 2,8

1975/90 -1,388 29.245 -0,05

1990/2000 -2,155 34.732 -0,01

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Y nos llegó la globalización No nos detendremos mayormente en los conflictos sociales y económicos que se dieron a partir de los años ´30 del siglo XX, baste decir que fue un período que duró hasta entrados los años ’70 durante el cual la burguesía industrial se enfrentó a la burguesía terrateniente, a grandes rasgos. Y también ambas al creciente proletariado urbano y campesinado pobre que clamaban por sus derechos. La llegada del general J.D. Perón a la presidencia acabó con buena parte de las rencillas, favoreciendo en parte a la burguesía industrial e imponiendo el estado de bienestar lo que terminó con las protestas obreras y los partidos de izquierda, que crecían a un ritmo alarmante, sobre todo anarquistas y comunistas; bajo la máscara de un gobierno nacional y popular, terminó por absorber a casi todos los sectores beligerantes del lado de los trabajadores. La alta burguesía terrateniente aún lo odia, sin percatarse que el general hizo las tareas que esa clase le correspondía, pero de las que era incapaz. Igualmente, desde los años ’30 hasta principios de los ’80, se alternaron gobiernos civiles y dictaduras militares, dando como resultado una paulatina destrucción del aparato productivo nacional que quedó reducido prácticamente al cultivo de la tierra y cría de animales; si bien es cierto que a partir de los ’80 se vivifica la industria, ya es casi totalmente de transnacionales que se han instalado en el país, gracias al trabajo previo de tantos años, que acabó con la organización de los trabajadores y de paso reduciendo al mínimo sus otrora altos salarios, sin mencionar por supuesto las modificaciones a las leyes laborales, que hacen “más atractivo” el mercado nacional a las empresas extranjeras. Desde mediados de los años ´80 y hasta la actualidad, nos hemos insertado cada vez más en “el concierto de las naciones” como dicen por aquí. Esto significa una poderosa burguesía, sobre todo financiera o ligada a la industria extranjera, otra poderosa burguesía terrateniente, que sigue sin hacer absolutamente nada, arrendando inmensas tierras a compañías agropecuarias transnacionales extranjeras a precios de oro dada la demanda en el mercado mundial. Por otra parte tenemos una cada vez más pobre clase media que aún sueña con lo que soñaban sus abuelos: progresar y “hacer la América”, aunque ese sueño es cada vez más lejano. Finalmente tenemos un proletariado industrial y campesino muy empobrecido pero escarmentado a fuerza de palos, que se tiene que dar por satisfecho con el hecho de poder trabajar aunque el salario no alcance. Más por debajo de las “clases” sociales, tenemos un cada vez mayor ejército de desclasados, páuperos que nada tienen y subsisten como pueden del robo, la pequeña estafa, los trabajos temporales, la mendicidad.

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4. Actualización y discusión: ¡Llega la música! Como comentaba al inicio, este trabajo tenía que ver con la música, así que a pesar de los cambios, algo vamos a decir sobre esta hermosa expresión, que nos da cuenta, como a lo largo de la historia de la estratificación social a partir de los diversos gustos musicales. No puedo opinar mucho sobre otros países, pero aquí el gusto musical es un marcador diacrítico de pertenecía a determinado sector social. Entonces vamos a ir recorriendo las clases y, dentro de ella los diferentes sectores de clase según sus gustos musicales, intentando poner ejemplos cuando de música más bien local se trate, para deleite de los lectores.

Antes de continuar, y como cierre a la discusión sobre las clases sociales y su definición, quisiera mencionar que utilizo los criterios, a mi entender más correctos, de definir las clases de acuerdo a su relación con la producción de bienes, que son, en primera y última instancia, las únicas cosas que generan riqueza. Estos bienes vendrán a satisfacer las diversas necesidades del individuo y, no podemos evitar caer en la cuenta de que va a depender de cómo obtiene los medios de subsistencia un individuo, su relación con los demás y su forma de “ver” y entender el mundo.15

Así planteado el tema de la estratificación, resultan en nuestra sociedad actual, con un sistema de producción capitalista, donde prima la propiedad privada sobre los medios de producción, dos clases sociales directamente relacionadas con la misma: la burguesía, formada por los dueños del capital y los medios de producción, y los trabajadores asalariados, que son los que efectivamente producen los bienes para el capitalista, a partir de la estructura que este les brinda. Estas y no otras son las clases sociales. Dentro de estas clases se encuentran diferentes sectores, de acuerdo a su tarea e intereses, pero no debe perderse de vista que estos sectores no constituyen “clases”, sino que se encuentran dentro de una clase. El obrero de una fábrica cualquiera es tan trabajador asalariado como el ejecutivo más alto (entendiendo que no sea accionista o dueño). Ambos son trabajadores, aunque con diferentes tareas, intereses y aspiraciones.

Luego tenemos un sector, la comúnmente llamada clase media, formada por intermediarios, agentes públicos, cuentapropistas, etc. Que nada producen con sus manos ni invierten dinero en la producción de bienes, éstos finalmente nada producen y cambio de sus tareas parasitan de la plusvalía que producen los trabajadores. Según sus tareas y aspiraciones, estarán más cercanos a los trabajadores o los burgueses, en cada caso. Finalmente tenemos a los llamados “lumpen” o desclasados, que nada producen pero que tampoco parasitan a través de salarios u honorarios, y viven de los que puedan “arrebatar” a los demás, ya sea mediante el robo o diversas formas de mendicidad. Esto no implica que sean el único sector que roba, como todos sabemos, aunque son los únicos que “ponen el cuerpo” al hacerlo y generalmente son castigados por ello; contrariamente, los ladrones llamados “de guante blanco” debido a su posición y privilegios, rara vez obtienen castigo. Bástese para comprobarlo, la composición social de cualquier prisión de cualquier lugar del mundo.16

15 Aquí puedo poner de referencia y ejemplo mi anterior trabajo: Cardoso: 2011, 2. 16 Para un panorama de la situación en argentina véase el estudio de referencia realizado por investigadores de la Univ. De Bs. AS. en el Documento 1 de la sección anexos.

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Burguesía 1. Gran burguesía terrateniente:

Heredera de los primeros españoles, familias tradicionales, propietarias de grandes extensiones de tierras, pero que generalmente habitan las grandes ciudades. En este caso, la “cultura” es muy importante para marcar su pertenencia, por supuesto la cultura europea, por lo que gustan de la música de cámara, la ópera, el ballet, todas cosas que “los negros” no entienden. Si escuchan algo de música folclórica, esta será al estilo europeo, con pianos y violines.

2. Gran burguesía industrial: Por empatía con la burguesía terrateniente (que aquí tiene aires de nobleza) preferirá la música “culta”.

3. Pequeña burguesía terrateniente: Esta es heredera de los inmigrantes trabajadores, y también hace culto del trabajo, por lo mismo está más ligada a expresiones más populares, de las zonas campesinas, esto es la música folclórica, pero más bien festiva, esta no es gente que tenga mucho tiempo para andar escuchando música.

4. Pequeña burguesía industrial: De similares características que la anteriormente mencionada, gusta del folclore más popular y la música popular ligera o romántica.

Clase media Aquí nos referimos a medios o pequeños funcionarios o ejecutivos, agentes públicos, pequeños comerciantes, profesionales liberales y trabajadores no manuales.

1. Clase media alta o “culta”:

Gusta de la música clásica por supuesto, pero también de las expresiones folclóricas “cultas” y notablemente de los cantautores o baladistas –en inglés sobre todo- si tiene simpatía y aspiraciones de “pertenecer” a la clase alta. También, si están reputados de muy buenos músicos, algunos pertenecientes al “Rock nacional”. Valora sobremanera el “virtuosismo” en la ejecución.

2. Clase media alta “progre”:

Casi lo mismo que la anterior pero con el agregado de cantautores en español, sobre todo si parecen de izquierda, caso Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, etc. Casi se puede decir que es su manera de hacer la revolución. Va como ejemplo un tema del cubano Silvio Rodríguez, “Ojalá”.

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3. Clase media y media baja:

En este caso lo preferido será cualquier cosa que esté de moda, todo lo que proponga o promueva la radio y la televisión, dentro del “pop” será bien recibido, además por supuesto, del “Rock nacional”. Como ejemplo una canción de “Indio” Solari, artista nacional de culto.

Proletariado 1. Proletariado urbano:

Gusta mayormente de la música tropical o de “bailanta” (música festiva con influencia de ritmos centroamericanos) mayormente pasatista, romántica o de temas cotidianos, van de ejemplo “El Bombón asesino” de “Los Palmeras y “Telegrama de despido” de “La Mona” Giménez

2. Proletariado rural: Prefiere la música tropical y folclórica regional según su procedencia, por ejemplo, el ritmo característico de mi provincia, Entre Ríos, es la “Chamarrita”, de la cual va un ejemplo de Ral Solari.

Desclasados, marginales o lúmpen Este sector, como su existencia le impone, vive día a día, se sabe sin futuro por lo que, si puede aprovecha el presente; esto se refleja en su música, que hace apología del delito, la droga, los excesos, el sexo, etc. Como ejemplo insertamos un ritmo denominado “Cumbia villera” (haciendo referencia a las “villas de emergencia” donde viven los elementos más pobres de la sociedad urbana, en casas (si es que se les puede llamar así) hechas con materiales de desecho. En este caso, el grupo intérprete se denomina “Los pibes chorros” (en el argot marginal, los muchachos ladrones).

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5. Conclusiones En fin, para finalizar debo decir que este es un tema por demás apasionante, que por supuesto da para escribir un libro entero (sin perjuicio de todos los que ya se han escrito).

Me ha quedado muy patente al estudiarlo y, sobre todo, al escribirlo, el hecho de que resulta muy difícil analizar cualquier tema despojándose de las cuestiones ideológicas. Me pasó lo mismo con el Sr. Kerbo que con el Sr. Capra, al estudiarlo en mi primera asignatura (Seminar cultural development, “Las conexiones ocultas” de F. Capra). Ambos autores pertenecen a determinados círculos académicos, en determinados países, lo que les coloca en una posición en la que es difícil comprender al “otro” –supongo que a los que vivimos en el tercer mundo nos resulta igualmente difícil entender a los del primero-, la diferencia que puedo observar, en MI caso particular (no puedo hablar por otros) es que no tengo una posición –en este caso- que sostener ni justificar, por lo que puedo permitirme tomar distancia de ideologías e intereses, ya que, siendo docente, me encuentro justamente entre los “parásitos” de la clase media administrativa, ni dentro de los burgueses ni dentro del proletariado, por lo cual sus rencillas, si bien me resultan por demás interesantes, no es que me afecten mayormente, más en este estado de la “lucha de clases” en que la misma se mueve por caminos más bien administrativos y no en las calles, en cuyo caso debería sí, comenzar a preocuparme.

La cuestión es que tratando de tomar perspectiva, puedo observar que, de conjunto, y considerando los últimos quinientos años, digamos desde el inicio del comercio mundial y la generalización del capitalismo, se puede ver que las “elites” de los países europeos, que fueron las que mayormente se lanzaron a la conquista del globo (también debería considerar el Islam, pero me restrinjo al occidente) mal o bien, han conseguido mantener su posición, con ciertos cambios, por supuesto; los que han sabido manejarse –ciertas noblezas europeas por ejemplo- vienen conservando sus riquezas y privilegios a través de los siglos, con más o menos mutaciones, pero al fin lo han hecho. Otras menos hábiles, han perecido en el intento –recordemos a los absolutistas franceses de fines de 1700- y en el caso de nuevas conquistas allende los mares, han logrado formar elites en sus colonias que los han seguido alimentando, más allá de que con el tiempo se hayan ido independizando, es innegable que hasta el día de hoy, los países centrales siguen usufructuando las ganancias que les proveen los periféricos.

Tenemos que destacar el caso de Estados Unidos, que ha pasado de semi-colonia a semi-colonialista, mostrando una inigualable capacidad de superación y adaptación, aunque eso no signifique que haya repartido por el mundo menos palos que sus colegas europeos.

He aquí un tema que nuestro autor, H. Kerbo, pasa olímpicamente por alto y, cuando de pasada lo menciona, casi se muestra notablemente sorprendido: EEUU tiene mala reputación entre los países “pobres” quienes le achacan –según él- parte de sus males y miserias. Si el Sr. Kerbo observara un milímetro más allá de su nariz, vería sin dificultad y sin necesidad de “estudios” ni “estadísticas” ni gráficos ni tablas, que desde principios de siglo en adelante, EEUU ha estado metido directa o indirectamente

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en cada conflicto bélico que incluya promover la “democracia” y el “libre comercio”17 como en África y América latina, donde ya nos encontramos sumamente “democratizados”, por lo cual en los últimos tiempos han intervenido más profundamente en Medio Oriente y el Norte de África, donde las “dictaduras fundamentalistas” impiden la democracia, pero más que nada el libre comercio18, y resalto el “más que nada”, puesto que nunca han desconocido ninguna dictadura, por dictatorial y sanguinaria que fuese (como las que promovieron en mi país y América latina) siempre que las banderas del libre comercio flameen en nuestros estandartes. Tampoco ve que todos los organismos internacionales, que imponen mediante la extorsión económica a través sobre todo de ilegítimas y usurarias “deudas externas” complementan lo que se inicia con unos cuantos marines y misiles y, por más internacionales y “democráticos” que sean, estos organismos son creados y manejados por el G7 en su totalidad.

Bueno, esto es lo que el Sr. Kerbo pasa por alto como al descuido, pero al comenzar me refería a lo que “no ve” y lo que no ve, a pesar de tenerlo ante sus ojos, es que “los países” como buenamente los llama, son construcciones artificiales realizadas por determinadas elites que los dirigen y manejan, como ya viéramos, por ejemplo, en mi trabajo sobre Lingüística –todo tiene que ver con todo, como dice un reputado conductor televisivo local- (La influencia del guaraní paraguayo en la estructura morfo-sintáctica del español hablado en la provincia de Formosa (Rep. Argentina)) o en el realizado para Intercultural Relations (Relaciones interculturales entre trabajadores de la industria de la construcción en la República Argentina.) entonces no podemos hablar alegremente de “países” como una unidad social que por común acuerdo toma decisiones e implementa políticas “equivocadas”, las decisiones y políticas las implementas las elites que gobiernan, directa o indirectamente, y poco les importa los perjuicios que pueda causarle a las mayorías que NO gobiernan (excepto claro está, cuando estas mayorías no dan más y reclaman por fuera “de los organismos democrático-constitucionales” (que a su vez les fueron impuestos, como hemos visto en este mismo trabajo), en cuyo caso reparten un poco de la torta –estado de bienestar- o unos cuantos palos –dictaduras-, pero siempre con el objetivo de seguir obteniendo ganancias para sí y sus “jefes” de los países centrales.

De todo esto, para terminar, se puede concluir que la estratificación y la desigualdad son inherentes, una consecuencia necesaria, a este sistema de producción y el tipo de estado que ha generado (Capitalista y democrático-burgués), por lo cual, por más vueltas que le dé y categorías que invente y características nacionales que le busque, todos los caminos conducen a roma: dos clases sociales, una minoritaria, dueña de la tierra y/o los medios de producción, que dirige y gobierna –directa o indirectamente-; otra mayoritaria que produce; un sector social administrativo o de servicios, que se debate entre una y otra y parasita a las clases sin producir nada, o se auto explota produciendo individualmente y en mínima escala, y finalmente un gran 17 A propósito puede verse una extensa (pero no exaustiva) lista de intervenciones norteamericanas realizada por el escritor Estadounidense y ex funcionario del Dpto. de Estado, William Blum (Documento 2, sección Anexos). 18 Cuando hablamos del “libre comercio” nos referimos al libre comercio de los productos de industrias de los países centrales, no de las industrias nacionales de los países periféricos, las que han sido sistemáticamente diezmadas merced a las políticas impuestas por los “organismos internacionales” comandados por los países centrales, fundamentalmente EEUU, como así también por las políticas de los gobiernos de países periféricos al servicio de los países centrales, sean democráticos o no.

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ejército de desocupados que subsiste como puede por fuera del sistema, o con una mínima intervención dentro de este (trabajadores temporarios, changarines19, etc.) que rápidamente son nuevamente arrojados fuera.

En síntesis, si vemos a escala planetaria como los países capitalistas actúan de conjunto, dirigidos por una clase que más allá de sus diferencias sectoriales, históricas o regionales se mueve de conjunto, es mucho más fácil ver y analizar la estratificación y la desigualdad. No he descubierto yo esto, hace casi doscientos un pensador alemán ya lo advertía, y para enfrentar a esta clase mundial y sus políticas, recomendaba a la otra clase: “Proletarios del mundo, ¡uníos!”

19 Se llaman changarines a los trabajadores que realizan “changas” pequeños trabajos eventuales para la mera subsistencia diaria por fuera del sistema oficial de empleo, por ejemplo, alguien que se ofrece a limpiar un terreno baldío o cortar el césped de una casa, o sacar escombros de una obra, etc.

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Anexos Fig. 1: Distribución naciones aborígenes antes de la conquista. Fuente: José María Rosa, Historia Argentina Fig. 2: Origen de los inmigrantes en Argentina hasta 1940

Inmigración bruta por nacionalidad (1857-1940)

Nacionalidad Cantidad (en miles) Porcentaje sobre el total

Italianos 2.970 44,9%

Españoles 2.080 31,5%

Franceses 239 3,6%

Polacos 180 2,7%

Rusos (1) 177 2,7%

Turcos(2) 174 2,6%

Alemanes 152 2,3%

Austrohúngaros(3) 111 1,7%

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Británicos(4) 75 1,1%

Portugueses(5) 65 1,0%

Yugoslavos(6) 48 0,7%

Suizos 44 0,7%

Belgas 26 0,4%

Daneses 18 0,3%

Estadounidenses 12 0,2%

Neerlandeses 10 0,2%

Suecos 7 0,1%

Otros 223 3,4%

Total(7) 6.611

Fuente: Dirección Nacional de Migraciones,1970 Nota 1: Incluye a ucranianos, alemanes del Volga, bielorrusos, polacos, lituanos etc. que por estar entonces sometidos al zarato ruso ingresaron con pasaporte ruso. Nota 2: Cabe aclarar que la distinción entre turcos, palestinos, sirios, libaneses, y árabes sólo se hizo en el ámbito oficial después de 1920. Hasta ese período, todos emigraban con pasaporte turco -lo cual generalizó el uso del calificativo hasta la actualidad- por estar jurídicamente residiendo dentro del Imperio otomano. De hecho, cada uno de ellos se identificaba con su aldea o pueblo de origen. Nota 3: En 1867 el Imperio Austríaco y el reino de Hungría firmaron un tratado conocido como Ausgleich, creando una monarquía dual: el Imperio Austrohúngaro. Se desintegró a finales de 1918 con el fin de la Primera Guerra Mundial. Lo que era el Imperio Austrohúngaro se reparte actualmente en trece estados europeos que son en la actualidad las naciones de Austria, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y las regiones de Voivodina en Serbia, Bocas de Kotor en Montenegro, Trentino-Alto Adigio y Trieste en Italia, Transilvania y parte del Banato en Rumanía, Galicia en Polonia y Rutenia (región Subcarpática en Ucrania), la mayor parte de los inmigrados con pasaporte "austrohúngaro" han sido personas de los colectivos: croata, polaco, húngaro, esloveno, checo, rumano, e incluso italianos del noreste. Nota 4: El Reino Unido hasta 1922 incluyó a toda Irlanda, gran parte de los inmigrantes británicos -llamados entonces comúnmente "ingleses"- fueron de procedencia irlandesa, sumada a la población de origen galés y escocés. Nota 5: Portugal hasta 1974 poseía las siguientes dependencias Angola, Cabo Verde, Guinea Bissau, Macao, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, Timor Leste. Nota 6: El estado conocido genéricamente como Yugoslavia agrupó, entre 1918 y 1992, los actuales estados independientes de Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia. Nota 7: Alrededor del 52% de los inmigrantes del período 1857-1939 se radicaron definitivamente. Documento 1 Documento 2

Gutiérrez Rüegg, P.pdf

Breve historia de las intervenciones de Est

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6. Bibliografía Blum, William (1999). Breve historia de las intervenciones de Estados Unidos desde 1945 hasta 1999. http://www.zmag.org/Zmag/articles/blum.htm. Cardoso, José (2011). El aborigen y el criollo en la construcción histórica del “Ser Nacional Argentino”. Social and cultural anthropology. Asignatura presentada en AIU. Cardoso, José (2011), 2. Relaciones interpersonales y su influencia en el proceso productivo en una industria metalúrgica Argentina. Etnography and field work. Asignatura presentada en AIU. Cardoso, José (2011), 3. La influencia del guaraní paraguayo en la estructura morfo-sintáctica del español hablado en la provincia de Formosa (Rep. Argentina). Lingúistic. Asignatura presentada en AIU. Cardoso, José (2011), 4. Relaciones interculturales entre trabajadores de la industria de la construcción en la República Argentina. Intercultural Relations. Asignatura presentada en AIU Díaz de Rada, Ángel (2010). Cultura, antropología y otras tonterías. Madrid: Ed. Trotta. Ferla, Salvador (1997). Historia Argentina con drama y humor. Buenos Aires: Editorial Precursora. Gutiérrez Rüegg, P. y otros (2008). Identificación de patrones característicos de la población carcelaria mediante minería de datos. Buenos Aires: Laboratorio de Sistemas Inteligentes. Facultad de Ingeniería. Universidad de Buenos Aires Kerbo, Harold R. (2009) Estratificación social y desigualdad: el conflicto de clases en perspectiva histórica, comparada y global. Madrid: Mc Graw Hill. Moreno, Nahuel (1957). Cuatro tesis sobre la colonización española y portuguesa en América. Revista Estrategia: Buenos aires. Citado en http://www.marxists.org/espanol/moreno/obras/01_nm.htm#_ftnref1 Rosa, José María (1964). Historia Argentina. Buenos Aires: Juan C. Granda Editor. José Cardoso Licenciatura en Antropología Escuela de Humanidades y Estudios sociales Atlantic International University Publicación realizada como cumplimiento parcial de los requerimientos académicos de Atlantic International University. www.aiu.edu