Estética y muerte

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Imágenes de la muerte Una aproximación a la estética unamuniana En el libro VII de La República Platón inserta un relato a modo de fábula escenificada que trata sobre las condiciones del conocer huma- no. Su fin inmediato es pedagógico y político: fundamentar un tipo de educación en el estado dirigida a transformar al hombre según el ideal del sabio. Ahora bien, el contexto del diálogo hace de La República una reflexión sobre la esencia del estado fundamentada en el concepto me- tafísico de justicia. En consecuencia, también la fábula que Platón nos presenta bajo la forma del mito de la caverna participa de este carácter esencial que señala el saber concerniente a diké como el núcleo de la fi- losofia misma.’ Platón distingue en su esquema dos mundos netamente diferencia- dos: uno exterior en el que la luz del sol brilla cegadora y otro interior, donde también hay luz, la de una hoguera cuyos resplandores proyectan sobre el fondo de la caverna imágenes fantasmagóricas. La luz de fuera resplandece serena, deslumbrando al hombre que, liberado de sus cade- nas, logra alcanzar la salida. Es necesario que el recién liberado acomo- de sus ojos ante tanta claridad. Este sol, el bien, la idea más verdadera y por ello la más amada, derrama esplendor, belleza. Ante la belleza de los modelos supremos, el hombre se transforma en el sabio que ha con- seguido la contemplación después de un penoso ascenso hasta las esen- cias. Antes, dentro de la caverna, el prisionero ha vivido en medio de sombras. También había luz, también había formas, luz de una hoguera y sombras de realidad. Dos mundos se articulan en la narración platónica, a cada uno le co- rresponde un tipo de luz, a cada uno, si nos fijamos detenidamente, un tipo de belleza. y. IAEIDGGER, M.: Nietzsche. Trad. Pierre Klossowski. París. Ed. Gallimard. 1971. Vol. 1, pág. 151 y ss. Anales del Seminario dc Mcta física, XXI. 1986. Ed. Univ. Complutense. Madrid.

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Sobre la relación de la muerte y su estética

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Imágenesde la muerteUna aproximacióna la estéticaunamuniana

En el libro VII de La RepúblicaPlatón insertaun relato amodo defábula escenificadaquetrata sobrelas condicionesdel conocerhuma-no. Su fin inmediatoes pedagógicoy político: fundamentarun tipo deeducaciónen el estadodirigida a transformaral hombresegúnel idealdel sabio.Ahorabien, el contextodel diálogo hacede La Repúblicaunareflexión sobrela esenciadel estadofundamentadaen el conceptome-tafísico de justicia. En consecuencia,tambiénla fábulaquePlatón nospresentabajola forma del mito de la cavernaparticipade estecarácteresencialqueseñalael saberconcernienteadikécomoel núcleode la fi-losofia misma.’

Platón distingueen su esquemados mundosnetamentediferencia-dos: uno exterioren el quela luz del sol brilla cegadoray otro interior,dondetambiénhayluz, la de unahogueracuyosresplandoresproyectansobreel fondode la cavernaimágenesfantasmagóricas.La luz de fueraresplandeceserena,deslumbrandoalhombreque,liberadode suscade-nas,lograalcanzarla salida.Es necesarioqueel reciénliberadoacomo-de sus ojos antetantaclaridad.Estesol, el bien,la ideamásverdaderaypor ello la másamada,derramaesplendor,belleza.Ante la bellezadelos modelossupremos,el hombresetransformaen el sabioquehacon-seguidola contemplacióndespuésde un penosoascensohastalas esen-cias.Antes, dentro de la caverna,el prisioneroha vivido en medio desombras.Tambiénhabíaluz, tambiénhabíaformas, luz de unahogueray sombrasde realidad.

Dosmundossearticulanen lanarraciónplatónica,acadauno le co-rrespondeun tipo de luz, acadauno, si nos fijamos detenidamente,untipo de belleza.

y. IAEIDGGER, M.: Nietzsche.Trad. Pierre Klossowski. París. Ed. Gallimard. 1971.Vol. 1, pág. 151 y ss.

Anales del Seminariodc Mctafísica, XXI. 1986. Ed. Univ. Complutense.Madrid.

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El plano de las esencias,el exterior de la caverna,es el planode labellezapura, resplandorverdaderodel bien, el sol es susímbolo.A esabellezaideal tiendeel sabio movido por el amor, es lo bueno-bello-de-ver (kalós kai agathia).Es unabelleza extrahumana,sin participacióndelhombrequeseha de limitar tan sólo al anheloy ala contemplación,unabellezadistanteen cuantoresplandorde un sol lejano.Platónapuestapor ella en su condiciónde buscadorde laverdad.

El otro planoes el de la opinión,el interiorde la caverna.Se iluminacon un fuego; su luz artificial proyectaformassobrela pared, iluminaobjetose imágenesde objetos,sombrasy sombrasde sombrasquealprisionerole parecen,ensuignorancia,realidadesverdaderas.La luz esaquídifusa, permitever, masno con claridady tal imprecisiónes in-quietante.Los objetosreales,los animalesy los hombresson sólo for-masequívocasparael prisionero.Las estatuas,las representacionesdehombresy animales,el arteen suma,sombrasde sombras.

A la bellezaserena,al resplandordel sol, Platón le oponeel mundodel artedondeno hay bellezapura,sino representaciónde belleza,ilu-sión, llamarada.

Platón podía,sin duda, haberbuscadootra manerade describires-tosdosplanos.Bastabaquela luz delsol penetrasepor lahoquedadde laentradaparaproyectarlas mismassombrasy conseguirel mismoefec-to engañosoenel interior frente a las esenciasde fuera,peroestasolu-ción romperíaesadoble concepciónde la bellezaen la quese percibeunanecesidaddeconjurarlo amenazador:porun ladola serenidaddelarquetipo,por otro el engañode la mimesís.

La formulaciónplatónicanosvienedadaen forma mítica y en granmedidaes estacualidadla quenos permitesuponerpor quéPlatón re-cogeel valor simbólicodel fuego a la horade iluminar el mundo-cárceldel hombre.Supropiaexperienciacomoescritorde tragediases impor-tanteparavalorarhastaquépunto un artistadistingueen su sensibili-dadel matiz queel fuego aportacomo generadorde las imágenesdelarte. El fuego ilumina, calienta,quema,devora,aniquila y purifica. Esalgo que,además,domina el hombre,queperteneceasu mundo, muyal contrariodel sol, quepuedecalentar,quemar,iluminar perode lejos,fuera delámbitohumano,desdela naturalezaexterior.Fuegoy sol son,pues,dos símbolosprofundamentejustificadosen el relato,quecomu-nican por vía metafóricaverdadesde la imaginación,verdadesque sibien no son verdadeslógicas no por ello debenserdesatendidas.

La disyuntivaante la quese encuentrael hombrequeaspiraa la sa-biduríaes unadisyuntivadolorosa.En suignoranciaapreciael mundode la ilusión y lo creeverdadero.En estemundo tiene cabidatoda lagrandezay toda lapequeñezdelhombre.«Conócetea ti mismo»implicaasomarseaun abismodemasiadoprofundoen el cual seevidencianloslímitesde la naturalezahumana.

El Platón creadorde tragediasse sentiríaincapazde proponertipos

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moralesesquemáticosen susobrasporquelavida, el fuego,lapasiónsealejande las fórmulas y de los estereotipos.Prevalecióel otro Platón,elbuscadorde la verdad,el quereaccionóa la irrupción del naturalismoen el artegriegocon unafilosofía conservadora,perosuintuición dear-tista, no sabemosen quémedida grande,le obligó a proponercomosímbolo iluminador del mundohumanoesahogueradoméstico-afec-tiva sin la quecualquiercreaciónresultamuerta.Con él se inauguraenla historiadel pensamientoestéticounainquietudrecurrente:el conflic-to entrerealidady apariencia,entrebellezay arte.

Ya en nuestrosiglo, en el seno de la filosofía de los valores,Hart-mannal abordarel problemaformulaun intentode soluciónparalaes-tética: El objetoestéticoesun objetoentreobjetosquesóloserápercibi-do como estéticosi previamentehemoslogradosepararlode su entor-no, «desrealizarlo».La relaciónentreel contempladory la obracontem-pladaes unarelaciónde «aparecen’.No es apariencia,no es falsedadloque se contempla,sino un nuevomundo, intermintente,quese ofrecesólo ala miradadelquecontempladesdeel horizontede la belleza?

Este procesoque Hartmannnos describeevidenciaun modo decomportamiento,unaactitudfrentea las creacionesdelartistao alo be-lío natural. El hombrepuede,anteun mismo objeto sentiro no sentirsubelleza;elplacer,el gozode lacontemplaciónestéticano esautomá-tico, sino el resultadode un procesoen el quela sensibilidaddepuradapodrá intervenir, pero del que se verá excluida unasensibilidadsincultivar.

Hablardemundoaparentey mundoreal>aludiendoa las creacionesartísticas,ha estadodurantemásde veintesiglosligado al problemadela verdad.Pero ahora,las reflexionesdeHartmannya no secircunscri-ben al mismo marco.El interésporla verdadha dejadopasoal interéspor el valor. Puesbien,el giro que la filosofía, y dentrode la filosofía lareflexión estética,ha tardadotodo estetiempoen llevar acabono tieneun paralelo equivalenteen lo queal arte se refiere. Del mismo modoquela intuición artísticade Platónreservóel fuego de suhogueraparadar luz a la miradadel arte, otrosartistashanexpresadopor medio desusobrasunainquietudsemejante.

Nos interesade un modo especialparanuestrotrabajoconsiderarelsesgoqueen la literaturaespañolasehadadoal tratamientode esedo-blemundo,real y aparente,enel quesedebateel hombre.A las ecuacio-nesluz-sol-verdady fuego-sombra-aparienciadel mundogriego, la cul-tura españolales añadeun nuevonúcleo significativo, formuladopormediode] conjuntoluz-sol-viday fuego-sombra-muerte.

Desdela perspectivacalderoniana,por ejemplo, el problemade laverdadde estemundo cambiade sentido.La vida, estavida, instanteyfugacidad,essueño,tránsito hacialaotra vida, la trascendentequesólo

2 HARTMANN, N.: Estética. Méjico. UNAM. 1977.

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alcanzaráquienhayaconducidosusueñohaciaun despertarpositivo.En Segismundoencontramosunaréplicadel prisionero de la caver-

na, cargadode cadenas,iluminadosólopor una«caducaexhalación,pá-lida estrella,/ queen trémulosdesmayos/ pulsandoardoresy latiendorayos,/ hacemás tenebrosa/ la oscurahabitacióncon luz dudosa»3Mássus tribulacionesno se reducena la contemplaciónde sombras,sulibertadno consisteen ver el sol. ParaSegismundoel sueñono es sóloun problemade conocimiento,trassufilosofía no alientael ideal del sa-bio, ni siquierael del hombrevirtuoso,amantedel bieny la verdad.Se-gismundosueñasuvidadesdela perspectivade la muerte.Su sueñosó-lo cobra sentidodesdeun punto final que valoriza su existenciay laremitea la «verdaderavida».

La viña essueñoestáconcebidadesdelo queseconocecomo la pro-blemáticadel «mito de laexistencia»4.En estemitologema,laexistenciahumanase haceconscientey se expresapor medio de unanarraciónquese apartade todo intento reflexivo o discursivoparaseraprehendi-da, de modoevidenteeinmediato,en cuantodestinocomúna todos.Laconsecuenciaqueel hombre extraedesu ineluctabledestinoes la pre-existenciade unaculpaquele hacemerecedorde tal castigo.

Segismundodama:«quédelito cometí!contravosotrosnaciendo>’;yél mismoseda la respuesta:«aunquesi nacíya entiendo¡ quédelito hecometido(...) puesel delito mayordel hombreeshabernacido».5

En un bello juego de contrastes,Calderónponeen bocade Clotaldola coincidenciaentreel destinoindividual de Segismundoy el destinocomúndel hombre:

~‘Clotaldo.—Sisabesquetusdesdichas,Segismundo,son tan grandes,queantesde nacermoriste,por ley delcielo; si sabesqueaquestasprisionessonde tusfurias arrogantesun freno que las detengay una ruedaquelas pare¿porquéblasonas?”6

Ante lo ineluctablede la «ley del cielo» Segismundoseconvierteenun nuevo Prometeocuya rebelión cambiade sentidoy afectaal propiohombre:

CALDERON DE LA BARCA, P.: La vida essueño. BuenosAires. Losada.1947. Jorna-da primera,pág. 15.

KERENJY, K.: La penadePrometeo.Recogidoen «FI mito dela pena».Caracas.Mon-te Avila Ed. 1970,pág. 93.

CALDERON: Obracitada,jornadaprimera,pág. 15.6 Idem, pág.20.

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«Segismundo—Puesqueya venceraguardami valor grandesvictorias,hoy ha de serla másaltavencermea mi.»

«El vivir sólo essoñan’paraCalderóny «el hombrequevive sueña!lo queeshastadespertan’~.Un despertarqueacabaconla vida del quesueñay quele permiteel accesoa la vidaverdadera.

La vida comovalor, la muerteencuantolímite y contrapuntoqueca-lifica un determinadovivir, el sueñoencuantoalusión metafóricaaunenfrentamientoconlo verdaderoéticoy no sólo gnoseológico,represen-tanalgunasde las notasquemarcanlosderroterosculturalesen losquesegestay sedecantaelpensamientode Unamuno.

ParaUnamuno«la historíaes resoñarla»~,el personajees un sueñode su autor, el hombre,un sueñode Dios. La luz, en cambio, escrea-ciónde Dios, de eseDios españolcuyocredoexplicitaen las páginasfi-nalesde Niebla:

«Puessi, soy español,españolde nacimiento,de educación,de cuer-po, de espíritu,de lenguay hastade profesióny oficio; españolsobreto-do y antetodoy el españolismoesmi religión, y el cielo en quequíerocreeresunaEspañacelestialy eterna,y mi Dios un Dios español,el deNuestroSeñorDon Quijote; un Dios quepiensaen españoly en españoldijo: ¡seala luz!, y suverbo fue verbo español...»IO.

Junto a la luz que creaese Dios españolqueprocedede las letrashispanas,NuestroSeñorDon Quijote, junto a la luz! verdaddel arte,Unamunoseñalala nieblaqueenvuelveal hombre:

«Y porestoosdigo, lectoresde mi “Niebla”, soñadoresde mi Augus-to Pérezydesumundo,queestode la niebla,estoes lanivola, estoes laleyenda,estoes la historia, lavida eterna.»”

Luz y sombra,realidady apariencia,verdady engaño,sueñoo vigilia,nieblao claridad,sonconflictosde aquí,podríamosdecirdel creadordedestinoqueesel hombre,al margende surealidadtrascendente.

La metafísicaoccidental se ha visto sacudidaen sus cimientosdes-puésde la revoluciónnietzseheana.La crisis del logocentrismoha inva-lidadoesametafísicabasadaen un logosdivino que,en cuantogarantedel ordenestablecidorepresentabala instanciasupremade la racionali-dad. En virtud de esteLogos-vida-oralidadquecaracterizabatodo unmundode esencias,de verdaderosentes,se establecía,amodo de con-frontaciónespecular,otro mundo,elde lapalabraescrita-muertey, porlo tanto,mundono-verdadero,asimilableal mal.

Idem, Jornadatercera,pág.91.8 Idem, Jornadasegunda,pág. 65.

UNAMUNO, M. de: Niebla Madrid. Espasa Calpe.1939, pág. 21.~ Idem, pág. 152.

Idem, pág. 25.

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La lenguahabladaen cuanto presenciaviva y cargadade sacralidadle haconferidoa laescrituradurantemileniosconnotacionesnegativas,de ausencia,de no-verdad.

Porun ladoel Verbo,porotro el Libro Sagradoque,en cuantodocu-mentorecogela Ley Divina, perono es la Ley Divina, sino suEscritura.Suserquedacaracterizado,así,por un no ser.Ahorabien,lapérdidadeesaposicióncentralquehaciadel Logosel punto en torno al cual gira-ba el pensamientoeuropeoha modificado las formasde pensamientohabituales[2.El discursofilosófico de hoyno permiteespejismosen arasde la verdady el texto, cualquiertexto, se convierteen «virginidad quesolitariamente,anteunatransparenciade la miradaadecuada,sehaco-mo dividido ella mismaen susfragmentosde candor,uno y otro, prue-basnupcialesde la Idea.”’3

Nuestromomentocultural ve en el escritorun creadorde antimun-dosquesólo creandosecrea.Un forjador detextosen los queseentre-tejesu propiaexperienciaenunaceremoniaala quesenos invita.

La medievalmetáforadel libro de la naturalezaha dejadopasoaunanuevaconcepciónen la queautory lector seviven en el texto. Salenaflote asílas relacionesentrela literaturay la vida comointerrogantesalos queurgehallar algunarespuestay, en último término, se pretendevolver a plantearla cuestiónbásicaa la que ha de enfrentarsetodoaquel queestáinvolucrado en algún génerode reflexionesculturales:¿Quées la literatura?

Lasmodernasfilosofíasdel texto hanformuladode maneraexplícitaalgo que en nuestraopinión se percibeen gran partede la escrituraunamuniana.En el EpilogoaLa novelade Don Sandalio,jugadorde aje-drezsenosdice: «Todopoeta,todocreador,todonovelador—novelarescrear—, al crear personajesse estácreandoa sí mismo, y si le nacenmuertoses queél vive muerto».’4Y antes,en unade las cartasqueelmisteriosoprotagonistaescribea su amigo Felipe encontramos:«Yo,por mi parte, si se meocurrierainventarunateoríasociológica,la apo-yaríaen hechosde mi invención,segurocomoestoyde quetodo lo queun hombrepuedeinventarha sucedido,sucedeo sucederáalgunavez.»’5

El textovieneaserasíun abismoalquelectory autorse asomanpa-ra buscarse,un espejoque en lugar de reproducirimágenesilusoriasprovocael autoexameny conduceal reconocimiento.

A las preguntas¿Entede ficción? ¿Entede realidad?16 con las quesehacenexplícitaspuntualizacionessobrela historiade Niebla al comien-

12 DERRIDA, J.: De la granzatologfa.BuenosAires. Ed. Siglo xxi. 1971.‘~ MALLARME, 5.: El «Libro»; editado por J. Scherer, Gallimard, pág. 386. citadopor

DerridaenLa diseminación.Madrid.Editorial Fundamentos.1975,pág. 269.~ UNAMUNO: La noveladeDon Sandalio,jugador deajedrez.En «San Manuel Bueno

Mártir y treshistoriasmás».Madrid.EspasaCalpe.1942. Pág.96.‘~ UNAMUNO: Idem,pág. 78.

6 UNAMUNO: Niebla,pág. 20.

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zo del libro, Unamunorespondecontodasuobra,perode un modoes-pecial nos interesala transparenciade las últimas frasesqueAugustoPérez, ¿entede ficción? le respondea Miguel de Unamuno, ¿entederealidad?

«¡Crearmeparadejarmemorir! ¡Usted también se morirá! El quecreasecreay el quesecreasemuere. ¿Moriráusted,Don Miguel; mori-rá ustedy morirántodoslos queme piensen! lA morir, pues!»’~

Nos hallamos,sin duda, ante la clave del encuentrocreadorqueelpensamientounamunianonos propone.Y decimosencuentro,no razo-namiento,ni exposición,ni demostraciónde ningúntipo, puesal modocomo las formassurgendeentrelaniebla,de súbito,el textonos preci-pita en sutotalidadhacia la imagende la muerte.

La mentehumanaha formuladoa lo largode la historia esteenfren-tamientocon la muertepor medio de un conjuntode representacionesprocedentes,bien del ámbito sacral, o delarte y que,por lo común,seagrupanbajola denominaciónde la categoríapsicológicadel doble)8A éstapertenecenlos llamados«colossos»,estatuasde piedraen lasqueapenasse esbozabala figura humanay cuyo fin era sustituiral ca-dáverdesaparecidoy aplacarcon ello a quien no se hablantributadohonrasfúnebres.

El almaestambiénun dobleespiritualdelcuerpo,quetrasla muertese convierteen un merodespojodelque fue.

Sueño,en tantoquehermanogemelode la muertey similaraella, ysombra,en tantoquela mitadno iluminadaqueseune indisolublemen-te al cuerpoquele da origen,sonotrasfonnulacionesde esedoble,queimplica presenciay ausencia,quesólo es en tantoque le da sentidosupropiono ser.

La literaturagrieganosofreceun bello ejemplode estecarácteram-bivalentey sustitutorioquela mentehumanaconfierea talesrepresen-taciones.En el Alcestesde Eurípides’~,Admetose lamentade la muertedesuesposay anunciaquemandaráesculpirsuimagenenmármolpa-ra quele sirva de frío consuelo.La esculturaseconvierteasí,no enunasimple estatua,sino en un doblede la desaparecida,cuya función va asertanto compensarsu ausenciamediantela evocacióny el recuerdo,cuantoevidenciarla falta de vida por medio de la frialdad del mármol.

Por suparte,el doblecomo elementoliterario adoptacaracterísticaspeculiares:no es ya la representaciónde un muerto,sino la irrupciónen el mundodelprotagonistadeunafigura de idéntico aspecto,un ge-melo inseparablequevive los mismosacontecimientoscotidianosy lepersigueala manerade un testigopermanente.

‘~ UNAMUNO: Idem,pág. 154.

‘8 VERNANT, J. P.: Mytbeet penséediezlesGrecs.París.Ed. Maspero.1965. (Haytrad.

española:BarcelonaEd.Ariel. 1973).‘< FURIPIDFS:Alcestes,384-54.

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Freuddice, basándoseen los estudiosde Otto Rank,que: «El doblefue primitivamenteunamedidade seguridadcontra la destruccióndelyo, un enérgicomentísala omnipotenciade la muertey probablementehayasido el alma inmortal el primer doble de nuestrocuerpo».Peroconcluyeque«de un aseguradorde supervivenciaseconvierteen un si-niestromensajerode la muerte.»20

El propio Otto Rank explicaque,psicológicamente,«el doble indicael eternoconflicto del hombreconsigoy con los demás,la luchaentresu necesidadde semejanzay su deseode diferencia(...) conflicto quelleva a la creaciónde un doble espiritualen favor de la autoperpetua-ción, y en abnegacióndel doblefísico quesignificamortalidad».21

La aparicióndel dobleen la literaturatieneportantoun sentido:ex-plicita el conflicto del hombreantela muerte,traeantenosotrosunafi-guraconla queel escritorluchay sedebate,de aspectoincierto,desco-nociday amenazadora,perotan inseparablementeunidaasudestino,yal nuestro,queal mirarla frentea frente nosreconocemosen ella.

Cuandoel misteriosoprotagonistade La novelade Don Sandalio,ju-gador de ajedrezconocequeDon Sandalioha muertoen la cárcel, pri-mero manifiesta:«ha querido encarcelara la muerte.¿Resucitará?».Yen la cartasiguientele comentaasuamigosutriste divagarde solitariopor los cafés:«Hablagrandesespejos,algoopacos,unosfrenteaotros,y yo entreellos meveía variasvecesreproducido,cuantomáslejosmásbrumoso,perdiéndomeen lejaníascomo de triste ensueño.iQué mo-nasteriode solitarios el queformábamostodaslas imágenesaquellas,todasaquellascopiasde un original! Empezabaya adesasosegarmees-to cuandoentró otro prójimo en el local, y al ver cruzarpor el vastocampode aquelensueñotodassusreproducciones,todossusrepetidos,me salí huido.»??

En el laberinto de espejosunamunianolas figurassedesdoblany seempañanporquela nieblalas desdibuja;o la locura, como es el casodelBlasillo de San Manuel BuenoMánir En cuantodoblestestimonianeleternodebatequeen lo másprofundo del hombremantienensus afa-nes de eternidady su concienciade finitud; doblesdel anhelo,de laamargura,otros yo tan evidentesquehacenmásclara nuestralocura,nuestradificultad de ver con claridada travésde la niebla:

«Y en aquel momentopasópor la calle Blasillo el bobo, clamandosu: “¡Dios mio, Dios mío!, ¿porquémehasabandonado?”Y Lázaroseestremeciócreyendooír la voz de Don Manuel, acasola de NuestroSe-ñorJesucristo.»23

Blasillo damaladesesperaciónde su otro yo SanManuel. El loco y

30 FREUD, S.: Lo siniestro.Barcelona. Cálamus. 1979. Pág. 23.2’ RANK, Otto: El doble.Buenos Aires. Ediciones Orión. [976. Pág. 1922 UNAMUgO: La novelade Don Sandalio...,pág. SSyas.

‘~ Idem: SanManuelBueno...,pág.42-43.

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el santose nos presentanasí como semejantes,como reflejosde unamismarealidadhumana.Y éstaes segúnUnamunoun misterio.

En la autocríticaal estrenode su drama«El Otro»en 1932 podemosapreciarconclaridadcómoel trasfondode problemasquelatíaenmu-chasde susobrassehaceaquíexplicito:

«Mas respectoal protagonistamasculinode mi —“misterio le he he-cho llamar— El Otro, mehabrotadode la obsesión,mejorquepreocu-pación,del misterio—no problema—,de lapersonalidad,del sentimien-to congojosode nuestraidentidady continuidadindividual y personal.»>24

Abiertamenteel autor nos enfrentaasí a un problemaquees tantosuyocomo nuestro:el del misteriode la personalidadhumana,el de lapropiavida y, en último término,el de lamuerte.Tal misteriotomafor-ma, imagen,a travésdel arte. El propio Unamunonos advierteen otrapartede esamismaautocríticaquesu manerade expresarloes estéticay queun público no debejuzgarlo con criterios éticosqueen verdadtendríanmásqueverconla lógicaqueconel arte.

En el senode esametafísicalogocéntrica,cuyamuerteacontecepa-rejaala muertede Dios,queNietzscheanuncia,el artetieneun caráctersuplementario,de doble de la realidad. El abismoentre aparienciayrealidad,entremundoaparentey serverdadero,separael arte,en cuan-to reflejo y fantasía,del cosmosy de las esencias.El hombrese hadeba-tido, pues,durantesiglos entrela aceptaciónde la verdado la acepta-ción de la verosimilitud, y la reflexión en tomo a lo bello o al artehasido, en consecuencia,ontologíade la belleza,teoría del arte, inclusocrítica, pero no estética.

La estéticapropiamentedichanacede la eliminacióndel mundover-dadero,al queNietzscheserefierecomola historia de un error25,y delestablecimientode unagenealogíade los valores.Estegiro sitúa en elhombremismo el poder generadorde los valores,establecela transva-luaciónno comoun cambioenelordende los valores,sino comoel de-venirde la ley quelos crea,y elartesetransformaen el organondela fi-losofia. Estéticaes,apartirde Nietzsche,creatividad;las fronterasentrearte y filosofía se desdibujan,se aspiraal filósofo artista, se proponeuna metafísicadel artista. Ahora bien, una vez eliminada la divisiónmundo real!mundoaparente¿quénosqueda?

La respuestade Nietzschees la de un hombreconcebidomásallá desus fronteras,pero esasfronterasson humanas,no trascendentesunhombre«humanodemasiadohumano»,encerradoen sus limites, peroalegreen la aceptaciónde su destino.Paraesesuperhombre,el arteya

24 Idem: ObrasCompletas.Madrid. Afrodisio Aguado. 1958.vol. xií, pág. 80.25 NIETZSCHE,F.: «Cómo el “mundo verdadero”termina pordevenirfábula.Historia

de un error’. (La voluntad de Poder nY 567-568. Año 1888). V. Martín Hiedegger, obracitada.

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no es reflejo, ni dobleexterno> sino explicitaciónde una multiplicidadunificadaquelateen lo másprofundodelyo y del mundo.

Creemosque la estéticade Unamunoparticipa en gran medidadelos presupuestosnietzscheanos,si bienencontramosquemantieneca-racterísticaspropias que le confieren rasgosnetamentepersonales.TambiénUnamunofilosofa desdeel arte,tambiénsuhombreseenfren-ta al logocentrismodolorosamente,pero su resultadono es un super-hombrequeamaalegresudestino.La sabiduríatrágicade Sileno espa-ra Unamunopuntode partida>no meta,de sus inquietudes.De acuerdoconesalíneacalderonianaala quehemosaludidomásarriba, la certe-zade la aniquilaciónno es aceptadapor nuestrofilósofo conalegrefa-talidad,sino que la vida setransformaen un sueño,ahoraya sin unatrascendenciaque le confiera valor. La vida sigue siendosueño>peroantela posibleausenciadel soñador,los personajesse transformanen«sombrasde sueños»,figuras fugacesde un espejovacio. La muerteesasípuntode partida,fundamento,la figuracentralen torno ala quevana girar las sucesivasimágenesdel laberinto de espejosde la estéticaunamuniana.

Cadapueblo,cadacultura elaborapeculiaresvisionesde la muerte.Parael griego>por ejemplo,la vida esel valormáximo y supérdidaalgoquede ninguna manerapuedeversecompensado.Aquiles dice en laOdisea:

«¡No me eches a cuestas la muerte, oh noble Odiseo!Prefierosermozode cuadray vivir al serviciode un pobrelabriego>sin muchoquellevar a la boca,en vez de reinar sobreesosmuertos,puebloextinguido.»26

Estesentimientovitalista origina un modo peculiarde representa-ción: la muerte,Thánatos,hermanadel sueño,Hypnos,e hija de la no-che,Nyx, adoptala figura de un geniecillo, un pequeño>portadorde unaantorchainvertida.También Mercurio, el dios psicopompo,conductorde las almashaciael reinode Hades,serepresentageneralmentecubier-to por un mantoen el quesedibujan llamasinvertidas.El sentidosim-bólicodel fuegovivificador se transforma>cambiandosudirección,paraexpresarun mensajecontrario.

Enel Medioevolamuerteessólo un tránsito,un puntoqueseparalavida de la tierra delavida eterna,un pasoquellevaal cielo o al infierno;se concibecomounafuerzacósmicaqueacabaconla carney disponeal espíritupararecibirsurecompensao sucastigo.De un modocontra-rio, el hombredel Renacimientoreafirmasu individualidadtambiénenlo que respectaal temade su extinción. Su enfrentamientolúcido a laexistenciale lleva a verseante su propio cadáver.Nacen entonceslasdanzasde la muerte,representacionesen las que cadahombre,rico o

26 Odisea; (XI, 488 ss.).

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pobre,clérigo o seglar,joven o viejo seve enlazadoenunadanzamaca-bra con suesqueleto.La muerteadoptaa partir de estosmomentoslafiguraquenosesmásconociday asuimagenhuesuda,se añadeprontola guadaña,queen la iconografíaanteriorera un atributo reservadoaCronos27

El hombreimaginala muertecomosueño,o sientela vidacomounaenloquecedoradanzacon supropio esqueleto,pero aparteestasrepre-sentaeíonesíconográficasen las quela muertese personificacomoele-mentoseparado,tenemostambiénmuestrasde otramanerade afrontarel problemaen la quela muertequedaimbricadaen la vida misma.Seconcibeentoncesla vida como un juegoen el quela partidaes amuer-te. En algunastumbasegipciassehanencontradorepresentacionesdeldifuntojugandoal ajedrez(Nakhet,1.420a.C.,Neferronpet,XIX.a dinas-tía). El hecho de añadiral repertorioiconográficode la muerteel jue-go de ajedrezintroduceenelconjuntoun nuevoelementosimbólico.Ala angustiaanteunaextinciónsegurae ineluctable,a lacertezadel aca-barse—a la necesidad—se añadeel sentimientode queese aconteceres imprevisible,dequeinclusoel fin es imprevisible,se añadeel azar.

Nietzschey Mallarmé recogendesdela filosofía y la literatura las in-quietudesque,alo largode milenios,el hombrehaplasmadoen imáge-nes.La partida,estavez de dados,esparaellosun símbolode lo huma-no, del pensamiento!existencia.En la tiradadedadossecombinanazary necesidadyel jugadorsecomprometeenella, vivesujuegoa lavez fu-gazy eterno.

Parael primerola tiradade dadosimplica unaaceptacióngozosadelazaren la queno secontraponenlos dostérminos.ParaMallarméel jue-go de dadosseconvierteen un intentode abolicióndel azar.Necesidadremiteaun ordendeesenciasal queseaspiraen cuantoúnicomodopo-sible de rescatarde sucontingenciaaljugadormediantela tirada.28

En nuestracultura española,Unamunoaportanuevasreflexionesaestosmismosconflictos. La novela de Don Sandalio,eseDon Sandaliodobley reflejo de un autorquesesueña,se leey seescribe,es la novelade un jugadorde ajedrez:

«El problemamáshondode la novela,o seadel juegode nuestravi-da (...) esun problemade personalidad,de sero no ser(...) essi somosmásqueajedrecistas,o tresillistas,o tutistas,o casineros.»29

A las preguntas¿entede ficción?, ¿entede realidad?,ya formuladas,parecensuperponerseestasotras: ¿Quiénes Don Sandalio?,¿QuéesDon Sandalio?y, porextensión,quiénesy quésomostodosnosotros,re-

27 BIALOSTOCKI, J.: Estilo e iconografía. Barcelona.Barral. Ed. 1972. Sobrela icono-grafíade la muerteen el Renacimiento:PANOFSKL, E.: Estudiossobreiconología. Madrid.Alianza, 1972 y WIND, E.: Los misterios paganosdel Renacimiento.Barcelona. Barral Ed.1971.

28 DELEUZE, G.: Nietzsche.Barcelona. Editorial Anagrama.1971. Pág 40.29 UNAMUNO: La noveladeDon Sandalio...,pág. 91.

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flejos soñados,doblesu originales de nuestroprotagonista,jugadorestodosde unaextrañapartidaen la quedominaun enigma.

En la partidade ajedrezunamunianase advierteunapresenciaquetrasciendelos planteamientosde Nietzschey de Mallarmé. El jugadorde dados, solo, lanzabasus tiradas. Su individualidad le enfrentabaaunanecesidady a un azarnegadoso aceptados.Unamuno,en cambio,nossitúaantela presenciade unafuerzaquegravitasobreazary sobrenecesidad,quegobiernael juego. Don Sandalio,el jugadorde ajedrez,esedoble amenazadorquesepierdeen unagaleríade espejosempaña-dos es,él mismo,unaimagende la muerte.Jugadorquejuegaunapar-tida con supropio destinode sueñoy sombra.

Todo hombre,todoDon Sandalio,juegasujuegocon lamuerte,tien-de adarlejaquemate,aabolir lanecesidadconel azar.Ella, la muerte,essu permanenteobsesión,sueternoamor, sueternadesposada:

«Yo me figuro queparaDon Sandaliono hubootra ella que la reinadel ajedrez,esareinaque marchaderecha>como unatorre, de blancoen negroy de negro en blanco»—unamuertequees, a la vez inelucta-ble, necesidad—«y a lavez de sesgocomo un obispoloco y elefantino,de blancoen blanco o de negro en negro»; —y es azar— «esareinaquedomina el tablero,pero acuyadignidadde imperio puedellegar> cam-biandode sexo,un triste peón. Estacreoque fue la únicareinade suspensamientos».30

En la leyendade Midasy Sileno reconocíaNietzschela profundidaddel alma griega,el amorala vida, la conciencialúcidadel dolorde exis-tir y el posotrágico queempujóa todoun pueblohacialas grandesma-nifestacionesteatralesde la tragediaática. La afirmaciónde la vida selograbapor medio del arte y el dolor de existir iba aadquirir rango detragediapor virtud de la forma teatral.En los ritos agrarios,queimpli-cabandecadencia,despedazamiento,muertey resurrección,yquesees-cenificabanen el templodurantelas fiestasestacionales,latíael germende lo que,no sabemosexactamentecómo,llegó aserel teatro.31

De igual maneraqueparael griegovida y muertetienenpeculiarsig-nificado,el españolcreao filosofa enfrentadodignay dolorosamenteasu destino.Maria Zambrano32ha visto hastaqué punto tiene la muerteparael españolun sentidoespecifico.DesdeSénecahastaAntonio Ma-chado,desdela Hispaniaromanahastala Españade la generacióndel98, la historia nosenfrentaa un modode pensary de sentir la vida des-de la muerte,desdeel acabarsede cadauno. El estoicismoespañolvie-ne a ser, en consecuencia,unadisposiciónserenahacia la aceptacióndel fin, unadisposiciónquenacedel ateísmoo, por lo menos>de ladu-

30 Ibidem.

~‘ NIETZSCHE, E,: El nacimientode/a tragedia. Madrid.Alianza Editorial. 1973.22 ZAMBRANO, M.: Obras reunidas.Madrid. Editorial Aguilar. 1971. Pág. 299.

“ MACHADO,A.: Poesíascompletas.Madrid.EspasaCalpe.1940. Pág. 141.

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daante la trascendencia,y que impulsaal hombreespañolasacrificarla vida sin resistenciaapenas.

Séneca,el anónimoautor de la Epístola moral a Fabio, MachadooGaldós,sonlos nombressobrelos queMaría Zambranonoshacerepa-rar en suensayo.Nosotrosrecordamoslos versosmachadianos:«Esatufilosofía! quellamasdiletantesca,¡voltariay funambulesca>/ gran DonMiguel, es lamía»33,y nospermitimosincluir aUnamunoen esalista deespíritusdesazonadosanteunareligiosidadquenaufragay unasereni-dad imposible,o paradecirlocon palabrasde la propiaMaría Zambra-no, entreEstoicismoy Cristianismo.

La miradaqueenfrentala muertegenera,pues,en nuestroartey ennuestrafilosofía unaimagenquea la vez las fecunday les confierepro-fundidad insondable.El sentimientotrágicode la vida no es,en últimotérmino,otracosaquelarenovadaformulaciónde la imagende esarei-na del ajedrezque«no tieneel busto,los senos>el rostrodemujerde laesfingeque se asientaal sol entrelas arenasdel desierto,perotiene suenigma».34

Ana María LEYRA SORIANO

“ UNAMUNO: La noveladeDon Sandalio...,pág. 91 y ss.