Esquema oración semana de la familia.ocx

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Oración XXXV Semana de la familia Diócesis de Cádiz y Ceuta - Comienzo del acto (en pie) Canto de entrada: “Reunidos en el nombre del SeñorSale el sacerdote Bienvenida del sacerdote (Sentados) Palabras de explicación sobre la semana de la familia: Celebramos un año más la semana de la familia. En nuestra diócesis, es la XXXV semana que tiene lugar, esta vez, bajo el lema “La verdad del amor humano”. La semana de la familia tiene como fin celebrar juntos la alegría de la fe en familia, rezar juntos por ella y evangelizar por medio del testimonio. En efecto, durante esta semana, se trata, por un lado, de celebrar, orar y vivir juntos, reflexionar, y disfrutar en familia. Esto nos hará estar más en comunión con el Señor, con la Iglesia y entre nosotros. De esta manera, también pretende esta semana ser un momento fuerte de evangelización, en que, por medio de nuestro testimonio, podamos anunciar a todos, el valor de la familia, como verdadero don de Dios, la dignidad de la persona humana, desde su concepción hasta su muerte natural, anunciar que es posible vivir la familia como verdadera Iglesia doméstica, en la que los niños conozcan a Dios desde pequeños y se rece en familia; en definitiva, proclamar que “el Señor está grande con nosotros y estamos alegres”. Dispongámonos a comenzar esta celebración, con el corazón abierto y dispuesto a recibir las gracias que el Señor nos quiera conceder, y tengamos presentes en nuestra oración a todas aquellas familias que pasan dificultades, que no tienen fe, pero que están tan cerca de nosotros. - Procesión con un icono de la Sagrada Familia y flores “Queremos comenzar este momento de oración, introduciendo este icono de la Sagrada Familia. Que ellos sean nuestro modelo, nuestros intercesores. Que cada familia se asemeje cada día más a la familia de Nazareth”. Procesión con el icono y flores llevado por una familia. Se pone en lugar visible, cerca del altar. - Mientras entra el icono, se va cantando una canción: “Como el Padre me amó” - O leyendo lo siguiente: De Benedicto XVI sobre la familia: “La familia es un fundamento indispensable en la sociedad y los pueblos, así como un bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la vida como fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Como puso de manifiesto Jesús honrando a la Virgen María y a San José, la familia ocupa un lugar primario en la educación de la persona. Es una verdadera escuela de humanidad y valores perennes. Nadie se ha dado el ser a sí mismo. Hemos recibido de otros la vida, que se desarrolla y madura con las verdades y valores que aprendemos en la relación y comunión con los demás. En este sentido, la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer expresa esta dimensión relacional, filial y comunitaria, y es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral.(Cf. Homilía en la Santa Misa del V Encuentro Mundial de las Familias, Valencia, 9 de julio de 2006).

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Oración – XXXV Semana de la familia

Diócesis de Cádiz y Ceuta

­ Comienzo del acto (en pie)

Canto de entrada: “Reunidos en el nombre del Señor” – Sale el sacerdote

Bienvenida del sacerdote

(Sentados) Palabras de explicación sobre la semana de la familia:

Celebramos un año más la semana de la familia. En nuestra diócesis, es la XXXV semana que tiene

lugar, esta vez, bajo el lema “La verdad del amor humano”.

La semana de la familia tiene como fin celebrar juntos la alegría de la fe en familia, rezar juntos por ella

y evangelizar por medio del testimonio. En efecto, durante esta semana, se trata, por un lado, de celebrar,

orar y vivir juntos, reflexionar, y disfrutar en familia. Esto nos hará estar más en comunión con el Señor, con

la Iglesia y entre nosotros. De esta manera, también pretende esta semana ser un momento fuerte de

evangelización, en que, por medio de nuestro testimonio, podamos anunciar a todos, el valor de la familia,

como verdadero don de Dios, la dignidad de la persona humana, desde su concepción hasta su muerte

natural, anunciar que es posible vivir la familia como verdadera Iglesia doméstica, en la que los niños

conozcan a Dios desde pequeños y se rece en familia; en definitiva, proclamar que “el Señor está grande con

nosotros y estamos alegres”.

Dispongámonos a comenzar esta celebración, con el corazón abierto y dispuesto a recibir las gracias

que el Señor nos quiera conceder, y tengamos presentes en nuestra oración a todas aquellas familias que

pasan dificultades, que no tienen fe, pero que están tan cerca de nosotros.

­ Procesión con un icono de la Sagrada Familia y flores

“Queremos comenzar este momento de oración, introduciendo este icono de la Sagrada

Familia. Que ellos sean nuestro modelo, nuestros intercesores. Que cada familia se asemeje

cada día más a la familia de Nazareth”.

Procesión con el icono y flores llevado por una familia. Se pone en lugar visible, cerca del altar.

- Mientras entra el icono, se va cantando una canción: “Como el Padre me amó”

- O leyendo lo siguiente:

De Benedicto XVI sobre la familia: “La familia es un fundamento indispensable en la sociedad y

los pueblos, así como un bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la vida como fruto del

amor, de la donación total y generosa de los padres. Como puso de manifiesto Jesús honrando a

la Virgen María y a San José, la familia ocupa un lugar primario en la educación de la persona.

Es una verdadera escuela de humanidad y valores perennes. Nadie se ha dado el ser a sí mismo.

Hemos recibido de otros la vida, que se desarrolla y madura con las verdades y valores que

aprendemos en la relación y comunión con los demás. En este sentido, la familia fundada en el

matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer expresa esta dimensión relacional, filial y

comunitaria, y es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse

de un modo integral.” (Cf. Homilía en la Santa Misa del V Encuentro Mundial de las Familias,

Valencia, 9 de julio de 2006).

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­ Proclamación del Evangelio (en pie)

Lc 2, 41-52: El niño Jesús perdido y hallando en el templo: “Los padres de Jesús solían ir cada

año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta

según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén,

sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada

y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a

Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los

maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados

de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

-«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»

Él les contestó:

-«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»

Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su

autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en

estatura y en gracia ante Dios y los hombres.”

Pequeña homilía (sentados)

­ Exposición del Santísimo (de rodillas)

Exposición del Santísimo + canto: “No adoréis a nadie” (Pange Lingua, Cantemos al Amor de los

Amores)

Adoración y silencio

Lectura de la palabra de Dios (desde el sitio, no desde el ambón)

Gn 2,20-24: El hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre. El hombre dijo: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne.» Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

Pequeña reflexión – silencio – canto: “Sólo hay una cosa importante” (Danos un corazón,

Donde hay caridad y amor, Como brotes de Olivo, Ubi Caritas, Nada te turbe)

De la homilía de Benedicto XVI en el VII Encuentro Mundial de las Familias en Milán, 2012.

El proyecto de Dios sobre la pareja humana encuentra su plenitud en Jesucristo, que elevó el matrimonio a sacramento. Queridos esposos, Cristo, con un don especial del Espíritu Santo, os hace partícipes de su amor esponsal, haciéndoos signo de su amor por la Iglesia: un amor fiel y total. Si, con la fuerza que viene de la gracia del sacramento, sabéis acoger este don, renovando cada día, con fe, vuestro «sí», también vuestra familia vivirá del amor de Dios, según el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret. Queridas familias, pedid con frecuencia en la oración la ayuda de la Virgen María y de san José, para que os enseñen a acoger el amor de Dios como ellos lo acogieron. Vuestra vocación no es fácil de vivir, especialmente hoy, pero el amor es una realidad maravillosa, es la única fuerza que puede verdaderamente transformar el cosmos, el mundo. Ante vosotros está el testimonio de tantas familias, que señalan los caminos para crecer en el amor: mantener una relación constante con Dios y participar en la vida eclesial, cultivar el diálogo, respetar el punto de vista del otro, estar dispuestos a servir, tener paciencia con los defectos de los demás, saber perdonar y pedir perdón, superar con inteligencia y humildad los posibles conflictos, acordar las orientaciones educativas, estar abiertos a las demás familias, atentos con los pobres, responsables en la sociedad civil. Todos estos elementos construyen la familia. Vividlos con valentía, con la seguridad de que en la medida en que viváis

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el amor recíproco y hacia todos, con la ayuda de la gracia divina, os convertiréis en evangelio vivo, una verdadera Iglesia doméstica (cf. Exh. ap. Familiaris consortio, 49). Quisiera dirigir unas palabras también a los fieles que, aun compartiendo las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia, están marcados por las experiencias dolorosas del fracaso y la separación. Sabed que el Papa y la Iglesia os sostienen en vuestra dificultad. Os animo a permanecer unidos a vuestras comunidades, al mismo tiempo que espero que las diócesis pongan en marcha adecuadas iniciativas de acogida y cercanía.

Pequeña reflexión – silencio – canto: “Hay un Corazón que mana”

Peticiones espontáneas + canto: “Escucha Señor, mi voz, óyeme. Escucha, Señor mi voz. Señor

ampárame”

Oración final (todos juntos):

Oh, Dios, que en la Sagrada Familia

nos dejaste un modelo perfecto

de vida familiar vivida en la fe

y la obediencia a tu voluntad.

Ayúdanos a ser ejemplo de fe y amor

a tus mandamientos.

Socórrenos en nuestra misión

de transmitir la fe a nuestros hijos.

Abre su corazón para que

crezca en ellos la semilla de la fe

que recibieron en el bautismo.

Fortalece la fe de nuestros jóvenes,

para que crezcan en el conocimiento

de Jesús.

Aumenta el amor y la fidelidad

en todos los matrimonios,

especialmente aquellos que pasan por

momentos de sufrimiento o dificultad.

Unidos a José y María,

te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo,

nuestro Señor. Amén.

Benedicto XVI

Bendición: Se puede bendecir a cada familia con el Santísimo

Reserva + canto: “Majestad”

­ Salve Regina

Salve, Regina, Mater misericordiæ, vita, dulcedo, et spes nostra, salve. ad te clamamus exsules filii Hevæ, ad te suspiramus, gementes et flentes in hac lacrimarum valle. Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte;

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et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exsilium ostende. O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria

­ Rosario por la familia

También puede rezarse el Rosario en familia y por la familia, durante la exposición del Santísimo.

­ Misterios gozosos:

1er misterio: La encarnación del Hijo de Dios: «Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has

hallado gracia delante de Dios: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por

nombre Jesús. Dijo entonces María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu

palabra».(Lc 1, 30-38)

Pidamos al Señor por medio de la Virgen comprender el valor sagrado de la persona humana

desde su concepción hasta su fin natural.

2º misterio: La Visitación de la Virgen María a Isabel: «Y en cuanto oyó Isabel el saludo de

María, el niño saltó de gozo en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando en

voz alta, dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí

tanto bien, que venga la madre de mi Señor a visitarme?». (Lc 1, 41-43)

Pidamos por todas las madres embarazadas, por aquellas que lo están pasando peor, las que

están solas, por aquellas que piensan en abortar: que sepamos ayudarlas y sientan el apoyo de

la Iglesia.

3er misterio: El nacimiento del Niño Jesús: «Y sucedió que, estando en Belén, le llegó a María la

hora del parto, y dio a luz a su Hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un

pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada». (Lc 2, 6-7)

Pidamos por todas las familias, para que estén abiertas a la transmisión y cuidado de la vida,

para que reciban los hijos que Dios les conceda con responsabilidad y alegría.

4º misterio: La presentación del Niño Jesús en el templo y la purificación de María. «Y

cumplidos los días de la purificación, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor, y

para presentar como ofrenda un par de tórtolas o dos pichones, según lo mandado en la Ley del

Señor». (Lc 2, 22-24)

Pidamos que la familia sea verdadera Iglesia doméstica, en que se viva la fe como fundamento.

Por los abuelos, los padres y los niños.

5º misterio: El Niño Jesús perdido y hallado en el templo: «Cuando tuvo doce años, subieron a

la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en

Jerusalén, sin que lo advirtiesen sus padres, y ocurrió que, al cabo de tres días, lo encontraron

en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles». (Lc 2, 42-46)

Oremos por los matrimonios sin hijos, por los niños que han perdido a sus padres, por los

matrimonios separados o en dificultad.

Letanías