ESPECIALIZACIÓN DOCENTE

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1 EDUCARTE EDUCACIÓN ARTÍSTICA ESPECIALIZACIÓN DOCENTE Dosier del módulo 1 CONTENIDO

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EDUCARTE

EDUCACIÓN ARTÍSTICA

ESPECIALIZACIÓN DOCENTE

Dosier del módulo 1

CONTENIDO

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Contenido

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................................. 3 ¿CÓMO USAR ESTE DOSIER? ......................................................................................................................... 4 Capítulo 1 ...................................................................................................................................................... 4 UNIDAD I: Enfoques pedagógicos y psicopedagógicos de la educación artística .......................................... 5

Lectura 1. La Educación Artística desde la óptica del Arte Contemporáneo ............................................. 5 Lectura 2. La eduación biocéntrica: una apuesta en escenarios de formación ciudadana y comunitaria. 9

1. El paradigma cartesiano y sus implicaciones en los procesos de formación ..................................... 9 1. 1 La discusión entre razón y emoción .............................................................................................. 10

Lectura 3. Reaprendizaje de la afectividad para la prevención de la violencia: una perspectiva biocéntrica ............................................................................................................................................... 15

UNIDAD II: Prácticas significativas en educación artística. .......................................................................... 21 Lectura 1. El arte comunitario: origen y evolución de las prácticas artísticas colaborativas ................... 22

1. Arte y comunidad ............................................................................................................................. 22 2. Mirando a los 70: contexto social del arte y participación .............................................................. 24

Lectura 2. Arte, enseñanza y comunidades: tejiendo relaciones ............................................................ 26 Contextualizando ................................................................................................................................. 26 Noción primera .................................................................................................................................... 26 El arte en la educación ......................................................................................................................... 27 La idea de comunidad .......................................................................................................................... 28 Arte, educación y comunidad. ............................................................................................................. 30 Naranjas como metáfora. .................................................................................................................... 32 Desconstruyendo verdades .................................................................................................................. 33 Frutos de las naranjas .......................................................................................................................... 34 Intentando un remate .......................................................................................................................... 35

Lectura 3. Fundamentación de Somos Voz-Iguales pero diferentes. Arte y construcción de ciudadanía en escuelas. ............................................................................................................................................. 36

UNIDAD III: Metodologías contemporáneas de la educación artística. ....................................................... 42 Lectura 1. La evaluación de la educación artística en la escuela primaria. ......................................... 43

Lectura 2. Evaluación por competencias. ................................................................................................ 49 UNIDAD IV: Bases Epistemológicas de la Investigación en Educación. ........................................................ 56

Lectura 1. Investigación en educación artística y formación de docentes en artes plásticas. ................. 57 1 Investigaciones en arte – educación en Brasil .................................................................................. 58 2. Investigación educativa basada en las artes .................................................................................... 61

Lectura 2: La investigación basada en las artes. Propuestas para repensar la investigación en educación ................................................................................................................................................................. 66

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. .................................................................................................................. 90

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INTRODUCCIÓN El Módulo I constituye la base epistemológica para todos los módulos de esta formación por lo que en él se

exploran los cinco Ejes Transversales de esta formación y las implicaciones que tienen en el enfoque de la

educación artística escolar en las áreas de la música, el teatro, la danza y las artes plásticas, las cuales forman

parte de la asignatura de Educación Artística en el currículo nacional.

Este módulo también da respuesta a las preguntas ¿Qué es la educación artística y cuáles son los recursos para

la planificación didáctica y su desarrollo en el aula y centro escolar basados en enfoques contemporáneos

desde las necesidades, intereses, problemas, riquezas y realidades locales? ¿cuáles son los enfoques

pedagógicos, cuándo se instalaron y en qué contexto histórico se establecieron? que definen la práctica

pedagógica del docente.

Para contestar estas preguntas la primera unidad Enfoques pedagógicos y psicopedagógicos de la Educación

Artística se enfoca en descubrir cómo aprendimos sobre las artes (educación estética y cultural) y basa su

estrategia pedagógica en promover que las y los especialistas docentes lleven a cabo la revisión autobiográfica

de la construcción de su propia práctica pedagógica, analizando los cambios paradigmáticos en educación

artística a lo largo de la historia, los discursos estéticos contemporáneos, su incidencia social y cultural y las

implicaciones que esto tiene en la educación artística contemporánea y para la planificación didáctica en

contextos locales.

En la segunda unidad se analizan las Prácticas Significativas en Educación artística. Se introduce la perspectiva

de las artes en el currículo escolar. Funciones, lenguajes y los valores del arte, lo cual se profundiza en los

módulos subsiguientes de cada especialidad y se continua la exploración de acciones lúdico-artísticas

educativas que permita reconocer la función del arte como área formativa en los niveles formal y no formal, la

tecnología como recurso y complemento de la acción artística y la importancia del arte como integrador de

eventos y soluciones a problemas de la escuela y comunidad.

La tercera unidad comprende el estudio de Metodologías Contemporáneas de la Educación Artística y se

enfoca en el planteamiento de un Perfil metodológico para la enseñanza y la evaluación en educación artística

bajo criterios específicos que permita al profesorado poner en contexto su enfoque metodológico desde las

necesidades, intereses, problemas y riquezas de sus comunidades.

La cuarta y última unidad desarrolla las Bases Epistemológicas de la Investigación en Educación Artística

contrastándola con la investigación en las ciencias humanas y sociales, los antecedentes y elementos de las

metodologías artísticas de la investigación y de la investigación educativa basada en las artes.

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¿CÓMO USAR ESTE DOSIER? Este dossier es una compilación de lecturas, algunas de las cuales serán desarrolladas en las jornadas

presenciales del módulo 1, por lo que es un material de apoyo importante y que siempre debe

acompañar al participante.

Las lecturas que no son desarrolladas en clase, son valiosos extractos sobre las temáticas desarrolladas en

las cuatro unidades de la formación presencial. Es imperativo que los participantes continúen su proceso

de auto formación y profundicen en los fundamentos teóricos ya que las horas destinadas a la formación

presencial son insuficientes para alcanzar la complejidad de la teorización sobre la educación artística.

El arte no es vacío, el arte no es una mera habilidad motríz, es como cualquier otro campo del

conocimiento, que cambia constantemente y necesita de actualización permanente. Si a esto sumamos la

educación, encontraremos que hay una infinidad de posturas y planteamientos que deben ser analizados

por los educadores para poder hacer innovaciones en su práctica profesional.

Capítulo 1

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UNIDAD I: Enfoques pedagógicos y psicopedagógicos de la educación artística

Lectura 1: Acuña C. (2015) La Educación Artística desde la óptica del Arte Contemporáneo. Recuperado desde: http://www.dislocacion.cl/pdf/C_Rodriguez-La_Educacion_Artistica-.pdf Resúmen: En esta lectura se plantea el nuevo significado de la educación artística desde la óptica del arte contemporáneo, su autora es mágister en Historia del arte y propone que la eduación artística no se separe del resto de asignaturas, asi como los nuevos objetivos que persigue la educación artística en la actualidad. Lectura 2: Estrada M. (2008) La eduación biocéntrca: una apuesta en escenarios de formación ciudadana y comunitaria. International Biocentric Foundation. Escuela colombiana de biodanza. Recuperado desde: http://biodanzacolombia.com/tienda/es/home/73-la-educacion-biocentrica-una-apuesta-en-escenarios-de-formacion-ciudadana-y-comunitaria.html Resúmen: Esta lectura explica la importancia del enfoque de la eduación biocéntrica y la importancia de la corporalidad en la construcción del ser que permita desarrollar líderes comunitarios e institucionales, creatividad, trascendencia y afectividad frente a sí mismos, a los otros, a su campo de acción, a la realidad y al planeta. Lectura 3: Perlo C. (2013). Reaprendizaje de la afectividad para la prevención de la violencia: una

perspectiva biocéntrica. Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación-IRICE- Conicet

Extracto de el documento:

http://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/3873/Congreso_CIAPOT-_Ponencia_Perlo_Lopez_romori

ni_19_de_marzo.pdf?sequence=3

Resúmen: profundizar desde una perspectiva biocéntrica, lo que parece presentarse como estrecha relación entre estas concepciones de poder subyacentes y una práctica vincular de negación del otro, donde fertilizan las situaciones de violencia. La violencia es el producto de creer que podemos ser sin el otro, de que el otro poco o nada tiene que ver conmigo y más aún de que el otro no soy yo. Este mundo misteriosamente entrelazado, en donde podemos reconocernos como individuos diferentes, solo encontrará paz y armonía cuando podamos vivir en él, comprendiendo que el individuo es lo indiviso, lo que no se puede dividir

Lectura 1. La Educación Artística desde la óptica del Arte

Contemporáneo

El arte hoy significa mucho más que esa gran obra de arte expuesta en un espacio destinado al arte. En

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ese sentido, ciertas obras catalogadas en revistas internacionales sobre el tema se contraponen a

instancias de difusión del arte que se nos presenta como una experiencia estética sublime.

Hoy el arte es un canal de expresión, conceptos, información, actualidad, historia; el arte hoy se puede

manifestar a través de diversos lenguajes, los cuales a lo largo de la historia han derribado los límites que

lo encasillan como una mera manualidad o un acto de creación de los elegidos, que requiere sólo de

juicios estéticos para ser apreciada. Sin embargo, para la realidad de muchos y el discurso de otros, el

mundo del arte sigue siendo un espacio hermético.

Es entonces cuando la función de la educación artística es el crear espacios reflexivos en torno a las artes

visuales, generando análisis de los proyectos artísticos, tanto los que son desarrollados por artistas

visuales, como los que trabajan los alumnos de forma individual o colectiva.

Los planes y programas elaborados por el MINEDUC2 entregan de manera clara cuales son los objetivos y

contenidos mínimos que deben ser abordados en cada subsector, en el caso de artes visuales hay una

definida orientación hacia la percepción visual, la capacidad crítica y autocrítica, la expresión visual de

ideas y emociones.

De muchas maneras se le ha llamado a la educación artística y cada una de esas denominaciones, se ha

generado también por objetivos particulares. En los inicios de los noventa la asignatura se denominaba

dibujo y estaba orientada al desarrollo solo de este lenguaje. Posteriormente en la mitad de los noventa

se acuño el término de artes plásticas incorporándose, durante ese período, una mayor cantidad de

áreas como la escultura y el grabado. Actualmente y dado los diversos lenguajes contemporáneos, la

asignatura ha terminado por denominarse “artes visuales”. Lo que vendría a comunicar, que su principal

objetivo es conocer la visualidad de la contemporaneidad y ejercer un pensamiento crítico basado en la

experiencia estético sensible, manejando, además, los acontecimientos históricos que la gatillan.

Los programas claramente se han dirigido cada vez más hacia el trabajo en donde se desarrollen diversas

aptitudes de los alumnos y se proponen actividades creativas y didácticas para que el profesor desarrolle,

trabajando tanto con la historia del arte como los movimientos actuales, entonces ¿por qué se sigue

viendo el ramo de artes visuales con suma liviandad? Se piensa que si eres bueno dibujando te debe

gustar arte o al menos irte bien. Se piensa que el ramo de artes es un ramo para sacarse buenas notas

por rayar una croquera. En ocasiones los profesores de arte son un parche en los colegios que sirven

para hacer afiches, mascaras y escenarios para las conmemoraciones importantes. Es indignante que el

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director3 de un colegio no tenga la cultura para entender las sensibilidades, apreciaciones culturales y

contenidos transversales que se pueden aplicar desde las artes. Por lo general, los profesores de arte son

los que se ganan la plata por hacer dibujitos.

Un profesor de arte no educa pensando en futuras generaciones de artistas, sino educa generando

reflexiones por medio del arte, esperando que los alumnos vayan más de una vez al museo y puedan

entender, decodificar, criticar, apreciar, resolver lo que se plantea en una obra, lo cual es el objetivo

general de los planes y programas. Ahora bien, las realidades son disímiles. Pensar la educación

artística en Mulchén4, no es lo mismo que pensarla en Concepción y claramente no será lo mismo

que si se piensa en Santiago. Pero debemos pensarla bajo el mismo canon de enseñanza. Al pensar

qué enseñamos como profesores de arte también debemos pensar un contexto en el cual se insertan

los adolescentes y entender cuál es la reflexión que se quiere generar.

Educar en el arte contemporáneo, pensado en los procesos de producción, significa enseñar en un

contexto en donde coexisten varios protagonistas: el profesor, los alumnos, el colegio, las familias, el

entorno, las influencias socioculturales, el estado, entre otros.

Cada uno de estos “agentes” cumple un rol específico en el desarrollo de la educación. En el caso de las

artes el entorno y las influencias socioculturales determinan en gran medida cual es la cultura visual que

tienen los alumnos.

Por otra parte, las familias establecen un patrón de conducta sobre las apreciaciones, el valor por

la cultura, la disciplina y el respeto hacia las diferentes opiniones. Los colegios son los que

determinan una estructura de aprendizaje, algunos enfocados a potenciar las habilidades

artísticas, otros que enseñan desde el pensamiento artístico y otros en donde es solo un ramo que sobra

en la malla curricular, donde cualquier profesor puede tomar esta asignatura, así sobre ese terreno se

comienza a enseñar.

2 MINEDUC, Ministerio de Educación en Chile es el encargado de asegura un sistema de educación equitativo y de calidad, el cual diseña y propone los contenidos mínimos obligatorios que deben ser aplicados en el sistema educacional en todos los niveles de enseñanza. Las prácticas artísticas contemporáneas parecen ser lejanas al mundo de la sala de clases, aun cuando el

modo de operación de éstas puede responder a una muy disciplinada manera de ver el trabajo artístico

en educación. Proponer el riguroso trabajo del artista chileno, Alfredo Jaar como ejemplo de producción

y concretarlo en una actividad de instalación no solo significaría conocer la forma de realizar una obra

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contemporánea, sino también supondría algunos objetivos transversales tales como: conocer la

producción artística de Alfredo Jaar o realizar una investigación a priori de una problemática puntual y

generar una solución estética comprometida y fundamentada de su obra.

Para terceros y cuartos medios existe un plan y programa diferenciado de artes visuales que propone un

módulo de Audiovisual y dentro de sus contenidos aborda lenguajes como el video arte, el cine, el

diaporama y la fotografía. Estos lenguajes son utilizados cotidianamente por los adolescentes a través de

herramientas tecnológicas como cámaras fotográficas, celulares e Internet. Aquí, por ejemplo, el lenguaje del video arte podría ser un soporte activo para desarrollar un

ejercicio artístico en la clase de arte.

En este caso resultaría interesante trabajar con propuestas como las de la artista visual Ingrid Wildi y

enfrentar un video documental relacionando los procesos de la imagen y la visualidad que este implica,

como el registro y la imagen en movimiento, aplicando temáticas que se relacionan con el tema de la

identidad, la memoria y los desplazamientos.

Temas que pueden ser documentados desde una óptica crítica social o desde una óptica crítica estética

como podría ser el caso del lenguaje de las instalaciones o intervenciones. Presentar, por ejemplo, el

proceso creativo de las instalaciones de Thomas Hirschhorn para analizar y entender su resultado,

demostraría la capacidad que tiene el arte contemporáneo para legitimarlo como metodología de la

enseñanza. De esta manera, la enseñanza de las artes visuales, podría proponer

una clase de educación artística teniendo una base teórica, histórica y práctica que plantee,

constantemente, lo que está haciendo un artista hoy.

Si la educación por el arte no fuera una asignatura aislada y se pudiera trabajar en paralelo con los

contenidos de historia o de lenguaje sin duda podríamos tener una masa crítica muy interactiva. Situar al

alumno en una década, supongamos del siglo XX, representa una cartografía de hechos en la literatura,

3 Específicamente, directores de colegios particulares pagados o particulares subvencionados, en donde la educación funciona

como una empresa, los alumnos como dígitos, los profesores como obreros y lo que prima son los resultados SIMCE (Sistema de

Medición de la Calidad de la Educación) y PSU (Prueba de Selección Universitaria).

en la historia, en la música, en el cine, en el arte que daría una panorámica completa del pensar de

un siglo y también quedaría más que claro el término vanguardia.

Para concluir debo recordar que la enseñanza del arte en si conforma una herramienta

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sensibilizadora a través de la cual podemos motivar otros aprendizajes y reflexiones. En si la educación

artística estimula el razonamiento crítico y que a través de las practicas contemporáneas, sus

metodologías de producción, investigación y propuestas estéticas generan el conocimiento a través de la

lectura de las imágenes promoviendo no solo un entendimiento iconográfico, sino una apropiación

cultural del lenguaje de la visualidad actual y del ayer.

4 Mulchén se ubica al sur del río Bío-­­Bío en la octava región, tiene una población de 30 mil habitantes aproximadamente.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

1. Después de haber realizado la lectura ¿para que crees que sirve la educación artística en el

currículo nacional actualmente?

2. Menciona 3 cambios que harías en la asignatura de educación artística para mejorarla.

Lectura 2. La eduación biocéntrica: una apuesta en escenarios de formación ciudadana y comunitaria.

1. El paradigma cartesiano y sus implicaciones en los procesos de formación

Los paradigmas existentes e inscritos culturalmente tienen su influencia en lo que las personas piensan y

por supuesto en sus modos de actuación. Es por esta razón, que me parece importante traer a colación

uno de los modelos de pensamiento que ha marcado con tanta fuerza la cultura occidental, para poder

apreciar sus implicaciones en los procesos de formación.

Al hacer referencia al paradigma cartesiano, inscrito en la filosofía racionalista moderna, cuyo iniciador es

Descartes, es clave señalar que su planteamiento está centrado en hallar un fundamento del

conocimiento que garantizara la certeza de éste.

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Popularmente se le recuerda con su famosa frase “pienso luego existo” la cual nos llega de manera

espontánea como frase de cajón que se ha quedado grabada en nuestra memoria casi sin ninguna

reflexión, ignorando quizás el poder casi absoluto que le otorga a la mente y el efecto de una existencia

supeditada al intelecto.

De esta manera, la experiencia del pensamiento científico en occidente, ha puesto su foco, en procesos

racionales que garanticen pretensiones de validez y de verdad, durante dos siglos aproximadamente. Por

tanto, la subjetividad y con ella, todas las dimensiones que también constituyen lo humano, como lo

afectivo-emocional; lo socio – cultural; lo corporal – cenestésico y lo espiritual – trascendente, se han

relegado en el acto de conocer y de relacionarnos con el mundo.

¿Cuál es esa herencia entonces que traemos de tiempo atrás? Para ilustrarlo, traigo a colación la

siguiente precisión “El paradigma cartesiano separa al sujeto del objeto con una esfera propia para cada

uno: la filosofía y la investigación reflexiva, por un lado, la ciencia y la investigación objetiva por el otro.

Esta disociación atraviesa el universo de un extremo a otro: sujeto / objeto; alma/ cuerpo; espíritu /

materia; calidad/ cantidad; finalidad / causalidad; sentimiento / razón; libertad/ determinismo; existencia

/ esencia. (Morin, 1999, p 9)

Como lo señala el mismo autor “este paradigma determina una doble visión del mundo, en realidad, un

desdoblamiento del mismo mundo: por un lado, un mundo de objetos sometidos a observaciones,

experimentaciones, manipulaciones; por el otro un mundo de sujetos planteándose problemas de

existencia, de comunicación, de conciencia, de destino.” p.10

1. 1 La discusión entre razón y emoción Esta dicotomía tan marcada ha permitido profundizar en unos aspectos del ser humano y en una de las

maneras en que conoce el mundo, pero ha descuidado durante siglos otras dimensiones.

El hecho de haber centrado su mirada en la dimensión mental - cognitiva del ser, ha traído inmensos

progresos en el campo científico y tecnológico, pero ha generado al mismo tiempo, un opacamiento y

una invisibilidad a problemáticas fundamentales como la incapacidad y el debilitamiento en la creación

de vínculos sanos y amorosos, la falta de conmiseración entre los seres humanos y la falta de conciencia

ética, que amenazan la vida de las personas y la vida del planeta.

En especial podemos mencionar que la complejidad referente a la condición humana, se ha quedado por

fuera de la clásica oposición mente – cuerpo y en esa medida lo socio - cultural, lo afectivo y lo espiritual

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– trascendente, se escapan a esa mirada obtusa que ve en el cuerpo sólo un sustrato biológico y unas

estructuras anatómicas que lo sostienen y en la mente quizás un cerebro que piensa, pero que pareciera

no sentir.

Cuando revisamos este predominio de la dimensión racional en los procesos de formación y

particularmente en los ámbitos educativos, queda fácil comprender el énfasis que se da a algunas

materias y a la adquisición de ciertos conocimientos; además nos puede resultar consecuente que los

procesos de aprendizaje privilegien el análisis, la comparación, la repetición y puede incluso parecer

extraño que un concepto pueda apropiarse mediante un juego. Y eso que en estas dos últimas décadas

hay mayor reconocimiento de otras dimensiones y de otras propuestas pedagógicas.

Pero como dice Morin,” el hombre de la racionalidad es también el de la afectividad, del mito y del delirio

(demens). El hombre del trabajo es también el hombre del juego (ludens). El hombre empírico es

también el hombre imaginario (imaginarius). El hombre de la economía es también el de la

“consumación” (consumans). El hombre prosaico es también el de la poesía, es decir del fervor, de la

participación, del amor, del éxtasis. (…)” p. 29

Y más adelante continúa señalando que “hay una relación manifiesta o soterrada entre la psiquis, el

afecto, la magia, el mito, la religión; hay a la vez unidad y dualidad entre homo faber, homo ludens, homo

sapiens y homo demens. Y en el ser humano, el desarrollo del conocimiento racional – empírico - técnico

no ha anulado nunca el conocimiento simbólico, mítico, mágico o poético. (Morin, 1999, p.30)

Sin embargo, aunque el desarrollo racional no socava lo simbólico y lo afectivo, hemos asistido desde

hace muchos años a un mundo donde “las emociones han sido desvalorizadas en favor de la razón, cómo

si ésta pudiese existir con independencia o en contraposición a ellas.” (Maturana, 1996, p. 242).

En este sentido, son varios los autores que nos invitan a reflexionar sobre las consecuencias que ha

tenido este paradigma en la visión tan reduccionista de la condición humana y los efectos en un

conocimiento cada vez más especializado, pero al mismo tiempo más fragmentado, lo que ha permeado

los escenarios educativos, familiares y sociales.

Lo humano permanece cruelmente dividido, fragmentado en pedazos de un rompecabezas que

perdió su figura. Aquí se enuncia un problema epistemológico: es imposible concebir la unidad

compleja de lo humano por medio del pensamiento disyuntivo que concibe nuestra humanidad

de manera insular por fuera del cosmos que lo rodea, de la materia física y del espíritu del cual

estamos constituidos, ni tampoco por medio del pensamiento reductor que reduce la unidad

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humana a un substrato puramente bio- anatómico. (…) La complejidad humana se vuelve así

invisible y el hombre se desvanece “como una huella en la arena”. Además, el nuevo saber por no

estar religado, tampoco está asimilado ni integrado. (Morin, 1999, p.23)

La cultura occidental alimentada por el racionalismo aristotélico, cartesiano y el judeo – cristianismo, ha

puesto las bases tanto para ganar en logros técnico – científicos, pero también para mantener una

incapacidad de sentir nuestra corporalidad.

Y esta escisión entre mente y cuerpo; entre razón y emoción ha campeado en escenarios académicos, en

medios laborales y en ambientes familiares. “Desde pequeños se nos dice que debemos controlar o

negar nuestras emociones, porque éstas dan origen a la arbitrariedad de lo no racional” (Maturana, 1996,

p.243)

Desde este aprendizaje, nos comportamos en el medio social, prefiriendo competir, destacándonos por

ideas nuevas y productivas, mostrando títulos y acreditaciones y la imagen de un cuerpo, según los

estándares del momento, pero ocultando nuestra vida emocional y toda su expresividad.

De esta manera entonces y sin pretender justificar la trayectoria educativa formal o semiformal, ¿cómo

podríamos asistir a procesos de formación que rescataran las demás dimensiones del ser en los procesos

de aprendizaje?

Podríamos decir, revisando la historia de la cultura occidental, que la conciencia corporal ha tenido

fuertes fundamentos y estrategias desde la forma en que nacemos los seres humanos, la educación que

recibimos y la inserción en la cultura, para reprimir y para ignorar nuestra unidad con la naturaleza y el

universo.

Así, nuestro cuerpo “la mayor parte del tiempo, duerme apagado por el barullo de la mente, por el

diálogo incesante de la razón consigo misma. Somos –los de vida occidentalizada- un manojo de lenguaje,

conceptos, ideas, dando tumbos en una cabeza que pesa demasiado.” (Baena, 1996, p.10)

Hemos estado durante muchos años muy lejos de una concepción integral del cuerpo, porque el cuerpo

físico es apenas el aspecto más externo y tangible de otras dimensiones que se interrelacionan con él y le

dan sustento. Como lo son lo afectivo – emocional; lo socio-cultural; lo mental - cognitivo y lo espiritual –

trascendente.

Es paradójico entonces, después de todo lo que ha enfrentado el ser humano en su desarrollo

tecnológico y científico en el camino hacia la civilización, vernos abocados a armas nucleares, guerras,

depredación de la naturaleza, nuevos virus, amenazas en la economía, muertes, conflictos étnicos,

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políticos y sociales.

En tal sentido, esta lógica racional tan ejercitada en los avances científicos, pareciera demostrarnos que

urge una comprensión mayor, un despertar de

conciencia, una apuesta por integrar nuestras, pero casi desconocidas, dimensiones de lo humano.

¿Qué ha pasado entonces con la humanidad de esta especie humana? “si las culturas son redes de

conversaciones en las que coordinamos nuestro hacer y nuestro emocionar” (Maturana, 1996, p.252)

Parafraseando a este autor, me pregunto ¿dónde se quedó enredado el emocionar de éstas culturas?

¿Acaso sólo le dimos cabida al hacer? ¿Dónde quedó la ética como habitantes de esta tierra?

En fin, son múltiples las preguntas que dan vueltas a la hora de plantear y sentir la esencia de lo humano.

También surgen inquietudes frente a los procesos educativos, a la diferenciación entre la enseñanza de

las ciencias naturales y las ciencias humanas; al pensamiento tan compartimentalizado entre las mismas

ciencias humanas; al énfasis en la transmisión de saberes desde una lógica racional y al débil fomento o

la poca receptividad de las propuestas, que incluyen pedagogías activas, constructivistas y vivenciales.

Así las cosas, hay múltiples técnicas y herramientas para analizar, para investigar, para apropiarnos de un

conocimiento, pero en su gran mayoría sólo pasan por la razón. Nos informamos con datos, estadísticas,

conceptos y leyes. Nos preparamos para analizar, deducir, comparar y hasta para hacernos ciudadanos.

Quizás se ha avanzado mucho respecto a las competencias intelectuales y tecnológicas que exige un

mundo gobernado por la razón, por la necesidad de tener certezas, de verificar y de “producir” con el

conocimiento que emerge. Pero me pregunto ¿dónde quedan las habilidades interpersonales,

intrapersonales y transpersonales? En un mundo tan gobernado por la razón ¿dónde queda la conciencia

ecológica, la conciencia ética, la trascendencia del ser y su mundo afectivo?

Quiero sumar a estas inquietudes, una pregunta formulada por Maturana en una charla sobre “El amor y

el origen de la humanidad” dictada en Alemania en 1988, es decir hace 20 años y que hoy sigue cobrando

vigencia para inquietarnos y continuar encontrando pistas “¿ por qué esta falta de visión del papel

fundamental del amor, que como dominio de las acciones que constituyen al otro como un legítimo otro

en la convivencia, da a la vida humana su carácter particular como constructo estético, espiritual y

ético?” (1996, p.252)

Al respecto, entre las posibles razones que el autor plantea, aparece una que tiene que ver justamente

con lo que se ha venido encontrando y es que pertenecemos a una cultura que ha devaluado las

emociones, donde las emociones son una molestia que interfiere con la racionalidad.

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De otro lado, se encuentra con una historia cultural muy particular que se ha filtrado en todos los

espacios

“Tenemos miedo de las emociones porque las consideramos rupturas de la razón y queremos

controlarlas. Creo que el deseo de controlar las emociones tiene que ver con nuestra cultura

orientada a la dicotomía de lo bueno y lo malo. (…) Desde el momento en que uno mira a los seres

humanos constituidos en lo bueno y lo malo y se vive en la lucha entre el bien y el mal, se pierde la

confianza en lo humano y lo natural (…) La educación pasa a ser un modo de controlar la maldad,

talvez de guiar hacia la bondad, pero sobre todo de controlar la maldad. En un momento histórico

como el nuestro, descendiente del período histórico de la ilustración, parece que la maldad se

controla con la razón y que la razón nos acerca a lo bueno. El resultado es que vivimos en lucha

contra las emociones en el supuesto de que ellas nos alejan de la razón y nos acercan a lo arbitrario

que es lo malo”. (Maturana, 1996, p.47)

Retomando la presencia de este paradigma cartesiano en los procesos de formación, vemos que es difícil

o más bien inusual en ellos, que la aprehensión del conocimiento pase por nuestra subjetividad, por

nuestro cuerpo y por nuestros sentidos.

Esta lógica racional por supuesto, también se ha hecho presente en los métodos de investigación como el

enfoque cuantitativo, que está buscando verdades y asuntos que pueda observar, verificar y explicar

desde afuera, sin un compromiso intersubjetivo. Y en este punto la paradoja es total, cuando

encontramos la siguiente expresión “El primer conocimiento del mundo, anterior a la palabra, es el

conocimiento por el movimiento” (Toro, s.f. p.4)

Es aquí donde se abren caminos que posibilitan ingresar a otros lenguajes y a otras esferas todavía poco

exploradas, que van a fundamentar propuestas donde tengan cabida la dimensión interna y subjetiva de

la realidad social, las demás dimensiones del ser, como lo afectivo- emocional, lo sociocultural, lo

corporal – cenestésico y lo espiritual - trascendente y podamos reconocer sin temores, que lo humano no

se constituye exclusivamente desde lo racional y que esta multidimensionalidad va a tener unos canales

de expresión en lo creativo, lo sexual, lo vital, lo afectivo y lo trascendente que además son complejas, se

interrelacionan y obedecen a un contexto cultural, ahora cada vez más, bajo la sombrilla de un mundo

globalizado.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

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1. ¿Crees que nuestra educación se rige por el paradigma cartesiano? ¿si? ¿no? ¿Por qué? Escribe

dos ejemplos de tu cotidianidad.

2. ¿Cómo incorporarías el enfoque biocéntrico a las actividades en tu salón de clase?

Lectura 3. Reaprendizaje de la afectividad para la prevención de la violencia: una perspectiva biocéntrica

El desencuentro humano es una tragedia que conduce a la violencia y atenta contra la VIDA.

Contexto actual

Una visión panorámica del crítico siglo XX (Touraine 1997, Morin,2002) nos muestra una época signada

por la violencia, la guerra, los totalitarismos y la construcción de una subjetividad empobrecida que

condujo a una afectividad sometida y al desencuentro humano.

La dominación a través de la violencia entra en juego allí donde se está perdiendo el poder, a más

violencia, menos poder (Arendt, 2005). La violencia social y política, el malestar cultural e institucional y

las relaciones competitivas del mundo productivo, socavan la comprensión y tolerancia de las diferencias

y obstaculizan la convivencia.

Asimismo, estas situaciones recurrentes como producto de la interacción social se reflejan y perpetúan

en situaciones de enseñanza y aprendizaje a través de la educación informal. Dewey(1978), señaló

enfáticamente el poder educativo de la acción social. La violencia se enseña y se aprende en el contexto

social actual. Esta realidad deja al descubierto la vulnerabilidad de las instituciones democráticas,

especialmente la educativa, para dar respuesta a esta situación compleja.

Necesitamos reconocer que participamos en una sociedad entramada en la violencia: la descalificación, la

intolerancia, la desconfianza, el abandono, el maltrato, el abuso, la discriminación, el desprecio, la

exclusión y la crítica nunca constructiva siempre destructiva, son parte de nuestros vínculos cotidianos.

Sufrimos y provocamos diversos actos de violencia, que gatillan la negación de la otredad. Esta violencia

más "sutil", que la academia ha llamado "simbólica", opera lenta pero certeramente, corrompiendo la

red vincular en la que todos estamos afectados. Dávila y Maturana (2007) señala que todos necesitamos

ser mirados, reconocidos, tenidos en cuenta, en definitiva, amados. Es en este sentido que negar al otro

se está tornando cada vez más peligroso y violento.

La violencia como negación del otro

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Arendt, (2005) expresa: “donde uno domina absolutamente, falta el otro”. La violencia es el producto de

creer que podemos ser sin el otro, de que el otro poco o nada tiene que ver conmigo y más aún de que el

otro no soy yo. Si bien la tradición psicológica, especialmente al largo del siglo XX, ha generado

destacadas teorías para distinguir certeramente el yo del tú, también durante dicho siglo hubo un

importante despliegue de conocimiento en esta disciplina, al que se sumó la física, biología, sociología y

la ecología entre muchas otras, que nos condujeron a comprender que vivimos inevitablemente en un

mundo tramado por relaciones (Bohr y Heisenberg,1940) Bohm,1988, Morín,1995, Gergen, 1996). Este

mundo misteriosamente entrelazado que la cuántica pudo identificar, en donde nos podemos reconocer

como diferentes partículas/individuos, solo encontrará paz y armonía cuando podamos vivir en él,

comprendiendo que el individuo es lo indiviso, lo que no se puede dividir. Esto significa que, aunque

diversos, ineludiblemente estamos juntos, somos uno, y que lo único que como especie humana nos

resta aprender, es cómo vivir siendo NOSOTROS. Nos sentimos exigidos de esclarecer que la perspectiva

de armonía aquí tomada, se encuentra ligada a la concepción cuántica de unicidad de que ningún modo

niega la diversidad y diferenciación de las subtotalidades (Bohm) dentro de los sistemas, pero sí enfatiza

la inexistencia de “partes” separadas, dualismos y antagonismos que impiden percibir la naturaleza de lo

complexus que reconoce diversidad en la unidad.

Fragmentación y violencia simbólica

La armonía constituye una característica de la naturaleza y la fragmentación es una patología de la

percepción de nuestro ojo observador. En este sentido la violencia social constituye un grave emergente

de la percepción fragmentada de la especie humana.

Una sociedad fragmentada requiere de manera urgente restablecer lazos afectivos y vínculos sociales

inclusivos para proteger la vida y fortalecer la democracia.

Sin ignorar, ni desconocer la violencia en su manifestación física, en este trabajo, nos centraremos en otro

tipo de violencia que Bourdieu (1995), autor clásico de esta problemática, denominó en la década del 70

violencia simbólica. Abordaremos situaciones de violencia que se manifiestan de manera sutil, silenciosa

y naturalizada y toman cuerpo en las conversaciones sociales enmarcadas en el ámbito educativo y

productivo. La violencia, definida por Bohm (1997) como una de las patologías del pensamiento colectivo

fragmentado, pone en evidencia la urgencia de trascender los modos conflictivos de comunicación tales

como, debates toscos y conversaciones improductivas, donde las conversaciones hacen foco en la lucha

estéril por las ideas. Esta situación vuelve imprescindible la transformación de los hábitos sociales

estereotipados, (Bourdieu, 1995), en espacios dialógicos posibilitadores del “pensar juntos”. (Bohm,

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1997)

Violencia y agresividad

Consideramos necesario establecer aquí una distinción entre violencia y agresividad. Desde una

perspectiva etológica, disciplina desde la cual se ha estudiado la conducta animal propia de una

determinada especie, (incluida la humana) y su evolución filogenética, la agresividad constituye un

impulso vital en defensa de lo propio, alimentos, espacio, la propia vida. Es un instinto de conservación

de los organismos en la búsqueda evolutiva de la supervivencia. Se trata de una energía dirigida a la

concreción de una meta fundante, la conservación de la vida y la especie. En un sentido convergente,

otro de los pensadores clásicos de este campo Winnicott (1981) considera a la agresividad como una

fuerza, un potencial que trae el niño al nacer y que podrá expresar y transformar en tanto el medio lo

permita. Si esto no fuera posible el niño reaccionará o bien de manera indefensa y sumisa o bien de

modo antisocial y destructivo. Para dicho autor, el problema no reside en la expresión de la agresividad,

sino en la represión temprana que el entorno ejerce sobre el niño. La represión temprana de la

agresividad constituye el paso de un impulso primario, positivo y necesario para reconocer al otro, hacia

una agresión reactiva negativa frente a un medio que lo reprime. Otro de los principales aportes de

Winnicott (1981) radica en desmitificar la agresividad como un impulso dañino y la plantea como un

camino para el reconocimiento de la alteridad. Autores más recientes como (Chagas Dorrey; 2012) Tanto

Laplanche y Pontalis, (1971) como Pain (1999) afirman que la agresividad puede transformarse en

violencia cuando es reprimida o cuando no encuentra terreno para desarrollarse. En el mismo sentido, la

violencia como comportamiento/actitud emocional, de negación del otro como legítimo otro (Maturana,

1999) es movida por el miedo, el enojo, la desconfianza, la intolerancia y la opresión.

¿Por qué re-aprender la afectividad?

Al nacer somos portadores de una afectividad integrada, producto de nuestra naturaleza biológica y

evolución filogenética. A través del proceso de socialización, paulatinamente el niño es despojado de esta

naturaleza holística comenzando el recorrido de un camino ontogenético de diferenciación y separación.

Si bien este camino es indispensable para la construcción de la identidad y el yo del ser humano, nuestra

cultura ha enfatizado en exceso el mismo provocando una separación dramática entre el yo y la totalidad.

(Böhm). Ésta es hoy la principal característica de lo que denominamos paradigma antropocéntrico.

De este modo el deseo de ejercer dominio sobre los otros, la competencia, la fragmentación que

distingue un arriba y un abajo deviniendo en superioridad y jerarquía, son modos de manipulación de la

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vida en los que enraíza la violencia. Desde esta perspectiva el hombre se concibe separado de la realidad

que observa y domina. El hombre en el centro de la vida vive una ética basada en la razón instrumental

imponiendo una moral, “lo que debe ser, para él”. El mundo entendido como una como máquina, se

organiza a través de organizaciones piramidales, donde el yo transformado en un ego desmedido que no

reconoce a alter, encuentra la mejor tierra fértil para la emergencia de la violencia.

A partir de los desarrollos de varios autores (Sagan 1997, Kimura, 1983, Maturana, 1991, Damasio 2009,

Capra 2009,) podríamos suponer que en la historia de la evolución humana el rápido desarrollo del

cerebro cortical (homo-sapiens) en un período de 300.000 años aproximadamente, en relación al

desarrollo del sistema límbico- hipotalámico y cerebro reptil, que ya llevaba millones de años, ha

obstaculizado una coherente integración de nuestra razón con nuestros instintos y emociones. Es en este

sentido que consideramos que, en el desarrollo de la afectividad, aún nos encontramos ante un largo y

profundo camino evolutivo por transitar que requiere de manera urgente un proceso de re-aprendizaje.

Desde una perspectiva biocéntrica, que pone la vida en el centro, Muir, 1914 Leopold 1949, Toro, 1970,

Cavalcante, Wagner 1997, Diógenes, Arraes, Regina, 2004, se enfatiza el reaprendizaje de la afectividad

basado en una ética que reconoce que somos naturaleza, hebra afectada y afectante de una trama mayor.

El mundo no es una máquina, sino un todo orgánico y viviente, dentro de él las sociedades y

organizaciones constituyen redes que configuran una estructura horizontal, donde la solidaridad intra e

interespecie emerge casi como la única posibilidad de evolución y desarrollo. Desde esta perspectiva

conocer no es un dominio intelectual específico sino vida (Maturana, Varela, 1984). La cognición como

proceso vital incluye pensamiento, percepción, emoción y acción y esto es lo nodal de este

re-aprendizaje.

Se trata de co-gestionar redes afectivas, como modo de producir subjetividades en la comunidad. Esto es,

reconocer la conexión profunda con nosotros mismos, con los otros y con el universo que nos rodea;

como así también, atender a la importancia del vínculo afectivo como principal lazo de toda relación y de

la trama vincular que nos constituye. La perspectiva biocéntrica abona a esta postura (Cavalcante, 2012)

entendiendo que los vínculos que entablamos son del orden afectivo, en tanto pertenecemos a una red

que nos entrama y en la misma medida que ella nos afecta, la afectamos. La no compresión de esta

realidad conduce a la fragmentación, principal germen de la violencia.

Política pública y atención de la violencia

Desde la política pública el problema de la violencia tiene al menos dos posibles vías de abordaje: el

control y la seguridad social y la prevención y reeducación socioafectiva. Ambos no debieran verse como

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antagónicos sino como caminos complementarios de un problema que requiere urgente solución. Ahora

bien, en un contexto democrático atender solo al primero y descuidar el segundo no resulta ni seguro ni

políticamente adecuado; bien sabemos que el control por sí mismo es una solución a corto plazo que

desligada de un proceso de transformación social, puede quedar relegada a la represión que tarde o

temprano retornará en más y peor de lo mismo, otra vez violencia.

Educación biocéntrica y prevención de la violencia

Consideramos que desde el enfoque biocéntrico de la educación podemos contribuir al desarrollo de una

las vías de atención a la violencia arriba señaladas, ya que éste permite co -construir un espacio humano

centrado en la recuperación del profundo sentido de la vida y su resguardo. El prominente biólogo

Francisco Varela (1992) expresó: "Es inteligente aquel que puede vivir en un mundo compartido". Si bien

no desconocemos de la importancia del sistema educativo para la inserción en la vida social y productiva,

consideramos que hoy el principal desafío educativo está centrado en una reestructuración de tipo

cognitivo-vital (Maturana, Varela, 1984) que nos permita recuperar nuestro acoplamiento estructural

entre sistema y entorno para la conservación la vida, en particular la más vulnerable hoy, la especie

humana.

Este estudio busca atender dos de los pilares propuestos por la UNESCO en el Informe Lelors, 1996,

aprender a SER y aprender a VIVIR CON OTROS. Consideramos que estos pilares han sido los más

descuidados por las reformas educativas contemporáneas. Si bien en el contexto de la educación formal,

el tema de los valores y la educación para la ciudadanía han ganado campo en el currículo oficial, el foco

del aprendizaje continúa centrado en un tipo de conocimiento técnico-profesional desconectado de la

vida. Este estudio estará guiado por una concepción donde “el punto de partida de la educación será la

reestructuración cognitiva-afectiva”. Toro Araneda (2007)

A través de este proyecto nos proponemos poner a prueba mediante la investigación-acción, dispositivos

pedagógicos de reaprendizaje de la afectividad, basado en los vínculos donde las personas aprendan: el

reconocimiento del otro como un legítimo otro, el respeto por las diferencias, la escucha atenta, el hablar

cuidadoso; cómo pasar del debate tosco al diálogo generativo, de la competencia a la colaboración, de la

jerarquía a la red, del conflicto a la controversia, del poder como control al poder como influencia

recíproca, de las instituciones patriarcales a las instituciones centradas en la vida. En síntesis,

necesitamos pasar de la sociedad del miedo y el control a la de la confianza y el amor, reconociendo

nuestra participación ineludible en esta construcción.

Los avances realizados en las investigaciones anteriores y los nuevos planteos por los que ellas nos

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orientan, permite plantear las siguientes hipótesis, vinculadas por un lado al fenómeno de la violencia y

por otro al aprendizaje.

Con respecto a la violencia, partimos de suponer que:

- Las concepciones del poder ligadas a la opresión, dominio y jerarquía producen violencia en el

contexto organizativo y constituyen el germen de la violencia social.

- La violencia es un emergente de un colectivo (sociedad) que no puede/sabe moverse como un

todo-coherente.

- La violencia se construye, reproduce y entrama a través de vínculos que niegan la legitimidad del

otro.

- Las personas generalmente observan la violencia como “actos extremos” “ajenos”, “de otros”,

desvinculados de los vínculos cotidianos que ellos mismos entablan.

Con respecto al aprendizaje, partimos de suponer que:

- El reaprendizaje de los vínculos-afectividad desde una perspectiva biocéntrica constituye un

potente punto holográmico para desactivar la violencia social y colectiva.

- El reaprendizaje de la afectividad implica apropiarse una concepción del poder como dominio

personal e influencias reciprocas, donde el reconocimiento del otro como legítimo otro se erige

como el vehículo para la recuperación de una trama.

El abordaje biocéntrico tiene sólidas raíces teóricas que se remontan a principios de siglo XX, Muir, 1914

Leopold 1949. Éste encuentra su concreción metodológica a finales del mismo, Toro, 1970, Cavalcante,

Wagner 1997, Diógenes, Arraes, Regina, 2004. El mismo se lleva a cabo integrando la música, la expresión,

el movimiento y el cuerpo. Este abordaje transciende el cerebro cortical (razón), dirigiéndose de manera

directa al sistema límbico-hipotalámico e induciendo vivencias integradoras que aceleran procesos de

cambio y transformación. Este método centrado en la integración corporo-cenestésica permite que lo

vivenciado en las sesiones de trabajo sea incorporado a actitudes y comportamientos con resultados

concretos y eficaces a nivel biológico, fisiológico y psicológico.

Esta metodología vivencial, que integra emoción y reflexión, y se viene desarrollando en contextos

organizativos nacionales e internacionales con probado éxito, se sustenta en varios desarrollos científicos,

algunos de ellos más recientes, tales como:

- Neuronas espejo: Según las neurociencias, el contacto, la imitación, la observación de conductas

saludables favorecen conexiones neuronales infinitas para el aprendizaje transformativo. Las neuronas

espejos, se activan solo ante procesos de imitación y contacto, y desde tiempos previos a la aparición del

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lenguaje, son las responsables de multiplicar los aprendizajes. De este modo los aprendizajes producidos

desde el movimiento corporal son incorporados de manera eficaz a actitudes y comportamientos, de las

personas.

-Biología del conocimiento: Conocer no es acumular información, es vivir, escuchar e integrar la sabiduría

del cuerpo. El cerebro no es en absoluto la única estructura involucrada en el proceso de cognición. El

sistema nervioso no actúa de forma aislada. Los sistemas nervioso, endocrino e inmunológico funcionan

como una red psicosomática interconectada. Estos procesos propios del flujo del vivir muestran que

existe una inteligencia o solidaridad celular que autoorganiza funciones vitales como el respirar entre

tantas otras y que el aprendizaje no depende solo de las funciones intelectuales.

- Entrelazamiento cuántico: Los descubrimientos de la física cuántica permiten recuperar la relación

parte-todo, cuerpo-materia-energía y comprender que

indefectiblemente todos estamos conectados. Como hebras de una trama, somos producto y

productores de un sistema que sufrimos, en este sentido no será posible transformar un sistema enfermo

sino cambiamos todos y cada uno de nosotros mismos. Este concepto revela la urgencia de recuperar la

coherencia de la especie que hoy vuelta fragmentación atenta contra la vida humana.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

1. ¿Diseña una actividad de aprendizaje donde se utilicen la escucha atenta, el hablar cuidadoso y

un dialogo generativo?

2. ¿Crees que es importante re-aprender la afetividad? ¿Por qué? Ejemplifica con experiencias de tu

práctica

UNIDAD II: Prácticas significativas en educación artística. Lectura 1: Palacios A. (2009). El arte comunitario: origen y evolución de las prácticas artísticas colaborativas. Arteterapia - Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social, Vol. 4/ 2009 (págs: 197-200) ISSN: 1886-6190. Recuperado desde:

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https://revistas.ucm.es/index.php/ARTE/article/viewFile/ARTE0909110197A/8795 Resumen: Este artículo revisa el significado de la expresión arte comunitario, surgida en los años 70,

principalmente en EEUU y Gran Bretaña, para describir unas prácticas artísticas que implican la

colaboración y participación del público en la obra y un intento de alcanzar una mejora social a través del

arte. Se describe el contexto y las ideas artísticas y sociales que le sirven de base, en concreto dos: la

importancia del contexto social de la obra y de la implicación del espectador. El arte comunitario

evoluciona hacia ámbitos institucionales y educativos en los años posteriores y se convierte también en

una referencia para el arte público contemporáneo. Finalmente se describen las principales

problemáticas asociadas a las prácticas artísticas colaborativas.

Lectura 2: Pimentel L., Giraldez A. (2011). Educación artística, cultura y ciudadanía de la teoría a la

práctica. Arte, enseñanza comunidades: tejiendo relaciones (31-38). Organización de Estados

Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) C/ Bravo Murillo, Madrid, España Resumen: En esta lectura se encuentran las nociones o configuraciones acerca de la enseñanza de arte,

como la investigación poética, la escuela como espacio institucionalizado de intercambios y la

oportunidad de construcción de conocimientos legitimados socialmente, la familia como grupo con

constituciones flexibles y el entorno como puntos de intersecciones sociales. El punto de partida es

pensar en el arte, en la enseñanza y en las comunidades como campos esencialmente interrelacionados

Lectura 3: Sanguinetti I. (2011). Fundamentación de Somos Voz-Iguales pero diferentes. Arte y construcción de ciudadanía en escuelas. Recuperado desde: https://pensemosjuntospehuajo.files.wordpress.com/2011/09/microsoft-word-fundamentos-somos-voz1.pdf Resumen: Esta lectura es un registro sobre las actividades de Somos Voz que posibilitan integrar las emociones en acción con un modo de pensamiento complejo y profundo porque se trata de poner colectivamente en juego la inteligencia sensible. La manera en que tradicionalmente se enseñaron la “ciudadanía” y la “ética” olvidó que la relación con el otro se apoya también en las sensibilidades, que surgen, por ejemplo, al dejarse conmover escuchando otras historias y en el intento de pensar y relatar las nuestras. Creemos que el arte es una herramienta fundamental para el desarrollo ético de todo hombre y uno de los motores incuestionables para verdaderas transformaciones.

Lectura 1. El arte comunitario: origen y evolución de las prácticas artísticas colaborativas

1. Arte y comunidad

Gran parte de las prácticas actuales en relación con el arte público, se asocian al término arte

comunitario o arte de la comunidad, traducción del término inglés: community art. En una genealogía del

arte público, el arte comunitario sería el origen del “arte público de nuevo género” (Lazy, 1995) y en

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general de lo que podemos denominar arte público crítico y prácticas artísticas colaborativas.

Pretendemos en este artículo analizar el significado y la evolución del arte comunitario, en Estados

Unidos y Gran Bretaña principalmente, por ser una parte esencial en la evolución del arte público

contemporáneo y por lo tanto una referencia ideológica, metodológica y ética imprescindible para la

documentación y el análisis crítico del mismo. La ausencia en nuestro contexto de una tradición similar a

la del arte comunitario en los países citados no es obstáculo para que ya sea cada vez más común hablar

de “comunidades” en el ámbito artístico, pero también en otros como el educativo o el museístico,

describiendo prácticas que implican la participación, la relación de la educación con el contexto social o

la atención de las instituciones a la diversidad social y cultural del entorno.

No es fácil definir el término arte comunitario. Dependiendo del momento histórico y del lugar podemos

encontrar matices diferentes en su significado que ha evolucionado al tiempo que lo ha hecho la

sociedad y el arte desde finales de los sesenta hasta la actualidad. Arte comunitario puede ser el nombre

que recibe un programa municipal de apoyo a la enseñanza de las artes como medio de desarrollo

cultural, puede hacer referencia a un proyecto de arte público que implique la colaboración y la

participación, o puede equipararse en algunos casos a la animación sociocultural. Puede ser promovido

institucionalmente, por un colectivo de artistas o por una asociación cultural. Puede implicar las artes

plásticas, pero también el teatro, la danza, la artesanía, o las fiestas tradicionales. Algunos autores

apuestan, ante esta diversificación, por términos como Community Cultural Development, “desarrollo

cultural comunitario” (Adams; Goldbar, 2001), o Art Based Community Development “desarrollo

comunitario basado en el arte” (Cleveland, 2002).

En palabras de Sally Morgan, pionera del arte comunitario en Gran Bretaña: “si el arte comunitario es

algo, es la manifestación de una ideología” (Morgan, 1995:18). Una ideología que podríamos describir

como una confianza en la relevancia social del arte y en la posibilidad de alcanzar una auténtica

democracia cultural, es decir, trabajar por una cultura más accesible, participativa, descentralizada y que

refleje la necesidades y particularidades de las diferentes comunidades. Lo que tiene en común todos

estos enfoques es la convicción de que la creatividad posee una fuerza real de transformación social.

Todos los artistas comunitarios, según Morgan, comparten un desacuerdo con las jerarquías culturales,

una creencia en la co-autoría de la obra y en el potencial creativo de todos los sectores de la sociedad.

En relación con el arte público, el término arte comunitario se asocia a un tipo de prácticas que buscan

una implicación con el contexto social, que persiguen, por encima de unos logros estéticos, un beneficio

o mejora social y, sobre todo, que favorecen la colaboración y la participación de las comunidades

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implicadas en la realización de la obra. Estas prácticas implican una revisión de los conceptos

modernistas de artista y de obra de arte. El artista delega parte de sus funciones tradicionales en el

grupo y el concepto de obra artística se transforma por su carácter procesual y de intervención social.

Debido al carácter colaborativo, contextual y social de estas prácticas podemos encontrar también otras

expresiones que establecen conexiones con el arte comunitario como son arte contextual (Ardenne,

2006), arte dialógico (Kester, 2004) o arte relacional (Borriaud, 2007) y por supuesto, arte público de

nuevo género (Lacy, 1995).

2. Mirando a los 70: contexto social del arte y participación

Si queremos indagar las raíces del arte comunitario en relación con el arte público debemos volver la

vista a finales de los años sesenta y principios de los setenta. Hay dos ideas clave para comprender la

evolución hacia nuevas formas de arte: la idea de que el significado del arte debe encontrarse en el

contexto (físico o social) y no en el objeto autónomo y el nuevo interés por el público y por las formas de

implicarlo en la obra. En el efervescente ambiente artístico y cultural de esa década encontramos una

línea artística marcada por la evolución de las prácticas conceptuales, performativas y del arte de acción

hacia al activismo sociopolítico (Felshin, 2001). El cuestionamiento tanto del arte por el arte como de los

valores del formalismo, o del sistema del mercado artístico, propició una deriva hacia la idea de la obra

de arte como herramienta para el cambio social. La crítica del individualismo como eje del proceso

creativo y del artista como creador aislado y genial favoreció que un número importante de artistas

renunciasen a su estatus y cambiasen un marco de elitismo cultural por una vinculación de su trabajo a

problemáticas del contexto social en el que se desenvolvían sus vidas. Normalmente en relación a grupos

sociales desfavorecidos y a sus necesidades. Esta importancia por el contexto llevó a sacar a la obra de

arte de la galería y del museo y a situarla en ámbitos más cotidianos. En palabras de David Harding, uno

de los más influyentes artistas comunitarios en Gran Bretaña: “Individualismo, auto expresión y arte por

el arte, comienzan a ser reemplazadas por colaboración, relevancia social, proceso y contexto” (Harding

1995).

Un ejemplo relevante de estas ideas en el ámbito británico es el trabajo del Artist Placement Group, que

Harding cita como referencia muy importante de su trabajo y de toda la evolución del arte público y

comunitario en su país. Con su lema: “The context is half the work”, este grupo, creado en 1965 y

liderado por John Latham y Barbara Stevini, propició nuevas formas de concebir el arte fuera del mundo

de las galerías y los museos, desarrollando una forma de trabajo para emplazar a artistas para realizar

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sus obras en contextos cotidianos, en situaciones no artísticas, dentro de diversas instituciones

gubernamentales y privadas. Los artistas se situaban como observadores y participantes directos de las

actividades de organismos como el London Health Department, el Department of Environment of

Birmingham o la Scottish Office de Edimburgo. En colaboración con sus trabajadores, algunos artistas

produjeron proyectos con esculturas, videos participativos, performances o estudios del proceso de

toma de decisiones en la dinámica interna de la empresa. El objetivo era experimentar de qué manera el

pensamiento del artista, más imaginativo y a largo plazo y con mayor capacidad para conectar disciplinas,

podía influir en la resolución de problemas. La idea fructificó con cierto éxito y a raíz de esto, el British

Council Service, en 1972 instó a las agencias gubernamentales a implicar a artistas en sus actividades de

planificación, idea que posteriormente fue asumida por el Arts Council, y que se transformaría en una

versión menos arriesgada tomando la forma del artist in residence. (Harding, 1995)

De la mano de lo que podríamos llamar la tendencia contextual del arte, encontramos también en esos

años el intento por desarrollar nuevas formas de implicación y participación del espectador en la obra.

Los trabajos de artistas como Allan Kaprow, Vito Acconci, Adrian Piper o Mierle Laderman Ukeles, con

sus happenings, videos y performances, elaboran una serie de obras que buscan lo que podríamos

denominar, de acuerdo con Kester (2004), una relación más “dialógica” con el espectador. Superando la

relación tradicional obra-observador y estableciendo una interacción, un “diálogo”, necesario para

completar la obra. Muchas de estas obras ya plantean a finales de los sesenta una relación colaborativa

entre artista y público o instituciones locales (Bishop, 2006).

En el ámbito del arte público, el interés por el contexto extiende la idea de la obra site specific es decir de

obras realizadas para un emplazamiento concreto, que han de tener cuenta las características espaciales

y físicas del lugar. Esta idea irá dando paso a la consideración del contexto como espacio humano y social,

no únicamente físico. Mientras, la creciente sensibilización con el rol del público y la preocupación por la

audiencia, llega a las mismas instituciones artísticas, que entienden que el artista debe contar con la

comunidad de una manera más efectiva. Las directrices dadas por la National Endowment for the Arts en

EEUU para los programas de arte público, sobre todo a partir del debate y polémica suscitada con el caso

de la obra de Serra Tilted Arc (Candela 2007, Kwon 2004, Finkepearl 2001), así lo promueven. Como

describe Filkenpearl (2001), las indicaciones de la NEA variaron en estos años desde la consideración de

que la obra debía ser “apropiada para el sitio” en el año 74, a la necesidad de “informar al público” en el

año 79 y a partir de ahí la participación comunitaria significaría la inclusión de representantes no

artísticos de la comunidad en las comisiones y comités de selección y revisión de las obras. A finales de

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los ochenta se sugeriría explícitamente un diálogo entre el artista y su audiencia buscando posibilidades

de participación, incluso colaboración, en la realización de la obra.

ACTVIDADES DE APRENDIZAJE

1. Investiga en tu comunidad si existen esfuerzos individuales o colectivos de arte comunitario.

2. Haz una lluvia de ideas de posibles propuestas (al menos 10) para proyectos de arte comunitario

que podrían realizarse en tu localidad

Lectura 2. Arte, enseñanza y comunidades: tejiendo relaciones

Contextualizando

El punto de partida es pensar en el arte, en la enseñanza y en las comunidades como campos

esencialmente interrelacionados. En la perspectiva de encaminarse en lo que Morin (2005) llama ‘el

desafío de la complejidad’, entra en escena el arteobrapensamiento de Hélio Oiticica, con su

investigación artística, dialogando con las ideas de Paulo Freire y con las influencias de otros autores de

imágenes y textos que fueron y son importantes para este móvil perpetuo que es la investigación sobre la

enseñanza del arte. En esta propuesta, arte, escuela, familia y entorno forman una composición

entrelazada en una especie de amalgama cambiante, sin ser singularidades preconcebidas.

Como instrumento de apoyo y comprensión de ruta, demarcamos algunos referentes como guías. Entran

aquí las nociones o configuraciones acerca de la enseñanza de arte, como la investigación poética, la

escuela como espacio institucionalizado de intercambios y la oportunidad de construcción de

conocimientos legitimados socialmente, la familia como grupo con constituciones flexibles y el entorno

como puntos de intersecciones sociales.

Noción primera

En Brasil, los términos arte y comunidad, cuando van juntos, son casi sinónimos de proyectos sociales,

siendo reconocidos más fácilmente como Organizaciones No Gubernamentales (ONG).

Esto ocurre porque, principalmente en la década de los noventa, dichas instituciones en un escenario

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marcado por la desigualdad social nacional– tomaron cuerpo y voz como una alternativa a lo que

convencionalmente se denomina inclusión social. En este proceso, muchas de esas organizaciones se

constituyeron como generosos espacios abiertos a las diferentes expresiones artísticas, lo que contribuyó

a una mayor aproximación de estas a los proyectos de formación alternativos a la educación formal.

El arte/educación se puso a la orden del día y se afirmó, casi como por sentido común, como un medio

importante para la transformación social. Un discurso que conquistó a adeptos, como los medios de

comunicación, y amplió el mercado de trabajo. Esa visibilidad abrió las puertas a la enseñanza de arte,

pero también puso de manifiesto la urgencia de reflexionar sobre algunos desafíos fundamentales, como

qué entendemos por enseñanza del arte y cómo se puede constituir en los diferentes procesos

educativos. A fin de cuentas, arte y educación pueden ser antagónicos, ya que el arte tiene carácter

transgresor y la educación tiene tendencia a la regulación.

El arte en la educación

Desde una perspectiva de diversidad de saberes, las artes visuales conforman un campo de conocimiento

inabarcable. Como se dispone tiempos restringidos y fragmentados, se hace evidente el desequilibrio

entre lo mucho que se puede explorar y avanzar y el poco tiempo del que disponemos en el día a día

escolar. Así pues, hay que considerar la importancia de seleccionar los contenidos necesarios y los

posibles contenidos en la educación básica. Las primeras asociaciones, formadas casi de forma natural,

nos conducen a los procedimientos técnicos, al quehacer artístico, a algo así como pintar, dibujar,

modelar, fotografiar y algunas incursiones en la grabación y la impresión. Pero algunas sistematizaciones

importantes, como el abordaje triangular1, han ampliado la idea del hacer, asociando su importancia a la

contextualización y a la apreciación. A partir de esta propuesta, que tomó cuerpo en los años ochenta, la

enseñanza de arte ha avanzado y se ha legitimado, evidenciando la indisociabilidad entre teoría y

práctica.

Aun así, a pesar del desafío de la amplitud de posibilidades, la idea de prescripciones técnicas se ha

mantenido, incorporando desviaciones que daban preferencia al texto y a la teoría, en nombre de su

legitimación como campo de conocimiento. Como impulso para estas desviaciones, se percibe una

concepción del conocimiento, persistente y restringida, asociada a certezas y verdades perennes, sin

espacio para la comprensión de que su construcción “conlleva siempre riesgos de errores e ilusiones”

(Morin, 2005, p. 85). Es como si, ante la urgencia de afianzarse como campo de conocimiento, el arte

hubiera sido escolarizado, organizado en los compartimentos de la asignaturización, formateada en un

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modelo que no abarca sus dimensiones poéticas, ni de experimentación, ni de investigación.

Cuando se buscan espacios para el arte en el campo de la educación, este se muestra esquivo en su

ausencia/presencia, pues, paradójicamente, cuando se conquistan estos espacios, muchas veces el arte

trae consigo una superficialidad originada en su histórica distancia con relación a la escuela. Así se

configura un estado de contradicción entre sus posibilidades e imposibilidades en un ambiente

institucional construido sin su participación efectiva y activa. Es como si el arte des-empeñara, como

mucho, el papel de coadyuvante en gran parte de las instituciones pedagógicas, identificado

normalmente con acciones decorativas.

En otras palabras, en la práctica cotidiana, la enseñanza del arte parece todavía muy distante de lo que se

podría vislumbrar como potencia del pensamiento artístico. Cuando no se limita a la presentación

estética de eventos o proyectos de otras áreas de conocimiento, se abordan nombres de artistas, obras y

movimientos desde la perspectiva de la historia o de la comunicación visual. Todos estos campos son

importantes desde una perspectiva transdisciplinar, pero el enfoque al que dan prioridad no es al de las

artes visuales. En el poco tiempo del que disponen las instituciones para la enseñanza de arte, al dar

prioridad a los códigos visuales, a los datos y a los hechos históricos, se descarta la inversión en la

investigación estética, en la especulación y en la experimentación artística, en la subjetividad de los

sujetos. Es decir, el arte se estudia de forma superficial, lo que difiere de una introducción real a los

saberes artísticos.

La idea de comunidad

En Brasil, la palabra comunidad, en su uso cotidiano, se asocia a los grupos de personas de renta baja y se

vincula frecuentemente a las barriadas y favelas o a las personas unidas entre sí con algún fin político,

social o cultural. Pero las redes sociales en la web son un buen ejemplo para que pensemos en el término

comunidad de una forma más amplia. De acuerdo con Houaiss (2001), entre los muchos significados que

conlleva la palabra, la comunidad es, por extensión, “el conjunto de individuos con determinada

característica común [...]”.

La primera mirada ha de dirigirse, sin lugar a dudas, hacia el grupo, con sus peculiaridades y demandas. Y

es gracias a esta percepción, gracias a una escucha cuidadosa, como se construye un proyecto de

enseñanza de arte y se definen contenidos que tengan sentido real para los alumnos, entendidos como

una comunidad.

Enseñar y aprender tienen que ver con el esfuerzo metódicamente crítico del profesor por desvelar la

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comprensión de algo y con el empeño, igualmente crítico, del alumno por ir adentrándose como sujeto

en el aprendizaje, en el proceso de desvelamiento que el profesor o profesora debe desatar (Freire, 1996,

p. 119).

En este proceso, uno de los desafíos al que se enfrenta el educador es su origen, cultural y social, muchas

veces diferente y lejano al de los alumnos con los cuales actúa. De este modo, como un extranjero, y

delante de una gama enorme de contenidos posibles con los que trabajar, cabe al educador escuchar, en

un sentido más allá del auditivo, y esforzarse para, como resalta Freire, “hablar con ellos” y no “para

ellos”, asumiendo una posición de un transmisor de información.

Pero este diálogo no es fácil. En 2010, en un proyecto para la formación de docentes de artes visuales,

durante el debate para la selección de los conocimientos artísticos fundamentales para los jóvenes de

una determinada escuela, una profesora interrumpió el grupo diciendo taxativa: “Mis alumnos no

pueden salir de aquí sin saber quien es Leonardo da Vinci”. La aparente convicción en lo que decía

provocó preguntas casi reactivas:

1 En su concepción, Barbosa resalta lo que él llamó “dupla triangulación”. La primera, de orden

epistemo-lógico, sintetiza los componentes de la enseñanza/aprendizaje del arte en el hacer artístico, en

la lectura de la obra de arte y en la historia del arte. La segunda está en el origen de su propuesta, basada,

principalmente, en referencias conceptuales de las Escuelas al Aire Libre de México, en el Critical Studies

de Inglaterra y en el movimiento asociado al DBAE (Discipline Based Art Education) de Estados Unidos.

¿Por qué? ¿Qué necesitan conocer sobre Da Vinci? La respuesta vino sin problemas: “Porque sí. Ellos

necesitan tener cultura general y es una vergüenza no saber quien fue el pintor de la Monalisa...”.

Nada contra Leonardo da Vinci y sus importantes contribuciones artísticas y científicas para la historia de

la humanidad que los niños y jóvenes deben, obviamente, conocer. Sin embargo, entender aquello que

estamos seleccionando como contenidos parece una clave importante para relacionarlos con una

construcción de sentidos de lo que es enseñar/aprender artes visuales. Pensar en las investigaciones y

cuestiones estéticas vividas y provocadas por Da Vinci podría ser un argumento más plausible, por la

posibilidad que presentan como desencadenantes de otras preguntas, alejando el riesgo de hacer de las

clases de arte algo parecido a un archivo de datos.

Este concepto de cultura general y de que determinados conocimientos serían imprescindibles para

cualquier persona tiene que ver con lo que Glissant (2005, p. 106) denomina pensamiento continental;

un pensamiento único, unificado, del sistema. Como contrapunto, él propone el pensamiento

archipiélago, que se puede relacionar con a la idea de comunidad(es), ambigua(s) e imprevisible(s). Es

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decir, la importancia de la diversidad, considerando sus estructuras, la configuración de las relaciones, las

alianzas y las acciones compartidas, cooperativas. En esta proposición, la escuela, la familia y el entorno

están vivos y son plurales, y demandan múltiples percepciones que no escondan sus sutilezas ni los

innumerables caminos a los que pueden apuntar.

Son ese tipo de cuestiones las que también incomodan a la hora de realizar algunas actividades

desarrolladas de forma recurrente en proyectos de arte/educación, como la pintura de murales de

colores y de farolas delante o en los alrededores de las escuelas o de los proyectos sociales. En la

justificación de los proyectos, se ve la intención de dialogar con las comunidades en las que se introducen

y la intención de dejar el entorno más bonito. En muchos de estos programas, se convocan los

arte/educadores –independientemente de su formación como tal– para coordinar la pintura y son

quienes, a su vez, convocan a niños o a jóvenes para ejecutarla. Muchos mediadores consiguen potenciar

las experiencias artísticas de la pintura y de la ocupación de un espacio público. Pero esto es más una

excepción que una norma.

Unirse a los proyectos de pintar muros y farolas surge como una especie de moda, de un sistema

aparentemente apagado que, muchas veces, se puede comparar con las actividades, en teoría ya

superadas, de colorear dibujos mimeografiados. El papel se ha convertido en un muro en esta versión

contemporánea que limita posibles experiencias estéticas al manejo de pinceles con colores

predeterminados. Lo que sería fundamental en una propuesta de enseñanza de arte –pensar en los

espacios, los materiales que se van a utilizar, los colores, la composición y los procedimientos técnicos

posibles– acaba quedando postergado para otra ocasión. Este y otros ejemplos similares se vinculan a la

enseñanza de arte solamente en el discurso, legitimando seudo entendimientos a través de estudios

dirigidos que, en última instancia, van un poco más allá de lo que se podría de-nominar como actividades

plásticas.

Arte, educación y comunidad.

Al no limitar el arte a la comunicación y a aprendizajes como nombres de obras, de artistas y de

movimientos; al no limitar la educación a la transmisión de conocimientos y la comunidad a una

composición prefijada, toma cuerpo la discusión con las arteobrapensamiento de Hélio Oiticica. Según el

crítico Guy Brett (Oiticica, 1997) el artista toca en todas las áreas del arte reciente, sean concebidas como

un conjunto de categorías pasivas –arte cinético, arte proceso, monocromo, arte minimal, arte

conceptual, arte pop, arte político, land art, arte ambiental, body art, participación, performance– o

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como temas polémicos y contestados: el status del objeto como comunicación o como bien de consumo;

nociones de autoría y las relaciones del artista con el público; el desfase entre bellas artes y cultura

popular; las cuestiones de identidad, sexualidad, descolonización y diferencia cultural; la relación entre

arte y vida. (p. 223).

Más que tocar, como apunta Brett, Oiticica interrelaciona todas estas áreas y cuestiones, dando prioridad

al papel del “espectador participante”, como queda claro en sus Parangolés2, una obra que supera la

concepción de objeto y provoca “una relación que convierte lo que era conocido en un nuevo

conocimiento” y lo que “se podría decir desconocido” en algo “que permanece abierto a la imaginación”

(p. 86). Estableciendo conexiones, no hay manera de separar el pensar del hacer, el profesor del artista, ni

el arte de la comunidad.

La idea de trabajar el arte contemporáneo es, paradójicamente, casi lógica. Para simplificar, ¿se podría

pensar en un currículo de ciencias excluyendo, por ejemplo, los avances en los estudios sobre las células

madre? La obviedad de la respuesta también sirve en el caso del arte. Sin menospreciar el arte

renacentista, ¿es posible pensar en contenidos dejando de lado las inquietudes que provoca el arte

contemporáneo? Si pensamos que sí es posible, no vivimos en nuestro tiempo, y defendemos todavía lo

que Oiticica, en 1968, ya llamaba “cultura universalista, de la intelectualidad que predomina sobre la

creatividad”. Algo que el artista pretendía derribar a través de una “libertad máxima individual como

medio único capaz de vencer esa estructura de dominio y consumo cultural alienado”, que él vincula a la

concepción de la obra de arte como objeto de consumo y como algo vacío de significados propios.

Tejiendo relaciones entre el pensamiento de Oiticica y algunas ideas de Freire (1996) sobre la educación

como “intervención en el mundo” (p. 109) y el educando como “arquitecto de su propia prácti-ca

cognoscitiva” (p. 126), la enseñanza del arte estaría en sintonía con “lo que Mário Pedrosa definió

proféticamente como ‘ejercicio experimental de la libertad’” (Oiticica, 1997, p. 127), procurando el

derribo de todo condicionamiento para la búsqueda de la libertad individual a través de proposiciones

cada vez más abiertas, teniendo como objetivo hacer que cada uno encuentre en sí mismo, por medio de

la disponibilidad y mediante la improvisación, su libertad interior, la pista para el estado creador” (ibídem,

p. 127).

De acuerdo con Freire (1996), este estado creador exige curiosidad, curiosidad que se puede estimular

con un profesor que proponga desafíos, que consiga llevar “el alumno hasta la intimidad del movimiento

de su pensamiento” (p. 86) y que le provoque inquietudes.

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El ejercicio de la curiosidad convoca a la imaginación, a la intuición, a las emociones, a la capacidad

de conjeturar, de comparar, en la búsqueda del perfil del objeto o del hallazgo de su razón de ser. Un

ruido, por ejemplo, puede provocar mi curiosidad. Observo el espacio donde parece que se está

produciendo. Agudizo el oído. Procuro compararlo con otro ruido cuya razón de ser ya conozco.

Investigo mejor el espacio. Admito varias hipótesis en torno al posible origen del ruido. Elimino

algunas hasta que llego a su explicación. Satisfecha una curiosidad, la capacidad de inquietarme

continua en pie (p. 88).

Los ruidos, tanto en el caso de Oiticica como en el de Freire, no cesan. En ese lugar, o en esos lugares,

que ya no están definidos o estancos, lo que interesa es agudizar los sentidos y buscar en la

experimentación una propuesta esencial para los proyectos de enseñanza de arte en sintonía con la

construcción de sujetos críticos y autónomos.

Naranjas como metáfora.

Parangolé: considerado por Hélio Oiticica la “totalidad-obra”, es el punto culminante de toda la

experiencia que realiza con el color y el espacio. Presenta la fusión de colores, estructuras, danzas,

palabras, fotografías y músicas. Estandartes, banderas, tiendas y capas de vestir se prenden en estas

obras, elaboradas con capas de telas de colores, que se ponen en acción con la danza, fundamental para

la verdadera realización de la obra: solo a través del movimiento sus estructuras se revelaBasándonos en

las ideas de diálogo y de investigación temática de Paulo Freire (1980, p. 135 y 136), empezamos a

investigar y a discutir los caminos que debíamos seguir para la construcción del conocimiento en artes

visuales. Como soporte de nuestra investigación inicial, nos servimos también de los presupuestos de Ana

Mae Barbosa sobre la importancia de la “inte-rrelación entre la historia del arte, la lectura de la obra de

arte y el quehacer artístico” (Barbosa, 1998, p. 32). En este proceso, pasamos por referencias de varios

artistas y obras, como es el caso de Arcimboldo3, que los propios alumnos trajeron, y Matisse4, realizando

ejercicios de pinturas temáticas, dibujos de observación y construcción de objetos, entre otros.

Una imagen de la obra de Jailton Moreira5 –artista contemporáneo de Porto Alegre (Brasil)– publicada en

el suplemento “Mais” del periódico Folha de São Paulo con el sugerente título del poema ¿Cómo dibujar

naranjas? fue la que más nos llamó la atención.

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Después de ver la imagen consensuamos la propuesta de desarrollar un proyecto a partir de la obra de

Jailton Moreira. En la retaguardia, una concepción pautada en los principios de autonomía del sujeto de

Paulo Freire, con la posibilidad de que cada participante desarrollara su investigación personal. En aquel

momento, no se limitaron los caminos, de acuerdo con la propuesta de Ana Mae, para quien es

fundamental la “experiencia del placer del Arte” (Barbosa, 2002, p. 14) y para quien no hay modelos

terminados que deban seguirse. El pensamiento de Hélio Oiticica contri-buyó con su sugerencia al

público de la “apropiación ambiental a través del uso total de los valores plásticos, táctiles, visuales y

auditivos” (Pecchinini, 1999, p. 114). Podríamos dibujar naranjas o bien dibujar con naranjas.

Para la producción de imágenes se puso a disposición de los creadores todo el material que teníamos en

el aula: papeles, lápices, tintas, tijeras, cinta adhesiva, pegamentos, pinceles y rotuladores, entre otros. Y

como novedad: naranjas y cuchillos. Nadie dejó de trabajar con las naranjas. Cada uno usó la fruta a su

manera, valiéndose de algunas partes –piel, gajos, semillas o zumo– e incluso de la naranja entera. Con

las manos literalmente en la naranja, el proyecto recibió el nombre de Como dibujar con naranjas.

Desconstruyendo verdades

A pesar de la distancia temporal, la concepción del arte de aquellos niños y jóvenes todavía

estaba unida a la idea de mímesis. No muy lejos de lo constatado por Sontag (1987, p. 12), de que

“en el mundo occidental, la consciencia y la reflexión sobre arte permanecieron dentro de los

límites fijados por la teoría griega del arte como mímesis o representación”.

La propuesta de avanzar en la construcción de la concepción del arte de aquel grupo ha sacado a relucir

la importancia de las ideas de representación evidenciadas por René Magritte en la obra La trahison des

images (Ceci n’est pas une pipe, 1928) e incluso en los desplazamientos de Marcel Duchamp. La

posibilidad de trabajar con las cuestiones que estos artistas han planteado seguramente nos ha ayudado

a comen-zar a cuestionarnos las verdades consolidadas o, simplemente, las ya solidificadas por la

histórica omisión del conocimiento en el arte.

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Las reflexiones desencadenadas por de las conexiones con las propuestas de Magritte y Duchamp se

pueden sintetizar en la posibilidad abierta de dibujar con naranjas. Al principio, la naranja deja de tener

únicamente el significado primordial de fruta para incorporar nuevos roles, excediendo sus límites de

cosa para observar y representar. Después de despedazada, o simplemente pelada, se la transporta al

lugar de soporte de un dibujo o de una materia –zumo, semilla o piel– para la creación de imágenes en el

plano o en el espacio.

Frutos de las naranjas

Sin embargo, a pesar de ser desplazada del lugar del modelo para ocupar el de una representación,

todavía sigue en el mismo lugar, como modelo y, simultáneamente, como materia para la representación.

Cabe una posibilidad de observación carnal, que puede constituirse sumando el toque –suave o no–, el

olor, la densidad, el zumo, el jugo, la humedad, el sabor del gajo o de la piel e incluso el sonido. Sin

embargo, la representación nunca deja de remitirnos a su origen.

Algunas de las obras producidas en clase.

Los indicios son siempre los de una naranja, sea un dibujo de un mapa, una figura construida con el zumo

o un dibujo hecho con las semillas. Cada obra que se haga con el objeto naranja va a remitirnos siempre a

esta fruta. En el intento de simulacro, la creación solo evidencia detalles de la naranja, quizás nunca antes

percibidos pero que pueden refinar nuestra mirada hacia una percepción más intensa del objeto, que se

representa a sí mismo, en un juego de opacidad y transparencia. Es un aprender a ver. Las desviaciones

no hacen más que reforzar su presencia. Un juego entre lo visible y lo invisible –pero que es a la vez

perceptible–. A medida que las intervenciones en la naranja se realizaban y se radicalizaban, más

aparecía la naranja, se crecía, se hacía presente. Pero, también subvertía...

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Intentando un remate

Es posible unir la naranja y la poesía y la concepción problematizadora de la educación de Paulo Freire

(2006, p. 120), en la cual “toda auténtica educación se hace en la investigación del pensar”. Y de eso el

arte también tiene de sobra, así como una incesante y necesaria inestabilidad y capacidad de asombro,

que se relaciona con lo que Freire propone como fundamental para generar sentido:

Esta disposición del ser humano de sorprenderse delante de las personas, de lo que hacen, dicen,

parecen, delante de los hechos y fenómenos, de la belleza y la fealdad, esta incontenida necesidad

de comprender para explicar, de buscar la razón de los hechos. [...] Sin la curiosidad que nos

convierte en seres en permanente disponibilidad para la indagación, seres de la pregunta –bien

hecha o mal fundada, no importa– no habría la actividad gnoseológica, expresión concreta de

nuestra posibilidad de conocer (Freire, 2006, p. 76).

Muy próximo a esta idea, Glissant recuerda que “la previsión de los sistemas de pensamiento no fue ni

muy eficaz ni muy positiva para el devenir de las humanidades” (2006, p. 106). A partir de esta

constatación, defiende que “conocer lo imprevisible es sincronizarse con el presente, con el presente que

vivimos, pero de otra manera, ya no empírica ni sistemática, sino poética”. Uniendo un poco las ideas, la

enseñanza de arte es por naturaleza cooperativa y de relaciones, y se configura en el estar siendo.

Hilvanar, pues, con poesía –el “ejercicio del imaginario”– es, según Glissant, “la única forma que tenemos

de introducirnos en la imprevisibilidad de la relación mundial” (p. 107).

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

1. Después de dar lectura a la experiencia de las naranjas cómo metáfora, diseña una actividad en el

aula, que fomente la creatividad y expresividad de los niños y niñas y no solamente los haga

pintar mecánicamente.

2. ¿Qué has comprendido por abordaje triangular y cual es su importancia en la educación actual?

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Lectura 3. Fundamentación de Somos Voz-Iguales pero diferentes. Arte y construcción de ciudadanía en escuelas.

"(...) Cómo crear una nueva generación que pueda impedir que el mundo se

desintegre en un caos y que se destruya a sí misma. (...) cómo crear en los jóvenes

una valoración del hecho de que muchos mundos son posibles, que el significado y

la realidad son creados y no descubiertos, que la negociación es el arte de construir

nuevos significados con los cuales los individuos pueden ARTE / ORGANIZACIÓN SOCIAL / TRANSFORMACIÓN El arte es para nosotros búsqueda y construcción de identidad a través de lo expresivo, de la emoción y

de la creatividad presentes como “capacidad y potencialidad” en todas las personas, más allá de sus

condiciones materiales y subjetivas de existencia.

El arte moviliza el pensamiento crítico, conmociona los estigmas, posibilita a través del juego la confrontación y construcción de una cultura alternativa. El arte como acción: reúne, moviliza, genera grupalidad. Desde estos dos núcleos surgen las conexiones de sentido que vinculan el arte con la cultura y con lo social y en este campo –específicamente- el abordaje de lo social es realizado desde las nociones de organización social y de transformación social. La UNESCO, en la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales (1982), definió la cultura como "las tradiciones, creencias, valores, estructuras de familia, relaciones de género, relaciones personales y sociales". En tanto construcción histórica y social la cultura no es estática ni homogénea, sino que es dinámica, cuestionadora y contestataria, razón por la cual se recrea y cambia. Desde una perspectiva antropológica, la cultura es una dimensión que define o contiene a la diversidad y

en este sentido evidencia las diferencias entre grupos e identidades. De ese modo la cultura demarca un contexto en el cual asume ciertos contenidos (valores estéticos, prácticas, creencias y procesos culturales

locales) y ciertas modalidades de expresión (actividades culturales y creativas de comunicación como por ejemplo, el teatro popular, la música, la danza, la pintura, los medios visuales. Los recursos culturales son utilizados selectivamente en cualquier contexto por intereses particulares, ya sea para acentuar las diferencias o para movilizar a las personas en pos de mundos más equitativos. Pero es preciso señalar que hay un acceso desigual a la cultura y a las diversas expresiones de la cultura y a los medios de producción cultural. En consecuencia, para nosotros las acciones (y los programas de la sociedad civil y del Estado) deben centrarse en el fortalecimiento de las posibilidades y capacidades de las personas y grupos desfavorecidos, para identificar problemas y necesidades y lograr expresarlos de modo tal que se hagan visibles para la comunidad toda. Amartya Sen en el libro "Culture and Public Action", presenta la cultura como un elemento importante de las "capacidades" que las personas aportan al desarrollo; por lo tanto la premisa de CREAR, que sostiene la existencia de capacidades más allá de las determinaciones de las condiciones materiales de vida, y el rescate desde el arte de esas capacidades, se convierte en una estrategia de valoración del capital humano y del capital social de los individuos y de las comunidades.

Según Sen “la capacidad” representa la libertad de una persona para elegir entre vidas alternativas, es

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decir entre determinadas combinaciones de funciones que representan las cosas que podemos hacer y las diversas formas de ser. Esa capacidad es la que produce un efecto transformador –que es singular y

peculiar en cada persona- de los bienes primarios en logros concretos. La capacidad habla de la libertad y los bienes primarios son los medios para la libertad. El arte es potente para rescatar y liberar las capacidades ocultadas, no desarrolladas por la determinación del contexto material de privación. Las capacidades individuales y colectivas hablan de diversidad, de oportunidad, de posibilidad y de vincularidad.

POBREZA / EXCLUSIÓN / IDENTIDAD Las personas y grupos en situación de pobreza padecen privación económica a causa de sus condiciones desfavorables de acceso al trabajo, de sus ingresos insuficientes, del desempleo, de la inseguridad en el empleo y de las condiciones de precarización de sus relaciones laborales. Pero también sufren, padecen

o ven afectadas sus condiciones de acceso a la salud, a la educación, a la participación política; es decir que no pueden acceder al ejercicio y reivindicación de derechos que son básicos y fundamentales.

Indudablemente, no se puede pensar sobre la pobreza si no se piensa a su vez en su relación con la desigualdad social. Según Amartya Sen, la pobreza es no tener acceso a los recursos necesarios para “ser

capaz” de realizar actividades mínimas relacionadas con la supervivencia, entre ellas la alimentación, la salud, la reproducción, las relaciones sociales, el acceso a la educación, el desarrollo de conocimientos y la participación social. El descubrimiento y desarrollo de capacidades, claramente se convierte en una estrategia de relevancia -desde esta concepción de la misma– que orienta las propuestas y acciones para revertir la pobreza. En la producción bibliográfica de las últimas décadas, el concepto de pobreza ha sido asociado a

diferentes términos –a veces incluso utilizados como sinónimos- para aludir a la situación de privación que la pobreza implica: marginalidad, miseria, desigualdad, discriminación, minusvalía, desventaja,

segregación social, etc. Todos ellos expresan una situación de disvalor que se cristaliza en el lenguaje

cotidiano y en el académico a través de la “rotulación” de las personas que la padecen, hecho a partir del cual las personas no son consideradas en tanto sujetos, sino en tanto categoría analítica: los pobres. Esto conlleva procesos de “estigmatización” que refuerzan -desde los lenguajes y los comportamientos- el círculo de reproducción de esa situación de privación material y simbólica (capacidades), al punto de constituirla en una imposibilidad para atravesar el límite entre la pobreza y la no pobreza. “Pobreza” de este modo habla no solo de la carencia material sino de un contexto de imposibilidad de desarrollo personal y grupal y en este punto ha sido común que en las últimas décadas se utilizaran casi indistintamente los términos pobreza y exclusión.

ARTE / EDUCACIÓN Arte + Educación es otro par significativo. Lo educativo es tomado aquí como proceso de aprendizaje que descubre y fortalece identidades y capacidades y como práctica de formación profesional en disciplinas artísticas. Lo que equipa al sujeto para habitar en el futuro es la capacidad crítica y autocrítica, la capacidad de relación con los demás, y de integración de mundos heterogéneos. Educar en el respeto de la diversidad, en el reconocimiento del otro y en el ejercicio de la solidaridad, son

condiciones para ampliar y enriquecer la propia identidad.

Esta consideración del otro y de lo diverso implica pensar desde la alteridad. Ello implica que en el proceso educativo educador y educando son atravesados por la actitud de interrogación acerca del otro y

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acerca de sí mismos y son traspasados ambos por la diferencia. Esto convierte al aprendizaje de la diferencia en aprendizaje de la ciudadanía. Por lo tanto, educar en la diferencia implica la búsqueda y construcción de identidades y de ciudadanía. Sin hacer la alteridad, el reconocimiento de la diferencia se convierte en un mero registro de la pluralidad y justamente lo que se pretende es que la diferencia pueda ser resuelta a través de experiencias de aprendizaje y de vincularidad que construyen relaciones democráticas y ciudadanía plena. Según Touraine “ ....hay que solicitar a la escuela que los prepare para cambiar más que formarlos en competencias específicas que probablemente estarán obsoletas o serán inútiles para la mayor parte de ellos en el corto plazo”. El autor postula la “escuela del sujeto” que se orienta hacia la libertad del sujeto, la comunicación intercultural y la gestión democrática de la sociedad y sus cambios. Identidad, multiculturalidad y equidad son las condiciones de aprendizaje para Touraine. La modalidad pedagógica Hemos puesto en marcha el proyecto denominado Somos Voz-Iguales pero diferentes que, por medio de

una intervención artístico-pedagógica, propone al arte como un modo de construcción de ciudadanía

activa y de pensamiento crítico.

La propuesta implica el tratamiento de temáticas complejas y controvertidas del contexto social actual y favorece el desarrollo de sensibilidades éticas y estéticas de quienes participan en él. Creemos que la interacción entre pedagogía y arte puede producir efectos democratizadores si se ponen a disposición de todos los sectores de la población herramientas que contribuyan a imaginar y a generar una sociedad más justa y con mayor grado de pluralidad. El arte constituye una herramienta interesante, rica y efectiva que permite la posibilidad de imaginar modos distintos de abordar conflictos cotidianos. En este sentido, creemos que:

- muchas de las soluciones a los complejos problemas sociales que aquejan nuestras instituciones, nuestros barrios, nuestro país, están aún por inventarse

- las instituciones en las que trabajamos son los primeros espacios a repensar desde esta nueva perspectiva

- somos los ciudadanos, todos y cada uno de nosotros, jóvenes y adultos, los que podemos encontrar nuevos modos de pensar y accionar para modificar esta realidad

Somos Voz- Iguales pero diferentes es una intervención artístico-pedagógica para la construcción de

ciudadanía activa en jóvenes que supone un nosotros. Un nosotros más amplio, un nosotros que admite

diferentes voces, un nosotros que permite albergar ilusiones compartidas y renovarlas cada tanto. En

definitiva, una unidad de diversidades.

La importancia de integrar las emociones y las sensibilidades con el desafío consecuente de poner en juego aspectos privados de los actores, evitando los lugares comunes del sentimentalismo, resulta indispensable al querer posibilitar un modo de pensamiento complejo y profundo. La manera en que tradicionalmente se enseñaron la “ciudadanía” y la “ética” olvidó que la relación con el otro se apoya también en las sensibilidades que –como decíamos más arriba- surgen por ejemplo al dejarse conmover escuchando otras historias y en el intento de pensar y relatar las nuestras. Este enfoque se apoya en cruzar estas historias con los saberes adquiridos – relacionando inevitablemente los aspectos particulares con los universales, y también en animarse a pensar reglas más interesantes y plurales desprendidas de los desafíos cotidianos. En este punto, el arte es una herramienta

fundamental para el desarrollo ético de todo hombre, es uno de los motores incuestionables que impulsa verdaderas transformaciones.

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Esta intervención artístico-pedagógica es el resultado de una reflexión dinámica y participativa entre

educandos, docentes, pedagogos y artistas. Es un dispositivo abierto y flexible que posibilita la

apropiación y resignificación de los objetos que hayan sido planteados por grupos e instituciones para

promover reflexiones y nuevas discusiones.

EXPLICITACIÓN DE CONTENIDOS: DIFERENCIA, IDENTIDAD, DESIGUALDAD, DISCRIMINACIÓN

¿Con qué palabras Somos Voz?

Indiferencia

Derechos Prejuicios

Libertad

Acción Complejidad Justicia Discriminación

Exclusión Diversidad

Inacción Equidad

Amor

Respeto

Participación

Impotencia

Ciudadanía

Indigencia

Identidad

Responsabilidad

Más allá de que existen violaciones constantes de estos derechos, más allá de que los derechos se queden en el plano formal y que no alcancen para modificar las condiciones de vida de la gente… estos son importantes en la organización de las sociedades porque afirman un límite contra los abusos de poder. Los derechos y las normas pueden ser espacios de defensa de la libertad de las personas. Los derechos nos exigen plantear preguntas éticas y políticas todo el tiempo. El valor del discurso de los derechos tiene que ver con hacernos acordar de la necesidad de justicia, de dignidad y del valor de cada ser humano. La proclamación de derechos colabora en la construcción de un imaginario donde todas las vidas valen y son dignas de cuidado y de respeto.

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Foco conceptual: IDENTIDAD / DISCRIMINACIÓN Los temas relativos a la discriminación son difíciles, sobre todo en un contexto caracterizado por fuertes

procesos de exclusión. Generan opiniones divergentes y contradictorias y mueven pasiones y dolores

que movilizan y conmueven.

Queremos detenernos en escenas e imágenes y cuestionarnos sobre qué y cómo muestran éstas a los otros y a nosotros, qué ideas de la diferencia portan, a qué emociones apelan y qué acciones están induciendo. Cómo reproducen o desafían estereotipos, estigmas y prejuicios. Las actitudes de discriminación, traducidas en actitudes de rechazo, exclusión, segregación, humillación o negación del otro, están motivadas por imágenes estereotipadas y prejuiciosas que un grupo mantiene sobre otro. Cómo pensamos al otro determinará que relación y qué vínculos podamos establecer. Una de las formas en que circulan las representaciones sobre los otros es el estereotipo: "todos los villeros son ladrones", "todos los ciegos son malhumorados", "todos los jóvenes son vagos”, “todos los ricos son opresores”. Estas expresiones reflejan creencias, opiniones o representaciones sobre diferentes grupos que están construidas a partir de simplificaciones y generalizaciones. En uno o dos rasgos se condensan todas las particularidades de todos los miembros de un grupo (pobres, judíos, maestros) más allá del tiempo, el lugar y las circunstancias. Los estereotipos fijan e inmovilizan a las personas en una imagen congelada. Y esta imagen además de perdurar en el tiempo es resistente a los cambios. Es común escuchar que los pobres siempre fueron, son y serán vagos. De este modo parecería que la vagancia, para aquellos han nacido en contextos de pobreza, es innata. Otra característica de los estereotipos es que extraen su fuerza de su simplicidad. Se formulan en frases cortas y sencillas, fáciles de entender y en tono de verdad. Los estereotipos, si bien son simples imágenes que nos hacemos y aprendimos de los otros, tienen efectos en nuestra vida cotidiana. ¿Qué nos une y qué nos diferencia? ¿Qué lugar ocupa la diversidad en nuestro país? Integrar unidad y diversidad. ¿Cómo promover naciones con mayor espacio para la heterogeneidad? La identidad es una construcción relacional y cambiante. La identidad contiene a la diferencia y no la

excluye. Las identidades son relatos o narraciones que las personas realizan sobre sí mismas, sometidas a

cambios y modulaciones diversas. Que sean relatos no significa que sean falsas ni inexistentes, quiere

decir que son construcciones de sentido sobre quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

La identidad es relacional porque hay que entenderla en el marco de relaciones con otras personas, instituciones, discursos. Esta marcada, delimitada, por la diferencia, por la presencia de otros. Si no hay otros, no hay yo. La diferencia provee la medida contra la cual un ser puede afirmar su carácter distintivo

y su solidez. Esto es decir que la inclusión en una identidad determinada supone la exclusión de otros, que es la distancia que nos separa la que nos constituye como únicos. El terreno en el que se afirma la identidad es inseguro y resbaladizo. La identidad necesita que exista la diferencia, para afirmarse; pero también busca desecharla, congelarla, para estar segura de ser eso mismo y no "la diferencia". La identidad siempre está en relación compleja con las diferencias que busca fijar como algo bien distinto, para asegurarse su propia coherencia y continuidad. Identidad y diferencia no son conceptos opuestos sino que funcionan juntos y operan en una doble dirección, habilitando y desalentando practicas. La identidad es resultado de complejas dinámicas que involucran historias personales y sociales afectadas

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por luchas y conflictos cuyo resultado nunca puede darse por sentado. La identidad abre otras perspectivas sobre cómo me relación conmigo mismo y con los otros.

¿Quién sos? ¿Quiénes son los otros? ¿Qué hay en el medio? ¿Qué es lo que fluye entre nosotros? ¿Qué vínculos podemos establecer con esos otros? Somos iguales en tanto somos personas:

• seres con capacidad de pensarnos así nosotros mismos, de expresar verbalmente lo que sentimos

• seres que poseemos un pasado, un presente y un futuro, que tenemos capacidad y necesidad de relacionarnos y que construimos y afirmamos dinámicamente nuestra identidad personalseres con capacidad crítica: capacidad de pensar acerca de nosotros mismos, los demás y nuestro entorno (la racionalidad, el análisis)

• seres con capacidad de valorar: capacidad de elegir y fundamentar la elección en un juicio que da cuenta de aquello en lo que creemos bueno y lo que no

• seres con capacidad de agruparse, deorganizarse: capacidad para reunirse con otros, fijar un objetivo común y diseñar una acción para alcanzarlo colectivamente

• seres con capacidad de construcción: capacidad para materializar la estrategia y alcanzar un resultado, donde se valora tanto el punto de llegada como el camino por recorrer

Somos diferentes en relación a los otros y en relación a nosotros mismos:

• nuestros cuerpos, nuestras ideas, nuestros sentimientos, son diferentes a los de otras personas a

veces muy diferentes (opuestas) y a veces muy parecidas, pero distintas al fin. Por ejemplo algunos de nuestros rasgos físicos son mas parecidos a los de algunas personas que a los de otras

(por ejemplo las personas de una misma familia suelen tener rasgos en común) y muchas veces compartimos ideas y modos de sentir más con unos que con otros (con amigos, personas de nuestra edad, etc)

• nuestros cuerpos, nuestras ideas, nuestros sentimientos, no son los mismos durante toda la vida. El cuerpo cambia de forma, amplia sus funciones y nuestras ideas y sentimientos van cambiando según crecemos y nos socializamos

Podríamos decir que somos iguales y diferentes en relación a los otros y en relación a nosotros mismos. Hay algunas cosas que no pueden cambiar: nuestro ADN, el hecho de que seamos personas. Hay otras que cambian necesariamente: nuestro cuerpo, nuestras capacidades, nuestros vínculos. Hay otras que pueden cambiar mucho o poco: nuestras ideas, nuestros conocimientos, nuestra forma de sentir. En un mundo donde los derechos no se conocen, no se enseñan, no se ejercen ni se respetan, existen

altos riesgos de que las ¨diferencias¨ sean motivos de actos de discriminación y/o efecto de fuertes

desigualdades en la distribución del poder y el acceso al mínimo bienestar.

Para que las diferencias resulten notas de color, y no síntomas de injusticia, debemos comenzar por sentir

cuáles son nuestros derechos y organizarnos para hacerlos valer respetando los de los demás.

¿Qué me ata?

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¿Qué nos ata?

¿Cómo desenredamos este nudo?

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

1. Identifica las principales problemáticas en tu contexto que son generadoras de discriminación y

violencia y desarrolla una actividad de educación artística para trabajarla en clase.

2. ¿Qué piensas del proyecto somos voz? ¿crees que es aplicable una estrategia similar en nuestro

país?

UNIDAD III: Metodologías contemporáneas de la educación artística.

Lectura 1: Barcenas K. (2007). La evaluación de la educación artística en la escuela primaria. Universidad Iberoamericana León. Recuperado desde: https://www.academia.edu/11496871/La_evaluaci%C3%B3n_de_la_educaci%C3%B3n_art%C3%ADstica_en_la_escuela_primaria Resumen: Esta lectura es una reflexión que propone que para lograr una educación artística que realmente cumpla con la función social planteada por Herbert Read en su teoría de educación por el arte, de formar individuos que se comuniquen e interactúen desde múltiples dimensiones en sus contextos más cercanos, se requieren reformas globales e integrales en todo el sistema educativo, donde estén involucradas las autoridades educativas, los maestros y los padres de familia. Pero mientras estas reformas ocurren, se hace necesario empezar a hacer cambios en las prácticas referentes a esta

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asignatura, como, por ejemplo, en los procesos de evaluación, donde no necesariamente se justifica la calificación asignada cada quincena o cada mes, por los motivos mencionados a lo largo de este artículo, es decir: las actividades consideradas como educación artística en la primaria, las contradicciones en la planeación docente y la preocupación por la disciplina en las aulas. Lectura 2: Universidad de Guadalajara Sistema de Educación Media Superior Dirección de Educación Técnica (2009). Evaluación por competencias. Recuperado desde: http://judithmata.aprenderapensar.net/files/2012/09/evaluacincompetencias.pdf Resumen: Esta lectura contiende la definición de la evaluación por competencias y se definen los principios de la evaluación basada en competencia, asi como los propósitos de la evaluación. ¿Para qué evaluar?, ¿Qué evaluar?, Actores de la evaluación. ¿Quién evalúa? Se plantan momentos de la evaluación. ¿Cuándo evaluar? Y pasos para evaluar aprendizajes por competencias enunciando algunos métodos y técnicas de la evaluación.

Lectura 1. La evaluación de la educación artística en la escuela primaria.

Para lograr una educación artística que realmente cumpla con la función social planteada por Herbert

Read en su teoría de educación por el arte, de formar individuos que se comuniquen e interactúen desde

múltiples dimensiones en sus contextos más cercanos, se requieren reformas globales e integrales en

todo el sistema educativo, donde estén involucradas las autoridades educativas, los maestros y los padres

de familia.

Pero mientras estas reformas ocurren, se hace necesario empezar a hacer cambios en las prácticas

referentes a esta asignatura, como, por ejemplo, en los procesos de evaluación, donde no

necesariamente se justifica la calificación asignada cada bimestre, por los motivos mencionados a lo largo

de este artículo, es decir: las actividades consideradas como educación artística en la primaria, las

contradicciones en la planeación docente y la preocupación por la disciplina en las aulas.

La educación artística en la escuela primaria EL ARTE EN LA INFANCIA es fundamental por las ventajas reflexivas, analíticas y expresivas que ofrece. Las

representaciones que los niños producen a partir de la lectura, la escritura, la pintura, la escultura, la

danza o la música les permiten expresar su pensamiento, así como su percepción del mundo, que cambia

de acuerdo con su desarrollo. Los beneficios que la educación artística otorga a los alumnos son difundidos por las autoridades

educativas en el texto Libro para el maestro. Educación artística primaria,1 en el que se reconoce que “la

característica peculiar de la asignatura de educación artística es que pone mayor énfasis en la vida

emotiva de los alumnos, que muchas veces es menospreciada pero que es fundamental tanto para el

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desarrollo del individuo como para la propia construcción del conocimiento” (Aguilar Mendoza, 2000: 7). Sin embargo, en los planes de estudio sólo se le dedica una hora a la semana. En los programas para los

maestros simplemente se sugieren actividades que pueden elegir libremente, sin ajustarse a alguna

secuencia, sin precisar qué planteamiento teórico justifica su realización. Esto plantea una paradoja: por

un lado, el maestro es tan libre para aplicar lo que desee en su clase, pero, al mismo tiempo, carece de

los elementos suficientes para estructurarla. La justificación al enfoque de la educación artística en la primaria parte del supuesto de que esta materia

cumple sus funciones dentro y fuera del salón de clase, por la oportunidad para los niños de convertirse

en usuarios de los centros de difusión Cultural en su tiempo libre. Pero, ¿cómo promocionar la educación

artística en un país en el que casi la mitad de su población vive en pobreza o pobreza extrema?, ¿cómo

estimular a los niños a convertirse en usuarios de los centros de difusión cultural en las localidades

rurales o en ciudades pequeñas donde la vida artística es muy reducida y la labor solamente se hace a

través de pequeñas casas de cultura? En una investigación realizada en dos primarias públicas del estado de Guanajuato, donde se trabajó con

dos grupos de sexto grado, encontramos que la principal actividad artística identificada por 60% de los

estudiantes en sus familias fue escuchar música en compañía de los hermanos o los padres. Por lo tanto, el principal nexo con las artes desde el hogar se da a través de la música, limitándose a

escuchar los géneros de actualidad en los medios masivos de comunicación, manteniendo a los alumnos

como parte de una audiencia. Las familias no están contribuyendo, entonces, a formar creadores,

conocedores o participantes de otras experiencias artísticas. Si en las familias se carece de los recursos económicos, culturales o ideológicos para aprovechar las

ventajas que la educación artística promueve en el desarrollo social y cognitivo de los niños, a la escuela

correspondería convertirse en un espacio donde se promuevan actividades que realmente contribuyan a

desarrollar en ellos lo propuesto por la Secretaría de Educación Pública en esta asignatura, es decir, la

percepción, la creatividad, la imaginación y el desarrollo de la sensibilidad. El logro de estos propósitos se complica si consideramos que para los maestros es una materia de menor

importancia por el poco tiempo que tienen diariamente, ante un programa saturado de contenidos para

las otras seis asignaturas que imparten y son evaluadas bimestralmente por medio de exámenes. Además,

¿como podrán los maestros transmitir ese gusto de apreciar y practicar alguna actividad artística cuando

muchos de ellos no han contado con experiencias formativas suficientes sobre estas disciplinas? Gardner menciona que durante la primaria se da una disminución muy fuerte en el arte infantil cuando

se pone énfasis en actividades manuales, como dibujar, colorear o moldear, sin hacer referencia o

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contextualizar en los medios intelectuales y expresivos que se pretenden lograr (Gardner, 1994: 48).

En la investigación mencionada anteriormente, los 34 maestros de las dos primarias en las que se trabajó

indicaron que las principales actividades relacionadas con educación artística que realizan son: dibujos,

canciones, poesía y bailables. Además de otras como: manualidades, recortes, lectura de leyendas,

escenificaciones, reseñas, refranes, así como actividades muy específicas en alguna materia, como, por

ejemplo, la realización de mapas, del sistema solar o del álbum de geografía (por cierto, sin alguna

conexión con la educación artística).

En las aulas observadas, el dibujo fue la actividad que tuvo el mayor número de menciones en ambas

escuelas, sin embargo, su uso siempre estaba ligado al contenido de otras materias, utilizando como base

las imágenes de los libros de texto. Considerando que es poco el tiempo (cuatro horas diarias) con el que

cuentan los maestros en relación con los contenidos que deben impartir, es necesario preguntar: ¿qué

sentido tiene para los alumnos copiar un dibujo que ya está en un libro de texto, cuando el objetivo

principal de la educación artística en la primaria es que expresen su mundo interior desarrollando su

sensibilidad, percepción, creatividad e imaginación?

Las siguientes actividades más mencionadas fueron los cantos, las poesías y los bailables, realizadas

tan-to en la conmemoración de días festivos como en actos cívicos, por lo que su uso es poco frecuente,

presentándose descontextualizadas del marco de la educación artística.

¿Sería más recomendable proponer a los alumnos actividades en las que puedan plasmar personas,

acontecimientos u objetos significativos para ellos, en los que reflejen sus auténticos sentimientos o

sensaciones al hacer una creación, que plasmen los efectos que el conocimiento de un hecho histórico o

geográfico generó en ellos? Cuando se desee utilizar algún tema de otra materia como base para una actividad artística es

conveniente plantear a los alumnos un objetivo claro del porqué de ese ejercicio, así como un verdadero

acompañamiento en el proceso de creación, para que logren expresar su mundo interior, lo que les

preocupa o lo que observan a su alrededor.

La planeación docente y la disciplina en educación artística La planeación de clases que realizan los docentes es otro aspecto relevante respecto a la manera como se

imparte la educación artística en la primaria y los criterios que más adelante se seguirán para evaluar esta

asignatura. La investigación mencionada mostró como una práctica común en los docentes la planeación

de las materias que consideran importantes, debido a que son evaluadas mediante un examen, mientras

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que, en educación física y educación artística, cuyos criterios de evaluación son distintos, la planeación ya

no es una práctica común. Los registros de observación indicaron que los pocos maestros que hacen una planeación presentan una

contradicción: mientras que para hacerla utilizan el Libro para el maestro. Educación artística primaria,

en las clases y en las actividades realizadas cambian el enfoque completamente respecto a lo planteado

en este texto, y aquí es necesario recordar que la principal actividad en educación artística fue copiar

imágenes. Estos hechos son comprensibles ante la prioridad de impartir los contenidos de las otras materias, ya que

existe la obligación de cumplirlos por las evaluaciones bimestrales, supervisadas por los directores de las

escuelas. Si consideramos que la educación artística no se evalúa bimestralmente con base en contenidos,

es previsible que pase hasta el último lugar. Lo anterior comprueba la necesidad de transformar un enfoque basado en contenidos por uno

cimentado en competencias, pues a final de cuentas el conocimiento se actualiza continuamente y lo que

los alumnos necesitan son las herramientas para hacerlo. Si a pesar de los contenidos de las otras

asignaturas se dedica un espacio a la educación artística, los maestros estarán contribuyendo a una

formación más integral de sus alumnos, dándoles elementos para un mejor desarrollo tanto cognitivo

como social. La disciplina (entendida como las normas de comportamiento y orden que los alumnos deben cumplir) es

otro de los factores que influyen en el aislamiento de la educación artística en la primaria, ya que

intervendrá en el tipo de actividades que los docentes planeen para esta materia. En el análisis de

contenido que realizamos en las dos aulas observa-das, encontramos que, en los mensajes del docente

hacia la disciplina escolar, su principal preocupación se encuentra en que los alumnos conserven el orden

en el salón de clases. Esto explica que la categoría “mensajes del docente hacia el mantenimiento del

orden” haya tenido el registro más amplio en los mensajes referentes a la disciplina.2 En ambas escuelas

el número máximo fue de 12, en clases de una hora o una hora y media. Sin embargo, el número más

común fue de tres mensajes. La educación artística, por desarrollarse en ambientes creativos y expresivos, requiere de normas de

disciplina más flexibles y comprensibles por parte de los docentes, así como de estrategias en las que se

involucre a los alumnos en la conformación de dichas normas para lograr un mayor compromiso en su

cumplimiento. Asimismo, es necesario recordar, como menciona Beriloz, que las necesidades de

comunicación y movimiento en los niños son mucho mayores que en los adultos: “para el niño el

movimiento de su cuerpo es tan necesario como comer o dormir” (2002: 115).

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La evaluación de la educación artística en la escuela primaria La evaluación es un proceso que más allá de asignar

una calificación, es útil para retroalimentar y

dialogar con los alumnos en sus procesos de

aprendizaje. En enfoques basados en competencias

se consideran, además de los conocimientos, las

habilidades y las actitudes de los estudiantes. La

calificación que se asigna a los alumnos en el

proceso de evaluación puede llegar a condicionar

una valoración posterior sobre un determinado

tema o materia; además, influye en la motivación y

autoestima de los estudiantes, por lo que es recomendable establecer criterios que realmente estén en

función de lo que se está evaluando.

La evaluación de la educación artística en la primaria es otro aspecto en el que se necesitan

reorientaciones y criterios claros, pues a pesar de que en la práctica se le dedica poco tiempo y se carece

de una metodología clara para el trabajo en el aula, los docentes también deben asignar una calificación

numérica cada bimestre, como en las demás asignaturas. Es común que cada maestro evalúe conforme a lo que considera el criterio más conveniente. Por ejemplo,

en las dos escuelas mencionadas a lo largo de este escrito, los docentes entrevistados indicaron las

formas de evaluación para asignar una calificación numérica al final de cada bimestre: “dependiendo del

maestro es como se le da la calificación al niño”, “de tin marín”, “como veamos al niño”, “por el promedio

de las otras materias”, “por un trabajo que se pide al final, como un lapicero hecho con popotitos”, o bien

por los trabajos que se entregan en las otras asignaturas y que los maestros consideran como educación

artística. En el caso de los maestros que asignan actividades específicas a sus alumnos para evaluar educación

artística, algunos consideran criterios como el interés o la participación del alumno; sin embargo, otros

siguen evaluando de acuerdo con el resultado, sujeto a los parámetros establecidos por el propio

maestro a partir de un modelo específico.

Especialistas como Gardner y Romero-Contreras establecen que, principalmente en educación artística,

es poco recomendable evaluar conforme al resultado logrado, pues esta asignatura está relacionada con

procesos creativos y expresivos, por lo tanto, muy subjetivos, sin parámetros establecidos, que pueden

diferir de las expectativas de los maestros (Bárcenas Barajas, 2007: 189).

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Vigotsky plantea: “no se debe olvidar que la ley básica del arte creador infantil, consiste en que su valor

no reside en el resultado, en el producto de la obra creadora, sino en el proceso mismo. Lo principal no es

qué escriben los niños, sino que son ellos mismos los autores, los creadores, que se ejercitan en la

inventiva creadora en su materialización” (Vigotsky, 1997: 88). Siguiendo a este autor, podemos decir que,

así como lo principal no es qué escriben o plasman los niños mediante cualquier actividad artística, lo

importante es que son ellos los autores de lo que están representando. La utilización de criterios como la limpieza o el apego al modelo que se copia en forma y colores, de-tiene

el desarrollo de las capacidades expresivas en los niños y todos los beneficios que ello conlleva, pues,

como lo establece Romero-Contreras, en la educación artística, cuando la evaluación se maneja como el

producto final más acabado, o bajo criterios como que sea correcto, perfecto o coherente, los niños

pasan por periodos de frustración, disminuyendo o aniquilando su capacidad creadora. Conviene

con-templar que existen diferentes niveles de expresión, previos a etapas más desarrolladas pero cada

una con un fin muy específico, que se convierten en la base para el crecimiento de las habilidades

expresivas y creativas (Bárcenas Barajas, 2007: 17, 190). En consecuencia, si en los criterios de evaluación se parte de que la calificación más alta será para el

producto final más acabado o con una representación más fiel de la realidad, se adoptará una perspectiva

en la que los niños difícilmente podrán expresarse libremente o verse a sí mismos como creadores. Además, si consideramos que las aulas están conformadas por diversos perfiles individuales y de

desarrollo en los niños, es imposible esperar que todos muestren el mismo nivel de interés, un similar

desarrollo de habilidades creadoras o expresivas hacia cada una de las manifestaciones y actividades

artísticas. Sin embargo, la apreciación artística puede contribuir a la integración de las diferentes

manifestaciones, a valorar el trabajo de los compañeros fomentando los procesos de reflexión, análisis y

percepción. Asimismo, es un buen momento para involucrar a los alumnos en procesos de coevaluación y

autoevaluación. La evaluación de los alumnos tendrá que concordar con la edad, las actividades y las habilidades

personales de los estudiantes, estas últimas, en el sentido de que una mayor habilidad en alguna

manifestación artística no necesariamente corresponderá con la más alta calificación, pues lo más

importante es la participación de los alumnos en el proceso creativo, expresivo y, por lo tanto,

cognoscitivo. López Calva plantea algunas preguntas que pueden ser una guía desde el momento de la planeación de

las actividades para esta materia hasta el establecimiento de los criterios de evaluación: “¿Qué tanto le

exigen al alumno ser atento, inteligente, crítico y responsablemente libre? ¿Cómo se pueden plantear los

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instrumentos (de evaluación) para que retroalimenten a la persona y al grupo? ¿Qué tanto los

instrumentos facilitan que el alumno aporte cosas novedosas y originales, ya sea en el contenido o en la

forma?” (López Calva, 2000: 133).

Los alumnos también deben ser escuchados y tomados en cuenta sobre los proyectos que quieren

trabajar en función de sus intereses y habilidades, pues esto permitirá que el aprendizaje sea significativo.

Finalmente, recordemos que lo que se pretende con la educación artística en una etapa como la primaria

es enriquecer la experiencia humana de los niños, que tengan la oportunidad de entrar en contacto con

experiencias diferentes a las que viven cotidianamente, sin establecer prioridades sobre lo clásico, lo

contemporáneo o lo popular. Si se logra este objetivo, además de propiciar ambientes para aumentar el

número de creadores e inventores, se contribuirá a una educación en la que el auto conocimiento y la

conciencia social se verán ampliamente favorecidos.

NOTAS

- Principal recurso con el que cuentan los docentes para planear e impartir esta asignatura.

- En segundo y tercer lugar, respectivamente, estuvieron los mensajes para que los alumnos atendieran la

explicación del maestro y guardaran silencio.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

1. ¿Por qué es importante el arte en la infancia y en el sistema educativo? Explica.

2. ¿Por qué es importante evaluar el proceso, lo sensorial y lo expresivo y no solamente

un producto acabado?

Lectura 2. Evaluación por competencias. DEFINICIÓN

Evaluar competencias es evaluar procesos en la resolución de situaciones problema. (Zabala, 2007, p.

193). La evaluación es el estímulo más importante para el aprendizaje (…) Un enfoque basado en

competencias asume que puede establecerse estándares educacionales y que la mayoría de los

estudiantes pueden alcanzarlos, que diferentes desempeños pueden reflejar los mismos estándares, y

que los evaluadores pueden elaborar juicios consistentes sobre estos desempeños. (McDonald. 2000. p.

42).

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50

En su función formativa, la evaluación debe dar información útil y necesaria para asegurar el

progreso en la adquisición de quien aprende. También de quien enseña. (Álvarez en Sacristán.

2008. p. 221).

La evaluación debe cumplir a que los estudiantes continúen aprendiendo, aún cuando en algunos

momentos esa tenga un fin sumativo, porque siempre será posible retroalimentar al evaluado para que

la aspiración y razón de ser de la evaluación sea la de contribuir a la mejora de los procesos de

aprendizaje. (Pimienta, 2008, p. 25).

La evaluación es una etapa del proceso de enseñanza-aprendizaje que se utiliza para detectar

el progreso del alumno. La información debe servir al profesor y al alumno para tomar

decisiones (López, 2005. p. 15).

PRINCIPIOS DE LA EVALUACION POR COMPETENCIAS

Según McDonald…

Validez: cuando se evalúa lo que pretende evaluarse en relación a los criterios de

desempeño.

Confiabilidad: Cuando la evaluación es aplicada e interpretada consistentemente de

estudiante a estudiante y de un contexto a otro.

Flexibilidad: Cuando se adaptan satisfactoriamente a una variedad de modalidades de formación y

a las diferentes necesidades de los estudiantes.

Imparcialidad: Cuando no perjudican a los alumnos particulares, cuando todos los estudiantes

entienden lo que se espera de ellos y de qué forma tomará la evaluación.

PROPOSITOS DE LA EVALUACIÓN

¿Para qué evaluar?

Brindar a los estudiantes una retroalimentación adecuada.

Recolectar evidencias de aprendizaje y de los progresos hacia los desempeños.

Desarrollar la capacidad de autoevaluación a lo largo de la vida profesional del

educando.

Validar competencias adquiridas en un contexto específico.

Permite conocer el grado de dominio de las competencias.

Tomar decisiones (administrativas, información para el estudiante, para el profesor, pronóstico sobre

el desarrollo o motivación de estudio.

Ayudar a los estudiantes a comprender claramente lo que se espera de ellos si quieren tener éxito

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en el curso.

¿QUE EVALUAR?

Contenidos de aprendizaje:

Conceptuales

Son los hechos, datos y conceptos basados en el aprendizaje significativo que requiere de una actitud

activa. Un concepto se adquiere cuando “se es capaz de dotar de significado a un material o una

información que se presenta”, “traducir algo con las propias palabras”. La comprensión de los conceptos

permite tener una representación propia de la realidad. (López, p. 21)

Procedimentales

Son los hábitos, habilidades, estrategias, algoritmos, métodos, técnicas, etc. Es un conjunto de acciones

ordenadas, orientadas a la consecución de una meta.

Implica el aprendizaje de un “saber hacer”, con un propósito claramente definido y que se espera

realizar de manera ordenada.

Una de las habilidades más importantes en el enfoque por competencias es la metacognición, ya que su

desarrollo “favorece la transferencia de habilidades adquiridas en un dominio de conocimiento a otros”.

(Duarte, p. 5).

Actitudinales

Son los pensamientos y sentimientos que demuestran, por medio de un comportamiento o una forma de

hablar, si algo gusta o disgusta. Son organizaciones de procesos motivacionales, emocionales,

perceptuales y cognitivos.

Quién evalúa Tipo de evaluación Características

Estudiante Autoevaluación Valoración realizada por los propios

estudiantes.

Reflexión sobre el propio proceso de

aprendizaje.

Desarrollo positivo sobre sí mismos.

Aprender a regular emociones, actos y

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52

Para evaluar los contenidos actitudinales lo más útil es obtener la información por medio de guías de

observación e inferir las actitudes a partir de las respuestas verbales o manifestaciones conductuales de

los sujetos ante el objeto. Por tanto, se necesita hacer una interpretación de los datos para luego realizar

la evaluación (López, p. 26).

¿CUANDO EVALUAR?

Evaluación concebida como estímulo en el aprendizaje que da importancia a los procesos de formación más que a los productos. (Mc Donald, p. 42). En ese sentido deberá ser continua atendiendo a diferentes tiempos en cada situación específica. INICIAL = finalidad diagnóstica

PROCESUAL = Valoración continua Retroalimentación sobre avances o dificultades Evaluación de actitudes FINAL = Formativa y/o sumativa Reflexión sobre el cumplimiento de los propósitos del programa

PASOS PARA EVALUAR APRENDIZAJES POR COMPETENCIAS

1. Preparación: Definir, qué se evalúa, qué tipo de evaluación-inicial, procesual, final- 2. Distinguir las competencias implícitas al logro de la actividad. 3. Definir los criterios de desempeño (cómo lo hace) e indicadores de logro (qué hace). 4. Diseñar el instrumento para evaluar; una mezcla de métodos y técnicas deberá ser usada para

proveer evidencia suficiente de la cual inferir el logro de competencia (Mc. Donald, p. 55). 5. Llevar a cabo la evaluación. 6. Interpretar los resultados (juicios y tomas de decisión del profesor sobre el progreso del

estudiante). 7. Realizar la metaevaluación (reflexión sobre el proceso de aprendizaje). METODOS Y TÉCNICAS DE EVALUACIÓN

responsabilidades.

Entre Estudiantes Co-evaluación Evaluación entre pares.

Especial para trabajos colaborativos.

Genera una valoración crítica.

Contribuye en los proceso de aprendizaje.

Estudiante y/o

profesor Hetero-evaluación Valoración de una persona sobre otra.

Valoración entre estudiantes o de

estudiantes al profesor y viceversa.

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53

Métodos y Técnicas Propósitos

Entrevista Técnica para evaluar el desempeño. Útil en áreas donde el juicio y los valores son importantes

pude ser estructurada, semi-estructurada o no estructurada.

Debate Técnica para evaluar el desempeño. Confirmar la capacidad para sostener un argumento

demostrando un conocimiento amplio y adecuado sobre la materia.

Presentación Técnica para evaluar el desempeño. Chequear la habilidad para presentar información de

manera adecuada a la materia y a la audiencia.

Examen

Técnica para evaluar el desempeño. Evaluar los conceptos y habilidades básicas y

aplicarlos

usando ejemplos prácticos .

Examen oral

Técnica para evaluar el desempeño. Revisar la profundidad de la comprensión de

temas

complejos y habilidad para explicarlos en términos simples.

Ensayo Técnica para evaluar el desempeño. Identificar la calidad y el estándar de escritura académica

y el uso de referencias, habilidad para desarrollar un argumento coherente, y

confirmar la

extensión, comprensión, y transferencia de conocimiento y evaluación crítica de

ideas.

Métodos y Técnicas Propósitos

Proyectos Método para evaluar el desempeño. Amplía el aprendizaje previo, desarrolla

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54

múltiples

habilidades para obtener información, innovar, organizar, crear, gestionar y

evaluar ideas.

Informes, críticas o Técnica para evaluar el desempeño. Para identificar el nivel de conocimiento y evaluar

artículos habilidades para el análisis y la escritura y temas de actualidad en una área.

Portafolio Técnica para evaluar el desempeño. Reflejan el aprendizaje anterior y los logros, incluye el

trabajo propio, las reflexiones sobre la propia práctica y la evidencia indirecta

de otros que

están calificados para comentarlo.

Solución de Técnica para evaluar el desempeño. Pone en evidencia habilidades cognitivas al exponer una

problemas respuesta-producto a partir de un objeto o de una situación.

Método de casos

Método para evaluar el desempeño. Evaluar la profundidad de análisis, la toma

decisiones,

habilidades comunicativas y la forma de aplicar lo aprendido en situaciones

reales que

sucedieron en un contexto particular

Diario Técnica para evaluar el desempeño. Esta técnica se utiliza principalmente para la

autoevaluación, la reflexión, la autovaloración y la critica a sí mismo.

Métodos y Técnicas Propósitos

Rúbrica Técnica de observación. Permite compartir con el estudiante la responsabilidad de su

aprendizaje y de su calificación. Evalúa niveles cognitivos altos donde la

producción y la

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55

CONCEPTOS RELACIONADOS CON LA EVALUACIÓN

Criterios de desempeño: Especificar los criterios con suficiente detalle para que cada estudiante

pueda juzgar la medida en que el criterio ha sido satisfecho. El criterio necesita: el área a ser

evaluada, los objetivos del trabajo de la evaluación, los estándares a ser alcanzados.

Indicadores de desempeño: es una estimador de una característica relevante del ámbito que se

pretende diseccionar, analizar y contrastar.

Calificación: Cumple con una tarea de certificar un aprendizaje, y esto se realiza por medio de la

asignación de un valor, que puede ser numérico o en forma de letra.

“La evaluación debe estar al servicio de quien aprende y al hacerlo simultáneamente

estará al servicio de quién enseña”.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

3. ¿Qué instrumentos de evaluación utliizas para calificar los trabajos de educación

organización de las ideas son importantes. Útil para que los estudiantes muestren

su

capacidad de integración y sus habilidades creadoras.

Escala de rango o Técnica de observación. Consiste en un grupo de características que se deben juzgar mediante

categoría

un tipo de escala. Sirven para observar comportamientos específicos y definidos y

permite

una forma común de comparación entre estudiantes.

Lista de cotejo

Técnica de observación. Permite al profesor identificar comportamientos con

respecto a

actitudes, habilidades y contenidos de asignaturas específicas.

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artística en tu aula de clase?

4. ¿Existe alguna diferencia entre la valuación en educación artística y a evaluación en

otras asignaturas? Explica.

UNIDAD IV: Bases Epistemológicas de la Investigación en

Educación.

Lectura 1: Echeverri S. (2012). Investigación en educación artística y formación de docentes en artes plásticas. Universidad de Antioquía. Vol. 12 N.2. Recuperado desde: https://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/unip/article/view/14438 Resumen: se muestran algunas tendencias recientes de investigación en educación artística, con la propuesta de

vincularlos de manera intencionada en la formación de docentes en artes, haciendo énfasis en la Investigación Educativa basada en las Artes, que permitiría

cruces de métodos entre la investigación educativa y aquellas dirigidas a la producción de obra artística. Se trata

de vías que permitirían transformar la percepción y la reflexión sobre la práctica docente y la reflexión

pedagógica retomando aportes desde la producción artística.

Lectura 2: Hernández F. (2008). La investigación basada en las artes. Propuestas para repensar la investigación en educación. Universidad de Barcelona Educatio Siglo XXI, n.º 26 · pp. 85-118. Recuperado desde: http://redmoon.nixiweb.com/iba/hernandez.pdf 1.

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Resumen: En este artículo se explora la génesis, tendencias y consecuencias para la investigación de la perspectiva

denominada ‘Investigación basada en las Artes’ (IBA) (Arts-based research- ABR). En el intent de vincular lo que se dice con el cómo se dice, la manera de dar cuenta de este propósito se lleva a cabo mediante el ensayo de formas narrativas que tienen que ver con esta perspectiva de investigación.

Lectura 1. Investigación en educación artística y formación de docentes en artes plásticas.

Introducción

El presente escrito se produce en un reco-rrido de búsqueda de comprensión, tanto en sentido práctico

como conceptual, de un en-foque que hemos acordado en llamar “educa-ción artística”2 , en este caso

preguntándonos por los cruces posibles entre el arte, la edu-cación y la pedagogía a través de procesos

de investigación, como relaciones posibles para construir objetos de indagación, explorar me-todologías y

proponer encuentros entre los hallazgos tanto del campo del arte como de la pedagogía, en lo

relacionado a formas de producción de conocimiento sobre el mundo y sobre nuestra labor profesional

(como artis-tas o como docentes).

Existen varias condiciones singulares que remiten a estas cuestiones: el haber sido estu-diantes de

instituciones de primaria y secun-daria en donde se obtiene cierta idea práctica y simplificada de lo que

se abordaba en el cu-rrículo como educación estética; el enfrentar sin más capital simbólico que esta

informa-ción escolar el pregrado en artes plásticas y vivenciar los abismos existentes entre el arte

profesional y la educación artística escolar; la actividad desarrollada entre la docencia en secundaria y la

formación de docentes en las licenciaturas de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia y por

último, la pertenencia y actividad en semilleros de investigación, tanto de la Facultad de Artes como de la

Facultad de Educación, lugares de mención diferenciada porque tienen implicaciones de distinción en sus

marcos teóricos, objetos de conocimiento, posturas epistemoló-gicas, etc.

Según Aguirre (2011), la educación artística presenta una capacidad de interacción con otras áreas de

saber que permi-ten su movimiento entre “los problemas y debates propios de la investigación artística,

la investigación educativa y la investigación en ciencias sociales” (22). En esta búsqueda de investigación

en cruces entre el arte, la pedagogía y la educación, se presenta una breve panorámica sobre algunas

tendencias, en relación con la producción de objetos, métodos y referentes conceptuales y la aplicación

de la investigación educativa basada en el arte en un ejercicio de indagación antropológico – pedagógica.

Es de anotar que en castellano existen importantes publicaciones seriadas sobre investigación en

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educación artística3.

1 Investigaciones en arte – educación en Brasil

Ana Mae Barbosa, (2011), una de las más importantes investigadoras en educación artística de

Latinoamérica, ha sido un referente en Brasil para la enseñanza del arte en las escuelas, las mediaciones

de formación en los museos de arte y el desarrollo de la “Propuesta Triangular”4, como forma de

organización de fines, contenidos y metodologías en la construcción de conocimiento en artes.

Luego de una investigación sobre las tesis producidas en Brasil sobre arte – educación (2011), la autora

nos presenta un balance de tendencias temáticas que han nutrido la pes-quisa en educación artística,

excluyendo con duras críticas los diagnósticos que muestran la situación de la enseñanza del arte con

sentimentalismos y sin novedades en los pro-blemas “conocidos por todos” (126), aquellas con interés de

mostrar la necesidad de la sensibilidad para el desarrollo hu-mano y los textos que simplifican demasiado

los problemas de la semiótica y la semiología, para el entendimiento de los profesores no universitarios.

En sus hallazgos nos enumera las tendencias temáticas en investigación. Los problemas que más han

abordado en las tesis son agrupados de la siguiente manera:

• Multiculturalismo e interculturalismo, como preguntas por la raza y la etnia en la transmisión del arte

y los contenidos culturales

• Arte y cultura visual, para observar la forma en la que los espectadores interpretan y conciben el arte,

la televisión y la publicidad, y las formas en las que las imágenes crean imaginarios a cerca de ciertos

sujetos

• Investigaciones de género sobre la formación de mujeres artistas y su relación con el mercado del arte,

además de la subjetividad de las mujeres como enseñantes de artes

• Trabajos historiográficos sobre la educación artística en Brasil

• Problemas políticos en los métodos de enseñanza del arte

• Nuevas tecnologías en arte – educación

• Desarrollo cognitivo a través del aprendizaje del arte

• Interdisciplinariedad en la enseñanza del arte

• El uso de medios artísticos en los proyectos sociales no escolares: aportes y problemas que lo impiden

• Mediación cultural en centros culturales y museos Las propuestas de Eisner

La primera contribuye a nombrar la realidad “tal como es” y la segunda, identifica relaciones causales a

partir de ciertos tipos de intervención. A partir de estas preocupaciones, Eisner en adelante propondrá

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diversidad de métodos y cambios de paradigmas que aportarán en la ABER (investigación educativa

basada en las artes, que ampliaremos más adelante), con el convencimiento (como sujeto tejido en la

posmodernidad), de que es posible pasar de formas de conocimiento absoluto y objetivo a

epistemologías de la ambigüedad como forma válida de producción de conocimiento (Canhmann – Tylor,

2008).

La mención diferenciada al autor se debe al reconocimiento como uno de los pioneros (a partir de la

década de los setentas) en la apertura de las búsquedas y posibilidades de la investigación en educación

artística como área de saber con necesidad de preguntarse por sí misma desde diversidad de miradas.

Compilaciones de Marín Viadel

En sus publicaciones, Marín Viadel (2003) nos muestra panorámicas bastante interesantes de varios

momentos de la investigación en Educación Artística en España. Por una parte, en la publicación de 2003,

el autor plantea la necesidad de la investigación en educación artística en tres sentidos: primero, los y las

docentes de artes deben pasar de ser consumidores de conocimientos en forma pasiva a ser productores

de cono-cimiento en forma activa, para lograr el de-bate y la confrontación entre profesionales propios

del área; segundo, se debe apuntar a la construcción de fundamentaciones para la toma de decisiones

docentes y aportar en la transformación de las orientaciones curriculares a partir de hallazgos

investigativos; tercero, los rápidos cambios y transformaciones de la actualidad requieren de la solución

de las problemáticas en forma sistemática y generalizada a través de la investigación. En este momento,

el autor concibe la investigación en Educación Artística introduciendo una nueva complejidad al dividir la

orientación temática y metodológica en cuatro posibilidades, subdivididas a su vez en enfoques

cualitativo o cuantitativo:

El siguiente cuadro permite ubicar estas investigaciones en las relaciones con otros campos, como

articuladoras de preguntas y métodos propios de la educación, el arte y las ciencias sociales y humanas.

Cuadro 1: Enfoques de investigaciones en educación artística: orientaciones temáticas y metodológicas.

Enfoque cuantitativo positivista: ORIENTACIÓN TEMÁTICA Enfoque cualitativo/ medición exacta de variables

Y METODOLÓGICA hermenéutico: comprensión del proceso

y resultados

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HISTÓRICA

Trabaja con documentos del pasado: Datación y catalogación de documentos libros, manuscritos, fotografías,

dibujos, Contextualización

planos, edificios, material escolar Relatos interpretativos

Clasificación en periodos o etapas

¿Qué sucedió y por qué sucedió así? Historias orales

Resultado: Historia de la Educación Artística

DESCRIPTIVA

Estudios demográficos Trabaja indistintamente con documentos

Observación participante

contemporáneos o con personas y grupos

Longitudinal Etnográfico

¿Qué es lo que sucede actualmente en

Transversal Comparativo

Educación Artística?

Correlacional Evaluativo

Resultado: conocimiento exacto y con

“Ex post Facto” o retrospectiva Estudios de casos

profundidad de los principales fenómenos

del aprendizaje artístico

EXPERIMENTAL

Trabaja con grupos de personas en contex-

tos naturales o en laboratorios Pre-test/post-test de un grupo ¿Cómo cambia o varía el aprendizaje

artís- Investigación en la acción

Pre-test/post-test con grupo de control tico en función de determinados estímulos

o contextos? Confirmación o refutación de teorías, solución de conflictos

TEÓRICA Y METODOLÓGICA

Trabaja con conceptos e ideas multidisci-

Nuevos instrumentos de observación o plinares Fenomenológica ¿Cómo comprender o interpretar más Constructivista

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En una compilación posterior (2005), Marín amplía considerablemente este espectro de orientaciones

temáticas y metodológicas, a partir de la pluralidad de intereses generados en los debates del seminario

Investigación en Educación Artística: temas, métodos y técnicas de investigación sobre el aprendizaje y la

enseñanza de las artes visuales5 e introduciendo relaciones del aprendizaje y la enseñanza del arte con

los debates planteados actualmente en el área, los enfoques, técnicas y estrategias, y los temas

emergentes (aprendizaje e internet, educación artística y museos, interculturalidad y pedagogía crítica,

arte terapia, teorías feministas, entre otras). Éstos tres ámbitos: las discusiones actuales, las

orientaciones metodológicas y los temas emergentes, se encuentran íntimamente articulados en tanto

preguntas planteadas a los contenidos, los fines, las formas y el contexto en el que enseñamos y

aprendemos las artes. Se vinculan en la búsqueda de posturas nuevas, de revisión y de interrogación a las

prácticas difusas pero arraigadas que generan los abismos anotados entre las artes y su enseñanza en las

escuelas, las artes y su contexto, las selecciones de contenido sin ningún tipo de problematizaciones y

asentadas en el “sentido común”. Un gran universo de posibilidades críticas necesarias en una formación

pertinente de licenciados en artes. Entre las nuevas propuestas que esboza Marín Viadel en esta

publicación, presenta un apartado sobre investigación educativa basada en las artes visuales (223 – 274),

como ve-remos a continuación.

2. Investigación educativa basada en las artes

Cahnmann-Taylor y Siegesmund en 2008 editan un libro en el que despliegan una serie de cuestiones y

ejemplos sobre las formas en las cuales los procesos de investigación, inauguran y desarrollan nuevas y

múltiples relaciones entre las artes y las ciencias, en el marco de un contexto crítico y posmoderno de la

producción de conocimientos sobre lo educativo. La intención primordial de su texto es explorar nuevos

campos de “juego” y realizar una mirada sobre las posibilidades que pueden construirse al considerar a

medición de variables del aprendizaje en

adecuadamente lo que es y ha sido la Feminista

artes visuales

Educación Artística? Cognitivista

Nuevos conceptos, teorías o métodos

de

enseñanza e investigación

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las ar-tes como formas de observar, interpretar y conocer “la realidad”6. Entre las posibilidades de este

tipo de investigación, se incluye la generación de discusiones sobre la realidad es-colar a partir de obras

artísticas, que permite observaciones nuevas y profundas en comparación con otros tipos de textos

académicos, la capacidad de otros lenguajes e imágenes para describir las emociones indescifrables y las

experiencias intelectuales en los contextos educativos, integrando a los educa-dores que no tienen

formación artística en el proceso de construir y analizar la información. La propuesta parte de la base

según la cual las artes tienen mucho que ofrecer a los investiga-dores en su proceso de pensamiento

clarificador y en la complejidad con la que logran observar el mundo, y contempla el uso del arte en las

aulas, en los medios de recolección e interpretación de la información, en la participación de los docentes

en creaciones artísticas literarias, pictóricas, teatrales, etc., y todas aquellas rutas que impliquen y

permitan movimientos de relación entre arte, investigación y enseñanza, principalmente en el campo de

las ciencias sociales. Tras mostrar los fundamentos, la definición, la historia y problemas de la

investigación educativa basada en las artes, los capítulos de la compilación aluden a la poesía y la

indagación educativa, la investigación visual y la indagación performática, el etnodrama y la etnoficción,

desde puntos de vista de diversos autores.

A nuestro modo de ver, la arts-based re-search in education, se vincula con la investigación en artes, que

desde el punto de vista de Montoya (2006) apunta a la producción de obra artística como resultado de

una investigación en la que se intenta comprender los problemas y objetos a través de la reflexión

rigurosa sobre el contexto y un sentido de pertenencia con el asunto tratado artísticamente. En un

proceso riguroso que implique el análisis, la comprensión, la interpretación, la transformación y la

construcción de sentidos con incidencia en el ambiente, se pone en cuestión el propósito de la obra de

arte: ahora se trata de formular el problema en términos del proceso para su elucidación y resolución. El

(o la) artista deviene ahora un investigador, cuya participación política y capacidad argumentativa le

permiten proponer, asumir y valorar los cambios generados en juicios fundados y sin ceder a fórmulas

preestablecidas en el proceso creativo.

Investigación en artes e investigación en educación artística

Ahora bien, si todo artista asumiese esta dinámica como forma legítima de producción de obra, y a sí

mismo como investigador, y particulariza ésta mirada en problemas pertinentes al ámbito de lo educativo

y pedagógico, entonces podríamos hablar de un tipo apropiado de investigación para la formación de

docentes en artes, en el cual se involucren tanto las formas de observación propias de la sensibilidad y la

percepción formadas en el arte, así como los problemas educativos del contexto en el cual realiza la

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práctica pedagógica o la labor de enseñanza.

Sería una manera de lograr un cruce que enriquezca objetos, métodos y resultados en el cruce entre arte,

educación y pedagogía.

A propósito de estas “donaciones” que enriquecen mutuamente los saberes, es diciente la cita que

Aguirre nos trae de Eisner (2011):

“Las artes pueden ser usadas de un modo pro-ductivo para ayudar a comprender más imaginativamente

y más emocionalmente, problemas y prácticas que merezcan la atención en nuestras escuelas” (23).

Como contrapartida de esta mirada, no siempre los docentes en formación en artes asumen que lo

educativo se comprenda como fenómeno complejo y diferenciado, necesario de observarse y analizarse

desde diversos puntos de vista y que la educación continua-mente produce sentidos que deben

analizarse y cuestionarse, para ser transformados desde su comprensión profunda. En otros casos, son

los docentes de los programas de formación quienes no se convencen de la pertinencia de lo educativo

como problema de investigación y alientan a los estudiantes para que sus trabajos traten sobre

problemas puramente artísticos, invalidando preguntas de carácter pedagógico, propias de la disciplina o

la enseñanza de la educación artística; y en otros casos, en tanto se trata de un “área marginal”, no es

muy financiada o apoyada por los entes administrativos7.

De todas maneras, consideramos que, si es indispensable conocer las diversas realidades de la enseñanza

del arte de un modo documentado y emplear la percepción desarrollada por la mirada del artista como

medio de conocer la realidad, así como los lenguajes artísticos como formas de comunicación de los

hallazgos, en la manera que mostramos más adelante.

Sobre el cruce entre el arte – la educación – y la pedagogía se debe aclarar, entendiendo que lo

pedagógico no se reduce a lo escolar, tratamos dicho cruce como un fecundo espacio que se abre, no sólo

para interrogar a la escuela en relación con el arte o viceversa, sino para indagar por todos aquellos

fenómenos sociales en los que la imagen se ve implicada como un vehículo de significación con ciertas

intenciones formativas. Las cuales pueden ser, siguiendo a Runge (2008), formación en las imágenes,

formación a través de las imágenes, imágenes internas y discurso pedagógico en tanto cargado de

imágenes, analizables mediante estudios de metaforología.

Por otra parte, aludimos a otros espacios distintos de la escuela donde acontece la enseñanza de lo

artístico: museos, talleres, casas de la cultura, institutos de bellas artes; en ellos continúa en función un

proceso de transmisión cultural al que se le puede y debe interrogar por las prácticas y posturas

didácticas, el currículo, las intenciones formativas, los fundamentos, entre otros.

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El proceso de formación de docentes en artes podría ser el momento en el que estos futuros

profesionales interioricen las posibilidades y los medios para investigar en estas líneas. Incluso en la Ley

General de Educación se articula la actividad investigadora de los docentes al trabajo en las escuelas, sea

en términos de la comprensión y producción de conocimiento sobre la enseñanza, o en términos de

producción en su saber específico. Esta normatividad, entre otras circunstancias, desplaza la idoneidad

exclusiva de las instituciones de educación superior sobre la posibilidad de investigar, hacia otros ámbitos:

la escuela. En esta medida se hace necesario indagar por las condiciones que caracterizan los procesos de

investigación apropiados y llevados a cabo desde los programas de formación de los y las docentes en

artes, y si se asume ésta necesidad de formación mediante procesos de investigativos que trasciendan los

ejercicios de indagación durante el pre grado.

Investigación y formación de docentes en artes

Según Arañó (2003, 161), sobre la investigación en educación artística: “si se tuviera un concepto más

claro y se do-minaran los métodos y teorías que se aplican probablemente habría mayor variedad de

temas y estrategias de investigación”. Guardadas las proporciones, es en ese sentido que se hace

necesario mostrar unas tendencias de los objetos, los métodos, los enfoques, en indagación durante el

pregrado.

tanto este pequeño muestreo permitiría la apertura a propuestas y el diseño de nuevos modelos en

nuestro contexto. En los cursos del programa de Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de

Antioquia, se realizan investigaciones para observar, identificar, analizar y comprender comunidades, no

sólo en la escuela, sino también en las llamadas tribus urbanas y poblaciones vulnerables. Para tal fin, se

apoyan en autores propios del ámbito de la etnografía. Otro ejercicio significativo lo constituye el uso de

diarios de campo a través de los cuales se analiza y problematiza la propia identidad como docentes. En

ese sentido, los colegas realizan apropiaciones de autores con grandes desarrollos en el campo de las

ciencias sociales y humanas, como vehículo de indagación sobre los problemas pertinentes a su curso.

A cerca de la percepción sobre los procesos de investigación en la formación de docentes en artes, es de

mencionar que existe una convicción generalizada de su necesidad, en tanto permite dudar

permanentemente del oficio: “el docente que aprende a preguntarse consiente e inconscientemente,

puede generar procesos de investigación”8; también permite contextualizar a los docentes en formación

en un marco real, donde se contextualiza la pedagogía y se somete la creencia a la realidad, lo que a su

vez implica llevar los aprendizajes a la vida. Así se logra un paralelo entre teoría y práctica y una

modificación de los imaginarios, y en esa medida, de los sujetos: “La investigación implica ser capaz de

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deshacer cosas para hacer otras”. También permite confrontar a los docentes en formación con un marco

real, sirve para sondear la realidad, relacionar la pedagogía con el entorno, reelaborar el conocimiento

propio y ser capaz de organizar y ordenar los procesos de aprendizaje. Por último, la creación de una

“conciencia de mirada” que logre integrar la educación a la ciudad, como contexto, y generar diversas

visiones sobre ésta. A los docentes de la licenciatura les parece que la investigación propicia la

interdisciplinariedad y permite la toma de decisiones sobre las formas de intervenir desde lo pedagógico

para mediar entre el quehacer estético y artístico. En una conclusión parcial, podría decirse que los

docentes que participamos en la formación de docentes en artes plásticas valoramos en alto grado la

importancia de que los estudiantes lleven a cabo procesos de investigación.

Si bien es cierto que los maestros nos referimos en términos muy positivos y de manera satisfactoria a los

ejercicios de investigación que llevamos a cabo en el proceso de formación de docentes, queda aún

mucho por reelaborar, re-tomar y plantear, en un campo en construcción como es la educación artística.

Desde este punto de vista se requiere propiciar la indagación reflexiva sobre, entre otras, las prácticas de

enseñanza. Según Tezanos (2006, 75), “la tradición que recoge la formación profesional de los científicos,

asume que la praxis investigativa se aprende en la tarea cotidiana, de manera natural, no taxativa”, lo que

derivaría en abordar en forma crítica las categorías de análisis de “la teoría”, llevando a cabo un proceso

desde el inicio de la formación, de aprendizajes iniciales sobre herramientas de recolección de

información. La práctica docente, como lugar de enfrentamiento o espacio de la familiarización que

mencionábamos, ha sido tradicionalmente limitada en los procesos de formación de maestros de

secundaria, en los cuales se privilegia la formación disciplinar (Tezanos, 2006: 78), ya que conocer los

contenidos es saber enseñarlos.

Pero, según la autora, existe un valor formativo de la práctica (y en tanto se forman docentes ésta debe

ser la práctica de la enseñanza), cuando se parte de “un principio esencial al proceso de formación: lo

práctico está siempre articulado y se realiza conjuntamente con lo teórico”. (Tezanos, 2006: 83) Esta

nueva concepción de la práctica, como escenario de reflexión sobre lo cotidiano, debe además articularse

con una permanente socialización de los resultados sobre las observaciones. Así se hace necesario

retomar espacios de discusión en los cuales los estudiantes compartan e intercambien sus preguntas, sus

hallazgos, sus fuentes y su experiencia. La investigación requiere siempre de la transferencia de los

conocimientos producidos y la información de los resultados. Para Arañó, “es fundamental implementar

socialmente los logros investigados como única vía de rentabilizar social y económicamente los esfuerzos

realizados. Éste en un aspecto que no sólo se encuentra deficitario en la actualidad, sino que parece no

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recoger ninguno de los programas dedicados a la formación del personal investigador”. (2003: 163)

Para culminar con las consideraciones que se pueden tener en cuenta para la formación de docentes

investigadores en artes, adaptamos de Gil y Barragán (2003, 151)9 algunas implicaciones de la perspectiva.

Entre ellas podemos contar la promoción continua del desarrollo de la reflexión, la deliberación y la

argumentación crítica de diversos aspectos implicados en los discursos y la práctica de docentes en artes;

el conocimiento de la realidad de la enseñanza del arte en secundaria, al tiempo que se indaga en la

posibilidad de su transformación desde la comprensión de los contextos; la ampliación y profundización

de la relación con los profesores de secundaria y las tutorías en los centros de práctica, para que sean

asumidos como procesos de formación complementaria y no como la “aplicación de la teoría” que ya se

comprende. Es de agregar la necesidad de conocer las condiciones en las cuales se ha llevado a cabo

históricamente la formación artística en todos sus niveles y formas de acontecer, lo que permitiría la

reformulación pertinente y constante de los fines, métodos y medios del área de educación artística.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

2. Para qué sirve la investigación en educación artística

3. Realiza un ensayo breve a partir de la siguiente frase: “La investigación implica ser capaz de

deshacer cosas para hacer otras”

Lectura 2: La investigación basada en las artes. Propuestas para repensar la investigación en educación

Un punto de partida

Trabajo como profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, donde trato de

favorecer experiencias de aprendizaje y de investigación relacionadas con la fundamentación disciplinar

de las ar-tes. Especialmente desde la Psicología del Arte y el análisis del significa-do cultural de las

representaciones del arte y los artistas. Además, indago las relaciones entre Cultura Visual, Artes

Visuales y Educación. Desde los inicios de mi relación con el campo de las Artes Visuales he tratado de

explorar alternativas a lo que se considera como ‘investigación científi-ca’, de manera que el rigor y la

exigencia no queden excluidos de formas de indagación que traten de captar los procesos vinculados a

diferentes formas de experiencia. Una de ellas sería la artística (Hernández, 2006). Esta posición, desde

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la que vinculo las artes con la educación, ha esta-do presente en mi trayectoria, tanto en proyectos de

investigación com-petitivos (Hernández, 2003-2006; Lindblad, 2004-2007; Sancho, 2003-2006) como en

la dirección de tesis doctorales (Marçal, 2006; Sánchez de Serdio, 2007) y en acciones específicas de

formación (Hernández y Sancho, 2006). Los primeros pasos de esta relación entre arte y educa-ción son

los que paso ahora a señalar.

A raíz de la publicación del libro que coordinaron José Gimeno y Án-gel Pérez (1983) tuve la

oportunidad de descubrir por primera vez una influencia/aportación de las artes a la educación que iba

más allá de las contribuciones de la Educación Artística. Me refiero a la propuesta de evaluación que

Elliot Eisner (1981) planteó basada en los procedimien-tos de la crítica artística (Pérez, 1983). Cuando

en los años 70 y 80 Elliot Eisner propuso un modelo de evaluación basado en la crítica artística estaba

señalando el camino que ponía en relación conocimientos y ex-periencias derivadas de las artes visuales

con concepciones y prácticas relacionadas con la educación escolar. En aquel momento no fui

cons-ciente de la importancia que tendría esta relación en mi posterior tra-yectoria como docente e

investigador en el campo de la educación y las artes visuales y la cultura visual. Pero sirve aquí para

señalar un primer mojón de mi relación con la temática que exploro en este artículo.

Algunos años más tarde, en 1993, a raíz de mi acercamiento a la propuesta de educación de las artes

“Arts Propel’ que planteaba el grupo Zero de la Universidad de Harvard y que lideraban entonces

Howard Gardner y David Perkins, me encontré por vez primera la sugerencia de introducir utilizar el

portafolio de artista como estrategia para la eva-luación comprensiva (Sancho y Hernández, 1998).

Tampoco entonces fui consciente en cómo la representación del proceso de aprendizaje mediante

portafolios iba a influir en mi manera de favorecer la construc-ción de experiencias de aprendizaje en la

Escuela y la universidad. Estas experiencias constituyen una puerta de entrada que me ha permitido

explorar los tránsitos entre las artes y la educación.

Lo mismo parece suceder ahora con el movimiento denominado In-vestigación basada en las Artes (IBA)

(Arts based Research –ABR- en in-glés) que se inició como parte del giro narrativo (Conelly y Clandinin,

1995, 2000; Lawler, 2002) en la investigación en Ciencias Sociales a principios de los años 80 y que

vincula, a partir de un doble relación, la investigación con las artes. Por una parte, desde una instancia

epis-temológica-metodológica, desde la que se cuestionan las formas hege-mónicas de investigación

centradas en la aplicación de procedimientos que ‘hacen hablar’ a la realidad; y por otra, mediante la

utilización de procedimientos artísticos (literarios, visuales, preformativos, musicales) para dar cuenta

de los fenómenos y experiencias a las que se dirige el estudio en cuestión.

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En este artículo estos dos ejes son puestos en relación con la nece-sidad de explorar –desde posiciones

alternativas- formas de representa-ción de la realidad que permitan mostrar -desde su complejidad-

expe-riencias y relaciones que normalmente quedan invisibilizadas por las maneras tradicionales de dar

cuenta de las evidencias y los análisis que sirven de fundamento a la narrativa de la investigación.

El contexto de la investigación basada en las artes

Desde que el empirismo primero y el positivismo más tarde establecieron las bases del denominado

método científico, se ha naturalizado una relación de carácter unívoca entre investigación científica e

investiga-ción. En este vínculo la investigación científica sería aquella que de una manera u otra se basa

en la observación - se supone que objetiva- de un fenómeno y, sobre la que mediante la aplicación de

una serie de mecanismos de control y fiabilidad, se trata de que las condiciones de la investigación y sus

resultados puedan ser reproducibles, verificables, extrapolables, generalizables y aplicables.

Esta visión de la investigación científica se puede localizar dentro de la corriente dualista que ha marcado

durante casi trescientos años al pensamiento occidental y que ha significado, por ejemplo, aceptar como

necesaria la separación entre el sujeto que observa e investiga y el objeto observado y sobre el que se

investiga. Además, considera que tanto el proceso como los resultados de la investigación convienen que

sean matematizados, es decir, reducidos a términos numéricos, en aras de una mayor objetividad y

fiabilidad. Las condiciones para que se lleve a cabo esta investigación han de ser, sobre todo, las que

tienen lugar en el laboratorio.

El arraigo de esta tradición como forma legítima de considerar lo que es (y no es) investigación ha llevado

por ejemplo a considerar que son sólo los científicos vinculados a las Ciencias Experimentales quienes

realizan investigación (de verdad), y a establecer una visión/posición jerárquica de éstos respecto, por

ejemplo a los científicos sociales o a quienes realizan su tarea en el campo de las Humanidades.

En cualquier caso, la hegemonía de la racionalidad presente en la investigación en las Ciencias

Experimentales se proyectó en los otros ámbitos del conocimiento humano. Así, y por extensión, a

comienzos del siglo XX, se comenzó a hablar de Ciencias de la Educación, Ciencias del Lenguaje, Ciencias

Humanas, Ciencias Sociales, tratando de estable-cer un proceso de legitimación mediante la

incorporación de la noción de Ciencia –y de lo que se consideraba su método de investigación- a

cualquier otro campo disciplinar. De esta manera, un ámbito del co-nocimiento humano es legitimado

cuando se vincula con el sustantivo ciencia, y la ciencia tiene su razón de ser en cuanto lleva a cabo

inves-tigación siguiendo las condiciones establecidas por el método científico. De este afán de mimesis se

ha derivado, como señala Bruno Latour (2000:114), que “la imitación de las ciencias naturales por las

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ciencias sociales haya sido una comedia de los horrores”.

En esta historia, Bruner (1991) fue uno de los autores que participó en este cuestionamiento con sus

críticas a la deriva que tomó el cognitivis-mo en la Psicología. Para él, el conocimiento y la creación

humana se divide en dos modalidades. La ‘paradigmática’ que busca la experiencia basándose en la

prueba lógica, el análisis razonado y la observación empírica. Y la ‘narrativa’ que está más centrada en el

ser humano, en sus intenciones, experiencias, deseos y necesidades. Bruner considera que el equilibrio

entre estas dos modalidades, entre pragmatismo e ima-ginación, es esencial para una narrativa del yo

saludable, y por tanto para una construcción identitaria ponderada. Para Bruner será la narra-tiva

biográfica, el relato de vida, que opera de una manera similar a una conversación entre el modo

pragmático y el modo narrativo/imaginativo, donde cristalicen unas representaciones que pueden influir

y cambiar las percepciones de la identidad en el autobiógrafo.

El impacto de estas ideas, no sólo han supuesto abrir la investigación a otras formas narrativas que

representen geografías de la experiencia humana que habían quedado ocultas bajo la capa del

objetivismo, sino también a cuestionar lo que es o puede ser investigación. Eso ha llevado a autores como

Eisner (1998) y Barone (2001) a plantear que la investi-gación científica es sólo un tipo de investigación,

pero que no es la única forma de investigación posible. Sobre todo si se trata de investigar fenó-menos

relacionados con comportamientos humanos, relaciones sociales o representaciones simbólicas. Es por

eso que en la actualidad se habla de investigación etnográfica, biográfica, histórica, narrativa,

preformativa,… (Bolívar, 1998). Desde estas perspectivas que miran al sujeto y a la narrativa que da

cuenta de la experiencia, de lo que se trata, como señala Eisner (1998: 283), es de

“abrir nuevas vías de pensamiento sobre cómo llegamos a saber y explora-mos las formas, a

través de las cuales lo que sabemos se hace público. Tales formas, como la literatura, el cine, la poesía

y el vídeo se han utilizado du-rante años en nuestra cultura para ayudar a que las personas vean y

compren-dan cuestiones y acontecimientos importantes. En raras ocasiones se han uti-lizado en la

realización de investigación educativa. Estudiamos la enseñanza con herramientas estadísticas muy

poderosas, pero rara vez la estudiamos también como un arte práctico. Mi propósito es plantear otros

modos de ver cómo puede realizarse la indagación en cuestiones educativas”.

Para abrir estas nuevas vías es necesario replantear la creencia que establece que el conocimiento sólo se

produce desde el raciocinio que de forma inductiva o deductiva se relaciona con una base empírica. Un

efecto de este replanteamiento se refleja en el giro narrativo en la investi-gación en Ciencias Sociales

(Denzin, 1997) y en la perspectiva feminista de investigación (Davis y Srinivasan, 1994; De-Vault, 1999).

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Esta última ha sido clave para cuestionar la posición de los investigadores que ‘hacen hablar’ a la realidad,

en lugar de permitir –actuando como me-diadores- que la realidad hable por sí misma. Otras dos

cuestiones que también provienen de esta perspectiva es la centralidad narrativa que se le otorga a la voz

y la experiencia del investigador y de los colaborado-res y el rescate que se hace de lo biográfico como

elemento central de la reconstrucción de la experiencia vivida. De estas y de otras influencias se nutre la

IBA y a ellas volveré más adelante.

En este marco, lo que Eisner (1988) plantea, en la tradición de Dewey (1949), es que el conocimiento

puede derivar también de la experiencia. Y una forma genuina de experiencia es la artística. Este

reconocimiento de la experiencia artística ha llevado a Sullivan (2004) a proponer un enfoque de

investigación que permite teorizar la práctica de las artes visuales situándola en relación a tres

paradigmas: el interpretativo, el empirista y el crítico. Sullivan argumenta que las teorías explicativas y

transformativas del aprendizaje humano pueden encontrarse en la ex-periencia que tiene lugar en el

taller de arte. En su libro plantea que “la práctica del arte puede reconocerse como una forma legítima

de investi-gación y que la indagación puede localizarse en la experiencia del taller” (p.109).

Ésta es una de las dos tradiciones desde la que se puede reconstruir la génesis de la IBA. La otra tiene que

ver con el auge, desde finales de los años 60, del arte-terapia. Este movimiento llevó a muchos artistas al

campo del arte-terapia y de la educación. Este tránsito hizo necesario introducir procedimientos que

dieran cuenta -incluyendo formas artísti-cas- de los procesos terapéuticos y educativos. Como señala

Speiser (sf), con este propósito se plantean una serie de temas para ser abordados desde una perspectiva

de investigación que incluye procesos y represen-taciones artísticas:

“cada uno de los investigadores presenta ejemplos de sus intentos de dar significado a cuestiones

que son importantes a través de una indagación ar-tística. Todos están implicados en sus procesos

creativos. Algunos exploran temas en torno al yo y la identidad. Otros afrontan la cuestión del cambio

en los sistemas terapéuticos y educacionales o en las relaciones cliente/estu-diante. En cada uno de

estos campos el compromiso del autor se vincula a una forma particular de arte que le sirve como

medio-guía para la indagación y como vehículo a través del cual emerge la investigación”.

Esta segunda tendencia, como señala McNiff (1998) en su libro Art-Based Research, se vincula a la

necesidad de justificar al arte-terapeuta ante los ojos de otros profesionales, de manera que le

posibilitara legi-timarse y demostrar que tenía un lugar entre quienes se dedicaban a la salud mental.

Pero además de esta finalidad de legitimación, se puede observar que hay una serie de elementos

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comunes entre la tradición de la IBA vincula-da al giro narrativo en la investigación y la necesidad de

reconocimiento de la experiencia artística desde el arte-terapia. Ambas utilizan méto-dos comunes para

recoger evidencias que den cuenta de la experien-cia, como son el diálogo, la observación y la

observación participante. Además de procedimientos interpretativos similares de carácter heurístico,

hermenéutico, fenomenológico y ‘sustentativos’ (vinculados a la denominada ‘grounded theory’). En

ambas tradiciones también se hace referencia a las cuestiones éticas del arte, a la propiedad de la

interpreta-ción y a una definición relacional del arte, que incluye habilidades que permiten trabajar de

manera simultánea con los componentes visuales y verbales.

Llegados a este punto estamos en condiciones de comenzar a delimi-tar los posibles significados de la

IBA.

¿Qué significa una investigación basada en las artes?

Para Barone y Eisner (2006) no se puede responder a esta pregunta sin plantearse previamente otros

interrogantes: ¿En qué medida las artes pueden dar cuenta de un proceso de investigación? ¿En qué

medida al tomar las artes como referentes para la investigación en un campo ‘fuera’ de las artes se

aportan significados que de otra manera no podrían emer-ger? ¿En qué medida esta pregunta cuestiona

el sentido comúnmente aceptado sobre lo que es investigar – desvelar lo que no ha sido dicho?

Para responder a estas preguntas es necesario primero explorar algu-nas de las relaciones entre las

actividades artísticas e investigadoras y, desde la publicación que acoge este artículo, también con la

educación. Se puede apreciar una primera relación que se podría denominar como tautológica y que

asume que en toda actividad artística hay un propósito investigador. Al tiempo que una finalidad

pedagógica, en el sentido de que construyen y proyectan representaciones sobre parcelas de la reali-dad,

que fijan maneras de mirar y de mirarse.

La otra posición, de carácter complementario, considera que algu-nas actividades de indagación

contienen y muestran elementos esté-ticos y aspectos de diseño que afectan a la propia indagación.

Estos elementos, por otra parte, están presentes en todas las actividades edu-cativas. Cuanto más

visibles sean más se pueden caracterizar como investigación basada en las artes. Los elementos de

diseño o de orden estético utilizados, por ejemplo en la investigación educativa basada en las artes,

pueden variar de acuerdo con el tipo de artes que utilice el investigador.

Tenemos así una primera definición, que deviene de la reflexión de Barone y Eisner (2006), que configura

a la IBA como un tipo de inves-tigación de orientación cualitativa que utiliza procedimientos artísticos

(literarios, visuales y preformativos) para dar cuenta de prácticas de ex-periencia en las que tantos los

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diferentes sujetos (investigador, lector, colaborador) como las interpretaciones sobre sus experiencias

desvelan aspectos que no se hacen visibles en otro tipo de investigación. Pero esta no es la única

definición.

Para Leggo, Grauer, Irwin y Gouzouasis (2004-2006), que forman par-te del grupo de investigación

A/r/tography de la Universidad de British Columbia, los investigadores que sigue esta perspectiva

incorporan for-mas de indagación visual, performativa, poética, musicales y narrativas en sus proyectos

innovadores de investigación; además expanden los límites de las prácticas de la investigación en Ciencias

Sociales, e in-vestigan cómo estas formas de indagación basadas en las artes pueden ser utilizadas,

representadas y publicadas para audiencias académicas, profesionales y de público en general.

Para Huss y Cwikel (2005) la finalidad de la IBA es utilizar las artes como un método, una forma de análisis,

un tema, o todo lo anterior, dentro de la investigación cualitativa; como tal estaría dentro del grupo de

formas alternativas de investigación. Se utiliza en la investigación en educación, ciencias sociales,

humanidades y arte terapia.

Mullen (2003) por su parte, considera que hay en la bibliografía sobre investigación cualitativa una

‘explosión’ de formas de investigación ba-sadas en las artes. Lo que tienen en común estas formas de

investigación es que al indagar sobre la creatividad (los contenidos de la investigación) y su interpretación

(una explicación de los contenidos) el participante en la investigación se fortalece, la relación entre el

investigador académico y el investigador participante se intensifican y se hace más igualitaria, y los

contenidos son culturalmente más exactos y explícitos, dado que se utilizan tanto formas de

conocimiento emocionales como cognitivas.

Por su parte Mason (2002) y Sclater (2003) han puesto el énfasis en la relevancia de los métodos

utilizados en la IBA, en la medida en que consideran que los dibujos, las historias o la utilización de

viñetas o fo-tografías no sólo actúan como disparadores en una entrevista, sino que pueden también

ayudar a conectar abstracciones ideológicas con situa-ciones específicas, al utilizar tanto elementos

personales y colectivos de la experiencia cultural.

Silverman (2000), a su vez, considera que la finalidad de cualquier investigación es permitir acceder a lo

que las personas hacen y no sólo a lo que dicen. En este sentido las artes llevan ‘el hacer’ al campo de

investigación.

La definiciones de investigación basada en las artes pueden locali-zarse, además de en los autores citados,

en otros como Kapitan, (2003),

Hervey, (2000), McNiff, (1998), Allen, (1995), Linesch, (1995). Basándo-se en la definición de McNiff’s

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(1998: 13) Speiser (sf) la considera como “un método de indagación que utiliza elementos de la

experiencia de las artes creativas, incluyendo el hacer arte por parte del investigador, como maneras de

comprender el significado de lo que nosotros hacemos den-tro de nuestra práctica y de la enseñanza”.

Desde estas definiciones se puede realizar, de la mano de Barone y Eisner (2006), la siguiente

caracterización de la IBA:

- Utiliza elementos artísticos y estéticos. Mientras que la mayoría de la investigación en

Humanidades, Ciencias Sociales y Educación utiliza elementos lingüísticos y numéricos, la IBA

emplea elemen-tos no lingüísticos, relacionados con las artes visuales o performa-tivas.

- Busca otras maneras de mirar y representar la experiencia. A dife-rencia de otras perspectivas de

investigación la IBA no persigue la certeza sino el realce de perspectivas, la señalización de matices

y lugares no explorados. Por eso no persigue ofrecer explicacio-nes sólidas ni realizar predicciones

‘confiables’, sino que pretende otras maneras de ver los fenómenos a los que se dirija el interés

del estudio.

- Trata de desvelar aquello de lo que no se habla. Tampoco pretende ofrecer alternativas y

soluciones que fundamenten las decisiones de política educativa, cultural o social, sino que

plantea una con-versación más amplia y profunda sobre las políticas y las prácticas tratando de

desvelar aquello que se suele dar por hecho y que se naturaliza.

Es necesario reconocer que estos propósitos no son exclusivos de la IBA. Hay perspectivas postmodernas

de investigación –basadas en textos-que tienen una propuesta similar, como sería el caso de los

diferentes ti-pos de investigación biográfica (Bolívar, 1998); pero en opinión de Baro-ne y Eisner (2006)

estas investigaciones no posibilitan la transformación de los sentimientos, pensamientos e imágenes en

una forma estética.

El desafío de la IBA es poder ver las experiencias y los fenómenos a los que dirige su atención desde

otros puntos de vista y plantearnos cuestiones que otras maneras de hacer investigación no nos plantean.

En cierta forma, lo que pretende la IBA es sugerir más preguntas que ofrecer respuestas.

Cuando pensamos en la IBA suele hacerse considerando la utilización de las imágenes o representaciones

artísticas visuales o performativas como elemento esencial de la representación de las experiencias de los

sujetos. Sin embargo, el componente estético no se refiere sólo a estas representaciones visuales.

También se vincula a la utilización de textos que permitan, debido al formato elegido –literario, poético,

ficcional-, conseguir el propósito heurístico que esta perspectiva posibilita.

Textos que permitan a los lectores plantearse cuestiones relevantes y mirarse en ellos a modo de

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espejo que les interroga.En este sentido, Barone y Eisner (2006) plantean las tres formas de lenguaje o

tres tipologías de textos, que suelen utilizarse en la IBA y que he resumido en el siguiente cuadro:

Textos evocativos Textos contextuales Textos vernaculares

Asociado con expe-

Utiliza metáforas y riencias vividas, con

el lenguaje de la gente

descripciones densas Estimulan la imagina- (vernacular), con la

derivadas de la observa- ción finalidad de ‘atraer’ a ción, sin utilizar térmi-

aquellos que no suelen nos de argot. interesarse por la inves-

tigación.

Posibilita que los lecto- Persigue una represen-

Desvela las comple- tación polifónica, que res llenen los vacíos del

jidades de un evento, desvela las historias texto con significados

carácter o escenario. personales en las cuales personales

nadie es privilegiado.

Una vez realizada una aproximación la génesis y definición del campo de la IBA, paso a explorar algunas

de las tendencias que se configuran en la práctica. El recorrido no pretende ser exhaustivo, pues no sólo

es algo que requeriría un mayor espacio, sino que al ser una tendencia en proceso, cada día aparecen

aportaciones y debates que lo problematizan y enriquecen.

Tendencias de investigación basada en las artes

Como he señalado en el apartado anterior, la IBA no se basa sólo en la utilización de representaciones

visuales, sino de diferentes medios con va-lor artístico o estético. Esto significa aceptar, de una forma

normalizada, la utilización no sólo de diferentes formatos de escritura, sino también la com-binación de

varias modalidades narrativas en un relato de investigación.

La perspectiva literaria

Es la que trata de conectar en un relato las diferentes formas de expe-riencia de los sujetos, utilizando

para ello formas literarias como la poe-sía, la inserción de diferentes tipos de relatos –incluso de ficción-

con la finalidad de que las historias de las que se da cuenta no sólo contengan las experiencias de

quienes ‘hablan’ sino que permite a los lectores en-contrar espacios en los que ver reflejadas sus propias

historias.

Clandinin y Connelly (2000), que pueden considerarse como referen-tes de la investigación narrativa,

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definen como una característica de esta perspectiva metodológica, la idea del investigador como alguien

que está dentro, que sostiene historias y no sólo las recoge, que se muestra como un personaje

vulnerable y necesariamente en crisis. Desde esta posición, lo que se genera con la investigación

narrativa no es estrictamente cono-cimiento, sino un texto, un relato, que alguien lee, y es precisamente

ahí donde reside un nuevo nivel de relación fundamental: contar una historia que permita a otros

contar(se) la suya. El objetivo no sería sólo capturar la realidad sino producir y desencadenar nuevos

relatos.

Esto tiene grandes implicaciones para la construcción de la relación inves-tigador-investigado-lector

(ahora como tríada frente a la díada tradicional) y sitúa a la metodología narrativa, con claros nexos

deconstruccionistas. En este sentido, la investigación narrativa abre, entre otras, las siguientes opciones

en el relato: (a) dejar espacios que pueden ser ‘llenados’ por los diferentes lectores; (b) tratar de evitar la

ficción perfecta que represente de manera unívoca la realidad; (c) hacer visible el metarrelato que brinde

sentidos alternativos al trayecto investigador, y (d) dar la posibilidad al lector de completar el relato. Esta

incorporación del lector supone un posicionamiento radicalmente nuevo frente a lo que se suele

entender por investigación. Un posicionamiento que de hecho tiene que ver con los intentos de

descentramiento del sujeto que ya se han llevado a cabo en el terreno artístico, cinematográfico o

literario1.

Para ilustrar lo dicho, el siguiente relato da cuenta de un proceso de formación sobre investigación

autoetnográfica (Brockmeier, 2000; Spray, 2001) que tuvo lugar el curso 2006-2007, en el marco del

segundo año del programa de doctorado ‘Artes Visuales y Educación: un enfoque construccionista”. Este

fragmento forma parte de un relato más amplio que fue construido de forma conjunta por los

participantes en el semina-rio, para dar cuenta del mismo en unas jornadas universitarias en torno a la

investigación como proceso de formación (Diversos Autores, 2007).

“Este es el relato de un grupo de personas que desde el pasado mes de octubre nos hemos ido

reuniendo cada quince días en torno a una mesa para vivir un proceso de formación como

investigadores. En este espacio y tiempo compartido pensa-mos en catalán, castellano, brasileiro,

chileno, mallorquín,… nos comunicamos a través de palabras pronunciadas y escritas, imágenes,

silencios, cuerpos que evidencian diferencias de edad, maneras de ser, recorridos, intereses,…

Hoy queremos compartir con vosotros la reflexión sobre nuestro proceso de aprendizaje como

investigadores desde la perspectiva etnográfica (Spray, 2001; Conle, 1999) que estamos trabajando en el

segundo curso del progra-ma de doctorado ‘Artes Visuales y Educación: un enfoque construccionista’ que

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ofrece la Universidad de Barcelona.

Como en la mayoría de las sesiones partimos del diálogo para elaborar esta re-flexión conjunta. Dado que

el hilo conductor que guía nuestra investigación es la noción de tránsito en relación con nuestras

trayectorias profesionales, hemos pensado que ésta también es la mejor metáfora para explicar nuestro

proceso de aprendizaje desde octubre al día de hoy. Por eso hemos pensado estructurar esta reflexión

desde la perspectiva del ahora respecto a la perspectiva del enton-ces, nociones que hemos descubierto

poniendo en común la lectura de artículos como el de Carole Conle. Esta autora nos ha ayudado a tomar

conciencia de lo que puede suponer la investigación narrativa para reconstruir desde el presente las

historias personales y sociales vividas en el pasado. (…)

El carácter experimental del proceso se evidencia en la siguiente paradoja: compartir con el grupo una

investigación autoetnográfica que metodológica-mente es un proceso de reconstrucción de la

experiencia de ‘un’ sujeto. ¿Qué posibilidades abre este posicionamiento? Esperemos que de aquí a unos

meses, desde otra perspectiva, podamos encontrar algunas respuestas reconstruyendo reflexivamente el

proceso en el cual todavía nos encontramos inmersos.

De momento, contamos con una certeza, la de haber intentado disolver el dualismo entre el yo personal

y el yo investigador. Es así como creeos que ha sido posible construirnos como grupo con una ética de la

investigación fundamentada en relaciones de reciprocidad con el otro, que generosamente nos brinda su

tiempo y su experiencia” (Diversos Autores, 2007).

Cuadro 2: Ejemplo de relato vinculado a un proceso de formación en investigación

autoetnográfica.

Según Denzin (1977) los textos evocativos son aquellos que tienen fuerza suficiente para que el lector se

coloque ‘dentro’ de la experiencia. En las narrativas evocativas, la validez de un texto pude ser

determinada por aquello que la narrativa provoca o evoca en el lector. De esta manera es el lector quien

puede considerar una experiencia auténtica, creíble o posible. Desde esa perspectiva, una escritura

mediocre no posibilitaría ese reconocimiento por parte del lector, pues no facilitaría una experien-cia

transformadora en la que el lector se sienta motivado a reflexionar sobre sus propias experiencias a

partir del diálogo con el relato que le propone el investigador.

Desde estas premisas, lo que se pone de manifiesto, y la IBA tiene como una de sus premisas, es que la

dotación de sentido de la ex-periencia tiene lugar, como nos recuerda Tomm (1993:12), en forma de

relatos –textuales, visuales, preformativos-, en la medida en que “nosotros, como humanos, no sólo

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damos significado a nuestra expe-riencia al narrar nuestras vidas, sino que también tenemos el poder de

‘representar’ nuestros relatos gracias al conocimiento que tenemos de ellos”.

La perspectiva artística

La utilización de representaciones artísticas de carácter visual cons-tituye uno de los principales

referentes de la IBA. Explorar la variedad de este campo requeriría un monográfico. Es por ello que voy a

esbozar algunas pinceladas sobre este campo para detenerme en lo que parece tener más eco entre

nosotros, la investigación basada en la utilización de fotografías.

La tradición en el campo de las artes que pone en relación texto y visualización con la finalidad de hacer

más evidente aquello que se pre-senta de forma escrita, tiene un antecedente de primer orden en la

obra de Leonardo (ilustración 1).

Ilustración 1: Leonardo De Vinci: relación entre narrativas visuales y textuales.

Esta relación, que tiene una finalidad de ilustración complementaria –el

texto ilustra la imagen, la imagen ilustra el texto-, es frecuente encontrarla en investigaciones que se

acogen al paraguas de la IBA. Sin embargo, pien-so que el desafío investigador ha de ser más ambicioso y

tratar de desarro-llar en paralelo narrativas autónomas (textual y visual) que se complemen-ten,

entrecrucen y permitan que surjan espacios desde los que crear nuevos significados y relaciones.

El ensayo visual de Jackson (2003) publicado en el Journal of Visual Culture sería un ejemplo de esta

relación alternativa En este caso, la base etnográfica del relato visual son fotografías contemporá-neas de

vallas publicitarias en el barrio de Harlem de Nueva York. En pa-ralelo se presentan, como pié de foto de

cada una de las representaciones visuales, textos que hablan de la historia del barrio y de su

transformación. De esta manera el relato visual y el textual se complementan. Ambos se refieren al

problema de la investigación: la génesis y consecuencias de la transformación de un hábitat que fue un

referente identitario para los afronorteamericanos. Las imágenes visualizan un contexto, mientras que el

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texto, produce un contrapunto, desde otro ‘lugar’ sobre ese contexto.

Una segunda tendencia dentro de la perspectiva artística estaría relacio-nada con la búsqueda de

legitimidad del Arte-Terapia. En este caso, se da cuenta de procesos terapéuticos en los que las

representaciones artísticas –dibujo, pintura, escultura, sobre todo- actúan como objetos mediadores que

posibilitan diálogos y conexiones con el inconsciente de los sujetos o con sus referentes culturales. Un

ejemplo de este tipo de investigación podemos encontrarlo en el estudio de Ephrat Huss y Julie Cwikel

(2005) sobre las interpretaciones identitarias de los dibujos de mujeres beduinas.

En éstas o en otras tendencias, el interés del investigador no está en la ilustración, sino en el

conocimiento que se produce. O para decirlo en términos de la metodología narrativa, en el que los

diferentes visualizadores generen relaciones con los relatos y conexiones presentadas. En este sentido, ni

las imágenes hablan por si mismas, ni una investigación basada en fotografías puede presentarse como

una sucesión de instan-táneas (que pueden tener sentido expuestas en una galería, pero no pre-sentarse

como práctica que legitima una investigación). Así, la pregunta que podría orientar la ubicación de las

imágenes en la investigación es la que nos hace Wells, (2003: 2) cuando nos plantea “¿Qué nos revela

una fotografía que de otra manera se mantendría imperceptible?”.

Lo que me lleva a retrotraerme al papel de las imágenes en la inves-tigación social. Existe una larga

tradición en Ciencias Sociales en la que las imágenes fotográficas o en movimiento tienen un papel

relevante. El caso de la etnografía visual (Pink, 2001) puede considerarse ejemplar en este sentido. Sin

embargo, en la mayoría de las investigaciones etnográficas las imágenes fotográficas o cinematográficas

se presentan como ilustraciones de la narrativa textual o como exponente de las evidencias obtenidas

durante la estancia en el campo. Pero este carácter ilustrativo se presenta como insuficiente desde la

perspectiva de la IBA, que se plantea también, como he señalado, la posibilidad de generar

conoci-miento, al poner en relación –al desvelar- mediante diferentes estrategias, lo que la cámara

recoge con lo que sería el problema de la investigación. Tres ejemplos pueden ilustrar lo que estoy

bosquejando.

En el curso 2006-2007 del master “Estudios y proyectos de cultura visual” planteé como trabajo final del

módulo que coordino sobre “narrativas en torno a la cultura visual”, realizar una autoetnografía visual.

Una de las personas participantes en el curso Rachel Fender, realizó un trabajo que tituló “La vida está

llena de pequeños momentos. Una lectu-ra de las tarjetas de felicitación”. Su presentación se articulaba a

modo de encadenado entre las imágenes recogidas en el trabajo de campo en diferentes lugares donde

se producían ventas de tarjetas de felicitación y en paralelo discurría un análisis del papel cultural y social

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de este tipo de objetos de la cultura visual. Las imágenes no ilustraban el texto, sino constituían un relato

autónomo que permitía al visualizador establecer otros puentes, nexos e interpretaciones. El texto por su

parte, no hablaba sobre las imágenes sino a partir de ellas (en la misma diferencia que se establece en la

autoetnografía cuando se dice que no se trata de ‘hablar de mí’ sino ‘desde mí), generando una

interpretación que hacía evidente los significados añadidos que pueden tener este tipo de tarjetas (sobre

todo en Estados Unidos, donde son muy populares).

El segundo ejemplo sería un caso de investigación visual autoetnográ-fica (Souminen, 2006). En este

estudio, la autora, nos muestra, a través de la escritura creativa y la fotografía, reflejar una comprensión

de los cam-bios en su autopercepción y en su identidad sociocultural causados por el proceso de

adaptación cultural a una nuevo entorno (de Finlandia a Ohio en Estados Unidos) y en cómo diferentes

aspectos interconectados de su vida afectaron su comprensión teórica, pedagógica y a su investigación

filosófica. En este relato incluye aspectos del proceso de investigación mediante ejemplos de

“foto-escritura” (“fotografié lo que no podía enten-der y me comprometí con un tipo intenso de

foto-escritura para grabar mis reacciones iniciales ante ambientes y/o experiencias que me rodea-ban o

mediaban las fotografías antes de que yo estuviera lista para escribir. En estos momentos de escritura iba

articulando una información parcial que hasta entonces sólo existía en una forma no-lingüística”) y de

“trabajo de memoria” (se refiere a un estudio sistemático de los recuerdos de un contexto político y

social contemporáneo usando documentos visuales y escritos públicos y privados como fuente). Ambos

se encuentran enlaza-dos con discursos sobre la propia metodología de investigación.

Aunque Souminen aborda experiencias encarnadas en ella misma no es una investigación que de manera

autocomplaciente ‘se mire y ha-ble de sí misma’. Por el contrario, sugiere y bordea otras problemáticas

como que la educación para la diversidad puede orientarse a través de la autorreflexión y la investigación

con métodos artísticos. Si bien es un estudio desde ella misma, lo es sobre todo en torno a cómo ha ido

de-finiendo una serie de conocimientos ontológicos y epistemológicos en la investigación. También

explora cómo un educador puede lograr una educación equitativa y trabajar una comprensión crítica del

posiciona-miento del sujeto. En gran parte lo que pretende es explorar aplicaciones pedagógicas que se

derivan de la autoetnografía artística.

El tercer ejemplo es más próximo y se presentó en el contexto del trabajo de investigación tutelado

basado en la realización de una autoet-nografía visual al que me he referido más arriba. En esta ocasión

lo que recojo es un fragmento del relato elaborado para el seminario por un profesor de secundaria,

Alfred Porres, que en su proyecto de tesis, trata de llevar a cabo una autoetnografía visual en torno a los

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espacios de intercambio profesor-estudiantes en un instituto.

De nuevo, no se persigue que la fotografía hable por sí misma, sino que sirve a Alfred para situar(se) el

contexto desde el cual se va construir en el relato autoetnográfico. El texto no ilustra la fotografía, sino

que tematiza el espacio de relación pedagógica, la posición de los sujetos de esta relación dentro de un

orden institucional de subordinación y exclusión.

“El aula de acogida parecía ser el intersticio que buscaba; ese espacio entre las vallas de las disciplinas, los horarios

y los cursos; esa “tierra de nadie” donde esperaban los recién llegados, los sin tierra. Ese lugar que quedaba al otro

lado de todas las vallas; según como se mire, el sitio más vallado del instituto”.

Imagen 2: Alfred Porres. Relatos iniciales para la tesis doctoral. Investigación Tutelada sobre

Investigación Autoetnográfica. Programa de doctorado “Artes Visuales y Educación: un enfoque

construccionista”. Curzso 2006-2007. Facultad de Bellas Artes. Universidad de Barcelona.

La foto, por sí misma, puede remitir a múltiples contextos. Desde una fábrica a una finca. Sin embargo, el

texto delimita unos primeros signi-ficados, desde los que se invita al lector a establecer otras relaciones

en las que situar (y situarse) ante a los actores de la narración, en la que se le invita a participar como

parte de la tríada a la que antes me refería.

Una postrera señalización, por la relevancia que tiene dentro de la IBA, es la tendencia denominada

A/r/tography (Berridge, 2007; Irwing, 2004; 2006; Irwing et al. 2006; 2007) que se ha desarrollado y

extendido a partir de los trabajos de un grupo de investigadores en el campo de la educación y las artes

visuales en la Universidad de Bristish Columbia (Canadá).

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Una de las contribuciones sustantivas de sus trabajos es el énfasis que ponen en la necesaria relación

entre las formas artísticas y las textuales. Rita Irwin (2006), señala que estar implicado en el proceso de la

a/r/to-graphy “significa indagar en el mundo a través de un continuo proceso de hacer arte en cualquier

forma artística y escrita de manera que no estén se-paradas ni sean ilustración una de la otra, sino que

estén interconectadas y entretejidas una con la otra para crear significados nuevos y/o relevantes”.

En esta misma línea sugiere que la a/r/tography “es un lugar donde co-nocer, hacer y producir se unen en

una zona fronteriza que también pue-de llamarse mestizaje” (Irwin, 2004: 28). Un lugar donde la

integración en y el flujo entre lo intelectual, el sentimiento y la práctica tienen lugar a tra-vés de la

recreación, la indagación y el reaprendizaje de la comprensión del mundo y de nuestras experiencias y

memorias (idem, 29). Este espacio de mestizaje, que se nutre de ideas modernas y postmodernas, es un

lugar de relación y metonimia donde el pensamiento dialógico y la metáfo-ra sustituyen a los dualismos,

y donde las diferentes estéticas se utilizan como vehículos de significado más que de mostrar hechos

(ídem, 35).

Insistiendo en la idea de la interconexión entre imágenes y textos, Sprin-ggay, Irwin y Kind (2005: 899)

describen la a/r/tography “como un perspec-tiva de interpretación del sí mismo (self) a través de una

indagación viva en-tre arte y texto. Es una investigación que da más que un simple significado a nuestra

experiencia; sus fundamentos están en las pérdidas, los cambios y las rupturas que permiten que

emerjan nuevos significados”. Este doble significado incluye la creación de arte y palabras. No son, por

tanto “dis-cursos que se colocan uno sobre el otro con la esperanza de transferir un significado de un

campo textual al otro; más bien son interconexiones que hablan en conversaciones con, en y a través del

arte y el texto, de tal manea que estos encuentros son constitutivos más que descriptivos” (ídem, 899).

La perspectiva performativa

Esta tercera tendencia forma parte de una metodología de investiga-ción que se centra en la práctica, en

la acción artística, desde lo que se ha venido a denominar como ‘Estudios performativos’. Lo relevante de

esta perspectiva es que presta atención de manera preferente al papel del cuerpo en la narrativa

autoetnográfica. Relación que resulta clave para quienes pretenden investigar la experiencia

performativa relacio-nada con la música, las artes escénicas, las artes visuales o la docencia. Este campo

de estudios está sirviendo para reconsiderar el sentido de la investigación en las artes –y de las propias

prácticas artísticas- y puede tener importantes repercusiones para la investigación sobre las relacio-nes

en la Escuela.

No voy a presentar aquí lo que ya planteé en otro lugar (Hernández, 2006) de la mano de Judit Vidiella

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(2005). Sólo voy a rescatar dos aspec-tos que me parecen relevantes por su relación con la IBA.

La noción de sujeto. La perspectiva performativa trata de generar un nuevo sujeto de conocimiento, el

sujeto performativo, que se construye de forma fragmentada y descentrada. Tal y como refiere Spry

(2001), la noción de ‘performance’ es una forma trasgresora en la reflexión del ‘sí mismo’, en la medida

en que, como he señalado, propone un tipo de narración que habla a partir de uno mismo y no de uno

mismo. Esta po-sición se sitúa en relación con la investigación postmoderna (conectada con la

fenomenología de la experiencia y la autoetnografía) que pone el énfasis en el hecho de comunicar una

experiencia en la que el investi-gador está implicado, hasta el punto de que puede ser la experiencia del

propio investigador.

La escritura performativa. En la investigación performativa hay una preocupación por el texto, la escritura,

el testimonio, la corporeización del sujeto que narra, y la implicación de los lectores, visualizadores o

público en la experiencia de configuración de significado, en el escena-rio performativo. La escritura se

transforma así en un recurso a través del cual se crea o recrea experiencia en la que el cuerpo se

encuentra inse-rido y en su relación con otros. El relato performativo se sitúa así en lo que Denzin (1997)

define como poéticas etnográficas que tienen objeti-vos similares a los objetivos del arte: desean tocar al

espectador, evocar emociones, y proporcionar perspectivas alternativas de ver el mundo.

Un ejemplo de investigación preformativa se recoge en el siguiente fragmento, que como el presentado

en la imagen 2, forma parte del trabajo de investigación de Alfred Porres en torno a la relación

corporei-zada en la Escuela.

Imagen 3: Alfred Porres. Relatos iniciales para la tesis doctoral. Investigación Tutelada sobre

Investigación Autoetnográfica. Programa de doctorado “Artes Visuales y Educación: un

enfoque construccionista”. Curso 2006-2007. Facultad de Bellas Artes. Universidad de

Barcelona.

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“La fotografía que encabeza este texto fue tomada por alguna o alguno de mis alumnos del año pasado,

mientras realizaban una serie de fotografías para el portafolio de su proyecto de fin de curso. No me

percaté de que había sido fotografiado hasta que “volcamos” las fotografías en el ordenador. Fue una

instantánea tomada en mitad de una clase. El grupo estaba formado por unos 25 chicos y chicas de

tercero de ESO aunque, como se aprecia en la foto, casi nadie estuviera en “su” sitio. Me sorprendió

verme sonriendo. Quizás por eso conservo esta fotografía, por esa capacidad inicial de “extrañarme” de

mi mismo. Aunque quizás lo que más me interesa de esa fotografía es el modo en el que me sitúa en el

aula, entre mis alumnos. Sospecho que puedo seguir aprendiendo del profesor que era en esa foto. Por

eso quizás aún la conservo. Investigar la “entrada en escena” del cuerpo supone aprender sobre y a

través de la escritura corporeizada (sobre todo cuando se está escribiendo una au-toetnografía). Pero en

mi caso (como profesor que escribe una autoetnografía para repensarse como docente) también supone

interrogarse sobre el lugar del(los) cuerpo(s) en la escuela. Comprender cuáles son (y han sido) los

me-canismos de exclusión del(los) cuerpo(s) en nuestro sistema educativo y qué relación guarda con la

invisibilización de los sujetos pedagógicos. Supone, en definitiva, explorar cuáles son las posibilidades

que abren los estudios sobre performatividad para repensar ese espacio educativo como un lugar de

en-cuentro entre sujetos (biográficos y corporeizados).

Lo que se pretende con este tipo de relato preformativo es, como nos sugiriere Vidiella (2005),

“hacernos repensar sobre nuestras posiciones, localizaciones, sobre nues-tros roles como

creadores y/o espectadores, colapsando las fronteras entre artista-obra de arte; artista-espectador

y obra-espectador. La relación entre artista, sujeto y público nos anima a pensar sobre los métodos

a través de los cuales fabricamos historias e historias del arte, para repensar los modos en los que

comprendemos cómo tiene lugar el significado, y abriendo de este modo la subjetividad como algo

particular e implicado en redes de relación”.

Qué aporta la investigación basada en las artes

Llegados a este punto se hace necesario hacer balance del recorrido iniciado, preguntándonos qué es lo

que la IBA aporta a lo que sería un proyecto de repensar el sentido y finalidad de la investigación. Según

Weber y Mitchell (2004) las aportaciones de la IBA serían las siguientes:

Reflexividad: Conecta las distancias entre el yo y el nosotros, actuando como un espejo. Por su misma

naturaleza, la auto-expresión artística pe-netra y revela aspectos del yo y nos pone en relación con cómo

realmen-te nos sentimos, miramos y actuamos, pudiéndonos llevar a una mayor profundización del

estudio de uno mismo. De manera paradójica, tales actos, a manera de auto-fotografías o dibujos del o

por el investigador, al tiempo que nos ponen en una situación de performance autobiográfico, también

nos llevan a dar un paso atrás y a mirarnos desde las nuevas perspectivas vinculadas a los propios medios

de investigación/represen-tación que utilizamos, incrementando el potencial de lo que sería un análisis

más profundo del yo.

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Como señala Alexander (2006: 67) esto produce una intensa reflexi-vidad crítica, en la medida en que

tiene lugar un proceso en el que el autor hace públicos los mecanismos de su propia labor, en un

continuo descubrimiento o desvelamiento, que supone a la vez un esfuerzo aca-démico y una

performance cultural. Esta posicionalidad reflexiva es la que se encuentra ausente de algunas propuestas

que dicen basarse en la IBA pero que siguen transitando por la propuesta modernista que consi-dera que

las obras artísticas y las representaciones visuales ‘hablan por sí mismas’.

Puede ser utilizado para capturar lo inefable, lo que resulta difícil po ner en palabras. Los planteamientos

de Eisner (1995:1) en relación con la estética como algo inherente a nuestra necesidad de dar sentido a la

experiencia, y sus argumentos en relación a que las formas visuales nos permiten revelar aquello que

sería difícil comprender a través sólo del lenguaje secuencial y de los números. Los métodos de

indagación ba-sados en las artes pueden ayudarnos a acceder a aquello que es elusivo de ponerse en

palabras, como son los aspectos relacionados con nuestro conocimiento práctico, que de otra manera

permanecerían ocultos, in-cluso para nosotros.

Es memorable, no puede ser fácilmente ignorada –demanda nuestra atención sensorial, emocional e

intelectual. El arte es una experiencia, que de manera simultánea atrae nuestros sentidos, emociones e

intelec-to. La razón por la cual necesitamos y creamos arte tiene que ver con su capacidad de hacernos

sentir vivos y de descubrir lo que no sabíamos que sabemos, o lo que vemos que no nos habíamos dado

cuenta antes, incluso cuando está presente frente a nosotros. Debido a que lo visual y lo artístico obtiene

una respuesta tanto multisensorial y emocional como intelectual, puede ser más memorable que muchos

textos escritos y por tanto tener una mayor influencia. Las imágenes o experiencias que tie-nen una

referencia emocional permanecen con nosotros quizás ocultas en nuestro inconsciente, para aparecer y

provocar una respuesta más tarde. La utilización de formas artísticas de representación incrementan la

probabilidad de encontrar una voz o de tener un impacto (sea positi-vo o negativo) en el

lector/visualizador/comunidad, y por supuesto, en nosotros mismos.

Pueden ser utilizados para comunicar de una manera más holística combinando a la vez la totalidad y la

parte de lo que vemos. Aquello que ponemos en una valla publicitaria o en una revista de diseño nos

muestra que es posible transmitir un montón de cosas (ideas, reacciones, identificaciones) en una

imagen. Por ejemplo, en una investigación que estoy realizando sobre geografías identitarias, las

representaciones que los estudiantes construyen sobre sus itinerarios en relación con las artes, a partir

construir un relato visual que relaciona diferentes imágenes en una sola pantalla, permite, de una forma

holística, formas de compren-sión que no serían posibles de manera escrita.

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A través de un detalle y un contexto visual, se nos muestra por qué y cómo estudiar lo que de una persona

puede resonar en la vida de mu-chos. La representación artística opera facilitándonos la empatía o per

mitiéndonos ver a través de la mirada del investigador-artista. Oyendo, viendo o sintiendo los detalles de

una experiencia vivida, sus texturas y formas, nos ayuda a hacer la representación confiable o creíble, y

nos permite ver cómo la experiencia del investigador-artista se nos muestra próxima, así como los

caminos en los que difiere con nuestras propias experiencias. Tal como escribió Eisner (1995:3), la obra

elaborada de manera artística produce una paradoja, pues muestra lo que es universal mediante el

reconocimiento en detalle de lo particular. Cuanto más vi-sualmente detallado se nos facilite el contexto

de la experiencia e inter-pretaciones del investigador, mejor permite a la audiencia valorar cómo puede o

no aplicarlo a su experiencia, y cuanto más confiable la obra aparezca permite al visualizador decidir o

‘ver’ por si mismo.

Por medio de metáforas y símbolos, se puede mediar teoría de manera elegante y elocuente. Las

posibilidades de lo visual para utilizar códigos culturales para realizar declaraciones teóricas efectivas y

cuidadosas son poco valoradas en Educación, excepto para los estadísticos que utilizan gráficos de

manera efectiva. La industria de la publicidad y los dibujantes políticos parecen estar por delante de los

educadores en esta cuestión. Algunas manifestaciones visuales son deliberadamente más ambiguas o

matizadas, como los gráficos de Escher, o la representación de Magritte del dibujo de una pipa con el

texto “esto no es una pipa”. En tales manifestaciones artísticas converge una multiplicidad de significados

que pueden utilizarse para evocar la complejidad de nuestro trabajo y las contradicciones que lleva

consigo.

Hace que lo ordinario aparezca extraordinario, en la medida en que provoca, innova y quiebra resistencias,

llevándonos a considerar nuevas maneras de ver o hacer cosas. Tal y como observa Grument (1988:88)

“lo estético se distingue del fluir de la experiencia diaria, de las conversaciones por teléfono, del paseo a

la tienda de la esquina, sólo por la intensidad, la ‘complitud’ y la unidad de sus elementos y por una

forma que reclama un nivel de percepción que es, en sí mimos, satisfactorio”. En este sentido, no había

nada extraordinario en torno a una lata de sopa Campbell hasta que Warhol la llevó hasta nosotros

engrandeciéndola. Dar un nuevo giro simbólico a las cosas ordinarias funciona porque no tenemos quién

nos proteja frente a lo trivial. Esto hace que sea un arma poderosa para quebrar nuestras percepciones

diarias. Por consiguiente, las instalaciones, las performatividades, o los ensayos fotográficos permiten

mostrar de una manera diferente esos objetos cotidianos que nos rodean por ejemplo, en la Escuela,

aportán-doles nuevos significados.

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Entraña corporeización y provoca respuestas corporeizadas. Si los educadores reconocen la importancia

del cuerpo para facilitar el apren-dizaje, resulta relevante reconocer que el propio estudio, como

cual-quier otro tipo de investigación, es una empresa corporeizada. No so-mos ideas, sino seres de carne

y huesos que aprendemos a través de nuestros sentidos. Los métodos visuales ayudan a los

investigadores a tener en cuenta sus cuerpos y los de los estudiantes y a tratar de elaborar análisis y

teorizaciones más elaboradas que consideren el aprendizaje y la enseñanza como experiencias

corporeizadas.

Puede ser más accesible que muchas formas de discurso académico.

De acuerdo con Williams y Bendelow (1998) las formas artísticas de representación nos plantean un

desafío refrescante y necesario frente a las formas predominantes de discurso académico. La utilización

de códigos culturales ampliamente compartidos y de imágenes populares hace que algunas expresiones

visuales sean más accesibles que lo que ofrece el habitual lenguaje académico. En la medida en que la

finalidad de la academia es provocar discusión y hacer pensar, además de comu-nicar la investigación a

una audiencia más amplia (incluso dentro de la academia) la utilización de las artes visuales abre nuevas

posibilidades al debate y al hacer pensar.

Hace lo personal social, y lo privado público. Al ir hacia lo público permite a los investigadores asumir una

posición más activista. Florence Krall (1988: 199) nos plantea que “el camino interior se convierte en un

proceso continuado que lleva a una comprensión más completa de la condición humana. La

auto-comprensión no es sólo la reflexión de lo que somos sino de quienes somos en relación con el

mundo”. De aquí que cuando el propósito del arte es quebrar la conciencia convencional y rutinaria, las

representaciones artísticas se vuelven el medio para los mensajes que necesitamos escuchar y mostrar a

los otros para quebrar las narrativas y visiones hegemónicas.

Cuestiones problemáticas en la IBA

En una artículo de estas características no pretendo hacer una defensa sólo de las contribuciones de la

IBA. También es necesario prestar atención a sus dificultades, o si se quiere, a los dilemas a los que nos

enfrenta. Por eso me parece necesario también aprender de las críticas que recibe la IBA y no perder de

vista la cuestión de la ‘valoración’ de este tipo de investigación.

Eisner (1997) plantea una serie de dificultades metodológicas que se encuentran en esta perspectiva de

investigación. A algunas de estas difi-cultades se refieren también Denzin y Lincoln (1998: 152) para

quienes los métodos que se centran en las experiencias personales han de ir “ha-cia dentro y hacia fuera,

hacia delante y hacia atrás”. Lo que supone una permanente tensión en el proceso narrativo o

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performativo.

Por otra parte, al utilizar un producto artístico para dar cuenta de una investigación se crean más

‘lagunas’ y entradas en escena que sentencias acabadas o conclusiones (aunque esto sea lo que permita

que diferentes personas puedan encontrar puntos de conexión con una imagen). Pero el proceso

artístico también implica transitar entre silencios, tiempos de acción, de escucha, de conversación, de

miradas, de pensamientos, y entre los huecos y las conexiones entre todo lo anterior.

Todo lo anterior no es una tarea fácil, e implica constantes decisiones, insatisfacciones y desajustes entre

lo que se dice o se muestra y cómo se dice y se muestra; en torno a qué manifestaciones se incluyen y

cuáles se silencian. Pero también supone mantener una tensión narrativa que desvele lo que de otra

manera permanece oculto. Algo que no siempre y no todos los investigadores están en condiciones de

conseguir.

A lo anterior, que son dificultades del propio proceso que lleva con-sigo este tipo de investigación, Sclater

(2003) señala las complicaciones que aparecen a la hora de definir los contornos de la IBA, y que paso a

resumir dialogando con ellas.

La calidad artística

Mullen (2003) apunta que una de las finalidades de la IBA está en centrarse en el proceso de cómo

expresar el contexto de las situaciones vividas más que mostrar productos finales desconectados del

contexto de su creación. Por su parte, Mahon (2000) considera que lo que carac-teriza el componente

estético de la IBA no es una cualidad inherente y esencial sino que forma parte de un contexto social más

amplio, el cual a la vez transforma y es trasformado por el producto artístico y en torno al cual hay

siempre una batalla en torno a las diferencias a la hora de interpretar sus significados (Barone, 2003).

Al mismo tiempo que Mahon reclama este carácter contextual y si-tuacional de las manifestaciones

estéticas considera que los elementos y lenguajes estéticos tienen su propia especificad y no pueden

trasladarse a una investigación acción, a una comunicación, o interpretarse como traducciones directas

de interacciones sociales. Desde aquí se nos plan-tea una consideración relevante en relación a los límites

de la calidad artística de lo reflejado en la investigación. La calidad artística en la IBA no responde a un

criterio elitista, sino que priva su valor comunicativo. En este sentido las reacciones que provoca la

manifestación artística son más importantes que la calidad artística tal y como se plantearía desde

criterios estéticos externos. En este sentido el criterio de comunicación y de responsabilidad social

predomina sobre el de la habilidad artística (Finley, 2003; Mullen, 2003; Sclater, 2003).

La relación con los investigadores participantes

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Una cuestión que también se ha de considerar es la de los límites en relación con los roles de artista,

investigador y facilitador en las activida-des creativas. Esta cuestión es siempre relevante, pero se hace

especial-mente necesaria afrontarla cuando la investigación gira en torno a pro-yectos de intervención

artística que pretenden ser colaborativos. En este sentido Mullen (2003:117) sugiere que necesitamos

encontrar formas no sólo de representar de manera creativa a los otros, sino de manera que les permita

representarse a sí mismos. El desafío es ir más allá de la producción de textos o imágenes impactantes, y

llegar a movilizarnos a nosotros y a otros a la acción, de manera que el efecto de la investiga-ción –de la

participación en ella- sea mejorar nuestras vidas.

Esto es algo que se puede conseguir cuando el proceso de inves-tigación coloca a los colaboradores en

una posición que les permita manifestarse a través de unos roles que posibiliten su participación con

recursos que dominen y que les posibiliten manifestar sus emociones y que les facilite su transformación.

La relación entre el arte y las palabras

Como se ha señalado a lo largo de este artículo una constante en la bibliografía en torno a la IBA es cómo

afrontar la relación entre los ele-mentos verbales y no verbales que se manifiestan en las evidencias, las

formas artísticas y su interpretación en el contexto de la investigación. Para responder a esta importante

cuestión Mason (2002) sugiere un mar-co teórico que considere, en cierta manera como se plantea desde

la A/r/tography, a la parte artística dentro de un puzzle de investigación. Esto supone que los elementos

verbales y no verbales se pueden con-siderar en términos de triangulación de evidencias. Sin perder de

vista que no se puede olvidar el porqué estamos incluyendo representaciones estéticas y pensar sobre en

qué medida la utilización de elementos vi-suales puede contribuir a resolver el puzzle de la investigación.

En este sentido, Save y Nuutinen (2003:532) definen la relación entre el dibujo y las palabras como “la

creación de un campo con múltiples interpreta-ciones, como la creación de una ‘tercera cosa’ que es

sensorial, múltiple-interpretativo, intuitivo, y siempre cambiante, evitando sellarlo con una verdad final”.

Además de las dificultades señaladas, también es importante conside-rar las críticas que ha recibido la

IBA. Voy a resumir algunas de ellas.

- La IBA está poco fundamentada teóricamente, lo que hace que en ocasiones se plantea de una

manera ingenua o se convierte en vehículo de un evidente narcisismo.

- La IBA termina siendo ni buena investigación ni un buen ejemplo de arte.

- Los investigadores que se adscriben a la IBA no realizan suficien-tes conexiones con las disciplinas

(artísticas, sociales, educativas, terapéutica) a las que hacen referencia.

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- Los investigadores no comunican de manera adecuada los resulta-dos de su investigación,

anclados en la idea de que las imágenes o los textos pueden hablar por sí mismos.

¿Cómo valorar entre pares un presentación de IBA?

Recuerdo una conversación sobre esta cuestión con Tom Barone al final de una sesión en un congreso de

la AERA (American Educational Research Association) en la que nos cuestionábamos cómo valorar una

investigación que sigue esta perspectiva cuando es presentada para su publicación a una revista o un

congreso que tiene evaluación de pares.

No voy a caer en la tentación de señalar una lista de características sobre lo que se debe o no tener en

cuenta, pues sería entrar en una nor mativización de algo que debe ser el resultado del debate y el

consenso de la propia comunidad de investigadores. Sin embargo voy a apuntar algunas referencias que

he detectado en la bibliografía y en mi propia experiencia como investigador en este campo.

Levine (2001) considera que la IBA debe prestar atención a las dos dimensiones de nuestro trabajo. Por

una parte, se debería demandar la claridad, el orden, la forma, el significado y la lógica que se espera

en-contrar en una investigación, pero también la pasión, el erotismo y la vitalidad que son características

de las artes.

Los relatos se tienen que caracterizar no tanto por proveer de conclu-siones sino por producir preguntas

relevantes con respecto a la metodo-logía de investigación y la educación en general.

El relato no ha de engañar al lector o al visualizador, haciéndole creer que lo que lee o visualiza es

‘verdad’. Lo que se ha de aspirar es a trans-mitir las experiencias de una manera verosímil, y cuando se

utilicen textos de ficción –construidos por el propio investigador que se diga que lo son y cuál es su

finalidad-.

Llevar a cabo una IBA significa mostrar la imaginación no sólo en la formación de nuestros conceptos

sino en la manera de llevar a cabo el proyecto. No se trata de buscar una inspiración del contacto con la

imagen, sino que la manera de llevar a cabo la investigación debe ser en sí misma imaginativa. Esto

supone estar abierto no sólo a la cognición científica sino también a la imaginación artística.

Por último, la materialización del proceso debería producir no sólo una nueva visión del problema de la

investigación, sino una nueva con-cepción de nosotros mismos. Lo que constituye todo un desafío al que

he tratado de contribuir con este artículo.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

1. Realiza una investigación utilizando la perspectiva literaria, artística o performática para vivenciar

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la IBA.

2. Organiza una experiencia para tus compañeros docentes, donde puedan experimentar la IBA y

luego evalúen los resultados obtenidos.

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