España Hoy

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2011INICIONDICE2011MadridMINISTERIO DE LA PRESIDENCIACatlogo de publicaciones de la Administracin General del Estado:http://publicacionesociales.boe.es/ Esta publicacin ha sido realizada por la Direccin General de InformacinInternacionalde la Secretara de Estado de ComunicacinEdita: Ministerio de la PresidenciaCoordinacin editorial: Esther Corral Corts y Vanesa Benito OrtegaNIPO: 000-11-004-0Diseo y edicin electrnica: mayo&masNDICE2011NDICELa Secretara d e Estado d e Co municacin a gradece la colaboracin prestada por todos los Departamentos Ministeriales e I nstituciones pblicas y p rivadas en la elaboracin de textos, cuadros, grcos y seleccin fo-togrca, que ha hecho posible la edicin de esta obra. AGRADECIMIENTOS52011NDICEPRESENTACINMe complace presentar esta nueva edicin del libro Espaa Hoy 2011, que ofrecemos en un formato digital adap-tado al diseo de la nueva pgina web recientemente renovada www.lamoncloa.gob.es, y que un ao ms apare-ce para ofrecer una imagen actualizada de nuestro pas. El objetivo de esta nueva edicin es mostrar la realidad de Espaa, dando a conocerobjetivamente los datos y las cifras, documentando la estructura poltica, econmica, cultural y social de nuestro pas y presentando las po-lticas pblicasy las reformas que el Gobierno de Espaa impulsa para hacer frente a la crisis econmica. Unas polticas que situarn a Espaa en las mejores condiciones para un renovado desarrollo econmico y social. En estas pginas, el lector podr encontrar los datos de la evolucin de la economa espaola con las respues-tas que, despus de casi una dcada de crecimiento ininterrumpido, Espaa est dando a la crisis econmica y nanciera. Cumpliendo con la reduccin del dcit y la austeridad que impone la actual situacin y realizando, al mismo tiempo, las reformas necesarias de nuestra estructura de produccin, nuestro sistema nanciero y nuestro mercado laboral, para consolidar una economa moderna, innovadora y competitiva.Este libro pretende ser tambin una gua para lectores extranjeros que tengan inters y curiosidad por conocer la Espaa de nuestros das y presentar, a aquellos que nos conocen menos, los grandes rasgos que denen nuestra historia, nuestra cultura, nuestra sociedad y nuestras instituciones democrticas.Espaa Hoy 2011 es un libro pensado para todos los interesados en conocer la Espaa actual y seguir sus lti-mos avances sociales, culturales y polticos. Espaa Hoy 2011 es un libro en formato digital que, como dictan los tiempos de cambio tecnolgico y austeridad, est dotado de fexibilidad y navegabilidad. Espero que resulte til.C M Y CMMYCYCMYKCartas Secretario de Estado firmadas.pdf 1 23/03/11 13:19Flix MonteiraSecretario de Estado de Comunicacin62011INICIOCap. I. El Pas y la Poblacin.......................7Geografa....................8Poblacin.....................22Cap. II Historia y Cultura................30Historia........................31Cronologa...................61Cultura.........................64Cap. III Organizacin del Estado...............78La Constitucin espaola de 1978................79 Las lenguas de Espaa................................90La vida poltica:fundamentoshistricos y constitucionales...............94La defensa de las libertades....................................100Cap. IV Poltica Exterior............103Espaa y la Unin Europea.........................105Espaa y el Mediterrneo.......................................110Espaa e Iberoamrica ..........................................116Espaa y Asia-Pacco ..........................................119Espaa y el frica subsahariana............................122Espaa y sus relaciones bilaterales.......................124Espaa y las Organizaciones Internacionales ..........137Espaa y la defensa de losDerechos Humanos................................................142La Cooperacin espaola,una nueva poltica de desarrolloy lucha contra la pobreza .......................................150La Alianza de Civilizaciones....................................154Cap. V Poltica de Defensa...........159Las Fuerzas Armadas ms cerca de la sociedad..160La participacin espaola en misiones internacionales169Cap. VI Poltica Econmicay Modelo de Proteccin Social ...............173Introduccin a la poltica econmica....174La economa espaola en la actualidad:Evolucin reciente y estructura econmica por sectores........................................................177El sistema de transporte en Espaa........................182La poltica turstica espaola...................................190Situacin de la Sociedadde la Informacin en Espaa.......................................195El modelo de poltica econmica basado enla estabilidad macroeconmica y el crecimiento de la productividad...................................................200El sistema scal........................................................202El mundo del trabajo................................................209La Seguridad Socialy el modelo de proteccin social.................................213El papel de los inmigrantes en la economa............223La poltica de vivienda en Espaa en 2010..................224Cap. VII Justicia.............228El Ministerio de Justicia .............................................229Principales actuaciones del Ministerio de Justicia.235Cap. VIII Sanidad, Poltica Sociale Igualdad ............240Introduccin.......................241El Sistema Nacional de Salud......242La poltica de igualdad.......257Cap. IX Educacin.............262El sistema educativo espaol.....................263Poltica educativa...........................................280Educacin superior universitaria..................290Cap. X Investigacin, Ciencia,Tecnologa e Innovacin.........324Investigacin, ciencia y tecnologa...............325Cap. XI Medio Ambientey Medio Rural y Marino...........................338Cambioclimtico..............339Calidad ambiental.........................341Medio rural..............................346Ganadera..................349El sector de la pesca en Espaa...........350Agua.............................352Medio natural y biodiversidad.........356Medio marino..................364Cap. XII Cultura.......................................370La cultura espaola en la actualidad............371Cap. XIII El Deporte.................................384El deporte en Espaa.....................................385Cap. XIV Los Mediosde Comunicacin.....................................400Panorama de los medios de comunicacinen Espaa..........................401Crditos fotogrcosde las portadas de los captulos.............411 NDICENDICE2011EL PAS Y LA POBLACIN Captulo I82011NDICE EL PAS Y LA POBLACINLa mayor parte del territorio de Espaa est integrado, junto con Portugal y Andorra, en la unidad geogrca de la pennsula Ibrica, situada en el extremo suroc-cidental de Europa. Comprende, adems, un conjunto de terrenos insulares como los archipilagos de Cana-rias y Baleares, otras islas menores y las l ocalidades de Ceuta y Melilla, situadas en el norte del continente africano.Su super cie tot al de 5 06.030 kilmetros cuadrados sita a Espaa entre los 50 pases ms extensos del mundo. Los ter ritorios peninsulares comprenden una supercie de 493. 514 kilmetros cuadrados; adems de losarc hipilagos deBaleares4 .992 kilme tros cuadrados, de Canarias 7.492 kilmetros cuadrados y de las ciudades de Ceuta y Melilla con 32 kilmetros cuadrados.De la historia geolgica de la pennsula Ibrica se de-riva su carcter montaoso y su organizacin en gran-des unidades en torno a una altiplanicie interior a ms de 600 metros sobre el nivel medio del mar. El resulta-do de esta disposicin es la gran variedad de relieves y medios natur ales de la P ennsula. Por eso, si ha y una caracterstica que diferencie el reli eve peninsular del resto de Europa es, sin duda, la diversidad.Espaa, p or su situac in ge ogrca, se enc uentra bajo la inuencia de dos mares muy distintos, el oca-no At lntico, abi erto y de gr andes dimensi ones, y el GEOGRAFAPanormicadellago del Parque del Retiro en Madrid.Foto: Csar P. Sendra92011NDICE EL PAS Y LA POBLACIN mar Mediterrneo, solamente comunicado con el an-terior a t ravs de una p equea aber tura, el e strecho de Gibraltar, que p ermite e stablecer un in tercambio entre las aguas de ambos, de muy diferente salinidad y temperatura. El litoral de Espaa se e xtiende a l o largo de 5.755 kilmetros cuadrados.RELIEVEEl relieve de Espaa es muy variado y se caracteriza por su ele vada alt itud media, por encima de l os 600 metros sobre el nivel del mar, lo que la sita c omo el segundo pas ms alto de Europa, slo superado por Suiza, con 1.300 metros de altitud. Esto es debido a laexistenciadeunaextensamesetaenelcentrode la Pennsula dividida en dos submesetas por el siste-ma Central; completan el relieve otros sistemas mon-taosos que la ro dean y ot ros que se disp onen en la periferia. Hay dos zonas hundidas entre los bordes de laMesetaylossistemasdelaperiferiaqueseco-rresponden con las depresiones del Ebro y del G ua-dalquivir. La disposicin de los sistemas montaosos, con una direc cin gener al de o este a e ste, excepto el sistema Ibrico y las cordilleras Costero-Catalanas, tienen gran in uenciaenelclima,decarcterconti-nental, al establecer unas bar reras naturales a la pe-netracin de las mas as de aire hme do procedentes del At lntico, que atemp eraran las temp eraturas del interior.Mapa fsico de EuropaFoto: Word vector102011NDICE EL PAS Y LA POBLACINROSEl rgimen natural de los ros depende principalmen-te de la pluvi ometra, de donde proceden sus cauda-les,bienatravsdelasescorrentassupercialeso mediante ap ortaciones sub terrneas. Est e r gimen natural se v e alter ado por ac tuaciones humanas en forma de infraestructuras de regulacin que modican sudistribucintemporaluotrotipodeaccionesque detraen volmenes de agua de los cursos uviales.La gr an diversidad climtica espaola, uni da a ot ros aspectos morfolgicos y geolgicos, explica a su vez los grandes contrastes hidrolgicos existentesMapa fsico de EspaaFoto: Atlas Nacional de Espaa. Instituto Geogr co Nacional112011NDICE EL PAS Y LA POBLACINCLIMALos climas de Espaa so n difciles de clasicar dada su heterogeneidad, pero se pueden diferenciar los si-guientes tipos: Clima atlntico u ocenico. Clima continental. Clima mediterrneo. Mediterrneo de montaa. Existen otras regiones climticas de menor extensin pero de notable inters:Regionalizacin climtica. Foto: Atlas Nacional de Espaa. Instituto Geogr co Nacional122011NDICE EL PAS Y LA POBLACIN Clima estepario fro. Clima estepario caluroso. Climas subtropicales.En cuanto a las temperaturas, las diferencias son no-tables entre las t ierras interiores y las p erifricas. En las pr imeras, al ac tuar el fac tor de c ontinentalidad, aparece un invierno muy fro, con medias en enero de entre 0 y 3C , en c ontraste con un v erano caluroso: 24C de media en juli o y agosto. Por el contrario, las perifricas presentan inviernos suaves, 10C de me -dia en enero, y 16 a 18C de me dia anual , especial-mente en el litoral mediterrneo.Temperatura media anual. Foto: Atlas Nacional de Espaa. Instituto Geogr co Nacional132011EL PAS Y LA POBLACIN NDICELa pluviometra presenta agudos c ontrastes: el nor -te y el no roeste, baj o la direc ta in uenciaatlntica, son not ablemente lluvi osos y c arecen de un p eriodo claramente seco. Es la llamada Espaa hmeda, c on precipitaciones que sup eran l os 6 00 mm e inc luso puedenalcanzarlos2.000mmanuales.Elrestodel territorio espaolespredominan temente sec o, c on precipitaciones anuales infer iores a l os 600 mm. E n el sureste se encuentra la Espaa semirida, con pre-cipitaciones inferiores a los 300 mm anuales y un pai-saje semidesrtico que, en ocasiones, recuerda al del Shara.Precipitacin media anual. Foto: Atlas Nacional de Espaa. Instituto Geogr co Nacional142011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEVEGETACINLa gran heterogeneidad climtica, litolgica y topogr-cadeEspaahafavorecidounterritorioecolgica-mente muy compartimentado, lo que ha provocado el desarrollo de un amplio es pectro de tipos de v egeta-cin. A estos factores hay que aadir la in tensa acti-vidad humana que de sde el Neoltico vi ene t ransfor-mando la naturaleza, en muchos casos diversicando ms an los tipos de hbitat.En c ondiciones natur ales, pr cticamente to do el te -rritorio espaolposeev ocacin fores tal; solamen te ciertos enc laves delossis temas mon taosos m s Regiones ecolgicas.Foto: Atlas Nacional de Espaa. Instituto Geogr co Nacional152011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEelevados y algunas reas extremadamente secas del sureste y de las islas Canarias no permiten el desarro-llo de bosques.Sin embargo, en la ac tualidad el pais aje vegetal de Espaa se mue stra como un m osaico en el que las formaciones ar breas, ar bustivas y her bceas natu-rales, junto a los cultivos agrcolas y repoblaciones fo-restales, se repar ten desigualmente el ter ritorio. Una variedad paisajstica que t iene su pr incipal expresin en unaora r ica, con unas o cho mil e species, en la que se enc uentran y mez clan plantas de to da Euro-pa c on ot ras pro cedentes del no rte de frica; junto al haya europea, aparec e la enc ina medit errnea, el pino de Alepo, la palmer a africana e incluso el euca-lipto australiano.El l mite en tre la Espaa hmeda y la sec a separa tambin los dos paisajes peninsulares: el de la Espa-averde,dondepredominanfrondosasdehojaca-duca y extensas ricas praderas herbceas, y el de la Espaa mediterrnea, de matorral y eriales xerofticos junto a un arbolado en regresin adaptado a la sequa estival. En las reas de mayor aridez, la Mancha, Ex-tremadura y, de m odo especial, el v alle del E bro, el encinar es reemplazado por un matorral ralo, reseco y espinoso.En las zonas costeras mediterrneas existe una aso-ciacin vegetal ms compleja. A la base encina-alcor-nocal se aade, en la costa misma, una masa de con-feras dominada por el pino de Alepo, que, al ascender en altura, es sust ituido por ot ras clases de c onferas ms adap tadas a e sa situac in montaosa. P or el contrario, una especie de desierto, pobre en especies vegetales, se extiende a orillas del mar Mediterrneo en el sureste murciano y andaluz. All son frecuentes especies exticas como los palmitos, las chumberas y las pitas y, ocasionalmente, brota el palmeral compac-to o disperso.Los bosques, naturales o no, ocupan actualmente 15 millones de hectreas (aproximadamente un 30% del Paisaje de un valle en la regin del Ebro.Foto: Comisin Europea162011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEterritorio) y l os ms c aractersticos son el bosque at-lntico, dominado por robles y otras frondosas caduci-folias; los bosques ribereos, en el 20% de las riberas espaolas; los bosques mediterrneos en sus varian-tes caducifolia, esclerla y montaa; y l os bosques de c onferas subalpino s, que alter nan c on mato rral montano y prados hmedos o semi hmedos.Se conserva la vegetacin de carcter subtropical lau-roide en algunas zonas de clima atemperado y lluvio-so; los elementos esteparios, continentales, de origen mediterrneo oriental y asitico; y la vegetacin euro-siberiana representada por ciertos bosques caducifo-lios, brezales, prados de si ega y por algunas plantas rtico-alpinas y aso ciaciones relic tas, que subsisten Vista area del Parque Nacional de Doana.Foto: Hctor Garrido. Banco de imgenes de Doana.172011EL PAS Y LA POBLACIN NDICE PARQUES NACIONALES Parque Nacional Comunidad Autnoma Provincia Superficietotal del parque (en hectreas) Aigestortes i Estany de Sant Maurici CataluaLleida14.119 Archipilago de CabreraIlles BalearsIlles Balears10.020 CabaerosCastilla-La ManchaCiudad Real, Toledo40.856 Caldera de TaburienteCanariasSanta Cruz de Tenerife (Isla de La Palma) 4.699 DoanaAndalucaHuelva, Sevilla54.251 GarajonayCanariasSanta Cruz de Tenerife (Isla de la Gomera) 3.986 Islas Atlnticas de GaliciaGaliciaPontevedra, A Corua8.480 MonfrageExtremaduraCceres18.118 Ordesa y Monte PerdidoAragnHuesca15.608 Picos de EuropaPrincipado de Asturias, Castilla y Len, Cantabria Asturias, Len, Cantabria 64.660 Sierra NevadaAndalucaGranada, Almera86.208 Tablas de DaimielCastilla-La ManchaCiudad Real1.928 TeideCanariasSanta Cruz de Tenerife (Isla de Tenerife) 18.990 TimanfayaCanariasLas Palmas (Isla de Lanzarote) 5.107 Fuente: Red de Parques Nacionales, MARM, 2010.182011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEen los sistemas montaosos mediterrneos ms h-medos y elevados.A esto se aade una gr an variedad de ec osistemas vinculados a la c osta, entre los que cabe destacar la zona in termareal, pla yas, ac antilados, sist emas du -nares, saladares, estepas salinas, etc. Por otra parte, Espaaestambinricaenhbitatsdeaguadulce, con 75.000 kilmetros de ros y al menos 1.500 hume-dales, que suponen un 0,22% de la supercie territo-rial; estos humedales son en general de t amao muy pequeo, pero de primera importancia como centros de diversidad biolgica.Foto: Atlas Nacional de Espaa. Instituto Geogr co Nacional

192011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEPero son l os usos agr cola, pecuario y fo restal, c on ms de 42 millones de hectreas (80% del ter ritorio), los que c aracterizan ac tualmente la o cupacin del sueloenEspaa.Deestasupercie, dest aca la de -dicada a c ultivos de sec ano ( algo ms del 3 0%), la forestal (30%) y l os pastizales xerlos (12%). Por su parte, los regados ocupan el 7%. Sin embargo, la o-ra y las c omunidades vegetales de e stos medios no carecen de inters; muchas plantas endmicas espa-olas habitan en ell os y no p ocas especies animales viven en estos sistemas. A to do esto hay que aadir, ya como hbit at t otalmente al terado e ir recuperable, un 8% de zonas urbanas e infraestructuras.FAUNAEn c uanto a la fauna, se e stima que e xisten en tre 50.000 y 60.000 especies. De ellas 770 son vertebra-dos (excluyendo los peces marinos) y el resto inverte-brados. En ambos casos superan el 50% del tot al de especies de cada grupo presentes en la Uni n Euro-pea. De nuevo aqu el fenmeno de los endemismos multiplica el valor de esta diversidad biolgica, sobre todo en el c aso de las islas Canar ias. De las 6. 893 especies de animales presentes en esas islas, 3.066 son endmicas, lo que supone un 44% del total de su fauna.La pennsula Ibr ica, Ceuta y l os dos arc hipilagos son tambin importantes para las migraciones de una enorme cantidad de animales. Son muchas las espe-cies, sobre todo de aves pero tambin de peces y ma-CigeaFoto: Csar P. Sendra202011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEmferos mar inos, que no p ertenecen estrictamente a la fauna espaola pero utilizan nuestro territorio como lugar de paso entre sus reas de c ra norteas y sus zonas de invernada tanto mediterrneas como del sur del Shara, o entre sus lugares de reproduccin en el Mediterrneo y de reposo en el Atlntico.Los animales en peligro de extincin estn cada vez ms y mej or protegidos en l os numerosos parques y reservas naturales. Es el caso del oso pardo, presente en los bosques caducifolios y mixtos de montaa, ellince ibrico que habit a en el b osque mediterrneo y en las dehesas con denso sotobosque, el visn euro-peo, el urogallo y el guila imperial.Lince ibricoFoto: Hctor Garrido. Banco de imgenes de Doana212011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEEn la zona meridional de la Pennsula abunda la fauna de tipo africano. En la Meseta predominan la perdiz, la codorniz, el lobo y aves como la avutarda, la ganga, la ortega y todo tipo de r apaces. Entre las subespecies tpicamente espaolas estn el ciervo hispnico o ve-nado, el gato montes, la comadreja y el jabal btico. Cabra incluir en este grupo al cerdo negro ibrico, no exclusivo de Espaa, y, a travs de las mutaciones de su domesticacin, al toro de lidia.La fauna marina es rica y variada. El Atlntico ofrece mayor r iqueza pesquera que el M editerrneo, espe-cialmente en el lito ral gallego, c on amplias plat afor-mas continentales, abundancia de plancton y frecuen-te renovacin de las aguas por las fuertes mareas. En el litoral cantbrico, de mayor profundidad, los peces viven ms alejados de las costas. El Atlntico meridio-nal abunda en p eces emi grantes c omo el atn , que acude a desovar en esas reas antes de entrar en el Mediterrneo. La foca monje, en peligro de extincin, se desenvuelve bi en en las c ostas rocosas poco al -teradas, y c on abundantes isl otes y gr utas. Por ot ra parte, la fuerte persecucin de que han sido objeto los grandes cetceos ha empobrecido la fauna espaola en este aspecto, por lo que en la actualidad es raro ver en los mares que baan la Pennsula delnes, cacha-lotes y marsopas.MINERALESIberia, Hesperia o H ispania, las dist intas formas nomi-nales con las que f ue conocida la Espaa an tigua, fue famosa por sus riquezas naturales y, en especial, por la abundancia y variedad de sus recursos minerales. Atrajo la atencin de los pueblos conquistadores y por ello se convirti en el c ampo de bat alla en que se enf rentaron Cartago y Ro ma. An a c omienzos del pre sente si glo, Espaa posea algunos de l os yacimientos ms imp or-tantes del mundo de alguno s minerales, y el de sarrollo econmico de c iertas regiones, como el P as Vasco y Asturias, se ha basado en su riqueza mineralgica. Hoy la situacin no es la misma, aunque sigue siendo uno de los pases europeos de mayor riqueza mineral.La diversidad de la produccin espaola de minerales, incluso sin tener en cuenta los energticos, es amplia. Prcticamente ningn miner al est ausente del suel o espaol, si bien, sobre un total de un centenar de pro-ductos explotados, slo se producen en un volumen signicativo hi erro, piritas, cinc, cobre y pl omo, entre los minerales metlicos, y arcilla refractaria, bentonita, cuarzo, espatoor, glauber ita, magnetita c alcinada, sal gema y mar ina, sales potsicas y sepi olita entre los no metlicos.La produccin de minerales metlicos, aunque muy va-riada, resulta en la ac tualidad insuciente para atender las necesidades espaolas. La situacin de los minera-les no metlicos est marcada por su carcter exceden-tario y superior a la demanda del mercado nacional.222011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEPOBLACINLA POBLACIN RESIDENTE EN ESPAALa poblacin residente en Espaa ha inic iado en l os ltimos aos una rec uperacin inesperada. A pr inci-pios de la dc ada de los no venta demgrafos y e x-pertos armaban que la p oblacin tenda a dec recer y que, por t anto, no iba a sup erar l os 40 mill ones de habitantes a corto plazo. Sin embargo, la intensa lle-gada de extranjeros a nuestro pas desmoron estas previsiones y la p oblacin re sidente en Espaa no slo rompi al alza la barrera de los 40 millones, sino que sigui creciendo con fuerza en los primeros aos del siglo XXI.Con datos a 1 de enero de 20 10, la p oblacin em-padronada enE spaa s upera los4 6,9 millonesdepersonas; el nmero de extranjeros empadronados se sita en 5,7 millones de los cuales 2,3 millones son ciudadanos de la Unin Europea.El total de residentes en Espaa a 1 de enero de 2010 es de 46.951.532 habitantes, segn el Padrn munici-pal, lo que supone un aumento de 205.725 personas respecto a l os datos de 1 de enero de 20 09. De este total, 41.242.592 corresponden a personas de nacio-nalidad espaola y 5.708.940 son extranjeros, lo que representa el 12,2% del total de inscritos.Durante el ao 20 09 el nmero de espaoles empa -dronados experimenta un aumen to neto de 1 45.456 personas(0,4%),mientrasqueelnmerodeextran-jeros se inc rementa en 6 0.269 ( 1,1%). E ntre e stos ltimos, los per tenecientes a la UE-27 aumentan en 73.289 hast a alc anzar una c ifra tot al de 2. 346.505 personas, mientras que los no comunitarios se redu-cen en 13.020 personas (situndose en 3.362.425).POBLACIN POR SEXO Y EDADEl 49,5% del total de empadronados son varones y el 50,6% son mujeres, segn los datos provisionales a 1 de enero de 2010. Entre los espaoles, hay ms mu-jeres (51,0%) mi entras que en tre l os extranjeros hay ms varones (52,5%). Por edades, el 15,6% de la poblacin tiene menos de 16 aos, el 42,6% tiene entre 16 y 44 aos y el 41,8% tiene 45 ms aos.Por nacionalidad cabe destacar la diferencia en el gru-po de 16 a 44 aos. As, mientras que los empadrona-dos espaoles de estas edades representan el 39,9% del total, este porcentaje se eleva al 62,0% en el caso de los extranjeros. 232011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEDISTRIBUCINDELAPOBLACINPOR COMUNIDADES AUTNOMASLas Comunidades Autnomas que han registrado los mayores aumentos de p oblacin entre el 1 de enero de 2009 y el 1 de enero de 2010 son la Comunidad de Madrid(con58.567personas),Andaluca(50.920)y Catalua (29.461). Por el contrario, tres comunidades reducen su pobla-cin: Castilla y Len (7.806 personas), Principado de Asturias (1.180 personas) y Aragn (54 personas). En trminos relativos, los mayores incrementos de po-blacin se producen en Melilla (3,5%), y Ceuta (2,4%), ascomoenRegindeMurcia,ComunidaddeMa-drid, Comunidad Foral de Navarra e Illes Balears (to-das ellas con un 0,9%). La mayor reduccin de p oblacin en tr minos relat i-vos se da en Castilla y Len (0,3%).DISTRIBUCIN DE LA POBLACINEXTRANJERA POR COMUNIDADESAUTNOMASLa proporcin de ciudadanos extranjeros, sobre el to-tal de la poblacin residente en Espaa se ha situado en el 12,2% segn los datos del Padrn a 1 de enero de 2010. Las comunidades con mayor proporcin de extranje-ros son Illes Balears (21,9%), Comunidad Valenciana (17,3%) y Comunidad de Madrid (16,6%). Por el c on-0 5.000.000 10.000.000 15.000.000 20.000.000 25.000.000 s e r e j u M s e n o r a VEspaoles/as8 1 1 , 6 4 0 . 1 2 4 7 4 . 6 9 1 . 0 2Extranjeros/as0 1 9 . 9 0 7 . 2 0 3 0 . 9 9 9 . 2Poblacin por sexo a 1 de enero de 2010 0 2.000.000 4.000.000 6.000.000 8.000.000 10.000.000 12.000.000 14.000.000 16.000.000 18.000.000 EspaolesExtranjeros Menores de 16 aos4 1 2 . 9 7 8 3 5 1 . 2 6 4 . 6De 16 a 446 9 4 . 0 4 5 . 3 5 6 9 , 6 4 4 . 6 1De 45 a 643 0 2 . 1 8 9 2 3 2 . 2 1 7 . 0 165 y ms aos7 2 0 . 8 0 3 2 4 2 . 1 2 6 . 7Poblacin por edad a 1 de enero de 2010 242011EL PAS Y LA POBLACIN NDICE80,570 321,780 591,886 636,038 1,084,109 1,105,184 1,105,481 1,345,419 1,460,164 2,095,855 2,114,928 2,178,061 2,555,715 2,796,811 5,099,274 6,445,499 7,504,881 8,353,843 46,951,532 Ceuta Rioja (La) Cantabria Navarra (Comun.Foral de) Asturias (Principado) Baleares Extremadura Aragn Murcia (Regin de.) Castilla-La Mancha Canarias Pas Vasco Castilla y Len Galicia Comunidad Valenciana Madrid (Comunidad de) Catalua Andaluca Total Poblacin por Comunidades Autnomas (2010) trario, las que tienen menor proporcin de extranjeros son Extremadura (3,5%), Galicia (3,9%) y Pr incipado de Asturias (4,5%).Las comunidades donde se ha pro ducido mayor au-mento de e xtranjeros en tr minos absolutos dur ante el ao 20 09 son Andaluca ( 23.195), Comunidad de Madrid (7.489) y Pas Vasco (6.364).Porelcontrario,elnmerodeextranjeroshades-cendido en Comunidad Valenciana (4.718), La Rioja (589), Aragn (123) y Castilla y Len (44). En trminos relativos los mayores incrementos de po-blacin extranjera se producen en las ciudades aut-nomas de Melilla (16,8%) y C euta (12,5%) y en P as Vasco (4,8%). Las mayores reducciones se dan en La Rioja (1,3%) y Comunidad Valenciana (0,5%). Comunidad Autnoma Nmero de personas Porcentaje respecto al total Andaluca 698.375 8,4Aragn 172.015 12,8Asturias (Principado de) 49.149 4,5Balears (Illes) 241.704 21,9Canarias 305.661 14,5Cantabria 39.010 6,6Castilla y Len167.597 6,6Castilla-La Mancha 228.290 10,9Catalua 1.193.283 15,9Ceuta 3.993 5Comunitat Valenciana 884.622 17,3Extremadura 38.747 3,5Galicia 109.222 3,9Madrid (Comunidad de) 1.071.292 16,6Melilla 8.873 11,7Murcia (Regin de) 240.605 16,5Navarra (Comun. Foral de) 70.931 11,2Pas Vasco 139.229 6,4Rioja (La) 46.342 14,4Total 5.708.940 12,2Poblacin extranjera por Comunidad Autnoma252011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEDISTRIBUCINDELAPOBLACINEX-TRANJERA POR NACIONALIDADESLos extranjeros residentes en Espaa pertenecientes a la U E-27 suman 2. 346.515. Dentro de stos de s-tacan los c iudadanos r umanos ( 829.715), se guidos por l os del R eino Uni do ( 387.226) y l os alemane s (195.579).Entre el c olectivo de e xtranjeros no c omunitarios, los c iudadanos mar roques son los ms numerosos (746.715), seguidos de los ec uatorianos ( 395.069) y los colombianos (289.296).Durante 2009, la c ifra de c iudadanos r umanos es la que experiment un ma yor c recimiento, c on un s al-do de 3 0.823. O tros c recimientos imp ortantes se han dado en el nmero de c iudadanos mar roques (28.705), del Reino Unido (11.523) y de China (9.128).Los mayores descensos entre las nacionalidades, co-rresponden a c iudadanos ec uatorianos ( 26.357 me -nos), bolivianos (20.079) y argentinos (11.713).Los ma yores inc rementos relat ivos en tre las nac io-nalidades con mayor nmero de empadro nados, co-rresponden a c iudadanos de Sene gal ( 8,5%), China (6,2%) e Italia (5,0%). Por grupos de pases, los ms numerosos son los ciu-dadanos de la U E-27, que repre sentan el 4 1,1% del total de ciudadanos extranjeros. Le si guen los ciuda- 829,715 746,760 395,069 387,226 289,296 210,624 195,579 183,999 169,195 156,607 142,299 139,284 130,557 123,681 116,551 90,195 86,199 84,846 82,373 61,383 798,892 718,055 421,426 375,703 296,674 230,703 191,002 175,316 164,717 147,479 140,870 139,179 142,270 120,507 126,185 88,103 85,040 81,551 82,265 56,590 Rumana Marruecos Ecuador Reino Unido Colombia Bolivia Alemania Italia Bulgaria China Portugal Per Argentina Francia Brasil Repblica Dominicana Polonia Paraguay Ucrania Senegal Poblacin extranjera por pases - Comparativa 2009-2010 A 1 de enero de 2009 (datos definitivos) A 1 de enero de 2010 (datos provisionales) 262011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEEU-27 Resto de Europa frica Amrica del Norte Amrica Central y Caribe Amrica del Sur Asia RestoPoblacin extranjera por grupos de pases (2010) EU-27 Resto de Europa frica Amrica del Norte Amrica Central y Caribe Amrica del Sur Asia RestoEU-27 Resto de Europa frica Amrica del Norte Amrica Central y Caribe Amrica del Sur AsiaRestoPoblacin Extranjera por grupo de pases (2009) EU-27 Resto de Europa frica Amrica del Norte Amrica Central y Caribe Amrica del Sur Asia Resto272011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEdanos de Amrica del Sur, que suponen un 26,6% del total de extranjeros.Encuantoaladistribucinporsexoenelcolectivo extranjero, la proporcin de mujeres es mayor en las nacionalidades iberoamericanas. En cambio hay ms varones en la mayora de las nacionalidades africanas y asiticas.PROYECCIONES DE POBLACINComo es sabido, el conocimiento de la poblacin fu-tura desagregada, al menos por sexo y edad, resulta imprescindible para la t oma de dec isiones, c on una base racional, en numerosos campos como son la en-seanza ( en l os dist intos niveles), la s anidad (y sus especialidades segn la edad de los indivi duos), las pensiones... Asimismo, ese conocimiento resulta ne-cesario para la planicacin del consumo de todo tipo de bienes y servicios.Los censos de poblacin, al realizarse cada diez aos, resultan insucientes para conocer las poblaciones en los periodos intercensales y poscensales. Sin embar-go, constituyen el punto de partida para estos ltimos 282011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEclculos, al fac ilitar la p oblacin de un pa s y de sus regiones, se gn div ersas v ariables, en una fec ha o periodo de referencia.Es la desagregacin por sexo y edad la que, general-mente, constituye el punto de partida para los clculos de la poblacin futura igualmente desagregada.Teniendo en c uenta que la poblac in, en una fec ha determinada, e s el re sultado de la e volucin que han teni do en el pas ado sus c omponentes, que so n la mortalidad, la fec undidad y las mi graciones (tanto dentro del pa s c omo c on el e xtranjero), a par tir de una determinada poblacin c ensal, es posible tener unaproyeccindelamismaenelfuturosiseenun-cian hiptesis sobre el devenir que van a tener los tres componentes mencionados.El br usco aumen to o bservado en las c ifra de inmi -grantes en Espaa dej f uera de ac tualidad las pro -yecciones calculadas a partir del Censo de Poblacin de 1991, obligando a poner en marcha el correspon-diente mecanismo de revisin.Las poblaciones, por sexo y edad, resultantes del Cen-so de 2001 constituyeron la poblacin base o de partida para el establecimiento de unas nuevas proyecciones.Sin embargo, a la hora de hablar del futuro de la po-blacin de Espaa es imp ortante sealar que la di -versidad de factores que inuyen en la trayectoria de las cifras de inmi grantes implica un not able grado de incertidumbre sobre el devenir de l os correspondien-tes ujos de entradas y salidas, lo que convierte a las proyecciones en escenarios, es decir, los resultados obtenidos ilustran las consecuencias, en el crecimien-PIRMIDE POBLACIN. ANO 2002 varones + mujeres = 10.000 70 60 5040 3020 10 0 0 1020 3040 50 60 70 8090 PIRMIDE POBLACIN. ANO 2035 varones + mujeres = 10.000 90 80 70 60 50 40 30 20 10 00 10 20 30 40 50 60 70 8090 292011EL PAS Y LA POBLACIN NDICEto y en la distribucin por edades de la poblacin, de los supuestos bajo los cuales se establecen.Por ell o, se ha c onsiderado un pr imer escenario en el que las en tradas netas del e xtranjero en Espaa evolucionan segn la tendencia ms reciente hasta el ao 2010, ao a partir del cual se mantienen constan-tes. El total de entradas en Espaa durante el periodo 2007-2059 se ele vara a 1 4,6 mill ones de p ersonas. Las hiptesis globales guran en el cuadro anexo Hi-ptesis de escenario .La c aracterstica ms so bresaliente en la e volucin de la poblacin de Espaa la c onstituye su progresi-vo envejecimiento. Dicho envejecimiento se debe, en primerlugar,alfuerteyprolongadodescensodela fecundidad, al que se suma la mejora de la mortalidad a edades altas. Aun cuando las entradas de extranje-ros son muy elevadas, ralentizan algo este proceso de envejecimiento, pero no lo detienen.PGINA WEB OFICIAL:Instituto Nacional de Estadstica: www.ine.esANEXO HIPTESIS DE ESCENARIO 1 Esperanza de vidaAos VaronesMujeres N medio de hijos por mujer Edad media a la maternidad Entradas netas de extranjeros 201278,7085,091,4331,08283.838 202280,0586,221,5231,11278.659 203280,9987,001,5331,15273.481 204280,9987,001,5331,15268.302 205280,9987,001,5331,15263.124 205980,9987,001,5331,15259.499 NDICE2011HISTORIA Y CULTURACaptulo II312011NDICE HISTORIA Y CULTURAEspaa es un pas con profundas races histri cas en Eu-ropa, que ha pas ado por pocas conectivas y ot ras de gran esplendor como queda patente en su pa trimonio cultural, que contribu ye, sin duda, a explicar su realidad actual. Posee una personalidad e i diosincrasia propias, singu larizadas por fenmenos como el de scubrimien to del continente amer icano o haber se manteni do neut ral en las dos guerras mundiales, pero, al mismo tiempo, su historia tiene grandes parale lismos con la de ot ros pa-ses europeos, ya que, sin renegar nunca de su div ersi-dad, se arm tempranamente como un Estado unica-do y protagoniz algunos de los captulos ms brillantes de la historia moderna europea.DE LOS ORGENES AL DESCUBRIMIENTO DE AMRICALos primeros pobladoresLa presencia de ho mnidos en la p ennsula Ib rica se remonta al P aleoltico Infer ior, poca de la que da tan los restos hallados en el yacimiento de Atapuerca (Bur-gos), de unos 800.000 aos de antigedad. Los espe-cialistas disc uten an elor igen de estas poblaciones, quiz llega das directamente de frica a travs del estre-cho de Gibraltar, o ms probablemente a t ravs de l os Pirineos. En todo caso, desde esa poca se encuentran en la pennsula restos de utensilios y obras de arte co-rrespondientes a las mismas culturas de cazadores y re-colectores que se su cedieron en otras zonas de Europa.HISTORIAArco romano de Bar, Roda de Bar(Tarragona).Hacia el ao 13 a.C.Foto: Cristina Candel. Instituto de Turismo de Espaa 322011NDICE HISTORIA Y CULTURAAsimismo, la p ennsula Ibr ica constituye el e xtremo occidental de un pro ceso de dif u sin cultural que dis-curre, hacia el quinto mile nio anterior a nuestra era, a travs del Medite rrneo partiendo de su extremo orien-tal. Este proceso, conocido como revolucin neoltica, consiste bsicamente en el c ambio de una ec o noma recolectora por ot ra productora, basada en la agr icul-tura y la ganadera. Desde el 5000 4000 a.C. y hasta el si glo XVI de nue stra er a se a brirotroperiodoim-portantedelahistoriapeninsularenquelacuencay la civilizacin mediterrneas resultarn determinantes.Desde el ao 1 100 a.C. aproximadamente, y h asta me-diadosdelsigloIIIa.C,elcontactoco mercial y c ultural con las civilizaciones medite rrneas vendr de la manode fenicios (extendidos desde el Algarve, en el Atlntico sur peninsular, hasta el Levante mediterrneo) y gr iegos (situados desde el estuario del Ebro hasta el golfo de Ro-sas, en el nordeste mediterrneo). Al nal de esta eta pa, ambas civilizaciones sern desplazadas por romanos y cartagineses, respectivamente.De esta manera, entre los siglos XII y IV a.C. fue marcn-dose una diferencia sustancial entre una Iberia que dis-curra desde el nordeste medi terrneo hasta el Atlntico sur, por una parte, y una Espaa interior, por otra. Esta l-tima estaba habitada por diversas tribus, algunas de ellas cel tas, que contaban con una organizacin relativa mente primitiva y se dedicaban al pastoreo trashumante, consis-tente en alternar los pastos de las tierras altas del norte, en verano, con los de la submeseta sur, en invierno. Pas-tores y ovejas con quistadores de pastos van a c onstituir otra de las claves geohistricas de la pennsula Ibrica.Por el contrario, los pueblos de la costa, co nocidos ge-nricamente como beros, consti tuan ya en el si glo IV a.C. un conjunto de ciuda des-estado (Tartessos, la Tar-sis bblica o quiz la mtica Atlntida sumergida) muy si-milares e inuidas por los centros urbanos, comerciales, agrcolas y mineros ms desarrollados del Medi terrneo Teatro romano de Mrida (Badajoz).Hacia el ao 16 a.C.Foto: Instituto de Turismo de Espaa332011NDICE HISTORIA Y CULTURAoriental. De ese periodo datan los primeros testimonios escritos sobre la pennsula, se dice que Hispania, nombre con el que l os romanos conocan a la P ennsula, es un vocablo de raz semita procedente de Hspalis (Sevilla). Las huellas persistentes de la presencia romanaLa presencia romana en la p ennsula si gue la l nea de las bases comerciales griegas, pero estuvo condiciona-da por su pugna con Cartago por el control del Medite-rrneo occi dental durante el si glo II a. C. Ser, en to do caso, ste el momento en que la pennsula entrar como tal unidad en el circuito de la poltica internacional, con-virtindose desde entonces en un objetivo estratgico codiciado a causa de su singular posicin geogrca en-tre el Atln tico y el Mediterrneo y de la riqueza agrcola y mineral de su zona sur.La penetracin y ulterior conquista de la pennsula abar-ca el extenso periodo com prendido entre los aos 218 y 19 a.C. Los r o manos se sintieron alarmados por la ex-pansin cartaginesa hacia el nordeste ya que c onside-raban que el r o Ebro constitua la f rontera natural de la Galia sujeta a su inuencia.Por esta razn se desencaden la Segunda Guerra P-nica. Mientras Anbal realizaba el legendario paso de los Alpes, las legiones roma nas asaltaron su base espao-la, Cartago Nova (actual Cartagena), con su puerto y sus mi nas. Su c ada a mano s de Publi o Cornelio Escipin (209 a.C.) marca el declive del ejrcito de Anbal en Italia y el comienzo de las conquistas romanas en Espaa.Los romanos no pre tendan nicamente re emplazar a los cartagineses, sino que buscaban extender su domi-nio al resto de la pennsula. All tropezaron con una re-sistencia importante, sobre todo en la Hispania interior. Entre las mltiples confrontaciones que tuvieron lugar a lo largo de la c onquista romana l a de ms fama fue la llamada Guerra Celtibrico-Lusitana, prolon gada du-rante veinte aos (154-134 a.C). Las tcticas guerrille-ras del caudillo lusitano Viriato y el legendario suicidio co lectivo de la p oblacin de N umancia f rente a s us sitiadores romanos fueron celebrados por los historia-dores latinos.La presencia romana en Hispania dur si ete siglos, du-rante los que se c onguraron los lmites en relacin con otros pases europeos. Las divisiones interiores en que se compartiment la provincia romana resultan as mis-mo premonitorias: Lusitania, Tarraconense, Btica. Pero los romanos no slo legaron una administracin territorial, sino tambin instituciones tales como la familia, la lengua, la religin, el derecho y el municipio, cuya asimilacin ins-tal denitivamente a la Pennsula dentro del mundo gre-colatino y, ms tarde, judeo-cristiano. Los romanos, se asentaron principalmente en las cos-tas y a l o largo de l os r os, y la p erma nente signi ca-cin de ci udades como Tarrago na, Car tagena, Lisboa y, sobre todo Mrida, as como el enorme despliegue en las o bras pbli cas: calzadas, puentes, acueductos, templos, ar cos, teatros, anteatros y circos da i dea delsentido geogrco del poblamiento romano. No obstan-te, a c omienzos del si glo V el mapa de p oblacin co-342011NDICE HISTORIA Y CULTURAmenz a cambiar signicativamen te. Es entonces cuan-do diversos pueblosger m nicos, c omo depred adores unos, c omo aliado s o tros, ir rumpirn en la P ennsula para asentarse, los visigodos en las regiones del interior y los suevos en el oeste. Paralelamente, y desde el si -glo III, se ir acentuando un proceso de reduc cin de la poblacin ur bana, amur allamiento de las p oblaciones, extensin de la pro piedad lat i fundista, inseguridad en loscamposydebilidaddelainstitucinestatal,frente al incremento de poder de las o ligarquas l ocales, que brindan seguridad a cambio de delidad. Fenmeno im-portantsimo de ese periodo es el inicio de la cristianiza-cin de Hispania que per manece an oscuro. Parece probable la presencia entre los aos 62-63 de San Pablo y las persecuciones delsiglo III, narradas por Pruden-cio, hablan y a de d icesisy mr tires. Tras la liber tad religiosa de Constantino tiene lugar el primer Concilio de la Iglesia hispana en el ao 314.El Reino Visigodo, primer intento de uninpeninsularEnelsigloVlosvisigodoseranyaunpuebloroma-nizado que se v ea a s mismo como con tinuador del apagado poder imperial. Hacia mediados del 500 la tri-ple presin de s uevos por eloeste (Galicia), pastores cntabro-pirenaicos, desde el norte, y bizantinos por el sur (la Btica), los inclinarn a establecer la capital en Toledo, centro de la Pennsula.La integracin entre visigodos e hispano-romanos fue un proceso rpido y exitoso que se vio no tablemente faci-litado por la conversin del rey Recaredo al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589). Esto hizo adquirir a la Iglesia un papel preponderante yscalizador de la acti-vidad poltica mediante la celebracin de los su cesivos concilios de Toledo y por unas estructu ras sociales rela-tivamente similares recogidas en el L berIudiciorumde Recesvinto. Comn era a una y otra cul tura la existencia de una aristocracia de fundos y otra eclesistica y efecti-vamente ambas institu ciones favorecan la autonoma de la nobleza a expensas del poder real. Por eso la poltica visigo da oscilar entre la inclinacin a aplacar a los no-bles, tolerando la pro gresiva feudalizacin del E stado, y la tendenc ia a reforzar el p oder real, exponindose a sublevaciones nobiliarias.La Espaa musulmana, cuna de una culturaorecienteSer precisamente uno de los c lanes nobiliar ios pos-tergados, la f amilia Witiza, quien a pr inci pios del siglo VIII provoque el desmoronamiento del Estado visigodo al pedir ayuda a las t ropas rabes y bereberes del otro lado del estrecho de Gibraltar. En realidad, el grado dedescom posicin del aparato estatal visigodo permiti a los musulmanes la realiz acin de pac tos aisla dos con una ar istocracia semi indep endiente y d esafectaala Corona.A mediados del siglo VIII, los musulmanes haban consu-mado su ocupacin y el prncipe omeya Abd Al-Rahman se hizo proclamar en Crdoba emir de un nuevo Estado independien te de Damasco. En el primer tercio del siglo 352011NDICE HISTORIA Y CULTURAX, uno de los omeyas hispanos, Abd Al-Rahman III, res-taurara y extendera el Estado andalus y se convertira en el primer califa espaol.La proclamacin del califato tena un doble propsito. En el interior, los omeyas queran for talecer el Estado de la pennsula. En el exterior, buscaban consolidar las rutas comerciales que, a travs del Mediterrneo, aseguraran la rela cin econmica con la cuenca oriental (Bizancio) y garantizaran el apro visionamiento de oro . Melilla f ue ocupada en el 927 y, a mediados del mismo siglo, el ca-lifato omeya controlaba el tringulo comprendido entre Argel, Siyilmasa y el Atlntico. Los pequeos reductos cristianosdel norte de la P ennsula se c onvirtieron en modestos feudatarios del califa, cuya superioridad y ar-bitraje reconocan.El f undamento de la he gemona andalus descansaba en un considerable poder econ mico basado en un co-mercio importante, una ind ustria ar tesanal desar rolla-da y un aprovechamiento agrcola mucho ms eciente que el del resto de Europa.El Estado cordobs fue la primera econo ma urbana y comercial que oreci en Europa desde la desaparicin del Imperio romano. Y la c apitaldelcalifatoyciudad principal, Crdoba, c ontaba c on unos 100.000 habi -tantes, lo que haca de ella la concentracin urbana eu-ropea ms importante de la poca.La Espaa musulmana pro dujo una c ulturaorecien-te, so bre to do de sde que ac cedi al p oder e l c alifa Al-Hakam II ( 961-976), a qui en seatribuyelaconsti-tucin de una biblio teca de varios cientos de miles deejemplares, que re sulta inimaginable en la Europa del momento.El r asgo ms c aracterstico de e sta cultura ser la temprana adopcin de la losofa clsica por Ibn Masarra,Abentofain,Averroesyelju do Maimnides. Pero los pensadores hispano-musulmanes, destacaron sobre todo, en medi cina, matemticas y astronoma.La fragmentacin del califato de Crdoba tendr lugar alnal de la pr imera dcada del si glo XI y s e produ-cir co mo co mbinacin d el i ngenteesfuerzoblico desplegado por los lti mos dirigentes cordobeses y de una presin scal sofocante. Los sucesores del unit ario Estado califal se conocern como reinos de t aifas, de-nominacin que ha pasado a la lengua espao la como sinnimo de la r uina que gener a la f ragmentacin ydesunin peninsulares. Este debilitamiento progresivo provoc que, a me diados del siglo XIII, la Espaa islmi-ca quedase reducida al reino nazar de Granada.De la primera resistencia cristiana a la ReconquistaLa primera resistencia ofrecida por los cristia nos se re-gistra ya en el primer tercio del siglo VIII en las monta-as asturianas de Covadonga.Los albores de la re sistencia cristiana tuvi e ron menos de reconquista, de campaa ofensiva, que de super-vivencia. Primero en Oviedo, luego en Len con Alfonso III, ya en el siglo X, apuntando hacia el valle del Duero. De esa expansin surgir en la Meseta primero el con-dado y lue go el reino de Cast illa, que se u niralde Len bajo el reinado de Fernando II en 1230. La facha-da atlntica dar origen al reino de Portugal en 1143.Interior de la Mezquita de CrdobaFoto: Francisco Ontan.Instituto de Turismo de Espaa362011NDICE HISTORIA Y CULTURADurante l os si glos X y X III quedaran forma dos c uatro reinos c ristianos pr incipales de la pen nsula Ibr ica: Portugal, Castilla-Len, Na varra y Aragn-Catalua.Desde un pun to de vist a c ontinental, la R e conquista debe enmarcarse dentro del proceso de c recimiento y expansin ofensiva que ca racteriza la historia del Occi-dente europeo en tre los siglos X y XIII, frente a hngaros, eslavos y musulmanes. El resultado de esta dinmica ser la creacin del rea que ac tualmente co nocemos como Europa occidental, hacia el ao 1300.El planteamiento estratgico de la e xpan sin cristiana careci por lo general del carc ter de Iglesia cruzada que comnmente se le atribuye.A partir del ltimo tercio del siglo XIII la pre sencia musul-mana haba quedado reduc ida al r eino nazar de Gra-nada. Extendido entre el es trecho de Gibraltar y el cabo de Gata, esta reli quia histrica se mantuvo hasta el 2 de enero de 1492. El n de la Reconquista, la recuperacin de Hispania en la mitolo ga romano-visigoda, produjo honda emocin en la Europa cristiana, porque se con-sider que equilibr aba la c ada d eConstantinoplaa manos de los turcos.La Reconquista, con su dilatada duracin, produjo perio-dos de coexistencia e incluso, en ciertas etapas del siglo XII,unasuertedesociedaddefrontera.Entodocaso, los monarcas cristia nos conquistaban colonizando, es decir, o fre ciendo t ierras a qui en se c omprometiese aocu parlas, cultivarlas y de fenderlas, l o que di o lugar atrasvases y migraciones del norte peninsular y de Euro-pa nada f recuentes en ot ras latitudes por aquellas po-cas. Aquellos colonizadores, a quienes se dibuja con una azada en una mano y la espadaen la otra, fueron forman-do una sociedad de campesinos comparativamente ms libre que las existentes en la Europa coetnea, donde la sujecin al seor feudal era mucho mayor.Estos campesinos semilibres se agruparon, del siglo IX al XI, en v illas que se g obernaban por concejos elec-tos y a las que l os monarcas concedieron exenciones y privilegios (fueros). Y estos burgueses terminaron por sentarse jun to con los otros dos brazos de la sociedad, no bles y eclesisticos, en Parlamentos conocidos como Cortes en el si glo XII. All discutan y v o taban los im-puestos.Los Reyes Catlicos: la unidad peninsular y laempresa imperial del renacimiento espaolLabsquedadelaunidadnosedetuvoenlapostre-ra gesta militar de 1492 y en la c onquista de Granada, sino que se prolong en pos de una uniformidad reli-giosa, tnica y cultural con la expulsin de los judos no conversos en el mismo ao en que c onclua la Recon-quista y la p osterior de l os moriscos. Es cierto que lasdicultades de los judos no eran exclusivas de Es paa, sino que t ambin se manifest aban la mentablemente con fuerza en el resto de la Europa cristiana desde el Concilio de Le trn, celebrado en 1 215. En reali dad, y hasta 1492, los judos, al igual que los musulmanes que ha bitaban en ter ritorio c ristiano, c ompusieron jun to conloscristianosuncrisoldeculturasquetuvoex-presiones tan brillantes como las disputas (debates) 372011HISTORIA Y CULTURA NDICEentre pensadores de las t res c ulturas r eunidos en el movimiento cono cidocomolaEscueladeTraductores de Toledo que patrocin Alfonso X. Una e xpansin del c alibre que ac aba de de scribirse tuvo, sin duda, un e fecto de economa de frontera con la adquisicin de grandes espacios.Losreinoshisp-nicos son desde el siglo XII sociedades en c recimien-to acelerado y mani estan un dinamismo que t iene su expre sin en el despegue econmico y poltico del rei-no aragons a travs del Mediterrneo con la conquista de Cerdea, Sicilia y Nples.La c ombinacin de intereses ec onmicos yv ocacin marinera llev a Cast illa a una posi cin de vanguardia en la bsqueda y aper tura de nuevas rutas comercia-les a Oriente. En esta carrera, los castellanos encontra-ron un muy ac tivocompetidorenotroEstadoibrico, Portu gal. La rivalidad luso-castellana por el control de las rutas martimas del comercio oriental co menz a re-solverse con el T ratado de A lcaovasde1479.Enl, Castilla slo pudo mantener Canarias y hubo de renun-ciar a todo periplo oriental alrededor de la costa africa-na, que quedaba reservada a Portugal. Tan desigual re-sultado nicamente se explica teniendo en cuenta que el Tratado se ocupaba tambin de un viejo problema delos estados ibricos: la unidad de la pennsula. Si bien se perfeccionara con l a i ncorpora cin de Navarra en 1512, ese ciclo unitario se completara con la toma de Granada en 1492. Ese mismo ao, Nebrija publicaba la primera gramtica de una lengua vulgar, la castellana y, tambin en ese ao, una otilla espaola lle gaba a las Patio de los Leones. La Alhambra (Granada)Foto: Instituto de Turismo de Espaa382011HISTORIA Y CULTURA NDICEcostasdeAmrica.Lamagnitudasombrosadeestos acontecimientos contrasta con la no menos espectacu-lar decadencia es paola del siglo XVII.La aureola mtica que ro de a Is abel y F er nando, los Reyes Catlicos, ha dicultado una valoracin adecua-da de su contexto y una evacuacin serena de su obra.Enlointernobuscaronreforzarelaparatoestatalyla autoridad real, y par a ello se apoya ron en inst ituciones jurdico-administrativas que ya existan, crearon algunas de nuevo cuo y en o casiones adoptaron otras de r az europea.TalfueelcasodelTribunaldelaInquisicin. ste, muy tardamente introducido en Espaa, no tuvo nicamente un alcance religioso, sino que fue un instru-mento del que se sir vi el p oder real para reforzar la autoridad del Estado.En 1492 la monarqua hispana se presenta ba como uno de los pr imeros Estados modernos del R enacimiento europeo. En ello se bas su proyeccin exterior por el Atlntico (Amri ca y Flandes) y el Mediterrneo (Italia). Fue una poltica exterior instrumentada por la creacin de un Est ado permanente, ser vido por f uncio narios y diplomticos, con una concepcin unitaria, pero exi-ble y confederal, de la insti tucin monrquica.A Castilla se le haban cerrado las rutas africanas a fa-vor de Portugal, pero t ambin se hab a garantizado la posesin de Canarias, una excelente cabeza de puente para caminos al ternativos. Eso f ue lo que of reci Cris-tbal Co ln. Lo hizo a un Est ado que l o necesitaba, pero que t ambin se hab a prepar ado y habituado aempresas de esa naturaleza. La unica da Espaa con-taba en 1 492 con una p otente maquinariadeguerra, una slida economa, una proyeccin exterior, una ex-periencia mari nera y exploradora de r utas mercantiles y un notable potencial cientco-tcnico: matemti cos, gegrafos, astrnomos, constructores na vales, forjados en el crisol de tres culturas.DEL DESCUBRIMIENTO DE AMRICAAL SIGLO XXLa conquista de Amrica, nueva frontera del mayor imperio de OccidenteMediado el siglo XVI se haba producido el asen tamiento en los virreinatos principales: Mxico, en la fachada at-lntica, y Per, en el Pacco sudamericano.El 6 de septiembre de 1522, Elcano regresaba a la Pe-nnsula, superviviente del pr imer viaje de circunnave-gacin del globo iniciado por Magallanes; quedaba ce-rrada as la ruta es paola a Oriente. Desde entonces, La Habana-Veracruz (la ota de Tierra Firme) en el Atlnti-co, y Acapulco-EI Callao-Filipinas (la nao de China) en el Pacco, constituiran, junto con el control del Medite-rrneo occidental, siempre amenazado por los turcos, las arterias vitales del Imperio espaol de ultramar. Los convoyes de galeones espaoles mantuvieron abiertas estas vas hasta la batalla de Trafalgar, en 1805, frente a las incursiones anglo-holandesas.La conquista de A mrica recuerda en bast an tes aspec-tos a la e xpansin peninsular de la que e stuvo precedi-da histricamente. Tanto en un c aso como en otro, los 392011HISTORIA Y CULTURA NDICEenfrentamientos eran an tecedidos, para ser evitados, de intensas gest io nes. Los espaoles buscaron al iados en tribus so metidas y en pr ncipes descontentos, concerta-roncapitulaciones a cambio de privilegios, r ealizaron repartos de tierras entre peninsulares y reor ganizaron los asentamientos indgenas.En Italia, la monarqua hispana asumi la tradicin de enfrentamientos con Francia y de alianzas con Ingla-terra. La batalla de Pava, en 1521, en que el rey fran-cs Francisco cay en poder de los tercios espaoles, consagr la sup e rioridad espaolaha sta med iados del siglo XVII.Isabel y Fernando, buscando estrechar la re lacin diplo-mtica y comercial con los Pases Ba jos, terminaron por vincular la Corona espaola con el ducado de Borgoa. Un prncipe amenco, Carlos, nieto del emperador Maxi-milianoydelosReyesCatlicos,reuniraensuperso-naunafabulosa herencia que c ondicionara la p oltica espaola y europea hasta el si glo XVIII. La solucin que aplicaron los Habsburgo espaoles para ma nejar esa in-gente herencia f ue la monarqua integradora yexible, consistente en un conjunto de reinos y seoros agrupa-dos como una inmensa confederacin en torno a la Co-rona comn. Fue ra del rey no exista ot ra uni dad, pues cada reino conservaba sus inst ituciones, su lengua, susleyes e incluso sus fronteras.El Imperio carolino era, por tanto, un con glomerado de territorios uni dos por el a zar de u nsoberanocomn. La primera consecuencia que e sto produjo f ue el nul o desarrollo de algu na organizacin inst itucional comn a todo el imperio. La segunda consecuencia fue que no seprodujera una c olaboracin c onnespolticoso econmicos entre los diferentes t erritorios, hec hoque hubiese contribuido a c rear el nac i miento de una ideaimperial, es decir, la par tici pacin de todos en una em-presa comn. Lo ms not able de las realizaciones de la Espaa de los Austrias fue la capacidad de mantener el control sobre las vastas reas de ter ritorios diseminadas por todo el mundo. Ningn otro Estado de los siglos XVI yXVIIseenfrentconunproblemadeadministracin tan enorme. Tuvo que explorar, colonizar y gobernar un nuevo mundo.El Imperio espaol y la leyenda negraEsta aceptacin de las diferencias por los Austrias espao-les abarcaba todos los dominios con una sola excepcin, elreligioso.Tenanunavocacinimperialuniversalista que se apoyaba en el t rin gulo Madrid-Bruselas-Viena, que entenda los nacientes Estados nacionales y digera peorelparticularismoindividualistadelaReforma.Es-tos dos ingredientes, nacionalismo y prote stantismo, se combinaronenlarebelinholandesacontraFelipeII, que en 1556 haba sucedido al empera dor Carlos en elducado de Borgoa y en el trono de las Espaas.La conquista americana pretenda anexio nar el t errito-rio y asimilar a l a poblacin. Al igual que ya hiciera el Imperio romano, lengua, r eligin, leyes, administracin y mestizaje fue ron los vehculos de la hispanizacin de Amri ca, con l o que el c ontinente qued para si empre Catecismodeladoctrinacristianaenjeroglcos para la enseanza de los indios mucaguasFoto: Ministerio de Cultura. Archivo Histrico Nacional402011HISTORIA Y CULTURA NDICEincorporado al mundo o ccidental. No falt aron voces espaolas que se alzaron contra los exce sos de los con-quistadores, como la de fray Bar tolom de las Casas.La discusin alcanz gr an t rascendencia po ltica, y lo que se llam la duda indiana c onsis ti en l as vacilaciones s obre e l derecho de c onquista, just i-cado, a la p ostre, c omo misi n evangelizadora. En este ambi ente nada t iene de extrao que f ueran l os espaoles quienes inicia ran el Derecho Internacional de la mano de Fran cisco de Vitoria.Crisis scal, centralismo y decadencia del imperio hispnicoDesde los Reyes Catlicos, y sobre todo con Felipe II, se haba i do ar mando un Est ado que du rante el si glo XVI fue el prototipo de Est ado absolutistamoderno.ElIm-perio hispnico invent un aparato administrativo muy complejo para la poca basado en un sist ema que pr i-maba la se guridad y que alcanz un enorme prestigio. ElEstadocreciconsiderablemente,asumicar gas y obligaciones que superaban lo que una sociedad agraria del Antiguo Rgimen, crecien temente empobrecida, po-da soportar. La solucin de los imperiales no consisti en redimensionar el Estado y liquidar obligaciones, sino en asxiar a la sociedad. La quiebra del sistema se hizo patente en 1640 con la rebelin de Catalu a y la sepa-racin de Portugal.La decadencia del Imper io hispnico, debida al ag ota-mientoscal, se so lap con un pro ceso de r uptura delFoto: Instituto de Turismo de Espaa Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Mandado construir por Felipe II en conmemoracin de la victoria de San Quintn412011HISTORIA Y CULTURA NDICEsistema c onfederal, so metido a pr cticas c entralistas. Junto a e stos dos factores, Espaa f ue vctima de supropio xito, puesto que la incorporacin de Amrica y la expansin de la na vegacin transversal trasladaron el eje ge oeconmico europeo del Mediterrneo al At-lntico, y ms precisamente a las cuencas del Tmesis, del Rin, del Sena y del Escalda. As, Espaa se convir-ti en un pas perifrico.Perifrico no signicaba ni muc ho menos marginal , y Espaa continu siendo una gran po tencia y pieza cla-ve en el c ontexto europeo, con Amrica y el reino deNplesbajosucontrol.Habacedidoelpapelhege-mnico a la Francia de Luis XIV con el Tratado de l os Pirineos (1659), que convirti al Rey Sol en el rbitro de la poltica continental y a Francia en el modelo de lo que pronto sera la Administ racin reformada del des-potismo ilustrado setecentista.Carlos II, elltimo de los Austrias espaoles, no dej descendencia directa, sino que test a favor de un nieto de su hermana Mara Teresa y de Luis XIV de Francia, Felipe de Anjou. Corona do como rey de Espaa y delas Indias en 1701, Felipe V inaugur la dinast a de los Borbones espaoles, prologando con su reinado la Es-paa de la Ilustracin, una poca de equilibrio exte rior, reformas y desarrollo interior.La Espaa de los Borbones y de la IlustracinCon recelo las cancilleras europeas recibieron el testa-mento de Carlos II. Ello desencaden la Guerra de Su-cesin espaola (1705-1713), que se decant a favor de Felipe V con el Acuerdo de Utrecht.Cierto es que, en Utrecht, Felipe V y sus su cesores hu-bieron de renunciar a la herencia amenca, un derecho conelque,dehecho,nosecontabayadesdehaca tiempo, pero que supuso e ln de la vi eja c oncepcin universalista de la m onarqua hispano -austriaca y elcomienzo de la nacionalizacin de la poltica espaola.Equilibrio y pa z de E uropa ser n l os dos ob jetivos que perseguir Espaa a lo largo del siglo XVIII, operacin di-cultada por la expansin co mercial y colonial inglesa y por la rivalidad que esta potencia mantena con Francia. Ser Fer nando VI (1746-1759) qui en mej or ilustre este deseo espaol de neutralidad y de paz.Durante el reinado de Carlos III (1759-1788), la poltica del Primer Ministro Floridablancaprocurmantenera Espaa fuera de conictos, pese a una cautelosa inter-vencin en la independencia americana. Busc la alian-za con Francia para contrapesar el predominio britnico, pero evitando asociarse a las a ventu ras de Versalles. Carlos III dej un pas en paz y en pleno progreso, y la Revolucin Francesa de 1789 tard en romper esa ten-dencia pacca y no intervencionista.La ger minacin de una nac ionalidad espao la en p ol-tica exterior corre par alela con el mism o fenmeno en poltica interior y surge en e ste contacto con la pr imera. En la Guerra de Sucesin, el reino de Aragn se haba decantado a fa vor del c andidato austraco, y esta elec-cin pro porcion al victorioso Felipe V el pretexto para iniciar l o que ser a una c adena de prof undas re formas 422011HISTORIA Y CULTURA NDICEen la estructura del Estado y en la Administracin espa-ola. El Decreto de Nueva Planta fue en poltica interior lo que la Paz de Utrecht en poltica exterior, pues implic la extensin de la estructura administrativa castellana al reino de Aragn y la abolicin de sus fueros, terminando as con la monarqua confederada de los Habsburgo. Se iniciaba de esta manera el camino ha cia la centralizacin que siglo y medio despus completaran los Gobiernos liberales.El d cit, de smesurado y c rnico, del si glo X VII, de -creci y se rec uper una tendenc ia hacia el equilibrio presupuestario que s lo se quebr a ra hacianales del siglo XVIII. Est a situacin ha cendstica mejor por dos razones adicionales: se gastaba menos en aventuras ex-teriores y se pagaba ms, lo que no slo se explica por la supe rior ecacia del aparato recaudatorio, sino por que la sociedad espaola se hizo ms prspera.Los Borbones fueron ejemplos sealados dentro del re-formismo il ustrado europeo. Persi guieron el progreso y la r acionalizacin del pas dentro de las concepcio-nes de su t iempo, fuertemente marcadas por las i deas mercantilistas, los mtodos dirigistas y, con menos fre-cuencia, los impulsos liberales.El gran avance se produjo con la eliminacin de las tra -bas al comercio y la industria. La supresin de puertos secos, que aislaban ec onmi camente unas zo nas de otras, y la apertura de todos los puertos del reino dieron un impulso es pectacular al c omercio entre ellos y c on ultramar,lo que se t radujo alnalizar la c enturia en lare cuperacin del 75% del comercio americano. En estas medidas se encuentra tambin la base del primer despe-gue de la indust ria algodonera cata lana, que antes de la invasin francesa de 1808 leg a representar dos tercios de la britnica. La progresiva liberalizacin de los precios agrcolas y la limit acin de l os pr ivilegios de la M esta ayu daron a un crecimiento de la supercie cultivada y al incremento de la produccin agraria.No obstante, el problema de la tierra, en Espaa como en el resto de la Europa del Antiguo Rgimen, consista en las grandes exten siones hurtadas al mercado y vin-culadas a la Iglesia, que posea el 15% de la supercie cultivable,losAyuntamientosolanobleza.Lapoltica de desamortizacin iniciada, tmidamen te, por los Go-biernos ilust rados formaba par te deunalosofams general que pretenda re ducir exenciones scales y de todo t ipo, privi legios, seor os jur isdiccionales y t erri-toriales,as como disminuir la p oblacin eclesistica (que an representaba el 3% del tot al) y nobiliaria (los hidalgos pasaron de setecientos mil a cuatrocientos mil entre 1763 y 1787).Los Borbones liquidaron tambin gran parte de la abiga-rrada maquinaria administrativa de los Habsburgo y los Consejos fueron reducidos. Se promoc ionaron las Se -cretaras (Ministerios) y l os despachos con el monarca, de acuerdo con un plan q ue tenda a marginar a la alt a noblezadecuanto pudi era dar les par te del g obierno, en ex presin de Luis X IV de Francia. Los altos funciona-rios de la Administracin bor bnica se reclutaron entre la baja nobleza local e ilustrada, provenien te en muchos casos de las pro vincias delnorte peninsular, con l o que 432011HISTORIA Y CULTURA NDICEsurgi as una categora so cial nueva, una nobleza media ambiciosa y de seosa de progresar al servicio del Estado.Estos funcionarios eran gentes de su tiempo, ilustrados convencidos de su misin re formado ra, aten tos a lasideas de la p oca, c on ami gos extranjeros y c onoce-dores de otras lenguas. Floridablanca fue, por ejemplo, amigo de Benjamn Franklin y se carteaba con Voltaire. Jovellanos demostr en su Informe sobre la Ley Agraria co nocer las rec ientes teoras de Adam Smit h y f ue asi-duo corresponsal de Lord Holland. La para doja radica-ba en que ninguno de ellos goz de buena fama entre sus compatriotas, aunque no todos conocieron la amar-ga suerte de Esqu ilache, que tuv o que ele gir el e xilio ante la oposi cin popular a sus reformas.La Invasin Napolenica y la Guerra de la IndependenciaCon arreglo al Tratado de Fontainebleau (1807), el ejrci-to francs del mariscal Junot cruz los Pirineos en direc-cin a Portugal. Los franceses entraron en Lisboa, pero no salieron de Espaa.La crisis del Antiguo Rgimen que abri las puertas a la invasin napolenica fue t ambin una cr isis dinstica que re squebrajara ser ia mente el enor me pres tigio y autoridad de una Corona milenaria. Carlos IV abdic en su hij o y la inst itucin monrquica qued i rreparable-mente daada.El rgimen poltico que tratan de unicar los Bonaparte es el planicado en el Estatuto de Ba yona, del 8 de juli o DonGasparMelchorde Jovellanos.Franciscode Goya y Lucientes. 1798Foto: Madrid. Museo Nacional del Prado 442011HISTORIA Y CULTURA NDICEde 1808. Este documento es de gran importancia desde el punto de vista hist rico, no jurdico ni prctico, ya que no entr nun ca en vigor, pero constituye el primer texto de carcter constitucional que aparece en Espaa.Las reformas que estableca este estatuto no pudieron ser aplicadas por Jos Bonaparte debido a que una par te muy amplia del pueblo espaol las rechaz al considerar a la nueva monar qua como ilegtima y producto de una traicin.El resultado fue un levantamiento generali zado a partir del 2 de ma yo, que Goya dej plasmado de modo in-mortal en sus lienzos.La Guerra de Espaa, como fue conocida en Francia, dur seis aos. Los espaoles la a podaronGuerrade la Independencia y fue una guerra total y nacional. Un grupo de espa oles, minoritario pero nutrido, apoy al rey intruso. Los que tuvieron mejor suerte de entre ellos pasaron a engrosar la primera de las emigraciones po-lticas que se produciran en la Espaa contempornea. Los desastres que Goya reeja en sus pinturas dan idea de lo cruel y prolongado de una lucha en la que las par-tidas de guerrilleros se sirvieron de la estrategia de im-pedir la vida normal del pas para as hosti gar de modo permanente al invasor.Las Juntas Superiores Provinciales surgen en la mayo-ra de las pro vincias espontnea mente, pero llega unmomento en el que l os f racasos milit ares y la falt a de medios econmi cos les hacen ver la nec esidad de unrgano superior que coordine los esfuerzos de todas, y es as como nace la Junta Central.La Junta Central nombr un Consejo de Re gencia esta-blecido en la ciudad de Cdiz, que convoc las Cortes.La Constitucin de 1812La sesin de aper tura de las nue vas Cortes se c elebra el 24 de septiembre de 1810; a ella asisten unos cien diputados, aproximadamente la mit ad de ellos suplen -tes. Se ratican como principios bsicos que la sobera-na reside en la nacin y la legitimidad de Fernando VIl como rey de Espaa y se proclama la inviolabilidad de los diputados.La Constitucin de 1812, en su artculo 168, proclam la gura del rey como sagrada e inviolable, no sujeta a responsabilidad y que deba sancionar y promulgar las leyes. Sejabael nmero de minis tros o sec retarios, que res pondan de la ac tuacin del rey y ante las Cor-tes del cumplimiento de las leyes.En cuanto al p oder judicial, eran los t ribuna les los que tenan como funcin la aplicacin de las leyes, y una ca-racterstica revolucionaria era la uni dad procesal. Sola-mente se concedieron dos f ueros extraordinarios: clero y militares. Se proclam laigualdad de losespaolesante la ley y la inamovilidad de los jueces y funcionarios.Se programaron escuelas de primeras letras en todos los pueblos de la monarqua, y el plan general de ensean-za se unic en todo el rei no. Se instaura la libertad de expresin y de imprenta.Eltresdemayode1808oLosfusilamientosen la montaa del Prncipe Po. Francisco de Goya y Lucientes. 1814Foto: Madrid. Museo Nacional del Prado 452011HISTORIA Y CULTURA NDICEUn siglo de revoluciones liberales yadministraciones moderadasCuando los diplomticos espaoles acudieron al Congre-so de Viena en 1814 representaban a un Estado vence-dor pero a una nac in arrasada y d ividida.Laprofunda crisis de la metrpoli haba resquebrajado seriamente el Imperio hispano americano, del que se de sgaj la Am-rica conti nental en 1824, tras la batalla de Ayacucho. En expresin del conde de Aranda, el Imperio espa ol haba resistido mejor las pequeas derrotas del siglo XVII que las violentas victorias del XIX.Los patriotas de Cdiz haban respondido a l a crisis di-nstica y al v aco de la Corona con tres posturas prin-cipales en to rno a la so berana n acional. Pa ra un os, sta resida en la Corona junto con las instituciones tra-dicionales (las Cor tes estamentales); en consecuencia, defenderan a par tir de en tonces una v uelta a un r gi-men absolutista (1815-1819), ms o menos atempe rado (1824-1834), para t erminar llamndose c arlistas por su apoyo a do n Car los. Otros defen dan una nacin cuya esencia eran las Cortes con el rey. Ms tarde se cono-cern como liberales moderados o doctrinarios (entre 1834 y 1875) y luego como conservadores (1876-1923). Queran un Estado centralizado, una Constitu cin doc-trinaria, una ley electoral censitaria, con distritos uni-nominales, una economa pro teccionista y una poltica internacionallofrancesa.Porn, un gr upo pequeo, pero muy activo, sostuvo la i dea de una soberana na-cionalque descansara nicamente en el pueblo espa -ol. stos, una versin atenuada de los jacobi nos fran-ceses, pasarn a la histo ria, pr imero, como exaltados (1820-1823);luego,comopro gresistas ( 1823-1869), para t erminar denomi nndose c onstitucionales ( 1870-1880) y libera les fusionistas (1881-1923).Los carlistas tenan fuerza en el c ampo, sobre todo en el norte (Pas Vasco y Navarra) y en la Catalua interior, yrepresentabanenciertomodolarebelindelaso-ciedad rural contra la sociedad urbana. Contaban con lacoberturadel baj o clero y rec iban el ap oyo de laspoten cias autocrticas como Rusia.Polticamente, el carlismo postulaba la vuel ta al Antiguo Rgimen. Por el c ontrario, l os libe rales, que defendan la sucesin de Isabel II, hija de Fernando VIl, deseaban un cambio profundo que abriera paso a una so ciedad de indivi duos i guales ante una le y que gar antizara l os dere chos de la persona. Su triunfo hay que enmar carlo dentro del apoyo britnico a las causas li berales, sobre todo en el mundo latino, frente al expansionismo ruso, y en el triunfo de la monar qua liberal en Francia en 1830.Los liber ales le gislaron de ac uerdo c on l os p rincipios individual-igualitarios. Liquidaron pr i vilegios y e xencio-nes legales , s uprimieron losse oros jur isdiccionales, desvincularon las t ierras demayorazgos de la Iglesia yde las corporacio nes locales, introduciendo as millones de hect reas en el mercado y multiplicando varias veces el rea cultivable y las producciones agrarias.A pr incipios de si glo, Espaa imp ortaba t rigo ycoma pan de c enteno, mientas que anales de la c enturia se exportaban cereales y el pan era de t rigo. Los liberales crean tambin en el libre jue go del mercado y, mediante 462011HISTORIA Y CULTURA NDICEladesamortizacinde t ierras, per seguan ensanchar elmercado y ha cerlo nacional, amn de c obrar la victoria frentealabsolutismo,peronoperseguanunareforma agraria como la que otras fuerzas postularan aos ms tarde, ya en el siglo XX. En el sur se aanz el latifun-dismo de la vieja nobleza y de los nuevos terratenientes, pero no se cre esa cla se de pequeos propietarios cam-pesinos q ue l os re volucionariosfrancesesconceban como la base de la Repblica.La imposible alternancia y la tradicin de lospronunciamientosLos liberales, que pensaron haber resuelto un problema de Estado, estaban creando otro de gobierno al elabo-rar una legislacin constitu cional y electoral marcada-mente partidista y diseada para asegurar el monopo-lio del poder a su par tido. Ello hizo de la alter nancia el problema poltico espaol por excelencia, aunque enrealidad constitua a la v ez un c onicto de r az social, ya que los pequeos partidos de la poca se nutran de colocados, cesantes y pre tendientes, todos ellos miem-bros de las c lases medias ur banas y nec esitados delpoder para sobrevivir.Durante dcadas, las pr cticas monopolis tas se alter-naron con motines y golpes milit a res, y hast a 1870 elpronunciamiento fueenEspaa eli nstrumento, r udi-mentario y arriesga do, pero no por eso menos efectivo, que las oposiciones encontraron para imponer la alter-nancia que le s negaban l os Gobiernos at rin cherados en el poder.Uncuerpodeociales sobredimensionado, ambicio-so e indisciplinado, siempre ex puesto a ser licenciado, sin empleo y a me dia paga, f ue presa fcil de gr upos polticos a nsiosos de to mar p or v a milit ar l o que elexclusivis mo del partido en el poder les negaba.El pronunciamiento no debe entenderse, sin embargo, como un conicto armado, sino como un modo de pre-cipitar soluciones polti cas con el mnimo de enf renta-miento milit ar posible. En 1868, lo que empez como un p ro nunciamiento pro gresista c lsico de gener enun choque armado, para terminar en una revolucin que destron a Isabel II y que abri un periodo de seis aos defuertemovilizacinpoltica c on la c onstitucin de un Gobierno pro visional y la re daccin de una nue va Constitu cin (1869) que da paso al e fmero reinado de Amadeo de Saboya (1869-1873).La Primera Repblica. La reaccin carlistaA la abdicacin de Amadeo I, falto de apoyos, la Asam-blea Nacional (Congreso y Senado) pro clama el 11 de febrero d e 1 873 l a P rimera Repblicapor258votos contra 32. Su t rayectoria es brevsima, hasta el 29 de diciembre de 1874; pero tienen c abida en ella plantea-mientos que habr n de c ongurar el f uturo inmediato: fede ralismo, so cialismo y c antonalismo. T ras c uatro presidencias suc esivas: Est anislao F igueras, Fran cisco Pi y Margall, Nicols Salmern y Emilio Castelar, el gol-pe de Est ado del gener al Pava di suelve la A samblea Nacional (3 de enero de 1874) y el 29 de diciembre de ese mismo ao se p roducelarestauracinmonrqui-472011HISTORIA Y CULTURA NDICEca, t ras l a su blevacin del gener al Martnez Campos, enlapersona del pr imognito de Is abel II, A lfonso XII. Frente a la R epblica estall un alz amiento carlista de envergadura. El sentido del movimiento poltico empez a precipitarse de extrema derecha a extrema izquierda, en correspondencia con los acontecimientos europeos del momen to, que incluyen desde la Comuna de Pars, en 1871, hasta la reaccin conservadora que susci t. Al igual que l os legitimistas franceses, los carlistas se pre-sentaban como los bomberos de la revolucin, por lo que sus planteamientos ya no se correspondan con una re-accin primitiva del mundo rural frente al urbano.Los liberales se sintieron pronto desenga ados de la re-volucin y atemorizados por la reaccin carlista. Estos sentimientos generaron el caldo de cultivo para la Res-tauracin de Al fonso XII.La Restauracin. La prdida de los vestigioscolonialesEl inic io del reinado de A lfonso XII c onoce un do ble xito: l analizacin de la T ercera Guerra Carlista y l a aprobacin de una nueva Constitu cin (1876) y una cier-ta estabilidad basada en la existencia de dos formacio-nes polticas que re presentan a la ma yor par te de l os electores: el partido Conservador de Cnovas, ligado a la aristocracia palaciega y latifundista, terratenientes y ren-tistas, y el Liberal de Sagasta, formado por profesionales, comerciantes, industriales y capas medias. Su alternan-cia en el p oder, sobre todo tras la muerte del Monarca y la re gencia de su esp osa Mara Cristina (1885-1902), presta una estabilidad slo alterada p or los inc identes y enfrentamientos en Marruecos en la prd ida en 1898 de los dos ltimos reductos del imperio colonial: Cuba y Filipinas.El inicio del siglo XXEl siglo XX inicia su andadura en Espaa sobre una se-rie de profundos problemas irresueltos. Algunos de tipo estructural: la casi duplicacin demogrca respecto al inicio del siglo ante rior, pasando de 11 a 18,5 millones de habitan tes en un territorio de recursos limitados; los problemas agrarios: latifundismo, bajo rendimiento y un alto porcentaje de tierras sin culti var; falta de capitales e infraestructuras para el lanzamiento de la industria pe-sada y baja ca pacidad de consumo, que dan lugar a un pro teccionismo gravoso y poco competitivo.Paralelamente, los problemas polticos plan teados en la centuria anterior adqui eren una mayor vir ulencia. A lafrustracin poltica e in telec tualquesuponelaprdida de protagonismo de Espaa en el mundo y la desapar i-cin del impe rio colonial se une el problema regionalista, bien en forma de federalismo o como reivindicacin del antiguo fuerismo, c aracterstico del c arlis mo. A ell o se unen planteamientos cantonalistas expresados en su momento en el efmero periodo de la I Repblica. Pero el problema sin duda ms importante lo representarn los movimientos so ciales y organizativos de la c lase obrera que, sin encontrarse nunca representada por los aconte-ceres y regmenes sucesivos, estaba llamada a ju gar un papel histrico determinante a lo largo del siglo XX.482011HISTORIA Y CULTURA NDICEElasociacionismoobrerodarcomienzoenEspaa en 1830 y pro tagonizar momentos d eagitacinso-cial, llegando inc luso a la huelga gener al (1855). En 1868,Fanelli,seguidordeBakunin,fundaenEspaa secciones de la AIT que alcanzan rpidamente ms de 100.000 aliadosenCataluayAndaluca.Trasdiver-sasfases de ac tuacin y baj o represiones sucesi vas, el movimiento dara lugar en 1911 a la CNT, cuyo pre-dominio sobre la c lase obrera es paola llegara hast a el nal de la Guerra Civil. La venida a Espaa de Lafar-gue, enviado por Marx, no logra frenar el desarrollo del bakunismo, del que da c uenta F. Engels en su c le bre coleccin de artculos.El 2 de mayo de 1879 se decide formalmente la constitu-cin del PSOE y tras varios congresos se forma la cen-tral sindical socialista UCT en 1 888.Losplanteamien-tos socialistas alcanzan di fusin en zonas i ndustriales: minera asturiana, metalurgia vasca y ar tes grcas de Madrid.En Ca talua s urgieron po tentes par tidos re gionales, comolaLigaRegionalista,queyaen1901ganlas elecciones en Barcelona. En 1895 sefundelPartido Nacionalista Vasco. Un lti mo desgajamiento va tambin a tener lugar: la separacin entre la Espaa poltica y la intelec tual. Las i deas tradicionales y las pro gresistas se enfrentan igualmente en el t erreno literario y cientco, cuyo movimiento intelectual ms importante, el krausis-mo, realiza una formidable actividad educativa: Institu-cin Libre de Ense anza, dirigida por Giner de los Ros, e investigadora: Junta para la A mpliacin de Estudi os, alentada y dir igida por Cajal , Cast illejo y B ol var. Los intelectuales espaoles , c readores dee xtraordinarias escuelasloscas, liter arias, hist ricas y c ientcas: Unamuno, Ortega, Azaa, Altamira, Snchez Albornoz, Menndez Pidal, Maran, Negrn, Moles, etctera, to-marn par tido y enc abezarn, en algunos casos, la di -reccin poltica en la encrucijada de 1931.Espaa y la I Guerra Mundial.El autoritarismo de Primo de RiveraEn 1902 sube al trono Alfonso XIII y, simult neamente, entra en crisis el sistema c anovista y el bipartidismo li-Atentado contra el rey Alfonso XIII (1913) Foto Arques. Agencia EFE. Instituto Cervantes.492011HISTORIA Y CULTURA NDICEberal-conservador, con la apa ricin de nuevas formas polticas. Tienen t am bin lugar agit aciones so ciales de importancia como la Semana Trgica de Barcelona (1909) y la resistencia popular a los reclutamientos que ocasiona la Guerra de Marruecos.LaposicinneutraldeEspaaenlaIGue rra Mundial esslounparntesis.Lasubidadepreciosylacon-traccin del merc ado europeo generan gran inestabi-lidad, con la convocato ria en 1917 de la Asamblea de Parlamentarios en Barc elona, que plan tea la re forma constitu cional y la convocatoria en agosto de una huel-ga general. Fracasada la reforma constitucional, la cuestin regio-nal vuelve a plantearse de forma perentoria y t ambin la agitacin social y cam pesina en Andaluca y Catalu-a. Coincidiendo con estas fechas (1921), se constituye el PCE al no adherirse el PSOE a la III Internacional, creada como consecuencia del triunfo de la Revolucin de Octubre.PeroelfactorfundamentaldecrisisserlaGuerrade frica. Tras el de sastre de A nnual (1921), que de sata una oleada de crticas al Gobierno y a la Administracin militar, el golpe de Estado del gener al Primo de Rivera (13deoctubre de 1 921) inst aura en el G obierno a unDirectorio militar.La dictadura de Primo de Rivera, calicada como des-potismo templado, intenta poner n a algunos de l os problemas, como l a con clusin de la G uerra de fri-ca o el desarrollo de las infraestructuras y el impulso a las obras pblicas. Emparentada ideolgicamente con los regmenes autoritarios europeos, se inscribe ms en una losofa tradicional, monrquica y catlica que en elEstadoNuevodeMussolini.Sufracasofuefunda-mentalmentepoltico,pesea los intentos de creacin de un partido nico -Unin Patritica- y de incorporar a sectores del movimiento obrero a la vida poltica. Tam-poco logra estructurar las relaciones laborales sobre la basedelasCorporaciones,niresolverlosproblemas agrario y regional.El intento de reno vacin constitucional ini ciado con la creacin de una A samblea Nacional consultiva (1926) no l ogra cuajar. La grave crisis nanciera de 1930 pro-voca la cada del dic tador y su sust itucin por el general Berenguer.El hundimiento de la monarqua y la II RepblicaEn agosto de 1930 se rma entre polticos republicanos, socialistas y catalanistas el Pacto de San Sebastin y el 12 de diciembre tiene lugar el levantamiento a favor de la repblica de la guarnicin de Jaca. Los ociales Galn y Garca Hernndez son fusilados, lo que pro-voca la cada de Berenguer, mientras un grupo de inte-lectuales, Ortega y Gasset, Maran, Prez de Ayala, se constituyen al ser vicio de la Repblica.En febrero de 1931 se forma el ltimo Go bierno de con-centracin monrquico, que con voca para el 12 de abril elecciones municipa les, que se s aldan c on el t riunfo de la izquierda y los republicanos en las ciudades ms impor tantes. El 14 de abril, la Repblica es procla mada. 502011HISTORIA Y CULTURA NDICEAlfonso XIII se exilia voluntariamente, abandonando el territorio nacional.Los republicanos convocan el 28 de juni o elecciones generales, declaran la liber tad reli giosa y elaboran un proyecto de Constitucin que e s aprobado el 9 de di -ciembre. En su prembulo se armaba: Espaa es una Rep blica democrtica de trabajadores de toda cla se, queseorganizaenrgimendelibertadyjusticia. Los poderes de to dos sus rganos ema nan del puebl o. La Repblica c onstituye un Estado in tegral, c ompatible con la autonoma de los municipios y las regiones. La organizacin del Estado se plantea como democrtica, laica, descentralizada, dotada de una Cmara nic a y de un Tribunal de Garantas.La preocupacin por las reformas congura el primer bienio (1931-1933), bajo la direccin de Alcal Zamora y Azaa, planteada en t res frentes fundamentales: la Ley de Bases de la Re forma Agraria, la sol ucin delproblema regionalcon Est atutos para Cat alua y E uskadi y un impulso ex-traordinario en poltica educativa y cultural. Dos cuestiones, por el contrario, crean una not a ble tensin: la reli gin y la poltica militar, que la Ley Azaa, lejos de resolver, agrava. Su expresin premonitoria es la fallida sublevacin de San-jurjo, el 10 de agosto de 1932. El ao 1933 se abre con la represin de Casas Viejas y unas elec cio nes municipales con avance de la derecha. Esta se organiza en la CEDA (Gil Robles), Renovacin Espaola (Calvo Sotelo) y Comu-nin Tradicionalista. El 29 de octubre, Jos Antonio Primo de Ri vera funda Falange Espaola.Las nuevas elec ciones gener ales del 1 9 de n oviembre dan el triunfo a las derechas y se for ma el Gobierno Le-rroux-CEDA, que suspende algunas leyes, entre ellas la Reforma Agraria, y dicta una amnist a para los subleva-dos de 1932. Tras la dimisin de Lerroux, las Cortes se disuel ven y las elec ciones del 1 6 de febrero de 1 936 dan el t riunfo al F rente Popular: Izquierda Repu blicana (Azaa), Esquerra Catalana (Companys), Partido Socia-lista (Largo Caballero), Unin Repu blicana (Martnez Ba-rrio) y P artido Comunista. El Gobierno ini cial de Azaa declara la amnista ge neral y la reanudacin de la Refor-ma Agraria y de l os Est atutos de Cat alua y E uskadi y luego Gali cia. En mayo, Azaa es elegido Presidente de la Repblica y Casares Quiroga forma Gobierno. El 17 de julio, la guarnicin de Melilla se subleva. Haba comen-zado la Guerra Civil.Gobierno republicano presidido por Azaa, 23 de junio de1933.Deizquierdaaderecha:JosFranchyRoca (IndustriayComercio),MarcelinoDomingo(Agricultu-ra),LargoCaballero(Trabajo),LlusCompanys(Mari-na),FranciscoJ.Barns(InstruccinPblica),Asustn Viuales (Hacienda), Manuel Azaa (Jefe de Gobierno), FernandodelosRos(AsuntosExteriores),Alvarode Albornoz (Justicia), Santiago Casares Quirosa (Interior), Indalecio Prieto (Obras Pblicas)/ BettmannFoto: Bettmann. Corbis512011HISTORIA Y CULTURA NDICEEl levantamiento militar y el estallido de la Guerra CivilEl trgico asesinato de Calvo Sotelo no hizo sino ade-lantar l os acontecimientos de un g olpe militar que ll e-vaba largo tiempo preparndose . El18dejulioste se generaliza y al d a si guien te Francisco Franco toma el mando del Ejrcito de Marruecos. Anales de 1936 las t ropas na cionales dominan la ma yor par te de A n-daluca, E xtremadura, T oledo, vila, S egovia, V alla-dolid, Burgos, Len, Galicia, par te de Asturias, Vi toria, San Sebast in, Navarra y A ragn, junto a C anarias y Baleares, salvo Menorca. Madrid, Castilla La Mancha, Catalua, Valencia, Murcia y A lmera,GijnyBilbao quedan como bastio nes republicanos.El Gobierno republicano forma un gabinete de concen-tracin encabezado por Giral, al que sucede otro de Lar-go Caballero que da entrada a representantes de la CNT y se traslada a Va lencia. El 29 de septiembre la Junta de Defensa Nacional nombra a Franco jefe de Gobierno y Generalsimo de los Ejrcitos. En contrapartida, el Go-bierno republicano crea el Ejrcito Popu lar y milit ariza las milicias. Llegan tambin a Espaa las ayudas exte-riores de ambos bandos: las Brigadas Internacionales de apoyo a la Re pblica y las t ropas italianas y alemanas que prestan su ayuda a los nacionales.El ao 1937 se caracteriza por el desarrollo de la guerra en el norte. La reaccin republicana abre frentes en Guadala-jara (marzo), Brunete (julio) y Belchite (agosto). El ao se cierra con el inicio de la batalla de Teruel. Ahora la presin de las tropas franquistas se desarrolla en Aragn, recon-quistando Teruel y cortando en dos partes la zona repu-blicanatraslaentradaenCastelln(juniode1938).La respuesta gubernamental es la llamada ba talla del Ebro (julio-noviembre de 1938), que naliza con la derrota re-publicana y 70.000 bajas.Allanada la ltima resistencia, comienza el exilio repu-blicano a travs de la frontera francesa y la conquista de Cat alua, que c on cluye el 1 0 de febrero de 1 939. Slo Madrid resiste, siendo intiles las propuestas de paz de su Junta de Defensa (Casado, Besteiro). Las tro-pas nac ionales ocupan la c apital el 28 de m arzode 1939 y el 1 de abril el ltimo parte de guerra del gene-ral Franco da por concluida la contienda.Plaza de la Cibeles y calle de Alcal (1940) Foto Verdugo. Agencia EFE. Instituto Cervantes. 522011HISTORIA Y CULTURA NDICELa dictadura franquistaEl nuevo rgimen viene caracterizado por tres factores: la represin contra el bando der rota do; una economa misrrima y una modica cin del equilibr io interior de las fuerzas polti cas que componen el rgimen depen-diendo de losc ambios que, a niv el mundial , se pro -ducen como consecuencia de la II Guerra Mundial. El nuevo Gobierno permanece aislado, aunque se declara primero neutral y luego no beligeran te. Franco se en-trevista con Hitler y M ussolini y la p oltica exterior es conada al germanlo Serrano Suer.La diplomacia f ranquista juega la c arta del a nticomu-nismo,peronopuedeevitarlacondena de la O NU, la retirada de embajado res y e lcierredelafrontera francesa.En