España_ Balance (Provisional) de Fuerzas Tras Las Elecciones Del 20-D

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    Jess Snchez Rodrguezi 29/12/2015

    Los acontecimientos que haban contribuido a crear unas importantes expectativas en torno al

    resultado de las elecciones del 20-D en Espaa son conocidos: unos hunden sus races antes de

    la etapa de gobierno que ha terminado, como fueron el nacimiento del 15-M, el giro neoliberal

    de Zapatero en 2010, y la victoria absoluta conservadora en 2011; otros estaban fuera del Estado

    espaol como la victoria primero, y la claudicacin despus, de Syriza, y con ello el final de la

    ms seria posibilidad de derrotar al neoliberalismo austericida en Europa; pero la mayora de los

    acontecimientos son ms recientes y dentro de nuestras fronteras, la aplicacin de las duras

    medidas antisociales del gobierno Rajoy, la fuerte movilizacin y contestacin social a esas

    medidas y su reflujo, la explosin de casos de corrupcin que han corrodo al partido

    gobernante, el PP, el desafo soberanista en Catalua, el nacimiento y crecimiento de Podemos,

    o las importantes victorias municipalistas como en Madrid y Barcelona.

    Las expectativas se condensaban en que esos acontecimientos produjesen electoralmente

    algunos cambios importantes: una derrota clara y contundente del PP, el final irreversible del

    bipartidismo, y una victoria de Podemos y otras fuerzas de izquierda suficiente como para tener

    incidencia determinante en la poltica del gobierno que fuese a salir de estas elecciones de 2015.

    Todo ello como condiciones necesarias para poder llevar a cabo no solo una poltica de

    regeneracin democrtica, sino para transformar la correlacin de fuerzas y, con ello, revertir

    los recortes y retrocesos laborales y sociales realizados desde 2010, poner en marcha un proceso

    constituyente con transformaciones econmicas, sociales y econmicas de calado, y dar una

    salida democrtica con una consulta legal y vinculante a las demandas de los soberanistas

    catalanes.

    El resultado de las elecciones solo puede ser juzgado a partir de esas expectativas y las

    posibilidades que se han abierto o no para alcanzarlas, y en que cierto grado.

    En las diferentes elecciones que se han venido celebrando en Europa durante el perodo de crisis

    abierto en 2008 la mayora de los partidos en el gobierno han perdido las elecciones con

    diferente intensidad y han sido reemplazados en el poder por otros partidos, normalmente por

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    hegemona la sigue reteniendo el PP, y Ciudadanos ha aceptado esta situacin ofreciendo su

    apoyo para un nuevo gobierno del primero, la renovacin de las lites en este bloque no se va a

    llevar a cabo o va a ser muy ligera. En el bloque progresista ms amplio y heterogneo, donde

    se pueden incluir socialdemcratas, nacionalistas e izquierdistas - sin embargo se ha abierto una

    lucha interna por dilucidar quin detentar la hegemona futura, Podemos o el PSOE.

    El efecto inmediato en el sistema poltico de este multipartidismo es que ha bloqueado la

    dinmica de alternancias histricas. De un lado, la divisin de la representacin poltica de la

    derecha la impide tener mayora suficiente con los mismos votos; de otro lado, la mayor

    fragmentacin en el bloque progresista y la lucha por la hegemona en su seno impide que este

    bloque que tiene casi un milln de votos ms que el conservador - pueda presentar alternativas

    estables de gobierno.

    El bipartidismo ha sido desgastado seriamente y la alternancia se hace imposible, bloqueando la

    formacin de gobierno, pero esto solo representa una crisis en el nivel poltico, no en el social.

    Y su solucin podra darse en el nivel poltico con unas nuevaselecciones o una gran coalicin.

    Si sostenemos que la crisis ha quedado circunscrita al nivel poltico es porque, por el efecto

    derivado de dos circunstancias, se produjo la desactivacin de las protestas y movilizaciones

    sociales que fueron la tnica del primer perodo del gobierno PP. Estas dos circunstancias

    fueron, de un lado, la concentracin de la mayora de las medidas antipopulares en ese primer

    perodo de gobierno, para conseguir que la segunda parte fuese ms tranquila, de otro, la

    creacin de expectativas de xito electoral de Podemos que volc las energas e ilusiones hacia

    lo institucional.

    Tanto el PSOE como Podemos se encuentran en una situacin difcil para alcanzar acuerdos

    entre ellos y, dentro de sus diferencias programticas, la cuestin del derecho a decidir en

    Catalua es el punto que, a priori, impedira dicho acuerdo que, por otro lado, tampoco dara

    lugar a un gobierno estable. La repeticin de las elecciones se muestra cada vez ms como la

    nica salida posible. Por tanto, si se celebrasen nuevas elecciones, y dado que la hegemona en

    la derecha est resuelta, la incgnita es su resolucin en el bloque progresista. La continuacin

    de un empate catastrfico en el seno de ste terminara beneficiando al primero.

    La lucha por la hegemona en el bloque progresista. Perspectivas

    Si se toma como referencia el simple hecho de los resultados electorales, los de Podemos y sus

    alianzas se pueden considerar espectaculares, con sus ms de cinco millones de votos y 69

    diputados. Pero si la referencia son las expectativas que ellos mismos haban creado, entonces el

    resultado es mediocre, ni han conseguido desplazar al PSOE para alzarse con la hegemona del

    bloque progresista, ni han conseguido ser alternativa de gobierno, ni tienen fuerza suficiente

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    para condicionar el gobierno de otros. Ese resultado, con ser importante, sin embargo no le

    posibilita conseguir que algn punto de su programa sea llevado a la prctica en algn grado.

    As, su xito electoral puede que en la prctica termine resultando tan inoperante como la

    marginalidad a que ha sido reducida IU. Y ste es su punto dbil, verse obligado a jugar un

    papel de oposicin durante cuatro aos sin que cambie la realidad, enfrascado en una lucha por

    la hegemona dentro del bloque progresista, y en medio de un reflujo de las movilizaciones

    sociales.

    El principal logro de Podemos en estas elecciones tiene que ver con la recomposicin de fuerzas

    dentro del bloque progresista. Primero, habiendo contribuido al hundimiento de IU tras una

    exitosa maniobra de aislamiento mediante la cual ha absorbido a la ecologista Equo, y ha

    pactado con otras izquierdas autonmicas a la vez que creaba un cordn sanitario en torno a IU.

    Segundo, rompiendo la dinmica de subalternaridad que exista histricamente entre un PSOE

    muy fuerte y una IU dbil, ahora la relacin de fuerzas entre el PSOE y Podemos se ha

    equilibrado bastante y, adems, la nueva situacin ha provocado una crisis interna en el interior

    del PSOE en torno al liderazgo y la poltica de alianzas.

    Los socialistas temen que su futuro pueda parecerse ms a sus homlogos griegos, desplazados

    y sustituidos por Syriza, que a los portugueses, gobernando por ahora con el apoyo de los

    izquierdistas del Bloque y el PCP. Pero el PSOE tiene poco margen de maniobra, sus

    principales dirigentes estn socializados en los valores social-liberales, igual que sus homlogos

    europeos, y en una visin unitaria de Espaa, a pesar de su discurso federalista, que le sita en

    el mismo campo que el PP y Ciudadanos frente al desafo independentista del parlamento

    cataln. Mantenerse en esos valores clsicos le sita objetivamente en el campo conservador, y

    emprender una muy difcil ruptura interna con ellos le coloca en el campo que ya ha ocupado

    Podemos y que maneja mejor. Sea cual sea la solucin que adopten frente a ese dilema se

    saldar con un mayor desgaste.

    A pesar de las transformaciones en el modelo y el discurso, IU es la mayor organizacin

    representando la continuidad con la izquierda histrica, manteniendo el cordn umbilical con

    los proyectos basados en el movimiento obrero y el objetivo de la sociedad socialista. Este tipo

    de organizaciones se enfrentaron por un lado, en Europa, al desafo de adecuar su estrategia y

    tctica a la lucha dentro de sociedades desarrolladas y con un Estado de Bienestar que

    garantizaba la hegemona socialdemcrata y, por otro, al fuerte golpe que signific el fracaso

    del socialismo real, que impact en la izquierda de todo el mundo. El declive de este tipo de

    organizaciones las llev a la desaparicin (PCI), a la existencia minoritaria (PCP), o a la

    adaptacin organizativa (IU), viendo como aparecan intentos de los ms variados con el

    objetivo de reemplazarlas. Zapatismo, autonomismos, populismos, foros sociales, partidos

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    verdes, PT, PSUV, MAS, Alianza Pas, Syriza, etc., son ese conjunto de respuestas variadas que

    no han generado hasta ahora un triunfo indiscutido que se consolide como modelo a seguir

    (como ocurri en el pasado con el anarcosindicalismo, la socialdemocracia o los partidos

    comunistas). Son, tambin, una forma de expresin de la fase de desorientacin del proyecto

    socialista y la bsqueda de salidas.

    Se puede contemplar a Podemos formando parte de estos diversos ensayos organizativos y

    programticos aparecidos a nivel mundial despus del hundimiento del socialismo real. Y en

    este sentido IU se enfrenta, con los resultados electorales obtenidos, 920.000 votos y dos

    diputados, a la mayor crisis de su existencia y al mayor peligro para su continuidad. Ahora no

    se trata de una simple fase del ciclo con el PSOE desde la transicin en los que los apoyos

    electorales oscilaban entre ambos partidos (PSOE / PCE-IU) segn la coyuntura.

    Los modelos herederos o vinculados a la izquierda histrica no han sido los que han encabezado

    los ciclos de protestas y movilizaciones posteriores a 1989, sino alguna variedad de los

    mencionados anteriormente. En este sentido, Podemos sigue esa estela, es el que se ha

    beneficiado electoralmente del anterior ciclo de protestas en Espaa y quin pretender

    representarlas polticamente. Eso no presupone ningn xito asegurado como se puede ver en la

    trayectoria de esos partidos alternativos, pero si una etapa ms de la marginacin de los modelos

    de la izquierda clsica. Y eso es lo que tiene que discutir IU ahora. En 1986 el PCE, debilitado

    por el fuerte tirn del PSOE cuatro aos antes, asumi la forma adaptativa de IU aprovechando

    las movilizaciones contra la permanencia en la OTAN, pero despus de casi tres dcadas no es

    un nuevo tirn del PSOE el que pone en crisis ese proyecto, sino un nuevo sujeto poltico a

    caballo entre la renovacin de la socialdemocracia y los proyectos nacional-populistas exitosos

    coyunturalmente en Amrica Latina. El crudo dilema es entre mantener una marginalidad

    numantina de muy difcil reversin o emprender una arriesgada refundacin del proyecto en la

    que no tiene ni la iniciativa, ni la fuerza principal y existe el peligro de que la haga saltar por los

    aires.

    Ese papel importante de Podemos, al menos por ahora en el interior del bloque progresista,

    vuelve a plantear la cuestin de qu tipo de fuerza poltica representa y, por lo tanto, que se

    puede esperar de ella en el futuro. Se trata de un interrogante difcil de contestar porque en su

    ao y medio de vida ha realizado muchos giros organizativos, programticos y estratgicos y

    porque en su interior conviven diversas sensibilidades bajo el dominio indiscutido del

    hiperliderazgo de Pablo Iglesias. Por ello plantearemos solo hiptesis basadas en las tendencias

    de los ltimos aos a nivel global.

    Hasta la claudicacin de Syriza en julio de este ao pareca que ste partido junto a Podemos

    representaban un intento de renovacin de las fuerzas a la izquierda de la socialdemocracia en

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    Europa. Syriza ms definida ideolgicamente en la izquierda como coalicin inicial de partidos

    izquierdistas, Podemos ms ambiguo en este sentido con su discurso nacional-popular y sus

    referencias al 15-M. Pero la claudicacin de Syriza cambi el panorama, se trataba de una

    derrota inapelable con el mensaje de que no haba fuerza suficiente y/o voluntad poltica para

    romper la dinmica neoliberal en Europa. Syriza se deshizo de su sector izquierdista, acept el

    programa de la troika y se situ objetivamente en el terreno de una socialdemocracia despus de

    haber marginado al Pasok. A partir de ese momento, la direccin de Podemos acentu tambin

    su imagen socialdemcrata. En la prctica desprendindose de algunas de las medidas ms

    radicales contenidas en su programa a las elecciones europeas, para centrarse en el

    regeneracionismo democrtico y la recuperacin de los servicios pblicos degradados o

    perdidos; apoyando la claudicacin de Syriza y; tambin, mostrando una actitud ms

    institucional y de responsabilidad de Estado. En la teora con un nuevo discurso de su direccin

    cuya culminacin son los cinco puntos del llamamiento al cambio constitucional difundido el 6

    de diciembre.

    La actitud de estos dos nuevos partidos junto con la victoria de Corbyn en el liderazgo del

    partido laborista se puede leer como un intento de renovacin de la socialdemocracia europea,

    superando el socialiberalismo, ms que una renovacin de la izquierda. En esta hiptesis,

    tampoco se trata de un retorno a la socialdemocracia clsica - pues Podemos no toma como

    referente a la clase obrera, ni ha buscado establecer una relacin estrecha con el mundo sindical

    - ni una diferencia radical con la actual socialdemocracia en cuanto se comporta tambin como

    un partido atrapalotodo, multiclasista, pero que rechaza la deriva social-liberal.

    iSe pueden consultar otros artculos y libros del autor en el blog : http://miradacrtica.blogspot.com/