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Escucha Señor Mi Oración Anciano Sergio Castillo Primer Servicio Guatemala, 28 de mayo del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 Empezaremos formulando una interrogante con este versículo: 1 Corintios 14:26 (R60) ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. La respuesta la podemos ver en este versículo: Colosenses 3:16 (LBA) Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. Es interesante ver cómo Dios nos amonesta en determinado momento con el propósito que recapacitemos respecto a las cosas que hacemos o dejamos de hacer deliberadamente y que entonces tengamos la oportunidad de acercarnos a El de la forma como le agrada. Salmos 5:1-3 (R60) <Al músico principal; sobre Nehilot. Salmo de David.> Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir. 2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré. 3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. Estos son versículos que componen un canto a Dios y que de igual forma puede ser parte de una amonestación, una alerta a nuestra vida de las cosas que hemos dejado pasar por alto, pero cuando eso sucede Dios nos habla para que recapacitemos y que entonces volvamos a tener comunión con El a través de nuestras oraciones; pero es ahí entonces cuando el salmista dice a Dios que lo escuche; pero ese escuchar es en sentido de pedirle que por misericordia ponga atención a nuestras suplicas; porque si estamos hablando constantemente, no puede parecer lógico el hecho de decir que alguien nos escuche si no hemos dejado de hablar; es entonces cuando le pedimos a Dios que escuche nuestro clamor sabiendo que si llegamos delante de El con un corazón contrito y humillado, no nos despreciará. Posteriormente vemos en la misma cita que el salmista escribe: considera mi gemir; esto en su trasfondo significa, que Dios pueda ver qué es lo que queremos decirle porque no es una oración más; a veces ni siquiera nos sale la voz para clamar a consecuencia de los problemas que podamos estar atravesando, porque hemos sido angustiados y eso en algún momento nos limita de muchas formas; una de ella es la forma en que oramos porque lo que el enemigo busca es precisamente eso, que nuestra comunión con El sea anulada para podernos destruir sin que podamos pedirle auxilio a Dios. Pero aun en medio de cualquier tormenta, debemos saber que el Señor está atento a escuchar nuestro gemir y está dispuesto a enviar todo el socorro que podamos necesitar. Cuando llegamos a ver lo que significa el término voz, no es un sonido normal, sino que cuando lo estudiamos podemos ver que es un alarido, un alboroto, un grito porque no es una oración como todos los días quizá, sino que estamos en un momento de tribulación, que nos hace saber que si

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Empezaremos formulando una interrogante con este versículo: 1 Corintios 14:26 (R60) ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. La respuesta la podemos ver en este versículo: Colosenses 3:16 (LBA) Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. Es interesante ver cómo Dios nos amonesta en determinado momento con el propósito que recapacitemos respecto a las cosas que hacemos o dejamos de hacer deliberadamente y que entonces tengamos la oportunidad de acercarnos a El de la forma como le agrada. Salmos 5:1-3 (R60) <Al músico principal; sobre Nehilot. Salmo de David.> Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir. 2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré. 3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. Estos son versículos que componen un canto a Dios y que de igual forma puede ser parte de una amonestación, una alerta a nuestra vida de las cosas que hemos dejado pasar por alto, pero cuando eso sucede Dios nos habla para que recapacitemos y que entonces volvamos a tener comunión con El a través de nuestras oraciones; pero es ahí entonces cuando el salmista dice a Dios que lo escuche; pero ese escuchar es en sentido de pedirle que por misericordia ponga atención a nuestras suplicas; porque si estamos hablando constantemente, no puede parecer lógico el hecho de decir que alguien nos escuche si no hemos dejado de hablar; es entonces cuando le pedimos a Dios que escuche nuestro clamor sabiendo que si llegamos delante de El con un corazón contrito y humillado, no nos despreciará. Posteriormente vemos en la misma cita que el salmista escribe: considera mi gemir; esto en su trasfondo significa, que Dios pueda ver qué es lo que queremos decirle porque no es una oración más; a veces ni siquiera nos sale la voz para clamar a consecuencia de los problemas que podamos estar atravesando, porque hemos sido angustiados y eso en algún momento nos limita de muchas formas; una de ella es la forma en que oramos porque lo que el enemigo busca es precisamente eso, que nuestra comunión con El sea anulada para podernos destruir sin que podamos pedirle auxilio a Dios. Pero aun en medio de cualquier tormenta, debemos saber que el Señor está atento a escuchar nuestro gemir y está dispuesto a enviar todo el socorro que podamos necesitar. Cuando llegamos a ver lo que significa el término voz, no es un sonido normal, sino que cuando lo estudiamos podemos ver que es un alarido, un alboroto, un grito porque no es una oración como todos los días quizá, sino que estamos en un momento de tribulación, que nos hace saber que si

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Dios no nos auxilia, nadie nos podrá ayudar; pero gracias a El podemos tener la convicción que siempre nos escucha y envía su pronto auxilio en el momento oportuno. Cuando vemos el término clamor, es una forma de llamar la presencia de Dios a gritos, de una forma desesperada; no es el momento de detenernos para formular las mejores frases con palabras rebuscadas antes de orar; el momento de clamar es para decirle lo que tenemos en el corazón de una forma muy espontanea que no podemos dejar pasar por alto, porque aunque el salmista dice claramente que El es su Rey y Dios, nosotros a eso le podemos añadir que El es nuestro Padre. Mateo 6:9 (R60) Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Otro punto que debemos resaltar es que lo primero que el Señor Jesucristo enseña en la oración: no somos huérfanos y que somos hijos del mismo Padre y que con Jesús tenemos la confianza de sentir Su apoyo de hermanos, porque El es nuestro hermano mayor y nos ayudará en cualquier problema que estemos porque el amor de Dios es genuino y lo puede manifestar en todo momento. Casi al finalizar, vemos que el salmista dice que se presentaría, pero no significa que llegaría esporádicamente sino por el contrario, esa palabra significa que lo haría permanentemente y esperando Su respuesta sin importar el tiempo que pueda pasar. Salmos 130:5-6 (R60) Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado. 6 Mi alma espera a Jehová Más que los centinelas a la mañana, Más que los vigilantes a la mañana. Cuando esperemos el socorro del Señor, hagámoslo confiadamente. Quizá el enemigo nos ha hecho tropezar en la tentación y caímos en pecado, sea cual sea; pero debemos saber que grande es Dios en misericordia para perdonarnos y que abogado tenemos para con Dios; a Jesucristo el justo que nos escuchará en todo momento, por lo tanto levantémonos y avancemos entonces porque Dios no nos acusa, El nos perdona y nos extiende la mano para levantarnos y que sigamos adelante en el nombre de Jesús.