EQUIPO ITINERANTE EN LA AMAZONIA BRASILERA - Alboan | ONG de los … · 2016-10-27 · El Equipo...

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EQUIPO ITINERANTE EN LA AMAZONIA BRASILERA 1. INTRODUCCIÓN UBICACIÓN Y CONTEXTO DE LA COMUNIDAD O DE LA ORGANIZACIÓN 1.1. Historia de la comunidad: gestores, inicios, etapas, etc. El Equipo Itinerante nace en la región de la Amazonia de los jesuitas del Brasil (BAM). El “Proyecto de Itinerancia” nació en junio/1996, en la primera Asamblea de los Jesuitas del entonces Distrito de la Amazonía (DIA) formado por los cinco estados del norte de la Amazonía (Roraima, Amazonas, Acre, Pará y Amapá) creada en mayo/1995. Pero solo en enero/1998 fueron liberados el P. Albano sj y el P. Paulo Sergio sj para iniciar el trabajo con las comunidades ribereñas (mestizas) situadas a lo largo de la inmensa red fluvial amazónica y también trabajar con los barrios marginales de la ciudad de Manaus. Luego, en octubre del mismo año, se incorporan el P. Fernando sj y la Hna. Arizete csa que inician el acompañamiento de las comunidades indígenas de la región en articulación con el Consejo Indigenista Misionero (CIMI). En entre noviembre/1999 e febrero/2000 se unen al EI el P. Paco sj, el laico Tadeo, la Hna. Odila fscj y la laica Claudia. Juntos inician la Comunidad Itinerante. Al inicio fue fundamental el impulso, coraje y libertad de espíritu del P. Claudio Perani sj, primer superior. Teniendo apenas 20 jesuitas en el DIA, envió tres para el EI con la siguiente misión: “Dedíquense a andar por la amazonía. Visiten las comunidades, las iglesias locales, las organizaciones. Observen todo cuidadosamente y escuchen atentamente lo que el pueblo dice: sus demandas y esperanzas, sus problemas y soluciones, sus utopías y sueños. Participen de la vida cotidiana del pueblo. Observen y registren todo. Anoten lo que el pueblo dice, sus propias palabras. No se preocupen con los resultados. El Espíritu irá mostrando el camino”. Y abriendo el mapa de la amazonía, con una gran sonrisa, Claudio concluyó: “¡Comiencen por donde puedan!” Sujetos del proyecto: ribereños, indígenas y marginados urbanos Fue muy importante comenzar el proyecto “contemplando” la realidad amazónica y discerniendo los “rostros concretos” desde donde Dios nos llama a “complicar” nuestra vida con ellos. Antes de preguntarnos “¿qué vamos a hacer?”, fue fundamental preguntarnos ¿con quién vamos a estar?, ¿con quién sentimos que Dios nos invita a complicar la vida en esta amazonía? Nos inspiró la “Contemplación de la Encarnación” y la consideración ignaciana de “tiempos, lugares y personas”: ¿Quiénes son los más marginados y excluidos en la amazonía hoy? Fue así como emergieron los rostros concretos de los marginados urbanos, ribereños e indígenas. En la amazonía hay profundas interrelaciones entre esos tres sujetos históricos (marginados urbanos, ribereños e indígenas). Por eso el Equipo Itinerante se constituyó también con tres sub-equipos, uno por cada sujeto histórico, para juntos intentar estudiar, comprender y profundizar esas tres realidades y responder mejor a sus

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EQUIPO ITINERANTE EN LA AMAZONIA BRASILERA 1. INTRODUCCIÓN UBICACIÓN Y CONTEXTO DE LA COMUNIDAD O DE LA ORGANIZACIÓN 1.1. Historia de la comunidad: gestores, inicios, etapas, etc. El Equipo Itinerante nace en la región de la Amazonia de los jesuitas del Brasil (BAM). El “Proyecto de Itinerancia” nació en junio/1996, en la primera Asamblea de los Jesuitas del entonces Distrito de la Amazonía (DIA) formado por los cinco estados del norte de la Amazonía (Roraima, Amazonas, Acre, Pará y Amapá) creada en mayo/1995. Pero solo en enero/1998 fueron liberados el P. Albano sj y el P. Paulo Sergio sj para iniciar el trabajo con las comunidades ribereñas (mestizas) situadas a lo largo de la inmensa red fluvial amazónica y también trabajar con los barrios marginales de la ciudad de Manaus. Luego, en octubre del mismo año, se incorporan el P. Fernando sj y la Hna. Arizete csa que inician el acompañamiento de las comunidades indígenas de la región en articulación con el Consejo Indigenista Misionero (CIMI). En entre noviembre/1999 e febrero/2000 se unen al EI el P. Paco sj, el laico Tadeo, la Hna. Odila fscj y la laica Claudia. Juntos inician la Comunidad Itinerante. Al inicio fue fundamental el impulso, coraje y libertad de espíritu del P. Claudio Perani sj, primer superior. Teniendo apenas 20 jesuitas en el DIA, envió tres para el EI con la siguiente misión: “Dedíquense a andar por la amazonía. Visiten las comunidades, las iglesias locales, las organizaciones. Observen todo cuidadosamente y escuchen atentamente lo que el pueblo dice: sus demandas y esperanzas, sus problemas y soluciones, sus utopías y sueños. Participen de la vida cotidiana del pueblo. Observen y registren todo. Anoten lo que el pueblo dice, sus propias palabras. No se preocupen con los resultados. El Espíritu irá mostrando el camino”. Y abriendo el mapa de la amazonía, con una gran sonrisa, Claudio concluyó: “¡Comiencen por donde puedan!” Sujetos del proyecto: ribereños, indígenas y marginados urbanos Fue muy importante comenzar el proyecto “contemplando” la realidad amazónica y discerniendo los “rostros concretos” desde donde Dios nos llama a “complicar” nuestra vida con ellos. Antes de preguntarnos “¿qué vamos a hacer?”, fue fundamental preguntarnos ¿con quién vamos a estar?, ¿con quién sentimos que Dios nos invita a complicar la vida en esta amazonía? Nos inspiró la “Contemplación de la Encarnación” y la consideración ignaciana de “tiempos, lugares y personas”: ¿Quiénes son los más marginados y excluidos en la amazonía hoy? Fue así como emergieron los rostros concretos de los marginados urbanos, ribereños e indígenas. En la amazonía hay profundas interrelaciones entre esos tres sujetos históricos (marginados urbanos, ribereños e indígenas). Por eso el Equipo Itinerante se constituyó también con tres sub-equipos, uno por cada sujeto histórico, para juntos intentar estudiar, comprender y profundizar esas tres realidades y responder mejor a sus

desafíos. El desafío del Equipo es intentar tejer una reflexión-acción conjunta entre los sub-equipos a partir de las realidades: urbana. Ribereña e indígena Durante los dos primeros años (1998-1999), cada miembro del equipo vivió en su institución. Solamente se reunían para las itinerancias, encuentros de planificación y evaluación de los trabajos. Poco a poco, se fue sintiendo que al volver de las itinerancias e insertarse de nuevo en las comunidades e instituciones el ritmo era muy diferente, por eso enseguida se inició el discernimiento para crear una “comunidad itinerante” adaptada al ritmo y estilo de la misión itinerante que el equipo desarrolla. La primera comunidad surge en el Febrero de 2000. El objetivo general de la Comunidad Itinerante es: “Apoyar la misión del Equipo Itinerante”. Vivir en la comunidad itinerante es una opción libre para las personas que vienen para el Equipo y quieren por opción vivir de modo sencillo en una comunidad inserta en medio de los pobres. Se visa específicamente una comunidad itinerante donde se intente vivir en simplicidad, estructura leve y provisoria, móvil y ágil, flexible, compartiendo y discerniendo la Fe, la Vida y la Misión. La Comunidad Itinerante tiene algunas características diferenciadas: a) Mixta: Formada por mujeres y hombres, laicos y laicas, religiosos y religiosas, padres y también está abierta a matrimonios misioneros. b) Multidimensional, integrada por personas formadas en distintas áreas de conocimiento; c) Inserta junto a los pobres, con un estilo de vida sencillo y acogedor, viviendo con ellos y dentro de lo posible acercándose a su modo de vivir. d) Itinerante, en dispersión, móvil, al servicio de la misión itinerante, con estructuras leves para que no sea una carga que amarre o desgaste al Equipo Itinerante en su misión. Inspiración y fundamento del proyecto: “Colocarse al servicio de los otros” El fundamento del proyecto está en la propia persona de Jesús y en su modo itinerante de vivir su misión: “Jesús andaba por ciudades y aldeas anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Los discípulos y algunas mujeres iban con El” (Lc. 8,1). En particular, fue importante conocer la gran movilidad de los primeros jesuitas y otros misioneros que llegaron a esta región amazónica en el siglo XVII. El documento de los obispos amazónicos “La Iglesia se hace carne y planta su tienda en la Amazonía” (1997) también nos inspiró mucho: estructuras leves que permitan movilidad en la misión. Como nos decía un amigo teólogo, P. Paulo Suess en el seminario “500 años de evangelización de la amazonía”: “La Iglesia nació como la Iglesia de los caminos, que aquí, en la Amazonía, debe ser la Iglesia de los ríos”. Anunciar la Buena Nueva del Reino y su Justicia en medio de la vida cotidiana del pueblo, en su día a día. Las demandas de acompañamiento y formación a las comunidades más distantes que varios obispos e instituciones presentaron. Nació la intuición fundamental: “apoyar las iniciativas de los otros”, “colocarnos al servicio de los otros” para complementar su labor.

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1.2. Datos relevantes de la historia reciente que han dejado una huella de importancia para interpretar su realidad actual

Interinstitucionalidad: Un paso importante dado en 2002 fue cuando las cuatro instituciones participantes del proyecto lo asumieron inter-institucionalmente constituyendo “un espacio interinstitucional de servicios”. Nace un “Desapoderarse” institucionalmente (por parte de los jesuitas, de su lógica tradicional de colaboración) para “empoderarse” interinstitucionalmente”. Nadie posee, nadie es dueño, todos sostienen, a todos les pertenece y da identidad, todos son corresponsables… A lo largo de los cuatro encuentros interinstitucionales que hemos realizado a lo largo de estos ocho años el grupo de instituciones participantes ha ido creciendo de cuatro a quince. En los inicios, nadie pensó que esta pequeña experiencia pudiera despertar tanto interés… Esto nos ha asustado un poco y nos cuestiona: ¿Qué es lo que tiene esta propuesta que la hace tan atractiva? El hecho de compartir distintas espiritualidades, recursos humanos y económicos es una gran experiencia de aprendizaje en el Equipo. Es todo un desafío, para el que no fuimos formados, la vida y el trabajo interinstitucional. Normalmente uno siente la tentación de hacer al otro a nuestra imagen y semejanza, querer que el otro sea como nosotros y así deje de ser y contribuir desde su riqueza y diferencia. La Trinidad ha sido una fuente de inspiración en esta línea: vivir la unidad en la diversidad. Otro paso fue en 2004, la apertura de núcleos del Equipo itinerante en otras fronteras geográficas o simbólicas de la Amazonía. ¿Por qué? Porque las fronteras geográficas de la Amazonía brasileña son regiones estratégicas que conectan 9 países Latino Americanos (incluso la Guinea Francesa). En las “fronteras”, geográficas o simbólicas, se manifiestan con mayor clareza los limites y contradicciones del sistema. En las heridas de la historia y de la creación están mas abiertas y la vida esta mas amenazada. Sin embargo, en las “fronteras”, se abren creativas posibilidades de construcción de nuevos modelos y paradigmas. Ellas son lugares privilegiados de la revelación de Dios que denuncia la muerte injusta y “temprana” y anuncia la “vida abundante” que El ofrece para todos los seres de la creación. En las “fronteras” el Equipo busca tejer redes interinstitucionales que ayuden a comprender mejor las lógicas que rigen las “fronteras” y descubrir sus hondas heridas para “costurarlas”, fortaleciendo el tejido social, creando redes solidarias entre las comunidades, organizaciones, instituciones y grupos presentes en ambos lados de as “fronteras”. 1.3. Entorno geográfico, político, cultural, económico y social Contexto amazónico El Equipo Itinerante nace y sitúa su misión en la amazonía. En la actual coyuntura mundial, la Pan-Amazonía cobra cada vez mayor importancia

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estratégica. Para muchos analistas, la Amazonía es hoy considerada como una de las regiones geopolíticas más codiciadas del mundo, después de Oriente Medio. Con el avance de las nuevas tecnologías y de la ingeniería genética, del descubrimiento de nuevas fuentes energéticas, la biodiversidad, el agua dulce (Amazonía concentra entre el 15% y 20% del agua dulce del planeta), los principios activos y minerales estratégicos existentes en la amazonía, serán disputados por los grandes y por las potencias mundiales, sin que los pequeños y los pueblos de la región participen ni cuenten para nada. El narcotráfico, la biopiratería, la guerrilla, los para-militares, las mafias de todo tipo y, como respuesta a todo eso, la militarización, son factores que complican aún más la situación de la región. Algunos datos sobre la Pan-Amazonía: La extensión total de la amazonía es de 7,5 millones de Km2. Representa el 43% de la superficie de América del Sur. La amazonía brasileña tiene 5,2 millones de Km2 y representa el 67% de la pan-amazonía; La pan-amazonía tiene una población total de 23 millones con una diversidad cultural y lingüística de unos 400 pueblos indígenas y unas 300 lenguas vivas. De los habitantes de toda la Amazonía, el 70% viven en las ciudades amazónicas; solo el 30% continúa en el interior. El éxodo para las ciudades es acelerado y es debido a la falta de políticas públicas orientadas a crear condiciones de vida digna en el interior. Su población es de 17 millones, 74% de la población pan-amazónica. Por eso, la Amazonía brasileña tiene una grande importancia en el debate mundial sobre medio-ambiente, agua dulce, ecología y diversidad. Históricamente se han construido distintos imágenes del Amazonía en función del interese en la mirada hacia ella. Amazonía: “Paraíso o Infierno”. Visión dualista. El imagen del paraíso: “El dorado”, “recursos infinitos”, “pulmón del mundo”, “selva buena”… La imagen del infierno: “lugar inhóspito y de enfermedades”, “infierno verde”, “animales feroces”, “indios salvajes”, “grande vacío”, “espacio pobrísimo”... Visiones opuestas que se pelean entre si a lo largo de la historia recreándose en los distintos contextos y épocas. Amazonía: “Quintal de fondo”. Véndese, explorase y levase o que da lucro y dinero. Echase la basura y los residuos que nadie quiere. Hasta los problemas sociales y los pobres de otras partes del continente son empujados para a Amazonía. Amazonía: “Cartón político de negociación”. Se negocia con el Amazonía, sin considerar sus moradores, para obtener cuotas de poder y participación en las nuevas configuraciones políticas do planeta. Amazonía: “Nhande rekoha” (“nuestra morada”, en guaraní). Esa es la visión de las poblaciones tradicionales de a región. Sin embargo, sus lógicas, cosmovisiones y proyectos políticos de vida no son considerados por poderosos e intereses de fuera. Lamentablemente, el Amazonía fue siempre

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pensada e explorada “desde fuera”, generando mucha exclusión, dolor y muerte para las poblaciones y el medio ambiente de la región. 1.4. Condiciones de vida de las personas: su modo de vida, su entorno, etc. Urbanos: Es en el mundo urbano que se viven los os mayores retos del mundo de hoy. Es en la ciudad de Manaus - donde viven más de la mitad de los habitantes del Estado de la Amazonía - que encontramos los mayores retos mirando hacia la humanización y evangelización de la región amazónica. Delante de los incontables signos de vida, solidaridad, compartir y amor desinteresado, hay como que un paño de fondo de deshumanización, abandono e violencia. Manaus es la capital del Estado, en Brasil, donde la riqueza y la renta esta peor repartida, mas concentrada en las manos de pocos. Esto genera una inmensa población de "marginalizados urbanos". Son los favelados; son las personas que viven en las orillas dos igarapés, en los campamentos, en las ocupaciones o invasiones de las periferias urbanas. La mayor parte trabajadores informales y/o desempleados, los “bóias-frias1” que mal consiguen el dinero suficiente para la vida del día que se sigue. La sobre vivencia precaria es la máxima preocupación e angustia. Son personas que ocuparon esas áreas huyendo Del alquiler, que vinieron de otros barrios, otros municipios y, hasta, de otros Estados del País. En general son familias numerosas y/o parejas jóvenes. En su cultura predomina aún la dimensión rural, ribereña o indígena... Son también aquellos más sobrantes e deshumanizados: los que viven en el mundo de la drogadicción, en búsqueda de un gano o procurando una huida o compensación as sus problemas y situación degradante... Los enfermos crónicos y pobres que se vuelven inútiles y sin valor dentro de este nuestro mundo urbano... Y un largo etc... Ribereños: denominación dada a los habitantes en las orillas de los ríos, lagos con arroyos que viven en poblados, pueblos o en casas aisladas. Viven, en general, en las llanuras cuando bajan las aguas y en la tierra firma, en las palafitas o en casas flotantes en tiempos de lluvias. Son pequeños campesinos, pescadores, comerciantes o dueños de embarcaciones. Muchos son descendentes de migrantes nordestinos y de otros estados, que vinieron para la Amazonía en el siglo XIX (llamado el siglo del caucho). Del matrimonio con indígenas originaron a los llamados “caboclos”o amazonidas. Hace un tiempo, en diversas regiones, empezaran a organizarse, sea como movimiento de ribereños(as), sea en asociaciones para obtener “reservas extractivistas”, o también en pequeños grupos, cooperativas, comunidades eclesiales, etc. Pero, en general, ellos forman el pueblo más desorganizado y desasistido del Amazonía. No se sienten grupo o clase social

1 “bóias fría” – las personas que trabajan cada día llevando su comida y terminan comiéndola fría.

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organizada con identidad definida. Esto impide que ello exijan y receban apoyo de los poderes públicos o de ONGs. Existen centenas de estas comunidades dispersas a lo largos de los ríos, igarapés, y lagos. Muchas parroquias tienen hasta 150 comunidades o más. Y muchas de ellas solo pueden ser visitadas cuando los ríos están llenos. Con eso, las visitas se resumen a una al año, y se tarda varios días de barco para llegar. Sin embargo las distancias geográficas no es obstáculo para sus encuentros, fiestas, trabajos. Los ribereños forman un pueblo muy inestable, migrante. Se vive “la dictadura del agua” que determina toda su vida... La falta de políticas públicas para el hombre del campo, hace con que muchos ribereños dejen sus tierras y partan para las ciudades en búsqueda de mejores condiciones de vida, salud, educación. Es impresionante el éxodo para la gran ciudad. Esta causa gran atracción además de lo citado, por la posibilidad de empleo y dinero en las manos, por la posibilidad de escapar al control social del interior y experimentar la sensación de libertad. Indígenas son moradores ancestrales (40 mil años) originarios del América y de las florestas amazónicas, con lenguas y culturas propias, milenarias y ricas. En 1500 con una población aproximada a 5 millones de personas viviendo felices con su madre naturaleza, hoy son apenas 750 resistiendo a toda forma de discriminación, opresión, violencia y muertes. Los indígenas son dueños de una gran sabiduría milenar. En sus tierras tienen el necesario para vivir bien. Ellos mismos hacen sus medicinas, construyen sus habitaciones, hacen bellísimas artesanías, confeccionan sus instrumentos de trabajos. Tienen por principio de vida la reciprocidad, para asegurar que nada falte a comunidad. En Brasil la situación de los pueblos indígenas no es tan buena como merecen. Son muchos los problemas que están enfrentando: invasión de la madre tierra, enfrentamiento con los madereros, garimperos, políticos, hacenderos y otros. El gobierno brasileño no cumple la ley que reconoce los directos de los pueblos indígenas conquistados en la Constitución Federal (Art.231), sin embargo no les son garantidos en la práctica. Os indígenas que viven en sus territorios tienen de todo para vivir bien y manteniendo sus rituales sagrados, sus tradiciones culturales. Los que tienen mucho contacto con la cuidad pasan por peores condiciones de vida. E existen grupos que no quieren el contacto con otras sociedades, esos están amenazados por exploradores de la floresta. Gracias a los cuidados de os indígenas para con la naturaleza, nosotros somos capaces de tener aún, una región rica en la biodiversidad 1.5. ¿Qué tipo de compromiso mantienen en favor de la fe y justicia? Nuestro compromiso, esta directamente relacionado con nuestro objetivo general, por actitudes: de Escuchar, despertar, incentivar y apoyar personas, proyectos e iniciativas en el mundo Ribereño, Indígena y Marginados Urbanos, a través de la itinerancia y de la articulación con personas y entidades afines, para que los pobres, excluidos y culturalmente diferentes, se vuelvan sujetos

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de su liberación e historia y, se reconozcan como personas, hijas preferidas de Dios, a fin de evangelizar, humanizando los ambientes más agresivos, injustos y opresores, donde la vida humana está siendo amenazada, las culturas irrespetadas y los derechos humanos ignorados”. De una forma más específica: 1) Conociendo la vida concreta de las personas, aprendiendo de ellas la manera de servirlas mejor. 2) Contribuyendo con asesorías específicas, formación, talleres, acompañamiento a organizaciones etc. 3) Ayudando en la formación de las comunidades y de los agentes multiplicadores de las iglesias, pastorales sociales, movimientos populares, organizaciones sociales, organizaciones indígenas, etc. 4) Facilitando el intercambio entre las diversas y ricas experiencias existentes, procurando tejer redes de solidaridad y mutua ayuda entre ellas. 5) Estudiando y sistematizando las experiencias vividas para devolverlas a las personas, comunidades, instituciones con las que trabajamos. 2. ENTREVISTAS 2.1. Paco Almenar, S.J.

Equipo Itinerante de Manaus (Amazonas-Brasil). 1. ¿Que compromisos por la justicia y la vida digna para todas y todos

habéis adquirito como comunidad cristiana, es decir, ayudado/as por vuestra fé cristiana y compartida?

Bien, nuestra fe cristiana que compartimos en la oración, eucaristía, discernimiento y en la vida, nos abre para un compromiso mayor con la justicia y vida digna para todas las personas. Coloco algunos ejemplos: Primero, nos llevó a optar por vivir en los palafitos (= casas de madera sobre el água sucia de los rios que atraviesan la ciudad), junto con las famílias marginadas. También intentamos no distanciarnos mucho de nuestros vecinos en el estilo de vida: casa, comida, ropa, medios de transporte y bienes en general. Ellos son nuestro punto de referencia cuando discernimos cambiar alguna cosa. Ahora mismo estamos siendo desauciados (con indenización relativa), pues el gobierno del estado está llevando a cabo un plan de “limpieza” de estos rios urbanos que llamamos “igarapés”. Nuestro discernimiento nos lleva a optar para salir por último, con las últimas familias que van quedando. Y también nos lleva a buscar otros palafitos para vivir, en otro de los igarapés, y no pasar a una casa o ambiente mejor. Preferimos quedarnos junto a los que sobran. A pesar de ser itinerantes y pasar bastante tiempo visitando comunidades ribereñas/indígenas en la selva y de la periferia de la ciudad, los días que pasamos en casa, intentamos humanizarnos y humanizar nuestro entorno junto con las familias vecinas: Aprendemos de ellas a compartir lo poco que hay, a

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gastar tiempo para escuchar las alegrías, penas, esperanzas y desgracias unos de los otros, a encajar y superar la violencia familiar y las consecuencias de las drogas. Compartimos la amistad y el bien-querer con las familias y particularmente con los niños, recibiendo y dando afecto y cariño. Intentamos mejorar el entorno sobre todo en relación a los puentes (calles de madera sobre el agua) y la basura presente por doquier. Somos un grupo muy heterogéneo. Tanto por la procedencia (inter-estadual, internacional), como por ser mujeres y hombres (inter-género), como por pertenecer a diversas instituciones, cada una con su espiritualidad y estilo de vida (inter-institucional), como por tener cada uno temperamentos y puntos de vista bastante diferentes... Por todo eso, nuestra convivencia no siempre es pacífica y a veces creamos conflictos, sea personales (afectivos, de trato), sea por ideas o maneras de ver las cosas. Pero percibo que, a partir de nuestra fe compartida, hay una buena voluntad en general que nos lleva a crecer en el intento de aceptarnos mutuamente y corregirnos para mantener la unidad (no uniforme y sí plural), pues la misión a la que servimos es mayor que nuestros problemas personales y comunitarios. Esto, para mi, es muy bonito. Otro aspecto de la justicia y dignidad es nuestro crecimiento en la relación de género (femenino/masculino): Vamos superando la mentalidad y práctica machistas que aún impera en nuestra sociedad brasileña y también en nuestra vecindad. Vivimos en comunidad mixta. Las decisiones las tomamos en conjunto, la palabra no tiene más o menos peso por ser mujer o hombre quien la dice, sino por su contenido. Las tareas o servicios las realizamos indistintamente: preparar la comida, animar la oración (aunque la Eucaristía aún es presidida solo por hombres, (por muy compartida que sea), lavar la ropa, limpiar, coordinar reuniones o encuentros, administrar los recursos económicos. También, siempre que posible, itineramos en parejas hombre-mujer, y poco a poco ayudamos a desmontar la imagen tradicional que la gente tiene del padre-hombre como aquel que tiene la última palabra o que lleva el liderazgo. Y sentimos la riqueza que es complementarse en la manera de ver y observar la realidad. No todo es perfecto, claro. Aún tenemos mucho camino por delante. Pero caminamos, vamos dando pasos. Esta nuestra vida comunitaria ayuda y alimenta la misión: En el trabajo junto a los ribereños, indígenas y marginados urbanos, la justicia y vida digna es prioridad. Yo, trabajo más junto a los ribereños. Lo primero que pedimos al llegar a una comunidad es tener un encuentro con ellos en el que las personas puedan colocar su vida, aquello que están haciendo juntos, como se organizan, sus esperanzas, sus dificultades y los posibles caminos de solución para superarlas (supervivencia, salud, educación, derechos sociales como jubilación, maternidad, posesión de su tierra, etc) También nuestras visitas son sin prisas. Nos quedamos algunos días en cada comunidad para poder visitar y escuchar cada familia y conocer así su realidad. Solo por este simple hecho, percibimos como las personas se sienten dignas, importantes, que valen, pues muchas veces escuchamos el comentario:

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“Nunca en mi vida un padre, hermana o misionero entró en mi casa. Y nunca soñé que podia acontecer. Estoy feliz y ahora sé que no somos olvidados”... Y, a partir de todo esto, celebramos la Eucaristía (y a veces sacramentos) colocando la realidad en ella, por ejemplo, pidiendo perdón por las cosas negativas que ellos colocaron antes, alabando al Señor por las cosas positivas expresadas por ellos con dibujos, ofreciendo la vida y trabajo con símbolos reales (comida, instrumentos de trabajo...), compartiendo al final de la celebración la comida y bebida que cada familia trajo. Además de los derechos sociales de que he hablado, hay dos puntos que procuramos siempre tener presentes en nuestros encuentros y visitas a las comunidades ribereñas: La igualdad de la mujer en relación al hombre, y la preservación y sintonía con la naturaleza (ecología). 2. ¿Estos compromisos son para ti lugares de encuentro con Dios? ¿De

que manera? Sin dudarlo ni poder dudarlo, estos compromisos con la justicia y vida digna son encuentro personal mío y comunitario con el Señor. Y, al contrario, el encuentro personal y comunitario con el Señor, me lleva necesariamente a gastar la vida en el compromiso con la justicia. Para mí, toda experiencia de Vida es presencia de Dios, revelación de Dios, experiencia de Dios. Y cuando digo Vida (con mayúscula) es tanto mejorar las condiciones de alimentación, salud, educación de los más pobres (los que menos vida tienen)… como recuperar la auto-estima y dignidad… como humanizar las relaciones entre nosotros, junto con los vecinos y en las comunidades que visitamos… como perseguir la justicia a través de la organización para transformar las estructuras sociales y políticas… como disfrutar de los frutos de todo esto que son la alegría, la paz, la libertad y la dignidad de todas y de todos. Así lo siento y lo creo. Sea a través de acciones sociales a nuestro alrededor, sea a través de nuestros encuentros, sea a través de visitas y conversaciones, sea a través de celebraciones religiosas o a través de la oración personal… Si cada una de estas cosas promueve vida, relaciones más humanas y justas o semillas de vida en comunidad, es para mí experiencia de Dios y Él se me hace explícitamente presente. Si no promueve estas condiciones, aunque sea una Misa muy bonita o se hable mucho de Dios o de Jesús, Él no se me hace presente, es el “diablo” disfrazado de bueno. No tengo duda. Esto lo experimento igualmente en nuestra comunidad de vecinos y en las comunidades que visitamos, porque el Dios de Jesús y de Maria (“Magníficat”) es, sin duda, el Dios de la Vida. Y porque Jesús se identifica con las personas más sufridas, olvidadas, despreciadas y pisadas, para que ayudemos a hacer brotar –con ellas y a partir de ellas- semillas de vida, dignidad y justicia. Esto es lo que salvará el mundo y a esta sociedad que produce millones de personas como basura de la humanidad.

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Desde que Jesús crucificado-resucitado “descendió a los infiernos”, no hay infierno en el mundo donde no podamos hacer surgir un brote de esperanza, resurrección y vida. Es así que yo experimento su presencia y mi encuentro personal con Él. 3. ¿Qué signos del Espíritu han aparecido en esa vida comprometida y

consideras especialmente importantes?: actitudes, dinámicas comunitarias, modos de vida, implicación de personas, etc.

Casi que ya he hablado antes. Entonces coloco aquí, en resumen, algunos de los signos del Espíritu que aparecen en nuestra vida: Las personas se sienten personas, dignas y amadas. La relación fraterna entre nosotros/as y con las familias alrededor: el bien-

querer; la capacidad de perdonarnos y aceptarnos mutuamente siendo tan diferentes (de carácter, ideas, procedencias); superar desentendimientos y recomenzar una nueva relación; poner la misión como prioridad, lo que ayuda a relativizar nuestros problemas personales o comunitarios.

Disminución de la violencia familiar y entre personas vecinas o aumento de relaciones pacificas.

Mejora de las condiciones de vida de los más pobres: comida, salud, educación, casa, higiene, tierra con derecho a ella (propiedad)…

Aumento del respeto, reconocimiento e igualdad de las mujeres con respecto a los hombres.

Conciencia del respeto a la naturaleza y sentido de ser nosotros parte de ella y no dueños.

Administración limpia y transparente de los recursos económicos de nuestra comunidad o de las que visitamos.

El crear espacio entre nosotros para hablar claramente: dinámicas comunitarias que nos ayudan a decirnos las verdades sin ofendernos por suponer la buena voluntad de los otros y otras.

Discernir juntos la vida comunitaria y la misión. La opción de la comunidad por vivir junto con los pobres y, en parte, como

ellos. El ecumenismo en la práctica (no tanto en ideas). Que es más que

tolerarse. Es el bien-quererse y tener fe en las otras personas de otras iglesias, vecinas nuestras, como capaces –igualmente que nosotros- de construir el Reino de Dios y su justicia. En esto nosotros somos, muchas veces, evangelizados.

4. ¿Qué aspectos de tu fe han quedado más claros, subrayados,

fortalecidos?: en el modo de ver la vida de Jesús, o de interpretar el rostro de Dios, o de acoger a las personas, o de ver la presencia de Dios en los no cristianos…

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A partir de mi convivencia con los pobres y trabajo junto con ellos, se me hace cada vez más claro que la fe verdadera no se identifica solo con la religión y ni siempre la religión expresa una fe verdadera. Donde pruebo que tengo fe no es en la iglesia o en la capilla, sino de la puerta de la iglesia hacia fuera: es ahí que demuestro o no ser cristiano. Y soy cristiano si amo, si gasto mi vida para que todos tengan Vida, empezando por los que menos la tienen, los más heridos por nuestra sociedad. Entonces, soy cristiano si me empeño en crear relaciones justas y fraternas en mi entorno, en mis relaciones personales, comunitarias o sociales. Dentro de la iglesia lo que hago es celebrar mi fe explicita y alimentarla, pero pruebo que la tengo en mi vida de cada día. Por otro lado, la manera de ver la vida de Jesús, hace muchos años que viene iluminándose y fortaleciéndose en la misma dirección: desde la experiencia del Siervo de Yahvé, del Siervo Sufriente, varón de dolores, despreciado, basura de la humanidad… aplastado por nuestros crímenes y sobre quien cayó el castigo que nos deja quites… escogido por Dios para ser Luz de las naciones y Salvación del mundo. Es Jesús que se identifica con las personas más pobres entre los pobres para que ellas sean también Luz y Salvación para el mundo. Jesús que viene para que todas y todos tengamos vida y vida en abundancia. Y es Jesús que da saltos de alegría porque su Padre revela sus secretos a los pequeños y con ellos está para aliviar sus pesadas cargas. También mi experiencia personal de Dios, a partir de la inserción entre los pobres, ha ido creciendo como una relación afectiva de hijo. Dios se me manifiesta –junto con las personas sufridas con las que vivo- como el Dios de la ternura y Madre de la compasión, fuente de Vida y origen de toda acción justa y toda palabra buena. Su presencia viva se me revela en todas las semillas de vida, amor y compasión (padecer juntos) que percibo alrededor: cuando las personas recuperan su divinidad y auto-estima; cuando en la comunidad se abren espacios de diálogo franco y aceptación mutua; cuando conseguimos querernos bien, dando y recibiendo afecto; cuando alguna persona consigue liberarse de la esclavitud del alcohol o las drogas; cuando se supera cualquier manifestación de la violencia; cuando la justicia social va haciéndose realidad, cuando hombre y mujer conquistamos relaciones de igualdad… y así va. Como apunté antes, en estos últimos años he crecido en espíritu ecuménico, que me hace ver y sentir la presencia clara de Dios en los/as no-católicos, superando actitudes de sospecha, desconfianza, superioridad, desprecio o simple tolerancia. Voy pasando a ser capaz de admirar y querer bien y, varias veces, dejándome evangelizar por ellos y ellas. Por ejemplo: Me alegro inmensamente y doy gracias a Dios por las millares de personas y familias que ahora son felices, desde que salieron del mundo del alcohol, drogas y violencia, cuando empezaron a participar de una iglesia, sea pentecostal, protestante o oriental: Si promueven vida, son de Dios y no tengo envidia de que haya sido otra iglesia la que lo haya conseguido, siendo yo al mismo tiempo feliz por ser católico. Esta experiencia me llena de alegría! … Otro ejemplo: Diversas veces me siento evangelizado. Es muy bonito sentirnos queridos y querer bien a doña Blanca (y tantas otras y otros), vecina nuestra que participa de la “Iglesia

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Pentecostal Dios es Amor” (que es una de las más expresivas y fuertes en sus manifestaciones del don de lenguas). En otra ocasión, me emocionó enormemente cuando el señor Gonzalo, -hombre sencillo, animador de su iglesia pentecostal en una de las comunidades que visitamos en la selva- nos cedió, sin nosotros pedirlo, a su hijo Janderson (de 18 años) para acompañarnos durante 8 días en la misión, pues el chico conoce bien los ríos que son verdaderos laberintos. Eso porque, como don Gonzalo dijo: “vosotros estáis evangelizando, lo mismo que nosotros y lo que es para Dios lo hacemos gratis y con alegría”. De hecho no nos cobró nada y aún nos regaló fruta. Esto es muy bonito. Me edificó. 5. En el camino del compromiso ¿cuáles so las mayores dificultades que

habéis experimentado? ¿Cómo las habéis afrontado? Bueno, dificultades siempre las hay y las habrá, internas y externas. Ya he dejado entrever algunas antes. Resumo: Internamente, en el compromiso con nuestra comunidad, hay dificultades de trato, de carácter, de opiniones tozudas, de manías queriendo que todo sea como es mi costumbre o gusto, personas nuevas que llegan cada año y necesitan adaptarse, etc. A mi personalmente me costó el hecho de haber vivido 24 años solo, con las familias pobres, sin comunidad religiosa. Esto no porque lo deseara, sino por las circunstancias y por causa de la misión entre los pobres. Por fin, fue posible, hace ya 6 años, vivir en comunidad insertada entre los pobres, y creo que fue un regalo del Padre que me ha hecho crecer bastante e muchos aspectos. Pero no fue fácil: tuve que relativizar mi modo de vivir la pobreza; acoger las limitaciones de los/as compañeros/as, y ellos y ellas las mías; aceptar críticas y esforzarme por mejorar; asumir en conjunto y discernir todo, a veces no haciendo lo que en mi cabeza era mejor mas aceptando la decisión de la mayoría… y otras cosas más. Lo que nos ha ayudado hasta ahora ha sido crear espacio de vez en cuando para sentarnos y, en clima de buena voluntad decirnos las cosas abiertamente, sin ofendernos. También el esfuerzo para hablar personalmente con el otro o otra compañera, aunque a veces cueste. Nos ayuda y anima el saber valorar lo que los otros hacen. Y, ciertamente, la oración personal, comunitaria y la Eucaristía que nos va abriendo para estar en actitud permanente de recomenzar. Dificultades externas, en nuestro compromiso con la misión, tampoco faltan. Por la opción de usar medios de vida y transporte que los pobres usan, nos vemos limitados. Por ejemplo, gastamos muchos días para navegar hacia las comunidades que visitamos en los barcos, barquitos y canoas comunes entre la gente. Pero lo asumimos con alegría y sin problema, y nos ayuda a

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relativizar el tiempo e ir al “ritmo de la canoa” propio de aquí y no a nuestro ritmo. También el riesgo de enfermedades como malaria (paludismo) o dengue. Problemas y dificultades mayores son la superación de las condiciones infrahumanas y violentas que encontramos día-a-día en el entrono en que vivimos: Muchos de nuestros vecinos están metidos en el mundo de las drogas, tanto por consumir como por sobrevivir ganando unas monedas. No sabemos muy bien como enfrentar este problema que trae consigo mucha violencia. Apenas hacemos amistad con estas personas y familias y nos queremos y ayudamos mutuamente. A partir de eso, intentamos pacificar estas relaciones violentas en las familias y entre personas, escuchando, consolando, curando heridas físicas… pero la raíz para resolver el problema (empleo, condiciones dignas, educación, prisión de los grandes traficantes, casas de recuperación de drogadictos, etc.) no conseguimos alcanzar. Otro de los problemas es la basura, la higiene, la salubridad, la preservación del medio ambiente. En los igarapés (ríos) van a parar todos los caños que salen de las letrinas. Mucha basura también se echa al río. Productos químicos de las fábricas también… Total, el agua que pasa bajo nuestras casas no debe ni tocarse, bajo peligro de infección. Los olores también son variados… Y lo que hacemos tampoco alcanza la raíz del problema. Apenas hablamos con nuestros vecinos y niños animando a echar la basura en la calle para que la recojan, o alguna vez hacemos reivindicaciones con firmas para que el ayuntamiento ayude a limpiar, o nosotros con los vecinos limpiamos lo que se puede bajo nuestras casas. En nuestra vida de misión junto a las comunidades ribereñas, indígenas o marginados urbanos, algunas de las graves dificultades que encontramos son: aislamiento o falta de comunicación; carencia de atención sanitaria; bajo nivel de educación escolar; problema de morada y casa digna; falta de documentación para adquirir sus derechos sociales como jubilación o maternidad; invasión de empresas cortadoras de madera de las cuales no pueden defenderse pues no tienen escritura de propiedad de la tierra; invasión de grandes barcos pesqueros que acaban con el alimento principal de estas gentes; plantaciones clandestinas de droga; falta de agua potable y energía eléctrica; demarcación y homologación de las tierras indígenas, y un largo etcétera… Afrontamos estos problemas al nivel de cómo lo hacen las hormigas: Apoyando, incentivando, ayudando y colaborando en la concienciación y organización de las personas de cada comunidad y de sus organizaciones mayores. Nuestro modo de proceder no es liderar, coordinar u organizar, sino escuchar, incentivar y apoyar cualquier semilla de organización para superar estos grandes problemas “desde abajo”, siendo ellos los líderes y sujetos del proceso. Y, junto con ellos, celebramos esta lucha a partir de nuestra fe, uniendo vida y evangelio, mística y política.

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6. Desde esa vida de fe y comprometida con la justicia a favor de la gente más pobre, ¿Qué pides hoy a la Iglesia de la que también formas parte? ¿Qué crees que debería cambiar o fortalecer? ¿Cómo te gustaría que fuera su compromiso con la justicia y la vida?

Mira, yo me siento bastante pequeño y no me creo con mucha autoridad para dar consejos a la Iglesia (que somos todos nosotros). Apenas pues coloco aquí algunos deseos desde lo hondo de mi corazón. Lo primero que deseo es que, como Iglesia, hagamos de veras una “opción por los pobres” clara, sin adjetivos (como “preferencial”, “no exclusiva”…). Como Jesús. Y para eso debemos empeñarnos mucho más para que los pobres sean Iglesia, ocupen el lugar central en nuestro corazón y trabajo a favor de la justicia, dignidad y condiciones humanas de vida .Como en el Evangelio. Esto significa no solo trabajar mucho más a favor de los pobres, sino junto con los pobres, de modo que ellos sean sujetos en esta misión de cambiar la sociedad y la Iglesia y no solo objetos de nuestra benevolencia. Esto significa que, todos los que nos llamamos cristianos, tengamos contacto directo y real con los más pobres, conozcamos de cerca su vida, hagamos amistad con ellos, nos dejemos amar y les amemos. Y seamos conscientes de que Jesús está presente en ellos. A partir de esto, muchas cosas van a cambiar en nuestra espiritualidad y en nuestra lucha por la justicia: muestras actitudes, nuestro modo de ver las cosas y de leer la Biblia, las soluciones a tomar, las formas de hacer pastoral, los medios más apropiados a utilizar… Esto significa que no seamos nosotros “la voz de los que no tienen voz”, sino que hagamos lo posible e imposible para que ellos tengan voz. O sea, no hablar por ellos o en su lugar sino que ellos hablen, tengan oportunidad de tomar la palabra y nosotros escuchemos atentamente lo que nos tienen a decir, sus alegrías y esperanzas, sus gritos y quejas, sus deseos y caminos de solución de sus problemas. Que ellos se sientan personas dignas a quienes se les da valor porque lo tienen, porque en el Reino ellos son los primeros. También desearía que no nos preocupásemos tanto en llenar las iglesias de gente a todo coste, compitiendo con otras iglesias o con la sociedad secularizada que las vacía. En particular –hablando de Brasil- tenemos como ejemplo un movimiento, muy difundido y apoyado por muchos obispos, llamado “carismático-católico”, animado por algunos padres-cantores, que llena las iglesias de gente y jóvenes. Pero en las bonitas, alegres y emocionantes celebraciones y canciones, no se habla para nada de los pobres, de la justicia, del compromiso cristiano para formar comunidad y cambiar la sociedad. Apenas palabras y cantos que promueven sentimientos individuales e intimistas, que provocan la sensación de ser amados por Dios o estar llenos de su Espíritu sin llevar a un compromiso comunitario y social al que Jesús y su Reino nos convoca. Se predica un Evangelio “Light”, parcial, del Cristo Resucitado, sin pasar por el Crucificado que vino para servir y dar su vida para que todos la tengan en abundancia.

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Si realmente predicamos con palabras y acciones el evangelio entero, con un compromiso real con los pobres y a favor de ellos, el resto (tener credibilidad o llenar iglesias) se nos dará por añadidura. El ejemplo arrastra, como pasó con Jesús y con las primeras comunidades cristianas. Otro deseo es que, como Iglesia, vivamos lo que predicamos a favor de la igual dignidad de la mujer y el hombre. Que en nuestra Iglesia las mujeres tengan la misma oportunidad de palabra y el mismo peso en la opinión. Que tengan poder de decisión en todos los niveles. Y que puedan ocupar la presidencia, tanto en las celebraciones litúrgicas como en las pastorales, parroquias y organizaciones eclesiales. En fin, aún otro deseo es que en la Iglesia, en nuestras estructuras, obras y comunidades tengamos un estilo más leve, itinerante, peregrino, despojado, inseguro y pobre. Interior y exteriormente. Esta actitud, modo de ser y proceder, nos hará más creíbles e eficaces (que no es lo mismo que eficientes). Como Jesús, como el Evangelio. 7. Y desde esta misma vida, ¿Qué pides a la sociedad en la que vives?

¿Qué pides también a las personas que viven en los países ricos del mundo?

Mucho deseo de nuestra sociedad brasileña que, por otro lado, está mejorando en justicia social y redistribución de renta, tierra y oportunidades para todos, en los últimos 3 años. Deseo comida para todos –pues la hay suficiente- hasta que no haya una sola persona que pase hambre. Deseo que acabe la violencia, consecuencia principal de la desigualdad, desempleo y drogas. Deseo más empleo y oportunidades para los que quieren trabajar, así como sueldo justo y digna jubilación. Deseo salud digna y educación para todos. Deseo preservación ecológica y educación ambiental. Deseo que se acabe la corrupción político-administrativa y se acabe la impunidad que incentiva la corrupción. Deseo mecanismos reales de participación popular en las leyes y decisiones. Deseo que las mujeres tengan en la práctica –no solo en las leyes- igual dignidad y derechos que los hombres. A mis hermanos y hermanas que viven en los países ricos y se benefician de ello, deseo –aunque se rían de mí- austeridad. Que promuevan con su ejemplo una civilización de austeridad y sencillez de vida que lleve a compartir, frente a una sociedad decadente que crea necesidades artificiales y nos obliga a consumir, frente a una sociedad falsa que globaliza la información y los espectáculos pero no globaliza la justicia y la compasión. Y la principal motivación es que, si somos humanos, no podemos vivir con toda clase de cosas superfluas cuando a la mayor parte de los seres humanos les falta lo necesario.

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O sea que, en el mundo en que vivimos, yo creo que no hay que repartir la riqueza, sino la pobreza. Pues el nivel de consumo y derroche de los países ricos no puede ser modelo a ser alcanzado por los pobres del mundo. En el mundo hay comida y bienes suficientes para satisfacer las necesidades de una vida digna para todos. Pero no hay suficiente para satisfacer la ambición y el derrocha de pocos, mucho menos de todos. Es pues necesario simplificar la vida y compartir. Y, camino necesario para llegar a esta actitud de vida austera que comparte, es aproximarse real y afectivamente del mundo de los pobres y marginados que los hay –y muchos- en los países ricos: los emigrantes, refugiados políticos, enfermos abandonados y terminales, drogadictos, desempleados, etc. Este hacernos próximos (= prójimos) de ellos cambiará nuestra vida, le dará sentido y nos hará realmente libres y felices. 2.2. Odila Gaviraghi

Religiosa de las Hijas del sagrado Corazón de Jesús Equipo Itinerante de Tres Fronteras

1. ¿Qué compromisos por la justicia y la vida digna para todas y todos

habéis adquirito como comunidad cristiana, es decir, ayudado/as por vuestra fé cristiana y compartida?

La comunidad de la que yo formo parte es la comunidad Itinerante de las Tres fronteras: Brasil, Colombia y Perú. Está situada en el límite entre Colombia y Brasil y al otro lado del río Perú. Vivimos en el barrio La Unión unas cien familias entre peruanas, colombianas y algunas brasileñas. La situación es muy precaria, no hay trabajo para todos, viven vendiendo algo de comida en la calle, viven el día a día. No hay agua potable. Algunas casas no tienen agua entubada, lavan en algunos pozos pero está muy contaminada. Otros tienen conexión por Leticia y algunos por Brasil pero no es agua que se pueda tomar. Para esto se busca donde hay pozos artesanos. Las casas son muy frágiles. La gente dice: yo vivo aquí porque no puedo alquilar una casa en un espacio mejor, y tampoco comprar. Cuando la lluvia es muy fuerte la mayor parte del agua corre por debajo de las casas que se anegan pero después que pasa la lluvia se quedan sin agua. También el desagüe de Colombia cae todo por un caño abierto. Cerca está la planta generadora de energía con su sonido día y noche. Es área de riesgo pero como la gente no tiene dónde ir y está cerca de la escuela y el comercio, ahí se quedan. Todos sabemos que es área de riesgo pero que se quedan por la situación económica y nosotros también, para estar más cerca de los preferidos de Dios estamos como presencia y apoyo en algunos momentos de situación difícil.

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Escogemos este lugar por estar presente en las tres fronteras para facilitar la movilidad, la inculturación e intentar crear un ambiente más humano, dando testimonio de vida. Y para demostrar que es posible vivir ahí con dignidad y con más limpieza, con menos basura debajo de las casas. La comunidad tiene su manera de vivir. Hay un coordinador escogido por el pueblo. Hay también día de trabajo comunal donde se hace limpieza del camino. Otras veces la policía y la secretaría de salud de Colombia salen repartiendo bolsas para limpiar debajo de las casas, lo cual nos parece una buena tarea y nosotros motivamos a la gente para que limpien y así evitar las enfermedades. A veces hay reuniones comunales para hablar de sus dificultades y también para ponerse de acuerdo y buscar soluciones juntos. Compromiso con la fe como grupo organizado en el barrio no hay. Cada uno vive su fe a su manera y de vez en cuando participan de las celebraciones. En Leticia algunos son de sectas religiosas, otros no participan de nada. Saben cuándo buscar sus derechos sociales y de salud. Entre ellos también hacen sus negocios: la mayoría venden droga, y muchos son consumidores; algunos no viven en el Barrio pero forman un grupo y viven por la calle haciendo cualquier cosa para poder comprar la droga. La situación familiar también es muy débil. Las parejas son la mayoría segundos o terceros compromisos. Hay muchas madres adolescentes que viven con su familia y con hijos, y los padres difícilmente aparecen. Las adolescentes viven como pueden, con algunos trabajos, prostituyéndose para poder criar a sus hijos. Por la situación económica que viven muchos de ellos están desnutridos, se enferman con facilidad y el problema de bronquios es bastante común. 2. ¿Estos compromisos son para ti lugares de encuentro con Dios? ¿De

que manera? En la comunidad en que vivo hoy día me siento más comprometida con la justicia de todo el pueblo de Dios por estar viviendo en medio de él en una casa como la de la gente pudiendo sentir un poco de sus experiencias del día a día desde una presencia diferenciada que dice mucho a la gente pues valora que estemos ahí desde criterios, valores y un testimonio cristianos. Vivir en este lugar muchas veces me da consuelo por estar más cerca de los preferidos de Dios que me hacen ver Su rostro; el rostro del Dios que se hizo pobre entre los pobres. Su manera de vivir con tanta simplicidad, con tan pocas cosas en una vida de confianza y entrega a Dios me hace mirar y reconocer en mi vida tantas cosas que tengo y no necesito y que ahí están ocupando espacio y tiempo para cuidarlas. 3. ¿Qué signos del Espíritu han aparecido en esa vida comprometida y

consideras especialmente importantes?: actitudes, dinámicas comunitarias, modos de vida, implicación de personas, etc.

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Los signos del Espíritu que van alumbrando mi vida son los de una vida de entrega, confianza, firmeza, capacidad de convivir con tantas diferencias y con maneras de pensar tan distintas. Cada cual con su modo de idear, de buscar algo para sobrevivir. Incluso aunque no participen en ninguna Iglesia tienen dentro de sí valores de solidaridad y cuando alguno necesita saben compartir lo poco que haya. Esto me hace pensar muchas veces qué hago, qué estoy haciendo yo. El tener la oportunidad de ver, conocer más la vida, la manera de cómo Jesús vivió entre los pobres y con los pobres y el propio carisma de mi congregación de ser como Jesús, me interpelan cada día a tener Sus mismos sentimientos y actitudes con las personas de mi comunidad, las que viven más cerca de mí y con las que me encuentro en la misión e intento mostrar un poco del amor de Dios. Este Dios que nos creó y nos quiere mucho con amor. Con el pasar de los años siento que las personas tienen necesidad de sentirse amadas y queridas, que agradecen cuando son comprendidas, amadas, respetadas en su manera de ser, de vivir, pensar, y en su cultura. Siento que como Jesús tenemos que ayudar a levantar a las personas su autoestima como Él hizo con la pecadora a quien dijo: nadie te condenó, yo tampoco te condeno. Los seres creados por Dios creo que hoy día tienen mucha sed de acogida por los demás. 4. ¿Qué aspectos de tu fe han quedado más claros, subrayados,

fortalecidos?: en el modo de ver la vida de Jesús, o de interpretar el rostro de Dios, o de acoger a las personas, o de ver la presencia de Dios en los no cristianos…

Hace dos años que vivimos en esta comunidad y en este barrio religiosas y religiosos, laicos y laicas y curas. Es una experiencia interesante. No es la única pero intentamos compartir la vida de fe y las experiencias que cada uno fue escogiendo a lo largo de su vida. Una comunidad multidimensional de muchas culturas diferentes, con maneras distintas de preparar la comida, de mirar las cosas pero con algo que nos une: el bien querer y el intentar comprender al otro como una persona muy especial. También nos fortalecen los encuentros comunitarios, las evaluaciones, las reflexiones entre nosotros. Nos reunimos tres veces al año con cinco días de encuentro cada vez. Además, están los momentos de oración personal diaria y los comunitarios, el compartir la vida y las tareas de la casa. Cuando estamos en misión estamos dispersos pero el espíritu nos une en nuestras oraciones y nos sentimos muy unidos aunque no estemos juntos todos los días.

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5. En el camino del compromiso ¿cuáles so las mayores dificultades que habéis experimentado? ¿Cómo las habéis afrontado?

Las mayores dificultades que yo he encontrado en este tiempo han sido las de entender tantas diferencias sociales incluidas en ellas las del pueblo de los caseríos que vive con tanta dificultad de transporte tanto de pasajeros como para poder vender su producción, lo cual cuando lo consiguen siempre es por un precio muy bajo. También por parte de la Iglesia es un pueblo olvidado pues viven sin la presencia de un misionero o un cura desde hace muchos años, y en las parroquias está permanente y la gente no responde con tanto ardor cristiano. 6. Desde esa vida de fe y comprometida con la justicia a favor de la gente

más pobre, ¿Qué pides hoy a la Iglesia de la que también formas parte? Yo creo que la Iglesia tiene que cambiar su manera de ser a una Iglesia con las mismas actitudes de Jesús, más cerca de la realidad del pueblo empezando por los más lejanos y olvidados. La misión empieza donde termina el asfalto: ¡ahí están los preferidos de Dios! 7. Y desde esta misma vida, ¿Qué pides a la sociedad en la que vives?

¿Qué pides también a las personas que viven en los países ricos del mundo?

Tengo el sueño de que un día esta sociedad no tenga tantas distancias, tantos abismos que uno no puede alcanzar. Los pobres viven con cabeza de ricos por los medios de comunicación que hacen ver un mundo muy irreal pero en la cabeza se queda esta idea, y piensan que para ser feliz hay que pensar, vestir, etc. como muestran los medios de comunicación…. Las personas de los países pobres siempre piensan que ellas son las pobrecitas y las que viven en los países ricos son las que deben ayudarles en sus necesidades. Cuando ven a una persona que es de fuera la primera cosa que hacen es pedir dinero; no saben hacer otra pregunta. La gente piensa que ustedes son los papás y tienen obligación de apoyarles. Por mi parte les pido que vengan a conocer otro mundo, otra manera de vivir, pensar, trabajar y ganar poco; les pido que sigan apoyando proyectos sociales y ayuden las personas a caminar con sus propias piernas sin generar dependencias que les hagan esperar siempre ayuda de fuera. Esto no ayuda por lo que hay que animarles a que también sean creativos, a que busquen sus derechos, a que tengan sus organizaciones propias. Nuestra preocupación es, cómo quedarían la gente y las instituciones si un día los países ricos dijeran basta a las ayudas.

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2.3. Carmen Salete Angheben Religiosa. Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús. Natural de Riogrande do Sul, Brasil. Miembro del Equipo Itinerante de Manaus

1. ¿Qué compromisos por la justicia y la vida digna para todas y todos

habéis adquirito como comunidad cristiana, es decir, ayudado/as por vuestra fé cristiana y compartida?

En los ejemplos de Jesús y sus seguidores a lo largo del camino me sentí desafiada a buscar un espacio de construcción de una vida diferente y comprometida de manera más directa con los excluidos. Por esa razón busqué en la Comunidad itinerante de Manaus una experiencia de vida comunitaria, cuya opción es libre y en un equipo mixto multidimensional, junto a los excluidos, para compartir la vida fraterna, en la amistad, en el servir mejor a la misión, y así intentar testimoniar el anuncio de la Buena Nueva del Reino basada en la justicia y en la fe por la transformación social. 2. ¿Estos compromisos son para ti lugares de encuentro con Dios? ¿De

que manera? ¿Qué signos del Espíritu han aparecido en esa vida comprometida y consideras especialmente importantes?: actitudes, dinámicas comunitarias, modos de vida, implicación de personas, etc.

El estilo de vida comunitaria simple, abierto, asumido entre todos y las responsabilidades que esa vida exige: caja común, presupuesto, planificación compartida, limpieza, preparación de las comidas, descanso, ocio, retiros, corrección fraterna, viajes, discernimientos, experiencia de fe personal y de grupo, etc. con y como los pobres. Esto hace la diferencia en el modo de SER y asumir la Justicia, la Fe y la Vida con los pies en el suelo y en el lodo de la vida y con los que más sufren. En la acogida a los drogadictos, traficantes, alcoholizados, prostitutas/os... ofreciendo el hombro amigo y solidario a través de la “ESCUCHA” serena y acogedora de cada uno, respetando su manera de ser y su individualidad, a veces tranquilos, otras violentos, ensangrentados, heridos por bala y por arma blanca, golpeados, desequilibrados psicológicamente, humanamente, familiarmente... todo esto hizo a la gente retomar la “opción”, con cariño y delicadeza, y sin embargo con firmeza, decisión y sin miedo de trabajar en la búsqueda de la justicia, en defensa de los oprimidos y marginados, con una nueva visión de fe bien concreta y sintiendo que Dios está en el contacto con el hermano marginado. 3. ¿Qué aspectos de tu fe han quedado más claros, subrayados,

fortalecidos?: en el modo de ver la vida de Jesús, o de interpretar el rostro de Dios, o de acoger a las personas, o de ver la presencia de Dios en los no cristianos…

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El VALOR y la identidad personal en la vida comunitaria y personal se fortalece con la diversidad de los carismas y experiencias, en la formación, en los diversos puntos de vista... la unidad de la comunidad mixta y multidimensional se fundamenta en la experiencia personal y en la intimidad con Dios, que nos hace distintos. La unidad de la comunidad se basa en la pluralidad y en la diversidad, en la complementariedad, en el diálogo, en el compartir, en el despojarse, en el discernimiento, en el aproximarse a los más pobres que nos EVANGELIZAN a cada instante con su SER y su MANERA de ser, en la madurez, en la relación con el diferente, en la responsabilidad para asumir todo en conjunto, en la capacidad de vivir con poco o casi nada, tanto en lo personal como en lo material y, económicamente, en la pobreza: apretar el cinturón como los pobres es lo que da sentido y valor a la vida que se busca. El Cristo que se comulga concretamente a cada instante, en el gusto y en el disgusto de la historia personal de cada uno. Así el Rostro de Dios se hace bastante más concreto, visible y desafiante, y el Evangelio se encarna y se mezcla y se torna Justicia, Fe y Vida. 4. En el camino del compromiso ¿cuáles so las mayores dificultades que

habéis experimentado? ¿Cómo las habéis afrontado? Las cuestiones de género, carismas, individualidades. Las cuestiones de opciones de cada uno: Ejemplos: El modelo de referencia de “pobreza” son los pobres, a veces buscamos la vida abundante, comodidades, razones y justificaciones: Nuestros patrones y parámetros lo extrapola y lo impide ya que la historia de vida de cada uno de los anteriores miembros de la comunidad hace la diferencia, precisa la capacidad de la confrontación constante, de evaluación, de apertura a la conversación: La referencia central es la persona de Jesucristo y su opción por los menos favorecidos. La eficacia de la opción está en la respuesta coherente a la llamada, interpelación amorosa del Padre, y a la misión a la que Él nos envía. 5. Desde esa vida de fe y comprometida con la justicia a favor de la gente

más pobre, ¿Qué pides hoy a la Iglesia de la que también formas parte? Lo que pediría espontáneamente es más “coherencia” de vida: hablar, discutir, hacer juego de cintura..., pero asumir de hecho el empobrecimiento con y como los pobres, he ahí la cuestión... es preciso cambiar el modo de “SER” y “ENVOLVERSE” con la Fe y la justicia para que acontezca el cambio, la transformación y el testimonio. 6. Y desde esta misma vida, ¿Qué pides a la sociedad en la que vives?

¿Qué pides también a las personas que viven en los países ricos del mundo?

Pido a la sociedad que se deje evangelizar por los pobres más pobres; que comparta sus ansias e ideales abriendo espacios a los menos favorecidos, en el trabajo, en el empleo, en las facultades, en la salud, en la morada, en la

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tierra... que sean incluidos con todos los derechos de “SER HUMANO”, que se comprometan a convertir la justicia y la vida en algo más real y concreto para todos. Que los países más ricos sientan el desafío de ser más fraternos tanto con los bienes materiales como con los espirituales, intelectuales, sociales... Donde yo vivo más fuertemente la presencia del Dios de la vida y veo de cerca el Rostro Divino es en los menos favorecidos, en los pobres, a cada instante ellos tienen algo que enseñarnos, algo que decir tanto de su cultura como de sus raíces. La presencia concreta de los pobres en mi opción personal por ellos me hace abrirme más a la “ESCUCHA” de los pobres, de ese grito que es tan fuerte que resuena de un extremo al otro del mundo. El andar al ritmo de la opción por la pobreza de los pobres y el repartir entre ellos es como era entre los primeros cristianos: “...entre ellos todo era en común”. Siento que soy una privilegiada por tener esta experiencia de vida en el Amazonas. 2.4. Arizete Miranda Dinelly

Religiosa de la Congregación de Nuestra Señora – Canónigos de San Agustín

1. ¿Qué compromisos por la justicia y la vida digna para todas y todos

habéis adquirito como comunidad cristiana, es decir, ayudado/as por vuestra fé cristiana y compartida?

Soy Arizete Miranda Dinelly, 46 años, una mezcla del lindo amor de indígena con no indígena, de mi padre Ary (pescador) con mi madre Clara (profesora rural). Soy la primogénita de sus cuatro hijos y de las tres hijas. Nací en las riberas del río Paraná dos Ramos, un afluente del río Amazonas y hoy vivo en la periferia de la ciudad de Manaus. Nací en la selva, crecí integrada en la naturaleza, orientada por ancian@s, guiada por los espíritus de los creadores corresponsables con las criaturas dejadas por Tupana – el Dios de todos los pueblos, en lengua Tupi. Gracias a la formación sencilla de mi familia crecí en la vida con buenos principios y valores imprescindibles para una vida orientada por la propuesta del Reino presentada por Jesús, hijo de Dios, con las características de: amor, cariño, comprensión, caridad, misericordia, justicia compartida y solidaridad.... Soy religiosa de la Congregación de Nuestra Señora – Canónigos de San Agustín. La congregación, con mucha lucidez, percibió la intuición del Equipo Itinerante, lo apoyó y me liberó, en nombre de toda la congregación con las siguientes indicaciones de la provincial, Ir. Valdete, en 1998: “Vete y entra de cuerpo y alma, como sabes hacerlo”. Mi caminar de casi ocho años en el Equipo y Comunidad Itinerante con personas de diferente cultura, carácter, formación, experiencias, búsquedas, carismas, etc. me ha hecho mucho bien. La comunidad sirvió como una especie de laboratorio, donde nosotr@s ejercitábamos y verificábamos, entre nosotros mismos, el amor de Dios que luego viviríamos en nuestra misión, la convivencia con el diferente entre nosotros mismos nos ayudaba a verificar si eso era posible vivirlo también fuera de nuestra pequeña comunidad, en medio

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del pueblo. Practicar entre nosotr@s aquello que creemos son actitudes evangélicas: la construcción y la manifestación del amor que es capaz de perdonar con misericordia, aprender de la convivencia con personas diferentes, enriquecerse con el diferente, ver la diferencia como riqueza y no como amenaza. Si entre nosotros no somos capaces de integrar esa pluralidad, ¿cómo podríamos revelar el Dios Plural y Diverso, fuente de amor? Como religiosa he podido vivir muy cerca de muchos pobres y de personas

con diferencias culturales. Como indígena he podido compartir con mis parientes algo que he aprendido de muchas personas. Pero, puedo afirmar que en la misión del Equipo Itinerante he tenido grandes oportunidades de conocer, convivir y aprender de la diversidad cultural.

El diálogo intercultural e interreligioso ha sido un elemento fuerte de mi fe cristiana. Muchas veces llegué a las tierras sagradas de nuestros pueblos indígenas y comencé a llorar pensando cómo hubiera sido la vida de aquel pueblo si la “civilización” no hubiera llegado allí destruyéndolo todo. Cada pueblo tenía su divinidad ... pero no fueron respetados en su religiosidad ... Ahí pienso en San Ireneo que sabiamente decía que “la Gloria de Dios es el hombre vivo” ... Esa vida abundante, digna y justa es lo que da sentido profundo a nuestra sed de justicia.

Mi compromiso con la justicia tuvo lugar cuando ayudé a las comunidades a que reflexionaran acerca de sus propios caminos, sus búsquedas, historias y que juntos descubrieran las posibles salidas para muchos de sus problemas. Cuando ellos mismos y con ayudas externas de aliad@s fortalecieron sus organizaciones y lucharon por sus derechos a la vida, a la madre tierra, a una salud y a una educación escolar diferenciada. Cuando acreditaron sus capacidades personales y colectivas como fuente de poder para cambiar las condiciones injustas por prácticas de justicia como la reciprocidad, como las diferentes maneras de organizaciones sociales como servicios colocados en función de la colectividad. Cuando las actitudes eran de compartir, de querer bien, de sueños de más vida para toda la comunidad.

Todo eso exige una enorme apertura interior para aprender, rehacer conceptos y caminos, crear-recreando con las diferentes y diversas experiencias, flexibilidad metodológica para entender las lógicas de los otros diferentes... Es muy importante no escandalizarse con las diferentes formas de vivir, soñar, relacionarse, convivir, pensar... ¡Dios es plural! Esa es la experiencia profunda que uno obtiene al andar por estos ríos de aldea en aldea, con varios pueblos y culturas de esta inmensa amazonía.

Algunas experiencias y compromisos concretos que han marcado estos años: Presencia en los encuentros pedagógicos junto a la Organización de Profesores Indígenas y líderes Sateré-Mawe, en el río Marau-AM, ayudándoles a construir un proyecto pedagógico inculturado, a partir de sus matrices culturales y que pueda comprender críticamente nuestro mundo y los desafíos que él les presenta. Así hemos desarrollado varios talleres pedagógicos con diferentes temas y pueblos indígenas: Yanomami, Marubo, Munduruku, Ticuna, Macuxi, Wapixana, Tucano, Desano, Tariano, Maytapu y otros. De todos ellos aprendemos más a vivir y humanizarnos

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que lo que nosotros podemos enseñarles... Es un compartir más rico para nosotros que para ellos.

Otros elementos importantes: Nuestra vida en inserción, en medio de los más excluidos y desfavorecidos. Nuestra misión en las periferias y con las personas más excluidas de la Amazonía (Ribereños, Indígenas y Marginados Urbanos). Trabajo en la formación de líderes y acompañamiento a las organizaciones para el fortalecimiento del pueblo, del tejido social. Presencia solidaria en las comunidades más distantes, más difíciles, más aisladas, con mayores conflictos... Denunciar la violencia contra las comunidades y denunciar también la destrucción de los recursos naturales, de la biodiversidad, del jardín de la creación, con las consecuencias socio-culturales que eso trae… Visita a las cárceles donde están las personas más pobres presas por arriesgarse desesperadas a pasar algo de droga para las grandes mafias del narcotráfico… Visita a los barrios de inmigrantes y desplazados por la violencia (frontera con Brasil, Colombia y Perú).

2. ¿Estos compromisos son para ti lugares de encuentro con Dios? ¿De

que manera? Son más que lugares de encuentro con Dios ... son espacios preciosos que

me han ayudado también al Diálogo con el Dios presente en las diferentes culturas, el mismo Dios con distintos nombres que exige que yo sea hermana-compañera dentro del equipo itinerante y junto a los pueblos que me permiten la experiencia de Dios comprometidos con las vidas amenazadas. No siempre lo consigo, pero continúo creyendo.

Estoy convencida de que la sencillez es un buen camino para encontrar al Creador y, el ir de aldea en aldea, el aproximarme más a las personas de cultura diferente me ayudará a sentirme parte de las maravillas creadas.

El encuentro con los pobres, pequeños y excluidos es el lugar de preferencia del equipo itinerante para el encuentro con Dios... Desde los pequeños se vive a Dios de una forma más desnuda, más despojada, más gratuita.

Los pobres, excluidos y culturalmente diferentes nos ayudan a bajar al encuentro de Dios y entrar en las heridas de la historia, en las heridas de la creación, de las personas más golpeadas y rotas (marginado urbanos, indígenas y ribereños) de esta amazonía. Con ellos nos aproximamos a Dios, en sus diversos rostros y con sus diversas e injustas heridas.

El proceso de bajar al encuentro de Dios en los pobres pequeños nos invita a vivir y compartir sus mismas cruces. Por eso hay que marginalizarse con los marginados, excluirse con los excluidos, desprestigiarse con los desprestigiados, ilegalizarse con los ilegalizados… Es una profunda gracia poder vivir con ellos y con alegría en la exclusión y marginalidad, para junto con ellos ver como construir salidas de vida justa y fraterna, el proyecto del reino de Dios en medio de las heridas de la historia.

Para el equipo es una gracia el poder hacerse presente allí donde la vida está más amenazada en esta amazonía. Estar donde nadie quiere estar, estar con

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quien nadie quiere estar y estar como nadie quiere estar… Esa es una gracia y una tensión profética que con la ayuda de Dios queremos vivir. 3. ¿Qué signos del Espíritu han aparecido en esa vida comprometida y

consideras especialmente importantes?: actitudes, dinámicas comunitarias, modos de vida, implicación de personas, etc.

El desprendimiento de las personas, trabajos y cosas conocidas y amadas para asumir lo nuevo, con todas las limitaciones personales, es la manera de ser feliz. El aceptar el “desorden” de las cosas planeadas anteriormente, para vivir la realidad de las muchas improvisaciones, por ejemplo, como un aspecto de la vida sin morir por eso... aprender a recrear la vida a partir de aquí y ahora. El compartir, el cambiar lo que se tiene como regla de vida para que tod@s vivan bien y no falte nada a nadie. La preocupación por la relación en la comunidad para manifestar sus ideas, para contribuir, para formar parte de todo. La acogida al diferente como riqueza sin sentirse amenazado. La alegría. Vivir con alegría en medio de los excluidos, sufriendo con ellos las consecuencias de la exclusión, luchando con ellos para superar las dificultades... Es un privilegio, y no debería serlo en la vida de los misioneros, vivir

insertados en medio de los pobres... Y correr su misma suerte. El desempoderamiento2 como instituciones al que los pequeños y los

pobres nos invitan, nos hace mucho bien. Desempoderarnos institucionalmente para poder junto con ellos empoderarnos para la construcción de una sociedad más justa y fraterna, más plural y solidaria.

Es una experiencia muy rica ver como poco a poco, con el acompañamiento y los talleres de formación, las comunidades y organizaciones se van empoderando, fortaleciendo y van buscando salidas alternativas a sus problemas. Buscan alternativas en salud, educación, sustento ... Exigen y conquistan sus derechos, denuncian los abusos y atropellos ...

Una señal muy importante para nosotros es la libertad interior y exterior que la experiencia del equipo itinerante nos ha aportado... El estar para el servicio y fortalecimiento de los otros es una experiencia que libera mucho pues la gente no está para brillar, sino para que los otros se fortalezcan, crezcan y brillen ellos ... Disminuir para que los otros crezcan, esa es una intuición evangélica muy profunda que como equipo intentamos vivir.

La itinerancia nos hace vivir más en las manos de la Providencia, nos permite tener la suerte de depender de los otros, de las comunidades que nos alimentan, que nos llevan de comunidad en comunidad, que nos cuidan… Dejar a Dios ser Dios en todas las cosas…

2 Empoderamiento, palabra muy usada en estos temas, viene de la palabra inglesa empowerment.

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Signos claros del Espíritu en nuestro proyecto nos parece que son: estructuras fáciles de servir; apoyar las obras y necesidades de los otros para que ellos se fortalezcan y adquieran autonomía, interinstitucionalidad en el servicio, nadie en solitario puede enfrentarse a nuevos desafíos; género, equipos formados por hombres y mujeres, laicos-as, religiosas-os, padres diocesanos, personas de otros credos y confesiones religiosas que buscan construir un mundo más justo y fraterno, más plural y solidario…

4. ¿Qué aspectos de tu fe han quedado más claros, subrayados,

fortalecidos?: en el modo de ver la vida de Jesús, o de interpretar el rostro de Dios, o de acoger a las personas, o de ver la presencia de Dios en los no cristianos…

La dinámica de Dios en el Equipo Itinerante y en mi vida siempre ha estado

vinculada a las parábolas: 1. Dinámica del enterramiento. La semilla que se tiene que enterrar para

poder germinar. Nos da miedo enterrarnos porque pensamos que nos vamos a pudrir y no germinar…

2. Dinámica del salir fuera. Es la parábola de la oveja perdida que deja a las noventa y nueve y va detrás de la oveja perdida… Nos da miedo desinstalarnos, salir a los lugares desconocidos…

3. Dinámica de la otra orilla. Jesús constantemente invitaba a sus discípulos a atravesar para alcanzar la otra orilla. Nos cuesta mucho dejar de andar por los lugares conocidos y partir para aguas más profunda y atravesar hacia las otras orillas…

4. Dinámica del camino. Es la parábola del buen samaritano… andar por los caminos peligrosos donde están los heridos, asaltados, excluidos… Nos da miedo complicar nuestras vidas con las vidas amenazadas y peligrosas de los pobres y excluidos de esta amazonía.

5. Dinámica de la comunidad. En soledad no da. Jesús enviaba a sus discípulos de dos en dos, Jesús organizó una comunidad itinerante de discípulos y discípulas para vivir entre ellos la dinámica del Reino y transmitirla a los demás.

6. Dinámica de lo cotidiano de la vida. Dios presente en el día a día de los pescadores, de los pastores, de las tareas de casa (Marta y María)… La misión de Jesús se desarrolla donde lo cotidiano de la vida del pueblo se desenvuelve, en su día a día. Así también nuestra misión se intenta desarrollar en el día a día de la gente de esta amazonía, en sus aldeas, pescando con ellos, comiendo con ellos, soñando y luchando con ellos…

7. Dinámica del diferente. La mujer cananea convirtió a Jesús, le ayudó a ampliar su horizonte judaico. También el mundo helenista con el que Pablo se encuentra le ayuda a superar su reducida visión judaica… Igual en el equipo, el encuentro con el otro diferente (genero, cultura, institución, edad, visión, nacionalidad, lengua, etc.…), nos convierte, nos ayuda a crecer, a ver más lejos, a abrirnos a nuevas posibilidades del espíritu en nosotros.

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Los pobres, lugar de encuentro privilegiado con Dios. Gracias Padre porque estas cosas se las manifestaste a los pequeños y no a los sabios y entendidos.

Los pobres nos salvan. Bienaventurados los pobres… Desempoderamiento institucional… Mi proyecto X Nuestro proyecto. Mi

obra X Nuestra obra… Desempoderamiento personal o institucional para que sea posible el empoderamiento de todos, nuestro, y de nuestras instituciones en relación interinstitucional. Desempoderarse es dejar al otro ser sujeto también del proyecto de dios. Servicio a los últimos.

Dios es plural. Cuanto más unidad en la diversidad, más divino, más trinitario.

Profunda relación teológica entre los seres humanos y el medio ambiente, entre todas las criaturas. Compromiso con las aldeas es compromiso con el medio en el cual desarrollan su vida. Superar el divorcio entre sociedad y medio ambiente. Un compromiso cristiano más integrado, más socio-ambiental.

5. En el camino del compromiso ¿cuáles so las mayores dificultades que

habéis experimentado? ¿Cómo las habéis afrontado? No fuimos formados para convivir con el diferente. No tenemos la

experiencia de crecer y convivir con el diferente. Por eso lo sentimos siempre como una amenaza o como un pobre que está perdido…Aceptar que ninguna institución sola puede enfrentarse a los grandes desafíos amazónicos. Necesitamos juntarnos. También esto nos da una mirada más amplia.

Encontrar personas que vivan con alegría el carisma de la itinerancia, del servicio a partir de ir al encuentro del otro y no a partir de una estructura institucional fija.

Como estamos creciendo como equipo, ya somos dos núcleos a una distancia de dos mil kilómetros el uno del otro, estamos teniendo que crecer en organización. ¿Cómo articular los nuevos núcleos, las más de 12 instituciones y casi 20 personas sin tener que crear una institución pesada? Esto es un desafío interno.

También estamos poco a poco sistematizando el proyecto que tiene apenas 8 años. Necesitamos nombrar mejor las intuiciones que el Espíritu fue suscitando: interinstitucionalidad, movilidad, género, estructuras leves, financiamiento corresponsable entre todas las instituciones participantes, etc.

En las regiones de frontera tenemos que profundizar mejor cual es la contribución específica del equipo. Siempre en la línea de fortalecer acciones intereclesiales, interinstitucionales a ambos lados de las fronteras.

Un constante desafío es el miedo a lo nuevo. Corremos siempre el riesgo de hacer lo de siempre, lo que ya hicimos, volver y retroceder al terreno conocido.

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Hay un fuerte desafío a nivel de las coordinaciones institucionales: cómo ellas pueden corresponsablemente asumir mejor el proyecto, planificar juntas, proyectar juntas los próximos pasos a dar… En el nivel de las instituciones es más difícil esta articulación. Las dinámicas de poder pesan más…

Un enorme desafío ahora está siendo si continuamos creciendo o no. Son muchas las instituciones que quieren entrar… ¿Cómo continuar creciendo?

Muchos de estos desafíos los enfrentamos haciendo discernimientos conjuntos y buscando personas que nos asesoren…

Desafío de tener la humildad para compartir nuestra pobreza, juntar las cualidades que Dios nos ha dado a cada uno, a cada institución que participa del proyecto. 6. Desde esa vida de fe y comprometida con la justicia a favor de la gente

más pobre, ¿Qué pides hoy a la Iglesia de la que también formas parte? Que nosotros como iglesia aprendamos a aproximarnos, sin imponernos,

para conocer y respetar las diferentes maneras de revelar la Fuerza-Generadora de muchos nombres: Dios, Tupã, Omama, Tupana entre otros.

Que la iglesia admita que necesita esforzarse para aprender a dialogar con las diferentes experiencias religiosas e invierta en ecumenismo.

Que la iglesia recree su pedagogía para responder a las llamadas diferentes de los grupos diferentes.

Que la iglesia redescubra su profecía mediante los gritos de los pueblos culturalmente diferentes, indígenas, pobres, negros, y asuma una postura en defensa de las vidas amenazadas por cualquier forma de injusticia social.

Que cambie nuestro modo de manifestar al Dios Comprometido con la vida. Que la iglesia continúe insertándose entre los pobres. Saliendo de sus

sacristías y de la lógica del poder. Desempoderarse. Bajar al encuentro del pobre con humildad, con profecía...

Que avance en todo lo que el Concilio Vaticano II presentó como Iglesias Autóctonas…

Que se abra al dialogo intercultural e interreligioso, con humildad, como búsqueda del único misterio que siempre es Mayor…

7. Y desde esta misma vida, ¿Qué pides a la sociedad en la que vives?

¿Qué pides también a las personas que viven en los países ricos del mundo?

Austeridad, un estilo de vida digno pero austero, para que los recursos

limitados de este mundo puedan alcanzar para que todos puedan tener una vida digna. Como decían muchos líderes indígenas en un encuentro en Bolivia: “Nosotros no queremos vivir mejor (como dicen ustedes los blancos

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constante e insaciablemente). Nosotros queremos vivir simplemente bien, con eso nos basta.”

Compromiso solidario con el planeta, sintiéndose parte del mismo, practicando acciones preventivas y responsables.

Creo que los países del sur y del norte pueden fortalecer sus redes de solidaridad para construir juntos un mundo diferente...

2.5. Fernando López, S.J.

Miembro del Equipo Itinerante 1. ¿Qué compromisos por la justicia y la vida digna para todos y todas

habéis adquirido como comunidad cristiana, es decir, ayudado/as por vuestra fe cristiana y compartida?

Nuestro deseo más profundo es hacernos presentes en las regiones más abandonadas de la amazonía, en los ambientes más agresivos, injustos y opresores, donde la vida está más amenazada, las culturas des-respetadas y los derechos humanos ignorados, “donde nadie quiere estar, con quien nadie quiere estar y como nadie quiere estar!”. De modo más específico, procuramos conocer la vida concreta de las personas, aprender de ellas la manera de servirlas mejor, contribuir con asesorías específicas, ayudar en la formación de las comunidades y de los agentes multiplicadores de las iglesias, pastorales sociales, movimientos populares, organizaciones sociales e indígenas. Queremos facilitar el intercambio entre las diversas y ricas experiencias existentes, procurando tejer redes de solidaridad entre ellas.

Para mí un tema fundamental, personal, que también veo como riqueza en nuestra experiencia cristiana en general es el poder vivir la gracia de la inserción en medio de los pobres; el tema encarnatorio, el poder vivir con alegría el “bienaventurados los pobres”, y en medio de ellos. Esto es un don recibido y principio de construcción del Reino, de amor, justicia, de relaciones nuevas, con todo lo que esto significa de vivir los procesos de dolor que los pobres viven, en medio de su situación de miseria, pobreza e injusticia. Con ellos tener la gracia de compartir sus cruces. Este es para mí el punto de partida fundamental. Después se pueden hacer mil cosas como procesos construidos con ellos: ilegalizarse cuando ellos viven en la ilegalidad; marginalizarse cuando ellos viven en la marginalidad, para desde esos procesos compartidos codo a codo construir relaciones de justicia, relaciones fraternas, un mundo nuevo, el Reino. Una anécdota en este sentido en el proceso del barrio donde vivimos insertos allá en la frontera con Tabatinga y Leticia, en relación a la luz. Se había generado un proceso de explotación entre los mismos miembros del barrio: uno enganchó la luz de “gato”, es decir, robándola, como todos hemos hecho por estos barrios, pero con la diferencia de que éste, que tenía algo más de recursos que los demás para comprar cables, se dedicaba a vender a los vecinos la luz por la que él no pagaba y cobraba muy alto. Y llegó un momento en que esto generó un montón de peleas. Y nosotros también éramos de los

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que le pagábamos a él. Hasta que empezamos a conversar entre los vecinos y vimos que sería bueno hacer entre nosotros un “gato” comunitario. Entonces, de noche, porque esto siempre se hace de noche (¡viva la ilegalidad!), nos organizamos las familias, nos ayudamos, compramos conjuntamente el cable y todo, extendimos y enterramos un “gato”. Yo, como experiencia personal decía “qué lindo, como cura, poder vivir en la ilegalidad y estar con ellos haciendo esto”. Porque justamente, si un sistema es injusto, pues hay que marginalizarse e ilegalizarse para que se haga justicia porque el sistema es injusto. Y esto fue muy bonito. Fue una experiencia que generó mucha tensión con la familia del “primer vendedor” pero ayudó también de forma muy pequeñita en el barrio a comprender que si entre los pequeñines no compartimos nuestra pobreza y nos ayudamos, no podemos construir un mundo más justo y solidario. Esto en cuanto a la dinámica de vivir insertos. Creo que la otra gracia del Equipo es estar siempre atentos a ver dónde están las heridas más abiertas en la Misión. Cuáles son las regiones donde están los golpeados mayores, los más abandonados, las fronteras simbólicas o geográficas, las personas dejadas. El famoso tema de las ovejas perdidas, y tener la capacidad de dejar las 99 y largarnos allá con todos los esfuerzos que ello significa, meterse en las espinas con ellos para ver juntos cómo salir de aquello, que ni siempre es fácil ni tenemos soluciones mágicas, sino con ellos otra vez, construir el proceso de salida. Más sí estar muy atentos a no vivirnos dentro del corral sino justamente a estar siempre atentos a ver quiénes son los que están más lejos de los corrales. Esta es otra dinámica que me parece en términos de Misión. Otro elemento que yo diría en categoría de justicia como experiencia es que creo que toda relación de justicia y que toda construcción de relaciones justas y fraternas exige relación entre sujetos. Y uno de los desafíos mayores que metodológicamente nos hemos propuesto en el Equipo es que nuestro modo de acción quiebre los paradigmas paternalistas que lo que hacen es generar procesos de dependencia donde el otro pasa a ser objeto hasta en la acción de entregar pan, dar comida, etc. Es ver cómo desempoderarnos, renunciar a nosotros tener más recursos para nosotros tener que depender de ellos en cuanto a que el taller se realice, el que podamos tener comida, el que todos colaboramos con la gasolina y que entonces, les des la posibilidad de que ellos te digan que nos les interesa lo que haces y no se lo tengan que tragar por narices porque tú pones la comida, el barco y colocas todo. De otro modo no generamos un modelo de un mundo justo y fraterno sino de un mundo dependiente donde siempre habrá un papá Noel o un tío Sam que siempre soluciona los problemas manteniéndose la relación sujeto-objeto y siendo la forma más fuerte de mantener esclavo a un pueblo.

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2. ¿Esos compromisos son para ti lugares de encuentro con Dios?, ¿De qué manera?

Por supuesto. Yo diría que ese es el Dios en quien yo creo con el que hay que bajarse, hay que enterrarse, hay que participar de las cruces con los crucificados y sólo ahí se encuentra el Dios de Jesús. Hay que salir, hay que meterse en las heridas de la historia. A mí, no se si será deformación genética, limitación o qué pero me sacan de ahí, me dejan fuera de esos espacios y Dios se me pierde. De todas mis grandes crisis que han tocado niveles espirituales, religiosos, psicológicos, humanos, de autoestima, etc. curioso que siempre, fue desde los pequeñines que Dios me ayudó a reencontrar el camino, reencontrarle a El. Los pequeñines son siempre mi tabla de salvación. Intentamos vivir una “espiritualidad de fronteras” que parte del “estar con”. Estar con los otros, predilectos del Padre, donde está realmente presente el Otro: “Estar con quien nadie quiere estar, estar donde nadie quiere estar y estar como nadie quiere estar” (P. Pepe H. sj).

3. ¿Qué signos del Espíritu han aparecido en esa vida comprometida y consideras especialmente importantes?: actitudes, dinámicas comunitarias, modos de vida, implicación de personas, etc.

Desde mi experiencia personal y no digo que haya otras formas, creo que toda dinámica profunda del Espíritu pasa por enterrarse y eso siempre nos da miedo: el enterrarnos en una favela, el enterrarnos entre comunidades indígenas, el enterrarnos en las heridas de la humanidad, en las heridas de la creación. Pero lo que yo sí puedo constatar y no sólo a lo largo de la experiencia nuestra como Equipo Itinerante, es el que el proceso de enterramiento es proceso de germinación a una vida nueva. Cuando nos da miedo y nos quedamos en la superficie, se secó todo. Yo creo que en el fondo nos da un pánico terrible porque es dejar a Dios ser Dios en nuestras vidas: el poder enterrarnos con los pequeñines y dejar que Dios germine con nosotros en medio de esa realidad. Esto es un desafío y una dinámica que para mí es fundamental. Los procesos de vida son procesos de continuo enterramiento. Es la parábola de la semilla, el grano que tiene que morir y eso nos da miedo. Continuamente nos resistimos siempre con el miedo de que “me voy a enterrar para qué, para que Dios me deje allá y me pudra y al final no salga nada” y esto nos paraliza. En cambio, yo creo que Dios nos lo ha ido verificando incluso en la experiencia del Equipo: un montón de gente incluso de jesuitas con mucha experiencia y con otros paradigmas necesarios, cuestionarnos diciendo “qué disparate” este asunto de andar por ahí como un grupo suelto, de “turismo amazónico”. Y es curioso cómo este enterrarse e intentar discernir cuál es el sentido y esa experiencia de Dios de “sal, ponte en actitud de peregrino, de búsqueda, ponte en actitud itinerante de Jesús” (ese Jesús que curiosamente no tenía una sinagoga, una plataforma fija donde trabaja sino que se dedica a ir por los lagos, por las montañas, por las aldeas; utiliza las sinagogas de los otros, utiliza el templo y se dedica a fecundar y a generar la propuesta, el

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proyecto de Dios allá donde la vida humana se cocina, entre pescadores, entre agricultores, entre pastores, entre amigos, en el cotidiano de la vida). Y desde aquí que creo que tenemos que recuperar la experiencia tradicional del Jesús itinerante, móvil, que manda de dos en dos, de aldea en aldea para preparar el camino. ¡Desinstalarnos!, la experiencia profunda del desinstalarnos. Dejar a Dios ser Dios tirando todos los mecanismos que lo que lo que hacen es asegurar procesos que muchas veces no son de Dios. Otro de los signos del Espíritu fuertísimo, creo, dentro de la experiencia del Equipo y que yo antes no había vivido nunca es el tema de que la diversidad es don de Dios. Nuestro Dios cristiano lo formulamos como unidad en la diversidad de personas, uno y trino. Desde ahí la experiencia del Equipo de interinstitucionalidad, de desempoderamiento institucional renunciando a mi-nuestro proyecto como jesuita para hacer Nuestro proyecto con los otros, contigo franciscano, contigo laica, contigo marista, contigo diocesano, incluso en la perspectiva interreligiosa, esta dinámica de ver qué nos pide Dios en esta realidad donde yo solito no puedo, tú solita no puedes, no tienes ni recursos económicos ni humanos, que sólo podremos dar una respuesta en la medida que seamos capaces de interinstitucionalmente sumar y construir el proceso. Este creo que es un proceso muy rico, muy divino (“cuanto más diverso más divino”) y mucho más acorde con la realidad plural en la que vivimos. Es decir, nos complementamos. No ver la complementariedad de carismas como amenaza sino como riqueza de Dios. Dios es más grande que mi ventana institucional jesuítica, o franciscana o laical. Por eso creo que el Equipo está aprendiendo a construir este paradigma. Por un lado con el tema de la movilidad, un servicio para el empoderamiento de los otros y no de mi institución. Por otro, desde la pluralidad y en tercer lugar, desde la levedad institucional. En el fondo, como jesuitas, creo que es una llamada fuerte a recuperar la intuición ignaciana del Ignacio peregrino y del Ignacio que formulaba caballería ligera al servicio de la iglesia, de los hombres y mujeres de su tiempo con sus necesidades. Salir y complementar nuestra acción desde estructuras leves con movilidad que lo que hacen es prestar el servicio de ser hilo en la red, de ser abejas que se dedican a polinizar, captar néctares de las experiencias positivas para que los árboles fructíferos –las instituciones- puedan generar más frutos de justicia entre las personas con las que estamos. En el fondo todo esto responde a una pregunta que nos hacíamos al comenzar en esta andadura desde la demanda de formación de algunos obispos, ¿por qué no colocarnos al servicio de las comunidades, organizaciones e instituciones, con una estructura bien leve y móvil? Y la intuición fundamental se concretó: “¡Apoyar las iniciativas de los otros!”. Movilidad, interinstitucionalidad y levedad, son tres elementos que creo que complementan mucho el tipo de acción y parecería que en los tiempos que vivimos en los que hay sobredimensionamiento de las instituciones que actúan hasta en términos de competencia, es más necesario que nunca buscar estrategias que con mayor levedad hagan fecundar, provoquen sinergias, etc.

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Otro elemento para mí muy nuevo y muy enriquecedor dentro del Equipo es que el proyecto se autocomprende como un espacio interinstitucional de servicios. No tenemos estructura institucional formalmente constituida ni queremos tenerla. Cada institución que sintoniza con la propuesta, libera personas y recursos. De este modo nadie queda patrón de nadie ni queda pesado para nadie. Cada uno tenemos que buscar los recursos: el que puede entra con diez, el que pueda entra con cinco, el que puede entra con dos y esto da una libertad y una creatividad muy grande en las relaciones. Retejemos nuevos modelos de acción social.

4. ¿Qué aspectos de tu fe han quedado más claros, subrayados, fortalecidos?: en el modo de ver la vida de Jesús, o de interpretar el rostro de Dios, o de acoger a las personas, o de ver la presencia de Dios en los no cristianos…

Me quedo con algo que formulaba Helder Cámara cuando le preguntaban que por qué él estaba siempre debajo de los puentes. Estoy siempre debajo de los puentes, respondía, para verificar si esto de bienaventurados los pobres es cierto, pero desde ellos y con ellos. Para mí, como antes decía, la inserción entre los pobres lo mismo que hizo Jesús, es fundamental. Es en ellos donde descubro el rostro de Dios. Son ellos lo que me fortalecen y me salvan y esto, por supuesto, al margen de que sean cristianos, evangélicos, agnósticos o lo que sea. Como Jesús sintió, vivió y actuó, las personas están por encima de cualquier ideología y religión. Otro elemento que para mí es clave y que Jesús y ya antes de El muchos profetas lo hicieron, es el estar en camino. La desinstalación y el dejarnos complicar la vida (oveja perdida, buen samaritano, ir de dos en dos…) son aspectos que personal y colectivamente se nos subrayan en todo momento. El fundamento de la experiencia está en la propia persona de Jesús, en su modo itinerante (de aldea en aldea) de vivir y anunciar la Buena Noticia del Reino y su Justicia. Añadiría también la libertad evangélica vinculada a la levedad e itinerancia personal y como Equipo; vinculada al trabajar con otros al servicio de otros; vinculada a la desinstalación y “desapoderamiento”; vinculada a nuestra pequeñez, a la humildad y a la fragilidad; vinculada a dejar a Dios ser Dios y acoger su novedad y su voluntad sin miedos y sin ataduras. Por último, no puedo dejar de hablar de la mística o la espiritualidad de la itinerancia que vamos integrando y da soporte a nuestra vida y misión itinerante: “Itinerar, interna y geográficamente, dejándonos conducir por la brisa del Espíritu de Dios, discerniendo su Voluntad, en el cotidiano de la vida de los pobres, diferentes y excluidos”.

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5. En el camino del compromiso, ¿Cuáles son las mayores dificultades que habéis experimentado?, ¿cómo las habéis afrontado?

Un elemento que vivimos con mucha fuerza y como gracia de Dios es el siguiente: si entre nosotros no somos capaces de vivir la pluralidad que Dios ha derramado como gracia en nuestra diversidad de carismas, de visiones, de complementariedad, entonces el discurso que llevamos para afuera de que el mundo plural tiene que vivir en armonía y en equidad, es un discurso vacío. O sea, o entre nosotros somos capaces de vivir con alegría el desafío de trabajar juntos desde nuestra diversidad y complementariedad, o más vale que nos callemos porque no es viable un mundo diverso y plural y sería que Dios se equivocó entonces. Así pues, este desafío interno, en la experiencia del Equipo tanto en la dinámica de comunidad interinstitucional como de misión interinstitucional es un pequeño laboratorio, un pequeño signo en términos evangélicos de que es verdad, si lo conseguimos vivir, lo que Dios dice: que el Reino es posible con todas nuestras diversidades. En el fondo, el tema del cuerpo (1Cor 12): diversidad de dones y carismas armonizados en un mismo cuerpo y gracias a Dios unos son manos, otros son pies, más tenemos la capacidad de articularnos en un cuerpo apostólico con esa diversidad de miembros que son instrumento de construcción del Reino. Una cosa está clara: en soledad no da. Y de esto todos tomamos conciencia. Y también tenemos que tomar conciencia de que el modelo de sociedad que se ha ido generando tiene un aspecto antievangélico enorme que son las dinámicas de poder. Las dinámicas institucionales construidas significan eliminar a la otra institución que se convierte en competidora, incluso hasta para la acción social, para la justicia social y demás. Y acabamos pugnando por recursos, pugnando por personas. Cuántas comunidades indígenas nos encontramos donde la ONG A tira de sus indios para un lado, la ONG B tira para otro, la Iglesia A tira para otro, la Iglesia C tira para otro y los indios en medio diciendo “antes de llegar ustedes conseguíamos vivir mejor, más unidos, más ahora llegan ustedes y cada uno empuja para un lado… ¡nos desestructuraron!”. Creo pues, que tenemos que aprender a romper las dinámicas de poder de la cual nuestra sociedad occidental se ha construido una dinámica muy agresiva y se nos ha pegado incluso a las instituciones que queremos ser más antagónicas al mismo sistema y acabamos reforzándolo, reproduciéndolo.

6. Desde ese vida de fe y comprometida con la justicia a favor de la gente

más pobres, ¿qué pides hoy a la Iglesia de la que también formas parte?, ¿qué crees que debería cambiar o fortalecer?, ¿cómo te gustaría que fuera su compromiso con la justicia y la vida?

Yo creo que en la medida que la Iglesia baje, se desempodere, se entierre, entre en las heridas de la historia, encontrará el sentido de Dios, encontrará la luz de Dios y el camino de Dios por donde avanzar. En la medida que se acerque a los pobres encontrará a Dios. Y en la medida que se distancie de esta realidad, se meta en las lógicas de poder, en las lógicas de riqueza;

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cuanta más distancia tome de las heridas de la historia, de los pobres, pues más se sentirá perdida pues no encontrará a Dios en medio de esta realidad. Le pediría pues humildad, mente abierta y brazos acogedores, escuchar y dialogar más, desinstalarse, ser más valiente, testimonial y profética. 7. Y desde esa misma vida, ¿Qué pides a la sociedad en la que vives?,

¿Qué pides también a las personas que viven en los países ricos del mundo?

Una simple cosa: yo creo que tenemos conciencia fuertísima y cada vez el planeta está gritando más en esta dirección de que en la medida que el Norte no se proponga por opción un estilo de vida austero, digno pero austero, el Sur vivirá como carencia vital, injusta, radical, las carencias fundamentales para tener una vida digna. Entonces una llamada a la toma de conciencia que aún cuando yo tenga posibilidad de vivir con tres, si sólo necesito uno, los otros dos no me pertenecen. Me toca ser administrador o canal de distribución para los que no tienen ni el uno para vivir con vida digna. Así sí, el planeta dará para todos y creo que esto es muy difícil vivirlo en una sociedad como ésta donde el modelo que se nos presenta desde pequeñitos es el de fragmentación social donde si yo con mis hermanos en los años 70 teníamos que pelearnos para decidir si con la única pelota que teníamos jugábamos al voleibol o al fútbol, ahora cada uno con su juguete, o su computador, o su juego virtual, en su cuarto, no necesitan los niños ni pelearse para llegar a un acuerdo. Qué monstruitos se están construyendo para un pacto social en el futuro… Cuando ellos crezcan querrán el mundo a su medida y el de al lado le importará un bledo. Entonces, tenemos que deconstruir esto. Creo que tenemos que ser conscientes en el Norte en esa dinámica diabólica que al final nos mete en el proceso de consumo y en el de “asegura tu vida”, la de los otros que ellos se las arreglen. Tenemos que reconstruir nuevos paradigmas en este sentido. Dos experiencias indígenas que a mí me ayudan a la reflexión: Uno decía, « a mí me llama la atención por qué ustedes los blancos siempre están diciendo “yo quiero vivir mejor” y ese mejor nunca se acaba. Nosotros los indios sólo queremos vivir bien. Y si hoy salí a cazar y cacé lo suficiente para vivir hoy, yo no mato cinco si necesito dos». En cambio aquí, dos coches, cuatro coches, un coche para cada fin de semana, tres televisores uno para cada habitación. Y ahí vamos acumulando, lo único que nuestro mundo no da para eso. Ese exceso de recursos que uno acumula en el Norte, 100 lo sienten como carencia vital en el Sur. Y la otra historia que me contaba un indígena líder Pataxó, en un encuentro con ONGs. Nos confrontaban una cosa muy interesante y eso tal vez en los países latinoamericanos se siente muy fuerte aunque no tendría capacidad de decir si eso ocurre en el Norte. Decía «ustedes dicen que nosotros no somos ni civilizados ni cristianos. Cuando yo he ido a reuniones en las ciudades de ustedes como Sao Paulo o Río donde me han llevado para encuentros internacionales, andando por las calles yo veía niños viviendo debajo de los puentes, yo veía viejitos comiendo de las basuras. Si eso es ser cristianos y civilizados, nosotros no queremos serlo. En nuestras aldeas eso no pasa».

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Tenemos que deconstruir esa lógica de que los problemas del Sur son sus problemas. Lo que vivimos ahora, los problemas de África, las pateras y demás, es el problema de ellos. O los problemas de los migrantes latinos, es el problema de ellos. La guerra en Oriente es el problema de ellos. No, no, el mundo no da para más, ¡es nuestro problema! Y no podemos dejar que esto siga porque no va a sobrar para nadie, es nuestro problema. Y tenemos que no dejarnos aletargar. El que yo en mi cuarto, en mi casa, en mi ciudad, como lo tengo todo, lo que ocurre un poco más allá hasta ni siquiera lo miro porque me incomoda. Hombre, si están viniendo y vienen cada vez más, es porque es nuestro problema. Nos los están diciendo de una forma y de otra: ¡es nuestro problema!

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