ENVIDIA DE AMOR- MERCEDARIAS

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Transcurría un día de Octubre de 1968, cuando el matrimonio Williams apareció muerto en los alrededores del cementerio. Era una noche tranquila donde nadie se imaginaba una tragedia como aquella. No podían creerse que alguien tan dulce como Britany Williams apareciera ahorcada ni tampoco, que a sus pies estuviera sobre el suelo su esposo Patrick Williams con un disparo en la cabeza. Todo empezó dos meses atrás, el matrimonio Williams se mudaba al barrio de Ryland. Parecía un lugar tranquilo para vivir, con vecinos agradables y casas acogedoras. Al cabo de unos días estaba todo colocado. Llamaron al timbre, Britany abrió la puerta, fuera había una mujer de estatura media, morena y con grandes ojos verdes. Era muy guapa: -。Hola!- saludó amable la mujer. -。Buenos días!- respondió Britany, sonriente. -Quería presentarme. Soy vuestra vecina Kate Webber y os traigo una tarta de bienvenida. -Encantada de conocerte Kate, muchas gracias. Por cierto, yo me llamo Britany y mi esposo se llama Patrick. - Me gustaría invitaros a Patrick y a ti a cenar en mi casa esta noche para conocernos mejor. -Me parece bien ソSobre qué hora quieres que estemos allí? -Sobre la siete, ソOs parece bien? Mi casa es la de enfrente. -De acuerdo allí estaremos. Britany cerró la puerta y buscó a Patrick por la casa para decirle que aquella noche asistirían a una cena con la vecina. -。Patrick! -Dime, cielo. -Ha venido la vecina de enfrente a darnos la bienvenida y nos ha invitado a cenar. -ソQué bienvenida tan agradable tenemos! Voy a buscar una botella de vino a la bodega. Tampoco estaría mal llevarle una tarta de las que haces tú. . El pastel ya casi estaba listo y se acercaba la hora de la cena. Patrick y Britany estaban listos y se dirigían hacia la casa con una tarta de moras y la botella de vino. Llamaron a la puerta y al instante salió a recibirles Kate, muy bien vestida para la ocasión. -。Muy buenas noches! Pasad, la cena está sobre la mesa. -。Gracias! Nosotros traemos una botella de vino para acompañar y un pastel. -Kate, te presento a mi marido Patrick Williams – Kate y Patrick se tendieron la mano-. -Encantada de conocerte, Patrick. Qué marido más apuesto, Britany –se rieron todos-. -Encantado de conocerte, Kate. Se dirigieron al salón y el matrimonio observaba con la boca abierta la estancia, que estaba elegantemente decorada.

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Transcurría un día de Octubre de 1968, cuando el matrimonio Williams apareció muertoen los alrededores del cementerio. Era una noche tranquila donde nadie se imaginabauna tragedia como aquella. No podían creerse que alguien tan dulce como BritanyWilliams apareciera ahorcada ni tampoco, que a sus pies estuviera sobre el suelo suesposo Patrick Williams con un disparo en la cabeza.

Todo empezó dos meses atrás, el matrimonio Williams se mudaba al barrio de Ryland.Parecía un lugar tranquilo para vivir, con vecinos agradables y casas acogedoras. Alcabo de unos días estaba todo colocado. Llamaron al timbre, Britany abrió la puerta,fuera había una mujer de estatura media, morena y con grandes ojos verdes. Era muyguapa:

-¡Hola!- saludó amable la mujer.-¡Buenos días!- respondió Britany, sonriente.-Quería presentarme. Soy vuestra vecina Kate Webber y os traigo una tarta debienvenida.-Encantada de conocerte Kate, muchas gracias. Por cierto, yo me llamo Britany y miesposo se llama Patrick.- Me gustaría invitaros a Patrick y a ti a cenar en mi casa esta noche para conocernosmejor.-Me parece bien ¿Sobre qué hora quieres que estemos allí?-Sobre la siete, ¿Os parece bien? Mi casa es la de enfrente.-De acuerdo allí estaremos.Britany cerró la puerta y buscó a Patrick por la casa para decirle que aquella nocheasistirían a una cena con la vecina.-¡Patrick!-Dime, cielo.-Ha venido la vecina de enfrente a darnos la bienvenida y nos ha invitado a cenar.-¿Qué bienvenida tan agradable tenemos! Voy a buscar una botella de vino a la bodega.Tampoco estaría mal llevarle una tarta de las que haces tú.. El pastel ya casi estaba listo y se acercaba la hora de la cena. Patrick y Britany estabanlistos y se dirigían hacia la casa con una tarta de moras y la botella de vino. Llamaron ala puerta y al instante salió a recibirles Kate, muy bien vestida para la ocasión.

-¡Muy buenas noches! Pasad, la cena está sobre la mesa.-¡Gracias! Nosotros traemos una botella de vino para acompañar y un pastel.-Kate, te presento a mi marido Patrick Williams – Kate y Patrick se tendieron la mano-.-Encantada de conocerte, Patrick. Qué marido más apuesto, Britany –se rieron todos-.-Encantado de conocerte, Kate.

Se dirigieron al salón y el matrimonio observaba con la boca abierta la estancia, queestaba elegantemente decorada.

-Qué casa mas bonita-dijo Britany-.-Muchas gracias, es que tengo demasiado tiempo libre. Pasemos al comedor a cenar.-Os he preparado un plato que me enseñó a preparar mi hermano. Es filete Stroganoff.

Se sentaron a la mesa y comenzaron a cenar lo que había preparado Kate.

-De verdad, esto está delicioso, Kate -opinó Patrick-.-Gracias, me alegra que te guste. Por cierto. ¿Cómo que os habéis trasladado a estebarrio? –preguntó Kate-.-Bueno, queríamos escapar del ruido intenso de la ciudad.- contestó Britany.--Pues sin duda este es el mejor lugar para que os relajéis ya que no se oye el mínimoruido.-Es realmente acogedor –repuso Patrick-.

La cena fue agradable para las tres personas que rodeaban la mesa, y los Williams semarcharon de la casa con un buen sabor de boca. Abandonaban la estancia sonrientes ymuy relajados. Kate dejó de sonreír cuando los Williams dejaron la casa y le dieron laespalda. Podía sentir como la envidia corría libre por sus venas. Ella ansiaba un maridoperfecto: moreno, alto, guapo y con una buena reputación.

No pasó mucho tiempo, desde aquella cena en casa de Kate, para que Britanyempezará a sospechar algo. Todo empezó cuando vio caminar juntos a Patrick y a Katehacia el café del pueblo. Britany controló su ira, se calmó y lo dejó correr. Pasaban losdías y veía constantemente a Kate con su esposo.

Britany estaba preparando un café cuando oyó que llamaban a la puerta. Era Kate, yeludiendo la ira que sentía por su vecina, la invitó a pasar y tomar juntas un café. Katetomó asiento.

-Bueno Kate, estoy preparando café, ¿quieres un poco? –ofreció Britany-.-Si, gracias te lo agradecería mucho, hace bastante frío ahí fuera.

Britany se dio la vuelta, dispuesta a terminar de hacer el café. Kate se levantó deinmediato y tomó una llave inglesa que estaba en la encimera. Britany no se dio cuentade que Kate estaba a sus espaldas. Cayó en seco después del golpe en la nuca que lepropinó Kate con la llave. Poco a poco oscurecía y no había nadie en la calle cuandoKate iba a salir con Britany a las afueras del pueblo. Iba preparada, recordando el planque trazó la pasada noche y el buen premio que se llevaría si salía todo bien: Patrick.Ató la soga al árbol mas solitario que vio en medio de la colina y usando todas susfuerzas pasó el frágil cuello de Britany Williams por la gruesa cuerda. Kate se derrumbóen el suelo, exhausta y sonriente. Todo parecía que le salía bien.

Patrick llegó a la casa y. aunque buscó a Britany, no la encontró. Le pareció raro quesobre la encimera de la cocina hubiese café sin terminar, ya que su esposa no dejabanada sin terminarlo antes. Se sentó al lado de la chimenea a calentarse las manos.Esperó la vuelta de Britany, pero nadie regresó a casa. De repente no aguantó más ysalió al exterior con la gabardina. Llevaba tanta zozobra como temor al miedo de lodesconocido. No soportó durante mucho tiempo esta incertidumbre y empezó a pensarque algo le había pasado a su amada. Era insoportable, como una gran losa, el

desconocer la verdadera causa de su desaparición. Si al menos hubiera dejado una nota,pensaba Patrick.

Buscó incansablemente por el pueblo, por todos los bares, hoteles y tiendas, pero nadiehabía visto a Britany. Preguntó a los vecinos, pero nadie sabía nada. Fue directo a lasafueras. Peinó el cementerio, pero nada. Después fue dando un rodeo al pueblo, mirandocada colina, y cada metro de tierra que veía. Hasta que Patrick divisó una figura colgadade un árbol. Se acercó corriendo a toda velocidad. En el viejo árbol, pendía de unacuerda Britany, blanca como la cal y muerta. La cara de Patrick carecía de expresión, laexpresión de ver sin vida a alguien a quien amas..Kate oyó un sollozo, mientras que ella permanecía escondida detrás del gran árbol. Seinclinó para ver quien lloraba. Era Patrick, el amado esposo de Britany, el hombre delque también ella estaba enamorada. Lloraba desconsolado. Era la cara de un hombreque se moría de pena pero no se atrevió, desde su escondrijo, a salir y consolarlo. Conlos lloros y la escena de un hombre derrumbado y abatido a Kate se le aceleró elcorazón. No podían descubrirla. No se dejaría atrapar por nadie. Ninguna persona laculparía. Pero en su interior sabía que todo saldría en algún momento a la luz.Viendo la escena dudó de que Patrick pudiera aceptar la muerte de Britany yenamorarse luego de ella, la asesina de su esposa. Entonces sacó el revólver guardado yque había cogido antes de salir de casa. Saltó fuera de la protección del árbol y sin darletiempo a Patrick para reaccionar, la primera bala del revolver perforó la cabeza delhombre. Patrick se desplomó de inmediato.

Pasaron unos minutos llenos de esa pasión que no te permite razonar y justificar lasacciones que te llevan a realizar cosas, que carecen de toda lógica humana. Kate sedespertó de esa locura de sueño y se dio cuenta de lo que pasaba. Había matado alhombre que quería, para protegerse así misma. Todo era culpa de la envidia que sentíapor el matrimonio perfecto de los Williams. Eran felices, guapos y con una larga vidapor delante. Lo envidiaba todo de ellos. El plan tenía que haber beneficiado a Kate, yaque ella se lo habría llevado todo y en ese momento, no tenia nada. Nada que ganar ynada que perder. Su avaricia rompió el saco y lo que más deseaba en ese momento era eldulce y tierno abrazo de la muerte, tan fácil.

Todavía portaba el revólver en la mano y se fue alejando hacia la orilla del río quehabía cerca. La corriente era rápida, pero podía sumergirse hasta la altura de la rodilla yasí lo hizo. Puso el cañón de la pistola entre sus cejas y apretó el gatillo. Incrustó en sucabeza una de las balas del arma. La corriente la arrastró. Nunca nadie se acordaría másde ella. Ya no sufriría por un amor que envidiaba.

Escrito por:Silvia Gómez, Jenny Hurtig, Irene Moreno,Andrea Sandor, Isabel Santa y Sara Toledo

COLEGIO NTRA. SRA. DE LAS MERCEDES