Entrevista rr en carton piedra15-04-12

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Un espacio suscitador para pensar en voz alta cartóNPiedra Nº 026 domingo 15 de abril del 2012 ¿Qué dirían Marx, Engels y Lenin del biosocialismo? Ludwig van Beethoven y su mirada épica del mundo y de la libertad. El teatro nacional y sus vicisitudes. Las mejores fotografías de EFE retratan al planeta.

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ca r tó N Pi e d ra→ N: 000domingo 15 de abril del 201 2

Un espacio suscitador para pensar en voz altaUn espacio suscitador para pensar en voz alta

ca r tó N Pi e d ra→ Nº 026domingo 15 de abril del 201 2

¿Qué dirían Marx,Engels y Lenin del

b i o s o c i a l i s m o?

→Ludwig van Beethoven y su mirada épica del mundo y de la libertad. El teatronacional y sus vicisitudes. Las mejores fotografías de EFE retratan al planeta .

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El socialismo ya noes lo que era... Y sunuevo rostro, ¿seperfila más latino?→El biosocialismo, el biopoder, el buen vivir y másparadigmas se debaten en varios escenarios políticos. Unaconversación con René Ramírez abre otros cauces a esediálogo y coloca hitos en diversas reflexionesPo r Orlando Pérez

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N o es muy cierto que elmarxismo se congeló.Quizá muchos marxis-tas no saltaron de suspostulados iniciales, losmiraron y congelaron

casi como hacen las iglesias con laBiblia. Lo cierto es que ahora “l osm a rx i sta s ” proliferan. Y proponen,desde diversas miradas, unas tesisy unos postulados que dejaríanboquiabierto al propio Marx, le-vantarían de su tumba, lleno deemoción, a Lenin y devolverían almismísimo Ché Guevara más ganasde guerrear por el mundo, conrenovadas utopías.

Y todo ello ocurre, además, enterritorios insospechados hastahace una década. En los países exsocialistas de Europa del Este hayahora potentes tesis de neomar-xistas que se destacan tras el fra-caso del neoliberalismo en la Eu-ropa Central. Uno de los más po-nentes y paradigmáticos, el es-l ove n o Slavoj Zizek, quien “l eva n tóp o lva re d a ” con un libro como “Le-nin reactivado. Hacia una políticade la verdad” hace unos dos años. Yno hay que olvidar a Noam Choms-ky, James Petras, Sami Nair, SamirAmin y Eduard Said.

Al comenzar este siglo, en Amé-rica Latina la efervescencia de una

supuesta sociedad civil (en esaconcepción liberal que quedó pos-trada) que agitaba algunas ideas,pero en realidad eran los movi-mientos sociales los que ponían lamarca, aunque en la prensa esosignificara solamente bullicio y undesface con “el fin de la historia”.

Dirigentes e intelectuales or-gánicos trabajaban casi en silencioy excluidos de los grandes esce-narios políticos. Hay una lista lar-ga de nombres y obras.

Significativamente, a la par, losmovimientos políticos se “e n ca u -sa ba n ” en la toma del poder enalgunos países sudamericanos.Uno de ellos, (Bolivia) tuvo a unpresidente indígena y a un vi-cepresidente ex guerrillero. Enotro, Brasil, un dirigente sindicalllegaba a la presidencia y toda laoleada de intelectuales de izquier-da de esa nación se incorporó algobierno. Igual pasó en Uruguay y,en parte, en Chile, así como enA rge n t i n a .

El caso boliviano es el más sig-nificativo por su complejidad so-cial, étnica y política. Y en esanación y desde el ejercicio delpoder, Álvaro García Linera haconstruido unos conceptos y unaspropuestas político-teóricas paraentender mejor lo que estamos

viviendo en el continente. Un do-cumento profundo e inquietante esLas tensiones creativas de la Re-volución. Allí hay unas luces sobre loque ahora significa ser y estar en elEstado, cómo la sociedad se movilizacon el “poder” y con él construyepolíticas públicas, además de con-siderar cómo las nuevas condicionesobligan a una relectura del mismomarxismo y no desde la crítica ynegación irracional del mismo. Y casipor la misma vía se encuentra EmirSader, un intelectual brasileño quedesata nuevas interpretaciones de lateoría marxista y la profundiza. Unode sus textos más brillantes es He-gemonía y Contrahegemonía paraotro mundo posible.

Y si hay un síntoma en los dos (sindesconocer a otros muchos) es quemiran retrospectivamente a la iz-quierda latinoamericana reconocien-do todos sus aportes sólidos, como ensu momento lo sostuvo Mariátegui,por solo mencionar uno, pero tam-bién evaluándola críticamente a par-tir de 1959, cuando triunfa la re-volución cubana. (vale la pena leer alrespecto El Nuevo Topo, de EmirSader) Por eso, ahora, esa memoria yese cúmulo de experiencia política,les permiten a ellos diseñar unasvisiones estratégicas del sendero arecorrer, pero también, por supuesto,del reciente proceso experimentadocon la izquierda en el poder ya no enuno (como pasaba con Cuba) sino envarios gobiernos.

Y en todo ese panorama se inscribela presencia de la Revolución Ciu-dadana en Ecuador. Un proceso vistodesde afuera, al principio, con receloy hasta indiferencia, pero ahora mu-chos más atendido y observado conpor numerosos políticos, intelectua-les y académicos.

Un libro que se aproxima testi-monialmente a lo que es la Revo-lución Ciudadana, liderada por RafaelCorrea, (para muchos) un “d esco -nocido” revolucionario, es “Ecuador:una nueva izquierda en busca de lavida en plenitud”, de Marta Har-necker. Pero han sido los mismosactores de la Revolución Ciudadanalos que, con más o menos intensidad,han reflexionado sobre lo que pro-pusieron, vivieron y proyectan, aun-que todavía es insuficiente y precariofrente a lo que pasa, cuando ocurrenestos procesos, en otros países.

La entrevista que sigue, con RenéRamírez, es una aproximación frescaa lo que está pasando en Ecuador.

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R ené Ramírez ocupa unalto cargo en el Gobiernode Rafael Correa, perodesde hace algunos añostransita por una teori-zación y una explicación

práctica de la realidad que afrontaeste nuevo siglo.

Lo hace siempre con una cla-ridad y una luminosidad punti-llosa . Se “co d ea ”, en sus trabajos yescritos (que no deja de publicar, apesar de la carga burocrática de sufunción pública) con aquellos pen-sadores que en América Latinaandan reflexionando sobre el de-venir del continente. Uno de ellos,por ejemplo, es el vicepresidentede Bolivia, Álvaro García Linera.Otro es el brasileño Emir Sader.

Pero con los dos puede tener pun-tos de contacto y algo que lo dis-tancia profundamente: Ramírez vamás allá del análisis y el diag-nóstico, la reverencia a los clásicosy a ciertas escuelas. De lo que senarra en esta entrevista, de susúltimos libros y de charlas y con-versas, sostenidas con puntos sus-pensivos o paréntesis entre en-cuentro y encuentro, hay una ideaprofundamente izquierdista quenavega por su cabeza: la trans-formación del Ecuador no va allegar apegada a ningún manual y

mucho menos de la “có m o d a ” co n -dición de ministro de Estado. Yalgo más: la distancia plena quepone con la izquierda clásica y laque se quedó anclada en la pro-testa, a partir de unas propuestasteóricas para ecualizar el proyectopolítico en marcha, que en calienteafronta las dos tensiones de todogobierno revolucionario: cambiarla realidad pensando en el futuromás promisorio y administrar elpresente con todo el peso de lasresistencias de la misma sociedad,como ya en su momento lo ad-virtieron los clásicos del marxismoy quienes han ejercido el poder.

¿Por qué debe entenderse elsocialismo del buen vivir como

un biosocialismo? ¿Qué locaracteriza, identifica yparticulariza del socialismoconcebido por los clásicosCarlos Marx, Federico Engels yLenin?

El socialismo del Buen Vivir es unpacto de convivencia que nace delpueblo ecuatoriano y que ha sidosuscrito en la nueva Carta Cons-titucional firmada en 2008. Enesta Constitución se plasma lo queyo he denominado socialismo delbuen vivir o biosocialismo repu-

blicano. Simplificando, el núcleode la apuesta del socialismo clásicofue el tema redistributivo, la igual-dad. Sin lugar a dudas la igualdadtiene que seguir siendo uno de lospilares del socialismo del buenvivir. Pero, a mi modo de ver, laagenda de izquierda que esbozó elpueblo ecuatoriano en Montecristino solo apunta hacia la búsquedade igualdad. Existen otros temasadicionales que le dan una par-ticularidad a nivel de las utopíasconstitucionales vigentes. Una deellas es el paso del antropocen-trismo al biocentrismo. Lo im-portante no es únicamente el serhumano sino la vida en su con-junto, incluso como parte cons-titutiva de la garantía de la propia

vida de los seres humanos. De-bemos recordar que Ecuador es elúnico país del mundo que en suConstitución garantiza los dere-chos de la naturaleza. A su vez, estaConstitución es republicana en elsentido de que busca una igualdaden el marco de la diferencia y en elmarco de la construcción de unademocracia no únicamente repre-sentativa sino participativa y de-liberativa, en la que cada ciuda-dano no sólo tiene derechos sinoobligaciones y responsabilidadespara con la comunidad política.

A ese biosocialismo le otorgasuna ética particular o muypropia. ¿Cómo se entiende esaética, desde qué “m o ra l i d a d ”?La ética del socialismo del buenvivir es una bioética, una ética derecuperación de lo público y locomún, una ética basada en lasatisfacción de necesidades y quese sustenta en la igualdad de todoslos seres humanos en el marco delrespeto a la diversidad. Al recu-perar el sentido del bien común yla dimensión colectiva de la po-lítica y la sociedad, frente a laperspectiva exclusivamente priva-da e individualista que pregona elutilitarismo liberal (neoliberalis-mo), se recupera el sentido ético ymoral del vivir-en-común.

En esa lógica, ¿cómo superar unmodelo y concepción dedesarrollo que se sustenta en elextractivismo y a la vez elconsumo cala en la estructura ylógicas culturales de la gente?Para contestar esta pregunta esnecesario analizar 3 aspectos. Ellado ético, el análisis del extrac-

tivismo en el marco del patrón deespecialización productiva generaly la arista política.Existe un debate ético que de-bemos enfrentar. Ecuador necesita40.000 millones de dólares parasatisfacer necesidades básicas. Enel corto plazo, ¿qué patrón deespecialización permite esbozarun patrón de acumulación que cu-bra estas necesidades? Otras ex-periencias mundiales dicen que uncambio en el patrón de especia-lización no tarda menos de 25años. ¿Cuál es el equilibrio éticoen términos de acumulación quedeben esperar los ecuatorianosque no tienen satisfechas sus ne-cesidades básicas? ¿Cuántas ge-neraciones más se deben perderpara conseguir tal objetivo? En elcaso de explotar los recursos na-turales, ¿cuál es el equilibrio quegarantiza la satisfacción de las ne-

“Parafraseando aPolanyi: en estemomento históricodel país lo másimportante es lagran transición paraconseguir esa grant ra n s fo r m a c i ó n ”

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el 12% de la PEA que realiza tra-bajo dentro del hogar (es decir, quepertenecería a un tipo de economíasocial y solidaria) es mayorita-riamente pobre (60%), según lasatisfacción de sus necesidadesbásicas (NBI). Si una economíaque busca ser anti (o incluso post)capitalista no mejora las condi-ciones materiales de producción yreproducción de la vida social de lapoblación y no permite superar lapobreza, no solo no es viable po-líticamente sino tampoco es de-seable éticamente, por más lógicade “acumulación no capitalista”que suponga.El peor de los mundos sería el quepor no utilizar inteligente y res-

ponsablemente los recursos na-turales para mejorar la calidad devida de sus habitantes y pagar ladeuda histórica de los grupos ex-cluidos, se pierda la oportunidadde transformar el poder, distri-buirlo y caminar hacia la sociedaddel buen vivir.

Ligado a todo lo anterior, ¿cómose entienden y construyen lassociedades del“b i o co n o c i m i e n to ”, lasbiopolis?Vivimos un neodependentismoque ya no se basa en depender de

yo que hemos llegado a cinco añosy medio en el Gobierno y recién eneste último tramo tenemos ya laposibilidad de disputar a los po-deres de facto. Digo disputar. Ellono supone que siempre sea posiblezanjar dichas batallas en favor delinterés general. Para mantenerseen la disputa del cambio, el Go-bierno debe ir hacia adelante, con-tinuar con la política de redis-tribución de la riqueza, mejorar lacalidad de vida de la población ypropiciar la organización y la au-to-organización social. No hacerloes no pensar políticamente la via-bilidad del cambio estructural.Algunas veces se escuchan vocesdesde la izquierda que argumentan

que el objetivo es que la lógica delsistema económico sea anticapi-talista sin importar el cómo. Lasalternativas anticapitalistas quedefienden algunos sectores de laizquierda muchas de las veces noson asequibles a escala meso omacro debido, justamente, a laimposibilidad de coordinación,distribución y acceso a informa-ción a escala global de los modelospropuestos, o dado que simple-mente no cumplen el objetivo bá-sico de satisfacer las necesidadesde la gente. Por ejemplo, de acuer-do al censo de población de 2010,

ello suponga sacrificar las nece-sidades de los que vienen; es decir,un extractivismo que sirva parasalir del extractivismo. Cierta iz-quierda únicamente ha puesto susojos en la minería o petróleo sinobservar que el problema es laeconomía política que permite quegrupos oligopólicos financieros eimportadores se lleven la riquezadel país sin generar nada de valoragregado ni empleo en el país. Creoque los tiros del debate debenapuntar a otro lado, el extrac-tivismo es solo una arista del pro-blema, quizá no la más relevante.

En el lado político, el centro decualquier estrategia de desarrollono es lo económico –como se nos

quiso hacer creer– sino lo político.Eso hay que tener muy claro parano cometer errores. El socialismodel buen vivir es el fin, pero suconsecución no puede ser hecha dela noche a la mañana. Parafra-seando al antropólogo K. Polanyi,en este momento histórico del paíslo más importante es la “gran tran-sición” para conseguir esa “g ra nt ra n sfo r m a c i ó n ”. El primer pasoha sido poder disputar el cambiode la estructura del poder políticoy eso solo se puede hacer desde lamisma conducción del Estado.Cualquier otra vía es ingenua. Creo

cesidades básicas para las gene-raciones presentes y futuras? Creoque las respuestas no son blancas ynegras. No es extractivismo vs. noextractivismo. ¿Podríamos dejarde extraer petróleo de la noche a lamañana? No es viable política-mente. Las preguntas son simplespero muy complejas: dónde, cómo,hasta cuándo y para qué. Un pri-mer paso para el país es un pactoterritorial, es decir, con un buenordenamiento territorial la disyun-t i va se desvanece en algo. Porejemplo, no hacer extractivismo enzonas megadiversas y hacerlo, aúncon todos los cuidados ambien-tales, en aquellos territorios conaltos niveles de erosión de sust i e r ra s .No obstante, el real problema no esel extractivismo. Es un modelo quegenera un sistema productivoocioso. El extractivismo incluyen-do minas y petróleo constituye el13% del PIB. Empero, del total dela oferta de bienes y servicios, el50% proviene de la intermedia-ción financiera (en el campo de

intermediación de alimentos) y delas importaciones. Es decir, se ob-tienen rentas sin generar puestosde empleo suficientes ni valoragregado. Se financia el empleo delexterior, no se genera valor agre-gado y el que tiene más capitalpuede multiplicar su propio ca-pital. El juego tradicional de laoligarquía perezosa. El incrementode los precios de los commoditiesfinancia las importaciones de ungrupo oligopólico que sin hacernada recibe grandes rentas y aus-picia el consumo de bienes im-portados. El modelo no es extrac-tivista sino un modelo ocioso degeneración de riqueza. En este sen-tido, volvemos al “para qué” delextractivismo: es justamente paragenerar otra forma de generaciónde riqueza que haga sostenible lasatisfacción de las necesidades delas generaciones presentes sin que

“El real problemano es elextractivismo. Es unmodelo que generaun sistemaproductivo ocioso.El extractivismo esel 13% del PIB”

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productos manufacturados sino,sobre todo, en la heteronomiafrente a productos y serviciosmenta-facturados (conocimiento).Cada vez que sale una nueva ver-sión de los programas de Microsoftdebemos comprarla y actualizar-los. La biopolis, justamente, buscaconstruir una sociedad en la que sumayor riqueza sea la vida y cuyagarantía de reproducción venga delconocimiento intangible (ciencia,tecnología e innovación). Somosun país rico porque somos un paíscon mucha vida. Nuestra ventajacomparativa no es el petróleo o losminerales sino nuestra biodiver-sidad. Si nuestra ventaja compa-rativa es la biodiversidad podemosapostar a que a través del co-nocimiento se genere riqueza quegarantice la reproductividad de lavida, tanto de la naturaleza comode la del ser humano. Si siste-máticamente se hubiese destinadotanta inversión para la innovacióncientífica y tecnológica de la bio-diversidad (bio-medicina,agro-ecología, bio-fertilizantes,bio-remediación, energía alterna-tiva, etc.) como se ha invertido enel sector petrolero (7.300 millonessolo en la última década) este mo-mento no seríamos un país con unmodelo extractivista ni ocioso.Aunque no se crea, llevamos 40años de explotación petrolera y notenemos un solo centro de in-vestigación científica de energía(ni siquiera petrolera). Esa sí es laestupidez de la abundancia. Muyt r i ste.

En ese nuevo escenario, ¿cómose sustentan los “s u sta n t i vosc r í t i cos ”? ¿Desde dónde segeneran y cómo se plasman enlas políticas públicas?América Latina está recordandoque puede caminar con sus propiospies, sentir con su propio corazón ypensar con su propia cabeza. Laderecha puso la agenda durante losúltimos 20 años y la izquierdaúnicamente la adjetivó. Por ejem-plo, al sujeto desarrollo le puso eladjetivo sustentable; al sustantivodemocracia se añadió la palabraparticipativa. Por eso es necesariogenerar sustantivos críticos desdela izquierda que busquen estaruno, dos, diez pasos delante de lasupuesta inmortal agenda del neo-liberalismo. Para esto nuestras de-mocracias deben ser innovadorassin tener miedo al error. Creo quelo estamos haciendo. Un buenejemplo es la creación del sus-tantivo crítico del “buen vivir” o“derechos de la naturaleza” o plu-rinacionalidad o ciudadanía uni-versal. Únicamente se podrán ge-

nerar sustantivos críticos con susrespectivas respuestas en la me-dida en que pensemos nuestrasrealidades, nuestras necesidades ynuestras potencialidades en elmarco de la nueva geo y bio-po-lítica mundial.

Si el objetivo del biosocialismoes pasar de la supremacía delcapital e incluso del trabajo, a lade la vida, ¿cómo se mide,entonces, el valor del tiempo enla vida? ¿Constituye el tiempootro valor, con otrasconnotaciones? ¿es el tiemposocial un valor distinto?El valor es una construcción social.El socialismo clásico defendió lasupremacía del trabajo sobre elcapital. Defendió dichos principiosporque tenía una visión produc-tivista. El biosocialismo proponela supremacía de la vida sobre eltrabajo y de éste sobre el capital.Esto implica construir una escalade valores diferente a la que im-pera en el capitalismo. Pero a suvez implica construir unidades devalor que permitan edificar otraética, otra episteme, otro ordensocial. Por eso he propuesto usarcomo unidad de valor al tiempo. Eltiempo es una variable adecuada

para pensar el valor de cada as-pecto y de cada instancia de lavida. A quien entregas tu tiempo,entregas tu vida. Pero no solo esimportante medir el tiempo sino eltiempo dedicado a la buena vida o ala vida plena: tiempo para el ocioliberador, para la contemplación,para la amistad, para el amor, parala participación pública, para eltrabajo emancipador. Es decir, loimportante es la generación y dis-frute de las relaciones sociales, delos bienes relacionales (en los cua-les se incluye la relación entre elser humano y la naturaleza). Pue-den existir otras unidades de aná-lisis como la energía o lo biofísico.Sostengo que si bien estas va-riables pueden funcionar a nivelmacroeconómico, políticamentenecesitamos una unidad que per-

mita disputar el significado quetiene hoy en día el dinero. Si a unapersona de a pie se le pone a elegirentre diversos criterios de valo-ración de la vida como toneladasde biomasa, “j u l i os ” (unidad demedida de la energía), y dinero(dólares), seguramente escogeráeste último. Pero si a esta mismapersona se le da a escoger entredinero y tiempo dedicado a estarcon sus amigos, familia u ocioliberador, al menos pensará dosveces con qué se queda.

Si lo anterior ocurre, ¿no seestaría asumiendo como unareproducción de lo que sucedeen sociedades liberales europeasdonde se habla de “c i u d a d esl e n ta s ” donde hay menos horaslaborables y más empresas yoficinas más cercanas al hogar?Uno de los principales retos quetenemos como civilización es queel trabajo no sea alienado. Usual-

mente se busca disminuir las horasde trabajo como fin porque existeuna escisión entre el mundo detrabajo y el mundo de la vida. Esaes una de las grandes tragedias denuestros tiempos. Si asumimosque no se puede cambiar el sis-tema, me parece correcto que elobjetivo sea buscar disminuir lashoras de trabajo. No obstante, loque debemos buscar es cambiar elsistema hacia uno en que no sedistinga el trabajo de la repro-ducción de la vida plena. Construirun sistema en que el trabajo seaemancipador per se. Generalmentedesde una perspectiva simplista deizquierda se ataca la flexibilizacióndel trabajo. El problema no es laflexibilización, sino que aparejadoa esto se pierdan derechos. Yoestoy de acuerdo en una flexi-bilización del trabajo, pero quegarantice todos los derechos de sustrabajadores, empezando por unsalario digno. Debemos llegar auna flexibilización tal, en que no

exista escisión entre el mundo dela vida y el mundo del trabajo; esdecir, donde no exista escisión–como señala Marx- entre el serhumano y la existencia humana.Solo así el trabajo sería parte de lavida buena. Existe mucha dife-rencia entre construir sociedadeslentas con empresas y oficinas cer-canas al hogar para mejorar lacompetitividad y la satisfaccióndel trabajador a intentar construirsociedades en que la separaciónentre trabajo y mundo de la vida seevapore. Las ciudades lentas po-drían ser un paso intermedio, no elpunto de llegada.

Un referente económico y hastasimbólico del capitalismo y delas sociedades liberales es elPIB. ¿Cómo se contrapone elPIB verde al del capitalismo ycómo se construye comoreferencia de otra calidad devida?

PERFILRené Ramírez es secretario de laSenescyt. Tiene maestrías porInstitute of Social Studies, ISS- TheHague, en Economics ofDevelopment; y en la Flacso deMéxico en Gobierno y PolíticasPúblicas. Autor de La Felicidadcomo Medida del Buen Vivir enEcuador, entre otros libros.

Cuando oigo que se menciona alPIB verde como algo contrapuestoal capitalismo me doy cuenta decuan bien ha construido su he-gemonía el capitalismo. El PIB ver-de es parte de la contabilidad delcapitalismo, solo que incorpora lasexternalidades (negativas general-mente) que produce la actividadeconómica. Es la mercantilizaciónde la naturaleza. Algo similar su-cede con aquella demanda supues-tamente progresista de incorporaren las cuentas nacionales el tra-bajo no remunerado. Lo peor detodo es que usualmente se valora eltrabajo no remunerado de las mu-jeres con el salario menos valoradoen la sociedad que suele ser elsalario de las empleadas domés-ticas. La unidad de valor siguesiendo el dinero. No podemosconstruir un nuevo orden social sitenemos como unidad de valor dela sociedad una variable tan des-humanizante como es el dinero.Por eso, he propuesto utilizar el

“El biosocialismopropone la

supremacía de lavida sobre el

trabajo y de éstesobre el capital”

tiempo como unidad de valor. Paraello he propuesto dos indicadoressintéticos que disputan el sentidodel PIB per cápita: la esperanza devida saludable y bien vivida y laesperanza de vida de la naturalezamedidas en unidades temporales(años, días, horas, etc.). No es lomismo tener toda una sociedadpensando en cómo subir el ingresopor persona de un país, a otra queesté pensando cómo incrementarla esperanza de vida saludable ybien vivida de su población. En laprimera se valora la capacidad decompra de la ciudadanía; en lasegunda se valora la vida, pero nocualquier tipo de vida, sino aquellavivida de modo digno, saludable y ap l e n i tu d .

Con todos estos elementos, ¿quéle impide a la izquierdaconectarse con esas otrasbúsquedas y se afirma en lospostulados que dividen ypolarizan todo entre derecha eizquierda, colocando en laprimera a todo el que se lesopone conceptual yp o l í t i ca m e n te ?Tenemos que recuperar el sentidodel conflicto en la democracia.Creo que es necesario marcar cla-

ramente cuales son las fronterasentre la izquierda y la derecha. Esoes políticamente indispensable.Una de las mayores operatoriashegemónicas del neoliberalismofue la construcción de un pen-samiento único. Esto llevó a queconverjan viejos postulados de iz-quierda y derecha. Por ejemplo, lohemos visto bajo los omnicom-prensivos conceptos de “d esce n -t ra l i z a c i ó n ”, “a u to n o m í a ” o “so -ciedad civil”. Nadie se atrevió aponerlos en tela de duda y cues-tionar sus contenidos. Así la au-tonomía fue per se buena, la des-centralización, per se democráticay la sociedad civil, per se fuente detoda legitimidad liberadora. La vi-da política democrática se terminópor concebir como una suerte dediálogo infinito sin conflictos.

Desde esta concepción, la sociedaden la que vivimos habría dejado deestar estructurada por la divisiónsocial y el conflicto. ¡Perfecta ope-ratoria hegemónica! Pero debemostener claro que la disputa es in-herente a la vida social y que elconflicto desempeña un papel in-tegrador clave en la democraciamoderna. Ya vivimos el 22 de mar-zo del presente año. En este marco,negar el conflicto es aceptar eldominio sin disputarlo. La ideaque ha imperado no solo desde laderecha sino desde la izquierdaque se niega a pensarse a sí misma,es que la política democrática es lapolítica del consenso. Esta es unaposición profundamente liberal,pero, sobretodo, conservadora,que niega justamente el pluralismoy antagonismo que son constitu-tivos de cualquier política demo-crática. Una izquierda no conser-vadora no se puede negar a pen-sarse a sí misma sistemáticamen-te, ni tampoco “comerse el cuento”de que el conflicto es malo y que elconsenso es el fin de la demo-cracia; más aún en una sociedadtan estratificada como la ecua-toriana. Esa posición mata a lademocracia y perpetúa un statuquo injusto.

¿Cómo imaginas el perfil delizquierdista del siglo XXI?¿Caben en ese perfil losindignados, los forajidos, los“ocupis”, los jóvenes árabes,entre otros que han protestadocontra el capitalismo?Todos ellos caben, sobre todo co-mo fuerza política movilizadora delo común. Recordemos la pancarta:“Nosotros somos el 99%, ellos el1% ”. Pero como señalé, una de lasdiferencias importantes de unanueva izquierda es no únicamenteresistir al capitalismo, sino arries-garse a proponer un nuevo ordensocial. La izquierda revolucionariano puede conformarse con admi-nistrar mejor el sistema capitalistasino que debe buscar transfor-m a rl o.

“El tiempo es unavariable adecuada

para pensar el valorde cada aspecto yde cada instancia

de la vida”