Entrevista Julia Piera
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ENTREVISTA A JULIA
-¿Desde cuándo tenías el deseo de llegar a ser actriz?
Esta es una buena pregunta para empezar. Nunca me lo había
planteado así, pero supongo que el deseo no vino de un día
para otro; quiero decir que no me levanté una mañana
diciendo “yo de mayor quiero ser actriz”, creo que fue algo
más progresivo. Con siete años empecé a ir a clases de
interpretación que impartían aquí en el pueblo (de eso sí que
me acuerdo bien) y, poco a poco, digamos que el teatro me fue
atrapando.
-¿Por qué decidiste estudiar interpretación?
Porque el teatro es lo que más me llena en este mundo y
pienso que uno debe hacer lo posible por dedicar su vida a
hacer aquello que le gusta, aquello con lo que se siente a gusto
porque las complicaciones ya vienen después solas.
-¿Hay que esforzarse mucho para estudiar interpretación?
La verdad es que sí, hay que esforzarse muchísimo aunque
mucha gente piense lo contrario. La interpretación requiere
un continuo trabajo con las emociones, con las imágenes, con
la imaginación, con la voz y con el cuerpo. El actor se tiene
como instrumento a sí mismo, al igual que el músico tiene un
violín, por eso debe estar siempre preparado y en buena
forma lo que requiere un esfuerzo físico y mental
considerable.
-¿Hay que tener alguna habilidad peculiar para ser actriz?
Esta es una pregunta muy común pero muy difícil de
responder. Hay quienes piensan que no hace falta ninguna
habilidad especial, que cualquiera puede ser actor
aprendiendo una técnica y logrando una cierta naturalidad;
pero otros defienden que un actor nace con ciertas aptitudes
(que no actitudes) que lo hacen único, aunque luego
evidentemente éstas se puedan desarrollar con la técnica. Yo,
personalmente, simpatizo más con esta segunda teoría como
es lógico.
-¿Qué es necesario para entrar en la escuela de arte dramático?
Para acceder a la RESAD es necesario tener el Bachillerato o
haber superado una prueba de madurez parecida a la
Selectividad, pero lo realmente importante es superar después
con éxito las pruebas específicas de acceso que se dividen en
un examen teórico de análisis de texto y en un examen
práctico propio de cada especialidad (dirección, dramaturgia,
escenografía, interpretación gestual, interpretación musical o
interpretación textual).
-¿Cuántos años tenías cuando te subiste a un escenario por
primera vez?
No recuerdo bien, creo que fue en el colegio con unos cinco o
seis años.
-¿Recuerdas lo que sentiste esa primera vez?
La verdad es que no lo recuerdo, pero algo adictivo tuvo que
ser.
-¿Sigues sintiendo lo mismo cada vez que subes al escenario?
Muy probablemente sea lo mismo, sí. Es como una mezcla de
nervios y adrenalina, que se dispersan en cuanto pronuncias
la primera palabra del texto porque es entonces cuando te
zabulles de lleno en el personaje y te olvidas de todo lo demás.
El resto de cosas que te acompañan en tu día a día dejan de
pesarte por unas horas y te involucras entonces en dar vida a
un personaje, es una sensación maravillosa (como diría Lope:
“quien lo probó, lo sabe”).
-¿Cuántos papeles has interpretado?
La verdad es que de momento no he interpretado demasiados,
aún no soy actriz ni pretendo dármelas de ello. Soy una
estudiante de interpretación a la que le queda mucho camino
que recorrer y mucho que aprender. Sin embargo puedo decir
que, antes de entrar a la RESAD, tuve la suerte de interpretar
alguna obrita de Chejov, alguna pieza breve de Tennesse
Williams o cosas semejantes en una escuela de Guadalajara.
-¿Cuál es el papel que más te ha gustado?
Puede que, de los pocos que llevo interpretados hasta el
momento, el de doña Inés (del Don Juan Tenorio de Zorrilla)
sea mi preferido.
-Si pudieras elegir un papel, ¿cuál elegirías?
Sin duda alguna escogería a Blanche de Un tranvía llamado
“Deseo” o a la señorita Julia de Strindberg, aunque son
papeles que requieren mucha madurez actoral y, por el
momento, no los considero a mi alcance.
-¿Has protagonizado algún papel importante? ¿Cuál?
El papel de doña Inés en el Tenorio Mendocino de
Guadalajara puede que sea el más importante que he
interpretado y fue, sin duda, un trabajo muy interesante.
-Cuando te has subido a un escenario, ¿alguna vez se te ha
olvidado lo que tenías que decir? ¿Cómo lo has resuelto?
Más de una vez, pero lo importante es estar metido en la
atmósfera de la escena, de manera que, si se te olvida alguna
frase del texto, puedas improvisar con cualquier otra que
venga al caso sin perder la concentración ni la intención
comunicativa.
-¿Has tenido alguna experiencia divertida relacionada con el
teatro?
Claro, en el teatro no paran de ocurrir anécdotas divertidas.
Recuerdo una vez que en un pueblo de la provincia, mientras
estábamos representando El Oso de A.Chèjov y yo salía a
escena vestida de viuda, unos ancianos que estaban en la plaza
comenzaron a gritar “Mozaaaa” en voz alta, provocando un
gran revuelo entre el resto del público. Nosotros, entre tanto,
teníamos que seguir con la representación aunque por dentro
nos moríamos de la risa. Actuar por los pueblos es siempre
una aventura.
-¿Cuál es tu sueño interpretativo en el futuro?
Mi sueño es poder vivir de esta profesión, poder comer
haciendo lo que realmente me gusta, que es el teatro. Ese es
mi sueño, de momento no voy más allá de eso.
-¿Qué te gusta más el drama o la comedia? ¿Por qué?
El drama, sin duda. Supongo que, como espectadora, me
gusta ver situaciones crudas en escena, conflictos
contundentes, situaciones extremas. Me gusta salir del teatro
con las tripas revueltas y con la mente en funcionamiento.
Como actriz también lo prefiero, creo que mi lado trágico
gana con mucho a mi vis cómica.
-¿Es cierto que el aplauso del público es la mayor recompensa o
hay otras cosas?
Es una de las mayores recompensas, sí. Nosotros trabajamos
para el público y recibir su agradecimiento o su aprobación
en forma de aplausos es siempre el mejor de los halagos.
-¿Es compatible la interpretación con tu vida?, ¿te queda tiempo
para hacer otras cosas?
Ja, ja, ja. Esta pregunta me la hago a mí misma todas las
mañanas. Estudiar en la RESAD no deja tiempo para muchas
más cosas, tu vida comienza a fusionarse con la interpretación
y ya no sabes qué va primero, si una cosa o la otra. Pero yo no
lo veo como algo negativo, yo elegí este camino hace tiempo y
ya entonces era consciente de las consecuencias; ahora sólo
queda asimilarlas.
Muchas gracias por la entrevista, me han parecido unas
cuestiones muy interesantes. Disculpad si las respuestas se
salen un poco de madre, es la primera vez que hago algo así.
Un saludo. Julia