Entrevista con Pedro J Ramírez

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www.capital.es 06/2010 8 06/2010 www.capital.es 9 Admirado por unos y Denostado por otros. Es el director más influyente de la prensa española y cree haber encontrado el nuevo paradigma para que los medios vuelvan a ser un buen negocio. POR JORDI BENÍTEZ Y ALFONSO PÉREZ Fotografía: Pedro Sánchez “Se acerca una nueva edad de oro para el periodismo” Ramírez escrita de España, ha empezado a sentar las bases para ser rentable en el futuro. Y, asóm- brense, augura una nueva edad de oro para el periodismo y los periódicos, justo cuando los ingresos publicitarios del sector se han redu- cido a la mitad en dos años y sólo en España más de 6.000 periodistas perdieron el em- pleo. Un rayo de luz entre tanto mensaje ca- tastrofista que vaticina la quema del papel. –¿Seguiremos yendo al quiosco a comprar el periódico? –Creo que sí. Viviremos unos años de convivencia del quiosco físico con el virtual. El lector tendrá todas las opciones de consu- mo de productos periodísticos, tanto las vías tradicionales como los nuevos soportes elec- trónicos. Va a tener muchísimas más posibi- lidades de consumir periódicos y revistas de las que ha tenido hasta ahora. Por tanto, estoy seguro de que nuestra generación vivirá una nueva era de esplendor. Entiendo que puede parecer optimista, ingenuo o voluntarista. Pero yo no soy ninguna de esas tres cosas. –¿Son el ‘iPad’ o el ‘Kindle’ la solución? –El Kindle es una castaña, y el iPad es la línea por la que va el futuro. Se van a ver unas aplicaciones deslumbrantes. El papel siempre va a tener sus ventajas para quienes nos he- mos educado en esa cultura. Pero habrá lec- tores a los que no les apetecerá bajar al quios- co y lo leerán en el iPad, el iPhone o el orde- nador. Se van a generar muchos lectores por estos sistemas. Con el paso del tiempo, au- mentará la proporción de personas que com- pra la prensa en quioscos virtuales como Orbyt [su portal de pago en Internet]. Si a esto le unimos el poder del idioma español, todo ello nos permitirá incrementar el nú- mero de suscriptores en el extranjero, desde Buenos Aires a California. Siempre a la vanguardia y amante de los desafíos, este aficionado al baloncesto habla con la seguridad de quien confía en su afina- do olfato y está convencido de haber dado respuesta a la pregunta del millón: el nuevo modelo de negocio del periodismo, esa gran incógnita que quita el sueño a los grandes del sector, desde el magnate Rupert Murdoch a los dueños de The New York Times. Para unos, el futuro pasa por ofrecer todo gratis en la Red; otros creen que hay que cobrar por los contenidos. Para Pedro J., la solución pasa por la combinación de ambas op- P edro J. Ramírez cumple este mes de junio treinta años como director de periódicos. Y lo hace con el mismo entusiasmo del jovenzuelo que, con tan sólo 28 años, tomó las riendas de Diario 16. El hombre que destapó el escándalo de Ibercorp, hundió al Gobierno de Felipe Gon- zález contando el horror de los GAL e indig- nó a la sociedad española con las tropelías de Luis Roldán, reconoce que todas sus aspira- ciones profesionales están cumplidas. Inclu- so que El Mundo , el periódico que levantó de la nada hace veinte años, podría salir adelan- te sin él perfectamente. Pero, aun así, sigue al pie del cañón, porque “el periodismo es su vida” y, sobre todo, porque la mayor crisis del sector en tres décadas le ha impedido tomar- se un anhelado respiro. “Tendría más tenta- ciones de dejar de ser director del periódico si estuviéramos en medio del mar de los Sar- gazos que ahora que estamos en medio de una tempestad”, afirma con su habitual juego de paralelismos y metáforas. Hace un año veía cómo la tecnología y la propia crisis econó- mica ponían contra las cuerdas a su propio grupo, en particular, y al buen periodismo, en general. Había voces que anunciaban el fin de los periódicos. Y todavía hoy, asegura, hay poderosos intereses económicos que siguen empujando en esa dirección. Pese a esta rea- lidad, se muestra optimista y está convencido de que Unedisa, el mayor grupo de prensa gente Pedro J.

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www.capital.es 06/20108 06/2010 www.capital.es 9

Admirado por unos y

Denostado por otros.

Es el director más

influyente de la

prensa española y

cree haber

encontrado el nuevo

paradigma para que

los medios vuelvan a

ser un buen negocio. Por jorDi bEnítEz y Alfonso PérEz

fotografía: Pedro sánchez

“Se acerca una nueva edad de oro para el periodismo”

Ramírezescrita de España, ha empezado a sentar las bases para ser rentable en el futuro. Y, asóm-brense, augura una nueva edad de oro para el periodismo y los periódicos, justo cuando los ingresos publicitarios del sector se han redu-cido a la mitad en dos años y sólo en España más de 6.000 periodistas perdieron el em-pleo. Un rayo de luz entre tanto mensaje ca-tastrofista que vaticina la quema del papel.

–¿seguiremos yendo al quiosco a comprar el periódico?

–Creo que sí. Viviremos unos años de convivencia del quiosco físico con el virtual. El lector tendrá todas las opciones de consu-mo de productos periodísticos, tanto las vías tradicionales como los nuevos soportes elec-trónicos. Va a tener muchísimas más posibi-lidades de consumir periódicos y revistas de las que ha tenido hasta ahora. Por tanto, estoy seguro de que nuestra generación vivirá una nueva era de esplendor. Entiendo que puede parecer optimista, ingenuo o voluntarista. Pero yo no soy ninguna de esas tres cosas.

–¿son el ‘iPad’ o el ‘Kindle’ la solución?–El Kindle es una castaña, y el iPad es la

línea por la que va el futuro. Se van a ver unas aplicaciones deslumbrantes. El papel siempre va a tener sus ventajas para quienes nos he-mos educado en esa cultura. Pero habrá lec-tores a los que no les apetecerá bajar al quios-co y lo leerán en el iPad, el iPhone o el orde-nador. Se van a generar muchos lectores por estos sistemas. Con el paso del tiempo, au-mentará la proporción de personas que com-pra la prensa en quioscos virtuales como Orbyt [su portal de pago en Internet]. Si a esto le unimos el poder del idioma español, todo ello nos permitirá incrementar el nú-mero de suscriptores en el extranjero, desde Buenos Aires a California.

Siempre a la vanguardia y amante de los desafíos, este aficionado al baloncesto habla con la seguridad de quien confía en su afina-do olfato y está convencido de haber dado respuesta a la pregunta del millón: el nuevo modelo de negocio del periodismo, esa gran incógnita que quita el sueño a los grandes del sector, desde el magnate Rupert Murdoch a los dueños de The New York Times. Para unos, el futuro pasa por ofrecer todo gratis en la Red; otros creen que hay que cobrar por los contenidos. Para Pedro J., la solución pasa por la combinación de ambas op-

Pedro J. Ramírez cumple este mes de junio treinta años como director de periódicos. Y lo hace con el mismo entusiasmo del jovenzuelo que, con

tan sólo 28 años, tomó las riendas de Diario 16. El hombre que destapó el escándalo de Ibercorp, hundió al Gobierno de Felipe Gon-zález contando el horror de los GAL e indig-nó a la sociedad española con las tropelías de Luis Roldán, reconoce que todas sus aspira-ciones profesionales están cumplidas. Inclu-so que El Mundo, el periódico que levantó de la nada hace veinte años, podría salir adelan-te sin él perfectamente. Pero, aun así, sigue al pie del cañón, porque “el periodismo es su vida” y, sobre todo, porque la mayor crisis del

sector en tres décadas le ha impedido tomar-se un anhelado respiro. “Tendría más tenta-ciones de dejar de ser director del periódico si estuviéramos en medio del mar de los Sar-gazos que ahora que estamos en medio de una tempestad”, afirma con su habitual juego de paralelismos y metáforas. Hace un año veía cómo la tecnología y la propia crisis econó-mica ponían contra las cuerdas a su propio grupo, en particular, y al buen periodismo, en general. Había voces que anunciaban el fin de los periódicos. Y todavía hoy, asegura, hay poderosos intereses económicos que siguen empujando en esa dirección. Pese a esta rea-lidad, se muestra optimista y está convencido de que Unedisa, el mayor grupo de prensa

gente

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ciones: contenidos gratuitos en elmundo.es, que le permitan competir por las grandes campañas publicitarias, y cobro de determi-nados productos de valor añadido como Orbyt. El gurú riojano lo tiene claro: “No se pueden mantener redacciones lo suficiente-mente numerosas y cualificadas sólo con los ingresos de la publicidad. Entre otras cosas, porque sería una actividad excesivamente cíclica. Unidad Editorial ha perdido casi el 50% de los ingresos publicitarios entre 2008 y 2009, respecto a 2007. Si no tuviéramos los ingresos por venta de ejemplares, estaríamos al borde de la quiebra, o tendríamos que ha-ber prescindido de mil y pico personas, en lugar de a las doscientas que despedimos”.

–¿Cómo se rompe esa cultura tan arraiga-da del todo gratis?

–El debate no es todo gratis o todo de pa-go, sino qué debe ser gratis y qué de pago. Nunca hemos contemplado la posibilidad de que elmundo.es cobrara por la información. Va a seguir siendo un servicio de noticias, con todo lo que conlleva: vídeo, audio... Nuestro objetivo es seguir consolidándonos como el líder mundial de la información en español. Si hemos llegado a 25 millones de usuarios únicos, ¿por qué no podemos llegar a 50 millones dentro de cinco años? Estoy seguro de que podemos conseguirlo. Y no vamos a renunciar a la tarta publicitaria que eso implica. En paralelo, hay un nicho mucho más pequeño, más cualificado, más exigente,

que estará dispuesto a pagar por una infor-mación de calidad, jerarquizada, editada y sintetizada por un grupo profesional.

–¿no existe riesgo de canibalización?–Bendita canibalización mientras tú estés

en los dos lados de la mesa.–En el sector se dice que orbyt es un fra-

caso. ¿Está contento con su marcha?–Aunque sólo tuviéramos 1.000 suscrip-

tores, estaría encantado. Pero en breve espe-ro que podamos anunciar que ya hemos conseguido los 10.000 primeros suscriptores. Orbyt no es un capricho ni una operación de márketing para vender los pdf de El Mundo. Es un concepto que los demás grupos van a desarrollar. Incluso estamos dispuestos a compartir el proyecto de distribución de publicaciones online con otros editores y que ahí se pueda vender El País, ABC, cualquier revista... Mi pronóstico es que, de aquí a uno o dos años, todas las publicaciones impor-tantes tendrán su orbyt. ¿Por qué? Porque el concepto se revalorizará espectacularmente cuando tengamos el iPad. Las aplicaciones de Orbyt para iPad son espectaculares. Me-jores que las de The New York Times.

Para Pedro J., el peligro para la rentabilidad de su medio no está en casa, sino fuera. Se llama Google. “Digamos que es un parásito sofisticado. Un parásito high-tech. Google rinde un servicio valiosísimo de intermedia-ción, búsqueda y distribución de contenidos online. Pero no puede ser que se quede con

el 60% de la publicidad online de España. Es como si Boyacá [principal distribuidor de prensa en España] se llevara el 60% del pre-cio del periódico o incluyese publicidad en las furgonetas y fuera ésa su fuente de ingre-sos. ¡Pero hombre, si su actividad es posible gracias a nosotros! Es una de las debilidades del sistema. Hay pluralidad en la generación de contenidos, pero monopolio en la distri-bución”. Por eso, aquí se pone firme y cree que la solución puede pasar por los tribuna-les: “Los editores de todo el mundo están planteando demandas. Espero que en Espa-ña suceda lo mismo muy pronto. Google no puede prescindir de los contenidos de los principales periódicos españoles. Su servicio sería muy incompleto. Va a tener que nego-ciar y compartir con los editores los benefi-cios publicitarios que obtiene con su activi-dad como intermediador y distribuidor de contenidos”.

El director de El Mundo cree poco en los agregadores o robots y mucho en el valor añadido que los periodistas pueden aportar en la era de Internet. Buena parte de ese valor añadido pasa por convertir a los comunica-dores en una especie de hombre orquesta, que lo mismo escribe para Internet, hace un análisis en el periódico en papel, graba un videoblog o participa en un foro online con los lectores. “¿Es una sobreexplotación del periodista? Yo creo que no. En los tiempos del papel, ese mismo periodista hacía tres temas, no uno”, rechaza con su contun-

El rinCón DE PEDro j. los pe-riódicos, siempre encima de la mesa, y varios centenares de libros decoran el moderno despacho de este lector com-pulsivo.Comparten espacio con una se-lección de fotos –su favorita es una con el periodista cubano raúl rivero, ante la mirada de rajoy y zapatero–, un dis-curso de Kennedy, una carta que le re-mitió bill Clinton y un reloj gigante diseña-do por su esposa, Ágatha ruiz de la Prada.

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dencia habitual. A cambio, tendrán más oportunidades profesionales. “El año pasado tuvimos que disminuir la plantilla. No po-dríamos hacer otro ejercicio similar sin una merma de la calidad periodística. Es más: espero que nuestras redacciones puedan aumentar de tamaño en los próximos años como consecuencia del advenimiento de esa nueva edad de oro”.

Pedro J. tiene claro que el buen periodismo sólo se hace con buenos pe-riodistas, cualificados y bien pagados. Con ellos, los periódicos volverán a competir con la radio y la televisión en ser los prime-ros en dar las noticias, “algo que ya ocurría a comienzos del siglo pasado y está vol-viendo a suceder gracias a Internet”. Pero también es crítico con la tribu periodística. Los profesionales deben corre-gir errores. En concreto, “el maniqueísmo, la gandulería y la vagancia. ¡Qué lista tan larga podríamos hacer de colegas nuestros que, antes de que sucedan los hechos, ya tienen decidido lo que van a opinar sobre estos he-chos! Es mucho más fácil: pase lo que pase, la izquierda o la derecha es diabólica, el Ma-drid no jugó tan mal... Eso desprestigia mu-cho la profesión periodística. Convierte a los periodistas en meros elementos de atrezzo y el lector, oyente o espectador amortiza rápi-damente lo que considera previsible”. En su opinión, el periodista tiene que ser buena persona, concepto que él vincula con la ho-nestidad. “Siempre que lo digo hay quien se ríe. Pedro J. diciendo que hay que ser una buena persona cuando él es un tal y un cual... Yo sos-tengo que lo primero es no hacerse trampas. Un buen periodista es el que permite que la realidad le estropee un buen titular. El que todos los días adopta una actitud receptiva ante los impulsos de la realidad y está dispues-to a que los nuevos elementos de juicio mo-difiquen su criterio previo”.

–¿y con zapatero también ha adoptado esa actitud receptiva?

–Una forma de maniqueísmo es pensar que, en una persona, todo es bueno o malo. Y no debe ser así. Siempre he procurado co-nocer a fondo a los personajes clave de la

política. He conocido muy bien a Adolfo Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González y Az-nar. Y por supuesto, creo que conozco bas-tante bien a Zapatero. Es una persona bas-tante permeable. Se deja conocer. Todo lo contrario que Aznar, que era poco transpa-rente y ponía bastantes barreras, incluso en una relación personal o familiar. Podías llegar hasta la cocina de la casa de Aznar y seguir sin conocerle. A Zapatero, no. Si le tratas, le conoces. Tengo una opinión muy híbrida de él. Creo que está siendo muy mal gobernan-te. Probablemente, el peor de todos. Pero es una persona de profundas convicciones de-mocráticas, el que está cumpliendo más fielmente las reglas de la democracia. Es el que está gobernando con mayor contención, y sin permitir que sus adversarios se convier-tan en sus enemigos, ni en la política ni en los

medios. Para un director de periódico es fundamental saber que, sea cuál sea la dureza de la crítica, siem-pre que sea respetuosa en lo personal, el gobernante la acepta con fair play.

–¿En eso es diferente a Aznar o gonzález?

–Muy diferente. Gon-zález intentó matarnos en todos los sentidos del término. Alentó to-do tipo de maniobras contra nuestro periódi-

co y contra mí mismo en los ámbitos más repulsivos. Con Aznar todo era estupendo si estabas de acuerdo con él, pero era el per-sonaje más antipático si discrepabas. Te la guardaba. Por el contrario, Zapatero es una persona que tiene buenas relaciones, o al menos correctas, con todos los medios de comunicación. No hay un periodista que pueda decir que le ha hecho una faena. Su actitud respecto a la televisión publica ha sido ejemplar. Y él dice, y también eso le hon-ra, que su próximo objetivo en la vida es ser un ex presidente del Gobierno ejemplar. Comparto ese objetivo, porque a España le vendría muy bien que cuanto antes fuese un ex presidente.

–Con rajoy, ¿cambiaría la cosa?–En la oposición también está demostran-

do gran encaje. Nuestro periódico pidió cla-ramente que dejara el liderazgo del PP. Aun así, mantiene unas relaciones correctas y

“Zapatero está siendo

el peor presidente,

pero es el de mayores

convicciones democráticas”

“Con Aznar podías

llegar hasta la cocina

de su casa y seguir

sin conocerle. Ponía

muchas barreras”

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cordiales. Eso sí, esta actitud es mucho más fácil en la oposición que en el Gobierno. Ya veremos cuando llegue a La Moncloa, que yo creo que llegará, si mantiene esa misma línea.

–resulta curioso que, con la crisis y el elevado paro, no se distancie en las encuestas.

–Desde luego. Ahí se detecta que es imprescindible la reforma política. Nuestro sistema democrático está dan-do síntomas alarmantes de cansancio y esclerosis. Es imprescindible regene-rarlo con modificaciones que llenen de contenido los procesos de participación política de los ciudadanos. España ne-cesita que los ciudadanos vuelvan a tener la capacidad de cambiar las cosas. Si no, seguirá creciendo la brecha entre las élites políticas y el hombre de la calle.

Espectador privilegiado de la realidad, Pedro J. nunca ha escondido su vocación de hombre público ni su convencimiento de que estamos aquí para cambiar las cosas. Por eso, le preocupa la creciente polariza-ción de nuestro país. “Cada vez hay más fuerzas centrífugas, gente apostando al ex-tremismo de la descomposición del sistema y a la erosión de nuestras instituciones de-mocráticas”, denuncia. Eso se ve especial-mente en los medios de comunicación. “Existe la tentación de intentar proteger a los lectores que están más en los márgenes radi-calizando el conjunto del mensaje. Es lo que creo que está pasando en El País, y, desde luego, no es lo que va a hacer El Mundo. Se-guiremos defendiendo los valores liberales, de moderación, del desarrollo institucional fruto de los grandes consensos”.

–¿se está equivocando ‘El País’?–Me llama la atención cómo en los últimos

tiempos ha dejado de ser un periódico insti-tucional, referencia del sistema democrático generado en la Transición, para convertirse en el órgano de planteamientos extremistas de izquierdas, casi antisistema. Hace un tiem-po, era inimaginable que el El País desarrolla-ra campañas contra el Tribunal Supremo o el Constitucional. O intentara desvirtuar el legado de la Transición respecto a la Ley de Amnistía. Me deja perplejo y sorprendido.

–Cebrián opina que a usted le hubiesen ido mejor las cosas trabajando en Prisa.

–Eso tiene gracia [comenta entre ri-sas]. Es verdad que ellos intentaron fi-charme para El Siglo, y claramente me hablaron de que eso significaba que podría ser el siguiente director de El País. Compartía muchas de las ideas sobre la profesión periodística y sobre la Transición que en aquel momento mantenía El País. Pero no su posterior deriva. No obstante, creo que hubo más posibilidades reales de que hu-biera terminado dirigiendo el ABC, que es dónde estaba antes de traba-jar en Diario 16.

Han pasado ya tres décadas de aquello. Más de la mitad de la vida de este periodista poliédrico y va-liente, que siempre ha estado en el ojo del huracán. “Da un poco de vértigo”, reflexiona Pedro J., que tiene un porte serio y sereno, pero cuando está a gusto con la conversación es cercano y tiene facilidad para la risa. Por ahora no tiene, ni mucho menos, in-tención de echarse a un lado. “No es algo que esté en mis cálculos”, afirma el director de El Mundo, que promete seguir deleitando con sus videoblogs y sus míticas cartas de los do-mingos, reflejo de algunas aficiones: la historia y los jue-gos intertextuales, dando in-

terpretación contemporánea a una historia que ha contado otro.

Pero, poco a poco, y si la crisis se lo permi-te, dedicará más tiempo a investigar la Revo-lución Francesa, su pasión menos conocida. “Llevo una cierta doble vida. La mayor parte de mi tiempo soy director y los fines de se-mana o cuando saco un rato investigo aspec-tos que me interesan de ese periodo en el que se plantean todos los grandes debates que han vertebrado los siglos XIX y XX y siguen vertebrando el actual. Es realmente imposi-ble encontrar en la historia de la Humanidad un periodo en el que en menos tiempo pasen más cosas importantes, y encima todo esté documentado”. Pero, ¿y si no lo está todo? Anda que como le dé a Pedro J. por descubrir un escándalo desconocido de Robespierre, la que puede liar... n

“Google es un parásito

‘high tech’. Pediremos

en los tribunales que

comparta sus ingresos”

“‘El País se ha convertido en un

periódico de extrema

izquierda, casi antisistema”