Entrevista a Dr. Francisco Manuel Kovacs.

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48 S A L U D 48 ¿Cuáles fueron los criterios para que la fundación Kovacs se dedicara a la investigación médica fundamentalmente a las dolencias de la espalda? Es evidente que para cualquier paciente su propia en- fermedad es lo más importante. Ahora, desde un punto de vista global y a la hora de tener que asignar recur- sos, nosotros utilizamos tres criterios: En primer lugar, frecuencia; cuanto más frecuente es una afección, más socialmente prioritario es destinar los recursos. El se- gundo criterio vendrá determinado siempre y cuando esa afección tenga impacto, en calidad de vida o en coste social. El tercer criterio es que carezca de trata- miento satisfactorio; pues si ya lo tiene para qué invertir Dr. Francisco Manuel Kovacs nace en Palma de Mallorca en 1964. Se licenció en medicina a la edad de 19 años. Se doctoró suma cum laude en neurología por la Universidad de Barcelona con tan solo 22 años, incorporándose inmediatamente como profesor colaborador del Departamento de Anatomía y Embriología de dicha Universidad. Durante su infancia cursó estudios musicales de piano, órgano y composición, dando su primer recital a los siete años y su primer concierto con orquesta a los diez. A los trece había ofrecido ya noventa recitales y conciertos en veintitrés países. Es cinturón negro de judo, karateka, jinete, piloto acrobático, parapentista, tirador y buceador deportivo. Desde 1986 es Presidente de la Fundación Kovacs, dedicada a la investigación médica, la asistencia sanitaria y la promoción de la salud pública; fundación que constituye la principal entidad investigadora en el mundo hispanoparlante sobre dolencias de la espalda. Es director de Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda desde el año 2002, en la que participan 597 investigadores de 14 países. Actualmente, combina su actividad de investigador y docente con la publicación de libros de pedagogía. más. Con esos tres criterios las dolencias de cuello y espalda son la principal prioridad. Afectan en al- gún momento de la vida al 80% de la población y son la principal causa de gasto público. La intervención neurorreflejoterápica es una técnica novedosa que ustedes utilizan en el tratamiento del dolor en los casos subagudos y crónicos. ¿Puede decirnos en qué consiste? Conceptualmente consiste en estimular fibras ner- viosas capaces de desencadenar efectos que con- trarrestan los mecanismos implicados en el mante- nimiento del dolor, la inflamación y la contractura en los casos subagudos y crónicos. A corto plazo, la sanidad es lo más importante en una sociedad. Sin embargo, el determinante del futuro de una sociedad no es la sanidad, sino que es la educación. Para que sea eficaz, la estimulación de las fibras nerviosas en cuestión, tiene que ser persistente en el tiempo, y para eso que hay que implantar en la piel un material quirúrgico, las grapas quirúrgicas, que persisten implantadas un cierto tiempo, de tal manera que es un tratamiento intervencionista y justamente por eso y por el propio mecanismo de acción, no está indicado en los casos agudos, es decir, en los primeros catorce días, sino solo a partir de los primeros catorce días. Por otra parte, eco- nómicamente no tendría sentido aplicarlo el primer día a todos los pacientes, puesto que el 80% van a curarse espontáneamente. Desde el punto de vista económico, es frecuente que en el ámbito sanitario lo que es sanitariamente aconsejable coincida habitualmente con lo que es económicamente sensato. Los ensayos clínicos han demostrado que es una tecnología muy eficaz, efectiva y eficiente. Entre las otras líneas de investigación que ha em- prendido la Fundación se encuentra “La motivación de los médicos”. Partiendo del hecho de que la mo- tivación de los profesionales de la salud es uno de los diferentes factores que afectan a la calidad de las prestaciones de los Servicios de Salud, ¿están los médicos españoles suficientemente motivados? Mire, yo creo que la base del sistema nacional de salud, que son los médicos, es excelente. En general la estructura motivacional de los médi- cos en ese estudio se calculó teniendo en cuenta el ámbito en el que trabajaban, si solo público, solo pri - vado o público y privado. Los resultados fueron rela- tivamente sorprendentes porque los más motivados eran los médicos públicos, seguido de los médicos que sólo ejercen en la privada y los menos motiva- dos eran los que trabajaban en ambos ámbitos a la vez en la pública y en la privada. Cuando se adoptan decisiones irracionales, esto desmotiva a la gente; o cuando se echan balones fuera. Para mí el perfecto ejemplo es el copago: es una medida demostradamente inútil, sanitariamente perversa y económicamente irreverente. Ya está de- mostrado, no tiene sentido volver a plantearlo como si fuera un tema de futuro, cuando la historia de- mostró que es inútil, es como volver a demostrar el sistema comunista: la historia ya demostró que eso no funciona, no insistamos. El copago de servicios, pagar una cierta cantidad para ir a atención primaria es demostradamente inútil, con lo cual yo creo que estas cortinas de humo no benefician a nadie. Si le parece, cambiando de ámbito, pasamos a ha- blar de Método Kóvacs, del método educativo que expone en su libro “Aprendiendo a ser padres”. ¿Por qué un doctor en medicina deja su campo disciplinar para dedicar parte de su tiempo a escribir para ins- truir a los padres en la labor de educar a los hijos? Pues por indignación, y me explico: a mi forma de ver los indignados no son los que ocupan edificios que no les pertenecen, eso son indignantes. Los indig- nados somos los que pagamos impuestos, los que contribuimos a hacer las cosas. En el ámbito sanitario intentamos tomar decisiones basadas en el conocimiento científico y evaluar los resultados; de forma que si los resultados son ma- los nos preguntamos qué ha pasado para corregir el tiro. Con ese esquema mental, para mi resulta indig- nante ver que en el ámbito educativo no se cumple ninguno de esos criterios. En segundo lugar, la educación en el fondo es un proceso esencialmente fisiológico. El desarrollo biológico de un niño, cómo se conecta su cerebro, cómo madura, son consecuencias de un desarrollo esencialmente biológico, y aquí la ciencia tiene mu- cho que decir; pero hemos visto cómo durante años la red educativa iba por otro lado. Y en tercer lugar, yo soy médico: investigador médico; el 70% de mi tiempo lo dedico a hacer proyectos de investigación médica y creo que hoy en día en términos de calidad 49 DEL CULTO A LA MEDIOCRIDAD AL VALOR DE LA RESPONSABILIDAD

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DEL CULTO A LA MEDIOCRIDAD AL VALOR DE LA RESPONSABILIDAD.

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¿Cuáles fueron los criterios para que la fundación Kovacs se dedicara a la investigación médica fundamentalmente a las dolencias de la espalda?

Es evidente que para cualquier paciente su propia en-fermedad es lo más importante. Ahora, desde un punto de vista global y a la hora de tener que asignar recur-sos, nosotros utilizamos tres criterios: En primer lugar, frecuencia; cuanto más frecuente es una afección, más socialmente prioritario es destinar los recursos. El se-gundo criterio vendrá determinado siempre y cuando esa afección tenga impacto, en calidad de vida o en coste social. El tercer criterio es que carezca de trata-miento satisfactorio; pues si ya lo tiene para qué invertir

Dr. Francisco Manuel Kovacs nace en Palma de Mallorca en 1964. Se licenció en medicina a la edad de 19 años. Se doctoró suma cum laude en neurología por la Universidad de Barcelona con tan solo 22 años, incorporándose inmediatamente como profesor colaborador del Departamento de Anatomía y Embriología de dicha Universidad.

Durante su infancia cursó estudios musicales de piano, órgano y composición, dando su primer recital a los siete años y su primer concierto con orquesta a los diez. A los trece había ofrecido ya noventa recitales y conciertos en veintitrés países. Es cinturón negro de judo, karateka, jinete, piloto acrobático, parapentista, tirador y buceador deportivo.

Desde 1986 es Presidente de la Fundación Kovacs, dedicada a la investigación médica, la asistencia sanitaria y la promoción de la salud pública; fundación que constituye la principal entidad investigadora en el mundo hispanoparlante sobre dolencias de la espalda.

Es director de Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda desde el año 2002, en la que participan 597 investigadores de 14 países. Actualmente, combina su actividad de investigador y docente con la publicación de libros de pedagogía.

más. Con esos tres criterios las dolencias de cuello y espalda son la principal prioridad. Afectan en al-gún momento de la vida al 80% de la población y son la principal causa de gasto público.

La intervención neurorreflejoterápica es una técnica novedosa que ustedes utilizan en el tratamiento del dolor en los casos subagudos y crónicos. ¿Puede decirnos en qué consiste?

Conceptualmente consiste en estimular fibras ner-viosas capaces de desencadenar efectos que con-trarrestan los mecanismos implicados en el mante-nimiento del dolor, la inflamación y la contractura en los casos subagudos y crónicos.

A corto plazo, la sanidad es lo más importante en una sociedad. Sin embargo, el determinante del futuro de una sociedad no es la sanidad, sino que es la educación.

Para que sea eficaz, la estimulación de las fibras nerviosas en cuestión, tiene que ser persistente en el tiempo, y para eso que hay que implantar en la piel un material quirúrgico, las grapas quirúrgicas, que persisten implantadas un cierto tiempo, de tal manera que es un tratamiento intervencionista y justamente por eso y por el propio mecanismo de acción, no está indicado en los casos agudos, es decir, en los primeros catorce días, sino solo a partir de los primeros catorce días. Por otra parte, eco-nómicamente no tendría sentido aplicarlo el primer día a todos los pacientes, puesto que el 80% van a curarse espontáneamente.

Desde el punto de vista económico, es frecuente que en el ámbito sanitario lo que es sanitariamente aconsejable coincida habitualmente con lo que es económicamente sensato.

Los ensayos clínicos han demostrado que es una tecnología muy eficaz, efectiva y eficiente.

Entre las otras líneas de investigación que ha em-prendido la Fundación se encuentra “La motivación de los médicos”. Partiendo del hecho de que la mo-tivación de los profesionales de la salud es uno de los diferentes factores que afectan a la calidad de las prestaciones de los Servicios de Salud, ¿están los médicos españoles suficientemente motivados?

Mire, yo creo que la base del sistema nacional de salud, que son los médicos, es excelente.

En general la estructura motivacional de los médi-cos en ese estudio se calculó teniendo en cuenta el ámbito en el que trabajaban, si solo público, solo pri-vado o público y privado. Los resultados fueron rela-tivamente sorprendentes porque los más motivados eran los médicos públicos, seguido de los médicos que sólo ejercen en la privada y los menos motiva-dos eran los que trabajaban en ambos ámbitos a la vez en la pública y en la privada.

Cuando se adoptan decisiones irracionales, esto desmotiva a la gente; o cuando se echan balones fuera. Para mí el perfecto ejemplo es el copago: es una medida demostradamente inútil, sanitariamente perversa y económicamente irreverente. Ya está de-mostrado, no tiene sentido volver a plantearlo como si fuera un tema de futuro, cuando la historia de-mostró que es inútil, es como volver a demostrar el sistema comunista: la historia ya demostró que eso no funciona, no insistamos. El copago de servicios, pagar una cierta cantidad para ir a atención primaria es demostradamente inútil, con lo cual yo creo que estas cortinas de humo no benefician a nadie.

Si le parece, cambiando de ámbito, pasamos a ha-blar de Método Kóvacs, del método educativo que expone en su libro “Aprendiendo a ser padres”. ¿Por qué un doctor en medicina deja su campo disciplinar para dedicar parte de su tiempo a escribir para ins-truir a los padres en la labor de educar a los hijos?

Pues por indignación, y me explico: a mi forma de verlos indignados no son los que ocupan edificios que no les pertenecen, eso son indignantes. Los indig-nados somos los que pagamos impuestos, los que contribuimos a hacer las cosas.

En el ámbito sanitario intentamos tomar decisiones basadas en el conocimiento científico y evaluar los resultados; de forma que si los resultados son ma-los nos preguntamos qué ha pasado para corregir el tiro. Con ese esquema mental, para mi resulta indig-nante ver que en el ámbito educativo no se cumple ninguno de esos criterios.

En segundo lugar, la educación en el fondo es un proceso esencialmente fisiológico. El desarrollo biológico de un niño, cómo se conecta su cerebro, cómo madura, son consecuencias de un desarrollo esencialmente biológico, y aquí la ciencia tiene mu-cho que decir; pero hemos visto cómo durante años la red educativa iba por otro lado. Y en tercer lugar, yo soy médico: investigador médico; el 70% de mi tiempo lo dedico a hacer proyectos de investigación médica y creo que hoy en día en términos de calidad

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de vida a corto plazo, la sanidad es lo más importante en una sociedad. Sin embargo, el determinante del fu-turo de una sociedad no es la sanidad, sino que es la educación.

Teniendo en cuento lo manifiestamente mal que lo es-taban haciendo los responsables educativos durante años y cómo iban apareciendo teorías pedagógicas que se iban aplicando a cohortes enteras de niños -sin haberlas evaluado antes ni contrastado sus resultados después-, pensé que era necesario aplicar algo del en-foque científico al campo educativo, de ahí nace el libro.

Y luego, en último término, también había cierto grado de compromiso o de obligación moral por mi parte, o al menos yo lo viví así. Yo tuve la suerte de recibir un sistema educativo o de ser educado en un entorno ex-celente, en el que se aplicaban teorías en parte impul-sadas por mi padre sobre cómo había que educar a un niño, y me parecía injusto, en un momento en el que es manifiestamente necesario que la sociedad se benefi-cie de ese enfoque, no transmitirlo.

Hablando de desarrollo personal o educativo; la pre-gunta de si se nace, o uno fundamentalmente se hace, ¿la considera tan tonta como la que a veces tan lamen-tablemente se lanza al niño: “¿a quién quieres más, a mamá o a papá?”

Pues sí, por dos motivos: en primer lugar porque cuan-do dos procesos son complementarios, no tiene ningún sentido práctico intentar disputar cuál de ellos pesa más. En segundo lugar, en el caso del código genético vs el sistema educativo, seamos prácticos: ¿podemos cambiar el código genético? No, con lo cual dejemos de buscar excusas para la incompetencia. Sin embargo, el sistema educativo sí es modificable, con lo cual deje-mos de lanzar balones fuera echándole la responsabi-lidad a lo que no se puede modificar y centrémonos en lo que sí podemos modificar.

Si buscar los fundamentos de la educación en la disyuntiva biología (genes/innato), o en el ambientalis-mo (aprendizaje/adquirido), es un reduccionismo im-productivo -o como usted lo considera: una discusión estéril-, ¿”los tiros” irían por aquello a lo que apuntaba Sartre, cuando decía que uno es lo que hace con lo que uno es?

Básicamente en el ámbito educativo uno al principio no es nada y al final es el resultado del sistema en el que ha sido envuelto.

Suelo poner como ejemplo el de la semilla. Una semi-lla ya contiene toda la información genética necesaria para dar un fruto, pero una semilla no es un fruto: hace falta cultivarla, regarla, que le dé el sol para que eso con el tiempo pueda fructificar. Con un cerebro en el

ámbito educativo ocurre exactamente lo mismo, solo que el rango posible de resultados es mucho más amplio.

Algunas enciclopedias de la salud definen al adulto como aquel sujeto completamente desarrollado que ha alcanzado la capacidad intelectual y la estabili-dad emocional y psicológica propias de una persona madura. ¿En qué criterios se basaría usted para ha-blar con propiedad de madurez? Se lo digo porque en los tiempos que corren, sobre todo en algunos lugares, la cronología: “ser adulto” no parece corres-ponderse con la actitud: “ser maduro”.

Desde luego. Madurez tiene que ver con muchas cosas. En primer lugar, poder fijar sus propios prin-cipios y objetivos. Segundo, tener la capacidad y la disciplina para acometerlos y tercero saber modular sus actitudes en función del entorno sin renunciar a sus principios. Esto último, lo de modular las actitu-des sin renunciar a los principios, tiene más que ver con la dignidad humana que con la madurez. Para que alguien sea maduro, en el sentido noble del tér-mino, tiene que ser digno y actuar de acuerdo con sus propios criterios con independencia del entorno en el que esté.

¿En qué consiste ser un buen padre?

Básicamente en anteponer el interés del futuro adul-to, que se desarrollará a partir del niño, a cualquier otra consideración, incluyendo los caprichos del niño, lo que a uno le apetece o lo que a cualquier padre le apetece que es mimar a su hijo cuando no se lo mere-ce o darle los premios que tampoco se ha ganado. Lo que se tiene que buscar es que, cuando el niño sea un adulto, recuerde la educa-ción que recibió, y a sus padres como aquellos que le han dado las herramientas necesarias para so-brevivir y progresar personal y colectivamente en un entorno cambiante.

Usted dice que “los padres pueden decidir ser ami-gos de sus hijos, pero tienen que ser conscientes de que los dejan huérfanos”. Para que nadie se lleve a engaño, ¿a qué se refiere exactamente? Si uno no ejerce de padre porque quiere ejercer de amigo, nadie ejerce de padre, con lo cual lo dejan huérfano. Cada cosa significa lo que significa. Padre significa una cosa; amigo significa otra. Ni los amigos están capacitados para ser padres de sus amigos ni los padres están capacitados para ser

Para que alguien sea maduro, en el sentido noble del término, tiene que ser digno y actuar de acuerdo con sus propios criterios con independencia del entorno en el que esté.

amigos de sus hijos. Cada uno tiene funciones dis-tintas.

Y hablando de padres, ¿cuál le parece más perjudi-cial para la educación de los hijos: un padre dicta-dor, un padre ausente o un papá bonachón?

Con un niño de cuatro años no se convoca una asamblea democrática para decidir que tiene que hacer o qué no tiene que hacer, el niño defiende su comodidad, no necesariamente su interés, con lo cual, que el padre sea dictador per se -es decir, que establezca unas pautas sin consultar a los hijos-, no solo no es malo sino que es necesario e indispen-sable.

La dictadura tiene que ver con la forma con la que se adoptan las decisiones y la firmeza con la manera a la que éstas después se aplican o no se aplican. Una decisión puede ser democrática y luego no aplicarse firmemente; o sí.

En cuanto al padre bonachón, si entendemos por bonachón, bondadoso, eso no es malo, siempre y cuando sea suficientemente disciplinado consigo mismo para que, con toda su bondad, cuando el niño recibe un premio merecido se lo dé disfrutando y con todo el dolor de su alma, cuando merece un castigo, también se lo aplique. Lo inaceptable es el padre perverso o el padre que hace vejación de su responsabilidad. El padre ausente, depende; lo peor

es el padre físicamente presente y ausente en el concepto. Es decir, el que está ahí y lo que hace es desvirtuar el concepto de padre. Aunque físicamen-te el padre solo estuviera de vez en cuando, la figu-ra y el rol del padre sí de-berían ejercerse. Lo fun-

damental es eso. Mucho peor es que el padre esté pero no importe que esté, eso sí que es malo.

Al juez de menores de Granada, D. Emilio Calatayud se le conoce por fomentar los llamados “castigos ejemplares”. Usted comenta que el castigo no tiene por qué traumatizar. Nos estaríamos refiriendo a lo mismo: a la aplicabilidad de la teoría.

Sí, en todo. Con varios matices: Uno, en el ámbito educativo que una situación tenga que llegar hasta el juez, básicamente refleja el fraca-so de todos los mecanismos previos, con lo cual es como para preguntarse dos cosas. La primera,

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¿el sistema dota a los padres de suficientes herra-mientas como para imponer el orden en su casa? Si la respuesta es no, cambiemos el sistema. Segunda, si la respuesta es sí, y los padres demuestran ser in-capaces de manejar a sus hijos, ¿esos padres están capacitados para educar a sus hijos? Si la respuesta es no, valórese quitarle la patria potestad. Y si la res-puesta a cualquiera de las dos es no, urgen reformas.

Por favor, sea tan amable de mencionar en algunas frases los aspectos que quiere destacar en varios de los siguientes apartados que he seleccionado de di-ferentes capítulos de su libro.

Firmeza y autoridad

Indispensable para educar a un niño y solo en mentes enfermizas se confunde con despotismo, arbitrarie-dad o crueldad.

Los niños y las niñas no son iguales

Podrán ser equivalentes, pero iguales no, lo cual sig-nifica que aunque alcancen las mismas conclusiones no necesariamente los mecanismos son los mismos.

Responsabilidad y libertad

Sin lo primero no existe lo segundo.

La injusticia: tratar a todos por igual

Justicia consiste en tratar de forma diferente a quien se comporta de manera distinta. El relativismo moral y los modelos sociales enfermi-zos Sí, esto lo vivimos cada día, desde jueces prevarica-dores hasta políticos absolutamente incompetentes.

La aversión a la competencia

El paraíso del incompetente.

El culto a la mediocridad

Es aquello del incompetente perverso, es aquello de que ya que yo no puedo, que nadie se esfuerce.

¿Qué opinión le merece la formación académica ac-tual en general y la de nuestro país en particular?

Cuando hay datos objetivos, huelgan opiniones sub-jetivas. Tanto el informe Pisa, y la evaluación de nuestra puntuación en él, como los informes sobre la universidad española demuestran que hemos alum-brado un sistema que es una ficción, y es una ficción que nos lleva al suicidio.

Sociedad del bienestar y bienestar de la población no parecen ir ligados. ¿A qué se debe esta aparente paradoja?

De verdad creo que la educación es la clave que lo explica. A lo largo de la historia, combinar progreso y confort con esencia, fuerza, y capacidad de sacrifi-

cio y disciplina no ha sido fácil. Y habitualmente las civilizaciones pasan de una época de crecimiento a una de esplendor y de decadencia en un ciclo que no acaba nunca. Uno tiene derecho a disfrutar de las ventajas de la sociedad del bienestar cuando es capaz de defenderlo cada día, en el ámbito de competencia y cuando esté dispuesto a arrimar el hombro cuando es necesario; no por solidaridad, sino por deber.

Nuestro director, José García, dice que la salud, como el amor, son una construcción. ¿Cree us-ted que además de capacidad de trabajo -y no poca- necesitamos una buena dosis de capacidad de amar al prójimo, para salir de ese constructo de moda llamado crisis?

En nuestro país pare-ce haber cierto placer masoquista en sentir-se avergonzado por múltiples cosas que a mi manera de ver son motivos de orgullo.

Yo creo que nos la hemos labrado durante años y es una consecuencia objetiva de muchas decisiones tomadas inapropiadamente. No es una casualidad: creo que es algo que nos hemos estado buscando. Es una consecuencia previsible de un cúmulo de ac-tuaciones mantenidas durante años.

Las buenas intenciones tapizan el camino del infier-no, no bastan.

Es muy difícil ser leal a alguien si uno no se es leal a sí mismo, de la misma forma es muy difícil respetar a alguien si uno no se respeta a sí mismo o amar a al-guien si uno no se ama razonablemente a sí mismo.

Cuando uno se desprecia a sí mismo es muy difícil amar a los demás.

Hoy en día estamos educando a una sociedad que tiene múltiples motivos para despreciarse a sí mis-ma y además se agrandan. En nuestro país parece haber cierto placer masoquista en sentirse avergon-zado por múltiples cosas que a mi manera de ver son motivos de orgullo y no de vergüenza.

Entrevista realizada por Claudine García LiechtiFotógrafa Adriana Mascaró

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