Entre el mar y la tierra: los pescadores artesanales canarios

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Es un estudio de antropología social sobre las poblaciones litorales y de pescadores en Canarias. Se analizan y comparan dos poblaciones litorales en Tenerife (San Miguel de Tajao y El Pris) y otra de Gran Canaria (El Puerto de Las Nieves, Agaete)

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ENTRE EL MAR Y LA TIERRA.LOS PESCADORES ARTESANALES CANARIOS

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A mi padre

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AGRADECIMIENTOS

Muchos ratos he convivido con los pescadores de Agaete, San Miguelde Tajao y El Pris, saliendo a la mar, tomando café en sus casas o compar-tiendo los momentos festivos. Los recuerdos del trabajo de campo se hanconvertido en inolvidables y quedan las bases de muchas amistades perdura-bles. A todos ellos y a sus familias mi más sincera gratitud, en especial aMatías Armas Álamo, a Juan Ramos Tacoronte, a Juande Todos, a ManuelChico, a Juanitoel Inglés, a Pedroel Grande, a José Romero Sánchez, aDomingo el Garrafón, a Guillermoel Macho, a Diego García Díaz, a MiguelAngel García Toledo, a Domingo y Antonio García Díaz, a Domingo y ManuelDíaz González. Muchas otras personas han sabido también escucharme,responder a mis cuestiones, a mis dudas sobre la vida cotidiana, las formas depesca o la historia de estas comunidades. A todos estos amigos, de nuevo, miaprecio y agradecimiento.

Estoy también en deuda con mis compañeros del Museo Etnográfico ydel Laboratorio de Antropología Social, con Pedro Díaz, Rafael GonzálezAntón, José Juan Jiménez, Agustín Santana y Antonio Tejera. Igualmente he dereconocer el soporte de amigos como Agustí Andreu i Tomás, Juan JoséBacallado, Alberto Brito, Jaime Delgado, Alvaro Díaz, Antonio M. Macías,Álvaro de Mello e Sousa, Antonio Suárez, Manolo Torres Stinga y JesúsTriana. Ha sido inestimable la ayuda de Alberto Galván Tudela, que, primerocon su amistad, luego con su docencia y pertinente crítica, ha impulsado estetrabajo. No sé si he sabido recoger sus enseñanzas ni en qué medida este textoes su reflejo. A Beatriz Triana, y también a mis padres, no puedo por menos deagradecerles su apoyo y la ayuda prestada en los momentos difíciles.

Nuestro estudio contó con la ayuda financiera de diversas instituciones.En primer lugar trabajamos dentro de un proyecto de investigación dirigido porel Dr. Alberto Galván Tudela y subvencionado por la Dirección General deUniversidades del Gobierno Canario con el título:Carta etnográfica de lapesca en Canarias (Tenerife, El Hierro, Gran Canaria y La Gomera): tecnolo-gía y cambio socioeconómico en la pesca artesanal canaria(1983-5). La laborse continuaría a través de dos proyectos dirigidos por el autor y subvenciona-dos por la Dirección General de Cultura del Gobierno Canario. Específicamen-te, durante el año 1988:La pesca artesanal en Canarias: carta etnográfica ycultura material, y durante el bienio 1989-90:La pesca artesanal (cartaetnográfica y cultura material): hacia un proyecto de musealización.

También me considero en deuda con el Museo Arqueológico yEtnográfico del Cabildo de Tenerife, con el Laboratorio de Antropología Socialy con el Instituto de Ciencias Políticas y Sociales, ambos de la Universidad deLa Laguna, por su apoyo durante la investigación. No es menor el agradeci-miento para con el Ministerio de Cultura, que posibilita la publicación de estetrabajo a través de la concesión del Premio Marqués de Lozoya 1989.

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ÍNDICE

PRÓLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

I.- TRES PUEBLOS DE PESCADORES INSULARES. . . . . . . . . . . . 271.- UBICACIÓN, PLATAFORMA Y MERCADOS:

TRES CONSTRICCIONES ECOLÓGICAS. . . . . . . . . . . . . . . 322.- DE LA MEMORIA ORAL A LA PEQUEÑA HISTORIA . . . . . 37

2.1.- Un barrio de pescadores en una villa con historia;dos poblaciones recientes en nuevos territorios. . . . . . . . . . 38

2.2.- Pescadores, marineros y labradores. . . . . . . . . . . . . . . . . . 493.- TRES POBLACIONES DE PESCADORES:

EVOLUCIÓN Y ESTRUCTURA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 583.1.- La movilidad poblacional como constante histórica

en la comarca del noroeste de Gran Canaria. . . . . . . . . . . . 583.2.- Evolución de la población de pescadores y marineros

de Agaete y el Puerto de las Nieves. . . . . . . . . . . . . . . . . 593.3.- El Puerto de las Nieves: entre la pesca

y el sector terciario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 653.4.- San Miguel de Tajao y El Pris: dos poblaciones

recientes, una en expansión y otra estabilizada. . . . . . . . . . 67

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II.- ESPACIOS, INTERACCIÓN Y COMUNICACIÓN SOCIAL . . . . . 731.- EL MUNDO DEL BARCO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

1.1.- Mar de fondo y fuertes vientos: la ayuda en el mary el trabajo en tierra como estrategias adaptativas. . . . . . . . 76

1.2.- Padres-patrones,mandadoresdel chinchorro y dospatrones en un barco: comunicación y autoridad. . . . . . . . . 81

1.3.- De los oficios que no se aprenden en la escuelaal mito del patrón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

2.- EL MUNDO EN TIERRA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 922.1.- Pescadores y veraneantes: las dos caras de los

pueblos costeros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 922.2.- La casa como unidad doméstica, económica y social. . . . . . 962.3.- Espacios públicos, espacios privados: de la

cocina al bar, del mentidero a la playa. . . . . . . . . . . . . . . . 1022.4.- La fiesta patronal: espacios que se juntan,

ritmos sociales que se alteran. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1072.5.- Poder y autoridad: del machismo a la

subordinación económica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111

III.- TECNOLOGÍA, CAPITAL, ESTRATEGIAS PRODUCTIVASY TERRITORIALIDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117

1.- CAMBIOS TECNOLÓGICOS Y PROCESOS DECAPITALIZACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1181.1.- De los chinchorros a las nasas grandes

(Agaete): artes en competencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1201.2.- Del anzuelo al trasmallo (El Pris): una

alternativa a la estacionalidad de las capturas. . . . . . . . . . . 1271.3.- De la pesca de fondo a la revolución de

los túnidos (San Miguel de Tajao). . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1301.4.- Del remo y la vela al motor y el barco cabinado. . . . . . . . . 1321.5.- Las formas de capitalización y de

inversión en la pesca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

2.- INTENSIFICACIÓN Y DIVERSIFICACIÓN: DOSESTRATEGIAS PRODUCTIVAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1452.1.- El análisis de las estrategias y los procesos

adaptativos en el estudio del cambio tecnológico. . . . . . . . . 1452.2.- Hacia una generalización empírica de las

estrategias productivas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1512.3.- Nasas y túnidos. La intensificación

de la pesca “de fondo” y “de aire”: Las Nieves. . . . . . . . . . 1542.4.- De los túnidos a la pesca de fondo

y los trabajos en tierra: San Miguel de Tajao. . . . . . . . . . . 1632.5.- Del trasmallo al anzuelo: El Pris. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170

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3.- LOS PROCESOS DE APROPIACIÓN DEL MEDIOMARINO INSULAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1793.1.- La mar es de todos: de la historia de un mito

a la tragedia de lo comunal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1803.2.- El secreto, una forma de territorialidad. . . . . . . . . . . . . . . 1833.3.- Nasas que desaparecen y técnicas enfrentadas: la

competencia ecológica en el seno de las comunidades. . . . . 1893.4.- La guerra del trasmallo: un problema de

competencia ecológica entre comunidades. . . . . . . . . . . . . 195

IV.- TRIPULACIONES, SOLDADAS Y COMERCIALIZACIÓN . . . . . 2011.- EL PARENTESCO COMO FORMA DE RECLUTAMIENTO

EN LA PESCA ARTESANAL CANARIA . . . . . . . . . . . . . . . . 2022.- LA PESCA ARTESANAL Y EL SISTEMA A LA PARTE. . . . . 217

2.1.- Pesca artesanal y relaciones sociales de producción:la distribución de la soldada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218

2.2.- El carácter dual del sistema a la parte: mediosde producción y trabajo a destajo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224

2.3.- De la familia a la empresa: modernización,capitalización y relaciones sociales de producción. . . . . . . . 230

3.- LOS PATRONES DE COMERCIALIZACIÓN EN TRESCOMUNIDADES PESQUERAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2323.1.- Del capital y la comercialización en la pesca

artesanal e industrial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2323.2.- Las estrategias domésticas de la circulación del

producto: de la venta directa a los intermediarios. . . . . . . . 234a).- Las burriqueras de antaño en Agaete. . . . . . . . . . . . . . 234b).- Tajao y El Pris: el caminar de las mujeres. . . . . . . . . . 239c).- La situación actual: vendedoras, bares,

intermediarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2413.3.- Las cofradías y su papel en la comercialización

del producto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248

CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251

APÉNDICE: LAS TÉCNICAS DE PESCA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 259TÉCNICAS PASIVAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260

El tambor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260La nasa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261El trasmallo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 266El palangre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267

TÉCNICAS ACTIVAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268La caña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268La liña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270

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La potera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273La gueldera o pandorga. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274El chinchorro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277La traíña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281La salemera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 283La pesca de los túnidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 284

GLOSARIO: NAVEGANDO EN LAS VOCESDE LOS PESCADORES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289NOMBRES COMUNES Y CIENTÍFICOSDE ESPECIES MARINAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292

BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295

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PRÓLOGO

Pro-logar, hablar en favor de un libro como éste, constituye para mítoda una satisfacción, porque se trata de la densa síntesis de una investiga-ción emprendida allá por 1980 en el marco del Laboratorio de Antropolo-gía Social de la Universidad de La Laguna, empeñado en dar a los pesca-dores como unidad de estudio la misma categoría que a los campesinos, alos que durante años se les otorgó primordial preferencia en las cienciassociales. El grupo canario de Antropología Marítima ha alentado simposiose, incluso, dirigido investigaciones de campo en otras regiones y nacionali-dades del Estado. En este contexto, aunque la presente monografía no es laprimera en publicarse, confío en que ocupará un puesto notable en la bi-bliografía española que estudia la pesca artesanal desde una perspectivaantropológica.

Sale a la luz gracias a la obtención del más importante premio delEstado Español sobre investigación en antropología, concedido por el Mi-nisterio de Cultura, entidad que apoyó éste y otros trabajos realizados pornuestro grupo desde sus comienzos. Desgraciadamente, las institucioneslocales canarias no han mostrado la misma sensibilidad, pues mientras laConsejería de Educación del Gobierno Autónomo los financió en parte, lade Agricultura y Pesca ha ignorado sistemáticamente la labor desarrolladapor las ciencias sociales sobre este campo. Quizás el presente trabajo ayu-de a comprender de una vez por todas que, a pesar del desarrollo tecnoló-gico, “los barcos no pescan, los pescadores sí”.

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16 JOSEALBERTO GALVÁN TUDELA

Confeccionar este prólogo es algo así, para mí al menos, como recor-dar la “pequeña historia” de algunos antropólogos canarios que estudianesa fracción de la población, a menudo olvidada, por considerarla insigni-ficante en el marco más amplio de la economía canaria, ayer centrada enla agricultura, hoy en el turismo. José Pascual forma parte de una segun-da, escasa en número pero selecta, generación de antropólogos canarios,caracterizada por una densa investigación empírica y por una no menoratención a las cuestiones teóricas.

En este trabajo se respira la brisa marina, se huele a “marisco” y seoyen constantemente las voces de los pescadores isleños, hombres de lamar, viejos y jóvenes marcados por el salitre, el esfuerzo y la lucha contrala incertidumbre. También están presentes las mujeres, jornaleras del toma-te, trabajadoras domésticas, vendedoras de pescado, y las gangocheras olas burriqueras. Todas se dan cita en el marco de la circulación de losproductos del mar o en las estrategias familiares de obtención de ingresoscomplementarios. Se trata de una investigación de campo directa, repletade ratos de conversación, de silencios, de escucha interesada, de admira-ción, tejida en casas, en bares, en la playa, a bordo de barcas y falúas. Elautor ha pasado largas horas en tierra, participado en las tareas cotidia-nas, observado las jornadas de pesca con trasmallos, chinchorros, nasas,liñas, bambas o plumas. Miradas tendidas a la costa en busca de las mar-cas en tierra, expresiones, tensiones, secretos, ayuda mutua y rivalidadsocial aparecen plasmadas en este volumen con fuerza inusitada. Estamos,pues, ante una investigación cuyas páginas respiran un denso, largo y dete-nido trabajo de campo.

Pero si todo ello caracteriza a un gran trabajo antropológico, JoséPascual también acerca al lector al análisis comparativo más amplio, tantodesde una perspectiva empírica como teórica. Exigencia analítica que ex-plica, a pesar de haber reducido su tesis doctoral a un tercio, la existenciade continuas referencias a investigaciones realizadas en otras partes delmundo, donde existen similares o dispares situaciones entre pescadores, olo que es más reiterativo, una constante contextualización de la investiga-ción empírica en los problemas teóricos y en las teorías de alcance mediode la ecología procesual y el marxismo. En este sentido, se trata, sin duda,de la primera monografía en todo el Estado sobre Antropología de la Pes-ca. Tal perspectiva, utilizada por el autor, no sólo abre el campo de visiónde los investigadores canarios, sino que posibilita la elaboración de unateoría sobre la pesca en Canarias, que tenga en cuenta la complejidadinsular, las similitudes y las diferencias, en respuesta a constricciones am-bientales en unos casos, o como estrategias adaptativas en otros.

El lector tiene en su mano, a través de esta primera monografía ca-naria sobre el tema, la posibilidad de acercarse a un sector desconocido,

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17PRÓLOGO

de oírlo a través de la voz de los protagonistas, de leerlo a través de lamirada de un antropólogo. Conocerá muchas cosas sobre “un oficio que nose aprende en la escuela”, que se ha convertido en una profesión cada vezmás especializada, pero donde la incertidumbre quizás nunca pueda serdomesticada. Se adentrará en los saberes de los pescadores artesanalescanarios, y comprenderá por qué, al menos algunos isleños, no han estadonunca de espaldas a la mar y no la han percibido como una frontera.

Puerto del Carmen (Lanzarote), verano de 1991

José Alberto Galván Tudela.

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INTRODUCCIÓN

Las comunidades aborígenes de nuestro Archipiélago desplegaron unaactividad pesquera de límites imprecisos en los mares interinsulares. A par-tir del siglo XVI, la colonización europea intensificó esta labor, así como laque venían desarrollando los marinos andaluces en la costa occidental afri-cana. La historia de esta doble actividad pesquera no se conoce aún condetalle, pero los cortos testimonios disponibles sugieren que el pescadoprocedente de ambos caladeros constituía el principal aporte proteínico denuestra población.

La riqueza del banco pesquero sahariano y la demanda de los merca-dos coloniales estimularon los primeros intentos de industrialización en elsiglo XIX, concretados en el primer tercio de la presente centuria. El proce-so extractivo e industrializador se intensificó a partir de 1940, con la incor-poración poco después de 1960 de nuevos intereses en este caladero. Estabreve y, por supuesto, matizable síntesis histórica, explica que esta activi-dad haya sido objeto de numerosos trabajos, en los que podemos aislar dosenfoques. En una primera etapa predominaron los estudios tendentes a de-mostrar la riqueza pesquera del banco sahariano y su rentabilidad, que esta-ba siendo desaprovechada (estudioseconómicos y administrativos)1, a me-

1 Son clásicos los trabajos de Berthelot (1840), de Barker Webb y Berthelot (1836-1850), deLallemand (1892), de Glas (1764), de Stassano (1890-91), etc. También autores españoles seocuparon de esta problemática. Valgan como muestra los trabajos de Puente y Olea (1885), Pérezdel Toro (1881; 1892) y Rodríguez Santamaría (1923).

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20 JOSÉPASCUAL FERNÁNDEZ

nudo realizados con escaso conocimiento sobre el terreno e intentando tras-plantar formas de pesca y de procesado del pescado propias de otras latitu-des. Este planteamiento sería sustituido más tarde por una mayor preocupa-ción por los estudios de biología marina. Entre los trabajos realizados desdeesta segunda perspectiva destaca la obra de Carmelo García Cabrera que, encierta medida, combina ambos enfoques con un conocimiento profundo de larealidad pesquera de Canarias.

Por otra parte, la pesca artesanal, que se realizaba en las costas de lasIslas en pequeños barquillos cuya tripulación solía oscilar entre dos y cincopersonas, que a remo o con vela latina surcaban nuestras aguas, apenas harecibido atención. Las escasas posibilidades de industrialización que presen-taba en comparación con el vecino caladero africano provocaron su olvido, apesar de proveer el sustento para muchos canarios. Precisamente es tal vacíoel que nosotros intentamos llenar con este trabajo, y con otros emprendidosdentro del Departamento de Antropología de la Universidad de La Laguna ydel Museo Etnográfico del Cabildo de Tenerife a partir de 19802. Nuncaantes habían sido estudiados sistemáticamente los aspectos sociales y lasformas de adaptación de los pescadores artesanales en las Islas.

En concreto, nosotros estudiaremos tres poblaciones pesqueras: SanMiguel de Tajao y El Pris en Tenerife, y el Puerto de las Nieves en GranCanaria. Hemos optado por incluir varias poblaciones ya que nuestra preocu-pación, desde hace años, se ha centrado en aquellas cuestiones que la mono-grafía tradicional de corte funcionalista habitualmente dejaba de lado: proce-sos de cambio social, de transformación tecnológica y económica, de dese-quilibrio ecológico, etc. Creemos que tales problemas se estudian de unamanera más fructífera mediante el análisis comparativo y diacrónico, de ahíla elección de tres unidades de observación con características diversas,según revelan rasgos como la morfología de la flota, las técnicas de pesca,las variaciones en las relaciones sociales de producción, o el papel del pa-rentesco. Se trata de elementos diferenciadores estrechamente enlazados alos problemas de la adaptación y el cambio, cuya explicación exige trabajarcon herramientas analíticas que permitan examinar losprocesosadaptativosde las poblaciones de pescadores y plasmar los aspectos que condicionan laevolución y el cambio, entre los que destacan lasestrategiasde los produc-tores directos.

2 Entre los componentes de este grupo de investigación, en diferentes momentos, podemoscitar a los siguientes, por orden alfabético del primer apellido: Víctor Cano Fernández, Pedro DíazRodríguez, Alberto Galván Tudela, Ciro Mesa Moreno, José Pascual Fernández, Jorge PérezArtiles, Jesús Pérez Sosa y Agustín Santana Talavera. Las publicaciones de cada uno se puedencontemplar en la bibliografía final. El director de casi todos estos trabajos ha sido el Dr. AlbertoGalván Tudela.

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21INTRODUCCIÓN

La perspectiva que evalúa el comportamiento de las poblacionesen elmedio, su impacto sobre éste y las posibilidades o limitaciones ofrecidaspor el entorno en el plano económico o en cualquier otro, ha de ser comple-mentada con otra que ponga más el acento en las estrategias variables delos individuos o pequeños grupos. Es decir, nuestro estudio abordará elanálisis de dos grandesintentos de adaptación al medio social y natural,cuyos protagonistas son las poblaciónes de pescadores y las unidades pro-ductivas. Dos perspectivas diferentes en el examen de una mismamáquinareal (Ashby 1952: 29-30), los pueblos de pescadores, presentes ante nues-tros ojos en toda su complejidad interna y en sus relaciones con el exterior.

Este trabajo combina conceptualizaciones características del marxis-mo, de la ecología de sistemas y de la ecología procesual opeople eco-logy3. Estas son herramientas fundamentales para el análisis del problemacentral que orienta la línea de investigación que hemos desarrollado hastaahora: la transformación del sector pesquero artesanal en Canarias.

En el capítulo I comenzamos con el trabajo empírico sobre las comu-nidades que hemos elegido, analizando algunos de los condicionantes másgenerales. La profundidad histórica de las tres unidades de estudio es muydiferente; si Agaete surgió con la conquista, y la pesca en esta poblaciónagrícola posee una gran tradición, San Miguel de Tajao y El Pris tienen unnacimiento reciente, enlazado al tráfico de cabotaje y con asentamientosagrícolas cercanos. Agricultura, transporte marítimo y turismo son subsecto-res económicos que han incidido a lo largo de este siglo en el desarrollo delas comunidades de manera variable. Abordamos también el papel de algu-nos condicionantes ecológicos fundamentales. El número de días que eltiempo permite faenar durante el año marcará las características de la activi-dad de los pescadores, el esfuerzo que han de desarrollar durante lasbonan-zasy la rentabilidad de su dedicación. La plataforma submarina —su exten-sión y morfología— condiciona el tipo de artes que se pueden utilizar (p.ejem. nasas grandes), y en cierta forma el volumen de capturas posiblesobre especies demersales. Por último, la mayor o menor frecuencia con quelas especies pelágicas aparecen por los territorios de cada comunidad o suscercanías, favorecerá el desarrollo de estos tipos de pesca, que han tenidogran importancia económica. Pretendemos mostrar en qué medida inciden

3 El término “people ecology” implica que debemos dejar abierta la cuestión de si los indivi-duos, grupos organizados, poblaciones, ecosistemas, u otras entidades son unidades de adapta-ción significativas (...) Las estrategias adaptativas de los organismos enfrentados con medioam-bientes cambiantes y problemáticos pueden ser un fructífero punto de partida en este enfoque.(McCay 1978: 403). Esta cita ha sido traducida del inglés por el autor, al igual que muchas otrasa lo largo del texto. Todas las que correspondan a títulos que en la bibliografía se encuentren enotro idioma han recibido el mismo tratamiento.

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22 JOSÉPASCUAL FERNÁNDEZ

en la morfología y evolución de las poblaciones pesqueras variables talescomo la existencia o no de un refugio seguro para las embarcaciones, lamano de obra disponible y la presencia de mercados cercanos capaces deabsorber el producto obtenido.

Tras presentar el marco ecológico, demográfico e histórico de lascomunidades, nuestro trabajo pasa a describir una esfera propia de la pescaartesanal, definida por su oposición respecto a lo que puede ser el mundode los agricultores o de la ciudad: la coexistencia de dos espacios muy dife-rentes, el del mar y el de la tierra. El primero resulta casi por antonomasiamasculino, constituyendo una dimensión especial que no tiene parangón enla vida cotidiana de lagente de tierra. En el segundo las mujeres desem-peñan, también, un papel fundamental. En las relaciones cara a cara nodejan de percibirse las diferencias con poblaciones enmarcadas preferen-temente en otras actividades económicas. Ambos espacios constituyen elmundo de los pescadores, en el que se integran las vidas y labores de hom-bres, mujeres y niños. Su análisis ocupa el segundo de los capítulos, y en élse contraponen, por ejemplo, hombre y mujer, mar y tierra, o la pesca frentea otras estrategias económicas de la unidad doméstica.

A partir de aquí, se entra en el análisis de los problemas centrales deltrabajo. En primer lugar (capítulo III), se aborda el tema de los procesosdiferenciales de transformación que se desarrollan en las unidades de estu-dio en lo referente a las estrategias productivas, el cambio tecnológico, o laapropiación del medio.

Las estrategias productivas y la especialización en ciertos tipos detécnicas de pesca se hallan muy conectadas al cambio tecnológico, y éste enocasiones a la depredación de los ecosistemas naturales. El posible equili-brio entre explotación humana y capacidad de sustentación del ecosistemapuede verse sustituido con rapidez por coyunturas en que la depredaciónadquiere un papel protagonista, gracias a técnicas especialmente eficaces oa una sobrecapitalización. Las unidades productivas son las que aceptan orechazan las innovaciones que van siendo desarrolladas (en función de lasventajas que ofrecen según sus expectativas), y las que canalizan la mayoro menor capitalización a emplear en las faenas productivas, mostrando tam-bién diferencias en la disponibilidad de fuerza de trabajo, en las técnicasutilizadas y en su combinación. El estudio de tales estrategias proporcionainformación sobre las modificaciones que nuevas técnicas provocarán en lasunidades productivas y en la comunidad, en virtud de su rentabilidad y desus necesidades.

Estas distintas opciones se reflejarán en el seno de las poblacionesmarcando diferencias entre los grupos de pescadores, tanto por razoneseconómicas como, en cierta forma, ideológicas. A la vez, pueden ser enocasiones la causa de enfrentamientos por el supuesto carácter depredador

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23INTRODUCCIÓN

de ciertas técnicas. Una de las cuestiones más interesantes es en qué medidalas opciones de especialización e intensificación en determinadas formas depesca son más rentables para ciertas configuraciones de las unidades pro-ductivas. Concretamente, ¿bajo qué condiciones la abundancia de capital yde fuerza de trabajo disponible conducen a la intensificación del esfuerzoextractivo?

Las actividades de los pescadores se desarrollan sobre un medio queen teoría es de todos, propiedad común. Sin embargo, las unidades producti-vas utilizan esquemas territoriales para reducir la competencia y, en ocasio-nes, también para prevenir la sobrepesca. Uno de los ejemplos más signifi-cativos es el secreto con que los pescadores guardan celosamente la infor-mación referente a las zonas en que abunda el pescado. Por ello estudiamosla multiplicidad de formas de apropiación del medio marino insular, inten-tando establecer en qué medida variables tales como la densidad y predicti-bilidad del recurso determinan manifestaciones de territorialidad diferentes.

Por último abordamos con detalle la interacción de las diferentes es-trategias productivas con las relaciones sociales de producción y los proce-sos de circulación del producto. Pretendemos estudiar si, con la adopción denuevas tecnologías —que suponen incrementos del capital, del tamaño delos barcos y en ciertos casos de las tripulaciones—, los medios de produc-ción tienden a ser separados del productor directo, transformando las rela-ciones socioeconómicas y las formas de retribución de la fuerza de trabajoque sustentan la unidad productiva. Todo indica que se pasa de esquemasprecapitalistas a otros genuinamente capitalistas en una transición que tomala forma de uncontinuum. En el sistema a la parte pueden enmascararse,bajo formas supuestamente precapitalistas de distribución de la renta, rela-ciones capitalistas de absorción de plusvalor en términos de trabajo a desta-jo cuando pasamos de la pesca artesanal a la industrial. La soldada apareceen este caso como una forma de relación económica ventajosa para los em-presarios capitalistas que, compartiendo riesgos, invierten en una actividadextractiva azarosa e incierta. Al mismo tiempo, las relaciones sociales liga-das a los procesos pesqueros (distribución y comercialización del producto,relacionesface to facedentro de la comunidad, en el espacio a bordo, etc.)parecen transformarse, y el parentesco deja de poseer un papel esencial.Todas estas cuestiones relativas al reclutamiento, las relaciones sociales deproducción y los patrones de comercialización, constituyen el capítulo IV.

En gran medida nuestra labor es más un análisis de problemas que unestudio etnográfico. Por ello hemos dejado algunas cuestiones fuera de estapublicación. Por ejemplo, no analizamos el parentesco más que en su rela-ción con el reclutamiento, ni penetramos con profundidad en temas comolasuerte, la satisfacción en el oficio, los tabúes en la actividad pesquera yotras cuestiones de tipo ideológico. Tampoco abordamos en profundidad el

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problema de la administración de las pesquerías en Canarias o lahistoriainterna de las intervenciones en infraestructura que en los últimos años sehan desarrollado en las comunidades. A este libro lo complementan otraspublicaciones en preparación o ya en la calle. Se encuentra avanzado untrabajo de índole histórica sobre la pesca artesanal, en el que aportaremosalgunos documentos inéditos sobre la actividad. Esperamos que aparezcatambién en breve plazo un libro de técnicas de pesca donde se profundicenlos temas que someramente exponemos en el apéndice. Además, acabamosde publicar otro texto sobre el marco teórico a nivel mundial y nacional dela Antropología de la Pesca, que acaba de editar el Ministerio de Agricul-tura, Pesca y Alimentación (Pascual 1991c). Por ello, estos tres grandescampos reciben escasa atención aquí.

La investigación que ha conducido a la elaboración de este libro se haprolongado durante bastantes años. El inicio del trabajo de campo sobre lacomunidad de San Miguel de Tajao podemos fecharlo en 1980, y desdeentonces, con mayor o menor intensidad, se ha venido realizando en dife-rentes lugares de las islas. En El Pris comenzamos la tarea en 1982 y sobreel Puerto de las Nieves en 1983. Es en esta última comunidad donde nuestralabor sobre el terreno ha tenido una mayor profundidad, abarcando los dife-rentes momentos del ciclo productivo durante varios años. En cada una delas poblaciones restantes las estancias han sido más reducidas, y resultadifícil cuantificarlas temporalmente por el hecho de haber sido realizadas enmúltiples visitas, algunas de un mes, otras de pocos días. De forma paralelase llevaron a cabo estudios en otras comunidades, sobre todo del sur de laisla de Tenerife (Galván y Pascual 1989).

Las fuentes utilizadas en este trabajo han sido múltiples. Por unaparte, las oficiales, dentro de las cuales nos hemos centrado en el análisisde padrones, nomenclátores y datos de capturas, cuando ello ha sido posi-ble. En el caso de los padrones, el periodo temporal que abarcan es reduci-do. Por ejemplo, en Agaete sólo podemos retrotraernos a 1900, y es la co-munidad que posee mayor profundidad histórica. En las restantes, apenasllegan nuestros datos a los años veinte o treinta.

Entre las técnicas en las que se fundamenta esta investigación empíri-ca se hallan la observación participante y las entrevistas, ya sean dirigidas ono. La observación participante la hemos desarrollado tanto en el mar —pu-diendo apreciar las técnicas de pesca que se practicaban en cada comunidady con diferentes unidades productivas—, como en tierra, integrándonos enlas diversas esferas de la vida social. Además, siempre que fue posible,realizamos registros de información oral mediante cintas magnetofónicas,que serían sometidas a transcripción meticulosa y posterior tratamientoinformático. De aquí resultó una voluminosa fuente de datos para nuestroestudio. Numerosos informantes encuentran recogido su testimonio en este

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25INTRODUCCIÓN

corpusde cientos de horas de grabación. En las transcripciones que se plas-man en estas páginas hemos procurado respetar escrupulosamente la elocu-ción de los informantes, aunque hemos preferido no utilizar una transcrip-ción fonética estricta y realizarla de manera más intuitiva, facilitando lacomprensión, para el público en general, de la forma de hablar de los pesca-dores. Otra técnica que hemos utilizado con gran asiduidad en el trabajo decampo ha sido la fotografía. Bien en diapositivas o en material negativo deblanco y negro, hemos realizado amplios reportajes de las diferentes técni-cas de pesca y los artes empleados en cada una de estas comunidades.

No todo han sido facilidades a la hora de realizar esta investigación.Hemos encontrado algunos problemas insolubles, entre los que destaca ladificultad existente para obtener datos de capturas fiables y representativosde lo que es la pesca artesanal. Los disponibles desde los organismos ofi-ciales sobre las comunidades se reducen a inventarios de barcos indicandoen algunos casos la potencia de sus motores, recuentos de capturas realiza-das durante el plazo de un año, datos cuantificando el número de pescado-res y estudios sobre la plataforma submarina. Muchos, además, resultansimplemente erróneos. Por ejemplo, un voluminoso informe elaborado porun organismo oficial, afirma acerca de la comunidad de Agaete que cuentacon unas catorce falúas cuya motorización oscila entre los 10 y 15 CV.,excepto tres grandes con motorización mayor (datos de 1983). Pues bien, larealidad es que su número podía ascender a unas cuarenta, y que sus moto-rizaciones pasaban muchas veces de los 45 CV., llegando en ocasiones a los75 CV. Con esta observación se pone en tela de juicio el grado de precisiónque caracteriza a tales trabajos. En este ejemplo el índice de error pasa del200%, lo que sugiere su escasa fiabilidad, tanto más cuando ha sido tomadopartiendo de algo tan observable como el número de embarcaciones de unpueblo pesquero. En consecuencia, ¿qué grado de fiabilidad merecen estosestudios en otros aspectos no tan fácilmente medibles, como es el caso delas capturas a lo largo de todo un año?

La obtención de datos exactos sobre la productividad, que serían muyútiles, implicaría recoger con precisión las capturas de todas las unidadesproductivas de cada uno de los pueblos pesqueros que abordamos, a la vezy durante un periodo dilatado. Aquí comienzan nuestros problemas. Lacuantificación debe ser sincrónica y desgraciadamente excede nuestras posi-bilidades. Confiar esta tarea a informantes escogidos es arriesgado. Además,siempre resulta difícil calcular las capturas de las unidades productivas, auncuando se está físicamente presente. Pongamos el caso del Puerto de lasNieves, por ejemplo. En esta comunidad se descarga el producto de la pescaen tres lugares diferentes: el muelle y las dos playas que se encuentran asus costados. A veces llegan varios barcos a un tiempo y descargan de for-ma simultánea, lo que impide atender a cada uno. Tampoco será posible

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pesar y medir con precisión sus capturas, pues las vendedoras del pescadocompiten para llegar antes a los lugares de venta, y no permitirían la intro-misión del antropólogo para pesar su pescado o tallarlo, ya que esto reduci-ría las ganancias pues el precio disminuye conforme avanza la mañana.

En consecuencia, deberíamos confiar en nuestroojo educado a calcu-lar el peso de losbañosdel pescado. Por esta razón, la precisión de losdatos que pueden ser obtenidos no resulta excesiva, y aunque lo fuera, toda-vía tendríamos que solucionar el problema de su representatividad, ya quetan sólo hubiéramos podido medir las capturas de uno o dos años, en una delas comunidades, debido a las limitaciones a las que estamos sujetos. Aestos problemas hay que añadir la variabilidad del monto de capturas entreun año y otro, que para ciertas especies puede alcanzar la relación de uno adiez, o incluso más. Todas las razones señaladas imposibilitan la obtenciónde datos realmente significativos en este terreno. No obstante, hemos inten-tado paliar tales dificultades con apreciaciones cualitativas.

Este trabajo nos ha permitido establecer una especial amistad conalgunos de los pescadores de las diferentes comunidades, que ha superadolos límites de una fría relación informante-investigador, y que ha posibili-tado el acceso a temas de otra forma vedados. Muchísimas han sido laspersonas que, pacientemente en unos casos, y con verdadero interés por lahistoria de su pueblo en otros, me han dedicado horas de su tiempo. Seríadifícil citar a todas y cada una de ellas. Me limito aquí a agradecer de nue-vo su hospitalidad y amistad, esperando que este libro, que pretende atendera sus testimonios, les sirva para dar a conocer, más allá de la comunidaddonde residen, sus formas de vida, su historia y los problemas con los quese encaran diariamente.

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CAPÍTULO I

TRES PUEBLOS DE PESCADORES INSULARES

Lo que más distancia a las comunidades que aquí analizaremos es elentorno ecológico que las enmarca. Mientras San Miguel de Tajao se en-cuentra relativamente aislado en el Sur de la isla de Tenerife, y lo estuvomucho más hasta hace poco tiempo, El Pris y el Puerto de las Nieves, seencuentran en zonas muy pobladas, y ambas en vertientes Norte o Noroeste.

El Puerto de las Nieves es una pequeña población de pescadores situa-da en el Noroeste de la isla de Gran Canaria, en un pequeño cabo compren-dido entre la punta de Tumas y la Playa de las Nieves. En la costa cercanapodemos diferenciar dos zonas tomando a esta última como referencia. Alsur la costa es muy alta, constituyendo con el enorme murallón de Los An-denes los mayores acantilados de la Isla. Al norte, por el contrario, se vuelvemenos acantilada y no tan rectilínea, con entrantes y salientes no muy am-plios, que al formar pequeños golfos cambian de manera gradual la direcciónde la costa.

Desde el punto de vista del medio marino, la plataforma submarinacercana al Puerto de las Nieves es la más grande de todo el Norte de GranCanaria, y similar en extensión a la que presenta la zona Sur de la Isla (vermapa I)1. El territorio de pesca de los miembros de esta población se extien-

1 La isobara de los cien metros se encuentra sólo a un kilómetro al este de la Isleta. Por elNorte se alarga hasta cinco kilómetros de la costa y luego sigue contorneándola hasta puntaGuanarteme donde se acerca hasta tres kilómetros. Se vuelve a alejar al norte de Punta Sardinas.

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de desde la Punta de Sardina a la Punta de la Aldea, realizando lo que sedenomina una pescaentre puntasen el gran golfo que forman, sin salir dela línea imaginaria entre ambas y permaneciendo de esta manera abrigadosdel mal tiempo. Sólo salen de tal zona para la pesca de túnidos, desplazán-dose a otras partes de la Isla en su persecución, u ocasionalmente para lapesca con nasa más allá de la Punta de Sardina. La plataforma insular en quefaenan es muy amplia en comparación con la disponible para muchas pobla-ciones pesqueras de Tenerife.

El Pris se encuentra enmarcado en el municipio de Tacoronte, en unentorno ecológico agrícola en el que destacan los cultivos de vid y papas. Ellitoral posee acantilados de hasta 200 metros de altura en algunos puntos (elmás alto se encuentra situado en Caleta Salvaje, de unos trescientos metrosde altitud). Todos los barrancos que desembocan en esta zona son cortos eirrumpen en el acantilado formando profundas gargantas en el interior ypequeñas playas en su desembocadura, de cincuenta a sesenta metros delongitud. Al Norte de El Pris la costa se vuelve más suave, con menor pen-diente, desplegando hacia el interior la fértil vega de Valle Guerra. Más alNorte aparece un nuevo acantilado, cerca de Bajamar, para luego, siguiendola misma dirección, encontrarnos con otra zona de costa baja durante uncorto tramo en Punta Hidalgo.

Lo más destacable del contexto ecológico que enmarca a esta pobla-ción de pescadores es la superficie y orografía de su plataforma submarina.Baste decir que la batimétrica de los 500 mts. aparece a sólo 2 kms. de lacosta en los lugares llamados Barranco Hondo y Punta del Viento (ver mapanúmero II)2. Disminuye esta pendiente a partir de la mencionada Punta ha-cia el Norte, siendo bastante más amplia frente a Punta del Hidalgo. El fon-do se encuentra salpicado demariscos, manchonesde arena y algas, y, confrecuencia, de zonas pedregosas donde abundan las cuevas, simas y bajíos.

San Miguel de Tajao se encuentra a 10 kms. de Arico (Tenerife), capi-tal del municipio del mismo nombre, a la altura del km. 46 de la autopistadel Sur y a unkilómetro de la misma hacia el litoral. Tradicionalmente el

Frente a Agaete se separa 10 kilómetros de la costa y así continúa hasta Punta de la Aldea.Desde allí sigue paralela a la línea litoral que va a Maspalomas. Al SE. de esta punta se acercaa los cinco kilómetros, para luego adquirir su máxima anchura al SE. de la Punta de Tenefé,donde para alcanzar los cien metros de profundidad hay que recorrer 15 kilómetros.(GarcíaCabrera 1970: 74).

2 La reducida extensión de la plataforma la confirma García Cabrera:El zócalo que rodea a la isla de Tenerife sigue el contorno de la isla con algunas irregularida-

des. Los cien metros de profundidad se suelen hallar a las dos o tres millas de la costa en casitodo el litoral norte. En los alrededores de la cordillera de Anaga se aleja hasta las cuatro millas.(García Cabrera 1970: 19).

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municipio ha tenido un carácter agrícola, con un asentamiento de la pobla-ción en la zona de medianías y en especial alrededor de la antigua carretera(C-822) de Sta. Cruz de Tenerife a Guía de Isora por el Sur. Cerca del marse han desarrollado varios núcleos urbanos a partir de la construcción de laautopista del Sur. En la zonas bajas del municipio predominan los depósitospumíticos (tobas puzolánicas), que afloran entre coladas basálticas. Estosterrenos son en general áridos, con escasos cultivos, reduciéndose su vegeta-ción a tabaibales y cardonales.

Tajao se encuentra asentado sobre losmorros no cultivables de unaantigua finca agrícola, enmarcado en una costa baja y árida en la que abun-dan pequeñas playas de callaos y arena. Los barcos de la comunidad sevaran en una de ellas, protegida por un espigón de toba que penetra en elmar —La Laja—, que a la vez abriga la hondonada donde se encuentran lasmás viejas casas de pescadores. Al Oeste un pequeño promontorio en lacosta esconde otra playa similar a la anterior, antes totalmente despoblada yahora urbanizada en parte.

El clima de la zona se caracteriza por un elevado soleamiento tanto enverano como en invierno, escasas lluvias (menos de 75 mm. anuales) y vien-tos constantes, sobre todo el alisio en verano. Aunque su presencia sea oca-sional, el viento sur es el más peligroso. En palabras de un pescador:

El tiempo se estiró pa allá y se quedó, el viento que hacedaño es el viento del sur. El de esta mañana era viento para elOeste

San Miguel de Tajao se encuentra en una zona con escaso poblamien-to. Ello ha conducido, por ejemplo, a que en sus cercanías se ubique un granvertedero de residuos sólidos.

La plataforma submarina sobre la que efectúan la pesca los miembrosde esta comunidad es de mayor tamaño que la de El Pris, pero menor que laque podemos hallar en Agaete3.

3 Para una descripción más detallada de las características del mar de Canarias, en general, verel Estudio del Bentos Marino del Archipiélago Canario, Consejería de Agricultura y Pesca delGobierno de Canarias (1985: 8-10).

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1.- UBICACIÓN, PLATAFORMA Y MERCADOS: TRES CONSTRICCIONESECOLÓGICAS

Una serie de elementos ecológicos han condicionado las transformacio-nes en las comunidades de pesca artesanal de nuestras islas. Entre ellos po-dríamos destacar la plataforma submarina, la existencia o no de refugioseguro para las embarcaciones, la mano de obra disponible y la presencia demercados cercanos capaces de absorber tanto esta fuerza de trabajo como elproducto obtenido. Otro aspecto a considerar es la situación en las vertientesnorte o sur de la isla, que provoca situaciones habituales de mal tiempo o decalmasa lo largo del año.

Comentemos de nuevo lo referente a la plataforma submarina. En losmapas I y II se pueden observar las grandes diferencias a este respecto entrelas tres comunidades que comparamos. Mientras en el caso de Agaete resultanecesario por ciertas zonas adentrarse en el mar más de ocho kilómetros paraalcanzar la batimétrica de los cien metros, en el caso de El Pris bastaría, porlas zonas del Barranco Hondo y la Punta del Viento, adentrarnos dos kilóme-tros para alcanzar los 500 metros de profundidad... En palabras de un pesca-dor de El Pris:

Por Valle Guerra tienes que caminar mucho para llegar anueve liñas, hay que mandarle pa fuera. Sin embargo aquí, y ahídonde te digo yo, allí es más cerca, allí en los diez minutosestábamos en doce liñas. El risco este sale de aquí, de dondeestá la punta ésta, sale así por ahí pa fuera... Ahí es donde sepescan los chernes, a trece liñas, veriles como ese yo creo queno hay ninguno por aquí...

Las diferencias son lo suficientemente notables como para que estacuestión nos haga vislumbrar posibilidades de adopción de ciertos tipos detécnicas de pesca bastante diferentes en una y otra comunidad. Por ejemplo,el desarrollo de la tecnología de la nasa se encuentra ligado a la existenciade una plataforma submarina amplia, que permita utilizarlas en gran canti-dad. Este elemento favorece con claridad el auge de esta técnica en el casode Las Nieves mientras que prácticamente lo imposibilita en El Pris, o lodificulta en el caso de San Miguel de Tajao.

Por otra parte, las características y amplitud de la plataforma submari-na, podríamos decir agrosso modo, condicionan el mayor o menor potencialreproductivo de la biomasa y, por tanto, la riqueza pesquera de un determi-nado territorio. No posee la misma fertilidad un fondo muy rico enmarisco,rocoso y lleno de oquedades en las que puede criar el pescado (como es el

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caso de El Pris), que otro de arena olimpio (dentro del cual podríamos clasi-ficar muchas zonas cercanas a Tajao). Tales aspectos favorecerán o no elcrecimiento de las poblaciones de pescadores, y tendrán mucho peso a lahora de definir cuestiones como la territorialidad o las estrategias producti-vas, como más adelante analizaremos.

El conocimiento de los pescadores de la plataforma y de la ecología delas zonas en las que desarrollan su trabajo es muy profundo. Saben exacta-mente en qué tipo de fondo se encuentra cada especie:

La brota y pescados de esos es de más fondaje. La viejaestá donde hay mas musgo cerca de la orilla. Los sargos estántambién en la orilla y para fuera. Nosotros sabemos donde hayfondo de roca, fondo de arena. Lo sabemos por las marcas. Porel plomo ya se sabe que fondo hay. A un tal Miguel, de los Cris-tianos, tío de Domingo y de Antonio le dieron un premio. Ibacon los barcos y conocía todo el fondo. En la arena, lo más quehay son tapaculos, que son planos, que son planos parecidos allenguado, pero diferentes, arañas, rayas, lagartos, chuchos... Enlas rocas hay de todo, chopas, viejas, bocinegros, barracos...

Saber en qué lugares se puede encontrar el pescado resulta esencialpara la labor cotidiana de los pescadores, que han de reconocer, mediante lasmarcas4, la situación de las buenas zonas de pesca por medio del conoci-miento transmitido de padres a hijos y aprendido a lo largo de muchos añosen la mar.

Los pescadores diferencian las mareas y corrientes con las que se en-cuentran cotidianamente5. Esta habilidad les resulta imprescindible, porejemplo, al calar nasas a gran profundidad. Si hay corrientes o la mareaarrastra mucho, la nasa puede quedar desplazada de la ubicación deseada,cayendo a más fondo del previsto. Si ocurre así, el cabo que une el arte conla boya quizás resulte más corto de lo necesario, quedando éstaahogada,con lo que se corre el riesgo de perderla.

A través de unos mínimos signos los pescadores serán capaces de pre-decir el tiempo. Por la forma de las nubes al atardecer, por la arena de la

4 Por medio de dos ejes levantados sobre accidentes de la orografía costera los pescadores soncapaces de determinar cualquier punto en la mar de forma repetitiva.

5 En palabras de un pescador de Tajao:Según vacía aquí o llena ahí fuera, hace corriente para aquí o para allí. Nosotros estamos

aquí en tierra y sabemos cuándo la marea corre, ahí fuera, la corriente. A pesar de estar la marahí fuera quietita tiene corrientes en el fondo, de un lado para otro.

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playa, por el mismo sonido de las olas al romper. Las predicciones climato-lógicas de los telediarios son escuchadas, pero siempre se complementan conel conocimiento sobre el medio acumulado a través de generaciones.

Las poblaciones situadas en las zonas sur, y en especial las que sehallan en lascalmasde cada isla, disfrutarán de buen tiempo mucho másconstante a lo largo del año, y el mar de fondo resultará infrecuente. En esteaspecto la comunidad que resulta favorecida en principio es la de San Mi-guel de Tajao, que cuenta con el mayor número de días hábiles para salir ala mar de las tres que aquí examinamos. Sin embargo, no se halla situada enuna zona de calmas tan acentuadas como, por ejemplo, las que suelen darseentre Playa de Mogán y Arguineguín en la isla de Gran Canaria, o en elmarde las calmasen El Hierro, siendo frecuentes en ella vientos intensos6, so-bre todo durante los veranos, en lo que se asimila a la situación habitualdurante tal época en el Puerto de las Nieves7, causada por los alisios quedurante este momento del año alcanzan su máxima intensidad8. Además, lascondiciones del mar en las zonas norte durante el invierno pueden cambiarradicalmente en pocas horas, creando situaciones de imprevisibilidad y ries-go. Las consecuencias directas de esto son dos:

En primer lugar, los barcos grandes durante los veranos permanecenfondeados en las comunidades, pero cuando llega el invierno han de serpuestos en seco o trasladados a refugios pesqueros cercanos. La pesca ahoratendrá que desarrollarse con barcos pequeños, de 4,5-6 metros, que seránvarados a diario. En palabras de un pescador de Agaete:

Y no me ha pasado nada, y no me ha pasado nada, he sali-do con la mar buena, así, y he llegado con la mar, rebencazosque daban miedo.

El tiempo es malo, hay que sacar los barcos grandes, por-que a veces, si se te mete un temporal o algo tienes que correro para Las Palmas o para Mogán.

Desplazarse, aun con losbarcos grandes, hasta tales muelles en con-diciones climatológicas adversas, puede ser lo suficientemente comprometidocomo para no intentarlo. Atravesar las zonas depuntas(punta de Sardina, deLa Aldea, de la Isleta), en las que el mal tiempo secondensabajo tales cir-

6 San Miguel de Tajao se encuentra cercano a un parque de aerogeneradores, y ello puede darcumplida imagen de las características de regularidad e intensidad de los vientos en su zona.

7 En palabras de García Cabrera:Desde marzo a septiembre está sometida la isla a los vientosalisios que producen mala mar en las costas del NW., N. y NE.(1970: 76).

8 García Cabrera comenta las características de estos vientos en las páginas 20-21 de su librode 1970.

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cunstancias, resulta arriesgado, y más si se hiciera solo, pues cualquier ave-ría en el motor podría ser fatal para la embarcación y sus tripulantes.

En segundo lugar, al ser tan frecuente el mar de fondo el número dedías hábiles es reducido porque no se pueden botar los barcos al agua, aun-que la pesca sea posible a 200 metros de la línea de costa, impidiendo faenaren ocasiones durante quince o más días. A partir de este factor determinante,es fácil comprender que la existencia de refugio seguro, donde guardar lasembarcaciones, resulta un factor limitante para las posibilidades de desarro-llo de las fuerzas productivas en una determinada comunidad.

La diferente climatología que podemos hallar entre las calmas y lavertiente norte llega a producir conceptualizaciones del estado del mar total-mente enfrentadas. Lo que para un pescador de El Pris apenas será un peque-ño oleaje con el que resulta viable salir a la mar, para uno del Sur de la Islapuede convertirse enmar de fondoe impedirlo totalmente:

Ahora, las partes Norte son más peligrosas para trabajarque las partes del Sur... Con dos olas de nada abajo no van a lamar... En el Sur desde que vean un pisquito de marea... Noso-tros íbamos allá a echar el trasmallo en Alcalá, decían allá,¡una mar de leva!... Si hace siete u ocho días que no vamos a lamar, de la mar de leva que está... ¡La mar de leva...! Por lassalinas echábamos el barco como nada, por allí pa abajo, sí, unpisco de mar, pero para ellos era mar de leva...

El Puerto de las Nieves poseía hasta hace poco un pequeño muelle delsiglo pasado, tan ineficaz que resultaba casi inútil, pero ahora estrena unrefugio pesquero de dimensiones generosas para las embarcaciones de lacomunidad9. Nace tras grandes polémicas entre ecologistas, pescadores,administración, y otros sectores del mismo pueblo de Agaete. No creemosque únicamente sirva a los intereses de los pescadores. Su utilización parcialcomo puerto deportivo es segura, y las consecuencias de su construcción nose reducirán a ofrecer resguardo a las embarcaciones de los pescadores. In-fluirá de forma determinante en el desarrollo del sector servicios, ya de porsí cada vez más pujante en la comunidad.

San Miguel de Tajao no cuenta con refugio pesquero de ninguna clase,pero en sus cercanías sí que podemos encontrarlos (Las Galletas y Los Cris-tianos), y en ellos permanecen a veces losbarcos grandesde Tajao cuando

9 De hecho, aún no se encuentra terminado, y todavía tardará un año, como mínimo, para ello.Sin embargo, desde finales del verano de 1988 ya cumple la función de proteger contra el mar defondo a las embarcaciones.

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el tiempo no es favorable o cuando no es preciso utilizarlos por no habercardúmenes de túnidos en las cercanías. La situación no es idéntica a la deLas Nieves, pues el contar con muelle en la comunidad permite que el barcograndese emplee no sólo en la pesca de los túnidos, cual es el caso de Ta-jao, sino que se utilice para capturar otras especies pelágicas con traíña, oincluso para la pesca sobre demersales10. Si bien para la pesca sobre túni-dos es habitual que con este tipo de barcos se alejen las unidades producti-vas de la comunidad madre, y desarrollen sus actividades casi por toda laIsla, en la pesca sobre demersales es más difícil hacerlo, por el conocimientoque se debe tener de los fondos marinos de la zona para llevar a cabo lasfaenas pesqueras. Por otra parte, las ventajas que puede reportar el contarcon un barco grande no compensan las molestias de los desplazamientosdiarios a un refugio alejado. El Pris es la comunidad menos favorecida eneste terreno al no contar con refugio pesquero propio ni en las cercanías.Recientemente se ha intentado arreglar el embarcadero de la comunidad,pero el éxito de las obras no ha sido muy grande, pues las ventajas respectoa la situación anterior son casi inexistentes en cuanto a seguridad, aunque síse cuenta con mayor superficie de varada. El único refugio que podría suplirla carencia es el del Puerto de la Cruz, bastante inseguro y de reducido ta-maño, como comenta un pescador de El Pris:

En la parte del Norte no hay un puerto... El Puerto de laCruz es la parte más mala de toda la que hay en toda la Isla...Donde está el muelle pa fuera y sales a media mar pa fuera yuna cuarta de agua... Ahí mismo en la Punta esa que tenemosahí, ahí echas un espigón pa acá y ahí pueden atracar ferrys ylo que les dé la gana... En el Puerto de la Cruz no hay nada...Con el dinero que se gastaron en el Puerto de la Cruz se haceaquí un muelle...

Por otra parte, las relaciones con los pescadores de esta ciudad seencuentran deterioradas desde hace bastantes años. Se puede decir que soncomunidades enfrentadas a través de una historia común plagada de conflic-tos, especialmente en las últimas décadas.

La existencia de mercados capaces de absorber el producto de la pescase encuentra muy relacionada con la presencia de poblaciones cercanas de

10 De la utilización de bermeanos pequeños en la pesca de especies demersales, con técnicascomo la nasa o el aparejo, tenemos un ejemplo en Alcalá, varias de cuyas mayores embarcacionesse desplazan hasta La Gomera con este fin. El caso del Puerto de las Nieves no se queda atrás, puesembarcaciones de 11-12 metros han sido empleadas durante los veranos para pescas sobre demersa-les con nasas o palangre.

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cierto tamaño con las que ejercer una cierta relación simbiótica. En estecaso, también es Agaete la comunidad con mayores posibilidades, pues en-contramos en ella una población de pescadores inmersa en el seno de otramayor agrícola, que puede absorber parte de la producción, a la vez queproporcionar mano de obra abundante para las tareas pesqueras en las que nose necesite una gran especialización. Al mismo tiempo, existen mercadosadicionales para su pescado en todo el Norte de la isla de Gran Canaria, alos que se accedía tiempo atrás mediante intermediarios (burriqueros) en-cargados de transportar su elevada producción a otros pueblos más alejados.El Pris y Tajao no se hallaban situados tan cerca de núcleos del tamañonecesario como para absorber mucho pescado. La distancia impedía queexistieran redes de comercialización tan eficaces como las presentes en elcaso de Agaete, que además se veían favorecidas por una gran producción delas especies más solicitadas —sardinas, caballas, chicharros— gracias a loschinchorros.

El tema del mercado de fuerza de trabajo es otro aspecto fundamentalen nuestro análisis. Caben varias posibilidades en este terreno. La poblaciónde pescadores puede absorber del medio fuerza de trabajo temporal, o atiempo completo. A su vez los pescadores podrán trabajarpor tierra, en laagricultura, la construcción, los servicios, etc., de forma temporal, o aban-donando su profesión para dedicarse como actividad fundamental a estossectores11. A lo largo de la historia de cada una de estas poblaciones depescadores se han dado fenómenos dispares. Por ejemplo, si El Pris duranteun largo periodo noexportabafuerza de trabajo e incluso absorbía poblaciónde tierra, porque la pesca resultaba más atractiva para los jóvenes de lacomunidad que las restantes alternativas que se les ofrecían, ahora ocurre ala inversa, configurando un fenómeno que se puede constatar también enTajao y en Agaete. El estudio de cómo se ha ido estructurando esta relaciónserá un aspecto interesante al analizar la historia de las comunidades.

2.- DE LA MEMORIA ORAL A LA PEQUEÑA HISTORIA

En el análisis histórico el rasgo más destacado es la diferente profundi-dad temporal con que cuentan las unidades de estudio. Si Agaete ya es unpueblo constituido desde el siglo XV o comienzos del XVI, las otras dos

11 Aunque abandonen la mar para dedicarse a trabajarpor tierra, en muchos casos podemoshallar fenómenos similares a la agricultura atiempo parcialentre los pescadores: se trabajaportierra y cuando es posible se va a la mar para proveer a la unidad doméstica del pescado que le estan habitual, y para conseguir unsobresueldocomplementario.

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comunidades nacen a finales del siglo pasado o a comienzos del presente. Enel primer caso, se trata de una población de pescadores que profundiza susraíces hasta la época de la conquista; en los otros dos hallamos pescadoresdesarraigados, que se asientan en lugares más o menos favorables para lapesca, pero que no se consolidan como poblamiento estable hasta los añosveinte de este siglo. Tal naturaleza diferencial hace que otorguemos a Agaeteun papel especial en nuestro análisis. Comencemos describiendo algunosretazos de su historia.

2.1.- Un barrio de pescadores en una villa con historia; dos poblacionesrecientes en nuevos territorios

Agaete12 fue un bastión estratégico en la conquista de la Isla, y alcapitán que estuvo al mando de una torre que se construyo cerca de LasNieves, Alonso Fernández de Lugo, le correspondió esta zona en los reparti-mientos posteriores. Ya desde esta época eran notorias las buenas cualidadesdel Puerto de Agaete:

... entre los conquistadores fué, el capitán Alonso Fernándezde Lugo, muy buen soldado, alcaide que fué, mientras duró laconquista de Canaria, en la torre del Agaete, en el término deGáldar, y se le dió en repartimiento todo aquel término de La-gaete de tierras y aguas, un buen heredamiento para cañas deazúcar y parrales y tierras de ganado, con un puerto al mar,aunque pequeño, y muy abundante de pescado, el mejor de lasislas (Abreu Galindo 1602: 280).

Dos ingenios al menos existieron en Agaete13, empujados por la ren-tabilidad económica que el comercio y la producción del azúcar ofrecían,potenciada por la mano de obra utilizada, esclava en su mayor parte. La cañade azúcar se combinaba con otros cultivos, entre ellos los cereales14. Elcontexto favorable para este desarrollo de los ingenios y del cultivo delazúcar duraría casi hasta finales del siglo XVI. La competencia de la produc-ción americana y antillana sería fatal. A la caída de la caña de azúcar lesucedería el auge del viñedo, que hasta finales del siglo XVIII dio frutos de

12 Sobre la grafía de este topónimo existe una gran laxitud. También es conocido por Lagete,Laguete, Gaete, Agayte y Gayerte. Ver Jiménez Sánchez (1945: 9).

13 Ver Martín Ruiz (1982a: 523-5).14 Op. cit.

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cara a la exportación. Entró en crisis ante la imposibilidad de penetrar en losmercados europeos15. Durante todo este tiempo, desde la conquista, loscultivos de exportación habían sido combinados con otros de autoconsumoy subsistencia16. Con la crisis de la vid, estos últimos experimentarán ungran auge en la zona Noroeste de Gran Canaria. Por ejemplo, respecto aAgaete nos dice Escolar Serrano:

El cultivo de las tierras de Agaete alcanza las tres cuartaspartes del territorio; las mejores se dedican a maíz, y las infe-riores a trigo y cebada(1806: 231).

Aparte de lo referido en la cita anterior, persisten el resto de los culti-vos de subsistencia. Por esta época, el total de la población del pueblo deAgaete, según esta misma fuente (1806: 233), llega a los 1.399 habitantes.

Con la introducción de la cochinilla en 1830, de nuevo Canarias quedainmersa en un cultivo de exportación importantísimo para su economía. EnAgaete las tuneras y la producción de cochinilla tuvieron relevancia en cuan-to a la superficie que ocuparon, especialmente en el Valle, donde reinabantemperaturas favorables17. En este caso, como en todos los restantes deagricultura volcada hacia el exterior, una clase social minoritaria era, en sumayoría, la beneficiaria. Mientras tanto, la agricultura de subsistencia yautoconsumo permanecía siendo una actividad pobre. Lo poco que se expor-taba eran básicamente cereales, trigo y maíz, muchas veces para abastecerlos mercados de Tenerife18.

Gaete o Agaete, en el Noroeste de la isla, es un puerto conun castillo para su defensa. Sólo lo frecuentan barcos que trans-portan provisiones, etc., de aquí a Santa Cruz de Tenerife. Laregión en los alrededores tiene bastante agua, y abundan losfrutales. Desde Agaete hay una carretera a Las Palmas. (Glas1764: 61-2)19.

Hacia 1860, según el Nomenclátor de la Provincia de Canarias enAgaete había 2.501 habitantes; de entre éstos unos trescientos eran jornalerosy otros sesenta marineros (Olive 1865: 29). Quizás esta cifra de marineros

15 Op. cit, p. 528.16 Op. cit, p. 526.17 Martín Ruiz (1982a: 531).18 Martín Ruiz (1982a: 537).19 Con seguridad, esta carretera a la que se refiere Glas no es otra cosa que uno de los caminos

reales de la isla.

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sea inferior a la real, pues los matriculados en la armada llegaban a 146. Decualquier forma queda clara la antigüedad de la tradición marinera de lacomunidad. Es una lástima que el estudio de Escolar Serrano, que se con-serva incompleto, no ofrezca más datos sobre este tema en Agaete. En elcaso de Gáldar sí afirma que había un barco de pesca con tripulación de seispersonas, y dos para el cabotaje con Tenerife, de doce hombres cada uno20.

Dos transformaciones acaecidas en el siglo XIX tendrán importanciafundamental para el Agaete actual. En 1864 se aprueba la construcción deuna carretera que uniría la comarca a la vía que, en construcción, llegabahasta Guía21. En 1875 se construiría el primitivo muelle de Las Nieves, queprácticamente no ha sido modificado ofreciendo nula protección contra elmal tiempo, y que hasta la realización del nuevo refugio pesquero en lacomunidad era el único existente en toda la zona Norte de Gran Canaria22.Desde tiempo atrás se mantenía un frecuente comercio de cabotaje en lazona, en el que el Puerto de las Nieves junto con el del Juncal eran cla-ves23. Siguieron funcionando ambos a la vez por lo menos hasta el sigloXIX. Madoz hablará en estos términos del municipio de Agaete y del Puertode las Nieves:

Confina el término por el Norte con el de Gáldar; por elEste con el de Guía; por el Sur con el de San Nicolás, y por elOeste con el mar, donde se halla el Puerto de las Nieves, deno-minado así por una ermita que en el mismo puerto se encuentra.Se hace por él un comercio bastante activo. (1847, Vol. X: 19).

Con la construcción del muelle este comercio se estabilizará en elPuerto de las Nieves de forma definitiva. A la vez y durante toda su historia,se realizaba una activa pesca. Como dice Verneau:

La gente instruida es completamente distinta, desde estepunto de vista, a la del pueblo. Éstos tienen una reputación muy

20 Destinado a la pesca hay un barco con una tripulación de 6 marineros. Como Gáldar y todaesta zona tiene su economía dirigida al comercio y abastecimiento de Santa Cruz de Tenerife, susvecinos se han visto precisados a poner en servicio 2 barcos con una tripulación de 12 hombrescada uno, encargados de realizar el tráfico entre Gáldar y Santa Cruz de Tenerife dos veces porsemana. (Escolar Serrano, 1806 Vol. 1: 270).

21 De su construcción da referencia Verneau:De Gáldar a Agaete el país es árido, relativamente poco accidentado y es fácil franquear los

10 kilómetros que separan estos dos puntos, aunque la carretera no esté terminada y haya querecorrer senderos decorados con el nombre de caminos reales.(Verneau 1891: 170).

22 Para estos datos ver los artículos de Pablo P. Jesús Vélez (1974).23 Calero Martín (1979: 20).

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merecida de tunantería e indelicadeza. Casi todos son pescado-res, que no se enriquecen con este oficio, pues por abundanteque sea el pescado en estos parajes, están muy alejados de cen-tros importantes de población para encontrar una salida fácil.Por necesidad, consienten en hacer otro trabajo y no exigen unsalario elevado.(1891: 170).

Las palabras de Verneau sólo son parcialmente ciertas. La lejanía depoblaciones como Gáldar no era importante. Como dice Viera,Gáldar: Elcamino desde Lagaete es como de una legua llana(1783: 396), y esta dis-tancia era fácil de recorrer con burros. Otra cuestión es la de enriquecersecon la pesca. Al haber mucho pescado y muchos pescadores, el precio delproducto era reducido.

Los últimos cultivos de exportación han sido el plátano y el tomate,que tuvieron un gran desarrollo en las zonas costeras, en las que, además, seencontraban situados los almacenes de empaquetados, lo que significó untrasvase de población desde partes altas y medianías hacia la costa24. Elloimplicó a su vez un envejecimiento de la población de estas zonas y unapaulatina destrucción de su agricultura de subsistencia y autoconsumo, porlos menores recursos humanos de que en ellas se disponía. La época clavedel boomtomatero y platanero fue la década 1920-30. Pero el crecimiento delas extensiones de cultivo, fuerte en este período, se estancará posteriormen-te. Años más tarde, en los sesenta, el estancamiento se convertirá en movi-miento de retroceso, con una fuerte emigración hacia la ciudad de Las Pal-mas. En 1975 el porcentaje de población activa dedicada al sector agrario enAgaete no llegaba al treinta por ciento, cuando había llegado a alcanzarmucho más del doble de esta cifra años atrás.

Hemos hablado, hasta ahora, del contexto que enmarcaba a la pobla-ción de pescadores de Agaete, que es muy distinto del que podemos hallaren el caso de las otras dos comunidades. Ambas nacieron primero comolugares de hábitat temporal de pescadores, y en el caso de San Miguel deTajao, esta actividad se combinaba con un tráfico de cabotaje pujante. En-contramos datos que afirman que la zona que ocupa El Pris25, anteriormentedenominada Puerto de la Madera, actuó como eje del tráfico de cabotaje y

24 Martín Ruiz (1980: 269).25 El nombre de El Pris, según los pescadores, deriva dedar pris al barco, lo que significa

amarrarlo asegurándolo a una roca, noray o similar. En la zona de El Pris había un lugar donde unode los primeros pobladores amarraba su barcoel Pris de Eleuterio, y a partir de aquí se diferencióla zona que hoy ocupa la comunidad de la denominaciónPuerto de la Madera.

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el comercio de la rica y fértil vega de Tacoronte26. La época en la que estepuerto o desembarcadero dejó de prestar servicio no la conocemos con exac-titud27. Lo que sí resulta claro para nosotros es que los pescadores, cuandose comenzaron a asentar temporalmente en la zona, desconocían su papel enel tráfico de cabotaje, y no participaron nunca en éste. Como dice un pesca-dor de El Pris, ya mayor:

¿Me dijo P. que cuando estuvieron haciendo la rampa esapara los barcos encontraron debajo hornos de cal?

Habían dos, uno aquí y otro en el barranco. En medio delbarranco había otro, y aquí en la playa había otro, y allá habíauna piedra grande de un molino también. Todo entullado. Se veque los barcos antes descargaban también por aquí algo. Y elllamado Puerto de la Madera será que descargaban y subían lamadera por ahí pa arriba a lo mejor... Y arriba descansaban ahíencima y le pusieron Puerto de la Madera a lo de ahí encima...Algo tiene que ser.... Al ponerle Puerto de la Madera aquí tieneque ser...

¿Ustedes nunca llegaron a ver barcos de estos por aquí...?No... Sería mucho antes... Ni los viejos mismos, ni mi abuelo

que murió de setenta y pico de años, nunca me acuerdo de oírleque descargaran nada...

El caso de San Miguel de Tajao es, en este sentido, totalmente opues-to. Si los pescadores de El Pris no participaron nunca del cabotaje, ésta fueuna actividad que marcó el mismo nacimiento de Tajao.

26 Viera lo incluye entre los principales de Tenerife (1783: 419), al igual que Glas (1764:77). Calero Martín también integra el Puerto de la Madera entre los desembarcaderos de la isla(1979: 18-9).

27 La carretera que unía Santa Cruz con La Laguna y Tacoronte parece que data del siglo XVIII.Como dice Pulido Mañes:

La situación de la red viaria insular hasta mediados del siglo XIX venía dada por la prácticainexistencia de carreteras que merecieran tal nombre, si exceptuamos la que enlazaba Santa Cruzcon La Laguna, que se prolongaba hasta Tacoronte (17 kms. en total). Heredada del siglo anterior,aparecía como la más importante vía de comunicación terrestre de la isla, debido no tanto amotivos económicos como políticos. (...) Será precisamente la riqueza agrícola de las comarcas delnorte, el factor que asegure un pronto enlace terrestre entre ellas y con la capital. Ya en 1864 lacarretera había llegado hasta la Orotava y años más tarde, en 1899, también estaba asegurada lacomunicación con el Puerto de Garachico...(1981: 199-200).

Al existir comunicación terrestre desde mucho tiempo atrás la funcionalidad del Puerto de laMadera sería muy reducida, de ahí su desaparición como tal.

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Los ascendientes de esta gente, uno que llamaban Domingo,Domingo el Palomo. Puede haber ahora 80 años, próximo,vivieron ahí en una cuevita que está ahí. Criaron la familia yahí empezaron. Vinieron recién casados, y los hijos son esosmismos que usted ha visto ahí, más viejos... Vivían en una cuevaque le dicen la cueva Cha Calixta, está en la parte de arriba dela plaza, subiendo a la derecha, blanquita con las puertas demadera; esos eran unos cuevachitos sin puertas ni nada.28

Domingo el Palomo era natural de Fasnia, nació en 1857 y una vezcasado en el Porís de Abona vino a residir a Tajao. Su asentamiento en estelugar de la costa se vio favorecido por la existencia de un buen manantial deagua potable. Este personaje era, a la vez que pescador, el encargado de todoel tráfico de cabotaje que se estableció tanto en el mismo Tajao como enotro desembarcadero cercano que llaman La Caleta. Ambos servían comopuerto para la exportación de los productos agrícolas de las comarcas cerca-nas y para la entrada de importaciones varias: azúcar, café, etc. El primerembarcadero fue Tajao, por el que se exportaban laslosas de una canteracercana con destino a Cuba.

Y primero estaban en esas canteras cavando losa, y salíanlos barcos de ahí pa Cuba, cargados de losas de esas... Y esacasa que estaba ahí tenía todos los pisos de losas de esas... Losbarcos llegaban y descargaban la sal y la cal y eso, y despuésiban a la parte del morro ese, se fondeaban allí a cargar delosas, con mi abuelo. Mi abuelo estuvo hasta de cabrero... Miabuela era de Las Palmas, Adelaida... Mi abuelo era lonjero delos barcos, consignatario, y pescaba... Antes todo con camellosy burros y bestias...

Hicieron esto para lonjas de los barcos, descargaban sal yeso, y aquí no había nada más que eso. Un tal Saavedra, y des-pués mi abuelo fabricó ahí... Y después fabricó en La Caleta,porque había más soco para la cuestión de embarque y desem-barque de las lanchas, y se fondeaban en la boca esos barcos,y después las lanchas descargaban. Y después de que se abrió lacarretera ya no había que descargar y se fracasó...

28 Esta transcripción corresponde a una entrevista realizada en 1980. La primera referencia queencontramos de poblamiento en Tajao o Tabaibarril es de 1888 en elNomenclátor de las ciudades,villas, lugares y aldeas y demás entidades de población de España en 1 de Enero de 1888. Segúntal fuente existían en la comunidad 10 personas, que serían Domingo el Palomo y sus hijos.

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El primer asentamiento se realizó en Tajao, para posteriormente trasla-darse a La Caleta donde llegaron a tener teléfono antes de la guerra, lo queindica la prosperidad e importancia que alcanzó como embarcadero. Conti-nuaron trabajando los barcos en ambos sitios aunque la residencia de Domin-go el Palomo y su familia permaneció estable en La Caleta, pues era allídonde se realizaba el mayor movimiento comercial. El auge de estos embar-caderos estuvo conectado al desarrollo del tomate como cultivo de exporta-ción. El carácter perecedero de los frutos hacía que el rápido embarque ytransporte a los centros de distribución resultara fundamental:

Porque la fruta era para el primero que llegara, el barcoprimero que llegara se llevaba la fruta...

¡Quién vería las carreras...!Las carreras... Que cuando el barco llegaba a Santa Cruz

llevaba las chimeneas quemadas... La fruta quedaba entongada,y el primero que llegara se la llevaba, fuera de la casa que fue-ra... Con las prisas se la daban... Fyffes como tenía mucho, elprimer vapor que pasara que le llevara la fruta.

Después de la caída del tráfico de cabotaje por la construcción de laantigua carretera del Sur de la Isla, Domingo el Palomo y parte de su familiase quedaron en La Caleta durante algún tiempo29. Pero ya no era necesarioque permanecieran allí por las adecuadas condiciones que presentaba la zonacomo puerto de cabotaje. La escasez de agua les empujó a retornar a Ta-jao30. Ya no era Domingo el Palomo consignatario, ni buena parte de sus

29 El desarrollo de las comunicaciones por tierra con el sur de la isla fue una empresa bastantetardía. La menor riqueza agrícola y la existencia de vías de comunicación que conectaban lasdiferentes comunidades con el mar, para desde aquí transportar los productos en embarcaciones decabotaje, hizo que la construcción de la carretera del sur de la isla se retrasase:

Aprobado el proyecto en 1864, va a tardar aproximadamente un siglo hasta llegar a Guía deIsora, punto en el que confluye igualmente la carretera del Norte, configurando el único sistemade circunvalación de la isla. Una vez comenzadas las obras, en 1873, llegará a Granadilla en1876, a Fasnia en 1907, a Arico en 1927, a Granadilla en 1933, a S. Miguel y Arona en 1940 y1941 respectivamente. En 1960 estaba ya terminada hasta su encuentro con el camino vecinal deAdeje a su puerto, faltando aún por realizar el enlace hasta Guía, que se concluirá hacia 1970,transcurrido casi un siglo desde su comienzo. (Pulido Mañes 1981: 200).

No es de extrañar, por tanto, que sea en la década de los treinta cuando decaiga el comercio porvía marítima en Tajao y La Caleta.

30 Como dice la mujer más anciana de Tajao (que también era conocido como Tabaibarril o LaLaja):

Y un amigo le dice... Fuerte falta tienes de dos rebencazos, en vez de irte pa allá pa Tabaiba-rril que decían a aquí, y tienes que ir a Tajo por el agua... En cuanto llegó a casa, dicen que ledijo a mi suegra... Que mira Adelaida, Adelita le decía, ahora mismo me voy pa La Laja... ¿Por

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hijos trabajaban en los barcos, que habían generado una gran cantidad deempleo. El fundador del linaje, con algunos familiares, permaneció pescan-do en Tajao, pero muchos de sus hijos o nietos tuvieron que convertirse enpescadores ambulantes que se trasladaban por toda la vertiente Sur de laIsla, incluyendo a Santa Cruz, en busca de nuevos lugares donde desarrollarsu trabajo y de mercados en los que poder vender el producto. Muchasveces esta búsqueda les condujo a trabajar por tierra en fincas de tomates oplátanos.

En esto sí encontramos similitudes con los pobladores de El Pris, queprovenían de Punta Hidalgo y de Los Llanos, en Santa Cruz, pues eran comolas tribus de pescadores a las que se refería Verneau (1891: 164), que sedesplazaban por la Isla, durmiendo donde podían y sin más propiedades queel barco:

Los barcos pasaban por la mar, en el verano, salían de LaPunta, y cuando... Estaban en Santa Cruz, en Los Llanos, dondeestaba el castillo viejo que estaba allí, no sé si ustedes se acuer-dan... Allí estaba, yo me acuerdo de irme a quedar allí, a casade mi tío, dormir allí, unas casas viejas que habían allí, yo mellegué a quedar en el suelo, toda Punta Hidalgo estaba allí... Yallí cogían después cuando ya el verano, pues se marchabanaquí, unos pa La Punta, unos pal Pris, a remo... A vela y aremo, más a remo que a vela... Cuando entraban pa aquí, segúnme contaba mi tío Fele y esos que están, dicen que era más aremo porque veces no había viento...

Entrando junio ya venían para El Pris... Que ya veían elverano, y entonces, cuando entraba octubre, cogían otra vez lacesta y todo, las mujeres por tierra, cargaban en el barco lo quepodían, las cosas y se marchaban, y las mujeres venían por tie-rra caminando, según me ha contado mi madre.

Estos grupos de pescadores venían huyendo del hacinamiento de LosLlanos, en Santa Cruz, donde pasaban los malos tiempos del invierno, apro-vechando las mejores condiciones de la otra vertiente de la Isla. En Los Lla-nos residían en ciudadelas, sin catres y con una familia por cada habitación.

Los pescadores de El Pris, en sus primeras estancias temporales, tuvie-ron que enfrentarse a la incomprensión de algunos de los habitantes de la

qué? Porque me dijo no sé cuál, no me acuerdo como lo llamaba, dice, y es verdad, y entoncesempezó aquí, en un corral, Domingo el Palomo Díaz Pérez.

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zona a quienes, como pescadores de caña, no les interesaba que se asentaraotra población que pudiera molestarles. Sin embargo, las relaciones con elresto de los agricultores eran muy buenas, y fue precisamente gracias a laayuda prestada por algunos de ellos como se decidieron a formar el asenta-miento estable hacia 1915:

Cuando terminaba este mes de octubre se marchaban paraSanta Cruz (...), pero después iban a trabajar a Santa Cruz... Yaentonces seño Astasio que vivía en el Puerto de la Madera, untal Astasio que era el más viejo le dijo: señor Pablo, usted noconoce esta mar aquí en el invierno... Dice: ¡Qué va mi niño, yome quedo aquí y me muero de hambre! Entonces dice el señorAstasio: mire, señor Pablo, usted no va a pasar hambre aquí,usted se queda que usted aquí se gana la vida seguro, y si no austed no le va a faltar ni trigo para hacer el gofio porque yo selo doy... Entonces mi abuelo pues dice: pues bueno, si ustedcumple con la palabra esa pues me voy a quedar, y mi abuelo sequedó en las cuevas grandes en el barranco, de la época... Lascuevas grandes que están allá... Y entonces siempre me ha dichomi madre que se quedaban allí, todos los pescadores juntos, ydespués cuando mi abuelo se quedó el primer año, ya despuésya empezaron a quedarse, y entonces pues bueno, mi abuelo vioque en el invierno también habían bonanzas aquí y se podíadir... Ya entonces mi padre se casó, se casó Fele con una queera de aquí de Tacoronte, del barranco de San Juan, y ahí em-pezó, dispués mi madre se casó con un hermano de...

Se asentaron en El Pris por varios factores. En primer lugar, era unazona favorable para la pesca, tanto pelágica como demersal. Años atrás loscardúmenes de viejas llegaban a enrojecer la mar —no se comercializaba—y la pesca de boga, chicharro, sardina, y caballa no presentaba ningún tipode dificultad. Había poblaciones de agricultores relativamente cerca. Noexistían más pescadores en las cercanías, hasta Punta Hidalgo, y había aguaabundante de manantiales por toda la zona. El embarcadero no era demasia-do bueno, por lo inclemente de la mar del Norte de la Isla, pero sí de lomejor en esta vertiente. Huían del hacinamiento de barrios como Los Llanosen Santa Cruz, de las ciudadelas y de la competencia del gran número depescadores que había tanto allí como en Punta Hidalgo.

Vivían bajo tinglados realizados con velas y también en cuevas, lasmismas que fueron utilizadas por los aborígenes de la isla. Es una zona muyrica en restos arqueológicos, y en varias de estas cuevas existían hasta hacecuarenta años enterramientos guanches, o concheros inmensos, que fueron

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destrozados por los pescadores al ocuparlas como viviendas, y también porla construcción de casas y carreteras. Verneau describe en el siglo pasadopescadores con un hábitat similar:

Tampoco diré nada de la aldea de El Carrizal ni de susmolinos de viento, y me limitaré a mencionar que, en el mismoborde del mar, vivía una tribu de pescadores en cuevas que yahabían servido de viviendas antes de la conquista. (Verneau1891: 175).

Tanto en El Pris como en Tajao sus pobladores tuvieron múltiplesdificultades para asentarse en un terreno baldío. Por ejemplo, pese a la pre-cariedad de su vivienda los pescadores de El Pris tuvieron que estar pagandoalquiler por las cuevas durante años. Después de un accidente por desprendi-miento del techo comenzaron a edificar casas, aunque todavía hoy, en oca-siones, continúan usando parte de las antiguas cuevas, aprovechando sufrescor en verano y la agradable temperatura que mantienen en invierno. Lapropiedad de la tierra en la zona estaba dividida entre varias personas, yhubo frecuentes litigios legales a cuenta de la construcción de viviendas.

Veamos qué ocurría en Tajao con estos problemas. Domingo el Palo-mo, el fundador del linaje, gozaba por su posición de consignatario de unagran consideración en la comarca. Antes de que se comenzara a especularcon el suelo en ella, tanto él como su familia tenían permiso para edificar enTajao, con tal de que lo hicieran sobremorrossin tierra.

Sí, hombre, los nietos del señor Domingo, la familia delseñor Domingo pueden fabricar. No me cojan tierra, sino fabri-car en los morros, por eso no se ha cogido terreno, está ahítodo... Como no cogían terreno todo el mundo era por el mismolado... Esto fue todo dado, todo, entonces fui y fabriqué ahí, enla casita que tiene dos balconcitos ahí, hice dos cuartitos ysaqué bloques, de tosca pero macizos... Y saqué y saqué, hicelos dos cuartitos esos y los teché... Uno no llega a tres por tres,tres por dos noventa tiene... Y después empecé y encalé uno, yencalé otro, como se encalaba antes... Una escoba y un pincel,enjalbegar nada más, como se hacía antes...31

Es precisamente este requisito, el tener que construir al pie de losmorros y con posterioridad, al cambiar de manos el terreno, el tener que

31 Esto ocurrió hacia el año 55, cuando hacía varios años que había muerto Domingo el Palomo.

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hacerlo a escondidas pues los nuevos dueños no permitían la construc-ción32, lo que ha conducido a una peculiar distribución espacial de las vi-viendas en el pueblo, separadas en dos grandes grupos. También ha cola-borado a ello el distanciamiento entre varias de las ramas del linaje, quecoinciden con estos dos espacios diferenciados33.

Sólo en la última época, desde 1983, cuando TEN-BEL decide venderlos terrenos de la zona, podrán los pescadores comprar solares en los queedificar sus viviendas, lo que produjo un aumento notable del volumen cons-truido en apenas cinco años, gracias también, a partir de 1987-8, a nume-rosas edificaciones ocupadas por veraneantes y trabajadores de hostelería delSur de la Isla.

Tales dificultades para el asentamiento se han correspondido a la esca-sez de comodidades con que han contado los habitantes de Tajao. Hasta1983 no había en el pueblo ni agua corriente, ni luz, ni teléfono. Todas lascomodidades se reducían a motores acoplados a generadores que proporcio-naban luz por las noches, bombas para llevar el agua a las casas desde unmanantial cercano —el lavadero—, y unchorro de agua que se instaló en laexplanada que existe en el centro de las casas, al cual las mujeres o losniños debían acercarse para surtir de agua potable las viviendas.

En Agaete la población de pescadores ha estado, hasta los años cin-cuenta, integrada plenamente en el casco urbano con agricultores o artesa-nos. Sólo algún pescador residía en el Puerto de las Nieves, donde se halla-ban los edificios de empaquetados de tomates. Con la construcción en 1951de un grupo decasas baratas, viviendas sociales de promoción pública,

32 Cuando la finca pasó a manos de D. Jesús Ramos ya se puso un guardián para impedir laconstrucción de nuevas viviendas, lo que se agravó cuando la propiedad de las tierras llegó a TEN-BEL, compañía de promociones turísticas. El guardián en el primer momento era un miembro dellinaje que constituye a San Miguel de Tajao, y pese a ello, sus familiares a veces tenían que cons-truir a escondidas:

¿De quién era esto antes?... De D. Ramón Peraza, y después lo compraron D. Jesús Ramos panegocio ya... A él, y después ya no dejaba fabricar, ya puso un guardián allí, A. estaba de guar-dián ahí, y hacían falta más viviendas porque aquellos cuartos... Entonces le dije a tío A., me dijoque no, empecé a hacer bloquitos ahí detrás y los traía con la noche, cinco o seis bloquitos todoslos días, y cuando ya tenía unos cuantos, entonces, con la noche los puse y más o menos, si noquedaron derechos pues, y a plomada, y por la mañana cuando llegó estaba aquel pedazo levanta-do y encalado. Lo encalé, pa que hiciera juego con el otro pedazo de casa que estaba allí. Ydispués fabriqué encima, la reforcé, le hice el cuarto de baño y le puse mosaico de esos deveinticinco...

Cuando llegó TEN-BEL contrató un guarda jurado, que tuvo también que vérselas con lanecesidad y la picaresca. En el caso de El Pris en muchas ocasiones se siguió la misma política dehechos consumados.

33 Este tema de la distribución espacial de los grupos de parentesco se encuentra desarrolladoampliamente en Pascual, Mesa y Pérez (1982: 51-2).

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realizadasex-profesopara pescadores y situadas en Las Nieves, la situaciónse modifica radicalmente. En este núcleo se encuentra hoy la mayor parte delos pescadores de la comunidad. Las unidades domésticas que nacieron apartir de la fecha de su construcción han padecido frecuentes dificultadespara encontrar alojamiento. En su mayor parte se han acomodado en otrosgrupos de viviendas sociales que han sido realizados en el casco de Agaete.

2.2.- Pescadores, marineros y labradores

De las tres comunidades que ocupan aquí nuestra atención, en dos deellas el cabotaje tuvo una importancia primordial. Para San Miguel de Tajaofue lo que dio sentido al asentamiento en su primer momento. En Agaeteabsorbió un buen porcentaje de la fuerza de trabajo durante siglos.

Diversos testimonios confirman la importancia de la actividad en elPuerto de las Nieves a lo largo de una época dilatada, prácticamente desdela conquista. El que la construcción del pequeño muelle con el que todavíacuenta la comunidad se llevara a cabo en 1875, invita a reflexionar en estesentido.

De entre las familias que poseían barcos dedicados al cabotaje en lazona, destaca la delos Trujillo, que llegaron a tener una verdadera flota devapores y veleros, realizando esta actividad entre las Islas y con la cercanacosta de África. En total tendrían alrededor de diez barcos, una verdaderaflota para la época. Otras familias que poseían buques destinados al cabotajeeran losPadrónde Gáldar, los deMaría Pepade Agaete, una cambulloneraa la que conocían comoLa Cangreja, etc. Más de una quincena de buquesdestinados al cabotaje se hallaban en la zona, y teniendo en cuenta que cadauno de ellos contaba con una tripulación que oscilaba entre 10 y 12 hombres(al menos), nos podemos hacer una idea de la importancia que poseía tantopara el pueblo como para la población de pescadores. Además, otros buquesde lascompañías del tomate(Fyffes, Cory, etc.) también tenían entre sustripulaciones a muchos marineros de la comarca.

En suma, para una población que oscilaba entre las 3.159 personas en1900 y las 4.900 en 1940 (población de derecho), el porcentaje que se derivade un simple cálculo es muy elevado, lo que se confirma con los padronesde la época. En 1910 aparecen unos 250 marineros y, entre éstos, 9 comopescadores. En tal momento la diferenciación no era del todo nítida entreambas actividades. Si bien muchos de los llamados marineros no eran pesca-dores en sentido estricto, pues su familia procedía de tierra y sus actividadesen la mar se ceñirían al cabotaje, sí que podemos decir que los pescadoresde la época habían trabajado casi todos, durante un período más o menoslargo, en barcos comerciales.

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La dedicación que mantenían los pescadores de la zona Noroeste deGran Canaria a las faenas extractivas de la mar era a tiempo parcial. Durantela primavera y el verano se dedicaban a la pesca, pues en esa fase del cicloanual la climatología favorece la actividad, y desarrollaban sus labores prefe-rentemente en la zona Sur de la Isla, por existir en ella delegaciones de com-pañías conserveras o de salazón34 y darse elevadas capturas de túnidos. Alcomenzar el invierno, la lluvia les obligaba a desplazarse de las chozas malacondicionadas que habitaban en los barrancos de Mogán o Veneguera. Desdeallí volvían a Agaete, donde se encontraban con un mal tiempo casi continuo(mar de leva oreboso), por lo que tenían que combinar la pesca con otrasactividades: éste era el caso del cabotaje35:

¿Antes iban a Mogán en los veranos a pescar?Antes del movimiento díamos todos los años, todos los años,

hubiera o no hubiera, díamos en abril. Y a veces nos corría elinvierno de allí... Cuando el invierno nos corría porque no tenía-mos casas, sino eran chozas...

¿Y antes en los inviernos se embarcaban?Yo antes de soltero todos los años... Cuando venía de Mo-

gán... ¡A embarcar! Me embarcaba.

No sólo era el cabotaje la alternativa a escoger, muchas veces trabaja-ban en la agricultura, evitando los tiempos muertos ocasionados por el malestado de la mar.

En Tajao ya hemos comentado la importancia que para el nacimiento dela comunidad tuvo el tráfico de cabotaje. Muchos de los hijos y nietos deDomingo el Palomo participaron como marineros durante largo tiempo. Ade-

34 En primera instancia, las factorías de Mogán eran simplemente depósitos de salazón:Una factoría de salazón, una factoría grande con un depósito, y las albacoras las hacían

trozos, las pelaban, le quitaban lo negro, y las hacían pedacitos de un par de kilos, y eso día altanque, salado, ahí se curaba con la salmuera... cuando estaba curado, entonces las empaquetabanen barricas, con la salmuera y eso, y dispués se la echaban, la dían a recoger los barcos de losTrujillo... y eso era para embarcar, lo llevaban a Las Palmas y de ahí las transportaban... Dis-pués, más tarde, por el Movimiento venían de allá, de La Gomera, venían unos barcos, (...) arecoger el pescado que se día cogiendo fresco, pa llevarlo allá pa laterío, allá, porque aquí nohabía, lo tenía en La Rajita que era donde tenía LLoret máquinas de conservas, pero antes erasalazón.

Después delMovimiento, por el ocaso de los barcos de cabotaje que transportaban los barqui-llos de los pescadores de Agaete a Mogán, por la crisis económica, por el desarrollo del transportepor carretera, los traslados a Mogán de los pescadores de Agaete se desvanecieron.

35 Hernández González y Arvelo García (1984: 43-4) relacionan de forma similar a los marine-ros y pescadores.

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más del trabajo que ofrecían los barcos como tripulantes, para manejar laslanchas, y llevar a tierra sus mercancías o cargarlas en los mismos, eran nece-sarios hombres diestros en la mar y que pudieran maniobrar adecuadamenteen las calas, muchas veces sin condiciones, en las cuales solían desarrollarseestas faenas. Los pescadores que no se encontraban embarcados eran losencargados de realizar este trabajo en colaboración con las tripulaciones.Como relata un pescador de Tajao:

Antes había mucho trabajo en la mar en los puertos, entodos los puertos, usté venía de pescar y lo llamaban para traba-jar en los barcos, en descargar y cargar.

Pero el cabotaje tuvo que dejar su lugar preponderante en las Islascomo vehículo exclusivo para el transporte de mercancías. En los años trein-ta, con el desarrollo del tráfico rodado, se produce su ocaso36. Unos comen-tarios del historiador Rumeu de Armas sobre el puerto de Sardina, muy cerca-no al de Las Nieves, reflejan los factores que intervinieron en la crisis:

El puerto de Sardina del Norte vivió momentos de esplendormientras la navegación a vela, por un lado, y los malos caminos,por otro, obligaron a las ciudades ribereñas a buscar la sendamás corta para arribar al mar. Algo similar ocurrió en Tenerifecon Garachico y el Puerto de la Cruz. Pero el día que la nave-gación a vapor requirió la utilización de ingentes capitales mobi-liarios, obligando de paso a los puertos a costosas obras deinfraestructura y a exigencias muy particulares de abrigo, segu-ridad y calado, las circunstancias variaron por completo. Si aello unimos la nueva red de carreteras, que puso fin a los tradi-cionales atajos y vericuetos, permitiendo la fácil comunicacióncon el Puerto de la Luz, tendremos una clara explicación de laetapa actual de decaimiento y postración, reducida a la actualcondición de refugio pesquero. (Rumeu de Armas 1979: 9-10).

La fuerza de trabajo que el cabotaje ocupaba tuvo que buscar otrasalternativas. Ya hemos hablado de ellas al referirnos al caso de Tajao, perovale recordar las palabras de un pescador de esta comunidad al respecto:

36 Ruiz Alvarez describe el ocaso definitivo del tráfico de cabotaje en el Puerto de la Cruz, ylo data en una fecha similar a la que nosotros hemos recogido para Tajao: poco antes de la guerracivil española. En el caso de Agaete parece que durante ésta todavía subsistía aletargado (RuizAlvarez 1973: 28-9).

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Cuando se terminó lo de los barcos, ¿Qué hizo toda lagente que estaba trabajando en ellos?

¡A la pesca, cuando se terminó lo de los barcos la gente sefue a la pesca. Esa gente de Lanzarote estaban años y años.Otra gente fue a los Correos, a los barcos de Rodríguez López...

Los pescadores también han realizado faenas por tierra de múltiplesigno cuando les ha sido ventajoso por la demanda de fuerza de trabajo ypor los imperativos del ciclo productivo pesquero. En este sentido, lasposibilidades que ofrecían estos dos territorios tan diferentes, el mar y latierra, han constituido el entorno al que se han adaptado los pescadorescanarios con estrategias cambiantes, en función de las condiciones que seles presentaban. El caso de nuestras comunidades no ha sido una excepciónen este terreno, desarrollando opciones diversas y adaptadas a sus contex-tos peculiares.

Dos de las poblaciones que aquí estudiamos contaban en las cercaníascon ricos cultivos que absorbían gran cantidad de mano de obra, tanto mas-culina como femenina. Nos referimos a El Pris y Agaete, con abundanteshuertos de tomates y plataneras en sus proximidades. En el caso de Tajao,sin embargo, sólo encontramos cultivos de tomates, que acogían una fuerzade trabajo en su mayor parte femenina37.

¿Cómo se articulaban estos dos polos, el mar y la tierra? Las condicio-nes del trabajo en la mar en estas comunidades permitían que, durante losinviernos (las épocas de malos tiempos en las vertientes norte donde sesitúan tanto El Pris como Agaete), los hombres tuvieran abundante tiempolibre, al no poder salir al mar todos los días. A la vez, en la unidad domés-tica se disponía de fuerza de trabajo femenina que también podía integrarseen estas labores. Como resultado de ello, mientras duró la platanera lospescadores no dejaron de participar, con mayor o menor constancia, en sucultivo.

En las plataneras... Yo también trabajé en las plataneras...que díamos porque ahí en los inviernos no se ganaba ni un du-ro... Si cogías tres o cuatro kilos de pescado tampoco hacíasnada porque lo vendías barato...

37 Baste recordar las palabras de Rodríguez Brito sobre el cultivo del tomate en Tenerife:Así, durante las tres primeras décadas del siglo las principales zonas productoras de tomates

fueron Valle Guerra en La Laguna y los municipios de la Isla Baja. (1986: 353). A partir de losaños treinta pasarían los municipios del sur de la isla a producir la mayor cantidad de tomates,teniendo siempre Arico, el municipio donde se integra Tajao, un porcentaje importante en el cultivoinsular (op. cit: 352-3).

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Desde los dieciséis años, incluso antes, los hijos de los pescadorescomenzaban a trabajar en los cultivos o en cualquier otro empleo temporalque les permitiera sobrellevar los inviernos. Mientras tanto, algunas mujerescultivaban tomateros.

En El Pris, con la crisis de las plataneras en la zona Norte de Tenerifey la implantación de cultivos más rentables, como las flores en Tacoronteo Valle Guerra, ha desaparecido la oferta de trabajo temporal para los pes-cadores, quedando algunos puestos para las mujeres. Sólo dos hombres hanmantenido su vinculación con algunos trabajos agrícolas. Uno de ellos po-see unos pedazos de tierra y las cultiva por su cuenta, otrocogeen ocasio-nes trozos a medias38.

De forma paralela a la crisis de estos cultivos se realizó en la comuni-dad una innovación tecnológica, la llegada del trasmallo, que les permitióaumentar la productividad. A la vez subió el precio del pescado con rapi-dez, sobre todo elblanco. Por ello podían permanecer los inviernos arre-glando los trasmallos, actividad que requiere bastante tiempo, sin alejarsedel pueblo para trabajar en otras faenas. De cualquier manera, todavía algu-nas unidades productivas se trasladaban al Sur de la Isla en busca de mejo-res tiempos, costumbre que ha persistido hasta nuestros días en algunas deellas, que gracias a las nuevas comunicaciones incluso van y vienen en elmismo día, manteniendo una embarcación en la otra vertiente de la Islapara el invierno.

A mediados de los años cincuenta, otra labor complementó las tareasde la pesca: el contrabando. Por la zona, y en varios desembarcaderos (unode los cuales era El Pris) lo descargaban en grandes cantidades, mientras lasautoridades no se daban por enteradas de lo que ocurría. Duró más de unaño, y significó aportes económicos notables para los pescadores39.

38 En boca de un pescador de El Pris:Antes sí, antes en el invierno íbamos a trabajar, ya hoyno hay trabajo por aquí cerca...

39 El contrabando descargado fue tan abultado, que llegaron a hacer tickets para poder controlarla labor de los pescadores y sus mujeres en la descarga.

Ustedes saben que aquí hay personas que están trabajando toda la noche y otras van, dan unviaje y después se pierden, que si una tiene el niño, que si la otra tiene esto... Y después van acobrar igual, eso no puede ser. Hagan ustedes unos recibos, unos tickets, algo. Y a toda la que vasaliendo con una caja, apunten el bulto que van llevando lo que puede valer y entonces le dan elticket, y cada uno que cobre lo que lleva. Pues así lo hicieron, fueron a la imprenta, hicieron unostickets, y a cada, según los bultos, le daban los tickets, y cada ticket eran quince pesetas arriba,había mujeres que ganaban... Mi mujer misma se echaba hasta tres cajas de tabaco, pues eran enese tiempo. Nueve duros de cada viaje, pues ya después había quien sacaba un jornal bueno.

En una noche podían ganar hasta mil pesetas, que para la época era una cantidad apreciable.Desde sacos de café hasta relojes de pulsera, pasando por cajas de whisky o cocinas entraban poresta vía en Tenerife.

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En Agaete también era muy normal que los hombres trabajaran durantelos inviernos en la agricultura, en las plataneras, en empaquetados, preparan-do la tierra para los tomateros, etc. En las épocas de crisis se llegó, incluso,a ir a recoger leña al vecino pinar de Tamadaba para venderla en los puebloscercanos. La innovación tecnológica de la nasa grande, el aumento de sunúmero, etc., terminó en parte con estas estrategias diversificadoras, por lamayor dedicación que exigían a los pescadores.

Otra vía constantemente utilizada para dar cobijo a la fuerza de trabajofue la pesca en la vecina costa africana, por la que han pasado muchos delos pescadores de la comunidad. Durante los inviernos (en ocasiones durantetodo el año en las unidades productivas menos capitalizadas), y mientrasduró el auge del banco pesquero canario-sahariano, los jóvenes y no tanjóvenes marchaban de la comunidad. Este trabajo funcionó con frecuenciacomo medio para la acumulación de capital que sería reinvertido en las uni-dades productivas artesanales. Hoy sólo un par de pescadores siguen faenan-do en estos barcos, entre otras cosas porque la demanda de tales puestos detrabajo es bastante mayor que la oferta.

En Agaete, desde los setenta, también el sector servicios ha hecho suaparición con fuerza. Los bares del Puerto de las Nieves han absorbido amuchos hijos de pescadores, y también algunas jóvenes.

Cerca de San Miguel de Tajao las posibilidades que se ofrecían parael trabajo de los hombres eran muy reducidas. No existían más que cultivosde tomateros, en los que el papel de las mujeres era el fundamental. La únicaactividad que les quedaba abierta era la pesca, tanto en su comunidad como,en ocasiones, en barcos que se dedicaban a la captura de túnidos entre lasIslas cuando se daban buenas temporadas. También la construcción atrajoalgunos jóvenes en determinados momentos. La tónica en esta comunidad,al igual que en El Pris, ha cambiado radicalmente en los últimos años. EnTajao el elemento que ha provocado la transformación ha sido el desarrolloturístico del Sur de la Isla, captando a los pescadores de varias unidadesproductivas para el sector servicios.

En el seno de la economía doméstica la fuerza de trabajo era empleadapara asegurar la subsistencia y reproducción de la familia. Dentro de lasestrategias desarrolladas para tal fin resultaba fundamental asegurar la ali-mentación cotidiana, lo más completa posible, en la que se debían combinar,además del pescado y los mariscos, frutas, verduras, legumbres, gofio, etc.Ello resultó un problema durante mucho tiempo. Por largos años las pobla-ciones que aquí analizamos mantuvieron situaciones de gran pobreza. Eneste sentido podemos decir que los contextos de Agaete son también muydistintos a los de Tajao y El Pris.

Los pescadores en Agaete se hallaban integrados en una comunidadmayor, y con frecuencia dentro de la unidad doméstica había personas que

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trabajaban en la agricultura, existían circuitos de comercialización estableci-dos, etc. En suma, la relación con la población agrícola resultaba más fluida,y el intercambio de pescado por otros bienes también.

En los otros casos encontramos situaciones diferentes. Si bien una granparte de los productos del campo se podían adquirir con dinero o más habi-tualmente intercambiarlos por pescado, en lo referente a las proteínas anima-les la situación cambia de forma casi radical. Los pescadores poseían suspropias cabras, cerdos, gallinas y conejos40. Estas proteínas animales com-plementaban su dieta muy rica en pescado y en mariscos. Mantener animalesdomésticos era posible utilizando los desechos de la casa, la vegetación delas cercanías, etc.

A la vez, desarrollaban estrategias de recolección. Las mujeres y losniños, mientras los hombres salían a pescar, mariscaban de forma cotidianapor las cercanías de la comunidad. Este marisco no se comercializaba por noser apreciado por los agricultores, o porque éstos tenían fácil acceso a él sinnecesidad de adquirirlo; se comían lapas, erizos o cangrejos41. En otro sen-tido, desarrollaban también tales labores en tierra, sobre frutas (higos, tunos,etc.), o sobre algunas hierbas que complementaban la dieta y crecían en lascercanías de la comunidad (sobre todo en El Pris). Incluso se llegó a recolec-tar cochinilla por las mujeres, que se vendía a intermediarios. De esta mane-ra se aprovechaba íntegramente el nicho ecológico y las posibilidades queéste presentaba para la supervivencia.

El consumo de proteínas animales en épocas de malas pescas, por losjalíos del invierno, había de convertirse en un complemento fundamental dela dieta. Para ello la única alternativa viable era la salazón de la carne (almenos en el caso de los cerdos), lo que permitía consumirla a lo largo de unperiodo dilatado. Se realizaba la matanza en la época más cruda del invierno,a finales de diciembre o principios de enero, manteniéndose la carne ensalazón durante un período de unos tres meses, pasado el cual se ponía ran-

40 Como dice un pescador de El Pris:¿Cuantos cerdos tenía tu madre allí...?A mi madre le llegué a ver hasta tres... Mi tío Fele y mi tía Adela llegaron a tener catorce y

quince... Cochinos... Diez, ocho, nueve... Y después con las crías tener dos o tres... Allí en lacueva, todos juntos, cochinos y todos juntos, y no le daba a uno ni catarro, eso es lo que yo digo,los cochinos pa acá, pa allá, ni catarro le daba a uno, nada. Si no hubiéramos muerto todos allí.Los cochinos dormían allí y la gente durmiendo por aquí. Eran tan educados que tenían su sitiopara cagar, debajo de los riscos que tenían allí detrás. Tenían su sitio... Y cabras... Y gallinas...Cabras hasta tres llegué a tener... Yo era el que las cuidaba cuando chiquillo...

41 Incluso con langosta se saciaban con frecuencia los hijos de los pescadores. Aunque no seobtenía con una estrategia intencional, al no ser apreciada por los agricultores, la que se capturabaera consumida en la comunidad, o se vendía, cuando ello era posible, bien a visitantes ocasionales,bien a algunas personas de clase alta que sabían valorarla.

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cia. Cuando era necesario y la unidad doméstica poseía más de un cerdo, alacabarse la carne del primero se mataba otro, y así sucesivamente.

En San Miguel de Tajao se practicó la salazón del cerdo y se criaronanimales domésticos diversos (cabras, gallinas, conejos y cerdos), pero sufunción en la adaptación ecológica al medio era menos importante que enotras poblaciones42. Los tiempos malos no eran tan frecuentes, y la crianzanunca llegó a ser un fenómeno tan generalizado como en El Pris. En estaúltima comunidad, las estrategias de las unidades domésticas para su repro-ducción tenían que responder, durante los inviernos, al problema de la dispo-nibilidad de proteínas y en general de alimentos durante los malos tiemposque podían durar varios meses. La solución pasaba por contar con fuentes deproteínas no sujetas a la variabilidad de las condiciones climáticas. La mejoralternativa era la crianza del cerdo, la salazón de su carne, y el contar conotros animales domésticos que la proporcionaran, por ejemplo, cabras, galli-nas y conejos43. No sabían o no podían salar pescado ni jarearlo, a diferen-cia de los pescadores de Tajao o Agaete, de ahí que la única respuesta adap-tativa era la crianza de animales domésticos y la recolección en tierra tam-bién durante los inviernos de frutas y hierbas44. Paralelamente estos anima-

42 Como narra un pescador de Tajao:Me acuerdo que mi madre tenía unas cabras (...), por ejemplo la casa nuestra es más lejos

pero después en la orilla, casi en la orilla de la mar habían unos goros que tenían arregladitospara las cabras. Cerdos también, nosotros siempre, aquí mi madre siempre tenía, los tenía allá,por donde tiene M. A. más o menos los perros, unos goros...

43 En la descripción de un pescador de El Pris podemos apreciar claramente la función de lacarne de cerdo salada en su alimentación:

Lo mataban entrada la Pascua, entrando enero, en enero se mataba para tener ahora carnepara... Por las mañanas cogíamos nosotros un cacho de carne gorda y un cachito de morcilla oalgo de eso... Lo hervíamos en agua, con el agua revolvíamos el gofio... La carne era salada, lametíamos en un cajón, la cogías y la llenabas de sal, venga sal... Y entonces la sacas al sol, pa queno críe... A los tres días de salada, la sacas al sol y la tendían al sol, para que se secara, escu-rriera el agua toda, y después la volvían otra vez a enrollar, mi madre siempre lo hacía así, laenrollaba, la metía en el cajón, y de ahí íbamos sacando.

¿Hasta que fecha les duraba la carne...?La carne duraba tres meses o cuatro meses, después se ponía rancia... Enero, febrero y mar-

zo... Desde enero teníamos la carne pa eso. Los días antes de Pascua, las Navidades, que no sedicen aquí sino Pascua. Y después a lo mejor mataba uno esta semana, porque le comprabanmedio, vendían medio y se quedaban con otro medio, después mataba el otro, que le venían acomprar, después mataba el otro, y así todas las semanas mataba uno. Mi madre mataba hasta dosy tres... Y casi todos... Sinforia... Mi tío Fele llegó a tener una plaga... Por lo menos catorce yquince...

44 En boca de un pescador de El Pris:Sí, después de la guerra... En el año cuarenta ¿y uno?... De higos tintos de esos por ahí

comíamos como... En verano no, en invierno se metía la mar un mes. Parece que eran más fuerteslos inviernos en ese tiempo, y lloviendo. A mí me gusta el jaramago con locura. Es igual que elrábano, pero buena para comer, más sabrosa que el rábano... Y la rapasaya, y el cardo.

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les les proporcionaban un medio de intercambio con las localidades agrícolascercanas, en la época en que el mar era más inhóspito y no contaban conpescado que trocar por verduras o papas.

Con la modernización de las comunidades y la llegada de veraneantes,la crianza de los animales se fue volviendo cada vez más complicada por lasprotestas que se producían. A la vez ya había perdido su valor ecológico. Sihasta los años cuarenta y cincuenta el intercambio era una de las vías máshabituales para realizar la comercialización, con los sesenta y setenta laventa del pescado por dinero se convirtió en estándar, lo que permitía aho-rrar para los inviernos. La difusión de alimentos congelados, el aumento delprecio del pescado, la utilización de artes más productivas, etc., condujerona que los animales domésticos dejaran de ser un elemento clave en las es-trategias adaptativas de los pescadores de El Pris. Hoy en día sólo críanalgún conejo y un cerdo para las fiestas.

En el Puerto de las Nieves los marineros también tuvieron animalesdomésticos, aunque su importancia no es comparable al caso de El Pris, nisiquiera al de Tajao45. Tenían cerdos, cabras, gallinas, conejos, etc. Los ali-mentaban con los mismos desechos que en las otras comunidades (hierba,rastrojos, millo, sobras de las casas, etc.). Prácticamente todas las familiaslos poseían, hasta que la urbanización de la comunidad consiguió que seevitara su crianza, hacia comienzos de los setenta:

Cuando ya Las Nieves empezó a urbanizarse, hará quinceaños, lo menos quince años... Lo menos hace quince años queempezó la gente a quitarlos... Las Nieves empezó a coger otravida y, claro, las tenían cerca de las casas, detrás de las casasbaratas, todo aquello eran chozas de cabras...

La leche en polvo y la carne congelada también colaboraron en suocaso, al ofrecer proteínas animales a bajo precio. La crisis agrícola alejó laposibilidad de mantener estos animales sin demasiado esfuerzo:

Todos, en mi casa había una, desde que empezó a quitarselas plataneras y eso la quitemos nosotros, porque ya no habíadonde ir a coger un puño de hierba. Y entonces ya no se podíamantener, empezó a venir la leche Lita también...

45 Resulta muy difícil evaluar estadísticamente la importancia relativa de estos patrones decrianza de animales domésticos llevados a cabo tiempo atrás, pero los mismos pescadores de lascomunidades les dan una importancia cualitativa diferencial en cada una de ellas.

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De cualquier forma, todavía en Las Nieves algunos pescadores mantie-nen cabras en chozas alejadas de la comunidad. En San Miguel de Tajao, aligual que en El Pris, se conservan algunos conejos y gallinas, que sólo tie-nen una función anecdótica en la dieta actual.

3.- TRES POBLACIONES DE PESCADORES:EVOLUCIÓN Y ESTRUCTURA

Exponemos a continuación la evolución poblacional de las comunida-des y algunos aspectos de su estructura actual. En primer lugar examinare-mos Agaete, la más importante y en la que profundizaremos por existir va-rios trabajos que estudian la evolución demográfica de la comarca NW. deGran Canaria. El análisis de las dos restantes será más somero por no existirpublicaciones de esta índole sobre las comarcas en que se incluyen, su redu-cido número de habitantes y su nacimiento reciente.

3.1.- La movilidad poblacional como constante histórica en la comarca delnoroeste de Gran Canaria

En general podemos decir que la demografía de Agaete, a la vez quela de todo el Noroeste de la isla de Gran Canaria, se ve marcada por unacuestión fundamental, la movilidad de la población, que ha sido una constan-te a lo largo de su historia. Siguiendo los análisis de Martín Ruiz (1980),podemos decir que en la zona, hasta los años veinte, encontramos un régi-men demográfico antiguo, caracterizado por una elevada natalidad y unarelativamente alta mortalidad. En los años que van desde 1897 a 1920 se daun cierto aumento en la población, por un crecimiento vegetativo importantey una disminución de la emigración. En la última década de este periodo elaumento fue bastante menor, como consecuencia del efecto perjudicial de laI Guerra Mundial sobre la agricultura canaria. En esta época y en el caso deAgaete, el centro de atracción era la ciudad de Las Palmas por el desarrolloportuario46, llegando a constituir el foco del 46% de la emigración del mu-nicipio47. Antes de 1920 también había sido importante la dirigida a Cuba,América y el resto del Archipiélago.

A partir de 1920, la zona Noroeste de Gran Canaria se ve sometida aun crecimiento demográfico muy fuerte, por el aumento de las diferencias

46 Ver Burriel de Orueta (1973).47 Ver Martín Ruiz (1980).

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entre natalidad y mortalidad, dado el bajón del índice de ésta, en un fenóme-no generalizable en gran parte al resto de las islas. Hasta 1960 ello signi-ficará una expansión demográfica general, con un ritmo de crecimiento me-dio de 1,2 por cien en Agaete, concentrado siempre en la costa por la expan-sión del plátano y el tomate, con sus actividades derivadas como los almace-nes de empaquetado, que requerían mucha mano de obra. Estos cultivostienen en la zona de plataforma costera de menos de 200 m. de altitud sumejor localización. Como consecuencia, se despueblan medianías y cumbres.El crecimiento fue mucho más intenso en el periodo que va desde 1920 a1930, para conducir incluso a un pequeño descenso de la población en elperíodo de 1940 a 1950, recuperándose ligeramente en 196048. Durante todaesta época, menos entre 1921 y 1930, la emigración fue el cauce de desaho-go natural del crecimiento de la población. En ella Las Palmas de GranCanaria continuaba teniendo un papel fundamental49.

La crisis de poblamiento que ya en Agaete se había evidenciado en ladécada de los 50 tomará en la de los sesenta caracteres de retroceso eviden-te. En este pueblo...hasta el centro urbano se halla sumido en una profundacrisis; la zona de costa decreció en un -1,4 por cien anual, y las medianíaslo hizo a un ritmo del -5 por cien(Martín Ruiz 1980: 279-80). Hacia 1974un 82 por ciento de los emigrantes procedía del núcleo urbano, lo que daidea de la crisis del municipio50.

3.2.- Evolución de la población de pescadores y marineros de Agaete y elPuerto de las Nieves

Veamos a continuación otros aspectos demográficos referentes al mu-nicipio de Agaete, poniendo el acento en la población relacionada con lapesca y el cabotaje del casco del pueblo y del Puerto de las Nieves. Sinpretender realizar un estudio exhaustivo, analizaremos algunas líneas deinterpretación sobre este tema.

Comenzaremos contrastando la evolución de la población total enAgaete y el Puerto de las Nieves a lo largo del presente siglo (Cuadro 1). En

48 Martín Ruiz (1980: 271).49 Veamos cuáles eran, según Burriel, las condiciones que colaboraban a esta situación:A esta oleada inmigratoria que va a recibir Las Palmas contribuyeron dos situaciones contra-

puestas: por una parte la crisis del campo, con el abandono de las tierras altas e interiores desecano y con la saturación del regadío de la zona norte por falta de terreno y agobiado por laescasez y el precio del agua. Por otra parte, el aumento de atracción de la ciudad por el creci-miento turístico, el desarrollo portuario y pesquero y el proceso de creciente centralización defunciones en la capital, propio del capitalismo español de los últimos años. (Burriel 1982: 174).

50 Martín Ruiz (1980: 279-80).

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1836 los padrones señalan la presencia de 27 personas en el Puerto de lasNieves, entre ellas dos familias de pescadores, lo que confirma la profundi-dad histórica de su presencia en la comunidad. En 1900 el nomenclátor nodetalla ningún habitante. En 1910 aparecen cuatro. Es hacia 1920 cuandohallamos una cifra reseñable: 47 personas. Esta población aumenta en 1930y 1940 (92 y 162 habitantes respectivamente) y en 1950 llega a 209 perso-nas. Estos datos, no obstante, han de ser sometidos a examen crítico. Hasta1950 no vivían tantas familias de pescadores en el Puerto de las Nieves. Porel contrario, residían en su mayoría en el pueblo. Sin embargo, todo esteperíodo de tiempo se encuentra marcado por los grandes cultivos de exporta-ción, plátano y tomate, y en la zona inmediata a lo que hoy es el Puerto delas Nieves había grandes fincas de estos cultivos, que llegaban hasta el mary en las que residían los aparceros o medianeros encargados de cuidarlas. Deahí el gran número de edificios de que dan cuenta los nomenclátores por esafecha, y que no se corresponden con los datos ofrecidos por los testimoniosorales que hemos recogido de los pescadores. Estos hablan decasillassitua-das en lo que hoy es laavenida (Paseo de los Poetas), y poco más en elPuerto de las Nieves. Por la zona cercana deLas Salinasse conservan mu-chos restos de edificaciones de origen agrícola (algunas todavía en pie) queprovienen de esta época. También a la entrada de la comunidad se encuen-tran restos de edificaciones y/o viviendas. Había varios almacenes de empa-quetado, que permanecieron funcionando hasta que se desarrolló el tráficopor carretera.

Por tanto, la verdadera transformación que se produce en Las Nievestendrá lugar en la década de los 50. Con la construcción del grupo decasasbaratas, de 209 habitantes en 1950 se pasará en 1960 a 413. Los pescadoresya podían establecerseal lado del maren viviendas dignas, abandonando suscasillas o chabolas aquellos que residían por ese entonces en el Puerto. Sinembargo, se observa una disminución de la población entre 1960 y 1970 enesta unidad de estudio; de 413 personas se pasa a 309. Dos factores funda-mentales intervienen para dar lugar a tal cuestión: por una parte la crisis delos chinchorros, que dejará libre una gran cantidad de mano de obra51; porotra, la caída de los monocultivos, provocada por cuestiones como la falta deagua. Todo esto desembocó en procesos migratorios hacia Las Palmas deGran Canaria, que hemos comentado.

Presentaremos los conjuntos poblacionales del municipio de Agaete ydel Puerto de las Nieves, y cómo ha evolucionado la población total relacio-nada con la pesca o el cabotaje (Cuadro 2). Incluimos todas las personas delas unidades domésticas en las que aparece algún pescador o marinero.

51 Esta crisis será examinada en el subcapítulo dedicado al cambio tecnológico.

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61TRES PUEBLOS DE PESCADORESINSULARES

CUADRO 1Evolución de la población del municipio

de Agaete y del Puerto de las Nieves

AÑO AGAETE LAS NIEVES

1836 1.998 271860 2.501 --1900 2.835 --1910 3.124 41920 3.126 471930 4.208 921940 4.700 1621950 4.366 2091960 5.079 4131970 4.414 3091981 4.427 2241986 5.136 223

Fuente52: Padrones Municipales, Nomenclátores I.N.E.

y CEDOC. Elaboración propia.

Un dato se escapa a este análisis de la evolución de la población rela-cionada con el mar en el municipio y su distribución espacial. Se trata delbajón extraordinario que encontramos en 1930 y que parece anacrónico. Estacuestión puede ser explicada por el mal estado en el que se hallan las hojasdel padrón de esta época, que en el caso de las unidades domésticas residen-tes en el Puerto de las Nieves, se encuentran cortadas de tal forma que noaparecen las profesiones, por lo cual no puede ser vaciada la información.

Queda claro a la vista de los datos el gran número de personas que,desde muy atrás, han dependido del comercio marítimo o de la pesca enAgaete, lo que confirma su vocación marinera. La transformación producidaentre 1960 y 1965 queda definida en estas cifras: de 554 personas en unida-

52 La fuente para 1836 es elPadrón 1836, manuscrito, archivo Museo Canario, según el cualaparecen en el pago de Las Nieves 27 personas, todas nacidas en Agaete, y un total de cinco fami-lias, de las cuales dos tienen como cabezas a labradores, una a un jornalero y dos a marineros. Nose puede evaluar el número de pescadores de la Villa pues no aparecen sus datos pormenorizados.La fuente para 1860 es:Provincia de Canarias, Censo de Población de 1860. 1862, Imprenta dela Vda. e hijos de Bonnet, Sta. Cruz de Tenerife. Esta fuente no especifica la población del Puertode las Nieves. La población que se indica es de hecho en todos los casos excepto para Agaete en1986, que es de derecho por ser la fuente el CEDOC. El Padrón del Puerto de las Nieves para 1986la comprobamosin situ, encontrando un gran número de censados como residentes que de hechovivían habitualmente en pueblos cercanos y que no incluimos en los datos.

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62 JOSÉPASCUAL FERNÁNDEZ

des domésticas con pescadores o marineros a su interior en 1960, se pasarácinco años más tarde a 387, y todavía este proceso se agudizará más ennuestros días, con sólo 198 personas. Los factores que han influido en elloson la caída de los chinchorros y los procesos de especialización tecnológicaque se produjeron, aspectos que estudiaremos con más detalle en apartadosposteriores.

CUADRO 2Evolución de la población (de derecho) de las

unidades domésticas marineras en Agaetey el Puerto de las Nieves

AÑO AGAETE LAS NIEVES TOTAL

1910 831 --- 8311920 641 --- 6411930 101 --- 1011945 479 93 5721960 315 239 5541965 166 221 3871981 113 133 2461986 87 111 198

Fuente: Padrones Municipales. Elaboración propia.

Hasta 1920 la población de pescadores era insignificante en el Puertode las Nieves, y dudamos mucho de que fuera estable, por ello no lo señala-mos. De 1930 no poseemos datos por el mal estado del padrón de habitantes.Es hacia 1945 cuando comenzamos a tener testimonios de un número reseña-ble de familias de pescadores en la zona, que malvivían, según los testimo-nios orales, en casillas o chabolas. Será hacia 1960 cuando estas cifras co-miencen a resultar importantes. De 413 personas que vivían en el Puerto delas Nieves, 239 se hallaban relacionadas con el mar. Las restantes dependíande la agricultura y no residían, según las noticias que tenemos, exactamenteen el emplazamiento actual. En 1965 (ver cuadro 2) se reduce un poco lapoblación de pescadores, pero sigue manteniendo su importancia fundamen-tal en esta unidad de estudio, que conserva todavía en nuestros días.

Respecto a la distribución espacial de esta disminución, sólo alcanzaa 18 personas (7,5% respecto a la población de 1960) en el Puerto de lasNieves. Mientras tanto, en el casco de Agaete el descenso es de 149 indivi-duos, un 47% de la población originaria. La causa de esta desproporción

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63TRES PUEBLOS DE PESCADORESINSULARES

quizás radique en que el conjunto de pescadores residente en tales fechas enel casco del pueblo, era el que desarrollaba esta actividad a tiempo parcialcon escasa dedicación, combinándola con otras labores.

Por otra parte, en los padrones de 1910 y 1920 se incluyen como ma-rineros personas que se encuentran ausentes con sus familias. Las hemoscontabilizado en el total pese a tal coyuntura. En 1910, 88 personas se ha-llaban en esta situación, de las que 56 estaban en Las Palmas, según la in-formación que proporcionan los padrones. Tres familias estaban ausentes enTenerife, con veinte personas, y dos en Cuba con ocho personas. Otra másse hallaba en Mogán, también con ocho personas. La corriente migratoria enesta época se dirigía preferentemente hacia la capital de la Isla53. En 1920no conocemos el destino de los ausentes, pues los padrones en este caso nodan la información, pero con toda seguridad su asentamiento seguiría víassimilares.

La importancia del cabotaje y la pesca en Agaete a principios de sigloqueda clara con el siguiente dato: de 545 unidades domésticas que hallamosen el casco del pueblo 150 tenían en su interior algún marinero o pescador.

Consideraremos ahora la evolución de pescadores y marineros que hatenido el municipio de Agaete en el presente siglo, aunque la diferenciaciónno sea del todo clara. Una serie de problemas se presentan a la hora de inter-pretar estos datos (Cuadro 3). En primer lugar, aparece el bajón extraordina-rio de 1930, perfectamente explicable si recordamos cómo muchas de lashojas de los padrones de esta fecha se hallaban cortadas, por lo que talesdatos no son fiables. Otra cuestión interesante es la disminución de marine-ros y pescadores entre 1960 y 1965, provocada por la crisis de los chincho-rros y a la que ya nos hemos referido antes. De 102 pescadores y 32 marine-ros en 1960 se pasa cinco años más tarde a 61 pescadores y 38 marineros.Muchos de los que se ven sin trabajo emigrarán a Las Palmas. Otros optaránpor embarcarse en los buques pesqueros que faenaban en el cercano bancocanario sahariano. En muchos casos también se darán las dos cosas a la vez.

El número de marineros se ha reducido entre 1965 y 1986, a causa dela crisis de la pesca en el banco canario-sahariano. Las cifras de marinerosy pescadores para esta última fecha no corresponden con exactitud a losdatos de los padrones, sino que han sido revisadas sobre el terreno. De cual-quier forma, hay unos cuantos casos en los que la diferenciación resultacomplicada, pues un cierto número de pescadores se dedican a esta actividad

53 Si Martín Ruiz (1980: 260) da un porcentaje del 46% de ausentes del municipio en la capitalde la Isla, la proporción entre las familias de pescadores es todavía mayor, de un 63%, lo queobedecería a las posibilidades que el trabajo en el Puerto de La Luz ofrecía para hombres habitua-dos a la mar.

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a tiempo parcial, y en los inviernos muchas veces se embarcan como marine-ros. Pese a esto las cifras representan, con bastante precisión, la situaciónreal.

CUADRO 3Marineros y pescadores del municipio de Agaete

AÑO MARINEROS PESCADORES TOTAL

1910 244 9 2531920 159 30 1891930 9 21 301945 138 5 1431960 32 102 1341965 38 61 991981 17 39 561986 14 42 56

Fuente: Padrones Municipales. Elaboración propia.

Una cuestión problemática es la misma distinción entrepescadorymarinero, tal y como aparece en los padrones. Hasta 1940 o 1945 la pescade bajura en la comunidad se desarrollaba en buena parte de los casos atiempo parcial, y la diferenciación es bastante relativa. Especialmente laproporción de pescadores y marineros en 1945 parece bastante extraña, al noconcordar con nuestra información sobre el terreno. Unos años antes habíancaído las empresas armadoras más importantes de la zona, y la cifra de mari-neros parece desorbitada. Nos inclinamos a pensar que en tal fecha eranmuchos más los pescadores, aunque quizás aquí sigan apareciendo comomarineros, porque en el trabajo con los chinchorros se les denomina así.

CUADRO 4Población marinera y pescadora en unidades domésticascuyo cabeza de familia no se dedica a estas actividades

Año 1910 1920 1930 1945 1960 1965 1981 1986

Marineros-pescadores 29 16 2 1 2 0 0 0

Fuente: Padrones Municipales. Elaboración propia.

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65TRES PUEBLOS DE PESCADORESINSULARES

Por último, analizaremos el número de pescadores-marineros que apa-recen en unidades domésticas cuyo cabeza de familia no lo es (Cuadro 4).Estos datos confirman cómo la población de pescadores en los últimos añosse encuentra cerrada sobre sí misma, no reseñándose la introducción de tra-bajadores cuya tradición familiar pertenezca a otros sectores. Sólo en el 82tenemos noticias de que se introdujo una unidad productiva de gente de tie-rra que no encontraba trabajo en ella. Frente a esto, en 1910 y 1920 encon-tramos una cifra muy elevada de jóvenes cuya familia se dedica a otros sec-tores. Básicamente ello se debe a la importancia del cabotaje, en el que sícabía la entrada de jóvenes de fuera. Estos dejaban de embarcarse una vezque se casaban, según contaban los viejos del pueblo, salvo en el caso deque provinieran de tradición marinera.

3.3.- El Puerto de las Nieves: entre la pesca y el sector terciario

¿A qué actividades se dedica la población del Puerto de las Nieves(más los pescadores-marineros de Agaete)?54 Entre los hombres (Cuadro 5)encontramos un claro predominio de los pescadores (56), lo que se derivaevidentemente del criterio de selección utilizado. La hostelería (practicada enlos bares y restaurantes de la comunidad) y la construcción son las dos acti-vidades alternativas, a gran distancia (6 personas cada una), y en un cuartolugar casi insignificante se sitúa la agricultura. Entre losotros se encuentranbuena parte de los cabezas de familia de Las Nieves que pertenecen a unida-des domésticasno pescadoras, y que se dedican a profesiones diversas.Tienen allí su residencia varios profesores de los colegios e institutos cerca-nos, algún chófer, y los tenderos de la comunidad.

Entre las mujeres, los padrones no dan cuenta con precisión de lasactividades realizadas, pero al comprobarlos hemos conseguido algunos otrosdatos. Hay 50 que se dedican asus labores, y 16 que comparten estas activi-dades con la venta del pescado a tiempo parcial. Otras faenas que realizanson la limpieza de apartamentos y el trabajo en los bares (cocina o limpie-za). En el apartado deotros se encuentran 6 mujeres que en su mayoría sonprofesoras de los centros de estudio cercanos. El 61,34 % de la poblaciónanalizada está relacionada con las labores extractivas o de comercializaciónde la pesca.

54 La población de pescadores del Puerto de las Nieves no puede ser aislada de la que reside enel casco de Agaete, y por ello hemos llegado a una solución de compromiso en la que integramosambas, junto con los restantes habitantes permanentes de Las Nieves.

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La edad media de los pescadores es bastante alta. Hemos diferenciadoen nuestras estadísticas a los artesanales frente a los de la flota industrial(14). Entre estos últimos la edad media es muy elevada tanto para los solte-ros (47,3) como para los casados (43,6), dando una media de 44,4 años. Enla pesca artesanal las diferencias son mucho mayores entre solteros (25,8) ycasados (46,3), dando una media de 38,5 años, muy inferior a la de la pescade altura. De cualquier forma, es lo suficientemente alta como para indicarque la población de pescadores de esta comunidad se encuentra un tantoenvejecida.

CUADRO 5Población activa/no activa55 de las unidades domésticas delPuerto de las Nieves y de pescadores en el casco de Agaete

Población activa Hombres Mujeres Subt. Pob. no activa Hombres Mujeres Subt.

Pesca 56 -- 56 Menores 5 12 17Agricultura 3 2 5 Estudiantes 55 45 100Hostelería 6 1 7 Jubilados 16 9 25Venta de pescado 1 16 17 Sus labores -- 50 50Construcción 6 -- 6Otros 16 6 22 Total 192Paro 6 -- 6

Total 119 Fuente: Padrón Municipal de 1986 y trabajode campo. Elaboración propia.

Por último, el tamaño medio de las familias de pescadores es de 4,7personas. Existe una gran endogamia local en el seno del municipio deAgaete en la pesca artesanal (24 de 27 uniones), y una impresionante exoga-mia en la pesca industrial, protagonizada por siete uniones (entre 11) demujeres de Agaete con marineros foráneos. La tranquilidad de la comunidad,y su constante conexión con la flota de altura con base en el puerto de LasPalmas, ha provocado que muchos marineros gallegos y asturianos se casenen Agaete.

55 La labor de la venta del pescado se realiza, menos en un caso, en el seno de la familiacercana, y tiene el carácter de trabajo a tiempo parcial durante un par de horas al día para lasesposas, hijas, madres o hermanas de los pescadores. Varias de las vendedorasajenas a la familiaviven fuera de Las Nieves.

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67TRES PUEBLOS DE PESCADORESINSULARES

3.4.- San Miguel de Tajao y El Pris: dos poblaciones recientes, una enexpansión y otra estabilizada

Examinaremos someramente y de forma unificada la evolución pobla-cional de las otras dos comunidades, dado que mantienen muchos paralelis-mos por su reciente creación y el número reducido de sus componentes a lolargo de toda su historia. Comparemos en primer lugar estos pueblos depescadores con los municipios en que se integran (Cuadro 6):

CUADRO 6Evolución de la población de los municipios de Arico yTacoronte y de los núcleos pesqueros de Tajao y El Pris

AÑO ARICO TAJAO LA CALETA TACORONTE EL PRIS

1860 3.405 -- -- 3.512 --1900 3.724 -- -- 4.204 --1910 3.496 -- -- 5.071 --1920 3.576 -- -- 5.258 --1930 4.083 -- 21 6.402 561940 4.706 -- 38 7.911 981950 5.391 31 -- 6.956 1021960 5.336 52 -- 10.282 1091970 4.198 64 -- 12.025 1001981 4.228 98 -- 15.640 1331986 4.328 137 -- 16.774 113

Fuente: padrones municipales y nomenclátores I.N.E.56 Elaboración propia.

Las modificaciones en la población de los municipios han sido enalgunos momentos importantes. Por ejemplo, en Arico hallamos un descenso

56 Tomamos aquí datos de los nomenclátores del I.N.E, según la población de hecho, EXCEPTOpara Tajao (1981, 1986) y El Pris (1986), en los que los datos de los padrones han sido falsadosinsitu, detectando que un buen porcentaje de los censados no vivían realmente en la comunidad, y portanto eliminándolos de las cifras de población. En San Miguel de Tajao hemos empleado tambiénpara los años 1940, 1950, 1960, 1965 los datos de los padrones en vez de los presentes en losnomenclátores, pues estos no tenían mucho sentido respecto a las referencias de la memoria oral.Respecto a 1970, al no contar con el padrón de tal fecha hemos utilizado la población del de 1965.También para El Pris hemos usado las fuentes de los padrones para 1930 y 1940, en este últimocaso se corresponde al padrón de 1941.

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entre 1900 y 1910, aumentos importantes entre 1920 y 1930, y una disminu-ción entre 1960 y 1970, probablemente debida a la crisis agrícola y a laemigración consiguiente. En Tacoronte, por el contrario, hallamos un aumen-to poblacional constante, menos en la década que va de 1940 a 1950, pocodespués de la Guerra Civil.

Lo más interesante son los datos acerca de Tajao y El Pris. En esteúltimo caso, el poblamiento según las fuentes comienza en la década de losveinte, pues en 1930 ya aparecen 56 personas en la comunidad. En 1941 hay98, cifra quizás un poco elevada para las referencias de historia oral queposeemos, ya que la guerra influyó en la comunidad. A partir de ese momen-to encontramos una población más bien estable, de alrededor de cien perso-nas, con escasas fluctuaciones desde 1950. La cifra más alta se alcanza en1981 y es posible que se encuentre un poco inflada con familias que poseensólo residencia secundaria, fenómeno que ya detectamos en 1986. Según lamemoria oral, el asentamiento de las unidades domésticas comenzó hacia1915.

En San Miguel de Tajao la tónica ha sido similar. Comienza a detec-tarse población en la zona hacia 1888, fecha en la que en un Nomenclátor57

aparecen 10 personas en Tabaibarril, entidad a la que califica comocasa yalbergue de pescadores. Después no hay más datos hasta 1924, a pesar deque continuaba existiendo la comunidad. En esta fecha había en la Caleta(núcleo anejo, al que se desplazaban temporalmente los habitantes de Tajao)un total de 19 personas. En 1930, esta cifra pasa a 21 y en 1940 llega a 38.Todavía no se había hecho notar la crisis del cabotaje, que reducirá los veci-nos en cinco años (1945) a 19 personas, ahora en Tajao pues ya habíanabandonado el asentamiento de La Caleta58. En los siguientes aumentó deforma sensible, pasando a 52 personas en 1950, a 64 en 1965, a 98 en 1981y a 137 en 1986. Desde 1950 el aumento de la población se ha producidolentamente pero sin pausa, viéndose acelerado en los últimos años, entre1981 y 1986, por el incremento de familiasde fueraque vienen a residir alpueblo por su tranquilidad (jubilados) o por su cercanía a la zona turísticadel Sur de Tenerife. Es de resaltar también la influencia que la construcciónreciente de unas viviendas de protección oficial en la comunidad está tenien-do, al aumentar la cifra de habitantes y diversificar sus actividades. Muchasde estas viviendas son ocupadas como residencia secundaria.

57 Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, y aldeas y demás entidades de población deEspaña en 1 de Enero de 1888. Formado por la Dirección General del Instituto Geográfico yEstadístico. Madrid, 1892.

58 Datos de los Padrones; no se hallan incluidos los datos de este año ni los de 1924 en elcuadro resumen.

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En los últimos años se percibe un aumento de las unidades familiaresy un descenso del total de pescadores. Lagente de fueraque llega a la co-munidad se deja sentir, al igual que la reducción en el número de pescadoresa causa de las oportunidades de trabajo en otros sectores.

La evolución poblacional de El Pris presenta características similares.El incremento del número de pescadores es muy continuo y casi se estabilizadesde 1965 hasta 1981, para descender a partir de tal fecha llegando a 30pescadores en 1986. La evolución de la cifra de unidades familiares mantie-ne líneas un tanto diferentes. Hay un ascenso tanto en este aspecto como enla cifra total de población hasta 1960, y posteriormente disminuye hasta1970, para volver a subir después. El descenso se debe a la merma de lapoblación dedicada a la agricultura que vivía en la zona. En los últimosaños, el aumento de habitantes no ha ido parejo con el incremento del núme-ro de pescadores, pues otras actividades han atraído a los jóvenes, y algunagente de fueraha venido a residir a la comunidad en busca de tranquilidady buen clima.

Veamos a continuación la estructura de la población de El Pris en1986 según sus actividades (Cuadro 7). La más importante es la pesca paralos hombres y la venta del pescado (combinada con las labores de la casa)para las mujeres, alcanzando un total de 41 personas, es decir, un 66,1% dela población activa.

CUADRO 7Población activa/no activa59 de las unidades domésticas de El Pris

Población activa Hombres Mujeres Subt. Pob. no activa Hombres Mujeres Subt.

Pesca 30 -- 30 Menores 4 6 10Agricultura 1 4 5 Estudiantes 9 6 15Hostelería 2 4 6 Jubilados 7 4 11Venta de pescado -- 11 11 Sus labores -- 15 15Construcción 5 -- 5Otros 1 2 3 Total 51Paro 2 -- 2

Total 62 Fuente: Padrón Municipal de 1986 y trabajode campo. Elaboración propia.

59 La labor de la venta del pescado se realiza por la familia cercana, y tiene el carácter detrabajo a tiempo parcial durante un par de horas al día para las esposas, hijas, madres o hermanasde los pescadores.

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Entre los varones las actividades alternativas a la pesca son pocas,sobre todo la construcción (5) por el auge que ha tenido en los últimos años,y la hostelería (2). Las mujeres también participan de esta última actividad(4), y de la agricultura (4) en los cultivos de flores cercanos a la comunidad.

Hay un gran porcentaje de pescadores solteros en El Pris y con unaedad avanzada (media de 39,6 años). De cualquier manera, en el grupo deedad que va desde los 20 a los 29 hay 7 jóvenes pescadores que están encamino de continuar la profesión. El tamaño medio de las unidades domésti-cas es muy bajo (3,1 personas), lo que se relaciona con una baja natalidad,abundante soltería, y una población un tanto envejecida. La endogamia, den-tro del municipio de Tacoronte y casi siempre en el seno de la población deEl Pris, es la regla general de matrimonio con 12 uniones, frente a la exoga-mia con sólo 3.

CUADRO 8Población activa/no activa60 de las

unidades domésticas de San Miguel de Tajao

Población activa Hombres Mujeres Subt. Pob. no activa Hombres Mujeres Subt.

Pesca 19 -- 19 Menores 6 5 11Agricultura 2 6 8 Estudiantes 18 15 33Hostelería 3 -- 3 Jubilados 11 2 13Venta de pescado -- 6 6 Sus labores -- 25 25Construcción 4 -- 4Otros 9 6 15 Total 82Paro -- -- --

Total 55 Fuente: Padrón Municipal de 1986 y trabajode campo. Elaboración propia.

En el Cuadro 8 de actividades de la población de San Miguel de Tajaopara 1986 se plasman bastantes labores distintas a la pesca. Por ejemplo, sibien hay diecinueve pescadores, encontramos cuatro personas empleadas enla construcción, tres en hostelería, dos hombres y seis mujeres en agricultura(tomateros), etc. Existe una cifra elevada deotros, entre los que se incluyenalgún chófer, varios empleados de una gasolinera, y los venteros de la comu-nidad. Las mujeres que integramos en este grupo se dedican en su mayoríaa labores de limpieza en el cercano Aeropuerto Reina Sofía. La edad media

60 Ídem nota anterior.

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de los pescadores solteros es muy reducida, apenas 19 años frente a los 44de los casados. El tamaño medio de las unidades domésticas es de 3,75 com-ponentes. La estructura de edad de los pescadores nos muestra algunos jóve-nes, pese a la atracción que el sector turístico está ejerciendo sobre ellos. Encuanto a las reglas de matrimonio, las uniones exogámicas son la normageneral, aunque ello en buena parte es producto de los últimos matrimonios,y de algunos celebrados porno pescadoresresidentes en la comunidad. Losmatrimonios endogámicos con frecuencia han tenido lugar, sobre todo añosatrás, entre primos de primera o segunda generación61.

61 Pascual, Mesa y Sosa, 1982.

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CAPÍTULO II

ESPACIOS, INTERACCIÓN Y COMUNICACIÓN SOCIAL

La vida de las poblaciones marineras se desarrolla en una multiplici-dad de esferas de interacción. El sexo, la edad, el lugar y su historia concre-ta, las técnicas de pesca, o incluso la comercialización del producto, marca-rán matices muy diferentes en la vida cotidiana de los pescadores, sus muje-res e hijos. Como primera aproximación, analizaremos cuáles son los espa-cios en los que se desarrolla, quién los ocupa en cada momento y qué pro-cesos se plasman en ellos. Muchos tienen un significado sexual, pues siem-pre (o en determinados instantes) son ocupados por los hombres, o por lasmujeres, de forma casi exclusiva, y en ellos se evidencia buena parte de lavida social más definitoria para la identidad de una población.

Dentro del barco el comportamiento de los hombres será muy diferen-te al que pueden presentar en la cocina de su casa, en el bar, o en elmenti-dero. Los lugares, el sexo, los momentos, determinan formas de comunica-ción y de interacción muy diferentes, que incluso pueden llegar a ser opues-tas. Las convenciones sociales, los roles, las costumbres de cada población,crearán modelos de conducta específicos. Los más tradicionales con fre-cuencia se subvertirán por la invasión de turistas veraniegos, con las nuevasactitudes y modelos de vida que estos aportan, con la iniciativa de las nue-vas generaciones de emprender caminos diferentes a los de sus mayores.

Los dos espacios más claramente diferenciados en la interacción delas poblaciones de pescadores se corresponden con la dicotomía mar ytierra; el espacioa bordo se mantendrá aparte de la vida cotidiana que sedesarrolla en la comunidad, y tendrá poco que ver con cualquier otra formade relación social o productiva desarrollada en elespacio en tierra. Del

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hombre es el barco y el mar. De la mujer la casa y los hijos(Pascual yMesa 1981: 329). Estos son los dos ejes fundamentales de las relacionessociales y se corresponden, sobre todo en el caso del espacio a bordo, queposee un carácter masculino, con espacios sexuales diferenciados. Muy raravez las mujeres se embarcarán, ni siquiera con su padre o esposo. Añosatrás, en algunos casos en queno quedaba más remedio, se dieron fenóme-nos de este tipo, pero tal actitud siempre ha sido considerada como anormalpor los pescadores. Las faldas de la mujer o del cura sólo pueden entrar enlos barcos cuando se realizan procesiones marítimas en conmemoración, porejemplo, a la Virgen del Carmen o al patrono del pueblo. Quizás también enalgunos momentos penetren en los barcos nuevos recién comprados por lasunidades productivas, pero esto no es un patrón general. En cualquier otromomento traerán mala suerte, y no serán aceptadas por los hombres, aligual que ocurre en muchas otras sociedades de pescadores.

Los patrones culturales son esenciales en la definición del espacio abordo como masculino o en ocasiones como una mezcla de masculino yfemenino (Andersen y Wadel 1972b: 141-2), pero también podemos pregun-tarnos por qué no hay ninguna sociedad en el mundo en que la mujer con-trole totalmente las actividades pesqueras1. La procreación y el cuidado delos niños o la vivienda con frecuencia son suficiente argumento para ello.Si en buena parte de las poblaciones de pescadores artesanales encontramosuna elevada estabilidad en la composición de las unidades productivas, quecobra sentido cuando analizamos las determinantes del reclutamiento2, re-sultan evidentes los problemas que generaría un embarazo y el periodo delactancia consiguiente. Habiendo otras actividades que pueden desarrollarlas mujeres (marisqueo, circulación del producto, etc.), la especializaciónmasculina en este terreno, al igual que en la caza, parece lógica. Ello noquiere decir que la mujer no penetre, y en profundidad, en el seno del entra-mado económico relacionado con la pesca. Además, conforme su intensidadaumenta y los hombres pasan más tiempo lejos de la costa, las compañeras,

1 En palabras de Firth (1984: 1147):No hay ninguna cultura en la cual las mujeres parezcan formar de manera consistente la

mayor parte de la fuerza de trabajo envuelta en la pesca marítima, o que suministren por si solasla mayor parte de la habilidad y experiencia de las cuales dependen tanto las capturas en lapesca marítima. Cualquiera que sean las cualidades físicas y psicológicas precisas de cada sexo,de hecho la demanda de capacidad para resistir privaciones, manejar equipo pesado, arriesgar lavida y la integridad física mientras se está sujeto a varios tipos de emociones, incluyendo lasatisfacción por los logros competitivos, es satisfecha primariamente por los hombres de cual-quier comunidad pesquera.

2 Ver el apartado referente al reclutamiento para profundizar en el tema de la estabilidad de lastripulaciones.

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hijas o madres, cubren tareas en tierra que en otras sociedades serían reali-zadas por varones (Pollnac 1984b: 12)3.

El sitio de la mujer ha sido, hasta hace muy poco tiempo, la casa y elpueblo, saliendo de este nicho sólo para vender el producto, labor eminente-mente femenina durante décadas en Canarias, al igual que en otras muchaspartes del mundo. Hoy su situación ha cambiado con rapidez.

El espacio en tierra es compartido por los dos sexos, pero tambiénaquí, como veremos, hay lugares femeninos, otros masculinos, y otros mu-chos en los que sexos, roles, edades ystatusse entremezclan. Comencemosanalizando el espacio a bordo.

1.- EL MUNDO DEL BARCO

Si la mayoría de los sistemas agrícolas poseen límites definidos,sobre todo en las sociedades desarrolladas con la propiedad privada delterreno, entre las poblaciones de pescadores los territorios suelen hallarsevagamente limitados en su extensión, con frecuencia sólo por la distancia ala población en la que viven habitualmente y por lo antieconómico de exce-sivos desplazamientos para llegar hasta los lugares de trabajo.

El recurso, por su carácter móvil, no puede ser apropiado de la mismamanera que los frutos que nacen en un trozo de tierra. El pescado, al igualque la caza, puede moverse entre las zonas de pesca, y en ello radica buenaparte de la imprevisibilidad consustancial a esta actividad (Alexander 1977:107). Es una propiedad comunal en la mayoría de los casos, lo que no impi-de que se generen múltiples formas de apropiación. Es un recurso en el quees difícil invertir4, y todo el capital ha de ser concentrado en la embarca-ción y en los artes, a diferencia de la agricultura, pues en ella la mayorinversión suele radicar en la propiedad de la tierra. Las posibilidades deperder esta inversión por un accidente es mucho más elevada. Igual ocurrecon el riesgo en las faenas productivas, mucho más alto que en la mayoríade las actividades en tierra. La incertidumbre, la flexibilidad en las estrate-

3 Como dice Pollnac (1984b: 12):...en cuanto el énfasis torna más a la pesca, más actividadesde tierra tienen tendencia a ser realizadas predominante o exclusivamente por mujeres. Entretales actividades Pollnac cita las siguientes (1984b: 11): preparación de las pieles, manufactura decestos, de productos de piel, y la mutilación corporal.

4 El que no se pueda invertir en el recurso no significa que el acceso a éste sea siempregratis.En los modelos de administración de pesquerías fundamentados en ellimited entryel coste de laslicencias para acceder a la posibilidad de pescar sobre un determinado territorio puede ser muyelevado. Ver por ejemplo Van Maanen, Miller & Johnson (1982: 201).

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gias, la rudeza habitual en el trabajo del pescador, ha conducido a que suvida sea con frecuencia descrita de una forma romántica y tradicional5. Sinembargo, es fácil hallar diferencias muy significativas entre las poblacionesde pescadores; tendrán muy poco que ver los tradicionales, como los quepodemos hallar en Las Nieves, Tajao o El Pris, con los que desarrollan sulabor en la flota de gran altura. Tampoco podremos asimilar a los que hannacido y han sido socializados en familias de pescadores artesanales, salien-do a la mar desde los cinco años en sus pequeños barcos, con aquellos queprovienen de familias en tierra y que se han enrolado en las flotas indus-triales por diversos factores. Las mismas señas de identidad, las formas decomportamiento, o los lugares en que viven, presentarán característicasdiferentes.

1.1.- Mar de fondo y fuertes vientos: la ayuda en el mar y el trabajo entierra como estrategias adaptativas

El peligro y la incertidumbre son sensaciones que acompañan cotidia-namente a nuestros pescadores, sobre todo en aquellas poblaciones que nocuentan con un refugio. En general la pesca es una profesión peligrosa.Como afirman Poggie, Pollnac & Gersuny:

La pesca comercial es una actividad peligrosa. Es muchomás peligrosa en términos de pérdidas humanas que la máspeligrosa ocupación en tierra en nuestra sociedad —la mineríade carbón. En 1965 las pesquerías comerciales de los EstadosUnidos tuvieron 21,4 muertes por millón de días de trabajo(Office of Merchant Marine Safety, 1972) en contraste a 8,3 enla minería de carbón (U. S. Bureau of Census, 1970). Por elcontrario, la ratio de accidentes fatales en fábricas textiles enlos Estados Unidos fue de 0,8 muertes por millón de días detrabajo en el mismo año (Bureau of Labor Statistics, 1971).(1976: 258-9).

A diario los pescadores han de enfrentarse a un posible estado adver-so de la mar. Desconocen en qué situación se encontrará la orilla y si po-drán botar o no sus embarcaciones. El mar de fondo limitará continuamente

5 Miller y Van Maanen (1982: 27-28) examinan algunos de los tópicos más comunes en lavisión romántica del pescador comoel hombre contra el mar, planteados por numerosos autores.

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su labor durante los inviernos, pues el oleaje en la costa impide la faenacotidiana de botar y varar los barcos. Aunque lejos el mar se encuentre enperfectas condiciones, si en aquélla hay oleaje será imposible salir a lamar. Los pescadores asistirán, a su pesar, a lo que un marinero de Agaetenos describió como lasmisas de luz. El sonido de las olas al romper en lasrocas o en la playa es un primer indicador del estado del mar. Cuanto másfuerte es su sonido menores esperanzas se pueden tener de salir a navegarese día. Con frecuencia, no bastará ese indicio para conocer el estado deltiempo y definir si es posible o no salir. Habrá que esperar a que la luzilumine el mar y la costa para conocer con exactitud cuál es la situaciónmeteorológica. Los pescadores suelen esperar en la orilla, conversando ofumando algún cigarrillo, hasta que el mar desvela su secreto. En palabrasde un pescador de Agaete:

Levantarse uno por la mañana, a ver... Se puede... Si semejora y se puede ir, bien, si no pues... Otra vez a planchar laoreja... Hoy me levanté ni me puse la ropa ni nada, sino cogíla manta por arriba, me puse en el muro a mirar, lo menosuna hora estuve, cogí otra vez, me fui pa la cama y me levantéa las nueve, lo menos, o a lasnueve y pico.

Este pescador vive justo al lado del mar, y le basta salir a la puertapara encontrarse con la playa. Otros, por ejemplo en Las Nieves, tendránque venir desde el vecino pueblo de Agaete para enfrentarse con unamisade luzen que la salida del sol determinará si es o no posible salir a pescar.

La imprevisibilidad del tiempo durante los inviernos hace que resulteimposible saber cómo estará la mar después de unas horas. Los pescadorespodrán salir a la mar, pero no estarán seguros de cuál va ser su estado,sobre todo en la orilla, cuando regresen de faenar. En las pescas en las quese alejan mucho de tierra o cuando salen a la mar de noche, se pierde elcontacto con la costa y no se puede distinguir cuál es el estado de la maren ella, y éste es, en última instancia, el elemento determinante para sabersi es posible o no abandonar el agua con seguridad, tanto para el barcocomo para el mismo pescador. Años atrás, cuando debían trasladarse con laúnica ayuda de los remos, el riesgo que debían asumir al salir a la mardurante los inviernos era todavía mucho mayor, pues en caso de percibir elcambio en la situación meteorológica, tardarían en llegar a tierra variashoras, con lo que la situación del mar podría haberse convertido en infer-nal. En El Pris, cuando los barcos estaban fuera y aparecía el mar de fon-do, se prendían hogueras con el fin de avisarlos y que ledieran pa tierracon prontitud:

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Antiguamente a lo mejor estábamos lejos pa allá y de no-che, y era a remo, y encendía ahí una fogalera en el risco ese,y entonces ya todo el mundo ya huíamos, pero a remo cuandoveníamos aquí ya no podíamos entrar... Ahora ya con los moto-res es más rápido... Con fogaleras esas nos avisaban aquí,cuando salíamos de noche... Ya hoy ya va, también te agarran,pero con los motores te pones allá fuera, te pones a dar vuel-tas, a dar vueltas, y cuando ves que la mar se queda, le metesal motor y te metes pa tierra el doble, pero antes que teníasque venir de allá afuera con los remos, llegabas aquí te tranca-ba en la boca y te reventaba...

El peligro físico que corren los pescadores cuando entran con susembarcaciones durante un mar de fondo es difícil de describir. No conoce-mos casos de pescadores que hayan muerto por ello, pero si no ocurre así espor su pericia en el manejo de los barcos. Hemos sido testigos y partícipesen situaciones de este tipo, en las que durante el invierno se abandona lacosta mientras el tiempo se encuentra en perfectas condiciones, y al retornoun mar de espuma entre olas cubre la orilla. La espera de un momentoadecuado para darle gas al motor, justo en el instante en que amainan unpoco las olas, enfilando la orillaa lo que Dios quiera, significa uno de losmomentos más difíciles en la vida cotidiana de nuestros marineros.

Estos no son los únicos motivos de peligro. Años atrás el empleo dela vela era habitual en las pequeñas embarcaciones de nuestras costas, quecarecían de lastres adecuados y que al menor temporal podíanrevirarse,dando en el agua con sus tripulantes. Muchos pescadores artesanales hanperdido la vida intentando llegar hasta la costa después que el barcotrabu-cara. Con viento en contra ymala marresulta difícil lograrlo. El peligro deemplear este medio de propulsión llegaba al límite, desde la perspectiva delos pescadores, cuando se trataba de pescar las potas:

La pota si le digo yo, si se cae donde hay mucha pota nosale vivo... Se le tiran a usted al cuerpo y se lo comen en nada,la pota, cuando tu veas potas, en las chupaderas de los rejos,de las ventosas, las chupaderas aquellas, míralas, tiene tresdientes, y se cruzan así, aquello es arrancar el pedazo.(...) Enese momento se bota uno al agua y aquellas mismas se te pe-gan... No ha aparecido nadie de los que se han revirado yendoa las potas, de los que se han ahogado... Ya no, porque ya sonlos barcos distintos de motor, más grandes y eso, pero antesdían en los barquitos estos pequeños, cogían tal vez doscientos

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o trescientos kilos de potas, le echaban la vela, claro, eso veníapeligroso, no se daban cuenta tampoco de hacer casilleros,porque eso en el barco se parte en tres, se hace una especie asícomo dos panetas como las hacemos nosotros ahora, y despuésse parte en tres y ya no se te va a la banda, pero antes no,antes las echaban en el centro del barco, le echaban la vela albarco, había viento, y la tendencia si se vira es correr, puesdían las potas a la banda, se reviraba...

La misma construcción de los barcos dejaba mucho que desear hacesólo unos pocos años. Muchos pescadores debían salir con embarcacionesque tenían demasiados lustros en sus cuadernas, al carecer de la posibilidadde conseguir otras nuevas. El mal tiempo podía desencajar la quilla, o rom-per una tabla con cualquier golpe:

Una vez estábamos pescando en un bote, un bote pequeño,y yo estaba echado, estaba pescando con una pandorga, pordonde le dicen el Confital, detrás de Rojas, y entonces, cuandome falta, al hacer así la pandorga, me falta la liña, boto el piey mándole una tabla al bote pa fuera... Hace ¡bruuu...! Ense-guida se llenó...

La pesca de los túnidos puede ser especialmente peligrosa pues ladistancia que se mantiene respecto a la costa es muy superior a la habitual.Además, la mayoría de las embarcaciones carecen de emisoras de radio,sólo cuentan para su propulsión con un motor y no poseen el más mínimoinstrumento de navegación, ni siquiera una brújula. Cuando el mal tiempo yla distancia hacen perder de vista la tierra, cualquier avería, por ejemplo ladel motor, puede ser peligrosa, sobre todo si no hay embarcaciones en lascercanías. Durante la pesca de los túnidos hay una constante vigilanciavisual para disminuir los riesgos de este tipo (y a la vez para saber si enalguna zona se está capturando pescado en cantidades apreciables). Al reali-zar las travesías entre las Islas resulta muy conveniente ir acompañado. Lasaverías son frecuentes por los esfuerzos a que se someten los motores en laspersecuciones de estos pelágicos, y muchas veces fuimos testigos de embar-caciones que volvían de remolque a puerto6:

6 La vulnerabilidad de las embarcaciones en solitario a los azares de la mecánica o de otraíndole es demasiado elevada para no ser tomada en consideración. McGoodwin describe casos si-milares para México de cooperación entre tripulaciones para compartir riesgos. Por ejemplo, alrealizar largos viajes siempre se va acompañado, al menos, de otro barco (McGoodwin 1979: 86).

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Eso es un compromiso ahí fuera con una embarcación solo,hay que ir acompañado con la embarcación... Ahí hay ocho,están todos juntos, no se separan unos con otros, no se sepa-ran, en la pesca del bonito.

En caso de desastre la ayuda mutua entre las tripulaciones es un pre-cepto sagrado que no puede ser saltado bajo ningún concepto. Aunque dosunidades productivas se encuentrenpeleadasy no se hablen, resultará im-prescindible que se presten socorro en caso de extrema necesidad. Nunca,por ejemplo, podría una embarcación dejar abandonada a otra en alta marcon el motor averiado (McGoodwin 1979: 86), ni podrá pedir retribuciónalguna por llevarla hasta el puerto, aunque las leyes marítimas se lopermitieran.

En el caso de que dos unidades productivas se encuentrenpeleadas, yuna de ellas se enfrente con problemas de motor en alta mar, lo más quepodrá ocurrir es que la segunda pase por allí y espere por si aparece algunamás antes de comenzar a remolcarla hasta puerto. Negar el auxilio en talcoyuntura en nuestras comunidades de pescadores, puede significar para latripulación que no lo presta, además de problemas legales, un desprestigio yrechazo tan inmenso por vulnerarla ley más sagrada de la mar, que difícil-mente se producirá algún caso. Además, también se arriesgaría a que lefuera a su vez negada la ayuda (McGoodwin 1979: 86).

El peligro y la incertidumbre generan comportamientos que seríanconsiderados absurdos bajo otras coyunturas. Los tabúes son moneda co-rriente entre nuestros pescadores, y quizás sean tan importantes a causa dela inseguridad implícita en sus actividades. Ya Malinowski apuntaba enMa-gia, Ciencia, Religiónla relación entre la abundancia de tabúes y las situa-ciones de riesgo7. No pretendemos ascender a tales niveles de generalidad,pero lo cierto es que su importancia en la pesca de nuestras comunidades esreseñable, sobre todo en la de túnidos por el mayor peligro e incertidum-bre8. Los pescadores hablarán entonces sin tapujos de la mala suerte, depersonas que pueden sergafeso dar buena fortuna. Muchas veces que salía la mar con alguna de estas unidades productivas y volvíamos con mala

7 Poggie, Pollnac & Gersuny (1976) citando al Malinowski deMagia, ciencia, religióncomen-tan como este autor relacionaba directamente ambos factores en la comparación que realizabasobre la pesca en lagunas y en el mar.

8 Poggie, Pollnac & Gersuny encuentran en su estudio (1976) relaciones directas entre un parde factores y el número de tabúes percibidos en la actividad pesquera. Específicamente, las pescasmás arriesgadas por el número de días que se está fuera, la distancia a la costa, etc., favorecen sudesarrollo. La pertenencia a una familia con tradición pescadora, por el contrario, ayuda a dismi-nuir su importancia, al haberse producido desde la infancia una adaptación al estrés de la pesca.

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pesca, bromeaban sobre queles daba mala suerte, pero entre bromas yveras se vislumbra un trasfondo en el que el tabú, la defensa mediante elsimbolismo, se encuentra presente. A su través se pretende mitigar la ansie-dad creada por la exposición al riesgo personal y físico, a la incertidumbrede las capturas (Poggie, Pollnac & Gersuny 1976: 262), que de otra formapodría hacerse insoportable. La preocupación por la mala suerte, por ladesgracia9, es una constante en la vida del pescador. El hecho de permitirque las mujeres —o los curas— salgan a la mar sólo como hecho excep-cional es buena muestra de ello.

1.2.- Padres-patrones, mandadores del chinchorro y dos patrones en unbarco: comunicación y autoridad

La diferenciación entre flota artesanal e industrial se evidencia tam-bién en la configuración de las tripulaciones, en los procesos de trabajo yen las relaciones que se establecen. El reclutamiento en las embarcacionesde nuestras comunidades, al igual que en la mayoría de las pescas artesana-les, se fundamenta en el parentesco, en los modelos padre-hijo, dos herma-nos, o sus variantes. También el reducido tamaño de la tripulación colaboraa que la estratificación y la especialización sean mínimas y los procesos detrabajo igualitarios. En losbarcos grandesse producen los fenómenos con-trarios; la mayor tecnología actúa para reforzar una división del trabajo másestricta entre los miembros de las tripulaciones, incrementándose las distan-cias entre capitanes y marineros (White 1977: 206). En ello coinciden Mon-tero Llerandi (1989) y el informe Gaur10:

Al introducir la división del trabajo de forma sistemática se«marca el paso del modo de producción artesanal al industrial,de la situación en que todos y cada uno de los operarios ejecu-taban todas y cada una de las operaciones precisas para reali-zar la totalidad de una labor, a una especialización de funcio-nes. Una empresa es tanto más artesanal cuanto menor divisióndel trabajo exista en ella». (Montero Llerandi 1989: 326).

La casi inexistente distancia social se hace más patente cuando consi-deramos las unidades productivas constituidas por dos hermanos o dos

9 Díaz Fernández (1984a y b).10 Citado por Montero Llerandi de GAUR:La pesca de superficie en Vizcaya y Guipúzcoa.

Bilbao, Caja Laboral Popular, (1970: 343).

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extraños, que comparten la propiedad de los medios de producción, casosque no son únicos en las poblaciones de pescadores artesanales canarios.Sólo en las embarcaciones mayores de estas comunidades hallaremos algúntipo de división del trabajo en las faenas productivas, de acuerdo a las habi-lidades individuales y a las técnicas de pesca concretas que se empleen.Prácticamente toda la tripulación desarrolla el mismo trabajo, con rarasexcepciones. Quizás una muy significativa sea la delmandadoro el patrónde las pescas colectivas, en las que la necesaria coordinación en equipos dequince, veinte o más personas obligaba, sobre todo hace unos años, cuandose encontrabanen auge, a que existiera una autoridad desconocida en cual-quier otra técnica. En palabras de un viejo patrón de chinchorro de Agaete:

No, yo decía una cosa y allí se acabó. No es como hoy quecontestan. Porque tú sabes que hoy la gente contesta, si está unhombre mayor al frente de esto hay que respetarlo, porque esque yo voy a ganar lo mismo que tú, y no porque tú no quierasse van a perder dos o tres mil pesetas, pues si hay que darte unsusto se te da... Así trabajaba yo toda la vida. Pues el que man-da para algo lo ponen, para ser igual que todos no...

Estos patrones en la mayoría de los casos no eran los dueños de losartes, sino pescadores dotados que sabían detectar y prever el movimientode la sardina con precisión. En las faenasmandaban másque los mismospropietarios:

Sí, estuve con él una partida de años. Dice: J., ¿Por quéno vienes, digo, a mí que me importa de ir, cuando yo no voy alo mío que me importa de ir. Pero yo voy con la condicióncomo si fuera esto mío, yo aquí para mandar, aunque tú seas elamo, esto como si fuera mío. Para mandar en la mar soy yo elamo, yo el dueño y todo yo, no perjudicándote el arte a tí. Si tuves que yo te voy a destrozar el arte entonces sí, porque el artees tuyo... Yo voy con esa condición. Y el me dijo: si viejo, comousted quiera...

La autoridad de estos patrones era mucho más elevada años atrás, enla época en que estas artes contribuían de forma determinante a la subsis-tencia de los pescadores de la comunidad. Con su declive y el desarrollo dealternativas más rentables se convirtió en técnica practicada sobre todo atiempo parcial, por lo que el compromiso que se le podía exigir a los mari-neros y la autoridad que podía ser ejercida sobre ellos se reducía enorme-

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mente. Ya está casi olvidada la época en que los patrones no admitían nirechistar en el trabajo del arte:

Resulta que un amigo mío, se llama Quico, estuvo traba-jando con nosotros, y fuimos a la parte de Segura. Estábamos,tenía J. T. lo menos setecientos kilos de sardinas, o más era,larga el cabo, y nada, hala, remolca, sabes, hay que llevarla aun sitio, ¿no?, hay que tirar, remolcar, pa después poderle darla vuelta pa llevarlo al sitio que hay que llevarlo, entonceshabía un chaval en tierra y J. T. estaba mirando, y sabía queestaba la sardina dentro, pero al chaval se le ocurrió decir,¡mírela!, ¡mírela viejo!, ¡mírela!... Se levantó mucho la muelasobre el agua... Dice el viejo, ¡mírela allí no!, ¡mírela aquí!(cogiéndose los testículos con las manos). ¡Pa mandar aquíestoy yo, y cállese la boca!. El tío se quedó.... Y ahí no habíaquien protestara, sino callado...

Es que ¡coño!, es lógico, el tío sabe lo que se tiene entremanos, pa qué coño le tienes tú que gritar desde tierra... Demanera que no le grita uno que está con él, que estaba en elbote viéndola y no le dice nada, porque sabía lo que había... Yviene uno de tierra ahora... También lo ignoró el muchachillo.

El proceso de aprendizaje de estos patrones era largo y delicado.Dependía de que uno de los que ya estaban trabajando como tal aceptara aun determinado marinero como su hombre de confianza, y le fuera enseñan-do el oficio poco a poco. La iniciación comenzaría por acompañar al patrónen el bote de la sardina, escuchando sus indicaciones, obedeciendo conprontitud y observando detenidamente los movimientos del pescado. Lacomunicación de los secretos entre maestro y discípulo exigía una grancercanía: a menudo sólo era realizada en el seno de la familia, entre padrese hijos. El proceso de formación se veía favorecido por la necesidad decontar con una pareja de expertos para las labores de estos artes, al serventajoso que unmandadorse situara en cada una de las dosmangas.

En el resto de las unidades productivas el papel del patrón ha estadodifuminado. En la mayoría de los casos se confunde con el rol del padre,pues el aprendizaje se realiza dentro de la familia y los modelos de recluta-miento siguen un ciclo de reproducción de las tripulaciones muy bien defi-nido, que podríamos resumir en la sucesión de: padre e hijo, dos hermanos,padre e hijo. La importancia del parentesco en la composición de las tripu-laciones responde (como veremos con más profundidad en el apartado desti-nado a tal cuestión) a condicionamientos y estrategias económicas, entre

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otras cosas con el fin de mantener el secreto de las zonas de pesca dentrode la familia cercana. A la vez sirve para aumentar los rendimientos de launidad doméstica. Cuando el ciclo pasa por la fasedos hermanoshabitual-mente significa que el padre ya se encuentra retirado, poseen ambos tripu-lantes una cierta edad y experiencia en la pesca, tienen la propiedad de losmedios de producción en común, y todo ello limita la autoridad de cual-quiera de los dos. La búsqueda del consenso11 guía las estrategias a bordoen estas tripulaciones, al igual que ocurre en las compuestas por dos extra-ños, evitándose en lo posible el conflicto. En estos casos,los dos son patro-nes, compartiendo la propiedad del barco y las responsabilidades cotidianasde la pesca.

Los problemas suelen aparecer cuando los hijos de cada uno de loshermanos se acercan a la edad conveniente para salir a la mar. En estemomento se plantea una costosa transición de un modelo a otro de recluta-miento. Sobre todo si los hermanos se encuentran en situaciones diferentesrespecto a sus hijos, careciendo alguno de varones en edad adecuada. Eneste caso el que se queda solo tendrá que buscar un compañero, al igual quetendrá que hacerlo el hijo en el primer modelo citado (padre e hijo) si suprogenitor se retira y carece de hermanos en disponibilidad de ir a la mar.

El tema de las relaciones igualitarias dentro de las tripulaciones dereducido tamaño se ha convertido en un lugar común en los estudios deantropología de la pesca. Por ejemplo, Miller & Van Maanen explican cómoen barcos de cuatro a siete tripulantes la mayoría de las labores se realizande forma casi automática, sin órdenes por medio12. En embarcaciones condos o tres marineros en Terranova, tal y como especifica Nemec, la distri-bución de autoridad también resulta muy igualitaria, no distinguiéndose,con frecuencia, si existe algún patrón13. Lögfren describe, en tripulacionesun tanto mayores, modelos similares en la relación patrón-tripulantes14.Breton nos comenta, para unidades de tres o cuatro pescadores, cómo laautoridad del patrón no puede ser imperativa, induciendo a que las faenasnecesarias se realicen de forma voluntaria y espontánea; su ejercicio ha deir en función de que sea aceptado por la misma tripulación, y de que eltrabajo que se demanda se encuentre proporcionado con los beneficios obte-

11 Ello es frecuente en pesquerías artesanales de diversas partes del mundo. Podemos, porejemplo, recordar la descripción de Norr para una población de la India en la que recalca que lasdecisiones sobre cómo y dónde pescar se toman por la tripulación como un todo (Norr 1975: 119).

12 Miller y Van Maanen (1979: 379). Esto sucede así, entre otras cosas, porque los cambios enlas tripulaciones suelen ser raros, y pueden permanecer laborando juntos durante décadas, creandorutinas de trabajo establecidas.

13 Nemec (1972: 16).14 Lögfren, O. (1972: 99).

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nidos15. Incluso en algunos modelos de barcos mayores, con tripulacionesnumerosas pero muy enlazadas todavía con la pesca en pequeñas embarca-ciones, se mantienen los mismos esquemas, minimizando el poder del pa-trón y promoviendo un modelo de tripulación lo más igualitaria posible yque a la vez permita coordinar tantas personas16.

Podemos afirmar que hay una tendencia al aumento en la división detareas y un paralelo incremento de la estratificación en los barcos conformeva aumentando su tamaño, los costos de los medios de producción y latecnología utilizada. En la pesca industrial existe una división del trabajomuy acentuada, y lo mismo ocurre con la distribución de la autoridad. Porejemplo, podemos recordar el caso de las embarcaciones noruegas de grantamaño, en las que la cúspide de la jerarquía se halla compartida por elpatrón, responsable de guiar la nave, y el patrón de pesca, que toma elmando cuando se está faenando, y por debajo de ambos cinco o seis rolesdiferentes hasta llegar a los marineros (Byron 1980: 229-30).

Este grado de división del trabajo17 y la compleja estructura de auto-ridad que lo acompaña, se distancia de las tripulaciones que hallamos ennuestras unidades de estudio. Se asemeja más a una estructura de mandos,como es posible hallar en el ejército o en empresas muy jerarquizadas. Elaumento del número de miembros de las tripulaciones implica que, para laadecuada coordinación del trabajo, la gestión de la información y de lasdecisiones se encuentren centralizadas en una sola persona, o en varias sihay límites muy claros para las tareas de cada una y resulta necesaria estaespecialización, como en el caso de los barcos noruegos. Tales procesos se

15 Breton (1973: 137).16 Byron , R. F. (1980: 230-1):La traíña se diferencia del arrastre en que no es un trabajo rutinario, repetitivo. Durante las

operaciones pesqueras, hay un número de variables que necesitan coordinación inmediata ydirecta por el patrón, que es el único que posee toda la información sobre la que basar unadecisión. No hay tiempo para las usuales pretensiones de consenso: el patrón tiene que darórdenes sin remedio. En los nuevos barcos de traíña el patrón intenta mitigar esta manifestaciónno convencional y abierta de subordinación. Utiliza el micrófono tan poco como sea posible,confiando en la cooperación atenta y en la iniciativa de la tripulación, excepto cuando su inter-vención es absolutamente crucial para las operaciones de pesca. Entonces puede ofrecer unasugerencia o hacer una señal con la mano; el micrófono es únicamente un último recurso. Adicio-nalmente, en cuanto puede, el patrón se deja ver haciendo su parte simbólica del trabajo decubierta y de las máquinas, apilando cajas, descargando, poniendo aceite (...). La naturaleza dela pesca con traíña implica que el patrón debe ejercer su autoridad de manera más frecuente y enformas no convencionales, pero como estos breves ejemplos indican, hace esfuerzos conscientespara reducir la mayor diferencia en autoridad que es inevitable en tal situación.

17 Sobre el tema de la división del trabajo y el ejercicio de la autoridad como elementosdiferenciadores de la pesca preindustrial frente a la industrial resulta muy interesante el trabajo deMontero Llerandi 1989:Tipología de la actividad pesquera e investigación sociológica.

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ven favorecidos en las técnicas activas que implican la caza inmediata derecursos como es el caso, para nuestras comunidades, del chinchorro, lasalemera, la traíña o los túnidos.

Las dos primeras son técnicas colectivas que exigen la participaciónde un buen número de pescadores, y antes hemos comentado el poder quellegaron a tener años atrás los patrones del chinchorro en las faenas depesca. A pesar de ello, incluso en tales unidades productivas, en otras cues-tiones se enfatizaba el carácter igualitario de las tripulaciones. Por ejemplo,cuando se trataba de incluir a una nueva persona se debía consultar a todoslos marineros que en tal instante se encontraban saliendo a la mar con elarte, y ni el dueño ni el patrón tomaban la decisión sin su acuerdo.

En la salemera el esquema de autoridad era similar, aunque menosacentuado pues esta pesca no llegó a tener nunca, en ninguna de las pobla-ciones, la importancia del chinchorro en el Puerto de las Nieves. Si estaúltima técnica constituía una verdadera especialización, y se trabajaba conella todos los días que la mar lo permitía, con la salemera sólo se laborabaocasionalmente y el rol del patrón nunca estuvo tan bien definido. Sin em-bargo, sí fuimos testigos de su actuar en alguna de estas pescas colectivasaños atrás, en San Miguel de Tajao, y era notorio el papel del patrón,elmejor pescadorde la comunidad. En El Pris la dirección del trabajo con lasalemera la desempeñabanlos más viejos, pero no existía en los últimosaños ninguna figura paradigmática como en el caso anterior.

En la pesca de los túnidos o de la traíña se diluye un tanto esta figura,pero todavía se notará su existencia en las tripulaciones de tres o cuatropersonas características de los barcos grandes de nuestras comunidades,sobre todo cuando los marineros son jóvenes. En este caso, la necesidad detomar decisiones rápidas, sobre todo con los túnidos, paraatravesarseyechar carnada, seguircaminando, pasar de lacañaa la liña o de lamuestraal vivo, exige también una centralización de la información y de la autori-dad que en las pescas con técnicas pasivas es mucho menos importante.

En la nasa, en la pesca de anzuelo o en la pandorga de bogas, contripulaciones de apenas dos personas, la autoridad no puede ser tan fuerte,excepto en el caso de padres que salen a la mar con hijos muy jóvenesenedad de aprender y obedecer, o de gente sin experiencia. Las decisiones nohan de ser tomadas de un momento para otro, y es posible la búsqueda delconsenso sobre donde ir a pescar, con qué arte concreto hacerlo, etc.

Entre ambos modelos de pesca existen otras muchas diferencias. Elnivel de tensión que se respira en uno u otro es bien distinto. En la pescacon técnicas pasivas, como la nasa o el trasmallo, se ha de confiar en que elpescado se introduzca dentro de la trampa. En el chinchorro, la caza cons-tante de especies pelágicas muy móviles, que en un determinado momentopueden hallarse dentro y al siguiente fuera, saliendo del arte y exigiendo

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volver a desarrollar todo el largo proceso de su calado o escapándose deforma definitiva, implica una presión muy elevada, que se plasma en gritosdel mandador, y a veces de los marineros, en momentos de trabajo muyesforzado, incluso arriesgado. En la pesca de los túnidos la tensión se hallacondensada. Los cardúmenes hay que buscarlos oteando el horizonte, lar-gando carnada al agua, dejando un anzuelo convivo por la popa mientras secamina. Una vez que está localizado y el barco se encuentra sobre él, laposibilidad de cargarlo en una hora o incluso menos si comen bien, produceun esfuerzo y actividad febril desconocida en cualquier otra pesca.

En la traíña, los niveles de tensión no llegan nunca a alcanzar los quehemos hallado en las faenas sobre túnidos. Los breves minutos en que estaúltima se desarrolla una vez localizado el cardumen, y la importancia decada gesto técnico, de que la tripulación en conjunto funcione coordinada yeficazmente, hacen que tal pesca sea la más proclive a generar algún tipo deroces o enfrentamientos18. Hemos sido testigos de algún caso de este tipoen tripulaciones de hermanos jóvenes, en que las habilidades de los máspequeños eran escasas y la autoridad que pretendían afirmar los hermanosmayores excesiva, conduciendo incluso a enfrentamientos por errores leves.

1.3.- De los oficios que no se aprenden en la escuela al mito del patrón

La vida del pescador comienza muy temprano en nuestras poblacio-nes. En la mayoría de los casos éstas se encuentran justo al borde del mar,y el puerto o la playa donde varan los barcos forma parte indisoluble de suespacio urbano. En esta playa jugarán desde pequeños los niños a ser pesca-dores, a navegar. Los de Tajao, por ejemplo, pasaban largos ratos, hace sólounos pocos años, con barcos confeccionados por sus padres a partir de latasde aceite. Dejan los primeros años de su vida en la orilla de la mar, maris-cando, cogiendo peces con una pequeña gueldera o algún pulpo despreveni-do. Darán lugar a lo que Miller y V. Maanen denominan pescadorestradi-cionales19, nacidos entre tales, que han respirado desde el parto el salitre

18 Goodlad (1972: 75) describe diferencias similares en cuanto a los niveles de tensión enunidades productivas que usan técnicas distintas.

19 En palabras de Miller y V. Maanen (1982: 32):Para ser un pescador tradicional hay que haber nacido dentro de una familia de pescadores;

aprender el oficio de la manera tradicional es por ello un largo proceso. Los pescadores tradicio-nales de la flota de arrastre en Gloucester, Massachusetts, por ejemplo, hacen su primera expedi-ción de pesca en la adolescencia temprana, y, simplemente por estar a bordo, empiezan ganandofamiliaridad con la rutina y el ritmo que marca la vida de trabajo de un pescador de arrastre. Enetapas sucesivas, típicamente trabajan como marineros durante los meses de verano del instituto

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de la mar, y que desde muy pequeños han tenido contacto con barcos ypeces. Los hijos de pescadores son considerados marineros desde su naci-miento, al menos hasta que el joven demuestre lo contrario siguiendo otrosderroteros en su vida laboral.

Los niños comienzan a salir a la mar con pocos años. Durante eltrabajo de campo pude contemplarlos con apenas cinco años embarcándosejunto a sus hermanos mayores, o yendo a buscarlos en unachalanacuandollegaban a la playa. Un pescador de Agaete describe un caso excepcional deprecocidad, que pudimos contemplar con nuestros propios ojos:

En el muelle también cogió un pulpo de más de dos kiloscuando tenía tres años. Me pide la fija, se la doy, y me aparececon un pulpo de más de dos kilos que lo tenía todo cogido ya...Y después aprendió a bogar en tierra de dos años. A los tres sefue a buscar a los hermanos a la falúa, pero luego hubo queesconderle los remos porque no sabía nadar...

Y si ve un puñado de sardinas a ellos no les dice nada, alos hermanos no les dice nada, se pone el equipaje, va a lapunta del muelle, sale... Papá, que hay sardina. ¿Es mucha? Nola vi toda... Bota el padre el bote... ¡Chacho! Nos fuimos adesalar, más de ochocientos kilos ahí mismo, y en seguida patierra... Ese día no se estaba cogiendo ni para comer...

A los doce años estos chavales ya pueden tener muchísimo terreno desu aprendizaje recorrido, y en cuanto dejan la escuela, a veces antes de loque deberían, se meten en las unidades productivas. Los veranos y el restode las épocas de vacaciones son momentos en que se integran, aun peque-ños, en las faenas de la mar. La socialización como pescador es progresivay constante. Las horas que pasan los niños en la playa, alrededor de losbarcos, viendo sacar el pescado, ayudando en lo que pueden a las faenas desus mayores, son instantes de continuo aprendizaje. Se comienza a salir a lamar como un juego, y termina siendo la historia de toda una vida:

Yo tenía trece años cuando empecé a ir a la mar... De bro-ma, de broma, vine pa abajo, estaba en la escuela, y me acuer-

o de la universidad. Una vez que forman parte de una tripulación a tiempo completo, sin embar-go, empiezan a especializarse, y es común para miembros de una familia especializarse en tareasque son complementarias. De este modo, sólo el hijo mayor del capitán se entrena para ser uncapitán (que es virtualmente el único hombre a bordo de la mayoría de los barcos que sabe cómoencontrar el pescado y operar el barco durante los arrastres). El segundo hijo aprende a ser unmaquinista, el tercer hijo un redero, y así sucesivamente.

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do yo que caí malo con bronquitis y estuve unos 10 o 15 díasacostado, y después no quise ir más... No quise ir más poreso... Empecé a venir pa abajo, estuve por ahí diendo, pero singanar nada, me gustaba más que el coño y después ya me que-dé aquí. Ya no fui más a la escuela...

El papel deniño pescadores duro y trabajoso en la mayoría de loscasos. No se dominan todavía las habilidades de la pesca, los gestos técni-cos son pobres, falta la fuerza del hombre. Sin embargo, al joven se leexige en poco tiempo que se porte como un verdadero marinero. Tendrá queaprender a lavar el barco, a despertarse tan temprano como sea necesario, aser un poco elesclavopequeño del resto de la tripulación, habitualmente supadre o hermanos. La recompensa por estas labores será con frecuencia bienexigua. Años atrás, en los chinchorros de Agaete, apenas unas pesetillaspara ir al cine los domingos20.

Los patrones de aprendizaje no son homogéneos. Encontraremos hijosde pescadores que a los cinco o siete años ya poseen buenas habilidadesmarineras, y otros que a los doce apenas han pisado un bote. En Las Nievesresulta interesante la diferencia que hallamos entre los hijos de pescadoresque tienen su residencia al lado del mar respecto a los que viven en el pue-blo de Agaete, distante un kilómetro. Con frecuencia los primeros se en-cuentran mucho más familiarizados con las faenas de la mar.

Los niños-pescadores tendrán que aguantar muchas broncas por suinexperiencia, porhacer mal las cosaslos primeros años de salir a la mar.La edad en que los jóvenes suelen optar definitivamente por la pesca oscilaentre los quince y dieciséis años, y tiempo atrás era todavía menor, de ape-nas doce o trece.

En los últimos años la actitud de los jóvenes hacia la pesca en nues-tras comunidades no ha sido demasiado positiva, abandonando la actividaden favor del sector servicios o la construcción, y dejando a un lado el labo-rioso aprendizaje de las marcas de los pesqueros y las habilidades necesa-rias para serun buen pescador. Muchas de las habilidades manuales seaprenden saliendo a la mar y trabajando. Sin embargo, el cúmulo de conoci-mientos y saberes sobre la climatología, corrientes, morfología del fondomarino, buenas zonas de pesca, o el comportamiento de las especies, engran parte se transmiten de forma oral y han de ser memorizados (Lögfren1984: 284). Si los jóvenes no tienen en perspectiva seguir toda su vida en lamar, no aprenderán adecuadamente, no se tomarán la pescaen serio:

20 Calo Lourido para el caso de Porto do Son hace unos años (1984: 267) describe un rolsimilar para los pequeños grumetes.

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«Estos muchachos no se toman la pesca en serio», es unaqueja frecuente de los viejos marineros de Bua. La nueva acti-tud hacia la pesca directamente afecta la socialización. Losmuchachos que son preparados para una futura carrera entierra no se preocupan de aprender todas las habilidades marí-timas. No ven ninguna ventaja en memorizar los detalles delpaisaje marítimo, en aprender a reparar una red de arrastre oa manejar un motor diesel. Aquellos que «se toman la pesca enserio» son todos muchachos que se encuentran enfocados parauna carrera en la pesca. No es muy sorprendente que la mayo-ría de ellos pertenezcan a familias propietarias de partes enarrastreros. (Lögfren 1984: 289).

En nuestras comunidades los que dejan empleos en tierra por la marson aquellos jóvenes que estánlocos por la pesca(Lögfren 1984: 292), queson todavía bastantes. Con el paso del tiempo, frecuentemente con el matri-monio, el joven adquiere elstatusde pescador o marinero y la parte com-pleta en el reparto del producto. En nuestras poblaciones continuará salien-do con el padre hasta la jubilación de éste. Comenzará de esta forma unnuevo rol, un rol de tránsito entre el de muchachillo y el de patrón quepuede durar muchos años.

El papel de los patrones en las unidades productivaspequeñasserámuy reducido, como ya hemos indicado, y en muchos casos inexistente alsalir a la mar dos marineros, o dospatrones, de edades y habilidades simi-lares. En las pescas colectivas, también en las de túnidos o traíña, que im-plican tripulaciones mayores, sí será posible hablar de estos roles como yahemos comentado.

Alrededor de su habilidad y de la importancia que tiene para el éxitode las faenas de su barco se ha creado una cierta mitología, que indica queel patrón es lo que cuenta, a través de un buen número de trabajos en an-tropología. Se le conceptúa como un superdotado, perfecto conocedor dedónde y cuándo se halla el pescado y cómo conseguir que sus hombres locapturen. Tal meta la consiguen a través de integrar conocimientos de cli-matología, comportamiento de los peces, navegación, etc.:

Desde la perspectiva de sus hombres, la razón de ser delpatrón era saber dónde y cómo y cuándo colocar a sus hombrespara capturarlo efectivamente y con seguridad. Los patronesconstruyen sus reputaciones de una misteriosa habilidad parahacer esto a través de complejas computaciones mentales, inte-grando conocimiento de direcciones de compás, relacionesespaciales de mar y tierra, velocidad de las embarcaciones,

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mareas, vientos, sonidos, olores, características de los fondos(establecidas por las capturas y el sonar), características yrelaciones del pescado, y sus variaciones estacionales.(Ander-sen 1979b: 319).

Este conocimiento es guardado por el patrón con celo y, sobre todo enlas pescas industriales, los marineros no tendrán acceso a él, pues de laadecuada gestión de esa información deriva que el patrón lo siga siendo. Esel responsable de la suerte de su barco, decide cuándo o dónde pescar,demanda y obtiene la obediencia de los miembros de la tripulación, quecompartirán la suerte o desventura de sus decisiones. En ocasiones quizásse sobreestime la importancia de su papel en la pesca21.

En nuestras comunidades hemos encontrado patrones con el prestigiode serel mejor pescador de Tajao, o el mejor patrón de chinchorro. En lastripulaciones formadas por padre e hijo, el padre, mientras se mantiene enedad productiva posee el rol, aunque los procesos de decisión dentro delbarco sean muy igualitarios en cuanto los hijos alcanzan la madurez. Llegara la posición de patrón suele ir aparejado a la retirada del padre y a que loshijos alcancen el momento adecuado para salir a la mar22. Estas condicio-nes no se obtienen hasta alcanzar una cierta edad, que también va aparejadaal rol.

La madurez, las responsabilidades de la familia y del barco, hacenque estos patrones se diferencien de los marineros, sobre todo de los jóve-nes. Su voz en elmentiderose escuchará con más respeto y no se le veráemborracharse con frecuencia. Algunos alcanzanstatus muy especiales,aparejados a sus grandes cualidades como pescadores y trabajadores, o almando de las pescas colectivas, como antes hemos comentado.

El prestigio de los grandeschinchorreros, que sabían encontrar lasardina y capturarla aún en condiciones adversas, el de los buenos patronesde la pesca del bonito, capaces no sólo de encontrarlo sino demeterloen elbarco con sus propias manos en las cañas, o el de losmandadoresde la

21 Para más detalles sobre el rol del patrón, su prestigio e importancia, ver McCay (1984: 66)o Calo Lourido (1984: 268-9). A menudo se acentúa en demasía el papel del patrón, tomándolocomo el único responsable del éxito de la pesca. Palsson & Durrenberger (1982: 227) comentanalgunos trabajos que mantienen tal posición; frente a esta postura ambos autores analizaron lasestadísticas de capturas de un puerto de la flota islandesa y encontraron que la importancia de lospatrones no era tanta, y resultaba esencial el tamaño y el equipamiento de los barcos, por ejemplo.Si bien para embarcaciones modernas con gran tamaño, en las que el factor trabajo se ve sustitui-do en buena medida por el capital y los medios técnicos, podemos estar de acuerdo con talesafirmaciones, todavía en la pesca artesanal hay lugar para hablar de grandes patrones, de grandespescadores.

22 McCay (1987b: 66).

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salemera, acompañará a sus dueños de por vida, aunque el poder aparejadoal rol desaparezca cuando, con el retiro, ya no se es el patrón efectivo deuna unidad productiva (McCay, 1987b: 67). En las comunidades en queestos tipos de pesca tienen menor importancia, el prestigio de los patroneses casi inexistente. En El Pris, donde la pesca sobre túnidos o salemera esocasional, las diferencias en el prestigio son reducidas. En Agaete o enTajao se destacan notoriamentegrandes pescadorescapaces de obtenerabundantes capturas y guiar a su tripulación en las pescas más difíciles.

La funcionalidad de este prestigio de los patrones es múltiple. Lasdiscusiones dentro de una tripulación inmersa en pescas colectivas, o entécnicas como los túnidos, pueden hacer que la necesaria coordinación sedisipe y que la pesca se pierda. Cuanto más prestigio posee un patrón, másdifícil será que sus actuaciones sean cuestionadas por la tripulación, y me-nos probable que tales eventos ocurran. Cuando estas pescas tienen unagran importancia económica, cual es el caso del chinchorro años atrás enAgaete, o de los túnidos en embarcacionesgrandes, los patrones son cons-cientes de la importancia de su autoridad, de su prestigio, procurando man-tenerlo desafiando las posibles réplicas de su tripulación y obteniendo lasmayores capturas posibles para reafirmar a diario que son los más capaces.

Desde un punto de vista adaptativo, el papel diferencial de los patro-nes, e incluso su inexistencia en muchos tipos de pesca, resulta lógico. Sólose desarrolla su autoridad ystatusallí donde resulta necesario por el tipo deconstricciones que implican determinadas formas de pesca. El número deintegrantes de la unidad productiva, el carácter activo y la rapidez con quelas pescas han de ser desarrolladas, son únicamente algunos de los factoresdeterminantes a tal respecto.

2.- EL MUNDO EN TIERRA

Hemos comentado los grandes rasgos de la interacción que se desarro-lla cotidianamente a bordo de las embarcaciones de las poblaciones depescadores. En tierra las relaciones son muy diferentes y variadas. De estamultiplicidad hemos extractado algunos de los aspectos que nos han pareci-do más significativos y que pasaremos a desarrollar.

2.1.- Pescadores y veraneantes: las dos caras de los pueblos costeros

En el seno de nuestras comunidades, el espacio urbano cobra unadoble vida con el paso de las estaciones. Durante los veranos se puededuplicar la población de estos núcleos, sobre todo en El Pris, pues en tales

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épocas el fenómeno de la residencia secundaria se muestra plenamente. Lasnumerosas viviendas que durante el resto del año permanecen vacías, puesel trabajo en los centros urbanos aleja a sus ocupantes de la comunidad,cobran ahora nueva vida. El rostro curtido del pescador se mezclará con latez del hombre de ciudad, cuando no con la todavía más pálida del extranje-ro. Los barcos lentos de los marineros, pesados pero resistentes, dejarán sulugar a las lanchas rápidas de los veraneantes y las comunidades se volve-rán un hervidero de automóviles, sobre todo durante los fines de semana. Laplacidez de las tardes de invierno se verá turbada durante el estío por unsinfín de chiquillería en busca de diversión.

Los veranos serán una buena época para desarrollar estrategias econó-micas complementarias. En El Pris o en Agaete algunos pescadores alquila-rán pequeñas viviendas a los veraneantes, complementando así sus econo-mías. En esta última población sólo una de las unidades domésticas depescadores posee viviendas para alquilar (en número de dos); en El Pris sonvarias.

Los hombres podrán complementar su trabajo como pescadores con laayuda que pueden prestar en los bares como camareros eventuales. Llegan-do pronto de la mar pueden colaborar en las horas de mayor afluencia depúblico, y ejemplos de ello tenemos en las tres comunidades estudiadas. Elsector servicios ha penetrado en todas ellas. En las tres algún pescador hamontado un bar, incluso un restaurante. En tal empresa participa toda lafamilia, y también en los tres casos estos pescadores siguen saliendo a lamar, aunque la intensidad de su dedicación ha disminuido bastante. El cam-bio de la pesca a regentar un negocio es radical, pero ante las buenas opor-tunidades económicas que se presentan en el sector servicios y dada laposibilidad de simultanear ambas faenas, a la vez que se aprovecha en sutotalidad la fuerza de trabajo de la unidad doméstica (pues mujer e hijoscolaboran en la atención del negocio), algunos pescadores han dado el salto.

La venta es otra actividad desarrollada en las unidades de estudio,más o menos combinable con la pesca, y en la que participa la familia. EnTajao las dos del pueblo han sido montadas por pescadores. En uno de loscasos ello implicó que en poco tiempo se abandonara la mar, en otro semantienen ambas actividades, cayendo el peso del negocio sobre la esposa.En ambos toda la familia colabora en laventa, y ello implica que la fuerzade trabajo de ésta se emplea prácticamente en su totalidad, y el nivel deingresos de la unidad doméstica se eleva.

Para ambas actividades la llegada de los veranos significa un saltocualitativo. Se dobla o triplica la población y con ella sus necesidades deconsumo. Si el nivel económico o el estilo de vida de los pescadores res-tringe su presencia en el bar, o sus gastos en general, la población que llegaa nuestras comunidades tiene necesidades urbanas. Los niños de forma

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constante visitarán las tiendas en busca de polos, golosinas, o algún futbo-lín. Los hombres aprovecharán esta época del año, libres de las ataduras deltrabajo urbano, para estar largas horas en los bares con los amigos.

Los problemas que acarrea tal radical incremento de la población seevidencian en múltiples aspectos. El suministro de agua se hace cada vezmás escaso, pues los veraneantes gastan mucha. En Las Nieves o en El Prises una conversación frecuente los días transcurridos sin que el agua hayaentrado en las casas. En la primera población, hasta hace poco, no era ex-traño pasar una semana sin agua, haciendo su agosto —nunca mejor di-cho— los camiones-cuba privados que la transportaban y vendían a domi-cilio. En la zona Norte de Gran Canaria se puso en funcionamiento recien-temente una potabilizadora para el consumo de la población, pero, aun así,el agua no llega a las viviendas todos los días, demorándose en ocasionestres y cuatro jornadas.

Durante el verano la familia distante vendrá a residir en su comunidadoriginaria, al lado del mar. De la ciudad, de otras Islas, incluso de la Penín-sula, volverán a reunirse con sus padres o hermanos, con el mar y el airelleno de salitre. Las casas de los jubilados se llenarán de hijos o nietos, enel reencuentro anual con la familia y el pueblo.

Los veraneantes llevan viniendo a nuestras comunidades mucho tiem-po, en algunos casos desde antes de la guerra civil. Unas pocas familias(más o menos bien situadas económicamente) en cada comunidad se despla-zaban hasta la orilla de la mar durante los veranos, viviendo entre pescado-res y en unas condiciones a menudo muy distantes de las comodidades conque contaban en sus residencias habituales. En Tajao hasta los ochenta nohabía luz eléctrica, ni agua corriente, ni teléfono, ni carretera asfaltada, yestos veraneantes llevaban ya muchas décadas apareciendo, año tras año,por la comunidad. Respecto a El Pris y Las Nieves podemos decir lo mis-mo, pero quizás las incomodidades en estos casos no han durado hastafechas tan próximas. La relación de estos veraneantesde viejocon las fami-lias de pescadores siempre fue bastante cercana, y se cultivaron lazos deamistad muy fuertes que han perdurado a través de las generaciones. Estasfamilias construían sus pequeñas viviendas —en ocasiones no tan pequeñas,cuando se trataba de gente acomodada— al lado de la mar, disfrutando deuna tranquilidad que no se podía obtener en otro lugar. Algunos consiguie-ron situarlas en lugares especialmente privilegiados, incluso utilizandomodelos de construcción bien diferentes, por su amplitud y calidad, de losque tenían a su alcance los pescadores.

En los últimos años la tónica ha cambiado bastante. Han proliferadolas construcciones de residencia secundaria, y ahora los veraneantes no sonunas pocas familias que pasan desapercibidas, sino labarahúnda de laciudad que invade la tranquilidad del pueblo de pescadores. En El Pris su

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presencia ha provocado que surjan moles de cemento, conquistando laderasenteras con multitud de apartamentos minúsculos. En Tajao la autoconstruc-ción siempre ha sido la vía —al menos hasta hace muy poco— por la quese han levantado las viviendas. Ello no planteó demasiados problemas hastaque la afluencia de visitantes fue masiva. Entonces se multiplicaron suscasas, tanto al lado de las que habían levantado los pescadores como unoscientos de metros más al sur, formando barrios extensos de viviendas auto-construidas, sin respetar ninguna normativa, justo al lado de la orilla delmar, destrozando el paisaje y la costa. Carecían de la más mínima disciplinaurbanística, de alcantarillado, luz o agua corriente, y ante la pasividad delas autoridades competentes tal situación se ha multiplicado en las décadasde los setenta y ochenta, haciendo hoy en día muy difícil que se pongaremedio. Como dicen los pescadores de Tajao:

En verano se redobla la gente aquí. Se metieron, las hicie-ron, los denunciaron y ahí están.

En el Puerto de las Nieves es donde se ha producido una mayor espe-culación, y donde el futuro se verá acompañado por un mayor desarrollohacia el turismo y la residencia secundaria. El proyecto de construcción delrefugio pesquero disparó desde años atrás los precios de los terrenos a mu-chos miles de pesetas el metro cuadrado, desplazando a los pescadores lejosde la costa, a las barriadas decasas baratas, viviendas de promoción públi-ca que se realizaron en su mayoría en el núcleo de Agaete. Años atrás, acomienzos de los cincuenta —con el Mando Económico—, se construyó unconjunto de viviendas (baratas) para pescadores en Las Nieves, pero todaslas iniciativas posteriores se llevaron a cabo lejos de la mar, cubriendo lasdificultades que tenían los pescadores jóvenes, que no podían acceder alterreno con los precios que eran usuales para construir su vivienda en lacosta.

En nuestros días, con el avanzado estado de las obras del refugiopesquero, las tentativas urbanizadoras y especuladoras suben todavía más detono, aprovechando tanto este hecho como una especie de mito idílico le-vantado sobre esta comunidad, su pescado, el Dedo de Dios, su aire, aguaslimpias, y el impresionante paisaje que se ve desde su playa con el macizodel Tamadaba al fondo. Tal mito ha contado con la colaboración de intelec-tuales del pueblo, de la fiesta de La Rama, y de las bellezas naturales inne-gables con que cuenta la zona.

Para los pobladores de Agaete y los pescadores del Puerto de lasNieves, tal coyuntura ha supuesto la creación de muchos puestos de trabajoen la construcción y, sobre todo, en el sector servicios. En este último,algunos hijos de pescadores participan activamente como dueños o emplea-

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dos de bares y restaurantes, continuando con frecuencia en las actividadespesqueras en mayor o menor grado.

A través de los veraneantes establecen los pescadores, con frecuencia,su enlace con el mundo de la urbe. En los veranos se conoce gente de mu-chas clases, empleados de cuello blanco, empresarios, profesores, maestros,y hasta algún antropólogo. Con muchos de ellos el pescador establecerárelaciones bastante cercanas a través de los bares, lostenderetes, las salidasen barco, o la pesca submarina. No es fácil entrar en el círculo de íntimosde los pescadores y sus familias. Suelen mostrarse recelosos de la gente detierra, que con frecuencia los mira por encima del hombro, y con ese mismodesdén los pescadores observan a losnovatos de la mar. Estas amistadesdurarán muchos años y se renovarán con la llegada del estío. La ayuda deestagente de fuerapodrá ser importante cuando haga falta resolver algúnpapeleo complicado en la ciudad u obtener información de algún tipo.

2.2.- La casa como unidad doméstica, económica y social

La unidad doméstica de los pescadores es, en primera instancia, unlugar en el que se elaboran estrategias económicas, enfocadas a su manteni-miento y reproducción. Aquellas desarrolladas cotidianamente por las uni-dades productivas de la pesca sólo son una parte de todas las puestas enpráctica. La mujer podrá trabajar por tierra, en la agricultura o servicios23,obteniendo unos ingresos más o menos considerables que complementaránlos conseguidos en la mar, y que se mostrarán muy importantes en años demala pesca. En la procreación también hay patrones definidos; se debentener hijos varones, que puedan salir con el padre a la mar para constituir launidad productiva ideal, y de esta forma conseguir que todos los ingresosvayan a parar a la mismacasa.

La familia en nuestras poblaciones es por definición nuclear, al igualque en casi todas las zonas de las islas.Te casastes, te separasteses eldicho habitual y se cumple a rajatabla, aunque ello no significa que no seresida al lado, o incluso encima, de la vivienda de los padres. En Tajao,como ya hemos comentado, ha sido una estrategia habitual, ante la carenciade terrenos, edificar sobre la vivienda de alguno de los progenitores de lapareja. Todo lo más, puede haber alguna familia extensa de forma temporal,a poco de la boda, cuando todavía no se dispone de vivienda alternativa.

23 Especialmente interesante es su papel en aquellas zonas donde el marisqueo sigue siendouna actividad rentable. En Galicia su importancia puede alcanzar una relevancia económica paralas unidades domésticas más que reseñable. Ver por ejemplo Pardellas (1989).

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Sólo los ancianos pasarán a residir con alguna de sus hijas —normal-mente— cuando los achaques de la edad lleguen a un cierto límite24. Dosmujeres en una cocina, sobre todo cuando no son madre e hija, son pococompatibles, y ello es un lugar común en la conceptualización del matrimo-nio en Canarias. Quizás podría parecer lógico que, dada la estrecha vincula-ción económica de las parejas que dan lugar a una sola unidad productiva,abundarían más las familias extensas, pero los modelos sobre este tema sontaxativos. Siempre se prefierevivir cerca a vivir con.

Todo ello no quiere decir que las relaciones entre las unidades domés-ticas enlazadas por parentesco sean inexistentes. Quizás el ejemplo máscaracterístico de ello sea el caso de San Miguel de Tajao25, en el que casitoda la población de pescadores está constituida por un linaje, cuyas ramasse bifurcan de acuerdo a la historia particular de los hijos de Domingo elPalomo, el fundador de la comunidad hacia finales del XIX.

Este pescador, casado con una prima hermana, tuvo diez hijos. Casitodos dejaron descendencia en el pueblo, y hasta hace sólo un par de añosquedaba uno de ellos todavía con vida. Sus nietos y biznietos son los queintegran hoy en día la población de pescadores, cuya estructura de parentes-co puede ser definida como un linaje, ya que sus miembros pueden delimi-tar el conjunto de relaciones genealógicas que los unen. Cinco son las ra-mas del mismo que actualmente se mantienen, a partir de hijos o nietos delfundador, y en su interior es posible definir una endogamia muy elevada,con un 55,5% de uniones entre primos hermanos (paralelos o cruzados),primos de segunda generación o con algún otro tipo de consanguinidad26.Al menos ocurría así hasta 1981, fecha de la que tomamos tales datos. En laactualidad la coyuntura ha cambiado mucho al construirse numerosas vi-viendas nuevas, aumentar la poblaciónde fuera, y casarse los jóvenes conchicas de otros pueblos, por lo que el porcentaje de uniones endogámicas enrelación al total del pueblo disminuye bastante. En el conjunto de las cincoramas del linaje existen lo que podríamos denominar alianzas dos a dos,quedando la quinta un tanto aislada en el conjunto de enlaces matrimonialesde la comunidad. Ello da lugar, por ejemplo, a que se compartan las embar-caciones dedicadas a los túnidos entre varios miembros de las dos ramasque se encuentran enlazadas. Hermanos y cuñados serán partícipes de losmedios de producción más costosos (los barcos grandes) y colaborarán enlas pescas colectivas. Cotidianamente se producirá un continuo trasiego de

24 McCay describe situaciones similares en su trabajo sobre Grey Rock (1987b: 71).25 La estructura de parentesco de esta comunidad fue ya descrita en Pascual, Mesa & Pérez

(1982: 45-52). De tal descripción, puesta al día, extractamos estos datos.26 Datos de 1981, ver Pascual, Mesa & Pérez (1982: 48). Ver la genealogía resumida en la

página 49.

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personas, en especial niños y adolescentes, de una casa a otra. La familia sevisitará a todas horas y se tomará café en lo que constituye un rito sistemá-tico de bienvenida. En las otras comunidades ocurrirán cosas similares, peroen ninguna hemos hallado una cohesión tan acentuada entre unidades do-mésticas como en este caso, aunque ello no implica que no existan tensio-nes como analizaremos más adelante, al hablar de la envidia.

La vejez entre los pescadores ha tenido significados diferentes con elpaso del tiempo. Años atrás los ancianos tenían que depender en exclusivade su trabajo y de sus familias para poder subsistir. No contaban con pen-siones o ayudas similares. Cuando ya no podían salir a la mar ayudaban,según sus fuerzas, en las faenas en tierra de los chinchorros de Agaete:

Antes teníamos nosotros viejos de 50 o 60 años, nada másque pa dir a buscar la leña... Nosotros antes comíamos en Gua-yedra, comíamos a mediodía en Guayedra, díamos por la maña-na pa abajo, calando todo el día, veníamos al mediodía a bus-car los cestos pa arriba, pa la comida, el viejo ese lo quería-mos nada más pa dir a buscar el agua, que era allí en el ba-rranco y pa buscar la leña que no salía del barranco también.(...) El viejo hacía el asaero, traía su leña, cogía, le pegabafuego, y cuando estaban todas las brasas asadas, pa echarlas aaquello, echaba la sardina y llamaba a la gente para ir a al-morzar...(...) De cincuenta o sesenta años, antes como no habíaesto del subsidio...

Las pensiones han ayudado a dignificar la figura de los ancianos27.En ocasiones los familiares competirán para tenerlos bajo su techo y de estaforma controlar una fuente estable de dinero. Si antes veíamos cómo losingresos de la mujer podían convertirse en importantes, o la aportación delos hijos a través de la pesca u otras actividades, los de los jubilados tam-bién pueden ser integrados en la economía doméstica. Tal multiplicidad deentradas ayuda a mantener la estabilidad, diversificando los riesgos y au-mentando la capacidad para responder al estrés producto de la variabilidadinherente a los ingresos de la pesca. Esta capacidad para responder a losproblemas es uno de los aspectos que diferencia con más claridad a lasempresas familiares en la pesca frente a aquellas que no tienen tal carácter.En las primeras basta que la actividad dé para vivir y se pueda ir tirando.En las empresas capitalistas se persigue el beneficio, y si éste se puede

27 McCay (1987b: 70) incluso comenta que la seguridad de lapensiónda respetabilidad a losmarineros que, por diversos motivos, antes no la tenían.

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conseguir en mayor medida en actividades alternativas, es lógico, desde talóptica, que se abandone el sector28. El pescador y su familia con frecuen-cia no saben hacer otra cosa, y aguantarán hasta que la situación llegue aser insoportable. Ello no quiere decir que no se acepten actividades econó-micas complementarias, pero para desligarse totalmente de la pesca la re-compensa tiene que ser muy atractiva.

2.3.- Espacios públicos, espacios privados: de la cocina al bar, delmentidero a la playa

Estos son algunos de los lugares donde se desarrolla buena parte de lavida social en nuestras comunidades de pescadores. La playa29 es el enlaceentre el espacio en tierra y el mundo del barco. Por la mañana muy tempra-no los pescadores aparecerán en ella para observar el tiempo, y si éste lopermite, botar al agua sus embarcaciones o adentrarse en una chalana hastael fondeadero del barco grande. En ese instante se cruzarán las primeraspalabras, sobre todo si el tiempo se presenta inestable y hace falta asistir ala misa de luz, esperando a que el sol ilumine, aunque sea tenuamente, lamar. En este momento, la playa es un lugar masculino. No hay mujeres, notendrían nada que hacer, e invadirían el único momento del día en el quelos hombres tienen para sí la orilla.

Conforme van pasando las horas, la situación de la playa va tambiénvariando. Ya no se trata únicamente de un espacio masculino. Comenzarána llegar los primeros veraneantes madrugadores, los niños que jugarán conlos callaos o sus barcos de lata. Pero carece de significado para la pobla-ción de pescadores hasta que llega el momento más interesante del día: elregreso de la pesca. En ese instante todo el mundo aparece a contemplarloy a echar una mano si hace falta.

28 Durrenberger & Palsson (1985: 115) plantean cuestiones similares:En un aspecto importante el pequeño armador comparte las características del «campesino de

la pesca». En ambos tipos de producción los miembros de la familia unen sus recursos, capital ytrabajo. El negocio familiar se encuentra muy enlazado al del barco, aunque este último semantiene separado sobre el papel para cumplimentar las leyes fiscales. Algunas veces la familianuclear completa, y algunos parientes cercanos también, se encuentran implicados en la produc-ción relacionada a un barco. (...) Reuniendo recursos disponibles, el patrón-propietario se res-guarda contra la vulnerabilidad del negocio. Las condiciones del mercado fluctúan, la productivi-dad de la pesca difiere de una estación a otra y la necesidad de mano de obra varía con lasestaciones y las técnicas de pesca. Una de las barreras para convertir un pequeño negocio defamilia en una compañía es precisamente la dificultad para responder a tales fluctuaciones,mientras al mismo tiempo se responde a las demandas del mercado de trabajo.

29 En el caso de El Pris sería más correcto denominarla embarcadero.

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Cuando los barcos han de ser varados, como ocurre durante casi todoel año en El Pris o en Tajao, es un rito poner el primerparal30. Si vienenen la embarcación dos personas, una de ellas desciende en primer lugar y locoloca, aunque antes la mujer que se ha aproximado a la playa a buscar elpescado lo haya acercado a la orilla. Si un solo marinero viene de la mar,algún familiar cercano o amigo realiza tal tarea. Incluso si no se encuentraninguna persona que cumpla tales condiciones en las cercanías, cubrirá talfunción cualquier conocido que se acerque por la playa. Todos los que seencuentren en las cercanías, incluso algunos veraneantes, echarán una manopara subir las embarcaciones hasta lugar seguro. Tal ayuda es muy impor-tante cuando no se dispone dewinchi eléctrico, que sólo está utilizándose adiario en El Pris, comunidad en la que resulta imprescindible por la elevadapendiente de la rampa por la que han de ser subidas.

Las mujeres vienen a recibir a sus maridos, o sus padres, que llegande la mar y de cuyas capturas deben hacerse cargo. Las intermediarias (ven-dedoras) se acercarán también, comenzando su jornada de trabajo diaria.Los hombres y las mujeres no relacionados con la pesca, de la comunidad ode fuera de ella, se aproximan a ver lo que se ha cogido, o quizás a com-prar algo de pescado para comer ese día. Los pescadores y sus familiaresque se encuentren en tierra también se acercarán a la playa para curiosear,y enterarse de las capturas de cada una de las unidades productivas, quecorrerán de boca en boca por toda la comunidad como si fueran preciadoshallazgos31.

La llegada de los barcos es buena ocasión para que surja un motivode conflicto sistemático. La playa o el varadero son recursos comunes quehan de ser compartidos entre todos los pescadores y sus embarcaciones, queson muchas. Algunas reglas tácitas existen sobre la colocación de éstas. Nose pueden situar en lugares donde estorben a las demás que van llegando dela mar, ni se debe mantener una embarcación ocupando un buen lugar devarada si no se está usando a diario. Pero estas reglas no se encuentranescritas, ni existe ningún tipo de árbitro que ponga orden en los diferentescriterios cuando éstos, frecuentemente, surgen:

Diarios en invierno... Y a tí te toca vivir eso ahora que escuando estás aquí, pero en invierno, que es cuando se está va-

30 Madero engrasado con sebo sobre el que se deslizan las embarcaciones cuando llegan atierra y han de remontar la pendiente de la playa. Un conjunto de tales parales son colocadosdebajo de la quilla para que avance el barco con menor esfuerzo, y no tenga que deslizarse sobrelos callaos de la playa, que dificultarían mucho más su movimiento.

31 Norr (1975: 120) describe situaciones y comportamientos similares para la comunidad deTamilnadú en la India.

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rando día y noche, día y noche, todos los días... Hay problemasa veces gordos, gordos, porque aquí ha habido problemas conlos varaderos problemas gordos. Gente que a veces por unacosa, veces por otra, y vienen las discusiones grandes....

En la playa o el muelle se comentan las incidencias de la pesca: sihubo algún problema; dónde están las otras embarcaciones; por qué secogió tanto o tan poco. Durante el día pasarán por allí los pescadores confrecuencia a limpiar las nasas, arreglar cualquier pieza de los barcos o lim-piar cabos. En la época de los túnidos la expectación por su captura es muyelevada, y los marineros están todo el día pendientes de cuántos kilos traecada una de las unidades productivas. Cuando llegan los barcos se dirigenhacia la playa para contemplar la descarga del pescado. Estos datos sonvaliosos para la definición de las estrategias productivas, pues si aparecenlos túnidos en mucha cantidad, embarcaciones que normalmente no se dedi-can a tal técnica optarán por ella. En ocasiones las unidades productivasocultarán sus capturas, sobre todo al comienzo de la estación, para no dela-tar la presencia de estas especies en las cercanías de la comunidad. Descar-garán los túnidos en otro puerto, escondidos enbaldes, etc.

Otro de los lugares donde se intercambia información es la cocina. Setrata de un espacio femenino, en el que las mujeres se reunirán con frecuen-cia para beber café e intercambiar comentarios sobre las novedades. Unelemento esencial en la vida de cualquier mujer de un pequeño pueblo depescadores es la búsqueda de información fuera de la casa (Stiles 1972: 52).La pesca y las capturas son algunos de sus temas favoritos de conversación,y procuran enterarse de las cantidades obtenidas por cada una de las embar-caciones. Las mujeres pasan una parte considerable del día en encuentroscara a cara con otras mujeres, ancianos y niños. Con frecuencia deseanacumular o verificar información acerca de las actividades delos otros, enespecial de sus parientes, y a la vez ofrecerla para mantener el flujo dedatos en ambos sentidos. Se hablará de los jóvenes, de los adultos, de losancianos, de los noviazgos que aparecen en perspectiva. Se criticará a todoaquel que se aparte de las normas establecidas, y se comentará lo que hacogido cada unidad productiva. Los forasteros que aparecen por el pueblo,los nuevos compradores, los amigos que tiempo atrás no venían por la co-munidad, todos ellos serán analizados y su comportamiento desmenuzado.

El bar y la ventason dos lugares en los que el intercambio de infor-mación se encuentra institucionalizado. Con frecuencia, los mismos localescubren ambas funciones, separadas por una pared o sin ningún tipo de dis-tinción. Pero en todas las comunidades hay bares que lo son de forma ex-clusiva, y tiendas con igual carácter. Los primeros son un lugar reservadocasi totalmente a los hombres, y en ellos hablarán con la libertad de saber

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que no son escuchados por ninguna mujer. En el bar se muestra de formapalpable la división entre el mundo de la mujer y el del hombre, y sólo serábien vista la presencia en él de las esposas de los veraneantes acompañadasde sus maridos. Incluso será rechazado su comportamiento cuando los vera-neantes se encuentren tomando unas copas con los amigos y vengan asa-carlos del bar para que no beban demasiado. Este es un espacio eminente-mente masculino, reservado como tal para que los hombres puedan inter-cambiar opiniones, información, o discutir de forma acalorada sin que taleshechos lleguen a oídos de las mujeres.

La ventaes por el contrario un espacio marcadamente femenino. Loshombres rara vez irán a buscarlas cosas de la casa, sólo quizás cuandohaya que realizar una compra muy grande acompañarán a su mujer paracargar los bultos. Con frecuencia ni eso. Los muchachos jóvenes todavíaaparecerán en ocasiones, pero una vez casados será raro encontrarlos enella, a no ser que a la vez sirva bebidas alcohólicas. Hasta hace unos pocosaños este modelo era usual, al menos en Tajao y El Pris, pero posteriormen-te la aparición de bares dedicados sólo a tal función lo ha convertido eninfrecuente. En ocasiones la misma familia que regentaba laventaha pasa-do a montar un bar separado y aledaño a la primera. Las mujeres tienen enella un espacio en el que intercambiar información, y en algunos casos lasventeras son de las mujeres mejor informadas del pueblo, por la gran canti-dad de datos que se transmiten en ella, y por tener a la vista todo lo queocurre en la calle a través de la puerta y ventana, siempre abiertas.

En losmentideroslas personas adultas, sobre todo de una cierta edad,se reúnen para hablar, comentar la actualidad y frecuentemente, para recor-dar épocas pasadas. Sentados sobre un bordillo, sobre unas rocas, sobre untablón en las cercanías del varadero o del muelle, apoyados en una paredviendo el mar, los hombres hablarán a diario. Por las tardes (los jubiladosdurante todo el día), saldrán de sus casas a tomar sol, a charlar con losamigos, a intercambiar información y a criticar los comportamientos que nosean de su agrado. Dos, cinco, hasta diez marineros podrán pasar las horasmuertas, que durante los inviernos son más que frecuentes, escuchando lasconversaciones, participando, tomando el aire y viendo pasar a la gente. Losveraneantes, si llevan mucho tiempo viniendo por la comunidad y tienenuna cierta edad, se integrarán de cuando en cuando. Las mujeres y los niñosno participarán con la misma intensidad del mentidero. Es otro espaciomasculino yde mayores. Posee una importante ventaja respecto al bar, nohay que gastar dinero, y precisamente los jubilados, aquellos con menoresingresos, serán los que pasen más tiempo en ellos. No hará falta siquieraestar limpio y aseado. Incluso recién llegado de la mar se podrá descansarunos momentos, y muy rara vez un marinero en tales condiciones o vinien-do de limpiar nasas, entrará en el bar a tomar una copa.

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Con frecuencia los lugares en que se localiza elmentidero tendránbuena visión de lo que acaece en la bahía o en la playa, y sus visitantes seirán rodando de una ubicación a otra en función del estado del día, buscan-do la sombra si el sol calienta en exceso. Las grandes pescas serán comen-tadas en tales lugares. Es el sitio adecuado para exagerar y dar una imagen—con las tintas quizás un poco más cargadas que en la realidad— de loshechos cotidianos, del éxito en la pesca, delmanteríode pescado que vie-ron no hace mucho y que no pudieron coger. No se intercambia informaciónespecialmente valiosa sobre los pesqueros o las técnicas, sólo sobre datosque no tienen una gran relevancia de cara al futuro. Comentar dónde, unosdías atrás, se vio unamuelade túnidos no tiene excesiva trascendencia decara a las estrategias futuras de los pescadores, pues, al ser especies muymóviles, saber dónde ha estado ayer puede no indicar nada sobre en quélugar se hallará hoy el cardumen.

El bar no sólo es un espacio para hablar y comunicar. A menudo esdonde se celebran o se comienzan lostenderetesen que los pescadores danrienda suelta a sus apetencias por la bebida, y, a veces, por la comida. Noes el único sitio donde se producen. Frecuentemente, grupos de amigos seagrupan para hacer una paella, asar carne o pescado32. Mientras dura lareunión, bien sea en el bar bien en cualquier otra parte, se ingieren cantida-des de alcohol importantes. En Agaete se beberá vino, cerveza y ron, elprimero en los tenderetes fuera del bar, la segunda cuando se está en suinterior y el tercero en ambos casos. En El Pris sobre todo vino del país, dela zona vinícola de Tacoronte-Acentejo en que se encuentra inserta la co-munidad. En Tajao hasta hace un par de años, por la ausencia de bares, lospatrones de bebida y detendereteeran más escasos.

El estío es la época reina para celebrar los tenderetes. Los veranean-tes, con mucho tiempo libre y poco quehacer, siempre están dispuestos asalir con los amigos y tomar esas copas al aire libre o en los bares, que ensu vida cotidiana les son inalcanzables. No tienen que coger el coche, sóloen ocasiones el barco cuando la juerga se realiza en alguna cala alejada dela población. Eltenderetees la ocasión para beber y comer, pero tambiénpara jugar alenvite, en el que dos equipos alrededor de una baraja españolase enfrentan durante varias horas hasta que alguno consigue la victoria. Elperdedor, si la partida se celebra en un bar, ha de correr con los gastos dela bebida y comida consumida durante su disputa, que en ocasiones puedenllegar a alcanzar importantes cantidades de dinero. Durante el envite las

32 En estos casos ocasionalmente se invita a las mujeres, amigas, esposas, hermanas o novias,sobre todo si hay veraneantes en pareja. Pero en la gran mayoría el grupo de amigos es masculino.

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voces suben de tono, se lanzan desafíos, se recuerdan las últimas partidas ylos jugadores descargan, entre carta y carta, mucha agresividad latente.

2.4.- La fiesta patronal: espacios que se juntan, ritmos socialesque se alteran

La fiesta se vive de una forma muy diferente en las tres comunidadesde pescadores que hemos analizado en este trabajo. En Agaete la fiesta deLa Rama, en honor de la Virgen de las Nieves, ha dado lugar durante losúltimos años a una larga serie de visiones contrapuestas sobre su significa-do. Algunos ideólogos la han definido como una pervivencia de la épocaaborigen, en la que se perpetúa la tradición de los antiguos canarios deinvocar la lluvia trayendo ramas del monte y golpeando con ellas la mar.Otros investigadores (Galván 1987) la han interpretado de forma muy dis-tinta, a partir de la tradición de carboneo y dependencia económica delpinar de Tamadaba, que sustentaba a las capas más bajas de la población deAgaete y especialmente de su Valle. Los pescadores participaron de laexplotación del pinar en épocas de crisis, trayendo ramas y madera paravender en las poblaciones cercanas y alejar el fantasma del hambre. Estamisma rama que bajaban del pinar para procurar su subsistencia era la queofrecían a su Virgen de las Nieves. Durante los años setenta la Rama adqui-rió un significado nacionalista muy intenso, por la supuesta relación —nun-ca demostrada— con el pasado aborigen. Las banderas canarias con lassiete estrellas verdes y los movimientos independentistas estuvieron durantetoda esta época muy presentes en la fiesta, que se convirtió en lugar dereunión para todos losprogresde izquierdas de Las Palmas, que tenían enella su cita anual.

Si los pescadores años atrás colaboraban en algunos actos de la fiesta,en nuestros días son meros espectadores de su organización —que realiza elAyuntamiento—, aunque sí la disfrutan intensamente como eltenderetemásfuerte del año los más jóvenes y solteros. No vamos a describir los momen-tos de la fiesta aquí, pues ya ha recibido bastante atención por otros investi-gadores33, sólo comentar que el papel de los pescadores en su organizaciónes nulo. Años atrás participaban en la procesión vestidos de marineros34

33 Ver Galván (1987):Las fiestas populares canarias. Tenerife, Interinsular Canaria.34 Con una indumentaria muy poco similar a la que podría corresponder a los pescadores

artesanales de la zona en el siglo pasado, más parecida a la de algunas marinas de guerra.Porque antes era la marinería toda, antes se llevaba una escolta de marineros, los de antes,

los viejos de antes, todos iban vestidos de una forma y ya hoy no hay sino unos pocos. Hoy casi

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acompañando a la Virgen, y tal rol se encuentra ahora desempeñado casisiempre porgente de fuera. La devoción por la Virgen de las Nieves estámuy arraigada entre las mujeres, que suelen realizar promesas con asidui-dad, y menos entre los hombres, que mantienen una posición muy pocoreligiosa. Antes los marineros eran importantes en la fiesta, al menos sedejaba notar su presencia. En nuestros días, queda oculta en favor de lagente del pueblo y sobre todo de lade fuera:

Lo que antes había más público, te digo público marinero.Ahora toda la gente que viene es de fuera, y antes era gentemarinera. Ya te digo que había dos filas de hombres y mujeresmarineros, hoy no, hoy no hay sino pocos marineros, hoy casitodo son las promesas que son las mujeres, hoy hay muchacantidad de mujeres vestidas (...) Por esas cosas, por las pro-mesas que deben, pero antes eran hombres siempre que sevestían para eso.

La fiesta tiene un importantísimo contenido profano, sensual. En ella,a través del baile continuado a lo largo de horas y horas, protagonizado pormiles de personas en un pequeño espacio, a través del contacto de los cuer-pos y del agotamiento de sus protagonistas se produce una especie de catar-sis colectiva, que sólo se resuelve cuando, al borde del mar o delante de laVirgen, se abandonan las ramas, y con ellas el baile.

Este es el momento del año, junto con el 31 de Diciembre, en el quelos pescadores —sobre todo los jóvenes— salen a lostenderetesmás inten-sos, perdiendo incluso la noción del tiempo y el espacio, pasando nochesenteras bebiendo fuera de sus casas, volviendo a ellas sin saber muy exacta-mente qué ha ocurrido la noche anterior.

Si en Agaete los pescadores apenas participan de la organización,pues el Ayuntamiento asume tal función al tratarse de las fiestas patronales,en el caso de Tajao o de El Pris son organizadasdesde abajopor los pesca-dores. En Tajao se lleva realizando la fiesta desde la época de la guerra,incluso antes de tener santo y ermita. Bailaban en untablao, dentro de lascasas, con música de guitarras y al son de las canciones tradicionales cana-rias: isas, folías, etc:

todo son gente de promesa. Antes si había pa esas cosas, habían marineros pa eso, sí, sí... Muchí-simos... No cinco o seis, veinte o treinta personas, hombres, marineros, que se vestían todos losaños... La sacaban y la llevaban al pueblo. Ya hoy no, ya hoy se ha dío perdiendo esto, todasestas cosas, ¿no?, siempre existe alguno, pero muy poco...

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Antes se bailaba dentro de las casas, me acuerdo de verloyo bailando, era un tablado grande antiguo, y allí bailando,bailes de esos... Una guitarra bailando y las folías, los bailesque había antiguos... Antes todo el mundo cantaba, casi todos,a todo el mundo le gustaba, le gustaba,... Se ha ido olvidando...Del Lomo, de Chimiche, siempre venían antiguamente lo cele-braban ahí, ca de mi tío, de eso no me acuerdo yo, era chiqui-to, siempre lo celebraban el día de San Miguel...

El pescador que nos narraba cómo era la fiesta hace tiempo está jubi-lado, por lo que podemos estimar que desde bastante antes de la guerra civilya se celebraba. Con motivo de la contienda, uno de los pescadores, hijodel fundador del linaje, efectúa la promesa de que si sus vástagos vuelvencon bien de la guerra levantará una ermita y comprará un santo para ella:San Miguel, que desde mucho tiempo atrás había sidocelebradoen la co-munidad, y del que tomaba su nombre.

La fiesta poco a poco fue cambiando, se hizo la ermita, se hizo laplaza35, y comenzó la transformación como en el resto de los pequeñospueblos del Archipiélago. Las guitarras, las isas y las folías, fueron sustitui-das por lasradios y las orquestas. Lasradios36 son furgones o camionescon grupos electrógenos y equipos de sonido que se encargan de ponermúsica durante todo el día mientras dura la fiesta, y de evitar que las or-questas, durante las verbenas nocturnas, tengan que dejar de tocar porque laluz se ha ido. Sus potentes grupos electrógenos constituyen el único seguroposible contra las inclemencias de la compañía eléctrica (bastante frecuen-tes). Las verbenas, la procesión de la imagen alrededor de todo el pueblo ylos fuegos artificiales en la noche del día grande son los ejes de la fiesta.La procesión, acompañada de banda de música, pasa cerca de todas lasviviendas, y cada año se encuentra con modificaciones en el tejido urbanode la comunidad. Casas nuevas, otras que han cambiado de aspecto, de latierra se ha pasado al asfalto, etc.

35 Se realizó con la colaboración de todas las familias de Tajao, trabajando unidas para tenersu plaza:

Esto era diferente antes, el que ve esto ahora parece... Y la plaza esa que tenemos... Nochesde luna ahí, rompiendo risco y cargando todo el mundo, porque era un cerro, pa poder allanareso...

36 La sorpresa de los pescadores cuando tuvieron el primer contacto con sus potentes equiposde sonido fue impresionante:

Y una vez, cuando vinieron las primeras arradios por aquí, fuimos al Porís a las fiestas, alPorís, sentíamos aquello chillando, ¿te acuerdas de tu padre en paz descanse? Vino corriendohasta aquí porque decía que qué era aquello que sentíamos chillando, cantando... Parecía que eraallí mismo en el barranco y era... Aquello allá en el Porís, los altavoces esos...

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Hay bailes durante varias noches, con orquesta, pues la gente nodanza con músicaenlatada, tiene que ser en vivo. Desde los más pequeñoshasta algunas parejas bastante mayores ocupan la plaza, se entablan amista-des, se baila con chicas o chicos hasta ese momento desconocidos, inclusose crea algún noviazgo. Esos días se duerme muy tarde, la música durahasta las tres o cuatro de la madrugada, y los bares hacen su agosto inclusoa finales de septiembre. El día del santo es el 29 de este mes, pero confrecuencia la fecha exacta de las fiestas puede variar un par de días parapermitir que coincida con un fin de semana y acuda más público.

Los fuegos que se queman después de la procesión constituyen uno delos platos fuertes. Algunos se lanzarán desde tierra, delante del santo, otrosserán acuáticos, naciendo desde el mar como castillos de artificio. En unosbreves minutos se gastarán cientos de miles de pesetas, siguiendo la tradi-ción de muchas otras poblaciones de Tenerife, que tienen en ellos uno delos símbolos más significativos de la fiesta.

Tales días la comunidad está vestida de forma muy especial. La ermi-ta arreglada con flores, encalada tanto ella como la plaza a su alrededor.Las casas también listas para las visitas, para recibir a los conocidos ofamiliares que vienen de fuera y a los que ha de responderse con hospitali-dad y el obligado café. Se han pintado, arreglado baños, e incluso puesto enfuncionamiento viviendas que no se usaban con el fin de acoger a los ami-gos y parientes.

Han aparecido los ventorrillos alrededor de la plaza, los bares estánllenos. La explanada que se encuentra en el centro de la comunidad hadejado su lugar, en las noches de verbena, a un manto de coches de todotipo, marca y color. El pueblo parece que vive a otro ritmo. Durante el díapoca gente sale a la calle, se reciben las visitas en casa, y se vive fuera porla noche, con la procesión, los fuegos, la verbena.

En Tajao la organización de la fiesta corre a cargo de la gente de lacomunidad, sobre todo los hombres adultos y sus mujeres. Hay una listacon los cabezas de familia, y cada año dos se ocupan de montarla. Lasmujeres prestan un apoyo muy importante, realizando tómbolas, ayudando arecoger dinero, etc. De año en año permanece viva la competencia por verquién la hace mejor, y éste es un rasgo de prestigio que colabora a que losencargados se esfuercen. Los presupuestos de la fiesta pueden ascender alas seiscientas mil o el millón de pesetas (datos de 1987). La labor a reali-zar durante todo el año para recaudar estas cantidades es considerable.

La preparación de las fiestas en El Pris recae también en la poblaciónde la comunidad. El Ayuntamiento se preocupa escasamente por ella; pesca-dores y veraneantes tienen que asumir la tarea si desean quesalga. No hayuna estructura como en Tajao para su realización, e incluso algunos años nose lleva a cabo porque no hay gente dispuesta a comprometerse con la em-

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presa. Por ejemplo, durante 1989 y 1990 cuatro jóvenes asumieron la orga-nización un mes antes de la fecha en que debía celebrarse, y prepararontodos los actos con algún apoyo económico de los miembros de la comuni-dad, pero escasa colaboración a la hora de trabajar en la fiesta. Como enTajao, hay varias verbenas. En este caso las celebraciones se realizan en elúltimo fin de semana de agosto. Viernes, sábado y domingo hay bailes porla noche. Durante el día unaradio ameniza con música el pueblo, y secelebran campeonatos de natación, de motonáutica, de dominó, se pasa lacucaña y se celebra alguna actuación musical.

El plato fuerte de las fiestas es el domingo, en el que se baja la Vir-gen del Carmen de la pequeña ermita situada en lo alto del pueblo hasta lavera del mar (como a las once de la mañana), permaneciendo allí todo eldía. Por la tarde se celebra una misa y después se la pasea en barco por losterritorios de pesca de la comunidad. Multitud de pequeñas embarcacionesde pescadores, lanchas rápidas de veraneantes, etc., la acompañan en esterecorrido, cargadas de mujeres, niños, jóvenes y pescadores. Cuando retornaa la comunidad se la lleva de nuevo hasta la ermita, y a su llegada, justorecién entrada la noche, se queman los fuegos desde la playa o el pequeñoespigón empleado por las lanchas de los veraneantes. Parte de los fuegossuelen ser acuáticos, como en Tajao. El esfuerzo de los jóvenes suele hacerposible que la fiesta se celebre. Si no fuera por ellos, a buen seguro lamayoría de los años no tendría lugar.

2.5.- Poder y autoridad: del machismo a la subordinación económica

Hemos hablado anteriormente de cómo se diferencian en la comuni-dad espacios masculinos y femeninos, de cómo los hombres se reúnen enciertos lugares y otros están casi vedados a su presencia. Resulta imprescin-dible analizar cuáles son las relaciones entre los sexos, y en el seno de lasparejas, a otros niveles bien diferentes.

El machismo, al menos bajo ciertas formas, se encuentra generalizadoen muchas poblaciones de pescadores. El hombre puede irse detenderetecuando le apetezca con los amigos, e incluso terminar en lapolvera37. Confrecuencia se comportará de forma agresiva, sobre todo cuando estáencopas, reafirmando su independencia y dando lugar a un estereotipo depescador duro que se encuentra muy generalizado en la literatura antropoló-gica (Schoembucher 1988: 227). El estereotipo no siempre coincide con larealidad, y quizás sea en Agaete donde hemos encontrado algunos pescado-

37 Así denominan a los burdeles en Agaete.

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res que coinciden más con él, aunque la mayoría son tranquilos y hogare-ños. La diversidad cultural entre las poblaciones que viven de la pesca esmuy acentuada, y analizar este tema para tres comunidades tan distintascomo las que aquí nos ocupan puede ser muy difícil.

La mujer no saldrá de noche más que en la época de las fiestas, y lohará protegida por su marido —si es soltera por sus hermanos—. Debequedar al cuidado de los niños, tarea que los hombres muy difícilmenteasumen, y eso las ata a la casa. Quizás sea en Agaete, y algo menos en ElPris, donde este fenómeno más se acentúa. En Tajao hasta hace muy pocola situación de virtual incomunicación, la inexistencia de bares en la comu-nidad, y la lejanía de posibles puntos de diversión hacía que los hombressalieran poco, y los patrones no han cambiado demasiado cuando este aisla-miento se ha visto modificado.

El sitio de las mujeres es la casa. Los hombres la comparten con elbar, y desde él pueden salir detenderete, incluso de viaje. Célebre es lahistoria de un pescador de Agaete que fue a Las Palmas con dinero en elbolsillo con el fin de comprar tela para las nasas y terminó cogiendo elferry para Tenerife, y pasando una semana en esta isla de borrachera enborrachera. A una mujer jamás se le consentirían tales conductas, y suscompañeras de sexo serían las primeras encrucificarla.

El hombre se supone que manda en la familia, pero las mujeres cum-plen una función que no es posible infravalorar y que les otorga un granpoder en la unidad doméstica. Durante décadas (nos atreveríamos a decirque siglos) han cubierto el papel de comercializar la pesca que sus maridosarrancaban a la mar. Esta es una adaptación lógica, que podremos hallar enmuchas otras sociedades38 y que comentamos en otras partes del libro. Lomás importante de tal papel quizás sea que las mujeres cobraban el dineroproducto de tales ventas, y no lo entregaban a sus maridos cuando volvíande su tarea. Se convertían en las banqueras de la familia, preservando sureproducción respecto a los peligros, por ejemplo, derivados de las frecuen-tes juergas de los hombres y de lo que podría significar su comportamiento—con frecuencia derrochador— en tal estado. Al controlar el dinero organi-zaban todos los gastos de la casa, debían ser consultadas cuando se realiza-ban inversiones, y daban a los hombres a diario el dinero imprescindiblepara que pudieran comprar cigarros y tomarse alguna copa39.

38 Blake expone situaciones similares para la pesca artesanal en el estado de Madras de laIndia (1977: 99).

39 Firth comenta roles similares para las mujeres en Kelantan, una zona alejada muchos milesde kilómetros de nuestras islas:

Otra característica era la forma intrincada y sensitiva en que los roles de las mujeres en laeconomía de la pesca se interrelacionan con los de los hombres. Públicamente la mayoría de las

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113ESPACIOS,INTERACCIÓN Y COMUNICACIÓN SOCIAL

En las comunidades pesqueras, la mar se lleva a los hombres lejos detierra, a veces sólo unas horas, en otras ocasiones días o meses enteros. Entales circunstancias, el papel de la mujer se acrecienta respecto al que reali-zan en muchas poblaciones agrícolas. Ganan en responsabilidad pero tam-bién en poder (Thompson 1986: 24), a través de tres facetas: en primerlugar, por su contribución productiva directa, a través del marisqueo, agri-cultura o comercialización del producto; en segundo lugar, por la gestacióny crianza de la siguiente generación, aspecto en el que dada la ausencia delvarón (en la pesca de altura) toman mayor protagonismo; y finalmente, porresponsabilidades especiales, como la gestión económica (que han de asu-mir a la fuerza ante la ausencia de los hombres en la pesca industrial)40.

El poder y la responsabilidad de las mujeres están determinados por lacompleja interacción de la economía, las formas de pesca y el tiempo queéstas llevan a los hombres fuera de las comunidades, los patrones de comer-cialización, las costumbres, actitudes sociales o las necesidades familiares(Thompson 1986: 30)41.

Quizás haya sido en El Pris donde la autoridad de las mujeres, sobretodo de las madres, haya tenido una mayor importancia, al menos hastahace unos años. Las madres controlaban estrictamente todo lo que se hacíaen la unidad doméstica, y sobre todo los jóvenes que no se hallaban casadosdebían obedecerlas:

Todavía hoy le tengo yo más respeto a mi madre que loschiquillos de ocho años a su madre... Tú salir y no dir por lamañana a trabajar... ¡Ah amigo!... Si te descuidabas te daba uncuero que te partía un diente... Con dieciocho años... Teníasque haber vivido con esta gente, pero... ¡Qué diablos antes...! Y

mujeres dependen de los hombres para su subsistencia elemental; debajo de la superficie lamayor parte de los hombres tienden a depender mucho de las mujeres para sus decisiones. Mu-chas mujeres guardan el dinero de la familia y actúan como banqueros para sus maridos, dandoa sus hombres sólo lo que pueden necesitar a diario para café y tabaco. Cuando un hombrerecibía su parte del pescado del reparto, usualmente su mujer se hacía cargo de él, vendiendoalguno en la playa y guardando el resto para consumo en la casa.(...) Las mujeres jugaban sólouna pequeña parte en la propiedad actual de barcos y redes, es decir, teniendo el título de talpropiedad registrado a sus nombres. (...) Pero en las decisiones sobre la compra o venta delbarco u otro equipo la opinión de la mujer a menudo tenía gran importancia(Firth 1984: 1.165).

40 Andersen & Wadel (1972b: 142-3) describen cómo cuando el hombre permanece muchotiempo en la mar, las mujeres toman la mayor parte de las decisiones de la casa por su cuenta. Enocasiones se puede producir un conflicto entre la autoridad de ambos, cuando el pescador vuelvea tierra. En las pescas industriales esto es mucho más patente que en nuestras comunidades.

41 Thompson comenta también el especialstatuse independencia de las mujeres de los pesca-dores (1986: 24).

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la educación que había antes, pero esto... Pero todos, todos enEl Pris, todos... Que tú días a ir a un cine o eso y de repente tumadre... ¡No vas al cine, porque no...! Jódete P., a quedarte enEl Pris, pero un hombre...

Con el cambio en los modelos de comercialización que se ha produci-do en los últimos años, los roles de las mujeres como depositarias del dine-ro, y por ello de gran parte del poder en la unidad doméstica, están comen-zando a modificarse. El hombre en nuestros días con frecuencia vende porsu cuenta el pescado, cobra el dinero y comienza también a guardarlo.

Durante el presente capítulo hemos examinado los rasgos más impor-tantes de los espacios en los que se desenvuelve la vida cotidiana de laspoblaciones de pescadores: el espacio a bordo y el espacio en tierra. Elprimero es masculino; el peligro y la incertidumbre se hallan continuamentepresentes, resultando inseparables de las faenas de la mar. Las relacionesdentro de las tripulaciones, en su trabajo diario, pueden presentar multitudde formas en función de las características concretas de las unidades pro-ductivas y los procesos de trabajo. Por ejemplo, en los chinchorros resultaimprescindible una gran coordinación y que una sola persona organice todaslas faenas productivas, con lo cual la autoridad del patrón es, y sobre todoha sido, muy fuerte. Cosas similares ocurren en las pescas de túnidos, o enlas pescas colectivas con la salemera. El número de marineros que formanlas unidades productivas y la mayor o menor necesidad de rápida coordina-ción entre ellos durante los procesos de trabajo, determinarán que la autori-dad, el prestigio, y el papel de los patrones sean más evidentes.

Por el contrario, en las pequeñas unidades productivas de la pesca decosta, formadas habitualmente por dos personas, los procesos de comunica-ción son muy diferentes. Así, encontramos relaciones más igualitarias y porlo general habrádos patrones, que se consultarán entre si para todas lasdecisiones de la pesca. Sólo contemplamos esquemas autoritarios en lasunidades productivas formadas por un padre que sale a la mar con un hijomuy joven, o en las compuestas por hermanos mayores que salen a pescarcon otros más pequeños. De este modo, cuanto más joven e inexperto sea elmuchacho, más férreos serán los esquemas de autoridad.

En el espacio en tierra se desarrolla la mayor parte de la vida socialde las localidades de pescadores. Hemos analizado cómo cambian las comu-nidades con el paso de las estaciones y la llegada de los veraneantes, quemodifican su vida cotidiana. Las unidades domésticas, en las que se desplie-gan las estrategias económicas para la subsistencia y reproducción, hanrecibido también nuestra atención, al igual que los diversos espacios quepueden definirse en las poblaciones. La cocina y la casa son lugares neta-mente femeninos, al igual que laventa. Los mentideros, y sobre todo el bar,

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115ESPACIOS,INTERACCIÓN Y COMUNICACIÓN SOCIAL

son zonas de hombres en los que se reúnen para conversar, y en el últimocaso, para tomar las copas y montar eltenderete. Las relaciones entre hom-bres y mujeres en el seno de las unidades domésticas, el machismo y elcontrol económico por parte de las esposas o madres, han recibido nuestroscomentarios. Las fiestas, y el protagonismo que toman las poblaciones depescadores tanto en los actos festivos como en su organización, han sidotambién objeto de nuestro examen.

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CAPÍTULO III

TECNOLOGÍA, CAPITAL, ESTRATEGIAS PRODUCTIVAS

Y TERRITORIALIDAD

Los pescadores del Archipiélago no sólo muestran sus especificidadesa través de las características del espacio a bordo o del mundo en tierra. Lastransformaciones que se han producido en los últimos años también puedenser abordadas a través de un examen más detenido de las actividades pro-ductivas.

En este contexto, el estudio del cambio tecnológico y de las formas decapitalización permite descubrir cómo se ha ido pasando de los pequeñosbarcos de remo y vela latina a embarcaciones de mucho mayor porte, queincluso llegan a desplazarse entre las islas. Las diferentes vías de acceso alcapital y los marcos ecológicos dispares han creado posibilidades muydistintas para las comunidades y para las unidades productivas que se en-cuentran en su seno. Entre los factores responsables de este proceso hay quedestacar los préstamos de gentede tierra o de empresas conserveras, losingresos provenientes de sectores alternativos, o el incremento del esfuerzopesquero.

Las diferencias entre las poblaciones son también evidentes si compa-ramos las técnicas de pesca empleadas por las unidades productivas y sucombinación a lo largo del ciclo anual. Ello configura diversasestrategiasque pueden solaparse en cuanto a los espacios que utilizan o las especiesque capturan. Las diferentes posturas sobre este tema pueden provocarconflictos entre las comunidades y también a su interior, ofreciendo lasunidades de estudio diversos ejemplos de cada uno de estos casos. No debe-

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mos olvidar que la actividad extractiva se realiza sobre un medio que sesupone de propiedad común, pero cuya explotación se encuentra restringidatanto por el secreto relativo a las zonas de pesca, como por las limitacionessobre las técnicas establecidas por las comunidades o la administración.

1.- CAMBIOS TECNOLÓGICOS Y PROCESOS DE CAPITALIZACIÓN

Analizar las innovaciones con independencia de los sujetos potencia-les que pueden asumirlas resulta por lo general estéril. Varios autores sos-tienen que el estudio de tales cuestiones sólo se puede realizar examinandola compatibilidad entre las innovaciones y las condiciones de las personasque pueden integrarlas. En concreto Acheson & Reidman (1982) afirman,entre otras cosas, que la adopción es altamente diferencial, y no hay ningúngrupo de pescadores que empleen, de forma consistente, un gran número denuevas técnicas de manera más temprana que otros. El términoprimerosadoptadoressólo tiene sentido para una innovación específica, pues no haydos que respondan al mismo conjunto de factores. El énfasis en los estudiosde este campo, como apuntan también Downs & Mohr (1976), debe sersituado en la comprensión de las circunstancias que rodean una decisiónparticular de cambio. La deseabilidad de adoptar una novedad depende delproblema que ésta promete resolver para cada sujeto. Por último Acheson yReidman plantean que cierto tipo de características sociales y personales—por ejemplo, parientes cercanos, tamaño de la explotación— están asocia-das con acoger o no un gran número de innovaciones diferentes, aunqueello no implica que exista una clase de pescadores que sean más receptivosa integrarlas1.

Las afirmaciones anteriores, de cualquier manera, no aportan dema-siado acerca de los procesos que conducen a los pescadores a asumir o nolas novedades técnicas. Estas son evaluadas por ellos en función de susexpectativas sobre el futuro del sector, los problemas que prometen solucio-nar, etc. Las situaciones concretas, la información disponible para los acto-res sociales, y sus expectativas sobre la posibilidad o no de cursos de ac-ción, serán los elementos determinantes para que se produzca el cambiotecnológico. Las circunstancias concretas son de una gran complejidad, y elinvestigador ha de ser capaz de definir cuáles son los factores limitantespara cualquier tipo de cambio que se pretenda realizar o analizar. Los pes-cadores con frecuencia son más conscientes de tales cuestiones que losestudiosos de estos problemas, y ejemplo de ello son los ingentes casos de

1 Ver Acheson & Reidman (1982: 555) para una evaluación más extensa de sus conclusiones.

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programas de innovación subvencionados por organismos oficiales, que noconducen al más mínimo resultado positivo en cuanto a la adopción detecnología2. En otras ocasiones, los programas de desarrollo tecnológicopueden tener éxito, pero a costa, con asiduidad, de transformaciones socia-les que quizás ni estuvieran previstas ni sean deseables3. La implantaciónde técnicas más eficaces puede conducir a que las capturas obtenidas antespor una decena de embarcaciones sean ahora alcanzadas apenas por dos,con todas las implicaciones de mercado que esto conlleva, y las perspecti-vas de agotamiento de recursos. Algo similar ocurriría con técnicas queocupan mucho más espacio de pesca que sus antecesoras. Estas transforma-ciones, en el caso de ser financiadas con abundantes fondos públicos, esposible que conduzcan a distorsiones muy graves (Martin, K. O. 1979: 296).En este sentido, las intervenciones de los programas de innovación tecnoló-gica pueden arrojar a pescadores fuera de la actividad, al favorecer tecnolo-gía que ahorra mano de obra, contribuyendo a la concentración de los me-dios de producción en pocas manos. Como veremos en los siguientes ejem-plos, el cambio tecnológico puede tener consecuencias sociales muy impor-tantes para las poblaciones que lo soportan4.

En el estudio del cambio tecnológico, dado el marco que nos ocupa,no podemos olvidar que las tres comunidades recogidas por esta investiga-ción presentan líneas de desarrollo histórico que, si bien muestran confluen-cias en algunos aspectos, en otras cuestiones se manifiestan profundamentedispares.

2 En la literatura de antropología de la pesca hay múltiples ejemplos de estos fracasos. Ver porejemplo Brainerd (1984).

3 Los trabajos de Pollnac y del I.S.E.R inciden sobre estos aspectos, acerca de las consecuen-cias imprevistas del cambio tecnológico mal planificado. Para evitarlas, la única solución esconocer adecuadamente la organización social enlazada con la pesca, y, de esta forma, elaborarprogramas realistas que aumenten la probabilidad de obtener un desarrollo sostenido del sector(Pollnac 1978a: 13).

4 Estellie Smith recalca que el cambio tecnológico resulta especialmente transformador para lasesferas sociales (E. Smith 1977: 14). Un ejemplo de cambio tecnológico que ha revolucionado latotalidad de la población lo encontramos en el trabajo de Hendrix (1984), donde narra cómo, apartir de la llegada de nuevos pescadores con tecnologías más avanzadas, la población de Tombose adaptó a las innovaciones, pero para ello se produjeron cambios paralelos en la propiedad delos medios de producción (p. 17), en los esquemas de tripulación (p. 18), en las formas de comer-cialización (ídem), en la religión dominante y la estructura de la familia (p. 19), aumentaron lospuestos de trabajo de pescadores y actividades relacionadas (p. 20), etc. La población de Tombofue capaz de adaptarse a las nuevas técnicas, modificando para ellosus relaciones sociales(p. 21).

La direccionalidad del condicionamiento no tiene porqué tener siempre el sentido de tecnolo-gía-que-modifica-lo-social. También modificaciones en aspectos delo social pueden conducir atransformaciones tecnológicas (Nason 1975: 32). Si partimos de una representación sistémica delos fenómenos sociales ello no ha de extrañarnos, pues ambas cuestiones son interdependientesentre sí.

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Uno de los elementos comunes a todas las poblaciones de pescadoresdel Archipiélago, ha sido la pesca de anzuelo. A partir de este origen lospescadores artesanales canarios han adoptado, más tarde o más temprano(condicionados por su entorno ecológico, por la situación del mercado, porla disponibilidad de mano de obra, etc.), múltiples innovaciones tecnológi-cas. Pero el origen ha sido el mismo. Los anzuelos acompañaron la pescacon otras artes y todavía hoy ocurre así. Si bien otras técnicas estuvieronpresentes desde muy antiguo en las faenas cotidianas de los pescadoresartesanales canarios (por ejemplo, los chinchorros desde el siglo XV5), enmuchos pueblos su presencia fue insignificante, y en general, hasta hacemuy pocas décadas, la pesca con anzuelo era la más importante.

1.1.- De los chinchorros a las nasas grandes (Agaete): artes encompetencia

Hemos de comenzar considerando la economía tradicional de lospescadores en Agaete o en Tajao antes de 1940, cuando el cabotaje cumplíaun papel fundamental en las actividades de ambas poblaciones. En estadécada encontramos la primera transformación tecnológica importante: eldesarrollo del transporte por carretera provoca que el tráfico de cabotajepierda rentabilidad, y que desaparezca en breve plazo. Este cambio incidirácon fuerza en ambas comunidades, aunque sea en sentido estricto exterior almundo de la pesca.

La mano de obra antes empleada por el cabotaje, pasará a ser absorbi-da en el Puerto de las Nieves por una técnica de pesca —utilizada preferen-temente para la captura de especies pelágicas como la sardina, chicharro,caballa, etc.—, que requiere bastante personal: los chinchorros. Estos arteshan de ser sacados del mar por zonas de playas (mientras sea posible) me-diante la tracción humana, y al tener unos 100 o 150 metros por cada man-ga, más el copo, etc., exigen mucha fuerza de trabajo para su empleo. Entrequince y veinte marineros son necesarios en un chinchorro de las dimen-siones citadas. Después de la guerra civil aumentó su número en la comuni-dad hasta llegar a seis trabajando a la vez, propiedad de pescadores deAgaete, más otros tres o cuatro que venían del vecino puerto de Sardina, odel Sur de la Isla, y que muchas veces también absorbían mano de obra enAgaete6. Unos cien pescadores se dedicaban a tales faenas. A estos se aña-

5 Rumeu de Armas, A. (1956: 230-1).6 Podemos enumerar los chinchorros de Agaete haciendo referencia a los nombres o apodos de

sus dueños, por los que usualmente eran conocidos. Poseían estos artesJuan de Todos, el Cápita,Magín, Manuelejo, Manuel Niño, y Manuel el de Leonor. El chinchorro deMagín sería adquirido

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121TECNOLOGÍA, CAPITAL, ESTRATEGIASPRODUCTIVAS...

dían otros dedicados a la pesca del calamar o de liña en pequeñas chalanas,y dos unidades productivas que contaban ya en esta época con algunasnasas de hierro y tela metálica.

La pesca con los chinchorros no se desarrollaba de igual forma eninvierno que en verano. En esta última estación era posible salir a pescartodos los días con el arte7, mientras que en invierno el mar de leva casiconstante, característico de las zonas norte, impedía que se pudieran utilizarlas redes con la misma frecuencia. Por ello, habitualmente se complementa-ban los ingresos de la pesca con el producto de actividades diversas. Confrecuencia, gente de tierra participaba en las faenas de los chinchorros sinque la pesca fuera central en su economía doméstica. El trabajo en el bancopesquero sahariano también atraía a marineros de Agaete, aunque el auge deesta actividad sería posterior, durante los años cincuenta y sesenta.

Hacia 1960, según los datos de los padrones, hallamos unos 102 pes-cadores y 32 marineros. Estos últimos, en su mayoría, se hallaban embarca-dos para la costa africana. En 1965, mientras el número de marineros per-manecía casi constante (38), el de pescadores se reducía casi a la mitad: 61personas. Los factores que motivaron esta transformación son varios. He-mos de reseñar una crisis agrícola en la zona, pero los testimoniosemic8

acusan a una innovación (lasnasas grandes) de tal fenómeno, al dar altraste con la técnica de los chinchorros. El cambio se produjo, además, enun período de tiempo muy corto. Todos los chinchorros de la comunidad,menos uno, fueron eliminados en el mismo año, y el que sobrevivió fue ca-paz de hacerlo por peculiaridades muy específicas de la unidad productiva.

Dos factores resultaron esenciales para que se produjera la crisis delos chinchorros. El más importante fue la elevada rentabilidad comparativade la nasa grande, por su productividad y bajo consumo de fuerza de traba-jo. En segundo lugar, hemos de resaltar las dificultades de explotación delos chinchorros, por el alto costo de mantenimiento en tiempo de trabajo y

por un pescador joven, hace casi treinta años, para constituir la única unidad productiva quetodavía hoy se dedica a esta técnica. Del vecino Puerto de Sardina venían los dePepe el Ciegoyde Juanero. Del Sur solía venir algún otro.

7 Sobre todo cuando el desplazamiento estacional a Mogán dejó de ser sistemático entre lospescadores de la comunidad, después de la guerra.

8 La distinción entreemic y etic fué acuñada por K. L. Pike (1967), y hace referencia a dosformas de abordar el estudio de la realidad social. Desde la perspectivaemic lo que se pretendeesclarecer son las categorías y reglas cuyo conocimiento es necesario para pensar y actuar comoun nativo (Harris 1979: 47). Por el contrario, desde la perspectivaetic los observadores son losjueces últimosde las categorías y conceptos empleados en las descripciones y análisis(op. cit.),y tales interpretaciones pueden ir en contra de los planteamientos —emic— que los individuos delas poblaciones estudiadas posean acerca de los fenómenos explicados.

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materiales9. Como narra un pescador, recordando una conversación con supadre sostenida a comienzos de los sesenta:

Antes el hilo de algodón pues como se trababa en los ris-cos pues se rompía, y casi no daban para ello y mire, padre,esto casi no da para los artes, y tanta gente para partir, puesantes se usaban 15 o 20 hombres cada arte, y había por lo me-nos aquí cuatro artes como el mío, y todos tenían pues 15 o 20hombres para trabajar en las playas de ahí abajo. Pues mirepadre, ya que tenemos la falúa, vamos a arrimar los chincho-rros y dedicarnos a las nasas y a la pesca fuera, de cordel.Pues listo, arrimemos los chinchorros y nos dediquemos a lasnasas.

La nasa siempre ha sido utilizada por los pescadores de Agaete. Sinembargo, a comienzos de siglo sus formas y sobre todo los materiales em-pleados para su construcción diferían de los usados hoy en día. El modelocontemporáneo, construido con hierro y tela metálica, se introdujo en LasNieves en la década de los 20. Tal innovación y la introducción de losmotores en la comunidad por esa misma época, fueron realizadas por unaunidad productiva especialmente capitalizada que a la vez contaba conmuchos contactos fuera del pueblo, en el cercano puerto de Las Palmas deGran Canaria. Una década más tarde, otra unidad productiva comenzaría aemplear motores y nasas de este tipo. Antes eran confeccionadas con caña ymimbre, obteniendo capturas mucho más reducidas.

Hacia los años sesenta se ensayó un nuevo tipo de nasa, redonda, dedoce metros de perímetro, uno de altura, y que necesitaba para ser forradaun rollo de 50 metros de tela metálica, dimensiones muy superiores a lasutilizadas hasta entonces. Este modelo parece haber llegado del Sur de GranCanaria. El resultado fueron unas capturas elevadas de peces muy estimadoscomo la sama y el pargo. Se las fondeaba a profundidades relativamentegrandes, en zonas que antes se utilizaban para obtener a liña tales especies.

9 Un pescador de Agaete relata algunos de estos problemas:No se ganaba para... Verdad J., cuando los chinchorros de algodón no se ganaba ni pa ellos,

todo lo que ganaban a veces se lo llevaban todo pal hilo, ahora no, ahora rompes y con unaaguja lo remiendas... Y cuando cogías y trababas un plomo en el fondo o lo que fuera, cogías yadiós chinchorro... Te quedabas, te quedabas cuando enrocaba...

Primero se confeccionaron estos artes con hilo de cáñamo, que aguantaba muy poco tiempo.Posteriormente el algodón lo sustituiría, por su mayor resistencia y duración:

Los chinchorros eran antes de hilo, con el padre de X ahí hacíamos uno todos los años, ydespués vino el algodón, eso aguantaba mucho más... Lo calábamos donde sea, eso aguantaba unpar de años trabajando fijo.... Y después vino el nylon, este es un hilo bueno, la fuerza que tiene...

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La rentabilidad comparativa de tal tipo de nasa respecto a los chin-chorros era bastante alta. Exigía una inversión inicial elevada teniendo encuenta los escasos recursos de los pescadores, que ni siquiera en ocasionesse podían permitir los dueños de los chinchorros, y no digamos los que enellos trabajaban ganando sólo una soldada o incluso menos. Ofrecía captu-ras muy grandes10 de especies más valiosas que la sardina y, lo que es to-davía más importante, el producto sólo debía ser dividido entre dos, tres, ocuatro partes. En las unidades productivas formadas por padre e hijo(s), lassoldadas quedaban todas en el seno de la misma unidad doméstica.

Ante la rentabilidad que ofrecía la nasa grande, la mayoría de losdueños de chinchorros dan el salto de una forma drástica, prácticamentetodos a la vez. El cambio para aquellos pescadores que poseían un mínimode capital no planteaba mayores problemas. El resto recibió ayuda financie-ra de gentede tierra o dejó la actividad:

Después de la guerra cuando ya la gente fue cogiendo másconocimiento y fueron viendo ya el asunto, todo el mundo sededicaron a poner nasas y motores, porque siempre había al-guien quien ayudara, le daba la mano...11

Con este proceso se da una modificación muy fuerte en las estrategiasproductivas de los pescadores de la zona. De ser diversificadas, aunqueteniendo como elemento central las pescas colectivas con losartes12, pasa-rán a tener un carácter más especializado, y a la vez más constante a lolargo del año.

La introducción generalizada de los motores se dio a comienzos delos sesenta, y en algunos casos un poco antes. La de las nasas grandes ocu-rrió de forma paralela a aquélla, ya que los motores favorecieron el accesoa los pesqueros profundos y alejados de la costa que necesitaba tal técnica.

Las implicaciones de esta innovación son evidentes. De las unidadesproductivas constituidas por veinte hombres se pasa a otras en las que bas-tan dos, y las elevadas capturas de sama, pargo, jurel y otras especies hicie-ron muy rentable el cambio. Sin embargo, quedaban muchos pescadores queno podían acceder a la nueva técnica por carecer de medios de producción

10 Alcanzar los 50-100 kilos en una jornada de trabajo era frecuente, y llegaban a obtener 300kilos.

11 En este caso el pescador hace referencia a que el proceso acaeció después de la guerra, perono cuánto después. Posteriormente en la misma conversación quedaría claro que sería a finales delos cincuenta y durante los sesenta el momento en que se desarrolló.

12 Los pescadores de Agaete con mucha frecuencia suelen emplear el términoarte comosinónimo dechinchorro.

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adecuados (embarcaciones), de recursos paraponer las nasas, o de contactospara obtener la financiación adecuada. Los pescadores a tiempo parcial13,tan característicos del chinchorro, tuvieron que abandonar el contacto con lapesca o, en algunos casos, mantenerlo a través del único arte que continuabatrabajando. Los que previamente habían mostrado una mayor dedicación a laactividad, que poseían embarcaciones, contaban con el conocimiento delmedio, de las técnicas y de las habilidades de la profesión, serían los quepermanecerían ligados al sector, aunque no todos.

La emigración o la pesca en el banco sahariano fueron las únicas sali-das lógicas para aquellos que carecían de medios de producción. Quedan asíexplicadas las cifras que comentamos en el apartado anterior, la disminuciónde 102 a 61 pescadores en el plazo que va de 1960 a 1965. Gran parte deesta emigración se dirigirá hacia Las Palmas de Gran Canaria y se instalaráen los barrios marineros de la ciudad, sobre todo en La Isleta.

La nasa grande fue adoptada por un número cada vez mayor de unida-des productivas. Se inicia así un proceso, en cierta forma circular, de aumen-to continuo del número de estas trampas, al bajar el índice de capturas pornasa. Si en los años sesenta cada unidad productiva podría tener un total de10 o 15 nasas de los diferentes tipos, en nuestros días llegan a tener 150.

Para los pescadores, desde una perspectivaemic, intervino otro factorque colaboró a dar la puntilla a los chinchorros:

No, después dejé ya de dir, quedó otro trabajando con él,pero después empezó las nasas grandes, ya día cogiendo lasama que era quien echaba la sardina para tierra y ansí fuefallando la sardina... Ya nadie podía dir porque no ganaba pavivir... Y ya todo el mundo fue buscando otra cosa. (...) Mataronel chinchorro y mataron todo, hasta la pesca, porque, si sematan los padres ya no hay hijos...

Nuestro informante fue considerado en su tiempo como el mejor pa-trón de la comunidad. Muchos otroschinchorrerosconfirmaron sus afirma-ciones14. Si nos colocamos en un punto de vistaetic, la interacción no está

13 Estos pescadores combinaban la pesca del chinchorro con el cabotaje o la agricultura.Goodlad (1972: 65-6) describe un proceso similar de progresiva dedicación a tiempo completoentre los pescadores de las Shetland, que combinaban pesca y agricultura antes de 1945.

14 En palabras de otro pescador:Lo que hoy ya no hay sardina como antes, ya no es como antes... Está abierta, le falta el

pescado grande que lo ha matado todo la nasa... Las nasas grandes han explotado la mar... Esoes quien ha explotado la mar, y al explotarse el pescado grande ya el chico no venía pa tierra, yestá más cazada que antes, antes ni había petromaces, no había traíñas, sino los chinchorros y

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tan clara, y los biólogos marinos consultados la niegan. Los pescadoresafirmaban, a nivelemic, la influencia de las nasas en el ecosistema marinosobre el que trabajaban. Desde su perspectiva, con las elevadas capturas depargo y sama características de la primera época de las nasas grandes, dis-minuía el acoso a la sardina y esta no se acercaba a tierra, lo cual mermabalas capturas de los chinchorros al tener su radio de acción limitado a lascercanías de la costa. De cualquier manera, aunque la interpretación de lospescadores de este último proceso no sea del todo fiable, la influencia de laadopción de la nasa grande en el contexto social en el que se desarrollabanlas faenas de los chinchorros fue determinante.

Tres factores, a nuestro entender, colaboraron al ocaso de los chincho-rros y a larápida adopción de las nasas y, en especial, de la nasa grandecomo alternativa: los costos de mantenimiento eran más reducidos, sobretodo en tiempo de trabajo; las pequeñas unidades productivas eran más ren-tables y, por último, las nasas grandes obtenían buenas cantidades de pesca-do a mejor precio que la sardina.

La adopción de esta técnica ha llevado a una progresiva escalada en elnúmero de nasas por unidad productiva, como antes relatábamos, graciasademás a la aplicación de la maquinilla para izarlas, ocurrida a comienzos delos ochenta, que permite levar muchas más por día15.

los sardinales... Claro, la sardina llegaba a la orilla y se le echaba eso... Nosotros llegamos acoger en un lance sólo con el arte unos seis mil kilos...

No sólo ocurría este fenómeno respecto a la sardina, según la conceptualización de los pesca-dores. Otras muchas especies eranempujadashacia tierra por elpescado grande:

Es natural, porque el pescado grande, ya cuando se puso las nasas, ya se cogía y ya no habíapescado que le diera a eso, a eso pa tierra... El salmón.... El S. de salmón todos los años cogíaahí, verano e invierno, salmones, hasta cien kilos, doscientos kilos, manteríos, hoy apenas se vecuatro o cinco kilos en tierra, y antes por todos sitios, hoy se cogen en las nasas, antes no secogían en las nasas... Un kilo, medio kilo, ninguno, hoy mire usted todos los salmones que seestán cogiendo... No hay pescado grande que le atice pa tierra

Otra conversación entre pescadores refleja los mismos datos:Ya te digo, antes había más cantidad junta, hoy no...Había más pescado grande fuera que los atacaba.Y hoy el pescado chico está suelto, que no tiene pastor, es como un ganado de cabras, no hay

pastor, están unas pa acá y otras pa allá... Todas sueltas, y si está el pastor las lleva todas juntaspor una cosa sola...

Antes calabas tú, calabas ahí fuera y a veces cogían cada manterío de sama en el chinchorroque...

15 Consiste simplemente en una polea, unida al eje del motor por una correa que desmultiplicalas revoluciones. Permite levar las nasas en mucho menos tiempo que si se hiciera a mano, y casisin esfuerzo. Veamos cuál ha sido el origen de las maquinillas actualmente utilizadas por lospescadores, por ejemplo, de Agaete:

Eso se estaba utilizando... ¿Tú has visto los grandes almacenes que son rotativos que vandando vueltas...? Pues se utilizaban para eso, nada más que para eso se estaban utilizando,

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La jornada de trabajo de los pescadores está limitada por dos factores:la luz y la hora de venta del pescado. Las unidades productivas son reacias asalir de noche a la mar en una zona tan poblada de nasas y cabos, que po-drían enredarse en la hélice y causar muchos problemas. Aunque con fre-cuencia salen antes del amanecer, cuando van a las nasas deben esperar aque salga el sol para poder localizar la primera boya, y han de estar de vuel-ta en el puerto lo antes posible, preferiblemente antes de las doce o la unade la mañana. Teniendo en cuenta que muchas de las zonas más rentables seencuentran a una hora (o tres cuartos) de camino respecto al Puerto de lasNieves, el tiempo de trabajo útil en el mar se encuentra limitado. Si lasnasas han de ser levadas a mano, el número que será posible vaciar cada díaserá reducido, por razones de tiempo y de simple cansancio. Las nasas hande ser extraídas, como regla general, una vez a la semana. En el caso dedejarlas más tiempo sin levar ni comprobar su situación, se arriesgan a per-derlas por los desplazamientos que pueden provocar corrientes orebosos.Todos estos factores condicionaban que antes de la maquinilla apenas sepudieran tener treinta o cuarenta. Sin embargo, con su empleo, tales cifras sehan disparado, superando en algunas unidades productivas las 150, al poderlevar muchas más a diario. Sobre todo las grandes, que se fondean a 60, 80o 100 metros, veían limitado su número por la dificultad de levar varias enuna sola mañana, dado el tiempo y el esfuerzo invertido en izar cada una.

La caída del cabotaje significó una disminución importante de la po-blación dedicada aembarcarse, y el que muchos de los que se encontraronsin trabajo, tuvieran que optar bien por marchar a la costa de Africa a pes-car, por permanecer en Agaete trabajando en los chinchorros, o bien porcambiar de actividad y/o residencia, con frecuencia marchando a Las Palmasde Gran Canaria. Con la crisis de los chinchorros se produjeron fenómenossimilares. De nuevo, gran parte de las familias que vivían del mar tuvieronque buscar otras actividades, y otros lugares donde vivir.

Las implicaciones de este último cambio tecnológico no se reducen atales cuestiones. Conexo al proceso de sustitución del chinchorro por las

ponían un chisme de esos, pegaban una correa a un motorcito eléctrico, de esos de corriente, ydespués van los rótulos esos dando vueltas... Ahí en Sardina había uno que le montó el diferencialde un coche, pero eso era un follón, un diferencial tan grande ahí pa eso...

Examinemos ahora la descripción delinnovadorque introdujo este sencillo mecanismo:El primero que la puse fui yo, y después decían, el mismo que fue hoy contigo, decía que no

servía... Y después todo el mundo por él... Se ponían nasas de éstas en una profundidad de sesen-ta brazas, lo más que te tarda arriba jalándole despacio tú, lo más que tarda son seis o sieteminutos, lo más, de la otra forma te pegabas dos cuartos de hora para levar, después las venas sete quedaban todas estiradas, y los callos partidos aquí...

Con la maquinilla la unidad productiva de dos personas se consolida, pues antes para levar lasnasas grandes podían hacer falta tres o cuatro.

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nasas, se incrementó la dedicación exclusiva a las faenas pesqueras. No setrataba ya de una técnica que pudiera emplearse en verano y fuera compati-ble con la dedicación a otras actividades en invierno. Significó la sedentari-zación de una población de pescadores a tiempo completo durante todo elciclo anual. También afectó el cambio a la tipología de las unidades produc-tivas. Disminuyó su tamaño, aumentó su capitalización y mejoraron losmedios de producción.

Hasta los años cincuenta y sesenta no se constituyó en Agaete unapoblación numerosa de pescadores dedicados exclusivamente a este trabajo.Antes, hasta los años cuarenta, parte de la población lo combinaba con elcabotaje interinsular, y de los cuarenta a los sesenta con el trabajo en losbarcos pesqueros del banco sahariano. Conforme iba entrando la década delos setenta se redujo el número de marineros embarcados enla costa, que-dando ahora apenas una docena.

Hasta hace poco tiempo era bastante habitual trabajar durante los in-viernos en la agricultura, cultivando la tierra, en empaquetados de tomates,recogiendo leña, etc. La técnica de la nasa acabó, en gran medida, con estasestrategias diversificadoras, al tener que ser utilizada durante todo el año,por varios motivos, en las unidades productivas que se comprometían conella invirtiendo capital y fuerza de trabajo. En primer lugar, al implicar unoscostos de producción altos, por la necesaria renovación de la tela metálicacada cuatro o seis meses, su amortización requería el empleo de forma conti-nuada. Por otra parte, las nasas han de ser levadas con frecuencia a causa delgrave peligro de pérdida que implica el dejarlas muchos días en el mar, sincomprobar su situación y las modificaciones que pueden haber provocado lasmareas o elarruaje. Todo ello exige una gran dedicación, que aumenta conla cantidad que posee la unidad productiva.

El empleo de esta técnica dificulta su combinación con otras activida-des fuera de la pesca, y también ocasiona que, dado un cierto número denasas (cien o más) en la unidad productiva típica de dos personas, ésta nopueda utilizar más que excepcionalmente otras técnicas, a no ser que cuentecon mayor número de componentes. Por tanto, conduce con frecuencia a laespecialización. Esta tendencia se ha confirmado en Agaete durante los últi-mos años.

1.2.- Del anzuelo al trasmallo (El Pris): una alternativa a laestacionalidad de las capturas

Si las nasas tuvieron una importancia esencial en el desarrollo de lapesca en el Puerto de las Nieves, algo similar podemos afirmar respecto alos trasmallos en El Pris: revolucionaron las estrategias productivas, las

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formas de trabajo, el tiempo que se permanecía en la mar, el mismostatusy forma de vida del pescador respecto a épocas precedentes. Veamos cómollegó esta técnica de pesca a El Pris:

¿Los trasmallos son cosa de no hace mucho?.Sí, ya hace unos cuantos años que están, lo menos quince

años para allá y quizás más16. Eso lo trajo aquí uno que lellaman Z, bueno, aquí a nosotros porque en Santa Cruz sí loechaban. Vino a quedarse aquí a ca de X, y pegó a echarlo, yluego después pegó a traerlos él. Cuando eso aquí nadie sabíahacerlo.

Ya no era necesario perseguir al pescado. Como en el caso de la nasa,bastaba con dejar la trampa en el lugar adecuado para que cumpliera sufunción y esperar el tiempo necesario para obtener un producto mucho másvalioso —por la abundancia de capturas y el valor de las especies— que elconseguido con cualquier otra técnica previamente. Esta es una forma demaximización de beneficios que puede inferirse de las teorías deloptimalforaging. Los predadores utilizarán una estrategia desentarse y esperarmásque una de búsqueda o caza en grandes territorios cuando la densidad delrecurso es importante, hay factores que hacen contraproducente la selectivi-dad de capturas, y existe tecnología para ello. El caso de la pesca no es unaexcepción (McCay 1981a: 369), y la nasa o el trasmallo son ejemplos de laestrategia, con la que se ahorra fuerza y tiempo de trabajo, obteniendo altasrentabilidades comparativas.

Paralelo al cambio tecnológico se produjo en los años sesenta unamodificación en la demanda, al aumentar el consumo de especies como lavieja y otros demersales que antes se vendían mucho menos que los pelá-gicos (sardina, chicharro...), entre otras razones por su mayor precio. A lavez, la técnica del trasmallo permitía a los pescadores de El Pris obtener enun período temporal reducido un aporte económico suficiente para compen-sar los meses de obligada abstinencia de la pesca por las adversas condi-ciones climatológicas, durante los cuales tenían el suficiente tiempo dispo-nible para arreglar y preparar los paños del arte mientras esperaban la llega-da del buen tiempo:

16 Esta afirmación era realizada a comienzos de los ochenta; por una triangulación de informa-ción ha quedado claro en el trabajo de campo que el comienzo de su utilización se remonta acomienzos de los sesenta.

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Sí cerca, es que antes aquí también vivíamos malamente,después que nosotros usamos los artes es cuando nosotros pudi-mos vivir mejor, porque antes con un anzuelo si te comían tecomían, y si no a joderse... Eso que tengan que comer ellospara después comer uno eso jode... Pero después de los artesya no, te ponías a arreglar los trasmallos en invierno para elverano, no te daba tiempo tampoco...

Los trasmallos llegaron a El Pris a comienzos de los sesenta, y deapenas unos pocos artes por unidad productiva se pasó en veinte años a másde sesentapaños, lo que implicaba un incremento importante de producti-vidad y de sobrecarga para el medio ambiente marino. Las diferencias derentabilidad fueron tan significativas que impulsaron a los pescadores arealizar afirmaciones como las siguientes:

El dinero lo da el arte, si no hay arte no hay dinero. ¿Nin-guna clase de artes? ¿Solamente el anzuelo? Así no vive elpescador

En los últimos años el proceso ha ocurrido a la inversa. A causa de unconflicto continuado por el control de los territorios de pesca entre los pes-cadores de El Pris y los de otras comunidades artesanales del Norte deTenerife, se ha producido una involución tecnológica. Así, se ha pasado deutilizar artes de pesca “avanzados” y “rentables” a un retorno a los orígenesen el plano de las técnicas, defendiendo la utilización exclusiva de anzuelosy pandorgas, y sólo para especies pelágicas artes de red como el sardinal.Esto ha supuesto importantes transformaciones para los pescadores de ElPris, que han tenido que cambiar sus formas de trabajo de forma radical. Enespecial para los jóvenes, que se habían educado en la mar con los trasma-llos, el cambio ha sido importante. La pesca con los anzuelos exige unelevado conocimiento del medio, dedicar un mayor número de horas al díaa las faenas de la mar y, en general, mucho esfuerzo.

Ahora bien, como en el caso del chinchorro en Agaete, el abandonode los trasmallos en El Pris no significó solo un cambio tecnológico. Condi-cionó cambios sociales sustanciales. Si antes todos los jóvenes se integra-ban en la pesca, al bajar su rentabilidad por la disminución de las capturasy producirse un auge importante en la construcción, las nuevas generacionescambiarán con frecuencia el barco por la paleta y el cemento. Incluso uni-dades productivas ya consolidadas, formadas por pescadores jóvenes, aban-donarán la actividad en favor de otros sectores, especialmente durante losinviernos. Más adelante volveremos sobre este tema.

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1.3.- De la pesca de fondo a la revolución de los túnidos(San Miguel de Tajao)

Si en El Pris el trasmallo provocó una revolución tecnológica, enTajao se produjo un fenómeno similar al acceder a las pescas de túnidos. Sepasó de estrategias productivas centradas en las especies demersales a otrasen las que los pelágicos tenían la mayor importancia. Cambiaron las formasde pesca, los barcos, los motores, etc., y se penetró en una dinámica nuevade modificaciones técnicas.

En un primer momento, la pesca de túnidos no era practicada en Ta-jao dada la ausencia de mercados que pudieran absorber la producción. Lainfraestructura de comunicaciones era inexistente, no había carreteras nipistas que llegaran hasta la comunidad, y la carencia de motores impedíaque los pescadores pudieran llegar con sus barcos hasta las factorías situa-das en el Suroeste de la Isla:

No se pescaban aquí, porque eso... No había ni carreterasningunas, y entonces. ¡Quién cogía un barco de esos, a remo,que entonces era a remo, entonces no eran de motor, sino re-mo, pa llevarlos a Alcalá, Santiago...! ¡Valía más ir a Venezue-la...! ¡Pa ir bogando de aquí a Alcalá en un barco!... Pa migusto valía más morirse uno de hambre... Después ya se hizoahí esa pista que viene por aquí...

Este fue el caso de los túnidos en Tajao durante mucho tiempo, yocurrieron situaciones similares en Agaete, pues las migraciones temporalesa Mogán estaban provocadas por la existencia en tal zona de empresas desalazón y conservas. La abundancia de estas especies convertía la pesca, altener un comprador prácticamente seguro, en una buena alternativa frente apermanecer en Agaete, donde no había factorías ni intermediarios y dondeno se pescaron hasta bastante después de que se desarrolló el transporte porcarretera17. En El Pris este tipo de capturas nunca llegó a ser importantepues la abundancia de estos pelágicos, al menos según los testimonios delos pescadores, fue siempre muy inferior a las otras dos poblaciones, lapesca demersal ocupaba el tiempo de trabajo durante todo el año, y el anti-guo varadero no facilitaba el trabajo con embarcacionesgrandes.

17 Por ejemplo, los bonitos no tuvieron compradores durante mucho tiempo:Porque el bonito,estaba la mar llena y nadie lo escuchaba... Aquí, nadie, el bonito no lo escuchaba nadie, y hoypara coger veinte bonitos hay que andarse toda la mar....

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En Tajao, al igual que en Agaete, fueron muy frecuentes las migracio-nes temporales a zonas donde los túnidos podían ser adquiridos por empre-sas de salazón. Varias familias se trasladaron a lascalmasde Tenerife, ydesarrollaron allí sus actividades hasta que las comunicaciones con Tajaofueron más fluidas y llegaron a la comunidad camiones para llevar el pesca-do a las fábricas:

Cuando pegó el Novamor fue cuando nosotros pegamos ala pesca de atún, estábamos aquí y los veíamos brincando ahíla tuna ahí fuera, se cogía toda la mar, todo lo que alcanzabala vista eso no era sino un salterío, y un cuñado mío, Domingo,en un barquito chico que tenía parecido a éste, fue ahí fuera,nada más con cuatro carnadas, y dos cañas mal, porque él nohabía pescado nunca a... A bonito sí, pero a atún no, albacorasno, a la media hora, no estuvo más, ya venía con el agua me-tiéndosele por arriba, cargadito total... Entonces nos destapa-mos todos... Fuimos ahí dos o tres veces, por la mañanita, a lamedia hora ya estábamos aquí en tierra cargados... No carga-ban más que trescientos kilos, cuatrocientos kilos... Y a loscamiones de Novamor.

Este proceso provocó transformaciones muy importantes. Las estrate-gias productivas, centradas antes en una producción de autoconsumo y deintercambio con las poblaciones más cercanas, vertebraron su oferta con lasempresas conserveras y con un sistema de mercado muy diferente. El cam-bio tecnológico acompañó a la adopción de estas nuevas técnicas, pues sefueron mejorando muchos útiles o medios de producción. Ya antes de gene-ralizarse este tipo de pesca en Tajao en el resto de la isla se había cambiadoel cebo muerto por el vivo (gueldes, pequeñas caballas...), se estaban susti-tuyendo los viveros remolcados por los internos de los barcos18, fueronmodificados los tipos de anzuelos, las mismas formas de las cañas, y sobretodo, se produjo un aumento importante en el tamaño de los barcos destina-dos a estas pescas y en la potencia de sus motores, que examinaremos endetalle en las páginas siguientes.

18 Estosviveros internos tienen dos funciones: mantener viva la carnada para los túnidos yhacer lo propio con los calamares o chocos que se emplean en las pescas sobre demersales. En losbarcos más pequeños, la segunda finalidad prima sobre la primera, por sus limitaciones para lapesca de los túnidos al cargar muy poco. En las embarcaciones de más de siete metros es a lainversa.

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1.4.- Del remo y la vela al motor y el barco cabinado

Los barcos artesanales son construidos por carpinteros de ribera o porpescadores con gran habilidad para trabajar la madera. En El Pris casi todoshan sido realizados por un artesano que tiene su taller en las cercanías de lacomunidad. En Tajao y Agaete encontramos embarcaciones construidas porcarpinteros de ribera (fuera de la comunidad) o por algún pescadoramaña-do, con resultados que no desmerecen en absoluto de la labor de los prime-ros. Las ventajas de este último caso son múltiples. Los pescadores aprove-chan los ratos en que se encuentran desocupados por el mal tiempo, o por laausencia de pesca, para trabajar en sus propios medios de producción. Estodisminuye el coste total del casco a menos de una sexta parte en ocasiones,lo que supone muchos miles de pesetas para economías domésticas no siem-pre boyantes. Apenas con unas mínimas herramientas, pescadoresamañadoshan sido capaces de construir barcos de varias toneladas y doce metros deeslora. Por comunidad no suele haber más de uno o dos de estos “espe-cialistas”. Suelen cumplir la función de efectuar las pequeñas reformas yreparaciones cotidianas no sólo en sus embarcaciones, sino también en lasde otras unidades productivas. El aprendizaje de estas personas no tienevías prefijadas, e influyen en él muy diversos factores19.

Las formas tradicionales de los barcos no han sufrido modificacionessustanciales. Quizás la más significativa, dejando a un lado lo referente a sutamaño, ha sido la adopción desalvavidasestancos en proa y popa quemantienen el casco a flote aunque se encuentre lleno de agua20. Además,se han producido otras modificaciones en los recursos para conseguir suestanquidad y en los materiales para su realización21. La más importanteha sido el cambio en la propulsión. Hasta los años veinte se empleaba elremo y la vela en todas las comunidades artesanales de las islas:

19 Los medios con los que trabajaban estoscarpinteros de riberaeran también de lo másreducido. Como detalla uno de estos pescadores-carpinteros, en este caso de Tajao:

Le gustaba a uno, yo tenía un hermano que era amañado, que le gustaba carpintear en barcosy eso, y entonces yo, me gustaba. Cuando ellos estaban así trabajando, porque con lo que noso-tros hacíamos un barco no lo hace nadie... Carpinteros, porque nosotros los hacíamos con unserrucho de esos y un cepillo de esos, cualquiera, y listos.

20 También hemos de reseñar la adopción deviveros internos para carnada en casi todos losbarcos de Tajao y Agaete.

21 Por ejemplo, una modificación significativa ha sido la adopción de las resinas para elcalafateo de los barcos (Tajao, El Pris), o de la resina y la fibra de vidrio para recubrirlos deforma total externa e interiormente en Agaete. En esta comunidad desde finales de los setenta seha impuesto la construcción de los cascos de las embarcaciones con madera recubierta enteramentede fibra de vidrio, formando una especie desandwichque confiere a los barcos elevada estanqui-dad y resistencia.

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Todo remo... ¡Oh!... Yo llegué a salir de aquí a las dos dela tarde pa llegar a Gu-Guy, por debajo de la Aldea bogando,a por lo menos las siete de la tarde, después, venir pa arribapescando pa venir a amanecer aquí, a remo, todo a remo, y dirallá, a más de Guía y salmonear con mi padre... A remo, todo aremo... Aquí de motores nada...

El esfuerzo físico que suponía el trabajo con los remos era considera-ble y disminuía la movilidad de las embarcaciones, más si tenemos en cuen-ta su tamaño y peso, que no se permanecía en la mar más de veinticuatrohoras —normalmente muchas menos—, que había que vender el pescadocapturado con rapidez, etc. Por ello los territorios de las poblaciones depescadores eran más reducidos que los actuales, no cubriéndose grandesdistancias de forma cotidiana, a diferencia de hoy en día.

Los motores cambiaron esta situación de forma radical22. No fueronadoptados de forma sincrónica por las unidades productivas, ni llegaron a lavez a las diferentes poblaciones de pescadores. Por ejemplo, la primerafalúa23 de Agaete llego hacia 1925:

Ahí arreglábamos las embarcaciones, ahí mismo. (...)Cuando los barcos venían por aquí, antes de hacer la primerafalúa que tuvimos, que fue la primera de motor, el España, esaes la primera falúa que se hizo aquí. (...) Yo creo que habrásesenta años, después la vendimos a uno de Gáldar. (...) Seismetros y medio tenía por ahí... Primero tuvo un Watter-Motta,y después aquello era uno que le quitamos a una de las gua-guas cuando nos pararon, un Chevrolet de 17 caballos, peroeso caminaba una barbaridad, de gasolina. Estos de gasolina alos de la mar es distinto, 17 CV. de los de gasolina en la mar,eso camina que da hasta miedo.24

22 La aparición de los motores ha sido revolucionaria en muchas poblaciones de pescadores.Por ejemplo, el trabajo de Epple (1977: 174) da cuenta de cómo transformó casi totalmente unapesquería de la isla de Granada en cuestiones como los patrones demográficos, las áreas de pesca,los sistemas de distribución interna, en la propiedad de los medios de producción, el reclutamien-to, etc.

23 Así denominan en Agaete a los barcos que poseen motor, denominación que se opone abarquillo o bote, que no lo poseen y suelen tener, a la vez, menor tamaño. La denominación no seencuentra tan generalizada en Tenerife.

24 La unidad productiva que accedió de forma tan temprana a la propiedad de una embarcacióncon motor era un tanto especial. Por ejemplo, poseía un sardinal o nasas de hierro cuando nadiemás podía permitírselas en la comunidad, además de negocios ajenos a la pesca. Podemos decirque el capital inicial para todo ello había nacido del trabajo como carpintero de ribera del propie-

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En principio, la mayor parte de los motores que se instalaron enAgaete provenían de coches o guaguas, empleaban gasolina de combustible,y eran adquiridos de segunda mano a través de las amistades y los contactosque los pescadores tenían en tierra. Estos motores de gasolina se adaptabande mejor o peor manera a los antiguosbarquillos, y llegaron a las comuni-dades de El Pris y Tajao bien a finales de los cuarenta (1948 para El Pris),bien a comienzos de los cincuenta (1951-2 para Tajao)25. La diferencia enlas fechas de adopción de tecnología obedece a varias explicaciones. Enprimer lugar, la comercialización en la zona de Agaete se encontraba muchomás organizada, como examinaremos en detalle más adelante, por lo que larentabilidad de la pesca permitía mayor excedente. Además, se estaba encontacto directo con el cercano Puerto de Las Palmas de Gran Canaria porcarretera o cabotaje, y todo apunta a que éste funcionó como foco difusorde tecnología para Agaete. Las otras comunidades se encontraban muchomás aisladas, tenían menores efectivos humanos y carecían de unidadesproductivas tan capitalizadas.

Los motores de gasolina solían plantear muchos problemas de mante-nimiento, resultaban peligrosos por la inflamabilidad del combustible ydejaban de funcionar en cuanto se mojaba la parte eléctrica. El testimoniode un pescador de El Pris puede ilustrar estos problemas:

El primero que vino aquí lo traje yo, un Ford de esos de uncoche, se lo pusimos a un barco ahí... El primero era ése... Máslatoso, ¡mi madre! A cada momento estaba fallando, las bujías,el delco, ¡ay Dios mío...!

A finales de los años cincuenta o comienzos de los sesenta comenza-ron a llegar los motores de gasoil. Presentaban algunas ventajas evidentes.

tario de los medios de producción, lo que le permitió convertirse en un pescador “diferente” porsu capacidad económica. Pronto otra unidad productiva, también especialmente capitalizada pordiversos negocios, le siguió los pasos en Las Nieves, instalando un motor en lo que antes erasimplemente unbarquillo. Tendrían que pasar más de veinte años para que el resto de las unida-des productivas de la comunidad pudieran hacerlo.

25 En palabras de un pescador de Tajao, que fecha la llegada de los primeros motores, y losproblemas que se plantearon por el desconocimiento de cómo instalarlos:

Cuando mi hermano vino aquí fue el primero que puso un Muesa, sería por el... Hacia el 52,53, 54 por ahí vinieron los primeros motores, el primer motor ese... Le saco la cuenta porque yoestuve en la brigada trabajando en el 52, cuando me fui para el Escobonal, y estuve tres añosallá, y vine para acá y estaba todo el mundo loco con los motores, y haciéndome el cuento delTinerfe, cuando pegaron a montar motores chicos de esos, y se ponía a martillar allí, y decía,cuando se desclave éste me escribe abajo. Y tú crees que lo echaron y cuando vinieron pa abajotenían que venir ellos aguantándolo...

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Eran más seguros, pues no dejaban de trabajar por un poco de humedad enel sistema eléctrico, aguantaban muchas horas de funcionamiento y el costedel combustible era menor. Si bien su precio era más elevado, la seguridadde funcionamiento hizo que en pocos años los pescadores los adoptaran.

No sólo se han transformado las embarcaciones en el sentido de serdotadas de motores. Su tamaño ha variado con el tiempo, sobre todo enaquellas comunidades donde las dimensiones de las nasas o la pesca detúnidos hacían necesarios barcos capaces, por ejemplo, de cargar muchoskilos de bonito. Hasta los años sesenta los mayores de Agaete apenas me-dían seis metros y medio. Posteriormente se harían necesarios losbarcosgrandescabinados, de entre once y trece metros de eslora. Se emplearonprimero en Tajao por el auge de los túnidos en los setenta:

Cuando ya se vio la cosa clara del atún, entonces ya sepegó a hacer. (...) Eso ya fue lo menos por el setenta, le digo elsetenta porque nosotros estuvimos muchos años con los barcospequeños. (...) Hoy sí... Y a veces son pequeños, no sólo por...Sino ya lo que se quiere son barcos que aguanten temporal ymotores que empujen, que en el lugar de estar todo un día parallegar a cualquier isla de esas que llegue en dos horas, es loque se busca ya...

Varios factores han influido en la demanda de barcos mayores para lapesca de los túnidos. En primer lugar, el tamaño y tonelaje de las embarca-ciones condiciona su capacidad de carga, factor crucial, pues si se localizaun cardumen importante resulta sencillo en poco tiempo cargar varios milesde kilos entre pocos pescadores. Además, en unidades especializadas en estatécnica es fundamental seguir los bancos de túnidos por la isla, y en ocasio-nes entre diferentes islas, para lo que hace falta una embarcación de ciertasdimensiones. Debe tener algún tipo de camarote donde dormir, resguardarsedel sol, guardar comida, etc., y bodegas amplias para cargar el pescado,incluso con hielo. Suelen contar con un pequeño puente desde donde seguía el barco, y en el que puede estar situada, en su caso, la instrumenta-ción electrónica, normalmente una simple radio, aunque en los barcos ma-yores de 15-16 metros (de los que no hay ningún ejemplo en nuestras co-munidades) podremos encontrar algún sonar o incluso sistemas de navega-ción por satélite.

Todos estos factores conducen a dos modelos ideales de barcos, con11-12 metros para unidades que combinan esta técnica con pescas sobredemersales, y a embarcaciones mayores para aquellas que se encuentranespecializadas todo el año. De este último tipo no encontramos ningúnejemplo en las tres poblaciones de pescadores que examinamos, en buena

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medida porque al haber carecido de muelle resultaban inviables tales estrate-gias de pesca, y en Agaete todavía no ha habido tiempo para que se dé elsalto26. En Tajao una unidad productiva accedió a este tipo de medios deproducción, y tuvo que cambiar su residencia a la capital de la Isla, pasandoa tomar como puerto base el de Santa Cruz. El hecho de que, a pesar de nocontar con las condiciones idóneas en la comunidad se diera el salto, resultasignificativo en particular para el caso de Tajao. La escalada tanto en eltamaño de las embarcaciones como de sus motores fue consecuencia delauge de los túnidos y de la importancia de las ganancias que en las buenasépocas podían ser extraídas de esta pesca. Los motores cada vez más poten-tes resultaban necesarios al tener que recorrer grandes distancias tras loscardúmenes, incluso entre islas y a elevadas velocidades, pues los túnidos sedesplazan con rapidez. Los motores de baja potencia pueden resentirse de losesfuerzos a que se les someten en la persecución del pescado, de ahí que, encuanto es posible, se instalen motores de más de setenta o cien caballos.

1.5.- Las formas de capitalización y de inversión en la pesca

Las unidades domésticas individuales son las que habitualmente desa-rrollan las estrategias de ahorro y de capitalización, con algunas excepcionespara la adquisición debarcos grandes27. Para obtener estos últimos, confrecuencia varias unidades domésticas relacionadas por parentesco cercano se

26 Los barcosgrandes, capitalizados, habitualmente requieren para su adquisición de présta-mos, y para pagarlos resulta necesario disponer de mayores capturas, entrando en una espiral de competi-ción por los recursos (McCay 1979: 181). Losbarcos grandesno son siempre la panacea, y hemossido testigos (Galván y Pascual 1989) de cómo en el Sur de Tenerife muchas unidades productivashan tenido que renunciar a tal tipo de embarcaciones por diversos motivos. Los mayores costos deexplotación, la necesidad de rentabilizar un capital invertido, la escasez de fuerza de trabajo, y ala vez la dependencia sobre especies pelágicas forman una mezcla que no siempre resulta viable.

27 Las estrategias de ahorro pueden ser muy variadas:Los hombres que comienzan como trabajadores de la pesca pueden acumular equipo en una

variedad de maneras. Un hombre puede guardar dinero cuando tiene una campaña especialmenteexitosa, o puede heredar algún equipo o dinero. Una mujer puede ayudar vendiendo pescado oprestando pequeñas sumas de dinero a otras mujeres a elevados intereses. Un trabajador puedeconstruir sus pertenencias gradualmente con equipo de segunda mano y su propio trabajo, opuede pedir prestado a los parientes y devolvérselo con el incremento de sus ingresos. La pérdidade equipo con mal tiempo o con el desgaste habitual, un sistema de herencia igualitario entrehermanos, y presiones para consumir más que invertir causan el declive de algunas familiaspropietarias de equipo. (Norr 1975: 123).

En las poblaciones analizadas las vías para este ahorro han sido diversas, destacando entreellas, como veremos más adelante, el papel de la pesca en el banco sahariano, las grandes capturasde especies pelágicas, la gestión centralizada de los ingresos en las unidades domésticas, etc.

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unen entre sí, y aúnan sus esfuerzos para la compra. En Tajao o El Pris sonmuy habituales tales conductas. Cuando las unidades productivas familiarescoinciden con las domésticas —como veremos con detalle en la seccióndedicada al reclutamiento—, la gestión centralizada de los ingresos, porparte de las madres, favorece la acumulación de capital para optar a mejorastecnológicas. De ahí la importancia de contar con hijos dedicados a la mar.

En algunas poblaciones de pescadores la herencia es casi la única víapara llegar a constituir una unidad productiva independiente (Faris 1977:243). Sin embargo, en Canarias la importancia de la herencia no es tan gran-de, sobre todo en poblaciones centradas sobre pescas demersales, que necesi-tan embarcaciones y motores pequeños. En épocas de buenas capturas losjóvenes acceden a la compra de un pequeño barco en un periodo razonable.Incluso hemos sido testigos de cómo antes de los veinte un joven pescadorde El Pris ya tenía embarcación propia. En el caso de Agaete o Tajao lodifícil es adquirir los medios de producción (mucho más costosos) emplea-dos para la pesca de túnidos o traíña: losbarcos grandes. Para ello es nece-sario pescar unos cuantos años, pues la inversión mínima es de unos tres ocuatro millones (con embarcaciones de segunda mano, etc.). En estos casos,la herencia sí puede representar un papel importante para la reproducción delas unidades productivas28.

La evolución tecnológica y los procesos de capitalización han seguidovías paralelas en nuestras tres comunidades, pues las innovaciones adoptadasque han significado inversiones de capital son reducidas y giran alrededor debarcos y motores, añadiéndose a esto el desarrollo de las nasas para el casode Agaete. Sin embargo, lo que sí hallaremos son algunas diferencias tempo-rales importantes respecto al momento de adopción de estos medios.

La ventaja en este caso, como en otros muchos, corresponde al Puertode las Nieves. En la década de los veinte una unidad productiva de estacomunidad ya había alcanzado un grado de capitalización notable, poseyen-do falúa, nasas y un sardinal (traíña). El capital en este caso procedía tantode negocios en el mar como de otros en tierra desarrollados por el dueño delos medios de producción. A mediados de los años treinta otra unidad pro-ductiva se sumó a este nivel de capitalización. También en esta ocasión elorigen del capital provenía de negocios externos a la pesca (tiendas de co-mestibles, etc.), y de un préstamo de gente de tierra29.

28 Se reflejan en este caso los mismos esquemas que describe Breton en su trabajo de 1981,donde recalca la escasa importancia de la herencia para los pescadores, pues los medios de pro-ducción han de ser renovados constantemente (Breton 1981: 19).

29 Los préstamos resultan fundamentales para las innovaciones tecnológicas en la pesca, y amenudo actúan como factores limitantes. Levine y McCay (1987: 245) analizan cómo un porcen-taje muy elevado de los propietarios de medios de producción en Cape May han pedido préstamos

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En los años cuarenta, si bien los chinchorros exigían un cierto capital,éste no era excesivo, de ahí que proliferaran. La utilización masiva de lasnasas a partir de los años sesenta cambió la situación rápidamente y dejaronde funcionar, como hemos descrito en el apartado anterior. Ello significa unarevolución en las unidades productivas. De las compuestas por 20 personas,necesarias para el chinchorro, se pasará a las de un par de individuos que, enpequeñas chalanas o en los barquillos antes empleados para los artes, sededicarán a la pesca de anzuelo con aparejo, a la pesca del calamar o, losmás afortunados, a la pesca con las nasas.

Para alcanzar este último peldaño, la acumulación de capital resultabaimprescindible a la par que difícil. La necesidad de emplear motores y nasaspara obtener una rentabilidad óptima, empujó a los pescadores a intentaralcanzar por diversas vías los niveles mínimos de capitalización. Las aspira-ciones en primer lugar se concretaban en el barco. Poseer un simple y mo-desto bote de cinco metros era todo un logro, cuanto más si se trataba deuna embarcación algo mayor, muy poco frecuente para la época:

Un barquillo hoy... hoy vale 80 o 90 o 100.000 pesetas, elhacerlo si más no, y antes... de estos pequeños que están hoy, yun barquillo en ese entonces valía 500 pesetas... Pero dime quépescador tenía 500 pesetas en ese entonces, era rico. Mire estagente, mi primo tiene un barquillo que le costó 500 pesetas, queera uno de los barquillos más grandes que se usaban pa lapesca del atún en Mogán, de siete metros lo más...

Para acceder a tales medios imprescindibles para la producción eranecesario desarrollar estrategias de acumulación. Una de las más significati-vas fue el embarcarse al cabotaje o en barcos de pesca en la vecina costa deÁfrica. Gracias a ellos, a través de algunos años de alejamiento de la comu-nidad y la familia, de privaciones frecuentes, se conseguía (en el caso de losmás ahorradores) reunir el dinero suficiente para adquirir un barquillo o unachalana, y rara vez lo necesario para una falúa a motor.

Otro camino para conseguir este mismo objetivo fue pedir préstamos agente de tierra, en especial para adquirir los motores de gasoil, que comen-zaron a generalizarse a partir de los años sesenta, pero que estaban en un

de diverso tipo, y que su carencia puede limitar la adopción de tecnología. En nuestro caso, lossuministradores de los créditos serán casi siempre particulares, a través de acuerdos más o menosinformales. La reducida cuantía de los importes necesarios y las relaciones de los pescadores conmuchagente de tierracon la que van a pescar o comparten las tardes del verano, facilitan estaforma de actuación. La escasa formación de los pescadores —muchos son analfabetos— dificultasu acceso a los préstamos institucionales para la mejora de los medios de producción.

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principio fuera del alcance de los ahorros de los pescadores. Elfiado era lavía más frecuente para obtenerlos, por ejemplo en el caso de Agaete:

Ninguno lo hemos comprado con dinero, todos lo hemoscomprado fiado, hemos tenido un respaldo y hemos pagado...Aquí nadie ha tenido para decir: voy a sacarlo para compraruna cosa de éstas... Nadie...

La caracterización de las personas que podían suministrar estos présta-mos era muy clara. Tenían que poseer una situación económica saneadacomo para no tener problemas por desprenderse de una cantidad considerablepara la época, y sin prisas por recuperar su inversión30, permitiendo que elpescador hiciera el reembolso en la medida de sus posibilidades. Estas facili-dades eran parcialmente compensadasen especie, con pescado capturado porlos medios de producción así financiados. La devolución de la cantidadinvertida solía ser rápida, salvo excepciones. La realización de estos présta-mos podía derivarse de la existencia de fuertes lazos de amistad entre elpescador y la persona de tierra, bien situada, que realizaba el préstamo. Envarias ocasiones, tales relaciones se formaron a partir de salidas a la mar, enlas que el pescador servía de guía para alcanzar buenas zonas debajonespara el anzuelo.

Otras veces el préstamo para la adquisición no podemos decir quefuera tan desinteresado. Por ejemplo, en el caso del Puerto de las Nieves,numerosos motores de gasoil fueron financiados por uno de los tenderos dela comunidad, que de esta forma reforzaba su posición en ella, y conseguíauna especie de “seguro de compra” de las familias a las que había suminis-trado tales útiles:

30 Como dice un pescadorgente que tiene perras:Gente que tiene perras, gente que tiene perras, y mucha gente buena, que me diga, mira, yo te

compro esto, ¿comprendes?, y tú no te quedes sin comer pa pagarme, esto a mí no me hace falta,tú vas tirando con lo tuyo, lo que puedas me das y... Lo que no puedas darme si no me lo pagasen un año, en dos, y si no en tres, y si no en cuatro, y si no me lo puedes pagar ya lo vemos...Ellos ven si uno puede pagar, o si uno puede dar o no puede dar, porque yo he ido a pagar cosasde estas así y me han dicho que no.... Yo sé que tú lo haces por cumplir, comprendes, pero yo séque tú no has ganado pa pagarme esto, tú atiende tú arte y déjate pa comer y, sin embargo, asíha sido y he pagado... Son personas que son, que no les hace falta, porque tú no te vas a agarrarde uno que le hacen falta dos pesetas pa mañana... Porque no es que esté detrás de tí, tal, mire,yo voy con la condición esa... Y luego como te conoce, y es con la amistad esa y, sí, hombre, túno te quedes sin comer... Tú si has de darme a mí 40.000 o 50.000 pesetas y te hace falta a tipara comprar tela pa que tú comas, comprendes, tú te callas la boca y compras esto, y otro díame pagarás... Así ha sido todo...

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El iba de fiador, o le compraba el motor al tío, el motorcostaba en aquella época 35.000, 40.000 pesetas, y después quetambién tenía agarrado al tío pa que le comprara en la tienda.

Otro ejemplo de préstamo no desinteresado lo tenemos en el caso delas factorías de pescado. Estas desarrollaron dos estrategias diferentes enAgaete y Tajao. En la primera comunidad suministraron una gran cantidadde embarcaciones a los pescadores que carecían de ellas, permitiendo laformación de muchas nuevas unidades productivas que accedían de formaprivilegiada a los medios de producción. Tal estrategia fue llevada a cabopor la factoría de Lloret y Llinares, que proporcionaba barcos, de ordinariosin motor, a los pescadores que lo solicitasen.

De esta forma las empresas conserveras se aseguraban la venta delpescado por parte de un gran número de unidades productivas, que a su vezno tenían muchas otras oportunidades de acceder a los medios de produc-ción. Con tal estrategia evitaban los riesgos y problemas inherentes a laexplotación directa de las pequeñas embarcaciones. La opción del capitalestaba clara: era más rentable invertir en la comercialización y en proveer alos pescadores de medios de producción que los mantuvieran atados a laempresa, dificultando la tarea de la competencia. No querían siquiera quelos pescadores pagaran las embarcaciones para mantener esta situación.Sólo en los últimos años, cuando las actividades de esta empresa se reduje-ron drásticamente en Gran Canaria, se optó por la venta a los pescadoresque las habían disfrutado durante muchos años a un precio casi simbólico.

En Tenerife, las estrategias de las empresas comercializadoras fuerondiversas. Si bien en la zona delas calmasLloret optó por la misma actitudantes referida, esta opción no llegó a Tajao, apartado de sus rutas de com-pra del producto. La actuación de las conserveras —o los intermediarios—en este caso se limitó a facilitar préstamos a los pescadores con el fin demejorar sus medios de producción, obteniendo de esta forma garantías defidelidad en el suministro del pescado y un aumento en las capturas. Deesta forma muchos pescadores de Tajao accedieron a medios de producciónantes vedados. La aportación de capital tuvo lugar a partir de la pesca detúnidos, y no tanto a través de particulares como gracias a estas empresascon intereses muy definidos en el sector.

En casi todos estos casos de préstamos para la adquisición de mediosde producción, la concesión del dinero va ligada a la creación de una rela-ción de dependencia entre el pescador y la empresa o intermediario que loconcede (Epple, 1977: 187; Christensen, 1977: 71-2). Los pescadores a losque las fábricas de conservas habían prestado embarcaciones quedaban a sumerced en los precios y en laspesadasdel pescado. Todavía recuerdancómo las balanzas de las factorías a menudo pesabande menosy que em-

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barcaciones que ahora cargan 1.200 kilos, antes sólo podían con 800. Comoexplica un pescador de Agaete:

Hombre, el que le día haciendo un barquillo pues le díaechando el pescado a ellos... Nada, y días a pagar y ellos noquerían las perras, vamos, en ese tiempo... Y ayudaba, peor esque le robara en el peso y le cobrara también la embarcación...

La resignación de los pescadores en este caso muestra las escasasalternativas para la comercialización de las especies pelágicas que había ental momento. Las empresas que comercializaban los motores otorgaronmayores facilidades a los pescadores de Tajao, concediéndoles créditos:

El primer motor aquí lo trajo D. (...) Sería esto por el cin-cuenta y tantos pa arrriba. Valían doce mil pesetas en esa épo-ca... El que él compró entregó tres mil pesetas a la Casa de lasSemillas y el resto para írselo pagando a como pudiera. Mástarde comenzarían a traer motores de gasoil de la casa Listeren el año sesenta y pico.

No solo para la adquisición del barco o los motores hallamos testimo-nios de la participación de gente de tierra en el aporte de capital. También,por ejemplo, para adquirir otros medios de producción encontramos simila-res patrones. En Agaete basta recordar el caso de las nasas de hierro y telametálica. Para los pescadores, en un primer momento, era muy difícil acce-der a estas artes sin la aportación de capital de tierra que les permitieseadquirir la materia prima necesaria para su confección, que se encontrabafuera de su alcance:

Yo tenía catorce años cuando mi madre me compró la em-barcación y entonces puse las nasas... De 14 a 72, mire a ver,de esa edad vengo yo trabajando (...) quince o dieciséis nasastenía yo, incluso me las puso un señor de Guía que era muyamigo mío, yo llevaba... A los catorce años ya manejaba yo laembarcación, y lo llevaba a él a la mar... Entonces me dijo undía, ¿porqué no pones ahí unas nasas...? ¡Coño, porque notengo dinero para ponerlas!... Yo te traigo el hierro y la tela, yme trajo, hice doce nasas, y ya entonces ya pegué atrabajar...(Datos 1983).

Como resulta evidente, el papel de los inversores de tierra en uno yotro caso era muy similar. Sin embargo, había un matiz diferencial impor-

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tante. Si el préstamo para la adquisición de los motores y las embarcacionesimplicaba su devolución (salvo en el caso de algunas conserveras, como yahemos descrito), en el caso deponer nasasa un pescador, el capitalista nopretendía que el pescador se las comprara o devolviera el dinero de sucoste. Antes bien, el propósito era cobrar laparte de las nasas en el produc-to, en las capturas cotidianas. Es decir, al igual que los chinchorros teníanuna serie de partes en la pesca, para su mantenimiento y para retribuir aldueño de los medios de producción por su compra, las nasas también parti-cipaban del mismo esquema de distribución de beneficios. Frecuentemente,una o dos partes del valor de la pesca iban a parar a manos del propietariode las nasas, lo que significaba unos ingresos no desdeñables respecto alreducido capital invertido.

En este caso también era gentede posiblesla que aportaba el capitalpara estos artes, gente de tierra que poseía un cierto contacto con la mar,pero que se interesaba en la pesca como una forma de inversión rentable.No obstante, los pescadores no permanecieron mucho tiempo en esta situa-ción, pasando en pocos años a poseer sus propias nasas, lo que resultabafactible por los mayores ingresos que posibilitaban estos artes. En ocasio-nes, varios pescadores utilizaron sucesivamente las nasas del mismo capita-lista, alcanzando cada uno de ellos el nivel de ahorro suficiente para dar elsalto y adquirirlas, con lo que el capitalista tenía que buscar, cada vez, unnuevo pescador que trabajase sus nasas. Llegó un momento en el que todoslos buenos pescadores las poseían, y ya no se podían realizar nuevos“préstamos” de tales medios de producción.

A partir de la compra de motores y nasas se fue produciendo en lasunidades domésticas un lento proceso de acumulación de capital que condu-jo, de forma progresiva, a la adquisición de embarcaciones y motores demayor tamaño, aptos para faenar cómodamente en los veranos y mucho máscapaces para la pesca del bonito. Las capturas de estos pelágicos en ladécada de los setenta y comienzos de los ochenta favorecieron el proceso.En realidad, este tipo de pesca fue el elemento clave en la acumulación paraalgunas unidades de Agaete y Tajao, donde la pesca del bonito, para laprimera, o de todos los túnidos, para la segunda, han tenido una especialimportancia. Las grandes capturas reclamaban embarcaciones de buenacapacidad de carga, cabinadas, con espacio para que varios hombres trabaja-ran en cubierta con cañas ybicheros. Gracias a las buenas pescas, se posibi-litaba dar el salto31, llegándose a amortizar una embarcación de varios mi-

31 Cuando las capturas son altas, y el valor de la pesca también aumenta, se producen lascondiciones ideales para que la adopción de nueva tecnología se produzca. Los pescadores en esosmomentos tienen un excedente disponible que, ante las buenas expectativas creadas por la abun-dancia de pescado, invierten en mejores medios de producción (Levine & McCay 1987: 246). El

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llones de pesetas apenas con las ganancias de un año. En este proceso cola-bora la intensificación de las actividades de captura en las unidades produc-tivas cuando se hallan en ciernes de una inversión de este tipo. Mientras semantiene la deuda desarrollan estrategias en las que se combinan mayornúmero de técnicas, trabajando más horas al día, exprimiendo al límite eltiempo y la fuerza de trabajo:

Ya está desquitada, al año la desquitemos, en el mismo añoque la compremos la desquitemos... Todo el mes de mayo aquel,todos los días eran 100, 150, 140 Kg... Todos, pero todos...Entonces a mediados de junio por ahí ya fracasó un poco lavieja, era poco lo que se cogía, digo, ¡mal ocupado!, estabancogiendo bonito abajo en el Sur, pues nosotros cogíamos lacarnada aquí, y tirábamos por la mañana para allá... Llegába-mos allá, qué se yo, a las 9,30, a las 10, pa allá abajo, frente aTasarte y eso por ahí... Y nos cuadraba... Nos cuadró pocopero hicimos, a cien, ciento y pico, doscientos kilos, luego, undía fuimos pa arriba, pa aquí, y nos cuadró coger un puñillo,pero al siguiente día fuimos otra vez y nos cuadró coger lomenos 500... Entonces empezó la zafra así, y todos los díaseran 400, 500, 600, 400, 500...

La inversión en estas embarcaciones se vería limitada, hasta el veranode 1988, por no existir refugio pesquero en Las Nieves. Las mayores deseis o seis metros y medio sólo podían ser utilizadas en verano, dado elpeligro que constituían losrebososen invierno. En el caso de hallarse fon-deadas en su lugar habitual, frente a la playa del Puerto de las Nieves, ypresentarse un mar de fondo32, correrían el riesgo inmediato de estrellarsecontra las rocas. La rentabilidad de una inversión en medios de producciónde varios millones de pesetas, que sólo puede ser utilizada durante los me-ses de verano, no parece demasiado clara33. Los barcos mayores que hansido adquiridos, dados estos factores, no sobrepasan los doce metros, y

caso de la pesca de los túnidos y la adquisición rápida de barcos mayores, o de las nasas y lamultiplicación de su número adquiriendo motores más potentes para acceder a territorios másamplios, son ejemplos de tal conducta.

32 Para nuestros pescadoresrebosoy mar de fondoson sinónimos, y se refieren ambos a unasituación de la mar en la que, si bien se produce fuerte oleaje en la orilla, a trescientos metros deésta la situación es de calma.

33 Tales problemas de rentabilidad se han incrementado, sin embargo, en los últimos años porla carencia de compradores para el bonito e incluso para otros túnidos, dado el declive de lasempresas conserveras en las islas y la competencia de flotas extranjeras.

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hasta que no se realizó el refugio pesquero sólo han rendido una pequeñaparte de sus posibilidades reales. En Tajao esto se ha obviado con los puer-tos cercanos, en los que se mantenían fondeadas las embarcaciones mayoresdurante las épocas bajas de los túnidos, recibiendo unas atenciones mínimasdurante ese tiempo. La presencia de estos refugios en las cercanías, lascondiciones ecológicas más favorables, y la gran tradición pesquera sobretúnidos en la zona Sur de Tenerife ha provocado que los límites a la capita-lización se redujeran, por lo que el número de embarcaciones mayores dediez metros es superior en esta comunidad respecto a la de Agaete, quecuenta con más pescadores y tradición marinera. Las ganancias de los túni-dos han sido en Tajao mayores a lo largo de una serie de zafras años atrás,lo que ha conducido a esta abundancia de barcos de buen tamaño con moto-res potentes. Cada grupo familiar de la comunidad posee al menos una deestas embarcaciones, en las que se reúnen a veces los componentes de másde una unidad productiva —de las habituales en la pesca sobre demersalescon dos componentes— para la pesca de los túnidos, produciéndose unfenómeno de condensación y fragmentación de las tripulaciones conformeaparecen o desaparecen los cardúmenes de túnidos.

En las embarcaciones, cuando no son de propiedad colectiva de losmiembros de la tripulación34, y dada la utilización del sistema a la parte,los medios de producción participan del producto de la pesca de forma quevaría con sus características de eslora, capital necesario para adquirirlas,etc. En las embarcacionesgrandes, como veremos más ampliamente cuandoestudiemos el sistema a la parte, este porcentaje alcanza entre dos partes yel 50% de las capturas, en uncontinuumque se incrementa con el valor dela inversión y de los costos de mantenimiento de los medios de producción.Ello implica que la capitalización genera cada vez más riqueza, mientras lascapturas sean buenas (Lögfren 1972; Durrenberger y Palsson 1985: 113).

Este proceso conduce a la concentración de la propiedad de los me-dios de producción, y a la proletarización de los pescadores. Determinadascondiciones pueden favorecer el proceso, como la abundancia de pescado,la existencia de puertos de refugio e instalaciones de congelación, etc. Sibien en las comunidades que nos ocupan no se han dado, en Agaete podríansurgir estos fenómenos de concentración si además se terminara el refugio,las capturas de bonito y túnidos volvieran a tener buenos precios y el sectorservicios no aumentara con demasiada rapidez en la población.

En resumen, los cambios tecnológicos han sido explicados atendiendoa los mejores rendimientos que permitían obtener. En Agaete con las nasasgrandes aumentó la rentabilidad de la pesca, aunque se produjeron transfor-

34 De este tipo de propiedad tenemos ejemplos en El Pris, en Tajao y en Agaete.

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maciones sociales radicales. En El Pris, el trasmallo significó un paso ade-lante en la mejora del trabajo de los pescadores, confirmando hipótesis deloptimal foraging: si se desarrollan técnicas que posibilitan la pesca conestrategias desentarse y esperar, lo lógico es que sean adoptadas en vez deperseguir y buscar el pescado. Sin embargo, tales formas de pesca dieronlugar a multitud de enfrentamientos por el territorio y a problemas de agota-miento de recursos, y los pescadores de El Pris tuvieron que renunciar aellas. En Tajao la pesca sobre túnidos incrementó los beneficios y potencióla capitalización de los medios de producción (barcos mayores y motoresmás potentes). En este proceso capitalizador intervino el ahorro y los prés-tamos degente de tierrao de las factorías.

Capitalización y tecnología avanzan en función de elementos como lasituación actual de la pesquería, las expectativas de futuro, las ventajas queprometen o los problemas que resuelven. La rentabilidad de los cambios,desde la perspectiva de los pescadores, será el motivo fundamental para suadopción, y esta perspectiva de los pescadores se construirá con la informa-ción de que estos dispongan sobre la innovación, sus ventajas, y el futurode la pesquería (Levine & McCay 1987: 252). En suma, las opciones quetomen los pescadores ante las innovaciones tecnológicas irán ligadas a lasestrategias productivas.

2.- INTENSIFICACIÓN Y DIVERSIFICACIÓN: DOS ESTRATEGIASPRODUCTIVAS

2.1.- El análisis de las estrategias y los procesos adaptativos enel estudio del cambio tecnológico

Un elemento fundamental de cara a la investigación del sector artesa-nal en Canarias es el estudio de por qué unas unidades productivas seespe-cializan en determinadas técnicas o bien adoptan estrategias productivasdiversificadoras, en las que se entremezclan muchas de ellas. Se trata deun aspecto clave para explicar latransformación de este sector pesquero,pues los factores que la generan son muy similares a los que, según nuestroanálisis, provocan la especialización-intensificación o la diversificación.

Podríamos decir que en la transformación del sector pesquero enCanarias se dan algunos fenómenos característicos: capitalización, moderni-zación de la flota y especialización en ciertas técnicas. El estudio de lascomunidades realizado hasta ahora aporta elementos suficientes para poderdefinir un modelo teórico que conecte capitalización y fuerza de trabajo,por una parte, con estrategias productivas y técnicas de pesca, por otra. Las

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unidades productivas son las unidades de adaptación pertinentes para elexamen de las estrategias que emplean en su faenar cotidiano, por su cam-biante actuación frente a los avatares del entorno. Estudiaremos cuáles sonsus patrones de comportamiento respecto a las tecnologías que utilizan ensu trabajo, en función de dos factores determinantes: capital y fuerza detrabajo; y de un tercero que es condición indispensable, el adecuado conoci-miento del medio y de las técnicas. Nuestro interés se centra en elproceso,en las condiciones que provocan el cambio en tales comportamientos, suscausas y consecuencias. Para ello hemos de utilizar, en ciertos momentos, lahistoria de las comunidades y la de sus unidades productivas.

Nuestra visión sobre este tema es deudora de las posturas de Bennet,que diferencia entre estrategias y procesos adaptativos. Las estrategias adap-tativas serían los sistemas constituidos por“las actuaciones separadas ysingulares que la gente utiliza para obtener y usar los recursos y resolverlos problemas inmediatos que se presentan”35. “Los procesos adaptativosson los cambios introducidos en periodos relativamente largos de tiempopor el uso repetido de las estrategias adaptativas”(1969: 14)36. Mientraslas estrategias adaptativas se originan en la consciencia de los actores socia-les, los procesos adaptativos son el producto de llevarlas a cabo de formareiterada. Los actores no tienen por qué ser conscientes de las característi-cas de tales procesos, pues son definidos por los investigadores a partir delcomportamiento observado de aquéllos.

35 Encontramos unas definiciones más precisas en Bennet (1976). Plantea que los conceptosclaves para el estudio de la adaptación social del individuo son elcomportamiento adaptativoy laacción estratégica, y la síntesis de ambos, laestrategia adaptativa. El primer concepto se refierea cualquier forma de comportamiento que ajusta medios a fines, buscando objetivos, integrandolos aspectos pasivos y activos del comportamiento intencional de los humanos en sistemas. Eltérmino acción estratégicaes más específico y se refiere a la búsqueda activa de metas, y seenlaza con conceptos como maximización, racionalidad, etc.El tercer término, estrategia adapta-tiva, es quizás mejor definido como un componente de la acción estratégica: actos específicos conun grado de éxito predecible, que son seleccionados por el individuo en un proceso de toma dedecisiones(1976: 271-2).

36 Ampliando esta definición con su trabajo de 1976:El término proceso adaptativo se refiere a conceptos puramente heurísticos: la delimitación

de tales procesos toma su fundamento del estado del sistema bajo investigación, y la amplitud conla cual un factor temporal es incluido en el análisis. «Competición entre clases sociales» es unproceso definido en términos de concepciones marxistas del sistema social, y esto puede estar máso menos fundamentado empíricamente para ciertos casos. Los procesos pueden llegar a sersistemas, y pueden ser denominados instituciones cuando exhiben consistencia y persistencia: el«capitalismo» es una institución socioeconómica orientada al crecimiento.

El concepto de proceso adaptativo es por ello un concepto «emic» globalmente, dado que serefiere a construcciones intelectuales realizadas por un observador disciplinado de las consecuen-cias del comportamiento adaptativo (especialmente de la acción estratégica y las estrategias)sobre periodos de tiempo. (Bennett 1976: 282).

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Tanto el análisis de las estrategias como el de los procesos adaptati-vos, ofrecen herramientas fundamentales para el estudio del cambio en elseno de las poblaciones estudiadas y en su relación con el medio. Los pes-cadores desarrollan estrategias en múltiples facetas de su vida cotidiana,pero uno de estos aspectos resulta especialmente relevante desde nuestraperspectiva. Se trata de la particular articulación de tiempo y fuerza detrabajo, capital e instrumentos de producción, conocimiento del medio ytécnicas de pesca, que se integran en un sistema pretendidamente optimiza-dor, definiendo a través del ciclo anual de una unidad productiva las combi-naciones específicas de técnicas de pesca que, en cada momento, son adop-tadas para el trabajo sobre el medio marino37.

El estudio de las estrategias puntuales de los pescadores en cada fasede este ciclo resulta esencial para la comprensión de las constricciones aque están sometidas las unidades productivas. La consideración del entor-no38 cambiante que enmarca su actividad es asimismo esencial. Los recur-sos variarán estacionalmente, de forma previsible o no, y a su compás tam-bién cambiarán las formas en que los pescadores pueden aprovechar lasposibilidades que el medio pone a su disposición.

Ciertos elementos del entorno podrán, en momentos específicos, con-vertirse en factores limitantes al desarrollo de la población de pescado-res39. Estos pueden ser naturales (peces) o humanos (mercados en los quedistribuir el producto). La disminución en efectivos de los recursos marinossobre los que se realiza la pesca puede tener como consecuencia la desapa-rición de núcleos de pescadores o, al menos, la reducción de su número.Igual puede ocurrir con la restricción o desaparición de mercados en los queintercambiar o vender el producto de la pesca.

Estas constricciones se integran en las dificultades que tienen lospescadores para definir sus estrategias. Por ejemplo, las unidades producti-vas han de enfrentarse a un medio incierto, en el que tendrán que predecir(con mayor o menor éxito) cuáles van a ser las vías inmediatas de su evolu-ción40. Utilizarán esta información sobre la situación del medio marino o

37 El análisis de las estrategias de las unidades domésticas para su reproducción resulta tam-bién fundamental. Son interesantes las afirmaciones de Galván (1989) a tal respecto, en las quehace referencia a la importancia de su estudio en el caso de los pescadores.

38 Asumimos la definición de entorno de Martínez Veiga (1985: 30-1).39 Los recursos pueden tener diferentes niveles de abundancia, o incluso llegar a ser factores

limitantes para el crecimiento o la supervivencia de una población. Los factores limitantes sonrecursos cuya presencia o ausencia pueden definir problemas fundamentales comprometiendo lasupervivencia o limitando el crecimiento de una población. Para una definición más amplia verMartínez Veiga (1978: 63-4).

40 La predicción de cuáles van a ser las vías de evolución del medio debe hacerse medianteinformación previa sobre su historia (Andersen & Wadel 1972b: 154; Cordell 1974: 26).

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del mercado en la definición de sus estrategias: qué técnicas han de serutilizadas, sobre qué especies hay que desarrollar el esfuerzo pesquero, ocómo hay que vender el producto. El proceso de toma de decisiones coninformación tan escasa y variable resulta difícil, pero los pescadores han deafrontarlo41.

No siempre las estrategias definidas son exitosas, pues hemos de teneren cuenta que, en la mayoría de los casos, la información de que disponensobre la situación del medio es bastante parcial. Desde ese conocimientohay que augurar cuál va a ser su evolución inmediata y a medio o largoplazo, lo que complica todavía más la definición del curso de acción ideal.En todo este proceso, el control de la información y de su flujo es esencial,y los pescadores desarrollan comportamientos y alianzas para su adecuadagestión. Las unidades productivas se espían mutuamente —o al menos lointentan—, controlan las capturas de cada una de ellas con precisión, laszonas en que han sido obtenidas y las técnicas empleadas para ello. A lavez, mantienen conductas evasivas con el fin de que la adquisición de estainformación, tan esencial, sea lo más difícil posible para las restantes tripu-laciones, introduciendo maniobras de distracción en el mar, ocultando elvolumen de pescado capturado y sus especies, etc.

Todas estas cuestiones colaboran a que en la misma definición de lasestrategias exista siempre un nivel de incertidumbre considerable. Los pes-cadores más de una vez titubearán sobre qué técnica escoger para salir a lamar, sobre qué especies centrar sus esfuerzos durante una determinadaépoca o un día específico. En la mar también podrán producirse divergen-cias sobre el arte a emplear en la captura de una determinada presa. Porejemplo, para los diferentes túnidos se emplearán técnicas muy diversas, yla decisión de cuál debe ser utilizada dependerá de la especie de que setrate, del tamaño de los peces del cardumen y de su abundancia. Si el boni-to normal se pesca con un tipo de caña, elmatrero42 necesitará otra. Simuchas albacoras podrán capturarse con caña a mano, otras necesitarán dela horca, o de la caña confalso y liña. La decisión de elegir entre cada unade estas formas de pesca con frecuencia resultará difícil e incluso conflicti-va, pues ha de ser tomada con indicios muy leves sobre el pescado que se

41 Estas estrategias pueden ser a largo plazo, por ejemplo definiendo qué tipo de embarcacio-nes o artes hay que comprar. Dada la variabilidad del entorno a que están sometidas las poblacio-nes de pescadores, estos suelen tender a definir estrategias a corto plazo mientras les sea posible(Lögfren 1972: 82).

42 Reciben este nombre los bonitos que no pican el anzuelo pero se comen elvivo, los peque-ños peces que son lanzados al mar comoengodopara atraer a estos túnidos. Según los pescadoreses pescadoque no quiere comer, sabedor, queha sido picado yapor el anzuelo, lo conoce, y noestá dispuesto a dejarse capturar fácilmente.

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intenta capturar, y ha de mantenerse flexible si evoluciona su comporta-miento o morfología.

Esta última cuestión, la flexibilidad, es inseparable de las estrategiasde los pescadores, que dependen de forma tan acentuada de una informaciónparcial y de un medio extremadamente variable. Muchas unidades producti-vas han de estar pendientes de que se avisten los cardúmenes de túnidospara, en el menor tiempo posible, el mismo día o al día siguiente, salir a lamar en su busca, dejando a un lado las otras técnicas que pudieran estarpracticando e imprimiendo un ritmo diferente a sus labores. De dormirtodas las noches en casa y tener una jornada con seis o siete horas, se puedepasar de un día para otro a jornadas con doce horas o más, pernoctandofuera de la comunidad e incluso fuera de la isla.

Las estrategias que se desarrollan en el seno de las unidades producti-vas se encuentran ligadas a las unidades domésticas, donde, como ya hemosvisto en el capítulo anterior, se elaboran estrategias económicas esenciales,a menudo enlazadas a las faenas de la pesca, por ejemplo, a través de lacomercialización del producto. En otras ocasiones resultan complementa-rias, actuando como colchón amortiguador de la variabilidad de los ingresosproducto de la mar. Ello se consigue a través del trabajo en otros sectores(construcción o en especial servicios) de los miembros que no están directa-mente implicados en las faenas marineras. Con frecuencia son las mujereslas que se dedican a estas labores. La situación de las unidades domésticasy la diversificación o no de sus ingresos condicionará el comportamiento delos pescadores.

Sus actitudes ante las estrategias no son, por supuesto, uniformes. Enla pesca, como en muchas otras actividades, existe un fuerte componente deriesgo, que es todavía más evidente cuando entramos en la consideración deque se trata de una actividad de caza sobre especies móviles, que han de serlocalizadas en un medio extraño para el hombre como el mar, para despuésintentar su captura. Estas especies tienen con frecuencia un carácter estacio-nal, apareciendo en mayor o menor abundancia sin posibilidad de predic-ción, mientras que en otras ocasiones mantienen niveles de capturas bastan-te similares a través de ciclos interanuales.

Todo lo anterior apunta el diferente nivel de riesgo de cada estrategiaproductiva, según los recursos sobre los que incida y su predictibilidad, losniveles de capitalización, la fuerza de trabajo necesaria para llevarla a caboy su rentabilidad. La ideal sería aquélla que, dada una configuración defini-da de los factores antes relacionados, aumentara los ingresos y minimizaralos riesgos. En las elecciones de los pescadores de con qué técnica laborarse tiene muy en cuentaqué es lo que da más, es decir, cuál de ellas ofrecela mayor rentabilidad, según sus expectativas en un determinado momento:

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Y a la pesca que más resultado dé, a ésa es a la que seva... El calamar mismo ahora se coge, hay el par de barcosdedicados al calamar, y ya llega un tiempo que ya no hay cala-mares, entonces se deja hasta el año que venga otra vez poreste tiempo...

De todo se pesca, según como esté la rebolada de pescado,porque si entra mucha fuerza de bonito pues rinde más el boni-to, si entra la sama pues también rinde más pues se coge máscantidad, el jurel pues lo mismo...

La maximización de beneficios a corto y largo plazo a veces resultadifícil de combinar en las estrategias. Las potencialmente más rentables acorto plazo en determinadas circunstancias (túnidos) son las que resultanmás arriesgadas bajo otras condiciones. Por ello, con frecuencia, se persiguela flexibilidad, la polivalencia, la capacidad para modificarlas en función delas situaciones concretas de la unidad productiva y del medio.

Entre los recursos y los factores limitantes que las unidades producti-vas han de tener en cuenta para definir sus estrategias podemos citar:

- Los medios de producción, entre los que son especialmente impor-tantes la embarcación, su equipo y los artes empleados en las faenas pes-queras (redes, nasas, palangres, etc.). El nivel de capitalización es funda-mental.

- La disponibilidad de fuerza de trabajo que, como ya veremos, seencuentra condicionada por la situación concreta en que se halle la unidadproductiva respecto al modelo ideal de reclutamiento, basado en el parentes-co inmediato.

- El conocimiento del medio. Para el pescador, saber definir con exac-titud la situación concreta en que se encuentra el medio marino, poder esti-mar su evolución, saber dónde se encuentran los peces que se pretendencapturar, etc., resultan herramientas fundamentales para prever los resulta-dos de las vías de acción alternativas que pueden ser definidas. Igual ocurrecon su estimación de la rentabilidad del empleo de las técnicas de pesca, yde la predictibilidad o estabilidad de los resultados que con ellas pueden serobtenidos.

- La estructura de comercialización empleada, que puede favorecerciertos tipos de pesca y excluir otros, por las diferentes rentabilidades quelas mismas especies pueden ofrecer en función de los modelos de circula-ción.

- Otras limitaciones que el medio impone: situación de mar de fondoprevisible durante el invierno, bajada en el precio de ciertas especies, etc.

Las tripulaciones han de evaluar cada uno de estos elementos indivi-dualmente y entre sí, para llegar a la definición específica de su estrategia

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productiva, con opciones a largo plazo y decisiones que han de ser tomadasa diario.

2.2.- Hacia una generalización empírica de las estrategias productivas

Podemos afirmar que se da una correlación muy elevada entre: lacapitalización, la disponibilidad de fuerza de trabajo, y el conocimiento delmedio en las unidades productivas, respecto a sus estrategias especializado-ras o diversificadoras y las técnicas en ellas empleadas. Por tanto, y dejandoa un lado el medio ambiente ecológico, son tres las variables que influen-cian directamente las estrategias productivas: capital, fuerza de trabajo yconocimiento del medio. En nuestras comunidades, en los casos de capitali-zación media o alta y cuando los otros dos factores también lo permiten,encontramos dos tipos básicos de estrategias productivas. En ellas puedencombinarse una o varias técnicas de pesca, especialmente aquéllas queimplican mayor productividad43: nasa y túnidos.

La pesca sobre túnidos permite ganar más dinero en el menor tiempo,aun cuando exige una fuerza de trabajo media o elevada (un mínimo de tresa cuatro pescadores), una gran dedicación durante la época de pesca, y unabuena capitalización para resultar rentable. No queremos con esto afirmarque no sea posible pescar tales especies con un barcopequeño, pero sí queresulta complicado y no compensa desde la misma perspectiva de los pesca-dores. Todo ello mientras la premisa de adquisición del producto a un pre-cio razonable sea cumplimentada, y en los últimos dos o tres años no haocurrido así, dando al traste con las esperanzas y las economías de muchasunidades domésticas.

El verano es la temporada de captura del bonito para el Puerto de lasNieves, mientras que en Tajao abarca casi todo el año, con diferentes espe-cies de túnidos y contando en esta comunidad con una media de capitaliza-ción más elevada que en el caso anterior. En El Pris la importancia de lapesca sobre túnidos es muy baja.

43 El tema de la productividad de las estrategias resulta bastante arduo y complejo de evaluar.No se encuentran disponibles estadísticas adecuadas de capturas para ningún pueblo de pescadoresde las islas, y no resulta fácil en un estudio de tres comunidades realizar personalmente la recogi-da de estos datos, pues debería hacerse simultáneamente y durante varios años. Las últimas ten-dencias para evaluar este tipo de factores se centran en medir elstatussocioenómico dentro de lascomunidades, empleando técnicas de cuestionarios —entrevistas de productividad, socioeconómi-cas, etc.—. Un buen ejemplo de este tipo de técnicas lo ofrecen Guarnaccia, P.; Pelto, P.; Pelto,G.; Allen, L.; Meneses L. & Chávez A. en su trabajo:“Measuring socioeconomic status: assessingintra-community diversity”(1988,Culture & Agriculture35: 1-8).

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Esta estrategia productiva gira en torno a peces migratorios lo cualimplica un riesgo elevado, ya que puede haber años en que las capturassean mínimas44. Ello suele conducir a que la composición de las unidadesproductivas centradas en esta forma de pesca no sea siempre estable. Confrecuencia son producto de la fusión de varias tripulaciones, de lo que tene-mos ejemplos significativos en el caso de Tajao.

La nasa tiene una productividad media elevada, sobre todo en unterritorio tan favorable como el de la zona del Puerto de las Nieves, quepermite sin dificultad que más de mil nasas trabajen cotidianamente en lascercanías de la comunidad. Asimismo no exige de muchas personas en launidad productiva, y sí de una capitalización media o alta si se pretende laespecialización en su uso. Podemos decir que constituye una técnica bastan-te segura, pues permite capturas más o menos estables a lo largo de todo elaño, aunque exige una continua inversión en la renovación de los medios deproducción, y una dedicación casi exclusiva cuando la cifra de nasas porunidad productiva supera las 80 o 90, como es frecuente en Agaete. En lasotras comunidades, el número es mucho más reducido, ya que sólo llega a25 en algunas unidades productivas de Tajao, y a una docena en El Pris,donde sólo se emplean en los veranos.

De esta forma, las dos estrategiasespecializadorasen las que partici-pan las formas de pesca anteriores vendrían a utilizar, por un lado la nasa ypor otro un conjunto de técnicas sobre especies pelágicas (por ejemplo,caña para túnidos, chinchorro, traíña). Además, hay que reseñar otras estra-tegias centradas en las especies demersales, en estos casos con un caráctermás bien diversificador, en las que se pueden usar artes diversos (pandorga,anzuelo, nasa, tambor, salemera...)

Los dos primeros modelos ocupan nichos ecológicos diferentes —aun-que estos pueden interactuar entre sí—, explotando especies distintas, yempleando para ello técnicas con poco en común45. Sin embargo, puedencompetir por la fuerza de trabajo o los mercados para vender el producto.

44 Lögfren (1972) relata situaciones similares respecto a la pesca del arenque en Kattegat, queconstituye la pesca estacional más productiva con mucha diferencia (Lögfren 1972: 86-7).

Las estrategias desarrolladas en este caso son muy similares a las que podríamos hallar en elcaso de los pescadores canarios cuya técnica fundamental es la pesca de túnidos. Unabuenatemporada de escasos meses puede compensar largamente por el resto del año, en el que se dedi-can a técnicasde relleno. Sin embargo, no siempre se presentan los atunes en suficientes cantida-des en las islas, y en ocasiones, como durante 1989, 1990 y 1991 existen además problemas decomercialización muy importantes. Acheson (1975: 186-7) y McCay (1981a: 358) ofrecen patronessimilares de gran variabilidad de capturas.

45 La modificación de las técnicas de pesca frecuentemente produce que los pescadores pene-tren en nichos diferentes (Levine & McCay 1987: 247-8), con lo cual pueden interactuar demanera imprevisible en las cadenas tróficas.

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En el caso de estrategias especializadoras con marcado carácter esta-cional (túnidos), las unidades productivas que las adoptan se dedican du-rante el resto del año a lo que podríamos denominar técnicasde relleno46.Otras unidades dedicadas a la nasa intentaran la captura de los túnidos encaso de gran abundancia. Estas estrategias productivas se consideran bási-cas ya que son las encargadas de proporcionar el aporte económico funda-mental a lo largo del ciclo anual. Cuando la fuerza de trabajo es lo sufi-cientemente abundante, incluso podrá darse el caso de combinaciones entrevarias de ellas (unidades productivas con muchas nasas que también salena los túnidos).

La importancia de las técnicas de relleno disminuye al aumentar lacapitalización y, por el contrario, se incrementa con la mayor disponibilidadrelativa de fuerza de trabajo y con un amplio conocimiento del medio y delas técnicas.

De modo que podemos hablar deintensificación cuando existe uncompromiso de inversión elevado con una técnica —o varias compatiblesentre sí—. La intensificación suele implicar la especialización en nasa oespecies pelágicas. Esta especialización ha de ser entendida como enmarca-da en uncontinuum, es decir, por lo general debemos hablar de estrategiasmás o menos intensificadoras.

Podemos hablar de estrategiasdiversificadoras47 en aquellos casosen quese va a lo que se puedecon unos medios de producción limitados.Es decir, se trata de integrar las tecnologías compatibles entre sí, con laescasa capitalización y con la fuerza de trabajo disponible.

La adopción de estrategias intensificadoras sólo es posible cuando hayuna cierta confianza en las expectativas de un futuro halagüeño, definidosegún la experiencia previa (Levine & McCay 1987: 252), y disponibilidadde capital y fuerza de trabajo. Los requisitos de las opciones diversificado-ras son casi inexistentes. Basta con una persona y unos medios de produc-ción mínimos, que no exigen el compromiso de una inversión de capitalimportante, y que pueden ser abandonados por otra actividad sin un costoexcesivo.

46 Las denominamos de esta forma en tanto que son rápidamente abandonadas en cuantoaparece la oportunidad de trabajar sobre las técnicas en que las unidades productivas están espe-cializadas, y en la misma consideración de los pescadores se les concede bien poca importancia.Las técnicas que se empleen para esterelleno dependerán de las situaciones y los momentosconcretos, según las capturas que estén obteniendo con ellas otras unidades productivas, etc.

47 La diversificación es una manera de responder a la incertidumbre sobre azares y oportuni-dades por medio de diversificar los riesgos y expandir las alternativas. La intensificación presumemenos incertidumbre. Implica un creciente compromiso e inversión en una forma particular deacoplarse con oportunidades y azares. (Levine & McCay 1987: 248).

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Los pescadores que sólo practican la liña durante todo el año, conalguna participación ocasional en otras técnicas de pesca, se sitúan en ellímite de este modelo. Las embarcaciones que utilizan estas unidades pro-ductivas son las más reducidas y con frecuencia están tripuladas por una solapersona. En estos casos, ladiversificación, entendida como escaso compro-miso con la actividad productiva se da la mano con laespecializaciónen unao dos técnicas de pesca muy concretas, pero sin el componente intensificadorde las estrategias que hemos definido antes.

Algunas opciones diversificadoras suelen necesitar un gran conoci-miento del medio, requerido por las técnicas de pesca que integran. Confrecuencia son desarrolladas por pescadores de cierta edad, con amplia expe-riencia, que con una o dos técnicas sobre demersales llegan a obtener buenascapturas. La técnica que preferentemente usarán las unidades productivas deeste tipo será el anzuelo, la más tradicional en nuestras comunidades depescadores.

Pero pasemos a examinar la configuración de las estrategias producti-vas concretas que podemos hallar en cada una de las comunidades que abar-ca nuestro estudio, y su evolución en los últimos años. Para ello mostrare-mos más adelante unos cuadros-resumen con la configuración de las unida-des productivas, su capitalización, y las técnicas por ellas empleadas en doscortes sincrónicos distantes varios años entre sí.

2.3.- Nasas y túnidos. La intensificación de la pesca “de fondo” y “deaire”: Las Nieves

Los cuadros48 9 al 12 sobre unidades productivas y técnicas de pescaen Agaete, recogen la importancia de la nasa para los pescadores de estacomunidad. De diecisiete unidades productivas estables trece poseen nasas

48 La configuración de las estrategias productivas la detallamos para cada comunidad concuadros similares, en los que especificamos las unidades productivas, su composición, los mediosde producción con los que cuentan, las técnicas que emplean y el número de artes que poseen dealgunas de ellas, por ejemplo, de nasas. La estimación de las técnicas empleadas es cualitativa,pues en muchos casos resulta difícil cuantificar el número de días que se utiliza cada una y suimportancia en el monto global de ingresos. Relatamos los cambios que han sufrido las unidadesproductivas y sus formas de pesca, detallando únicamente aquellos aspectos que han sufridovariaciones respecto a la situación original. En el caso de Agaete las unidades productivas hanpermanecido casi constantes en su número y constitución, en las restantes han sufrido bastantesmodificaciones durante el intervalo analizado, por ello en algunas ocasiones puede aparecer unacasilla vacía, sin número, en el cuadro superior o en el inferior. Ello indica que una unidad pro-ductiva se ha escindido, con lo que las dos casillas del cuadro inferior muestran el resultado, o sila casila vacía está en el cuadro inferior, que ha desaparecido.

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(76%) tanto en 1984 como en 1989, y en ambas fechas en importantes canti-dades. En 1984 diez (59%) poseían al menos cincuenta nasas, y en 1989había nueve en esta situación (53%). Las cantidades totales de estos artes enla comunidad han evolucionado poco en los últimos años, pero siempre contendencia al aumento. De unas 890 (1984) pasamos en cinco años a 940, locual indica un crecimiento pausado49. Entre 1989 y 1991 este aumento seha producido mucho más rápido según nuestros informantes. De este volu-men de nasas, entre un 20 y un 25% songrandes, que implican mayor inver-sión y que utilizan sobre todo las unidades productivas especializadas.

Las modificaciones en la distribución de estas artes de pesca entre lasunidades productivas son relativamente significativas. En cinco (38%) de lasque la emplean la cifra ha aumentado, mientras en seis (46%) ha disminuido,quedando estable el resto de los casos. Quizás lo más significativo de lasmodificaciones en esta técnica de pesca, ha sido el incremento en el númerode unidades productivas que se han especializado en la actividad, intensifi-cando la inversión en artes, al aumentar la cifra de nasas en la unidad pro-ductiva por encima de las cien. De dos casos en estas condiciones para 1984,pasamos a cuatro en 1989. Las unidades productivas con unas noventa nasaspasan de una a dos. Esto significa un elevado compromiso con la actividadpor parte de un número significativo de unidades productivas, dando lugar ala estrategia especializadora más generalizada de Agaete. De las seis unida-des productivas con más de noventa nasas que podemos considerar especiali-zadas (1989), sólo una simultanea sistemáticamente esta técnica con otras, enespecial la pesca de túnidos, y le ha sido posible hacerlo por contar conabundante fuerza de trabajo (varios hijos jóvenes).

Respecto a los medios de producción fundamentales (barcos y moto-res), las modificaciones han sido escasas durante este lapso de tiempo. De 31embarcaciones en 1984 se ha pasado a 35 en 1989, y de las cuatro nuevas lamitad tienen más de diez metros, lo que indica una clara tendencia a la capi-talización, que se ha visto muy favorecida en el último año gracias a laconstrucción del refugio pesquero. Asimismo, tres barcos han visto modifi-cada su eslora, pues los mismos pescadores los han transformado aumen-tando su tamaño. Si las condiciones de mercado para los túnidos mejoran, yse alcanzan buenos precios, otras unidades productivas darán el salto a em-barcaciones de diez metros o más.

La media de embarcaciones por unidad productiva ha pasado en estetiempo de algo menos de dos a superar esta cifra. Sólo un par de unidades

49 El cálculo exacto del número de nasas resulta un tanto complicado pues al estar la inmensamayoría fondeadas no hay posibilidad de contarlas efectivamente, y hemos de confiar en lasinformaciones de los pescadores para evaluar su número. En los cuadros de estrategias productivashacemos la estimación según tales datos, prefiriendo tender al subregistro.

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menos capitalizadas, que se encuentran en situación compleja por diversosmotivos, han permanecido con una sola embarcación. Antes de la construc-ción del refugio pesquero, era imposible mantener los barcos fondeados eninvierno ante el peligro del mar de fondo. Por ello las unidades productivasposeían un barco grande para trabajar en los veranos durante las bonanzas,que permitían dejarlo en el agua, y otro pequeño para los inviernos quehacía más fácil botar y varar a diario. Dada la protección del refugio contralas inclemencias del mar de fondo, las embarcaciones menores se veránsustituidas por otras de mediano porte en cuanto las unidades productivaspuedan deshacerse de ellas.

Los cambios en motorización no han sido muy relevantes. Sólo en dosembarcaciones se han modificado los grupos propulsores, aumentando supotencia de forma considerable (de 25 a 42 CV., y de 40 a 110 CV.)

El palangre casi ha sido abandonado durante este periodo. De cincounidades productivas que lo utilizaban en 1984 sólo queda una en 1989. Elexcesivo tiempo de trabajo necesario para su empleo, las moderadas capturasy el continuo riesgo de pérdida han contribuido a su decadencia. Otras técni-cas han cambiado poco. Por ejemplo, el trasmallo lo siguen usando el mismonúmero de unidades productivas que hace cinco años, aunque con menorintensidad.

De todo lo anterior, y del examen detenido de los cuadros resumen, sededucen los rasgos generales de las estrategias productivas. Un buen número(seis, un 35% en 1989) de las unidades se encuentran especializadas en latécnica de la nasa de forma prácticamente total. Sólo una de ellas combinaesta técnica con los túnidos, al contar con abundante fuerza de trabajo yelevada capitalización50, y en otra se realizaba en ocasiones alguna pesca acordel. Las unidades con menor número de nasas (menos de 90) optan por lacombinación de técnicas sin excesiva dificultad, pues bastan unos días a lasemana para levar todas las nasas, y puedensalir a los bonitos.

La segunda técnica en importancia es la pesca de túnidos, a la que,con mayor o menor intensidad, se dedican nueve unidades productivas(53%). De éstas, para seis tiene gran importancia, y para una resulta esen-cial, convirtiéndose en una especialización similar a la de la nasa, aunquepor su carácter estacional deba ser, a la fuerza, combinada con técnicas de

50 Sin embargo, esta combinación tiene un coste elevado, por las cifras de nasas que hay quereemplazar por pérdida en cuanto la temporada de los túnidos termina:

Y todo aquel que se dedica a las dos cosas, y si tiene suerte y coge bonito pues no pierde dedir a los bonitos porque coge, mientras que las nasas pues se van perdiendo, pasan días y días,¡eh!, y las nasas... Se desplazan de las marcas, o viene un barco y se lleva la boya y tú ya no vasa buscarlas, pierdes a lo mejor un mes de ir a buscarlas y la corriente se las lleva, y luego vas túal mes y ya no las sacas

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relleno a lo largo del año. En todas estas unidades los mayores ingresosanuales se espera que procedan de esta actividad. Hasta ahora las embarca-ciones que se dedicaban a la pesca de túnidos se enfrentaban con el proble-ma de que sólo podían realizarla durante los veranos:

La pesca del bonito es ir, por ejemplo, seis o siete meses deverano ¡eh!, pues, entonces, llega el invierno, pues ya aquí teparas, te paras porque no hay muelle, comprendes, no hay mue-lle y te paras, tienes que sacar la embarcación y te paras...

Para los pescadores el hecho de invertir esfuerzo y dinero en una mis-ma técnica durante el año es garantía —o justificación— de la rentabilidadque ha de ser obtenida:

Eso es lo que le pasa a esta gente, que tienen nasas y quie-ren ir al bonito y eso no puede ser... Nosotros tenemos derechoa coger bonito porque nos dedicamos enteramente a ello, ¿com-prendes?, no tenemos otra cosa, es igual que el que coge pesca-do en una nasa... El que coge pescado en la nasa tiene derechoa cogerlo porque se dedica enteramente a las nasas...

Las restantes unidades productivas, con estrategias diversificadoras,poseen una menor capitalización, dedicándose al cordel, la gueldera, el tras-mallo y unas pocas nasas51.

51 Un caso especial es una unidad productiva, que posee algunas nasas, un chinchorro, sale alos túnidos, utiliza los trasmallos y la gueldera. Resulta especial porque tiene fuerza de trabajomuy abundante en la unidad doméstica (cinco pescadores) y capitalización como para disponer devarias embarcaciones. Desarrollan una cierta especialización en los túnidos y en el chinchorro,técnicas que necesitan de mucha fuerza de trabajo. Han realizado, incluso, varias pescas a la vez,utilizando diversas técnicas y escindiendo en dos la unidad productiva. Esta intensificación delesfuerzo pesquero es muy frecuente, por ejemplo, cuando se está pagando una embarcación. En elchinchorro participan no sólo los miembros estables de esta unidad productiva (padre y cuatrohijos), sino que también lo hacen pescadores jóvenes, ocasionales, o incluso gente de tierra. Estolevantó resquemor y denuncias hace unos años por parte de otros miembros de la comunidad, alemplear mano de obra barata,sin los papeles en regla. Este hecho se ha empleado para expresarrencillas que con frecuencia tenían otro origen:

No, por las redes, es que a veces, cuando viene la época del bonito todo el mundo se marchaal bonito ¿no?... Entonces nosotros tenemos allí a4 o 5 compañeros de aquí, muchachos jóvenes,de aquí, que los pobres, pues mira, cuando se les acaba el trabajo en tierra pues yo me los cojoy me los llevo a la sardina, sin pagar seguro ni nada de eso y por eso los tíos me denuncian, peronada, yo no le hago caso...

Con tales dificultades, el trabajo con el chinchorro a menudo ha tenido problemas por falta demano de obra, y se ha restringido el reclutamiento a la familia inmediata con artes más pequeños.

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Otra transformación interesante ha sido el comienzo de la utilizaciónde la traíña en 1989 por algunas unidades productivas especializadas hastaahora en túnidos, y que en épocas de escasez de éstos han comenzado apescar sobre otras especies pelágicas con tal técnica. Era previsible que, apartir de la construcción del refugio pesquero, quedando resguardadas lasembarcaciones durante los inviernos del mar de fondo, se comenzara a em-plear. Si durante muchos años no se usó, a pesar de que alguna unidad pro-ductiva de la comunidad poseía artes de este tipo de reducido tamaño, fuepor factores ecológicos limitantes. Durante el verano el empleo de esta técni-ca se vuelve complicado por varias razones. Las unidades productivas quepodrían hacerlo con frecuencia están más que ocupadas con la pesca de lostúnidos. Sólo podrían emplearla para la captura de carnada, y ello contandocon el inconveniente del fuerte viento casi continuo que es característico dela zona en los veranos, y que imposibilita su utilización. Con el refugiopesquero ya es posible emplearla en los inviernos, pues los barcosgrandes(más de diez metros) que son necesarios pueden permanecer en el agua,fondeados, sin peligro de que el mar de fondo los destroce contra las rocas.Esta innovación tecnológica podría llevar —si hay buenos precios para lostúnidos—, a que dos o tres unidades productivas prestas a la transformaciónopten por estrategias especializadoras centradas en las especies pelágicasdurante todo el año, combinando la pesca de túnidos en las épocas en queaparecen cardúmenes importantes, con la de otras especies pelágicas graciasa la traíña —como la sardina, caballa, etc.—. Las capturas de estas últimasson mucho más estables a lo largo del año, permitiendo una estrategia pro-ductiva intensificadora y especializada, en la que se invierte considerablecapital y fuerza de trabajo, pues se necesitan embarcaciones de más de diezmetros (idealmente entre doce o catorce), tripulaciones de cuatro o másmiembros y algunos medios técnicos no habituales (sonar, sonda, etc.).

Todo indica que las estrategias productivas en los próximos años se-guirán la tónica de progresiva intensificación y especialización, favorecidas,como ya hemos apuntado, por la construcción del refugio pesquero. Es pro-bable que varias unidades productivas poco capitalizadas pasen a diluirse, ysus componentes a formar parte de las tripulaciones de los barcos dedicadosa la pesca sobre pelágicos, que necesitan más mano de obra de la que puedeser hallada, por lo general, en el seno de la unidad doméstica. Este procesoserá efectivo si el precio de los túnidos vuelve a elevarse, y si el desarrolloturístico o la construcción no absorben demasiada fuerza de trabajo52.

52 El gran inconveniente para este tipo de estrategias productivas deriva de los problemas queel reclutamiento de una tripulación de este número de miembros implica, sobre todo en poblacio-nes que están siendo transformadas rápidamente por el turismo. Ver Galván y Pascual (1989) paraun examen estos problemas en las comunidades del Sur de Tenerife.

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2.4.- De los túnidos a la pesca de fondo y los trabajos en tierra:San Miguel de Tajao

Los cuadros-resumen de las estrategias de las unidades productivas dela comunidad, evidencian la importancia de la pesca de túnidos en 1986. Deonce unidades, siete (seis para 1989) poseen embarcaciones de diez o másmetros de eslora, que se utilizan sólo para ella. Una particularidad de estapoblación, enlazada con su estructura de parentesco y la configuración de suespacio social, radica en la propiedad de estos medios de producción. Si enAgaete no se dan casos de propiedad colectiva de los barcos al exterior de launidad doméstica, en Tajao encontramos varios ejemplos. Parte del linajeque compone la mayor parte de esta comunidad los ha protagonizado de for-ma sistemática, para las embarcaciones de buen tamaño empleadas en la pes-ca de túnidos. De esta forma, hermanos y cuñados se han unido para com-partir los costosos medios de producción que se utilizan sólo cuando abun-dan los túnidos, permaneciendo el resto del año inactivos. Entre tres o cuatropropietarios se repartían la carga de adquirirlos, para ser explotados conjun-tamente, incluyendo en la tripulación a algún hijo si ello era necesario53.

Respecto a los barcos no empleados en la pesca de túnidos, la compa-ración con los del Puerto de las Nieves es también significativa. No aparecenaquí losmedianosde 7 u 8metros, tan características de esta última pobla-ción, y que se dejan fondeados en el estío. Los veranos no son tan buenos encuanto al estado de la mar en Tajao, y las embarcaciones son varadas conuna cierta frecuencia en cuanto sopla el viento y el mar se ponemalo, aun-que muy rara vez en Tajao el mar de fondo es tan intenso como en LasNieves durante el invierno. La funcionalidad de este tipo de embarcacionesen la comunidad sería muy reducida. La plataforma submarina resulta peque-ña para mantener una cifra de nasas tan elevada como en Agaete, y no seutilizan tampoco las nasas grandes, que requieren más de seis o siete metrosde eslora. La estrategia productiva era muy clara: cuando aparecían los túni-dos, la gran mayoría de las unidades productivas se centraban en este tipo depesca con losbarcos grandes. Cuando no, se trabajaba sobre especies de-mersales con anzuelo y unas pocas nasas, para lo que bastaba una embarca-ción de entre cinco y seis metros. La causa de que se haya dado una especia-lización tan radical en la pesca de túnidos deriva de la rentabilidad quedurante bastantes años ofreció en la zona. En palabras de un pescador queprimero estuvo pescando en las calmas de Tenerife y después en Tajao:

53 En 1986 hallamos una unidad productiva formada por un pescador muy joven, que todavíano había accedido a la propiedad dela parte en los barcos grandes de su familia, pero que salíacon ellos a la pesca del bonito cuando era posible. En 1989 son dos las que tienen talescaracterísticas.

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Un bermeano pequeño, pero yo llegué, en los tres años queestuve allá abajo, me vine ganando más de ochocientas milpesetas... Date cuenta que cobré, el último año que estuve, seis-cientas setenta y cinco mil, en cinco meses, y después, en eltiempo que estaba en paro, que no había atún, me venía aquí apescar con mi padre. (...) Digo coño, teniendo uno su casa aquí,estando en una casa, entonces me vine pa acá y estuve pescan-do, estuve de patrón con los hermanos D., estuve tres años, allíme tocaron en limpio un año que estuve me tocaron ochocientasy pico mil pesetas, en tres meses, o antes de tres meses me toca-ron ochocientas cincuenta y pico mil pesetas... Nos cuadró bien,cogimos unas cuarenta y ocho toneladas, estuvimos ahí en SantaCruz y nos cuadró de puta madre...

Atendiendo a que estos testimonios se refieren a finales de los setenta,el monto económico que se podía obtener de una temporada de túnidos eramuy elevado, incluso en comparación con las técnicas u otras actividadesalternativas. Este tipo de pesca, cuando hay abundancia, es la más intensivay exigente. Son frecuentes las jornadas de sol a sol sin descansar, el pasarvarios días fuera de puerto, y una muy especial tensión de cazador que serespira dentro del barco cuando los atunes están cerca. No en vano, duranteuna hora de buena pesca se puede cargar unbarco grandeentre varios hom-bres. A la vez, la captura de carnada exigirá muchas noches trabajar con lastraíñas antes de salir a pescar, combinación que implica un esfuerzo físicocasi inaudito54. Sin embargo, a partir de 1989 la crisis en la comercializa-ción de los túnidos ha provocado que apenas se capturen, pues resulta muydifícil obtener un precio similar al mantenido durante la mayor parte de ladécada de los ochenta55, conduciendo a muchos problemas a los pescadoresde las islas que centraban su economía doméstica en tales capturas.

En estas comunidades también se establecen diferencias entre los pes-cadores que van a los túnidos y los que se dedican a la nasa. Esto últimostendrán un nivel de esfuerzo y dedicación similar durante todo el año, mien-tras que los primeros lo harán durante una corta temporada, en una pescaque los naseros llamanmatadorapor el desgaste físico que implica.

Las unidades productivas que no participan de los túnidos se dedicanhabitualmente a lo largo de todo el año a la pesca sobre demersales, estandoformadas por pescadores de una cierta edad o jubilados, que suelen salir

54 Miller y Johnson (1981: 136) describen circunstancias similares para Bristol Bay, de jorna-das de trabajo de 20 horas, y sólo cuatro para dormir.

55 Los precios en tal periodo se mantuvieron muy estables, por ejemplo, entre 80 y 100 pesetaspor kilo de bonito listado.

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solos a pescar con anzuelo y unas pocas nasas, al carecer de hijos que sedediquen a tiempo completo a la pesca.

Otros dos rasgos son significativos. Por una parte, la buena motoriza-ción de los barcos mayores, que como mínimo alcanza los 90 CV. y en lamayoría de los casos pasa de 110. Este tipo de propulsores es ideal para lapesca de túnidos, en la que resulta imprescindible recorrer grandes distanciasen muy poco tiempo. Supera con mucho a la habitual de este tipo de embar-caciones en el Puerto de las Nieves, excepto en el caso de la unidad produc-tiva más especializada de tal población (datos 1989). Esto se halla de acuer-do con la facilidad demostrada por los pescadores de Tajao, y del Sur deTenerife en general, para desplazarse a otras islas en busca de los túnidos, loque en Agaete nunca se ha practicado. Sin embargo, en los barcos menoresla motorización oscila entre siete y quince caballos, mientras que en Agaeteresulta muy superior. La explicación es sencilla. Mientras en Agaete lasembarcaciones menores han de recorrer distancias importantes a buena velo-cidad, para poder recoger el mayor número de nasas en el menor tiempo, enTajao basta con un motor pequeño y económico que sirva para desplazarsehasta las cercanas zonas de pesca con anzuelo, o para levar unas pocas nasasal día, con lo que un gran número de caballos resulta contraproducente porsu coste, mantenimiento y peso. De ahí la reducida potencia que se encuen-tra adaptada a las necesidades56. La tendencia de los pescadores artesanalesdel Sur de Tenerife a salir de su territorio habitual en busca del pescado yllegar a otras islas tiene una gran profundidad histórica, dadas sus relacionescon las factorías de salazón de La Gomera. Por el contrario, la existencia deuna plataforma submarina muy amplia en Gran Canaria favorecía la intensi-ficación de la pesca sobre especies demersales cuando los túnidos no sehallaban en las cercanías.

El número de técnicas empleadas es más reducido que en Las Nieves.Nasa, palangre, túnidos y cordel comprenden la práctica totalidad de ellas enTajao57, y aún el palangre se emplea muy poco. Como antes comentába-

56 La abundancia de barcosgrandesy potentes en Tajao es indicativa de varios años seguidoscon buenas capturas de túnidos, que condujeron a los pescadores a invertir buena parte de susingresos en dotarse de medios de producción más eficaces. Cuando la pesca de los túnidos declinadurante varios años, se enfrentan a alternativas diversas y mal definidas. Para esta misma pescaMiddleton (1977) describe situaciones parecidas de incertidumbre entre los pescadores de Manta,en Ecuador. Sin embargo, en tal caso los pescadores tomaron estrategias deno retorno, vendiendosus canoas y abandonando las unidades productivas, lo que en las comunidades canarias no hallegado a ocurrir. Los barcos pequeños siempre subsisten, al menos en las comunidades de nuestroestudio, y los barcos grandes también se mantienen durante muchos años, a pesar de la crisisactual de los túnidos.

57 Existen algunas otras técnicas que se ponen en práctica, pero de forma muy esporádica. Lagueldera de bogas se emplea para la captura de carnada para túnidos, al igual que se usaba el

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mos, la estrategia productiva más generalizada se fundamenta en la combi-nación entre cordel-nasa (pescas sobre demersales) y túnidos cuando éstoshacen su aparición. Su uniformidad está muy marcada, y ello se manifiestatanto en 1986 como en 1989. En el lapso de tiempo transcurrido entre ambasfechas ha aumentado el número de nasas por unidad productiva, pero lascifras totales todavía se hallan muy lejos de las que encontramos en el Puer-to de las Nieves.

Sin embargo, hemos de hacer otras consideraciones. Si en el caso deAgaete no hay prácticamente pescadores que simultaneen la pesca con otrasactividades fuera del sector, en Tajao encontramos varios ejemplos de ello.La cercanía de una zona turística muy importante en el Sur de Tenerife haprovocado que el mercado de fuerza de trabajo se expanda, ofreciendo alter-nativas que, en épocas de bajas capturas de túnidos, convierten los trabajospor tierra en muy atractivos. De hecho, unos cuantos pescadores de diferen-tes edades han dado el salto, y se encuentran dedicados al trabajo en el sec-tor servicios. Por ejemplo, la instalación de una gasolinera en las cercaníasde la comunidad significó que varios abandonaran la actividad, y que otrosla desarrollaran a tiempo parcial. La estrategia de la unidad productiva queintegra esta última combinación de faenas resulta muy significativa, simulta-neando la pesca en un horario flexible con el trabajo en la gasolinera. Deeste modo, se elevan ingresos a costa de un gran número de horas de trabajo.

En otros casos se combina la pesca de túnidos —en buenos momen-tos— con trabajos temporales por tierra en la construcción, y con la pesca atiempo parcial sobre demersales en los días libres. Al menos tres o cuatropescadores desarrollan estrategias de este tipo. En esto tiene una gran impor-tancia la fuerte expansión económica en el Sur de Tenerife. De ser un erial,ha pasado en muy pocos años a protagonizar un desarrollo turístico vertigi-noso, incrementando el peso del sector de la construcción hasta límites in-sospechados.

Las vías de evolución de las unidades productivas en la comunidaddependen de la situación de su entorno. Si continuase la coyuntura turísticaexpansionista, no sería muy aventurado pronosticar la reducción en el nú-mero de unidades productivas y de efectivos. Sin embargo, parece que lacurva de esta expansión comienza a declinar, con lo cual podría producirseun retorno a la actividad pesquera por parte de los que la abandonaron, oque se reduzca el absentismo de la población joven hacia la pesca.

chinchorro hace unos años para el mismo fin. Ocasionalmente una unidad productiva va a pescarla aguja con técnicas muy especiales (una especie de caza al vuelo de las agujas atraídas por la luzde un gran foco). Alguna otra técnica no citada aquí puede ser utilizada, pero su importancia esmínima, como el caso de los tambores.

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2.5.- Del trasmallo al anzuelo: El Pris

El caso de la población de El Pris quizás sea el más interesante en loreferente a la transformación de las estrategias productivas en los últimosaños. Partimos de datos de 1983 que comparamos con los de 1989. De 19unidades productivas censadas en la primera fecha encontramos que todasposeen trasmallos. Su utilización no tenía un carácter lateral, sino que era latécnica fundamental (excepto en dos casos), constituyendo laespecializaciónpor excelencia. Cada pescador llegaba a poseer unos veinte o treintapa-ños58, y en alguna unidad productiva se combinaban sesenta o más de estosartes. No todos se empleaban a la vez, pero, dada su fragilidad y los fondosde rocas en que se trabajaba, era necesario contar con una buena cifra dereserva para sustituir los que se estropeaban durante la época en que estatécnica era utilizada de forma intensiva (el verano). Las estrategias en talfecha, y desde al menos una decena de años, giraban en torno a tales artespara la práctica totalidad de las unidades productivas. El resto de las técnicasque se reseñan en el cuadro eran simplemente complementarias.

El trasmallo se cala bien por la tarde para recoger a media mañana deldía siguiente, o bien de madrugada para sacarlo poco más o menos a la vez.Deja disponibles un cierto número de horas (entre 3 y 5), desde el amanecerhasta su recogida, que es posible dedicar a otras técnicas (nasa, cordel, guel-dera, potera o incluso el sardinal59):

Son artes que no hace falta nadie allí para ellos pescar, siquieren coger algo. Todos usan el cordel para pescar un rato,¿no?, y a los trasmallos, porque mientras los trasmallos pescanva uno a ver si coge un kilo de pescado... ¡Para estar aquí entierra...! Los trasmallos los echas a las seis o seis y media de lamañana y hasta las diez y media, pues esas dos horas te pegaspescando... El trasmallo y la pandorga lo trabajas al mismotiempo. El trasmallo se hecha a las seis de la mañana, se va atierra, se coge la pandorga, y se está hasta las nueve o las diez,

58 En la mayoría de las unidades productivas de esta comunidad era usual que cada pescadoradquiriera los materiales para sus paños de trasmallo, y los confeccionara con la ayuda de algunamujer de la familia. Estos artes de pesca se ponían en común en la unidad productiva, partiéndoseel producto de la pesca por la mitad entre sus dos miembros usuales. Cuando se daba el caso deque la unidad productiva estuviera compuesta por padre e hijo, la adquisición y confección de lostrasmallos era común.

59 Este arte se adquirió de forma colectiva en 1984, pero no se ha usado excesivamente. Porello no lo reseñamos en el cuadro de estrategias productivas. Resultaba compatible con el trasma-llo, siendo posible distribuir las horas de trabajo al día entre ambas técnicas.

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se deja en tierra y se da a las mujeres para vender, y se va arecoger los trasmallos, a las once se está en tierra y con el otropescado vendido, y así se hacen dos pescas

Casi todas las unidades productivas se dedicaban a la nasa junto con eltrasmallo (16, lo que supone un 84%), una cifra ligeramente inferior lo com-binaba con el cordel (14, un 74%), y un número un poco más pequeño hacíalo propio con la gueldera, de bogas o viejas (13, un 68%). Esta última ver-sión de la gueldera sólo era empleada por una unidad productiva, pues lasespecies capturadas eran las mismas que para el caso del trasmallo, entrandoen competencia directa con éste y ofreciendo una menor rentabilidad compa-rativa. Por ejemplo, mientras el trasmallo permanecía calado se podía practi-car otra pesca y con la gueldera ello era imposible. El número de nasas porunidad productiva era muy reducido: entre cinco y nueve. Ello confirmatodavía con más intensidad el predominio del trasmallo en las estrategiasproductivas de El Pris para 1983. En 1989 su número permanecía siendoreducido, pero ahora con un creciente control por parte de la Comandanciade Marina en cuanto a los tipos de malla, etc.

Las embarcaciones empleadas por los pescadores de El Pris estabanadaptadas a sus condiciones de trabajo. Cada unidad productiva contaba conuno o dos barcos de reducidas dimensiones con que realizar la pesca durantelos inviernos. La gran mayoría habían sido realizados por el mismo carpinte-ro de ribera —de Valle Guerra—, con dimensiones muy similares y escasocaballaje (entre cinco y diez CV.). Se varaban a diario por una rampa muypronunciada con la ayuda de unwinchi, siendo imprescindible que fueranligeros y de reducidas dimensiones para tener cabida en el pequeño varaderodisponible. Además, debían ser muy maniobrables para poder calar y recogerel trasmallo muy cerca de las rocas de la costa, o para pescar con la técnicadel paleado en el verano con buen tiempo, cuando la embarcación debepenetrar entre risco y trasmallo durante la noche y golpear el agua con losremos para que el pescado se enmalle en su huida. El arte se cala y recogeen poco tiempo, de modo que para estos tipos de pesca resulta esencial unaembarcación de pequeño tamaño, que pueda ser utilizada con los remos sindificultad. Los desplazamientos eran cortos, y en caso de repentino mar defondo con una embarcación de mayor envergadura sería muy difícil, si noimposible, salir del agua y varar.

La situación se modificaba durante los veranos. Se podían mantenerfondeadas las embarcaciones sin miedo a que un repentino mar de leva lasarrojara contra las rocas. Era posible utilizar barcos mayores con motoresmucho más potentes, que permitían acceder a un territorio más extenso ytrabajar con el trasmallo en territorios de comunidades colindantes, quenormalmente no lo empleaban. Estas zonas vírgenes ofrecían una rentabili-

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dad muy elevada. Los trasmallos, una vez en los lugares de pesca, y si estosofrecían muchas dificultades, podrían ser calados con la ayuda de un botetransportable a remolque de las embarcaciones mayores, o sobre éstas. Losbarcos grandessuelen tener aquí una eslora de entre seis y ocho metros ymedio, con motorizaciones de 25 a 45 CV. El verano es la estación másrentable para la pesca, pues se puede faenar todos los días con seguridad, sinperder meses enteros por el mal tiempo como durante los inviernos, y porello en el estío era posible emplear un número muy superior de paños detrasmallo sobre territorios sin esquilmar.

Las unidades productivas en esta época con frecuencia se fundían entresí, nucleándose tripulaciones de tres o cuatro personas que durante los in-viernos se volvían a escindir. Entre las 19 unidades productivas de estapoblación (1983) encontramos 13 con un barcogrande60 o con parte enuno, quedando solo los pescadores de más edad, los más jóvenes o los mar-ginales, exentos de la propiedad de estos medios de producción. Los másjóvenes salían en los barcosgrandesde sus padres durante esta época, por loque el número de unidades productivas que durante los veranos utilizabaneste tipo de embarcaciones ascendía a unas 15 (79%).

Varias unidades productivas poseen varias embarcaciones pequeñas delas mismas características (4,5 metros y pocos CV.), entre cinco (1983) ydos (1989). La explicación radica en la movilidad de las personas entre lasunidades productivas, en la abundancia de las constituidas por dos hermanoso al menos por dos pescadores mayores, y en la tendencia a poseer indivi-dualmente los medios de producción mínimos necesarios para la pesca, quese concretan al menos en una embarcación de estas dimensiones.

A pesar de que en todas las unidades productivas era utilizado el tras-mallo, en una de ellas el cordel61 se mantuvo como técnica fundamental alcontar con dos verdaderos especialistas —hermanos— en su empleo, que ob-tenían buenas capturas. Ambos tenían un conocimiento profundo de losfondos del territorio de pesca, del comportamiento de los peces y de losbajones o pesqueros donde hallarlos. De este conocimiento especializado

60 Evidentemente la conceptualización de lo que debemos entender por un barcochico ogrande tal y como aquí es utilizada depende de lo que los pescadores de la comunidad entiendanpor tales. Un barcograndede El Pris puede ser perfectamente un barcomedianode Agaete o deTajao, o un barco pequeño para los pescadores de otras comunidades.

61 Estrictamente hemos de reseñar que no era esta la única unidad productiva que empleaba elcordel. Los jubilados también lo usaban de forma preferente, igual que la pesca con caña desdetierra.

Los jubilados aquí lo usan, es que no pueden sino usar el cordel sólo... Los jubilados nopueden coger el pescado, no pueden echar artes de ninguna clase... Ni coger el pescado pavender tampoco pueden, pero todos venden, ¿no?... Porque ninguno vamos a... Porque hoy le tocaa uno, mañana le toca a otro...

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carecían los más jóvenes, pues habían comenzado a pescar cuando ya eltrasmallo era la técnica reina, y sólo era dominado por los pescadores mayo-res, que años atrás habían trabajado extensamente con otras técnicas sobredemersales como la liña y la pandorga de viejas.

En 1984 se producirá un conflicto fuertísimo con las comunidadesaledañas del Norte de la Isla por el empleo del trasmallo. Su uso fue recha-zado por las restantes poblaciones, a causa de sus implicaciones negativassobre las especies demersales que se dejaban notar desde hacía años. Elconflicto condujo a la adopción de medidas restrictivas de esta técnica paratodo el Archipiélago, y a la desaparición total de su empleo para la comuni-dad que nos ocupa, a pesar de su resistencia. En 1989 ya no lo utiliza ningu-na unidad productiva de El Pris, habiendo sido forzada una involución tecno-lógica hacia técnicas más simples y que requerían atención constante delpescador: la pandorga de viejas y el anzuelo. De esta forma se reproducía lasituación anterior a la generalización del trasmallo y se posibilitaba unaadaptación más estable a largo plazo, al ser técnicas más selectivas y conmenor capacidad extractiva.

En nuestros días, tal como se ve en el cuadro para 1989, las técnicasempleadas se reducen al anzuelo, que se ha convertido en la técnica predo-minante, la nasa, las pandorgas de viejas y bogas, y el tambor. La importan-cia relativa de cada una, de mayor a menor, se correspondería con la rela-ción apuntada. La transformación ha conducido a una rentabilidad muchomás reducida de las faenas pesqueras, y a que buena parte de los jóvenes sedediquen a otras actividades por tierra, sobre todo a la construcción.

Han sido examinadas las estrategias desarrolladas por un conjunto deunidades productivas de pescadores canarios en su adaptación a un mediomarino y social cambiante. De una situación de libertad tecnológica, ante ladisminución de recursos, se ha pasado, como es el caso de El Pris, a unasfuertes restricciones que han producido una total involución en las técnicasde pesca utilizadas, y una reducción en los ingresos de los pescadores. Lainfluencia del turismo se ha dejado notar de forma importante en Tajao y enmenor medida en el Puerto de las Nieves. La construcción en esta últimacomunidad de un refugio pesquero provocará que las estrategias productivasgiren todavía más en torno a las especies pelágicas. Si en esta población yateníamos ejemplos de estrategias intensificadoras (en capital) y especializa-das (en técnicas de pesca), a partir de este momento aumentarán, mientras semantengan las condiciones del mercado de trabajo, no penetre demasiado elsector servicios, y se obtengan buenos precios por las capturas.

Hemos terminado hablando de la involución tecnológica en el caso deEl Pris, y ello no es más que un ejemplo del papel que la territorialidadpuede llegar a tener entre los pescadores canarios. En el siguiente apartadoabordaremos la cuestión de la apropiación del medio con mayor profundidad.

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3.- LOS PROCESOS DE APROPIACIÓN DEL MEDIO MARINOINSULAR

Los pescadores faenan en un medio donde han de ser empleados útilesextraordinarios que posibiliten sus labores: barcos, instrumentos de propul-sión, artes de muy diverso tipo... En su trabajo cotidiano actúan como caza-dores62. Con ellos, y con otras múltiples formas de organización social,comparten el fenómeno de la territorialidad.

Pero, ¿qué entendemos por territorialidad? Siguiendo a Dyson-Hudsony Smith (1978: 153-4), sólo podríamos calificar de territorialidad en estecontexto aquellos comportamientos por los que se prohíbe la entrada a unazona marítima o de aguas interiores, incluso cuando tal intromisión notenga el propósito de llevar a cabo, por ejemplo, ningún tipo de pesca. Talperspectiva nos restringe a un grupo de fenómenos reducidísimo.

Incluso en aquellas zonas (escasas por otra parte) donde se planteauna defensa de perímetro, lo más usual es que el hecho defensivo se pro-duzca exclusivamente cuando se pretende acceder a la actividad pesquera,no por permanecer o introducirse dentro del territorio. Además, ¿qué otrotérmino podríamos aplicar a las formas de control del acceso a los recursosque hallamos entre los pescadores? No se trata ahora únicamente de anali-zar sociedades de cazadores-recolectores. El tema de las formas de territo-rialidad entre los pescadores sólo puede ser abarcado desde el amplio espec-tro de la definición de Cashdan63, que Martínez Veiga todavía amplía másal hablar deárea espacial más o menos fluidapara el esquema de defensaterritorial basado en las fronteras del grupo social64.

El enfoque teórico de estos trabajos se ve dominado por el modelo dedefendibilidad económica. Según este planteamiento, se espera una conduc-

62 Aunque muchas de sus características son las de los cazadores, a la vez comparten otrosaspectos con poblaciones agrarias (McCay 1981b: 1). Si las técnicas y las características de losrecursos son muy parecidas a las de los cazadores, las relaciones sociales de producción y laorganización social, elementos mucho más importantes, pueden tener más que ver, según cadacaso concreto, con las de los campesinos, los proletarios industriales o los capitalistas (McCay op.cit, p. 2).

63 En sus palabras:Siguiendo a Carpenter y MacMillan (1976: 639) yo reconozco la territorialidad como «el

mantenimiento de un área dentro ‘de la cual los residentes controlan o restringen el uso de unoo más recursos ambientales’». Con esta definición, que yo creo que se halla bien adaptada a losrecolectores humanos, la territorialidad puede ser entendida como un tipo de gestión de recursosque depende de controlar y limitar el acceso a los recursos. El uso exclusivo de un territoriopuede derivarse de ello, pero no es una parte necesaria de ello. (Cashdan 1983: 47-8).

64 En palabras de este autor:El territorio sería un área espacial más o menos fluida en donde los residentes controlan o

restringen el uso de algún recurso. (1985: 37)

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ta territorial cuando los costes de llevarla a cabo con el uso exclusivo ydefensa de un área sean menores que los beneficios que tal conducta reporta(Dyson-Hudson y Smith 1978: 155).

Tanto los beneficios como los costos de una conducta territorial seencuentran en función de los factores ambientales. Cuanto más abundantesy predecibles sean los recursos mayor será la posibilidad de que se establez-ca un sistema de defensa de perímetro geográficamente estable, al ser ma-yores los beneficios y menores los costos (Dyson-Hudson y Smith 1978:159), siempre que exista competencia por su empleo (Cashdan 1983).

Sin embargo, los hombres pueden proteger unos recursos en formasque no tienen nada que ver con la defensa de perímetro. Por ejemplo, Cash-dan (1983) revelará, para aquellos casos en que llegan a ser escasos e im-predecibles, la adecuación del sistema de control por medio de limitar elacceso al grupo social que habita el área (defensa de los límites sociales).Tal sistema se muestra eficaz gracias a una serie de condiciones, entre lasque resulta fundamental el valor del posible intercambio de información conlos intrusos, sin la cual resulta muy costoso o inviable explotar el medio. Eltema del intercambio controlado de información tiene mucho que ver con laimportancia que para el comportamiento humano posee la acumulaciónsocial del conocimiento. El análisis de estos fenómenos, por tanto, ha deencontrarse iluminado por la búsqueda del efecto que tal acumulación ejercesobre los costos y beneficios de la defensa territorial.

En nuestros días, en poblaciones de pescadores contemporáneas, po-demos hallar manifestaciones de territorialidad muy diversas. Es factible en-contrar, por ejemplo, esquemas de defensa de perímetro, sistemas de accesomás o menos abierto en muchas partes del mundo, lugares en los que selimita el empleo de ciertos artes con mayor o menor fuerza, etc. Sin embar-go, en la gran mayoría de los casos encontraremos que los recursos marinosson de propiedad común, aunque este carácter comunal no implica quetodos los individuos posean las mismas posibilidades de acceder a ellos, nique puedan explotarlos sin limitaciones.

3.1.- La mar es de todos: de la historia de un mito a la tragediade lo comunal

La definición de los grandes mares del globo como propiedad comúnde acceso abierto (la mar es de todos), surgió como reacción a las reclama-ciones de dominio exclusivo que España y Portugal planteaban en el tratadode Tordesillas, o a los monopolios comerciales que establecían con suscolonias. La doctrina de mares abiertos fue encabezada por la Compañía

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Holandesa de las Indias Orientales, para conseguir sus fines mercantiles ycomerciales en Asia (McCay 1987a: 195).

En Europa los derechos sobre la pesca fueron históricamente privati-zados con frecuencia, sobre todo en el caso de aguas interiores (ríos, lagu-nas, albuferas, etc.). En España, voces como la de Alfonso X el Sabio cla-maron por la libertad de uso del mar. Sin embargo, en siglos posteriores, LaCorona se reservó el derecho de conceder su explotación a los que le paga-ban con servicios prestados a la marina real. Las matrículas del mar, esbo-zadas en el XVII y plenamente restrictivas en el XVIII, sólo permitían elacceso a la pesca a aquellos marinos que prestaban sus servicios en losbuques de la armada. La posesión del mar ya no erade todos, los comuneshabían desaparecido, y sólo se podía llegar a ellos a través de un alto pre-cio. Tal costo en nuestros días está ausente pues la pesca se ejerce sobreunosrecursos comunesa los que cualquiera con unos mínimos requisitos yescasas limitaciones puede acceder.

El tema de la comunalidad de los recursos puede plantear muchosproblemas, y sobre tal concepto se han publicado numerosos trabajos en losúltimos años. Quizás el más relevante, y el que ha despertado mayor polé-mica —durante más de 20 años— sea el de Hardin (1968). Podemos plas-mar los grandes rasgos de su teorización aplicados al caso de las pesquerías.Para Hardin los recursos a compartir son finitos, de modo que sólo podránsoportar un esfuerzo pesquero también finito a determinar según las caracte-rísticas de las zonas de pesca. Sin embargo, este esfuerzo pesquero finito nose encuentra distribuido de ninguna forma organizada en la mayoría de laspesquerías. Las unidades productivas, a su albedrío por lo general y sobretodo en muchas pescas artesanales, ejercen un mayor o menor esfuerzo pes-quero. Por ello, la actividad que nos ocupa implica desde una perspectivamaximizadora preguntas como las siguientes para los actores sociales: ¿cuá-les son las ventajas y los inconvenientes de doblar el esfuerzo extractivo?

El componente positivo de la respuesta recoge las ventajas de contarcon un producto de la pesca mucho mayor y, por tanto, con beneficios máselevados para el individuo que toma una actitud intensificadora. Sin embar-go, los componentes negativos se diluyen entre todos: los efectos de la so-brepesca son compartidos por el cúmulo de unidades productivas que faenanen un determinado territorio, tengan o no estrategias productivas intensifica-doras, por lo que el lado negativo de tal opción es sólo una fracción de losbeneficios posibles con la misma, al menos a corto plazo. Como dicen lospescadores,si no cojo yo el pescado lo hará otro(Andersen 1972: 139).

Todo lo anterior provoca, con frecuencia, un aumento continuo delesfuerzo pesquero por parte de los actores sociales, en principio sin límitedesde su perspectiva, pero en un mundo que se encuentra limitado. Lo cual

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no conduce más que a la ruina (Hardin 1968: 1244-5), que se concreta enlos problemas de la sobrepesca, evidentes a niveles locales o en extremoscomo la extinción mundial de especies.

Los recursos comunespara Hardin sólo son justificables bajo condi-ciones de baja densidad de población. Con su incremento han sido abando-nados continuamente. En primer lugar ocurrió con la agricultura o con lospastos. Para algunas pesquerías se están tomando medidas similares. Nume-rosos tratados internacionales se dirigen a limitar el esfuerzo pesquero, bienmediante una cifra total de capturas que no puede ser superada, bien utili-zando un esquema de entrada limitada. Esta última postura implica la con-cesión de un número determinado de licencias de pesca bajo ciertos requisi-tos (tipo de barco, artes, etc.). Con ello se da, de hecho, una privatizaciónde los recursos comunes.

Ambas opciones, la intervención del Estado o la privatización de losrecursos comunes, son para Hardin y sus seguidores las únicas salidas a latragedia de los comunes. Desde la teoría se asume que los individuos queexplotan tales recursos no son capaces o no están interesados en cambiar oregular tal estado de cosas. Sin embargo tales circunstancias no son tanexcepcionales. Por otra parte, los recursoscomunalesconcretos puedenestar sometidos a diferentes regímenes (Berkes & Farvar 1989; Galván1990: 51-3): libre acceso, propiedad comunal, propiedad estatal, o propie-dad privada, como modelos ideales que se concretan e interrelacionan demodo variable en la realidad. Las situaciones de libre acceso serían aquellasen que los derechos para explotar el recurso no son exclusivos ni transferi-bles, todo el mundo puede acceder a ellos yde factono existe propiedad.En la comunal los recursos son controlados por un grupo concreto, conreglas de quién puede hacer uso de los mismos y bajo qué condiciones. Enla propiedad estatal el control y la apropiación corresponde al Estado, quepuede conceder derechos de uso, licencias de explotación. Cuando estaspueden ser transferidas, estamos en el caso de recursos comunales que pa-san a ser casi —o totalmente— de propiedad privada.

Quizás el mayor problema de la teorización de Hardin es que confun-de libre acceso con propiedad comunal65. Muchos de los territorios de pes-ca se encuentran regulados —de manera formal o no— en su aprovecha-

65 En palabras de McCay & Acheson:Infortunadamente, muchos de los que usan el modelo dela tragedia-de-los-comunes han fallado en reconocer sus asunciones y en verificar su aplicabili-dad al caso concreto. Entre estas asunciones están que la propiedad común es siempre de lavariedad de acceso abierto; que los usuarios son egoístas, sin restricciones de normas sociales dela comunidad, e intentando maximizar las ganancias a corto plazo; que los usuarios tienenperfecta información, y que el recurso está siendo usado tan intensivamente que la sobreexplota-ción y el agotamiento son posibles. (1987: 7).

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miento, estableciendo límites a las iniciativas individuales e imponiendoreglas de pesca que las mismas comunidades definen, condicionando eseacceso universal del que habla Hardin y convirtiendo recursos de libreacceso en propiedad comunal. El sesgo individualista de muchas de lasteorizaciones que siguen sus posturas conduce a subestimar las capacidadesde los individuos para cooperar (McCay & Acheson 1987: 7-8), pues lahistoria muestra múltiples ejemplos de propiedades comunales bien gestio-nadas, y a sobreestimar la accesibilidad de los recursos para cualquiera queintente explotarlos.

Pero, ¿hasta qué punto soncomuneslos territorios de pesca en Cana-rias? Si bien desde un punto de vista legal cualquiera con unos pocos requi-sitos puede acceder a la pesca, ¿de hecho podría hacerlo en cualquier zo-na?... Los pescadores con frecuencia hablarán de que la mar es de todos.Esta afirmación no es más que el reconocimiento de una situación “legal”que permite a cualquier ciudadano —que cumpla unos requisitos adminis-trativos— salir a la mar. De hecho hay múltiples formas de limitar el acce-so: especificando las técnicas que se pueden emplear, restringiendo la circu-lación de la información acerca de donde se encuentran los recursos, etc. Amenudo estos procesos van acompañados por el enfrentamiento o por laenvidia y el engaño. Los conflictos por la utilización de estos bienes comu-nes son más que frecuentes, e intentaremos ejemplificarlos con las comuni-dades que comentamos en este artículo. Sin embargo, la apropiación delmedio marino no se realiza cotidianamente a través del conflicto. Hay otrasformas de expresarla mucho más difíciles de percibir en primera instancia,y el secretoes un ejemplo de ello. Intentaremos describir cómo es utilizadopor los pescadores para reducir la competencia sobre el medio marino.

3.2.- El secreto, una forma de territorialidad

En cualquiera de estas comunidades no es tan fácil comenzar a pescar,sobre todo si se trata de demersales. Estos se capturan con más facilidad enlugares específicos, diferentes para cada pez, y en los que la abundanciarelativa de individuos varía mucho. Lospesquerospueden ser aglomeracio-nes de rocas en medio de una gran extensión de arena, hoyos en los quecría el pescado, arrecifes, barcos hundidos, etc. En estas zonas se refugianlos pecesde fondo, que llegan en algunos casos a integrarse sólo en lugarescon características perfectamente definidas. Sobre ellos, así como sobre lasituación de los cardúmenes de especies pelágicas, se mantiene un secretosistemático (Tefft 1980a: 14).

Cuando se trata depesqueroscercanos a tierra, se les localiza pormedio de sistemas de coordenadas levantados sobre puntos de la orografía

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de la costa que se guardan con celo (Jorion 1978: 88). Los pescadores cons-truyen estas representaciones bien a partir de su experiencia individual o altrabajar con otras unidades productivas, bien en función del conocimientotransmitido oralmente (Jorion 1978: 87). Las palabras de un pescador deTajao pueden ejemplificar cómo se restringe el flujo de conocimiento eneste terreno:

Yo he nacido aquí, y mis hijos aprenden conmigo los pues-tos, los puntos, claro, eso se les queda en la memoria y despuéslos hijos hacen igual. Eso es una cadena, pero claro, no es quecada uno tenga los suyos, porque eso es libre. Pero nosotroslos tenemos marcados por tierra y siempre vamos a los mismos.Vamos a suponer, mil metros ahí fuera, y nosotros echamos unanasa profunda bajo el agua y ponemos una marca, porque sino, no damos con ella. Y al ser profunda no la podemos ver. Ysi le ponemos una boya debajo del agua tampoco. Por eso leponemos una marca, por allí y por aquí por tierra. Y entonces,cuando las dos marcas están a punto allí está. Eso es secreto,igual que una nasa. Porque si lo sabe todo el mundo dicen aquíhay una nasa y se la lleva todo el mundo.

Los pescadores poseen conocimientos topográficos de los fondos conlos que se encuentran familiarizados, conjuntos de mapas mentales que secorresponden con la localización de cada especie a través de los diferentesmomentos del ciclo anual. Estos mapas no tienen por qué corresponder a lasrepresentaciones espaciales de la cartografía. Antes bien, se alinean conesquematizaciones emic quizás más similares a los mapas medievales (Jo-rion 1978: 93), en los que se organizan una colección ordenada de pesque-ros relevantes:

Es que todo esto lo tenemos conocido, ya tú ves, toda estaparte, toda, como si tú te vas caminando ahora de aquí al vallesabes todo, ¿verdad? Sabes donde tienes un bache, donde no lotienes, y nosotros como por todo ese lado hemos echado antes,pues ya sabemos todo, lo mismo, sabes donde vas a subir unlomo, donde no lo vas a subir... Como andamos fijo por ahí,conocemos la carretera esa como dice el refrán.

En nuestras comunidades las marcas son transmitidas de padres a hi-jos, y pueden ser aprendidas también al pescar en otras unidades producti-vas distintas de la familiar. Su conocimiento en profundidad convierte a unpescador en especialista, pudiendo extraer mayor rentabilidad de una deter-

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minada zona que cualquier otro, al saber cómo usarla. De estos datos seguarda celoso secreto, pero el resto de los pescadores de una población nose conformarán con su desconocimiento. Antes bien, intentarán por todoslos medios posibles hacerse con las marcas relevantes en una determinadazona si se demuestran productivas y no las conocen.

Con tal fin, por ejemplo, seguirán a las tripulaciones más exitosas,intentando colocarse a su lado cuando estén extrayendo las artes del fondo.La estrategia de la unidad productiva perseguida será engañar por todos losmedios posibles a sus perseguidores. Para ello no se acercará a los mejorespesqueros, pondrá los cabos de las nasas mucho más largos de lo debidopara que no se pueda saber donde está exactamente el arte, etc. Inclusopodrá tomar opciones más agresivas (Jorion 1978: 95), induciendo al enga-ño (Andersen 1988) y a la pérdida de artes de pesca. Este conocimientodetallado de los fondos marinos en nuestras comunidades se ha desarrolladoa partir de la pesca con anzuelo, con la que el coste de experimentación esmínimo en material, mediante la observación directa en escasa profundidad,y a través de una moderada experimentación con nasas, acumulándose estesaber en las unidades productivas con el paso de las generaciones.

El secreto tiene la función de limitar la competencia, al restringir elflujo de datos sobre la localización del pescado (McCay 1978: 401-2). Nosencontramos en este terreno ante una verdadera economía de la informa-ción. La adecuada gestión de su adquisición, almacenamiento, recuperación,transmisión y uso, evitando pérdidas, resulta esencial para el éxito de lasunidades productivas (Andersen y Wadel, 1972b: 160-1). En este caso exis-ten esquemas territoriales muy semejantes a los que Cashdan describe comoel control de los recursos por medio de limitar el acceso al grupo social quehabita el área (defensa de los límites sociales). Entre los pescadores se tratade limitar el acceso a la información sobre el medio marino de que dispo-nen los miembros de la comunidad, las unidades domésticas o las producti-vas, para que de esta forma los intrusos que pretenden trabajar sobre losmismos territorios tengan que asumir los costos de experimentación. Porsupuesto, hay diferencias entre ambos esquemas, pues el control de la infor-mación se realiza no sólo globalmente por parte de la población de pescado-res frente a los intrusos (como sería el caso descrito por Cashdan), sino quetambién existe una economía de la información a su interior. Pero ya Martí-nez Veiga describe la acumulación diferencial de conocimiento entre loscazadores recolectores (1985: 40), por lo cual no debemos extrañarnos dehallar tales fenómenos en los pescadores.

La defensa de la información se producirá de esta forma a dos nive-les, al de las unidades domésticas o productivas frente a las restantes de unadeterminada población, y por parte de todos los pescadores de la mismafrente a los intrusos, cuando éstos pretenden acceder a recursos importantes.

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En este sentido hay un amplio cúmulo de conocimientos sobre el territorio(pesqueros, bajones, etc.) del que disponen todos los pescadores de unacomunidad, y que no se comunicará a los extraños.

El gran valor de la información resulta evidente, por ejemplo, enaquellos casos en que los cardúmenes no aparecen en sitios concretos deforma predecible con mucha antelación. Saber en cada momento dónde haypescado implica poder capturarlo con gran facilidad, por lo que la gestiónde estos datos relevantes resulta esencial para la unidad productiva. Inclusoa su interior podemos hallar un cierto nivel de secreto entre el patrón y elresto de los componentes de la tripulación, cuando ésta es numerosa y notiene carácter familiar (Andersen 1979b: 320). El patrón no comunicará alos marineros los puestos o las marcas en las que trabajan, y no les darámás información que la necesaria para realizar las tareas encomendadas.

En las unidades productivas de las comunidades que nos ocupan (in-cluso las de dos personas), cuando se integra en la tripulación a un mari-nero de fuera de la unidad doméstica, la transferencia de conocimientoestará siempre balanceada, ofreciendo un limitado monto de información, yesperando siempre la reciprocidad. Como dice un pescador de El Pris:

Por ejemplo, yo estoy saliendo ahora con esta gente, yellos me enseñan a mí algo y yo les enseño algo. Como mismoaprendemos puestos, se aprenden puestos sin saber.

Que hay un intercambio pero...Controlado... Si no sería un disparate... Yo voy aquí y cojo

veinte kilos de pescado y nadie coge nada por ningún lado.Incluso nosotros mismos a veces, entre nosotros, tenemos malauva, porque vienen barcos pescando al garete derechos a noso-tros y yo me levo y me voy para que no cojan las marcas....

El cuidado que se le da a este tema no implica que no existan proce-sos de comunicación en el seno de una población de pescadores. Los mari-neros comentan abiertamente sobre los territorios de pesca, los nombres quese le dan a los pesqueros que conocen todos los miembros de la comunidad,o el comportamiento de los peces. Pero nunca se mencionan los lugares depesca que se están demostrando más rentables, y mucho menos las marcasconcretas que pueden conducir hasta ellos. Tales datos caen dentro delmecanismo del secreto (Forman 1967: 20-1). Cuantos más barcos pretendenfaenar en el mismo pesquero, tanto mayor es la influencia negativa de cadauno en las capturas de los restantes, y se percibe más rápido el decrecimien-to en las capturas por unidad de esfuerzo.

El estado del mar y del tiempo recibe continua atención por parte detodos los pescadores, y los datos sobre esta cuestión suelen, al menos en las

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poblaciones que nos ocupan, fluir sin dificultad. Igual ocurre con la infor-mación sobre peligros, motores, etc. En general, toda aquella que no pongaen peligro la rentabilidad de las actividades extractivas, al facilitar la com-petencia de otros barcos, será transmitida entre los pescadores, salvaguar-dando los rasgos generales de una colaboración sostenida que puede tornar-se muy importante en momentos de emergencia.

Ni siquiera los requerimientos de información sobre la localizacióndel recurso son, con frecuencia, rehusados. Podrán ofrecerse en este casodatos fragmentarios, que no permitan su localización, mentiras más o menosveladas que despisten al competidor, e incluso información conscientementeequivocada para perjudicar a alguna unidad productiva si existen motivospara ello (Andersen 1980: 208), haciéndole perder tiempo o induciéndola aestropear sus artes.

Un ejemplo claro de estrategias similares lo encontramos en las des-cripciones de las comunicaciones por radio entre patrones de pesca de altu-ra. Estos patrones han de controlar la información que fluye a través de losaparatos de radio (Andersen 1980: 213), de manera que sólo se sepa de subarco lo que ellos están dispuestos a dar a conocer. Pasan muchísimo tiem-po pendientes de la radio, intentando adivinar la actual distribución de losotros barcos y su éxito en la pesca, y a la vez han de proporcionar algunainformación para no ser excluidos del circuito de su flujo, lo cual puederesultar muy inconveniente (Stiles 1972: 48; Andersen 1979b: 326). Entrelos mecanismos que se emplean en este intercambio controlado de informa-ción, el más frecuentes es la infravaloración de las capturas, en grados quepueden alcanzar el 50%, tanto de cara a otros barcos como respecto a lospropietarios de la embarcación cuando son grandes compañías con muchosbuques. Ni siquiera los barcos de la misma empresa deben saber cuáles sonlos niveles reales de capturas, de ahí esta restricción. La frasehay pocopescadose oye hasta la saciedad en cualquier nivel de una pesquería.

Sólo cuando no es posible ya mentir, al desembarcar el producto, seráfactible reconocer cuánto sehabía pescado. Sin embargo, en la pesca arte-sanal aún en este caso se continuarán minimizando las capturas y los ingre-sos. Saber discernir la información verdadera de la falsa y tener éxito en lagestión del flujo de datos que rodea las actividades pesqueras es tarea arduay difícil. Como dicen los pescadores de nuestras comunidades,no hay quefiarse de nadie. En boca de un viejo de Agaete que instruía a un joven:

Tú no te fíes de nadie de aquí que te engaña, si sigues co-giendo el oficio este de la mar... Tú no te fíes ni de la sombratuya... El que más te dice mi niño, mi niño, ése te engaña... Túno te fíes, que te lo digo yo.

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También son posibles las alianzas controladas entre patrones paracompartir información o estrategias de pesca, que implican una fuerte amis-tad y con frecuencia relaciones de parentesco cercano. De esta manera ges-tionan información sobre territorios de pesca mucho más amplios, con laventaja de aumentar las probabilidades de buenas capturas. El intercambiopuede tener un carácter ocasional, siendo efectivas las alianzas para pescascolectivas o para ciertas técnicas estacionales (túnidos, por ejemplo). Enotros casos puede tener un carácter más sistemático y cotidiano. En nuestrascomunidades el primer modelo es el más frecuente, y se ejemplifica en laspescasde compañade los túnidos, o en la salemera, técnicas en las que unaserie de barcos faenan juntos y se reparten la suma del producto entre todaslas tripulaciones y armadores (con porcentajes diferentes según cada tipo depesca). Este tipo de estrategias suele durar sólo meses durante cada cicloanual, pero normalmente se repite en años sucesivos entre tripulaciones ybarcos con relaciones muy estrechas (parentesco cercano). De esta formaconsiguen disminuir costos y aumentar los ingresos a través de la coopera-ción entre varias unidades productivas.

Además del secreto, existen otras muchas formas para expresar laterritorialidad (la apropiación del medio y sus recursos) entre poblacionesde pescadores o en el seno de cada una de ellas. Por ejemplo, los enfrenta-mientos por la utilización de unas u otras artes de pesca, la envidia por lamejor gestión de la información y las mayores capturas entre diferentesunidades productivas, etc. Examinaremos los rasgos generales de tales fenó-menos para cada una de las tres comunidades.

En Tajao nos encontramos con los conflictos menos acentuados, perono por ello están ausentes. Una parte del pueblo se enfrenta a la otra, através de mecanismos como la envidia, el distanciamiento social, etc. En labase misma de tal comportamiento hallamos un problema de gestión de lainformación y de apropiación del medio, que ha venido enfrentando a losmiembros de esta comunidad a lo largo de los años, de una forma muy sutilpero no por ello imperceptible. En Agaete la tónica comienza a ser diferen-te. Si bien la plataforma submarina es relativamente amplia y las poblacio-nes de pescadores cercanas tienen escaso volumen, el número de unidadesproductivas, junto con la diversidad y rentabilidad de los artes empleados,han conducido a enfrentamientos internos, en ocasiones de cierta importan-cia, por robos de artes o restricciones en las técnicas. En El Pris ascende-mos un escalón más en el nivel de conflictos por los recursos. La presiónsobre el medio ha conducido a disputas entre los pescadores de la comuni-dad y las poblaciones vecinas, desembocando en verdaderasguerras deartes, incluso con amplia repercusión pública gracias a los medios de comu-nicación.

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3.3.- Nasas que desaparecen y técnicas enfrentadas: la competenciaecológica en el seno de las comunidades

Tiene que poner en el libro que la envidia es para los delpueblo...66.

Los conflictos dentro de las comunidades de pescadores por la gestióndel medio marino y sus recursos pueden alcanzar diferentes niveles. Comen-zaremos abordando este problema para el caso de San Miguel de Tajao,donde toman formas sutiles, con frecuencia no explícitas, pero que se adivi-nan en las relaciones cara a cara dentro del tejido urbano, y en una gestiónférrea del secreto y la información sobre los recursos.

La envidia, la reprobación social, el distanciamiento en las relacionescara a cara, son aspectos en los que las tensiones internas a un grupo socialse hacen públicas. En las comunidades de pescadores estos problemas sonevidentes. La competencia está tan enraizada que los pescadores puedenrelatar, como si hubieran ocurrido ayer, conflictos que tuvieron lugar hacecuarenta años:

Yo recuerdo aquí, perdone que diga la verdad, un tiempoque eso era como se lo digo... Llegamos aquí, estaban las bicu-das y todo el pescado a montones, y tres pescadores solos nadamás aquí... Con la noche, las puertas eran de quicio, de esasantiguas que era con los pisos de tea y eso, le daban sebo a lapuerta, al quicio, para que no rechinara al levantarse a pescarbicudas. Por la mañana cuando llegaban con el barco cargadode pescados de esos. (...) Y estábamos durmiendo ahí, pero ce-rraban la puerta calladito y no llamaban a uno, no había com-paña, la gente quería que la otra se muriera, esa envidia quehabía tan fuerte...

Este fenómeno del secreto, de la ocultación de información relevantepara las actividades pesqueras, se encuentra generalizado por todas las co-munidades de pescadores en las Islas. Lo que puede asombrarnos del textoanterior es cómo entre un mínimo de unidades productivas (dos o tres),enmarcadas en otras tantas unidades domésticas que además mantenían

66 Con estas palabras un viejo pescador de Tajao hace referencia a la envidia institucionalizadaentre los pescadores de esta comunidad, similar a la que podemos hallar en todas las poblacionesde nuestras Islas.

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lazos de parentesco entre sí, se reproducían los mismos esquemas típicos depoblaciones mucho mayores. Incluso en el seno de la familia y la unidaddoméstica encontramos niveles de secreto impresionantes:

Unos días antes con las bicudas, se había levantado calla-do la boca y había cogido un montón de bicudas y nosotros nocogimos nada, no nos dio ni una para comer, como nos lohabía hecho a nosotros no le dijimos nada a ellos tampoco... Ycuando el día aclaró, nos fuimos al otro petón de fuera, paraque no nos vieran halando creyendo que no había, que es comosuponer de aquí a donde está el coche aquél, pues... Aquí a lomejor no hay... Nos fuimos allí, y si muchos había en tierramás había allí, con tres anzuelos y clavabas uno en cada uno,nosotros no halábamos porque iban ellos para afuera, bogan-do... No halábamos hasta que ellos estuvieran fuera para queno nos vieran halar... Estábamos fondeados allí, pero no nosveían halar nada... Cuando ellos ya no se veían, pues entoncesempezamos a halar y a sacar... (...) Vinimos pronto para ven-der, pues después cuando se enteró el hombre que no le había-mos dicho nada a él, que lo mismo nos había hecho él a noso-tros, nos dijo lo último... Cogimos un montón de pescado... Losgritos ahí daban miedo... Tío X, en paz descanse... Qué eso nose hacía, es que eran hermanos...

Este tipo de conflictos han marcado la historia del pueblo, poco me-nos que dividiéndolo en varios sectores. Las tensiones y los conflictos sehacen evidentes en múltiples aspectos, como la distribución del espaciourbano, la composición de las unidades productivas, los matrimonios, etc.

El trabajar sobre los mismos recursos, con unos medios en la mayoríade los casos similares, y obtener rendimientos distintos, es el mejor abonopara este tipo de conflictos o enfrentamientos, para la envidia, y tambiénpara el secreto. Como hemos podido vislumbrar en las citas anteriores, lasformas de hurtar la información sobre los recursos del conocimiento públicoson muy abundantes, y ello es ya un primer elemento que demuestra queestos bienes supuestamente de libre accesode factopueden ser muy difíci-les de localizar y capturar.

Sin embargo, en esta comunidad las manifestaciones públicas de laenvidia, del enfrentamiento por el control de los recursos, son escasas. Nohay denuncias, ni peleas, ni abordajes de barcos. El conflicto y la envidia semantienen latentes. En el Puerto de las Nieves, sin embargo, ha estalladoperiódicamente con mayor o menor virulencia, llegando a niveles diferentesde los que podemos hallar en el caso de Tajao. Los conflictos han tenido un

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largo recorrido. En cada una de las grandes etapas en que podemos dividirla historia tecnológica de la comunidad, podemos hallar cómo la competen-cia y los enfrentamientos han marcado su evolución.

Todo esto comenzó ya con la época del chinchorro, técnica que poseeciertas limitaciones, y que se empleó en la comunidad de forma centralhasta los años sesenta. Los lugares en los que puede ser utilizado son redu-cidos en número, y los que presentan buenas características que faciliten suempleo son, todavía, más escasos. Las capturas cuando se presentaban bue-nos cardúmenes eran abundantes, tanto que en ocasiones podían llegar asaturar el mercado. La competencia en esta técnica se daba en relación alresto de unidades productivas que la empleaban, y respecto a aquellas queutilizaban el sardinal o la traíña. En cada uno de estos casos revestía mati-ces diferentes.

Años atrás en los chinchorros se pugnaba por lograr las mayores cap-turas, intentando a la vez que las restantes unidades productivas no tuvieranéxito para evitar que bajara el precio del pescado. En ocasiones se produ-cían problemas al intentar calar varios artes a la vez en el mismo sitio.Estos conflictos eran cotidianos, aunque no tanto como pudiera pensarse,pues cuando había mucha sardina se hacía unturno para el orden de caladade los artes en el lugar preferido. Sobre estas mismas especies incidía elsardinal, que se mostró complementario con los chinchorros, pues cuandoéstos no podían calar por el mar de fondo en la orilla, aquel sí podía hacer-lo. Incluso llegaron a turnarse en el uso de una de las playas, un día loschinchorros y otro el sardinal. No se registraron en este caso reaccionescontrarias ya que el dueño del arte poseía un chinchorro en el que trabaja-ban muchos de los mejores y más respetados pescadores de la comunidad,podían ser técnicas complementarias, y el dueño del sardinal tenía muchasinfluencias.

Reacciones muy distintas se apreciaron cuando se intentó emplear enel territorio de la comunidad una traíña por parte de gentede fuera:

Aquí vino una vez una traíña, de gente de afuera, eran deaquí, pero se fueron, que estaban en la Aldea de San Nicolás, yahora están en el Sur, en Arguineguín. Vino una traíña, calólejos, pero como aquí no es zona para eso, porque no es bahíapara esas cosas, porque entonces se pela todo y nos quedamosnosotros sin coger nada, porque eso, tú sabes, que una traíñaencendiendo dos o tres noches barre con todo, aquí no haycapacidad para una cosa de esas... Fuimos los pescadores, nosquejamos a la Guardia Civil, vino la Guardia Civil, fuimos alláafuera y mandó a recoger la traíña y retirarla, y se marcharonpara abajo y no han venido más.

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En este caso la nueva técnica se mostraba mucho más eficaz que loschinchorros utilizados por los pescadores de Agaete, exigía menos mano deobra, y una sola traíña podía capturar tanto como varios chinchorros a lavez, saturando el mercado, limitando la misma reproducción de las unidadesproductivas que usaran esta última técnica. Paralelamente, la traíña no podíaser empleada por los pescadores de Agaete, al carecer de embarcaciones conel tamaño necesario para ello, y no poder adquirirlas ni mantenerlas por nocontar con un refugio pesquero... Su única alternativa era impedir que si-guiera faenando en las cercanías, lo que consiguieron gracias a presionessobre las autoridades.

En las faenas con el trasmallo podemos encontrarnos con algunosrasgos similares a los problemas que antes relatábamos para el chinchorro.El problema fundamental es dónde calar, pues las zonas de mayor rentabili-dad no suelen ser demasiado abundantes:

Te digo lo que pasa aquí: yo a suponer hoy voy a los tras-mallos y tú, y tú también, vamos a suponer somos los tres detrasmallo, tenemos ciertas ideas, ¿no?, o malas ideas, yo pien-so, mira, van a ir tres a los trasmallos, vámonos delante, paracoger los sitios, yo salgo primero que tú y primero que él, losecho, y si ya están los míos echados, que tú tenías intención deecharlos ahí, ya no los puedes echar, yo los tengo calados puestienes que mudar más para arriba o más para abajo... Y así lotenemos destinado. Destinado es que yo pienso una cosa y antesque tú salgas, salgo yo y ya yo calé y después llegas tú y ya nolos puedes trabajar.

Una vez que un trasmallo ha sidocalado ya no es posible poner otroen la misma zona, pues al situarse este tipo de artes paralelo a la costa nopescarían bien, sobre todo el más alejado a la misma, y de seguro se produ-cirían conflictos entre las unidades productivas al molestarse los artesmutuamente.

En el caso de la nasa, sin embargo, este último extremo es más quefrecuente. Las unidades productivas de la comunidad poseen una media desesenta o setenta. Pues bien, para esta gran cantidad de artes existen unaszonas de pesca limitadas, y con frecuencia en unos centenares de metroscuadrados se reúnen 20, 30 o 40. Cuando un pescador estácogiendo pesca-do, el resto de las unidades productivas se preocupan por conocer dondetiene sus artes calados para situar los suyos al lado. Si lo consiguen, el pes-cador perjudicado no tendrá derecho a reclamar, puesla mar es de todosyel colocar una nasa cerca de otra no implica que la primera no pueda yapescar, como en el caso del trasmallo:

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Yo las puedo echar, tú las puedes echar, él las puedeechar, hemos visto hasta quince o veinte artes juntos en un ma-risco, que sabiendo que tú estás cogiendo pescado, pues allívamos todos y nos vamos a echar. A veces nos estorbamos losunos a los otros porque nos enredamos, bueno, si los tres esta-mos enredados con nasas tiene que ir tu falúa, la de él y la míapara desenredarlas.

Sin embargo, con frecuencia calar una nasa al lado de otra puede seruna excusa para poder levar ambas al quedar enredadas (por parte de laúltima unidad productiva en llegar al pesquero) y extraer el pescado de lasdos. Muchas veces no es necesaria siquiera tal maniobra y se levan las deotras unidades productivas para aumentar las capturas de la propia:

Eso se ha usado siempre, eso de ser unos más listos queotros, eso se ha usado siempre... De, por ejemplo, yo ir a levarlas nasas, no coger pescado, ir a levar las de otro, a ver si cojopescado... ¡Bah! No he jalado nasas yo ni nada....

Este robo puede en ocasiones llegar a límites insospechados. Comonarra un pescador de esta comunidad, incluso entre hermanos esta prácticaera posible:

Tenía nasas X un hermano del... El padre de X... Tenía unmontón de hijos, catorce, quince o dieciséis eran. Entonces elpobre pues puso nasas también, con el subsidio de los chiqui-llos puso dos nasas... Y él dejaba el hermano en tierra, levabalas del hermano, y dejaba las del... Y iban a levar las del her-mano y no cogían nada, iban a levar las del y sí cogían, cla-ro... Después el hombre se aburrió, se fue a pescar a la costa,que fue donde le pasó el accidente, y la mujer le pidió a Diosque pusiera al hermano igual que al marido, que lo dejarapeor, y peor está...

Los robos de artes son motivo de enfrentamientos entre unidades pro-ductivas, que pueden llegar a durar muchos años, y que conducen a que lasrelaciones cara a cara queden cercenadas de raíz. Si en el caso de Tajaopuede percibirse mayor o menor distanciamiento entre unas unidades do-mésticas y otras, si los contactos personales pueden parecer más o menosabiertos, en este caso los enfrentamientos son todavía mucho más evidentes.El no hablarseresulta cotidiano entre unidades domésticas o entre muchosindividuos de la población, a causa de problemas como los relatados.

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No sólo las disputas territoriales entre las unidades productivas de lacomunidad se producen por el robo de artes o por la picaresca en su uso,sino que también se han ocasionado conflictos importantes por el empleo deciertas técnicas. El ejemplo más notorio es el de laencerronao salemera.Por un lapso de un par de años había sido empleada en la zona por pesca-dores foráneos a la comunidad, de San Cristóbal (una población de pescado-res de la otra vertiente de la Isla), sin que se hubieran producido conflictos.Posteriormente fue usada por una unidad productiva, compuesta a su vezpor dos unidades domésticas de la comunidad. Mientras una aportaba lostrasmallos que se empleaban y parte de la fuerza de trabajo, la segundaproporcionaba los botes con que se calaba y la mayoría de la mano de obra.Estuvieron empleando esta técnica durante más de doce meses.

Cuando ambas unidades domésticas se enfrentan por el reparto delproducto, se crea el germen del rechazo de esta forma de pesca. La segundaunidad, que aportaba la mayor parte de la mano de obra, prescinde de laotra y continúa trabajando. El resquemor del resto de la población de pesca-dores, alimentado por las buenas capturas con esta técnica y el peligro quepodía suponer para la reproducción de ciertas especies, aflora repentinamen-te, debido a la reacción de la primera unidad doméstica que se ha quedadoal margen. Se denuncia esta forma de pesca ante las autoridades, se produceel conflicto, la segunda unidad doméstica ve en su contra al resto del pue-blo, sus pescadores son expulsados de la cofradía, etc. Poco tiempo antesvarios marineros, de entre aquellos que los acusaron, habían colaborado conlos pescadores foráneos en el empleo de la misma técnica.

Esta reacción tuvo varios componentes. Podemos citar la envidia en lacomunidad por las buenas capturas, la reacción ante criaderos que eran es-quilmados, el tratarse de una unidad doméstica cuyos componentes estabanenfrentados con los cargos de la cofradía, con escaso apoyo entre el restode las familias, y carentes de habilidad política, entre otras cuestiones. Todoello derivó en un conflicto muy fuerte, denuncias ante las autoridades, jui-cios, y años de no hablarse con los que habían formulado la denuncia. Estoocurría en agosto de 1984.

En el caso de la pesca de los túnidos cambian muchos aspectos delfenómeno. Se trata, en este caso, de especies pelágicas bastante valiosascuando los precios se mantienen altos; en unas horas pueden proporcionar alos pescadores que salen en un barco ingresos mayores que los de una se-mana o un mes de laborar sobre especies demersales. Han de ser pescadaspor una sola embarcación, pues de juntarse varias impedirían que el pescadocomiera. Es posible imaginar los conflictos que se pueden producir al acu-dir varias al mismo cardumen de pescado y desaparecer éste por tal causa.La única forma de evitar este problema consiste en espaciar las embarcacio-nes, impidiendo que si un barco está cogiendo túnidos otro pueda acercarse

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y quitarle el pescado. En Gran Canaria, tras el acuerdo de los pescadores,esta regla de mantener distanciados los barcos se aceptó, convirtiéndose enuna norma de uso local y respetándose en la Isla como única manera deevitar los enfrentamientos violentos en el mar (que de todas formas a vecesocurren cuando no se mantienen las distancias debidas).

3.4.- La guerra del trasmallo: un problema de competencia ecológicaentre comunidades

Si en Tajao y Agaete las rencillas o los conflictos se desarrollan en elseno de la comunidad de pescadores, en el caso de El Pris la tónica es biendistinta. Durante la historia de la comunidad, las manifestaciones de la terri-torialidad han tenido lugar con motivo de los enfrentamientos entre suspescadores y los de otras poblaciones.

El Pris se enmarca en una zona ecológica caracterizada por un tamañode plataforma submarina reducido, un gran número de meses al año inutili-zables para la pesca, escasa importancia de los túnidos y actividades extrac-tivas centradas en las especies demersales. Esta combinación de factoresprovoca, de forma mucho más acentuada que en los dos casos anteriores,problemas derivados de la utilización de ciertas técnicas, al trabajar en unmedio ambiente más limitado. El conflicto por la utilización de unas artes uotras incluso colaboró a que estos pescadores se establecieran en El Pris.Mientras en la Punta sólo podían trabajar con anzuelo, en El Pris, por nohaber previamente pescadores, podían hacerlo con cualquier tipo de artes, ycon menor competencia:

En la Punta sólo se podía pescar con anzuelo, y aquí con todo.

Sin embargo, esta regla general no siempre se aplicaba. Hace variasdecenas de años, un grupo de pescadores de otra comunidad llegaron a ElPris y comenzaron a pescar especies pelágicas con laspandorgas grandes.Al poco tiempo tuvieron que irse, pues los marineros del pueblo denuncia-ron el caso y tuvieron éxito. Poco después las comenzaron a usar los pro-pios miembros de la comunidad sin reparos, y todavía hoy son empleadas.

La pesca submarina no ha sido nunca bien recibida en la comunidad,y durante 1987 y 1988 los enfrentamientos de los buceadores con los pesca-dores de El Pris eran cotidianos. A ello colaboraba el que, a la vez que seprohibía pescar con trasmallo, se convertíasu territorio en una de las pocaszonas de la Isla donde se podía realizar la pesca submarina, lo que provocóuna reacción muy fuerte en su defensa. Los pescadores se veían limitadosen cuanto a las técnicas que podían emplear y, a la vez, burlados al con-

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vertirse su zona de pesca en un santuariodel fusil, esgrimido por lagente detierra que tiene otro trabajo. Los conflictos llegarona las manose incluso alos tribunales, hasta que se modificó la legislación y desapareció el proble-ma. Tampoco fue nunca bien vista la pesca con la traíña, a la que se atribuyeel exterminio delchicharro.

Pero de estos conflictos no vamos a hablar. Los grandes problemasacaecieron por la actividad que desarrollaron los barcos de El Pris fuera desu territorio. La salemera, que los pescadores de esta comunidad vieron usara los de Alcalá, de los que aprendieron la técnica, la utilizaban en las cerca-nías de El Pris, y también en losterritorios de las comunidades aledañas. Aesta práctica se oponía el resto de los pescadores del Norte de la Isla, lo quecondujo a frecuentes enfrentamientos y denuncias ante la comandancia, queen ocasiones favorecía a los pescadores de El Pris, y otras veces a los quereclamaban en su contra. Incluso cuando esto ocurría las sanciones llegabana ser ridículas. Sin embargo, como dicen los marineros de la comunidad, lasalema ha de cogerse de alguna forma, pues si nomuere de vieja, y la sale-mera es la única técnica que puede hacerlo:

Es como se cogen salemas, si no, no se coge, bueno, connasa alguna, con barrenos o las redes... Mejor con las redes,menos daño y menos peligro... Sí, la salema se coge porque esun peje bruto, y la boga... Porque camina alante de las redes unmontón...

Las salemas en la Punta, si no fuera que se murieran, estu-vieran que se tendrían que echar fuera del agua por ahí patierra... No se echa una red ni nada de eso. Eso que no se hacogido nunca si no se muriera estaría echándose fuera del agua,por lo menos la salema... Que nosotros le cogemos alguna denoche pero... Algunas le cogemos paleando...(Datos de 1981).

Aquí encontramos con una importante contradicción. Si la salemera esen la práctica la única forma de capturar esta especie, ¿cómo es que en casitodo el Norte de Tenerife se desprecia la técnica? Mientras tanto, en algunaszonas del Sur de la Isla se usaba sin plantear problemas (Tajao, Alcalá). Noshallamos ante un problema de gestión de información.

En casi todo el Norte de la Isla se pone el acento en la protección delas especies demersales, algunas de las cuales pueden ser capturadas consalemera, según como ésta sea empleada. Sin embargo, tal arte puede serutilizado también exclusivamente para la pesca de la salema. El problemaradica en lo difícil y costoso que resulta separar estos matices a la hora deemitir un dogma que guíe el comportamiento y el razonamiento de poblacio-nes completas de pescadores, y que evite confusiones o malas interpretacio-

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nes interesadas. Resulta mucho más sencillo afirmarno se puede usar nin-gún arte de red, que comenzar a plantear excepciones a la regla, como laque hemos citado.

No sólo con la salemera ocurren estos problemas. El trasmallo es elarte que ha centrado en los últimos tiempos los conflictos más intensos. Lospescadores de El Pris comenzaron a utilizarlo a comienzos de los sesenta,primero en las cercanías de la comunidad, y después en un ámbito espacialcada vez más amplio, que abarcaba todo el Norte de la Isla en los veranos,cuando el buen tiempo permitía los desplazamientos largos sin riesgo paralas embarcaciones.

Si alguna de las restantes comunidades del Norte de la Isla utilizaroneste arte de pesca en ciertos momentos, lo abandonaron con rapidez, debidoa su elevada productividad y a las consecuencias que para losstockspodríaimplicar su generalización. Esta postura fue tomada en el seno de las comu-nidades, por los pescadores, sin necesidad de normas legales externas perocontando con la presión interna del acuerdo explícito de la comunidad. Nosólo se aplicaba la restricción al trasmallo, sino a las restantes artes de red,e incluso a las pandorgas o nasas. La rigidez de estas normas llegaba a ex-tremos como no permitir siquiera la utilización depandorgas de bogaspe-queñas para capturar carnada con que ir más tarde a pescar otras especies.Las comunidades del Norte de Tenerife definían sus zonas de pesca, y enellas aplicaban tales reglas, incluso con coacción.

Los territorios que, por ejemplo, los pescadores de Punta Hidalgo seatribuían, eran mucho mayores que los admitidos por los marineros de ElPris. La zona de los Roques de Anaga era trabajada por ambos en conflictocontinuo, pues los habitantes de La Punta a partir de la costa de Tejinapretendían completos derechosterritoriales sobre las artes de pesca quepodían ser utilizadas. Los pescadores de El Pris empleaban el trasmallo deforma generalizada hasta 1984, lo que estaba permitido por la ley, aunque nopor las poblaciones de pescadores de estas costas; pero, además, lo hacían deforma que se situaban fuera de la normativa legal por el tamaño de las ma-llas y la forma de calarlo.

La pesca con trasmallo es mucho más rentable que con el aparejo yanzuelo, técnica que los pescadores de El Pris calificaban depesca atrasada,pero que era la admitida por el resto de las poblaciones del Norte de la Isla.No sólo calificaban a estos pescadores deatrasadospor la forma en queexplotaban el territorio; además elaboraban estrategias más o menos sofisti-cadas para burlar su vigilancia y la de la comandancia de marina. Estaslibertades tecnológicas condujeron a enfrentamientos continuos en el marcon unidades productivas de otras poblaciones. En unos casos sin llegar a lasmanos, en otros podían acarrear consecuencias más graves, como hundirbarcos o infligirles graves daños:

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Nosotros teníamos peleas con esa gente ahí. Una vez con elbarco grande le partimos a uno el barco, lo echamos al fondo,le metimos el motor que se tuvo que tirar al agua... Estábamosa la vieja con trasmallo, y el barco grande, y llegó uno, de laPunta, era un primo mío y se puso allí con nosotros, cuando lefui derecho a él, ¡tán! Lo hundió. Cuando vino y se subió albarco le dijimos que se cambiara de ropa, y dijo que no, «hastaque no viniera la Guardia Civil...»

Muchacho, que aquí no va a venir la Guardia Civil. Venga,póngase ropa limpia, y venga el barco pa llevarlo pa la Ba-rranquera y que se lo arreglen allí...

No, ni barco ni ropa ni nada...Venga, trae la barca para arreglártela, mira que si no ni

barco ni nada... Pues lo trajimos a Valle Guerra y el carpinterose lo arregló....

Los enfrentamientos con las autoridades por estas formas de pescafueron constantes a lo largo de toda la historia de la comunidad, tanto porel empleo de la salemera como de los trasmallos. Los conflictos produjeronen ocasiones situaciones muy graves, en las que se han llegado apegartiros y a intentar el abordaje entre patrulleras y barcos de pescadores.

Tales actitudes de los pescadores de El Pris se corresponden conestrategias productivas maximizadoras de la rentabilidad a corto plazo, quelograron que los hijos de los pescadores, mientras fue posible mantenerlas,no se marcharan a trabajar por tierra, lo que sí ocurría en las comunidadesque adoptaban actitudes más protectoras del medio marino.

Con la adopción por el Gobierno de Canarias, a partir de las presionesde las comunidades vecinas, de una legislación que impedía a los pescado-res de El Pris el uso del trasmallo, las estrategias en la comunidad cambia-ron radicalmente. Ya no era posible continuar con modelos de este tipo,había que usar las técnicas más tradicionales del anzuelo o la pandorga, yante las opciones que se les abrían a los jóvenes para trabajarpor tierra enla construcción, muchos se retirarían de la pesca. De esta forma, en losúltimos años se ha reducido la población de pescadores de la comunidad, alincorporarse muchos jóvenes a trabajos de tierra por la menor rentabilidadde la pesca. Desde 1985 no se usan en la comunidad los trasmallos, lastécnicas que tanto conflicto provocaron, y esto ha sido asumido e internali-zado por los pescadores de la comunidad, que hoy contemplan la normacomo natural y critican a los pescadores de alguna otra población que no lallevan a efecto.

Este fenómeno de laguerra del trasmalloy sus consecuencias nosmuestran cómo las poblaciones pueden controlarde facto el uso que se

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realiza de los recursos comunes, pueden decidir, adoptar medidas dema-nagement, e incluso presionar a los poderes públicos para que tales medi-das tomen carácter institucional. Tal proceso conduce a observar cómo losproblemas provocados por la gestión delos comunesdeben de ser explica-dos en términos de la dinámica de conflictos y competición entre diferen-tes grupos sociales, situados en momentos históricos concretos (Peters1987; Taylor 1987; McCay & Acheson 1987), más que a partir de losindividuos racionales-maximizadores y de los grupos abstractos de los quehabla Hardin.

Durante este subcapítulo dedicado a los procesos de apropiación delmedio marino insular, hemos penetrado en las discusiones teóricas sobre eltema, y en su aplicación a las sociedades de pescadores. El problema de latragedia de los comunes lo hemos examinado tanto a nivel teórico comorespecto a un caso concreto: los conflictos entre poblaciones de pescadorespreocupadas o no por la conservación del medio marino. La evidencia empí-rica indica que los pescadores pueden adoptar medidas conservadoras delecosistema, autolimitando el empleo de ciertas técnicas, entrando en con-flictos por defender estas posturas, e incluso forzando a los gobiernos ainstitucionalizarlas en leyes y decretos. Tal evidencia va en contra de lo quepredice la teoría de Hardin.

El secreto, como mecanismo que reduce la competencia y que resultavital para las estrategias, se fundamenta en el control de la informacióndentro de las unidades productivas y domésticas. Establecemos analogíascon las posturas de Cashdan acerca del tema, y con los modelos de territo-rialidad basados en el control del acceso al grupo social que monopoliza lainformación, aunque no se trata exactamente de la misma coyuntura al noser el grupo social, sino las unidades domésticas o productivas, las quellevan a cabo la mayor parte del control. Esto nos conduce también a noexaminar sus territorios como zonas de libre acceso, pues de hecho, a travésdel control del conocimiento sobre el medio, se produce una apropiacióncomunal/familiar, y se hace más patente que la afirmaciónel mar es detodosconstituye un mito.

Los conflictos por la gestión del secreto (y la envidia conectada aello), por las técnicas de pesca permitidas, por los robos de artes, etc., sonalgunos de los temas que han centrado nuestra discusión sobre la apropia-ción del territorio para las comunidades de Tajao, Las Nieves y El Pris, quepodríamos decir se hallan —o han estado—, por tal orden, en uncontinuumde mayor a menor tensión. Los problemas intra o intercomunitarios por lastécnicas a emplear son en su mayoría producto de una actividad continua dediscusión sobre la situación del medio marino, que ha conducido a la adop-ción de medidas limitadoras del esfuerzo pesquero en las poblaciones depescadores de nuestras Islas, de acuerdo a la situación del medio. Tal acti-

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tud demuestra que hay otras vías para la gestión de los recursos más allá dela intervención continua del estado o de la privatización. La cogestión esta-do-poblaciones de pescadores resulta una de las más interesantes.

Hemos intentando demostrar que la propiedad común no sigue siem-pre el modelo de acceso abierto, que sus usuarios no son tan despreocupa-dos intentando maximizar la ganancias a corto plazo sin ninguna restricciónpor las normas sociales, y que tampoco poseen siempre perfecta informa-ción que les conduzca a la explotación rápida de los recursos. Ni la privati-zación ni el intervencionismo a ultranza del Estado se han demostrado his-tóricamente como garantes de la protección a los recursos. De hecho, paramuchos autores su agotamiento y el empobrecimiento de muchas comunida-des se encuentran más en relación con el desarrollo del capitalismo, lapropiedad privada y el cambio tecnológico, que con su naturaleza comunal.

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CAPÍTULO IV

TRIPULACIONES, SOLDADAS Y COMERCIALIZACIÓN

Los barcos de los pescadores artesanales salen a la mar tripulados porpersonas que, además de su especial habilidad en este tipo de faenas, po-seen otros puntos en común. Así, entre los dos marineros que suelen nave-gar en estas embarcaciones el nexo fundamental son las relaciones de pa-rentesco. Se aprende a conocer la mar con el padre y los hermanos, y conellos tambiénse salesiempre que es posible. Esta regla general no sólo seaplica en el caso del Archipiélago, pues en la mayor parte del mundo seutilizan esquemas similares. A la vez, la forma de retribución del trabajomediante el sistemaa la parte, muy diferente al salario tan habitualentierra, mantiene relaciones muy estrechas con la composición de las tripula-ciones y la propiedad de los medios de producción. Cuando estos últimoselementos cambian al pasar a la pesca industrial, también se modifican lasfunciones del pago a la parte.

En la pesca artesanal, las formas de comercialización se han manteni-do bajo el control de las unidades domésticas o de la familia cercana en lamayoría de los casos: las mujeres, madres o hijas venden el producto extrai-do de la mar. Otras veces los intermediarios, los restaurantes o las fábricasde conservas adquieren la producción a pie de playa. Pero en cualquiercaso, el control de la venta lo mantienen los productores directos, aunqueello no implica que puedan regular los mercados ni el precio de venta. Estehecho se ha puesto de manifiesto con la crisis de comercialización de lostúnidos en los últimos años.

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1.- EL PARENTESCO COMO FORMA DE RECLUTAMIENTO EN LAPESCA ARTESANAL CANARIA

Existen reglas que gobiernan la configuración y composición de lasunidades productivas en el seno de las comunidades que analizamos. Engeneral, el parentesco es el eje sobre el cual se organiza el reclutamiento enlos barcos; esto coincide con la literatura existente sobre sociedades depescadores1, salvo escasas excepciones2. Hay varios motivos para este do-minio. Por ejemplo, en el caso de las poblaciones centradas en la pescasobre especies demersales, el conocimiento del medio se convierte en uncapital escaso cuya difusión ha de ser evitada. Para ello se intenta que lastripulaciones sean estables y muy compenetradas, objetivos que se logranhabitualmente con su composición por parientes cercanos.

La posibilidad de que un hijo se convierta en un compañe-ro entrenado y, al cabo del tiempo, ayude o asuma el cuidadode los padres y descendientes procura los suficientes incentivos.(Andersen 1979b: 307).

Así, se acumula capital bajo la forma de conocimiento en la familiapatrilineal, a través de las generaciones. Las unidades productivas de estetipo cuentan además con un alto grado de compenetración en la mar. Padree hijo, o los hermanos entre sí, se conocen en detalle y pueden manteneruna relación estable y segura a lo largo de los años3.

La preferencia por las relaciones de parentesco más cercanas se acen-túa al tratarse de unidades productivas que sólo necesitan la presencia dedos miembros, diluyendose este modelo conforme aumenta el número de

1 Ver Christensen (1977: 76); Nemec (1972: 11); Lögfren (1972: 91); Andersen y Wadel(1972: 147); Breton (1973: 129); Jorion (1982: 513); Pollnac y Carmo (1981: 1-2). Hay muchísi-mos más trabajos sobre poblaciones de pescadores con reglas de reclutamiento fundamentadas enel parentesco, prácticamente casi todos.

2 Hay pocas excepciones a esta regla general de tripulaciones fundadas total o parcialmente enel parentesco en la literatura de antropología marítima. Podríamos citar como ejemplo el casoexaminado por McGoodwin en sus trabajos (1976, 1979) sobre una población de pescadoresdedicados a la caza del tiburón en la costa de México, en la que se prefería no incluir a parientescercanos en la unidad productiva para evitar problemas (1976: 74). A la vez se prefiere gentebienconocida, de la comunidad, por lo cual se opta por los parientes de otros propietarios de embarca-ciones. Al contratarse a un extraño se tiene la ventaja de que,si no trabaja duro, se le puededespedir sin molestar a los parientes cercanos (McGoodwin 1979: 83). Fraser (1966) ofrece otroejemplo similar de reclutamiento deno parientes.

3 Segura incluso en situaciones de peligro potencial (Nemec 1972: 24), pues la compenetracióny el saber hasta dónde puede llegarcada cual resulta esencial para saber los riesgos que puedenser asumidos por la unidad productiva.

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componentes, por la dificultad de reclutar los suficientes pescadores en elseno de la familia cercana.

Podemos afirmar que hay una pauta ideal para el reclutamiento de losmiembros en las unidades productivas: padre e hijo. Este modelo de tripula-ción es muy abundante y, a la vez, el preferido en la conceptualizaciónemicde los actores sociales de las poblaciones que hemos estudiado. A niveleticexisten también razones importantes que conducen a tal situación. La fuerzade trabajo de los hijos resulta especialmente rentable para la unidad domés-tica, pues durante mucho tiempo (hasta el matrimonio, una determinadaedad, etc.) su retribución será gestionada por los progenitores (Lögfren1972: 91), favoreciendo la acumulación de recursos y capital en la unidaddoméstica, que con el paso de los años pasará a sus vástagos.

El modelo padre e hijo puede presentar dos variantes fundamentales:a) ambos se encuentran en edad plenamente productiva; y b) mientras elhijo (o los hijos) se halla(n) en edad plenamente productiva, el padre seencuentra jubilado y/o un tanto disminuido en sus capacidades físicas, inte-grándose de manera más o menos parcial en las actividades productivas.Según se trate de la variantea o b, la disponibilidad de fuerza de trabajoserá mayor (a) o menor (b). Por supuesto, entre ambas vertientes se da uncontinuum.

Las dimensiones de las unidades productivas variarán según el núme-ro de hijos, en el caso de que sea posible mantener a lo largo del año tripu-laciones estables de más de dos personas. Esto conlleva implicaciones im-portantes de cara a las estrategias productivas, pues la disponibilidad defuerza de trabajo puede ser muy distinta según sea el caso de una unidadproductiva de dos personas, padre e hijo, en la que el primero se halla jubi-lado, o se trate de una unidad productiva integrada por el padre y cuatro ocinco hijos más, todos en plenitud de facultades físicas.

En aquellas comunidades en que resulta inviable mantener tripulacio-nes de más de dos personas, por el tamaño de las embarcaciones y el tipode técnicas empleadas, los hijos que no puedan participar de estas unidadesproductivas se integrarán con otros parientes o con otros jóvenes4.

Cuando el primer modelo se torna inviable por diversas causas (muer-te del progenitor, carencia de hijos, etc.), se tiende a sustituir el padre-hijopor otro en el cual los lazos de parentesco siguen siendo de primer grado: elmodelo dos hermanos. Éste implica normalmente que ambos miembros de la

4 Por ejemplo, en El Pris, durante la mayor parte del año resultan innecesarias unidades pro-ductivas con más de dos componentes, dado el tamaño de los barcos y las técnicas empleadas. Lafisión de las unidades domésticas con muchos varones en varias embarcaciones resulta, en estecaso, imprescindible.

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unidad productiva se hallen en la misma disponibilidad de prestar fuerza detrabajo a la misma. Podrían integrarse dos o más hermanos, en función delas circunstancias antes referidas para el modelo padre e hijo. La tripulaciónformada por dos hermanos puede ganar complejidad con la participación dealgún(os) de sus hijo(s). Casi inevitablemente, desde esta situación se pasa-rá con el tiempo a la configuración de la unidad productiva formada porpadre e hijo, al irse independizando progresivamente cada uno de los her-manos con sus propios descendientes, cerrando el ciclo vital (Lögfren 1972:91). De esta forma se origina, poco a poco, una lenta expansión por fisiónde las unidades productivas pesqueras.

Para que el ciclo se cierre5 y la reproducción de este esquema seaviable, resulta necesario contar con hijos o hermanos en situación de afron-tar la empresa común. En las economías en que los hombres son importan-tes para el mantenimiento del nivel de ingresos por la necesidad de trabajointensivo, en ocasiones con un tipo de labor que sólo “debe” ser realizadapor ellos, los cabezas de familia desean tener un cierto número de hijosvarones (Yengoyan 1976: 132). Los hombres son necesarios para trabajar enlos barcos, pues ésta es una esfera masculina que sólo excepcionalmente, ycon un elevado coste, permite la entrada a las mujeres.

La producción depende, entre otras cosas, del número de trabajadoresdisponibles sincrónicamente. Dado que el ciclo vital de la unidad domésticaintegra el nacimiento de nuevos miembros y su posterior desmembramientoa través de la muerte de los progenitores y el matrimonio de los hijos, laproducción y, sobre todo, laratio entre consumidores y trabajadores, varia-rá a lo largo de tal ciclo. Estaratio alcanzará su máximo en el caso deembarcaciones tripuladas por hermanos casados y con hijos, cuyas unidadesdomésticas dependen totalmente de la pesca de tal barco. Ello produce, bajociertos contextos, una importante fragilidad.

Jorion (1982) estudia extensamente el caso de las tripulaciones depadres e hijos o hermanos. Analiza la composición de las unidades produc-tivas y domésticas de los pescadores de Houat a lo largo varios años y la

5 De este tipo de ciclo vital de las unidades productivas hablan también McCay (1987: 66);Nemec (1972: 31 y ss.); Jorion (1982: 519 y ss.); Faris (1972: 91), etc. El ciclo vital puede irligado directamente a la herencia como en el caso citado por Faris (1972: 91). En otros muchos laherencia no es esencial. En el caso canario, al menos en el tipo de comunidades que hemos abor-dado, no resulta fundamental para la constitución de nuevas unidades productivas. Los barcospequeños empleados en El Pris, por ejemplo, son fácilmente accesibles para pescadores que llevenunos pocos años trabajando en la mar. En el caso de embarcaciones mayores, de más de diezmetros, como las que se utilizan en las pescas de túnidos, el papel de la herencia puede ser demayor relevancia, dado el capital mucho más importante que resulta necesario para acceder a losmedios de producción, y los años que hacen falta para acumularlo.

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ratio de consumidores/productores. El sistema a la parte en esta comunidadpresenta una particularidad especial. La parte del barco, que usualmente seextrae y alcanza un 50%, en el caso de tripulaciones compuestas por herma-nos será distribuida entre éstos en función de las necesidades estimadas decada unidad doméstica, lo que puede provocar conflictos. El problema esen-cial para la supervivencia de las unidades productivas es la cantidad depersonas dependientes de cada trabajador, pues ello determinará la capaci-dad de consumo y las posibles tensiones subsiguientes si se desciende de uncierto nivel.

Lo que condiciona la fragilidad de las tripulaciones de«todo hermanos» es la considerable presión económica a la quese encuentran sometidas. Piensen en un padre pescando contres de sus hijos solteros de alrededor de menos de veinte años;los ingresos de su pesca deben sostener, en adición a ellosmismos, a la madre, tres o cuatro hermanas, y un hermano másjoven. Digamos que diez consumidores dependen de cuatroproductores. Piensen ahora en una tripulación de cuatro her-manos cercanos a la cuarentena —es usual en Houat que entreellos tengan de 25 a 30 niños en edad escolar. Tomando lafigura conservadora de 25, y añadiendo las cuatro esposas,treinta y tres consumidores dependerán de cuatro productores.La presión ha sido triplicada.(Jorion 1982: 520).

Estadísticamente, laratio de consumidores por productor pasa de 2,27a 4,70, respectivamente, para el caso de unidades productivas formadas porpadre e hijo, o por hermanos con varios hijos en la comunidad estudiadapor Jorion (1982: 522). En las tripulaciones con extraños, la unidad domés-tica que posee los medios de producción controla laparte del barco, con loque la presión económica es menor para ésta, y también suele serlo para losrestantes marineros, pues los que se hallan en tal situación son jóvenes ycon poca familia dependiente.

En Canarias la cuestión no tiene los mismos matices. Laparte delbarco no es tan elevada y con frecuencia ni siquiera se extrae del productode la pesca. Por ello, laratio consumidores/productores tiene los mismosmatices en las unidades productivas constituidas por dos hermanos respectoa las compuestas por extraños, siendo totalmente diferente en el caso de lasformadas por padre e hijo.

Las tripulaciones compuestas por dos hermanos poseen gran importan-cia en el Archipiélago. En ellas, sin embargo, continúa existiendo un moti-vo de tensión fundamental: el paso de este modelo al “padre e hijo” cuandolos vástagos de alguno de los componentes lleguen a una cierta edad. Para

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algunos autores, a nivel mundial, esta transición se da sin problemas, man-teniéndose la unidad productiva de ambos hermanos hasta que el que sequeda solo haya encontrado un compañero para salir a la mar (Nemec 1972:25). En Canarias, por el contrario, sí se han dado conflictos entre hermanospor la escisión de las unidades productivas6.

No resulta trivial, a la vista de estos datos, reafirmar que las causasde tensión a lo largo del ciclo de las unidades productivas tienen una granimportancia, incluso en los casos de composición familiar de las tripulacio-nes, y se encuentran condicionadas a menudo por razones económicas.Desde nuestra perspectiva no se puede idealizar un tipo de relación en elque se encuentra latente, a largo plazo, un germen de conflicto casi inevita-ble: el ciclo de nacimiento, vida, reproducción y muerte de las unidadesdomésticas.

Cuando las tripulaciones basadas en el parentesco no son viables(carencia de hijos en edad productiva, de hermanos, o conflictos entre ellosgraves), se da el proceso de reclutamiento de un nuevo miembro para launidad productiva dentro del parentesco no tan cercano o con personasajenas a la familia, formando el modelo “dos extraños”. La elección decompañero en estos casos resulta muy delicada.

Pueden darse situaciones intermedias entre estos tres modelos. Porejemplo, puede haber una unidad productiva estable formada por dos perso-nas sin relación cercana de parentesco que se vea incrementada, durante lasvacaciones, con la participación de un hijo del patrón (dueño de los mediosde producción). O puede darse el caso de dos hermanos, o padre e hijo, queintroduzcan otras personas en la unidad productiva estable con quien no lesuna relación de parentesco, al hallarse trabajando con técnicas que precisande una gran fuerza de trabajo (túnidos, traíña, etc.).

Si bien la mayoría de las unidades productivas comienzan por padre ehijo, o dos hermanos, cuando es necesario contar con más de dos miembrospuede ser imposible hallar el suficiente número de agnados cercanos paraintegrarlos. En palabras de Stiles (1979: 200):

6 Un caso no muy lejano es un ejemplo de tal situación. Dos hermanos salían juntos, constitu-yendo una unidad productiva capitalizada con un barcogrande, y otro pequeño para los inviernos.Dos hijos de uno de los hermanos han alcanzado una cierta edad y yavan a la mar con su padre ysu tío, recibiendo parte del producto obtenido. Los ingresos para cada una de las unidades domés-ticas comienzan a descompensarse y aparecen las tensiones, que se convierten en explícitas dentrodel barco con enfrentamientos ocasionales, especialmente entre tío y sobrinos, anticipando unaruptura de la unidad productiva. La situación era compleja para el hermano que no tenía hijos enedad de salir con él, pues carecía de otros parientes con los que constituir una tripulación alternati-va, y tampoco habíaextrañosen situación de acompañarle. Este pescador termina abandonando laactividad en un contexto muy conflictivo.

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207TRIPULACIONES,SOLDADAS Y COMERCIALIZACIÓN

Verdaderamente, es raro el propietario de barco que pue-de esperar reclutar más de dos agnados cercanos para su tripu-lación, y algunos tienen que conformarse con uno o ninguno.Esta situación conduce muy naturalmente al desarrollo de for-mas contractuales de reclutamiento en las cuales los factoresadscriptivos basados en el grupo de parentesco patrilocal lle-gan a ser subordinados bien a otros factores adscriptivos o afactores de éxito, y en los cuales los acuerdos iniciales exhibenun alto grado de especificidad.

De esta forma, en poblaciones en que las unidades productivas tenganpor lo general más de dos miembros, la regla para la constitución de tripu-laciones será un “núcleo” fundado en el parentesco, al que se sumarán otrospescadores relacionados contractualmente —siempre por un contrato noescrito— con él o los propietarios de la embarcación (Stiles 1979: 206).

Las implicaciones de todos estos modelos de unidades productivas sondiferentes respecto, por ejemplo, a la vida a bordo, a la autoridad y a lagestión misma de la pesca. Aunque el énfasis igualitario predomina en elcomportamiento a bordo en los casos estudiados por nosotros, hay momen-tos en que el papel del patrón es esencial, sobre todo coordinando las labo-res de una unidad productivagrande. Por ejemplo, en la pesca de túnidos,en el chinchorro, etc. Cuando la unidad productiva está formada por muchoshermanos, a veces surgen motivos de tensión por dominar los mayores a losmás pequeños. Resulta más fácil asumir la autoridad del padre que la delhermano mayor —sobre todo cuando los tripulantes son jóvenes— (Jorion1982: 517). Sin embargo, en la mayoría de las unidades productivas de estemodelo tal conflicto no se evidencia, y muchas permanecen estables por unlargo número de años. Frecuentemente no se puede siquiera hablar de patro-nes, pues ambos hermanos son propietarios por igual de los medios de pro-ducción, poseen edades similares, llevan muchos años saliendo juntos a lamar y desarrollan habilidades o conocimientos equivalentes. Los mismospescadores indican que en tales barcos haydos patronesy que ambos man-dan por igual. Los problemas surgen cuando hay más de dos hermanos en launidad productiva, la juventud predomina y hay diferencias importantes enla edad y el conocimiento de la mar7.

Como hemos comentado en el apartado anterior, en El Pris y en Tajaolas unidades productivas se condensan —o al menos lo hacían hasta la crisis

7 En estos casos el proceso de toma de decisiones sobre las faenas de la pesca se torna espe-cialmente costoso, pues las rivalidades entre los hermanos jóvenes se plasman claramente, y lasdiscusiones son frecuentes.

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de comercialización de los túnidos— para trabajar sobre técnicas que nece-sitan gran cantidad de mano de obra. Es el caso de la pesca intensiva conlos trasmallos en verano que desarrollaban años atrás en la comunidad delNorte de Tenerife, o la pesca de túnidos en la del Sur. En tales momentostambién es el parentesco quien gobierna la estructura de agrupamientos delas unidades productivas.

Comencemos a analizar la configuración de las unidades productivasen cada una de estas comunidades. La información referente al reclutamien-to de las poblaciones que hemos estudiado será resumida en forma de cua-dros que integran los datos para dos cortes sincrónicos. Del cuadro número21 hay varios datos a resaltar. Por ejemplo, el tipo de unidad productivaconstituida por padre e hijo (modelo ideal) ocupa un 47%. Padre e hijo másextraño ocupa otro 11,7%, lo que da un total del 58,8%. Más de la mitad delas unidades productivas de la comunidad siguen este esquema, lo cualindica su buen funcionamiento y estabilidad. El porcentaje se mantienetanto en 1984 como en 1989, con el mismo número de unidades.

En una unidad productiva contemplamos8 la reproducción de este tipode tripulación, pues hemos podido examinar cómo se ha pasado del modelopadre e hijo, una vez que fue inviable por enfermedad y avanzada edad delprogenitor, a que el vástago saliera a faenar con un extraño justo el tiemponecesario para que el nieto —su hijo— alcanzara la edad que le permitieraabandonar la escuela y salir a la mar. Es un ejemplo que los mismos pesca-dores que lo han protagonizado describen en términos similares, pues deforma consciente buscaron un sustituto del viejo pescador que les pudierasolucionar el problema del periodo en que ningún miembro de la familiapodía salir a la mar. Este tripulante no fue escogido entre las familias depescadores sinode fuera, pues al tratarse de una unidad especializada ennasas resultaba importante que el nuevo marinero no fuera experto enmar-carse, para que le resultara imposible difundir el secreto sobre la situaciónde los pesqueros ni pudiera actuar como competidor sobre ellos en el futu-ro. Esta persona posteriormente no continuó trabajando en la mar.

En otra unidad productiva también han ocurrido cosas similares cuan-do el progenitor se encontraba enfermo y no podía salir a la mar9. En esasocasiones, el compañero de tripulación solía ser alguiende tierra, sin traba-jo. En cuanto los nietos alcancen la edad para abandonar la escuela, se inte-grarán en la unidad productiva, cubriendo el vacío dejado por su abuelo.

También resulta muy interesante considerar el caso de la unidad pro-ductiva padre-hijo más extraño. Sólo hallamos dos de este tipo en la comu-

8 Unidad productiva número 9 en el cuadro 10 del apartado de estrategias productivas.9 Unidad productiva número 3, ver cuadro 9 del apartado de estrategias productivas.

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209TRIPULACIONES,SOLDADAS Y COMERCIALIZACIÓN

nidad, con hijos jóvenes y estrategias productivas en que se mezclan variastécnicas al disponer de mucha fuerza de trabajo. En ambas, el patrón hapermanecido mucho tiempo trabajando con elextraño, éste es muy buenpescador, y el hijo difícilmente podría cubrir bien su puesto. En ellas loslazos de afinidad son muy fuertes, y los hijos se integran en la unidad pro-ductiva de su padremás el extraño, que ya no lo es en absoluto, pues sehan desarrollado profundas relaciones de amistad.

CUADRO 21Composición de las unidades productivas, 1984-1989

Agaete-Puerto de las Nieves

Modelo unidad productiva Nº de casos Porcentajes84 89 84 89

Padre e hijo 8 8 47% 47%Padre e hijo más extraño 2 2 11,7% 11,7%Dos hermanos 1 1 5,8% 5,8%Dos hermanos más hijo (s) 1 0 5,8% 0%Dos hermanos más extraño 1 0 5,8% 0%Cuñados 0 0 0% 0%Otros parentescos cercanos 0 1 0% 5,8%Extraños 3 3 17,6% 17,6%Solo 1 2 5,8% 11,7%

Total general 17 17 99,8% 99,7%

Fuente: Trabajo de campo. Elaboración propia.

Otro tipo de unidad productiva en que los lazos de parentesco sonmuy fuertes es la constituida por dos hermanos. Cuando el hijo de uno deellos alcanza la edad necesaria para salir a la mar, lo habitual es que seintegre en la unidad productiva hasta que el otro hermano constitutivo origi-nariamente se halle en la misma coyuntura, o sea, que disponga de hijoscon la suficiente edad y pueda escindirse la tripulación sin problemas. Sinembargo, no siempre ocurre así y en alguna ocasión se ha dejado a un her-manosin compañero. Por otra parte, si las unidades practican estrategias enlas que se necesita una gran cantidad de mano de obra, será lógico que semantenga la estructura de dos hermanos con los hijos (caso de traíña mástúnidos), pero de ello todavía no tenemos ejemplos en la comunidad.

Cuando la unidad formada por dos hermanos no provee la suficientemano de obra para la estrategia elegida y no hay otros parientes disponi-bles, lo habitual es que se capte a algún extraño, de forma temporal o esta-

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ble, que complete las necesidades de fuerza de trabajo. De ello tenemosalgún ejemplo en la comunidad en 1984, aunque posteriormente, en 1989,desaparecería.

El monto total de unidades productivas constituidas por patrón másextraño a la familia cercana es de un 17,6% (3), lo que indica la escasez deesta forma de reclutamiento en la comunidad. Sólo se da en las unidadesproductivas en que no existen otras alternativas, bien por la inexistencia deposibles compañeros en la familia cercana, por la renuencia de éstos a salira la mar, o por conflictos familiares que hacen inviable el modelo de unidadproductiva fundamentado en el parentesco10.

El cuadro 21 recoge, una (1984) o dos (1989) unidades productivas deun solo tripulante. Se encuentran escasamente capitalizadas y en ellas sólose emplean las técnicas menos exigentes en cuanto a capital y mano deobra. Normalmente quedan restringidas al cordel, y así pescan jubilados oinútiles. De todo lo anterior se deduce que, de un total de quince unidadesproductivas (para 1989, excluyendo las constituidas por una sola persona),doce tienen componente familiar11, y únicamente tres se encuentran forma-das por patrón más extraños. La relación entre ambos modelos, de un 80%respecto a un 20%, es bastante clara.

En San Miguel de Tajao (cuadro 22), nos encontramos con caracterís-ticas similares. Examinando los datos de 1986 y 1989, aparece una granvariedad y equilibrio entre las formas de reclutamiento basadas en el paren-tesco. Mientras en el caso anterior dominaba claramente el modelo padre-hijo, aquí sólo alcanza en 1986 un 18,1%, y en 1989 un 9%; las tripulacio-nes formadas por dos hermanos (más hijo en algún caso) llegan a un 18,1%en 1986 y a un45,4% en 1989; de otros parentescos hay un 18,1% en am-bos años, y las unidades productivas integradas por una sola persona alcan-zan altos porcentajes (36,3% en 1986 y 27,2% en 1989). Entodas las uni-dades con más de un miembro encontramos el modelo de reclutamientofundado en el parentesco, variando en la distancia de los lazos entre lospescadores. La importancia del modelodos hermanosy otros parentescosdeviene de la estructura de edad de los pescadores, en general bastante jó-venes y carentes de hijos en edad de salir a la mar, lo que impide la consti-tución de tripulaciones formadas porpadre e hijo. No existe ninguna unidadproductiva de patrón más extraño, y sólo se plantearía la posibilidad de for-

10 En las unidades productivas constituidas por hermanos suelen producirse conflictos a través,según las palabras de los pescadores, de sus mujeres. Estas puedenechar a peleara sus maridos,los hermanos, por motivos diversos entre los que suele destacar el económico. En Agaete hayalgún ejemplo destacado de ello.

11 De estas doce, en dos casos encontramos a un extraño formando parte también de la unidadproductiva.

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marla en caso de la pesca de túnidos, en la que puede ser necesario contarcon más fuerza de trabajo de la habitual. Pero aun en tal situación, lo nor-mal sería fusionar dos unidades productivas en una sola y, también aquí, laresultante tendría su fundamento en el parentesco cercano. Quizás la histo-ria de la comunidad haya condicionado tal énfasis en el parentesco, al haberpermanecido casi aislada durante mucho tiempo y hallarse integrada prácti-camente en su totalidad por un linaje. Sin embargo, en los últimos años estacircunstancia ha desaparecido, se ha desvanecido el aislamiento, y la estruc-tura del reclutamiento sigue siendo la misma.

CUADRO 22Composición de las unidades productivas, 1986-1989

San Miguel de Tajao

Modelo unidad productiva Nº de casos Porcentajes84 89 84 89

Padre e hijo (s) 2 1 18,1% 9,0%Padre e hijo más extraño 0 0 0% 0%Dos hermanos (o más) 2 5 18,1% 45,4%Dos hermanos más hijo (s) 1 0 9,0% 0%Dos hermanos más extraño 0 0 0% 0%Cuñados 1 1 9,0% 9,0%Otros parentescos cercanos 1 1 9,0% 9,0%Extraños 0 0 0% 0%Solo 4 3 36,3% 27,2%

Total general 11 11 99,7% 99,7%

Fuente: Trabajo de campo. Elaboración propia.

Si en Agaete y San Miguel de Tajao la importancia del parentesco enla definición de las formas de reclutamiento era esencial, en El Pris (cuadro23) continúa la misma tónica, sólo con diferencias en porcentaje. El modeloconstituido por padre e hijo ocupa más de un 40% (ambos años), y eldoshermanosentre un 36,8% (1983) y un 17,6% (1989). Las unidades producti-vas de un sólo componente oscilan entre el 10,5% (1983) y el 17,6%(1989), y únicamente en uno (1983) o dos (1989) casos encontramos que latripulación esté integrada por extraños. La importancia del modelo padre ehijo es muy elevada e igual ocurre con las tripulaciones formadas por doshermanos, confirmando los criterios generales de reclutamiento que había-mos propuesto. Las modificaciones entre uno y otro año no han sido excesi-

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vas, aunque sí han disminuido las unidades productivas compuestas por doshermanos en favor de las constituidas porotros parentescos, extraños, ouna sola persona.

CUADRO 23Composición de las unidades productivas, 1983-1989: El Pris

Modelo unidad productiva Nº de casos Porcentajes84 89 84 89

Padre e hijo 8 7 42,1% 41,1%Padre e hijo más extraño 1 0 5,2% 0%Dos hermanos 7 3 36,8% 17,6%Dos hermanos más hijo (s) 0 0 0% 0%Dos hermanos más extraño 0 0 0% 0%Cuñados 0 0 0% 0%Otros parentescos cercanos 0 2 0% 11,7%Extraños 1 2 5,2% 11,7%Solo 2 3 10,5% 17,6%

Total general 19 17 99,8% 99,7%

Fuente: Trabajo de campo. Elaboración propia.

Durante los veranos las circunstancias climatológicas favorecían lacondensación de unidades productivas, trabajando en el mismo barco loscomponentes de dos de ellas y con la misma preferencia por el parentescocercano. Se juntaban hermanos entre sí, con cuñados, etc. De esta forma, seempleaban losbarcos grandespara la pesca del trasmallo en zonas alejadasdel puerto base antes de 1984, o para las ocasionales pescas de bonito. Ennuestros días estas tripulaciones mayores carecen de sentido, pues no seemplea el trasmallo ni se realizan pescas a gran distancia, por lo que lafusión de tripulaciones ya es inexistente.

Examinemos ahora globalmente las formas de reclutamiento de lastres comunidades (Cuadro 24). La importancia del parentesco es crucial.Entre un 38,2% y un 35,5% del total de unidades productivas se levantansobre el modelo padre-hijo, al que sólo muy ocasionalmente se le añadealguna persona de fuera (entre un 6,3% y un 4,4%). Los casos en que doshermanos salen juntos a la mar oscilan entre un 27,6% y un 19,9%, en rarasocasiones con un hijo, o con algún extraño. Losotros parentescostienenuna relevancia muy inferior si los comparamos con los modelos anteriores.Las tripulaciones formadas entre parientes de segundo o tercer grado sóloalcanzan entre un 4,2% y un 11,1%, y este porcentaje es también pequeño

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213TRIPULACIONES,SOLDADAS Y COMERCIALIZACIÓN

en las tripulaciones formadas por extraños. Sólo entre un 8,5% y un 11,1%,y siempre con condiciones muy particulares que justifican la desviación dela norma establecida (ausencia de padre, hijos o hermanos en disponibilidadde salir a la mar, etc.). En todas las comunidades hay un pequeño porcenta-je de unidades productivas formadas por una sola persona, que oscila entreun 14,8% y un 17,7% de la muestra. La media de edad es en este caso muyelevada, y la mayoría de las veces se trata de pescadores jubilados o encircunstancias marginales. Si dejáramos a un lado las unidades productivasde una sola persona, todavía los porcentajes de las formadas por parentescocercano serían más elevados: entre un 48% y un 52% para las fundadas enel esquema padre-hijo, y entre un 32,5% y un 24,3% para las integradas pordos hermanos.

CUADRO 24Composición de las unidades productivas 1983-86 y 1989

Agaete-Puerto de las Nieves, San Miguel de Tajao y El Pris

Modelo unidad productiva Nº de casos Porcentajes84 89 84 89

Padre e hijo 18 16 38,2% 35,5%Padre e hijo más extraño 3 2 6,3% 4,4%Dos hermanos 10 9 21,2% 19,9%Dos hermanos más hijo (s) 2 0 4,2% 0%Dos hermanos más extraño 1 0 2,1% 0%Cuñados 1 1 2,1% 2,2%Otros parentescos cercanos 1 4 2,1% 8,8%Extraños 4 5 8,5% 11,1%Solo 7 8 14,8% 17,7%

Total general 47 45 99,7% 99,7%

Fuente: Trabajo de campo. Elaboración propia.

Estos datos contrastan, por ejemplo, con los ofrecidos por SantanaTalavera (1986) en su Memoria de Licenciatura sobre Arguineguín (GranCanaria), una comunidad con características muy diferentes respecto a lasestudiadas: mayor número de unidades productivas, embarcaciones de tone-laje mucho más elevado, estrategias productivas centradas en la pesca sobreespecies pelágicas, y gran número de tripulaciones formadas por más de trespersonas. Sus datos se aproximan a los nuestros para aquellas unidades pro-ductivas de menos de tres individuos, que estudia separadamente, aunque eltotal de tripulaciones fundamentadas en el parentesco es menor que en

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214 JOSÉPASCUAL FERNÁNDEZ

nuestro caso. Pero en cuanto se da el salto a las tripulaciones de cuatro omás elementos, el esquema de reclutamiento se modifica, y halla un 55,5 %de unidades productivas con esquemafamiliar más extraños, y un 25,5 %formadas porextraños. Con estructura familiar sólo aparece un 18,5 %.(Santana 1986: 106).

Las modificaciones en el modelo de reclutamiento son debidas a va-rios factores determinantes. En primer lugar, no resulta fácil encontrar en lafamilia cercana a cuatro, cinco o seis personas que salgan a la mar en elbarco de un determinado patrón. Usualmente resulta imprescindible contarcon extraños a la unidad doméstica o a lafamilia inmediata para completarlas tripulaciones. Tampoco resulta en este caso tan fundamental salvaguar-dar el secreto de la pesca, pues al desarrollarse estrategias productivas cen-tradas en especies pelágicas, el lapso de tiempo en que esta informaciónresulta valiosa es reducido, y a ningún componente de la unidad le interesa-rá desvelarla en ese periodo pues sus ganancias dependen de ello. Una vezque la temporada de pesca de túnidos ha terminado, y se produce algunamodificación en la configuración de las unidades productivas, la informa-ción que poseen los pescadores que se marchan de ella no es significativa.

Hemos estado viendo hasta ahora cómo se distribuyen las diferentesestrategias de reclutamiento en las unidades productivas de las comunida-des. Resulta importante estimar las perspectivas de futuro. En las tres haytestimonios de que los jóvenes están abandonando la actividad, pasando atrabajos en tierra en la mayoría de los casos, bien en el sector de la cons-trucción o en el de servicios. Si en El Pris, por ejemplo, mientras se pudopescar con trasmallo la práctica totalidad de los jóvenes permanecían en laactividad, con la desaparición de esta técnica la coyuntura cambió radical-mente. La jornada de trabajo se convirtió en mucho más prolongada, resul-taba necesario tener un conocimiento del medio preciso, destrezas comple-jas para usar otras técnicas, y la productividad bajó. Todo esto, aparejado ala expansión del sector de la construcción, colaboró a que muchos jóvenespescadores abandonaran la actividad en favor de trabajos más estables yseguros a lo largo del año12.

En las comunidades que carecen de refugio pesquero, especialmentelas situadas en las zonas Norte de las Islas, lo habitual es pasar varios me-ses al año sin poder salir a la mar, con lo que se reducen en gran medidalos ingresos. Hay que ahorrar durante el verano para el invierno, y las cap-

12 En esteboomde la construcción y del mercado de trabajo ha tenido un papel fundamental eldesarrollo acelerado del turismo en los últimos años (Vera Galván, J. R. 1986: 344). La desagrari-zación continuada ha sido una constante en los últimos años en Canarias, pero igual ha ocurridocon las comunidades de pescadores, que han perdido muchos de sus efectivos en favor de laconstrucción o el sector servicios.

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turas durante la época estival tampoco son tan elevadas como para facilitarla situación. El trabajo temporal en la construcción no siempre es fácil deconseguir, y resulta frecuente que en los últimos años los jóvenes abando-nen la pesca. Para evitarlo se han dulcificado las condiciones en que salíanantes a la mar. Ya no cobranmedia soldadani un cuartón, a no ser quesean realmente muy pequeños y aún así por muy poco tiempo. Se les da laparte completadel producto desde el principio, en lo que constituye una víapara atraer a los jóvenes a la pesca muy frecuente en otras zonas y pobla-ciones. Un joven recién salido de la escuela puede, de esta forma, teneringresos similares a los obtenidos por pescadores mucho mayores, entrandoen unstatuseconómico más elevado que el del resto de muchachos de suedad, que trabajarán en tierra como aprendices o permanecerán estudiando(Lögfren 1972: 94-5)13. Esta nueva actitud transforma un tanto las víasclásicas de acumulación de capital en la unidad doméstica, gracias al acopiodel trabajo de todos los hijos, pero no se halla generalizada en todas lascomunidades. En muchos casos la madre sigue administrando la mayoría delos ingresos. El problema de la escasez de jóvenes para las unidades pro-ductivas es grave, dado que muy pocas personas fuera de las poblaciones depescadores cuentan con las habilidades mínimas en la mar como para for-mar parte de la tripulación de un barco de pesca.

Hoy en día, con frecuencia, los jóvenes carecen del conocimiento delmedio y de la formación como pescadores que era usual años atrás entre lagente de su edad. Los jóvenes de El Pris o de Agaete han pescado en sujuventud con trasmallos y nasas a la vera de sus padres. A la hora de tenerque hacerlo sólo con el anzuelo, o cuando han de situar y recoger por símismos las nasas, sin ayuda, tienen muchas dificultades:

Porque ninguno de los que están sirve, éste mismo, éstemismo de X, si ése sirviera conforme el padre no está yendo ala mar pues ya podría él ir a las nasas. Sin embargo no estányendo a las nasas porque no saben nada... Los de X, los hijosmismos podían estar yendo a la mar, si el padre está malo,pero como no saben nada, van a la mar y yo creo que vayandurmiendo de madrugada y vienen durmiendo, no se enteran dedonde están...

Es bien diferente la perspectiva del pescador casado, con hijos,quetiene que buscarle la comida a los chiquillos, respecto a la mentalidad de

13 También encontramos testimonios de estrategias similares para ligar a los pescadores jóve-nes a la mar en los trabajos de Baks & Postel Coster (1977: 29-30) y Breton (1973: 138).

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los jóvenes pescadores, habituados con frecuencia avivir al día y disfrutardel verano, las fiestas y las juergas:

Tienes que buscar un tío que sea responsable aquí pa ir.¿Adónde vas con un muchacho de éstos, que cuando menos loesperas vas y no lo encuentras? Tú tienes que llevarle la comi-da a los chiquillos y a ellos le da lo mismo cuatro que ocho...Además lo estás viendo por ahí, todo el que tiene hijo no estándiendo, T. si no fuera por mi tío M. no estaría diendo a la mar,no estuviera diendo. ¿Con quién va? Si la mayoría de las veceslos hijos no van...

En estos casos ni siquiera el modelo padre-hijo se salva totalmente dela puesta en cuestión. La diferente concepción de la autoridad y la familiaque se ha desarrollado en los últimos años, la invasión de turistas y devisitantes ocasionales que poseen una residencia secundaria en las comuni-dades de pescadores, han conducido a que las tradiciones y las formas decomportamiento de los jóvenes en las unidades domésticas o productivassea bien diferente que años atrás.

Las formas de reclutamiento, tal y como hemos expuesto en las pági-nas anteriores, constituyen estrategias vitales para la reproducción de lasunidades productivas en la pesca artesanal. Los modelos basados en elparentesco han sido los que han marcado toda la historia de las comunida-des pesqueras artesanales en las Islas, al igual que en la mayoría de laspoblaciones similares del globo. Sobre todo el modelo padre-hijo, mayorita-rio en las poblaciones estudiadas (44,6% en 1983-6, 39,9% en 1989), pro-porciona ventajas de otra forma inalcanzables. Entre otras cuestiones, man-tiene el secreto en el seno de la familia más cercana y si los hijos son jóve-nes todos los beneficios de la pesca van a parar a una misma unidad domés-tica, elevando laratio de productores-consumidores.

Cuando tal modelo no es factible surgen otros alternativos en el ciclode reproducción, entre los que destaca eldos hermanos, del que hallamostambién numerosos ejemplos en nuestras comunidades (entre un 20% para1989 y un 27% para 1983-6), y que si bien mantiene el secreto protegido,en este caso laratio consumidores-productores aumenta al tener que mante-ner varias unidades domésticas y con mayor número de componentes (Jo-rion 1982) que en el casopadre-hijo. Sólo cuando estos dos modelos no sonviables se introducen en la unidad productiva aextraños, de lo que halla-mos un porcentaje muy reducido en nuestras comunidades.

Las formas de reclutamiento van ligadas a las estrategias productivasy a las formas del sistema a la parte. El primero de estos aspectos ha sidoya tratado; el segundo recibirá atención más profunda en las páginas si-

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217TRIPULACIONES,SOLDADAS Y COMERCIALIZACIÓN

guientes, haciendo hincapié en su carácter diferencial en la pesca artesanalfrente a la industrial.

2.- LA PESCA ARTESANAL Y EL SISTEMA A LA PARTE

No todos los pescadores son iguales. Unos salen a la mar diariamente,y diariamente también suelen volver a sus lechos en tierra para descansar.Otros pasan muchos días o meses fuera de sus hogares. Mientras los prime-ros faenan en embarcaciones de reducidas dimensiones, en las que los me-dios técnicos son mínimos y la tripulación es de apenas dos o tres personas,en el último caso el tamaño de los barcos, su autonomía, coste, complejidady tripulación tienen un carácter muy diferente.

No es difícil imaginar que ambos contextos condicionan problemáti-cas muy dispares para los pescadores y sus familias. Ni el aprendizaje delos saberes o habilidades de la profesión, ni el papel de los hombres en launidad doméstica tendrá mucho que ver en uno y otro caso. Igual ocurrirácon los roles de la mujer, los procesos de comunicación dentro del barco olas formas de autoridad.

De lo anterior se deriva que no resulta superfluo, dada la complejidadde las diversas realidades que podemos integrar en el concepto de pescado-res, intentar alguna diferenciación conceptual que permita distinguir losmodelos fundamentales que se encuentran en el seno del concepto genérico.Resulta imprescindible deslindar lo que podemos entender por pesca artesa-nal frente a la industrial.

La transición entre ambos tipos de pesca tiene un carácter gradual.Refiriéndonos al caso canario, que es el que centra nuestro estudio y losejemplos en él utilizados, podríamos decir que entendemos por pesca artesa-nal aquella que se realiza dentro del perímetro de la plataforma submarinade cada isla o en sus cercanías por barcos de hasta unos doce metros deeslora, que no salen del Archipiélago en sus faenas. A su vez, pesca indus-trial es aquella que se realiza con medios de producción más sofisticados ycostosos, utilizando embarcaciones mayores que las antes indicadas y quesuele desarrollar sus faenas lejos de las Islas. Los rasgos que apuntamos seven acompañados por otros de carácter tecnológico (artes de pesca emplea-dos, métodos de detección) y muchos más de carácter social que resultanesenciales en la distinción, que toma la forma de uncontinuumen el cual eltamaño de las embarcaciones no siempre es el factor fundamental.

El reparto del producto en ambos casos suele seguir patrones dife-rentes. La estructura de la tripulación también es distinta, tanto en númerocomo en las características de su composición. El tiempo que se pasa sintocar puerto diverge por completo, al igual que las capturas o las formas de

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trabajo y autoridad. Podríamos decir que la pesca industrial participa muchomás de los rasgos que posee una empresa capitalista que la artesanal.

2.1.- Pesca artesanal y relaciones sociales de producción: la distribuciónde la soldada

Precisando un poco más nuestra división entre flota artesanal e indus-trial, podríamos decir que el rasgo diferenciador subyacente no es otro quelas relaciones sociales de producción dominantes en uno u otro tipo deflota. En la artesanal predominan las relaciones de producción precapitalis-tas mientras que en la industrial lo hacen las de índole más propiamentecapitalista. El primer modelo lo hallaremos en las embarcaciones menoresde 20 TRB. (que a grandes rasgos vienen a coincidir con las menores de13-14 metros de eslora), y especialmente en las que no sobrepasan las 5TRB. El segundo en aquellas superiores a estas dimensiones y tonelaje. Evi-dentemente, la transición entre estos dos grandes modelos toma la forma deun continuum. La utilización del tamaño o tonelaje de las embarcacionescomo elemento diferenciador no deja de ser bastante relativa. Ha de conec-tarse con losprocesos de trabajoy las técnicasen ellos empleados. Porejemplo, el empleo del chinchorro en Gran Canaria ha implicado frecuente-mente unidades productivas de quince o veinte personas, con varias embar-caciones de reducidas dimensiones que, junto con el arte, son propiedad delpatrón. Este percibe por ambos una cantidad respetable departesdel pro-ducto de la pesca, generalmente manteniendo tripulaciones en las que elparentesco no es esencial, por lo que las relaciones sociales de producciónen este caso nos parecen más cercanas al modelo capitalista. En otras oca-siones, con esta misma técnica pero con artes de menor tamaño se ha traba-jado en unidades productivas “pequeñas” de composición totalmente fami-liar, en las que el parentesco resulta muy importante y las relaciones socia-les de producción no poseen las mismas características del caso anterior.Ello puede dar una idea de lo difícil que resulta generalizar en este terreno.Sin embargo, habitualmente las dimensiones de las embarcaciones se en-cuentran estrechamente relacionadas con el tamaño de la tripulación. Porejemplo, Sanz Menéndez afirma para el caso de Lugo que:

...se deduce una clara diferencia cualitativa —al menos encuanto se refiere al empleo— entre las embarcaciones de menosde 20 TRB y las de más. En las primeras el número medio detripulantes es de 3,2 por embarcación, mientras que en el resto,las de más de 20 TRB, las tripulaciones oscilan entre 12,8 y16,0 marineros.(1983: 210).

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Para las poblaciones que hasta ahora hemos analizado, el númeromedio de tripulantes es de dos, pues si bien encontramos algún caso deunidad productiva formada por tres o cuatro personas, ello queda perfecta-mente compensado por aquellas en que un solo pescador sale a la mar.Todavía aquí la media es inferior al caso gallego, pero hay que tener encuenta el tipo de embarcaciones y de pescas sobre demersales que centran,en la mayor parte del año, las actividades de estas poblaciones. Si incluyé-ramos en la muestra comunidades como las estudiadas por Santana Talavera(1986) o por Galván y Pascual (1989), los resultados serían ligeramente máselevados para barcos de pequeño tonelaje, pero no llegarían, de cualquierforma, a los tres marineros.

En las tripulaciones de tamaño habitual para las embarcaciones demás de 20 TRB, resulta muy difícil encontrar los rasgos esenciales del tipode cooperación precapitalista:

El tipo de cooperación capitalista es radicalmente distintodel existente en las formas precapitalistas, que se fundaba en laexistencia de unas condiciones de producción que eran propie-dad común y en los individuos que estaban ligados a una enti-dad comunitaria(Sanz Menéndez, 1983: 213)

Efectivamente, resulta bastante extraño que hallemos en unidadesproductivas de este calibre “propiedad común” y ligazón a una entidadcomunitaria, que en este ámbito habría de consistir en relaciones deparentesco.

En Canarias, la tripulación media de las embarcaciones menores de 20TRB. es de 2,8 personas (2 en nuestro caso), subiendo a 13,2 marineros enaquellas cuyo tonelaje oscila entre 20 y 100 TRB.14, aunque hemos de re-calcar el aumento gradual de la tripulación y su relación con técnicas yformas de trabajo. Por supuesto, dentro del grupo de mayor tonelaje cabríaestablecer diferencias, pues entre 20 y 100 toneladas la disparidad es impor-tante, y el agrupamiento en esta categoría se realiza más por una imposiciónde las fuentes estadísticas que por otras razones. En el caso de las embarca-ciones de menos de 20 TRB —y especialmente en las más pequeñas dentrode esta categoría—, la propiedad es familiar y la explotación también tiendea serlo, pues en la mayoría de las ocasiones no resulta necesario meter agentede la calleen la unidad productiva al ser de reducidas dimensiones.Buenos ejemplos de estas cuestiones los hemos podido examinar en el aná-

14 Cifras de hace algunos años elaboradas a partir de los datos del Anuario de Pesca Marítima,sistematizados por el EDEIC (1983) en el Nº 28-29 deDossier Canarias, p. 101.

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lisis del reclutamiento realizado sobre las tres comunidades de nuestro estu-dio. En la mayor parte de los casos tanto la composición de las tripulacio-nes como la propiedad de los medios de producciónqueda en la familia.

En esto hallamos una importante similitud respecto a las poblacionescampesinas en agricultura15. También en este terreno una gran parte de lasexplotaciones están constituidas por familias (Etxezarreta 1985: 35). En lapesca artesanal las unidades de producción y consumo no se hallan estricta-mente diferenciadas, pues la familia y la empresa con frecuencia son unamisma cosa, al igual que en muchas explotaciones agrícolas. Además, elpescado tiene un papel fundamental en la dieta, por lo que la producción yel consumo todavía se acercan más. El cabeza de familia suele dirigir laexplotación, pero en muchos casos cuando sus hijos crezcan esta direcciónserá muy sutil o incluso la podrá asumir el hijo. Las relaciones laborales delas unidades productivas no pueden ser desligadas de los vínculos de paren-tesco (padre-hijo, hermanos) que han condicionado su existencia. Luego, elanálisis de las estrategias productivas de los pescadores artesanales habrá deconectarse con el estudio de las unidades domésticas y su ciclo de repro-ducción. El mismo concepto de ganancia aparece mediatizado para el casode nuestros pescadores. No siempre es tal ganancia, sino que en ocasionespuede tomar la forma de retribución del trabajo de la familia y aparecercorporizado en su consumo de bienes y servicios, al igual que entre loscampesinos (Archetti 1974: 8).

Sin embargo, cuando el número de marineros aumenta, se produce elalejamiento de éstos respecto a la propiedad de los medios de producción,con lo que empieza a darse uno de los rasgos esenciales de una relaciónsocial de producción capitalista16. Los pescadores se convierten en trabaja-

15 Faris hace una comparación de las relaciones sociales de producción presentes en el mundode los campesinos con respecto a aquellas que mantienen los pescadores, recalcando su similitud(Faris 1977: 240).

16 Sanz Menéndez (1983: 216) recalca el carácter capitalista de la cooperación de los pescado-res en el seno de las unidades productivas de grandes dimensiones, capitalizadas, en las que hayuna división del trabajo bastante más elevada que en el caso de las pequeñas unidades precapita-listas, además de unos roles y autoridad mucho más desarrollados.

A partir de los estudios realizados desde la antropología de la pesca en Canarias, podemosafirmar que el primer tipo lo hallaremos, en general, para el caso de las unidades productivas dedimensiones más elevadas, que se nutren de pescadoresdesposeídosde medios de producción o demano de obra foránea a la actividad —o a la comunidad simplemente—. Ejemplos de ello lohemos tenido en las investigaciones realizadas sobre Arguineguín (Gran Canaria) (Santana Talave-ra 1986) o Los Cristianos (Tenerife)(Galván & Pascual 1989). En estos puertos pesqueros losforáneos entraban a participar de la actividad pesquera cuando la mano de obra escaseaba por laexpansión de la pesca o por la atracción de otros sectores productivos sobre la misma (sectorservicios). Los pescadores carentes de medios de producción, o al menos de los medios de produc-ción más adecuados para la pesca de ciertas especies (túnidos, sardina, caballa, etc.), también

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dores parciales, con escasa independencia para llevar a cabo actividadesproductivas por sí solos, sin medios de trabajo, y que únicamente puedendesarrollar su labor dentro de la unidad productiva capitalista.

Muchos autores no consideran en su justa medida estas relaciones deproducción capitalistas en la pesca17. Quizá uno de los elementos que cola-boran a ocultar su carácter es el hecho de que, en la mayoría de unidadesproductivas de este tipo, el sistema de remuneración de los trabajadores esa la parte, quedándose el armador con entre un 40 y un 60% del productoobtenido y pasando el resto a ser distribuido entre los productores directos,de forma a veces diferencial. Este esquema aparece también en el modeloque estimamos precapitalista, en las pequeñas unidades productivas de lascomunidades estudiadas, aunque en este caso el porcentaje que va a manosdel armador es más reducido e incluso inexistente.

De hecho, el sistema a la parte tiene una larga tradición en Canarias,tanto en la pesca de bajura como en aquella que se desarrollaba en la costasahariana. Reina y Lorenzo ofrece una descripción bastante rica del modelode reparto del producto18 que prevalecía en la pesca de Berbería al finali-zar el siglo pasado:

...se deducen los gastos, y el líquido se distribuye en laforma siguiente: el amo del buque toma cierto número de sol-dadas por dos respectos, que llaman soldadas del barco y sol-dadas de interés. Por las del barco toma ordinariamente diez yseis, poco más o menos, por cada viaje, según la cabida delbuque, y por las de interés, una por cada trescientas pesetasinvertidas en los gastos de habilitación en cada uno de losprecitados viajes que se hayan hecho. Anteriormente era cos-tumbre no tomar más soldadas que por el barco, a razón deuna por cada cahíz de sal. Lo demás se prorratea entre todoslos tripulantes y vendedores con arreglo a las soldadas, medias,cuartones y medios cuartones que cada cual tiene asignados.(Reina y Lorenzo 1894: 53).

pasaban a formar parte de estas unidades productivas de mayores dimensiones que se constituíansobrebarcos grandes, mucho mayores que los que encontramos en las tres comunidades que nosocupan.

17 Por ejemplo, González Laxe subestima el papel de las relaciones sociales de producción ca-pitalistas en la pesca gallega.

18 En este modelo de partición del producto en Canarias un elemento a reseñar es cómo siglosatrás participaban del mismo en ocasiones la iglesia y de manera sistemática, por ejemplo, lacofradía de San Telmo. De la primera cuestión da cuenta Alvarez Rixo (1866: 89-90). Comenta elsegundo caso Molina y Quesada (1892: 86).

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Los armadores de la pesca del salado se comportaban de forma pare-cida a pequeños capitalistas, pues además de proveer de los medios deproducción adelantaban un cierto monto de dinero en efectivo a los pesca-dores, manteniendo una dependencia que a la vez aseguraba su superviven-cia en los años de malas pescas... Aumentando los beneficios por losintere-sesdel préstamo. A la vez, el sistema a la parte ofrecía muchos grados en laparticipación del producto para los trabajadores directos. Los más hábiles,con más edad y los más experimentados eran los que tenían derecho a unporcentaje mayor sobre las capturas (la soldada). Los aprendices o grumetespodían cobrar una cuarta parte e incluso una octava de tal cantidad. Laelevada diferenciación (hoy reducida) en la participación del producto en elseno de los marineros, conectada a su eficacia en las faenas de la mar, suedad y sus responsabilidades familiares, probablemente tengamos que rela-cionarla con un exceso en la disponibilidad de mano de obra. Algo similarocurría en los chinchorros del Puerto de las Nieves hace cuarenta años yconducía a una estratificación parecida. Los más experimentados, de másedad y mejores conocedores de la mar hacían valer en este caso sus dere-chos frente a los jóvenes y a laposible gentede tierra:

Antes el que era un hombre, el que era un hombre era elque ganaba una soldada... Después había media parte, habíatres cuartones, un cuartón... Tú te vas a creer que todo el mun-do ganaba una parte antes... La soldada tiene cuatro divisiones,se comparte en cuatro, el que merecía la parte entera se ledaba, el que merecía la mitad se le daba, el que merecía lostres cuartones...

En este tipo de unidades productivas había, por tanto, una estratifica-ción dentro de los marineros que faenaban con el arte. Para que uno deellos fuera considerado comoun hombre, merecedor de percibir una partecompleta, debía trabajar muy bien, conocer el oficio y, con frecuencia, estarcasado. Las mismas tripulaciones de los chinchorros decidían cuándo unmarinero era merecedor de lasoldada completa. En la determinación dequién debía cobrarla el dueño de los medios de producción influía poco, yel patrón consultaba qué hacer en cada caso con los marinerosde tierra. Enpalabras de un antiguo patrón:

Si se quejaba la familia o algo el patrón mandaba a deciraquí... ¿Qué tal trabaja el chico este...? Los que lo sabíamoséramos los que estábamos en tierra... Pues no se merece eso,no se le puede dar porque no se lo merece... El patrón nos lo

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preguntaba a nosotros... Y si no lo merecía no se le daba... Sino quería ir que no fuera, al coño...

No es frecuente en nuestros días tal estratificación en la distribucióndel producto. El caso de los chinchorros era muy especial, por los muchosmarineros trabajando en común, la fuerza de trabajo alternativa de sobra, ytratarse de labores para las que no hacía falta tener especiales conocimien-tos o habilidades. Cuando cambiaron las condiciones del entorno (caída delos chinchorros, emigración a la ciudad, etc.), el esquema de reparto semodificó rápida e irreversiblemente.

La administración del producto obtenido de la venta de la pesca siguepautas muy tradicionales en la mayoría de las comunidades. Años atrás,prácticamente en todas las poblaciones de pescadores, las mujeres, las ma-dres, eran las que controlaban la economía familiar. Al ser las que vendíanel pescado, recogían en primera instancia el producto de esta venta, bienfuera comida o dinero. Los pescadores en las Islas tienen una merecidafama de bebedores y juerguistas, y los ahorros estaban mucho más segurossi permanecían en su mayor parte en manos de las mujeres. Si esto ocurríacon el dinero obtenido por el cabeza de familia, igual pasaba con la partede los hijos (los pescadores jóvenes todavía residentes en lacasa) que sa-lían a la mar con su padre o incluso en pescas colectivas como el chincho-rro. Normalmente, hasta la boda no disfrutaban plenamente desu parte:

Yo no recogí parte ninguna, no te digo yo, porque antesera otra forma de hoy. Hoy desde que tú empiezas a ir a la marya le pides la parte a tu padre, antes no. Antes cuando yo fui acoger la parte mía fue cuando me casé, porque antes de solteronunca le dije a mi padre...

Si en Agaete, de donde procede este testimonio de un pescador, ya eshabitual que los jóvenes pidan su parte en cuanto llegan a una ciertaedad19, en el resto de las comunidades poco a poco se va adoptando lamisma estrategia, para mantener a los pescadores jóvenes en la actividad.

19 Y si no cobran la parte los jóvenes intentan cambiar de unidad productiva o de actividad,buscando lo suyo:

¿Hasta los 18 años la parte se le entrega al padre?Sí, y el padre después coge la mitad, reparte la mitad, mitad pa él y mitad pal otro, pal hijo,

porque el padre no quiere todo, porque hay que ayudarle primero... Y si el padre no le da nada alhijo... Ya aquello tiene que decir... ¡Ah! ¿Estoy trabajando? ¡Todo pa tí!, ¡Noo!, ¡Pues me voy paotro sitio! ¡Me voy a buscar lo mío...! Es así.

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2.2.- El carácter dual del sistema a la parte: medios de producción ytrabajo a destajo

Las formas del sistema a la parte en el modelo capitalista y en elprecapitalista, si bien aparentemente son iguales, enmascaran las diferenciasexistentes,poseyendo funciones completamente distintas. Podemos recordaraquí unas palabras de Godelier:

Un error común a los numerosos especialistas «positivis-tas» de las ciencias humanas, sean demógrafos, economistas,antropólogos o historiadores, error que les hace descuidar orechazar la hipótesis marxista del papel determinante en últimainstancia de la infraestructura económica, es el de confundir lajerarquía visible de las instituciones y la jerarquía real, invisi-ble, de las funciones asumidas por estas instituciones. (Godelier1974: 242).

El sistema a la parte ha de ser analizado de manera completamenteenlazada con el tema de la propiedad de los medios de producción. Mien-tras en las embarcaciones menores es poco frecuente hallar entre sus tripu-lantes personas que no tengan al menos participación en su propiedad, en elcaso de las embarcaciones mayores de 20 TRB. es habitual. Parejo a ello seencuentra el mayor grado de participación en el producto que corresponde alos medios de producción. En las embarcaciones menores, de propiedadfamiliar, en ocasiones no se deja parte para el barco. En El Pris tal actitudes común, en San Miguel de Tajao no lo es tanto, y en Agaete se deja, deforma sistemática, la partedel barco y las nasas(en las unidades producti-vas que las tienen). Examinemos, en primer lugar, el caso de El Pris:

Yo no estoy trabajando para nadie. Yo tengo barcos pro-pios míos. Y yo ¿trabajar en un barco para darle después austed una soldada, una parte?... Yo tengo gente conmigo y noson familia sino particular. Si yo pongo 10.000 pesetas en unarte, usted pone otras 10.000. Si cogemos 40.000 pesetas20.000 para usted y 20.000 para mí. Ahora, con la advertencia,que el aceite, gasoil, si hay una rotura lo pagamos entre losdos. Eso es como hermanos. ¿Está bien que vayamos en unbarco, cojamos 30.000 pesetas y usted se lleve 10.000 y yo20.000? Eso no. Yo tengo tres hijos como usted. ¿Que yo le déde comer y usted no? ¿Que yo les pueda pagar estudios y ustedno...? Eso no puede ser... Eso es inhumano.

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Años atrás en El Pris era habitual que se le sacara la parte al barco ylas nasas. La escasez de mano de obra, y la capacidad para obtener unosmedios de producción cada vez de más reducido coste comparativo, contri-buyeron a que se produjera esta modificación en la actitud hacia la distribu-ción del producto.

Por el contrario, en el caso de Agaete y Tajao lo usual sigue siendoreservar una parte para los medios de producción, que ha de ser destinada,al menos en teoría, al mantenimiento y renovación de estos equipos. Enpalabras de un pescador de Agaete:

Porque el arte gana sus intereses, la parte... A ti te tocan200 pesetas, pues a todos le tocan 200 pesetas y las 200 pese-tas esas del arte, pues tú que sos el responsable de eso pues túlas vas guardando porque se rompe... Los artes tienen quetener una parte y tú guardarla. Esa no se la das ni a tu mujerni a nadie... Esa la guardas tú porque si no el día de mañanase te rompen... ¡No, lo he gastado para comer!

Conforme va aumentando su tamaño (y el capital invertido en la ad-quisición), los medios de producción (barco y artes) llegan a participar deun 60% o más del total de beneficios de las capturas. La evolución desdeun esquema al otro toma la forma de uncontinuum20. Desde las unidadesproductivas que no extraen ningunaparte del producto para los medios deproducción vamos pasando progresivamente, como hemos visto, a las quedejan una para tal fin, y en cuanto llegamos a embarcaciones de unas cier-tas dimensiones (12, 13, 14 o 15 metros) ya les corresponde dos, tres ocuatro partes, según la comunidad, la competencia por la mano de obra, etc.Las circunstancias cambian también cuando la propiedad de las embarcacio-nes mayores es familiar y son tripuladas por los propios miembros de lafamilia. En este caso, a pesar de tener una cierta envergadura, sólo partici-parán en unaparte del producto para los gastos y el mantenimiento.

Son evidentes las diferencias entre estos casos y la pesca industrial,en la que los medios de producción participan de un 50 o 60 por ciento de

20 Dentro de estecontinuumen ocasiones aparecen altibajos que no serían explicables sinconocer en detalle el contexto que los provoca. Por ejemplo, en Agaete años atrás se dio el casode que, en pequeñas embarcaciones de propiedad familiar, se empleaba la técnica de las nasasgrandes y estas se llevaban la mitad del producto obtenido. Pero tales medios de producción noeran propiedad de los pescadores, sino que capitalistas de tierra losprestabancon tal condición aalgunas unidades productivas. En cuanto a los pescadores les fue posible acceder a la propiedad delas nasas, inmediatamente abandonaron las de estosprestamistasde tierra y volvieron a susesquemas tradicionales de reparto del producto.

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los beneficios. Sin embargo es habitual en ambos el pagoa la parte. Perosólo en el último caso existe similitud con el trabajo a destajo del que hablaMarx. Las funciones asumidas por el sistema a la parte son completamentedistintas en uno y otro tipo de pesca. En las pequeñas unidades productivasde la artesanal, sobre todo cuando se hallan constituidas por padre e hijo,dos hermanos etc. —que es lo más frecuente, como hemos visto en aparta-dos anteriores—, el salario a la parte no implica la extracción de plusvalor,pues se está trabajando para una entidad comunitaria y con unos medios deproducción que muchas veces son también propiedad común. Tendría rela-ción con el trabajo a destajo según Marx únicamente en la medida en que esel propio trabajador directo el que se marca la intensidad y duración de sulabor diaria, ganando de esta forma su salario (Chayanov21 1925: 33).

Las relaciones sociales de producción, en el caso de embarcaciones degrandes dimensiones con muchos tripulantes, tienen un carácter completa-mente diferente aunque mantengan el sistema a la parte. Mientras, el casode las pequeñas unidades productivas de nuestras comunidades pesqueras sepodría encuadrar en la definición que da Servolin de la pequeña producciónmercantil, que se fundamenta, por una parte, en que el trabajador directo esel propietario de los medios de producción, organizando su trabajo y perte-neciéndole su producto; por otra, en que el fin de la producción no es laobtención de una ganancia, sino la subsistencia del trabajador, de su familiay la reproducción de los medios de producción. El productor cambia losfrutos de su trabajo por objetos útiles de valor, y el dinero sólo juega en laoperación el papel de medio de circulación (Servolin 1972: 163-4).

Ambos presupuestos han de ser en cierta medida relativizados. Porejemplo, en las unidades que entendemos por precapitalistas en la pesca, losmedios de producción no son estrictamente propiedad del trabajador directo,

21 Una aplicación de las teorías de Chayanov a las unidades productivas familiares en unacomunidad de pescadores ha sido realizada por Jorion (1983a), centrando su estudio en los si-guientes aspectos:

a).- En una unidad de producción familiar, cuanto mayor es el número de productores, menostrabajan, por el efecto de atracción del nivel de vida medio y la relación favorable de laratioproductores/consumidores.

b).- Enlaza la hipótesis anterior formulada por Chayanov con la teoría delbien limitado, queprovee a las comunidades de un mecanismo homeostático que contribuye a perpetuar la indiferen-ciación económica en la comunidad (1983a: 436).

En el caso de las comunidades de pescadores canarias que hemos estudiado, y quizás debido alas últimas innovaciones tecnológicas, las hipótesis de Chayanov no se confirmarían en la mismamedida en que lo fueron en el trabajo de Jorion. Latragedy of the commonsparece estar muypresente, la explotación del medio marino sigue muchas veces patronesanárquicos, y no siempreel nivel de vida medio deindiferenciación económicaes asumido por la totalidad de los pescado-res y sus familias.

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son propiedad de la familia o de la unidad doméstica de la que forman partelos tripulantes. Además, no es cierto que la venta de sus productos y lacompra de objetos útiles se realice siempre según la fórmula del intercam-bio mercantil. Desde que aparece como intermediario el capital mercantil, lanaturaleza de la relación cambia (Servolin 1972: 165).

El esquema de la pequeña producción mercantil en las Islas se cumplede forma más acentuada si miramos al pasado. Por ejemplo en Tajao, debi-do a su aislamiento, treinta o cuarenta años atrás buena parte del pescado secambiaba por productos agrícolas dentro de una economía casi de merasubsistencia. Hoy, en las unidades productivas que poseen esquemas derelaciones sociales de producción que entendemos como precapitalistas, elproceso de circulación del producto mantiene vías diferentes, y por supues-to, las poblaciones se encuentran enmarcadas en un modo de produccióncapitalista. No pretendemos aquí profundizar en el análisis teórico de laarticulación de tales factores por lo extensa que podría resultar la discusión.

Sin embargo, en las unidades productivas de grandes dimensiones latónica resulta muy distinta, pues la propiedad de los medios de producciónse encuentra por lo general alejada de los productores directos22, y el por-centaje en el cual los capitalistas o armadores participan en el productoresulta habitualmente muy elevado, extrayéndose plusvalía. En este caso síresultan aplicables las palabras de Marx sobre el trabajo a destajo:

El pago a destajo no es otra cosa que la forma transmu-tada del salario por tiempo, así como el salario por tiempo esla forma transmutada del valor o precio de la fuerza de traba-jo. (1867, El Capital, Vol II: 671).

22 El proceso modernizador y capitalizador, que provoca un alejamiento de los productoresdirectos respecto a sus medios de producción (Breton 1977: 134), no siempre implica la introduc-ción de capital foráneo en el sector. En ocasiones, y bajo condiciones específicas, ciertos pescado-res podrán acceder a medios de producción muy capaces y valiosos. En esta cuestión también lahabilidad cobra una importancia fundamental. El acceso a la propiedad de los medios de produc-ción por parte de los patrones más exitosos se ve favorecido en el caso que, por ejemplo, narraWadel (1972) con las facilidades para obtener préstamos ventajosos subvencionados por el gobier-no, y por las ganancias en la pesca provenientes de acumular varias partes al ser patrón, y nopoder gastarlas para mantener laigualdaddentro de las tripulaciones y los pueblos de pescadores(Wadel 1972: 110-1). Este último aspecto es un elemento fundamental dentro del esquema de vidade las comunidades que describe y que hemos muchas veces observado también en Canarias. Perono únicamente permite esto el acceso a la propiedad de los medios de producción, sino que ade-más posibilita que se hallen dotados de los mejores adelantos técnicos (Wadel 1972: 113). EnCanarias las inversiones en tecnología electrónica de las embarcaciones se hallan limitadas por elbajo nivel cultural de los pescadores que dificulta la adaptación a un equipo complicado, losproblemas de asistencia técnica, y muchas veces las escasas ventajas que presentan para ciertostipos de pesca.

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En sí y para sí es claro, sin embargo, que la diferencia deforma en el pago del salario no modifica nada en la esencia deéste, aun cuando una forma pueda ser más favorable que la otrapara el desarrollo de la producción capitalista.(1867, Vol. II:672).

Las palabras de Marx apuntan hacia un concepto que en teoría desistemas, antropología ecológica y aún en el seno del mismo marxismo, hasido desarrollado desde hace bastantes años. Se trata del concepto de equiva-lente funcional, que se refiere a cómo dos elementos aparentemente distintospueden jugar papeles idénticos o muy similares en el seno de un sistema23.En este caso, el trabajo a destajo podría tomar un papel equivalente al delsalario en una empresa capitalista, pero con importantes ventajas por ser másadaptativo al contexto específico que nos ocupa24. Asimilar ambas cuestio-nes no es del todo correcto. Habitualmente en el pago a destajo se premia elesfuerzo individual, mientras que en el caso de la pesca lo que se retribuyemediante el destajo es un esfuerzo colectivo de los miembros de la unidadproductiva, en la que muchas veces se incluye el mismo propietario como unmarinero más o como patrón. Sin embargo, el símil del sistema a la partecon la teorización de Marx sobre el trabajo a destajo creo que es lo suficien-temente ilustrativo como para justificar esta leve diferencia. Son las unidadesproductivas aquí las que compiten por un mayor salario, y en el seno de lasmismas los pescadores se encuentran interesados en que se eleve la producti-vidad, y por ello sus ingresos. La competencia, que en la definición clásicade Marx se realizaba entre los propios trabajadores, se ve ahora ejercida porlas unidades productivas entre sí. Veamos cómo la describe Marx:

Pero el mayor campo de acción que el pago a destajo ofre-ce a la individualidad, tiende por una parte a desarrollar dichaindividualidad y con ella el sentimiento de libertad, la indepen-dencia y el autocontrol de los obreros, y por otra parte la com-petencia entre ellos mismos, de unos contra otros.(1867, Vol.II: 677)

Son precisamente éstos algunos de los rasgos característicos de lacompetitividad que se desarrolla entre las unidades productivas de nuestros

23 Ver Nagel 1956 para mayor información sobre algunos aspectos formales del análisis fun-cional, y entre ellos este tema de los equivalentes funcionales.

24 Y según Marx, no únicamente en este contexto resulta extremadamente interesante para elmodo de producción capitalista:De la exposición precedente se infiere que el pago a destajo es laforma del salario más adecuada al modo de producción capitalista.(1867, Vol. II: 678).

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pueblos de pescadores, que se concreta en cuestiones como el secreto. Po-dríamos preguntarnos por qué no se ha visto sustituido el pago a destajo, elpagoa la parte, por un salario fijo. Desde nuestra perspectiva, es evidenteque el pago a destajo integra elementos muy convenientes para la empresacapitalista, y más en el caso de la pesca. En primer lugar, proporciona alcapitalista una medida exacta de la intensidad del trabajo, lo que vuelvesuperflua la vigilancia del mismo25. Baste recordar un caso de unidad pro-ductiva en Agaete donde un capitalista de tierra pretendía revolucionar lastécnicas de pesca trayendo palangres y pescadores a sueldo desde Galicia. Eldesconocimiento del medio y la despreocupación de tener al cabo del mes elmismo sueldo, pescaran bien o no, motivó el fracaso estrepitoso de laexperiencia.

En segundo lugar, el sistema a la parte invita a los productores a au-mentar el grado normal de intensidad en el trabajo26, lo que resulta espe-cialmente interesante para la pesca, pues en ella se da una gran variación enel esfuerzo según los momentos. En ocasiones es necesario faenar durantemuchísimas horas sin descanso, lo que no admite la compartimentación deltiempo de trabajo típica de la retribución por salario y que, sin embargo, esperfectamente compatible con la retribucióna la parte. En tercer lugar elsistema a la parte sustenta la ideología de participación en la pesca comoempresa común, típica de las unidades productivas artesanales o precapitalis-tas27. Por último, uno de los rasgos fundamentales que incorpora la activi-dad pesquera es la gran variabilidad en las capturas y el alto riesgo de aven-turarse en empresas cuyo éxito no puede ser, ni de lejos, garantizado. Esteaspecto favorece todavía más el sistema a la parte desde una óptica capitalis-ta, pues traslada a los pescadores buena parte de la incertidumbre que bajo elsistema de salario tendría que asumir el armador, haciéndoles a la vez res-ponsables y copartícipes de la buena o mala suerte de la pesca. Por ello eldestajo en esta actividad es todavía más crudo que en la primigenia defini-ción de Marx, según la cual la relación entre unidades producidas y salarioestaba prefijada y en buena medida mantenía equivalencia con el tiempo detrabajo y la calidad del mismo. Por el contrario, en el caso de la pesca seintroduce la suerte, la abundancia o no de pescado (difícilmente evaluable opredecible), que convierte a la relación entre tiempo-calidad del trabajofrente a los resultados del mismo en algo más aleatorio. Aleatoriedad que engran medida, como antes apuntábamos, asume el productor directo, y que

25 Marx enEl Capital, pp. 674-5.26 Marx, El Capital, pp. 675-6.27 El análisis de Godelier sobre el estado Inca, que aprovechaba en sus conquistas los esque-

mas ideológicos previos de las poblaciones que invadía, puede iluminar la cuestión. Ver Godelier(1974: 192-6).

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abarca tanto la relacionada con la pesca como aquella otra no menos impor-tante de la comercialización, por las variaciones en los precios de venta.

2.3.- De la familia a la empresa: modernización, capitalizacióny relaciones sociales de producción

Hasta ahora hemos visto cómo la transición de la unidad productivafamiliar a la más propiamente capitalista se halla profundamente enlazada aaspectos como la modernización, la introducción de capital en el sectorextractivo, el aumento de tamaño de las unidades productivas, y el paso adiferentes técnicas de pesca. Estos serían los elementos que podríamos situarentre los condicionantes de la transformación, que tiene dos claras conse-cuencias: primero, el alejamiento de los productores directos de sus mediosde producción y, segundo, el mayor porcentaje con el que estos medios deproducción participan del producto de la pesca.

Los medios de producción, tanto en el caso canario como en numero-sos ejemplos plasmados en la literatura de antropología marítima suelenparticipar de los beneficios o del producto de la actividad pesquera según: a)el monto de capital invertido en su compra; b) los costos de mantenimientode los medios de producción en que se concreta este capital; y c) la disponi-bilidad de fuerza de trabajo en la comunidad o comunidades que tengancomo puerto-base y sus cercanías.

Conocemos ejemplos de tales fenómenos. En Agaete, al cambiar losmateriales con los que se confeccionaban los chinchorros y disminuir suscostos de mantenimiento, se modificó su porcentaje de participación en elproducto de la pesca. De cinco o seis partes se pasó a tres y todavía debíahaber bajado más, tal como señala un pescador de la comunidad:

Cinco o seis, cinco y seis soldadas, le sacaban antes, hoyno, ya hoy me parece que se le sacan tres... Antes se le sacabanmás partes, porque antes los hilos eran más ruines... Y el amodel chinchorro tenía que comprar mucho hilo, pero hoy no, conlos hilos que salen, con una soldada le sobra... Los nylon esosson irrompibles, eso es casualidad, casualidad que se rompa...

De la importancia que posee el factor disponibilidad de mano de obrapara la distribución del producto tenemos un ejemplo en el análisis de Bre-ton de la población de St. Paul River. Esta comunidad poseía tradicional-mente un sistema a la parte estratificado, en el cual era usual obtenermediaparte, mientras el patrón obtenía la mitad de todos los beneficios:

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Dado el mayor número de propietarios y la baja productivi-dad de algunos lugares, este modelo de división está hoy en díatransformándose en favor de los marineros. La media parte y elcuartón han desaparecido casi completamente, y la mayor partede los marineros ahora consiguen una parte completa aun si sonrelativamente jóvenes. Dada la escasez de personal, ilustradapor el mínimo número de pescadores en la mayoría de las tripu-laciones, el patrón debe distribuir una parte mayor de los ingre-sos a sus marineros(Breton 1973: 137-8).

La organización según esquemas más igualitarios que comenta Bretonla encontramos reflejada también en Canarias, por la práctica desapariciónde las medias soldadas o los cuartones (cuarta parte de una soldada). Sólolos muy jóvenes participarán de este esquema de reparto del producto. Ade-más, en muchas comunidades artesanales con las pequeñas embarcaciones decuatro o cinco metros tripuladas por parientes cercanos o amigos íntimos, lospropietarios de los medios de producción simplemente renuncian acoger laparte del barco, como ocurre en el caso de El Pris.

Otro elemento especialmente interesante del sistema a la parte es elmimo con que los capitalistas o los armadores tratan a la fuerza de trabajomás especializada y, a la vez, la fundamental para la rentabilidad de lasunidades productivas: los patrones, que normalmente obtienenpartes extraen el producto, doblando o triplicando los ingresos de un pescador de lamisma tripulación (Wadel 1972: 111). De hecho, son estos patrones los queposibilitan en buena medida, gracias a sus conocimientos del medio y de lasfaenas pesqueras, la rentabilidad de las empresas o de las unidades producti-vas y por ello reciben ingresos adicionales.

Todo lo expuesto afirma una idea muy sencilla: el sistema a la parte esperfectamente integrable dentro de un esquema productivo capitalista, pese aque su forma externa sea tan distinta del salario.

Podemos resumir un poco el carácter del sistema a la parte en lasestrategias de las unidades productivas artesanales, o de los armadores en lapesca industrial. En el primer caso, el sistema a la parte se encuentra en labase del funcionamiento de la unidad productiva instituida sobre el parentes-co; colabora a mantener la unión y el interés por la empresa común, soste-niendo una ideología de participación conveniente para todos los miembrosde la unidad productiva. En las unidades productivas de mayor tamaño elsistema a la parte responde perfectamente a los intereses de la pesca indus-trial pues: a) mide la intensidad y la calidad del trabajo realizado con preci-sión; b) hace superflua buena parte de la vigilancia sobre el trabajo; c) man-tiene la ideología de participación en el barco y sus beneficios, con lo queello implica de interés añadido por parte de los marineros y especialmente de

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los patrones; y d) distribuye el riesgo de los malosviajes y las escasas cap-turas al conjunto de la tripulación. Luego la estrategia del capitalista seráadoptar este sistema en la medida de lo posible, excepto en casos excepcio-nales en que se puedan predecir capturas estables, la vigilancia del trabajosea más fácil, etc.

Estas diferentes relaciones de producción implican consecuencias aotros muchos niveles. Por ejemplo, en los estudios de ecología —específica-mente para los de índole procesual— tenerlas en cuenta resulta fundamentalpara el examen del cambio tecnológico y social (McCay 1978: 402). Revelarlas relaciones sociales de producción subyacentes en el sistema a la partepuede constituir un elemento fundamental en los análisis del cambio. Porejemplo, resulta un elemento central en la investigación de las transforma-ciones que se están produciendo en las comunidades pesqueras canarias yque conducen en muchas de ellas a la desaparición de las unidades producti-vas artesanales. Cuando se dan condiciones favorables para el desarrollo deotros tipos de pesca más capitalizados (disponibilidad de refugio pesquero,amplia plataforma submarina, riqueza en especies pelágicas, fuerza de traba-jo disponible, etc.), las pequeñas unidades productivas se ven sustituidas porotras que se aproximan en su funcionamiento a esquemas capitalistas (em-barcaciones de quince o más metros, tripulaciones de siete o más personas),y que convierten paulatinamente al pescador en unproletario del mar, cadavez con menor control sobre su trabajo (McCay 1978: 407).

En comunidades como las estudiadas por Santana Talavera (1986) oGalván y Pascual (1989), estos fenómenos son muy claros. En Agaete estánapareciendo condiciones que podrían conducir a tal situación —refugio pes-quero—, pero la fuerza del enclave como atracción turística seguramentedará al traste con tales tendencias, al aparecer un factor muy importante decompetencia por la fuerza de trabajo.

3.- LOS PATRONES DE COMERCIALIZACIÓN EN TRESCOMUNIDADES PESQUERAS

3.1.- Del capital y la comercialización en la pesca artesanal e industrial

Los patrones de comercialización presentan grandes diferencias sicomparamos la pesca artesanal con la industrial. Mientras en esta última elarmador suele encargarse de la venta del producto y las partes se perciben endinero, en la artesanal la tónica resulta diferente y podemos encontrar variasmodalidades en Canarias. El pescado en ocasiones se reparte a pie de playa,entre todos los pescadores que forman la unidad productiva, para que las

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mujeres lo vendan —sobre todo en las pescas colectivas—. En otros casos laesposa, hermana, madre, etc., de uno de los marineros o del patrón se encar-ga de ello, repartiendo más tardelas perras. En la pesca de túnidos o deespecies pelágicas, cuando las capturas son muy elevadas, el producto sevende a factorías o empresas conserveras, para posteriormente distribuir eldinero de la venta entre los componentes de la unidad productiva. En comu-nidades donde los intermediarios acaparan la comercialización del pescado,queda el control de su venta en manos de los armadores, pero hay un cono-cimiento directo del proceso por parte de los marineros.

El rasgo diferenciador más importante aquí es el control que tiene elarmador en la pesca industrial sobre la comercialización del producto. Mu-chas veces el propietario es una empresa conservera, con lo que su dominiosobre todo el proceso es absoluto28. En la pesca artesanal el control de laventa no se aleja de los pescadores que componen la unidad productiva29.

En muchas ocasiones, la estrategia de los capitalistas es concentrar susinversiones en la comercialización, dejando a un lado el sector extractivo, loque les ofrece en determinadas circunstancias mayores ventajas (Breton1977: 130-1)30. El caso canario no ha sido una excepción a esta estrategiadel capital. Las mayores inversiones iban dirigidas, en lo que se refiere a lapesca interinsular, al establecimiento de fábricas de conservas. Pero tambiénse producía la inversión en embarcaciones, que cedían a los pescadores parasu explotación, y que éstos muchas veces les compraban poco a poco, comohemos analizado al comentar los procesos de capitalización. Con ello conse-guían aumentar las capturas, mantener a los pescadores unidos a la factoríaque les proporcionaba los medios de producción —a la que habían de venderel pescado—, y dar una imagen de empresa bienhechora, ocultando la explo-tación que se realizaba sobre los productores directos. Esta se concretaba enprecios muy bajos para la pesca, “errores” sistemáticos en las pesadas afavor de la empresa, etc31. En suma, con una mínima inversión se asegura-ban el control del mercado al ser ellos los que ponían los precios y tener un

28 Esta caracterización se corresponde con una cierta fidelidad al caso canario. En otros lugaresdonde las cofradías u otros organismos de representación de los pescadores tienen fuerza, sucontrol de los procesos comercializadores es mayor a través de las lonjas, por ejemplo.

29 En general esto ocurre con todas las instituciones que rodean al pescador en uno u otro tipode pesca. Mientras en la artesanal hay un conocimiento directo de todas ellas, y de los factoresque las condicionan, en la industrial no ocurre así (Baks & Postel-Coster 1977: 37).

30 McCay (1981b: 3) asume posturas similares a las de Breton, reseñando las ventajas para loscapitalistas de mantenerse en las posiciones más seguras de la comercialización y el procesado.Faris (1977: 246) también afirma que la forma más común de racionalización capitalista es extraerla mayor plusvalía a través de controlar el sector del procesado.

31 Ver Galván y Pascual 1989 para más detalles acerca de este tema, específicamente sobre lazona sur de la isla de Tenerife.

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amplio número de pescadores que a la fuerza debían venderles sus capturas.Mientras tanto, los productores directos tenían que asumir todos los costesdel mantenimiento de los medios de producción32.

Los problemas para el capitalista que sigue esta estrategia vienen confrecuencia de la competencia creada por otros empresarios, que rompen elcontrol sobre el mercado y obligan muchas veces a la inversión en mediosde producción, en barcos y artes gestionados de forma directa, para asegurarel suministro de pescado a las fábricas o a la redcomercializadora (Breton1977: 131 y ss.).

3.2.- Las estrategias domésticas de la circulación del producto: de la ventadirecta a los intermediarios

Ya hemos analizado las diferencias entre la pesca artesanal y la indus-trial en lo referente a los patrones de comercialización. A partir de estemomento comenzaremos el análisis concreto de las estrategias desarrolladaspor los pescadores en las tres comunidades para la circulación del productode su trabajo, tanto en nuestros días como en el pasado. Quizás sea Agaetela que se diferencie más claramente de las otras dos, que mantienen a esterespecto muchos elementos comunes, tanto en la situación actual como através de la historia.

a).- Las burriqueras de antaño en Agaete

La comercialización de la pesca en esta comunidad se enfrentaba convarios problemas. Al desarrollarse las actividades pesqueras hasta los añossesenta básicamente con chinchorro o sardinales, que obtenían elevadascapturas de especies pelágicas, llegando a varios miles de kilos al día enbuenas circunstancias, eran necesarios canales de comercialización capacesde conducir tal volumen de pescado hasta los posibles consumidores, quepodían encontrarse muy alejados de Agaete. Dado el escaso desarrollo deltransporte por carretera y la necesidad de llegar hasta núcleos de población

32 Andersen (1979b: 319) y McCay (1979: 159) describen este sistema de líneas de crédito queadelantan los intermediarios para mantener a los pescadores en deuda continua con ellos, enlaza-dos por una relación de crédito. En el caso de las empresas conserveras canarias, queadelantabanuna embarcación, es de reseñar que los pescadores obtenían ventajas importantes con ello, pueseste barco era también empleado en muchas otraspescascuando los túnidos no se presentaban,favoreciendo el acceso a medios de producción que de otra forma les habría sido muy difícilobtener.

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de difícil acceso, la mejor alternativa eran los animales de carga y losba-ñosa la cabeza de las mujeres.

Los burros y los intermediarios que recibieron de ellos su nombre,fueron cercanos compañeros de la pesca con chinchorro y sardinal en Agae-te. Constituían un grupo organizado que permanecía pendiente del pescadoque llegara a tierra, y se encargaba de llevarlo por todo el Norte de la Isla.La mayoría de las personas que formaban parte de este colectivo estabanenlazadas por parentesco, en diverso grado, y teníanjefas que controlabanla venta o trataban con las unidades productivas los precios del pescado.Hermanas, sobrinas, hijas, yernos, etc., de lasjefas formaban el conjuntode vendedorasfederadasde lasburriqueras, del que participaban los hom-bres para el transporte de la pesca. Estas vendedorasfederadasrecibían unsueldo diario, que podía variar si iban más de una vez al día a vender. Lle-gaban hasta localidades tan lejanas como Teror, Utiaca, Valleseco o Ariñe,cargando en la cabeza con los baños del pescado. El transporte con losburros sólo llegaba habitualmente hasta Gáldar, y desde esta poblacióndebía emprenderse el camino a pie. Posteriormente los burros serían susti-tuidos por camiones y camionetas, que llegaban también hasta Gáldar ohasta Arucas.

Nosotros íbamos hasta Arucas en coche, en camiones, loque sea, y después a la cabeza, por todos esos andurriales, portodos esos mundos de ahí. Arucas era el punto de partida, des-pués decían, una pa Teror, otra pa acá, otra pa Moya, otrapara tal, pero a Arucas llegaba todo el mundo.

Gracias a los burriqueros, las unidades productivas dedicadas a losartes podían permanecer prácticamente todo el día en la mar, sin preocupar-se de la comercialización, pues tenían la venta segura en cualquier momentoen que llegaran a tierra:

Le vendíamos a los burriqueros porque así podíamos estartodo el día. (...) Los burriqueros antes lo que se cogiera se lollevaban, empezaban a cargar bestias ahí, muchos burros, unganado...

Estos intermediarios se llevaban las capturasfiadas, acordando unprecio con los pescadores. Sólo pagaban una vez que se hubiera vendido, ynormalmente al finalizar la semana, adelantando a los pescadores el dineroimprescindible para su manutención cuando era necesario.

En primera instancia, todo el pescado capturado en la comunidad secomercializaba de esta forma. Más tarde comenzaron a salir las mujeres, y

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para ello se partía el pescado entre los marineros, que después eran libresde encargar o no a las burriqueras su venta. Si se realizaba por las mujereslos ingresos eran mayores al no tener que compartirlos con ninguna personade fuerade las unidades domésticas.

El papel de las vendedoras de la comunidad se hizo notar de formaespecial durante la época de la guerra, cuando la economía doméstica sefundamentaba muchas veces en el cambio del producto porcomida. Con talfin se llegaba hasta las comunidades agrícolas, frecuentemente muy aleja-das, para intercambiar pescado (sardina tostada, por ejemplo) por papas,garbanzos o huevos. En este momento la disponibilidad de dinero era muylimitada, tanto para los pescadores como para los agricultores, y los inter-cambios eran mucho más sencillos sin su intervención directa, permitiendoreservarlo para otros menesteres en los que fuera imprescindible, aunqueestuviera presente como factor de conversión. La mayor ventaja del inter-cambio es que permite a los individuos conservar sus reservas de dinero,más limitadas que las de alimentos. Como regla general, los consumidoresmás pobres insistirán de esta forma en el intercambio, aunque el preciopagado sea el mismo en la práctica (Orlove 1986: 96). Los costos del inter-cambio eran reducidos, pues las mujeres que lo llevaban a cabo sabían conquién debían contactar para ello. Estas relaciones solían ser estables y dura-deras, ya que respondían a intereses tanto de los pescadores, que necesita-ban papas, gofio, y otros frutos de la tierra como de los agricultores, queconseguían proteínas a buen precio. En ocasiones, los hombres salían juntoa las mujeres pararecorrer los camposy cargar los alimentos imprescindi-bles para complementar la dieta habitual fundamentada en el pescado33.

La rentabilidad de la venta del pescado aumentó notablemente cuandolas mujeres de los pescadores se encargaron de la tarea. Por ello comenza-ron a salir a vender por su cuenta. En este proceso intervinieron variosfactores. Por una parte, la crisis de los chinchorros en favor de la nasagrande, que disminuyó de forma muy importante el número total de kilos depescado capturados, y aumentó con mucho (relación de 4 a 1 aproximada-mente) el valor del producto de la pesca. Por ello resultaba más fácil trans-portar el producto hasta los centros de consumo. En segundo lugar, losburriqueros comenzaron a traer sardinade baquita, congelada o refrigerada

33 En palabras de un pescador de Agaete, que pasó por esta coyuntura, y acompañó a su madreen el trajín de ir a cambiar pescado por comida en los campos:

Y en el tiempo de la guerra aquí escapó mucho también la vida del campo, de ir a vender, setostaba la sardina, se iba a vender al cambio, por papas, lentejas, garbanzos, hasta huevos... Lapobre que no tenía perras pues cambiaba por eso, así se escapó mucho aquí... Se traían todas laspapas que se querían, aquél que estaba acostumbrado... Nosotros casi nos pasemos todo el tiempoese de las guerras esas yendo al campo... Al cambio, por el poco dinero que había...

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desde el mercado de Las Palmas, para evitar depender de una producción endecadencia que, además, podía dejarlos semanas enteras sin trabajo por losmalos tiempos34. Y en tercer lugar, el desarrollo del transporte por carrete-ra facilitaba la labor de las vendedoras de la comunidad, que ya no necesi-taban caminar tantos kilómetros para llegar a los lugares de venta. Conanterioridad a este momento ya iban caminando a Gáldar:

Las mujeres antes, no se usaba coche ni nada, de aquí aGáldar, las patas todas rajadas por detrás del alquitrán de lascarreteras ¡bah!, y descalzas... Mi madre, no pasaban trabajoslas pobres mujeres, hoy da gusto ir a vender, van en coche yvienen en coche...

Durante algún tiempo estuvieron coexistiendoburriquerosy vendedo-ras, que en su mayoría y siempre que había mujeres capaces de ello en lafamilia, eran las esposas, madres o hijas de los pescadores35. Estas se en-cargaban del pescado que se cogía por la mañana, hasta llegar a un ciertolímite, pues los dueños de los artes tenían muchas partes que no podíanvender sus familiares por el número de kilos que podían suponer.

Cada uno la suya. Cuando yo salía venía mi madre, ycuando yo me casé mi esposa cogía mi parte, y mi madre la demi padre. Y después mi madre se puso ya medio vieja, pues sequedó mi mujer encargada de todo, la parte mía, la parte de mipadre, y la parte de los artes y después teníamos una señora deGáldar que se llevaba toda la cantidad que sobraba.

Entre los factores que antes citábamos uno se mostró especialmenteimportante: el transporte por carretera. Con taxis, coches o furgonetas co-menzaron a salir las mujeres de los pescadores a vender fuera. Esto se faci-litó cuando unpescador-negocianteadquirió una furgoneta para llevar a lasvendedoras desde Las Nieves hasta Gáldar o cualquier otro lugar que desea-ran. De esta forma, la labor de las burriqueras era mucho menos importante,pues ya resultaba sencillo trasladar el pescado y a la propia mujer hasta allí

34 En palabras de unafederada:¿Las de baquita?, toda la vida, lo que a nosotros como había de Agaete no nos interesaba ir

pa Las Palmas, pero ya después dejó de cogerse, y ya por la cuenta nuestra ya fuimos todos losdías pa Las Palmas a buscarla.

35 Es un patrón que se puede hallar en otras muchas partes del mundo, pues las ventajas sonparecidas. Por ejemplo, Epple nos describe aspectos similares en su trabajo sobre las pesquerías dela isla de Granada (1977: 178).

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donde fuera necesario para que la venta resultara más rentable. Por ejemplo,podían llegar hasta Gáldar, comenzar a vender allí, y si la venta no se dabamuy bien entonces pasar por los barrios de la zona conel bañoa la cabeza.El coste del furgón no era excesivo, y las vendedoras no podían dejar deasumirlo, pues en tal caso las que fueran caminando llegarían a los puntosde venta mucho más tarde que las que hubieran ido en el furgón, encontrán-dose con los mercados ya copados. Pagaban porviaje y en función delpunto de destino. A veces se combinaba, en los últimos años, la labor deesta camioneta con la de los taxis, que a pesar de ser más caros, permitíanllegar al punto de venta mucho antes, lo que con frecuencia compensaba sumayor precio.

La ventaja para la unidad doméstica de que la comercialización fuerarealizada por las mujeres de los pescadores (madres, hijas, etc.) era muyimportante. Los burriqueros podían ganar tanto al día como los propiosmarineros y con frecuencia más; si se les obviaba, esos ingresos pasarían aengrosar los de la unidad doméstica:

Ganábamos más con una mujer en dos días que en unasemana con... Ellas iban y si les cuadraba bien, desde que lescuadrara bien, hacíamos más que en una semana con los burri-queros...

En las poblaciones de pescadores, como en tantas otras, los interme-diarios acaparan buena parte de los ingresos provenientes de la venta fi-nal36. Tanto en el caso de los burriqueros como respecto a los nuevos mo-delos que han surgido en las comunidades pesqueras, y de lo que Agaete estambién un ejemplo —como veremos más adelante—, su porcentaje debeneficios es muy elevado.

Con la adopción de la tecnología de la nasa como actividad funda-mental en las estrategias productivas de los pescadores de Las Nieves, noera necesario tener vendedoras pendientes de la comercialización durantetoda la jornada. Bastaba con que las mujeres fueran hacia el mediodía avender el pescado, pues las embarcaciones llegaban a puerto antes. La laborde los burriqueros se convirtió, por todos estos factores, en superflua. Sólo

36 Phillips (1988) nos describe para Costa Rica una situación similar a la que podemos hallaren nuestras poblaciones, pues los pescadores obtienen sólo un 40% del precio final, y se encuen-tran unidos por el crédito con el intermediario (Phillips 1988: 8). También en nuestro caso seestablecen líneas de crédito y relaciones no estrictamente comerciales entre pescadores e interme-diarios, para estabilizar la relación de compra venta. El porcentaje que corresponde a los pescado-res del precio final también se corresponde, en ciertas ocasiones, con ejemplos de las comunidadesestudiadas, específicamente de Agaete.

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se mantuvo, hasta comienzos de los ochenta, la actividad de una de lasjefascomo intermediaria de una empresa conservera para la pesca del bonito.Esta empresa adquirió incluso un local en el Puerto de las Nieves, dondeinstaló una cámara de refrigeración por hielo con el fin de conservar elbonito en los momentos en que las capturas no eran muy abundantes:

Para si se cogía pocos bonitos, se ponían con hielo, y en-tonces a los dos o a los tres días se juntaba todo el pescado encantidad, y se transportaba a Las Palmas a la factoría.

Esta familia continuó controlando hasta comienzos de los ochenta laventa de los túnidos en el Norte de la Isla. Agaete, Sardina y la Aldea, lostres núcleos de pescadores más importantes, comercializaban estas especiescon su mediación. Paralelamente, combinaban esta actividad con la agricul-tura (cebollas) y con tiendas o puestos de comestibles.

b).- Tajao y El Pris: el caminar de las mujeres

En Agaete, la necesidad de comercializar grandes cantidades de pes-cado a través de un ámbito espacial muy amplio, determinó que se desarro-llara una familia extensa de especialistas, los burriqueros, que tenían muchamás movilidad y capacidad de transporte que las mujeres de los pescadores.Sin embargo, en Tajao y El Pris la tónica fue muy distinta. Las capturaseran más reducidas (pelágicos y demersales en El Pris, demersales sobretodo en Tajao) y ello imposibilitaba que se desarrollara una especializaciónen la circulación del producto, como ocurría en la comunidad del Norte deGran Canaria. En estas otras poblaciones la tarea de comercializarlo caía delleno en manos de las mujeres —esposas y madres básicamente, rara vez lashijas—. Si el asentamiento de los pescadores se realizaba siempre en lacosta, los pueblos de agricultores más importantes se establecían en lasmedianías. La distancia a recorrer por las mujeres cuando salían a vender elpescado era muy importante, y además se trataba, en un gran porcentaje, decaminos con pendiente elevada, pues había que ascender varios cientos demetros para llegar hasta los pueblos agrícolas. Las mujeres podían salirdesde primeras horas de la mañana, y no volver hasta la noche:

Mucha necesidad... Pero mucha necesidad... Claro, enveces se cogía pescado, pero ese pescado no valía nada... Lasmujeres salían por la mañana de aquí y la mayoría de las vecesllegaban aquí con la noche y salían desde por la mañana ven-diendo caballas y chicharros, y venían pa abajo veces hundidas

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de papas, cebollas y de comida, porque dinero no había...Traían dos o tres duros, y menos... Me acuerdo que mi mujervino a vender bogas, ir ahundida, ir yo también a vender bogaspor Valle Guerra y traer aquí tres o cuatro duros, y con unacesta, que era una señora cesta, y después unos paños de saca,que usaban amarrados por encima...

Este testimonio, de un pescador de El Pris, describe cómo era la ventadel pescado en la zona y los esfuerzos que debían hacer las mujeres paradefenderel producto que sus hijos o sus maridos habían arrancado a la mar.Valle Guerra, Tacoronte, y hasta Santa Úrsula eran algunos de los lugaresdonde realizaban la venta, alejados bastantes kilómetros. Los hombres cola-boraban en ocasiones, ayudando a cargar el pescado y después haciendo lopropio con los productos agrícolas por los que se intercambiaba. Llegabanhasta las cercanías de los pueblos o las zonas habitadas, y a partir de esemomento, ya la labor era exclusivamente de las mujeres.

El intercambio mercancía-mercancía era dominante. Rara vez interve-nía el dinero de forma directa, aunque sí se hallaba presente como valor decambio subyacente, y no podemos decir que existiera acumulación de capi-tal hasta épocas muy recientes. Incluso había en Tajao una curiosa forma deventa del producto,al fiado: si tenían ya comida suficiente a través de susventas previas, las mujeres dejaban el pescado restante en casa de agriculto-res de confianza, para cobrarlo en las épocas en que los malos tiempos lesimpedían tener nada que intercambiar por la comida. De esta forma asegura-ban la reproducción de la unidad doméstica en épocas adversas, establecien-do lazos de reciprocidad balanceada con familias de agricultores que seactivarían cuando el viento o el mar de fondo impidieran ir a la mar:

Y si no lo cobraban, a suponer A., ésta iba a casa quenosotros teníamos muchas papas y vino, higos pasados y detodo, porque trabajábamos la tierra... Y venía ella cargada y elnuestro no lo cobraba, porque sabe que lo tenía seguro, pacuando haiga viento... Pa cuando haiga viento... Pa cuandohaiga viento... Y lo dejaba pa cuando hubiera viento irlo acobrar...

En Tajao con frecuencia las capturas superaban lo que podían trans-portar las mujeres para vender. Cuando se empleaban técnicas colectivas,como la salemera, ello era bastante habitual. En esos casos, las mujeresllevaban todo lo que podían para vender en fresco, y el resto se jareaba paraque aguantara varios días, ampliando de esta forma el plazo de comercia-

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lización del producto37. En El Pris no conocían el jareado del pescado, yles resultaba inútil coger más del que era factible vender a corto plazo.Cuando usaban la salemera, con frecuencia tenían que dejar el copo en elmar para ir sacando pescado durante varios días, y de esta forma no perder-lo. Por el contrario, en Tajao el pescado jareado entraba en competenciacon el salado que se traía de la costa de África, resultando tan solicitadoque los propios agricultores se desplazaban hasta la comunidad en su busca:

Venía mucha gente aquí a comprarnos pescado salado.Decíamos que teníamos, salíamos a vender y por ejemplo ma-ñana hay pescado, y entonces venían, traían, algunos traíanburros con fruta y miel.

El aislamiento de Tajao colaboró a que durante mucho tiempo no seestablecieran intermediarios para la venta del producto. No había carreteraspor las que circular y sólo se podía llegar con rapidez por mar. Esta vía seutilizó durante algún tiempo con tal fin, para transportar pescado a SantaCruz38, pero diversos factores colaboraron a su fracaso. Con el desarrollodel transporte por carretera, también se crearon en las tres comunidadesnuevas vías de comercialización, que coexistirán de diversas maneras con latradicional venta del pescado por parte de las mujeres.

c).- La situación actual: vendedoras, bares, intermediarios

En los últimos años las vías de comercialización del producto hansufrido modificaciones importantes. Examinemos, comunidad por comuni-dad, cuáles han sido las más significativas.

37 El pescado jareado tal y como lo elaboraban en Tajao no recibía muchos días de sol. Desdeque se capturaba hasta que era comercializado pasaban apenas un par de días. Este pescado eramuy apropiado para asar. En términos de unapescadorade Tajao:

Sí, antes lo que cogían esta tarde se jareaba, lo echábamos en sal, y después le echábamos unsolito y después al tercer día más o menos, veces lo llevábamos al siguiente día, si no al tercerdía lo llevábamos y se vendía más que el fresco, lo que era más trabajo.

38 En palabras de una vendedora de pescado de Tajao:Y dicen ellos que antes también había un barco que venía aquí, que J. mi cuñado, el hermano

de mi marido, venía en una falúa grande para una gente que era de Santa Cruz que lo compraba,y compraban pues, pescado blanco, compraban de todo porque cogían pescado de red de ese,pescado de chinchorro, bogas y eso, lo llevaban, pescado blanco, o si cogían pescado de lasnasas, casi siempre era blanco, salmonetes y abades... Y se lo llevaban...

La fecha en que se desarrolló esta vía de comercialización fue en la década de los cuarenta, yno tuvo excesivo éxito pues duró poco tiempo.

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Hemos comentado en páginas anteriores cómo las mujeres de lospescadores en Agaete cubrieron el papel de las burriqueras en cuanto seprodujeron las condiciones adecuadas para ello. Sin embargo, no todas lasunidades productivas disponían de personas en la familia capaces de asumirestas tareas, por problemas de edad, de salud, de carácter, o cuestionessimilares. Este vacío fue solucionado porvendedoras, de Las Nieves, Agae-te o Gáldar, que se ofrecían para realizar la comercialización del producto,comprando la pesca de una o varias unidades productivas a un precio espe-cial, para ser competitivas con lasmujeresde los pescadores.

Hay en la comunidad tres unidades productivas (datos de 1989) quesiguen estas vías de comercialización de forma sistemática, y tres vendedo-ras ajenas a la familiaque se encargan de la tarea, dos en equipo, y otramás de forma individual39. Las primeras controlan la producción de dostripulaciones, la tercera hace lo propio con una sola. Comercializan dostipos de pescado: sardinas y bonito —este último en escasas cantidades—en el ámbito de las especies pelágicas, y especies demersales procedentesde los tres barcos. En el caso de las especies pelágicas, y sobre todo con lasardina, suelenllevar el pescadosin precio, para luego pagarle al pescadoren función dea cuantose haya podido vender. Esto genera polémica, pueslas vendedoras tienen un amplio margen de ganancia y el pescador escasocontrol sobre cómo se produce realmente la circulación del producto40.

Las X se lo llevan sin precio, por lo menos la sardina, ysegún lo puedan vender ellas se lo pagan al dueño, ganándoseellas por lo menos veinte duros, o mitad por mitad, o más. (...)Según puede venderlas dice ella, la paga, a lo mejor ella lasvende a 250, y te dice que las vendió a treinta duros, cuántasveces no las ha vendido a 200 y se las ha pagado al dueño a100 porque dice que las vendió a 150... Pero es que ella casi segana un tanto41.

39 Hay un número mucho mayor demujeres, que ocasionalmente pueden hacer los oficios devendedoras para otras unidades productivas, pero no de forma sistemática.

40 En estas especies es donde se nota una oscilación más acentuada en los precios finales de lapesca, pues dependen del monto total de capturas que se obtenga (Levine & McCay 1987: 245-6).

En las especies pelágicas las diferencias en cantidad de capturas son muy importantes de unaestación a otra, de forma impredecible, y esto sólo puede compensarse con las pescas sobredemersales. McCay (1981a: 360) plantea problemas similares para los pescadores de Shoal Harbor;la variabilidad temporal de cualquier especie sólo puede ser amortiguada por la diversidad deéstas: si una resulta escasa, otras pueden no serlo.

41 En los últimos dos o tres años (1989-1991) se ha desvanecido el sistema de entregar elpescado sin precio fijo a las vendedoras, por los problemas comentados.

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Para las especies demersales, sí suele haber un precio fijo, pero nor-malmente bastante por debajo del habitual en la venta al consumidor de lacalle. Los márgenes comerciales son muy elevados, y el riesgo muy escaso,pues el consumo de pescado fresco en la zona Norte de Gran Canaria es tanfuerte que siempre falta, y los precios no han cesado de subir en los últimosaños. Los beneficios cotidianos llegan hasta un 50 o un 100% del preciopagado al pescador, y ello sin los problemas de tener que invertir dinero enembarcaciones, en su mantenimiento, en artes de pesca, etc. Además mien-tras cada una de las unidades productivas suele estar constituida al menospor dos personas, basta una sola mujer para la comercialización. De ello sededuce que sus beneficios son mucho más elevados que los que puedenobtener, por ejemplo, los pescadores que le venden sus capturas.

Es lo más importante que tiene hoy el pescador, no vayastú nada más que los de M., los de M. no ganan ni la mitad delo que tienen que ganar... En primer lugar son dos vendedoras,muy buenas vendedoras pero muy ganguistas, lo quieren todopa ellas, ellas tienen que ganarse mitad por mitad, si no, na-da... Cuando les cuadra, de 700 pa abajo nada, la sama, cuan-do la venden a 800, que se la paguen al que la coge a 400, quese mamen 400 pesetas en kilo... Dios lo vea, sin más gastos nimás nada... Nada más que el trabajo de ellas. (...) El trabajo deellas, la lidia, porque antes por lo menos se echaban aquí unbaño e iban caminando hasta Gáldar, ahora... Es que la mayo-ría de las veces ellas no cogen ni el baño pa echarlo dentro delcoche, el trabajo es la penitencia esa de estar en el vendederovendiendo, ahí no hay nada más.(Datos de 1983).

Evidentemente, las condiciones en que se realiza la venta del pescadohan cambiado mucho en los últimos años. Ya las vendedoras no tienen quecaminar grandes distancias con el pescado sobre la cabeza, ni pasar mediodía vendiéndolo. Normalmente, un par de horas después de que ha llegadoa tierra ya lo tienen distribuido y a buen precio. Con frecuencia sólo tienenque recibir elbañode manos de los pescadores y pasarlo a las del propieta-rio de algún bar u otro intermediario de Las Palmas, y en apenas cincominutos han terminado su trabajo, ganando más que los pescadores quellevan siete u ocho horas en la mar42, pasandoviento y frío.

42 En palabras de otro pescador de Agaete:Fíjate si son ciegos o no son ciegos, los trasmallos en Las Arenas, que vienen a comprárselo

en la misma playa, se los echan a ella, ni le ve el pescado, y a lo mejor le ganan doscientas

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La motivación de que varias unidades productivas sigan comerciali-zando por esta vía es diversa. Por una parte, existe un tabú hacia la ventadel pescado por parte de los hombres. Los varones que habitualmente larealizan a veces son tildados de afeminados, por tomar parte en una profe-sión que durante decenios ha sido femenina. Además, para los pescadoresque van a faenar desde muy temprano resulta difícil, inmediatamente des-pués de llegar de la mar, volver a salir para vender el producto. El factortiempo es muy importante para que el precio del pescado, que va bajandosegún corre la mañana, no descienda por debajo de ciertos límites. La co-mercialización del producto debe hacerse antes de la hora de almorzar paraalcanzar los mejores precios. Esa es la comidafuerte, y las amas de casa—en ocasiones sus maridos— se preocupan de conseguir pescado capturadoesa misma mañana, por lo que las primeras en llegar a vender tienen ventajasobre las demás, al hallar compradores ávidos de asegurar el almuerzo deese día, o el suministro para un bar43.

Es fácil imaginar las carreras entre las embarcaciones, o entre lasmujeres, por llegar lo antes posible a puerto o al punto de venta. Por ejem-plo, cuando se reparte el producto del chinchorro a pie de playa en Agaete,las mujeres a las que primero se les da la parte salen rápidamente a laven-dida. Años atrás, cuando la pesca con estos artes se encontraba todavíaboyante, tal actitud fue motivo frecuente de conflictos. En las pescas sobredemersales las mujeres de los pescadores (o susvendedoras) los presionaránpara que lleguen lo antes posible a puerto. Por ello, resulta importante con-tar con motores potentes para alcanzar la orilla antes de que la mañana hayaavanzado demasiado.

Los hombres en Agaete sólo participarán de la venta del pescado conlos túnidos, o cuando aparecen capturas muy abundantes que imposibilitenfísicamente el transporte del producto para las mujeres. En el caso de lostúnidos, ellos cargarán el pescado en los camiones, y lo cobrarán cuandopaguen las fábricas de conservas o los intermediarios. En las grandes pescasacompañarán en coche a sus mujeres, ayudarán a la carga y descarga y, enocasiones, llevarán el pescado a bares que suelen consumirlo de manerasistemática.

Las unidades productivas que optan por los servicios de las vendedo-ras externas a la familia no tienen mujeres dispuestas a salir avender, bien

pesetas en kilo... El año pasado se los vi hacer un montón de veces... Venía el de Las Palmas. Iral chinchorro y X. y Z. y otro hermano a los trasmallos, traer treinta, cuarenta, cincuenta kilos deviejas, lo que pudieran coger, se la echan en los baños, se las da al tío y ya está... En vez decobrar él cobran las L...

43 En la literatura de antropología de la pesca se narran casos similares de variación del preciosegún la hora del día (Norr 1975: 120-1).

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por tener mucha familia a su cargo, por timidez, o aun por considerar laactividad como poco digna44. Las pérdidas son importantes, y en cuantoaparece la posibilidad de que alguien de la familia pase a vender el produc-to de la pesca, se opta por este sistema rápidamente. Cuando la mujer deuno de los pescadores sale a vender, y no forma parte toda la unidad pro-ductiva de la misma unidad doméstica, lo habitual es que perciba entremedia y una parte (más comúnmente media), mucho menos de lo que pue-den obtener por la comercialización del pescado las vendedoras extrañas ala familia.

En Tajao y en El Pris la venta del pescado ha seguido otros derrote-ros. En la primera comunidad las transformaciones importantes comenzaroncuando fue posible la comunicación por carretera (pista de tierra) y se ad-quirieron los primeros coches. Las mujeres se liberaron rápidamente de lapesada tarea de transportar kilos y kilos sobre la cabeza45. Poco a poco lapresencia de los coches en Tajao se fue convirtiendo en algo normal, y deesta forma se ganó en independencia y en movilidad a la hora de vender elpescado. Sin embargo, durante una serie de años estuvo comercializandobuena parte del pescado de la comunidad unagangochera46 que proveníadel Norte de la Isla y que controlaba el pescado de la mayoría de las unida-des productivas. Compraba todo el que capturaran, ahorrando a las mujeresy a los propios pescadores la tarea de salir de la comunidad ycaminar loscampospara vender47. Sin embargo, un buen número de tripulaciones senegaron a comercializar por esta vía su pescado. Frecuentemente eran lasmás habituadas a salir en coche y con mujeres muy dispuestas para vender.La gangochera, tras unos años de trabajar con los pescadores de la comuni-

44 Con frecuencia esta situación se justificaba utilizando argumentosemic de desprecio haciala profesión devendedora, como oficio bajo y muy sufrido:

La perralla más grande que puede haber en el mundo es la vendía. Las mujeres ahí, con elbaño a la cabeza, descargar, cargar, pa bregar, los trabajos esos en Gáldar, y eso sí es la bajezamás grande del mundo. ¡La vendía!.

45 En palabras de la mujer de un pescador de Tajao:Pero después, desde que ella pudo, se compró un coche, antes de tener a T. Se compró un

cochito, una furgoneta que le costó... Me acuerdo que la trajo aquí, era para todos. Si se poníaalguien malo M., si había pescado nos juntábamos todas y salíamos con M. todas las que pudierallevar.

46 Esta denominación se aplica en Tenerife a los intermediarios en general, a los que se dedi-can a lagangocha, a comprar y vender por los pueblos artículos diversos.

47 La labor de lasgangocherasen la Isla no se reducía a una mera transacción comercialsistemática. Se establecían con frecuencia lazos de afinidad, se tomabanahijados, se daban présta-mos a los pescadores que necesitaban cambiar de motor o comprar un barco mayor, etc. Por todosestos medios se aseguraba unsuministro de pescadoestable, pues romper la vía de comercializa-ción implicaba desatar unos lazos que no eran simplemente económicos. En Tajao, no podía sermenos, se daban tales elementos en la relación con la intermediaria.

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dad, abandonó la tarea por diversos problemas. Otros intermediarios intenta-ron ocupar su lugar, pero la informalidad y la incapacidad para establecerlazos estables con las unidades productivas fue la tónica general.

Con su marcha aumentó el número de unidades productivas que ven-dían directamente su pescado, y con frecuencia a restaurantes de las zonasturísticas cercanas, que se comprometían a adquirir todo el que le lleva-ran48. De esta manera tenían asegurada la comercialización de la mismaforma que con lagangochera, el tiempo perdido era mínimo, y no estabanal albur de que la venta fuera buena o no. En ocasiones, las capturas resul-taban insuficientes para dar abasto a este mercado, pues los intermediarioso los compradores de bares que se acercaban a la playa a menudo debíanconformarse con unos pocos kilos.

Es habitual, y esto sí que diferencia Tajao de Las Nieves, que loshombres salgan cotidianamente a vender el pescado, sin problemas de ta-búes, especialmente cuando se trata de transportarlo hasta restaurantes obares con los que ya está tratada la venta. Sólo las mujeres mayores conti-nuarán, sistemáticamente, yendo con sus maridos a vender el pescado, aun-que se trate simplemente de descargarlo en el bar puesya está tratado:

X allá arriba, ese veces no está esperando que la madre lovaya a ayudar sino que lo lleva, Z también los lleva él. Yo,porque siempre salgo con mi marido, porque él no es así parael pescado igual que yo, que desde que era chiquitita vendiendopescado, y voy, ya está tratado y no es más que descargarlo.

No existen en esta comunidad las vendedoras extrañas a la unidaddoméstica o productiva que encontramos en el caso de Agaete. Los pesca-dores han desarrollado el remedio para no necesitarlas aún cuando podíanhaber hecho falta: van a vender el pescado que ellos mismos han capturado.De esta manera, cierran el ciclo de captura y comercialización que antesformaba una verdadera dicotomía entre los roles desempeñados por cadasexo. Incluso algunos varones venderán el pescado en la misma playa, cosaque hasta hace unos pocos años, cuando comenzamos nuestro trabajo decampo en la comunidad, era casi impensable. En apenas diez años se hanproducido cambios radicales en los papeles de hombres y mujeres. Estasúltimas han perdido gran parte del protagonismo que antes poseían, y se

48 En palabras de la mujer de una de estas unidades productivas:Aquí está viniendo gente de unos cuantos bares, de Las Américas, de Las Galletas... Este que

se lo llevo yo no vienen por él, porque aunque lo pague un poco más prefiere que se lo lleven,porque tiene muchos empleados, pero tiene mucha gente... Gente de confianza.

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han librado de faenas que hace veinte o treinta años eran muy penosas yestaban totalmente a su cargo.

El Pris ha seguido, en los últimos años, trayectorias más similares alas de Tajao que a las de Agaete. No se han desarrollado figuras como lasvendedoras de esta última población, externas a la comunidad, que adquie-ren el pescado de las unidades productivas y explotan a los pescadores. Lacomercialización continúa en manos de las mujeres, que ahora en la mayo-ría de los casos no tienen que moverse de la comunidad para vender suproducto. Particulares, dueños o empleados de bares de la comarca, o delmismo Pris, adquieren casi todo el pescado que se captura49.

Es frecuente escuchar a los dueños de los bares comentartengo talbarco, haciendo referencia a que tienen contratado todo el pescado que lacitada unidad productiva traiga para tierra. Los pescadores sólo puedenllevar pescadopara comeren su casa, ypor algún compromisoesconden unpoco para vender a los amigos sin que el dueño (el intermediario o el pro-pietario del bar) se dé cuenta. Prácticamente todo el pescado demersal secomercializa de esta forma. Las unidades productivas venden en la playa,no necesitan salir a Tacoronte para colocar su producción50.

Entre las vendedoras de Agaetede fuerade la unidad doméstica nosuele existir gran competencia en el precio inicial del producto. Han deofrecer cifras similares, y si alguna las sube, las otras tendrán que hacer lopropio. Las unidades productivas de nuestras poblaciones suelen ser fieles asus vendedoras o compradores estables, y es infrecuente que se produzcantrasvases. El precio al consumidor sí puede variar según las capturas, lahora del día o el restaurante concreto de que se trate.

Una situación bien distinta es la que se refiere a la pesca sobre pelági-cos, pues este tipo de peces no es tan apreciado en los restaurantes, y no sepuede vender en la playa como el resto. Han de salir las mujeres a lo alto,por ejemplo hasta Tacoronte, para poder comercializarlo, y si bien las decierta edad están prontas y dispuestas para ello por haber vivido desdepequeñas con lavendida, en el caso de las parejas jóvenes, las esposas detreinta años o menos rara vez son proclives a realizar esta labor:

49 Con la difusión del transporte por carretera tampoco hay que llevar siempre el pescado hastala puerta del consumidor. En las islas ya existe una cierta tradición deir a la playa a comprar elpescado, para evitar adquirir pescado refrigerado en lugar de fresco, y poder elegir entre diversascapturas. Starr comenta casos similares en el Líbano (1977: 61-2).

Los consumidores habituales conocen a los pescadores, y se dirigen a las playas como únicomedio de obtener pescado frescode verdad. En El Pris o en Tajao es habitual hallar este tipo deconsumidores, aunque en ocasiones han de irse con las manos vacías, pues la pesca no da paratodos.

50 Acheson comenta casos similares para las pesquerías de Maine (Acheson 1975: 186).

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Lo que pasa hoy, aquí mismo, es que se ha ido casandogente nueva, que si fuera como hace 25 o 30 años se morían dehambre porque tendrían los hombres que ir a vender. Y si tu-vieran que ir caminando, como iban antes, con dos seretas depescado... Tienen coche y no quieren dir a vender... Dicen queles da vergüenza ir a vender pescado...

Ello provoca que se seleccionen las técnicas de pesca, y que las cap-turas se centren en las especies demersales fácilmente vendibles en la playa.Esto ocurría desde hace más de cinco años, cuando el trasmallo todavía erautilizado. La inexistencia en las unidades domésticas de mujeres dispuestasa salir a lavendidaprovoca que la pesca sobre especies pelágicas (boga conla pandorga grande) simplemente sea inviable.

3.3.- Las cofradías y su papel en la comercialización del producto

Las cofradías no han tenido una gran importancia en ninguna de lascomunidades a la hora de facilitar u ordenar la comercialización de losproductos de la pesca. En El Pris ni siquiera existe, a pesar de todos losintentos por crearla que han protagonizado estos pescadores. Quizás suactuación más importante ha sido en Agaete, donde, desde hace cinco o seisaños, controlan el transporte de los túnidos hasta las fábricas de conservas.La Cofradía tiene un camión frigorífico de reducido tamaño, cedido por elF.R.O.M.M., que se viene utilizando únicamente en los veranos para tal fin.Hasta comienzos de los ochenta esta labor había sido desarrollada por laúltima de lasburriquerasy su hija, que representaban a una firma de con-servas de pescado en la comunidad para realizar las compras de túnidos.

La gestión de este camión y del transporte del pescado no siempre hasido desarrollada directamente por la Cofradía. Algún año ha cedido talesfaenas a particulares que se encargaban de tal menester por una comisión,obviando de esta manera el pago de los viajes del camión que tenían queser abonados al conductor por la Cofradía, cuando ésta gestionaba el servi-cio directamente.

Llevar a cabo esta tarea sólo resulta rentable para la Cofradía cuandolas capturas son abundantes. En tales años, la comisión que se extrae paraatender los gastos del camión y del transporte (un duro en kilo), supone alfinal de la temporada de pesca algunos ingresos. Sin embargo, en los añosen que esto no es así, que son la mayoría, los gastos de mantenimiento delcamión (seguros, neumáticos, reparaciones, etc.) y los sueldos del conductorsuperan con creces los ingresos provenientes de la gestión del mismo, enju-

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gándose los déficits con las subvenciones anuales de la Consejería de Agri-cultura y Pesca del Gobierno de Canarias.

A la Cofradía de San Miguel de Tajao también le fue cedido un ca-mión frigorífico similar, que no se ha utilizado demasiado al ser poco prác-tico para la comercialización de las especies demersales, cuyas escasascapturas son más cómodas de transportar en los coches particulares. Igualocurría con los túnidos, pues las mismas empresas conserveras o los inter-mediarios disponían de camiones frigoríficos para realizar tal función, y nopor disponer de transporte en la comunidad iban a aumentar los precios deforma que justificara la molestia de hacerse cargo del traslado por parte dela Cofradía. Los compradores de estas especies prácticamente las monopo-lizaban, al menos hasta la crisis de su comercialización hace un par deaños, y el coste para ellos de que su camión en la ruta cotidiana pasara porTajao si había capturas era pequeño. Por todo lo cual no presenta ningunaventaja real disponer del camión para el transporte del pescado, al menos sino se modifican las condiciones de comercialización de los túnidos, lo quepor ahora parece lejano. Además, durante buena parte de la época fuerte delos túnidos (cuando aparecen y hay compradores), las embarcaciones pue-den tener su base en puertos alejados de Tajao, en los que se puede venderel pescado directamente a los intermediarios de la zona.

En las páginas anteriores, hemos examinado los rasgos generales delas formas de comercialización del producto en la pesca artesanal, frente alo que ocurre en la industrial. Se ha profundizado en las vías que tres co-munidades han seguido para solucionar este problema a través de las últi-mas décadas, en función de una serie de factores que limitaban sus alterna-tivas. Desde comienzos de siglo, y hasta hace relativamente muy poco tiem-po, la venta del pescado se realizaba en la mayoría de las comunidadesartesanales canarias por las mujeres (madres, esposas, hijas) de los marine-ros, quedando todos los rendimientos de la circulación del producto en elseno de las unidades domésticas y empleando de forma eficiente su fuerzade trabajo. De ello tenemos ejemplos en Tajao y en El Pris. Sin embargo,en Agaete las estrategias debían, a la fuerza, de ser diferentes. El gran volu-men de capturas obtenido con los chinchorros necesitaba de la presencia deespecialistas en la comercialización que dispusieran de medios de transporte—los burriqueros—, pues a las mujeres les resultaría totalmente imposibletransportar sobre su cabeza cientos de kilos de sardina, y alcanzar las dis-tancias a las que podían llegar aquéllos. Cuando el volumen de las capturasdisminuyó con el empleo de las nasas y la caída de los chinchorros, lasmujeres en esta comunidad asumieron la tarea, aumentando con mucho losrendimientos de la pesca, al quedar todos los beneficios de la circulacióndel producto en el seno de la unidad doméstica.

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En los últimos años, la figura de los intermediarios ha surgido confuerza en las poblaciones de pescadores artesanales canarios. Varias comu-nidades de la isla de Tenerife venden todo su pescado a uno o dos interme-diarios que monopolizan la producción. Este no es el caso de ninguna de laspoblaciones que hemos analizado, aunque en todas hay diversos ejemplosde este tipo de comercializadores. En Agaete nos encontramos con lasven-dedoras. En Tajao años atrás con lagangochera, hoy con los bares; en ElPris también toman este rol los bares. La ventaja para los pescadores deoptar por esta vía de comercialización radica en la total despreocupaciónpor la venta del producto que extraen de la mar. Lasvendedoraso los baresadquieren todo el pescado demersal capturado, y con frecuencia buena partetambién del pelágico. Mientras en Agaete los márgenes suelen ser elevados,en El Pris o Tajao la diferencia del precio que pagan los bares, frente a laventa directa en la playa o los pueblos cercanos, es de entre cien y doscien-tas pesetas a su favor51. Con frecuencia a los pescadores les compensa op-tar por esta alternativa, asegurándose de tener todo el pescado vendido nadamás llegar a tierra. Sin embargo, sus mujeres siguen saliendo en otros mu-chos casos a vender el producto, manteniendo los esquemas de comerciali-zación que existían a principios de siglo, con la única innovación —que nodeja de ser importante— de ir en coche.

En alguna de estas comunidades los hombres han comenzado a incor-porarse a las faenas comercializadoras, sobre todo cuando el producto sevende a intermediarios o a bares.

51 Por ejemplo, si las viejas se venden al público a 1.300 pesetas el kilo, los bares podránadquirirlas a 1.200 o 1.100 pesetas.

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CONCLUSIONES

La antropología de la pesca ha de ser definida como un campo deinvestigación que aborda problemas específicos, precisando técnicas deobservación y modelos de análisis diferenciados. Para su labor, la teoría queproporciona la mayor rentabilidad es la ecología procesual, con la colabora-ción en ciertas ocasiones del análisis marxista. Con la conjunción de ambosenfoques teóricos es posible analizar los problemas desde la perspectiva delos actores sociales, que al fin y al cabo son los que desarrollan lasestrate-gias adaptativas, condicionando losprocesosadaptativos. Este tipo de estu-dios pueden ser muy importantes para la gestión del sector, al realizarse através del trabajo de campo sistemático, y proporcionar la perspectivaholista necesaria para comprender los problemas que los pescadores hantenido que afrontar. A lo largo del texto hemos mostrado las opciones delos habitantes de tres comunidades canarias ante un entorno cambiante ylimitado. Estas conclusiones giran en torno a dos esferas diferentes. Enprimer lugar haremos una serie de consideraciones históricas, pasando des-pués a examinar los problemas teóricos a los que más atención hemosdedicado.

Si examinamos el conjunto de trabajos de todo tipo sobre la pescaartesanal en Canarias resulta evidente la escasa atención que ha recibido.Las mejores perspectivas de desarrollo económico de la actividad llevada acabo sobre el banco sahariano han sido la principal causa de tal fenómeno.Además, en muchos textos se percibe una gran carencia de conocimientosobre el terreno. Sin embargo, la importancia de la pesca desarrollada enlas costas de las Islas ha sido históricamente mucho más elevada de lo que

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tales estudios apuntaban, tanto por el número de pescadores que ha integra-do, como por la relevancia de la pesca a tiempo parcial en las estrategias desubsistencia de los pescadores-marineros-agricultores-artesanos tan abun-dantes en las Islas años atrás.

La existencia de las poblaciones de pescadores en las Islas ha estadoligada a la presencia de comunidades o mercados capaces de absorber lascapturas. De esta forma nos encontramos con: barrios en el seno de lasciudades o pueblos costeros más importantes; comunidades situadas en lascercanías de poblaciones agrícolas; o grupos de pescadores que dependíanpara su misma existencia de factorías de salazón o conservas, que adquiríancasi toda su producción. El Puerto de Las Nieves pertenece al primer grupo;San Miguel de Tajao y El Pris al segundo.

La pesca ha sido durante muchísimos años una actividad a combinarcon diversas labores, entre otras cuestiones por los malos tiempos que impe-dían salir a la mar, por la fluctuación en las capturas, o por la disponibi-lidad de tiempo de trabajo no absorbido por la actividad extractiva. Entrelas actividades alternativas destacaron el cabotaje y la agricultura durantemucho tiempo. En nuestros días, tales labores se han visto sustituidas porlos servicios o la construcción.

La evolución del poblamiento de las comunidades analizadas mantie-ne, en los casos de Tajao y El Pris, líneas de estabilidad o crecimientoregulares, excepto para Tajao en 1945 a causa de la crisis del cabotaje. EnAgaete encontramos otras inflexiones provocadas por cambios agrícolas ymovimientos migratorios hacia la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Elnúmero de pescadores-marineros en esta última comunidad ha ido descen-diendo desde principios de siglo, primero a causa de la crisis del cabotaje,después por la caída en desuso de los chinchorros (1960-5) y, en general,por los procesos migratorios; de 1981 a 1986 se halla estabilizado. Tanto enTajao como en El Pris esta cifra ha disminuido en las últimas zafras. En laprimera comunidad por la escasa rentabilidad de los túnidos en los últimosaños y por la existencia de puestos de trabajo alternativos en la zona turísti-ca. En la segunda por la prohibición del trasmallo, que disminuyó la renta-bilidad de la pesca, y el auge de la construcción que ha ofrecido puestos detrabajo alternativos para los jóvenes.

Entre las constricciones ecológicas fundamentales a que se hallansometidas las poblaciones de pescadores se encuentran los mercados dispo-nibles y su capacidad para absorber el producto. También, las característicasde la plataforma submarina posibilitarán estrategias más o menos intensivassobre especies demersales. Por último, la presencia de refugio pesquero enla comunidad, y su situación en vertientes norte o sur, marcará el númerode días que el mal tiempo impide salir a la mar. Estos elementos puedenllegar a ser factores limitantes para el desarrollo de la pesca.

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253CONCLUSIONES

La interacción social en las poblaciones de pescadores tiene lugar endos espacios diferenciados. Por una parte, tenemos el espacio a bordo, en elque se desarrolla la inmensa mayoría del trabajo de la mar. Es una esferaclaramente masculina, en la que el peligro y la incertidumbre se hallan pre-sentes. En las relaciones dentro de las tripulaciones la tónica general es eligualitarismo, excepto en aquellas técnicas que por el número de hombres yla rapidez necesaria en su coordinación se desarrolla una mayor autoridad ycentralización de las decisiones. Las pequeñas dimensiones de las tripula-ciones (dos personas es lo habitual), los lazos de afinidad o parentesco y larelación continuada a través de los años, conducen a que la regla generalseados patronesen un barco, excepto en las unidades productivas formadaspor padre e hijo cuando este último es todavía joven. En la pesca industrialesta caracterización se modifica con el aumento de la tripulación y la nece-sidad de coordinarla con eficacia.

El cambio tecnológico en la historia de las comunidades analizadas haestado marcado por un elemento fundamental: la adopción de los motorescomo elementos de propulsión en sustitución de los remos y la vela. EnAgaete los primeros llegarían en la década de los veinte, en las otras secomenzaron a usar hacia finales de los cuarenta y comienzos de los cin-cuenta. En lo referente a las técnicas de pesca cada una de las unidades deestudio ha seguido patrones diferentes. En Agaete la innovación más impor-tante de los últimos años ha sido lanasa grande, que terminó con lasunidades productivas de los chinchorros por su mayor rentabilidad y pornecesitar mucha menos fuerza de trabajo. En El Pris la innovación tecnoló-gica más importante fue el trasmallo, que a partir de los años sesenta yhasta mediados de los ochenta centró las estrategias de pesca de las unida-des productivas de la comunidad. En ambos casos asistimos a la adopciónde tecnologías más rentables que sus predecesoras y además pasivas, desentarse y esperar, que sustituían a técnicas activas (anzuelo, chinchorro,pandorga) en las que el pescado debía ser localizado con estrategias dewidely foraging. En esto se confirman las teorías deloptimal foraging. ParaTajao larevoluciónvino de la mano de la pesca de túnidos, de alta rentabi-lidad en la zona durante muchos años. Tanto aquí como en Agaete la pescade estas especies ha conducido a unidades productivas especializadas en sucaptura, con barcos específicamente dedicados a tal fin. En todos estoscasos, las innovaciones tecnológicas respondían a las necesidades y expec-tativas de los pescadores, lo que posibilitaba su adopción.

Tanto las innovaciones tecnológicas como las opciones que apuntanpor una mayor capitalización son asumidas en función de elementos comola situación actual de la pesquería, las expectativas de futuro, las ventajasque prometen o los problemas que resuelven. En suma, la rentabilidad delos cambios, desde la visión de los pescadores, será el motivo fundamental

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para su adopción, y talperspectiva de los pescadoresse construirá con lainformación que estos posean sobre la innovación, sus ventajas, y el futurode la pesquería. Los procesos de capitalización e inversión en el sector hanestado marcados por el ahorro y los préstamosde fuera, en lo que hantenido especial importancia las factorías de procesado de los túnidos yalgunos intermediarios, que de esta forma se aseguraban un suministrocontinuado.

Las estrategias que desarrollan las unidades productivas de los pesca-dores canarios se adaptan a un medio marino y social cambiante. Han de serdiferenciadas las estrategias intensificadoras y diversificadoras. Podemoshablar de intensificación en aquellos casos en los que se da un compromisode inversión elevado con una técnica —o varias compatibles entre sí—. Laintensificación en nuestras comunidades suele implicar la especialización ennasa o especies pelágicas. La intensificación se incrementa al aumentar lacapitalización, tomando la forma de uncontinuum. Podemos hablar deestrategias diversificadoras en aquellos casos en quese va a lo que sepuedecon unos medios de producción limitados. Es decir, se trata de inte-grar las tecnologías compatibles: entre sí, con la escasa capitalización, ycon la fuerza de trabajo. La adopción de estrategias intensificadoras sólo esposible cuando hay una cierta confianza en las expectativas de un futurohalagüeno, definido según la experiencia previa, capital y fuerza de trabajodisponibles. En aquellos casos en que las expectativas no tienen este cariz,lo habitual es optar por la diversificación. Esta exige muy poco, una perso-na y unos medios de producción mínimos bastan para salir a la mar.

Podemos afirmar que se da una correlación muy elevada entre: lacapitalización, la disponibilidad de fuerza de trabajo, y el conocimiento delmedio en las unidades productivas, respecto a sus estrategias especializado-ras o diversificadoras y las técnicas en ellas empleadas. Por tanto, y dejandoa un lado el medio ambiente ecológico, son tres las variables que influen-cian directamente las estrategias productivas: capital, fuerza de trabajo yconocimiento del medio. En nuestras comunidades, en los casos de capitali-zación media o alta y cuando los otros dos factores también lo permiten,encontramos dos tipos básicos de opciones intensificadoras. En ellas puedencombinarse una o varias técnicas de pesca, en especial aquéllas que impli-can mayor productividad: nasa si se dan las condiciones ecológicas adecua-das (Puerto de Las Nieves) o túnidos (Tajao y Las Nieves). En este últimocaso, durante los periodos del año en que no aparecen se emplean técnicasde rellenosobre demersales u otros pelágicos; a partir de la crisis de comer-cialización de los túnidos (1989), cada vez tiene menor fuerza tal estrategia.

En el caso de El Pris hemos asistido en los últimos años a un procesode readaptación técnica. De una situación de libertad tecnológica, ante ladisminución de recursos y en virtud de unas fuertes restricciones impuestas

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desde fuera, se ha pasado del trasmallo al anzuelo, lo que ha dado lugar auna reducción en los ingresos de los pescadores y a que los jóvenes bus-quen actividades alternativas, aunque ha mejorado la situación de losstocksde pescado y la adaptación a largo plazo parece haber salido beneficiada.

Entre los pescadores hay múltiples formas de apropiación del territo-rio. La más habitual es el secreto sobre los lugares de pesca, que disminuyela competencia. La gestión y adquisición de este tipo de información resultavital para las unidades productivas, que procuran por todos los medios pre-servarla, manteniendo esquemas de territorialidad que conservan lasfronte-ras del grupo social. Además del secreto, podemos hallar numerosas tensio-nes intra o intercomunitarias por la gestión del medio marino y por lastécnicas con que ha de ser realizada la pesca. Entre los conflictos interco-munitarios, el más destacado fue laguerra del trasmallodel Norte deTenerife en 1984, que provocó la prohibición de este arte de pesca en lazona.

El reclutamiento es una de las estrategias vitales para la reproducciónde las unidades productivas. Los modelos basados en el parentesco han sidolos que han marcado toda la historia de las comunidades pesqueras en lasIslas, al igual que en la mayoría de las poblaciones similares del globo.Sobre todo el mayoritario modelo padre-hijo (44,6% en 1983-6, 39,9% en1989) proporciona ventajas de otra forma inalcanzables, pues mantiene elsecreto en el seno de la familia más cercana y con frecuencia sirve para quetodos los beneficios de la pesca vayan a parar a una misma unidad domésti-ca si los hijos son jóvenes, elevando laratio de productores-consumidores.Cuando tal modelo no es factible, surgen otros alternativos en el ciclo dereproducción de la unidad doméstica y productiva, entre los que destaca eldos hermanos, del que hallamos también numerosos ejemplos en nuestrascomunidades (27% en 1983-6, 20% en 1989), y que si bien mantiene elsecreto protegido aumenta laratio consumidores-productores, al tener quemantener varias unidades domésticas y con mayor número de componentesque en el casopadre-hijo. Sólo cuando estos dos modelos no son viables seintroducen en la unidad productiva aextraños, de lo que hallamos un por-centaje muy reducido.

El sistema a la parte posee una doble funcionalidad en la pesca artesa-nal frente a la industrial. En esta última guarda grandes similitudes con eltrabajo a destajo, y presenta grandes ventajas para la explotación capitalista.En la pesca artesanal, por el contrario, al tratarse de una empresa comuni-taria en la que la propiedad de los medios de producción suele ser común, yen la que el parentesco cercano es el eje del reclutamiento, su funcionalidades completamente distinta, acercándose a esquemas de relaciones socialesde producción precapitalistas. Consideramos importante analizar este temaya que revelar las relaciones sociales de producción subyacentes en el siste-

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ma a la parte puede constituir un elemento fundamental en los análisis delcambio. Por ejemplo, resulta esencial en la investigación de las transforma-ciones que se están produciendo en las comunidades pesqueras canarias yque conducen a la desaparición de las unidades productivas artesanales.Estas se ven sustituidas, cuando se dan condiciones favorables para eldesarrollo de otros tipos de pesca más capitalizados —disponibilidad derefugio pesquero, amplia plataforma submarina, riqueza en especies pelági-cas y buenos precios, fuerza de trabajo disponible, etc.—, por otras que seaproximan en su funcionamiento a esquemas capitalistas (embarcaciones demás de quince metros, tripulaciones de siete o más personas...).

Las formas de comercialización de la pesca han seguido varios mode-los a lo largo del presente siglo. En Agaete, por su elevada producción, sedesarrolló un colectivo de especialistas en la venta de la sardina, que tuvie-ron que dejar su puesto a las mujeres de los pescadores en cuanto la caídade los chinchorros y su sustitución por las nasas hizo disminuir el volumende pescado. Las mujeres en Tajao y El Pris siempre han asumido esta tarea,vendiendo en los pueblos cercanos. De esta forma, todos los rendimientosde la pesca quedan dentro de la unidad doméstica y se emplea de formaeficiente su fuerza de trabajo. Por tales motivos, este modelo es habitual enmuchas de las poblaciones de pescadores artesanales del globo. En los últi-mos años la labor de las mujeres, ante la gran demanda de pescado y laescasa oferta, se está viendo sustituida por compradores habituales (bares-restaurantes) que adquieren a buen precio todas las capturas de parte de lasunidades productivas de Tajao o El Pris. También hallamos algunos inter-mediarios en las comunidades de pescadores, por ejemplo las vendedoras deAgaete.

Esta investigación ha tenido como base empírica tres poblacionespesqueras de las dos islas centrales del archipiélago canario. No obstante,las hemos enmarcado en un contexto histórico y teórico más amplio. Porello, creemos poder definir algunas perspectivas para el futuro del sector yde su desarrollo. Es evidente que el modelo económico canario no puedegirar en torno a la pesca, por lo que su dependencia de otras actividadeseconómicas (turismo, comercio, agricultura...) seguirá existiendo. Sin em-bargo, y aunque el monto poblacional del sector pesquero es reducido,parece necesario buscar formas para su gestión, protección y desarrollo. Eneste sentido queremos realizar algunas consideraciones:

La actividad extractiva se ejerce sobre un recurso limitado, por lo quela modernización y capitalización del sector debe tener en cuenta la capaci-dad de carga de los ecosistemas marinos sobre los que opera. A la vez, laszonas costeras han sufrido una fuerte agresión en los últimos años, a causade la contaminación y los vertidos relacionados con el sector turístico y laconstrucción. Por ello, creemos que una política legislativa acerca del sector

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pesquero (por ejemplo, limitación de artes, reservas marinas...) debe incidirtambién sobre el conjunto de actividades relacionadas con los ecosistemaslitorales de Canarias. La legislación sobre la pesca artesanal debe tener encuenta la complejidad y especificidad local del medio natural y social en elque se encuentran ubicadas las comunidades de pescadores, favoreciendo ensu aplicación las situaciones concretas de las mismas.

La planificación y construcción de refugios, sobre todo en las zonasNorte de las Islas, resulta fundamental para la protección y desarrollo delsector. Su gestión por parte de los pescadores es necesaria para evitar quelos turistas y sus embarcaciones de recreo compitan por el espacio quedeberían ocupar aquéllos, privándoles de una potencial expansión. La vozde los pescadores debe ser oída en todas las instancias de la administración,directamente o a través de organizaciones que los representen.

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APÉNDICE: LAS TÉCNICAS DE PESCA

No es lo mismo, desde nuestra perspectiva, técnica y arte de pesca.Por técnica de pesca entendemos un complejo entramado de conocimientos,destrezas (elxeito gallego), formas de trabajo y/o cooperación, que condeterminados aparejos (redes, anzuelos, trampas, etc.) se emplean para lacaptura de especies marinas útiles al hombre. El término arte de pesca hacereferencia, sobre todo, a tales aparejos. En el léxico de nuestros pescadoressu referente con frecuencia todavía es más restringido, incluyendo única-mente los utensilios de pesca constituidos por mallas o redes de diversotipo. Incluso el términoarte es empleado, en determinados pueblos parareferirse únicamente a las traíñas, sardinales o salemeras.

Dos cuestiones pueden ayudarnos a clasificar las técnicas: el tipo deespecies sobre el que actúan o el carácter activo o pasivo de las artes queintegran. Utilizaremos este último criterio, pues permite un baremo diferen-ciador en función del tiempo de trabajo que hay que emplear con ellas y dela posibilidad de combinarlas. Mientras las técnicas activas requieren lacontinua atención del pescador, las pasivas no precisanestar encima, ha-ciendo posible que se utilicen varias a la vez o que se coordinen con otrasactivas1.

1 En este apéndice no nos preocuparemos específicamente por la normativa legal que rige elempleo de los artes y formas de pesca que citamos, ni pretendemos tampoco realizar un trabajoexhaustivo. Ambos aspectos esperamos recogerlos en otro texto dedicado monográficamente a estetema que se encuentra en preparación. Las descripciones que aquí se plasman son deudoras deotros textos anteriores elaborados por J. Pascual Fernández y A. Santana Talavera.

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El proceso de trabajo es muy sencillo. En primer lugar, se ceban lostambores con caballa, pescado machacado, sardina, etc., y a veces se depo-sitan en su interior algunas piedras para que no se muevan mucho. Debencolocarse en zonas donde se supone que hay abundancia de morenas, siem-pre a un fondo reducido y enmarisco, no en arena. Esto puede hacerse latarde antes o el mismo día en el que van a ser recogidos. Bastará irlos abuscar y extraer las capturas de su interior, con cuidado, pues su mordeduraes peligrosa.

La nasa

La nasa es una trampa de forma circular o rectangular realizada enhierro y tela metálica. Consta de un armazón de varillas de hierro de dife-rentes grosores (dependiendo del tamaño de la nasa) soldadas entre sí, oengarzadas a martillo en las de construcción más primitiva —que son lasmás frecuentes en muchas zonas de Tenerife—, y una cubierta de tela metá-lica de luz variable (entre media y dos pulgadas), dependiendo también desus dimensiones. En esta cubierta de tela metálica se encuentran uno o dosorificios de forma peculiar, llamadosmataderos, por los que penetra elpescado y por los que posteriormente no puede salir, dada su inclinación yforma peculiar. Las capturas se extraen por unapuerta.

Las nasas más usuales son laschicas, que tienen entre 1,5 y 2,5 me-tros de perímetro y 0,4-0,7 de altura. En Tenerife suelen ser cuadradas orectangulares, en contraposición a las circulares que se emplean habitual-mente en Gran Canaria. Acostumbran llevar malla con una pulgada de luz.En Gran Canaria se emplean también modelos mayores. Por ejemplo, lallamadanasa grande, de un metro de alto y cerca de doce de perímetro.Para forrarla hay que emplear un rollo casi completo de tela metálica de 1metro de alto por 50 de largo, consumiendo en su construcción seis o sietevarillas de hierro de doce metros de largo. Se emplea a 80-100 metros paracapturar especies como la sama, el jurel, etc. Las nasas medianas tienennormalmente medio metro de altura y mucho menos perímetro. Para forrar-las se emplean unos 25 metros de tela metálica, la mitad que en el casoanterior, y basta una sexta parte para el caso de las pequeñas. La luz demalla varía con el tamaño; normalmente las menores suelen tenerla de unapulgada, las medianas de pulgada y media, y las grandes de dos. Tiempoatrás se utilizaban medidas todavía más reducidas, de 3/4 de pulgada omenos.

Antes era de 3/4 de pulgada, ya hoy quieren quitar la depulgada porque la están encontrando chica y está explotando

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toda la mar, tendrán que quitarla... Ahora la que está máschica es la de pulgada, y las nasas grandes a dos pulgadas.

Las primeras nasas no se realizaban con hierro y tela metálica, seconstruían aprovechando lo que el medio ponía gratuitamente a disposiciónde los pescadores: caña, mimbre y junco.

El número de nasas con que suele contar una unidad productiva esmuy variable. En Tenerife podemos encontrar pueblos enteros que no lasusan, y en los restantes muchas unidades productivas que sólo poseen unaspocas, llegando todo lo más a veinte o treinta. En Gran Canaria existenverdaderos casos de especialización en la técnica, tanto por un desarrollomuy importante de los conocimientos intelectuales necesarios para su em-pleo, como por el número de estos artes que llega a poseer una unidadproductiva (más de doscientas nasas en el Sur de la Isla, y ciento cincuentaen el Norte). Por lo general el mayor número de nasas es del tamaño menor,pero en una unidad productiva pueden combinarse sesenta de éstas con otrastreinta entre medianas y grandes, por poner un ejemplo. En las nasas sepueden utilizar carnadas muy diversas. Es posible calarlas de varias mane-ras. Pueden ser empleadas sin cabo ni boyas, fondeadas individualmente aescasa profundidad y recuperándolas con unmirafondosy un grampín2. Deesta forma se obtienen especiesde orilla, fundamentalmente la salema, y asílas usan los hijos pequeños de los pescadores para iniciarse en el manejodel arte. Otra manera de utilizarlas es en parejas formando untren3, unien-dolas con un cabo que, tendido entre ambas, permite recuperarlas al rastrearel fondo sobre lasmarcascon unrozónhasta dar con él. Finalmente hemosde citar el sistema más habitual, utilizar boyas para señalar la posición delas nasas, como se utiliza en Gran Canaria y en muchas zonas de Tenerife.

Un apartado especial lo merecen las nasas camaroneras, que en nues-tras comunidades tienen una estructura metálica cuadrangular similar a delas nasas de pescado, con tela metálicaplastificadacon luz menor a mediapulgada. Se utilizan en zonas de marisco a gran profundidad (150-200metros).

2 El rozóny el grampínson pequeñas anclas, de menor tamaño el segundo que el primero, convarios ganchos de hierro en su parte inferior, que permiten enganchar fácilmente objetos en elfondo.

3 Término que se emplea refiriéndose al conjunto de varias nasas que se fondean juntas unidaspor una cuerda, o, en la pesca con liña, al conjunto de plomo (chumbo), torto, giratorios, anzuelos,etc., que difieren según la especie que se pretende capturar.

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El trasmallo

El trasmallo es un arte de red constituido por trespaños, superpuestosde forma que los dos que se hallan en los lados mantengan los cuadradosque los constituyen al mismo nivel. La red que se encuentra entre ambos esde malla mucho mas reducida. En nuestros días, el hilo empleado es dematerial sintético; tiempo atrás se usaron de algodón y cáñamo con losmismos diseños, pero mucho menos resistentes y duraderos. Los trespañosestán unidos por unarelinga de boyas en la parte superior y otra de plomosen la inferior. La altura de las piezas de trasmallo suele ser variable, alrede-dor de dos brazas, y su longitud oscila en torno a las cuarenta. Los trozosde red que los componen tienen originalmente unos cien metros de largo,pero al confeccionar el trasmallo reducen mucho su tamaño:

Tienes que dejarle el paño en banda, para que cuando elpescado embista se quede dentro... Si lo dejas tenso entoncesembiste y rechaza otra vez para atrás al pescado...

El trasmallo de unapared (red deagalladerao cazonera, impropia-mente denominada trasmallo) es también empleado en nuestras costas. Setrata de una red de malla única elaborada con nylon transparente, por lo quees mucho menos visible para los peces. Esta versión tuvo escasa importan-cia en las Islas hasta, aproximadamente, el año 1984. Anteriormente tam-bién se habían usado trasmallos de dos mallas, una grande y otra más pe-queña. La construcción de estos artes, sobre todo los de tresparedes, resul-ta un tanto complicada. En la época en que se generalizó en las Islas eltrasmallo de hilo sintético (años sesenta), en muchos pueblos de pescadoresdesconocían los pormenores de su confección, aunque poco a poco se con-virtió en una tarea cotidiana.

Los trasmallos centran su ámbito de capturas en los pecesde fondocosteros (por ejemplo, viejas y sargos), calándose a escasa profundidad ycerca de la orilla. Se depositan a modo de barrera paralela o perpendiculara la costa durante un número de horas variable (desde un poco antes delamanecer, o desde la tarde anterior, hasta las 8-9,30 de la mañana). En suutilización, ha de tenerse siempre mucho cuidado con el estado de la mar yel tiempo. Si se cala justo en la orilla (lo que suele ser habitual), y aparecemar de fondo, el arte quedará muy deteriorado o perdido. Igualmente ocu-rrirá si se deposita a mayor profundidad y hay muchoaguaje por mareasfuertes. Al calarse el trasmallo pueden usarse uno o variospañosunidosentre sí; de esta manera se utilizaban diez o quince de una sola vez, for-mando artes de seiscientos metros.

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lastre. La situación de los anzuelos determinará el tipo de palangre de quese trate. Habrá unosde aire, que mantienen los anzuelos en la superficie,otros que los dejan amedia agua, y el último tipo los sitúa en elfondo omuy cerca. Este modelo es el que se emplea en Tenerife y Gran Canaria,incidiendo básicamente sobre especies demersales. Por el contrario, el pa-langrede aire lo hace sobre especies pelágicas, y prácticamente no se em-plea en las islas. El tamaño de los anzuelos variará con las diferentes ver-siones, e igual ocurrirá con las capturas en volumen y especies. Las carna-das más habituales son sardinas o caballas capturadas en la comunidad(mediante traíñas, etc.) por su escaso costo. El proceso de trabajo es muysencillo. Se calan comenzando por un extremo del arte, extendiéndolo en sucompleta longitud, y manteniéndolo un tiempo variable en el agua (porejemplo una hora); posteriormente son levantados por la misma punta por laque se comenzó a calar. Suelen emplearse por la mañana, temprano, paraaprovechar las buenas horas de venta del pescado. Esta técnica exige untiempo de trabajo elevado, por las horas que han de ser invertidas en repo-ner anzuelos, preparar la carnada y engancharla, ordenar el palangre encajas adecuadas, etc.

TÉCNICAS ACTIVAS

Podemos citar entre las técnicas activas las siguientes: caña, liña ocordel, potera, gueldera, chinchorro, sardinal o traíña, salemera, finalizandocon la pesca de los túnidos.

La caña

En épocas pasadas la pesca con caña era para los pescadores artesana-les más que frecuente. Caña larga (3-4 m.), bien con aparejo, bien con hilode cáñamo o algodón y anzuelo cebado concangrejillo. Con este reducidoequipo capturaban desde tierra la vieja u otras especies. La productividadera bastante elevada hace años, por la gran abundancia de pescado y elreducido número de pescadores, que además trabajaban con medios técnicosprimitivos. Como nos decía un pescador de El Pris respecto a su padre,enel verano con la caña nos mantenía a todos los trece hermanos, sin quefuera necesario embarcar.

También se empleaba una caña más pequeña (de gorra, braza y mediade largo) para la pesca de especies demersales o de chicharro y caballadesde pequeños botes. Hoy el hilo de algodón se ha visto sustituido por elnylon, y las cañas rara vez son empleadas por los pescadores profesionales.

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Tiempo atrás era característica la pesca nocturna con luz, proporcionada porteas o mechones de petróleo, que Barker Webb y Berthelot describieranrefiriéndose a la bahía de Santa Cruz en suHistoire Naturelle des Iles Ca-naries. Para pescar con la tea se situaba una piedra muy porosa en elleitodel barco (fogón), sobre la que se colocaban pedacitos de esta madera resi-nosa cuya luz al quemarse atraía a los peces, permitiendo que fueran captu-rados con gueldera, aparejo o caña. Cuando se utilizaba el petróleo se va-lían de unos depósitos especiales en los que cabían uno o dos litros, con unpar de tubos y una mecha en ellos para dar luz, que eran colocados en unpalo en la borda del barco, aprovechando las mismas técnicas del casoanterior:

Lámparas ponían en las bandas con petróleo... Como lasde los cangrejos... Ponían dos o tres mechones en la banda delbarco y a la luz esa venía el pescado, y después pues con caña,y con la pandorguita, una pandorguita que tenían, pues echa-ban el engodo y cogían... Bueno, dos y tres cestas, cuatro ces-tas...

El tiempo de trabajo variaba según las circunstancias. En una granparte de la pesca realizada con caña, los protagonistas eran simplementegente de tierra, que de esta manera obtenían un complemento proteínico asu dieta con escaso esfuerzo. Esta actividad de autoconsumo no se prolon-gaba demasiadas horas al día. Sin embargo, si esta técnica tuviera como finintercambiar o vender el pescado, es bastante probable que ocupara máshoras. La pesca con caña casi siempre ha tenido un carácter de actividad atiempo parcial.

A la caña va unido un sedal, que si bien antes era fijo, hoy sueleenrollarse encarretes de diferente tamaño y capacidad. Con la caña sepescaa boyao a fondo. En la primera modalidad, un flotador (de plástico,corcho, etc.) sostiene el sedal que se encuentra debajo del agua, mantenien-do el anzuelo a una determinada profundidad, casi siempre con la ayuda deunos pedacitos de plomo. El tipo de anzuelo, la carnada, el tamaño de laboya, etc., variarán según la especie que se pretenda obtener, los gustos y laexperiencia previa del pescador. Cuando se pescaa fondo, los anzuelos sonconducidos a muy escasa distancia de éste merced a un plomo que, situadoen la parte baja del sedal y lanzado adecuadamente, permitirá colocarlos enla zona que se estime más conveniente. La variedad de formas en que seprepara un aparejo de pesca con caña es amplísima, al igual que las carna-das que se pueden emplear: pasta, gamba, trozos de diversos pescados,cangrejos, etc.

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En la pesca con aparejo y anzuelo se pescará de noche o de día segúnlos peces. Por la noche se capturan, por ejemplo, la galana, el conejo, elsargo o el bocinegro. Cada vez es menos frecuente que los pescadores sal-gan a la mar con la noche. Sobre todo en aquellas comunidades en las queotras técnicas han suplantado prácticamente a la liña (técnicas pasivas sobredemersales), cuando ocasionalmente se trabaja con ella casi siempre se hacede madrugada, antes del amanecer, para llegar a tierra a las once, doce, ouna de la mañana, todavía a tiempo de vender el pescado. La carnada vivase cogerá la noche antes (por ejemplo, cuando se trata de chocos para elpargo, la sama, el jurel), o ese mismo día de madrugada, antes de comenzara pescar, permaneciendo en losviveros4 llenos de agua de los barcos.

La potera

Otra técnica activa poco exigente en cuanto a la cantidad de fuerza detrabajo que ha de ser utilizada es la potera. Se emplea en la pesca del cala-mar, choco y pota, pudiendo ser confeccionada por los mismos pescadoreso adquirida ya hecha. La versión realizada a mano (que se utiliza sobre todoen el Norte de Tenerife), consiste en una barrita de hierro, recubierta de unesparadrapo blanco para atraer a los calamares, que en su parte inferiorcuenta con una serie de anzuelos colocados simétricamente hacia arriba(entre cinco y siete), unidos sólidamente con aparejo e hilo de nylon. En labarra de hierro se ensarta un pez como carnada, calándose a siete u ocholiñas (320 metros)5. La pesca de este calamar grande suele realizarse du-rante el invierno, aunque no se puede salir mucho por los malos tiempos dela estación. Los que se capturan a estas profundidades tienen tamaño consi-derable, por ello suele ser interesante intentar atraparlos:

El asunto de los calamares es que no se coge un calamarde un kilo, sino de dos o tres kilos. Y no es lo mismo ir a lacabrilla y coger una, que son pequeñas. La ventaja que tienenlos calamares es esa, que con tres o cuatro ya tienes hecho eldía.

4 Entendemos porvivero un recipiente, dentro del barco o fuera del mismo, que permitemantener con vida a la carnada o a la pesca. Posee algún sistema de circulación del agua (motori-zado en los barcos mayores), o cuenta con orificios por los que esta penetra y sale, pero reducidospara evitar que el pescado pueda escaparse.

5 Los pescadores denominan unaliña a un tendido de aparejo de 25 brazas de largo. Cadabraza equivale para nuestros pescadores, como ya hemos indicado, a una distancia que oscila entre1,5 y 1,7 metros.

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La potera pequeña, que coincide hoy con la elaborada industrialmente,se utiliza en fondos de arena (limpio), a poca profundidad (20-30 metros,por ejemplo). Consiste en una pequeña barrita de plástico fluorescente (bri-lla en el agua), que en su parte inferior cuenta con una hilera simple o do-ble de ganchitos, a modo de anzuelos sin barbada, con los que atrapará alos calamares que se abalancen sobre ella, confundiéndola con un pequeñopez. En su parte superior posee una pequeña argolla con la que se une a unaliña de aparejo o nylon. El proceso de trabajo consiste en imprimir a lapotera una serie de movimientos rápidos y característicos, a la profundidadadecuada (cerca del fondo), simulando el comportamiento de un pez. Elcalamar, o el choco, entonces se abalanza sobre ella y queda sujeto en lospinchos. Poco a poco, procurando mantener una misma tensión en la liñapara que no se suelte, se va elevando la potera y la presa desde el fondo.Justo en la banda se pondrá unjamo por debajo, para que al levantar no seescape de los pinchos.

Actualmente las capturas de calamares han bajado respecto a lo queera habitual, por ejemplo, a comienzos de los setenta. El calamar pequeñose captura durante todo el año, pero preferentemente durante el verano y, aligual que el grande, habitualmente sobre fondos de arena. La unidad pro-ductiva para esta técnica puede ser, simplemente, de una o dos personas.

La gueldera o pandorga6

La guelderaes una técnica de pesca con la que se capturan bien espe-cies pelágicas, básicamente caballa y boga, o demersales, especialmenteviejas. Consiste en un círculo de hierro con tamaño variable según los pecesa capturar, del que pende una malla de forma semiesférica, con fondo, comomínimo, similar al diámetro del aro. Este puede tener unos tres metros portérmino medio en el caso de aquellas destinadas a las especies pelágicas,pendiendo la malla alrededor de tres hacia abajo. Las que se emplean en lapesca de la vieja tienen dimensiones bastante más reducidas, alrededor demetro y medio de diámetro.

La malla de lapandorgao guelderade mayor tamaño se realizará conaparejo blanco, amarillo, o hilo de acero inoxidable, en todos estos casos decalibre bastante fino. También se podrá realizar con red de hilo de nylon,como hemos observado en el Sur de Tenerife, pero más enfocada en este

6 Ambos nombres son conocidos por nuestros pescadores, pero el términoguelderase utilizamás frecuentemente en Gran Canaria, mientras quepandorga se encuentra generalizado enTenerife.

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275APÉNDICE: LAS TÉCNICAS DE PESCA

caso a capturar carnada pequeña para la pesca de los túnidos (boga o caba-lla pequeña). La malla de la pandorga de viejas se realiza con aparejo dora-do o blanco, que frecuentemente se pinta de negro para que no brille en elfondo. Se emplea sistemáticamente grasa o aceite para preservar a las pan-dorgas de la oxidación, cuando son realizadas en aparejo blanco o amari-llo7. Todas estas mallas metálicas se realizan a mano y su elaboración con-sume muchas horas, sobre todo en la pandorgagrandepara especies pelá-gicas, cuya confección llega a consumir seis kilos de aparejo. El círculometálico pende de un cabo, por medio de una serie de hilos de nylon llama-dos vientos o bolinas(entre diez y una docena). Para levantar la guelderafuera del agua se emplea una larga vara de madera con unos tres metros delargo —en el caso de la pandorga de bogas—.

La pandorga grande se sumerge en el agua en las zonas en que suelehaber cardúmenes. Se usaráengodo8 para atraer el pescado, de dos manerasdistintas. En Las Palmas, por ejemplo, sobre el arte que se encuentra a unassiete brazas se dispersa con untalegón(especie de bolsita de trapo cerradacon un alambre) a cinco brazas, conteniendo pescado machacado o huevas.Esta bolsita se abrirá con un brusco tirón del pescador saliendo al agua sucontenido, con lo que el cardumen, atraído por el cebo, se situará sobre lasemiesfera que forma el arte. En Tenerife prescinden del talegón, consi-guiendo el mismo fin situando una bola, hecha con papas guisadas y erizosmachacados, sobre la malla de la gueldera. Al sacudir ésta fuertemente en laprofundidad adecuada, se logra que se disuelva, atrayendo la pesca. Una vezque se ha comprobado con el mirafondos que el pescado se encuentra sobreel arte, se va levantando éste despacio para encerrarlo, y después, cuando elpescado ha percibido la malla, con gran rapidez. La última fase del procesode trabajo es extraer la pandorga del agua y virarla dentro del barco, lo quepor su tamaño y peso exige un gran equilibrio, coordinación y fuerza. Pri-mero se levantará tirando por un cabo, y cuando las bolinas o vientos quesujetan el aro lleguen a la superficie, se enrollará en su unión una largavara, que permita izar la semiesfera del agua. Mientras uno levanta, otropescador de la unidad productiva ayudará a meter el pescado dentro. En elNorte de Tenerife se usa mucho el arte para pescar la boga en primavera,mientras que en el Norte de Gran Canaria se emplea para la captura desardina y caballa, sobre todo durante los inviernos. También puede utilizar-se para la pesca sobre especies diferentes (salmonetes, jureles, chopas...). A

7 La pandorgade bogas o sardinas confeccionada en aparejo amarillo (la más frecuente), ha deser renovada a los seis meses de trabajar con ella, por el efecto de la corrosión.

8 Entendemos porengooo engodolas materias orgánicas que se tiran al mar para atraer elpescado, colocándolo de esta manera al alcance del pescador. Esteengodopuede consistir enerizos machacados, restos de pescado salado, papas guisadas, pan, etc.

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puede ser aprovechado durante varias jornadas, mientras se mantenga vivo.Cuando aquéllas se acercan al reclamo, atraídas, el pescador las observa conel mirafondos y aprovecha para subir la pandorga dejándolas atrapadas.

Si la pandorga de bogas se puede emplear en muy diversas zonas, contal deengodarel pescado para que se acerque, la de viejas ha de ser utiliza-da en lospasaderosde esta especie, es decir, en aquellos lugares del fondopor los que suelen transitar de la costa alo hondo. Del conocimiento deestas zonas dependerá, en buena medida, el éxito de la pesca.

El chinchorro

Tanto el chinchorro como la traíña son artes empleados en la capturade especies pelágicas: sardina, caballa y chicharro básicamente. El primeroes un arte de pesca que puedearrastrarsesobre el fondo marino o deslizarsesobre éste, según la modalidad, formando una especie de V con la parteancha situada en la costa, desde la que tiran varios hombres colocados encada extremo (manga). El proceso de calar el arte (tenderlo y sacarlo delmar) es bastante delicado y exige la dirección de un especialista omiradorque, a través de una especie de caja con el fondo de cristal (elvidrio o mira-fondos), examina los movimientos de la sardina dentro del agua y da lasórdenes consiguientes de tirar con mayor o menor fuerza del chinchorro.Éste se encuentra constituido, básicamente, por unasmangasde longitudvariable que pueden alcanzar los 140 metros, y un copo que atrapará lapesca, que es forzada a penetrar en él a través del movimiento del arte. En elPuerto de las Nieves se emplea una versión de esta técnica de pesca que noarrastra sobre el fondo, sino que se desliza sobre éste o a media agua (boli-che de aire), permitiendo su utilización sobre zonas rocosas,de marisco, quede otra forma destrozarían el arte. De esta manera se evitan, a la vez, lasconsecuencias negativas para los fondos que la otra versión puede ocasionar.

En el siglo XIX, y durante buena parte del XX, fue un arte muy utili-zado en las Islas, especialmente en las zonas de playas arenosas que favore-cen su empleo. En Tenerife, el Porís, Candelaria y Los Cristianos fueronpuertos de pescadores en los que tuvo una especial implantación. Hoy en díasólo se utiliza ocasionalmente el chinchorro pequeño para carnada. En GranCanaria se utilizó mucho, tanto en el Norte como en el Sur. Por ejemplo,hasta comienzos de los años sesenta en Agaete trabajaban cinco o seis deestos artes de forma continuada, cada uno de ellos con entre quince y veintehombres.

Normalmente, en el chinchorro hay un mirador principal quemandasobre todos los movimientos que realiza el arte, y otro mirador secundario,que ayuda al primero, colocado en el brazo (manga) contrario. Este último

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Las caladas del chinchorro obedecen a finas reglas de estrategia. Hayque cuantificar la sardina del cardumen, y en el caso de que no sea mucha,evaluar si en otras zonas de la costa puede haber más cantidad. Es necesariotener en cuenta las características de la orilla y el fondo, para definir lasdificultades de la calada, y si merece la pena. Por el contrario, cuando elmanteríoes demasiado grande, muchas veces se hala por la parte trasera delarte (la manganilla), de forma que éste se levanta del fondo, con lo quebuena parte se escapa. Todo ello con el fin de que el precio de venta delpescado no baje por debajo de ciertos límites, que podrían reducir la renta-bilidad de una buena captura.

El trabajo de los marineros en los chinchorros tiempo atrás era bastan-te duro e incierto en sus resultados. Tenían que salir a diario en busca decardúmenes de especies como la sardina, de abundancia impredecible. Lospescadores, por ejemplo en Agaete, estaban sujetos a la inclemencia de unasorillas del Norte, batidas con frecuencia por el mar de fondo. Debían tirardurante horas de una soga quejalaba por las mangas del arte, calado mu-chos metros hacia fuera. Al llegar a tierra tenían que repararlo en una jorna-da que duraba, a menudo, de sol a sol.

Los chinchorros hasta los años sesenta estaban confeccionados enfibras vegetales. Primero se usó el cáñamo, y posteriormente el algodón,más resistente. Ambas fibras se rompían con mucha facilidad, produciendograndes destrozos en los artes, sobre todo cuando se calaba con mal tiempoo se sometían a esfuerzos superiores a los habituales. En estos casos habíaque reparar el arte antes del día siguiente a toda costa, faenas que recaíansobre todo en los marineros del chinchorro, pero en las que colaborabanalgunas mujeres. Los gastos de mantenimiento eran muy elevados por lascontinuas roturas, y por tener que hacer una red completamente nueva cadauno o dos años. Con el hilo de nylon, la tónica cambió radicalmente por sumayor robustez, y por nopasarsecon la humedad. Además, en este materialya venían elaborados los diversospañosque componen el arte, lo que faci-litaba su confección.

Todavía hoy podemos hallar chinchorros de sardina en funcionamien-to, por ejemplo en Agaete, así como otros pequeños para carnada por todala Isla. El empleo de este arte exige unidades productivas constituidas porun número considerable de marineros, por lo menos cuatro o cinco para elchinchorro pequeño de carnada y de seis a veinte para el grande. Al menosdos personas han de estar en el bote vigilando cómo se cala el arte, y porcada manga debe haber un número de hombres proporcional a su tamaño,para poder sacarlo a tierra, lo que exige considerable esfuerzo físico. Desdepoco antes de la Guerra Civil en Canarias se ha dado un proceso de abando-no de esta técnica en favor de la traíña, del que Agaete en cierta forma hasido una excepción hasta hace un par de años.

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engodarcon algún tipo de cebo, y esperar a que un cardumen se haya reu-nido para calar el arte. También es posible buscar los bancos de las especiespelágicas para calarlo una vez hallados, lo que implica una caza muy simi-lar a la que podríamos definir en el caso del chinchorro. Estas formas deusar el arte de cerco y jareta reciben el nombre desardinal.

Calando por la noche también podemos encontrar variantes. Puede serempleadoal oscuro, en noches sin luna o cuando ésta se ha puesto, en losmeses en que los peces producen una cierta fosforescencia (laargentía) almoverse de un lado para otro (verano y otoño), lo que sirve al pescadorpara localizar los bancos y calarles el arte sin utilizar focos; en este caso sepodrá denominar indistintamente sardinal o traíña. La manera más habitualde emplear la traíña9 es por la noche sin luna y con luz, forma de trabajoque no depende tanto de la búsqueda y persecución de los cardúmenes,siendo el proceso de calar el arte menos delicado. El pescado es atraído alcerco mediante potentes focos de luz eléctrica (años atrás conpetromaces)que pueden ir situados en un bote auxiliar o en el mismo barco. Una vezque el cardumen se encuentra cerca de los focos, se tiende el arte dejándolocercado.

Para el empleo de la traíña es necesario contar con un estado meteo-rológico favorable. No se puede utilizar con viento ni con mar picada, y hade disponerse de una embarcación con dimensiones en proporción a las delarte. Por ello no se puede usar en todas las zonas de las Islas. En muchospueblos del Norte, la carencia de refugios pesqueros impide mantener em-barcaciones del tamaño necesario, y los vientos dificultan durante largastemporadas su empleo.

Esta técnica ha despertado suspicacias en muchos lugares de las Islaspor su alta productividad, incluso dando lugar a conflictos. Más que porproblemas ecológicos, los enfrentamientos cobran sentido cuando considera-mos lacompetencia deslealque supone en poblaciones que no cuentan conotros medios para capturar las especies pelágicas que los chinchorros y lapandorga. La traíña, como innovación tecnológica que no estaba al alcancemás que de unos pocos, significaba en Agaete tiempo atrás poner en situa-ción muy difícil al colectivo de pescadores de la comunidad, que veíancómo un solo barco con cinco tripulantes capturaba en una noche tantocomo todos los demás en varios días. Por estas razones, el rechazo a lasembarcaciones de buen tamaño que llegaban desde fuera con esta técnicaera muy intenso.

9 El sardinal suele ser bastante más reducido que la traíña en dimensiones, sólo se usa de día,o de noche sin luz.

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La salemera

La salemera es una técnica de pesca que se emplea en unidades pro-ductivas compuestas por un mínimo de cinco o seis personas, con variosbarcos —unos de motor y otros sin él—. Se utiliza una red deagalladeraocazonera, con una sola pared rectangular de grandes dimensiones, que sedivide por su volumen en varios trozos a transportar en un par de barcos.Generalmente son dos las alturas de la red. En la mayor parte de su longi-tud rondará el metro y, pese a ser utilizada a profundidad bastante mayor,cumple la función de asustar al pescado hacia el centro de un círculo que seforma con el arte, y que progresivamente se irá cerrando, reduciendo elespacio en el que se encuentra la captura. El círculo mayor puede llegar atener kilómetro y medio de perímetro, y es frecuente que alcance los ocho-cientos metros. Una vez que el redondel tiene un diámetro mínimo se utilizaun cogederopara encerrar definitivamente el pescado, realizado con pañosde red de mayor altura (entre cuatro y ocho metros), que cuentan conjare-tasen la parte inferior. Estas jaretas se cerrarán, levantándose posteriormen-te la parte de abajo, con lo que el pescado se ve impulsado hacia la superfi-cie, desde la que es extraído con un jamo.

En ocasiones se deja dentro del cogedero sólo una parte del pescado,ya que puede reunirse mucho más del comercializable a buen precio (no sepuede coger todo a la vez), y es más rentable dejar el resto para otra oca-sión. En algunas comunidades (por ejemplo Tajao), era habitual capturarmás pescado del que podía ser distribuido en fresco, para salar lo demás eirlo vendiendo poco a poco.

Otra forma de emplear esta técnica es con paños de red todos de lamisma altura, equivalentes a los que en el caso anterior se empleaban parael cogedero, aunque con luz de malla muy superior. Si en el primer caso erade tres o cuatro centímetros, por ejemplo, en este último es de seis a nueve.La altura de los paños oscila entre los cuatro y ocho metros. Se irán unien-do entre sí conforme el tamaño que se desee dar a laencerrona. El arte secala de forma similar a la descrita anteriormente, creando un círculo queprogresivamente se va estrechando, pero no incide ya en las salemas sobretodo, sino que, al llegar los paños de la red desde la superficie al fondo,capturan muchos otros tipos de pescado. Una vez que el círculo de la red sehalla reducido lo suficiente, y el pescado se encuentre en el cogedero, seintroducen en el mismo paños de trasmallo de tres paredes, en los que seenmallará el pescado fortuitamente, o asustado por los pescadores, queincluso llegarán a bucear en el interior del copo con tal fin. Esta modalidadde empleo de la salemera, también conocida comoencerrona, se utilizasobre todo en Gran Canaria, y en ella tendrán gran importancia los bucea-

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dores que ayudan al calado de la red, vigilando desde el agua el comporta-miento de los peces. Otra modalidad de empleo de laencerronaes la si-guiente: calando el arte como hemos descrito, se conduce el copo hasta lamisma orilla en marea alta y se espera a que baje la mar, cogiendo despuéslas capturas. En ambos casos no se utilizan jaretas en la parte inferior delcogedero, como es habitual en Tenerife.

Esta técnica exige contar con varios barcos y un número de hombresque en ocasiones supera la quincena. Ello implica la cooperación entrevarias unidades productivas dentro de una comunidad. Las mismas redessuelen ser propiedad de varios pescadores, y se pondrán en común cada vezque vaya a emplearse la salemera. Actualmente esta técnica se encuentraprohibida totalmente o muy restringida en su uso.

La pesca de los túnidos

Existen diferencias importantes entre la pesca de los túnidos menoresrespecto a la de los de mayor tamaño. Dentro del primer grupo habremos deintegrar el bonito, el barrilote y las tunas pequeñas. En el segundo, las tunasgrandes, rabiles, patudos, etc. Los primeros se pescan con caña, de tamañovariable según el pescador y el tipo o la cantidad de pescado de que setrate. Cuando se emplean anzuelos con barbada se ceban mediante pecesvivos (guelde blanco, boguilla o caballa pequeña, también conocida comomalla), que se ensartan en el anzuelo. El tamaño de la carnada influye, ydebe aumentar cuando se capturan peces mayores. Con los anzuelos sinbarbada (saltillo), la pesca se realiza gracias a una especie de plumas situa-das en su parte superior, que se moverán sobre el agua simulando un pece-cillo que huye de los túnidos. Mientras el primer tipo de pesca se empleacuando el pescado resulta escaso o no quierecomer, y sólo se le puedeengañar con el cebo vivo, el segundo se utiliza cuando hay gran abundanciapues es mucho más rápido. Tanto en un caso como en el otro resulta funda-mental el vivo que se emplea para atraer el pescado. Debe obtenerse engrandes cantidades cada vez que se sale a los túnidos, y resulta un factorlimitante cuando hay escasez, pues su carencia imposibilita la pesca. Unavez capturado, bien con traíña cuando se necesita caballa de mediano opequeño tamaño, chinchorro para la boguilla y el guelde, o pandorga para laboguilla o caballita, habrá de mantenerse en agua para evitar su muerte.Tiempo atrás se empleaban para elloviveros flotantes, con forma de unagran bala de cañón con dos puntas, de dos o tres metros de largo y uno (ouno cincuenta) de diámetro, realizados con caña y mimbre. Estos viveros, aveces de la longitud de un coche, eran arrastrados por los pescadores duran-

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te jornadas completas, incluso a remo. En los últimos años se han empleadotambién unas estructuras de madera recubiertas con malla de red muy fina ocon tela metálica de luz pequeña forrada de plástico. Sólo se utilizan paramantener la carnada en el agua, pasándola a la hora de ser usada a viverosdentro de los barcos, que se adoptaron desde los años cincuenta.

Los tanques de vivo en los barcos los llevan usando desdehace bastantes años, sobre el cincuenta. Por el cuarenta y dosya se usaban en algunos sitios, pero aquí no llegaron hasta elcincuenta. Antes usaban los viveros de arrastrar, pero con elloshay que ir despacio porque si no se mata a la carnada, pues sela mandaba atrás. (...) Los viveros de esa gente eran del tama-ño de un coche grande casi...

Las cañas empleadas para la pesca de estas especies tienen diferentestamaños. Por ejemplo, unas largas se emplean para coger el pescadomatre-ro, que no quiere comer o se asusta de la sombra del barco y de la caña. O-tras, de tamaño más corto, se emplean cuando el pescado ya estáengolo-sinado, pues con ellas la captura es más rápida. Durante la pesca seriega elmar circundante al barco con agua pulverizada, o en finísimos chorritos,evitando que los túnidos perciban la sombra de la caña. A la vez se echacebo vivo para atraerlos haciéndoles perder su recelo.

En la pesca de algunas de las especies de mediano tamaño como lastunas, rabiles, etc., frecuentemente se emplean la caña y lahorca. Estaúltima consiste en un mástil de hierro de entre dos y tres metros de alto, delque salen hacia los lados prolongaciones con una polea en su extremo. Porella pasa un cabo resistente que va unido a la punta de la caña que estásiendo utilizada. Cuando un pez muerde el anzuelo, se levantan caña y peztirando por el otro extremo del cabo a través de la polea. En otras ocasio-nes, cuando el peso de los atunes no resulta demasiado elevado, simplemen-te se tira hacia atrás por la caña, que para esta pesca posee un nylon muycorto (de un metro de longitud aproximadamente), pegando el pez a labanda y levantándolo para introducirlo en el barco con unbichero, al igualque en el caso anterior. En la pesca del bonito, sin embargo, se pesca alzan-do el pez con la caña, debido a su menor tamaño. El nylon, en este caso,tiene una longitud similar al tamaño de la caña, aproximadamente unoscentímetros menos. Lo más habitual es que los túnidos de más de cuarenta-sesenta kilos se pesquen con liña, o todo lo más, con caña sujeta al cordelpor un falso de nylon, que se rompe en cuanto el pez tira fuerte, quedandoúnicamente la liña para recuperarlo. La pesca del patudo y los túnidos ma-yores se realiza únicamente con liña, y resulta especialmente peligrosa por

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GLOSARIO: NAVEGANDO EN LAS VOCES DE LOS PESCADORES10

Albacora: nombre genérico con el que se designa a todos los túnidos mayo-res.

Andurriales: zona o lugar aislado al que resulta difícil llegar.Arruaje: movimiento de masas de agua en el fondo del mar, asociadas a

corrientes o mareas.Averío: nombre con el que se designa a cualquier grupo numeroso de aves

marinas que se divisa en la mar.Bajón: roca que sobresale del fondo, y que permanece sumergida incluso a

marea vacía.Bamba: tipo de caña empleada en la pesca de los túnidos.Baño: sustantivo con el que se designa a un recipiente de grandes dimensio-

nes que se utiliza, por ejemplo, para cargar pescado a la cabeza.Baquita: equivale a “congelado” o a “conservado en hielo”.Bermeano: tipo de embarcación empleada para la pesca con traíña o de los

túnidos, con forma similar a las utilizadas en Bermeo, y eslora supe-rior a doce o trece metros.

Bichero: cilindro de madera con un garfio en la punta que se emplea parasubir a bordo pescados de grandes dimensiones, que de otra formapodrían escaparse.

Burriquera: vendedora de pescado característica del Norte de Gran Canaria,que empleaba burros para el transporte de pelágicos. Se hallabanorganizadas y trabajaban colectivamente.

Calmas: zona del mar que rodea a cada una de las Islas, protegida de losvientos por la masa montañosa.

Callao: cantos rodados de playas, barrancos o del fondo marino.Cardumen: banco de pescado.Chumbo: plomo que se emplea para llevar hasta el fondo liña y anzuelos.Chupaderas: ventosas de las potas y otros cefalópodos.Desiscar: acción de quitar la carnada del anzuelo por peces que no se que-

dan clavados en éste. Acción de quitar del anzuelo los peces engan-chados.

Engodar (engoar): acción de echar engodo (engoo).Engodo (engoo): carnaza que se echa a los peces para atraerlos a un lugar

determinado.

10 Este pequeño glosario simplemente pretende complementar las numerosas descripciones que,en el texto o en nota a pié de página, se han realizado sobre gran cantidad de vocablos técnicosutilizados por los pescadores de las comunidades analizadas.

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Entullar: acción de llenar una zona o agujero con escombros o cualquierotro material de desecho.

Fogalera: fuego muy grande.Fondaje: hace referencia a la profundidad de una determinada zona.Gangochera: mujer que practica el comercio itinerante de pueblo en pueblo,

usualmente con productos “de la tierra”.Geito: habilidad especial para realizar determinadas tareas.Grampín: tipo de ancla de pequeño tamaño formada por una barra de hierro

de la que salen tres o cuatro garfios.Iscar: acción de cortar y poner la carnada en los anzuelos, por ejemplo del

palangre.Jalíos: situación de mal tiempo en la mar. Temporal. Mar de fondo que

rompe en la orilla.Jamo: cilindro de madera en cuya punta se coloca un aro metálico, del que

pende una pequeña red. Se utiliza para sacar del agua a los pecesenganchados en el anzuelo o atrapados en otras artes de pesca.

Jaramago: planta que recolectaban y consumían los habitantes del Pris.Jarear: acción de secar el pescado al sol.Jaretas: argollas situadas en la parte inferior de algunas redes, por las que

pasa un cabo que se utiliza para cerrar el seno del arte.Leito: superficie en proa y en popa que se extiende entre las dos bandas del

barco a escasa distancia de la borda.Limpio: fondo submarino que carece de rocas y está formado básicamente

por arena o pequeñas piedras.Liña: cordel de diverso tipo empleado en la pesca. Término para medir

distancia, profundidad, cabos o cordeles, y que equivale a 25 brazas.Lonja: almacén para la salvaguarda de mercancías. Lugar donde se subasta

el pescado.Mandador: persona que dirigía las faenas de los chinchorros u otras técni-

cas colectivas.Manterío: cardumengrande de pescado. Banco de peces.Marisco: conjunto de animales, generalmente moluscos y crustáceos, co-

mestibles que pueden ser recolectados. Dícese también de zonas delfondo plagadas de rocas y en las que pueden criar muchas especies depescado.

Mirafondos: utensilio que se emplea para observar el fondo marino, el com-portamiento de los peces y el trabajo de los artes de pesca. Consta deuna especie de cubo al que le faltan tanto la tapa como el fondo; enlugar de éste último se coloca un vidrio resistente. También se conocecomovidrio.

Morros: pequeñas elevaciones rocosas del terreno no aptas para el cultivo alcarecer de suelo fértil.

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291APÉNDICE: LAS TÉCNICAS DE PESCA

Paño: trozo de red de altura y longitud variable. En el caso del trasmallo sulongitud suele ser de 40 brazas.

Paral: pieza de madera que se sitúa en la parte inferior de la quilla, congrasa o sebo en la zona en contacto con ella, y sobre las que se desli-zan los barcos. En cada momento, tres o cuatro de estos parales seencuentran debajo de la embarcación y van siendo sustituidos confor-me se mueve.

Peje: sinónimo de pescado.Perralla: sinónimo de castigo.Pesquero:zona en la que se pesca. Lugar en el que el pescado es abundan-

te.Petón: roca que sobresale en la costa o en el fondo del mar.Petromaces: lámparas de petróleo de gran tamaño que se empleaban años

atrás para atraer a los peces.Rapasaya: planta que era recolectada por los habitantes del Pris.Rebencazos: golpes muy fuertes.Rebolada: remolino de pescado.Rebosos: mar de fondo que castiga la orilla con grandes olas.Relinga: cordel con plomos o boyas, situado en la parte superior o inferior

de las redes, que sirve para mantenerlas en posición adecuada dentrodel agua y que hace posible el recobrarlas con facilidad.

Revoltura: situación de gran confusión. Agua con multitud de impurezas.Gran abundancia de pescado.

Rozón: tipo de ancla, mayor que el grampín, constituida por una barra dehierro de la que salen varios garfios (usualmente tres o cuatro).

Salpreso: pescado conservado en sal.Sereta: cesta de mimbre de forma característica para el transporte del pescado.Soco: refugio. Lugar donde no sopla el viento.Tablero: zona submarina llana con fondo de arena.Tenderete: sinónimo de fiesta o juerga.Torto: especie de barrita flexible realizada arrollando alambre y que se

emplea en la pesca de anzuelo.Veril: talud en el límite de la plataforma de la isla. Acantilado submarino,

formado por una pared alta y muy inclinada.Vidrio: véasemirafondo.Vivo: utilízase como sustantivo para referirse a pequeños peces que hacen

las veces de cebo, y que se mantienen con vida paraengoar.Winchi: aparato eléctrico o manual que se utiliza para extraer las embarca-

ciones del mar tirando por un cable de acero que se arrolla en untambor.

Zafra: estación o periodo en el que se captura una determinada especie o sefaena con un arte concreto.

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NOMBRES COMUNES Y CIENTÍFICOS DE ESPECIES MARINAS11

Abade:Mycteroperca rubra,Familia Serranidae.Aguja: Belone belone gracilis,Familia Belonidae.Alfonsito: Apogon imberbis,Familia Apogonidae.Araña:Trachinus radiatus, Familia Trachinidae.Barraco:Centrolabrus trutta, Familia Labridae.Barrilote: Thunnus alalunga, Familia Scombridae.Bicuda:Sphyraena viridensis,Familia Sphyraenidae.Bicuda:Sphyraena sphyraena,Familia Sphyraenidae.Bocinegro:Pagrus pagrus, Familia Sparidae.Boga:Boops boops,Familia Sparidae.Bonito listado:Katsuwonus pelamis, Familia Scombridae.Breca:Pagellus erythrinus, Familia Sparidae.Brota: Phycis phycis,Familia Gadidae.Caballa:Scomber japonicus,Familia Scombridae.Cabrilla rubia:Serranus cabrilla,Familia Serranidae.Cabrilla: Serranus atricauda,Familia Serranidae.Calamar:Loligo forbesi.Cazón:Mustelus mustelus, Familia Triakidae.Congrio:Conger conger, Familia Congridae.Corvina:Sciaena umbra,Familia Sciaenidae.Cherne:Polyprion americanus, Familia Serranidae.Chicharro:Trachurus trachurus, Familia Carangidae.Choco:Sepia officinalis officinalis.Chopa:Spondyliosoma cantharus, Familia Sparidae.Chopa perezoza:Kyphosus sectator,Familia Kyphosidae.Chucho:Dasyatis pastinaca,Familia Dasyatidae.Fula negra:Abudefduf luridus,Familia Pomacentridae.Fula blanca:Chromis limbatus,Familia Pomacentridae.Galana:Oblada melanura,Familia Sparidae.Gallo: Stephanolepis hispidus,Familia Monacanthidae.Gallo de ley:Balistes carolinensis,Familia Balistidae.

11 Muchas de las equivalencias entre nombres vulgares y científicos han sido tomadas deBacallado et. al. (1989: 187-189), y he de agradecer también la información amablemente cedidapor el Dr. Alberto Brito (Universidad de La Laguna) de su completísimo trabajoCatálogo de lospeces de las Islas Canarias(en prensa). No prentendemos hacer un estudio ictiológico completo,simplemente dar una orientación sobre los nombres científicos de las especies citadas en el texto,recalcando la inconsistencia de los nombres vulgares entre las diferentes comunidades de pescado-res de las islas, pues con frecuencia el mismo término se utiliza para más de una especie oviceversa.

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293APÉNDICE: LAS TÉCNICAS DE PESCA

Guelde:Atherina presbyter,Familia Atherinidae.Herrera:Lithognatus mormyrus,Familia Sparidae.Jurel:Pseudocaranx dentex,Familia Carangidae.Lagarto:Synodus synodus,Familia Synodontidae.Lagarto:Synodus saurus,Familia Synodontidae.Lisa: Chelon labrosus,Familia Mugilidae.Medregal:Seriola rivoliana,Familia Carangidae.Medregal:Seriola cf. carpenteri,Familia Carangidae.Mero: Epinephelus guaza,Familia Serranidae.Mero negro:Epinephelus esonue,Familia Serranidae.Morena negra:Muraena augusti,Familia Muraenidae.Murión: Gymnothorax unicolor,Familia Muraenidae.Palometa:Trachinotus ovatus,Familia Carangidae.Pargo:Dentex gibbosus, Familia Sparidae.Patudo:Thunnus thynnus thynnus, Familia Scombridae.Pejeverde:Thalassoma pavo,Familia Labridae.Pota:Todarodes sagittatus sagittatus.Rabil: Thunnus albacares, Familia Scombridae.Rascacio:Scorpaena maderensis,Familia Scorpaenidae.Raya:Raja brachyura, Familia Rajidae.Romero:Centrolabrus trutta,Familia Labridae.Romero capitán:Labrus bergylta,Familia Labridae.Salema:Sarpa salpa,Familia Sparidae.Salmonete:Mullus surmuletus,Familia Mulidae.Sama roquera:Pagrus auriga,Familia Sparidae.Sardina:Sardina pilchardus,Familia Cupleidae.Sardina arencada:Sardinella aurita,Familia Cupleidae.Sargo:Diplodus sargus cadenati,Familia Sparidae.Sargo breado:Diplodus cervinus cervinus,Familia Sparidae.Seifía:Diplodus vulgaris,Familia Sparidae.Tamboril: Sphoeroides spengleri,Familia Tetraodontidae.Tamboril espinoso:Chilomycterus atringa,Familia Diodontidae.Tapaculo:Bothus podas maderensis,Familia Bothidae.Tuna:Thunnus obesus, Familia Scombridae.Verrugato:Umbrina canariensis,Familia Scianidae.Vieja: Sparisoma cretense,Familia Scaridae.

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BIBLIOGRAFÍA

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