Ensayo La Forma Apaisada

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Ensayo: La forma apaisada en los textos académicos. Los textos académicos son aquellos que se escriben en la universidad o los estudios terciarios, tanto para demostrar los conocimientos adquiridos a fin de ser evaluados, como para la producción del conocimiento, por ejemplo, en las tesis finales como resultado de años de trabajo. No conozco ningún texto académico con formato apaisado. En la presentación a congresos o conferencias, los participantes escriben sus extractos, sus ponencias, de diferentes modos: en negrita, a triple espacio, con palabras destacadas o párrafos distanciados exageradamente, pues deben leerlos de manera que sean comprendidos por el auditorio. Los extractos para enviar a congresos son rigurosos en el número de caracteres. Nunca apaisados. En los textos de divulgación informativa abundan las columnas para optimizar la impresión y el espacio en la página, para organizar la lectura: nunca apaisados. En los textos de manuales, diccionarios, enciclopedias, antologías, diarios de viaje, crónicas, ¡libros de poemas! Encontramos ¡jamás! Formato apaisado. Podrían creer que mi obsesión es patológica, pero sin duda la manera occidental de transmitir ideas y conocimiento es de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha. Y no coincide con el formato apaisado, sino con el verticalista. Podrían objetarme la libertad del género lírico en el espacio en blanco, los caligramas, la poesía concreta de Haroldo de Campos ¿Pero qué textos escolares tienen formato apaisado? Tienen, claro que sí, formato apaisado las imágenes, los resúmenes personales a mano en lápiz de un estudiante que guste de escribir sin renglones (tal vez hallen alguno en….Perdón, carezco de vocabulario para nombrarlo) los libro-álbum infantiles, donde la ilustración narra más que la palabra. Ahora bien, un texto explicativo informativo, que necesita clasificaciones, organizaciones temporales y categorización de conceptos; que requiere de una fundamentación esencialmente argumentativa; que especifica y aclara el trabajo probable de un año. Ilógicamente se exige apaisado. Y no sólo apaisado, sino forzado a ser encajado en una estructura armada con un programa

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Ensayo: La forma apaisada en los textos académicos.

Los textos académicos son aquellos que se escriben en la universidad o los estudios terciarios, tanto para demostrar los conocimientos adquiridos a fin de ser evaluados, como para la producción del conocimiento, por ejemplo, en las tesis finales como resultado de años de trabajo. No conozco ningún texto académico con formato apaisado.

En la presentación a congresos o conferencias, los participantes escriben sus extractos, sus ponencias, de diferentes modos: en negrita, a triple espacio, con palabras destacadas o párrafos distanciados exageradamente, pues deben leerlos de manera que sean comprendidos por el auditorio. Los extractos para enviar a congresos son rigurosos en el número de caracteres. Nunca apaisados.

En los textos de divulgación informativa abundan las columnas para optimizar la impresión y el espacio en la página, para organizar la lectura: nunca apaisados.

En los textos de manuales, diccionarios, enciclopedias, antologías, diarios de viaje, crónicas, ¡libros de poemas! Encontramos ¡jamás! Formato apaisado.

Podrían creer que mi obsesión es patológica, pero sin duda la manera occidental de transmitir ideas y conocimiento es de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha. Y no coincide con el formato apaisado, sino con el verticalista. Podrían objetarme la libertad del género lírico en el espacio en blanco, los caligramas, la poesía concreta de Haroldo de Campos ¿Pero qué textos escolares tienen formato apaisado?

Tienen, claro que sí, formato apaisado las imágenes, los resúmenes personales a mano en lápiz de un estudiante que guste de escribir sin renglones (tal vez hallen alguno en….Perdón, carezco de vocabulario para nombrarlo) los libro-álbum infantiles, donde la ilustración narra más que la palabra.

Ahora bien, un texto explicativo informativo, que necesita clasificaciones, organizaciones temporales y categorización de conceptos; que requiere de una fundamentación esencialmente argumentativa; que especifica y aclara el trabajo probable de un año. Ilógicamente se exige apaisado. Y no sólo apaisado, sino forzado a ser encajado en una estructura armada con un programa diferente del que se usa para el texto densamente escrito. Y ésta es la peor parte: cada subtítulo está determinado y encuadrado en un espacio laaargoooo y flaquito. Yo sé que podemos llenarlo con palabras, pero se acomodan raro, no están a gusto.

Nos los representantes que amamos la literatura y nos esforzamos cada día en acercar a los alumnos a los textos extensos en las épocas de la inmediatez. Los que sabemos que una vez que reconocen el placer del texto se entregarán a la magia. Los que luchamos para explicar que la extensión no es un límite temporal y que el tiempo de la ficción nos lleva a lugares remotos donde no nos importan la cantidad de páginas que tiene el texto. Yo, personalmente, pido, exijo, ruego, no volver a planificar tareas anuales en formatos contranatura para la tarea encomendada. El formato apaisado nos acota, nos obliga a encajar una idea en un cubo.

Espacios abiertos, formatos libres, ideas distintas. Éso enseño, éso déjenme escribir.

María Alejandra Capdevila 14 de abril 2015