Ensayo Final Cultura, Política y Ciudadaníal Respuestas al Exámen

23
Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa Posgrado en Ciencias Antropológicas Historia de la teoría antropológica I Ensayo Final Meoño Artiga Luis Pedro 5/03/2010 Ensayo Final. 1. Con base en las lecturas del curso reflexione sobre la estrategia que considere más adecuada para abordar el estudio de la cultura en el ámbito político y haga un balance de las fortalezas y debilidades (teóricas, metodológicas, o teóricas), que en su caso, presenta para entender la dinámica de la dimensión política. Siguiendo los contenidos del curso y de la teoría debo empezar mi evaluación sobre los estudios de la cultura en el ámbito político o la llamada “cultura política” a partir del estudio pionero de Almond y Verba de 1963 sobre la cultura política. La importancia de este radica por una parte en que fueron los primeros que plantearon la posibilidad de analizar los comportamientos políticos de grandes grupos sociales mediante el uso de técnicas cuantitativas. Por otro lado a nivel teórico su estudio supuso un análisis que atenia no solo al nivel macro de lo político, es decir a las estructuras, instituciones y políticas públicas sino a la dimensión micro, las actitudes y motivaciones de los individuos. Pero veamos un poco más a fondo su propuesta, el objetivo principal de este estudio era comprender en que medida la cultura cívica o política permitía el desarrollo de la democracia en un 1

description

Universidad Autónoma Metropolitana – IztapalapaPosgrado en Ciencias AntropológicasMateria: Cultura, Política y Ciudadanía

Transcript of Ensayo Final Cultura, Política y Ciudadaníal Respuestas al Exámen

Universidad Autnoma Metropolitana Iztapalapa

Posgrado en Ciencias Antropolgicas

Historia de la teora antropolgica IEnsayo Final

Meoo Artiga Luis Pedro

5/03/2010

Ensayo Final.

1. Con base en las lecturas del curso reflexione sobre la estrategia que considere ms adecuada para abordar el estudio de la cultura en el mbito poltico y haga un balance de las fortalezas y debilidades (tericas, metodolgicas, o tericas), que en su caso, presenta para entender la dinmica de la dimensin poltica.

Siguiendo los contenidos del curso y de la teora debo empezar mi evaluacin sobre los estudios de la cultura en el mbito poltico o la llamada cultura poltica a partir del estudio pionero de Almond y Verba de 1963 sobre la cultura poltica. La importancia de este radica por una parte en que fueron los primeros que plantearon la posibilidad de analizar los comportamientos polticos de grandes grupos sociales mediante el uso de tcnicas cuantitativas. Por otro lado a nivel terico su estudio supuso un anlisis que atenia no solo al nivel macro de lo poltico, es decir a las estructuras, instituciones y polticas pblicas sino a la dimensin micro, las actitudes y motivaciones de los individuos.

Pero veamos un poco ms a fondo su propuesta, el objetivo principal de este estudio era comprender en que medida la cultura cvica o poltica permita el desarrollo de la democracia en un pas. Su enfoque parta de la potica comparada y como se dijo antes se trat de una encuesta realizada en 5 pases sobre las actitudes de los individuos hacia sus sistemas polticos. Su concepcin de sistema poltico estaba referida al lugar de recepcin (inputs) y respuesta (outputs) de las demandas pblicas. Esta medicin de actitudes abarcaba tres dimensiones: a) conocimiento sobre el sistema y entorno poltico -dimensin congnositiva-; b) identificacin de los individuos con su sistema poltico -dimensin afectiva-; c) evaluacin individual sobre dicho sistema -dimensin evaluativa-.

A partir de este anlisis presentaron tres tipos de cultura poltica, evaluadas de acuerdo a la imagen de democracia occidental moderna ejemplificada por el sistema poltic ingls. Estas eran: a) parroquial; b) subdito; c) participativa. Tambin incluyeron las posibles combinaciones de estos tipos ideales. En definitiva entendieron la cultura poltica como la exigencia hacia los ciudadanos de una participacin activa dentro del sistema poltico, basandose en un clculo racional y no emocional (Heraz, ).

Las principales crticas a este enfoque fueron el haber planteado una idea lineal de progreso que equipara la organizacin social moderna con la ingenieria, como la aplicacin de racionalidad y autoridad hacia lo social. Adems de su clara concepcin estadounidense, capitalista y anticomunista de la democracia. A nivel terico esto supuso una toatal negacin de los condicionantes histricos y polticos del desarrollo de los sistemas polticos de los paises no occidentales. Por otro lado su concepcin de cultura poltica extrada de Parsons, para quien la cultura poltica era la variable interviniente entre el sistem poltico y la estabilidad democrtica, implicaba entedender a la cultura poltica como un instrumento de cohesin social. Haciendo dificil el anlisis de las relacioens complejas entre valores, creencias, y actitudes de los individuos respecto de la poltica. As resultaba dificil exlpicar las dinamicas de conflicto y cambio social. (Morn, 1996).

Si pensamos que el estudio clsico de Almond y Verba es reflejo tanto del auge del conductismo y la sociologa estructural funcionalista de los aos 60 como de la organizacin poltica y econmica del mundo durante de la guerra fra, el siguiente estudio a resear permite analizar las transformaciones tanto el abito acadmico como poltco y econmico que sucedi al mundo bipolar. El estudio de Terry Clark y Ronald Inglehart sobre la Nueva Cultura Poltica de 1988 corresponde a mi parecer a los cambios en el juego poltico posterior a la guerra fra y en el mbito acadmico al auge de la teora social postmoderna. Aunque esto no implica una ruptura con los estudios de cultura poltica con un enfouque comparativo iniciados a partir de Almond y Verba.

El concepto de Nueva Cultura Poltica (o NPC) es un estudio comparativo sobre los valores y actitudes hacia lo poltico realizado mediante tcnicas cuantitativas en 25 pases. Se propone la existencia de tes tipos ideales de culturas polticas, el clientelismo, la poltica de clases y la emergente Nueva Cultura Poltica. La poltica de clases, predominante en el mundo desarrollado se caracteriza por la divisin en clases sociales que explica o determina las divisiones a nivel poltico.

Se argumenta que la aparicin de valores postamaterialistas que superan las divisiones de clase, se ha dado en las sociedades occidentales con mayores niveles de ingresos, educativos y de trabajos ms calificados. Analizan como los cambios socioeconmicos en estas sociedad han posibilitado la aparicin de valores que han cambiado las reglas del juego poltico produciendo un declive general de las jerarquas, intensificacin de los procesos de democratizacin. En resumen se trata de relacionar los cambios a nivel socioeconmico y a nivel de la cultura poltica , entendida como valores, y de desarrollar un modelo general para explicar su proceso de configuracin.

De forma muy esquemtica la conjugacin de factores econmicos, de gobierno y sociales explian la aparicin de la NPC. Del lado econmico se encuentra el individualismo de mercado producido por dos factores convergentes, el declive de la economa basada en la industria manufacturera y la agroindustria, junto a un aumento general de los niveles de ingreso que a su vez ha disminuido disminuye los niveles tensin entre clases sociales. A nivel social refieren a un aumento de la tolerancia hacia la diversidad producida por un adelgazamiento de la familia y mayores niveles educativos. Por otra parte a nivel gubernamental se presenta un contexto en el que el desarrollo del estado benefactor ha logrado resolver muchos de las necesidades sociales de educacin, salud, educacin, empleo y asistencia social.

El cambio de la llamada vieja poltica de clases a la Nueva Cultura Poltica se resume en 7 diferencias desarrolladas por estos autores; 1. a aparicin nuevos significados asociados a las polticas de derecha e izquierda; 2. se hace una distincin explicita entre asuntos de inters social con asuntos de ndole econmica fiscal; 3. se otorga mayor importancia a asuntos de inters social que a asuntos considerados de ndole econmica fiscal; 4. crecimiento del mercado acompaado de un mayor individualismo a nivel social; 5. cuestionamiento al funcionamiento del estado de bienestar; 6. al incrementarse la importancia de los asuntos sociales se produce un aumento de la participacin ciudadana al mismo tiemp que un declive de las organizaciones jerrquicas; 7. estos cambios indican un cada en la fuerza social de la jerarqua tanto a nivel social como econmico y un aumento en los valores de consenso que son difundidos ampliamente por los medios de comunicacin. (Clark & Inglehart, 1998: 17 21).

En definitiva esta serie de procesos a llevado a un debilitamiento generalizado de la fuerza de los partidos tradicionales, que solan contar con una fuerza electoral estable enraizada en ciertos grupos de clase. La izquierda en los sectores populares y de trabajadores sindicalizados y la derecha en la clase media y los sectores de mayores ingresos. En muchos algunos casos se ha dado un debilitamiento de estos partidos o una reconfiguracin de su base social que se ha hecho ms diversa en trminos de clase social.

Por otro lado los autores concluyen que la NPC ha producido una disminucin del clientelismo que ha pasado a ser visto como una forma de corrupcin, patronazgo. En este cambio calificado como dramtico desatacan el papel que han jugado los medios de comunicacin y los polticos de oposicin. (ibid, 33).

Las crticas que se le pueden hacer a este enfoque a nivel terico parten en mi opinin de algunos presupuestos que comparten con la concepcin ms antiga de cultura cvica, que subraya la importancia de los valores y actitudes compartidas socialmente y transmitidas entre generaciones mediante la educacin. Se puede observar tambin una visin lineal de desarrollo en el que las democracias occidentales son el modelo arquetpico al que las sociedades menos desarrolladas se orientara a medida que accedan a mayores niveles de modernidad. Por otro lado su concepcin de cultura sigue siendo normativa, en el sentido de estar restringida al conjunto de valores, creencias y disposiciones de comportamiento de los individuos.

Estos dos aspectos llevan a la propuesta a establecer una dbil articulacin entre los nivles macro y micro de la cultura poltica. Su propuesta puede caracterizarse como descriptivo y tipolgico en el sentido que desarrollan un modelo general para entender la NPC que no tiene mucho valor heurstico para entender las causas del cambio de valores y comportamientos polticos en el mundo desarrollado postmoderno. Como los propios autores afirman we leave exogenus to our theory the explanation of where and why hierarchy should rise or decline [..]. Our focus is on sociopolitical consequences of hierarchy (ibid, 38). Paradojicamente este estudio sobre cultura poltica postmoderna analiza a las sociedades occidentales como entidades cerradas, sin problematizar las relaciones entre las dinmicas polticas locales y globales. Por ejemplo como relacionar la pretendida profundizacin de los procesos de democratizacin y tolerancia hacia la diversidad con las transformaciones que caracterizaron las ltimas dcadas del siglo XX que llevaron a por un lado a la recomposicin del orden bipolar del mundo y permitieron la implementacin de las polticas de la supervivencia y del miedo que llevaron al giro autoritario experimentado recientemente tanto en los Estados Unidos como en Europa. (Aveles, 2008).

De otro lado como conjugar las afirmaciones sobre el declive de las jerarquas con el indiscutible aumento de la desigualdad econmica y social, tanto por la va de la explotacin como por la creciente exclusin de ciertos sectores de los beneficios del antiguo estado de bienestar al interior de los pases desarrollados y sobre todo entre esto ltimos y los pases no desarrollados (Reygadas, 2007).

Despus de haber revisado los enfoques mainstream presento la propuesta que me parece ms apropiada para abordar el estudio de la cultura en el mbito poltico desde un punto de vista terico y metodolgico. Como ya se dijo las principales criticas a estos enfoques partieron de su naturaleza etnocntrica pretendido universalismo: lo que implica dejar fuera asctos histricos-culturales (Gigli Box, s/f). As como de la disociacin entre cultura y poltica al asignar un carcter normativo a la primera. Las propuestas alternativas se enmarcan dentro de lo que algunos han llamado una aproximacin interpretativa que pretende en primer lugar reconocer que la poltica no esta restringida al mbito de la poltica formal. Critican la visin restringida y normativa de la poltica y proponen articular los conceptos de poltica y vida cotidiana, reconociendo la existencia de prcticas cotidianas de accin poltica local que interacta, apoya o entra en conflicto con la poltica institucional. En general se busca un regreso a la concepcin de la cultura poltica como una expresin de la cultura en general entendida como proceso poltico. Adems de la asociacin mecnica entre rasgos democrticos o autoritarios de una sociedad dados por la presencia de determinadas caractersticas de su cultura poltica (ibid, s/f; Tejera, 2005:19) .

A continuacin se resea la propuesta de la cultura de la poltica de Hecto Tejera (2005), que en general coincide con lo anteriormente expuesto, pues se trata de una propuesta estructurada que hace un anlisis crtico de las concepciones tradicionales de cultura poltica y propone un modelo de aproximacin til desde el punto de vista metodolgico para un antroplogo interesado en estudiar las dinmicas polticas dentro de su espacio social de estudio.

A nivel general la el enfoque de la cultura de la poltica propone aadir al estudio de la cultura poltica tradicional, enfocada en la existencia de normas y valores sobre lo poltico, el estudio de los comportamientos polticos. Se pone nfasis en las relaciones complejas entre estos aspectos para superar supuestos tericos heredados del enfoque conductista de los estudios de cultura poltica y a nivel metodolgico ser capaz de problematizar el uso de encuestas como indicador de comportamientos polticos. As porpone abordar la dinmica cultural en el mbito poltico, donde la cultura se usa para 'validar una postura deliberada ante el mundo' la cual otorga sentido al mundo y las acciones frente a ste con base en valores significativos. (Tejera, 2005:19).

La propuesta se basa en cuatro elementos centrales, a saber, entender la cultura poltica no como una esfera sino como una dimesin de las relaciones sociales. Mas especficamente, entender a la cultura como estructuracin especfica de valores, normas y percepciones sociales resultados de las relaciones de poder de una sociedad (ibid, 20). Al mismo tiempo reconocer el carcter interactivo de la cultura como factor producido y reproductor de relaciones sociales. El proceso central de interaccin entre cultura y poltica se da mediante el proceso de objetivacin, definido como la reconfiguracin de los referentes simblicos dominantes sobre lo poltico establecidos en los procesos de entre diferentes fuerzas sociales. En esta lucha por el establecimiento de referentes simblicos vlidos se articulan tanto los discursos como las prcticas polticas. Finalmente esta concepcin conduce a reconocer el mbito poltico donde se hace ms evidente el carcter dinmico de la cultura, dado la continua disputa entre actores socials por reforzar construir nuevas identidades, estableciendo en el camino nuevas fronteras de significado . En resumen se pretende conjugar la capacidad de simbolizacin humana, con la prctica poltica para explicar tanto la dinmica de la cultura dentro del mbito poltico , como las transformaciones en las practicas y el sistema poltico (Tejera, 2005:23).

Para lograr esta articulacin el anlisis se divide en dos niveles, primero el de la objetivacin ya presentado y luego el nivel de normas y valores que predisponen hacia ciertos comportamientos asociados a las relaciones polticas. Esto facilita relativizar las propuestas que asocian las caractersticas de un sistemas poltico determinado con la cultura de la poltica de los miembros de ste. Al conjugar valores y normas con prcticas cotidianas se puede enfrentar problemas como la expresin de valores contradictorios de un mismo actor social de acuerdo a la coyuntura poltica y social.

Si bien no tengo crticas de fondo ante esta propuesta, si creo til recuperar algunas que se han planteado al enfoque interpretativo en general. En primer lugar sealar los retos metodolgicos que implica asumir una metodologa con base etnogrfica, si consideramos que la poltica es escencialmente un fenmeno de masas cada vez ms mediatizado. En este sentido sealar los lmites demogrficos que puede alcanzar un estudio basado en tcnicas etnogrficas frente al alcance que han demostrado los estudios comparativos basados en mtodos cuantitativos. Siguiendo con las crticas desde la metodologa, se debe sealar la necesidad de complementar los estudios de base etnogrfica con detalladas revisiones histricas que permitan reconstruir los procesos de configuracin y reconfiguracin de significados, cdigos y tradiciones polticas que permitan establecer bases comparativas entre diversos grupos sociales. En resumen el peligro, en mi opinin, es la construccin de estudios de caso que no brinden una base comparativa suficientemente amplia o bien si no se hacen reconstrucciones histricas completas se puede partir de supuestos arbitrarios sobre las prcticas y tradiciones polticas sobre las que se trabaje. La conclusin fcil aunque no muy til ser decir que el reto esta en encontrar nuevas formas de articular las investigaciones comparativas de base cuantitativa con un enfoque interpretativo apoyado por una fuerte base histrica.

2. Exponga, con base en las lecturas (y las adicionales que desee utilizar) como estan, en su perspectiva, interrelacionados ciudadana, democracia y movimientos sociales y las fortalezas y debilidades (tericas, metolgicas o tcnicas) que, en su caso, presenta este anlisis para abordar las transformaciones sociales.

Los diversos estudios que se revisaron en clase sobre la relacin entre estos tres elementos concuerdan en varios aspectos. Para empezar todos son estudios referidos a la realidad latinoamericana. Parten de la constatacin del mantenimiento o empeoramiento de las condiciones de vida de la mayora de la poblacin de la regin a pesar de los procesos de consolidacin democrtica, esto es el retorno a la democracia formal y electoral que se han vivido a partir de los aos 80'. Es decir se parte del desencanto con la democracia en su versin neoliberal en la que las polticas de desregulacin econmica y de desamantelamiento del Estado han propiciado mayores niveles de pobreza, exclusin y violencia social. (Alvarez et al, 1998; Paley 2002).

El segundo lugar se constata la importancia de los movimientos sociales surgidos a partir de los aos 70' que rompieron con la lucha popular de los movimientos sociales tradicionales, los movimientos histricos obreros y campesinos y sus reivindicaciones bsicamente de clase. A partir de esta dcada surgen con fuerza los movimientos indgenas, de gnero, medioambientales que enarbolaron una nueva visin de derechos centrados en la cultura y la identidad. Los mismos que a partir del fin de la guerra fra tomaron mayor fuerza y son actualmente uno de los actores clave en la lucha por la redefinicin de los conceptos de ciudadana y democracia en la regin. El enfoque de Tejera difiere en este aspecto, pues el da mayor importancia a la relacin entre ciudadana y partidos polticos.

Un tercer elemento comn es la concepcin de la cultura como una dimensin de todas las instituciones sociales (econmicas, polticas, sociales), como un conjunto de prcticas materiales que construyen significados, valores y subjetividades (Alvarez et al, 1998:3). Partiendo de esta nocin los diversos estudios destacan las tensiones y el entrelazamiento entre las luchas culturales de los movimientos sociales sobre los procesos de significacin y representacin de lo poltico y las luchas por cuotas de poder poltico y econmico. Es decir se trata de analizar la dimensin poltica de lo cultural. Ejemplos de este enfoque son los escritos de Dagnino, Alvarez y Escobar (1998), Paley (2002) y Tejera (2005). En este ltimo caso su propuesta sobre la cultura de la poltica tambin pretende mediante la introduccin del concepto de objetivacin, conjugar tanto la capacidad de resimbolizacin humana, con la prctica poltica [..] a la cultura con las relaciones polticas, con la finalidad de explicar tanto la dinmica de la cultura en el mbito poltico, como las transformaciones en las prcticas polticas y, eventualmente, en el sistema poltico (2005:23).

Un ltimo punto en comn es que estos autores ponen nfasis en la lucha por los significados y representaciones, desde el punto de vista de la lucha por la definicin de lo poltico tanto de los propios parmetros de la democracia como de los elementos que definen la arena poltica y a sus actores (Dagino, 2003). En esta lucha el enfrentamiento

se da en trminos simblicos donde dar un significado a la palabra democracia es parte de una guerra terica y poltica por controlar el mundo [..] proyectar una imagen para organizar la vida cotidiana (Roitman, 2006:1).

Sin embargo a pesar de sus puntos en comn los enfoques varan en la preponderancia que dan a ciertos actores en la lucha poltica. Por un lado se sitan quienes analizan la relacin entre democracia y ciudadana desde las estrategias de la sociedad civil y los movimientos sociales lo que lleva a acentuar la importancia de la redefinicin de la arena poltica mediante la participacin ciudadana en detrimento de las formas tradicionales de hacer poltica (Dagnino 2003; Alvarez et al 1998; Paley 2002). Mientras que desde otro enfoque se pone nfasis en la continuidad de las instituciones y las practicas tradicionales de la poltica, poniendo el nfasis en la relacin entre partidos polticos y ciudadana y problematizando el carcter democratizador de la participacin ciudadana (Tejera, 2009; 1999).

Del primer enfoque quisiera detallar la propuesta que hace Dagnino para vincular democracia, ciudadana y movimientos sociales en su artculo Citizenship in Latin America (2003). Aqu se analizan las reconfiguraciones del concepto de ciudadana dentro de la disputa por la construccin democrtica a partir de los aos 70'. La autora define esta disputa como un enfrentamiento por la hegemona entre los dos principales proyectos polticos en la regin: el proyecto neoliberal y el proyecto democrtico participativo impulsado por los movimientos sociales. En esta lucha ambos proyectos coinciden en apelar a una sociedad civil proactiva, si bien el sentido de esta participacin es diametralmente opuesto. La siguiente figura sintetiza la propuesta general de Dagnino.

Un logro de los movimientos sociales en esta disputa ha sido la transformacin de la nocin de democracia, que ha pasado, de la democracia formal electoral, elitista y excluyente, en la que la concepcin de la poltica era bsicamente la lucha por el poder y la representacin mediante elecciones, hacia la emergencia del concepto de democracia participativa. Esta nueva nocin entiende a la democracia como un sistema articulado de instancias de intervencin ciudadana y de vigilancia del ejercicio del gobierno. Lo que implica a su vez un ensanchamiento del concepto de poltica a travs de la participacin ciudadana.

En este proceso la emergencia y reelaboracin concepto de ciudadana asociado a los movimientos sociales resulta central ya que ha servido como herramienta para concretar y profundizar la idea de expansin de la democracia y al mismo tiempo ha servido para articular la gran diversidad de luchas de estos movimientos. El nuevo concepto de ciudadana propuesto se expande ms all de la adquisicin de derechos legales. Mas bien se orienta hacia la constitucin de nuevos sujetos sociales que capaces de identificar cuales consideran sus derechos legtimos y de luchar por el reconocimiento social de los mismos.

Mediante la reelaboracin de los conceptos de democracia y ciudadana los movimientos sociales latinoamericanos han sido capaces de redefinir la arena poltica tanto en sus integrantes, instituciones, procesos, agenda y enfoque. La estrategia de lucha ideolgica de estos movimientos ha seguido cuatro etapas: 1) establecimiento de una conexin fuerte entre cultura y poltica; 2) esta conexin ha posibilitado el ensanchamiento de la nocin de ciudadana; 3) esta nueva nocin implica la creacin de nuevos derechos; 4) la ciudadana empieza a entenderse ms all de la relacin de los individuos y las colectividades con el Estado; 5) demanda de los colectivos por ser incluidos como miembros de los sistemas polticos. (Ver figura 2).

Enfrentado a este discurso y accin poltica el sistema neoliberal se ha caracterizado por privatizar amplias reas de las polticas pblicas, acompaando este proceso con su propio discurso de participacin que ha significado tambin, una reelaboracin simblica de la sociedad civil. Para lograrlo se han operado cambios discursivos que intentan acomodar la nocin de ciudadana a los intereses del proyecto neoliberal. Se ha buscado neutralizar las caractersticas de la ciudadana y la participacin al mismo tiempo que se intenta reservar su eficacia simblica como legitimador del modelo de dominacin. Estas operaciones de resignificacin incluyen reducir el concepto de ciudadana a uno individualista y hacer una conexin atractiva entre mercado y ciudadana al equiparar hacerse ciudadano con integrarse al mercado como consumidor o productor individual. (Ver figura 3).

El segundo enfoque esta representado por los estudios de Hector Tejera sobre cultura, ciudadana, participacin y democracia en la Ciudad de Mxico. Este autor ha desarrollado una estrategia terico metodolgica para exponer las vinculaciones entre estos elementos a travs del estudio de los imaginarios y las prcticas poltico culturales desarrolladas en las relaciones entre partidos polticos y ciudadana. Mediante un enfoque de orientacin etnogrfica centrada en la interaccin personal entre los representantes de los partidos polticos y los habitantes de la ciudad durante las campaas polticas, articula los efectos de poltico culturales de estas interacciones y las posibles repercusiones de las mismas en trminos de profundizacin de las prcticas democrticas.

Una de las ventajas de este enfoque es la comprobacin emprica de los condicionantes estructurales, culturales y el carcter pragmtico en el campo de las relaciones polticas cotidianas. En este sentido el autor verifica la tendencia al establecimiento de relaciones de reciprocidad o clientelares entre los partidos y las organizaciones de base o los ciudadanos, sobre todo entre la poblacin de menores ingresos econmicos (2009:255-257).

La persistencia de las mismas es propiciada por entrecruce de imaginarios sobre la eficacia poltica del establecimiento de este tipo de relaciones. El imaginario construido y utilizado de ambos lados de la relacin les confieren una gran eficacia poltica. Estos imaginarios determinan en gran medida las practicas de parte de la poblacin, para relacionarse con lo partidos mediante el planteamiento de demandas especficas durante las campaas polticas. Lo que a su vez incide en las practicas de intermediacin entre estas demandas y los responsables de satisfacerlas, establecidas por los candidatos de los principales partidos polticos. Esta idea se sitetiza en la siguiente cita:

Las relaciones poltico culturales que predominan en la ciudad de Mxico entrelazan las estrategias ciudadanas para garantizar la atencin gubernamental a sus necesidades con las prcticas de intermediacin asociadas a ella, las cuales son empleadas para garantizar triunfos electorales o ascensos polticos (ibid, 2009:264).

La nocin de ciudadana implcita en este estudio es dinmica,como un proceso cambiante que se construye en la interaccin entre la participacin organizada de la sociedad civil el gobierno y los partidos polticos. Establece referentes identitarios a nivel individual y comunitario y adems infuencia la direccionalidad de la accin social (ibid, 268).

Lo que el investigador concluye de la observacin de la dinmica de estas interacciones es que las relaciones entre partidos y organizaciones populares tienden a establecer relaciones clientelares y de intermediacin por parte de los primeros. Adems comprueba que las demandas de los movimientos urbanos tienden ms a la solucin de problemas materiales que a la construccin de espacios alternativos de participacin o para ponerlo en trminos de Dagnino, de reconfiguracin de la arena poltica (ibid: 270).

En definitiva lo que demuestra este estudio son los lmites que impone la cultura politico cultural predominante y como esta influye tanto en los lmites que el Estado impone a la participacin social como a las caractersticas en que los propios movimientos urbanos orientan sus formas de participar y relacionarse con las instituciones polticas tradicionales. La participacin ciudadana adquiere en este contexto una connotacin no muy limitada y restringida nicamente a la recepcin o la co-ejecucin de las polticas pblicas.

Como se puede observar la diferencias entre estos enfoque son ms metodolgicas que tericas si consideramos que parten definiciones conceptuales de la cultura y la relacin de sta con la poltica afines. Sin embargo parecen llegar a conclusiones opuestas. En el caso de Dagnino considero que la principal debilidad es el nfasis demasiado centrado en el papel de los movimientos sociales como fuerza motora del cambio poltico. A mi parecer sera muy difcil aplicar su enfoque al hablar del cambio en las concepciones de ciudadana y democracia de los grandes grupos de poblacin que no participan en los movimientos sociales. Por otro lado creo que su mayor fortaleza es la construccin de un modelo terico sobre la reconfiguracin de los dos nuevos grandes discursos ideolgicos que han venido a sustituir a los viejos paradigmas de la guerra fra. Adems de la constatacin de la importancia de los movimientos sociales como fuerza socio-poltica que juega un papel fundamental en la configuracin de los procesos de democratizacin en el continente.

La propuesta de Tejera puede ayudar a despejar las dudas sobre las creencias y comportamientos polticos de estos amplios sectores de poblacin que no participa activamente en los movimientos sociales y sin embargo si participa en la reconfiguracin de la nociones de ciudadana y democracia, principalmente mediante su particpacin electoral. La debilidad terica que yo le encuentro es ser una caso demasiado cerrado en la realidad de la Ciudad de Mxico, as como a la importancia otorgada a lo electoral y a los partidos polticos. Importancia que si bien no puedo negar, tampoco puedo aplicarla a la explicacin de las dinmicas polticas en otras sociedades latinoamericanas donde el peso de los partidos polticos es mucho menos determinante. Por ejemplo en el caso Centroamericano considero que sera de mucha utilidad el estudio de Tejera para el caso de El Salvador donde la confrontacin poltica se ha dado entre dos grandes partidos antagnicos, pero poco explicativa para el caso de Guatemala donde las mayores transformaciones del sistema potico han venido impulsadas por los movimientos sociales, indgenas y de derechos humanos, antes que por los partidos polticos o las instancias gubernamentales.

Bibliografa

ABLS, M., 2008. Poltica de la supervivencia, Buenos Aires, Eudeba.

Almond, G. & Verba, S., 1965. The civic culture, Little, Brown.

Almond, G. & Verba, S., 1980. The civic culture revisited: An analytic study, Little Brown and Company.

Alvarez, S.E., Dagnino, E. & Escobar, A., 1998. Cultures of politics, politics of cultures, Westview Press.

Clark, T.N., Hoffmann-Martinot, V. & Gromala, M., 1998. The new political culture, Boulder, Colo.: Westview Press.

Dagnino, E., 2003. Citizenship in Latin America: An Introduction. Latin American Perspectives, 30(2), 3-17.

Espinoza Valle, V.A. & Rionda Ramrez, L.M., 2005. Despus de la alternancia : elecciones y nueva competividad, Mxico, D.F.: Univ. Autnoma Metropolitana-Azcaptzalco [u.a.].

Giglia, A., Garma, C. & Paula de Teresa, A., 2007. Adnde va la antropologa?, Mxico, D.F.: Universidad Autnoma Metropolitana.

Gigli Box, M.C., Un requisito para una nueva cultura poltica. Programa Andino de Derechos Humanos. Available at: http://www.uasb.edu.ec/UserFiles/369/File/PDF/CentrodeReferencia/Temasdeanalisis2/politicaspublicasyderechoshumanos/articulos/actualidad/gigli.pdf.

Heras Gmez, L., 2002. Cultura Poltica: el Estado del Arte Contemporneo. Reflexin poltica, 4(8).

Roitman, M.R., 2006. Democracia y ciudadana civil. In Democracia sin demcratas. Guadalajara, Jalisco: La otra campaa.

Rojo Lpez, M.T., 1992. Los supuestos de la nueva cultura poltica respecto al comportamiento de voto. Una aplicacin al caso de Madrid.

Tejera Gaona, H., 2009. Prcticas polticas, imaginarios y ciudadana: las disonancias entre cultura y democracia en la ciudad de Mxico. Revista mexicana de sociologa, 71(2), 247-285.

Tejera Gaona, H., 1999. " Voto duro" y gestin: una evaluacin de las estrategias proselitistas del Partido Revolucionario Institucional en las elecciones de 1997. Revista Mexicana de Sociologia, 69-99.

Figura 2. Fuente: elaboracin propia en base a Dagnino, 2003.

Figura 3. Fuente: elaboracin propia en base a Dagnino, 2003.

Figura 1. Fuente: elaboracin propia en base a Dagnino, 2003.

15