UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE ARTES

CARRERA DE ARTES PLÁSTICAS

ASIGNATURA: HISTORIA DEL ARTE

NOMBRE: ESTEFANÍA CARRERA YÉPEZ

PROF: PASIONARIA RODRÍGUEZ

CURSO: 3RO “B”

ENSAYO

TEMA: La catarsis en el arte griego y su presencia en la actualidad

El arte se ha caracterizado desde sus orígenes como un mecanismo con el cual el ser

humano canaliza sus emociones. Es así que en Grecia, en las primeras expresiones

teatrales, aparece el término catarsis como acto colectivo purgatorio. Este acto de

purgación del alma se mantiene como necesidad del ser humano hasta nuestros días,

aunque el acto no sea necesariamente consciente, pero es indispensable.

La civilización griega reconocida hasta nuestros días como la cuna de la civilización

occidental se desarrolló en todos los ámbitos posibles, pero este desarrollo implicaba

naturalmente cambios radicales en el pensamiento los cuales probablemente fueron

difíciles de aceptar tanto individual como colectivamente, por consiguiente los griegos

utilizaron una herramienta conocida e infalible para poder soportar este tipo de cambios,

la herramienta fue el dominio de ciertas técnicas para crear y emocionar, es decir el arte.

Varios pensadores han reflexionado respecto al acto catártico en el arte es así que en

“El Nacimiento de la Tragedia la argumentación de Nietzsche se fundaba en el hecho

de que la cultura griega se salvó de la posibilidad de perecer, de acuerdo con la filosofía

de Sileno, por medio del arte.” (Chaves, s/f). Es decir que el arte ha servido a lo largo

del tiempo como un mecanismo de sanación del alma. Esta sanación usa como

mecanismo primario la empatía, es decir la capacidad de percibir lo que siente el otro,

apropiarse de este sentimiento y de este modo relacionarlo con vivencias propias.

Como seres humanos somos capaces de percibir y estamos frente a una serie de

estímulos que forman nuestra personalidad tanto individual como colectiva, el problema

deviene cuando estos estímulos llevan a la mente humana a niveles en los cuales la

misma no puede procesarlos. Es ahí donde el arte en todas sus expresiones y

principalmente en las representaciones teatrales presenta situaciones similares o incluso

totalmente opuestas para que las personas que contemplan estas representaciones

liberen, a través de la empatía, sus más profundos miedos, dudas o pensamientos

reprimidos.

Es importante recalcar que la necesidad de purgar el alma o el pensamiento, está

siempre presente en las personas. Al inicio de este ensayo se plantea que muchas veces

la necesidad puede ser inconsciente ya que no todas las personas tienen acceso al

llamado “arte culto”, pero a pesar de eso son sensibles y se entregan a ciertos placeres

estéticos. Estos placeres pueden ser sutiles, como un objeto estéticamente agradable, un

paisaje, un dibujo, o incluso tan fuertes como grandes espectáculos colectivos,

presentaciones teatrales conmovedoras, películas impactantes o incluso perforaciones

corporales y tatuajes.

El arte y la catarsis producida por el mismo parecen pasar desapercibidos, pero al

contrario son tan usuales y tan necesarios que nos hemos acostumbrado a su presencia

silente y por lo tanto restamos importancia al papel que juegan en la vida cotidiana.

A demás el placer en el arte no solo está en contemplarlo y asimilarlo sino por sobre

todo en el acto creativo, que lleva a quien lo experimenta a sentirse dueño de sí mismo,

por tanto a dominar las situaciones que producen aprehensión. En este caso el querer

decir algo que antes no se ha dicho, o si se ha dicho contarlo desde otro punto de vista

es la necesidad de generar emoción en el colectivo, de mover y conmover. por lo cual

no se puede pensar que la catarsis se experimenta solo por un público expectante, sino

que cada individuo posteriormente es capaz de reproducir este tipo de emociones

mediante una creación y replicar el ciclo.

No obstante la cesura siempre ha estado presente al momento de presentar ciertos

productos artísticos al público, lo que ha llevado a que este proceso de liberación

colectiva tome más tiempo de lo que se esperaría en una sociedad contemporánea y

“desarrollada” como se autodenomina la nuestra. El arte como actividad liberadora ha

sufrido en sus expresiones más fuertes y críticas ataques por parte de los grupos de

poder lo cual podría, si se dejamos que suceda, poner en peligro el espíritu catártico

característico de una obra de arte consistente. “Es preciso pues combatir lo más rápido

posible a las formas artísticas que debilitan el potencial liberador del arte en sí.”

(Chaves, s/f)

En este sentido la búsqueda se centra en que el arte, sin importar el medio que utilice

para ser representado, exprese al ser humano y a toda su complejidad. No basta un solo

punto de vista ni una sola técnica, el arte debe llevar al conflicto del ser con lo que le

rodea físicamente y con lo que lo compone mental y espiritualmente para solo así

responder las preguntas que todos nos hacemos sobre nuestra existencia pero que pocos

se atreven a contestar.

Un arte dinámico, cambiante, contestatario es necesario en nuestros tiempos debido a

que la crisis y la búsqueda de purga emocional por parte del ser humano es cada vez

más intensa, basta con ver un noticiero o leer un periódico para darnos cuenta de que

mientras más evoluciona la raza humana más caótica se vuelve su mente y más

conflictivo su entorno. Entonces en estos tiempos en que la imagen ya no impresiona

como antes debido al bombardeo mediático, y a lo fácil que es para la mayor parte de la

población acceder a contenidos “fuertes” es tarea del artista buscar métodos aún más

radicales para comunicar sus ideas, pero ante todo claros y emotivos.

En conclusión tanto en la época griega como en nuestros días toda expresión artística es,

por lo expuesto anteriormente, un refugio y un escape del tedio cotidiano que se

produce por la repetición incesante de rutinas impuestas por los modos de producción

vigentes. Lo cual nos lleva a afirmar que toda expresión artística y cultural que produce

catarsis o en otras palabras que tiene un efecto psicoterapéutico en las personas, es

invaluable para el desarrollo emocional, sin estas expresiones el ser humano

inevitablemente dejaría de existir.

BibliografíaChaves, E. (s/f). Nietzsche y los destinos del “arte de curar”. Nietzsche, Conferencia

internacional (pág. 9). Pará : Universidade Federal do Pará Brasil.