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    Conquistadores ENCICLOPEv Colonizadores

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    Conquistadoresy ColonizadoreW. Reyes Abadie

    "Y al principio, fueronlas especias.. .19El gnesis del descubrimiento de Amirica, radicbsqueda de las especias. Cuando los Reyes CatIsabel de Castilla y Fernando de Aragn autorizCristbal Coln para ir a descubrir y poblar "icierra firme de la mar Ocana, hacia las Indiamotivo econmico del siglo gravitaba en los nirnos con equivalente peso al de los fines poy religiosos. Sin embargo, la empresa colombihabra de deparar a los reinos hispnicos, la anruta directa a las islas de la Especiera. La interr-para su gloria- un ancho y largo continentfecundaran sus capitanes y huestes de conquistla fe de Cristo, la pasin amorosa y el noble imento espiritual de la lengua castellana.La certidumbre de Amrico Vespucio sobre la nleza continental de las tierras descubiertas por comunicada ya en 1503, en carta a Lorenzo de M"el Magnfico", sera recogida por el cenculo nstico de Saint-Di, en Normanda, y divulgadMartn Waaldsemller, en su Cosnzogrnpbin inttio a todo el m und o cultural europeo. All se decla, para entonces, cuarta parte del globo, "habsido descubierta por Americus, puede llamarse "Ase", tierra de Amrico o "Amrica".

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    Portugal, entretanto, dueo de Calicut, desde 14y del Brasil, desde 1500, dominaba la pennsula de Malde dnde la extraccin de nuez moscada y clavo de oconvirtieron a Lisboa en gigantesco emporio del comereuropeo. El tiempo apremiaba, pues, a los espaoles, siqueran quedar excluidos de participar en tan colosabeneficios. Pe ro la muerte de la gran Isabel en 1504 yexigencia d e su yerno, Felipe, "el Hermoso", de manen persona una expedicin al Oriente, aparejaron tales cflictos con el Rey Fernando y la Casa de ContratacinSevilla, que paralizaron todo proyecto. Muerto, a su vFelipe 1 en 1507, ocup la regencia de Castilla, el proFernando, por incapacidad de su hija viuda, Doa Jua"la loca". El enrgico prncipe aragons decidi, de indiato, la realizacin del viaje al Oriente, para disputalos portugueses el monopolio del trfico de las especiaverificar las lindes del dominio castellano en aquellas tiey mares; y con tal propsito, reuni una junta consultintegrada por Amr ico Vespucio -ahora al servicio Castilla- Vicen te Y ez Pinz n y Juan de la Cosa, aque se agregara, luego, Juan Daz de Sols.La Junta recomend la creacin del cargo de "PilMayor" y que se prosiguieran los viajes, pero siempre haoccidente, en busca del estrecho o mar que Coln ya premiera ubicado entre ambos hemisferios. Vespucio fue signado Piloto Mayor; y Sols y Finzn puestos al mande una expedicin "a la parte del norte hacia occidentpara descubrir "aquel canal o mar abierto. . . que el Rquera que se buscase". La exploracin se cumpli en 15hacia las costas de Venezuela y Colombia actuales, sin apareciera el ansiado canal; y vueltos los navegantes a paa, fueron encausados por la Casa de Contratacin, sienpreso Sols. Sin embargo, poco tiempo despus, el RFernando lo pona en libertad, indemnizndolo, y desnndolo Piloto Mayor, en 1512, a la muerte de VespucEl descubrimiento del "Mar del Sur", a espaldas "Castilla del Oro", por Vasco Nez de Balboa, el 25 setiembre de 1513, reanimara la esperanzas espaolasla par que confirmaba la continentalidad del Nuevo Ivfdo y la verdadera distancia de la ruta occidental de especias. Se impona, por lo tanto, ineludiblemente, halel ansiado paso o canal interocanico. Mientras Castipreparaba febrilmente la poderosa escuadra de PedrarDvila, de veintids navos y ms de dos mil hombresqu e escollara sin xito en el Darin-. Portu gal envi, silosamente, una expedicin a explorar la costa sud-oriendel continenre, a la altura del paralelo 35" de latitud atral. All haba un anch o corte qu e --segn infor maVespucio en 150 2 a la corona lusitana- era un ro; peera nece sario verificar el precioso dato. En tre 15 13 y 15Nuo h,fanuel y Cristbal de Haro realizaron el viaje creto. Costearon el Brasil, pasaron frente al "Paran-guazsin siquiera explorarlo, avanzando sin detenerse hssta costa paragnica, y presurosos regresaron a Lisboa, afmando la existencia del paso interocanico.. . La notitrascendi y el alemn Schoner al componer su globo terqueo, en 15 15, con los mares y tierras entonces conociddibuj el continente americano cortado por un estrecFernando de Aragbn. Grabado err madera inserio en la o b r ~ que comunicaba ambos ocanos."Christopher Colr~m bus". z tb licada en Basilea. en 1494.

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    estrechoSchoner

    sealadoen 1515,

    en el globo terrqueoa la altura del Ro de

    fue sepultado. Intent luego hacer un reconocimienla tierra firme y al efecto desembarc con un gruphombres; per o los indgenas los atacaron a flechazosdo muerte a Sols y a casi todos sus compaeros, exel grumete Francisco del Puerto, que logr huir edindose en los montes y que convivira largos aolos naturales. Francisco de Torres, frente al desastre, el mando y dispuso el regreso, abandonando el ro trque llam "de Sols" en homenaje al navegante descido. Ya en el Ocano naufrag un navo, pero suLa Corona castellana confi, entonces, a Juan Daz de pulantes pudieron llegar a la costa a nado. Y en Sols, la empresa de ir, atravesando el soado estrecho, "a Catalina, abandonaron la expedicin Melchor Ramespaldas de Castilla del Oro" y "de all adelante mil sete- Enrique Montes, que al poco tiempo, se reuniran cocientas leguas y ms si pudiredes, contando desde la raya nufragos.y demarcacin que va por la punta de la dicha Castilla del Corr espond i al joven prncipe , Carlos 1 -a Oro adelante" hasta llegar a las Molucas o Islas "de la Emperador del Sacro Imperio Romano Germnico, cEspeciera". De tres barcos y algo ms de un centenar de nombre de Carlos V- proseguir la bsqueda del eshombres, se compona la expedicin al mando de Solis, para abrir la ruta occidental de la Especiera, ahora que llevaba por segundo piloto a su cuado Francisco de mente importante para delimitar en el Mar del Sur elTorres y por Oficiales reales, el factor Francisco de Mar- fn de los dominios castellanos y portugueses, de acquina, y el contador y escribano, Pedro de Alarcn. En con la lnea de demarcacin establecida en Tordesillenero de 1516, surcaba Sols las aguas del que llam "ro 7 de junio de 1494. Acept entonces la propuestde Santa Mara", recalando el da 16 en la isla que nom- marino portugus, Hernando de Magallanes, para ir br de "San Sebastin", (a ctual de Lob os), por la fecha Molucas, por el camino del estrecho, firmando la re

    del santoral; y de all, navegando "siete cuadras al septen- tiva capitulacin, el 26 de marzo de 1518. Al mantrin" --com o hara constar en el acta el escribano Alar- cinco naves, Magallanes parti hacia el nuevo mundocn- desem barc , el 2 de febrero, en el paraje de la costa giendo en la baha de Ro de Janeiro, que denomi-prximo a la barra del arroyo Ma ldon ado - que deno- "Santa Luca", e l 13 de diciembre de 1519, y prosigumin "Nuestra Seora de la Candelaria", erigiendo una luego por el "ro de Sals" hasta avistar "una mocruz de madera, en seal de dominio de la Corona de Cas- hecha como un sombrero" que llam "Monte vidi", tilla. Continu luego su exploracin hacia el oeste; pas de enero de 1520. De all destac a Juan Rodrguez por la isla de San Gabriel, donde dej dos naves, y con no, con la nao "Santiago", para completar el recla tercera lleg a la isla que llam "Martn Garca", por miento del estuario, internndose ste hasta el Ro Umel nombre del despensero de la nave que ail falleci y que descubri, regresando luego con la certeza de qu

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    en elel Mar

    y las Islas de la Especiera.

    aquel cauce no se encontraba el estrecho buscado.La expedicin prosigui hacia el sur, detenindose enla baha de "San Julin" a pasar el crudo invierno. Pasadoel rigor de los fros, continu Magallanes el viaje concuatro naves -puesto que la Santiago se haba hundidoen la baha- luego de aband onar all a algunos rebeldes yhacer ejecutar a otros. Finalmente, el lo de noviembre de1520, dobl "el cabo de las Vrgenes" y comenz la tra-vesa del tan deseado canal. En una bifurcacin del estre-cho, envi a la San Antonio a explorar uno de los brazos;pero la nave desert y huy a Espaa. Con las restantes,despus de casi un mes de navegacin por el canal "deTodos los Santos", desemboc Magallanes en el Mar delSur, que denomin "Ocano Pacfico", por la calma y sere-nidad de sus aguas, en contraste con las del estrecho quehaba surcado. Tres meses despus, sufriendo tremendaspenurias, alcanz el archipilago de las Marianas, que llam"de los Ladrones" y ms tarde, las Filipinas. All trabamistad con el rey de Ceb, que se convirti al cristia-nismo con toda su familia. Para demostrarle su amistad,Magallanes le ayud en su lucha contra el cacique deMactn, pereciendo en combate, el 27 de abril de 1521.Tom el mando de la escuadra, el vizcano Juan Sebastinde El Cano, quien despus de destruir la Concepcin po rfalta de tripulantes, naveg hasta las Molucas, donde hizoun rico cargamento de especias; y de all, despus de des-pachar la Trinidad a Panam -a dond e no pud o llegarporque cay en manos de los portugueses- emp rendiel retorno a Espaa con una sola nave, la Victoria, con laque arrib, por la ruta del Cabo de Buena Esperanza, el22 de setiembre de 1522, con diecisiete fantasmales com-paeros de aventura. El mundo haba sido navegado enderredor por primera vez y quedaba definitivamente com-probada la esfericidad de la Tierra.

    El continente iba revelando su verdadero perfil; peel ro desdeado por los buscadores del estrecho y dcamino de las especias, pronto atraera la ambicin dconquistador con el espejismo de los mitos del fantsti"Per", del "Rey blanco" y del "cerro que manaba plataEntretanto, corra por toda Europa la noticia.de1 viade El Cano, suscitando un entusiasmo slo comparable que produjera el primer viaje de Coln; y la corte lutana guardaba enconado silencio frente a este grave frcaso de su poltica colonial. En Espaa, renacido el opmismo, se disponan nuevos viajes a la Especiera y organizaba en Corua, bajo la direccin del acaudalaCristbal de Haro, una Casa de Contratacin con ese comtido especfico. Portugal, entonces, decidi acometer pbcamente el problema y envi embajadores a Carlos V reclmando la entrega inmediata de las Molucas, con la nicondicin d e que si posteriormente se verificara qu e correpondan a Castilla, le seran devueltas. Las negociacionse tradujeron en la designacin por ambas Cortes, de sedos expertos en derecho, cosmografa y navegacin, qreunidos en Badajoz, en 1524, discutieron, sin llegar a nign acuerdo, la fijacin sobre el planeta, de la lnea Tordesillas.Habiendo ganado tiempo por esta dilatoria diplom

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    rica, Portugal prepar una fuerte armada, al mando deCristbal Jacques, que, con el prete xto d e defender la costadel Brasil de las incursiones de los corsarios franceses, sedirigi a Amrica y luego de recoger en San Vicente, abfelchor Ramrez, para que sirviera de "lengua" o intr-prete con los indgenas, explor en 1525 el estuario delPlata hasta dnde lo consider prudente y regres a Lisboa.En Espaa nada se supo de esta incursin lusitana, preo-cupada la Corte por la organizacin de los viajes a la Espe-ciera. Pero el ambicioso Cristbal de Haro, con el apoyodel conde de Andrada y Alonso de Salamanca, logr queCarlos V aprobara una expedicin a,l Plata, que parti, el15 de enero de 1526, al mando de Diego Garca de hlo-guer, navegando morosamente hasta las Canarias, dondepermaneci hasta setiembre y de all a San Vicente, dondequedara hasta enero de 1527.El verdadero inter?s de la Corona espaola, por enton-ces. est expuesto, sin embargo, en la capitulacin suscritael 4 de marzo de 1525, con el veneciano Sebastin Gaboto,sucesor de Sols en el cargo de Piloto Mayor: la merasealada eran "las tierras del Maluco, Tarsis, Ofir, el Catayooriental y Cipango", siguiendo la ruta del estrecho maga-Ilinico. Pero al llegar Gaboco a 13 factora portuguesa dePernambuco, tuvo noticias de que ms al Sur. "haba unoscristianos de la armada de Sols, los cuales estaban muybien informados de las riquezas que en el dicho ro haba".Aludan de este modo, a Alejo Garca y sus compaeros,que haban recibido de los tup-guaranies la noticia dela existencia en el interior de una "sierra de Plata" y sehaban internado en la selva, llegando por el Paraguay y13 tierra "de los Charcas" hasta los contrafuertes andinos,pereciendo luego a mano: de los indios. Enrique Montesy el ubicuo hlelchor Ramrez presentaron muestras delmetal precioso y ensearon, llorando, las cartas que Garcales enviara antes de su desgraciado fin, al azorado GabotoEste entonces no vacil: v abandonando el viaie a las hlo, ,lucas, dirigise resueltamente al que, desde aquel momento,llam "Ro de la Plata".Una vez en el estuario, dio nombre de "Lobos", a laisla que Sols llamara de San Sebastin, y a la de "Flores"y fue a parar al puerto de San Gabriel, que llam de "SanLkzaro", incorporndosele all el antiguo grumete de Sols.Francisco del Puerto. Dejando en San Lzaro, una g u a r d i ~de diez o doce hombres. y las naves ms grandes al cui-dado de Antonio de Grajeda, surc las aguas del Uruguayarriba, descubriendo un ro que desemboca en aqul, quedenomin de "San Salvador", en cuyas mrgenes construyun fuerte. Remont luego el Paran y en la confluenciacon el Carcara, fund el fortn de "Sancti Spiritus", con-tinuando la navegacin hasta el salto del Apip, dondeatacado por los indgenas en canoas, retorn para internarsepor el Paraguay, hasta un paraje que denomin "La Fron-tera", dnde los naturales le dieron plata de la que habatrado Alejo Garca.Poco despus le comunicaron que haba en el ro,"naves desconocidas": eran las de Die go G arca d e Moguer,que al fin haba zarpado de San Vicente y encontrando aGrajeda en San Lzaro, haba seguido su rumbo. Luegodc una disputa por el mejor derecho a la exploracin dela regin, los capitanes se pusieron de acuerdo y continua-

    ron juntos hasta que supieron que los indios preparadestruccin de las naves y del fuerte. Volvieron a Spiritus y de all a San Salvador, donde les alcanzacapitn Gregorio Caro con la noticia de la total destrude aquel fuerre. Garca, desilusionado, march a Espapoco despus, Gaboto, atacado en sus propias navsegua, llegando a la pennsula das antes que su rivjulio de 1530.

    Fragmentu de l r~zapan~undt e Seb ~s t r~r r aboto ( 1 5 4 t j . dse destaca el perfil dcl Rio de la Plata .i sus grandes aflu

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    La "kov lng l a gigsnb" d e Mendoza, hermano del Adelantado; Juan de Osorio, Marre de campo -muerto a pualadas en la costa del Brapo r Ayolas y sus conjur ados, acusad o de traicin-; el rerido Juan de Ayolas, Alguacil Mayor; y entre los expecionarios se contaban treinta y dos mayorazgos, varios mendadores de las rdenes de Sin Juan y Santiago, herman o de leche de Carlos V, un hermano de Santa Terde Jeshs, el capitn Domingo Marrnez de Irala, natuPor entonces, en Espaa, la revelacin del tesoro deMoctezuma hecha po r Corts, en 1529, haba proyectadodefinitivamente la mirada de la Corte hacia Amrlca, desin-teresndose Carlos V de las Islas de la Especiera o Molu-cas, que Portugal acababi de ocupar, cedindolas irrevo-cablemente a la Corona lusitana por 350.000 ducados deoro, en el tratado suscrito aquel mismo ao, en Zaragoza.Pero de pronto lleg a la Corte espaola una alarmantenoticia: Portugal haba dispuesto enviar una fuerce arma-da, al mando de Martn Alfonso de Sousa, a poblar elBrasil y la presencia del alucinado Enrique Monies en ella,permla sospechar el propsito de penetrar hasta el Per,remontando el Plica. Se pens entonces en org2nizar unaexpedicin para defender los lmites de la demarcacin

    correspondiente a la Corona castellana. La Iniciativa corralos minuciosos trmites legales y burocrticos del Consejode Indias y de la Casa de Contratacin, cuando lleg aSevilla, en enero de 1534, Hernando Pizarro, con el rescatede Atahualpa, inmenso cargamento de oro y plat3 que llende asombro a toda Europa.Carlos V no esper ms; y sabedor de que Portugalpreparaba en secreto otra expedicin por la va del Plata,"con pensanliento de ir por tierra hasta por la otra parteen lo del Per", suscribi el 21 de mayo de 1534, una capi-tulacin con Don Pedro de hfendoza, designndole "Ade-lantado del Ro de la Plata". El documento deca: "Primz-m m e r ~ t e s do s lice~zcra factltait para qzde por Aros y ennuestro riombre 9 de la Corona Real de Castilla podiisent rar por e l d i cho ~ o e Solzs qzre llaman de la Platn.hasta el illar del Sur, rlrzde tenghis doscientas lcguss delr 'engo de costa de gober~acz)~.ibe conziezce dssde lidegodo ude se ac.qba la go be if ~a ci in ze te?ze?nos cncome ndadnal M ar~ scal do n D tego de A!71zag1o hac fa el estrecho d ehfagallaries, y corzquistar y poblar las tierras 3 provinciasqzle bubtere en lss dtchas terras". debiendo adems "de f en -der todo lo que fnre d e ~ t r o e los l imi tes de la denzar-cact?~ orrespot2die~ztea la Coiona de Castilla". Era la "pro-vincia gigante" de las Indias: abarcabl. desde la lnea deTordesillas y e! Ocano Atlntico, al este, hasta las dos-cientas leguas de costa sobre el Pacfico al oeste, entre losparalelos 25 y 36, aproximadamente; y por el sur, siguien-do este ltimo paralelo, limitaba, un poco por debajo delcurso del Ro de la Plata, con la conces in - q u e nuncase hizo efectiva- hecha a Sim n de Alcazaba; y por elnorte, lindaba con las Guayanas y la cuenca amaznica,subiendo a espaldas de las gobernaciones de Almagro yP 'zarro.La lucida armada de Mendoza debi apresurar su par-tida del puerto de Sanlcar, para evitar el verdadero asaltoque individuos de toda condicin social le llevaban, ansio-sos de participar en la aventura de la plata; zarpando ello de set iembre de 1535. Iban, de Almirante , Diego de

    de T7ergara y ~ 1 r i c o chm ide l , l emn, en ca l idad de sdado, futuro cronista de la expedicin. Iban tambin varmujeres, algunas de calidad y rango.Llegados al estuario -habindose anticipad o Do n D30 a explor ar sus coscas- el Adelan tado fund , en ualtura prxima al "Riachuelo de los Navos", ei 3 de febro de 1536, la ciudad y puerto de "Santa hlara del BuAire", en advocacin de la venerada imagen de ia Made Dios, patrona de 10s navegames, que adorara en la g ritlica de Cagliari. Pero la aventura ya no era el esperaviaje de la fortuna y de la gloria; el poblado de BuenAires sufra la escasez de alimentos y !os indgenas apenrepuestos de la sorpresa de los seres extrao s -los jites, que se desprendan de los cablllos, y dei espanto arcabuz-, arreciaban sus ataques, perdien do la vida en ude los combates e! -4lmirante D on D iego y en o tro;b:avo capitrn Lujn, en el paraje qu e recuerda desde entoces su inmolacitn. Envi, entonces, e! Adelantado a Jude Ayolas a remontar el Paran, en busca de alimentopero como demorara, ilizo marchar s. Juan de SallzarEspinosa en su bsqueda. Pero en abril de 1517. sintidose muy enferm o? hfendoza partit hacia Espaa, muriedo en la travesa. Haba designado sucesor a su amiJuan de Ayolas, y mientras durara su ausencia, a FranciRuiz Galn.

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    La conquista de

    Mientras Buenos Aires viva la trgica aventura "delhambre y de la mue rte" -como la llamara en su crnica,Schmidel- Ayolas y su intrpida hueste haban ido remon-tando el Paran, arcabuz al brazo, y a menudo, arrastrandoa la sirga, desde la costa, las naves presas del traicionerobarro del ro o privadas de vientos favorables, venciendoheroicamente las acechanzas de los indgenas y defendin-dose con rzces y frutos silvestres y algn producto de lacaza, de !os aguijones permanentes del hambre y de lastorturas de la fiebre.Qu afanes y deseos movan as, hasta el extremolmice de las fuerzas, a estos empecinados, en la dura "en-trada" a ia tierra desconocida? Simbiosis singular de cru-zado y hombre de empresa, el conquistador hispnico pene-tr en Amrica soando ganar mrito ante Dios y famay riqueza -los polos de la hidalgua- entr e los hombres."Y por ello en el otro mzdndo ganbbamos la gloria y enste conseguiamos el mayor prez y honra que hasta nues-tros tie mpos ni nguna generacin gan", dira Hernn Cor-ts, expresando lcidamente la profunda significacin dela gesta conquistadora.Pero la conquista del Plata fue particularmente duray adversa y bien pronto ahog las esperanzas de fcilesriquezas, desvaneciendo en la nada la ilusin de los mitos.

    La hueste aqulla, integrada por fkrreos capitanes Irala, soldados de fortuna como Schmidel, hidalgos Alonso de Vera, pero tambin por "caballeros de rada", rsticos mocetones andaluces y vizcanos, trasmron ante la adversidad sus objetivos y ganada ardomente la tierra, en el remanso de Asuncin pronto rrollaran sus maosas artesanas y cualidades campeen la tarea colonizadora, con la servidumbre del indiocomendado y la dulce compaa de la mujer guaranfue, pues, la empresa del Plata una ocupacin poaimas de un "imperio" indoamericano, como la del o Mjico, de efmero pero grueso botn, sino el asmiento humilde y terniero del "comn" hispnico ecuadros vecinales y agrarios, de tradicin medieval, comunidades indgenas de primitiva evolucin y hpacficos, como la guarantica, y marginado por la selvestepa chaquea, y los belicosos grupos indgenas, covidos en sus tierras de caza y guerra por la intrusinblanco. Conquista y colonizacin fueron, por lo tanto, en ninguna otra regin de Amrica, aspectos recpmente imbricados en la gesra fundacional; y no fases sivas de un proceso. El soldado fue desde la primera colono; y la hueste conquistadora, sillar poblacionai dprimeros vecindarios.Sigamos, ahora, el rumbo de Ayolas, tan ansiosamesperado por Mendoza, en la lejana Buenos Aires..la margen izquierda del Carcara haba fundado unqueo fuerte, que iiam de "Corpus Christi", un pocoarriba del emplazado por Gaboto; y luego de dejar allreducida guarnicin, Ayolas haba continuado su expcin, logrando reunir un nmero suficiente de vveres socorrer la desvalida poblacin de Buenos Aires. Regba, con aquel destino, cuando supo, por un sobreviv

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    de la expedicin de Gaboto, que la "sierra de plata" exis-ta hacia el rumbo noroeste; Ayolas no vacil; volvi aremontar el Paran; y dejando a Irala en el Puerto de laCandelaria, se intern en el Chaco y en el pas de losCharcas; si a los seis meses no regresaba, Irala deba volvera Buenos Aires. Irala, impaciente, por la falta de noticiasde Ayolas no esper hasta la expiracin del plazo conve-nido; y retorn aguas abajo, encontrndose con Salazar yfundando, entonces, un fuerte, el 15 de agosto de 1537,bajo la advocacin de "Nuestra Seora de la Asuncin".En 1541, declar ciudad a la Asuncin, erigi su Cabildoy asumi la gobernacin por decisin electiva de sus veci-nos, de acuerdo con la excepcional Real Cdula de Car-los V, de 1537, que as lo estableca para casos de vacan-cia temporal del cargo, y que trajera al Ro de la Plata,el veedor Alonso de Cabrera. Entonces decidi marcharal sur, a la distante Buenos Aires, que despobl, dejandouna relacin escrita del hecho, bajo una cruz, y regres consus macilentos pobladores a la amable Asuncin. All elrud o vecindario -la hueste conauistadora- encontrara.al fin, su reposo y la paz, en la convivencia con la mujerguatan y gozando de tierras frtiles, cultivadas por el ind-gena repartido en encomiendas. All en el sur, unas disi-padas ruinas marcaban el enclave de Corpus Christi y dela ciudad de Mendoza, mientras en las aguas del Plata seperdan las huellas inasibles de las carabelas. . .En Espaa, entretanto, continuaba gravitando el sueode la Sierra de Plata y del camino mediterrneo al P ~ N .Empecinado en ese propsito, emergera un da de 1542,en Asuncin, el infatigable Alvar Nez Cabeza de Vaca,segundo Adelantado del Ro de la Plata, que vena deatravesar cuatrocientas leguas de bosques, ros, y serranas,en el rastro de Alejo Garca, ignorando el esruario y los

    ros, que remontaran sus capitanes, tambin indiferenla costa inhspita.Inesperadamente, sin embargo, aparece sealado ede la Plata y su costa en los lindes de la jurisdiccin gada a Juan de Sanabria, en 1547: "Primeramente - e xsaba la capitulacin- doy licencia y faczcltad a vo s, que , por szc Majestad y en sa no mbr e y d e la Corona de Castilla y Len, podis desczcbrir y poblar doscientagaas de costa de la boca del Rio de la Plata y noBrasil. . ." ". . y asi misin o podis pob lar zcrz pedazotierra que queda desde L boca de la entrada de dichosobre su ma no derecha, hasta los dichos treint a y u ndos de altura, en el cul habis de poblar un pueEn las fojas de un expediente y por mano de notario, rece as deslindada, en el ttulo de gobierno de un lantado que no lleg a serio, la "banda oriental". Per"tierra de Sanabria" no lograra traducir su virtual tencia del texto capitular a la realidad de la geogDiego de Sanabria, hijo de Don Juan, que fallecipoder emprender el viaje, pidi y obtuvo del Rey, en 1la Gobernacin que haba sido ororgada a su padreavanzada, parti su madre, doa hlencia Caldern, debi sufrir en las costas del Africa, el asalto de pifranceses, llegando por ltimo a Santa Catalina, en 1Desde all marcharon los expedicionarios por cierra Asuncin; entre ellos iba doa Mara de Sanabria, mana de Don Diego, y madre de ilustres hijos, entre Fray Hernando de Trejo y Sanabria, fundador de. la versidad de Crdoba, y Hernando Arias de Saavedra,mer gobernador criollo del Ro de la Plata. . . Don Dentretanto, haba naufragado frente al cabo de San Roen el Brasil, y de 1 1 isla Margarita, pas a Santo Domy de all a Potos, donde se hizo minero, olvidand

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    Adelantazgo de su desgracia. . . Idntico destino de prop-sito incumplido habra de tener, algn tiempo despus, laconcesin de gobierno sobre la tierra oriental adjudicadapor la Corona a Jaime Razquin.Correspondera a Juan Ortiz de Zrate, enrgico viz-cano y hacendado en el Alto Per, tercer Adelantado efec-tivo del Ro de la Plata, el intento poblacional ms im-portante del siglo XVI, en la "banda oriental" o "de loscharras". Llegado a la regin que, de tiempo atrs, erac ~ n o c i d acomo de "San G abriel", a fines de 1573, estre-chado de vveres y cercado por los indgenas, debi refu-giarse con sus hombres en la isla de Mastn Garca. Deall vendra a rescatarlos, Juan de Garay --que acababa defundar Santa Fe y marchaba al encuentro del Adelantado-despus de haber vencido a los charras en San Salvador,dand o muerte a sus principales jefes: Z apicn , Abayub yTabob. Recobr nimos Zrate con estos refuerzos y mar-ch hacia el San Salvador, dnde Garay haba levantadoalgunos barracones, y quiso honrar la rstica poblacin conel ttulo de ciudad, ordenando la eleccin de alcaldes yregidores, y declarando que, desde aquel momento, la go-bernacin del Plata habra de llamarse "Nueva Vizcaya".Pero poblado y denominacin poco habran de durar: aban-donado el uno, por decisin de sus pobladores, en 1577;y rechazada la otra, con desdn, por castellanos, andalucesy extremeos, mayora en la hueste conquistadora frente ala minora vascongada, prevaleciendo, desde entonces, elnombre tradicional. Una vez ms. la "banda oriental" ode "los charras" quedaba al margen de los propsitos colo-nizadores, alejada y distante de los objetivos y rutas de laconquista del Plata.Al morir Zrate, por testamento leg el ~ d e l a n t a z ~ oa su hija Jua na, siempre q ue se casara- "con tal personaque como caballero pueda gobernar estas provincias"; ymientras la heredera, entre varios pretendientes, elega a1Oidor de la Audiencia de Charcas, Juan de Torres de Veray Aragn, y ste solemnizado el matrimonio, parta a Es-paa a convalidar su ttulo de cuarto y ltimo Adelantado,llegara la hora de Juan de Garay. Este era un realista,que conoca la tierra americana y sus hombres. Haba lle-gado a Asuncin, conduciendo con Felipe de Cceres, desdeSanta Cruz de la Sierra, los ganados que Ortiz de Zratese haba comprometido a introducir en la gobernacin delPlata. Y por orden del mismo Cceres, haba conducido lahueste fundadora de Santa Fe.En 1579, los vecinos de Asuncin, al amparo de laReal Cdula de 1537, le eligieron Gobernador interino.Por entonces las cosechas de las chacras y el beneficio delos yerbatales con la mano de obra y de las mujeres ind-genas repartidas, proporcionaban la base necesaria para fun-dar en la holgura el seoro de los hidalgos nuevos. Lailusin de los mitos se haba desvanecido: la "Sierra deplata", el Potos, exista, pero perteneca a los audaces deotra "entrada"; la fantasmal "ciudad de los Csares" habacegado en el Chaco la memoria de las viejas huestes. Perouna nueva generacin -los "donceles de la tierran- nohallaba lugar en las anchas posesiones repartidas; y adems,la mediterraneidad asfixiaba al pas. Garay pens, entonces- c o m o l mismo dira- en "abrirle puertas a la tierra".Pregon Garay la jornada: se alistaron diez espaolesy cincuenta y seis "nacidos en la tierra". Partieron de Asun-

    La visibn peaetrante de Her-apandzriassobredel vacuno a principios del siglo XVII.

    cin acompaados de sus familiares, sus ganados, sus sllas, sus instrumentos de labranza. Y el 11 de juni1580, fundaban la definitiva ciudad de la Santsimanidad, puerto de Buenos Aires. El Ro de la Plata queabierto, desde la interioridad americana, a las rutascomercio y la comunicacin transatlntica. Frente a la

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    Correspondera al criollo Hernandarias la visin pftica del destino de la tierra oriental, "buena para tognero de ganado y de muchos arroyos y quebradas". Aque se archiv su programa fundacional, enviado al Ren 1608, Hernandarias no oivid la pradera propicia

    concret e a la introdezccin

    dad de Garay, la "banda oriental", apenas hollada por elconquistador, ofreca el perfil de sus islas y playas; y lasbocas de sus ros y arroyos invitaban a penetrar en laextendida penicolina de su pradera. Pero para Garay y suscolonos, era tierra fiera y hostil, ajena y extraa a susquehaceres y esperanzas.

    en 1611, orden el primer desembarco de ganado vacuen la isla del Vizcano, que le haba sido donada por sucesor en la gobernacin, Diego hfarn Negrn. Y ha1617, dispuso una segunda introduccin, con ganados pvenientes de la estancia de Melchor biaciel del Agusita en la costa del Salado Grande, en Santa Fe. La trode cien vaquillonas y algunos toros, fue conducida porcapitn Francisco de Salas y su yerno, Gonzalo de Cavajal, desde el Salado Grande a Buenos Aires, donde embsrc en unas balsas venidas del Paraguay. El lote dividido en dos, echndo-e una mitad en la isla del Vcano y la otra, en tierra firme, en la margen derechl la boca del San Salvador.Desde el punto de desembarco, aqiiellos vacunos, libde perros cimarrones y de yeguadas que alborotaran tranquilo pastorear -los caballos vend ran despus, ha1636, trados por los yaros desde el Entre Ros, vadeanel Uruguay, para luchar contra los charras; y los perrcon los faeneros- se di s~ er sa ro n iguiendo el rumbo ulas cuchillas, principalmente la de San Salvador y la qdivide aguas entre el Y y el Santa Luca, hasta -traspalas sierras del Este, y llegar a los valles del Cebollat ylas llanuras de Rocha, constituyendo la llamada "vaquedel mar", rica de hasta cinco inillones de cibezas. El gando desembarcado en la isla del Vizcano, servira de abtecimiento a la reduccin de indios chanes que all estableci; y su extincin debi influir en el traslado dicho "pueblo de indios" a tierra firme, a principios siglo XVIII.De esta introduccin de ganados sin hombres, resuun hecho excepcional: en la frtil pradera los vacunse reproducen libremente, sin mediar tarea pastoril alguy acaban por incorporarse a la geografa, como un elemennatural, que se ofrece a semejanza de un fruto. La formcin de estas "minas de carne y de cuero" condicionaa su vez, todo el proceso histrico, pero particularmenen sus inicios, porque aport a la tierra balda un incetivo econmico determinante de la penetracin del blanen ella. D e la tierra ignorada, "sin ningn provecho" los buscadores de oro y de plata, se pas as a la codciada "banda-vaauera".Y Ileg, entonces, la postergada hora de la colonizcin. Sus intrpretes y actores principales seran los misineros -franciscanos, prim ero y jesuitas, despus- qhacen realidad en su labor evangelizadora del indgena chn i y guaran , el sentido de "pacificacin" de la obra fudacional de Espaa en Amrica, de acuerdo con la inte

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    cionalidad cristiana de Carlos V y de Felipe 11. Hacia 1625,el franciscano Fray Juan de Vergara dara principio adicha tarea, trasladndose a la costa sudoeste de la banda"de los charras", bautizando varios centenares de indiosy dejando establecidas dos reducciones, "San Francisco deOlivares de los Charnas" y "San Antonio de los Chanes",siendo la primera, muy probablemente, el origen del futuroSanto Domingo Soriano. Ya algn tiempo antes, creada en160 8 la "provincia del Paraguay", haba com enzado la laborcatequstica de los jesuitas en el Guayr; y hacia mediadosdel siglo XVII, ya se extendan en su radicacin definitiva,en la vasta regin que cruzan el Paran y el alto Uruguay,desde Tebicuary hasta el Ibicuy. Eran treinta pueblos, queaglutinaban ms de cien mil indgenas, organizados comu-nitariamente en una formidable empresa econmica y social.Del ncleo soriano y de los "siete pueblos" de lasMisiones Orientales derivara el meollo sustancial de lacaracterizacin americana de nuestro pueblo. Las estanciasmisioneras, extendidas desde el ncleo bsico de Yapeyhasta e l R o Negro, y an m s all, hasta la estancia delas Vacas, en Colonia y de "Nuestra Seora de los Desam-parados" en Florida. foriaron el mdulo del vivir criollo., ,incorporndose por el vaquero tape, los hbitos y prcticasde procedencia quechua y guarantica: el poncho, el chiripel mate, el rancho de terrn o taper, y las voces esen-ciales del lxico popular de nuestro campo. Y tambin lasdestrezas del jinete y de la ruda lidia con los ganados alza-do s y cimarrones, del arrear y del "aquermciar" para suje-tarlos a rodeo; la guitarra, la narracin y el canto; y lacosmovisin religiosa y tica del cristianismo indgena.Con la fundacin de la "Nova Colonia do Sacramen-to" por los portugueses en 1680, concluyen "siete dcadasde sosiego" en el sur de la Banda Oriental y comienza la"edad del cuero". Fue a partir de entonces que se iniciaronlas "vaqueras", en una explotacin desordenada de la ri-queza pecuaria, con importantes consecuenciis en el ordensocial. Tropeadas de anim ales en pie para repoblar las estan-cias del litoral v Buenos Aires. conducidas Dor "accioneros"santafecinos --c om o el capitin Andrs Pintado-- o porte-os, como el capitn Juan de Rocha; arreadas de los "ban-deirantes" paulistanos y del Ro Pardo, aliados a los indiosminuanes, que llevaron !os ganados hasta M inas Gerais, enviajes que parecen inverosmiles; matanzas indiscriminadasy brutales, por el clebre procedimiento de cortar con la"media luna" Duesta en la Dunta de la lanza el tendn dela pata del animal, del lado opuesto al del jinete, paraevitar la rodada, que practicaron "accioneros" o faeneros,autorizados por el Cabildo bonaerense y con zonas adju-dicadas en nuestro territorio cuya toponimia recuerda susnombres; o "changadores" clandestinos, en alianza con mi-nuanes o tapes misioneros; todos complicados en el trficoclandestino con portugueses y desde 171 6, con los navosingleses del Real Asiento de Negros. Y cumpliendo idn-tica funcin de~redatoria.en el litora l atlntico -en las

    En este escenario y en este ambiente, habra de tarse el tipo tnico y social del gaucho oriental. Ms de la pradera que del mestizaje, este jinete andarisituado permanentemente en el centro del mundo cirdante, llevando consigo mismo su horizonte, sin hallsu paso vallas insalvables, sinti la liberta d co mo un inmediato del vivir cotidiano y no conoci para ella lmite que el de la propia voluntad. Autrquico pofcil disfrute del medio propicio, de l tom todo cule fue preciso para el vestido y la subsistencia; y el cucfue como un Sexto de do en su mano, que, en guascsobeos, le otorg el dominio de la materia prima univedel cuero, en una sobria y maosa artesana. Carentuna sociabilidad habitual, de toldera en toldera, o enlargas tropeadas del changador, enfrentado al peligropuma o del yaguaret, del indio o del "bandeirante"su hom nimo, aparcero o rival- hizo del coraje, valopremo, afirmando su personalidad en una fiera convicigualitaria. N o pud o adquirir el sen tido de la propims all de la tenencia inmediata de los bienes indis

    costas de los actuales departamentos de Maldonado y Ro-cha- actuaban los "Bucaneros" d e l francs, "boucain",tasajo- haciendo grande s rodeos y matanzas y trasladandola carne en tiras saladas y secadas al sol, al Caribe, paraalimento de los esclavos negros de las plantaciones tropi-cales, a cambio de azcar y ron, para mercar en los puertosde las colonias angloamericanas.

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    sables para el diario sustento o integrantes de su rsticoequipo; y la tierra fue para l, tan de "naides", como elaire o el agua de los ros y arroyos. Observador y contem-plativo, aprendi los innumerables secretos del campo, lapicada oportuna y el rumor sigiloso, en una experienciainalienable e intransferible, que form la secreta ciencia dela baqua. Juglar espontneo con la guitarra ibrica, acom-pa con msica primaria los relatos de los "sucedidos" ylas milagreras de los "pagos" recorridos; y en el hbitoguaran del mate, nutri, en comunin telrica, su vivaimaginacin y templ el nervio y el msculo, dispuestopara largos estoicismos.En este cuadro, la "banda-vaquera" hizo patente susignificado como centro estratgico de la dilatada fronteracon los dominios americanos de Portugal. El secular con-flicto subsiguiente, revelara su carcter de punto clave delPlata, por donde poda salvarse o perderse el imperio espa-ol; y para nuestra tierra, introducira una nueva dimensinde su funcin histrica: la "banda-frontera".

    El tratado de Tordesillas, suscrito por los reinosCastilla y Portugal, al corregir el trazado de la lnea demcatoria de los respectivos mbitos de expansin y conquiestablecido en la bula Inter coetera del Papa Alejandroconfigurara en Amrica una vecindad pletrica de expsivas consecuencias.El Pen haba determinado que Espaa vertebrhacia el perfil pacfico de Sud Amrica el eje de su donio poltico y econmico, polarizando en Lima el gobiesuperior d e las provincias marginales de Nueva GranaQuito, Chile, Alto Per, Tucumn, Cuyo, Paraguay y Bnos Aires. Abierto el estuario a la despistada perspectde los mitos argentferos, el Estado espaol rpidameprocur defender las espaldas atlnticas del camino al Pobstruyendo la previsible penetracin portuguesa. Pero

    1580, Feiipe II cea por herencia la Corona de Portug

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    y Juan d e Gariy abra 13.5 pliertiiS de 13 rierra paraguayacon !a d efin itiva fundacicjn cie Bui-nus Aires. Am bos hechoshabran de converger en un efecto comn: en el abati-miento de las defensas jurdicas ): polticas de la retaguar-dia atlintica del Per. Durante sesenra aos decisivos -hista 1640- la unin personal de los reinos ibricos, hizoinexistente la Inea de Tordesillas; y por la frontera abiertairrumpi en territorios espaoles el contingente trashumantede las "bandeiras" del Brasil.Per o la unidad poltica de la pennsul a ibrica com-portaba una porencialidad incontra rrestab le para Europa,obturando la vocaciiin hegin~onica e la Francia de Riche-lieu y haciendo peligrar el destino ingls. En 1640, fcille fue a estas rivales de Espaa consagrar el espritu segre-gacionisca de Portugal, apoyando al prncipe Juan de Bra-ganza en su ascensin al trono ilustrado, y en la paz deWetsfalia. de 1648. abatir el pu!nin industrial del imperiohispnico, con la independencia de Flandes, convertido enlas Provincias Unidas cie Holanda.En Amrica, la ruptura de la unin ibrica, aviv enprofundidad las "entradas". de los "bandeirantes", verdaderos"fundadores horizontales" del Brasil. En la Banda Oriental,poco demorara Portugal en seguir el camino desbrozadopor estos singulares "adelantados", fundando, por interme-dio de Manuel de Lobo, la "Nova Colonia do Sacramento",en la tercera semana de enero de 1680. Esta avanzada sobrela cuenca del Plata tena para los portugueses una doblesignificacin: como zona templada poda constituirse en elgranero y en la gran reserva de Carnes y cueros de lasopulentas zonas tropicales; y, geopolricamente, no slo erael resguardo y apoyo necesario para el desarrollo paulistanohacia el oeste, sino que, adems, abra, por el dominio delPlata y del Uruguay, las esenciales vas de acceso fluvialhacia el interior. Para Espaa, era, en vez, una brecha dela mxima gravedad en el flanco ms vulnerable de suimperio, ruta atlntica del Per; y para Buenos Aires ySanta Fe, en particular, un tremendo rival en el aprove-

    chaniiento de las "vaqueras" de la Banda Oriental. El pto de la Colonia -que implicaba la disputa por la ftera interimperial- fue, por lo tanto, e1 conflicto esende las dos Coronas ibricas en Amrica, aunque ya maba en los entrerelones, Inglaterra, que converta patinamente a Portugal en su satlite.El desarrollo de la secular contienda esraria jaionpor una sucesin de luchas armadas y tratados de paz, haran de nuestro territorio, a la vez, el epicentro del t ino del Ro de la Plata y del Brasil y el bifronre herede ambas vertientes ibero-americanas. Pero el hecho decidi el pleito fue, en definitiva, la fundacin de Mtevideo, como atalaya interpuesta entre la Colonia ybases atlnticas del Brasil, que redujo su dominio a circunscripcin aislada y sell su inevitable cada. Ysobrevino-a manos de Don Pedro de Cevallos, primer lar del recin creado Virreinato del Placa, que disperspobladores v arras las n-iurallas v forcificaciones de lapecinada Cartago cisplatina. Poco despus -el 1" de obre de 1777- el tratado de San Ildefonso fijaba la dencacin definiriva de los dominios americanos de EspaPortugal; pero la lnea fronteriza zigzagueante, a larga tancia tierra adentro, de la originaria de Tordesillas, cograba ahora, de derecho, la expansin de los "bandeirany la persistente tenacidad diplomtica de Portugal. Ces que, aos antes, ambas monarquas haban descuael vasto "hinterland" de los jesuitas, expulsando a los Pade la Compaa; y con ello, la frontera haba perdidpoderoso antemural neutralizador que, por un lado, frela expansin bandeirante, y por e otro, in terpenetrabterritorios hispanoamericanos, limitando la plena potede las autoridades reales y pona vallas y restriccioneansia de lucro y explotacin de riquezas de los patricicriollos del "comn" paraguayo y de la pujante ciupuerto de Montevideo sobre el mbito atractivo de ladera oriental.

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    e&lafitevidee: atalaya, festando los convocados con tal iin -al decir del alcabonaerense de la Santa Her ma ndad , don I.uis de Gile"no poder ir a la nueva poblacin de hfontevideo za~biern@ ~ U @ . & Q varias causas" o 'que "no podan ir por habe r xisto&a paraje y no h~ be rl es ontentado" En definitiva, habrarecurrir la Corona a la contrata de veinticinco famicanarias, que transportara la firma naviera de Francide Alzaybar y Cristobal de Urquiju, en 1726.

    Con la fundacin de hfon;evideo, como "Fuerte deSan Jos", en 1724, y luego como ciu dad, en 1726, Espaadaba ejecucin al viejo proyecto colonizador soado porHernandarias y a inicistivas largamente postergadas en eltiempo. Delineada por Domingo Petrarca la planta urbanay sealado el ejido y las lindes de los "propios", Pedrohlilln empadron los pobladores, fij la jurisdiccin delfu turo Cabildo - q u e Zabala ins t itu ira el 70 de diciembred e 1729- y el rea donde los vecinos habran de tener"sus faenas de campo y monte", hasta el arroyo Cufr, aloeste; las serranas de Maldonado, al este; y los cabezalesde los ros de San Jos y de Santa Lucs. siguiendo " elalbardn de los faeneros", al norte; y reparti solares. cha-cras y "suertes de estancia" a los vecinos fundadores. todode .,cuerdo con las Leyes de Indias. Tales pobladores reci-bieron, adems, el ttulo de "l~ijosdalgos e solar conocido",con el tratamiento de "Don" antepuesto a sus nombres. . .El ncleo poblacional, sin embargo, sera difcil dereunir: las reiteradas instancias de Zabala y del Cabildode Buenos Aires escollaban ante la renuencia gen eral, mani-

    Pero cabe consignar algunos nombres, de quienes recen, con justicia, el distingo de primeros pobladores, tode radicacin anterior al arribo del grupo canario. En mer lugar. el capitn Pedro Gronardo, natural de BueAires, que sin haber sido poblador del sitio en el sentde un arraigo permanente, vincul su nombre al perfundacional por su actuacin y radicacin de propiedae intereses. Prctico del ro, conoca la baha de Monvideo y sola embarcar cueros vacunos por la desembodura del Santa Luca, por cuenta de exporcadores porteJ haba llegado a poblar una estancia en la costa de diro, en e! paraje de Los Cerrillos. Fun d lueg o una pulra en la recin establecida poblacin. '11 amparo del Fude San Jos, en sociedad con el f ra nc ~s ernim o Eustaa!ias ,Pistole te, -soldado de la guarnicin- qu e tambconstruv una rstica casa. donde habitaba con su famiAmbos socios fallecieron, con escasl diferencia de tiemahogado Piscolete en el Santa Luca y vctirna Gronade la explosin de un can a bordo de un navo ingque condiicia conlo prictico, perdurando sus familiares la sociedad moncevideana. -El genovs Gio rgio Borghese, -conocido por JoUurgues- se instalar a i-a en novi em bre de 17-4. edcando casa de piedra y tt-jas. huerta y arboleda: yestancia con ganado \acuno y caballar Ji:an Bautista CIlos, francs, natural de Nantes, soldado. tambin obtautorizzcin de Zabala en 1722 para poblar, est~bledose con casa de adobes y escancias Le seguiran J

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    Antonio Artigas, aragons, soldado y Sebastin Carrasco,natural de Buenos Aires.Al confeccionar el padrn, Pedro Milln resultarantreinta y cuatro los pobladores procedentes de Buenos Ai-res; y de ellos, veinticuatro eran parientes: Sebastin Ca-rrasco era hermano de las mujeres de Artigas, de Burguesy de Jos Gonzlez de Melo, quienes tenan al avecindarse,dos vstagos y tres sobrinas, descendencia que aumentaraconsiderablemente con el andar del tiempo. Hubo, pues,estrechos vnculos familiares y estmulos domsticos en laetapa fundacional de la ciudad, que habran de contribuira fortalecer el difcil arraigo de los primeros tiempos.Pero, sin duda, el verdadero carcter de aquella pri-mera sociedad montevideana la daran los colonos canarios.Los ms eran gente pobre y humilde, pero haba entre ellosalgunos que pertenecan a linajes calificados. Los Vera Su-rez y los Vera Perdomo procedan de los conquistadores deCanarias; los Tejera o Texeyra, en su origen gallego, y losHerrera, posean apellidos de honroso abolengo; y los Ca-mejo y los Soto, eran propietarios rurales de situacin de-sahogada. "E l me jor t i tu lo de los , pobladores de A fontev ideo--dice Azarola Gil- v e n i d os d e t o da s l a s . ~ r o c e d e n c i a , sel de haber constituido zrna clase laboriosa y pacifica, sinsemejanza algz~nacon los atxe nturero s qze llegaron a Am-rica inzpelidos por el vil afn de consegair oro. Montevideoes de l impio l ina je y 524s ejecutoria s d e segu nd n pobreno aparecen empaadas con los baldones de progenitores7nenguados".Montevideo fue una ciudad murada, plaza fuerte equi-parable a las del Callao y Cartagena de Indias. Al cuadradofortificado de la Ciudadela -construida entre 1742 y 1780- on sus cincuenta caones, y a la muralla, con suscatorce bateras artilladas, se una el fuerte de San Jos, enel acceso de la baha, al que habra de enfrentarse, desde1808, cruzando sus fuegos, la Fortaleza del Cerro. El vecin-dario fundacional. estrechado Dor la severa condicin de lavida militar, reiteradamente solicitara de la Corona, laelevacin de la ciudad a "Gobernacin", "con castellanopropietario"; y esta solicitud encontrara acogida en 1749,con la creacin del "Gobierno Poltico y Militar", dentrode la jurisdiccin trazada por Milln, cuyo primer titular,el Brigadier Jos Joaqun de Viana, tomara posesin delcargo, al ao siguiente. Desde entonces, en el mbito dela Banda oriental, coexistiran tres circunscripciones admi-nistrativas: la gobernacin de Montevideo, en la linde refe-rida; circunvalndola, al sur del Ro Negro y hasta el cin-turn fortificado de Santa Teresa, San Miguel y Santa Teclay guardia de Cerro Largo, la de Buenos Aires; y al norte,desde el ngulo del Ro Negro con el Uruguay hasta elcurso superior de ste, ms all del Ibicuy, las Misiones,desde 1767, bajo el gobierno de Administradores Genera-les y comandantes de Departamentos, que como el deYapey, penetraba en nuestro territorio.Pero Montevideo ira afirmando su desarrollo luego deerigida en cabeza de gobernacin, en trminos tales quehabran de transformarla en puerto de primersima cate-gora en el Ro de la Plata. En la medida que su impor-tancia fue siendo reconocida por sucesivas disposicionesreales, a eila fue acudiendo la riqueza del territorio, prin-cipalmente los cueros; y en su exportacin y en la irnpor-

    BRUNO MAURICIO DE ZABALAPerteneca a un linaje calificado de Vizcaya; su abrtelo, Martin de Zabala, habia sido licenciado, en unpoca de general atraso e incultura; y su padre, Nicollbariez de Zabala, habia destacado su gestin en cargos directivos de la administracin virreinal del PerbHabia jurado su cargo de Gobernador ante el Cabildde Buenos Aires, el 11 de julio de 171 7, precedidod e una justa fama ad quirida en la campaa de Flandequince aos atrs, y en la Guerra de Sucesin, dondle toc batirse en Gibraltar, San Mateo, VillarrealZaragoza; perdi el brazo derecho en el sitio de Lrida, y usaba uno de plata, que en vez de ceir amun penda del cuello, a manera de gloriosa condecoracin. Su estatura, arrogancia sin afectacin y corteses moda les, le daba n, al decir .del cronista Padre Catt neo , "lrna presencia ma jestuosa de prncipe". Te ncuarenta y dos aos rl emprender la fundacin del Fuerte de San Jos en la baha de Montevideo.

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    tacin de gneros y manufacturas diversas, y de esclavos,se consolid el podero econmico y el prestigio social de"la parte ms sana y distinguida" de su vecindario. LOSpobladores ms activos y emprendedores, agraciados en lafundacin de la ciudad y an posteriormente, con "suertesde estancia", acrecidas en su extensin por denuncias detrmite incompleto y la audacia en la posesin, enrique-cieron con el intenso trfico mercantil -legal y clandes-tino del contrabando- constituyendo un poderoso patri-ciado, que rpidamente asumira el papel protagnico enlos acontecimientos.Entretanto se ira consolidando la posesin hispnicadel territorio con nuevos poblados, nacidos oficialmente porfinalidades militares o directamente colonizadoras, --comoen los casos de Maldonado, Minas o San Jos-; o surg i-dos espontneamente, al amparo del fortn, o en los crucesde los caminos abiertos por las huellas de las carretas, bajoel signo nitelar de un a cap illa; en e1 paso con currido porlas tropas de ganado o en la atraccin de pulperas, deintercambio y acopio, y escenarios de carreras, juegos debolos y de naipes; o en torno de un antiguo pueblode indios.

    w Banda mientaObsedidos los descubridores y conquistadores del "vo Mundo" por la bsqueda de las especias y deslumb

    por los mitos de fabulosas riquezas, durante ms dsiglo no sintieron -salvo algn espordico intent* cin alguna hacia la "banda oriental del ro de la PPor ello, nuestra tierra no tiene asociado a su ingresla historia, el nombre d e ningn capitn de gesta. N o Corts, ni Pizarro ni Valdivia que ganaran para la tiandad y el ansioso mercado europeo, su tierra ignoLa visionaria decisin de Hernandarias al echaprimeros rodeos de ganado vacuno en la Banda Orisingularizaron su pradera como el primer trmino dtorio de nuestra ecuacin histrica. Desde entoncesafloraria en el horizonte mental de quienes componel abigarrado nmero de sus primeros pobladores, mopor la pinge riqueza de sus "minas de carne y de cu

    Tip os y vestimentas en Morrtevideo colonial dibujo^ originales deAntonio Jos Do m Pernetty, publicados en 'T h e History o f a uoyage tothe Maluinas (o r Falkland) Islands", Londres. 1 7 9 1 )

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    que la trasmutaron de "tierra de ningn provecho" en codi-ciada "vaquera del mar". Tras el rastro de los ganados,ya fueran los que procrearan libremente del ncleo intro-ducido por Hernandarias, o los esparcidos, en espontneatrashumancia, desde las estancias misioneras, incursionaronvaqueros tapes; "changadores" rograndenses, de estirpe"bandeirante"; faeneros porteos y santafesinos; y "buca-neros" afanosos, aliados o en porfa, con indios charras yminuanes, para el beneficio de los cueros, la sumaria pre-paracin del primitivo tasajo o el acarreo de los vacunosen pie. La frtil pradera, que iran animando para la histo-ria tan diversos y extravagantes "conquistadores" -mitadpionero s, mitad "piratas de las colinas"- cobra ra, con elandar del tiempo, la profunda significacin de un "habi-tat" cimentador de la vida econmica, social, poltica y

    espiritual del pueblo americano que hoy convive ecomarca.Pero abierta e imbricada, por la naturaleza del en el ancho marco de las tierras "gauchas" que elParan, el Uruguay y el Negro irrigan hasta el cauce mdel Plata, a la pradera oriental le correspondera vivircircunstancia histrica nica y excepcional en Iberorica: la de ser mbito de confluencia, encuentro yflicto, a la vez, de los dos procesos colonizadores: eltano y el espaol. Ambas Madres Patrias peninsulareszaron en ella los caminos de sus polticas poblacionasocio-econmicas, volcando los conting entes de sus eeouroamericanas. Desde el Brasil, el envin paulistanora la perspectiva de los ' estadistas metropolitanos fundar en la Colonia el persistente bastin de un dom

    CONSTITUCION DEL PRIMER CABILDOE72 la ciudad de San Felipe de hiontev ideo, en pri-mero de enero de mil setecientos y treinta aos, donBrutio hlauricio de Zabala, de la orden de Calatrava,teniente general de los ejrcitos de S. iV., gobernador

    j cupitrt ger2ernl de estas provinciar del Rlo de laPinta. Por cLtanto por auto que prove el da veintede drcientbre del nrio prximo pasado de mil setecien-tor z~einti?ti/eve,orden se eligiae Cnbildo, Justicia yRe gim ien to e n estr; dicha c iudad, con las circunstanciasque se contienen en el citado auto: j habiendo llegadoel dia de ANO I\-uezo, citado en l, pnra las elecc iot~ esde irlcaldes ordinarios j dems ofictnles del Ayunia-mienro. como es de uso y costicmbre en todas las ciu-dades, villas 3 lugares de estos reinos: y poniendo eneiecucitt de dichas elecciones t nombrantientos que porahora hnqo de parte de S. M . iqlde Dios guarde) nom-br o j el110 por alcalde or di na r~ o e primer zloto a Josde Ve ra , nntrrral de las Canariczs, veci no 4 poblador deesta ciudnd, con el cargo de que ha de conocer de lascansas de los naturales, privadamente. Y por alcaldede segundo voto y jr~ez de las causas de menores, aJos Fernindez, nat;ir:rl de las Canarias, vecino y po-blador de estz dicha ciudad. Por alguncil major a Cris-

    tbal Cajc tano de Herrera , rr~imis~noatrtral de laCanarias, e72 quie n recaer el cargo d e d efen sor de lacausas de menores, pura defenderlos en los casos q16lo necesiten. Y por alfrez rea! a don Jrrmi CamelSoto, ~zatctral d e las Cariarias. Por alcalde provincial Bernardo G a ~ t n , atrrral de Brtenos Airer. quie n Z . ~a poblar u esta ciudad con su familin. Y por regidofiel ejecritor a Isidro Prez de rol^, natural de las Cnarias. Y por regidor j depositario general a JorgBz.wgues. vecino de Buenos Aires, qrdo pas a serlo esta n uev a poblacin con toda src fam ilia . Proc!tradogeneral de erta cirddad a Jos de Alelo. z~ecinoj natlral de Btertos Aires. quien pas a serlo a esta dichciudad con toda su familia. Y para nlcalde de la Santliermnndad a Juan Antonio Artigas, vecino trrmbiqc a ffire de Bztenos Aires y pas a serlo d e esta dichciztdad.Not a. Por c r~anto sidro Prez de Rojas, q ue estabnombrado por regidor y fiel ejecator, y ha representadla imposibzlidad de poder asistir a la obligacin deempleo para q ue fu e nom brado . de q ue da las graciasy porque he tenido por bien admitirle la disculpa, 12077bro por tal regidor fiel ejecutor a Jos de Melo, eqtdien recaer el ofi cio de procurndor de la ciudad.

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    poltico y econmico, que frustrado luego, como tal, deja-ra perdurable resonancia sociolgica y cultural, que ha-ciendo cspide en la transitoria "Cisplatina", abonara lar-gamente el siglo XIX uruguayo. Desde las Misiones, laformidable empresa de la Orden fundada por el hispnicoIigo de Loyola, conformara en los mdulos cristianos eltrasfondo espiritual hispano-criollo; y la empecinada e in-dustriosa grey canaria del villorio montevideano -bienpronto enraizada con otras estirpes del futuro puerto COS-rno ~o lita - ahondaran en la tierra oriental los sillares DO-blacionales y las tradiciones, usos y costumbres de la fer-mental Espaa borbnica del siglo XVIII. Pero nunca pudoning uno de ambos troncos ibricos -ni el hispano ni elIuso- prevalecer en la textura ntima de la futura CO -munidad oriental, con signo exclusivo y excluyente. Lagravitacin poltica, militar y administrativa del rgimcnhispnico se tradujo culturalmente, desde luego, en la per-duracin del espaol como lengua, plsticamente flexio-nada, sin embargo, desde la costa platense hasta la inte-rioridad "fronteriza", por una gama de acentos que recorrendesde la gravedad castellana hasta el sibilante arrastrelusitano. Y-en el alma criolla de la pradera pe rdu r -pesea la gravitacin centrpeta de Mon tev ide o- el vnculoesencial de interioridad americana con el vecino entornoluro-brasilense.Por ello, la dimensin de la frontera -segundo tr-

    CONQUISTADORES Y COLONIZADORES

    min o de la ecuacin histrica oriental- no pudo nuncatener para la pradera y sus hombres, el verdadero carc-ter de un "lmite", de una marca divisoria entre dos extra-os. Fue, por el contrario, mbito frecuentado, mundo derelacin continua y prolongada de su propia naturaleza yrealidad. Fue el mundo del contrabando, del intercambioeconmico y de la conmixtin humana y espiritual, de laverdad histrica en contradiccin con los lindes de la "lega-lidad" impuesta desde los centros capitalinos oligrquicosde Montevideo y de Ro de Janeiro, incluidos en la depen-dencia del mercado exterior unificado por Inglaterra.Para la ciudad-puerto d i c h o est- la frontera erauna necesidad. Demarcarla. defenderla v cerrarla. constitui-ran su preocupacin fundamental, para sujetar el territoriointerior a la ley de su predominio seorial. Mientras quepara el mundo de la pradera, la frontera era el horizonteabierto de la tierra comn y libre, para la enajenada men-talidad mercantil de Montevideo, el horizonte de sus espe-ranzas e intereses estaba en el ro y en los caminos delmar, siend o la tierra -"afuera9' de sus murallas- la anchaposesin de su feudal dominio, coto cerrado para el dis-frute extrao y la ambicin ajena, protegida por el fortny las partidas celadoras, sujeta por la coyunda d e la frontera.Para os ricos "vecinos feudatarios" del patriciado m on-tevideano -intrpretes de la tercera dimensin de nuestraecuacin histrica: el puerto- la frontera sera el indis-pensable antemural de su retaguardia econmica, fuentebsica del intercambio ultramarino, de sustancioso margende utilidad, cimiento de su fortuna. Fue, por consiguiente,

    una extravasacin feudal de la ciudad, el altivo sentimiende autonoma que levantar frente a la rival Buenos Aircomo tambin frente a todo lmite impuesto a su amcin de lucro y predominio; pero sin que ello afectara vocacin ultramarina y cosmopolita, de participacin aclosa y complacida en lo; ben eficios del interc amb io clos grandes centros europeos y sus sbditos, ante cuymercancas y "novedades" abata todo orgullo y exaltasu admiracin, hasta renegar, en su espejismo por los bnes de la "civilizacin" importada, de su entraa amecana, despectivamente concebida como el mbito natude su seoro econmico y poltico.Pradera, frontera, puerto: hr ah la triloga condicnante de nuestro destino como pueblo. Su diversa congacin y peso relativo en cada circunstancia de nuespasado, conformaron las pocas, desde la vocacin aguista de nuestra integracin americana hasta el drama la "insularidad" del Uruguay. En el presente, pradera, frotera y puerto son los vectores dinmicos de un futuro qhacen de nuestra tierra, el epicentro necesario e ineludide toda solucin, autnticamente nacional, para los puebde Amrica mediterrnea, atlntica y platense: Bolivia, Praguay, Brasil, Argenrina y Uruguay.

    BAUZA. Francisco. - is io rin d e l a d o ~ ~ ~ ~ c a r i nspariols e n e l U r~rhlontevideo. 19 29; tomo 1.RLTDIO. Juliin hfaria. - xploracin y co t~qu i s ta e ! Rio de l a P lata , ( rVI11 de 13 Hisrorid de Amdric'z y d e l o s P ~ / e b / o s ~ r z e r i c a n o ~ ,iripor Antonio Ballesteros y Beret ia). Buenos ires es - Barcelona. 194ACADEhIIA NACIONAL DE LA HISTORIA. - istoria de , l a ATArgenrrca, (b ajo la direccin de Ricardo Lercn e), Buenos Alres. 1919 4 1. romos 11 y 111.AZAROLA GIL, Luis E. - or or gen es de ~ l l on te r~ideo 60 7 - 1Bcenos Aires, 1933.h IOLINh. Ra l r\. - er~znnd

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