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El presente número de los Cua-dernos de Cooperación Terri-torial Europea, dedicado en su totalidad a las relaciones

de Andalucía con sus regiones fronteri-zas portuguesas, pretende seguir reco-rriendo la senda marcada por el primer número de esta publicación. Una vez realizada una aproximación inicial a la cooperación territorial en Andalucía y al futuro de este objetivo en el marco de la Política de Cohesión Europea, era im-prescindible abordar de manera directa las relaciones más cercanas que mantie-ne la Junta de Andalucía.

Por su situación geográfica meridio-nal, nuestra región destaca por servir de puente entre el territorio europeo y Marruecos, lo que la hace protagonista de muchas de las iniciativas que en el marco de los programas de coopera-ción transfronteriza se llevan a cabo. Sin embargo, aunque menos mediáti-ca, existe otra frontera natural y política que ha marcado, a lo largo de la his-toria, la realidad andaluza de manera significativa: el río Guadiana que, en su

tramo más bajo, sirve de frontera entre las regiones portuguesas de Algarve y Alentejo y la provincia de Huelva.

Aunque implicando un obstáculo físi-co, que a día de hoy sigue dificultando la conectividad en el territorio, la fron-tera lusoandaluza sirve también como catalizador de un gran número de ini-ciativas y colaboraciones entre entida-des de ambas orillas que promueven, desde el nivel más cercano al ciudada-no, el proceso de integración europeo.

La constitución de la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía ha signi-ficado el reconocimiento institucional al entramado de redes y relaciones de cooperación que se han ido creando a lo largo de los últimos años entre las tres regiones. Gracias a este nuevo instrumento y a la aprobación del Plan de Acción de Cooperación Transfron-teriza AAA, la articulación de dicho territorio conformado por Andalucía, Alentejo y Algarve deja de ser un pro-yecto de futuro para convertirse en una realidad.

En pErspEctiva Elvira Saint-Gerons

Herrera

Secretaria General de

Acción Exterior

Consejería de la

Presidencia e Igualdad

Junta de Andalucía

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06 a FOnDOportugal y España, El fin dE las dictaduras y El camino hacia la cEE

Encarnación Lemus, catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva

En 1986 Portugal y España ingresaron en la Comunidad Económica Europea, tras una larga negociación. La trayectoria de estos países desde la finalización de sus respectivas dictaduras fue muy distin-ta. El papel jugado por Estados Unidos y la CEE en la contención de la deriva revolucionaria portuguesa y en la afirma-ción de la vía reformista para España fue decisivo.

14 a FOnDO rEplantEar la coopEración

transfrontEriza y los dilEmas dE la acción colEctiva

Carlos Alberto da Silva, Universidad de Évora, Dpto. de Sociología/CESNOVA-UNL y Maria da Graça Palula Viegas, colaboradora del Campus de Évora de CESNOVA-UNL

La Cooperación Territorial es un proceso social claramente definido que se asocia con conceptos como desarrollo sosteni-ble, integración, movilización de recursos y agentes sociales. De ahí que la coope-ración no pueda entenderse desde una perspectiva limitadora y formal, sino que también intervengan en ella las lógicas de la cooperación informal o espontánea.

03 En perspectiva. Elvira Saint-Gerons, Secretaria General de Acción Exterior, Consejería de la Presidencia e Igualdad, Junta de Andalucía

06 A fondo. Portugal y España, el fin de las dictaduras y el camino hacia la CEE

14 A fondo. Replantear la cooperación transfronteriza y los dilemas de la acción colectiva

24 A fondo. Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía: Cooperación Transfronteriza con el horizonte 2020

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24 a FOnDO EurorrEgión alEntEjo-algarvE-andalucía: coopEración transfrontEriza con El horizontE 2020

Celia Rosell Martí, jefa del Servicio de Relaciones Institucionales y Cooperación Interregional, Secretaría General de Acción Exterior, Consejería de la Presidencia e Igualdad, Junta de Andalucía

La cooperación en el área fronteriza Alentejo-Algarve-Andalucía tiene como objetivo último compensar los desequi-librios causados por el efecto barrera de la frontera. Esta cooperación se viene desarrollando bajo formas más o menos organizadas o institucionalizadas, abor-dando los problemas comunes a este espacio de manera conjunta.

32 DiÁLOGOs david santos

Presidente de la Comissão de Coordenação e Desenvolvimento Regional do Algarve

«El reto de la Eurorregión es lograr una disminución de las asimetrías y aumentar la cohesión social»

32 Diálogos. David Santos, presidente de la Comissão de Coordenação e Desenvolvimento Regional do Algarve

38 Panorámica. La iniciativa INTERREG en Andalucía, Algarve y Alentejo: de la conectividad básica a las estrategias globales de desarrollo del territorio

42 Panorámica. Andalucía se suma a la I Jornada de celebración del Día Europeo de la Cooperación Territorial Europea

44 Panorámica. Referencias documentales

sumario

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portugal y España eL Fin De Las DictaDuras y eL caminO hacia La cEE

En marzo de 1977 Portugal presentaba formalmente su solicitud de ingreso en la CEE. Apenas cuatro meses más tarde, España cursaba su petición de adhesión. Tras una larguísima etapa negociadora, el proceso culminó el 1 de enero de 1986 con la incorporación de ambos países a la Comunidad Económica Europea. Si bien la trayectoria de cada uno de ellos desde la muerte de sus respectivos dictadores hasta llegar a esa histórica fecha fue muy distinta, es necesario realizar un estudio en paralelo de los cambios políticos sucedidos en ambos para comprender el camino democratizador que se articuló en los dos países y entender el papel jugado por Estados Unidos y la CEE en la contención de la deriva revolucionara portuguesa y en la afirmación de la vía reformista para España.

Encarnación lEmusCatedrática de Historia Contemporánea Universidad de Huelva

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Portugal y España presentan trayectorias propias y diferenciadas en la segunda mitad del pasado si-glo XX. La distinta naturaleza de sus respectivas dictaduras y el hecho de que, durante la II Guerra

Mundial, Portugal hubiera permanecido del lado correcto, el de los ganadores, mientras que el origen de la España de Franco se vinculaba con las potencias del Eje, explican que Franco y el franquismo provocaran en los países euro-peos una animadversión que no cesó sino con la muerte del dictador y que limitó la política exterior española hasta la implantación de la democracia.

Aunque en Portugal hubiera también una dictadura, el país quedó libre del estigma nazi-fascista, y por su posición geo-gráfica se integró desde el principio en la Alianza Atlántica, de forma que estuvo plena y normalmente inserto en el sistema occidental de defensa. Otra gran diferencia radica en el hecho sustancial de ser una gran metrópolis colonial —en tanto que España solo retenía Guinea, hasta 1968, y el Sahara Occiden-tal—, por ello todavía en la segunda mitad del siglo sus princi-pales circuitos económicos se orientaban más a sus territorios coloniales que al resto de Europa. Tampoco se debe olvidar que Portugal padeció una cruenta y larguísima guerra colonial que desemboca en la Revolución de los Claveles.

A pesar de todo, se observan, igualmente, claras similitudes entre ambos países, como el ingreso simultáneo en la ONU en 1955 y el que el organismo internacional los presionara para

que emprendieran la descolonización, lo cual los llevó a apli-car de forma coordinada la conversión de las colonias en pro-vincias ultramarinas, como estrategia para retardar el proceso. Asimismo, en la década de los sesenta, España y Portugal vi-ven la etapa del desarrollismo, acompañada en los dos casos por una fuerte emigración de los trabajadores del mundo rural hacia los países ricos de Europa y, finalmente, en los setenta los respectivos Gobiernos —la etapa de Marcelo Caetano en Portugal y de Carlos Arias Navarro en España— se declararon dispuestos a aplicar fórmulas aperturistas que en ninguno de los casos fueron más allá del plano de las palabras.

Desde que en 1969 Franco aclara el misterio de su suce-sión con la proclamación de don Juan Carlos como prín-cipe y más a partir del viaje oficial de los príncipes de España a EE UU en 1971, la prensa internacional comen-zó a especular con la desaparición de Franco y el dilema del postfranquismo. En las cancillerías europeas llegaba a pensarse que, tal vez, con la muerte de Franco, en Es-paña se produjera una progresiva liberalización política que paulatinamente condujera el país hacia una incipiente democratización y, en paralelo, hacia una normal inserción en Europa de tal modo que una evolución así arrastraría a Portugal en la misma dirección.

Pero la historia real se apartó de ese guion: el 25 de abril de 1974 una sublevación militar en Portugal terminó, inespera-damente, de forma drástica e incruenta con la dictadura más

Imagen de la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974.

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He llamado

a la simultaneidad

del cambio político

en Portugal y España

la Transición Ibérica,

un concepto que alude

a la conveniencia de

observar conjuntamente

las transiciones políticas

en los dos países

larga de Europa y llevó al país no a una transición sino a una revolución política y social de primer orden. En el marco de la distensión —la Deténte— y de las conversaciones de la Conferencia de Paz y Seguridad en Europa, pero también en un momento en el que los partidos comunistas del sur de Europa conseguían un fuerte respaldo electoral y podían aumentar su seguimiento por la vía del eurocomunismo, la implanta-ción de un socialismo revolucionario en Portugal y su repercusión sobre una Es-paña en la que Franco estaba al borde de la muerte preocupó a las potencias internacionales, no solo por la inestabili-dad en la Península sino también por las repercusiones en el diálogo bipolar que sobrellevaban EE UU y la URSS.

He llamado a la simultaneidad del cambio político en Portugal y España la Transición Ibérica, un concepto que alude a la conveniencia de observar conjuntamente las transiciones políticas en los dos países. Si los dos procesos tomados por separado presentan una naturaleza radicalmente distinta —uno rupturista e iniciado a través de un gol-pe militar, el otro sobre la innovadora fórmula de la ley a la ley y por vía refor-mista, además de la envergadura que la dimensión colonial añadió al caso por-tugués—, interesa destacar que, desde

el punto de vista geopolítico, la Penín-sula era indivisible y la desestabiliza-ción en Portugal fue interpretada como indicio de una posible radicalización en España, así que se quiere subrayar que, sin el antecedente del 25 de abril, la transición reformista española hubiese transcurrido de forma distinta.

Con la formación del VI Gobierno y tras el golpe fallido del 25 de noviembre de 1975, Portugal va dejando atrás la etapa propiamente revolucionaria para entrar, entonces sí, en una transición con ab-soluta simultaneidad al cambio de régi-men en España. Se cumplía así la pre-condición, la desaparición de sendas dictaduras, que las llevaría a ingresar conjuntamente en la antigua Comuni-dad Económica Europea (en adelante, CEE) en enero de 1986, tras una larguí-sima etapa negociadora.

Como ejemplificación de este proceso que proporcionó las bases de la Espa-ña y el Portugal de hoy, voy a centrarme en analizar el cambio político y la incor-poración a Europa como una pieza más en la articulación de las relaciones in-ternacionales del último tercio del siglo xx, en el marco de la crisis económica de mitad de 1973 y como el principio de esa tercera ola democratizadora que está en el arranque de la globalización.

La prensa informa de la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975.

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Los norteamericanos

comprendieron que

la solución para la

inestabilidad política

peninsular se hallaba

en una mejor

integración en Europa;

en este sentido, en

la Secretaría de Estado

se llegó a enunciar

que Portugal y España

eran principalmente

un problema europeo

Señalar la intervención de Estados Uni-dos y de la CEE en la contención de la deriva revolucionaria portuguesa y en la afirmación de la vía reformista en Es-paña no constituye ningún hallazgo, por-que las grandes líneas de las relaciones internacionales para esa etapa ya son conocidas. Se trata, más bien, de apor-tar otros trazos menores a esas grandes líneas; algunos matices para explicar, no tanto el hecho de que las potencias intervinieran y el peso ejercido por la CEE, sino de qué manera, con qué pro-cedimientos se actuó. Y uno de esos ma-tices consiste en detectar cómo las po-tencias europeas pusieron en práctica en la Revolución de los Claveles, frente a la presión directa y la imposición que quiso aplicar la Secretaría de Estado de Henry Kissinger, otras estrategias alter-nativas, que luego se han denominado como el ejercicio del soft power, algo así como cierta combinación flexible entre la presión y la persuasión.

Del mismo modo, me interesa obser-var cómo la posibilidad de ingreso, tras lo sucedido en Grecia, adquirió primordialmente en Portugal y España un significado más político que econó-mico: si se mira desde la CEE, la inclu-sión se ofrece como una recompensa si se garantiza la pluralidad democráti-ca; si se hace desde Portugal, el ingre-so y los créditos se demandan como instrumentos que sirvan de barrera al avance comunista entre la población y, desde España, la entrada, que se venía solicitando desde la etapa Castiella, in-terviene como un gran incentivo para fomentar el espíritu democrático en el mundo empresarial y de identidad y homologación del proceso político de cara al resto de la ciudadanía. Por otra parte, mi acercamiento a esta te-mática se realiza básicamente a través de la documentación diplomática nor-teamericana y parte de la tesis de que los norteamericanos comprendieron que la solución para la inestabilidad política peninsular se hallaba en una mejor integración en Europa; en este sentido en la Secretaría de Estado se llegó a enunciar que Portugal y España eran principalmente un problema eu-ropeo: implicar a Europa en conducir a Portugal hacia la moderación configu-

ró el gran aprendizaje y el gran éxito de la política norteamericana con res-pecto a la Revolución portuguesa, y lo llevaron también a la práctica en Espa-ña para prevenir cualquier radicalismo.

Después del golpe de septiembre de 1974 y de la formación del III Gobier-no Provisional, se produce la primera visita a Washington de un presidente portugués. Costa Gomes y su enton-ces ministro de Exteriores, Mário Soa-res, se encuentran con Gerald Ford y Henry Kissinger el 18 de octubre en una entrevista que fue muy dura y en la que Kissinger dejó en suspenso la promesa previa de ayudar económi-camente a Portugal, condicionándola a que el nuevo Gobierno contuviera el empuje comunista —en la calle, en los medios de comunicación y en la ins-titucionalización de la Revolución— y los nuevos dirigentes portugueses de-mostraran su voluntad democratizado-ra y la decisión de seguir cumpliendo sus compromisos con la OTAN.

Además, desde Washington se remi-te un informe al representante nor-teamericano ante las Comunidades en Bruselas, indicando que han iniciado la estrategia de dirigirse a todos los miembros comunitarios y de la OCDE para articular una actuación conjunta sobre el Portugal revolucionario e im-plicar a todos en la contención de cual-quier ayuda en tanto que el pluralismo político no quedara garantizado, pero subrayando la total garantía del auxilio llegado ese momento.

Por su parte, las conexiones de la CEE con las nuevas autoridades portugue-sas se habían iniciado nada más co-menzar el Movimiento del 25 de abril, aunque todo había consistido en un intercambio de declaraciones favora-bles para un futuro acercamiento. Ya en mayo de 1974 había viajado a Bruselas el nuevo ministro de Exteriores Mário Soares y se produjo la primera decla-ración de que un Portugal democráti-co jugaría un papel en la construcción de Europa. Al mes siguiente, el 27 de junio, en el comité conjunto que traba-jaba sobre la aplicación del Acuerdo Preferencial de 1972 entre Portugal

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y la CEE —con España se había fir-mado en 1970—, los representantes portugueses reafirmaron que su país suscribía los principios democráticos y los objetivos de la CEE, en tanto que la delegación comunitaria expresó su deseo de que una evolución demo-crática en Portugal permitiera una co-nexión más estrecha.

En definitiva, durante la primera fase de la Revolución la comunicación no había avanzado más allá de una manifesta-ción de buenos deseos. La invitación norteamericana a la coordinación obtu-vo una respuesta positiva, y ese diciem-bre de 1974 ya se planificaba una visita del vicepresidente del Consejo Euro-peo, entonces Christopher Soames, a Lisboa para el inmediato enero, donde confirmaría públicamente un programa de asistencia a Portugal para que tuvie-ra la máxima repercusión y ayudara a las fuerzas democráticas de cara a las elecciones, entonces previstas para el siguiente marzo. Además, bilateralmen-

te Alemania y Holanda también decla-raron su intención de conceder sendas ayudas paralelas.

La visita de Soames tuvo lugar final-mente los días 12 y 13 de febrero, y se obtuvo la prevista repercusión desde el punto de vista de la diplomacia y las buenas palabras, pero tampoco se adquirió ningún compromiso concreto para enviar a Portugal los fondos que reclamaba para afrontar la ruina eco-nómica en la que la guerra colonial y la revolución habían sumido al país.

Luego, en marzo de 1975 se produjo la formación del IV Gobierno y el nuevo giro a la izquierda. Consecuentemente, el objetivo prioritario para los europeos y norteamericanos en esa coyuntura in-mediata se concentró en conseguir que las previstas y aplazadas elecciones legislativas tuvieran lugar cuanto antes, prestando el auxilio posible a los par-tidos democráticos, —a los que envia-ron expertos en técnicas electorales y fondos para la campaña. Los resultados electorales de abril fueron festejados como un gran éxito, pero el Movimien-to de las Fuerzas Armadas (en adelan-te, MFA) —controlado por los militares más radicales— impuso un gabinete ministerial que no los reflejaba e incluía una importante presencia comunista. A partir de mayo y en junio se observa un claro distanciamiento entre la inter-pretación de la Secretaría de Estado y la de los gobiernos europeos sobre lo que en Portugal sucedía y sobre cómo había que actuar para evitar el camino hacia la dictadura comunista.

Sin duda, el momento más evidente de esta distancia coincide con la cumbre atlántica de Bruselas a finales de mayo de 1975. Kissinger pretendió en ese en-

Frente a la opinión de la Administración norteamericana sus socios europeos

enunciaron un conjunto de medidas que bien podríamos considerar un programa

de intervención vía soft power: ayudas directas a los partidos democráticos, impulso

a asociaciones sindicales no comunistas, ayudas a la prensa, etc.

Henry Kissinger, secretario de Estado de EEUU.

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cuentro estrechar un cerco sobre Portu-gal, no solo dentro de la OTAN —donde permaneció en una especie de cuaren-tena al margen de las conversaciones sobre distensión y energía atómica— sino su aislamiento en Europa. Es esto lo que he denominado como el perío-do de confrontación, porque frente a la opinión de la Administración norteame-ricana sus socios europeos enuncia-ron un conjunto de medidas que bien podríamos considerar un programa de intervención vía soft power: ayudas directas a los partidos democráticos (PS, PPD, CDS), impulsar asociaciones sindicales no comunistas dentro de la Intersindical, promover viajes de per-sonalidades entre Portugal y los países europeos en ambos sentidos; ayudar a la prensa y ampliar conexiones con mi-litares no comunistas, incentivándolos a afirmarse en el MFA desde dentro.

La evolución del verano y particular-mente la formación en agosto de un V Gobierno Provisorio, nuevamente con

Vasco Gonçalves como primer minis-tro, hacen temer a algunos que se cum-pliera la peor previsión de Kissinger. No obstante, el embajador norteamericano en Lisboa, Frank Carlucci, se encuentra en sintonía con la visión comunitaria y es partidario de llegar a la máxima coordinación entre las embajadas de EE UU y las de los países comunitarios. Particularmente se trabaja muy en con-sonancia con la República Federal de Alemania y los británicos, para dar el mayor apoyo a las fuerzas democráticas y sobre todo, hacer que bascule el con-trol del MFA hacia militares no comunis-tas; de este modo van intensificando el contacto con Melo Antunes y el grupo de los Nueve, que habían preparado un documento crítico con la actuación del MFA y la actuación gubernamental.

Justo después de la citada cumbre de la OTAN en Bruselas, Garret Fiztgerald, presidente del Consejo de Ministros de la CEE en ese semestre y, entonces, mi-nistro de Exteriores de Irlanda, protago-

Firma del Acta de Adhesión de España a la Comunidad Económica Europea en el Salón de

Columnas del Palacio Real de Madrid.

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niza en aquellas fechas una visita a Lis-boa. En sus conversaciones con Costa Gomes, Melo Antunes y otros ministros, les escuchó hablar de la bancarrota en la que el país se encontraba, la desar-ticulación económica en la que la me-trópolis había quedado por la ruptura colonial junto al proceso revolucionario con las nacionalizaciones, ocupaciones de fincas y fábricas, las huelgas, el des-orden político y la huida de los princi-pales capitales y de los principales ca-pitalistas, y la llegada de los retornados. La respuesta fue categórica: su presen-cia allí significaba la disponibilidad de la CEE para ayudar a Portugal, pero siempre que se garantizara una «evolu-ción democrática».

Portugal se acercaba ese final de ve-rano al peligro de la guerra civil, en tanto que los gobernantes occidenta-les solicitaban de forma coordinada a Costa Gomes el nombramiento de un nuevo primer ministro no identificado con el Partido Comunista Portugués. Definitivamente el 19 de septiembre el almirante Pinheiro Azevedo formó el VI Gobierno Provisional, que según el embajador Carlucci significaba «una clara ruptura con el deslizamiento ace-lerado hacia la izquierda y una pun-zante derrota para los comunistas». Lo fundamental del nuevo Gobierno, que perduraría hasta julio de 1976, radicaba en que su composición seguía, por fin, la proporcionalidad del voto emitido en las legislativas: mayoritaria presencia socialista, seguida por miembros del PPD. Tan solo unos días después, para el 23 de septiembre, se había decidido por el Alto Comisionado Europeo para las Relaciones Exteriores la concesión de un préstamo de la CEE.

En el inmediato Consejo Europeo, ce-lebrado en Luxemburgo el 6 y 7 de octubre, se aprobó definitivamente un conjunto de medidas de ayuda a Portugal y a continuación se reunieron los ministros de Exteriores con Melo Antunes y el ministro de Comercio, Campinos, para exponerles las ayudas concretas. Fue el mismo Consejo que denunció las ejecuciones de septiem-bre en España y suspendió la renova-ción del Acuerdo Preferencial de 1970.

Tras el golpe de noviembre de 1975, que supone la derrota definitiva de los gonçalvistas, se logra el afianzamiento del VI Gobierno, que comenzó a mirar hacia la preparación de las elecciones generales de abril de 1976; se entra, así, en otra dinámica: por parte por-tuguesa, más que la medida de con-seguir nuevos préstamos en el corto plazo para superar el colapso econó-mico, se plantea el objetivo de buscar la inclusión como miembro en la CEE, siguiendo el ejemplo de Grecia.

La recuperación de esta secuencia his-tórica nos lleva a reflexionar sobre la repercusión de estos planteamientos en la propia naturaleza de la Comuni-dad Económica, señalando aspectos esenciales en la historia comunitaria del final de los setenta y los ochen-ta: por un lado, el reequilibrio en su interior del tradicional predominio del norte rico con el refuerzo de un llamado Eje Sur; de otro, la consoli-dación de una identidad no solo de-mocrática, sino «democratizadora», habiendo planteado el pluralismo y la democracia como condiciones para la asociación; la CEE habría adquirido un papel considerable que reforzaría la tendencia hacia la democracia y la estabilidad en los nuevos socios del Mediterráneo, pero, consecuentemen-te, se había abierto la puerta no solo para Grecia o para Portugal, también para España e incluso Turquía, lo que conllevaba el cuestionamiento de su cohesión interna y un replanteamien-to de la trayectoria hacia una mayor unidad interior, al dar cabida a una fuerte disparidad en parámetros eco-nómicos, políticos y culturales. Se abre, pues, la disyuntiva entre la expansión y la progresiva cohesión y surgía una brecha, que comenzaba a llamarse una «Europa en dos niveles» o «a dos velocidades», siguiendo planteamien-tos de Willy Brandt o Leo Tindemans.

En una comisión luso-comunitaria cele-brada a fines de octubre de 1976, la re-presentación portuguesa comunicó su intención de mantener conversaciones de cara a la adhesión, para la formali-zación de la solicitud de ingreso en la primavera de 1977, aprovechando de

España no era un

país pequeño como

Grecia y Portugal, sino

una potencia media,

la quinta economía

europea del momento,

y hacía años que venía

llamando a Europa

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un lado, la simpatía hacia el gobierno socialista portugués por parte de mu-chos gobiernos comunitarios y de otro, que los poderosos partidos socialistas europeos se encontraban en una situa-ción propicia para negociar la integra-ción en condiciones muy favorables.

En realidad, en Bruselas la opinión es-taba dividida. En esa coyuntura, una parte de la resistencia comunitaria pro-venía de la preocupación por el efecto que el precedente griego más el pro-cedimiento portugués tuvieran sobre la decisión española, habiéndose com-probado que el Gobierno de Adolfo Suárez había emprendido la democra-tización prometida y en ese octubre se contemplaba ya el esfuerzo del nuevo equipo por sacar adelante la Ley para la Reforma Política. Pero España no era un país pequeño como Grecia y Portugal, sino una potencia media, la quinta eco-nomía europea del momento, y hacía años que venía llamando a Europa.

En Portugal, sin embargo, se intenta-ba separar su relación con la CEE del caso español, algo que quedó claro a raíz de la visita de Adolfo Suárez a Lisboa el 24 de noviembre de 1976. Una visita oficial destinada a cerrar la tensión desatada por el desarrollo de la Revolución y la actitud cauta, pero a la defensiva, que había mantenido el Gobierno español, vigilante ante la

evolución de los acontecimientos en el país vecino. Resultó un éxito por la inesperada sintonía entre los dos jefes de gobierno así como por la coinci-dencia de sus objetivos: los plantea-mientos de consolidación democrática en política interior, estrechamiento de vínculos con el mundo occidental en la dimensión exterior y la confluencia de intereses de cara a América Lati-na. No obstante, Soares dejó claro que no apoyaba la iniciativa española para plantear una adhesión simultánea a Europa, ya que no quería que el ingre-so portugués quedara convertido en una extensión del ingreso español.

Después de las promesas que anun-ciaban que la moderación del ímpetu revolucionario y la confirmación de la pluralidad democrática franquearían el ingreso en la CEE, la decisión por-tuguesa resultó imparable. Contaban con el apoyo alemán y holandés y la negativa francesa, italiana, belga y da-nesa. Definitivamente, entre enero y febrero, se produce la gira europea de Soares para intercambiar impresiones con los Gobiernos de los Nueve y en marzo de 1977 Portugal presentó su solicitud de ingreso.

Para entonces, en España se apretaba también el acelerador de la democratiza-ción, y con las elecciones previstas para junio, Suárez tomó la insólita decisión de

legalizar al PCE. Desde la Revolución de los Claveles habían corrido ríos de tinta sobre el comunismo español, su lideraz-go en los movimientos opositores y su peso en la España del postfranquismo. Frente a las prevenciones norteameri-canas en contra de una pronta legaliza-ción del PCE, sin duda pesó más que los europeos —la clase política, pero sobre todo la prensa— hubieran señalado este aspecto como medida del standard de-mocrático de la transición española. Con un PCE legalizado y unas primeras elec-ciones, en junio de 1977, cuyo proceso y resultados se juzgaron unánimemente como modélicos, España también pre-sentó su solicitud de adhesión en julio de 1977. Con alguna lógica, los norteame-ricanos siempre declararon no entender a sus colegas europeos, porque lo que veían negativo en Portugal, lo encontra-ban positivo para España.

Contra toda previsión, España había iniciado con éxito su insólito camino hacia la democracia a través de un mo-delo reformista hasta entonces nunca experimentado. Pero conviene obser-var que tanto EE UU como las poten-cias europeas, al tiempo que se aplica-ban a frenar la Revolución en Portugal, habían extendido hacia España las mismas medidas de urgencia, no ya para atajar ningún fuego, sino para prevenirlo. Pero esta segunda parte no cabe en estas páginas.

Rúbrica del Acta de Adhesión de Portugal a la Comunidad Económica Europea en el lisboeta Monasterio de los Jerónimos.

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repLantear La coopEración transfrontEriza y LOs DiLemas De La acción cOLectiva

La idea de cooperación, en general, y la de cooperación transfronteriza, en particular, ha sido objeto de diferentes interpretaciones que van desde su percepción como promotora de solidaridades, generando orden o equilibrio social, a una percepción de la cooperación transfronteriza como instrumento generador de oposiciones y conflictos, en favor de un dominio. Independientemente de la perspectiva o enfoque, no se puede negar que es inherente al concepto de cooperación el hecho de ser un proceso social asociativo, propio de cualquier sociedad, dado que ésta es dinámica gracias a las redes de colaboración entre los actores sociales.

carlos albErto da silvaUniversidad de Évora, Dep. Sociología / CESNOVA-UNL

maria da graça palula viEgasColaboradora del Campus de Évora de CESNOVA-UNL

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Rosal de la Frontera (Huelva).

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En la actualidad, la importan-cia dada a las redes de coo-peración, asociaciones para el desarrollo de acciones y

proyectos, no solo refleja la pertinencia de la reflexión sociológica sobre este concepto, sobre las representaciones a las que está vinculado, sino también los efectos que las prácticas de coope-ración tienen para la consolidación de interdependencias que posibilitan pro-yectos, públicos o privados.

Podemos así afirmar que la coope-ración, como generadora de inter-dependencias, es un proceso social claramente defendido por entidades gubernamentales y no gubernamen-tales, que se asocia cada vez más con las ideas de desarrollo sostenible, de integración, de movilización de recur-sos y agentes específicos —locales y regionales—, en aras de la satisfacción de necesidades, además de ser un elemento dinamizador de juegos es-tratégicos y de poder.

Podemos, de este modo, destacar la idea de que la cooperación transfronteriza no puede ser entendida desde una pers-pectiva limitadora, como actividad formal y centralizada, en concreto promovida por las autoridades, sino que también hay que centrarse en las lógicas de la cooperación informal o espontánea.

lógicas dE las prácticas dE la coopEración transfrontEriza

Es un hecho indiscutible que las dis-tintas acciones desarrolladas en el ám-bito de la cooperación transfronteriza han demostrado la diversidad de re-sultados, pero también algunas trabas, que se justifican por un conjunto de factores que surgen de las diferencias administrativas, sociales, financieras y culturales entre la realidad portuguesa y la española. La mayoría de los estu-dios, entre los que se encuentran los realizados por Moreira y André, Santos y Medina, apuntan hacia un sentido: las dificultades que encuentran los acto-res a la hora de ejecutar actividades estratégicas de cooperación con fines de desarrollo conjunto, señalando que,

más que las barreras formales, son los aspectos «inteligibles»1 los que consti-tuyen el principal obstáculo.

Impera la sensibilización sobre la im-portancia de estas iniciativas de dina-mización de las prácticas de coope-ración, puesto que en caso de que las políticas de inclusión social constitu-yan uno de los principales requisitos de la verdadera integración europea, necesaria para la consolidación del es-píritu de una Europa realmente unida, existe una «falta de convergencia en-tre las regiones fronterizas. De hecho, estos territorios siguen principalmente las tendencias de los respectivos esta-dos —se aproximan cuando entre Por-tugal y España hay una aproximación económica y social y se alejan en la situación contraria—. Este hecho pone de manifiesto la fragilidad de las diná-micas transfronterizas, en gran medida dependientes de los impulsos exóge-nos»2. Vinculadas a la acción institu-cional y oficial, las propias dinámicas informales de cooperación no son uni-formes, sino que también varían. Auto-res como Valcuende del Río defienden que «los espacios fronterizos son sin duda uno de los lugares donde queda más evidenciada la progresiva influen-cia de los Estados con relación a los in-dividuos que han sido adscritos a uno y otro territorio jurisdiccional. Algunos de los estudios realizados hasta ahora en zonas fronterizas muestran como las proximidades entre localidades y grupos de uno y otro lado de la fron-tera están especialmente influenciadas por el hecho diferencial de pertenecer a un estado u otro»3. Así, si por un lado, en el contexto europeo, se promueven políticas de cooperación transfron-teriza centradas en el capital social, inherentes a un nuevo modelo de de-sarrollo cuya aplicación atiende a un requisito fundamental —conocer las necesidades reales de sus destinata-rios—, el cambio implica, en todo caso, la movilización de todas las fuerzas. Pero más que eso, supone desvelar la dialéctica propia de cualquier proceso de planificación. Por un lado, la diná-mica territorial innata a la concepción y aplicación de las políticas diseñadas; por otro, la lógica de apropiación de

1 MEDINA, E.: «La cooperación

transfronteriza entre el noroeste

de Extremadura (España) y la

Beira Interior Sul (Portugal), una

aproximación desde la pers-

pectiva cualitativa (2.ª parte)»,

Almenara. 2011, n.º 3.

<http:// sites.google.com/

site7almenararevistassocio-

logia/home> [Consultado el

1/6/2012].

2 MOREIRA, F.J. e ANDRÉ, I. 2006.

«A Progressiva aproximação

das duas margens da Raia», in

Pedro-Rêgo, P. (coord). Aproxi-

mar as Margens: Cooperação

Transfronteiriça e Desenvolvi-

mento Local no Espaço Rural do

Alentejo e Extremadura. Évora:

Fundação Luís de Molina/ Uni-

versidade de Évora, 24-35.

3 VALCUENDE DEL RÍO, J. M.:

«Vivir en la frontera. Vivir de la

frontera: la frontera sur hispano-

portuguesa», III Congresso

Português de Sociologia, Práticas

e Processos de Mudança Social.

Lisboa: Fundação Calouste

Gulbenkian, 1996.

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Para comprender

la cooperación

transfronteriza

debemos atender a las

identidades colectivas

generadas por

la pertenencia

al espacio rayano,

así como

las representaciones

sociales reproducidas

por sus habitantes en

torno a esa pertenencia

esas mismas políticas por parte de sus principales destinatarios, que resultan del desarrollo de dichas directrices y su materialización práctica. En los es-tudios que hemos analizado sobre esta temática se hace claramente hincapié en las prácticas de cooperación trans-fronteriza basadas en sus propios as-pectos materiales, en detrimento de su importancia ante los comportamientos de los miembros de la comunidad y la interiorización de sus representa-ciones. Otro aspecto relevante sobre el que Medina llama nuestra atención es el hecho de que incluso los propios actores locales y regionales conciben esa cooperación como una exigencia institucional, que llevan a cabo actores formales con competencia técnica, en lugar de concebirla como una coope-ración inherente a todos los miembros de la comunidad, los cuales deben ser llamados a participar.

Eusebio Medina señala el punto clave inherente a la cooperación transfronte-riza y su principal debilidad: más que las limitaciones legales, de diversidad administrativa, burocrática o política, o los aspectos culturales, la verdadera barrera para la cooperación transfron-teriza son los elementos «intangibles», «aquellos relacionados con el deseo o voluntad de cooperar, el interés o la falta de interés por conocer al otro,

los estereotipos culturales, la lengua, el etnocentrismo, el egoísmo respecto a la asignación y el reparto de los recur-sos, la naturaleza de las relaciones po-líticas, la divergencia en los intereses y las intenciones» .

Otro de los elementos de mayor re-levancia que Medina destaca está relacionado con las distintas repre-sentaciones de la cooperación trans-fronteriza que los propios actores tienen acerca de ésta, así como de las acciones concretas que genera dicha cooperación. Si para muchos la cooperación transfronteriza significa compartir, intercambiar e interactuar conjuntamente, en favor del benefi-cio de un mismo territorio, para otros resulta fundamental para acceder a mecanismos de financiación o institu-cionales que, rentabilizados, benefi-ciarán al propio país y región nacional (Medina, 2011).

Para comprender las prácticas de cooperación transfronteriza debemos abordar una dimensión fundamental: las identidades colectivas generadas por la pertenencia al espacio rayano, así como las representaciones sociales reproducidas por sus habitantes en tor-no a esa pertenencia. Conviene hacer aquí una referencia a la comprensión de la frontera, que puede actuar como

Niebla (Huelva).

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(...) la pertenencia

a la UE y la libre

circulación entre

los Estados miembros

genera, sin duda,

representaciones

sociales particulares

sobre ese espacio

y ese territorio

una barrera y refuerzo de la identidad nacional o, por el contrario, como ele-mento facilitador de la creación de una identidad colectiva fronteriza.

Podemos utilizar estos conceptos di-ferentes a modo de guía para com-prender la realidad de las prácticas de cooperación, en lugar de centrar el análisis en torno a los fondos y otros re-cursos materiales y políticas centrales que incentivan la cooperación trans-fronteriza.

frontEras, idEntidadEs colEctivas y capital social

Las medidas políticas y administrativas que legitiman la cooperación trans-fronteriza en el espacio de la Unión Europea, así como los fondos estructu-rales y las iniciativas comunitarias que se destinan a ella para impulsarla, se traducen en un incremento del desa-rrollo de las infraestructuras y accesos en todas las zonas fronterizas, y asimis-mo fomentan las acciones de coopera-ción entre actores de ambos lados del territorio.

No obstante, según Medina «esos fondos parecen haber producido, al mismo tiempo, una incidencia negati-va sobre los territorios rurales trans-

fronterizos, agudizando incluso su ya difícil situación de partida, tras la “desaparición” de la antigua frontera y los sucesivos procesos de apertura e “integración” en la economía mundial a los que se han visto sometidas»4. De este modo, si la frontera, en términos jurisdiccionales, puede constituir una barrera, controlada de una forma más o menos activa, según el momento his-tórico y político de los países, la perte-nencia a la Unión Europea y la libre cir-culación entre los Estados miembros genera, sin duda, representaciones so-ciales particulares sobre ese espacio y ese territorio. Podemos encontrar dis-tintas pertenencias, en función de las diferentes formas de organización de los actores en su territorio, e intereses compartidos, que se pueden ocultar o reforzar dependiendo de los intereses locales. Como afirma Valcuende del Río, «por un lado, tenemos las estrate-gias estatales, y por otro lado, tenemos las estrategias de los diferentes acto-res que comparten un mismo espacio y que ocupan una posición distinta en relación con este. En muchas situacio-nes, las estrategias de los diferentes actores locales no se corresponden con los límites jurisdiccionales im-puestos por los estados» . Siguiendo con esta línea de pensamiento, esta división territorial puede actuar como una barrera en términos culturales, en

4 Íd., ibíd.

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Vila Verde de Fichalo (Baixo Alentejo).

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torno a distintos elementos como la legislación, la educación, las condicio-nes económicas y el propio idioma, lo que genera diferentes representacio-nes sociales. O, al contrario, puede ge-nerar nuevas formas de interacción en el territorio transfronterizo, el cual, ante las necesidades comunes, conduce al establecimiento de vínculos y lazos que otros actores no establecen dentro de los dos países.

Esto refuerza una conclusión que Me-dina y Valcuende del Río ya presenta-ron, al afirmar que, en las representa-ciones colectivas de los habitantes de las comunidades transfronterizas, la idea de frontera está marcada por al-gunas incongruencias (Medina 2011, Valcuende del Río 1996). Si, por un lado, existe la idea generalizada de que la abolición de la política de fron-teras, con la libre circulación dentro del espacio de la Unión Europea, se acepta y se percibe como ventajo-sa, por el otro, en la vida cotidiana, la construcción de una identidad común dentro del espacio rayano todavía está marcada por divergencias basadas en raíces históricas y culturales nacio-nalistas. Unos refuerzan su identidad fronteriza, otros superponen una dis-tancia simbólica, algún etnocentrismo y estereotipos frente al «otro» (Medi-na, 2011).

Las prácticas de cooperación trans-fronteriza, traducidas en asociaciones de actores en red, públicos o privados, en una forma de organización estruc-turada vertical u horizontalmente, es-tán siempre asociadas al concepto de capital social, por las características que implican como lazos de confian-za, normas, sistemas de comunicación, redes de interacción e intercambio de información y cadenas de relaciones sociales.

Así, podemos afirmar que una comu-nidad, si posee estas características, podrá utilizarlas en favor de su desa-rrollo, fomentando prácticas de coo-peración y de reciprocidad, que se extenderán a todas las organizaciones formales, administrativas, financieras o institucionales.

Este es el planteamiento que nos orienta en el enfoque de la coopera-ción transfronteriza, partiendo de la idea de que el capital social podrá constituir un fortalecimiento institu-cional de una comunidad, tal como afirma Furnaletto, cuando comparte la línea teórica defendida por auto-res como Coleman y Putnam, «esa es también la postura de Coleman (1990), al afirmar que el capital social contribuye a aumentar la eficiencia de la sociedad, facilitando las accio-nes coordinadas, así como de Putnam (1993), cuando declara que el capital social puede ser más importante in-cluso que el capital físico o humano para la estabilidad política, para la buena gobernanza y el propio desa-rrollo económico» .

En el caso concreto de la coopera-ción transfronteriza, al articularse las interacciones en el espacio trans-fronterizo, en redes, se enmarcan en el nuevo concepto de desarrollo de estos territorios (Pérez Rubio y Mo-nago, 2011). Pérez Rubio y Monago llaman la atención sobre el hecho de que «el capital social tiene en cuenta la calidad de las relaciones, el marco normativo, la mejora de la confianza, la cooperación y la coordinación. Por lo tanto, según sea la calidad de estas relaciones y las normas y valores que las envuelven permitirán una acción colectiva con mayores posibilidades de éxito. Así, si los miembros de una comunidad perciben que hay confian-za, asociatividad, cooperación, etc., esa comunidad tendrá mejores posi-bilidades de prosperar que otra don-de no existan» .

Si tenemos en cuenta el concepto de capital social y su evolución durante los últimos años, uno de los principa-les aspectos que debe destacarse son, sin duda, las interacciones entre parti-cipantes y la solidaridad entre los ciu-dadanos. Como Pérez Rubio y Monago afirman, «partiendo de la definición de Hanifan, el capital social generaría una serie de ventajas públicas (comunita-rias) y privadas (individuales), de tal forma que facilitaría la coordinación y cooperación»5.

«Si los miembros

de una comunidad

perciben que hay

confianza, asociatividad,

cooperación, etc.,

esa comunidad tendrá

mejores posibilidades

de prosperar que otra

donde no existan»

(Pérez Rubio

y Monago, 2011)

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Sin embargo, al hablar de capital so-cial no podemos dejar de mencionar que, simultáneamente, el acceso a éste puede permitir el desarrollo de interacciones y la creación de redes —que también resulten de ellas—, pero podrá entrar en conflicto con normas establecidas e institucionalizadas, que ejerzan una función reguladora y de legitimación que las nuevas interaccio-nes puedan cuestionar.

Otro aspecto relevante sobre el que Por-tes llama nuestra atención está relacio-nado con las consecuencias negativas del capital social: «en estudios recientes se han identificado al menos cuatro con-secuencias negativas del capital social: exclusión de los no miembros, exigen-cias excesivas a miembros del grupo, restricciones sobre la libertad individual y normas de nivelación descendente»6. Otros autores refuerzan esta idea, en concreto Collier (citado por Pérez Ru-bio y Monago, 2011), cuando considera que en general los enfoques del capital social no atienden a sus aspectos negati-vos, sino que inciden en la eficacia de di-cho acceso en el desarrollo comunitario. Desde la perspectiva de los autores, el acceso al capital social puede favorecer a los actores que lo ostentan, otorgándo-les poder y vetando el acceso a agentes externos a la red, además de condicio-nar a aquellos que tienen una posición menos consolidada en dicha red. Asi-mismo, la estructura está marcada por la reglamentación que la controla y le-gitima, por lo que la imprevisibilidad de las acciones se ve limitada, en favor de la solidaridad interna (Portes, 2000; Pérez Rubio y Monago, 2011). Ésta es también la línea de pensamiento de Putnam, que igualmente considera las consecuencias positivas y negativas asociadas con el acceso al capital social.

En caso de que se circunscriba esta idea a la realidad de la cooperación transfronteriza, una de las limitaciones que podemos señalar se refiere a lo que Medina denomina «distancia entre polí-ticos, técnicos y población». Si, por un lado, el acceso de los dirigentes y téc-nicos facilita la ejecución y el desarrollo de acciones que generan cooperación entre las acciones fronterizas, por otro

«es necesaria la “microcooperación”, entendida ésta como el conjunto de ac-ciones más concretas, directas y de inte-rés para ambas partes de la población, que además tienen lugar en forma de “relación entre iguales”» .

Atendiendo a todos los supuestos plan-teados en relación con el capital social, hay que prestar atención a la adver-tencia de Portes, cuando afirma que «el investigador del capital social tiene que cumplir con ciertas precauciones lógicas: en primer lugar, separar la definición del concepto, tanto teórica como empíricamente, de sus supues-tos efectos; en segundo lugar, estable-cer algunos controles para entender el significado de la relación, por lo que se demuestra que la presencia de capital social es anterior a los resultados que se espera que produzca; en tercer lugar, controlar la presencia de otros factores que pueden explicar tanto el capital so-cial como sus posibles efectos; en cuar-to lugar, identificar los orígenes históri-cos del capital social de la comunidad de forma sistemática» . Podemos pues considerar que la cooperación trans-fronteriza ha existido siempre, primero informalmente, pasando después por una institucionalización política y legal, aunque, como menciona Portes en sus «efectos», debemos tener en cuenta las limitaciones que se le plantean. Medina identifica como principales dificultades para la cooperación, en primer lugar, las de índole política, ya que no todos los actores de ambos lados de la frontera les otorgan la misma importancia, ni en el propio país las autoridades hacen tan-to hincapié en ella como los organismos regionales o locales. Medina considera que, en España, una de las limitaciones reseñables es la reducida interacción y coordinación entre las entidades regio-nales y locales de una región y entre las distintas regiones fronterizas. Por su parte, para el mismo autor, una limi-tación mayor que cabe destacar en el caso de Portugal, ha sido la diversidad de orientaciones políticas, fruto de los cambios de gobierno (Medina, 2012).

Directamente relacionadas con estas limitaciones hay otras dificultades, en concreto los tipos de intereses o moti-

5 íd., ibíd.

6 PORTES, A.: «Capital Social:

Origens e Aplicações na

Sociologia Contemporânea»,

Sociologia, Problemas e Práticas.

2000, n.º 33, pp. 133-158.

Podemos considerar

que la cooperación

transfronteriza

ha existido siempre,

primero informalmente,

pasando después por

una institucionalización

política y legal aunque,

como menciona Portes,

en sus «efectos»,

debemos tener en

cuenta las limitaciones

que se le plantean

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vaciones que mueven a los dos países para el desarrollo de estas prácticas, que pueden o no coincidir, así como la dependencia de los fondos europeos, puesto que al haberse reducido las cantidades asignadas a la cooperación transfronteriza entre 2007 y 2013, y ante la incertidumbre sobre los fondos después de este período, se plantea la cuestión de cómo van a financiar am-bos países las acciones de coopera-ción transfronteriza (Medina, 2012).

Otras de las grandes dificultades que se señalan en el mismo estudio de Me-dina y que han sido corroboradas por estudios anteriores, son las de carácter administrativo y burocrático, dadas las diferencias existentes de organización administrativa y de procedimientos le-gales entre los dos países.

Otros obstáculos señalados por el mis-mo autor no solo se centran en la diver-sidad cultural o en las barreras lingüís-ticas, como así lo demuestran estudios anteriores (Domínguez Castro, 2008; Fernández et al., 2008; Nieto Fernán-dez, 2000; Medeiros, 2007; Moreira y André, 2006; Perla y González-Haba, 2006; Santos 2008), sino en un amplio conjunto de dificultades culturales, que en su énfasis guardan relación con los propios procesos identitarios de los individuos que interactúan en el te-rritorio, constituyendo lo que Medina denomina «aspectos inteligibles» (Me-dina, 2011).

Podemos afirmar que la cooperación transfronteriza tiene que analizarse en función de su estructuración ac-tual, atendiendo a sus diversos parti-cipantes y actores en el territorio, en su red dinámica de interacciones. El poder y la cooperación no son, así, antagónicos, sino el resultado de la red de interacciones, en función de las acciones estratégicas de los ac-tores. El poder es una construcción social que institucionaliza otras cons-trucciones sociales y es instituciona-lizado a su vez por ellas. Guzmán et al. destacan también un aspecto que se puede articular aquí claramente: el acceso al capital social y su pre-sencia en el fortalecimiento de los lazos comunitarios y extracomunita-rios (Pérez Rubio y Monago, 2011). En el proyecto transfronterizo Capital social a ambos lados de la frontera, fi-nanciado por el propio Gabinete de Iniciativas Transfronterizas de la Junta de Extremadura (2010), traducido en la monografía El capital social y fron-teras: Aplicación de un modelo de in-dicadores para el estudio del capital social y los cambios sobre las percep-ciones en la Raya de Extremadura (Pé-rez Rubio y Monago, 2011 y Medina, 2011, 2012), podemos encontrar una línea de pensamiento que concuerda con el planteamiento antes señalado, en lo que respecta al capital social al que tienen acceso las comunidades, entendido como vector de dinámica para el desarrollo comunitario.

El poder

y la cooperación

no son antagónicos

sino el resultado

de la red de

interacciones

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Como defienden los investigadores es-pañoles Garrido y Moyano, citados por Pérez Rubio y Monago, «no basta con entender el capital social como un re-curso que explica la superación de los “dilemas estáticos” de la acción colec-tiva en una comunidad (los problemas de la cooperación entre los individuos en proyectos de tipo colectivo), sino que debe ser ampliado incorporando otras dimensiones que permitan resolver los llamados “dilemas dinámicos” del de-sarrollo, es decir, los que garantizan la continuidad de las dinámicas iniciadas y el éxito de las mismas a medio y largo plazo en una comunidad»7.

No obstante, la experiencia práctica de distintos actores públicos y privados descritos en los informes técnicos revela que uno de los obstáculos más señala-dos para la consolidación de la coopera-ción transfronteriza está relacionado con la propia comunidad, en concreto en lo que respecta a la participación e impli-cación de los ciudadanos y la capacidad endógena de movilización de recursos. Si, por un lado, confían en la capacidad de liderazgo de sus representantes, así como de sus vecinos, el descenso de dinamismo en la estructuración de sus propias acciones plantea la necesidad de una reflexión oportuna: ¿cómo debe fomentarse la participación?

Otro aspecto merece nuestra atención. En el momento de la «segunda genera-ción de la cooperación transfronteriza»,

como afirma Medina, todavía hoy la po-blación continúa teniendo las represen-taciones de los actores de cooperación transfronteriza reflejadas en las entida-des formales públicas. Éstas se perci-ben como símbolo de confianza, dada la proximidad a la población, y asimismo se conciben oficialmente como movili-zadoras de iniciativas e intermediarias de las entidades públicas. No obstante, conviene destacar que esta confianza no se atribuye de la misma forma a los organismos locales y regionales que a los de la administración central, si bien en muchas ocasiones son los respon-sables e impulsores de las políticas de desarrollo destinadas a su comunidad.

Parafraseando a Pérez Rubio y Mona-go «[…] es de necesidad seguir pro-fundizando en el proyecto en las zonas de frontera de Extremadura y ampliar el campo de estudio al otro lado de la frontera, para evaluar el estado del ca-pital y las implicaciones que éste tiene en las dinámicas de desarrollo. Para ello es necesario crear las condiciones que garanticen la participación ciudadana a través del asociacionismo interfronteri-zo e intercomarcal, el cooperativismo, etc., donde las instituciones públicas sean socios estratégicos y verdaderos elementos catalizadores impulsores del proceso de desarrollo» .

En definitiva se refuerza la idea, ya mencionada en varios estudios sobre esta temática, de la importancia de

Se refuerza la idea de

la importancia

de movilizar las

voluntades en torno

a la cooperación

transfronteriza, es decir,

la importancia de las

interacciones en favor

del bien común

7 PÉREZ-RUBIO, J. A. y MONAGO,

J.: «Aplicación de un modelo de

indicadores para el estudio del

capital social y los cambios so-

bre las percepciones en la raya

de Extremadura (1ª parte)»,

Almenara. 2011, n.º 3. <http://

sites.google.com/site7alme-

nararevistassociologia/home>

[Consultado el 1/6/2012].

El cauce final y la desembocadura del río Guadiana en el océano Atlántico, con el Puente Internacional.

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movilizar las voluntades en torno a la cooperación transfronteriza; es decir, la importancia de las interacciones en favor del bien común, del sentimien-to del nosotros y de las solidaridades compartidas. Sin duda, se mantiene el papel formal de los intermediarios, aunque se impone la necesidad de au-nar voluntades en esta nueva etapa de cooperación transfronteriza.

para no concluir

En el contexto actual, la cooperación transfronteriza se dirige hacia lo que Medina denomina «segunda genera-ción». ¿Cuál es el papel de esta nueva generación?

Una primera cuestión sobre la que de-bemos reflexionar, como investigado-res y ciudadanos: ¿cómo debe contem-plarse la acción de los propios agentes de la cooperación transfronteriza?

Todos sabemos que, en los primeros años, la «primera generación de la cooperación transfronteriza» contó con los fondos europeos como principales impulsores. ¿Qué se hará ahora, con menos fondos o incluso sin financia-ción europea?

Como concluye Medina, «todos los in-volucrados en esto de la cooperación transfronteriza parecen estar de acuerdo al menos en algo, a saber: que cooperar es bueno, que merece la pena coope-rar, que tenemos que cooperar más...; incluso en el caso de que no existieran los fondos europeos. Tampoco parece haber grandes divergencias acerca de los principales objetivos de la coopera-ción. En lo que sí discrepan, y mucho, es respecto a lo que se considera la mejor manera de hacer cooperación y, sobre

todo, en la determinación de quiénes habrán de ostentar una mayor responsa-bilidad y protagonismo en la implemen-tación de los proyectos y en la gestión de los recursos; llegados a este punto, cada cual tira para sí de la sardina de la coo-peración transfronteriza» .

El autor señala como opciones para desempeñar el papel de principales actores de la cooperación transfron-teriza en esta «segunda generación», por un lado, la cooperación entre am-bos países a nivel de gobiernos cen-trales, mientras que los órganos regio-nales, en concreto en España, dada su división político-administrativa, asumi-rían el papel de «microestado». Por otro lado, señala la cooperación trans-fronteriza solo «en la frontera y desde la frontera», es decir, destacando el pa-pel de los propios miembros de la co-munidad en el desarrollo y ejecución de microproyectos de cooperación transfronteriza, gestionando ellos mis-mos los recursos (Medina, 2011).

Medina también destaca como princi-pales gestores de los proyectos a los Estados, por una parte, en colaboración periódica, pero también con la partici-pación de los representantes regiona-les; no obstante, también formula una segunda hipótesis: los órganos regiona-les, a través de los gabinetes de inicia-tivas transfronterizas de Portugal y Es-paña, y la red de asociados con la que cuentan —asociaciones empresariales, ayuntamientos, sindicatos, asociaciones de diversos ámbitos, entre las que des-tacan las asociaciones de cooperación transfronteriza— (Medina, 2011).

Nacidas en la segunda generación, las asociaciones de cooperación transfronteriza constituyen un nuevo

Todos los involucrados en esto de la cooperación transfronteriza

están de acuerdo en algo: cooperar es bueno (...). Sin embargo, discrepan

a la hora de decidir cual es la mejor manera de hacer cooperación

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elemento en este panorama, pero su papel como intermediario en todo el espacio transfronterizo, reuniendo des-de los territorios más rurales a los más urbanos, reduciendo la brecha entre ellos, movilizando recursos endóge-nos y exógenos y permaneciendo en el seno de la propia comunidad es, sin duda, fundamental. Efectivamente, «para construir una cooperación sólida y duradera, proyectada al futuro sin el fantasma de la extinción de los fondos europeos, será preciso aunar volunta-des por ahora dispersas; crear verda-deras estructuras de gestión compar-tida, no simulacros, desbrozar amplios espacios de encuentro entre las autori-dades, los técnicos y la gente corrien-te; trabajar con perspectiva a medio y largo plazo; implicar a la población en general y especialmente a los más jó-venes; desarrollar y mimar sobre todo la dimensión humana de la coopera-ción, por ser ésta la base más sutil, en-riquecedora y permanente en el difícil proceso de construcción y progresivo acercamiento al Otro sin dejar por ello de ser nosotros mismos» .

Otro apunte para la instrumentaliza-ción de la cooperación transfronteriza de «segunda generación» es partir del trabajo ya hecho, de ahí la importancia de los distintos diagnósticos ya exis-tentes sobre esta temática, dado que las representaciones de las prácticas de la cooperación transfronteriza no son uniformes.

Con todo, lo fundamental en la apli-cación de estas prácticas es, y no se puede olvidar nunca, la intencionalidad de los actores, la racionalización de su

acción dirigida a la promoción de la cooperación transfronteriza participada. Esta participación es, pues, condición de desarrollo, al situar a las personas como sujetos protagonistas. Todos estos requisitos tienen, de esta forma, inhe-rentes, un verdadero objetivo: la lucha contra la exclusión social, dado que im-plican a una diversidad de actores que intervienen en campos diferentes, como el político, el económico y el social, pero que están dotados con nuevos instru-mentos y nuevas formas de interacción. Esta pluralidad de actores constituye así algo más que órganos formales de poder: toda una diversidad de agentes públicos y privados, próximos a los ciu-dadanos, a los que representan, de una forma crítica y participativa.

En resumen, para comprender esta dinámica, sus dilemas y las múltiples lógicas de apropiación de los diver-sos actores implicados que resultan de estos procesos, es necesario partir de la premisa de que los programas políticos y territoriales se traducen en una dualidad: las prácticas desarrolla-das y las diferentes representaciones de estas mismas prácticas, por par-te de los diversos actores implicados —los organismos públicos centrales o regionales, las entidades, públicas o privadas, que gestionan y ejecutan acciones, y sus destinatarios—. Esta dinámica en torno a las prácticas en el propio territorio es la que permite considerar el papel de los distintos ac-tores como agentes racionales en su espacio, que condicionan el contexto en que las relaciones sociales se esta-blecen y la construcción de identida-des, en torno a esas experiencias.

Lo fundamental en la aplicación de estas prácticas es la intencionalidad

de los actores, la racionalización de su acción dirigida a la promoción

de la cooperación transfronteriza participada

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Desde finales de los años cincuenta se viene produciendo en Europa una cooperación entre áreas fronterizas bajo formas más o menos organizadas o institucionalizadas. El territorio no entiende de fronteras y, por eso, el objetivo último de esta cooperación se basa en abordar problemas comunes a un mismo espacio de manera conjunta, con la intención de salvar barreras históricas, compensar desequilibrios y problemas causados por el efecto barrera de esas fronteras nacionales.

EurorrEgión aLentejO-aLGarve-anDaLucía: coopEración transfrontEriza en eL hOrizOnte 2020

cElia rosEll martí

Jefa del Servicio de Relaciones Institucionales y Cooperación InterregionalSecretaría General de Acción ExteriorConsejería de la Presidencia e IgualdadJunta de Andalucía

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Gran parte de la institucio-nalización de la coope-ración transfronteriza, se ha venido produciendo

a través de la búsqueda de solucio-nes prácticas en el ámbito público y privado por parte de regiones fronte-rizas activas. EUREGIO, en la frontera germano-holandesa, fue la primera verdadera estructura transfronteriza, que se estableció en 1958. En la misma frontera se crearon de manera formal, a lo largo de los años 70, las Euregios Rhein-Waal, Maas-Rhein, Rhein-Maas-Nord y Ems-Dollart. En Escandinavia, se estableció en 1964 el Consejo de Sund, que fue complementado en 1974

con el grupo de contacto de Sund. Ambos organismos se fusionaron para constituir, en 1993, el Comité de Sund, establecido en el marco del Acuerdo del Consejo Nórdico. Las Comunida-des de trabajo ARGE ALP, Alpen-Adria, COTRAO Pirineos y Jura se establecie-ron en 1972, 1978, 1982, 1984 y 1985, respectivamente.

Los procesos de cooperación trans-fronteriza europeos se han ido ace-lerando desde finales de los ochenta, principalmente con la implantación del mercado único y la aparición de inicia-tivas y programas de financiación para el fomento de la cooperación transfron-

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teriza. La iniciativa INTERREG, lanzada en desarrollo de las políticas de cohe-sión contempladas en el Acta Única Europea fue, sin duda, el vehículo que impulsó definitivamente la coopera-ción transfronteriza en Europa.

En efecto, el Acta Única Europea in-troduce como concepto básico de la Comunidad, la Cohesión Económica y Social, formalizando por primera vez en derecho originario una Política Regional de la Unión Europea. Desde 1986, el objetivo de esta política ha

sido potenciar la cohesión económica y social y como uno de sus cauces, la cooperación entre regiones europeas.

En la Europa de finales de los ochenta, España y Portugal superaban el reto de ser finalmente parte de las Comuni-dades Europeas. En el mapa europeo, la raya hispano-lusa, con sus más de siete siglos de historia y sus 1234 ki-lómetros de longitud constituye la fron-tera más antigua de Europa, una de las más extensas y al mismo tiempo, una de las menos desarrolladas.

CORREDORSURATLÁNTICO

La iniciativa INTERREG fue, sin duda, el vehículo

que impulsó definitivamente la cooperación transfronteriza en Europa

Alentejo

Andalucía

Algarve

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La integración de España y Portugal en el espacio económico y político europeo fue el paso decisivo hacia la permeabilidad —política y psicológi-ca— de esta frontera, abriendo un gran campo de relaciones y oportunidades entre los territorios fronterizos.

Las regiones de Alentejo, Algarve y An-dalucía conforman el sur de la frontera hispano-portuguesa con una caracte-rización propia definida por una serie de factores determinados; una frontera marcada por el río Guadiana y su cuen-ca, una gran diversidad paisajística y cultural, una estructura político-admi-nistrativa diferenciada y una economía marcada por el turismo y la agricultura.

El espacio geográfico delimitado por las regiones de Algarve, Andalucía y Alen-tejo ha sufrido históricamente una pro-blemática amplia, dispersa y compleja, con acuciantes necesidades en ámbitos como el empleo, la asistencia sanita-ria, la alfabetización, escolarización o la igualdad de género. La complejidad de esta situación estuvo determinada durante décadas por las deficiencias en infraestructuras que aquejaban a este territorio transfronterizo.

Las instituciones regionales, dispares a cada lado de la frontera, supieron desde los inicios recoger el testigo en-tregado por las instituciones europeas. Las Comisiones de Coordinación y Desarrollo Regionales de Algarve y Alentejo y la Junta de Andalucía co-menzaron sus relaciones instituciona-les con el nacimiento de la Iniciativa INTERREG y formalizaron sus vínculos con la creación de comisiones de tra-bajo bilaterales. Estas comunidades se enmarcaron en el ámbito del Convenio Marco de Cooperación Transfronteriza entre Comunidades o Autoridades Te-rritoriales del Consejo de Europa, rati-ficado por España y Portugal, así como en la labor institucional, ya entonces muy avanzada, de la Asamblea de las Regiones de Europa (ARE) y la Asocia-ción de Regiones Fronterizas Europeas (ARFE), que trabajaban para favorecer la cooperación entre regiones fronte-rizas y adaptarse a la realidad de una Europa sin fronteras internas.

La Junta de Andalucía firmó dos Proto-colos de Cooperación con las regiones portuguesas fronterizas. Concretamen-te, el 27 de julio de 1995 se firmó en Se-villa el Protocolo de Cooperación entre la Junta de Andalucía y la Comisión de Coordinación de la Región de Algarve, y el 25 de enero de 2001 se firmaba el correspondiente con la Comisión de Coordinación Regional de Alentejo.

Ambos Protocolos creaban la Comuni-dad de Trabajo «Andalucía-Algarve» y la Comunidad de Trabajo «Andalucía-Alentejo» con el objetivo de estable-cer una cooperación y una asistencia mutua en la preparación, articulación, seguimiento y evaluación de acciones conjuntas o de interés común para las dos regiones en determinados ejes de actividad consensuados.

La estructura institucional constaba de una presidencia, un consejo plenario y un comité de coordinación. Operati-vamente, el principal impulso a la coo-peración transfronteriza se viene desa-rrollando con el apoyo del Gabinete de Iniciativas Transfronterizas Andalucía-Algarve-Alentejo (GIT AAA).

El Gabinete inició su andadura en agosto de 2003 a raíz de su primera aprobación como proyecto en el marco de la Iniciativa Comunitaria INTERREG IIIA España-Portugal. Desde entonces, ha trabajado por el desarrollo econó-mico y social del espacio fronterizo, di-namizando las acciones para facilitar la cooperación entre los diversos agen-tes económicos, sociales y culturales a ambos lados de la frontera.

El GIT AAA nació como un mecanis-mo de cooperación transfronteriza con el propósito de cumplir lo establecido en los Protocolos de Cooperación An-dalucía-Algarve y Andalucía-Alentejo. Se trataba de crear un órgano de eje-cución y apoyo a las Comunidades de Trabajo creadas para ejecutar las de-cisiones y programas de actuación de dichas Comunidades.

El GIT AAA cuenta con tres antenas, ubicadas en cada una de las tres regio-nes. Desde el GIT se realizan acciones

Operativamente,

el principal impulso

a la cooperación

transfronteriza se viene

desarrollando con el

apoyo del GIT AAA

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de información, asesoramiento y dina-mización de la cooperación transfron-teriza, lo que abarca la realización de actividades de diversa índole, desde eventos transfronterizos anuales, estu-dios, publicaciones e investigaciones de interés transfronterizo o acciones de formación.

Durante los más de 20 años transcurri-dos desde el inicio de INTERREG, el diseño y ejecución del gran volumen de fondos recibidos por este área de cooperación en los sucesivos Progra-mas Operativos, se realizó bajo el en-tramado institucional de las Comunida-des de Trabajo Bilaterales, que se vio superado en muchas ocasiones ante la multiplicidad de entusiasmados acto-res y gestores de proyectos actuando en el mismo territorio.

En esta primera etapa, hemos traba-jado conjuntamente en la creación de importantes infraestructuras, como el Puente Internacional del Guadiana, símbolo de nuestra cooperación, en la dinamización social, en impulso em-presarial, en cooperación sanitaria, en medio ambiente, en educación o en cultura, a diversos niveles y desde dis-tintas perspectivas.

En el año 2002, la cooperación Trans-fronteriza pasa a tener una regulación expresa con la entrada en vigor del Tratado Bilateral de España y Portugal sobre Cooperación Transfronteriza en-tre Entidades e Instancias Territoriales, suscrito en Valencia el 3 de octubre de 2002. El Tratado define entonces la Cooperación Transfronteriza como el «conjunto de formas de concerta-ción que tengan como objetivo incre-mentar y desarrollar las relaciones de vecindad entre instancias y entidades territoriales que se encuentren bajo jurisdicción de las Partes y que se lleven a cabo en el ámbito de asuntos de interés común y en la esfera de sus competencias».

El Tratado abría un abanico de nuevas posibilidades a la hora de cooperar en materia transfronteriza y dotaba de cobertura de derecho público a algunas formas de cooperación trans-

fronteriza. Además, establecía una se-rie de requisitos que debían cumplir todos los convenios firmados entre entidades españolas y portuguesas, lo que obligaba a la revisión de los existentes instrumentos jurídicos. En un contexto de renovación de los Protocolos ya existentes, su adapta-ción al nuevo Tratado de Valencia y la consolidación de las relaciones trans-fronterizas, el 5 de mayo de 2010 se procedió a la institucionalización de la Eurorregión Alentejo-Algarve-Anda-lucía (Euro-AAA) a través de la firma, en la ciudad de Faro, de un Convenio de Cooperación Transfronteriza entre la Junta de Andalucía y las regiones de Algarve y Alentejo por el que se crea-ba una Comunidad de Trabajo Tripar-tita entre estas tres regiones.

La Eurorregión se concibe con funcio-nes de intercambio de información y estudio sobre materias de interés co-mún, fomento y coordinación de inicia-tivas de acción conjunta, preparación de proyectos, programas y propuestas que puedan beneficiarse de cofinan-ciación comunitaria y la promoción de la colaboración y coordinación entre agentes, estructuras, entidades públi-cas y privadas que contribuyan al de-sarrollo de los respectivos territorios fronterizos.

El Convenio de creación prevé cuatro grandes ámbitos de actividad: fomento de la competitividad y promoción del empleo; medio ambiente, patrimonio y entorno natural; accesibilidad y ordena-ción territorial y fomento de la coopera-ción e integración económica y social. A nivel institucional, la Eurorregión se compone de una Presidencia rotatoria cada dos años y dos Vicepresidencias. Asimismo se contempla un órgano ple-nario, el Consejo, uno más técnico o ejecutivo denominado Comité de Coor-dinación, y los Comités Sectoriales. El secretariado lo ejerce el Gabinete de Iniciativas Transfronterizas.

La Euro-AAA supone la consolidación de los progresos alcanzados hasta el momento en el ámbito del desarrollo fronterizo. El reconocimiento de este territorio fronterizo como Eurorregión

El Tratado de Valencia

abría un abanico

de nuevas posibilidades

a la hora de cooperar en

materia transfronteriza,

dotando de cobertura

jurídica a algunas

formas de cooperación

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y su constitución en Comunidad de Trabajo en 2010, ha actualizado la rela-ción jurídica entre las tres regiones, lo-grando unificar dos Comunidades de Trabajo en una única Comunidad de Trabajo Tripartita más funcional. Ello supone una mejora de la operatividad de los procesos de cooperación entre las tres regiones, la agilización en la toma de decisiones conjuntas en todos los ámbitos de cooperación y un aho-rro de recursos para las tres regiones.

La creación de esta Comunidad de Tra-bajo Tripartita implica que se dé carta de naturaleza al ámbito territorial de la Eurorregión, un espacio singular en el contexto europeo cuya especificidad presenta un importante potencial de retos y oportunidades.

La Euro-AAA cuenta con una exten-sión aproximada de 119.869 km² (el 21 % de la superficie de la península Ibérica), y en ella residen 9.337.897 habitantes (el 16,5 % de la población peninsular).

Se trata de un territorio extenso y periférico con una gran diversidad físico-natural, ya que más de la terce-ra parte está ocupado por montañas. Además cuenta con un extenso litoral atlántico y mediterráneo de 1.500 km y dos cuencas hidrográficas princi-pales, una de ellas netamente trans-fronteriza, la cuenca del Guadiana. La

biodiversidad de Euro-AAA presenta los mayores índices de hábitats y es-pecies de Europa.

Junto a este capital natural, nos encon-tramos con un elevado volumen de per-sonas y mercancías, en un territorio que cuenta con doce puertos comerciales y seis aeropuertos internacionales.

La estructura económica se caracteriza por el gran peso de su sector terciario, que representa el 70 % del valor aña-dido bruto. La Eurorregión se ve fuer-temente condicionada por las cifras que revelan una cualificación escolar y profesional por debajo de la media de la Unión Europea, una densidad de tejido empresarial más baja que la de la península Ibérica en global y, a pe-sar de la positiva evolución entre 2000 y 2009, un índice de paro por encima, en el caso de Andalucía, de la media española y portuguesa.

La localización estratégica de la Eurorregión en el sur peninsular y europeo y su situación respecto de grandes áreas metropolitanas (Ma-drid y Lisboa), así como su dispo-sición entre las fachadas atlántica y mediterránea que le permite servir de puente entre continentes (Europa, África, América, Asia), confiere a la Euro-AAA una posición privilegiada en el marco de la nueva Estrategia Territorial Europea.

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un plan para El dEsarrollo transfrontErizo dE alEntEjo, algarvE y andalucía

La institucionalización de la Eurorre-gión en 2010 ha significado la puesta en marcha de una serie de iniciativas de carácter estratégico e integrador, de una nueva etapa en la cooperación de las tres regiones hacia un proyecto sólido, vertebrado y común. El princi-pal exponente de esta nueva etapa lo constituye, sin duda, el recientemente aprobado Plan de Acción de Coopera-ción Transfronteriza Alentejo-Algarve-Andalucía (PACT-A3), cuya puesta en marcha será decisiva de cara al nuevo periodo financiero de la Unión Euro-pea 2014-2020.

El PACT-A3 pretende garantizar que los aspectos cruciales para la coo-peración estén adecuadamente re-cogidos en sus principios rectores y

objetivos, sin convertirse en la suma de las medidas que realizan los di-versos agentes que actúan en el te-rritorio sin más. Para ello, el PACT-A3 afronta en el futuro inmediato los re-tos fundamentales de la cooperación transfronteriza Alentejo-Algarve-Andalucía, estableciendo un sistema de cooperación y actuación en el que enmarcar las actuaciones para los próximos años.

El proceso de elaboración del PACT-A3 durante casi dos años, ha partido de la identificación de un conjunto de materias clave para la cooperación transfronteriza y posterior elabora-ción de una serie de monografías temáticas vinculadas, en las que a partir de los estudios técnicos y las valoraciones de los agentes deciso-rios en el territorio, se obtiene un pri-mer diagnóstico territorial.

Desde ahí, y tras sucesivos procesos de consenso y valoración entre las

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CORREDORSURATLÁNTICO

partes implicadas, el PACT-A3 esta-blece los siguientes objetivos gene-rales:

1. Desarrollar mecanismos de coo-peración que permitan optimizar oportunidades derivadas de una estrategia de competitividad común

2. Gestionar de forma coordinada el capital territorial, propiciando la mejor conservación del patrimonio natural y cultural

3. Integrar las redes y planificaciones territoriales

4. Dinamizar la integración socioeco-nómica e institucional.

Con un carácter global y pragmático, el PACT-A3 identifica, bajo esos obje-tivos generales, 20 materias clave para la Eurorregión que abarcan desde empleo y desarrollo rural, hasta orde-nación del territorio, salud, educación

o cultura y se establecen tres ámbitos espaciales de referencia: la franja fron-teriza, el espacio Suratlántico y el con-junto de la Eurorregión.

El PACT-A3 articula y facilita también métodos de trabajo transfronterizo, y en este sentido identifica nueve formas de cooperación, armonización de regu-laciones, prestación de servicios con-juntos o equipamientos comunes, entre otros.

Con el horizonte 2020, el PACT-A3, siguiendo la metodología propiciada por la Unión Europea, plantea inicia-tivas emblemáticas para la cohesión de nuestros territorios que pueden y deben ser la guía de la cooperación transfronteriza —Marca Territorial Competitiva, Eje Logístico Suratlántico, Integración de la Cuenca y estuario del Guadiana o Sistemas de Informa-ción Transfronterizos— y que pueden jugar un papel clave en el futuro con-junto de las tres regiones.

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DaviD santosprEsidEntE dE la comissão dE coordEnação E dEsEnvolvimEnto rEgional do algarvE (ccdr algarvE)

El reto de la Eurorregión es lograr una disminución de las asimetrías

y aumentar la cohesión social

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Los veinte años de

estrecha cooperación

entre nuestras

instituciones y

la aplicación de

los fondos estructurales

constituyen el motor

del progreso y la

regeneración de esta

zona fronteriza

David Santos es presidente de la Comissão de Coordenação e Desen-volvimento Regional do Algarve, que junto con la Comissão de Coor-denação e Desenvolvimento Regional do Alentejo y la Junta de Andalu-cía, conforman la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía.

Tras más de 20 años de cooperación transfronteriza entre Algarve y Andalu-cía, y diversos estadios previos (Protocolo de Cooperación Andalucía-Algar-ve de 1995, Comunidad de Trabajo Andalucía-Algarve de 1998), finalmente el 5 de mayo de 2010, nace la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía. ¿Cómo ha sido la evolución de esta institucionalización de la cooperación?

La evolución de la institucionalización de la cooperación entre el Algarve y Anda-lucía se ha producido de una forma progresiva, y se ha ido intensificando y con-solidando durante los últimos 20 años, convirtiéndose en un elemento absoluta-mente esencial e ineludible. En mi opinión, nuestras regiones fronterizas han sido capaces de sacar partido de esta experiencia. Recuerdo brevemente cuáles han sido los pasos esenciales, que se iniciaron con la constitución del Primer Protoco-lo de Cooperación entre el Algarve y Andalucía, el 27 de julio de 1995, y la puesta en funcionamiento de la Comunidad de Trabajo Algarve-Andalucía, la creación de los Comités Sectoriales y la elaboración del Plan de Actividades 1998-1999, que contenía las propuestas de estos Comités, así como la entrada en funcionamiento del Gabinete de Iniciativas Transfronterizas (GIT AAA) en 2004, que ha brinda-do un importante apoyo a las entidades regionales. Finalmente, la creación de la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía (Euro-AAA) en 2010.

Del mismo modo, han intervenido otros factores más allá de los aspectos me-ramente institucionales, como la construcción del puente sobre el río Guadia-na, que se inauguró en 1991, la Exposición Universal Sevilla 92, la aplicación del Acuerdo de Schengen, que trajo consigo la eliminación de los puestos fronterizos de aduanas en 1995, la construcción de la Via do Infante (A22), y de la autopista Huelva-Ayamonte y la Exposición Lisboa 98. Todos estos factores han facilitado la cooperación y la aproximación entre ambas poblaciones.

En estos momentos podemos afirmar que 20 años de estrecha cooperación en-tre nuestras instituciones unidos a la aplicación de los Fondos Estructurales, que prestan una especial atención a las zonas transfronterizas, constituyen el motor del progreso y la regeneración de esta zona fronteriza.

Recientemente asumió la presidencia de la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía. Tras dos años desde la constitución de esta Comunidad de Tra-bajo, ¿qué balance haría de este periodo?

Ha pasado relativamente poco tiempo desde que asumiera el cargo de presiden-te de la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía, ya que mi nombramiento tuvo lugar durante la reunión del II Consejo de la Euro-AAA, celebrada en Sevilla el pasado 28 de septiembre y en la cual, la Junta de Andalucía pasó el testigo de la Presidencia al Algarve por un periodo de dos años, hasta 2014.

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El balance desde la creación de la Eurorregión es bastante positivo. Como he mencionado anteriormente, el Protocolo de constitución de la Eurorregión se firmó en Faro, en mayo de 2010, y vino a coronar todo el trabajo que había sido desarro-llado por nuestras regiones en el ámbito de la cooperación.

Debo destacar que han sido dos años muy intensos, durante los cuales se ha venido desarrollando una extensa lista de trabajos: estudios y publicaciones, cursos de portugués y castellano, seminarios y conferencias temáticas —algunas de las cuales se han celebrado en Faro y otras en Sevilla y Évora—, la gestión conjunta del Programa de Cooperación Transfronteriza España-Portugal 2007-2013 (POCTEP), cuya página web es www.euroaaa.eu. Sin embargo, más allá de todo esto, destacaría, por supuesto, que lo más importante ha sido la implementación conjunta del Plan de Acción para la Cooperación Transfronteriza de Alentejo-Algarve-Anda-lucía PACT-A3-Horizonte 2020, aprobado precisamente el pasado 28 de septiembre durante el II Consejo de la Euro-rregión Alentejo-Algarve-Andalucía.

Con vocación de convertirse en un foro para el encuen-tro y el diálogo, ¿cuáles son los principales objetivos de la Eurorregión AAA?

El objetivo principal de la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía (Euro-AAA) es promover la colaboración y la coordinación entre agentes, estructuras, entidades públicas y privadas que contribuyan al desarrollo de este territorio transfronterizo, más allá de la preparación de proyectos, pro-gramas y propuestas conjuntas que se puedan beneficiar de la cofinanciación comunitaria para el periodo 2014-2020. Estas propuestas deben coincidir con la Estrategia 2020 de-finida por la Comisión Europea, sobre la base de un creci-miento inteligente, sostenible e integrador. Nuestro reto es lograr una reducción de las asimetrías y aumentar la cohe-sión social. Solo así podremos garantizar mejores condicio-nes de vida para nuestras poblaciones.

Las estrategias de cooperación se llevan a cabo desde la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía y mediante el empleo de diversos instrumentos europeos de coo-peración. ¿Considera que la sociedad civil percibe la existencia de estas estrategias?

La sociedad civil probablemente no tenga un conocimiento profundo sobre nuestras estrategias de cooperación, tan-to de las ya desarrolladas durante los dos últimos años o las desarrolladas recientemente por la Eurorregión y que

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son las que más se han beneficiado de los programas de cooperación. Son estas iniciativas precisamente las que nos permiten disfrutar de una serie de infraestructuras que se han venido construyendo durante los últimos años, tanto en el marco de los programas INTERREG I, II y III, como en el actual POCTEP. Por mencionar algunos ejemplos: el puente sobre el Guadiana, la carretera IC 27, que conecta Vila Real de Santo António con Alcoutim, numerosos caminos rurales y carreteras municipales, infraestructuras de saneamiento, el centro náutico de Alcoutim, los alrededores de Almada de Ouro y de Foz de Odeleite, la mejora de los equipamientos deportivos, la restauración de la iglesia de Vila Nova de Ca-cela, las visitas turísticas guiadas y las acciones de promo-ción y difusión, desarrolladas por la Asociación Odiana, en el Algarve, Huelva y Sevilla, o los intercambios de jóvenes para la práctica de actividades deportivas y de ocio, dirigi-das a chicos y chicas de edades comprendidas entre los 12 y 18 años. En este ámbito podría citar otros muchos ejem-plos. Todos los proyectos y actividades que se han desarro-llado en esta zona, tienen como objetivo la mejora de las condiciones de vida de la población local.

Sin embargo, creo que es de suma importancia divulgar la es-trategia de la Euro-AAA a través de foros específicos, con la

colaboración de los municipios y asociaciones de la zona fron-teriza, para que todos se sientan involucrados/ identificados y tengan el sentimiento de pertenencia a un mismo espacio.

¿Qué mecanismos hay previstos para acercar la socie-dad civil a la Eurorregión AAA?

La Eurorregión también apuesta por la sociedad civil. La ciudadanía es una preocupación transversal de nuestra es-trategia, que se traduce en el compromiso real de fortalecer la cooperación en áreas como la salud, la protección civil, la acción social, la cultura, y muchas otras, que tienen un im-pacto directo en la calidad de vida de los ciudadanos.

Como he mencionado anteriormente, es de suma impor-tancia dar a conocer la estrategia de la Euro-AAA. Se trata simplemente de promover la participación de los grupos sociales y de la ciudadanía en general en las propuestas de actuación que vayamos desarrollando.

Como prueba de ello, debo decir que recientemente se ha firmado un protocolo de cooperación entre CIVIS, Aso-ciación para la Promoción de la Ciudadanía, dedicada es-pecialmente a la defensa y profundización de los derechos

Es de suma importancia divulgar

la estrategia de la Eurorregión

a través de foros específicos y con

la colaboración de los municipios

y asociaciones de la zona fronteriza,

para fomentar así un sentimiento

de identidad y de pertenencia

a un mismo espacio

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individuales y colectivos de los ciudadanos, y CIVILITER, una asociación española creada para el mismo propósito, con el objeto de organizar conjuntamente unas jornadas de reflexión sobre las «Implicaciones para la Sociedad Civil en el Proceso de Consolidación de la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía». La fecha aún está por concretar, pero ni que decir tiene que cuentan con todo mi apoyo.

¿Qué puede decirnos sobre el Plan de Acción de Coo-peración Transfronteriza PACT-A3?

Es un Plan de Acción para la Cooperación entre la región fronteriza del Alentejo, Algarve y Andalucía, que incluye un conjunto de líneas estratégicas, basadas en el interés común de diversos sectores de actividad, que van desde la innova-ción, la educación superior, la educación básica, la energía, el desarrollo rural, el turismo, el transporte, el agua, la cul-tura, la juventud, etc., y que constituye un excelente apoyo para orientar las acciones de cooperación que se ejecutarán en el próximo periodo de programación 2014-2020.

Recientemente la región del Algarve ha asumido la presidencia de la Euro-AAA. ¿Cuáles son sus principa-les ideas para estos dos años?

En primer lugar pondremos todo el esfuerzo en la difusión y utilización del PACT-A3 como punto de partida para la preparación de los Programas Operativos de Cooperación 2014-2020, y la implementación de las propuestas y proyec-tos estratégicos allí formulados.

El Plan de Acción de Cooperación

Transfronteriza PACT-A3

constituye un excelente apoyo

para orientar las acciones

de cooperación que se ejecutarán

durante el período 2014-2020

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Las actividades de la Euro-AAA se llevan a cabo siempre de forma conjunta

y de común acuerdo entre las tres regiones. Todas las actividades y decisiones

se adoptan de manera colectiva. Nunca trabajamos de forma aislada

Como el Guadiana se ha convertido en nuestra prioridad, también continuará siendo «mi» prioridad como respon-sable de la Eurorregión para el periodo 2012-2014. Las tres regiones están de acuerdo en que el Guadiana debe ser abordado desde una perspectiva de intervención in-tegrada. En este sentido, tengo la intención de promover la celebración de una reunión sobre la navegabilidad y el dragado del río con las entidades de Portugal y España responsables de esta materia. Además de esta parte más técnica, tengo previsto la creación de grupos de trabajo, la edición de publicaciones, la organización de la IV Edición de las Jornadas Andalusiadas , etc. Sin duda, supone todo un reto conseguir una mayor interacción entre todos los agentes regionales y que nuestro objetivo sea conocido y reconocido por la población.

También me gustaría aclarar que las actividades se llevan a cabo siempre de forma conjunta y de común acuerdo entre las tres regiones. Todas las actividades y las decisiones se adoptan de manera colectiva. Nunca trabajamos de forma aislada.

Desde 1990, cuando dieron comienzo las sucesivas ini-ciativas INTERREG, hasta la actual cooperación terri-torial europea, la cooperación transfronteriza Algarve-Andalucía ha sido intensa y fructífera. ¿Qué proyectos destacaría por su entidad e incidencia en la calidad de vida de los habitantes de la zona transfronteriza?

Todo empezó en los años 90, inicialmente entre el Algar-ve y Andalucía, a las cuales se unió la región de Alentejo, a partir del año 2000. Ha sido efectivamente una cooperación muy intensa. A lo largo de estos años, con el apoyo de los programas europeos de cooperación se han ejecutado al-rededor de 300 proyectos. Hemos pasado de los proyectos desarrollados de forma paralela e individual a cada lado de la frontera, a proyectos de carácter vertebrador, realizados de forma conjunta a ambos lados de la frontera.

Aunque hemos llevado a cabo un trabajo de gran utilidad pública, en todas las áreas, permítanme destacar la cons-trucción de la Unidad de Radioterapia del Algarve, que

vino a cubrir una imperiosa necesidad en el área de la sa-lud pública.

Más allá de su cargo como presidente de la Eurorre-gión, presidir la CCDR Algarve es sin duda un desafío. ¿Que objetivos se plantea para este periodo?

Lo más importante en la CCDR Algarve es seguir comba-tiendo las asimetrías. Tenemos que centrarnos en la soste-nibilidad de las áreas rurales del interior del Algarve, no puede continuar la desertificación del interior. Esta región ha dejado de ser solamente un destino de sol y playa para apostar mucho más por el mar y la tierra, y en este aspecto, la CCDR tiene un papel determinante. No solo a través del PROT-Plan Territorial de Ordenación del Territorio, sino tam-bién a través de los fondos europeos. Ahora estamos inician-do un Estudio de Diagnóstico Estratégico para el Algarve, creando sinergias con la Universidad del Algarve, con los empresarios, con los municipios. Solo a través del acuerdo entre las distintas posiciones sobre su futuro, podemos lo-grar un futuro sostenible para esta región.

Todos somos conscientes de que para el desarrollo del Al-garve, tenemos que innovar, favorecer la creación de nue-vas tecnologías, promover el acercamiento entre el sector empresarial y la Universidad, y apostar por los jóvenes, en especial por aquellos más preparados.

El mar, a través del sector pesquero, los cruceros, la acuicul-tura, la industria conservera, el turismo náutico, la industria naval, la navegabilidad del río Guadiana… todos ellos son elementos que favorecen la diversificación de la empleabi-lidad en el Algarve, y que junto con la agricultura (frutos secos —algarrobos, almendros, higueras—, etc.), pueden ayudar a combatir la estacionalidad, y el desempleo.

Por último, pero no menos importante, tenemos que conti-nuar invirtiendo en el sector del golf y continuar trabajando para mejorar su calidad (cabe recordar que Portugal está considerada como el mejor país de Europa para la práctica del golf) y nuestras hermosas playas (también recientemen-te galardonadas como las mejores de Europa).

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INTERREG Y POCTEPPARTICIPACIÓN FINANCIERA DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA

0

30.000.000

60.0000.00

90.000.000

120.000.000

150.000.000

TOTALPOCTEPINTERREG III INTERREG II INTERREG I

EUROS

PERIODOS FINANCIEROS

75% FINANCIACIÓN FFEE PROYECTOS

25% COFINANCIACIÓN PROPIA JUNTA DE ANDALUCÍA

TOTAL FINANCIACIÓN PROYECTOS

la iniciativa intErrEg en anDaLucía, aLGarve y aLentejO:

dE la conEctividad básica a las EstratEgias globalEs dE dEsarrollo dEl tErritorio

blanca martín ayala/ secretaría General de acción exterior. consejería de la presidencia e igualdad. junta de andalucía

El I Programa de Desarrollo de las Regiones Fronterizas de

España y Portugal, firmado en 1990, supuso el pistoletazo de

salida para la puesta en marcha de los programas europeos de

cooperación transfronteriza entre estos dos países. Su financiación

se encauzó a través de la Iniciativa Comunitaria INTERREG I,

dirigida en sus primeros pasos a la preparación de las regiones

fronterizas ante el reto de la Europa sin fronteras.

ccte / panOrÁmica

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39INTERREG Y POCTEP

PARTICIPACIÓN FINANCIERA DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA

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30.000.000

60.0000.00

90.000.000

120.000.000

150.000.000

TOTALPOCTEPINTERREG III INTERREG II INTERREG I

EUROS

PERIODOS FINANCIEROS

75% FINANCIACIÓN FFEE PROYECTOS

25% COFINANCIACIÓN PROPIA JUNTA DE ANDALUCÍA

TOTAL FINANCIACIÓN PROYECTOS

Destinado en su mayor parte a mejorar la conectividad a través de carreteras y otras infraestructuras bá-

sicas, el I Programa de Desarrollo de las Regiones Fronterizas de España y Portugal (I Programa), obtuvo buenos resultados y sobre todo altos niveles de ejecución. En Andalucía, 12 fueron los proyectos ejecutados entre 1990 y 1993 con un total de 29,82 millones de euros de presupuesto. La construcción del Puente Internacional del río Gua-diana, entre Ayamonte y Vila Real de Sto. António, sigue representando el ejemplo más característico de lo que significó esta iniciativa comunitaria en sus primeros años.

La mejora de estas conexiones de vital importancia para el tejido económico y social de la zona fronteriza promovió el desarrollo de nuevas áreas industriales y el asentamiento de actividades econó-micas. La recuperación del patrimonio histórico-artístico y el acondicionamien-to de tramos fluviales y depuración de aguas residuales dirigidas al sanea-

miento integral de los ríos fueron otras de las áreas que este I Programa incluía.

A pesar de que su financiación comu-nitaria fue muy significativa, y el éxito alcanzado substancial, en 1994 se-guían existiendo enormes disfunciona-lidades en la frontera hispanolusa. Con el fin de seguir apoyando los logros conseguidos y mejorando las infraes-tructuras viarias de ámbito local y re-gional pendientes de ser articuladas, el 31 de marzo de 1995 la Comisión Eu-ropea aprobó el Programa Operativo España-Portugal en el marco del INTE-RREG II, siendo de los tres Programas Operativos transfronterizos aprobados para España (España-Francia, España-Marruecos y España-Portugal) el que recibió mayor esfuerzo financiero.

El Programa Operativo España-Por-tugal 1994-1999 abarcaba ya varias subáreas entre las que se encontraba el tramo «Algarve-Andalucía», en cuyo marco fueron aprobados 38 proyectos con una asignación total de 15,45 mi-llones de euros provenientes del Fon-

do Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), del Fondo Social Europeo (FSE) y del Fondo Europeo de Orienta-ción y de Garantía Agrícola (FEOGA).

Gracias a la experiencia de la Iniciativa Comunitaria INTERREG I, INTERREG II supuso un gran avance en la descen-tralización de los Programas Operativos Transfronterizos, abriendo la participa-ción a entidades de la Administración nacional, regional y local.

Durante este periodo los proyectos se centraron en su mayor parte en la di-namización y cooperación de todos los sectores de la sociedad (empresarial, social, institucional...) y en continuar me-jorando la permeabilidad de la frontera. Cabría destacar el Programa de Inter-vención en Drogodependencia, ges-tionado por la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, y la creación de CECOAL, un centro de apo-yo empresarial gestionado por la Confe-deración de Empresarios de Andalucía (CEA) y del Algarve (CEAL), con sede en Sevilla y delegación en Huelva.

Fuente: elaboración propia.

NOTA: Los datos financieros relativos

al POCTEP son provisionales a la

espera del cierre del Programa.

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El periodo 2000-2006 podría consi-derarse como la consolidación de la cooperación territorial europea, sobre todo en lo que se refiere a los progra-mas transfronterizos. La Iniciativa IN-TERREG III aumentó significativamen-te en peso en el marco de la Política de Cohesión, recibiendo un total de 4.900 millones de euros y con un nuevo enfo-que más descentralizado y estratégico. La cooperación transfronteriza (capítu-lo A) absorbió un volumen de dota-ción financiera del 62 % y el Programa Operativo España-Portugal representó el 73 % del presupuesto INTERREG IIIA en España.

La Junta de Andalucía participó en 60 proyectos de cooperación transfronte-riza en el subprograma 5 (Andalucía-Algarve-Alentejo) con una asignación de 28,9 millones de euros, lo que su-ponía un 10,4 % del total asignado a las Comunidades Autónomas dentro del Programa Operativo España-Portugal.

La componente transfronteriza de los proyectos comenzó a ser más evidente creándose durante estos años impor-tantes partenariados de entidades es-pañolas y portuguesas. En su mayoría, estos proyectos se centraron en la or-ganización territorial y en los recursos comunes con vista a profundizar en las experiencias de cooperación en el ámbito de la ordenación de los espa-cios transfronterizos, muy en particular

en aquellos con problemas homogé-neos, así como en el refuerzo de las re-laciones económicas y redes de coo-peración basadas en la consolidación del proceso iniciado por el beneficio de las relaciones comerciales de base regional entre las PYMES.

El papel de las comunidades de trabajo y de los gabinetes de iniciativas trans-fronterizas, así como de las estructuras de cooperación de ámbito local (aso-ciaciones de municipios, organismos provinciales y grupos de acción local), empezó a considerarse fundamental en las relaciones fronterizas. Consecuen-cia de ello fue la creación en 2003 del Gabinete de Iniciativas Transfronterizas Andalucía-Algarve-Alentejo (GIT AAA) con participación de la Consejería de la Presidencia de la Junta de Andalucía y las Comisiones de Coordinación y Desarrollo Regional de Algarve y Alen-tejo. Este Gabinete, cuyo principal ob-jetivo era el impulso y la dinamización de la cooperación institucional entre estas tres regiones, puede considerar-se el germen de la actual Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalucía.

Otro proyecto a destacar durante este periodo es Telemedicina, con la partici-pación de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. A través de la apli-cación de las nuevas tecnologías de la información como la videoconferencia, el microscopio digital, los sistemas de

El proyecto Telemedicina contribuyó a la implantación de las nuevas tecnologías de la información en sector sanitario.

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almacenamiento de imágenes diagnós-ticas de alta resolución, este proyecto mejoró la accesibilidad de la población a determinados servicios sanitarios casi inexistentes en la zona fronteriza.

El proyecto Faja, de recuperación am-biental y desarrollo sostenible de la Faja Pirítica Ibérica, encauzó el proceso de revitalización económica y social de la zona transfronteriza del Bajo Alentejo y Andévalo, caracterizada por el deterio-ro ambiental, el despoblamiento y los problemas socioeconómicos derivados del declive de una actividad minera que monopolizaba la economía de la zona.

Por último y por su importancia en la articulación territorial en la zona des-taca el Proyecto A499, que con la par-ticipación de la Consejería de Obras Públicas y Transporte, llevó a cabo el acondicionamiento del eje de comuni-cación transfronterizo Andévalo-Bajo Alentejo.

El Objetivo de Cooperación Territorial Europea (2007-2013) vino a confirmar la importancia creciente que para la Política de Cohesión representa la cooperación regional. Con su conver-sión de Iniciativa a Objetivo obtuvo una financiación de 8.700 millones de euros, de los cuales 5.600 se destinan a los diferentes programas de coo-peración transfronteriza. El Programa Operativo de Cooperación Transfron-teriza España-Portugal (POCTEP) 2007-2013, actualmente en ejecución, cuenta con una financiación de 359,3 millones de euros.

Este nuevo Programa Operativo trabaja con un enfoque territorial más integra-do y una intervención exclusivamente centrada en los objetivos de coopera-ción y de gestión conjunta de infraes-tructuras, equipamientos y servicios, lo que se traduce en una nueva gene-ración de proyectos con un marcado acento transfronterizo y estratégico.

La Junta de Andalucía está presente actualmente en 31 proyectos, lo que representa un total de 21 millones de euros en ayuda FEDER, entre los que se destacan Andalbagua, Guaditer,

Uaditur y Turismo Activo Guadiana, que recogen las principales actuaciones del Plan Integrado del Bajo Guadiana, gran iniciativa estratégica del área fronteriza Alentejo-Algarve-Andalucía, presenta-do en la Cumbre Hispanolusa de Vila Viçosa en enero de 2006. Estos cuatro proyectos basan sus actuaciones en asegurar un desarrollo equilibrado y sostenible de nuestra zona fronteriza, y tienen como eje vertebrador el tramo final del río Guadiana, centrándose en dos cuestiones primordiales: su nave-gabilidad y el aprovechamiento turísti-co sostenible del mismo.

En el área de la salud, los proyectos Observatorio Salud, Materno Infantil y Neo Natal siguen avanzando en el desarrollo de redes conjuntas de in-fraestructuras logísticas y tecnológicas en el área fronteriza que permitan una mejora de la asistencia sanitaria de los ciudadanos españoles y portugueses.

Iberlinx e Iberlinx II han resultado ser dos proyectos esenciales en el ámbito medioambiental tras la reintroducción, gracias a un convenio internacional, de algunos ejemplares del lince ibérico en territorio portugués. Estos proyec-tos han permitido la coordinación entre las entidades españolas y portuguesas implicadas en la mejora del hábitat de esta especie en peligro de extinción.

De cara al nuevo periodo 2014-2020, la Eurorregión Alentejo-Algarve-Andalu-cía ha conseguido, a través de la puesta en marcha del Plan de Acción de Coo-peración Transfronteriza (PACT-A3), sentar las bases para la formulación de una nueva generación de proyectos estratégicos nacidos del análisis de las potencialidades y del consenso de to-dos los actores implicados en el desa-rrollo de este área fronteriza.

Su éxito dependerá en gran medida de la voluntad de todas las entida-des implicadas y de las posibilidades de financiación que ofrezca el nuevo programa de cooperación transfron-teriza España-Portugal, instrumento que ha resultado ser fundamental para el desarrollo de las áreas fronterizas europeas.

El Programa Operativo

de Cooperación

Transfronteriza España-

Portugal (POCTEP)

2007-2013, actualmente

en ejecución, cuenta

con una financiación de

359,3 millones de euros

El proyecto Iberlinx contribuyó a la introducción del lince ibérico en Portugal.

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anDaLucía se suma a La i jOrnaDa De ceLebración DeL día EuropEo De La coopEración tErritorial eurOpeaEl 21 de septiembre de 2012 se celebró por primera vez esta efeméride en las distintas regiones de Europa y de los países vecinos

‘Compartiendo fronteras, creciendo juntos’ fue el lema escogido

para la celebración del primer Día Europeo de la Cooperación

Territorial, fijado en el calendario, a iniciativa de la Unión Europea,

el 21 de septiembre. Andalucía, como región que participa de

forma activa en los distintos programas europeos de cooperación

territorial, se sumó a esta jornada celebrada por primera vez en

toda Europa y en los países vecinos.

La Secretaría General de Ac-ción Exterior, en colaboración con las fundaciones Centro de Estudios Andaluces y Tres

Culturas del Mediterráneo, organizó un programa de actividades lúdicas en las que participaron más de una trein-tena de personas. El objetivo de esta iniciativa, promovida por la UE entre las regiones, instituciones y progra-mas de cooperación territorial, ha sido mostrar los logros conseguidos por la cooperación europea en los territorios de la Unión.

La inauguración de la jornada, cele-brada en la sede de Tres Culturas, co-rrió a cargo de la secretaria general de Acción Exterior, Elvira Saint-Gerons, y de la directora del Centro de Estudios Andaluces, Carmen Mejías. Saint-Ge-rons destacó el importante papel que tiene Andalucía en materia de coope-ración e hizo balance de las activida-des enmarcadas en el proyecto «Ob-servatorio de Cooperación Territorial de Andalucía (OCTA)» liderado por la Secretaría General de Acción Exterior de la Consejería de la Presidencia e

La secretaria general de Acción Exterior de la Consejería de la Presidencia e Igualdad, Elvira Saint-Gerons y la Directora del Centro de Estudios Andaluces, Carmen Mejías, durante la celebración del Día Europeo de la Cooperación Territorial Europea, el pasado 21 de septiembre.

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Igualdad de la Junta de Andalucía, co-financiado por el Programa Operativo FEDER de Andalucía 2007-2013.

Mejías subrayó que la cooperación territorial se ha unido, de la mano de Acción Exterior, como línea de inves-tigación estratégica de la Fundación, desde la que «tratamos de aproximar-nos, con una actitud rigurosa y clari-ficadora, a las políticas comunitarias sobre cooperación territorial y de co-nocer el papel que asume Andalucía como región que se ve afectada por estas políticas».

Dentro de las actividades previstas, se proyectó un audiovisual sobre el es-tado de la cooperación en Andalucía, que está presente en seis de los ocho programas en los que participa Espa-ña, además de ser miembro activo de las principales asociaciones de coope-ración europea.

cuadErnos dE coopEración Otras iniciativas que se dieron a conocer dentro de esta jornada de celebración fueron, de un lado, el primer número de la revista Cuadernos de Cooperación Territorial Europea, y de otro, I Congre-so Europeo de Cooperación Territorial Europea y de Vecindad. Libro de Actas, celebrado en Sevilla el pasado 18 de abril. Los encargados de presentar am-bos materiales fueron Miguel Agudo Za-mora y Eva Mª Vázquez Gómez, director académico y coordinadora del Plan de Información e Investigación en materia de Cooperación Territorial Europea y de Vecindad, respectivamente.

La revista es una nueva publicación que nace con la vocación de difundir la in-formación y el conocimiento existentes sobre los diferentes Programas Opera-tivos de Cooperación Territorial Euro-pea, al objeto de potenciar las enormes posibilidades que ofrecen a nuestra re-gión. El libro de actas recoge las ocho ponencias del Congreso e incluye, en soporte digital, todas las comunicacio-nes presentadas a este encuentro.

Tras esta presentación, los asistentes a la jornada disfrutaron de un divertido

cuentacuentos titulado ‘Cuentos entre orillas’, celebrado en el vistoso patio del Pabellón Hassan II, actual sede de la Fundación Tres Culturas del Medite-rráneo y antiguo pabellón de Marrue-cos durante la Exposición Universal de Sevilla de 1992.

Como parte de la jornada, el fotógrafo Antonio Pérez, autor de la exposición fotográfica ‘Simetrías de un Espacio’, mantuvo un encuentro con los partici-pantes en el que explicó las claves de su obra, que ilustra la continuidad geo-gráfica, cultural y social entre Andalucía y el Norte de Marruecos a través de una sucesión de imágenes contrapues-tas. Según Pérez, la muestra «trata de la mirada detenida, un salto a otro espacio huyendo de lo exótico y mostrando lo cotidiano como cercanía a la realidad». La exposición ha sido financiada por el FEDER en el marco del Programa Operativo de Cooperación Transfronte-riza España - Fronteras Exteriores 2008-2013 (POCTEFEX).

Para finalizar la jornada de celebración del Día Europeo de la Cooperación Territorial, los asistentes degustaron un aperitivo transfronterizo elaborado con productos propios de la cocina es-pañola, portuguesa y marroquí. © Remedios Malvárez

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cOnstantinO cOrDaL rODríGuez

rEgionEs, ländEr y comunidadEs autónomas En la unión EuropEa Andavira Editora, 2010

Monografía dedicada a las regiones de la Unión Europea y sus instituciones más representativas, pres-tando especial atención a la participación regional en la Unión Europea en el caso de Bélgica, Alemania y Austria, por ser los Estados miem-bros que poseen modelos más avanzados de partici-pación. Incluye un capítulo dedicado a las comunida-des autónomas españolas.

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aLbertO mOriLLas FernÁnDez, irene bLÁzquez rODríGuez (cOOrDs.)

a coopEración tErritorial En El mEditErránEo: la política EuropEa dE vEcindadUniversidad Internacional de Andalucía, 2009

Compilación de textos que reflejan las distintas visiones sobre la aplicación de la Política Europea de Vecindad y sus potenciales impactos y repercusiones en Marruecos.

110 págs.Rústica PVP: 15 euros

jOrGe tuñón navarrO

andalucía y la unión EuropEa: actor pEriférico y EscEnario privilEgiado dE la política EuropEaCentro de Estudios Andaluces, 2010

Publicación que analiza el papel que juega la Comuni-dad Autónoma andaluza en el marco de las instituciones europeas. Para ello, el autor hace un recorrido que abarca desde la configuración del mapa actual de las autonomías del Estado español, hasta los mecanismos empleados por las regiones europeas en la toma de decisiones de la UE. Además, se anali-zan los retos y oportunida-des que se presentan para años venideros al conjunto de regiones europeas en general, y para Andalucía, en particular.

223 págs. / RústicaPVP: 18 euros

cOmisión eurOpea

thE social dimEnsion of thE EuropE 2020 stratEgy. a rEport of thE social protEction committEE Publications Office of the European Union, 2011

La Estrategia Europa 2020 tiene entre sus objetivos el aumento de los niveles de empleo, productividad y cohesión social. El informe del Comité de Protec-ción Social (CPS), un foro político para los Estados miembros y la Comisión, examina las acciones para promover la inclusión social y reducir la pobreza en el marco de la Estrategia Europa 2020.

55 págs. Formato papel y electrónicoPVP: gratuito

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rachiD eL hOuDaïGui, aLejanDrO DeL vaLLe GÁLvez (Dirs.)

lEs risquEs En méditErranéE. conséquEncEs sur lE trinômE: union EuropéEnnE, EspagnE, marocServicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 2011

Obra colectiva, redactada en francés (salvo el epílogo) en

la que se recogen las inter-

venciones de los ponentes

durante las II Jornadas de

Diálogo Euro-marroquí,

celebradas en Tánger en

noviembre de 2008, en

el marco del Proyecto de

Cooperación Interuni-

versitaria (PCI) «Políticas

de evaluación de riesgos

en el Área del Estrecho

de Gibraltar – Riesgos

fronterizos, medioam-

bientales y económicos»

(A/012559/07), entre las universidades de Cádiz y Abdel-

malek Essaadi de Tánger-Tetuán.

175 págs. / Rústica

PVP: 12 euros

cOmisión eurOpea, Dirección GeneraL De pOLítica reGiOnaL

EuropEan tErritorial coopEration building bridgEs bEtwEEn pEoplE Publications Office of the European Union, 2011

Publicación que analiza la importancia de la cooperación

territorial europea, las

agrupaciones europeas

de cooperación territorial

y las estrategias macro-re-

gionales de la UE a la hora

de difuminar las fronteras

existentes entre Estados

miembros, así como el

beneficio que supone para

millones de ciudadanos

europeos la construcción

de un espacio común europeo.

143 págs. / Papel y electrónico / PVP: gratuito

cOmisión eurOpea

invEsting in our rEgions: 150 ExamplEs of projEcts co-fundEd by EuropEan rEgional policyPublications Office of the European Union, 2010

Publicación que analiza el

impacto de los fondos de

la política regional euro-

pea en el desarrollo de la

Europa de las regiones,

mediante la descripción de

150 proyectos pertenecien-

tes a diversas categorías.

Este folleto aborda asimis-

mo el papel de los gobiernos locales, regionales y euro-

peos para alcanzar una Europa más estable e integrada.

32 págs.

Papel y electrónico

PVP: gratuito

cOmisión eurOpea, Dirección GeneraL De investiGación e innOvación

invEsting in EuropEan succEss: Euro-mEditErranEan coopEration in rEsEarch and innovationPublications Office of the European Union, 2012

El Comité de Seguimiento para la Cooperación Euro-

mediterránea en materia de investigación e innovación

desempeña un papel clave para reunir a los Estados

miembros de la UE y a todos los países del sur del Medi-

terráneo. Este folleto tiene el propósito de dar a conocer

una selección de historias

de éxito de varios proyec-

tos de ciencia y tecnología,

financiados por la UE, que

han mostrado resultados

tangibles para las personas

que viven en los países

mediterráneos.

59 págs.

Papel y electrónico

PVP: gratuito

ccte / panOrÁmica

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QUIéNConsejería de la Presidencia e Igualdad

de la Junta de Andalucía Fundación Centro de Estudios Andaluces

cómo

En el marco del Proyecto Observatorio de Cooperación Territorial de Andalucía, liderado por la Secretaría General de Acción Exterior y cofinanciado por el Programa

Operativo FEDER de Andalucía 2007-2013

quéFomento de la investigación en materia de Cooperación Territorial Europea y de Vecindad

Líneas de investigación∞ El Objetivo Cooperación Territorial Europea de la

Política de Cohesión. Implicaciones para Andalucía.

∞ Gobernanza multinivel y la cooperación territorial europea. Implicaciones para Andalucía.

∞ Modelos de cooperación territorial en Europa (AECT, Eurorregiones, Macrorregiones...). El caso de Andalucía.

∞ La cooperación transfronteriza Alentejo-Algarve-Andalucía.

∞ Andalucía y la cooperación transnacional.El espacio Mediterráneo. El espacio Atlántico.

∞ La cooperación territorial europea y sus áreas temáticas: innovación, desarrollo socioeconómico, medio ambiente y patrimonio, diálogo cultural y gobernanza local, movilidad, accesibilidad y ordenación territorial.

∞ La Política Europea de Vecindad y las regiones. Andalucía y el Mediterráneo.

∞ La cooperación transfronterizaAndalucía-Norte de Marruecos.

Colección ‘Investigación en Cooperación Territorial Europea’

Revista semestral ‘Cuadernos de Cooperación Territorial Europea’

Congresos y Encuentros de Cooperación

Territorial Europeay de Vecindad

Red Andaluza de Investigadores en materia de Cooperación Territorial

Europea y de Vecindad

PublicacionesPremios de Cooperación

Territorial Europeay de Vecindad

• Monografías

• Libro de actas de los congresos

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PLAN DE INFORMACIÓN E INVESTIGACIÓNEN MATERIA DE COOPERACIÓN TERRITORIAL EUROPEA Y DE VECINDAD

Más información:Fundación Centro de Estudios Andaluces

C/ Bailén, 50. 41001 Sevillahttp://centrodeestudiosandaluces.es/actividades/sitios/cte

[email protected]éfono: 955 055 210

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