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    EL TEATRO DESDE APENAS AYER HASTA NUESTROS DAS

    VIRTUDES SERRANOUniversidad de Murcia

    En 2004 me planteaba la situacin del teatro espaol desde los aos setenta paracomponer el marco del Teatro breve entre dos siglos. La situacin no ha variado demanera considerable y, por tanto, mi visin no distar en gran medida de la que dientonces. Permanece la dificultad de hacer historia sobre el pasado prximo y tra-zar el panorama hasta nuestros das resulta, cuando menos, comprometido, qui-zs impreciso, con seguridad, incompleto. Por otro lado, el trmino teatro vamos arestringirlo al de literatura dramtica, porque hablar de teatro espaol actual,todava hoy, nos hace pensar ms en los textos que en su representacin, por el sim-ple argumento de que aquellos son abundantes y estas escasas. Tal circunstancia noes nueva pero est sin resolver en el tramo temporal que nos ocupa. Ello hace que,al comprobar las referencias a los estrenos de cada temporada, alguien que no estversado en los procedimientos del arte de Tala pueda pensar y se ha pensado queno hay autores o pueda decir y se ha dicho que no hay textos. Nada ms ajeno ala realidad. Una atenta mirada nos ofrece un panorama en el que conviven figurasde tanta historia teatral como Alfonso Sastre, Jos Martn Recuerda o Jos MaraRodrguez Mndez, representantes de aquellos llamados realistas, que desde los

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    3. poca - N. 11. 2006 - Pgs. 13-40

    RESUMEN:

    El artculo traza el panorama de los autores y lasobras de la literatura dramtica de los ltimosdecenios del siglo XX y los primeros aos delXXI, poniendo atencin en destacar la abundan-cia de unos y otras y la presencia de quienesposeen una obra apreciable, aunque las circuns-tancias del teatro en nuestro pas los alejen de uncanon generalmente conocido y aceptado.

    PALABRAS CLAVE:Teatro espaol, compromiso, realismo, abstrac-

    cin, dramaturgia femenina, jvenes autores, tea-tro histrico, reflexin sobre el presente.

    ABSTRACT:

    This paper traces a general vision of the authorsand works of the dramatic literature of the lastdecades of the twentieth century and the firstyears of the twenty first. Special emphasis will bemade in highlighting both of them and the pre-sence of those who own relevant plays, althoughour national drama scene considers them far froma generally known and accepted canon.

    KEYWORDS:Spanish Drama, commitment, realism, abstrac-

    tion, female drama, young playwrights, historicdrama, reflection about the present.

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    aos cincuenta, poblaron sus textos, y a veces las tablas, de ciudadanos que deba-

    tan el problema del trabajo, la condicin de la vctima social y el abuso de lasestructuras de poder sobre ellas. Son los herederos directos del sentido de la trage-dia contempornea recuperada para nuestra dramaturgia con el estreno, en 1949, de

    Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, y estn entre nosotros en esteao seis del siglo XXI, escribiendo para y sobre el teatro.

    Entre el 28 de abril y el 1 de mayo de 2006 tuvo lugar en Soria el III Congreso dela Asociacin de Autores de Teatro; entre los ms de cien asistentes se podan encon-trar nombres como el del ya aludido Jos Mara Rodrguez Mndez, participando conotros cuyos inicios estn en los aos sesenta, los setenta, los ochenta, los noventa, los

    dos mil. En el momento de escribir estas pginas se preparan (Asociacin de Autoresde Teatro) sendas ediciones del Teatro escogido de Alfonso Sastre y de Luis Riaza.El primero evoca el ya lejano grupo Arte Nuevo pero acaba de terminar un nuevotexto teatral y compone otro de carcter terico. Riaza, con su prosa barroca, sus sm-bolos y su afn por denunciar el concepto de poder, nos conduce por los senderosrecorridos por el nuevo teatro, el que supuso en Espaa la reaccin de los jvenesdel 68, y tampoco ha dejado de producir nuevos textos. Todo esto lleva a pensar queel ttulo deEl teatro espaol ante el siglo XXI, bajo el que se estructura este mono-grfico, no podemos reducirlo a los nombres surgidos en los ltimos aos; se hacenecesario recordar en estas pginas a quienes conviven en esta encrucijada de siglos,tengan la edad que tengan, sobre todo a aquellos, surgidos fuera de las clasificacio-nes estticas o conceptuales de dcadas anteriores y que por ello, por hallarse en eseterritorio desconocido, no han sido estudiados en el momento que les correspondipor una historia de la literatura dramtica compuesta bajo el dominio de un canon quepublica a unos y olvida a otros. Para paliar el dficit, hemos incorporado a algunasde las figuras debutantes en los setenta y que an hoy conviven con los que acabande tomar tierra en el panorama de nuestra dramaturgia.

    No es fcil encontrar estudiantes, cunto menos ciudadanos no especializados,que puedan identificar a quienes han constituido la historia prxima de nuestra esce-

    na. Es de lamentar que terminase el tiempo de algunos, como Lauro Olmo, CarlosMuiz, Miguel Medina, Pilar Pombo, Alberto Miralles, Fernando Martn Iniesta,Jos Mara de Quinto, sin haber salido de ese limbo; que posterguen la escritura tea-tral para pasar a otras actividades dramatrgicas menos ingratas Josep Mara Beneti Jornet, Fermn Cabal o Ignacio del Moral; que subsistan ocultas las obras deAndrs Ruiz, Daniel Cortezn, Miguel Signes, Carmen Resino, Concha Romero oLourdes Ortiz. Que no se estrenen como merecen autores de indudable calidad ytotal vigencia, procedentes de la generacin del 68, siendo un hecho que, en el sigloXXI, una de las dramaturgias de ms calado y tendencia renovadora se debe a

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    Jernimo Lpez Mozo con ttulos como Elodes, Ahlan, Ella se va, La infanta de

    Velzquez,El arquitecto y el relojero,Las races cortadas, Bajo los rascacielos. Noperdamos la perspectiva, olvidando que Alberto Miralles obtuvo el premio Nacionalde Literatura Dramtica 2005 conMetempsicosis, un texto experimental publicadoen 2004, el mismo ao de su muerte1.

    Nuestro propsito, pues, es realizar aproximaciones a algunos autores con los quese nutre la literatura dramtica y el teatro de los ltimos aos en nuestro pas y mar-car algunos hitos fundamentales, constituidos por personalidades de mayor peso oms notable influencia en los grupos de jvenes creadores porque, desde 1970, unasveces de forma ms visible que otras, surgen y se consolidarn significativas drama-turgias que darn sus frutos ya en la democracia. As pues, nos ocuparemos en pri-mer lugar de algunos escritores, no incluidos en las clasificaciones ms conocidas(realistas, nuevo teatro), de quienes se tiene noticia en los aos anteriores al cam-bio de rgimen poltico pero que desarrollan su actividad tambin en el periodosiguiente y estn an en activo. El segundo segmento lo ocuparn quienes iniciansu trayectoria en los aos ochenta y, en tercer lugar, sern analizadas las expresionesdramatrgicas de los surgidos desde los noventa al los dos mil. Dada la abundanciade nombres que pueblan los dos ltimos tramos temporales, slo ser posible citar aalgunos de los componentes de este panorama que se adentra en el siglo XXI.

    En la dcada de los setenta conviven en el panorama espaol el maestro Antonio

    Buero Vallejo, Alfonso Sastre, los realistas y el nuevo teatro, y proliferan losteatros universitarios e independientes (Tbano, Els Joglars, La Cuadra, ElsComediants, Dagoll Dagn y, ms tarde, La Zaranda o La Fura dels Baus), de indu-dable inters y probada resonancia pblica2.

    Las actitudes estticas de los autores que forman el abigarrado conjunto de losltimos treinta aos son variadas. La decisiva presencia de Buero devolvi a nues-tra dramaturgia el sentido de la tragedia contempornea y recuper el teatro histri-co dotado de ese sentido especular con el que ser cultivado por la mayor parte de

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    1 Con relacin al problema del desconocimiento, fue significativo lo ocurrido en el III Congreso de laAsociacin de Autores de Teatro, antes citado. En uno de los coloquios (la mayor parte del pblicola componan autores y autoras), una joven, que dijo ser autora de teatro estrenada y aplaudida, decla-r que no conoca la dramaturgia espaola de los autores vivos y, lo que era ms, que no le interesa-ba otra cosa que estrenar ella.

    2 Aunque la compaa de Boadella ha cumplido los cuarenta aos de existencia, En un lugar deManhattan, su ltimo espectculo, estrenado en 2005, sigue manteniendo frescura y modernidad.Algo parecido se puede afirmar, en lo relativo a la actualidad de los temas representados, en losespectculos que Calonge ha dado a la escena durante el nuevo milenio (La puerta estrecha,Ni som-bra de lo que fuimos yHomenaje a los malditos).

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    los autores que le siguieron en el tiempo (De Paco, 2000). Tambin dejar su huella

    la tcnica participativa, empleada ya desde el apagn deEn la ardiente oscuridad,y la superposicin de los espacios imaginarios, onricos y subconscientes a los espa-cios reales en los que transcurre la vida de los personajes, favoreciendo el juego derealidad-ficcin. Desde los aos setenta alternan el realismo selectivo con las acti-tudes de los ms jvenes, que recuperan no pocos de los procedimientos de irracio-nalidad de las primeras vanguardias, combinados con aspectos del absurdo becket-tiano, la influencia del teatro de la crueldad y la presencia de valores simblicos queafectan a todos los cdigos de expresin dramtica3.

    En los ltimos aos, la diversidad es an mayor pero en casi todos los casos exis-

    te la preocupacin por el entorno y se profundiza con frecuencia en temas que tie-nen que ver con la sociedad y sus individuos, con la situacin del teatro y sus com-ponentes, con la poltica, con el terrorismo, con la violencia urbana, con el pasadocomo reflejo de actitudes presentes y para recobrar sus tramos ms oscuros. En par-ticular, en los primeros dos mil, el teatro se ocupa de las consecuencias sufridas porel ciudadano, inmerso en polticas destructivas como las guerras y los atentados; endefinitiva, como indic Juan Mayorga en el Manifiesto alternativo del da mundialdel teatro en 2003 (que se publica en este volumen), el teatro pertenece al ciudada-no, es un arte poltico. Y por eso, porque de entre los gneros literarios es el ms

    directamente conectado con la vida social, es preciso no olvidar a sus autores ni caeren el error de creer que no existen sus obras. Las referencias que haremos a conti-nuacin sobre unos y otras pretenden paliar, al menos en parte, la prdida de sumemoria.

    La dcada de los setenta

    Dos aos antes de iniciarse el decenio, en 1968, Carmen Resino publica su pri-

    mer drama, El presidente, con el que se adentra en el terreno del teatro histrico,subgnero dramtico que volver a cultivar enLos erticos sueos de Isabel Tudor,El oculto enemigo del profesor Schneider,La nueva historia de la princesa y el dra-gn yBajo sospecha (Tiempo de Gracia). En 1974 realiza una original versin del

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    3 Para un panorama de estos aos pueden verse: Ruiz Ramn (19773 y 1988, en Amell - GarcaCastaeda); Oliva (2003 y 2004); Pedraza Jimnez - Rodrguez Cceres (1996); Huerta Calvo (2003);y Serrano (2004a).

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    mito odiseico, Ulises no vuelve, que obtiene el accsit del Premio Lope de Vega. La

    reutilizacin de los mitos que se vena llevando a cabo en la segunda mitad del XX,desdeLa tejedora de sueos (1952), de Antonio Buero Vallejo, ser una de las cla-ves de expresin del teatro de los noventa y los dos mil y, en particular, el vehculoque eligen las dramaturgas para contar la historia propia a partir de la pasada. Laposicin activa de Carmen Resino ante las condiciones padecidas por la dramatur-gia viva en Espaa, y en especial por la suerte de la autora femenina, la llev, en1986, a fundar y presidir la Asociacin de Dramaturgas (Ortiz, 1987). A pesar de lasdificultades, ha seguido desde entonces escribiendo y publicando sus obras y, a par-tir de los ochenta, sin dejar atrs los problemas de carcter general que siempre lahan ocupado, desarrolla tambin el tema explcito de la posicin de la mujer en unasociedad cannicamente organizada por hombres (De pelcula, No, no piensolamentarme, Son los otros). Otra de sus preocupaciones, el futuro del teatro, surgeen La actriz, La bella Margarita, Auditorio, Dilogos imposibles, piezas brevespublicadas en 1990; y, sobre todo, en La recepcin (Premio Ciudad de Alcorcn1994), donde tiene lugar el debate sobre el teatro que ocupaba durante los ochentalas pginas de las revistas especializadas (Serrano, 2005). En 2003 publica La lti-ma reserva de los pieles rojas sobre la vejez, la soledad y las ganas de vivir, todoello encarnado en dos mujeres abandonadas por sus familias en un asilo; en 2004recibi el premio Buero Vallejo porLa boda. Carmen Resino, una de las dramatur-gas de ms densa escritura de los ltimos aos, ejemplifica lo que al principio plan-tebamos, porque el no haber pasado habitualmente por los escenarios comercialesla mantiene oculta para el gran pblico4.

    Figura polidrica, verdadero hombre de teatro, es Jess Campos; en el momen-to actual es el Presidente de la Asociacin de Autores de Teatro, su presencia pues(como la de Ana Diosdado, Presidenta de la Sociedad General de Autores yEditores) no puede ser mayor y, no obstante, est sufriendo el mismo destino sote-rrado. Inicia su escritura en 1970 pero la primera de sus obras representada

    Nacimiento, pasin y muerte de... por ejemplo: t, lo fue en 1975. Ha hecho gala de

    una tendencia constante a la experimentacin que no ha permitido su encasillamien-to, aunque sus inicios lo acercan al teatro espaol underground. La actitud cues-tionadora de sus primeras obras tambin se ha mantenido. Muy pronto tuvo la cer-teza de que lo que el autor no hiciera por s mismo, nadie habra de hacerlo por l,y se convierte en autor, director, y a veces actor, de su propia compaa. Ttulos

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    4La boda se estren en el Teatro Auditorio Buero Vallejo de Guadalajara el 24 de mayo de 2006, diri-gida por Mariano de Paco Serrano.

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    comoMatrimonio de un autor teatral con la junta de censura, Premio Ciudad de

    Teruel 1972; 7.000 gallinas y un camello, Premio Lope de Vega 1974, estrenada enel Teatro Mara Guerrero de Madrid en 1976; En un nicho amueblado, PremioCarlos Arniches 1974;Es mentira, Premio Guipzcoa 1975; Triple salto mortal con

    pirueta, Premio Ciudad de Alcorcn 1997, estrenada en Madrid en de 1998, ofrecenindicios fiables de su compromiso y de su vanguardismo. En 1997 dirige en elMuseo del ferrocarril de Madrid,A ciegas, un texto donde propone al receptor nopodramos llamarlo espectador un complejsimo juego de participacin y distanciacon los personajes y la situacin escnica al encontrarse pblico y actores en la msabsoluta oscuridad, hasta el momento del desenlace. ConLa Cabeza del Diablo rea-

    liza su incursin en el teatro histrico con enfoque crtico. Abundante produccinbreve y una incesante actividad en pro del autor espaol vivo cubren su trayectoriahasta nuestros das.

    La presencia de Ana Diosdado, que se inicia en 1970 con el estreno de Olvida lostambores, hace visible a la mujer en el panorama teatral del tardofranquismo. En suesttica e intenciones, se acerca esta joven autora al patrn dramatrgico bueriano,al menos hasta 1976. Ttulos de este periodo avalan su categora de dramaturga (Elokapi; Usted tambin podr disfrutar de ella; Los Comuneros, que, junto con Laimagen doble, son sus dos aportaciones al tema histrico con valor crtico. ...Y deCachemira chales, la primera de sus piezas estrenada despus de la muerte deFranco, constituye una dursima parbola de la Espaa de la transicin; como antes

    El okapi lo era de la dictadura. Hasta el fin de siglo escribe y estrena Cupl(un dis-parate festivo donde, en clave humorstica, subyace un juicio riguroso sobre los pri-meros aos de una democracia lastrada por el rgimen anterior), Los ochenta sonnuestros, Camino de plata, Trescientos veintiuno, trescientos veintids, Cristal de

    Bohemia, Decamos ayer, La ltima aventura. Su actividad como escritora se com-pleta con la elaboracin de celebrados guiones para series de televisin (Juan y

    Manuela, Anillos de oro o Segunda enseanza).En 1970 comienza a escribir para el teatro Domingo Miras, quien, en sus tres pri-

    meras obras, se inserta en la corriente de tragedia contempornea pero pronto, trasabordar con acierto la remitificacin de algunas figuras de la tradicin clsica (losAtridas, Penlope y Fedra), con la certeza de que la historia es un enorme depsi-to de vctimas, se sumerge de lleno en el pasado espaol para rescatar parcelas delmismo donde los individuos ms desfavorecidos o ms rebeldes soportan los rigo-res de un poder que acta como destino inexorable. La trayectoria de Miras parecaprometer granados frutos escnicos; en 1972 qued finalista del premio Lope deVega (Egisto) y la obra fue representada en 1974 en el Teatro de la Zarzuela deMadrid, dirigida por Antonio Amengual; en 1973, Fedra obtuvo el accsit del

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    mismo Premio.La Saturna obtuvo el Premio Diego Snchez de Badajoz 1974. Con

    esta mujer aguerrida, pobre y heterodoxa se consolida una lnea de protagonizacinfemenina iniciada en el Teatro mitolgico. Su siguiente obra,De San Pascual a SanGil, Premio Lope de Vega 1975, posee como fondo un suceso del reinado de IsabelII. En ella maneja una esttica neovanguardista, prxima a la de los nuevos auto-res y supone otra manera de mostrar el destino de los humildes rebeldes. Dbiles yrebeldes son los habitantes deLa Venta del Ahorcado y las mujeres condenadas porbrujera en Cuenca en el siglo XVI, protagonistas de Las brujas de Barahona(Premio Lebrel Blanco 1979), donde Miras compuso uno de sus mejores espectcu-los. Casi simultneamente escribe Las alumbradas de la Encarnacin Benita,

    Premio Tirso de Molina en 1979, tambin con personajes extrados de la historia dela hetorodoxia espaola, las monjas del convento de San Plcido de Madrid, entiempos de Felipe IV. En 1982El doctor Torralba recibe el Premio Palencia. Cuatroaos despus ve la luz una nueva obra,La Monja Alfrez, premiada en 1987 con elCiudad de Alcorcn y estrenada en 1993 en Campo de Criptana por la compaaAspaviento, dirigida por Luis Cabaero. EnEl libro de Salomn, Premio Ciudad deSan Sebastin 1994, relata la cada de otro trasgresor, Jernimo de Libana.Aurora(finalista del Premio Nacional de Literatura Dramtica 1999, que obtuvo en 2000con dos de sus primeras obras, editadas por vez primera el ao anterior) coloca anteel espectador la figura del fanatismo en la persona de Aurora Rodrguez, juzgada en1934 como autora del asesinato de su hija Hildegard. Con dos textos basados en ElQuijote (Alonso yLos que obedecen) se adentra en el primer quinquenio del nuevosiglo. Miras es autor, as mismo, de diversas versiones estrenadas con xito en ladcada de los ochenta y ha escrito gran nmero de artculos sobre todos los aspec-tos del arte dramtico. Es preciso resaltar el valor literario de sus textos y su origi-nal reelaboracin de un sistema de expresin verbal que funciona como signo de tea-tralidad en mltiples direcciones y que define con sello personalsimo su dramatur-gia (Serrano, 1991).

    En 1971 se estrenEs bueno no tener cabeza, de Francisco Nieva; no obstante,

    su condicin de autor dramtico, que l afirma desde sus inicios, no le ser recono-cida hasta 1976 cuando tienen lugar los estrenos de Sombra y quimera de Larra, enel Teatro Mara Guerrero, y del espectculo compuesto por La carroza de plomocandente yEl combate de Opalos y Tasia. Sin embargo, Nieva tena ya en su haberuna buena parte de su produccin dramtica, con ttulos que, conocidos posterior-mente a travs de ediciones y representaciones, lo han definido como uno de los msinclasificables dramaturgos espaoles de la segunda mitad de siglo. Nieva ha defi-nido el teatro como vida alucinada e intensa, ceremonia ilegal, crimen gusto-so e impune, alteracin y disfraz, tentacin siempre renovada, cntico, lloro,

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    arrepentimiento, complacencia y martirio, medicina secreta, hechicera, alquimia

    del espritu, jubiloso furor sin tregua. En este rosario de apelativos extrados delpoema que pone prtico a su Teatro Furioso se encuentra definida la produccinartstica del autor.

    Su teatro muestra el envs de los valores tenidos por positivos (el contravalor),de ah lo ilgico de las situaciones, lo escatolgico del lenguaje, la irracionalidadpara configurar a los personajes en obras como:Akelarre y noche roja de Nosferatu,

    El baile de los ardientes; Coronada y el toro, Pelo de tormenta. Sus seres son sig-nos de destruccin (la madre cenagosa o los constrictores); de la duplicidad, tanvalorada por l en su consideracin ambivalente de lo humano (el personaje

    doble); otros son coros, encarnaciones de la voz popular. Algunos podran pare-cer ms puros en un sentido convencional pero cambian en el proceso dramtico (elnio como ente arcano superior, el joven hroe, la mujer vctima superior). Deestas tipologas no es difcil deducir el carcter ritual, inversor de valores, brujeril,en su sentido ms estricto de femenino y trasgresor, que posee su teatro. Pero qui-zs lo ms peculiar reside en el polifactico empleo de los registros lingsticos, quele ha valido de Carlos Bousoo (1990) la calificacin de poseedor del ms alto esti-lo. En la expresin de sus criaturas recoge la tradicin clsica de nuestros poetasdel Siglo de Oro y las jergas ms atrevidas; los modismos de su tierra y el acervopopular del resto de Espaa; la abstraccin vanguardista y la concrecin ms vulgar.En 1990 ingres en la Real Academia Espaola con el discurso Esencia y paradig-ma del gnero chico.

    De 1977 es el Manifiesto del recin estrenado Teatro Fronterizo, donde JosSanchis Sinisterra establece el canon de su dramaturgia. Sanchis haba comenzadocon el TEU de la Facultad de Filosofa y Letras de Valencia. La mayor parte de sustextos iniciales son el resultado de manipulaciones de otros preexistentes. Esta es,pues, una de sus primeras fronteras, la formulacin de su texto a partir de la inter-textualidad establecida con el teatro mismo o con otras formas no teatrales de expre-sin, populares, literarias o humansticas. Con una de estas manipulaciones, aque

    o de piojos y actores, recibi en 1980, el Premio Artur Carbonell del FestivalInternacional de Sitges. En 1986 escribe Ay, Carmela!, su obra ms popular, PremioNacional de Teatro 1990. En la Triloga americana, compuesta por El retablo de

    Eldorado, Lope de Aguirre, traidor y Naufragios de lvar Nez o la herida delotro, establece la interseccin entre el teatro y la historia, manipulada hasta que seconfigura como soporte del discurso para sus personajes que buscan construir alpblico desde la escena. La eleccin de sus criaturas entre los que no forman partede la historia oficial es un carcter de estas y de otras obras de su autor; al mismotiempo, estas piezas de teatro histrico poseen tambin el valor especular que veni-

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    mos indicando. Con las pautas de lo fronterizo prosigue su trayectoria el autor en

    los noventa con textos como Perdida en los Apalaches, Valeria y los pjaros,Bienvenidas,El cerco de Leningrado,Marsal Marsal,El lector por horas oLa rayaen el pelo de William Holden. En 2005 se producen dos estrenos de piezas escritasen esta dcada, Fusiles meldicos y Sangre lunar; esta guarda no pocos puntos decontacto, en cuanto al origen y ciertos elementos argumentales con Hable con ella(2002), de Pedro Almodvar; aqu, como en la pelcula del famoso manchego, exis-te una incomprensible redencin de la vctima por el abuso. No es posible terminarestas consideraciones sin aludir a la faceta de profesor de dramaturgia y escrituradramtica que Sanchis ejerce desde hace aos y mediante la que ha generado una

    escuela de autores en los que se reconoce fcilmente la huella del maestro.Fernando Fernn Gmez, desde su juventud conocido actor y autor de numero-sos guiones cinematogrficos, haba estrenado en 1950 la comedia frvolaMarido

    y medio. Mucho tiempo despus, en 1980, estrenaLos domingos, bacanal; en 1983dirige su obra Del rey Ords y su infamia y en 1986 estrena Ojos del bosque. De1990 y 1992 son sus pcaros, Lazarillo de Tormes yEl pcaro, aventuras y desven-turas de Lucas Maraa, respectivamente. Pero su bien merecida fama se inicia con

    Las bicicletas son para el verano, Premio Lope de Vega 1978, drama estrenado congran xito de pblico y crtica en 1982 que aviva la memoria histrica de la guerracivil. El recuerdo deHistoria de una escalera es explcito en algunos momentos dela pieza, que sita de puertas adentro lo que en el texto bueriano se vislumbraba enla escalera de la casa de vecindad. Su labor ha sido reconocida en diversas ocasio-nes; en 1995 recibi el Premio Prncipe de Asturias y desde 1998 ocupa un silln enla Real Academia Espaola.

    Alfonso Vallejo es otro de los ejemplos claros de lo que es el autor espaol delsiglo XX. Prolfico en su quehacer, valorado por estudiosos, premiado por sus valo-res y, sin embargo, rara vez representado en condiciones normales para la recepcin(Gutirrez Carbajo, 2001). Sus primeros textos datan de la dcada de los sesenta: en1977 se le concede el Premio Lope de Vega por El desguace; un ao antes haba

    merecido un accsit del mismo por cido sulfrico y en 1978, A tumba abiertaobtiene el Tirso de Molina. En 1981 recibi el Premio Fastenraht de la RealAcademia porEl cero transparente, una de sus obras ms conocidas. Su amplia pro-duccin recoge ttulos que muestran la construccin simblica de su teatro (Laespalda del crculo, Cangrejos de pared, Orqudeas y panteras, Sol ulcerado,Gaviotas subterrneas, bolaNern). Para Jos Monlen (1978, 12) la tradicin enla que cabe situar el teatro de Alfonso Vallejo es, sin duda, rica en la historia de laliteratura hasta haber hecho de lo kafkiano, en su sentido ms riguroso, un adjeti-vo habitual, pero muy pobre en la historia del teatro espaol. Dentro de est tni-

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    ca publica en el nuevo milenio Panic y Katacumbia; de este ltimo indica Mar

    Rebollo (2004, 20) que es dramaturgia distintiva, un teatro que le permite orga-nizar los sinuosos mecanismos cerebrales y manifestar las tensiones ms inquie-tantes del ser humano.

    La dcada de los ochenta

    Maana, aqu, a la misma hora (1979), Premio Aguilar 1980, es el ttulo de laprimera obra de Ignacio Amestoy, con la que celebra al maestro Buero y a quie-

    nes lo formaron como actor en el Teatro Estudio de Madrid. La pieza conjuga elreferente directo deHistoria de una escalera (que se est ensayando durante el pro-ceso dramtico), la prctica del mtodo que el director impone a los actores y lareflexin poltica sobre el tiempo en el que se inscribe la accin. Obra y autor cons-tituyen el prtico temporal por el que entramos en la dcada de los ochenta con lasnuevas generaciones de dramaturgos. Amestoy, que rene las facetas de actor, dra-maturgo, periodista y profesor de teatro, establece los nombres de la que denominageneracin del 82, donde l mismo ha de ser incluido, en el prlogo que dedica aPrometeo equivocado, de Miguel Medina Vicario, aunque hace notar la evolucintan personal como intransferible de cada uno de los autores citados (Amestoy,1996). En 1982 se le concede el Premio Lope de Vega porHeder, en la que apare-ce el espacio vasco que habr de encontrarse tambin en Doa Elvira, imagnate

    Euskadi,Durango, un sueo. 1439,Betizu, el toro rojo y Guernica, un grito. 1937.Yo fui actor cuando Franco contiene una reflexin profunda sobre el pasado inme-diato espaol y, al igual que enMaana, aqu, a la misma hora se soporta en unaestructura metateatral. En 1995, con La reina austriaca de Alfonso XII(estrenadacomo Violetas para un Borbn) inicia su serie histrica sobre los ltimos reyes dela casa de Borbn. Su produccin reciente est concebida dentro del signo contem-porneo del protagonismo de la mujer, sujeto activo de la peripecia. Cierra bien la

    puerta (2000) es el texto que inaugura la nueva actitud con el personaje femenino yser el primero de su tetraloga Si en el asfalto hubiera margaritas que se completaconRond para dos mujeres y dos hombres, Chocolate para desayunar (ganadoraen 2001 del Premio Lope de Vega) yDe Jerusaln a Jeric. En estas obras el autorest expresando, con frmulas y personajes del presente, la necesidad de una nuevasociedad en la que desaparezcan los estigmas de la diferencia.

    Con la brevedad que imponen los lmites de esta aproximacin al teatro actual,citamos otros nombres que ocupan un lugar destacado en el panorama del teatroescrito y a veces representado en la Espaa de estos aos. Miguel Medina Vicario

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    comparti su actividad teatral en la crtica, la enseanza, el ensayismo y la escritu-

    ra de textos para la escena. Es de referencia obligada su libro de entrevistas El tea-tro espaol en el banquillo (1976) y en su produccin dramtica es preciso destacarEl caf de marfil, Premio Ciudad de Palma 1978; La plaza, Premio Villa deAlcorcn 1985; cido ldico, Premio Enrique Llovet 1989; La cola del difunto oPrometeo equivocado.

    Andrs Ruiz lleva a cabo una continuada labor de escritura teatral en la que des-taca el compromiso poltico-social y de la que son elementos temticos constanteslas terribles experiencias vitales que hubo de soportar; su expresin dramatrgica seimpregna por la pasin por los temas que trata. Emigrado durante veinte aos, su

    actividad comenz en los aos cincuenta; vuelve a Espaa en 1977, pero no encuen-tra la acogida que su teatro mereca. En 1980 escribe Rosas iluminadas; en 1986recibe el Premio Literario del Pas Vasco, conMemoria de aquella guerra; en 1987,el Caldern de la Barca por Ocaa, el fuego infinito; en 1994, el Ciudad de SanSebastin por Os dejo la lluvia y en 1996 estrena en La HabanaDos gotas de olvi-do. Miguel Signes tiene sus orgenes teatrales en los aos cincuenta pero su labor nose ha interrumpido; en 2003 publica Un Eduardo ms, obra de contenido histricodonde reflexiona sobre el poder. Antes quedan sus ms de treinta ttulos entre los quedestacamosEl bonito juego de los nmeros, otra pieza histrica en la que traza laperipecia de su personaje, Antonio Pez, morisco que ha de vivir la expulsin en elsiglo XVII.

    En los ochenta ven tambin la luz algunas obras pertenecientes a autores que porsu edad o caracteres podran haber formado parte de un momento anterior, as suce-de con Contradanza yEl da de Gloria de Francisco Ors, estrenadas en 1980 y 1983;o conEl inquisidor, de Francisco Ruiz Ramn, que obtuvo en 1987 el Premio Letrasde Oro. El actor Tefilo Calle gan e1 Premio Castilla-La Mancha 1985 por Lascometas y publica en 1998El tiempo perdido,La inconclusa yEl precio de la razn.Lorenzo Fernndez Carranza obtuvo en 1980 el Premio Lope de Vega conLos des-

    pojos del invicto seor. En 1982 la Compaa Julin Romea estren Federico. Una

    historia distinta, de Lorenzo Priz Carbonell, autor de muy extensa produccin hastanuestros das, en la que destacan sus adaptaciones de cuentos tradicionales y sus ver-siones de los autos de Semana Santa.

    Los nuevos nombres que van apareciendo lo hacen con rasgos que los definenfrente a los anteriores. No han vivido la etapa ms dura de la posguerra, su fecha denacimiento los coloca, en general, en el resurgir econmico del pas y no sienten elpeso de la censura estatal porque inician su produccin para el teatro despus de1978 (Muoz Cliz, 2005 y 2006). Los seres y las situaciones que trazan tienen quever con el mundo que les ha tocado vivir, un mundo deshumanizado, al tiempo

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    cmodo para algunos y sumamente duro para otros, en el que los individuos buscan

    apoyos interpersonales para resistir o intentan encontrarse a s mismos dentro de lapiel con la que se revisten. En realidad escriben la dramaturgia del perdedor en unasociedad que aparentemente brinda la igualdad de oportunidades. Otra diferenciaclara es que el autor surgido en los ochenta procede en muchos casos de otros mbi-tos del teatro, sobre todo del de los actores; por tanto, al escribir, lo hace desde laprctica escnica, con la intencin de poner ante el pblico sus textos y se erige endirector de su propia obra y productor o coproductor de los espectculos. Todo elloconduce a un formato modesto en cuanto a la propuesta espectacular, que suele con-tar con pocos personajes, espacio nico o casi nico y un sistema expresivo funcio-

    nal, vlido para tratar problemas de unaqu y ahora

    de individuos de este tiempo.Una circunstancia ms que caracteriza la dcada de los ochenta y se extender ala siguiente es la de la inauguracin de los talleres de escritura dramtica, que se ini-cian como actividad del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escnicas. En losochenta, esta creacin dirigida (ajena a los autores anteriores) marca, al menos enuna buena parte de la nueva dramaturgia, la vuelta al cierto aristotelismo que seaprecia en la construccin de las obras de muchos de los jvenes adiestrados pordirectores y autores que han triunfado en tal tcnica, como Jos Luis Alonso deSantos o Fermn Cabal; frente a la desintegracin estructural y la crisis literaria quesobrevino en los setenta, la palabra se revaloriza tambin entre los jvenes, quepiden que, al menos, puedan ser ledas sus obras.

    Un aspecto que es preciso tener en cuenta en esta etapa es la incorporacin de lamujer al espacio pblico del teatro. Esta novedad traer consigo cambios sustancia-les en el punto de vista de la escritura dramtica, como se han detectado en poesay narrativa. Entre 1984 y 1990 las autoras se expresaron en coloquios, entrevistas,mesas redondas, a veces en la escena y, sobre todo, en sus textos; en 1986 formaronla Asociacin de Dramaturgas, que aunque tuvo una existencia muy breve prontose integr en la Asociacin de Autores de Teatro sirvi para poner en contacto a lasmujeres que escriban o queran escribir teatro en Espaa y para que cada una toma-

    se conocimiento de que otras, en su misma situacin, pretendan lo mismo. La pre-sencia femenina en las filas de la dramaturgia espaola ha trado como consecuen-cia una nueva visin del mundo que, plasmada en el producto literario o escnico,cambia los cnones de construccin de personajes y la solucin de conflictos a losque el pblico estaba habituado y, por tanto, favorece una nueva mirada sobre elentorno social y particular.

    En general, en la dramaturgia femenina ms joven, sea o no de ideologa femi-nista, la mujer no permanece pasiva ante el destino colectivo y privado que le vieneimpuesto, sino que en el ltimo momento invierte su situacin y se enfrenta a un

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    futuro no exento de dificultades pero libremente elegido. Y, aunque en la dramatur-

    gia de autor podemos encontrar casos memorables de mujeres transgresoras deba-tindose frente a un sistema que les es hostil, la actividad colectiva e ininterrumpi-da de las dramaturgas ha hecho que lo que era excepcional sea comn y que el pano-rama temtico y constructivo de nuestro teatro se haya enriquecido y renovado conotras voces.

    Ya hemos indicado que, en general, las preferencias estticas se orientan hacia elrealismo, sin que tal frmula sea exclusiva. Las dramaturgas y dramaturgos persi-guen la inmediatez del contacto con el pblico, buscan contar historias de hoy parapblico de hoy y tienen prisa para conseguirlo. La consideracin del caso particu-

    lar ha sustituido a las reflexiones sobre el poder en sus formas abstractas, los con-flictos colectivos y la intencin de influir, a travs del teatro, en el proceso polticoo social. Lo que en la dramaturgia anterior se presentaba en escena era una amargarealidad social, protagonizada colectivamente que, en la mayor parte de los casos,no dejaba salida a los personajes, aunque proyectara una posible esperanza hacia elespectador. Ahora, el personaje busca su realizacin personal y halla un resquicio deesperanza en el proceso dramtico en el que ha tomado parte, adoptando decisionesque cambian, aunque no lo solucionan, su futuro.

    El sistema dramatrgico que domina en los ochenta puede observarse en las pri-meras obras de Jos Luis Alonso de Santos y Fermn Cabal, aunque ambos habancomenzado su actividad teatral mucho antes en el teatro independiente. De 1981 son

    El lbum familiar yLa estanquera de Vallecas, de Alonso de Santos.La estanque-ra de Vallecas (Premio Gallo Vallecano 1981), junto conBajarse al moro, PremiosTirso de Molina y Nacional de Teatro 1985 (compartido ste conLa taberna fants-tica, de Alfonso Sastre) componen un paradigma esttico vlido para muchos auto-res de de estos aos (Piero, 2005). A partir de entonces la carrera de estrenos y xi-tos de pblico de Alonso de Santos no ha decado. Durante los ochenta estrena Laltima pirueta; Fuera de quicio; Pares y Nines. A Trampa para pjaros (1990)seguirn Vis a vis en Hawai,Dgaselo con valium,La sombra del Tenorio, Hora de

    visita, Yankis y yonkis, Salvajes; Cuadros de amor y humor al fresco, Un hombre desuerte yLa comedia de Carla y Luisa, ya se encuentran en el nuevo siglo.

    En 1981 y1982 respectivamente, estrena Fermn Cabal dos ttulos de referenciapara la nueva actitud dramatrgica que nos ocupa: Vade retro y Esta noche granvelada: Kid Pea contra Alarcn por el ttulo europeo. Cristina Santolaria (1996) locoloca, atendiendo a sus estticas y elementos de construccin dramatrgica, entreel realismo y la vanguardia. T ests loco, Briones (1978), su primera obra perso-nal al decir del dramaturgo, se aproxima ms a la vanguardia, mientras que susgrandes xitos iniciales de pblico obedecen a planteamientos realistas y estructura

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    aristotlica. El humor salpica los dilogos en estos textos, de manera que el trgico

    destino de los dbiles no reviste en la superficie los patticos caracteres de la trage-dia. Con una construccin ms fragmentada, escribe Caballito del diablo (estrenadaen 1985) con el tema de la droga y Ello dispara (1990), acerca del terrorismo deEstado. En Travesa, (Premio Tirso de Molina 1991) predominan los elementos sim-blicos sobre las directas reflexiones sociales de obras anteriores. Jos Lus Gmezpone en escena en 1995 Castillos en el aire, un texto en el que la superficie argu-mental (mostrar la corrupcin poltica de un partido fcilmente reconocible) noimpide una lectura ms profunda de desencanto ante unas generales expectativasfrustradas5. Con tema no espaol e impresionante compromiso poltico estrena en

    2002 Tejas verdes, acerca de la represin chilena y en 2004 publica la recreacin his-tricaAgripina.En 1986 la revista Primer Acto dedica unas pginas a los nuevos autores espa-

    oles; en esta ocasin son aquellos que estn iniciando su andadura tras participaren un taller de escritura dirigido por Jess Campos bajo el auspicio del recin estre-nado CNNTE. Con ello se inicia esa literatura dramtica de nuevo signo que partede la enseanza impartida por autores teatrales a otros que desean serlo. Los parti-cipantes en aquella experiencia fueron Paloma Pedrero, Maribel Lzaro, LuisAraujo, Jos Manuel Arias e Ignacio del Moral; casi todos haban trabajado en otros

    mbitos de la expresin teatral pero sus textos, en general, datan de los primerosochenta. En sus opiniones est la preocupacin por hallar un pblico joven para elteatro, que tambin, segn manifiestan, debe partir de ellos, jvenes as mismo, yreflejar las realidades inmediatas del mundo de hoy. En 1990 se reproduce en Primer

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    5 La preocupacin de los dramaturgos por los aspectos polticos de la vida nacional se deja sentir desdelos mismos comienzos del nuevo sistema y el teatro ms arriesgado opta por un anlisis sin subterfu-gios de sus estructuras. En 1979 estrena Buero Vallejo Jueces en la noche, donde muestra situacio-nes y personajes viciados por los males del rgimen recin liquidado. Entre 1980 y 1991, Jos Mara

    Rodrguez Mndez analiza desde este punto de vista el pas en La sangre de toro,El sueo de unanoche espaola, La hermosa justicia y ltima batalla en el Pardo. Jos Martn Recuerda abordatemas de esta ndole en Carteles rotos (1983) y en las piezas protagonizadas porLa Troski; y LauroOlmo, cuya obra surge de sus preocupaciones poltico-sociales, hace el tema ms explcito en PabloIglesias (1986). Obras entre las mencionadas de Ana Diosdado, Jos Sanchis Sinisterra o IgnacioAmestoy, junto con otras de Antonio Martnez Ballesteros (Volvern banderas victoriosas, 1990: oSalir en la foto, estrenada en 1994); la Triloga de los aos inciertos (1989), de Fernando MartnIniesta; Los buenos principios, de Carmen Resino y En igualdad de condiciones, de Pilar Pombo(ambas de 1995); y Combate de ciegos (1997) yEl arquitecto y el relojero (Premio Arniches 2000),de Jernimo Lpez Mozo, abordan el pasado poltico como recuperacin de situaciones que hacencomprender males de este tiempo o de la memoria de aquello que es preciso no olvidar.

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    Acto un nuevo encuentro de jvenes autores que reivindican su individualidad. A los

    nombres mencionados se van uniendo otros: Alfonso Armada, Etelvino Vzquez,Antonio Onetti, Leopoldo Alas, Sergi Belbel, Ignacio Garca May, AntonioFernndez Lera, Alfonso Plou.

    La incorporacin de las autoras al mundo del teatro en estos aos se lleva a cabo,en primer lugar desde las pginas de la revista norteamericana Estreno (1984). Escierto que no han faltando mujeres en nuestra escena a lo largo de los siglos (Nieva

    1993, Hormign 1996, 1997 y 2000) pero desde los aos veinte no se observa-ba un renacer colectivo de la dramaturgia femenina de tan extensa dimensincomo el que estamos refiriendo (Serrano 1994, 2004).

    En 1983 se publicaUn olor a mbar

    , primera obra de Concha Romero. La auto-ra est considerada como una de las de su promocin que ms frecuentemente hamanejado el tema de la mujer en la sociedad actual con discurso especficamentefemenino, lo que hace de forma evidente en obras como Un maldito beso, All l yTengo razn o no?; as mismo es, junto con Carmen Resino, una de las ms asiduascultivadoras del teatro histrico que sirve de reflexin sobre problemas del presen-te. Este tema la lleva a tratar el poder como elemento represivo de las libertadespero, al igual que otras autoras del momento, elige a mujeres que soportan su pesoy se esfuerzan por librarse de l en Un olor a mbar, Las bodas de una princesa,

    Razn de estado o Juego de reinas yAbrzame, Rhin.De 1985 es el estreno en Madrid deLa llamada de Lauren..., de Paloma Pedrero,

    quien obtiene, en 1987, el Premio Tirso de Molina por Invierno de luna alegre(1985), un ao antes haba escritoBesos de lobo, y de 1987 es uno de sus textos dems fuerte teatralidad, El color de agosto, que suscit grandes elogios. En 1989estrena, bajo el ttulo deNoches de amor efmero, tres piececitas breves (Esta nocheen el parque, La noche dividida y Solos esta noche); posteriormente, ha seguidocomponiendo noches que une a las tres iniciales (De la noche al alba yLa nocheque ilumina han sido las siguientes). De 1994 esLocas de amar, donde desarrolla,en clave de humor pero con serio planteamiento, el tema de la liberacin femenina,

    en la lnea de Un maldito beso, de Concha Romero, o De pelcula, de CarmenResino. En 1990 escribe Una estrella, estrenada en 1998. Su dramaturgia gira entorno a unas lneas temticas centradas en la bsqueda de la libertad y de la verdadpersonales, con una esttica realista impregnada de poesa. A veces ha fijado su aten-cin en individuos que, ya casi al final de sus vidas, mantienen su dignidad, comoJuan Domnguez (Una estrella), o la pareja protagonista de En el tnel un pjaro(Enrique y Ambrosia).

    La produccin de Pedrero sirve para explicar la dramaturgia iniciada en los aosochenta, marcada por el realismo y la salida al espacio exterior de la mujer como

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    autora dramtica. Es as mismo, un ejemplo de mujer de teatro empeada en ser reci-

    bida por la sociedad en la que la escribe. Por ello su produccin se prolonga hastael momento presente y, sin perder su personal impronta, siempre est conectada conla ltima realidad vivida. Ejemplo de ello son piezas comoMagia caf,En la otrahabitacin oAna el once de marzo.

    Una produccin de gran inters, a pesar de la sencillez de sus propuestas, es la quellev a cabo Pilar Pombo. Inici su escritura dramtica en 1983 con Una comedia deencargo, a la que siguieron una serie de monlogos con nombre de mujer (Amalia,

    Remedios, Purificacin, Isabel, Sonia) que son, a la vez que introspecciones en elalma femenina, radiografas de otros tantos sectores de la sociedad actual. En 1991

    recibi el Premio I Certamen de Autores de Teatro de la Comunidad de Madrid, porNo nos escribas ms canciones. Textos de formato ms extenso se ocupan de la bs-queda de la verdad (Regreso a Villa Carpanta); de la liberacin femenina (Un puen-te para gritar, Slo lo digo por tu bien); o satirizan la situacin del teatro (Muere,bellaco!). Aunque el conocimiento de su obra quedaba casi exclusivamente restringi-do al mbito de los estudiosos, Pilar Pombo no perdi su impulso para la creacindramtica; en los ltimos aos de su vida llev a cabo una incansable labor, de la quees el mximo exponente En igualdad de condiciones (1995), pieza que trata de latolerancia y de la amistad protagonizada por mujeres muy distintas que se encuentrany se relacionan con el teln de fondo de la guerra civil espaola.

    Otros nombres que componen el renacer de las autoras dramticas pueden citar-se en la dcada de los ochenta. Con una amplia produccin narrativa, Lourdes Ortizcomienza sus experiencias teatrales en 1980 con Las murallas de Jeric; de 1983son Fedra y Penteo; de 1988 es Cenicienta; y el mismo ao estrena Yudita, versindel mito bblico de Judit y Holofernes, donde realiza una reflexin sobre el terroris-mo; seguirn Pentesilea,El cascabel al gato, Electra Babel oEl local de Bernardeta

    A. En 1989 gana un accsit del Premio Marqus de Bradomn Margarita Snchez,conBscame en Hono-Lulu y contina a partir de entonces alternando la comediade humor, el teatro infantil y frmulas dramticas de intencin trgica.

    La escritura feminista muestra a la mujer como vctima de la opresin colectiva,representada en las estructuras sociales, o individualmente en las figuras de padres,maridos, policas, jueces, jefes, abogados; as puede apreciarse en los numerosostextos de Lidia Falcn de directa denuncia contra los abusos sufridos por las muje-res: Tres idiotas espaolas, Calle, pague y no moleste, seora! o Siempre busquel amor. Falcn defiende la construccin de la epopeya femenina, que ella iniciaconLas mujeres caminaron con el fuego del siglo. Dentro del marco del feminismose encuentran Maribel Lzaro y la estudiosa e investigadora del fenmeno teatralMara Jos Ragu; esta cuenta en su haber con varias versiones de mitos clsicos,

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    trados en algn caso a nuestros das (Lagartijas, gaviotas y mariposas. Lectura

    moderna del mito de Fedra), y con piezas de condicin femenina en tiempo presen-te y espacios cotidianos.

    La dcada de los noventa

    Autores que iniciaron su andadura en los primeros ochenta han consolidado sustrayectorias profesionales en el teatro, lo que no siempre se corresponde con unhabitual y normal paso de sus obras por los escenarios, a los que siguen aproximn-

    dose como directores en muchos casos. Ernesto Caballero es buen ejemplo de lo queindicamos. Es director y productor de espectculos propios y ajenos y profesor de laReal Escuela Superior de Arte Dramtico de Madrid. Su obra dramtica deja ver deun lado las preocupaciones sociales de su generacin, que expresa mediante unaesttica realista, como puede advertirse en Squash (1988) o Retn (1991); otrasveces entrevera el realismo con elementos vanguardistas o con la tadicin siglodo-rista de realidadficcin, como sucede en el magnfico texto de Auto (1992) o

    Destino desierto (1996). No es que en estas abandone la dimensin social o los con-flictos individuales de las de corte ms realista, sino que la presentacin de los mis-mos tiene lugar dentro del marco de irrealidad que proporciona la indeterminacinde los lmites espaciotemporales en los que se produce su peripecia y la carenciade certezas que poseen los personajes y transmiten al receptor. Otras obras deCaballero son Mara Sarmiento, la peculiar versin del mundo de Bernarda Albatitulada Pepe el Romano; o Santiago (de Cuba) y cierra Espaa!, escrita con moti-vo de la efemrides del 98. En alguna ocasin (Te quiero, mueca y Un busto alcuerpo, 2000) ha abordado el gnero de la comedia. En Un solo para Paquita tratael tema de la condicin femenina a partir del trgico monlogo de su personaje.

    Esta lnea de diversificacin entre la escritura y la prctica teatral no es infre-cuente. Alfonso Zurro, autor y director, ha escrito varias colecciones de piezas bre-

    ves donde se entremezclan irona y sentido del humor con cierto tono de infantilis-mo popular, as ocurre en Farsas maravillosas (1985), Por narices (1990) o

    Bufoneras (1994). Profesor, director, traductor y ensayista es tambin el dramatur-go Luis Araujo, que ve sus primeros estrenos y lecturas pblicas a comienzos de losochenta (Las aventuras y malandanzas de Aurelio y Constanza, Luna negra,Fantastic calentito, Dos billetes a Lisboa, La parte contratante). En La construc-cin de la catedral (1992) aborda el drama histrico. En 1993 estrena Vanzetti, cuyoargumento muestra, mediante una acertada tcnica fragmentaria, cmo fueron ajus-ticiados en Boston los inmigrantes italianos Nicols Sacco y Bartolom Vanzetti,

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    acusados indebidamente de alentar a obreros revoltosos; el texto no habla slo de un

    hecho de otro tiempo y otro lugar sino que alerta sobre problemas actuales de dis-criminacin e injusticia en una corriente de teatro histrico de tema internacional,caracterstico de los jvenes autores de los noventa.

    Ignacio del Moral, actor desde los veinte aos, inicia su trayectoria como autoren los ochenta con Soledad y ensueo de Robinsn Crusoe, dirigida por ErnestoCaballero con su recin formado grupo Producciones Marginales; y Sabina y lasbrujas o La noche de Sabina, inspirada en la comedia de magia del siglo XIX. Perosu carta de naturaleza como autor se la otorgar La mirada del hombre oscuro(Premio SGAE 1991, llevada al cine por Imanol Uribe en 1996, con el ttulo de

    Bwana), un texto impresionante en el que se unen la profundidad temtica, la agili-dad expositiva y la caracterizacin de unos personajes humanos en su miseria y suindefensin; donde se tratan, sin violencia y sin concesiones, la insolidaridad y laxenofobia, tema este ltimo que se incorpora tambin en los noventa merced a losrpidos cambios que a partir de aqu sufre la sociedad. La construccin dramatrgi-ca flucta entre el plano de la realidad a pie de calle de la ancdota que configura elargumento, y la presencia de un mundo interior producto de la participacin delreceptor en el universo mental del personaje de Ombasi, el negro africano que llegamedio muerto a nuestras costas. Ignacio del Moral ha seguido componiendo estam-

    pas desoladas pero abiertas a la esperanza de esta sociedad fin de siglo en obrascomoBoniface y el rey de Ruanda, finalmente denominada Rey negro, o Pginasarrancadas del diario de P.

    En este grupo de autores que recorre la dcada de los noventa figura el periodis-ta, actor y director Alfonso Armada, quien escenifica en La edad de oro de los

    perros, Sin maldita esperanza oEl alma de los objetos srdidas situaciones y reta-zos del horror de una sociedad enajenada por elementos como la televisin o los pro-ductos de consumo. Una figura de inters en estos aos es Antonio Onetti, profesor,director de escena y dramaturgo, que opta por un fuerte compromiso social usando

    para su expresin descarnadas formas naturalistas. Plantea temas de abuso y some-timiento y dibuja fuertes situaciones llevadas a cabo por perdedores sociales, vcti-mas aplastadas por el peso de una sociedad que no perdona a los dbiles. Andalucasubyace en algunos motivos temticos y en el duro ambiente que provocan la pobre-za y la sequedad. Ejemplos significativos se encuentran en Malfario, La pual,Purasangre o Madre Caballo. El conjunto de su obra mereci en 1992 el PremioRoyal Court Theater Playwrights Award concedido por el Royal Court Theater deLondres. Es autor del guin de la serie de TV, basada en un hecho real, PadreCoraje.

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    Alfonso Plou obtuvo el Premio Marqus de Bradomn 1986 por El laberinto de

    cristal y en 1989, el Premio Castilla-la Mancha porLa ciudad, noches y pjaros. Hacultivado la modalidad de teatro histrico en obras como Rey Sancho o Goya. Suacercamiento a la historia lo realiza para recuperar tramos de la misma, no con lafuncin especular y crtica que hemos comentado. Maxi Rodrguez es autor de ttu-los comoEl color del agua, Premio Marqus de Bradomn 1989; O, o, o(1994),quizs su texto ms popular, donde narra una historia de perdedores e ilusiones asen-tadas en endebles pedestales que son los que sustentan a los hinchas que esperan elxito de los futbolistas mientras que ellos no tienen ni qu comer; El lbulo y lasorejas, I Premio de Textos Dramticos Teatro Jovellanos, o Las aerbicas, cuyos

    personajes son mujeres en la tercera edad. En 1986 se le concede el Premio Tirso deMolina a Ignacio Garca May porAlesio, una comedia de tiempos pasados o Bululy medio, estrenada en 1987 en el Centro Dramtico Nacional. La mayor parte de suproduccin corresponde a la dcada de los noventa: Operacin pera,El dios tor-tuga oLos vivos y los muertos, estrenada por el CDN en 1999. De 2002 es la par-bola futuristaAos eternos y en 2004 se publica ltimos Golpes de Butch Cassidy.Como he indicado en otro lugar, hay algo que conecta sus obras y a sus personajes:el traslado de un lugar a otro real o imaginario, el viaje que sirve para desvelar cla-ves, para el encuentro y el desencuentro, para proporcionar la distancia y con ella lareflexin.

    Dentro de la lnea de teatro histrico de intencin crtica se sita parte de la dra-maturgia de Eduardo Galn, profesor, crtico e historiador de la literatura que en1994 recibi el Premio Enrique Llovet porLa amiga del rey, donde se recrean losamores de Felipe IV con La Calderona;La sombra del poder, escrita en colabo-racin con Javier Garcimartn, con quien tambin realizaLa posada del arenal. Enespacio contemporneo estn ambientadas Annima sentencia y Mujeres frente alespejo, una obra sobre la condicin femenina muy en la lnea que haban marcadodiez aos atrs las autoras. Un prolfico autor de estos aos es Jorge Mrquez, queinicia su actividad en los ltimos setenta pero su salida al espacio nacional se pro-

    duce con el estreno en 1991 deHazme de la noche un cuento; de 1986 es su aproxi-macin al tema de la conquista de Amrica con Hernn Corts. Ms tarde estrenaTteres de la luna, con direccin de Manuel Canseco. La tuerta suerte de PericoGalpago, Premio SGAE 1994, fue estrenada en La Habana con direccin de JuanMargallo. Amplia trayectoria posee Miguel Murillo, quien evoca en su dramaturgiatiempos y espacios dominados por la represin generada en la posguerra. El tonofarsesco y distanciador no impide la recuperacin de un pasado castrante (Las maes-tras, Premio Constitucin 1985, y Un hecho aislado) y la denuncia del poder, queen los ltimos tiempos se disfraza de mercado (Una semana en Miami, 1995). Otros

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    ttulos suyos sonEl reclinatorio y Columbella, Premio Torres Naharro 1980 y 1982;

    Perfume de mimosas, Premio Internacional de Teatro Juana Seijo 1991 y El pjarode plata, unidas al publicarse bajo el ttulo Perfume de la memoria; su pieza breveSudaca es un texto intenso sobre la xenofobia. Muchos otros nombres podamosaadir; algunos de los cuales han merecido preciados galardones. En cataln com-pone Sergi Belbel sus textos, gran parte de los cuales estn traducidos al castellano.Muy joven inici una brillante carrera, tras ganar el premio Marqus de Bradomn1985 porA.G./V.W. Caleidoscopio y faros de hoy; en 1992, su obraElsa Schneiderform parte de la antologa de Teatro Espaol Contemporneo, editada con ocasindel Quinto Centenario, en 1996 estrena en Madrid uno de sus xitos comerciales,

    Despus de la lluvia, con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Dramtica.Su dramaturgia, aunque iniciada en los ochenta, posee las marcas caracterizadoras

    de los autores que fueron alumnos de Sanchis Sinisterra y pueblan el panorama delos noventa (Ragu, 1996 y 2000). Particular inters presenta tambin la obra deRodolf Sirera, algunos de cuyos ttulos (en ocasiones en colaboracin con su herma-no Jos Luis) han alcanzado gran difusin a travs de montajes o ediciones, as suce-de con El veneno del teatro (1978),La primera de la clase (1983-1984) o IndianSummer (1987). Jos Luis Miranda ha obtenido los Premios Tirso de Molina 1988,por Ramrez; Enrique Llovet 1993, por La nia del almanaque; y Lope de Vega1996, por El hoyo de las agujas. Con la historia como inspiracin FernandoDomnech, profesor y estudioso del teatro, escribe Los brujos de Zugarramurdi(1993); e Inessa de Gaxen (1995). Santiago Martn Bermdez recibe en 1994 elPremio Lope de Vega porNo faltis esta noche y cuenta con numerosos ttulos edi-tados donde hace ver su calidad literaria y vasta cultura: Carmencita revisited;

    Nosotros, que nos quisimos tanto; Penas de amor prohibido (Premio Alcorcn1994);La ms fingida ocasin;Lunas; Tiresias, aunque ciego;El vals de los conde-nados;Las gradas de san Felipe. Fernando Almena tiene en su haber mltiples pre-mios a su obra dramtica y narrativa que ocupan parte de la dcada de los ochentay los noventa; ha dedicado gran parte de su produccin al pblico infantil; entre sus

    ttulos ltimamente publicados se encuentranEx, o la irrefrenable marcha del can-grejo, Viva Cardona!, Made in Spain yDiscretamente muerto y otros textos breves.

    A pesar de que los lmites temporales son difciles de marcar, en los aos noven-ta se perfila una nueva y joven generacin de autoras y autores que rompe algunosde los esquemas utilizados por la anterior. Ello no quiere decir, claro est, que al apa-recer una no tengan existencia y vida quienes llenaron los aos anteriores; a la vistaqueda, en las trayectorias que hemos esbozado, la vitalidad de estos paladines queluchan por hacerse or en un mundo dominado por otros modos de comunicacin ypor otras manifestaciones literarias. Las enseanzas de taller se siguen prodigando,

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    aunque una esttica desintegradora del realismo y del aristotelismo, que parte en

    buena medida de la influencia ejercida por Sanchis Sinisterra, se va imponiendo enlos ms jvenes. A esto se aade la enseanza de la escritura como parte de las dis-ciplinas de Dramaturgia impartidas en las Escuelas de Arte Dramtico y a losSeminarios y Talleres que dependen de Universidades, Ayuntamientos o entidadesprivadas. Numerosos premios de autora joven y femenina se consolidan o comien-zan (Marqus de Bradomn, Mara Teresa Len, Universidad Politcnica de Madrid,Universidad de Sevilla) estimulando a los nuevos creadores y favoreciendo la abun-dancia y difusin de los textos. Desde la instauracin en 1984 del Marqus deBradomn, se ha dado en llamar a los autores que surge al filo de los noventa bra-

    domines, de los que ya han sido aludidos algunos de los ms veteranos.Los ms jvenes, como sus antecesores, observan su entorno y construyen laimagen que ellos perciben. Hablan de los efectos de la enfermedad (Suea Lucifer,de Carmen Delgado, Bradomn 1990); de incomunicacin y desencuentros; y tam-bin, como los anteriores, de relaciones interpersonales, de sociedad, de violencia,de xenofobia. Desde el punto de vista esttico y constructivo se aprecia un cambiosustancial. Los autores que se inician en esta dcada tienden, en general, a elaborarmateriales dramticos o poticos que se formalizarn en la escena; sus textos refle-

    jan en ocasiones como hemos indicado, la procedencia de una escritura guiada

    donde se perciben con claridad las estructuras bsicas de las que se ha partido; lospersonajes suelen entrar en conflicto durante un encuentro fortuito en un espaciocomprimido por la ausencia de otros seres que lo vitalicen, presididos por la noctur-nidad y la carencia de todo signo identificativo concreto. Dicha carencia la padecentambin sus ocupantes marcados genricamente como Hombre/Mujer; l/Ella;Uno/Una; o, incluso, Uno, Dos, Tres; en algunas propuestas interesan las relacionesdomsticas (Marido/Mujer; Padre/Hijo) o la oposicin por edad (Joven/Anciano).Se hacen habituales los juegos con la realidad y la ficcin, las transgresiones espa-cio-temporales y la indeterminacin, que afecta al tiempo, al espacio y a los perso-

    najes. En suma, estos jvenes escritores de las postrimeras del siglo XX vuelven lamirada a los procedimientos de aquellos que con sus innovaciones abrieron el sigloen la etapa de las vanguardias, y cultivan la irracionalidad potica que lleg de lamano del surrealismo y, posteriormente, del absurdo. Muchos, inspirados por lasenseanzas de Sanchis, asimilan la esttica beckettiana, que, unida a la estructura deconfrontacin expresada por Pinter, al descubrimiento de la desintegracin del dis-curso que propone en sus textos Heiner Mller, a la influencia de coregrafos ydirectores que participan en los festivales internacionales, que tienen lugar sobretodo en Barcelona y Madrid, y a su propia experiencia fraccionada de la realidad,

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    proporcionada desde el mando de la televisin, configuran, en lneas muy generales

    y por tanto muy imprecisas, el panorama esttico de estas dramaturgias.En los dos mil, se intensifica el gusto por la pieza breve, se vuelve, en ciertamedida a algunas formas del realismo y predominan las estructuras fraccionadas; enlos temas, la violencia, ejercida desde los estados y desde los grupos terroristas, lapresencia de una inmigracin arrolladora y las dificultades para convivir que gene-ran situaciones mltiples de violencia, el comercio de personas (mujeres, nios),sern elementos fcilmente detectables en las nuevas producciones,

    El madrileo Juan Mayorga, matemtico, profesor de teatro, doctor en Filosofa,posee una de las ms slidas dramaturgias actuales. En 1992 funda, con Luis Miguel

    Gonzlez, Ral Hernndez y Jos Ramn Fernndez, El Teatro del Astillero,grupo que propone la creacin colectiva y de donde han salido muchos de los auto-res ms premiados de los noventa. En 1995 se une a ellos Guillermo Heras, directory autor de textos dramticos comoIntil faro de la noche,Muerte en directo y Ojosde ncar.

    Mayorga se da a conocer con un drama poltico, Siete hombres buenos; en 1992Ms ceniza obtiene el Caldern de la Barca; su trabajo de escritura sigue incesante:El traductor de Blumemberg; Concierto fatal de la viuda Kolakowski,El sueo deGinebra,El jardn quemado, El hombre de oro, La mala imagen,Legin,La piel.En 1999 recibe el espaldarazo definitivo al estrenar en el Centro DramticoNacional, con direccin de Guillermo Heras, Cartas de amor a Stalin. En los dosmil ha visto en escenaAlejandro y Ana,Animales nocturnos,Himmelweg (Caminodel cielo), Premio Enrique Llovet 2003,Las ltimas palabras de Copito de nieve y

    Hamelin. Mayorga lleva a cabo un teatro de gran experimentacin formal y profun-da reflexin temtica. El poder, la violencia, las relaciones entre arte y poder, laceguera ante las atrocidades histricas son temas de sus obras que configuran una delas dramaturgias ms destacadas de la joven generacin.

    Ral Hernndez Garrido ha obtenido por su obra dramtica los ms prestigio-sos premios: en 1991 recibe el Ciudad de Alcorcn, con De la sangre sobre la

    nieve; el Premio Caldern 1994 recae sobreLos malditos;Los restos: Agamennvuelve a casa ser Premio Rojas Zorrilla 1996; y en 1997 gana el Lope de Vegacon Los engranajes. Otras obras suyas son Los restos: Fedra, Escena paraFedra, Las madres de mayo van de excursin, Entre muros 37. Ral Hernndez,como Juan Mayorga, manifiesta una constante tendencia a la experimentacincon los elementos de construccin dramatrgica y sus obras delatan un denso yvalioso sustrato cultural. Jos Ramn Fernndez recibe el Premio Caldern de laBarca en 1993 con Para quemar la memoria; escribe textos con sus compaerosde El Astillero (Dos, 1898, El cometa) y con otros autores. Pero su colabora-

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    cin ms significativa es la que ha llevando a cabo con Yolanda Palln y Javier

    Yage en la composicin de la Triloga de la juventud. Su dedicacin contina alo largo de los ltimos aos; en 2003 recibi el Premio Lope de Vega por Nina.En 1991 gana Antonio lamo el Premio Bradomn conLa oreja izquierda de VanGogh, texto con el que da comienzo una serie de ellos que tiene como protago-nistas a grandes representantes de la ciencia, la cultura o la poltica. La interna-cionalizacin de los temas y personajes histricos elegidos es, como hemos indi-cado, algo que distingue a los autores que nos ocupan de sus antecesores. Con losinventores de la bomba atmica construye Los borrachos (Premio Tirso deMolina 1993 y Ciudad de Alcorcn 1994).Los enfermos, Premio Born 1996, est

    protagonizada por Hitler, Churchill y Stalin. Tambin en 1996 recibe el PremioPalencia por Pasos, texto aparentemente menor en el que el dramaturgo habla derelaciones personales (Madre/Hija) a partir de una original perspectiva estableci-da por la visin del mundo de los humanos, contemplado por unas cucarachas. Elhecho de que la mayor parte de los autores del ltimo decenio haya sido distin-guido en los premios Bradomn ha motivado el que se les apellide con este rtu-lo, aunque algunos, como es el caso de Borja Ortiz de Gondra, se manifiesten encontra de tal etiquetaje (Fritz-Prtl, 2000, 21-35). No obstante, Ortiz de Gondraha figurado en dos ocasiones en la nmina de tales premios y fue ganador en1995 conDedos. Gran inters en cuanto a la construccin y a los temas que trataen sus mltiples historias presenta su obra Mane, Thecel, Phares, PremioCaldern de la Barca 1998.

    Un caso interesante de colaboracin es el de la establecida entre los autores ali-cantinos Rafael Gonzlez y Francisco Sanguino. Desde sus comienzos construyenhistorias urbanas de gentes casi annimas, perdedores, seres marginales, productosde la vida actual.Metro, Premio de la Generalitat Valenciana 1994, ejemplifica talafirmacin; en 1995 obtienen el Ciudad de San Sebastin por Creo en Dios, una obrade desoladora humanidad. En solitario, Rafael Gonzlez ha escrito La pesadilla,

    Bienvenidos a diablo,Lovo; y Francisco SanguinoMario 1979 oEl urinario.

    En 1989 crea Rodrigo Garca el grupo de teatro La Carnicera, con el que daforma escnica a sus textos, que se desarrollan mediante estructuras lingsticas casidesnudas, retahlas de palabras, sintagmas y frases hechas necesitadas de la plasma-cin escnica. Una dramaturgia que pretende enfrentar al receptor con las lacras dela sociedad en la que vive, y ser absolutamente diferente a todo lo representado ensu entorno. La lista se engrosa da a da con los autores y autoras que slo puedenver sus textos en pie en montajes alternativos y que son conocidos, la mayor partede las veces, a partir de las numerosas publicaciones teatrales del momento y de laatencin crtica que se les presta por parte de los investigadores6. Dentro de este

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    panorama merece mencin aparte la escritura dramtica femenina, ya que, a pesar

    de la igualacin que se ha producido en la situacin de dramaturgas y dramaturgosen la ltima dcada del siglo XX respecto a la que existiera en las anteriores, desde1994 se convoca el Premio Mara Teresa Len para autoras dramticas, con lo queson distinguidas del resto de los autores de teatro.

    Entre sus ganadoras, Yolanda Palln lo obtiene en 1995 por Los restos de lanoche; el mismo ao consigue el accsit del Premio Marqus de Bradomn conLamirada; y en 1996, el Caldern de la Barca porLos motivos de Anselmo Fuentes. Unao despus estrenaLista negra y desde 1997 colabora, con Jos Ramn Fernndezy Javier Yage, en la mencionada Triloga de la juventud.

    En 1997 recibi el premio Mara Teresa LenEl instante, de Llusa Cunill, for-mada en escritura por Sanchis Sinisterra en la Sala Beckett de Barcelona; en 1991se le concedi el Premio Caldern de la Barca porRodeo, cuyo montaje realiz elTeatro Fronterizo. Estren en 2005, dirigida por otra dramaturga y directora, LailaRipoll,Barcelona mapa de sombras, en el CDN. En el volumen correspondiente ala edicin de los Premios Mara Teresa Len de 1998 aparece, por recomendacindel jurado en virtud de sus valores literarios Blue Mountain (Aroma de los ltimosdas), de Itziar Pascual, periodista, titulada en Dramaturgia, profesora y mujer acti-va del mundo del teatro que tiene en su haber ya una apreciable dramaturgia. En la

    primera dcada del nuevo milenio funda con otras profesionales del teatro LasMaras Guerreras (Pascual, Encarnacin, Reiz, 2004), para, como hicieran en losochenta las componentes de la Asociacin de dramaturgas, luchar por dar espacio alas mujeres de la escena espaola7. Al grupo de las guerreras pertenece Antonia

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    6 El lector puede acercarse, por ejemplo, a los volmenes publicados por el Instituto de la Juventuddesde 1984, en los que se reproducen los textos del Premio Bradomn y los dos Accsit; los PremiosCaldern pueden encontrarse en la revista Primer Acto y, en la actualidad en la coleccin del Centrode Documentacin Teatral; el Instituto de Cooperacin Iberoamericana publica el Tirso de Molina.Los Premios Buero Vallejo, que se conceden desde 1985, son editados por el Patronato de Cultura del

    Ayuntamiento de Guadalajara; la Asociacin de Directores de Escena publica los premios MaraTeresa Len. Existen igualmente colecciones dedicadas a difundir el texto teatral actual (la de laSGAE, las de la AAT, la coleccin de textos de la Muestra de Teatro de Autores Contemporneos deAlicante, Hiru, Espiral Teatro, aque, etc.; algunas editoriales (Austral, Ctedra, Castalia,Octaedro...) incluyen textos de autores espaoles vivos en sus colecciones literarias. Universidades,como las de Murcia, Alcal, Valencia y, recientemente, la UNED, dedican colecciones al teatro. Enlos ltimos aos, las Escuelas de Arte Dramtico editan los textos que resultan de los trabajos reali-zados por los alumnos de Dramaturgia.

    7 El grupo se configura como Asociacin de Mujeres de las Artes Escnicas en Madrid pero en otrosespacios de la geografa del pas existen colectivos con intenciones afines: Sormbulas, de Alicante;Proyecte Vaca, de Barcelona; Federicas, de Granada; o AMAE, de Mlaga.

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    Bueno, quien a partir del ao 2000 viene dando a conocer su triloga de mujeres his-

    tricas Sancha, reina de la Hispania;Zara, favorita de Al-Andalus (2002) yRaquel,hija de Sepharad(2005).Muchas nuevas presencias de autoras y autores podran mencionarse a partir,

    sobre todo, de los premios y publicaciones. Beltrn Snchez fue Premio BueroVallejo 1991 conLos conspiradores; en 1993, en un coloquio transcrito en las pgi-nas del nmero 249 de Primer Acto surgen los nombres de Anglica Lidel, JessGonzalo y Soledad Iranzo, junto a otros ya conocidos; en 1994 se publicaMal bajo(accsit del Premio Caldern 1989), testimonio escalofriante de la vida dentro deuna crcel de mujeres, escrito por Elena Cnovas, en colaboracin con Paula

    Monmeneu y Victoria Nacario. Cnovas desarrolla una labor nica con su grupoYeses, integrado por presas. En 1996 Encarna de las Heras publica La orilla rica,sobre el tema de la inmigracin. Una novedad en los noventa es la de la aparicinde directorasautoras como Helena Pimenta, Sara Molina o la aludida Laila Ripoll,quien da comienzo al filo del dos mil a una interesante produccin para el teatro(Unos cuantos piquetitos,Atra bilis,El da ms feliz de nuestra vida). En 1997 sepublicaLos das perdidos, de Eva Hibernia, que recibe un accsit del Marqus deBradomn con El arponero herido por el tiempo, un texto de profundo tono lricocomo en ella es habitual. El mismo ao aparece traducida al castellano la obra deXavier Lama El peregrino errante que cans al diablo, donde recrea una Galiciaancestral y visionaria llena de magia y de poesa.Recreo, de Manuel Veiga, obtieneel Premio SGAE 1997; en 1998 gana el Premio Caldern Topos, de AntonioCremades y el de la SGAE recae en Mirador, de Paco Zarzoso. Especial intersposeeLa tribu (1998), de Alberto Miranda Bonilla, que ofrece una mirada, fotogra-ma a fotograma, de un mundo adolescente envilecido y desesperado. El PremioUniversidad Politcnica de Madrid se otorga este ao a El error, de Miguel ngelZamorano; y se concede el Premio Literario de la Universidad de Sevilla en lamodalidad de teatro a Diana de Paco Serrano, por Eco de cenizas; la autora quedafinalista del Premio Caldern de la Barca del ao 2000, con Polifona, un anlisis de

    los mitos femeninos. De 1999 es la obra de David DesolaBaldosas, ganadora delPremio Marqus de Bradomn. En la dcada de los noventa aparecen textos de auto-res que, por su edad, podran incluirse en etapas anteriores, as Lus ValderramaModrn (La ltima hora; La Venus del Camposanto; Una mujer, una senda). Enotros casos se inician trayectorias como las de Margarita Reiz (Rebao,Confabulacin) y Patricia Poblacin (Despierta muchacho!). Las colecciones depiezas breves que publica la Asociacin de Autores de Teatro congregan a muchosde los autores aqu nombrados y a otros ms. Algunos con densas trayectorias, otrosen su inicio absoluto; todos comparten el deseo de proyectar la imagen del mundo

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    en el que vivimos; en algunos existe la voluntad de crear un estilo y otros aceptan

    normas establecidas por sus maestros y monitores. La recuperacin de la memoriahistrica, el debate social sobre la violencia, la presencia del extranjero, las manipu-laciones del poder, son temas de la ltima dramaturgia que, como siempre ha suce-dido en el teatro, traslada al texto los conflictos de su poca. Lo deseable sera quetodo ello pasase tambin a la representacin.

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