El Vértigo

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VOCABULARIO aldabón: Aldaba grande. Pi eza de hierro o bronce que se pone a las puertas para ll amar golpeando con e ll a. buduar: Del francés "boudoir" [buduar]: saloncito, pe- queña habitación o cama rín de señora . castañazo: Argentina y Uruguay: puñetazo. iergue: Del ve rbo erguir. En este caso correspo nde al modo indicati v o, 3" persona del sin gu l ar , aun qu e su conjuga- ción correcta sería irgue o yergue. Este verbo, según la Academia de la Lengua, puede conjugarse en todos sus tiempos y personas. En l os tiempos del lcr. grupo (pre- sente de indicativo, subjunti vo e imperativo) diptonga la e radical en ie, que se escribe ye por razón ortográfi- ca, como los de la pr imera cl ase, o la debilita en i, co- mo los de la sexta clase. En los tiemp os del 3er. grupo (pretérito indefinido y pretérito y futuro imperfecto del subjuntivo) y en el ge rundio , debilita tamb i én la e · radical en i, como lo s de la sexta clase. Ej.: i rg uió; ir- guiera o irguiese; irguiere; irguiendo. Significa: l evan - tar, al zar. pifia: Golpe en falso que se da en el juego de billar. Signifi- ca e rror o equivocación. Por extensión: burla, mofa. tocar ronda: Acción de tocar el silbato y vigilar de noche la población para asegurarse de que reine el buen orden. El agente de policía, a comienzos de siglo, aco s- tumbraba pasearse por las ca lles durante la noche. ( 1919) EL VÉRTIG0 1 DRAMA EN DOS ACTOS Es tre nad o por la Compañía Angela Tesada en el Teatro Mayo : el 12 de septiembre de 1919. REPARTO M · .. . ................ P. Mora ansa.. ..... .... . .... ........ ... ........ d Doña Angel a ..... .. ... . ........ . .. .......... ... ... · · · · .. A. I sabel ···································· ···· ·· ··· · ···· ·· ··· H. Vsd a R , 1 ... ....... F. Blanco omu o ..................................... .... · h' d' Miguel ...... ... .... ....... ........... · . .... · · .... · .... P · .sar 1 Silvestre ............................................. P. G. Carlos ..................................................... Vannuccs Madar ia ....... . ........ . .. .. .............. ..... ...... .. Casamayor Nota: 'd d A Se cita el texto po r la edición de Obras Escogr as,, e mando Discépolo, Bue nos Aires, Ed itorial Jorge Alvarez, 1969, tomo l, pp. 203-244. Colección Clásicos de Nuestro T ie mpo .

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Armando Discepolo, su primera obra teatral

Transcript of El Vértigo

  • VOCABULARIO

    aldabn: Aldaba grande. P ieza de hierro o bronce que se pone a las puertas para lla mar golpeando con ella.

    buduar: Del francs "boudoir" [buduar]: saloncito, pe-quea habitaci n o camarn de seora.

    castaazo: Argentina y Uruguay: puetazo.

    iergue: Del verbo erguir. En este caso corresponde al modo indicativo, 3" persona del singu lar, aunque su conjuga-cin correcta sera irgue o yergue. Este verbo, segn la Academia de la Lengua, puede conjugarse en todos sus tiempos y personas. En los tiempos del lcr. grupo (pre-sente de indicativo, subjuntivo e imperativo) diptonga la e radical en ie, que se escribe ye por razn ortogrfi-ca, como los de la primera clase, o la debilita en i, co-mo los de la sexta clase. En los tiempos del 3er. grupo (pretrito indefinido y pretrito y futuro imperfecto del subjuntivo) y en el gerundio , debilita tambin la e

    radical en i, como los de la sexta clase. Ej.: irgui; ir-guiera o irguiese; irguiere; irguiendo. Significa: levan-tar, alzar.

    pifia: Golpe en falso que se da en el juego de billar. Signi fi-ca error o equivocacin. Por extensin: burla, mofa.

    tocar ronda: Accin de tocar el silba to y vigila r de noche la poblacin para asegurarse de que reine el buen orden. El agente de polica, a comienzos de siglo, acos-tumbraba pasearse por las calles durante la noche.

    ( 1919)

    EL VRTIG0 1 DRAMA EN DOS ACTOS

    Estrenado por la Compaa Angela Tesada en el Teatro Mayo: el 12 de septiembre de 1919.

    REPARTO

    M .. . ................ P . Mora ansa.. . .. .. .... ..... ........ ... ........ d Doa Angel a ..... . . ... . .... .... ... .......... ... ... .. A. Tes~ ~ Isabel H. Vsda R , 1 .. ........ F. Blanco omu o..................................... .... h' d' Miguel ...... ... .. .. ....... ........... . .... .... .... P A~ .sar 1 Silvestre ............................................. P. G. nma~ Carlos ..................................................... Vannuccs Madaria ....... ......... ... .. ....... ....... ..... ...... .. Casamayor

    Nota: 'd d A Se cita el texto por la edicin de Obras Escogr as,, e r mando Discpolo, Buenos Aires, Editorial Jorge Alvarez, 1969, tomo l, pp. 203-244. Coleccin Clsicos de Nuestro Tiempo.

  • ACTO l

    Comedor. Puertas en el joro y en cada lateral. El !o-rillo es un patio libre de plantas, limitado al frente por una pared baja. Mesa en medio de la escena. Cristale-ro en el joro, a la derecha; trinchante a la izquierda, segundo trmino; mecedora, dos sillones y sillas. M-quina de coser en primer trmino a la derecha, mesa de joyero de cuatro asientos. Las herramientas y uten-silios para el engarce* y cincelado*, iluminadas por una lamparilla elctrica con pantalla verde. Las seis de la tarde. Primavera. En Buenos Aires. (Rmulo, Miguel, Silvestre y Marisa. Los tres hombres con la visera resguardadora sobre los ojos, cincelan las joyas empotradas en el/acre.* Silvestre sil-ba, mientras da trazos rpidos de punzn*.)

    RMULO- Se me corri el punzn! .. . (Lo arroja sobre la mesa.)

    MIGUEL- Ests nervioso; qu te pasa? RMULO- Qu s yo! (Toma nerviosamente la herra-

    mienta y vuelve a la labor.) SILVESTRE- (Cantando a media voz lo que silbaba.)

    L'amore ... l'amore un dardo!. .. (Pausa. Miguel observa disimuladamente a Rmulo.)

    MAR ISA- (De derecha.) Uh!... No sienten calor? ... (Abre el joro.)

    RMULO- S. MARISA- Los das son ms largos ya. (Va a la mquina de

    coser y guarda la labor. Silvestre estornuda.) Salud! SILVESTRE- Gracias. Este clima de Amrica!. .. MAR ISA- Ya est el rezongn . (Mutis por derecha, llevan-

    do una prenda.) SILVESTRE- Ah, mi tierra!

    2M

  • MIGUEL- Todas las tierras son iguales. RMULO- Malas. MIGUEL- O buenas. La cuestin es vivir entre los que se

    ame. (Pausa. Vuelve Marisa. Rmulo sigue los mov-. mientas de ella con una lascivia que no puede ocultar.)

    St L VESTRE- (Co111o una cwllilena.) L 'amore ... l'amore un dardo! ...

    RMULO- Ah! ... Se me corri otra vez! ... (Levanta la piedra de/lacre como para arrojarla.) .

    MIGUEL- Bueno, no te pongas as. Deja, hombre. Dame... (Toma la piedra.) Bah!... se puede arreglar ... y mira, el mal trazo indica un dibujo origi-nal... (Trabaja en la joya. Rmu/o est en el foro.)

    SILVESTRE- (Como antes.) L'amore ... l'amore! ... MIGUEL- (Por lo bajo.) Todo el dia con e~a cantilena*. SILVESTRE- Qu quieres ... Muchas maanas a l despertar,

    ya la tengo en el odo, sa u otra, y debo repetirla y re-petirla fatalmente, obsesionadamente... No puedo librarme de ellas; no te ocurre?

    MIGUEL- S, pero me la guardo. SILVESTRE- (Olvidado ya.) L 'arnorc ... l'amore! ... (Re-

    acciona.) Perdn. MARISA- (Junto al hermano, por la obra.) Qu bien! MIGUEL- No tiene importancia. Aqul exagera de un mo-

    do ... MARISA- Cierto. Venga a ver, Rmulo, qu bonito. R6MULO- S, ya s; Miguel es un artista. (Bruscamente.)

    Dame; sigo yo. (Mirando la joya.) Gracias. MARISA- (Acariciando al hermano.) Con el cincel todo lo

    arregla. RMULO- S; yo soy un bestia. MARISA- Yo he dicho eso? ... (Ms cerca de l .) Yo he

    dicho eso? ... RMULO- (Dulcificado.) No ... lo digo yo. ANGELA- (En el interior.) Marisa! MARISA- Voy! ... (Mutis por derecha.) MIGUEL- (A Rmulo.) Por qu no dejas el anillo y haces

    ese trabajo de sierra? R6MULO- Tampoco sirvo para eso ya. Estara mejor pi-266

    cando piedras. Ya es superior a mis fuerzas este traba-jo de insectos.

    MIGUEL- Deja, pues. . . R6MULO- Me consumen esta mesa y estas mmaturas.

    Piedras! Montaas!... (A Migue~, que toma lfi joya.) No. Deja el anillo. Lo que emptezo yo, lo termi-no yo. Siempre. .

    MIGUEL- (Descontento, pero con calma.) Bten. RMULO- S, ya s; trabajas mejor que Y? p~ro ante~ de

    que te llamara a Amrica, yo conclma ms trabaJOS. Sin ti. 2(Se aparta.) .

    MIGUEL- (Contenindose.) Yo ... D~s un gtr~ a las c

  • apretad~ en la mano izquierda.) "Ah! Per Dio!* ... Testa d1 legno!* ... " 3 Stu rli ... (Mutis.)

    MARISA- (Por el vino.) Quiere, Rmulo? RMULO- No. Gracias. (Mutis de Marisa por derecha.

    Rmulo la mira alejarse. Suspira.) MIGUEL- Rmulo, a veces dices frases que hieren. RMULO- Yo no he querido ofenderte. MIGUEL- Lo _s. Yo no soy mejor ni peor que nadie, y

    frente a t1. .. soy peor, porque t es ts limpio de . mancha, y yo en vez ... pero un amigo no recuerda. 4

    ROMULO- Hablaba de trabajo. MIGUEL- E? cuanto a trabajo, posiblemente sea ms lige-

    ro que tu, pero nada ms. Quera terminar esta noche el anillo de Madaria. No tardar en llegar.

    RMULO- Que llegue. MIGUEL- Tiene dos das de at raso ese cincelado. No tra-

    bajas o trabajas a disgusto, y no quieres que yo termi-ne. Es capricho. Q u dir ese muchacho, a quien de-bemos agradecer casi toda nuestra labor?

    RMULO- Que diga lo que quiera. MIGUEL- Me resisto a creer que ests obrando mal. RMULO- Oye: yo soy tan dueo como t, aqu. MIGUEL---: No; el dueo eres t. Yo soy el compaero que

    trabaJa, nada ms. El dueo eres t. RMULO- Cuando llegue Madaria, yo lo atender. Hoy

    no puedo manejar el buril*. No puedo!. .. Debo po-nerme otras manos? ... Cortrmelas? . .. (Se las estru-ja.)

    MIGUEL- No, amigo; las manos no tienen la culpa; es la . cabeza ... o el corazn. Calma. Yo s lo que te ocurre.

    ROMULO- T? MIGUEL- S. T quieres, y quieres fuerte. Esto es para el

    hombre la dicha o la desgracia. RMULO- La desgracia! MIGUEL- Oh, no. No eres el primero que se asoma al

    abismo y siente el vrtigo. Yo lo he sentido y me he dcspciiado. Pero tranquilzate. T co mprendes que el problema es terrible, po r qu no te calmas entonces y razonas? ' '

    RM u LO- Miguel, aydame! ...

    268

    MIGUEL- Para eso soy tu ~unigo . RMULO- Puedes pagar lllc wdo lo q111' yu lll' lln ho po1 11

    y los tuyos. MI GUEL- Ah!. .. Haba~ a1101.1do la dl' IHI.I RMULO- No, perdna ; 110 w 111 q1u dlf'll 1\vnd.IIIH' MIGUEL- (Escptico.) ,Cil'l'~ qlll' Jlllnl.l wlll' 111il 'l RMULO- S. Sabes tic quiC.:n vo y a hallhllll''l MIGUEL- S, Rmulo. RM ULO- Miguel. .. quiero a Marisa, y la quic1o tanto

    que si no consigo hacerme querer. .. no s dnde ter minara!

    M tGUEL- C lmate. RM ULO- Yo nunca quise a ninguna mujer, pero un da

    llegaste con tu hermana, y desapareci mi calma. M l(iUEL- Le has hablado? RMU LO- S. No entiende mi tormento; no sabe, re,

    juega ... MIGUEL- (Tristemente.) No te quiere. RMULO- P ero puede quererme si me ayudas. MIGUEL- (Sorprendido.) Yo? Cmo? RMULO- Hablndole. 5 MIGUEL- No. RMULO- No quieres hablar le, convencerla? ... MIGUEL- No. RMULO- Miguel! ... MIGUEL- Est dicho: no! RMULO- Miguel, te he ayudado en un momento e~ que

    la gente honesta te haba abandonado, d_esp_recJado; hice que salieras de nuestro pueblo y te d1 m1 casa.

    MIGUEL- Yo no te la ped! . RMULO- Claro! Mi amistad, mi fraternidad me lo m-

    ponan. . MIGUEL- Y qu pides, ahora; que te pague con m1 her-

    mana? RMULO- No; yo no quiero eso, Miguel! MIGUEL- Y qu, entonces? . . . RMULO- (Suplicante.) Que le d1gas como la qu1ero .. .

    que la aconsejes... . MIG UEL- Rmulo: ests en un mal momento . Me pHk~

    que con mi autoridad de hermano mayor, la oru, qlll',

  • dicindole: Hermanita: Rmulo Corsani ha hecho por nosotros esto y esto otro ... ahora, la fatalidad ha deci-dido que te ame, y t, pobre corazn que recin brota a la vida, trata de amarlo, porque l se lo merece.

    RM ULO- S, que me lo merezco! MIGUEL- Natural. Y Marisa, la buena, la inocente, que es

    capaz de sacrificarse por m , me obedece torturndo-se, o no m.: obedece torturndome. No; yo no le plan-teo el dilema. Con qu derecho, yo, su hermano ma-yor, su padre desde que muri el nuestro, la pondra en tan duro trance? Porque t la quieres? Y qu cul-pa tiene ella de tamafJ o capricho?

    R MULO- No es capricho. ,No ves que ~u cariiio e~ una fiebre que no me deja trabajar, ni dormir, ni respirar. T has querido mucho a aquella mujer que te hizo obrar de un modo que no quiero discutir ...

    MIGUEL- Que me hizo robar. Por qu no decirlo? Ro-bar.

    RMULO- Bueno, as, locamente, ciegamente, como t quisiste a la Carmen aquella, quiero yo a Marisa. Si has conocido esta mala fiebre, cmo no te compade-ces? 6

    MIGUEL- La mala fiebre; has dicho bien. No te compa-dezco, te comprendo. Tu amor por Marisa, como a ti mismo, no me deja dormir. Presiento que es como una desgracia nueva. Yo quisiera que ella te amara ... Imagina si lo deseo. Sera la fel icidad de todos ... pero no puedo ayudarte, no puedo aconsejarla. La pobre vive tranquila, pasa su vida casi serenamente en esta paz que nos ha brindado Amrica, despus de tantos meses de llantos pasados all por mi culpa, y no puedo, no quiero darle ni la sombra de un disgusto.

    RMULO- (Hosco.) Est bien! MIGUEL..:_ Ah la tienes, a tu alcance. Mi madre y yo se-

    ramos fel ices si te quisiera. Hblale, convncela. Amor tiene recursos. Un hombre que ama es un hombre fuerte .

    RMULO- Es tu ltima palabra? MIGUEL- Pero, insistes? RMULO- No. Comprendo. (Sarcstico.) Habr otro. MIGUEL- Otro? ... Quin? 270

    1(11 11 111 e 11111 1111 \l' .. . Ot 111 1111 1111 q111 \ '' r-, 1, .111 1 ltlllll lli\1 ... t lw ~ qtll ' 1111\ d1 .111111111 lltr 111111 No hah ~ido pcH llll llll lhl 1\ 11111 11 1 l 'l'IO, ,qu pn.:t ende~'l 1(111\llll Nada! (Medio mutis.) hn 1111 ltto~l 111111!11

    (MutiS.) Mll.tJI I Rmulo! .. . (Se detiene.) (itUl'l,l\ ( l ul'/1'1

    .whre su.\ pasos. M edita, irresoluto; la mlw,:u w/111 1 wcho, las manos en los bolsillos.) ll ay ltt lll hm

    ho111bre~ que no saben querer. Son menos pell~t mm odiando que amando.

    1\Nt.tl.i\ - (Aparece de derecha. Contempla a Miguel des de lejos, apenada; luego se le acerca.) Hijo... .

    Ml

  • Adnde ir una madre con sus hijos para hacerlos fe-lices? 7

    MIGUEL- En todas partes es igual. Son los hijos que no saben hacer felices a las madres ... salvo raras excep-ciones. (Se pone a trabajar. Doa Angela suspira, y mutis por joro, a la derecha.)

    MARISA- (De derecha.) Mam? MIGUEL- Sali por ah. (Cuando va a hacer mutis.) Mari-

    sa. MARISA- Qu? MIGUEL- Oye. Voy a hacerte una pregunta brusca .. .

    as ... a boca de ja rro. T amas a Rmulo? MARISA- (Sorprendida.) Miguel! M IGUEL- Francamente, la verdad , lo que sientas. MARISA- No, no lo quiero. MIGUEL- No lo quiero ... H ermana: quiz has contestado

    demasiado pronto. MARISA- Miguel: yo no he podido aprender a jugar con

    esas cosas.

    MIGUEL- Tienes razn. Perdname. (Le besa la mano.) MARISA- Pero, qu ocurre? MIGUEL- No hay que alarmarse porque yo medite se-

    riamente sobre esto. Estamos en una situacin difcil para decirle que no a Rmulo, as ... Oh, imagina que no le d iremos que s, pero Corsani te quiere, fuerte y ...

    MARISA- Y qu puedo hacer yo? MIGUEL- C laro, nada. MARISA- Quisiera a marlo, pero ... MIGUEL- No lo quieres. Razn sencilla y poderosa, pero

    se trata de un hom bre vehemente, de inteligencia no muy clara, sobre todo en es tos asuntos de amor. en los que se extravan los ms fuertes ... l te quier'e tanto, que no puede comprender por qu no lo quieres.

    MARISA- Es tan simple. MIGUEL- Para ti , s; para l, con sus pocas luces, el

    problema es terrible. He de recordarte que los Corsani son tercos, de un amor propio rgido; sufren la ce-guera del sentido comn. Pertenecen a esa especie de hombres que aman una sola vez, pero bien: Amar, pa-

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    ll t ll ll ~ 11111 ull.lhlll i 11 ""''" 1 lit 11111 1111 y 1 11 llllttt ll 1 1 ~ 1J III t dlltlllll'' tllllltlttlltla!'tltha , , , , 1111 1 1 1 lt t tlllilllt l 111 11\11 , 1111 t.lll 1"" 1111 11 111111 II th 1111 , lol lllll t iiiHI.I dtll'"' llht , 1 lallll

    MAtli'A

  • MARISA- S, m ucho! M IGUEL- Cmo lo sabes? Te lo ha d icho? MARISA- No. Porque, a pesar de quemarle los labios, to-

    dava no se ha atrevido a decrmelo, pero se le conoce. MIGUEL- (Sonriente.) Si te lo hubiera dicho con bellas

    frases, dudaras, eh? ... Formidable ciencia del cora-zn! Bien, Marisa, me gusta.

    MARISA- (Estallando en alegra.) S?... Ah, qu a legra! ... Quiero darte un beso, Miguel, grande, grande! .. . (Le da un beso sonoro. En primera de-recha.) A mam ni una palabra todava. Cuando se me declare. Qu sorpresa!

    MIGUEL- Marisa ... piensa en Rmulo ... Cuidado! MARISA- S, s! ... (Mutis.) M IGUEL- (Solo; en su actitud peculiar.) Siento como si se

    acercara una desventura. (Da cuerda a su reloj. En primera derecha.) Madre, salgo un instante.

    CARLOS- (Por foro.) Buenas tardes. MIGUEL- Desde ayer a la maana que faltas de casa. CARLOS- Vas a sermonearme? Ml(jUEL- No. S que :.era intil. Pero tu pobn: madre ha

    pasado la noche con el alma en un hi lo, por tu culpa! CARLOS- Como si fuese la primera vez que falto! MIGUEL- Por eso. Merece ella tantos disgustos? ... Al-

    gn da te cansars de no hacer nada, de n0 servir para nada, de mentir.

    CARLOS- Yo no miento! MIGUEL- (Violento.) De mentir! ... (Suavizando la voz.)

    Ese d a ser un da l'cli ~.; para nosotros. (Convincenre.) M ientras tanto, espero que reacciones. Si no lo creye-se as! ... (Mutis, foro izquierda.)

    CARLOS- Como para dar consejos! ... ANGELA- (De derecha.) Hijo! ... Dnde has estado?

    Por qu no viniste anoche? Ah, esas malas compa-as!

    CARLOS- No empiece, por favor! Me olvid la llave, se me hizo tarde, y por no golpear y or un sermn de Miguel. ..

    ANGELA- Y hoy? ... Todo el da.

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    < \IUCJ' Iu vc quchm:tc. AN< o1 1 A (lncrdllla.) ()uc'/ ( AIO o:-. ()u!. .. 13uscando 11a!>aJo A N< dl A T? Dnde? En qu'! CAKI os- En cualquier parte; de pen, d

  • CARLOS-- Mi hermano, en vez de ocuparse tanto de m, deba aconsejar a esta coqueta.

    MARISA- Qu? ANGELA- Carlos, por favor!. .. CARLOS- Creen que estoy ciego? Ser un bruto y un ha-

    ragn, pero s reconocer los favores que se me hacen como ninguno de ustedes. Rmulo nos ha salvado del hambre, nos ha sacado de la miseria, ,hacindonos ve-nir a Amrica! .. . De la vergenza! Y cmo se le retribuye?

    ANGELA- Querindolo, como a otro hijo. CARLOS- No ! (Por Marisu .) Prcgn tclc a sa. Coc.uc-

    lendolc, cnamorndolo! MAR ISA- Mentira! Yo no he hecho nada por que me

    quiera! CARLOS- Pero lo has rechazado . MARISA- Si no lo quiero. ANGELA- (Invocando.) Ah, mis h ijos !. .. CARLOS- Y qu te costaba hacer un esfuerzo? Te vas a

    morir, casndote con l? MARJSA- S! CARLOS- Desagradecida! Una mujer, cuando tiene cora-

    zn, aprende a querer despus de casada, si con eso paga una deuda de honor. 9

    ANGELA- Hijo: t eres hombre; no puedes comprender qu quiere decir no querer!

    CARLOS- Pero Rmulo se merece esa afrenta? Ah anda como entontecido. Lindo pago! Esta coqueta! Pri-mero le hace creer, y despus ... As son todas: atrave-sadas! .

    MARISA- (Sollozando.) Falso, madre, falso! ANGELA- Cllate, hija; si no le creo. CARLOS- De eso deban ocuparse mi hermano y usted; no

    de m ... que s agradecer. Si yo fuese Rmulo! ... Es ms criminal hacerse querer para rerse de un hombre, que matarlo de atrs de una pualada!. .. (Medio mu-tis.) Mejor es no hablar! ... Bicho vil que es la mujer! ... (Mutis, derecha.)

    MARISA- Madre: es una desgracia, pero no lo quiero! ANGELA- S, es una desgracia. Seramos tan felices!

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  • cielo, que cuando saliera el sol, usted estara ms cerca de m. Y ahora que la tengo aqu. .. me desprecia! To-do lo que he hecho por ustedes, no sirve. Yo la quiero , y usted me hace ms dao que mi mayor enemigo. Qu maldad y qu injusticia!

    MARISA- Rmulo : es el corazn ... RMULO- (Sarcstico.) Corazn!... Para qu ser

    bueno, entonces? Mejor es ser malo! Por lo menos no se espera premio. Corazn!. .. Para qu sirve? ... No; usted no me quiere porque soy simp le, porque no soy ilustrado .. .

    MARISA- No, no es por eso. RMULO- Y por q u? MARISA- No s ... Porque no. RMULO- Es porque yo no s elegir las palabras conve-

    nientes para mostrarle mi corazn. Est encapricha-da; y esto no lo perdona Rmulo Corsani! Para qu precisa mis palabras? De qu otra manera puedo de-cirle, Marisa, que la quiero? ... la quiero! .. . la

    1 qu1ero . .. . MARISA- Y yo tambin , Rmulo, pero como a un herma-

    no.

    RMULO- No; como a hermano no! MARISA- S, s; usted es otro hermano mo, bueno, gene-

    roso, razonable , y que al fin comprender. Si muchas veces, al ver le entristecido, he deseado besarlo ... as!. .. como beso a Miguel, para a legrarlo.

    RMULO- S? ... S? ... Y por qu no m'e besa? Un beso le hara pensar luego que me haba besado sin ser su hermano, y ... Bseme, M a risa! ...

    MARISA- No, no. RMULO- Un beso suyo puede curarme. No ser esta

    fiebre ma slo la fiebre del primer beso? . .. Marisa, es un remedio! Cuntas muj~:res se casan creyendo que no aman, y despus!.. . Mire, Marisa... (Le muestra las manos temblorosas.) Tiemblan por el pri-mer beso . .. Estoy seguro, Marisa, yo la merezco; este temblor lo demuestra! Bseme! .. .

    MARISA- No.

    278

    fl~t ll ll l l fl JMII II \ H: m.tcd IIIC ha lruldo n i \' IIHII , lll' lll' l a nlrltum r!'l 11 de curarme!

    M \ tli'>A ( C 'm i con vencida, deseando (/lit' j II('.W rl\ l wru hlc'n di' todos.) Rmulo ... y si fuese peor'?

    R OMlJI o No !. .. Bseme!. . . (Se inclina hacia ella. ) MAl{ ISA- (Ve el abismo en que est por caer, y retrocede.)

    1 No! RMUI.O- Marisa: usted juega conmigo!. .. Anda , se

    mueve, charla, re a mi a lrededor y es feliz, mientras a m su alegra me atormenta!. . . No tiene derecho!

    MARISA- Por Dios, Rmulo. RMULO- No hay Dios! Qu dao he hecho yo para

    que me caiga este castigo de quererla en vano? No hay Dios y si hay yo estoy en el infierno!

    MARISA- (.$uave, pero como una protesta.) Rmulo: yo no tengo la culpa de no quererle.

    RMULO- S; porque es linda y lo sabe; porque usted, co-mo todas las mujeres, es feliz con el mal del hombre, y yo lo s, porque Remo , mi pobre hermano, se mat por eso!. .. Usted, como todas, es una coqueta!

    MARISA- No! RMULO- Una liviana, una ... ! MARISA- Corsani!. .. (Rmu/o se aparta, cubrindose el

    rostro con las manos.) Si un hombre cuando ama en-ceguece, cuando odia, qu es? Una fiera? . .. Qu pretende? Que lo ame por fuerza? . ..

    RMULO- Marisa!. .. Perdn! ... (Mutis foro, izquierda.)

    MARISA- (Piensa. No entiende bien la pasin que inspira.) Pero ... es para tanto? . .. (Frente al espejo del trinchante se contempla.) Si soy fea . . . Bueno, tan fea no ... (Sonre a su imagen.) Parece mentira ... (Aparece Isabel en el foro y sorprende a M a risa, enva-necida en su examen. En pun1as de pies se le acerca. Vindola en el espejo.) lsabelita!

    ISABEL- Sos muy linda. MAR ISA- A veces, dan deseos de ser fea, no te ocurre?

    Pero fea de verdad, eh? ... Es menos peligroso . IsABEL- A m no, che. Estoy bien como soy. No te vi en la

    271)

  • puerta y cruc a visitarte. He cosido ms, hoy! ... Un apuro del registro. Estoy de cansada! ... Y todo para comer, nada ms que para comer. Si pap no fuese un borracho, y trabajara para mam y para m, podra comprarme algn trapo, y no andar as... o un anillo... (Mirando la mesa del joyero.) O un barrete* ... Qu antojo de tener un barrete de brillan-tes y rubes!. ..

    MARISA- Eso es muy caro, querida. ISABEL- S, ya s. Si trabajase para m, pero qu ... todo se

    gasta en comer. Indigna, eh? MARISA- Brillantes, para qu? ISABEL- La pregunta!. .. Para lucirlos! Dan un brillo

    los brillantes!. .. Embellecen ... Para que la miren a una y la envidien, y la encuentren linda. (Complacin-dose en el examen de sus manos.) Para qu se tienen manos como stas, entonces?

    MARISA- Coqueta ... ISABEL- Te das cuenta, qu bien me sentaran dos solita-

    rios entre el cabello negro? ... Y en este dedo un rub cuadrado ... grande? ... Qu hermosura!. .. Y pensar que hay tantas feas cargadas de brillantes! ... Qu in-justicia!

    MAR!SA- T eres bella sin piedras, para qu las precisas? No comprendo.

    ISABEL- Pero, Marisa ... De veras no te gustan estas ma-ravillas?

    MARISA- No me preocupan. ISABEL- Pero si dicen que los hombres bajan al fondo de

    las minas a arrancar brillantes con peligro de sus vi-das, para que nosotras nos adornemos. Entonces, les gusta vernos con ellos puestos. Sera tontera despre-ciarlos.

    MAR!SA- Los que bajan a las minas, no saben de esas co-sas, Isabel, y sus mujeres menos an.

    ISABEL- (Despectiva.) Pobre gente, no? ... (Sealando la mesa del joyero.) Terminaron de trabajar ya?

    MAR!SA- S, hace un rato. ISABEL- Cmo me gusta verlos engarzar. A Miguel sobre

    todo . Hace joyas que parecen bichos vivos. 280

    1\ 1 \l(j', \ 1 11 111111' 1 1, \111 1 '1 1 11 llhllltt" 1 1( 111 111 11111111 1\1 1' 1"'1 1 I1111Jihl ,

    111111 dt l 11111 ll !i l lunl 1td11t 1 11111 dtla , 1111 ll l't 111111 lt11il1 tl 1 1 1 !1111 1111 11 (l,'fo ) 1\)ll ll , \11 l.111d tt ~~ 1111 lillltlt 1 pl t 11tlld11 IIIJIII (lllt't /t11) 1 1111 1 1 .~11

    MAIII '.A l 111 11! '111'\IIIV lolll lllll~ l111 11 1irndu ~ ~ \1'1 j o VIl \, tJih 1111' Plll'l 1'11 \ll\,l\ \ 111)-\.111.:~, IIHIIill'~. ~'\llllp(l 111111 1\', voy 11 ,yud!ll k u lllama e n la coci na.

    h AIII I Ah; una cosa es verlas y otra lucirlas, che! ... , l k vel a'>, no te gustan? ... No lo puedo creer ... (Mutis de las dos, por derecha.)

    S 11 VESTRE- (Entra de foro, se acerca a la mesa y saca de 1111 bolsillo varios billetes hechos una bola. Silba. Para co11tarlos va a colocarse en la rbita del ojo el/ente de aulfll'llto, pero se encuentra con sus gafas y lo arroja. ( 'ue11ta: le falta; rebusca en todos sus bolsillos intil-lflellte. Quiere rascarse la cabeza y tiene puesto el .wmbrero, casi de travs; lo tira lejos de s. Buscando por el suelo, sale por foro . Vuelve. Cuenta otra vez. Est bien. Le da rabia su error, y con un punzn clava el diario sobre la mesa. Va al forillo y hacia el interior.) Marisa ... (Indica que tiene apetito, silbando mientras se da golpecitos en el abdomen. Baja.) L'amore ... l'amorc un dardo .. . (Observa la joya en que trabaja R111u!o.)

    ISABEL- (En el foro, con su mejor sonrisa.) Buenas tar-des, Silvestre ...

    SILVESTRE- (Se saca el/ente, la mira, se lo coloca otra vez.) Addio!

    ISADEL- (Inclinndose, para ver la joya en que trabaja Silvestre.) Con permiso... Qu lindo anillo! ... (Pausa. Iniciando la conversacin.) Usted es tambin hermano de Marisa, Silvestre? ... Diga la verdad.

    SILVESTRE- No; primo; ya se lo he dicho otra vez. ISABEL- Bueno ... pero es como un hermano. (Silvestre

    no contesta) Y no tiene ms familia que sta? SILVESTRE- No. IsABEL- En Italia tampoco?

    2H I

  • SILVESTRE- No. (La charla decae.) ISABEL- Silvestre ... Este es un topacio*, no? SILVESTRE- S. ISABEL- Y ste un zafiro. Y ste? SILVESTRE- (Bufando fastidiado.) Turquesa.* ISABEL- Oh, qu rub oscuro! ... Este s que parece de

    sangre! (Lo toma. Silvestre la mira a travs de/lente.) Qu hermosura! ... (Suspira; lo deja. Pausa.) Qu lindo cabello tiene, Silvestre!

    SILVESTRE- Y usted no tiene nada que hacer en su casa? ISABEL- No. Cenamos tarde. SILVESTRE- j Lstima! ISABEL- Qu poco cumplido que es! (Pausa.) Silvestre ...

    Silvestre ... SILVESTRE- Ah. ISABEL- Si viera los aros y los anillos que lleva la seora

    de don Luis, el almacenero de la esquina ... Son as ... como la ua!

    SILVESTRE- Linda porquera! ISABEL- (Confidencia.) Usted sabe que Julia, la seora

    de don Luis, no est ms detrs del mostrador? .. . Se fue con Funes, el auxiliar.

    SILVESTRE- j Linda porquera! ISABEL- Est fresco! ... Funes es muy buen mozo; alto ...

    morocho ... SILVESTRE- (L a mira.) Hablo de la accin. ISABEL- Bah! ... Ella es linda tambin, y si en vez de des-

    pachar yerba y kerosene, toda zaparrastrosa se viste de lo mejor, va en coche y lleva brillantes as ... no veo la porquera.

    SILVESTRE- (Dando un puetazo en la mesa) Cllate! ISABEL- Se le van a perder! ... (Amontona las piedras

    con verdadera voluptuosidad.) Qu hace? SILVESTRE- Deja eso! ISABEL- (Sonriente.) Oh; ni que los fuera a robar! SILVESTRE- (Diciendo al fin Jo que piensa de ella.)

    Muchacha: vas por mal camino. ISABEL- Por? SILVESTRE- Porque te gustan mucho los brillantes. ISABEL- Es que no son hermosos!

    282

    '11 \' 1 ~ 1111 l 1 1'11 11 11 d 1 11 111 IHtl11, '/ 111111 llllljll '1111' Cj lll l'll' 11 1 In , \11 11111 1 111111 1111111 1 1 11 111 11

    IH \1111 1 N11 tllp 1 "' 1 1 Vt d1111 ,J , 1 ''" 1 1q.rn'/ Sil VI ' 1111 111 1 1 u 1! 1 , t~oo tloo qllt huy luunlur'

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    Vl' ldnd . S11 VIS 1 Rl (,.1 mulo. ) 1. Yo'/ I SAIII 1 (111~1'1111111/ll 'lllt ) ,No'/ S11 VI s IRI J l't'l l>io l I ... A IIII lJII, '1111' 1111 111.111 11',1 1111 PIH'\Inl Sil VI 'd 10 Mudmdut \ol \ 11111 lll . tl !.lllll llo [Notll'lll'\

    Vl llllt 11n11\, V VIl 1\lll\ lltl\l ol11111lll lll lltilll! 1 'A 111 1 /,V 1' 1111 C"l 1 A V 1 ,,., 1 )H'\ 1 \(\1\ ~ II V I 'o i H I , l>l{'ll\l'l\'1 ... lull l l vuelas. Tienes

    llllldH'/ (l.mh

  • los ambiciosos, presas del vrtigo, enceguecidos. Por estos fulgores mienten y trafican, se odian y se matan entre s los hombres; y las mujeres, adems, por ellos dan todo, hasta lo mejor que tienen y que jams recu-peran. (Isabel oye con asombro a Silvestre.) T vas por mal camino; te pierdes. Escucha: stas no son piedras.

    ISABEL- No? ... Y qu son? SILVESTRE- Son ojos de serpientes! ISABEL- (Incrdula.) Bah! SILVESTRE- Ninguno est seguro de s mismo frente a

    ellos. Sus miradas engaosas, atraen, subyugan, hechizan y devoran a las almas incautas que no cono-cen su secreto terrible. Yo les he visto el fondo de sus miradas y s que brillan para ustedes porque ellas sa-ben que les han puesto precio a su belleza, y se ven-gan! Y hacen bien, ambiciosos! Para m, que lasco-nozco ... pur troppo!* . .. no son peligrosas, porque slo amo en ellas el a lma de la naturaleza. (Mostrn-dole las piedras) Ves este amarillo? Para m es tan bello como la esplendente luz del Sol a medio da sobre la tierra en paz. Ves este verde? Me recuerda a un fresco valle exuberante, con su camino claro, bor-deado de rboles, por el que una muchacha vestida de blanco gua un carro, cantando una cancin inocente. Ves este azul? ... Parece un atardecer de primavera, donde todo es azul, el cielo, las costas, el mar, los ojos de la mujer querida y el pensamiento mo. Ves este violeta? ... Es el color de la noche que quiere transfor-marse en da. Ves este rojo? .. . Es para m como la aurora rasgando la tiniebla para que entremos todos en la luz. Y este blanco es la fusin de todos los colo-res, de todos los destellos, como si natura hubiese querido encerrar al iris en un carbn para decirle al sol, envanecido de su luz: "Sol: esto tambin brilla, y es ms pequeo que t grande!" ... (Con ira.) Pero los hombres, incapaces de sentir tanta belleza, le han puesto a estas maravi llas precio, y ya no valen nada estos vidrios! La avaricia ha hecho de estos objetos paradisacos, armas formidables, y stos se vengan, y

    h 111 '' ''" ot l \ 1'"' 1 111 ol1 ~ol~ lo 111 111111 1!11 \ ''" 1 ltw, ltllllltdto ltllt 111 \ lulto , t1ol l1t lilltllhii ~V

    l11 ~ lllllll 11 l llt 11 IJIII ti t l tfl t111H ihl11 1 ol llllllillto , 111'1 d(ll,tl ltllll o 11 1 111 11111 1, ti I Ith 1 11 11 1 \ l11l1 11 111111111 V 1 lttt1t , f111 t 1 t \ 1 1 ltlt 11 tpu l111 11 1111 '1'" 1111 fllll 11 11 111111, '"" 1 ''''" 1 11111 i llliltltlll~ll' 1 ""' 1" 1\11

    \11~ V 11111 t l \il ltt ol (/w/o1/ 11' /1'(1/lf r/(1/11111/ttt/t \1/ l' o' \(/t 1, /1'/111/1/11//llll\1', \1 ' tltl/ct/11'11) No H' ll'tlt~ll"o, 111111 lu11 1!.1 1 OIIIJIII' tHk ... porqut ~>1 t'tts l':q JH/, dt .,,. ,,11, 11111111 hdlcw, 110 le hucc t'ulta poseerlos. Para ti .. ulul ... Nt>l l)cja que sean de todos, para que apren-dan todos, contemplndolos, a cantar el himno excel-so a la madre de todos, que hace brotar de la tierra es-tos destellos, y la verdura y el rbol; del rbol la fruta y la nor, del mar la nube, y de los hombres un pensa-Hiil:nto gcncr oso. 14

    ' " ""' 1 ()u lindo! Parece un verso!. .. Si yo fuese su novia, le pedirla uno de sos para pensar en esas cosas cada ve1. que lo mirara. Ese, por ejemplo, que parece de fuego.

    Sli.VcSTRE- (La mira intensamente, asombrado de ver el abismo que hay entre los dos.) No comprendes ...

    ISA BEL- S, comprendo. Usted dice que los hombres se matan entre s para arrebatarse estas piedras que tienen el color del cielo y del mar. Claro que son her-mosas, y comprendo su afn. Y que se matan, ade-ms, porque son caras ... Dgamelo a m, que trabajo y trabajo y no puedo comprar ni una. (Por sus aros.) Mire ... ando con stas, falsas, pero por ms que sepa-rezcan, no brillan como sas.

    S ILVESTRE- (Muy calmo.) Oye: djame en paz. Hay ms diferencia entre dos seres humanos, que entre un tigre y un carnero.

    ISABEL- (Re.) Qu rico tipo! ... (Interesada.) Y diga-me? ...

    SILVESTRE- Uffa! ISABEL- De cules les pidi? S ILVESTRE- Quin? ISABEL- Aquella mujer ... al ladrn ... De stos?... S ILVESTRE- No, de estos blancos, que son peores!

  • ISABEL- Qu zonza!. .. Si hubiese sido por un rub como ste ... (lo toma) me lo explicara ... pero ...

    SILVESTRE- Deja eso, te he dicho! ISABEL- (Arrojando fa piedra sobre la mesa.) Oh, ni que

    se lo fuese a robar! Gurdeselo!. .. (Se aparta.) SILVESTRE- S, vete; esta casa no te conviene. ISABEL- Grosero. SILVESTRE- Ya s dnde vas a terminar t! Te acorda-

    rs de m, muchacha! ISABEL- Pavo te. (Mutis foro, derecha) SILVESTRE- (Frente a las piedras.) Porquera!. .. Ador-

    no de salvajes! ... Miseria!. .. (Les va a dar una mano-tada, pero se contiene. Con gran pena, por Isabel.) Poveretta!* ... (Invocando.) Ah l'amore!. . . (Extra-vindose en su cantilena obsesionan/e.) L'amore!. .. !'ama re un dardo!. . . 15 (Mutis, por el patio, a fa de-recha.)

    (Marisa reaparece. Saca del cristalero un mantel y lo ex-tiende sobre la mesa. Reparte los cubiertos.)

    ISABEL- (En el foro.) Hasta luego, Marisa. MAR ISA- Te vas? ... No quieres comer con nosotros? ISABEL- No; vuelvo despus de cenar. Trabajarn? MARISA- Creo que s. ISABEL- Bueno, vuelvo. (Mutis foro, izquierda.) MARISA- Hasta luego. (La mira alejarse. Va al espejo y

    retoca su peinado. Pone una pila de platos en la cabe-cera. En el /orillo golpean las manos. No se vuelve ha-cia foro; sonriente, mira sin ver delante de s; gozando la voluptuosidad de la prxima presencia que sos-pecha.) Adelante ... (De pronto acude.) Madaria!. ..

    MADARIA- Buenas tardes ... Cmo est, Mara Luisa? MARISA- Bien ... (Se dan la mano.) MADARIA- (Retenindosela.) Rmulo y Miguel, sa-

    lieron? MARISA- (Ardiendo en el contacto.) S. .. (Retira suma-

    no, hallando un subterfugio para escapar.) Pero est Silvestre. Voy a llamarlo .. .

    MADARIA- No. Si no molesto .. . MARISA- (Detenindose en la derecha.) Usted? 286

    "' (1 1111 1111 11 11111 ) No 1111 du

    1 111 f\ 1 \ 11\111\ ( 1/ rll l'fl/111 la \11/ll/! lt)l/111111 IIU/1/IJ , ) (iiHl' lll\ .

    \ illi'V'I lll'lll' un l' ll \:a lliO ta11 gallluc pura mi estar a ,u 1.1 ~ l'llll u~tcd, Murisa ... por primera vez .. .

    MAHI:O.A (/,e afluye al rostro un torrente de sangre, y lo mira con mirada rpida de amor y de reconocimiento, pero se aparta.) Voy a seguir tendiendo la mesa ...

    MAI>AIUA Co11tinc ... Contine ... (Se sienta.) Cmo me ftll\1:1 vc1ln andar ... (M a risa va al cristalero, y al/levar lu, t 'Oflll\ u la mesa, su temblor las entrechoca. Moda-' lu /u mira, sonriente, seguro de que es querido, pero 1 tm1o aho.:ado por las palabras decisivas que no mede pronunciar.) Terminaron los cincelados?*

    MAIHSA- No. Creo que Corsani no termin el anillo. Ah est. Usted mismo puede ver. .. (Toma la piedra en que trabajaba Rmulo y se la muestra.)

    MADARIA- Falta poco .. . (Dominado por la cercanfa.) No importa ... No tengo apuro por l. Muy poco falta ... Ese trozo .. . (Le tiene otra vez la mano.) Marisa ... Ma-risa .. Qu linda es usted!

    M A RISA- Madaria ... MADARIA- Yo ... la quiero! MARtSA- Oh! (Se cubre el rostro con las manos.) M A DARlA- (Tiernamente.) Marisa ... Quiere ser mi mu-

    jer? MARISA- (Recostndose en su pecho.) Alfredo ... MADARIA- Oh, Marisa!. .. (Le besa la mano religiosa-

    mente. Con una gran calma.) Cunto hace que tena que decirle esta simpleza!. .. Y cre que nunca conse-guira decrsela. En su ausencia rebuscaba palabras, compona frases para convencerla de mi cario.

    M A RISA- Qu locura ... MADARIA- Y cuando estaba a su lado: "No - me deda,

    2H7

  • ~~mbl~n~o- n? lo v~ a creer. .. " Y tan simple que es Mansa. la qu1ero... Ah, me he librado de un gran

    peso de ~obre e! corazn!. . . Marisa: la quiero. Desde que la v;, la qu1ero; desde que me vio, me quiere.

    MARISA- S1. MADARIA-. i Qu sencillo es, y qu difcil he hecho por

    tantos d1as esto que a los pjaros les es tan fcil: sentir c?n tan p~cas palabras, con tan pocos sonidos! Ma-nsa, la qu1ero ... Hace muchas horas, muchas, que no me pertenezco, que no soydueo de m, que creo en todo porque c.reo en usted, que vivo por su vida, que

    v~o por sus OJOS, que respiro por su pecho, sufro el fno que usted sufre, y siento el calor que usted siente.

    MARISA- Ah, qu feliz soy! ... Qu feliz soy! ... (Llora, con esas lgrimas silenciosas con que lloran las muje-res cuando aman de verdad.) MAD~RJA--:- (Sonriente.) Llore, Marisa, llore ... As em-

    pieza Siempre la felicidad! (Aparece en el joro Rmu-l_o. El dolor lo paraliza; se aprieta los ojos con los pu-nos.)

    SILVESTRE- (En el interior.) L'amore ... l'amore un dardo .. . !

    TELON

    288

    \1 111 11

    1 ,, 1111\l/111 ,,.,,,,,,, /t)/1 tld 111 foIIIIIW/11, /Jiu\ tft'\fiii .

    (1\/IJltll'l . . \'1/vt,\tTt', ( 'arios, Isabel y Rmulo, luego. / 11.\ ti

  • ISABEL- j Es divina! CARLOS- Le gusta? (Sigue grabando.) ISABEL- Mucho! SiLVESTRE- i La pregunta!. .. (Llama la atencin de Mi-~~~el,. {,sealando a Carlos y su joya, expresa

    _' ch1c. , con ese ademn tan italiano que se acampa-naco? un chasquido de la lengua.) Este va a ser mejor que tu.

    MIGUEL- (Sonriendo.) Y que t! SILVESTRE- Uff! Yo soy un chambn*. No veo casi. (A

    Carlos.) Cunto te durar la cuerda del trabajo? MIGUEL- Eso! . SILVESTRE- Una semana. Ms? CARLOS- D jame en paz! SiLVESTRE- Dos semanas. Ms? Una sola. Ecco!* ...

    Una luna._Con esas manos ... Ah, Carlitas, Carli tas! (Lo despema de una manotada.) CARLOS- j D jame! ISABEL- Qu gusto de despeinarlo! ... (Trabaja. Vuelve

    la mosca: :4 Carlos.) Y qu clase de letra es sa? CARLOS- GotJca. ISABEL- Y en esos "aujeritos"* van brillantes? CARLOS- Perlas. ISABEL:-;- Qu divino! Eme y erre ... (Suspira.) Para quien ser? CARLOS- Vaya a saber ... SILVESTRE- Para usted, pajarito. IS~BEL- Qu vivo! ROM U LO- (Aparece en el foro. Apoyado en el marco de la puert~, las manos en los bolsillos, nerviosas, los mira

    lraba;ar.) Buenas tardes. (Sorpresa. Los tres hombres contestan.)

    ISABEL-:- ;Oh! Cmo le va, Rmulo? (Rmulo mutis iz-qUierda.) ' ' MIGUEL- Dnde est Marisa? SILVESTRE- A~en.tr~, creo. (Se entienden.) ISABEL- Se esta VIStiendo para ir a la tienda conmigo SILVESTRE- (Disimu~ando_ va a( foro, luego abre la pu~rta

    de derecha y hac10 elmtenor.) Marisa ... Ah! ... Na-da, nada .. (Desde la izquierda del proscenio hace se-

    290

    /!u.\ a Miguel para que se acerqu!" .. . Cuatro horas de suplicio por calles y cafs! Al fin consegu traerlo. No quera entrar. Qu ganas dl' ptgarle! ... Ponerse as por una mujer. Est bien IJIIl' ll'tla, nacemos con esa fatalidad, y cada cual ha p,l\,ldo las suyas, pero ponerse as ... Mal, eh? ... Sa-ht, IJlll' 110 hablo en balde. Me recordaba al otro, a Rc-1111 1, a quien vi suicidarse aquella noche, sin poder im-Pl'dnlo. Imbciles! ...

    1\lt

  • CARLOS- En eso ... , en que son divinas. (De pronto la be-sa.)

    ISABEL- (Satisfecha.) Oh, qu atrevido! SILVESTRE- (Aparte.) Accidente!. . . (Fuerte.) Pippo!

    (Entra, va a la mesa, y mientras Carlos, para disimu-lar, se inclina sobre las joyas, aparta las piedras, mi-rando intencionalmente a Isabel.) Carlitos: deja!. .. Ya basta! Has hecho demasiado hoy! Pur troppo!

    CARLOS- S!. .. (Se endereza; los puos en los riones.) ISABEL- No trabaja ms? . SILVESTRE- No, pajarito. ISABEL- Qu lstima SILVESTRE- (Simulando matarle la mosca en la cabeza.)

    Crepa! La mat!. .. ISABEL- Cochino! SILVESTRE- (A la mosca.) Assasina! Era una sola,

    ve? ... pero me tena loco. Toda la tarde fastidindo-me. Hay moscas que uno no se puede sacar de encima. Pegajosas.

    ISABEL- Antiptico! ... Che, vamos ... (Mutis por de-recha.)

    CARLOS- (A Silvestre, que pone en orden las herramien-tas.) Tienes cada cosa! Te haces el distrado!

    SILVESTRE- Yo? Otros no se distraen nunca. ISABEL- (Saliendo de derecha, a Carlos, en voz baja.) Es-

    ta noche voy al cine. MARISA- Hasta luego. Vuelvo pronto. (Mutis, foro iz-

    quierda.) SILVESTRE- Hasta luego. ISABEL- Adis ... cuatro ojos! (Mutis.) SILVESTRE- J! ... (Carlos va se por el foro, derecha. Sil-

    292

    vestre va al cristalero, corta una rebanada de pan, y con el sombrero sobre los ojos, mutis por foro izquier-da. Con la boca llena.) Pippo! R'!lu/o aparece de izquierda. Va a salir por foro, se det1ene; no sabe adnde ir; qu hacer. Va al trinchante y de una botella sirve una copa de alcohol. Bebe. Apo-yado en el mueble, mira sus herramientas. Deseando distraerse, intenta trabajar. No puede. Su tormento lo echa de bruces sobre la mesa. Bebe otra vez. Anda len-

    tamen te, con el sombrero en la mtmo, ll'rlitrlo, c'rllltrl l'll)aulado. Por derecha enlran Mi~utl 1' lioJJa , tnwlu.

    MHHJII - Rmulo, deseamos hablar co nliKtl . (/Mmu/u tos mira desconfiado y rencoroso.) No quil'l o Vt' l ll' ms ~u frir as.

    R

  • ella; jams nos sentimos tan solos, tan abandonados, tan pequeos e intiles como cuando una mujer nos dice: " No, no te acompao" , o cuando -y esto es peor- despus de ha bernos dado toda la miel de su compaa, nos deja un da, dicindonos: "No te acompao ms ; soy de otro". Lo que nosotros, pobres avaros !, creamos nuestro nico tesoro, es de otro. Se cae de las nubes, se nos ocurre que la tierra se detiene, que el sol se va a apagar, que nuestra vida no tiene por qu, que nuestra madre ha hecho mal en darnos la existencia, y nos parece una injusticia muy grande, la ms monstruosa, que esa mujer, que es pre-cisamente lo que ms amamos, sea la que nos cause ms dao!

    RMULO- S, s! MIGUEL- Y nos ofuscamos ante la inimaginable injusticia

    acicateando nuestro dolor, naufragamos en esa idea fija, y se nos ocurre que vamos a morir , y avanzamos ciegos, tercos, por el camino de la desdicha .. . Pero cuando al borde del abismo, parece que nada podr salvarnos, y atacados del vrtigo vamos a caer, vemos de pronto la luz que natura pone en el fondo de todos sus amores, de todos nuestros dolores, el por-qu de las cosas, la razn ; y nos preguntamos enton-ces: "Qu culpa tiene ella de no quererme? .. . Qu derecho tengo yo a que me quiera? .. . Mando en los

    294

    corazones? .. . Los compro, acaso? ... No!", y des-pierta uno de la pesadilla, y ante la verdad tan simple, ante la libertad ajena, ante el derecho de los otros a la dicha, te inclinas, te doblas, y lloras, si no puedes con-tener el llanto, pero te salvas. Porque, creme, Rmu-lo, tan es un vrrigo el que nos ataca, que pasan das, semanas cuanto ms, y serenos ya, nos asombramos de que esa mujer, a la cual volvemos a ver sonrientes, haya sido capaz de trastornarnos. " Cmo! sta es aqulla?", nos repetimos. "sta es la que nos hizo olvidar deberes, orgullo y soberbia?; la que nos hizo olvidar a nuestra madre? ; la que nos haca ver en ca-da hombre un enemigo? ; la que nos tortur tan largas noches y nos hundi en el fango y la desesperacin? ...

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    1 \ l 'LI \ h' IIIJII t' , 1 kll ll 0 le 1)0;;() S l . 111 "1 " ' ' , d Ice a a '1"' " " ' " d t I1 Hht t ' \ 111 111~ :~c~~~;~~esl r~~~~as u- restos '1 ' 1 o nw d Jlt: ll UlllC de esas 1 fondo de

    . , . que guardamos en e dr pH\IHio~ v 1gore~ . r ue en la naturaleza .tlpn taj n, Y al~lln tlra:o!~ ~~s~te todo envejece, tuda t:\ perdura . e, na Y amor 'sobre todo! Los 111\ll' l\' Y w tla nslorma. ' en torturante-

    . amor - ese amor luunhtt'' no ' e111111105 d 1 sa desapa-1 da Aparta a a cau , dllll " " '' la rma t esea . 1 . duele si est en-ltttdtl tl electo. Es como ~na mue ad. 's dolor y la

    1 la extirpas, Y a 1 .. ~ " ' Ida r n .a .encla, e cierra lentamente, Y rnd.t, que VIVI.a por la mu~la;.:ne tanta salud como la vive ~ i n ella . Bien; el corazonl 1 . todo nuestro

    rque en a ausencia ~: nda ... , m s, po . hace sacrificio, se inmola. HI IIOI carn~l s~ idealizad, s.e 1 rueba. Si quieres a mi Vers ; en ti mismo ten ras a P . f liz pen-ltl' IIIWna, como dices ~ue la ~~eres, ser s e \ltndo que Marisa es dichosa.

    ) Con otro' I{ OM I JI < - 1 .. p sera que fuese des-M le ll li . L- Con el qlu~ ell~sf~~a~sp:~~ an la felicidad; yo,

    vcnturada a tu a 0 . ma's que a m mis-f por una que qu1se qm me en ang~e . me olvid de m por 11 111, III ~ que tu a Mansa, porque l') l. tl

    \ N 11 1 " Miguel... . '1 mallo curas t mismo, ya que no tiene re-

    1\ll '\ ', :~~dlll .\:1\~ no puede curart.e, n?sotros ~a:r:~~~;~ P~"l o no queremos verte sufnr asl. .. y co lw nw~ 1 esuelto acabar con tu tormento.

    l{ol\ ll ll o Cmo? MICll ltl Yndonos. d no la vea~ AN

  • mas ... RMULO- (Estallando.) Ah! ... Y para llegar a esto,

    tantas palabras? Lo hubieran dicho de pronto; yo tengo espaldas anchas y puedo soportar cualquier vi llana ...

    MIGUEL- No, vi llana no! ... RMULO- (Sin orlo.) Natural! . .. Mi tormento es ella me

    sacan el tormento, y se van a hacer cmodament~ su felicidad, y ste ... , que se cure con buenas palabras, i o que se muera! Ahora se la .llevan pero antes con-sintieron, eh?

    MIGUEL- Nunca! RMULO- Convena! MIGUEL- No sabes lo que dices! ANGELA- (Entre Rmulo y el hijo.) Miguel! ...

    RM~LO- All_en Italia, siendo chicos, todos decan que eramos novtos ...

    MIGUEL- Nosotros no! RMULO-:- Pero sonrean . Me vine a Amrica para hacer-

    me neo, por ella! .. . MIGUEL- Sueos tuyos! RMULO- .i .. : Y sonrean! Despus vinieron todos! ...

    Con mt dt?ero! ... Llegaron, les di mi casa, les di to-do, Y ~onretan ... , y ahora, con la mala fiebre adentro, me dejan, se van, y sonren ... Claro ... (Por doa An-gela.), a usted le gusta el otro, tiene dinero!

    MIGUEL- No! RMULO- ... yo soy pobre, no he podido hacer la Amri-

    c~. 17 Pero, digan la verdad, no mientan, se van para darsela al otro.

    MIGUEL- Ella no miente! RMULO- S, farsante! MIGUEL- Ella no miente, es mi madre! (Lo toma de una

    mueca.) ANGELA- Miguel! ... RMULO- Suelta! MIGUEL- (Al grito de la madre, se reprime. Despreciati-

    vamente le tuerce el brazo.) Olvidas que yo soy ms fuerte que t, en todo. Pdele perdn!

    RMULO- Perdn? ... A t? ... 'Suelta!. .. Acurdate de

    296

    lol '1 111 1 " f\ 111 1 1 1 t/ 11 li t fl tl f otl l llllol' \ o fttllllo l ot ll tft tfoftll 1' IU

    ,, , 1 1 1 11 t

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    1 f\ 1 d ttlll lll \ 11 - 11 ol 111 111 1 " ' ' 1111111 lh , u.fld

    1p11 1 1 1 1 111 11 l 1l 1 1111!1 l1 ~ l111 111 1 1 11 lnd,l\ 1.1 ~ 11111 11 1 1 111 1 '"' 1111 1 1111111 1

    1

    l'\ ll1 11 11 1 t\ lldt , , l11 uplh ,. 1, \ q111 d1 kndn w'l . !1111 1 H"l"' d o111 1 1\11 1111 qtlll' lll 11'11' 1111 ' ht O~

    '"'"" 1u 111 q11lo 111 vttlll ' 11-h\n il ~o~ ta de todo! 111 11\ ll llct A '''' 1" tk lm ot1w.l 1\ l11 1111 1 Mudt l'l.. . . . ANt 1 1 1\ 1 No; de 1nl misma! Rob, y q_u~? ".'~Par~ que k w tvlau tant os brillantes a aquella vteja ndtcula. Te-

    nia tantos que no saba qu hacer con ellos. Los arran-1 ,1,,1 1k ,, diademas o de los anillos, p~ra ha~~rs_e 111

    "" 11 1td1illn' o prendedores. Era la mama, el_ vert.-1'" dt .,, llt illantcs, mientras Carmen, aquella mfehz q

    111 M t~ud qucria, se mora p?r uno, _por uno solo!

    1 t .1 vlt' JII tenia cientos! (Por_ M1g~el) El se los engar-

    t,tl >:t, y al fin no pudo segutr restst~endo, y pu~o uno 1 abo en cambio, uno solo! ... Y que h~y d~ te~nble en eun1 biar una piedra fina por otra ordmana s1 p_arece lcoit ima si brilla igual, si envanece llevarla lo mtsmo,

    o ' b'' Y . .., ~sirve igual que la otra? ... Robo, ro o : ~, _ qu~ .. : ( ' 11 antlo lo arrancaron de mi lado yo ped1, gnte, ~ure qu e era yo la ladrona , no l, para salvarlo. Como p11cdo llamarlo ladrn a mi hijo, que rob por amo; a una mujer, si yo me confes ladrona por amo; a el? ,Entonces? ... Por qu me lo insulta? P?r que me lo 111ultrata? Rob por amor , como robana. yo, como 1 oh:11la usted! Hijo, no llores! ... Quenas a _c_ar-tllt' ll '/ .. . ,Robaste por ella? ... Hiciste bien! ... Htc1ste ltun l ... Yo te disculpo! ... (Transicin.) No, n~ me \ll'a ' , hi jo! ... Por qu robaste? Por qu no deJaste q11t 1ohara yo?

    M1111lt l (Acaricindola.) Madre! ... Madre! ... (Rmu-lo ('lt el joro, la cabeza en tre los brazos apoyados en el marco de la puerta.)

    ANt i l t.A - (Invocando.) Ah, vida mala!. .. Adnde ir 297

  • una madre con sus hijos para verlos felices?, . . (En un sollozo, Miguel obliga el mutis por derecha. La puerta que se cierra violentamente sobresalta a Rmulo.) En tra Marisa con un envoltorio; creyndose sola, avanza hasta la mesa y lo desenvuelve. l/a mira en-ternecido. Ahogado por la congoja.

    RMULO- Marisa ... MARISA- (A sustada.) Rmulo ... (Sonre para ocultar su

    temor.) Estaba ah? RMULO- Marisa ... Yo no he sabido hacerme querer ... ;

    slo he sabido quererla ... , perdneme ... , no me aban-done ... Si usted me deja no podr hacer mritos, y yo quiero demostrarle que valgo ms que el otro. La he querido, creyendo que usted era distinta a las dems mujeres. Me he equivocado ... Perdn!. .. Usted es como todas: vanidosa y cruel. Ustedes no saben si las aman, sino despus que el hombre les haya brindado todo, su paz, su dinero, su nombre, su honor, su cora-zn deshecho, todo!. .. la mujer se enamora, se hechi-za, y no se resiste a l hombre que se arrastra, que se pierde, que se hunde por ella !. .. Para demostrarle mi amor, qu debo hacer? Robar?

    MARISA- No. RMULO- Robo! Matar? Mato! Usted quiere que yo

    sea ladrn? MARISA- No! RMULO- Ser ladrn! He sido honrado , por usted, pe-

    ro a usted no le conviene mi honradez, no puede comprobar mi amor, y robar por usted! Qu quiere, coqueta? Brillantes? {Abalanzndose a la mesa.) Aqu tiene!. . . So n suyos !. .. No son mos, pero yo los robo, y se los doy!. .. Quiere ms prueba de mi amor? Yo no crea, pero usted , como todas, se ena-mora de estos gestos. Por usted soy ladrn, mire si la quiero!. .. Usted no merece mi estimacin, pero yo la adoro y robo! Tmelos, gurdelos, lzcalos! ... Son tuyos porque te quiero, perversa, desagradecida, cruel, vi l!. . . (La aprieta, la estruja.)

    MIGUEL- Rmulo! CARLOS- Corsani! (Marisa rechaza a Rmulo.) 298

  • RMULO- (Se abalan{.a hacia el trinchante; empua un cuchillo.) Con ustedes ha llegado mi maldicin! (Ma-risa cae de rodillas.) '

    CARLOS- Vil! .. .

    MIGUEL- No ... Corsani! (Pero no alcan{.a a evitare/ gol-pe.) RMULO- Toma! (Hiere a Carlos en la cara.) MIGUEL Hermano!. .. (Carlos retiocede, sostenido por Mi-

    guel.) ANGELA- (De derecha.) Carlos!. .. Mi hijo!. . . Mi

    hijo!... . RMULO- (En el foro; la nube de sangre ante los ojos.)

    Ven a fu era! . .. Sal!. .. CARLOS- Djenme!. . . (Se abalanza. Rmulo retrocede

    ante el empuje de Carlos y desaparecen lqs dos por el foro.) ANGELA- Ah, el amor me mata los hijos ... Dios incle-

    mente! (Esconde la cabeza entre los brazos. Marisa abrazada a ella.)

    SILVESTRE- (En el interior.) Car.Ios!. .. No!. .. No!. .. MIGUEL- (En el foro, tapndose la cara para no ver.)

    Ah!. ..

    SILVESTRE- (Adentro.) Qu has hech o?... (Aparece Carlos.)

    MIGUEL- (Estrujndolo.) Qu has hecho, infeliz? ... (Aparece Rmulo herido en brazos de Silvestre. No se queja, pero tieneuna mirada terrible.)

    SILVESTRE- (A Carlos.) Huye!. . . Huye! ... (Ayudado por Miguel, sienta a Rmulo junto a la mesa.)

    ANGELA- (Acariciando a Carlos con alegra feroz.) Hij o mo! .. . Hijo mo! ...

    CARLOS.:_ (Ca_f de rodillas abandonando el pual.) Ma-m ... , perdn! ... (Doa Angela le aprieta la cabeza contra su seno. Marisa se arrastra hacia Rmulo.)

    RMULO- (Irguindose, rfgido, agarrndose a la mesa.) No perdono! ... No perdono! (Muere.)

    TELN

    300

    EL VRTIGO l[919)

    /'t J J 1 1\ . . 1era roduccin de Armando Dts-

    1 11 '''''111/. Este texto de la pnn tant~ que lo liga a buena parte de '"'" Vlll'l vc n tcmatizar el amor, cons ecialmente la novela por entregas

    ;;,

    1tlt 1 tllllllll de dr~.~;~~~~~ ~~~~~!~;:~i~n del amor: , en B~~;ti~r~ar\o9s~~ l \1' 11 ~ 1 1 1 1111. 111, , . 8 nos Aires, Catalogas 1 . lmutlo ,,. lo\ .Hnttnllenrtos, la ~~rbacin del juicio provocada por a pa

    11 ltl') llthulo re tcrc j lll~ hlll >llllhll .. o ' polovuelveaalirmar,acaso

    l 11111111/111 ml'jor que ( ... ) stn ti. ~~c;olo a ciert a literatura teatral ' ' ' ol 11111 . ~, ck prc~tigi~r el;ext~J~::el vos. Vase nota /3 de Entre el ' ,, ulto 11111" ' d u'o del tu en esm

    /tll '"' . 'C mo en La fragua, gran par~e de 1 ,., Oto! ( ... ) Testa di legno. . o os italianos. Obsrvese que_ p~-

    111' 111'1 ''""'JC~ de l:.'l vrlig? so~ae:!~~;:;abitidad potica 'deposita. D~~' ,, put \' ll~ tlll cMllc? y .ue de~ lenguaje de los inmigrantes, a~llJ.l~~ (vf-pulu

  • artificio tomado de la potica naturalista, gustosa de enfocar en la evo lu-cin fami liar un proceso hereditario. As, por ejemplo, el suic idio del her-mano de Rmulo o la elptica presentacin de un connicto que el texto no desarrolla pero plantea en germen: el inters de Carlos por Isabel, que ilu -mina la relacin Miguel-Carmen en Italia. Este mismo procedimiento pe-ro con un alcance semntico muy d iferente se verificar en los enfoques generacionales del grotesco, por ejemplo en Stefano.

    7 A dnde ir una madre(. .. ) felices? Angel a cumple el rol (en el

    sentido que le da al trmino Patrice Pavis en su Diccionario de teatro, Barcelona, Paids, 1984, pgs. 432-433, es decir un nivel intermedio entre el actuante y el actor) de la madre, muy codificado en la literatura teatra l de la poca. Vase nota 20 de La fragua ..

    8 Cuando t eras chica ( ... ) claro ... Vase nota 6. 9

    Una mujer(. . .) deuda de honor. Nuevamente Discpolo vuelve a enfocar las convenciones y las representaciones del papel social de la mu-jer a principios de siglo. Porteilos e inmigra ntes parecen compartir los mismos puntos de vista en cuanto a la situacin de la mujer, su casamien-to y las relaciones familiares.

    10 Lo que te dicte tu corazn. Es una constante del mensaje de estos

    primeros textos teatrales la exaltacin de los valores del corazn, es decir, en un sentido amplio, los valores de la condicin huma na. En este caso se liga ms a lo sentimental (vase nota 1). La composicin del texto parece ms acotada por la conciencia de Discpolo de la necesidad de captar un pblico ms amplio que el de su teatro de propaganda ideolgica. Como dice Hans Robert Jauss, "La interpretacin, segn fa esttica de fa recep-cin, exige que el intrprete controle su aproximacin subjetiva recono-ciendo el horizonte limitado de su posicin histrica", en su ''Esttica de la recepcin y comunicacin literaria", revista Punto de Vista, ailo 1 V, n 12, julio-octubre 1981.

    11 Es una mujer fatal. Obsrvese la importancia en este teatro ini -

    cial de la caraoterizacin de diversos tipos de figuras femeninas, procedi-miento que luego ir abandonando pero que constituye, tanto en La fra-gua como en El vrtigo, eficaz artificio dramtico de origen realista-na! uralista.

    12 Estas piedras traen desgracia. A travs de un procedimiento si-

    necdquico (de la parte por el todo), las piedras significan el mundo del lujo y la consiguiente perdicin de la mujer honesta. Es comn hallar esta imagen en el teatro de la poca. En Carlos Mauricio Pacheco, Msica criotta (1906), dice Pedrito el herrero: "Creeme, Anito. La vida as es muy triste. Vate ms el pedazo de pan que se gana forcejeando con el fierro pa-ra darle forma. Hay que tenerte miedo a ese mundo de sedas y alhajas" (en El teatro argentino: el sainete, Buenos Aires, Cent ro Editor de Amri-ca Latina, acto nico, escena 9, pg. 78). Vase, para insertar esta obser-vacin en un contexto general, Domingo F. Casadevall, El tema de lama-la vida en el teatro nacional, Buenos Aires, Kraft , 1957.

    13 Soy ms pobre, ms miserable! Obsrvese cmo los personajes

    302

    ' ttHt \ lt h 1 t 1 H 1 1 lt tllll dt 111 111 1 1 t olot lo 1 o o" 11111 to 11111 1 t 1 oo llllllll lito o o l o 1 111 11.1

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  • VOCABULARIO

    accidente: Interjeccin equivalente a "maldicin", "de-monios" o cualquier otra expresin que demuestre fas-tidio .

    au)erito: Barbarismo: agujerito.

    barrete: Gorra o casquete. Galicismo. Proviene del francs "barrette" [barrt]: bonete, birrete. Si bien la palabra originalmente es de gnero femenino, en el texto apa-rece utilizada en gnero masculino.

    buril: Instrumento de acero, prismtico y puntiagudo que sirve a los grabadores para abrir y hacer lneas en los metales.

    cantilena: Meloda de movimiento moderado y general-mente sentimental.

    cincelado: Cincelar: labrar o grabar con el cincel. El cincel es una herramienta de 20 a 30 cm de largo con boca acerada y recta de bisel doble, que sirve para labrar, a golpe de martillo, piedras y metales.

    crepar: Prstamo lingstico; proviene del italiano "crepa-re'': morir.

    chambn: Torpe, desmaado, chapucero.

    diadema: Del latn " diadema": cinta que antiguamente ce-a la c~heza de los reyes. Especie de corona.

    ecco: Expresin italiana que equivtt1e a "eso es", "exacto", " cierto" .

    engarzar: Reunir con un hilo de metal piedras preciosas. esmeralda: Del griegou,LHp o5. Piedra fina, silicato de 304

    Hlll ll llllll y Xlll t:ll ltl , (f ll t: dl'lll' \ ll l 0 1111 Vt' l l k 111 X Id o de 1111 1110 .

    ,1, , , . 11 , 1a ~ lida compuesta de goma lacu y l c ~t cnl i n l~ , 1 0 11 ut\udidura de bermelln o de 01 ro co lor: t i l rm~ 1111 lma proviene del persa " lak". Susta ncw a l~um -1141" 1 rolontda que se emplea en pintura . . _Harntz de 1 111 1111 ck color rojo o negro ; se llama ta mbten maque. e 111 11 1k MtS usos: pa ra sellar cartas.

    1,,., /Jio . Por Dio.s! . l '"' '' 'll'lfo : Pobrectta (ttal.). . . . 111111 .,,11 : Instrumento de hierro pu~ttagudo que se utJhza

    pura grabar al igual que el bunl. . . 1111 IW/1/JO : Pura metfora. Pur: del frances:. puro~ trop-

    m del latn " T ropo-tropus". Figura hterar.la que 11111\1\I C en emplear palabras con diferente sent.~o. del 11 11, . lu:ncn. En este contexto significa "puro artt ftcto o 111 11 1.1\lu", " pura figuracin".

    ,,, Del lut ln " ruber" : rojo. Piedra preciosa , varied~d d.e almina cristalizada, transparente y de color roJO vt-vo.

    '''\lrt r/1 lt~o:no: cabeza dura. . f i i/ IUI'/o: l)cl griego ro1rrLov. piedra prectosa de color .

    11111 11 1 lll o, muy dura y t ransparente. . '''"'"'',\'11: Piedra preciosa de color azul verdos~ ~as o me-

    ll O/> claro; es una especie de fosfato de alumma.

    t/1111 ' Jk llatln " sa pphirus": piedra fin~, cori?~n de co-lnl 111 111. 1 nt orrcctamente algunos dtcen zaftro.

    10\

    el vertigo 001el vertigo 002el vertigo 003el vertigo 004el vertigo 005el vertigo 006el vertigo 007el vertigo 008el vertigo 009el vertigo 010el vertigo 011el vertigo 012el vertigo 013el vertigo 014el vertigo 015el vertigo 016el vertigo 017el vertigo 018el vertigo 019el vertigo 020el vertigo 021el vertigo 022