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EL TRABAJO PARA EL BOOMER Por Silvia de Lira "Los que pasamos la valla de los 55 años ingresamos al mundo laboral viviendo el efecto de legislaciones perversas". D esde la década del setenta hasta inicios de los ochenta –tiempo que incluye el gobierno militar de 1968 a 1980–, ingresar a planilla era como a acceder al techo propio: am- bos te proporcionaban una sensación de seguridad, estabilidad, de mante- ner los pies firmes en la tierra. Hacía mis prácticas como univer- sitaria en una agencia de publicidad, donde aspiraba a iniciar mi vida pro- fesional, pero cuando les pregunté a mis jefes cuáles eran las posibilidades de que se abriera un puesto para ten- tarlo, me dijeron que eran casi nulas. En vista de ello, miré otros lados y acepté la invitación de incorporar- me en otra agencia. El sueldo y los beneficios me sedujeron, porque me permitían asumir ciertos gastos que, hasta ese momento, no podía lograr. Era una época difícil, porque el presidente de facto, Velasco Alva- rado, no solo había confiscado los medios de comunicación, sino que había liderado reformas, nacionaliza- do empresas, impuesto el control de precios y otras joyitas. Siempre he dicho que quienes pa- samos la valla de los 55 años ingre- samos al mundo laboral viviendo los efectos de esas legislaciones perversas, pero esa experiencia nos enseñó a en- frentar situaciones adversas. Nos hizo madurar. Es una generación que po- dría llamarse “hijos de Velasco”. Eso quizás explique la razón porla cual para nosotros era normal traba- jar para un empleador más de dos décadas. No sé si era nuestro sub- consciente el que nos decía que esa era la manera correcta de agradecer la oportunidad que nos dieron. Hoy, los jóvenes –al igual que nuestros hermanos que crecieron en una época anterior a Velasco– tienen la ventaja de haber nacido en un mundo de oportunidades y tienen el privilegio de trabajar en lo que les gusta. Más bien les diría que no pier- dan de vista el dato que nos dio el economista Gianfranco Castagnola, publicado en El Comercio del do- mingo 3 de enero: “En el 2012, seis de cada diez peruanos que entraban al mercado laboral encontraban un empleo formal. En el 2015, solo fue 1 de cada 10”. Son épocas que ponen a prueba nuestras aptitudes persona- les y profesionales, y solo con crea- tividad, disciplina y perseverancia podrán ser superadas. HOJA DE VIDA

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14 APTITUS

EL MURO

INTERNACIONALEL EFECTO DE LA UNIÓN CIVIL EN EL MERCADO LABORAL CHILENOA inicios del 2015, el congreso chileno aprobó el Acuerdo de Unión Civil (AUC) para parejas del mismo sexo. El desafío actual es encarar lo que sig-nifica su entrada en vigencia en el mercado laboral.

Sin duda, uno de los retos primordiales que plantea la norma a las empresas corresponde a la tolerancia y aceptación de la diversidad. Jaime Para-da, presidente de la ONG País para Todos, declaró al diario La Tercera que las organizaciones en Chile aún avanzan tímidamente a la hora de comprome-terse con la diversidad sexual; sin embargo, existen modelos de gestión que facilitan los procesos de inclusión.

De acuerdo con el medio chileno, la experiencia de las multinacionales contribuye a que el proceso de gestión de la diversidad en los espacios laborales sea satisfactorio. Fuente: La Tercera

de gerentes peruanos se siente feliz en su trabajo, según una encuesta de The Edge Group sobre la felicidad de trabajadores en el Perú. Esto se debea que el 64,7% con-sidera que sus relaciones en equipo son bastante buenas; mientras que un 65,2% ve su actividad como valiosa. El estudio también señala que empoderar a empleados y ofrecerles retos y un trato justo influye. Además, el sondeo reveló que las generaciones más jó-venes son las que se ven menos felices en su centro de trabajo; mientras que los mayores de 45 conforman el grupo más grande de trabajadores felices. Fuente: El Comercio

54,7%

EL TRABAJO PARA EL BOOMER

Por Silvia de Lira

"Los que pasamos la valla de los 55 años ingresamos al mundo laboral viviendo el efecto de legislaciones perversas".

Desde la década del setenta hasta inicios de los ochenta –tiempo

que incluye el gobierno militar de 1968 a 1980–, ingresar a planilla era como a acceder al techo propio: am-bos te proporcionaban una sensación de seguridad, estabilidad, de mante-ner los pies firmes en la tierra.

Hacía mis prácticas como univer-sitaria en una agencia de publicidad, donde aspiraba a iniciar mi vida pro-fesional, pero cuando les pregunté a mis jefes cuáles eran las posibilidades de que se abriera un puesto para ten-tarlo, me dijeron que eran casi nulas. En vista de ello, miré otros lados y acepté la invitación de incorporar-me en otra agencia. El sueldo y los beneficios me sedujeron, porque me permitían asumir ciertos gastos que, hasta ese momento, no podía lograr.

Era una época difícil, porque el presidente de facto, Velasco Alva-rado, no solo había confiscado los medios de comunicación, sino que había liderado reformas, nacionaliza-do empresas, impuesto el control de precios y otras joyitas.

Siempre he dicho que quienes pa-samos la valla de los 55 años ingre-samos al mundo laboral viviendo los efectos de esas legislaciones perversas, pero esa experiencia nos enseñó a en-frentar situaciones adversas. Nos hizo madurar. Es una generación que po-dría llamarse “hijos de Velasco”.

Eso quizás explique la razón porla

cual para nosotros era normal traba-jar para un empleador más de dos décadas. No sé si era nuestro sub-consciente el que nos decía que esa era la manera correcta de agradecer la oportunidad que nos dieron.

Hoy, los jóvenes –al igual que nuestros hermanos que crecieron en una época anterior a Velasco– tienen la ventaja de haber nacido en un mundo de oportunidades y tienen el privilegio de trabajar en lo que les gusta. Más bien les diría que no pier-dan de vista el dato que nos dio el economista Gianfranco Castagnola, publicado en El Comercio del do-mingo 3 de enero: “En el 2012, seis de cada diez peruanos que entraban al mercado laboral encontraban un empleo formal. En el 2015, solo fue 1 de cada 10”. Son épocas que ponen a prueba nuestras aptitudes persona-les y profesionales, y solo con crea-tividad, disciplina y perseverancia podrán ser superadas.

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