EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS Files/fundacion...Cabeza en bronce procedente de Costig (Mallorca)....

3
Cabeza en bronce procedente de Costig (Mallorca). EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS El torern pide que en las plazas se cuide ante todo el ruedo, puesto que es en él donde tiene lugar el espectáculo y allí ha de llevar a cabo u arriesgada labor. Es de la mayor importancia que el piso esté en buena condicione , y esto, tan principal, no suele ocurrir en toda la plazas de toros. Con independencia de que el piso cum¡)la con las elemen- tale condicione de estar bien horizontal, sin hoyos, etc., el terreno debe er de una consi tencia emidura, porque si está blando el toro e agarra a él-no hay que olvidar que el toro no e herrado--y e defiende, con gran peligro para el lidiador. El toro, en su acometida, debe deslizarse, y si en u viaje encuentra un piso donde y detener e, esto implica que el lance ea de lucido , y para el torero, una e- gura cornada. Si el terreno e muy duro, e el lidiador quien puede escurrir e y resbalar. Hay que tener cuidado también con la bocas de riego en la plaza; actualmente, en la plaza de ciudades importan- 406 Por Domingo Ortega, Matador de toros tes aquéllas e han sustituído, con eficacia y comodidad, por los tanques, que en poco tiempo proceden al riego del anillo. Las boca de riego, que suelen estar en el centro del re- dondel, dan lugar a querencias del toro por la razón que decimos - arriba de 1a falta de herraduras en su manos y patas, que hace que note en seguida los lugares frescos y se quede en ellos. Por esto, en algunas plazas portuguesas -pequeñas--se han colocado las bocas de riego en el calle- jón . Pero, como ya se ha dicho antes, esto ya no constituye un problema , y al proyectar una plaza a í debe tenerse en cuenta. Los burladero , que antes no se colocaban más que en ca o excepcionale , ahora existen en todas las plazas, y ello revela muy buen entido. El torero, donde tiene que demostrar su arte es en el anillo. Si en un caso dado tiene que buscar una defen a, que no afecta para nada al mérito de su faena, es, además de tonto inhumano, que se estime el burladero como un desdoro.

Transcript of EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS Files/fundacion...Cabeza en bronce procedente de Costig (Mallorca)....

Page 1: EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS Files/fundacion...Cabeza en bronce procedente de Costig (Mallorca). EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS El torern pide que en las plazas se cuide ante todo

Cabeza en bronce procedente de Costig (Mallorca).

EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS

El torern pide que en las plazas se cuide ante todo el ruedo, puesto que es en él donde tiene lugar el espectáculo y allí ha de llevar a cabo u arriesgada labor. Es de la mayor

importancia que el piso esté en buena condicione , y esto,

tan principal, no suele ocurrir en toda la plazas de toros.

Con independencia de que el piso cum¡)la con las elemen­

tale condicione de estar bien horizontal, sin hoyos, etc., el

terreno debe er de una consi tencia emidura, porque si está

blando el toro e agarra a él-no hay que olvidar que el toro

no e tá herrado--y e defiende, con gran peligro para el

lidiador. El toro, en su acometida, debe deslizarse, y si en

u viaje encuentra un piso donde agarrar~e y detener e, esto

implica que el lance ea de lucido , y para el torero, una e­

gura cornada.

Si el terreno e tá muy duro, e el lidiador quien puede

escurrir e y resbalar.

Hay que tener cuidado también con la bocas de riego en

la plaza; actualmente, en la plaza de ciudades importan-

406

Por Domingo Ortega, Matador de toros

tes aquéllas e han sustituído, con eficacia y comodidad, por

los tanques, que en poco tiempo proceden al riego del anillo.

Las boca de riego, que suelen estar en el centro del re­

dondel, dan lugar a querencias del toro por la razón que

decimos má - arriba de 1a falta de herraduras en su manos

y patas, que hace que note en seguida los lugares frescos y

se quede en ellos. Por esto, en algunas plazas portuguesas

-pequeñas--se han colocado las bocas de riego en el calle­

jón. Pero, como ya se ha dicho antes, esto ya no constituye

un problema, y al proyectar una plaza a í debe tenerse en

cuenta.

Los burladero , que antes no se colocaban más que en

ca o excepcionale , ahora existen en todas las plazas, y ello

revela muy buen entido.

El torero, donde tiene que demostrar su arte es en el

anillo. Si en un caso dado tiene que buscar una defen a, que

no afecta para nada al mérito de su faena, es, además de

tonto inhumano, que se estime el burladero como un desdoro.

Page 2: EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS Files/fundacion...Cabeza en bronce procedente de Costig (Mallorca). EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS El torern pide que en las plazas se cuide ante todo

Convendría resolver mejor el patio de caballos, separando las personas de los animales . Pero no hay porqué impedir el acceso de los aficionados a este 'recinto, porque a los toreros no nos m,o.lesta en absoluto este primer, animoso, contacto con la afición. (El patio de caballos en la antigua plaza de Madrid, cuadro de M. Castellanos.)

En los tiempos pasados, con plazas sin callejón y lidiándose toros largos, de edad, con conocimiento para buscar la huída, era de alguna frecuencüz que las reses saltasen al tendido. Y de ahí la necesidad de las maromas en la barrera, que se ins· talaron en el siglo XVIII. (El torero herido, cuadro de Fran­cisco Lozano.)

Respecto al tamaño de las plazas con relación al torero

en su labor, estimo que el aforo ideal de la plaza de toros

es de 12 a 14.000 espectadores. E tos espectadores a plaza

llena dan el nece.;arío y suficiente calor y pasión al espec­

táculo, y pueden todos ellos participar íntegramente en él.

La Plaza del Toreo, de Méjico, y aún las de Madrid y Bar­

celona, dejan fuera de ambiente a un gran sector de espec­

tadores, a quienes es materialmente imposible «entrar» en

el espectáculo, y que, por tanto, gritan o aplauden in opor­

tunidad ni medida-porque carecen de elementos de juicio-,

con evidente perjuicio para la fiesta de toros, tal como .ahora

la entendemos.

Pero como por el aumento con tante de habitantes en

las poblaciones, por una parte, y por la creciente ubída de

precios de todos los factores que intervienen en la corridas

de toros, por otra, e inevitable ir a la plaza de gran aforo,

]a fiesta que no de aparece evolucionará, lo mi mo que ]o

ha hecho en otros as-pecto- , para atender a dar olución a

estos problemas.

407

Page 3: EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS Files/fundacion...Cabeza en bronce procedente de Costig (Mallorca). EL TORERO Y LAS PLAZAS DE TOROS El torern pide que en las plazas se cuide ante todo

11.especto a lo demás ele­mento del ruedo que en el

a pecto arquitectónico, y con referencia al toreo, e pre en­tan en Ja plaza actuale , no teng9 ninguna oh ervación que hacer. Unicamente diré de la maroma colocada en harre­

u, cuya hi toria de cribe Jo-é M. ª Co ío en u admira~le

obra Los Toros, que entiendo u u o innece ario en la ac­

tualidad.

E ta maromas ve introduje­

ron en el iglo XVIII, cuando en las plaza no exi tía el ca­

llejón, para evitar el hecho de

que un toro alta e al tendido.

Se probaron, in re ultado,

di tintos artificio , ha ta que al piquero y precepti ta tauró­

maco Jo é Daza se le ocurrí,)

el di po itivo de la maromas, su tituída hoy por cable me­

tálico , que forman pa1·te, con u ustentación, de la obra

permanente de Jas plazas.

Esto era nece ario para los

toros antiguo y largos, de

manos desarrolladas, de edad y, por tanto, con más conoci­

miento para hu car la huída,

que frecuentemente altahan al

tendido. Con los toros de hoy día, de otras caracterí ticas,

408

Domingo Ortega, cuadro al óleo por Ignacio Zuloaga.

la maroma ya no és néce~aria. Se con ervan, m embargo,

por tradición y co tumhre, con

la típica estampa del e pec­

tador de barrera apoyándose en ella .

En la dependencia de las

plazas, en la de construcción moderna, -su servicios están

debidamente atendido , y na­da hay que objetar. Existe un recinto de mucho abor tradi­

cional, el patio de caballos, que convendría re olver mejor, eparando la personas de los

animale , pue e muy molesta

e;;ta convivencia con las cua­dras y ervicio inmediatos. Por otra parte, no es nece a­

rio establecer eparacione& en­tre el torero y el público en

el sentido de que su primera aparición sea en el redondel; esto es : no hay por qué im­

pedir el acce o de los aficio­

nados que así lo de een a la

llegada de los toreros al recin­

to de la plaza. Los toros so!I

una fie ta popular de unas es­

peciales caracterí tica , y a los

torero -hablo desde e5te as­

pecto, que es el que se me ha

solicitado-no nos molesta en

absoluto este primer, animo.

so, contacto con la afición.