El Sueño y Los Trastornos Del Sueño

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REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA NOMBRE : Jessica Ramos Herrada FECHA : 24 de Febrero del 2014 TUTOR : Dr. Edwin Tapia Müller TEMA : El Sueño – Trastornos del Sueño REFERENCIA: Arnulf I, Zeitzer JM, File J, Farber N, Mignot E.(2005). Kleine-Levin syndrome: a systematic review of 186 cases in the literature. Brain. 128: 2763-76 Billiard M, (1998), Troubles primaries de l’eueil. Rev Neurol 154:111-129 Black JE, Stephen N. Brooks, Nishino S. (2005). Conditions of Primary Excessive Daytime Sleepiness. Neurol Clin 23: 1025–1044 Fenzi F, Simonati A, Crosato F, Ghersini L (1993). M. Arias, J.M. Crespo-Iglesias a, J. Pérez a, I. Requena- Caballero (2002). A. Sesar-Ignacio, M. Peleteiro-Fernández Síndrome de Kleine-Levin: aportación diagnóstica de la SPECT cerebral REV NEUROL 2002; 35. http://www.monografias.com/trabajos65/trastornos-dormir/trastornos- dormir2.shtml#ixzz2uA7cb0JE EL SUEÑO: El sueño es un estado fisiológico de autorregulación y reposo uniforme de un organismo. En contraposición con el estado de vigilia -cuando el ser está despierto-, el sueño

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Psicopatologia

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REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

NOMBRE : Jessica Ramos Herrada

FECHA : 24 de Febrero del 2014

TUTOR : Dr. Edwin Tapia Müller

TEMA : El Sueño – Trastornos del Sueño

REFERENCIA: Arnulf I, Zeitzer JM, File J, Farber N, Mignot E.(2005). Kleine-

Levin syndrome: a systematic review of 186 cases in the literature. Brain. 128:

2763-76

Billiard M, (1998), Troubles primaries de l’eueil. Rev Neurol 154:111-129

Black JE, Stephen N. Brooks, Nishino S. (2005). Conditions of Primary

Excessive Daytime Sleepiness. Neurol Clin 23: 1025–1044

Fenzi F, Simonati A, Crosato F, Ghersini L (1993).

M. Arias, J.M. Crespo-Iglesias a, J. Pérez a, I. Requena-Caballero (2002). A.

Sesar-Ignacio, M. Peleteiro-Fernández Síndrome de Kleine-Levin: aportación

diagnóstica de la SPECT cerebral REV NEUROL 2002; 35.

http://www.monografias.com/trabajos65/trastornos-dormir/trastornos-dormir2.shtml#ixzz2uA7cb0JE

EL SUEÑO:

El sueño es un estado fisiológico de autorregulación y reposo uniforme de un

organismo. En contraposición con el estado de vigilia -cuando el ser está

despierto-, el sueño se caracteriza por los bajos niveles de actividad fisiológica

(presión sanguínea, respiración) y por una respuesta menor ante estímulos

externos.

El vocablo «sueño» (del latín somnus, que se conserva en los

cultismos somnífero, somnoliento y sonámbulo) designa tanto el acto de dormir

como el deseo de hacerlo (tener sueño). Metafóricamente, se afirma que una

parte del cuerpo se le ha dormido a uno, cuando se pierde o reduce

pasajeramente la sensibilidad en la misma (parestesia).

Los estados y las fases del sueño humano se definen según los patrones

característicos que se observan mediante el electroencefalograma (EEG), el

electrooculograma (EOG, una medición de los movimientos oculares) y

el electromiograma de superficie (EMG). El registro de estos parámetros

electrofisiológicos para definir los estados de sueño y de vigilia se

denomina polisomnografía.

Estos perfiles entregan dos estados del sueño:

Sueño sin movimientos oculares rápidos (sueño no MOR o NMOR; NREM,

en inglés). Se divide a su vez en 4 estados:

La Fase I del NMOR (fase del sueño ligero) es la transición desde la

vigilia al sueño; se reconoce por la desaparición del patrón regular α

(alfa, de amplitud onda alta y regular) y por la instauración de un patrón

de amplitud baja y de frecuencia mixta.

La Fase II del NMOR se define por la aparición de complejos K y

de husos de sueño superpuestos a una actividad de base similar a la

del estado 1. Los complejos K son descargas lentas, negativas (hacia

arriba) y de amplitud elevada que se continúan inmediatamente

después por una deflexión positiva (hacia abajo). Los husos de sueño

son descargas de alta frecuencia de corta duración que presentan una

amplitud característica con subidas y bajadas. No hay actividad ocular y

el EMG da un resultado similar al estado 1.

La Fase III del NMOR se caracteriza por ser un sueño con más del 20

por ciento (pero menos del 50 por ciento) de actividad delta de amplitud

elevada (> 75 micro V) (0,5 a 2 Hz). Los husos del sueño pueden

persistir y sigue sin haber actividad ocular. La actividad del EMG

permanece en un nivel reducido.

En la Fase IV del NMOR (la fase de mayor profundidad en el sueño), el

patrón electroencefalográfico lento y de alto voltaje de la fase 3

comprende al menos el 50 por ciento del registro.

El conjunto formado por las fases 3 y 4 del NMOR se denomina sueño de

ondas lentas (SOL) o sueño delta o sueño profundo.

Sueño de movimientos oculares rápidos (MOR; REM, en inglés), conocido

también como  sueño paradójico o sueño desincronizado o sueño D, se

caracteriza por un EEG de baja amplitud y de frecuencia mixta similar al de la

fase 1 del NMOR. Se producen brotes de actividad más lenta (3 a 5 Hz) con

deflexiones negativas superficiales ("ondas en diente de sierra") que se

superponen con frecuencia a este patrón.

Las necesidades de sueño varían según la edad. El niño recién nacido duerme

casi todo el día, con una proporción próxima al 50 por ciento del denominado

sueño «activo», que es el equivalente del sueño MOR. A lo largo de

la lactancia los períodos de vigilia son progresivamente más prolongados y se

consolida el sueño de la noche; además, la proporción de sueño MOR

desciende al 25-30 %, que se mantendrá durante toda la vida. A la edad de 1-3

años el niño ya sólo duerme una o dos siestas. Entre los 4-5 años y

la adolescencia los niños son hipervigilantes, muy pocos duermen siesta pero

tienen un sueño nocturno de 9-10 horas bien estructurado en 5 ciclos o más.

En los individuos jóvenes reaparece en muchos casos la necesidad fisiológica

de una siesta a mitad del día. La necesidad de sueño en un adulto puede

oscilar entre 5 y 9 horas. Asimismo, varía notablemente el horario de sueño

entre noctámbulos y madrugadores. En épocas de mucha actividad intelectual

o de crecimiento o durante los meses del embarazo, puede aumentar la

necesidad de sueño, mientras que el estrés, la ansiedad o el ejercicio

físico practicado por la tarde pueden reducir la cantidad de sueño. Los estudios

efectuados en individuos aislados de influencias exteriores han mostrado que la

tendencia fisiológica general es a retrasar ligeramente la fase de sueño con

respecto al ciclo convencional de 24 horas y a dormir una corta siesta «de

mediodía». En los ancianos se va fragmentando el sueño nocturno con

frecuentes episodios de despertar y se reduce mucho el porcentaje de sueño

en fase IV y no tanto el de sueño MOR, que se mantiene más constante a lo

largo de la vida. Las personas de edad avanzada tienden a aumentar el tiempo

de permanencia en la cama. Muchas de ellas dormitan fácilmente durante el

día varias siestas cortas.

El sueño representa una función vital, por ser imprescindible (el ser humano no

puede vivir sin dormir), restauradora (el sueño repara el cuerpo cada día),

complementaria y fundamental para asegurar la vigilia (se duerme para poder

sentirse despierto al día siguiente), fisiológicamente necesario.

Durante el sueño profundo (Fase IV), se produce la restauración física y

durante el sueño MOR la restauración de la función cognitiva (proceso de

aprendizaje, memoria y concentración).

TRASTORNOS DEL SUEÑO:

Los trastornos del sueño o desórdenes del sueño (también conocidos con el

nombre de enfermedades del sueño o incluso trastornos del dormir) son un

amplio grupo de padecimientos que afectan el desarrollo habitual del ciclo

sueño-vigilia. Algunos trastornos del sueño pueden ser muy graves e interferir

con el funcionamiento físico, mental y emocional del individuo.

DISOMNIAS:

La Disomnia es una clasificación de alteraciones del sueño que hacen difícil

conciliar el sueño, o mantenerse dormido.

Las Disomnias son trastornos primarios de inicio o mantención del sueño o de

somnolencia excesiva y se caracterizan por una alteración en la cantidad,

calidad, o el momento de dormir. Los pacientes se pueden quejar de dificultad

para conciliar el sueño o permanecer dormido, vigilia intermitente durante la

noche, despertar precoz, o combinaciones de cualquiera de ellos. Episodios

transitorios son generalmente de poca importancia. El estrés, la cafeína, el

malestar físico, dormir una siesta durante el día y una hora de acostarse

temprano son factores comunes.

Tipos de Disomnias:

Hay más de 30 tipos reconocidos de disomnias. Los grupos principales de

disomnias incluyen:

Trastornos intrínsecos del sueño - 12 trastornos reconocidos, incluyendo.

Hipersomnia

Narcolepsia

Síndrome de movimientos periódicos de las piernas

Síndrome de piernas inquietas

Apnea del sueño.

Trastornos del sueño extrínsecos - 13 trastornos reconocidos, incluyendo.

los trastornos del sueño dependientes del alcohol

Alergia a los alimentos

Insomnio

Rutina de sueño insuficiente.

Trastorno del ritmo circadiano s, tanto intrínsecos como extrínsecos - 6

trastornos reconocidos, incluyendo.

Síndrome de la fase avanzada del sueño

Síndrome de la fase del sueño retrasada

Jet lag

Desorden de sueño por turno de trabajo.

Tratamiento

En general, hay dos grandes clases de tratamiento, y los dos se pueden

combinar: psicológicas (cognitivo-conductual) y farmacológico. En situaciones

de sufrimiento agudo, como una reacción de dolor, las medidas farmacológicas

pueden ser las más apropiados. Con el insomnio primario, sin embargo, los

esfuerzos iniciales deben ser de base psicológica. Otros tratamientos

específicos adecuados para algunos de los trastornos, como la ingestión de la

hormona melatonina y terapia de luz brillante para trastornos del ritmo

circadiano. Especialistas en el sueño en Medicina están capacitados para

diagnosticar y tratar estos trastornos.

Insomnio no orgánico:

La queja más frecuente es la dificultad para conciliar el sueño, seguida de la de

mantenerlo y la de despertar precoz. Lo característico es que se presenta tras

acontecimientos que han dado lugar a un aumento del estrés vital. Cuando se

sufre repetidamente de insomnio se desencadena un miedo creciente a

padecerlo y una preocupación sobre sus consecuencias. Esto crea un círculo

vicioso que tiende a perpetuar el problema del enfermo.

A la hora de acostarse los enfermos con insomnio cuentan que se sienten

tensos, ansiosos, preocupados o deprimidos y como si carecieran de control

sobre sus pensamientos. A menudo intentan mitigar esta tensión con la ingesta

de fármacos o de alcohol. Por la mañana suelen quejarse de sensación de

cansancio físico y mental y durante el día están deprimidos, preocupados,

tensos e irritables y obsesionados consigo mismos. 

Pautas para el diagnóstico:

a. Quejas que suelen consistir en dificultades para conciliar el sueño o

para mantenerlo o sobre una mala calidad del mismo.

b. Dicha manifestación se ha presentado por lo menos tres veces a la

semana durante al menos un mes.

c. Preocupación excesiva, tanto durante el día como durante la noche,

sobre el hecho de no dormir y sobre sus consecuencias.

d. La cantidad o calidad no satisfactorias del sueño causa un malestar

general o interfiere con las actividades de la vida cotidiana.

El insomnio es un síntoma frecuente de otros trastornos mentales tales como

los trastornos del humor (afectivos), neuróticos, orgánicos, debidos al

consumo de sustancias psicotropas, esquizofrénicos y de la conducta

alimentaria, o de otros trastornos específicos del sueño tales como pesadillas.

Asimismo, el insomnio puede acompañar a trastornos somáticos en los que

haya dolor o malestar o al consumo de ciertos medicamentos. 

Hipersomnia:

Hipersomnia primaria (HP): Se caracteriza por sueño nocturno prolongado o

episodios diurnos de sueño que interfieren con las actividades del individuo y

que no es producida por otro trastorno del sueño, ni tampoco por un trastorno

psiquiátrico, drogas o enfermedad médica. La mayoría de personas con HP

tienen un patrón sintomático persistente. El tratamiento de la HP idiopática

consiste en medicación estimulante con metilfenidato.

Bajo la categoría de hipersomnias se agrupa a aquellas enfermedades que

cursan excesiva somnolencia diurna como síntoma unificador y común.

Los sujetos presentan una incapacidad para mantenerse despiertos durante el

día y una tendencia incontrolada al sueño en cualquier situación. Entre las

hipersomnias podemos encontrar las siguientes alteraciones o trastornos del

sueño:

- Narcolepsia con cataplejía.

- Narcolepsia sin cataplejía.

- Narcolepsia secundaria.

- Hipersomnia recurrente.

- Hipersomnia idiopática.

- Hipersomnia conductual por sueño insuficiente.

- Hipersomnia no orgánica.

- Hipersomnia orgánica.

Una manera de determinar el grado de severidad de estas enfermedades, es

cuantificando cómo interfiere la sintomatología en las circunstancias cotidianas.

La Asociación Americana de los Trastornos del sueño establece tres niveles de

intensidad de la somnolencia diurna.

- Hipersomnia leve: La tendencia incontrolada al sueño que se presenta en

situaciones monótonas o de semi-reposo: viendo la televisión, de pasajero en

transportes que el sujeto no conduzca, en clases teóricas o conferencias.

- Hipersomnia moderada: Se presenta cuando el sujeto realiza actividades

que requieren cierto nivel de atención e implicación activa.

- Hipersomnia severa: Cualquier actividad cotidiana se ve modificada por los

episodios de somnolencia intensa e incontrolable. Este nivel supone una

absoluta dependencia ya que la calidad de vida se reduce considerablemente

ya que los actos cotidianos están sometidos al capricho de los ataques de

sueño.

Narcolepsia

Se caracteriza por ataques irresistibles de sueños transitoriamente restaurador

que ocurren diariamente y se pueden asociar a cataplejía, alucinaciones y

parálisis del sueño. La tétrada sintomática  no siempre está presente, el

diagnostico se puede realizar con solo la crisis de sueño y comprobación por

el test de latencia de sueño múltiple de una latencia de sueño menor de cinco

minutos y que haya sueño MOR en al menos dos siestas.

La etiología se desconoce aunque hay un fuerte componente familiar que

sugiere herencia multifactorial. El tratamiento sintomático pero también se debe

revisar que haya una buena higiene del sueño, incluyendo siestas profilácticas.

En presencia de los síntomas asociados se ha usado antidepresivos

estimulantes e inhibidores.

Hipersomnia idiopática:

Se define la hipersomnolencia como un estado por el cual el individuo no es

capaz de mantener el nivel de alerta suficiente como para desarrollar su

actividad diaria. Además, con frecuencia necesitan dormir durante periodos de

tiempo de mayor o menor duración, aunque con frecuencia, no son

refrescantes ni reparadores.

En el caso de la HISNC, el dato fundamental consiste en diferenciarlo de otras

causas de hipersomnolencia, (SAHS, privación crónica de sueño, etc.), en

especial de la narcolepsia, ya que ambos trastornos tienen manifestaciones

clínicas similares en cuanto a edad de inicio, curso crónico y predisposición

genética.

Los pacientes con (HISNC), suelen iniciar la sintomatología con 15 – 30 años,

en forma de excesiva somnolencia durante el día. Como se ha mencionado

anteriormente, interfiere con su actividad diaria habitual. Por esta razón con

frecuencia necesitan dormir siestas prolongadas, aunque no suelen describirlas

como refrescantes. El descanso nocturno, por el contrario, suele ser reparador,

prolongado y continuo. Por la mañana, les cuesta despertar, mostrando a

veces actitud agresiva o violenta y suelen presentar una sensación de

“borrachera”, durante los primeros minutos. Esto puede ocurrir, incluso, tras las

siestas diurnas. La excesiva somnolencia diurna, les lleva a veces a mostrar

comportamientos automáticos, de segundos de duración. Que suelen ser más

frecuentes en aquellos pacientes que no tienen ocasión de pueden realizar las

siestas. También es muy frecuente, que desarrollen microsueños, con amnesia

de los episodios e incluso comportamientos inadecuados.

En cuanto a la arquitectura del sueño, estos pacientes no suelen mostrar

diferencias en relación a los individuos sanos. Sin embargo, los pacientes con

HISNC, en relación a otros individuos con excesiva somnolencia diurna

muestran mayor proporción de sueño NREM, aunque menor de fase 1, en el

segundo tercio de la noche y menor cantidad de vigilia en los dos primeros

tercios. En relación a los pacientes narcolépticos, se registra una menor

cantidad de vigilia intrasueño en el total del sueño.

El diagnóstico de la HISNC debe realizarse por exclusión, es decir, se trata de

una excesiva somnolencia que no puede ser explicada por causas exógenas o

endógenas (ya sean orgánicas o psiquiátricas).

Los pacientes suelen presentar excesiva somnolencia que habitualmente no

responde a la medicación. Con frecuencia los pacientes, suelen presentar otros

síntomas sugerentes de disfunción autonómica como frialdad de manos y pies,

sensación de mareo durante la bipedestación. El diagnóstico definitivo se debe

realizar con el test de latencias múltiples.

Hipersomnia periódica (Síndrome de Kleine – Levin):

Se trata de un raro trastorno caracterizado por episodios periódicos y

recurrentes de alteraciones en el comportamiento (96%), la sexualidad (43 %),

el sueño (100 %) y el apetito (80%), depresión (48%). Por tanto, los pacientes

refieren hipersomnolencia, hiperfagia e hipersexualidad. Habitualmente son

varones adolescentes. No se conoce mucho sobre la fisiopatología, aunque se

considera que puede tratarse de una disfunción hipotalámica. Se ha observado

en estudios histopatológicos infiltración linfocitaria y proliferación microglial

nodular en mesencéfalo e hipotálamo, e incluso tálamo medial. Además, se

han descrito casos de hipersomnia recurrente en casos de Traumatismos

craneales, estrés emocional, gripe, mononucleosis y varicela, tumores

hipofisarios con extensión supraselar y encefalitis vírica.

Hipersomnia asociada a trastornos del Estado de Animo:

Todos aquellos trastornos del estado de ánimo, encabezados por los estados

depresivos, cursan por hipersomnolencia entre su sintomatología. Sin embargo,

debe diferenciarse la hipersomnolencia de aquellas situaciones que el paciente

describe como tales, pero que en realidad son situaciones de falta de energía.

Además, debe considerarse las distimias, motivadas por situaciones

fisiológicas, como la menopausia o incluso la clinofilia, es decir la tendencia a

estar tumbado o en la cama, pero que no es realmente por hipersomnolencia.

PARASOMNIAS:

La parasomnia es un trastorno de la conducta durante el sueño asociado con

episodios breves o parciales de despertar, sin que se produzca una

interrupción importante del sueño ni una alteración del nivel de vigilia diurno.

Son una categoría de trastornos del sueño que implican movimientos

anormales y antinaturales, comportamientos, emociones, percepciones y

sueños que se producen mientras se queda dormido, durante las fases del

sueño, o durante la privación del sueño. La mayoría de parasomnia son

estados del sueño disociados que presentan despertares parciales durante la

transición entre la vigilia y el sueño NREM o la vigilia y el sueño REM.

El síntoma de presentación suele estar relacionado con la conducta en sí

misma. Son más frecuentes en niños, aunque pueden persistir hasta la edad

adulta, en la que tienen un mayor significado patológico.

Dentro de las parasomnias más comunes están:

Sonambulismo

Terror nocturno

Bruxismo nocturno

Enuresis nocturna

Existen otras entidades clínicas que satisfacen los criterios de definición de una

parasomnia en el sentido que aparecen selectivamente durante el sueño y

causan un cierto grado de interrupción del mismo. Entre ellas se

incluyen jactatio capitis nocturna (hábito de golpearse la cabeza durante el

sueño), el hábito de hablar durante el sueño, las pesadillas y

los calambres nocturnos de las piernas.

PARASOMNIA NREM

Las parasomnias NREM son trastornos de la excitación que se producen

durante la fase 3 (o 4 por el normalización R y K) del sueño No REM, también

conocido como sueño de ondas lentas(SWS). Son causadas por una activación

fisiológica en la que el cerebro del paciente sale del SWS y está atrapado en

medio del sueño y el estado de vigilia. En particular, estos trastornos implican

la activación del sistema nervioso autónomo, sistema motor, o procesos

cognitivos durante el sueño o las transiciones sueño-vigilia. Algunos

parasomnias NREM son comunes durante la infancia, pero disminuyen en

frecuencia con la edad (sonambulismo, terrores nocturnos, y el despertar

confusional). Se pueden activar en algunas personas por el alcohol, privación

del sueño, la actividad física, el estrés emocional, la depresión, medicamentos,

o una enfermedad febril. Estos trastornos de la excitación pueden variar desde

despertar confuso, sonambulismo, a terrores nocturnos. Otros trastornos

específicos incluyen el síndrome de alimentación nocturna, sexo del

sueño, trastornos del movimiento rítmico, síndrome de piernas inquietas,

y somniloquia.

Somnolencias:

Las personas que presentan sonambulismo (un trastorno del

sueño clasificado como  parasomnia), también llamado noctambulismo,

desarrollan actividades motoras automáticas que pueden ser sencillas o

complejas. Un individuo sonámbulo puede salir de la cama, caminar, orinar o

incluso salir de su casa, mientras permanecen inconscientes y sin probabilidad

de comunicación. Es difícil despertarlos aunque, en contra de lo que se cree

comúnmente, no resulta peligroso. Los sonámbulos tienen los ojos abiertos,

pero no ven como cuando están despiertos y suelen creer que están en otras

habitaciones de la casa o en sitios completamente diferentes. Los sonámbulos

tienden a volver a la cama por iniciativa propia y a la mañana siguiente no

recuerdan haberse levantado por la noche. El sonambulismo se produce

durante las fases 3 o 4 del sueño, es decir, la etapa denominada sueño

lento o sueño de ondas lentas (SOL). Es más frecuente en niños y

adolescentes. Por lo general, los episodios son aislados, aunque pueden tener

un carácter recidivante en el 1 al 6 por ciento de los pacientes. Su causa es

desconocida y no existe ningún tratamiento eficaz. A la persona que presenta

estos síntomas se le denomina sonámbulo o sonámbula.

Causas:

Por lo regular, no se conoce la causa del sonambulismo en los niños, pero está

asociado con fatiga, falta de sueño y ansiedad. En los adultos, el

sonambulismo puede ocurrir debido a:

Alcohol, sedantes u otro medicamento.

Afecciones médicas, tales como convulsiones parciales y complejas.

Trastornos mentales.

Síntomas:

Los síntomas del sonambulismo abarcan:

Mostrarse confusa y desorientada cuando la persona se despierta.

Comportamiento agresivo cuando alguien más la despierta.

Tener una expresión facial ausente.

Abrir los ojos durante el sueño.

No recordar el episodio de sonambulismo al despertar.

Realizar una actividad detallada de cualquier tipo durante el sueño.

Pararse y parecer despierto durante el sueño.

Hablar dormido y decir cosas que no tienen sentido.

Caminar mientras se duerme.

Pruebas y Exámenes:

Generalmente, no se necesita ningún tipo de exámenes o pruebas. Si el

sonambulismo ocurre con frecuencia, el médico puede realizar un examen o

pruebas para descartar otros trastornos (tales como convulsiones parciales

complejas).

Si la persona tiene antecedentes de problemas emocionales, es posible que

también necesite someterse a una evaluación psicológica para buscar causas

como ansiedad o estrés excesivos.

Tratamiento:

La mayoría de las personas no necesita ningún tratamiento específico para el

sonambulismo. En algunos casos, los tranquilizantes de corta duración han

ayudado a disminuir los episodios de sonambulismo.

Algunas personas creen erróneamente que no se debe despertar a un

sonámbulo. No es peligroso despertar a un sonámbulo, aun cuando es común

que la persona esté confundida o desorientada durante un tiempo corto cuando

despierta. 

Otra idea errada es que la persona no puede lastimarse cuando camina

dormida. En realidad, los sonámbulos se lesionan con frecuencia cuando

tropiezan y pierden el equilibrio.

Para evitar lesiones, se pueden requerir medidas de seguridad. Esto puede

incluir mover objetos, como cables eléctricos o muebles, para reducir los

riesgos de tropezones y caídas. Igualmente, es posible que sea necesario

bloquear las escaleras con una puerta.

Terrores Nocturnos:

El terror o pavor nocturno es un trastorno de sueño, se caracteriza por

producir un terror extremo y un estado de inhabilidad para recuperar la

consciencia completamente, la persona no tiene control de sus movimientos.

Se produce sobre todo en niños pequeños durante las primeras horas

de sueño, en las fases 3 y 4 del sueño NO-REM.

El niño (o adulto) grita de forma súbita, presentando un despertar de tipo

vegetativo con sudoración, taquicardia e hiperventilación. Puede ser difícil de

despertar y rara vez recuerda el episodio al despertarse por la mañana.

Las crisis recidivantes son raras y el tratamiento suele estar basado en

medidas para tranquilizar al paciente por parte de los padres. Tanto el terror

nocturno como el sonambulismo son alteraciones del despertar.

El terror nocturno o pavor nocturnus es una parasomnia o trastorno del

sueño, que provoca sentimientos de terror o temor y que se produce

normalmente en las primeras horas del sueño durante la fases 3 o 4

del movimiento ocular no rápido (NREM). Los terrores nocturnos suelen ocurrir

en períodos entre el estado de alerta del sueño y el sueño delta, también

conocido como sueño de ondas lentas, es durante la primera mitad de un ciclo

de sueño, cuando el sueño delta se produce con mayor frecuencia, lo que

indica que las personas con una actividad más frecuente de sueño delta son

más propensos a los terrores nocturnos. Sin embargo, también puede ocurrir

durante las siestas diurnas.

La prevalencia de episodios de terror nocturno se ha estimado en 1% y el 6%

en los niños y en menos del 1% de los adultos. Los terrores nocturnos pueden

confundirse a menudo con el trastorno del despertar confuso o con la parálisis

del sueño dos trastornos completamente diferentes. Los terrores nocturnos

pueden comenzar entre las edades de 3 y 12 años y por lo general se disiparán

durante adolescencia. En los adultos que ocurren con más frecuencia entre las

edades de 20 a 30. A pesar de la frecuencia y la severidad varían entre los

individuos, los episodios pueden ocurrir en intervalos de días o semanas, pero

también puede ocurrir en noches consecutivas o varias veces en una

noche. Los terrores nocturnos son en gran parte desconocidos para la mayoría

de las personas, creando la noción de que cualquier tipo de ataque nocturno o

una pesadilla puede ser confundida y reportada como un terror nocturno.

Los terrores nocturnos en los adultos se han reportado en todos los rangos de

edad. A pesar de la sintomatología de los terrores nocturnos en adolescentes y

adultos son similares, la etiología, la prognosis y el tratamiento son

cualitativamente diferentes. Los terrores nocturnos pueden ocurrir cada noche

si el paciente no come una dieta adecuada, no obtiene la cantidad o la calidad

adecuada de sueño (por ejemplo, apnea del sueño), está soportando o se

encuentra en situaciones de estrés o si está diagnosticado y permanece sin

tratarse.

El síndrome de terror nocturno en adultos es menos común y a menudo

responde a los tratamientos para corregir las causas de la mala calidad o la

cantidad de sueño. No hay evidencia científica que permita concluir sin lugar

dudas de que exista o no un vínculo entre los terrores nocturnos y las

enfermedades mentales. Un estudio realizado sobre terror nocturno en adultos

mostró que los síntomas psiquiátricos prevalecen en la mayoría de los

pacientes que experimentan terrores nocturnos haciendo alusión a la

comorbilidad de los dos. Existe cierta evidencia empírica que apunta a una

relación entre el síndrome de terror nocturno en adultos y la hipoglucemia.

Cuando un terror nocturno ocurre, es típico que la persona se pueda despertar

a si misma gritando, pateando y muchas veces no pudiendo reconocer lo que

está diciendo (glosolalia). A menudo, la persona puede incluso salir corriendo

de la casa (más común entre los adultos) lo que a su vez puede dar lugar a

acciones violentas. Se ha encontrado, que en algunos adultos que habían

estado por un largo plazo en terapia intratecal con clonidina presentaron como

efectos laterales el síndrome de terror nocturno, así como sentimientos de

terror al principio del ciclo sueño. Esto es debido a la posible alteración de la

concentración de cerebral/cortical de clonidina. En los adultos, los terrores

nocturnos pueden ser un síntoma de enfermedad neurológica y puede

investigar más a fondo a través de una imagen por resonancia magnética.

El trastorno del sueño del terror nocturno normalmente se presenta en niños

entre las edades de tres a doce años, con un pico de aparición en niños de tres

años y medio de edad. Se estima que de un 1 a 6 por ciento de los niños

experimentan alguna vez terrores nocturnos. Los niños y niñas de todos los

orígenes se ven afectados por igual. El trastorno suele desaparecer en la

adolescencia. La interrupción del sueño es la preocupación más frecuente de

los padres durante los primeros años de la vida de un niño. La mitad de todos

los niños desarrollan un patrón de sueño alterado suficientemente grave como

para necesitar asistencia médica. En los niños menores de tres años y medio

de edad, la frecuencia máxima de los terrores nocturnos es por lo menos un

episodio por semana. Entre los niños mayores de esa edad, la frecuencia

máxima de los terrores nocturnos es uno o dos episodios por mes. Los niños

que experimentan terrores nocturnos pueden ser ayudados mediante una

evaluación pediátrica. Durante esta evaluación, el pediatra también puede ser

capaz de excluir otros posibles trastornos que pueden provocar los terrores

nocturnos.

Causas:

Se desconoce la causa, pero estos terrores nocturnos pueden desencadenarse

por:

Fiebre

Falta de sueño

Períodos de tensión emocional, estrés o conflictos

Síntomas:

Los terrores nocturnos son más comunes durante el primer tercio de la noche,

con frecuencia entre medianoche y 2 de la mañana.

Los niños gritan con frecuencia y están muy asustados y confundidos.

Golpean violentamente a su alrededor y con frecuencia no están

conscientes de su entorno.

Usted puede hablarle, confortar o despertar del todo a un niño que está

teniendo un terror nocturno.

El niño puede estar sudando, respirando muy rápido (hiperventilación),

tener una frecuencia cardíaca rápida y pupilas dilatadas.

El episodio puede durar de 10 a 20 minutos y luego el niño se vuelve a

dormir.

Tratamiento:

En muchos casos, un niño que experimenta terrores nocturnos sólo necesita

consuelo. Reducir el estrés o usar mecanismos de afrontamiento pueden

reducir los terrores nocturnos. La psicoterapia o la asesoría pueden ser

necesarias en algunos casos.

Las benzodiazepinas (como el diazepam), tomadas a la hora de dormir, a

menudo reducirán los terrores nocturnos; sin embargo, rara vez se emplean

para tratar este trastorno.

Pesadillas:

Una pesadilla es un ensueño que puede causar una fuerte respuesta

emocional, comúnmente miedo o terror, aunque también puede provocar

depresión, ansiedad y una profunda tristeza. La pesadilla puede contener

situaciones de peligro, malestar o pánico físico o psicológico. Regularmente,

las personas que lo sufren se despiertan en un estado de angustia y con

imposibilidad de regresar al sueño por un prolongado periodo de tiempo.

Las pesadillas pueden tener causas físicas —dormir en una posición incómoda

o tener fiebre— o fisiológicas —estrés, ansiedad e incluso ingestión de

drogas opioides—. Comer antes de dormir, lo que incrementa el metabolismo

del cuerpo y la actividad cerebral, es una potencial causa de pesadillas. Las

pesadillas recurrentes que interfieren en los patrones de sueño y

causan insomnio pueden requerir de ayuda médica.

La pesadilla es una parasomnia relacionada con el sueño MOR. La persona

que duerme tiene un sueño caracterizado por el miedo y la ansiedad que puede

llegar a despertarle. Las pesadillas llegan a ser consideradas un trastorno del

sueño cuando por su frecuencia e intensidad interfieren con la actividad

cotidiana de la persona. Las pesadillas tienen lugar durante períodos de sueño

con movimientos oculares rápidos (la llamada fase MOR, en español

"Movimientos Oculares Rápidos", también llamada fase o sueño REM, del

inglés "Rapid Eye Movement"). Durante esta fase el sujeto permanece inmóvil

mientras duerme. Son más frecuentes en la segunda mitad de la noche.

También puede presentarse en la fase II del sueño. En este caso es posible

que se acompañen de movimientos mioclónicos. No deben confundirse las

pesadillas con los Terrores Nocturnos que aparecen en las fases III y IV del

sueño. Las pesadillas son más frecuentes entre los 4 y 12 años, y suelen

disminuir según avanza la edad. En ocasiones puede presentarse

acompañadas de sensación de opresión en el pecho y dificultad para respirar.

Causas:

Las pesadillas generalmente comienzan antes de los 10 años y casi siempre se

consideran una parte normal de la infancia. Tienden a ser más comunes en las

niñas que en los niños. Las pesadillas pueden desencadenarse por hechos

aparentemente rutinarios, como iniciar estudios en un nuevo colegio, hacer un

viaje o una enfermedad leve en uno de los padres.

Las pesadillas pueden continuar hasta la edad adulta. Pueden ser sólo una

forma que nuestro cerebro tiene de hacer frente a las tensiones y temores de la

vida cotidiana. Una o más pesadillas durante un breve período de tiempo

pueden ser causadas por:

Un hecho importante de la vida, como la pérdida de un ser querido o un

acontecimiento traumático.

Aumento del estrés en el hogar o el trabajo.

Las pesadillas se pueden desencadenar por:

Un nuevo fármaco recetado por el médico

Abstinencia del alcohol de manera abrupta

Tomar demasiado alcohol 

Comer justo antes de ir a la cama

Drogas ilícitas

Enfermedad con fiebre

Medicamentos o ayudas para dormir de venta libre

Suspensión de ciertos fármacos como somníferos o narcóticos para el

dolor

Las pesadillas repetitivas también pueden ser un signo de:

Trastornos de la respiración durante el sueño (apnea del sueño)

Trastorno por estrés postraumático (TEPT), que puede ocurrir después

de haber visto o experimentado un acontecimiento traumático que

implicó una amenaza de muerte o lesión

Trastornos de ansiedad o depresión más graves

Trastorno del sueño (por ejemplo, narcolepsia o  trastorno de terror

nocturno).

El estrés es una parte normal de la vida. En pequeñas cantidades, es bueno.

Puede motivarlo a uno y ayudarle a lograr más, pero demasiado estrés puede

ser perjudicial.

Si está bajo estrés, solicite apoyo de amigos y de parientes. Hablar sobre lo

que está pasando realmente por su cabeza puede  ayudar.

Otros consejos abarcan:

Seguir una rutina de acondicionamiento físico regular, con ejercicios

aeróbicos si es posible. De esta manera, usted descubrirá que puede

llegar a conciliar el sueño de una forma más rápida, tener un sueño más

profundo y despertar sintiéndose más renovado.

Reducir la cafeína y el alcohol.

Sacar más tiempo para los intereses y pasatiempos personales.

Aprenda y trate de utilizar técnicas de relajación, como fantasías guiadas,

escuchar música, practicar yoga o meditación. Con algo de práctica, estas

técnicas pueden ayudarle a reducir el estrés.

Escuche al cuerpo cuando le diga que disminuya la velocidad o que tome un

descanso.

Practique una buena higiene del sueño. Acuéstese a la misma hora todas las

noches y despiértese a la misma hora cada mañana. Evite el uso prolongado

de tranquilizantes, al igual que la cafeína y otros estimulantes.

PARASOMNIAS REM:

El trastorno de comportamiento del sueño REM (DCR) es la parasomnia REM

del sueño más común en las que la atonía de los músculos está ausente. Esto

permite que el individuo actúe de sus sueños y puede resultar en

repetidas lesiones - contusiones, laceraciones y fracturas - a sí mismos o a

otros. Los pacientes pueden tomar medidas de autoprotección como atarse a sí

mismos a la cama, con almohada barricadas o dormir en una habitación vacía

en un colchón. Demográficamente, el 90% de los pacientes de RBD son

hombres, y la mayoría son mayores de 50 años de edad. Las características

clínicas típicas del trastorno conductual del sueño REM son:

Predilección de género masculino

La edad media de inicio 50 a 65 años (rango 20-80 años)

Vocalización, gritando, jurando lo que puede estar asociado con los sueños

Actividad motora, simple o complejos, que pueden resultar en lesiones a la

cama del paciente o la pareja

Aparición por lo general en la segunda mitad del período de sueño (sueño

REM)

Puede estar asociada con enfermedades neurodegenerativas8

La DCR aguda, se produce principalmente como resultado de un efecto

secundario previsto en medicina - por lo general antidepresivos. La DCR

crónica es idiopática o asociadas con trastornos neurológicos. Existe una

asociación cada vez mayor de RBD crónica con trastornos

neurodegenerativos - enfermedad de Parkinson, atrofia multisistémica (MSA)

o demencia - como un indicador temprano de estas enfermedades hasta en 10

años. Los pacientes con narcolepsia también son más propensos a desarrollar

DCR.

Catatrenia:

La catatrenia, una parasomnia del sueño de movimiento rápido del ojo que

consiste en contener la respiración y gemidos espiratorios durante el sueño, es

diferente de los somniloquia y apnea obstructiva del sueño. El sonido se

produce durante la exhalación en comparación con los ronquidos que se

produce durante la inspiración. Por lo general, no se nota por la persona que

produce el sonido, pero puede ser muy molesto para los compañeros de sueño,

aunque una vez conscientes de ello, las víctimas tienden a ser despertados por

el gemido propio también. Los compañeros de cama en le informan de lo

sucedido a la persona que inspira profundamente, mantiene, luego exhala

lentamente, a menudo con un chillido, gemido o sonido agudo.