El servicio de inteligencia en pichincha

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Un incipiente servicio de inteligencia que utilizó el Mariscal Antonio José de Sucre, antes y durante los combates previos a la gloriosa Batalla de Pichincha, el 24 de Mayo de 1822 y un personaje olvidado por la historia.

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Luis PACHECO Manya Página 1

EL SERVICIO DE INTELIGENCIA DE LA CAMPAÑA DE PICHINCHA

Luis PACHECO Manya

Ex Suboficial Primero

Armada del Ecuador

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EL SERVICIO DE INTELIGENCIA DE LA CAMPAÑA DE PICHINCHA

Oíd mis súplicas: Salvad la República… Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, este Estado NO debería existir, y al fin NO existiría.- Simón Bolívar, 20 de Enero de 1830.

Grande es la nómina de héroes de la lucha independentista americana. En ella se

consolidan los nombres de nativos del país e Hispanoamérica, con los de extranjeros que

ayudaron a nuestra emancipación. Además de los británicos, figuraron combatientes

italianos, que, guiados por sus ideas liberales, participaron en la epopeya americana.

1816, llega a Venezuela un grupo de voluntarios italianos, veteranos de las guerras

Napoleónicas, en el que figuraban, entre otros: Francesco Neri, Gaetano Cestari, Manfredo

Berzolari, Carlos Luis Castelli, Luis Santelli, los Tenientes Coroneles Lanzarini, Passoni,

Erzolani, el Sargento Mayor Perego, los Capitanes Ferraro, Fuenticelli, Montebruni; Baroni,

Palaviccini y Giacosa y el Teniente Sabino. También vinieron Juan Bautista Dalla Costa, que

entregó a Bolívar buena parte de su fortuna, y el Coronel de ingenieros Agustín Codazzi,

padre de la moderna cartografía colombo–venezolana.

Particular mención merece el napolitano Gaetano Cestari,

quien tuvo papel relevante en la independencia del actual Ecuador,

con su nombre españolizado como Cayetano Cestaris.

Cestari, provenía de una importante familia liberal de

Nápoles y poseía una buena formación cultural, lo que motivó al

Libertador a designarle como su Ayudante General, en Angostura,

y a encargarle la redacción del “Diario de Operaciones del Ejército

Libertador”. Empero, era también un gran combatiente, capaz de

improvisar acciones militares sobre la marcha y de tomar iniciativas

trascendentales.

Cestari, formando parte del Cuerpo Expedicionario

colombiano, llegó por mar a Guayaquil, su nombre aparece por primera vez en la campaña

final que dirigió el General Sucre y lo llevó de Guayaquil a Loja, para recibir a las tropas de la

División peruana enviada por San Martín, y luego a Cuenca, Riobamba y Pichincha. Mientras

Sucre ejecutaba ese audaz movimiento estratégico, dispuso que Cestari comandara una

fuerza secundaria, de 120 infantes y 40 jinetes, que debía salir de Babahoyo a Latacunga,

para amenazar a Quito, cortar las comunicaciones realistas y evitar que los españoles

avanzaran hacia el sur del país. Otra fuerza similar debía ubicarse en Alausí, con igual

propósito.

Cestari cumplió tal cual la orden de Sucre y ello facilitó el avance del Ejército

Libertador hacia las faldas del Pichincha. Empero, al acercarse a Quito, Sucre se enteró de

que una fuerza realista avanzaba desde Pasto con ánimo de reforzar la capital. Ante ello,

dispuso que Cestari y su Escuadrón de Dragones de la División Colombiana avanzaran

hacia el norte y frenaran ese avance realista, lo que hicieron lucidamente. Luego regresaron

a Quito y en el camino impidieron la fuga de la caballería española hacia Pasto, tras el

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triunfo de Pichincha. Todo ello determinó que el Libertador, a pedido de Sucre, ascendiera a

Cestari al grado de Coronel, junto con Juan Macintosh, Comandante del Batallón “Albión”.

Más tarde, Cestari pasó a comandar el Regimiento de Dragones del Sur, que se

ubicó en Santa Rosa para asegurar la marcha, o el eventual retroceso, de las tropas

colombianas que marchaban a luchar por la independencia del Perú. Y ahí se quedó a vivir

este héroe italiano, que dejó valiosa progenie en la actual provincia de El Oro.

He querido resaltar la personalidad del Coronel Cestaris, debido a la importancia en

el desarrollo del tema, pues, le brinda mayor credibilidad a lo expuesto en esta investigación,

sobre el rudimentario servicio de inteligencia en la campaña de Pichincha.

EL AGENTE Nº 40, JOAQUIN DE SOTO

Existe un personaje, a quien, según tengo entendido, hemos olvidado injustamente,

cuando en verdad fue uno de los que más ayudaron al triunfo de Pichincha, hasta el punto que

el Coronel Cayetano Cestaris califica sus méritos de "sublimes y mayores que los suyos

propios". Me refiero a Joaquín de Soto, del servicio de inteligencia del Mariscal Sucre, y cuyo

nombre en clave era "el Nº cuarenta".

No nos ha sido posible investigar sobre sus antecedentes familiares. Toro Ruiz le

llama "ecuatoriano de la sierra" y Sucre en carta del 17 de Mayo de 1822, escrita desde el

cuartel general en Chillo le dice: "amado paisano y amigo mío".

Militaba, como Teniente de Artillería, en el Ejército español, que tenía entrada a la Sala

de Armas y así lo afirma Cestaris.

El 7 de agosto de 1823, consta en la guarnición de Quito, todavía como Teniente

Ayudante Mayor de Artillería, bajo las órdenes del Jefe de Estado Mayor Federico VALENCIA,

urgiendo los trámites para su ascenso a Capitán, como lo prometiera el Coronel Cestaris: "En

virtud de las facultades-escribe el mismo Coronel-que me confirió el señor General Antonio

José de Sucre, prometí al representante un grado más del que tiene; y si no se cumplen los

comprometimientos para con los individuos que estando en el servicio de los enemigos han

prestado a la República, méritos sublimes, será una ingratitud, pues el representante, (Soto),

tiene más méritos que yo. (1) Toro Ruiz dice que Soto murió siendo Capitán graduado y dejando

un haber de montepío a su mujer Josefa Betancourt. (2)

En efecto, el Consejo Extraordinario de Gobierno del día Jueves 10 de Diciembre de

1824, bajo la presidencia del Jefe del Supremo Poder Ejecutivo, General Santander, el

Secretario de Guerra y Marina, Coronel Pedro Briceño Méndez dio cuenta de que el Poder

Ejecutivo había resuelto conceder el grado de Capitán efectivo de la 2da. Compañía de la

media Brigada del Ecuador al hasta entonces Teniente Joaquín Soto. Aprobado por el

Consejo pasó a la Cámara del Senado. (3)

Sucre contaba para todo con el Agente Nº cuarenta, por intermedio del Coronel

Cestaris, quien a su vez entregaba las cartas al Coronel Vicente Aguirre que hacía saber a

Soto lo que deseaba por conducto del indígena Lucas Tipán, como veremos después. "Repito

que cuento con usted para todo". Le escribía el Mariscal Sucre en una de sus cartas al mismo

Soto.

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EL GRAN PLAN DE SUCRE

Entre los diversos planes, que Antonio José de Sucre se forjó antes de Pichincha, hay

uno, que él mismo calificó de "gran proyecto". Joaquín de Soto, el Agente Nº 40", era quien

debía ejecutarlo.

¿En qué consistió este "gran proyecto" que será un servicio

particular y quizá decisivo, según expresión del mismo General en Jefe

de Operaciones?

Sucre, el guerrero, sabía lo que es de destructor y bárbaro el

campo de batalla, y antes de Pichincha soñó con un gran proyecto:

"Pero si yo pudiera-escribe a Soto-ahorrar esta batalla en que de una y

otra parte morirán ochocientos o mil americanos, lo haría con más

gusto que dar otro laurel a la República. Usted y todos nuestros

amigos pueden hacer este servicio a la humanidad y a Colombia. (4)

No se crea que Sucre temiese el encuentro con las fuerzas realistas. "Yo tengo una

seguridad de tomar a Quito por una batalla en que todas las probabilidades me aseguran la

victoria". Escribe renglones antes al mismo agente Joaquín de Soto. (5)

Medio aconsejado para elegir la batalla y la pérdida de vidas americanas, no era otro

que conseguir la deserción de los militares y de las tropas, destacadas éstas en gran parte por

americanos y hasta por gente esclava.

"El Pueblo Quiteño es muy patriota, añade Sucre a Soto, y sus halagos, la seducción, y

todo los medios de hacer desertar la tropa, son un campo que se le abre para evitar la

prolongación de sus males y la sangre. Pongan ustedes pues en ejercicio estas armas

pacíficas pero poderosas; exciten ustedes la tropa a venir a sus hermanos...: en fin,

promuevan ustedes el disgusto así en la tropa como en los oficiales, y estos pasos nos

producirán grandes ventajas. Si para lograr la seducción fuese menester gastos, puede usted

verse con algunos patriotas acaudalados y pedir dinero asegurando su paso religiosamente a

nuestra entrada en esa; y además usted puede asegurar a cada soldado de Infantería que se

me presente, que tendrá diez y seis pesos de gratificación al acto de llegar a nuestras filas, y a

los de Caballería se les darán veinte o veinticinco: que a los que redujeren a sus compañeros.

o hicieren otro servicio serán ascendidos, y en fin que cualquier acto distinguido por servir a la

Patria, será premiado debidamente. A los oficiales se les remunerará todo servicio que hagan.

Con estos medios puede conseguirse mucho, y disminuir más la fuerza enemiga antes de un

combate. Vea usted de hacer desertar los Artilleros para reducirles los medios de defensa del

enemigo, y obligarlos a salir fuera de sus posiciones. Cuento con usted para todo, mi amigo:

ánimo, resolución y actividad. Yo ofrezco cumplir en el acto lo que prometo, para seducir la

tropa. Vamos pues a trabajar, y a salir de los enemigos de nuestra Patria, a la vez que

remediar los males de los pueblos. Repito que cuento con usted para todo". (6)

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LA DESERCION DE LAS TROPAS ESPAÑOLAS PREVIA A LA BATALLA

La moral de las tropas españolas debía estar muy baja o Joaquín de Soto debía de ser

muy inteligente y rápido, pues en menos de una semana, consiguió en gran parte esta

deserción, desconocida por los historiadores, que preferentemente han escrito nuestra historia

de liberación con sólo fuentes americanas. En el archivo militar de Simancas o Madrid quizá

se encuentren los datos que recibimos, si es que se escribió parte u oficio que pudiese llegar,

pues para entonces ya todo estaba tomado por los patriotas, si exceptuamos Pasto. Quizás

algún oficial español de regreso a su patria, o el mismo Aymerich, desde La Habana, pudo

consignar alguna información. El General García Camba, español, al escribir sus memorias

nos habla de una desbandada en la batalla misma, pero antes. (7)

Soto fue procesado por Aymerich por su labor patriótica. Bien pudiera ser, pues, que

entre los papeles de la Corte de Justicia, se encuentren mayores datos.

Es verdad que el mismo Soto en una demanda al Coronel Dragones, Cayetano

Cestaris, le pide informe sobre la verdad de esta acción en que "entusiasmando muchos

hombres por la patria los desertaba". (8)

Por sospechar participación en este "gran proyecto" fue apresado el 3 de mayo el

marqués de San José y permaneció incomunicado. Se le inició un sumario en el que estaban

comprometidos don Pedro Montufar y Vicente Aguirre. Montufar logró huir nuevamente de la

cárcel, como en 1810. La partida armada que no pudo dar con el Coronel Aguirre cometió

excesos en sus haciendas de Sangolquí. (9)

El soborno estaba a la orden del día en ese entonces. No olvidemos como doña Rosa

Montúfar, esposa del Coronel Aguirre logra sobornar a la guardia del General Mires y éste,

evadido, lleva noticias importantes a Sucre en Latacunga, las que se añaden a las que allí

mismo recibió de Soto y por las que agradece nuevamente en la carta del 17 de mayo de

1822. (10)

Además, en una certificación del Coronel Vicente Aguirre a favor de Soto, hemos

podido encontrar otra confirmación de "la gran deserción", que sufrieron las tropas de España"

entre el 18 y el 24 de mayo, gracias a la habilidad del Teniente Soto.

En efecto, en la citada certificación, de 15 de julio de 1822, escribe el Coronel Aguirre:

"...(Soto) también es el autor de la gran deserción que sufrieron las tropas de España, por cuyo

medio hice repartir el dinero que fue menester para alguna parte de ella". (11)

De este modo Soto y sus colaboradores contribuyeron de manera poderosa, aunque

indirecta, a la victoria de Pichincha.

Sólo así se explica que el ejército español emplease la táctica desafortunada que optó

la mañana del 24. El General español García Camba en efecto, en su descripción de la batalla

de Pichincha, acusa a los suyos de no haber tomado una posición conveniente. (12)

Algo obscuro y desconocido pasó en las filas realistas, pues el mismo Sucre, se admira

que circunstancias favorables anteriores no fuesen aprovechadas por los jefes peninsulares.

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Estos conocían a sus tropas y no querían enfrentarlas hasta que llegase el refuerzo de

Pasto, que se atrasó por horas y se rindió al Coronel Córdova en Cotocollao, a la mañana del

día 25. (13)

OTROS MERITOS DE ESTE HEROE OLVIDADO

Pero no sólo de esta manera de "mérito sublime" al decir del Coronel Cestaris sino de

otras maneras contribuyó Soto al triunfo de Pichincha.

Enviaba a Sucre avisos diarios de las operaciones del enemigo, de sus fuerzas, de sus

disposiciones, de sus medidas de defensa. En especial, Sucre le pide datos sobre las

"fortificaciones que hacen en la ciudad, así por Turubamba, por Iñaquito (sic), y si esta parte

del norte es de fácil acceso". (14)

Además, por medio del Coronel Adolph Klinger, envió, gratuitamente, al ejército

libertador armas de fuego, sables, municiones, piedras de chispa y aún hombres que logró

desertasen.

Y algo más interesante todavía: los fusiles y carabinas del ejército patriota eran

arregladas en la maestranza realista, gracias al mismo Soto, que no sólo los sacaba

primeramente de la Sala de Armas en conveniencia con el Capitán de ella, Antonio Vanisesa,

sino que los hacía también recomponer, según testimonio escrito del mismo Coronel Klinger,

cuando era Gobernador Político de Quito, es decir en noviembre de 1822. (15)

Ponderemos esta labor del Teniente Soto. Los fusiles y municiones eran cuidados y

buscados con especial esmero por nuestras tropas, carentes de lugares apropiados para el

abastecimiento y compostura, en lugares que suban siendo desocupados por el enemigo y por

lo mismo desmantelados de todo lo útil para los patriotas: así el hierro, como escribe Sucre en

la interesante carta que transcribimos luego, se debe tomar "de cualquier parte donde lo haya,

aunque sea desbaratando las herramientas".

"Comandancia General de la División del Sur.-Cuartel General en Chillo a 17 de mayo

de 1822.-12º.- En atención al patriotismo y aptitud que tiene acreditada el Capitán de las

Tropas Nacionales de la República, ciudadano Nicolás Vélez, le confiero formal comisión para

que en el pueblo de Yaruquí levante y arme partidas de guerrillas con el objeto esencial de

hostilizar al enemigo, impidiéndole tomar víveres, caballos, mulas, y toda especie de auxilio,

negándole absolutamente los recursos que pueda sacar de esa jurisdicción, para estrecharlos

cuando sea posible. A fin de armas sus partidas hará construir lanzas tomando el hierro

necesario de cualquier parte donde lo haya, aunque sea desbaratando las herramientas de las

haciendas, que se repondrán a los propietarios, pues las lanzas que trae la División están

atrasadas. Para proteger los movimientos de esos pueblos se destacará un cuerpo de

caballería del ejército, con cuyo apoyo deben constar desde ahora sus habitantes, y obrar con

la confianza y energía que exige el servicio de la patria; pues aunque estoy resuelto a marchar

allá con todas tropas deben siempre levantarse las partidas que en este caso serán muy útiles

para auxiliarlas. Dada y firmada.-A. J. de Sucre. El Edecán secretario, Eusebio Borrero" (16)

Naturalmente que estas actividades del Teniente Soto, por más sigilosa y hábilmente

que fuesen ejecutadas, debieron de descubrirse, al menos en parte, y así nos encontramos

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con que el General Aymerich le entabló una causa, de la cual o la victoria de Pichincha o su

ingenio lo debieron sacar libre.

Por ello el General Vicente Aguirre el 15 de julio de 1822 testifica en Quito que: "El

Teniente de Artillería Joaquín de Soto con el más manifiesto peligro ha contribuido para la

libertad de la patria, así mismo tiene el mérito de haberme comunicado avisos interesantísimos

sobre los planes que formaba el gobierno opresor contra la República, sin que le haya

desalentado para todo estos procedimientos patrióticos, una causa que le siguió, sobre estos

particulares, el General Aymerich". (17)

EL MAYOR ELOGIO DE SUCRE ES PARA JOAQUIN DE SOTO

No nos admirará pues que el General Sucre le escriba en los siguientes términos:

"República de Colombia: Ejército Libertador.-Comandancia

General de la División del Sur.- Cuartel General en Chillo.- a diez y

siete de mayo de mil ochocientos veinte y dos.-Duodécimo.-Amado

Paisano y amigo mío.-Desde Tacunga en que fui informado de los

servicios de usted a la causa de su patria, tuve el gusto de escribirle;

pero como fue preciso ocultar su nombre, creo que ha habido una

equivocación al entregarla, y la han dado a uno de nuestros amigos,

lo cual confirmo por la falta de contestación. Lo he sentido, deseaba

significar a Ud. mi agradecimiento a la decidida resolución de

sacrificarse si es necesario por su país. Tan nobles y generosos

sentimientos le hacen altamente estimable, y yo me lisongeo de

llamarlo desde ahora mi amigo, como tendré suma satisfacción distinguiéndolo por sus méritos

recomendables.-Nuestro amigo...me ha manifestado que Ud. deseaba venirse; pero esto no es

útil. Continúe Ud. allá para que trabaje en un gran proyecto, que será un servicio particular y

quizás decisivo. En tanto vea Ud. de darme diarios avisos de las operaciones del enemigo, de

su fuerza, de sus disposiciones, de sus medidas de defensa o si resuelven en su

desesperación atacarnos. En fin vea Ud. de darme cuantos partes sean conducentes a

imponerme del estado de todas las cosas militares y políticas en esa.- Es preciso también

emprender un trabajo que aunque peligroso es tan satisfactorio, cuanto que es obra de los

buenos hijos de la patria. Yo tengo una seguridad de tomar a Quito por una batalla en que

todas, todas las probabilidades me aseguran de la victoria. Con esta confianza ha marchado

desde Loja, hasta las puertas de la Capital, en donde hemos encerrado al enemigo disminuido

en una tercera parte a lo menos de su fuerza, cuando emprendimos la campaña. (18)

A este valeroso servidor de la causa de la independencia, cuyos "méritos sublimes"

no sólo los hemos olvidado nosotros, si no aún sus mismos coetáneos y favorecidos, meses

más tarde, le encontramos afanosamente luchando por obtener el ascenso que se le había

prometido; hasta que el Gobierno Central Gran Colombiano le ascendió a Capitán de la 2da.

Compañía de la media Brigada del Ecuador, el 23 de diciembre de 1824.

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LUCAS TIPAN, MENSAJERO DEL SERVICIO DE INTELIGENCIA

La historia de nuestra independencia, a pesar de ser uno de los períodos de nuestra

crónica general sobre que más se ha escrito, está aún llena de lagunas.

Además, hay que lamentar que hasta hace poco tiempo, el relato de los hechos de

nuestra libertad se haya reducido al ensalzamiento incondicional de los independientes y a la

diatriba feroz contra los godos.

Esta no es la manera de escribir la historia. Las causas porqué luchaban los dos

partidos eran diametralmente opuestas, pero en ambos bandos hubo buenos y malos, como

que los dos estaban compuestos por individuos étnicamente similares: españoles eran los

peninsulares, y españoles eran los americanos. Ahora podemos apreciarlos, de lejos mejor.

En cuanto al elemento indígena puro, pocos, rarísimos fueron los que formaron parte

consciente en esta lucha. No he encontrado sino dos ejemplos, uno en los indios de Cuenca,

que el Presidente Ramírez premió en 1811 por su lealtad al Rey, y el indio patriota que ahora

vengo a hacer conocer en este libro. Prócer olvidado de la raza autóctona, que merece un

lugar en nuestra historia libertaria.

Conocido es que el General Vicente Aguirre y Mendoza fue el confidente del General

Sucre en Quito, cuando su gloriosa Campaña del Sur, que tan felizmente acabó en Pichincha.

El Ejército Libertador recibía de Aguirre las informaciones que le eran indispensables.

El Valle de Chillo, en donde Aguirre tenía propiedades, era lugar obligado para hacer

transitar las comunicaciones que iban hacia el Sur en busca del General Sucre.

En 1824, en Sangolqui, quedó vacante el empleo de Gobernador de Indios del Distrito,

por muerte de Francisco Tipán, que lo había ejercido con aprobación del Gobierno español.

Si este Francisco había sido adicto al sistema antiguo, Lucas Tipán, su hijo, fue

partidario de la República. Único entre los indios principales de esa localidad, en su amor a la

Patria, sirvió muy eficazmente al Ejército Libertador con avisos importantes que le traía al

General Aguirre a Quito.

En virtud de esos méritos, y mediante el informe que de ellos hizo el mismo General

Aguirre, Lucas Tipán, el patriota, fue nombrado Gobernador de Sangolquí, por el Intendente,

doctor Valdivieso, el 03 de Julio de 1824.

Véase el informe del General Aguirre:

“República de Colombia.- Comandancia General de Armas de la Provincia de Quito.-

Quito, a 8 de Julio de 1824.- 14ª.

Vicente Aguirre, Coronel de los Ejércitos de la República y Comandante General de

Armas de la Provincia.- Certifico: que el indígena Lucas Tipán, hijo legítimo del difunto

Gobernador de la Parroquia de Sangolqui, Francisco Tipán, ha servido con el mayor honor,

aplicación y actividad en cuanto ha ocurrido en obsequio de aquella Parroquia y del Estado,

supliendo muchas veces el lugar de su padre en ausencias y enfermedades. Pero sobre todo

este indígena es recomendable de Gobierno porque es el único que en tiempo del Gobierno

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Español se decidió en aquella Parroquia a favor de la República, siendo tanto más relevante su

mérito, cuanto que el resto de los magnates indígenas se halló unido íntimamente a los

gobernantes españoles, y muy particularmente del implacable godo don José Renjifo. Lucas

Tipán me traía reservadamente avisos sumamente importantes que sirvieron para salvar las

Armas, Caballería y Hombres que yo remitía al B. Señor General Antonio José de Sucre,

mientras que varios de los otros no se ocupaban sino en hacer correrías con la fuerza armada

española para tomarse las caballerías y demás que a ellos importaba. Por tanto, y por el

conocimiento íntimo que tengo de aquella parroquia, le creo a Lucas Tipán el único capaz de

ocupar dignamente el lugar que ha dejado su padre, ya por lo que hace a las miras políticas,

como por el beneficio de aquella Parroquia y para que llegue al conocimiento del señor

Intendente, doy este a pedido verbal de la parte.

Fecha at supra.- (f) V. Aguirre (19).

Tuvo, pues, Sangolqui un prócer de raza netamente española: don Juan Salinas y uno

de raza aborigen: Lucas Tipán.

Es fácil apreciar que, “Mensajero de este servicio de inteligencia fue, a no dudar, el indígena

Lucas Tipán, hijo del Gobernador de Sangolqui, Francisco Tipán. Este llevaba las noticias de

manos de Soto a las de Aguirre, como puede deducirse de este y otros documentos.

Manifiesta el Coronel Aguirre: "Lucas Tipán me traía reservadamente avisos

sumamente importantes que sirvieron para salvar las Armas, Caballería y Hombres que yo

remitía al B. Sr. General Antonio José de Sucre"

Así mismo, escribe el Coronel Aguirre, a 15 de julio de 1822: Joaquín de Soto tiene el

mérito de haberme comunicado avisos importantísimos sobre los planes que formaba el

Gobierno". (20).

No él en persona, pues ya sabemos que Sucre le pide siga en Quito, sino por este

conducto del valiente indígena Luis Tipán, que por ser el único que se prestó, según rezan los

documentos fue más tarde nombrado por el Intendente doctor Valdivieso, Gobernador de

Sangolquí, a 3 de julio de 1824.

Joaquín de Soto murió de Capitán efectivo, dejando a su mujer doña Josefa Batancourt

un haber de montepío. No sabemos si dejó descendencia, la cual, al menos, estaría en pleno

derecho de reivindicar estos "méritos sublimes" de su antecesor, que hizo posible la victoria de

Pichincha.

Naturalmente que hubo otros agentes civiles que comunicaban a Sucre o a sus

lugartenientes los planes del enemigo. José Cordero y Carrión y José Villacís desde Deleg,

por ejemplo, cumplieron con este deber patriótico. (21).

Pero nadie recibió del General Sucre los agradecimientos que en la carta transcrita

recibiera Joaquín de Soto, héroe tan injustamente olvidado en nuestra historia.

(1) Archivo del Libertador, Sección I, de F. Martín, XXI.

(2) TORO RUIZ. "Más próceres de la independencia" Página 208, Latacunga, 1934.

(3) Acuerdos del Consejo de Gobierno 1821-1824, páginas 274-276.

(4) Archivo del Libertador, Sección J, de F. Martín, XXI.

(5) Ibidem

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(6) Archivo del Libertador, Sección J, de F. Martín, XXI.

(7) GARCIA CAMBA "Memorias" título II, página 32, Madrid, s.f.

(8) Archivo del Libertador, 1, c.

(9) MONGE C. "Relieves", página 176 Quito 1933.

(10) PUENTE R. "El Ejército Nacional", año 1, n. 4, página 245 Quito, 1922.

(11) Archivo del Libertador, 1, c.

(12) Obra citada, página 32.

(13) Archivo Santander, tomo VII, página 273.

(14) Archivo del Libertador, 1, c.

(15) Archivo del Libertador, 1, c.

(16) Boletín de Historia, n 315 y 316, página 106, Bogotá, 1941.

(17) Archivo del Libertador, 1, c.

(18) Archivo del Libertador, 1, c.

(19) GANGOTENA C. "El Ejército Nacional", Año II, n. 14, páginas 1167-1168.

(20) Archivo del Libertador, 1, c.

(21) Boletín de la Academia Nacional de Historia, Tomo XXV, n. 10, página 480. Caracas, 1942.