El sector global de la alta velocidad:tren hacia la prosperidad económica

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La congestión de las carreteras y del tráfico aéreo no para de crecer, a un ritmo similar al que lo hacen las grandes urbes que se van formando como polos que es preciso conectar.

De esa capacidad de transportar mercancías pero también ciudadanos depende en gran medida el crecimiento económico de los países y la competitividad de las ciudades. Precisamente, por este motivo, gobiernos de todos los países dedican sus esfuerzos inversores a crear infraestructuras de transporte que vengan a cubrir las necesidades de movilidad de sus ciudadanos.

¿Cómo vertebrar el territorio de la manera más eficaz y sostenible posible? Dejando atrás varios años en los que el uso del ferrocarril cedía puntos a favor de la carretera y el transporte aéreo, las nuevas tecnologías y la mayor preocupación medioambiental vienen a recuperar el protagonismo de este medio de transporte de personas.

El apoyo público se dirige cada día con mayor intensidad hacia el tren de alta velocidad, por las múltiples ventajas que presenta. Su capacidad de conectar ciudades, desde el propio centro urbano, es una de las primeras diferencias que se perciben frente al uso del avión que obliga a los ciudadanos a desplazarse al extrarradio para acceder a las instalaciones aeroportuarias. La celeridad en los trayectos, el confort y la seguridad que ofrece inclinan la balanza a su favor si en el otro extremo se coloca el desplazamiento por carretera.

La preocupación por la sostenibilidad de los medios de transporte, causantes de un gran porcentaje de emisiones de CO2, sitúa de nuevo al tren de alta velocidad como una de las alternativas más prometedoras en el transporte de personas, por tratarse de un medio menos contaminante, al que las organizaciones han denominado alternativa verde para posicionarse en el sector.

El tren de alta velocidad no sólo ha producido un trasvase modal, sobre todo desde el avión, sino que también genera nuevos modelos de movilidad, ya que los contactos económicos y sociales aumentan a medida que disminuye el tiempo de desplazamiento entre los grandes polos urbanos. Los viajes por turismo y por trabajo crecen por las facilidades de comunicación, al igual que los flujos de trabajadores que viven en una ciudad y se desplazan cada día a otra situada a considerable distancia para cumplir con su jornada laboral.

A pesar de que las oportunidades que presenta la alta velocidad como elemento vertebrador y de estímulo económico, que no deben dejar pasar las organizaciones del sector, existen ciertos retos a los que éstas deberán hacer frente.

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En el ámbito de la Unión Europea, la liberalización del transporte transnacional de viajeros se hace efectiva a partir del 1 de enero de 2010, en cumplimiento de la legislación comunitaria. Los mercados europeos más avanzados en su grado de apertura son Reino Unido, Alemania, Suecia y Holanda, y son, por tanto, los que ofrecen las mejores condiciones para la entrada de nuevos agentes, tanto en términos legales como en el acceso en la práctica. En el año 2012, la Unión Europea elaborará un informe sobre el grado de cumplimiento de la implantación de la liberación del transporte de viajeros transnacional y, en base a las conclusiones de dicho informe, decidirá acerca de la extensión de la apertura al transporte nacional de viajeros.

De lo que no hay duda es de que esta apertura traerá consigo un incremento de la competencia dentro de los tradicionales mercados domésticos, que asistirán a la entrada de nuevos agentes. El usuario será sin duda el mayor beneficiado de la liberalización

en términos de calidad del servicio y de precios más competitivos, mientras las empresas tradicionales del sector y los recién llegados deberán afilar al máximo sus estrategias para ganarse su permanencia y su cuota de mercado.

Además de las positivas consecuencias que estos procesos de apertura tienen para el usuario de la alta velocidad, otra de las implicaciones más importantes es la transformación de la tradicional cadena de valor que se percibe del lado de la oferta de servicios. Así, gestión de infraestructuras, mantenimiento de la flota de trenes y operación del transporte, tradicionalmente en manos de una única empresa estatal, se separan a medida que evoluciona el proceso de liberalización. En el panorama actual, la gestión de las redes nacionales queda en manos de los gobiernos, mientras que empresas tanto públicas como privadas, a través de las concesiones, pasan a ocuparse de la operación y del mantenimiento de los trenes.

Las grandes oportunidades que presenta el sector de la alta velocidad se encuentran en un contexto en el que se perciben tres claras tendencias a escala global: la creciente liberalización del sector empuja a un movimiento de internacionalización en el que las tradicionales fronteras se desdibujan y en el que la iniciativa privada debe tomar el relevo para protagonizar un mayor impulso en el desarrollo del sector.

El proceso de liberalizaciónEl potencial de crecimiento del sector global de la alta velocidad se une a un proceso, el de su liberalización, iniciado hace ya tiempo en muchas zonas de la geografía mundial que, sin embargo, avanza a varias velocidades y muestra diferentes grados de implantación.

Así, mientras en Japón el movimiento de privatizaciones comenzó en 1987 y cuenta hoy con veintidós empresas privadas diferentes que prestan sus servicios, otros países aún no han puesto en marcha iniciativas para liberalizar la red.

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En Europa destaca el esfuerzo por convertirse en un espacio ferroviario integrado en el que las fronteras desaparezcan, lo que empuja a esta región hacia una mayor liberalización, más o menos implantada en función del estado miembro de que se trate, y a la construcción de miles de kilómetros de alta velocidad, con más de 3.000 en ejecución y cerca de 9.000 planificados.

Además del potencial de crecimiento que presentan ciertas geografías, aquellas organizaciones que deseen emprender un proceso de internacionalización deberán tener en consideración muchas variables ¬–sociales, políticas, normativas, etc.-, para definir sus estrategias de expansión de manera adecuada y económicamente óptima, de cara a abordar con éxito los retos que presenta este sector que viaja a gran velocidad. La puesta en marcha de alianzas y colaboraciones con operadores locales puede ser una de las alternativas más eficaces para abrir las puertas de otros mercados.

Nuevas fórmulas de financiaciónEs un hecho que el desarrollo de la alta velocidad conlleva un enorme esfuerzo inversor por el elevado coste que supone la construcción y el mantenimiento de las infraestructuras fijas y del material móvil.

Tratándose de un sector que requiere de mucho tiempo para la construcción de las infraestructuras, con un retorno de la inversión a largo plazo y cuya demanda debe alcanzar cotas elevadas para amortizar el coste, hasta ahora el impulso económico se ha dejado en manos de las administraciones públicas. Sin embargo, bajo el actual entorno de restricción presupuestaria que obliga a los gobiernos a poner freno a su déficit público, el estímulo público se antoja insostenible.

Por este motivo, se buscan nuevas fórmulas de financiación que permitan asumir el desarrollo de las infraestructuras necesarias, al tiempo que se minimizan los costes financieros y la inversión. Los mecanismos de colaboración público-privada, como los modelos Public Private Partnership (PPP) o los project finance, surgen en este contexto como una de las

alternativas más prometedoras y ventajosas en lo que se refiere a la financiación de las infraestructuras.

En los modelos PPP, el socio privado suele ser un consorcio generalmente compuesto por una constructora, un operador, una entidad financiera y un socio local que, habitualmente, asumen los riesgos derivados de la propiedad de los activos, lo que permite a la administración alcanzar una mayor estabilidad presupuestaria. El único proyecto de alta velocidad que a día de hoy se ha desarrollado en el mundo bajo este modelo de colaboración es la línea Figueras-Perpignan.

Los project finance, por su parte, desarrollan un proyecto concreto a través de una sociedad vehículo dedicada exclusivamente a esta actividad, cuya principal fuente de ingresos proviene de los flujos de caja generados. Se trata de proyectos con un gran apalancamiento financiero, algo que es posible gracias a la previsible generación de fondos.

Otro de los principales retos financieros radica en la gestión del material móvil. Para que la inversión requerida tanto para su gestión como para la adquisición de flota sea óptima, algunos países, como es el caso del Reino Unido y Suecia, han decidido poner en marcha un proceso de liberalización y de privatización de sus flotas de material móvil, lo que ha dado lugar a la transmisión de estos activos a otras empresas encargadas de su posterior alquiler a otras operadoras.

Este leasing operativo ha permitido mejorar sustancialmente el rendimiento económico de las operadoras ferroviarias, que ya no se ven obligadas a hacer frente a cuantiosas inversiones para la operación, al tiempo que ha favorecido la entrada de nuevos agentes, que no se ven obligados a invertir en material móvil para poder operar las redes.

Una clara apuesta globalSon miles los kilómetros de alta velocidad planeados o en proceso de construcción en el mundo entero. Para el año 2020 se prevé que las redes de alta velocidad se multipliquen por cuatro, para cuyo desarrollo se estima una inversión de entre 500.000 y 600.000 millones de euros. Aunque se trata de una clara apuesta global, ciertas regiones se caracterizan por un fuerte impulso de este medio de transporte.

Las mayores oportunidades de negocio se encuentran en Asia, zona en la que destacan los planes de mayor desarrollo de infraestructuras ferroviarias de China e India, que se erigen en los mercados con el mayor número de kilómetros de vía férrea y de mayor potencial de crecimiento por su esfuerzo en la modernización de las infraestructuras. China ha sido el protagonista de la mayor evolución en las redes de alta velocidad. Tratándose de uno de los países que más tarde se subió a este medio de transporte (la primera línea data de 2003), el salto que ha dado desde entonces le sitúa como el primer país en media de kilómetros construidos.

Japón, país motor de la alta velocidad y padre de las tecnologías más avanzadas en este campo, con su tren bala y la levitación magnética, tampoco se queda atrás con una planificación de más de 3.600 kilómetros.

Oriente Próximo y los países árabes de la región del Golfo constituyen otro punto con un gran potencial para el desarrollo del ferrocarril. Los gobiernos de estos países ven cada vez más al tren como el medio de transporte ideal para interconectar las ciudades y descongestionar el tráfico por carretera y aéreo. Se trata de una zona con pocas infraestructuras ferroviarias hasta el momento, por lo que, con vistas a la próxima generación, se trabaja con la alta velocidad como uno de los aspectos a desarrollar, aunque no el único.

Estados Unidos representa el mayor porcentaje de crecimiento en términos relativos frente a otras regiones, por su decidida apuesta en la renovación de sus obsoletas infraestructuras ferroviarias, que se concreta en el desarrollo de diez corredores, como los de California y Florida.

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El incremento de la competencia en el sector ferroviario y las mayores expectativas de los clientes en cuanto a los servicios que desean recibir sitúan a la industria en una coyuntura de cambio en la que deben hacer frente a dos retos muy importantes para incrementar su competitividad. La eficiencia en la gestión y una completa orientación al cliente deben estar entre las prioridades estratégicas de las compañías que deseen alcanzar una posición de referencia en el mercado.

Soluciones de negocio más sofisticadas La competitividad y la eficiencia son los dos pilares sobre los que reposa el desarrollo futuro del sector ferroviario, que debe saber coger la nueva ola de ciclos de innovación que le vuelvan a situar a la vanguardia de los medios de transporte.

La erosión que viene sufriendo en sus resultados debe contrarrestarse mediante una apuesta por la innovación en sus procesos de negocio, en su cartera de productos, en ocasiones demasiado compleja y

Grandes retos del sector

poco adaptada a los tiempos actuales, y a través de la racionalización de los costes.

La realización de estos objetivos vendrá de la mano, en primer lugar, del desarrollo e implantación de nuevos sistemas de gestión del negocio que permitan identificar posibles puntos de mejora en los procesos, así como de un incremento de la eficiencia en los costes.

Las iniciativas de eTicketing, que algunas organizaciones vienen desarrollando desde hace unos años, se presentan hoy como una estrategia de éxito en el camino hacia la eficiencia operativa y hacia la simplificación de los procesos internos, al tiempo que proveen de una mayor comodidad al usuario final. No en vano, el eTicketing permite a las organizaciones reducir el número de fraudes, incrementar sus márgenes comerciales, ahorrar en distribución, servicios al cliente y mantenimiento, además de mejorar la utilización de sus activos. Por su parte, el usuario final dispone de un servicio más ágil y sin esperas, y tiene la capacidad de elegir el medio de pago

que más le convenga, lo que mejora su percepción del servicio ofrecido.

El éxito de estas iniciativas pasa por abordar una estrategia evolutiva, cuya primera fase consistiría en asegurar el tránsito central de un mercado, basada en una plataforma flexible capaz de soportar futuros servicios, una vez alcanzado el punto crítico de adopción.

En segundo lugar, los esfuerzos de las empresas del sector deben orientarse hacia el desarrollo de nuevos y actualizados sistemas de información que favorezcan un mayor control de las actividades del negocio. La armonización de los procesos y de las plataformas tecnológicas favorecerá una mejora en la gestión interna y dotará a las organizaciones de la arquitectura adecuada que les permitirá emprender acciones de una forma más rápida y a un coste menor, en comparación con las posibilidades que les brindaban sus sistemas tradicionales, eminentemente heterogéneos. Este impacto de la tecnología deberá venir acompañado de cambios en los modelos organizacionales y de negocio.

Sin duda, la creciente liberalización traerá consigo la incorporación de nuevos agentes al mercado, lo que obligará a las empresas a realizar una mejor segmentación de su base de clientes y a desarrollar estrategias de diferenciación de sus negocios.

Aunque, para aprovechar las oportunidades que presenta el fenómeno de la intermodalidad una de las soluciones más eficientes pasa por el desarrollo de alianzas entre los distintos operadores, tejiendo un nuevo panorama en el que todos salgan ganando. Así lo han visto, por ejemplo, organizaciones como Air France y Thalys, cuyo acuerdo permite al usuario comprar un único billete, tanto para el avión como para el tren, en su desplazamiento entre París y Bruselas.

Es sólo cuestión de tiempo que los usuarios puedan planificar sus desplazamientos a través de sus dispositivos móviles y reciban información en tiempo real sobre las mejores ofertas, conexiones entre los diferentes medios de transporte, horarios de llegada y salida, etc.

Además de los proyectos de integración de medios de transporte, las empresas tienen en su mano la posibilidad de definir e incorporar a su cartera servicios diferenciados: desde los premium, orientados a aquellos

usuarios que estén dispuestos a pagar un precio superior por recibir ofertas especializadas que les proporcionen una experiencia aún más placentera en sus desplazamientos, hasta aquellos más básicos para clientes que sólo quieren satisfacer su necesidad de desplazamiento al mínimo coste.

En este sentido, la utilización de métodos que permitan medir la experiencia del viajero puede convertirse en uno de los mejores aliados de las organizaciones que ya estén presentes o quieran entrar en el sector de la alta velocidad, de cara a recibir el feedback necesario para afinar sus propuestas.

Además de la necesaria creatividad de la que deberán hacer gala las empresas para acercarse a sus clientes con propuestas innovadoras, aprender de las mejores prácticas de otros sectores que hayan vivido una evolución similar, como es el caso del aéreo, puede resultar una buena medida para incorporar actuaciones que ya han obtenido un éxito contrastado.

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Todo esto lo conseguirán aquellas empresas que apuesten de manera generalizada por incluir un proceso de innovación interna que implique al conjunto de la organización, desde la estrategia y la administración del negocio; hasta la organización, pasando por los procesos y la aplicación de las nuevas tecnologías.

Orientación al cliente: más allá de la puntualidad Con el propósito de aumentar su cuota de mercado y de captar el mayor número posible de clientes, las organizaciones del sector deberán enfocarse completamente al pasajero con el propósito de proporcionarle la mejor experiencia en los servicios prestados.

En este objetivo, un factor importante es la percepción del cliente con respecto a la calidad del servicio y su relación con el precio, hasta el momento desigual en unas y otras regiones. Por ejemplo, mientras en Alemania la percepción mayoritaria es la de un servicio deficiente a un precio elevado, en Suiza o España se considera más asequible y de mayor calidad.

Las exigencias de los usuarios son cada vez mayores. A un servicio puntual se unen la seguridad y la velocidad en los desplazamientos, disponer de servicios de valor antes y después del trayecto a un precio asequible y la posibilidad de acceder a la información en tiempo real a través de las nuevas tecnologías. Las propuestas de valor de las organizaciones deben integrar estos valores de cara a generar una propuesta de servicios que cause una mejor experiencia de viaje.

En este sentido, una de las tendencias que cada día cobra mayor impulso en cuanto a la satisfacción de los usuarios y que ofrece un mercado muy amplio de oportunidades aún por explotar es la intermodalidad, es decir, la integración de los diferentes medios de transporte. Las exigencias de los clientes relacionadas con la comodidad, celeridad y seguridad en los desplazamientos no se encuentran tan ligadas a un determinado medio de transporte como a la posibilidad de realizarlos puerta a puerta, independientemente de quién lo preste.

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Capacidades globales al servicio del cliente

Con sus más de 190.000 profesionales altamente cualificados y sus competencias globales, Accenture dispone de los recursos y de las habilidades necesarias para el desarrollo de proyectos llave en mano que acompañen a las organizaciones del sector en la superación de los retos que tienen ante sí.

Desde la definición hasta el total desarrollo de complejos proyectos de tecnologías de la información y la implantación de la arquitectura tecnológica más adecuada para el cliente, hasta la puesta en marcha de modelos de Business Process Outsourcing (BPO) que favorezcan la racionalización de los costes y el desarrollo de iniciativas estratégicas, la innovación y la creación de valor son los máximos inspiradores en los servicios proporcionados por una organización global.

El amplio conocimiento que Accenture tiene sobre el sector ferroviario, le sitúa como un gran socio en la definición de la cartera de servicios de mayor valor añadido, en la realización de estudios de segmentación que

acerquen a las empresas a un mejor conocimiento de sus clientes y en la identificación de las tendencias, que favorezcan la diferenciación de las empresas, todo ello con el propósito de proporcionar la mejor experiencia al pasajero.

Además, su amplia experiencia en la gestión de colaboraciones entre empresas, así como en procesos de fusión y adquisición, que con toda probabilidad vivirá la alta velocidad a raíz de la liberalización y la internacionalización creciente de las empresas, hace de Accenture un colaborador de excepción en la definición estratégica de estos movimientos de cara a la generación de sinergias.

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Tejiendo redes en un mundo interconectadoLa convergencia regional, la creciente comunicación entre las ciudades, la mayor interacción social y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, además de su característica sostenibilidad hacen de la alta velocidad el medio de transporte hacia el cual dirigen su mirada las administraciones y los operadores de prácticamente todos los países.

Teniendo en cuenta que la tendencia social hacia el cuidado del medio ambiente es imparable y el mayor protagonismo que el transporte público debe necesariamente alcanzar, la alta velocidad debe ser la red de transporte del futuro, verde, rápida y segura.

Esta apuesta global traerá consigo múltiples beneficios para los ciudadanos, pero también para aquellas organizaciones que estén preparadas para subirse al tren de la alta velocidad, en un trayecto que no está exento de retos.

La eficiencia en la gestión, la racionalización de los costes y una correcta interpretación de las cambiantes necesidades de movilidad de los pasajeros deben ser los objetivos prioritarios de las organizaciones.

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Éstas deben moverse en un entorno caracterizado por la restricción presupuestaria de las administraciones públicas, por la creciente liberalización del sector y por los movimientos de internacionalización protagonizados por las empresas, que si bien aún son tímidos, no pararán de crecer en un horizonte próximo.

Las reglas del juego son éstas. El objetivo último: conquistar al cliente a gran velocidad.

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