EL ROMANCERO EN LA EDAD MEDIA: DISCURSO TRADICIONAL Y ...

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MEDlEVAUA20 (agosto 1995) 7 EL ROMANCERO EN LA EDAD MEDIA: DISCURSO TRADICIONAL Y LITERATURACULTA l. Cuando abordamos un objeto de estudio que integra el conjunto de manifestaciones cultura- les, se hace indispensable, como recurso metodológico, efectuar un recorte de los aspec- tos a tratar, en un esfuerzo por delimitarlo y extraerlo del todo al que pertenece. Pero tam- bién es evidente que ese contexto móvil, fijado únicamente por los intereses del investigador e inexistente en la realidad, siempre está presénte en el análisis, aunque se focalice desde distintos ángulos que privilegien una u otra visión. Tal es el caso del Romancero español. En tanto producto cultural que no ha cerrado su ciclo de vigencia, el romance tiene un com- portamiento propio que no permite encasilla- mientos fijos. Ha llegado hasta la actualidad diversificado a través de las tradiciones oral y escrita, y dentro de la escrita, particularmente la impresa; mas, estas tradiciones han estado relacionadas entre sí desde el nacimiento del fenómeno, han navegado juntas en el fluir de la tradicionalidad, y podemos decir que resul- ta prácticamente imposible considerarlas indi- vidualmente. 2. Si bien el estudio del romancero oral contemporáneo se toma muy complejo debido a la cantidad de versiones constantemente re- ... Gloria Chicote Universidad de Buenos Aires novadas que se esparcen en las distintas regio- nes del mundo de habla hispana, no resulta más sencillo el abordaje de los textos romancísticos medievales. Frente al corpus procedente de cancioneros, pliegos sueltos o copias manus- critas, documentados a lo largo de los siglos xv Y XVI,el investigador se hace una serie de preguntas: *¿En qué medida estos poemas poseen las características del discurso tradicional, su aper- tura y dinamismo?) *¿Cuánto han perdido o modificado los ro- mances en su fijación escrita, que es, por otra parte, el único testimonio que nos queda de su existencia? *¿Hasta quépunto un corpus cerrado y extre- madamente selecto, como es el que nos llega de los siglosxv y XVI,refleja el desarrollo integral del género, o simplemente testimonia los gus- tos de una élite culta y poderosa? Cabe señalar que estas dudas no son exclu- sivas del romancero, sino que pueden hacerse extensivas a todas las manifestaciones litera- I El desarrollo más exhaustivo sobre las características del romancero tradicional puede consultarse en Catalán. Catálogo. t.IA.

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EL ROMANCERO EN LA EDAD MEDIA: DISCURSOTRADICIONAL Y LITERATURACULTA

l. Cuando abordamos un objeto de estudio queintegra el conjunto de manifestaciones cultura-les, se hace indispensable, como recursometodológico, efectuar un recorte de losaspec-tos a tratar, en un esfuerzo por delimitarlo yextraerlo del todo al que pertenece. Pero tam-bién es evidente que ese contexto móvil, fijadoúnicamente por los intereses del investigador einexistente en la realidad, siempreestápresénteen el análisis, aunque se focalicedesdedistintosángulos que privilegien una u otra visión.

Tal es el caso del Romancero español. Entanto producto cultural que no ha cerrado suciclo de vigencia, el romance tiene un com-portamiento propio que no permite encasilla-mientos fijos. Ha llegado hasta la actualidaddiversificado a través de las tradiciones oral yescrita, y dentro de la escrita, particularmentela impresa; mas, estas tradiciones han estadorelacionadas entre sí desde el nacimiento delfenómeno, han navegado juntas en el fluir dela tradicionalidad, y podemos decir que resul-ta prácticamente imposible considerarlas indi-vidualmente.

2. Si bien el estudio del romancero oral

contemporáneo se toma muy complejo debidoa la cantidad de versiones constantemente re-

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Gloria ChicoteUniversidad de Buenos Aires

novadas que se esparcen en las distintas regio-nes del mundo de habla hispana, no resulta mássencillo el abordaje de los textos romancísticosmedievales. Frente al corpus procedente decancioneros, pliegos sueltos o copias manus-critas, documentados a lo largo de los siglos xvY XVI,el investigador se hace una serie depreguntas:

*¿En qué medida estos poemas poseen lascaracterísticas deldiscursotradicional, suaper-tura y dinamismo?)

*¿Cuánto han perdido o modificado los ro-mances en su fijación escrita, que es, por otraparte, el único testimonio que nos queda de suexistencia?

*¿Hasta quépunto uncorpus cerrado yextre-madamente selecto, como es el que nos llega delos siglosxv y XVI,refleja el desarrollo integraldel género, o simplemente testimonia los gus-tos de una élite culta y poderosa?

Cabe señalar que estas dudas no son exclu-sivas del romancero, sino que pueden hacerseextensivas a todas las manifestaciones litera-

I El desarrollo más exhaustivo sobre las característicasdel romancero tradicional puede consultarse en Catalán.Catálogo. t.IA.

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rias medievales de génesis y difusión oral,como la lírica tradicional, los cantares degesta, o algunas especies de la narrativa breve,que accedieron al ámbito de la escritura dela mano de intereses culturales específicos decada período, y en las cuales se ha operadouna traducción de códigos que dificulta suanálisis.

En relación con la impronta oral del género,se halla la ausencia de apreciaciones sistemáti-cas referidas al fenómeno que nos ocupa en laliteratura "culta" de la época. Para hallar res-puestas certeras proponemos orientar la bús-queda al análisis de los textos en su conjunto,sus relaciones contextuales e intertextuales, ylas marcasde surecepción,comoelementosquecontribuyen a establecer las claves de su natu-raleza. Con este propósito nos referiremos alfenómeno romancero desde sus orígenes hasta1550 período que caracterizamos como la pri-mera etapa de manifestación del romance en elmundo literario, a través de su fijación escrita,cuyo cierre lo marca la aparición del Cancione-ro de Romances, Amberes sin año y 1550.2

3. Aunque podemos suponer que los prime-ros romances fueron compuestos en el siglo XIII(Menéndez Pidal, Romancero, t. 1,cap. V), lasdocumentaciones datan de la primera mitad delsiglo xv. Curiosamente, una especie que reco-nocemos como de honda raigambre castellana,no se manifiesta en esta primera etapa en sutierra de origen, Castilla, sino en zonas peri-féricas. Los primeros romances transcritos pro-vienen de colectores extranjeros: en 1421, el

2 Para una referencia completa al estado actual de losestudios sobre este período, remitimos a Piñero et al.cds., El Romancero.

mallorquín Jaume de Olesa copia en un,códiceflorentino el romance de "La dama y el pastor"(Levi, " Romance florentino"), y alrededor de1450, un gallego, Juan Rodríguez del Padrón,transcribe, tres romances, "Rosaflorida", "In-fante Arnaldos" y "La hija del rey de Francia",junto con otras obras de su rropia invenciónconservadas en el Cancionero de Londres.

Contemporáneamente a estas documenta-ciones, la referencia al romancero aparece aca-llada en Castilla, si no es por los comentariosadversos que recibe desde la preceptiva litera-ria y la poesía cortesana: la conocida Carta delMarqués de Santillana,3y los versos del Labe-rinto defortuna de Juan de Mena,4 dan pruebade ello.

En dicho período el romance parece exclui-do de la poesía cortesana, los hombres de letrasno los reconocen dentro de sus intereses estéti-cos, aunque testimonian, a través de comenta-rios adversos, el proceso de transmisión oralque se está operando en el contexto socio-cultural. Son mencionados como poemas can-tados por "rústicos" y "gente de baja y servilcondición", pero, confrontando estas afirma-ciones con los elaborados textos que se fijaránen los años siguientes, es pertinente adherirlosa la tesis de Ramón Menéndez Pidal, que con-sidera los primeros romances como represen-tantes de un ambiente caballeresco, culto, aun-que no cortesano, destinados a la recreación enuna etapa oral-musical.

1 "...Ínfimos son aquéllos que sin ningún orden, regla nincuento facen estos romances o cantares de que las gen-tes de baja e servil condición se alegran..."(p.7).

4 "...del que se dice morir emplazado / de los que demartos ovo despeñado / segund dizen los rústicos d'estocantando" (p.182).

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4. Una vida intensa, aunque oculta, del ro-mance se pone de manifiesto en el cambio delgusto literario que se opera a partir de 1450:elromance tradicional y las imitaciones realiza-das por poetas cultos aparecen cada vez conmás frecuencia en los cancioneros palaciegos(Cancionero de Londres, Cancionero musical)y en los cancioneros particulares (Cancionerode Juan del Encina, Cancionero de FrayAmbrosio Montesino).

En la segunda mitad del siglo xv altos perso-najes de la corte comienzan a encargar a hom-bres de letras la composición de romancesartificiosos que retornan las funciones pri-migenias del poema tradicional: informar yrecrear. Recuperando la esencia de los roman-ces noticieros, Enrique IV hizo escribir unromance para la conmemoración de una victo-ria en Granada, y la muerte del príncipe Alfon-so de Portugal fue inmediatamente cantada enversos de romance por Fray AmbrosioMontesino (Menéndez Pidal, Romancero, 11,19). En la misma época, el "Juego de Naipes"de Pinar nos pone en conocimiento de losromances que se cantaban habitualmente en lacorte de los Reyes Católicos.

Ha comenzado la etapa en que el romancese precipita a la tradición escrita, en la cualmarcaremos tres hitos representativos que evi-dencian distintos pasos en la documentación:elCancionero General de Hernando del Castillode 1511,el conjunto de pliegos sueltos apare-cidos con posterioridad a esta fecha y a lo largodel siglo XVI,y el Cancionerode Romances deAmberes s.a. editado por Martín Nucio.

5. El c.:mcioneroGeneral es el primero queincluye una sección especial de romances; eneste sentido, otrece la novedad de un intento de

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publicación sistemática del género (Orduna,"Sección de romances"). En oposición a lasdocumentaciones anteriores que habían sidoaparicionesesporádicas, y lentamente se habíanganado el reconocimiento de los hombres cul-tos, Hernando del Castillo inicia un proceso defijación textual con caracteres específicos.Aparecen en su Cancionero textos de diversaprocedencia reunidos durante veinte años decompilación (Dutton, "Desarrollo"). En estecontexto, la sección de romances del Cancio-nero general evidencia la determinación deeditar un conjunto de poemas, imitadores delos romances tradicionales, pero compuestosespecialmente para un público cortesano. Lostextos conforman una unidad poética artifi-

. ciosa, que no se ha desgajado de la tradiciónoral, sino que surge de la adecuación del metroromancístico al ámbito lírico propio de la poe-sía de cancioneros. La forma original del ro-mance oral es "adornada" por los poetas cultosde fines del siglo xv y comienzos del XVI,conlas "galas" de la poesía cortesana: la rima setorna consonante, la serie octosilábica seacompaña con artificios, como villancicos,glosas o deshechas, y la temática se reduce adesarrollos novelescos o amorosos, que lostornan reducibles a los cánones del amor cor-

tés. Se eligen del mundo oral los romancestradicionales que se adaptan a esta concepciónliteraria, y luego se los reescribe en imitacionesconstantes. Entre los romances documentadoshastael CancioneroGeneral podemos destacarciertos tipos que recurren, como "Fontefrida","El prisionero", "El conde Claros",5 que han

5 Judith Seeger ("Conde Claros") señala marcas de trestradiciones diferentes: la juglaresca. la tradiciónal-oral

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sido objeto de reelaboraciones en diferentescancioneros.

En esta temprana etapa documentamos 143romances dispersos en textos de diversa proce-dencia, tales como cancioneros, crónicas, laGramática de Nebrija, o copias manuscritas;74 soncomposiciones de lospoetascortesanos,y 69 tradicionales, de lós cuales únicamente 24aparecen transcritos en suforma original, mien-tras que el resto son menciones que se hacen apocos versos o sirven de base para desarrollosartificiosos.6Si intentamos una conclusión concifras estimativas, diremos que un 17% de lospoemas estudiados son romances viejos, detradición oral, y un 83% son proyeccionescultas, ya sean formas trovadorescas, glosas,contrahechuras o continuaciones de formas

originariamente orales.Los grandes temas de la épica castellana, el

ciclo del Cid, los Infantes de Lara, los roman-ces carolingios protagonizados por los héroesépicos franceses, Roldán, Doña Alda, el reyMarsín, entre otros, no tienen lugar en estaprimera etapa de recolección escrita, pero con-tinúan su camino de oralidad para aparecermás tarde en una profusión de pliegos sueltos.

6. El Cancionero General edita un gruposelecto de romances artificiosos; esta secciónse hace eco de un movimiento de difusión

romancística que desde la oralidad impregna la

la escrita, en el romance de "Don Claros de Mon-talbán".

fi Los romances aparecen continuados, contrahechos, a.compañados por glosas, estribillos, villancicos y deshe-chas. La versificación de los poemas también adquierecaracterísticas específicas: uso de rima consonante, pre-dominio de formas breves en los romances viejos y re-gularización métrica de los versos.

escritura (Garcíade Enterría, "Romancero"). Apartir de entonces se desencadena una ola depublicaciones que siguen sendas opuestas. Poruna parte, continúa apareciendo después de1511una serie de cancioneros y cancionerillosque transcriben o imitan los poemas reunidospor Hernando del Castillo; entre ellos.se desta-ca el "Libro en el cual se contienen cincuenta

romances" c.1525, publicado en Barcelona porCarIesAmorós (Rodríguez Moijino, Dicciona-rio, No. 936). Por otra parte, la tradición oralque había inspirado a lospoetas cultos, muestrasus frutos originales en una nueva modalidadeditorial, los pliegos sueltos (Rodríguez Mo-ñino, Diccionario) que inundan el 'mercadodesde comienzos del siglo xv'I.

Estos folletos baratos, que se venden en lasferias urbanas y son adquiridos por un públicovariado, desde caballeros, damas de la burgue-sía, criados deseosos de conocer la moda, hastabibliófilos como Fernando Colón, configuran,como se sabe, un tipo de literatura denominada"de cordel" que participa de las característicasde lo que más tarde-se manifestará como unelemento constitutivo de la cultura de masas:

productos lanzados en gran escala, dirigidos aunpúblico amplio y heterogéneo (Eco, Apoca-lípticos),

En los pliegos sueltos afloran los textos quedesde el anonimato oral habían determinado la

aparición de los romances artificiosos. Losgrandes temas del romancero derivados de laépica y la baladística europea serán fijados enesta temprana etapa de la imprenta. Tradiciónoral y escrita se interrelacionan formando unúnico ciclo de conexiones. Los poemas oralesson inspiradores de una tradición escrita deromances artificiosos que aparecen en los can-

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cioneros cortesanos, en los que se hacen pre-sentes, aún en sus disfraces y modificaciones.Los textos procedentes de la cultura oral sevuelcan en los pliegos sueltos donde la tradi-ción escrita amplía los límites temáticos yestilísticos propuestos por los cancioneros ydebe acudir nuevamente al mundo oral en

búsqueda de productos que alimenten el nuevogusto de un público cada vez más diverso. Sinduda, en el siglo XVIcon la difusión de laimprenta, se afianza el camino de "litera-turidad" que llega hasta nosotros, aunque esaruta nunca deja de ser transitada por formasorales.7

7. Dicho movimiento de mostración y ocul-tación caracteriza la documentación del ro-mancero medieval hasta mediados del sigloXVI,fecha en que la aparición del Cancionerode Romances de Amberes s.a., marca un cam-bio de rumbo en la historia del romanceroescrito, que consideraremos como tercer mo-mento y último hito de nuestro análisis.

¿Qué función cumple el Cancionero deAmberes en este enfrentamiento yjuego implí-cito de retroalimentaciones entre oralidad yescritura? MartínNucio concibe su Cancionerocomo una obra de divulgación. A diferenciadel Cancionero General, que había sido com-puesto para la corte, su obra está dirigida a unsector más amplio de la población, a un espec-tro social heterogéneo que va desde la noblezaculta hasta la burguesía incipiente; está desti-

7 Los nexos entre oralidad y escritura, que señalamosenel mundo medieval, se continúan en toda la literaturadel Siglo de Oro. La caracterización de las relacionesentre letra y voz en los siglos XVIy XVIIha sido tratadaexhaustivamente por Margit Frenk en diversos trabajos("Lectores", "Ver, oir", "La ortografía", etc).

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nado al público lector en general, y su propósi-to, de alguna manera universal, de llegar amodalidades y gustos diferentes, se evidenciaen la composición del libro.

El Cancionero de romances capta la totali-dad del proceso que acabamos de describir.Reúne los poemas que provienen de la tradi-ción oral (a través de recitaciones proporcio-nadas por informantes, e indirectamente,copiando versionesmanuscritas o transcribien-do pliegos sueltos), con los que derivan de latradición escrita recientemente difundida (can-cioneros, cancionerillos y algunos pliegos suel-tos). Sin embargo, una nueva orientación seperfila en esta obra: la tradición oral impone suforma predominante de octosílabos asonan-tados, completa todo su panorama temático yse libera de los artificios impuestos por lapoesía cortesana.

Martín Nucio se presenta como el primercolector moderno del romancero. Es muy sig-nificativa la introducción al cancionero, en laque muestra a los lectores cuál fue su actitudante los poemas reunidos, en cuanto a la deter-minación de su procedencia y su afán clasifica-torio:

El impresor:

He querido tpmar el trabajo de juntar en estecancionero todos los romances que han veni-do a mi noticia; pareciéndome que cualquie-ra persona para su recreación y pasatiempoholgaría de lo tener, porque la diversidad dehistorias que hay en él dichas en metro y conmucha brevedad será a todos agradable. Pue-de ser que falten aquí algunos (aunque nomuchos) de los romances viejos los cualesyo no puse o porque no han venido a minoticia o porque no los hallé tan cumplidos y

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perfectos y no niego que en los que aquí vanimpresos habrá alguna falta pero esta se debeimputar a los ejemplares de adonde los saquéque estaban muy corruptos y a la flaqueza dela memoria de algunos que me los dictaronque no se podían acordar de ellos perfecta-mente. Yo hice toda diligencia porque hubie-se las menos faltas que fuese posible y no meha sido poco trabajo juntarlos y enmendar yañadir algunos que estaban imperfectos.También quise que tuviesen alguna orden ypuse primero los que hablan de las cosas deFrancia y de los doce pares después los quecuentan historias castellanas y después los deTroya y ultimamente los que tratan cosas deamores pero esto no se pudo hacer tanto apunto (por ser la primera vez) que al fin noquedase alguna mezcla de unos con otros.Querría que todos se contentasen y llevasenen cuenta mi buena voluntad y diligencia. Elque así no lo hiciere haya paciencia y per-doneme que yo no pude más.

Vale.

El Cancionero de Amberes representa laconclusión de una etapa que se venía gestandoen los años anteriores: la definitiva aceptacióndel género romancístico entre los hombres deletras de la corte castellana, hecho que deter-mina una nueva senda en la historia de la

fijación de romances. Le sucederán el Cancio-nero de Romances de 1550, la Silva de Zarago-za, y la serie de "Romanceros viejos" publica-dos hasta 1589,en que empiezan a aparecer las"Flores" de romances nuevos, con textos sur-gidos de la pluma de los grandes escritores delSiglo de Oro. Será el momento de gran divul-gación del romancero y tendrá también carac-terísticas propias que requieren un nuevo aná-lisis, que considere, por ejemplo, la irrupción

masiva de formas y motivos romancísticos enel teatro, la tradicionalización de textos deorigen literario (proceso de signo contrario alque acabamos de describir), y la relación delromance con la narrativa en prosa.

Los romances documentados en los siglosxv y XVI se convirtieron en poesía escrita apartir de una traducción de códigos. Fuerondespojados de sus marcas de oralidad, de laapertura que propiciaba su vida en variantes,para acceder a los cancioneros palaciegos yfijarse en los cánones de una poesía artificiosa.Más tarde, los pliegos sueltos que testimonianla difusión de la especie entre capas más am-plias de la sociedad, transcri,ben textos cadavez más próximos a su entorno oral; no sereniega de la génesis de estos poemas, sino quede algún modo les son devueltos sus rasgosprimitivos. Cerrando este movimento, el Can-cionero de Romances de Amberes s.a. docu-

menta romances que evidencian su ascenden-cia oral, presenta un panorama amplio delfenómeno que ya está preparado para su irrup-ción masiva en la literatura del Siglo de Oro.

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