El Retrato Del Artista Adolescente

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INTRODUCCIÓN Es muy poco lo que podríamos argumentar sobre la obra de James Joyce, dado que la mayor parte de su trabajo se basa en experiencias profundamente íntimas. Sin embargo (y justamente por eso) cada una de sus obras han encontrado eco en diferentes países y distintos idiomas. Joyce nos demuestra cuánto de la comunicación del ser humano se ha perdido con la injusta medida de la razón y de los tiempos actuales. El Retrato del Artista Adolescente es una obra seductora por cuanto nos demuestra lo indiscriminado que puede ser un autor de la talla de james Joyce para ofrecernos múltiples enfoques (muchos desconocidos para el común de la gente). Stephen Dédalus viene a ser la representación ficcional de la enormizada ciudad de Dublín bajo la pluma del autor irlandés. No solamente esta novela trabaja como orquesta entera, sino que si sumamos las lecturas del Ulysses y Dublineses, encontramos arterias mayores, cauces de formas y de vidas que se transparentan en la intimidad. He elegido esta obra por un placer particular, pero debo agradecer muy especialmente a mi profesora Gisela Jörger por la idea de comparar la novela de Joyce con Los Ríos Profundos de José María Arguedas. El resultado se ha visto reflejado más que nada en la forma de análisis que he podido hacer en el Capítulo III, dado que ha permitido el acceso de premisas a partir de dicha comparación. Cabe resaltar que 1

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INTRODUCCIÓN

Es muy poco lo que podríamos argumentar sobre la obra de James Joyce, dado que

la mayor parte de su trabajo se basa en experiencias profundamente íntimas. Sin embargo

(y justamente por eso) cada una de sus obras han encontrado eco en diferentes países y

distintos idiomas. Joyce nos demuestra cuánto de la comunicación del ser humano se ha

perdido con la injusta medida de la razón y de los tiempos actuales. El Retrato del Artista

Adolescente es una obra seductora por cuanto nos demuestra lo indiscriminado que puede

ser un autor de la talla de james Joyce para ofrecernos múltiples enfoques (muchos

desconocidos para el común de la gente). Stephen Dédalus viene a ser la representación

ficcional de la enormizada ciudad de Dublín bajo la pluma del autor irlandés. No

solamente esta novela trabaja como orquesta entera, sino que si sumamos las lecturas del

Ulysses y Dublineses, encontramos arterias mayores, cauces de formas y de vidas que se

transparentan en la intimidad.

He elegido esta obra por un placer particular, pero debo agradecer muy

especialmente a mi profesora Gisela Jörger por la idea de comparar la novela de Joyce

con Los Ríos Profundos de José María Arguedas. El resultado se ha visto reflejado más

que nada en la forma de análisis que he podido hacer en el Capítulo III, dado que ha

permitido el acceso de premisas a partir de dicha comparación. Cabe resaltar que no he

pretendido hacer un trabajo a partir de semejanzas evidentes (como las condiciones de

vida), sino a través del paralelo espiritual que pueden reflejarse en Stephen Dédalus de El

Retrato... y Ernesto de Los Ríos. Espero que este trabajo corresponda someramente a

nuevas lecturas acerca de la composición de las obras de James Joyce. En el Capítulo I

veremos tanto el semblante biográfico como algunas repercusiones a nivel mundial de la

vida y obra de James Joyce. En el Capítulo II esbozaré algunas particularidades en común

con la novela de Arguedas y el proceso ideológico que llevan ambas. En el tercer

Capítulo veremos un poco acerca de la composición de la novela y la dualidad que se va

forjando a través de sus resquicios.

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CAPITULO I

Noticias Sobre James Joyce

1.1. Primeras Impresiones

Siempre a través de libros de texto se ha destacado la presencia de James Joyce

como una de las figuras principales de la literatura de los últimos años. El principal aporte

mencionado por los autores se basa principalmente en el desempeño técnico con el que

nuestro autor ha logrado plasmar el universo de la cotidianeidad y el manejo del

pensamiento en el ser humano, que principalmente es acausal y muchas veces inconexo o

irrelevante. James Joyce convierte esta muestra en una serie de textos elaborador y

reescritos gracias al organismo de su propia experiencia: El Retrato del Artista

Adolescente1 viene a ser un caso particularmente aterrador por cuanto el principal

ejercicio que observamos consiste en reelaborar la forma del pensamiento a través de

diferentes edades que atraviesa el hombre sensible (el artista). Hablando con mayor

claridad, veamos un fragmento inicial de la novela, cuando Stephen Dedalus apenas ha

adquirido el uso de la razón:

Cuando uno moja la cama, aquello está calientito primero y después se va poniendo frío. Su madre colocaba el hule. ¡Qué olor tan raro!

En contraste con uno de los pasajes finales, en los que el final ya escapa (contra

toda posibilidad) al principio:

1 Aquí también se cumple el caso de una reescritura. A portrait of the Artist as a Young Man es el resultado de una obra anterior denominada Stephen Hero (1904-1905), escrita cuando el autor tenía apenas 23 años, es el primer semblante que Joyce nos ha querido dar al respecto de sus primeros años. El Retrato... fue escrita inmediatamente después.

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Amén, así sea. Bien llegada ¡oh, vida! Salgo a buscar por millonésima vez la realidad de la experiencia y a forjar en la fragua de mi espíritu la conciencia increada de mi raza.

Parte de lo que podemos desprender del discurso joyceano es la demostración de

cuántas cosas hacen distinto al hombre. En el Retrato del Artista Adolescente, el tiempo

es un gestor importante; en el Ulysses, (donde el tiempo transcurrido es un día), los

lugares y las personas van a perpetrar la multiplicidad de Leopoldo Bloom y éste va a ser

un personaje agónico a la actitud de cada ser que discurre por Dublín.

Joyce no ha tenido la intención de elaborar clímax narrativos a través de

situaciones y lugares exóticos o extravagantes. Lo fantástico (aquello que nos sorprende

por inesperado) está en el hombre mismo, la belleza (de imposible definición) puede estar

más cerca de la vida en toda su totalidad que en aquellos ambientes que han sido hechos

para estar separados. Si Joyce relativiza situaciones y personas, si logra retratar con mil

palabras, no solamente nos da la imagen visual, sino cada imagen viene cargada de una

muestra interior inherente a la primera. Stephen puede ser un gran observador, pero suele

ser observado en cada acto y cada frustración y en cada mezquindad. Más adelante

veremos que florece un ser humano maravilloso, pero no podemos escatimar la cáscara

perdida en el proceso. Joyce nos invita a compartir imágenes “perdidas” por aquel que

sólo tiene ojos para lo “sublime”; nos invita a redondear la vida de una forma inolvidable.

1.2. Semblante Biográfico

James nace en una familia de artistas, en Irlanda el 2 de Febrero de 1882 y

empieza a cursar estudios en Conglowes, colegio del que va a ser apartado en 1893, para

pasar al colegio Belvedere. En 1899 inicia sus estudios en el University College de

Dublín.

Durante gran parte de su vida ha observado cómo su vida familia ha sido rodeada

por la austeridad, en contraste con la de sus compañeros, en las diferentes casas de

estudio. Es así que en 1904 huye en pos de una serie de experiencias espirituales que no

podría vivir si se quedaba bajo la situación familiar, en la que la gente que lo rodeaba

siempre andaba estrechando sus relaciones con la pobreza material. Es así que el joven

James Joyce se establece en Triestre con Nora Barnacle. Durante estos años escribe su

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primera novela Stephen Hero, para luego sucederle A portrait... (El Retrato...) y su libro

de cuentos Dubliners, de los cuales podemos encontrar tanto relación argumentativa con

las otras obras2, como rasgos que perfilan la intimidad de esa entrañable y terrible ciudad

que es Dublín.

Refugiado en Zurich (debido a la guerra), Joyce va a emprender la gigantesca

empresa que revolucionaría la novela moderna, y donde emplearía todo su repertorio de

habilidades para narrar. Ulysses reconstruiría un día entero de Dublín en Junio de 1904.

Aquí que vemos tanto la descripción de lugares, personas y cosas, como la narración de

las propias funciones biológicas, en una narrativa cándida y otras veces apasionada. El

Ulysses fue publicado por Sylvia Beach en París, en 1922.

Joyce permanece en París entre los años 1920 y 1940. Figura siempre elusiva en el

ámbito cultural de la época, decidido a conservar su libertad de cualquier movimiento

político, social o literario que lo aclamase. Tuvo dos hijos con Nora: Giorgio y Lucía, y

un nieto llamado Stephen3.

Siempre rodeado de un selecto círculo de amigos, Joyce trabajó durante diecisiete

años en su última novela Finnegans Wake, trabajo que no elude la realidad de Dublín

como centro de todo el imaginario en la narrativa de Joyce. Fue publicada en 1939.

Nuestro autor murió de peritonitis el 13 de Enero de 1941, a los 59 años.

Quiero añadir que el resultado de su trayectoria tanto vital como artística ha sido

llevada al cine. La versión fílmica de Ulysses ha sido estrenada en el año 1967 y tuvo

como director a Joseph Strick, el mismo que presenta 12 años después A portrait of Artist

as a Young Man. En 1987 se estrena The Dead (Los muertos), relato más extenso de la

saga Dublineses, esta vez presentado por John Houston. La última película en la lista es

Nora (dirigida por Pat Murphy y estrenada en el 2000), esta última lleva como contenido

las relaciones de Joyce y Nora, la cual fue desatendida por el público profano4.

2 Tras una ligera lectura de Dublineses, he podido encontrar hechos que han repercutido secundariamente en la historia principal de El Retrato del Artista Adolescente. Hechos como la muerte de Parnell (lider político, ultimado por la religión), puede verse retratada desdeel punto de vista del Tío Charles en El Retrato... y desde la vista de sus propios partidarios en el cuento Efemérides en el Comité 3 Stephen es hijo de Giorgio y su esposa Helen.4 Esta información la he obtenido de la página web www.eloceanodelcaos.com.

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CAPITULO II

La Intuición Orgánica

2. Una Propuesta Análoga

Podríamos considerar a la novela que tratamos sobre el supuesto de una forma

únicamente textual, como se ha ido dando al cabo de los últimos años de estudio, y

restringir el valor añadido y semántico de ser una obra compartida a través de una

realidad cercana al Joyce; o por el contrario, trasladarnos aquel único plano vivencial y

contextual de James Joyce en Dublín, con el peligro de recorrer el plano del biografismo

más exacerbado, el cual no puede ser posible por falta de materiales disponibles (que

incluirían declaraciones personales con el propio autor). Nuestra lectura inicial pretende

otra salida. Queremos que obra y obra tomen parte. No de Joyce con Joyce; sino de otro

caso más semejante (por historia) y lejano al cabo geográfico y cultural. La vida de otro

artista se gestaba en la historia de una novela propia.

Los Ríos Profundos representa para nosotros una muestra realista al respecto de

múltiples motivos en la realidad peruana. La cosmovisión andina se ve sinecdocada a

través de un microcosmos en el sitio donde aquellos primeros protagonistas son

muchachos, distintos entre sí, pero que poco a poco van estableciendo vínculos de

colectividad por un objeto también icónico en el medio: El Zumbayllu5, palabra mitad

5 El objeto al que nos referimos es un pequeño trompo, creado por uno de los muchachos. En la novela de Arguedas se declara que yllu- vendría a representar un sonido onomatopéyico en el idioma quechua, pero que al mismo tiempo, parece ser una palabra clave que representa muchas cosas. Zumba (quizas de la palabra zumbar) viene a ser el sonido que expresa el trompo cuando se echa a girar. El movimiento danzístico que ejecutaba en Los Ríos Profundos expresaban en una forma el vínculo del muchacho que lo manipulaba. Si un chico era diestro, sería aceptado sobre todo espiritualmente. Es interesante notar que Antero (el hacedor del Zumbayllu ) comparte su amistad con Ernesto, protagonista y personaje inicialmente marginal. Ese vínculo entre dos muchachos va a extenderse desde ese nuevo centro a todos los que acepten

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onomatopéyica quechua, mitad (acaso) española. Aquel pequeño juguete tenía la

capacidad de trasladar mensajes a distancia:

- ¡Qué zumbayllu tienes! - le repetí, entregándole el pequeño trompo-. En su alma hay de todo. Una linda niña, la más linda que existe; la fuerza del Candela; mi recuerdo; lo que era layk´a6; la bendición de la Virgen de la costa. ¡Y es winku! Lo harás bailar a solas.

Arguedas logra transmitir el contenido semántico de una pequeña comunidad para

extenderlo hacia todo el cosmos. El zumbayllu trabajaría simbólicamente como un poste

cósmico, una conexión entre todos los mundos. Al mismo tiempo, el zumbayllu va a ser

objeto de reciprocidad: Antero se lo da a Ernesto y Ernesto a Añuco. Se establecen

vínculos de camaradería.

En el corazón de Los ríos profundos, vemos como es que la apreciación estética de

Arguedas se va a transmitir a través de Ernesto. La colectividad es transmitida a través de

personas, animales y cosas. Todo cabe como un organismo animado que sufre de cambios

en el universo. Para Ernesto –en lo personal- va siendo el descubrimiento de nuevos

niveles de conciencia:

Estaba solo, contemplando y oyendo a mi zumbayllu que hablaba con voz dulce, que parecía traer al patio el canto de todos los insectos que zumban musicalmente entre los arbustos floridos.- ¡Ay zumbayllu, zumbayllu! ¡Yo también bailaré contigo! –le dije.Y bailé, buscando un paso que se pareciera al de su pata alta. Tuve que recordar e imitar a los danzantes profesionales de mi aldea nativa (...)

- ¡Al diablo el Peluca! –decía-. ¡al diablo el Lleras, el Valle, el Flaco ¡Nadie es mi enemigo! ¡Nadie, nadie!

La transmisión de descubrimiento en Stephen Dédalus puede resultarnos igualmente

asombrosa:

su amistad.6 Lay´ka viene a ser lo profano, lo herético para la religión católica. Más adelante el zumbayllu recibe indirectamente una bendición que lo convierte en winku, en aquello que está consagrado. Si bien, se declara que era un valor opuesto al que es ahora, podemos interpretar la declaración de Ernesto como una muestra de sincretismo en el que una cosa no deja de ser totalmente lo que fue originalmente. Podemos ver reflejada nuestra realidad peruana en ese proceso.

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Oyó dentro de sí una confusa música hecha de recuerdos, aunque sin poderlo capturar ni por un momento; luego la música pareció ir cejando, cejando, y de cada paso de su retroceso salía siempre una larga nota de llamada que atravesaba como una estrella el crepúsculo de silencio. ¡Otra vez! ¡Otra vez! ¡Otra vez! Una voz del otro mundo le estaba llamando.

En ambos casos se nos están transmitiendo un mensaje de pasión a través de una

música invisible. La victoria emocional que lleva el ser humano consigo viene de lado

con las posibles derrotas. Sin embargo debemos pasar a otro punto.

En ambos libros hay un escepticismo por la religión. En el Retrato del Artista

adolescente hay una evidencia de esto. Principalmente provocada por el hecho de que la

religión ha limitado su desarrollo:

- ¿Qué es lo que me ofrecen del otro lado? Una eternidad de bienaventuranza en compañía del decano de estudios?

- Acuérdate –observó Cranly- que él ha de ser glorificado.- Efectivamente –dijo Stephen con cierta amargura-, y será brillante, ágil,

impasible, y lo más importante de todo, sutil.- Es una cosa curiosa, ¿sabes? –dijo indiferentemente Cranly- hasta qué punto está

sobresaturado tu espíritu de una religión en la cual afirmas no creer?

Stephen Dédalus ha visto su crecimiento del lado de discursos religiosos y

antirreligiosos. La integridad de su desarrollo se ve trunca, justamente por haber

pertenecido y seguir conociendo aquellos puntos. El resultado de todo esto es la

visualización de las preguntas y respuestas una sobre otra. El diálogo con su amigo

Cranly puede exportarse a la conversación con el decano de estudios, al cual por

supuesto, le ha encontrado los defectos que se oponen a las virtudes del ejemplo. Las

personas que representan la religión7 siempre van a ser vistas objetivamente, no como

seres profundamente espirituales llenos de levedad física, sino como la imagen

mayormente repetida en los primeros años de Stephen. Tan es así que en un momento

cruzó por su mente la vocación religiosa.

Un caso semejante es el de Ernesto. El punto flaco de la fe es la falta de

concordancia entre ser un representante de Dios y llevar la autoridad con un velo de poder

y descontento:

7 El decano de estudios es jesuita

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Se me acercó el Padre. Sus ojos se habían opacado. Una especie de turbia agua flameaba en ellos, mostrando su desconcierto, las ansias todavía no bien definidas que se iban formando en su alma.

Un momento después, la imagen del Padre refleja sensaciones totalmente distintas.

Este hecho no solamente no borra lo primero, sino que crea una atmósfera de

desconfianza que le da valor añadido a su violencia:

(...) su rostro, y toda su figura reflejaban dulzura; un abrazo suyo, entonces, su mano sobre la cabeza de algún pequeño que sufriera, por el rencor, la desesperación o el dolor físico, calmaba, creaba alegría. Quizá yo fuera el único interno a quien le llegaba, por mis recuerdos, la sombra de lo que en él también había de tenebroso, de inmisericorde.

Hay dos ideas que podríamos desprender de lo anterior:

1. La culpabilidad y la violencia de los representantes de la religión es causada por la

forma de vida a la que se someten.

2. Es paradójico que un representante de Dios ostente una autoridad y un poder en el

mundo material de los hombres.

Las dos ideas han provenido de lo que he visto en ambas novelas. Quizá debamos

redondear con un ejemplo más elocuente en la novela de Joyce:

- Recibir este llamamiento –continuó el director- es el mayor honor que el Omnipotente puede otorgar a un alma. No hay rey ni emperador en la tierra que tenga el poder de un sacerdote de Dios. No hay ángel ni arcángel en el cielo, ni santo, ni aún la Santísima virgen que tenga el mismo poder que un sacerdote de Dios, el poder de las llaves, el poder de atar y desatar los pecados, el poder de exorcismo (...) la autoridad de hacer que el gran Dios del cielo baje hasta el altar y tome la forma del pan y el vino ¡Qué tremendo poder, Stephen!

Para la naturaleza humana, cualquier forma de poder que se presente en una

medida de seducción nos está mostrando cuánto de nosotros debemos de sacrificar para

satisfacerlo. El hombre que ostenta el poder a través de sus ventajas está perpetuamente

atado; sea por autoridad, materia o razón. El poder de convencimiento (en el caso de la

religión) no va exento de lo mismo.

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Paralelo (y ya no unido) al problema de las autoridades oficiales, aparece lo que

podríamos llamar el espacio sagrado. Es una imagen que ha adquirido todos los valores

que no poseen los religiosos. La apreciación se renueva conforme aparezcan nuevas

sensibilidades. En la novela de Joyce, este espacio va a transformarse en muchos lugares,

de acuerdo al desarrollo de Stephen. Sin embargo, en las primeras páginas persiste el

poder de la fe:

Se imaginaba la sacristía oscura y silenciosa. Había en ella unos armarios de madera oscura en donde yacían inmóviles las rizadas sobrepellices. No era la capilla, y sin embargo, había que hablar allí en voz baja. Era un lugar santo. Y recordaba la tarde de verano cuando había estado allí para revestirse y llevar la naveta del incienso en la procesión hasta el altarcillo colocado en el bosque. Un lugar extraño y santo.

En la novela de Arguedas este espacio está evidentemente más trabajado:

Pensé que esas campanas debían ser illas, reflejos de la María Angola, que convertiría a los amarus en toros. Desde el centro del mundo, la voz de la campana, hundiéndose en los lagos habría transformado a las antiguas criaturas.

El sincretismo en la novela de Arguedas permite que aquel espacio sagrado se

haya conformado por naturalezas fusionadas8. La figuras no se agotan porque están

resemantizadas continuamente por procesos locales y vivenciales. La religión católica (en

cambio) es una figura que ha partido bajo una serie de creencias que pierden su brillo una

vez descubiertas por Stephen. En El Retrato del artista adolescente, vemos a un

protagonista desamparado de creencias. Una de las razones es porque el gusto estético de

la religión se ha agotado; no interviene en las vicisitudes directas de su vida. Para Ernesto,

en cambio, el espacio sagrado va a expandirse hasta llegar a absorberlo todo hacia el final

de la novela. En ambos finales hay una búsqueda de lo desconocido. Tanto para Ernesto

como para Stephen, se trata de una experiencia metafísica que se propone extender a

nuevos reinos:

8 El toro, por ejemplo, es un animal de España. El hecho de que el amaru sea transformado en toro es análogo al proceso del zumbayllu en la cita número 6.

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Así sea. Bien llegada, ¡oh, vida! Salgo a buscar por millonésima vez la realidad de la experiencia y a forjar en la fragua de mi espíritu la conciencia increada de mi raza.Abril, 27. Antepasado mío, antiguo artífice, ampárame ahora y siempre con ti ayuda.

El espacio sagrado se ha extendido para Stephen en la fragua de su espíritu. Se ha

visto como el millonésimo representante de una experiencia que se repite a lo largo de la

historia de los hombres. El primer desamparo lo ha convertido en un ser que se

reencuentra con todos los seres justamente en el único espacio sagrado que le queda: su

alma.

- ¡Mejor me hundo en la quebrada! –exclamé- la atravieso, llego a Toraya, y de allí a la cordillera... ¡No me agarrará la peste!

Corrí; crucé la ciudad.(...) Si los colonos, con sus imprecaciones y sus cantos, habían aniquilado a la fiebre, quizá, desde lo alto del puente la vería pasar, arrastrada por la corriente, a la sombra de los árboles (...) o flotando sobre los manteos de flores de pisonay que estos ríos profundos cargan siempre. El río la llevaría a la Gran Selva, país de los muertos. ¡Como al Lleras!

El mundo cíclico de Ernesto ha completado una vuelta a través de un hecho

catastrófico que se transmite a todas las realidades en la cosmovisión andina. La

transmisión de valores a través de la naturaleza anímimsta termina transmitiendo una

peste que amenaza con destruir por millonésima vez aquel mundo que se ha ido forjando

desde lo pequeño a lo grande y viceversa. El espacio sagrado no ha tardado en

pronunciarse a todo el cosmos

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CAPITULO III

Composición

3. Desarrollo de las Partes en la Novela.

3.1. Aprendizaje Social y Fragmentario.

En toda la primera parte del Retrato del Artista Adolescente, vemos cómo el

desarrollo de los pensamientos se basan en las relaciones psicomotoras. Los sentidos

juegan un papel importante en lo que es la primera muestra. Así también, el pensamiento

fragmentario de un niño salta de un lado a otro por la relación de objetos a la manera de

piezas de dominó:

En la capilla había un ambiente nocturno y frío y los mármoles tenían el color que el mar tiene por la noche. El mar estaba frío día y noche. Pero estaba más frío de noche. Estaba frío y oscuro debajo del dique, junto a su casa.

El procedimiento de narración nos traslada de la capilla al mar y del mar al dique.

El punto de cohesión lo conforma la sensación de frío. Es natural que al carecer de una

disciplina enfocada a un determinado fin, no sea la razón sino las sensaciones las que

dirijan la transposición de los pensamientos de Stephen. El pensamiento no va a emplear

el lenguaje, sino la experiencia directa que deja de validarse a medida que (para bien o

para mal) progresa la educación en forma de códigos abstractos9.

La subjetividad ya ha cobrado partido en relación a esas mismas sensaciones:

Después, todo su ahínco pasó y sintió que tenía la cara completamente fría. Pensó que debía tener la cara blanca, pues la notaba tan fría. No podía resolver el

9 La primera educación de un ser humano es la experiencia directa. La sensación de frío y de calor, la experiencia visual, olfativa y táctil van a corroborar constantemente su conocimiento. No ocurre lo mismo cuando los estudios se van agudizando a través de las letras y los números. La experiencia directa pierde lugar frente a la abstracción.

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problema, pero no importaba. Rosa blancas y rosas rojas: ¡qué colores tan bonitos para estarse pensando en ellos! Y las tarjetas del primer puesto y del segundo y del tercero también tenían unos colores muy bonitos: rosa, crema y azul pálido.

Vemos cómo Stephen pasa a valorar la novedad de la experiencia. Las primeras

relaciones que establece con su mundo, tratan de establecer lo relativo de su persona en

cuanto a lo demás:

Comprendía que su cuerpo era pequeño y débil comparado con los de la turba de jugadores, y sentía que sus ojos eran débiles y aguanosos.

Tras este principio de inseguridad, Stephen debe atravesar por un proceso

doloroso. Su inocencia se ve lastimada por ser juzgado y castigado injustamente, junto

con otro compañero que si es bastante culpable:

- ¡Haragán, maulero! –gritó el prefecto –¡Se me han roto las gafas! ¡Es una treta de estudiantes ya muy antigua ésa! ¡A ver, la mano, inmediatamente!(...)Un golpe ardiente, abrasador, punzante, como el chasquido de un bastón al quebrarse, obligó a la mano temblorosa a contraerse toda ella como una hoja en el fuego. Y al ruido, lágrimas ardientes de dolor se le agolparon en los ojos.

El proceso de iniciación se completa cuando Stephen es motivado por sus

compañeros a quejarse con el rector, y en un arranque de valor logra cierta satisfacción de

justicia:

Les contó lo que había dicho y lo que había contestado el rector, y cuando hubo terminado, todos los chicos arrojaron las gorras dando vueltas por el aire y gritaron:

- ¡Hurra!Recogieron las gorras y las volvieron a arrojar girando a lo alto, y gritaron de nuevo:

- ¡Hurra! ¡Hurra!

Es bajo esta forma de inocencia que Stephen supera un primer escaño en su

desarrollo. Ha perdido un poco de su inocencia, pero ha adquirido un reconocimiento que

antes no llevaba. Asimismo, ha sentido que se le ha hecho justicia.

3.2. Manifiestación de Primera Performance – Toma de Conciencia

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Esta etapa va a estar marcada por una relativización de su primera performance.

La familia de Stephen va a darle un cambio de situación, dado que lo cambian de escuela

(de Conglowes a Belvedere) y la economía de su hogar se vuelve precaria. En esta etapa

vamos a observar las primeras características de su personalidad:

Stephen se hallaba en una fiesta de niños en Harold Cross. Aquella actitud suya de observador silencioso se había apoderado de él en aquella ocasión, así que apenas si participaba de los juegos (...) Cuando hubo cantado su canción, se retiró a un rincón apartado de la estancia, y comenzó a gustar el encanto de su aislamiento.

Esta es una diferencia con respecto al desarrollo de la novela de Arguedas.

Podríamos repetir que Stephen no había elegido participar de los juegos porque aquellos

ritos (como las fiestas) se le antojaban trillados, y sin embargo, conservaba su espacio. Su

alma le permitía convivir con dicho aislamiento. He aquí que nos va denotando los

primeros rasgos de su persona.

- ¿Y quién es, según tu parecer, el mejor poeta?- preguntó Boland, dándole con el codo a su vecino.

- Byron, desde luego –contestó Stephen (...).- ¿De qué os reís – preguntó Stephen.- De ti –contestó Herón -. ¡Byron el mejor poeta! No es más que un poeta para

gentes sin educación (...).- Lo mejor que puedes hacer tú es callarte –dijo Stephen-, encarándose

decididamente con él-. Todo lo que tú sabes acerca de la poesía, es lo que has escrito en las pizarras del patio, que fue por lo que te mandaron castigado en el desván.

Esta actitud elocuente de Stephen le resultaría dolorosa. Para que se conformara su

toma de conciencia fue necesario que esos chicos lo golpeasen, que su padre sea pobre,

que se fije por primera vez en una chica. En una función de teatro va a sentir lo que es

entrar en una tensión; en la experiencia sensorial lo que es la distención.

Atravesó a toda prisa el camino y echo a andar a hopo colina abajo. Apenas si sabía donde iba. Orgullo, esperanza y deseo, como hierbas pisoteadas en su corazón, elevaban humaredas de un incienso enloquecedor que cual cortina cegaba las luces de su espíritu. Bajaba velozmente entre ese tumulto de esos vapores de orgullo herido, de esperanza arruinada, de deseo frustrado, que en un momentose habían levantado en su alma. (..)

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- Estos son orines de caballo y paja podrida – pensó -. Es bueno respirar este olor. Me calmará el corazón. Ahora mi corazón está ya totalmente tranquilo. Regresaré.

Esta confrontación de Stephen (ya adolescente) el mundo, va a desembocar en una

primera caída hacia el placer sensible. Su frustración por las condiciones de vida, por su

introversión hacia sus semejantes, sumado a la hostilidad a su forma de ser, lo van a

hacerse refugiar en los placeres carnales:

Sin conciencia de cosa en este mundo, salvo el sombrío roce, de la dulce hendidura de aquellos labios. Los sentía en la carne y en el cerebro como conductores de un vago idioma. Y entre ellos sintió una desconocida y tímida presión, más sombría que el desfallecimiento del pecado, más dulce que el sonido o el olor.

3.3. Del Espacio Profano al Espacio Sagrado.

Esta es una etapa corta en la que vemos a un Stephen dado a toda clase de

placeres, que incluyen tanto la gula como el placer carnal. Sin embargo, esto no significa

liberación o distensión de su idealidad. Por el contrario, vemos cómo su conciencia

genera una nueva tensión:

Había pecado mortalmente no sólo una vez, sino muchas; y sabía que aunque por el primer pecado estaba ya en peligro de eterna condenación, cada nuevo pecado multiplicaba su culpa y su castigo.

Esta forma de vida podría darse eternamente para un espíritu más relajado que el

de Stephen. La imagen de lo religioso había creado una criatura que apuntaba hacia lo

opuesto, pero que sufriría de culpas. La reacción es la de estar siempre perpetuamente

conciente de su castigo:

Era extraño cómo encontraba un árido placer en seguir hasta su término líneas de la doctrina católica y penetrar hasta los puntos más oscuros sólo por oír y sentir más profundamente su propia condenación.

El espíritu y el cuerpo de Stephen estaban separados por caminos divergentes.

Stephen no había perdido su antigua inocencia, o mejor dicho, aquella inocencia se estaba

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vengando naturalmente de la forma de vida que llevaba. Toda su sensibilidad se había

volcado a perpetrarle una trampa:

La vaga vislumbre de miedo se convirtió ahora en espanto cuando la voz ronce del predicador fue introduciendo la idea de muerte en su alma. Sufrió todas las miserias de la agonía. Sintió el escalofrío de la muerte que le velaba los ojos; cómo se iban apagando cual lámparas los centros animados de su cerebro; el postrer sudor que rezumaba la piel.

El mensaje del predicador fue bastante más breve que la serie de emociones que

nuestro protagonista demostró a lo largo de este pasaje. El contraste con la reacción

indiferente de sus compañeros contribuyó a una diferenciarlo aún más a la nueva vida que

quería plantearse. Una vida de constante purga y consagración a la salvación de su alma.

3.4. Exacerbación Religiosa y Liberación

El principio es inversamente proporcional al del pasaje anterior. Se trata de un maltrato de

constante e indiscriminado de los sentidos, tanto como una serie de manifestaciones

místicas por las que Stephen lucha por la salvación de su alma. Cada vez que comulgaba,

cada vez que hacía oraciones se sentía más cerca de la iluminación, y al mismo tiempo, el

maltrato sensorial llegaba a ocupar el espacio de su creatividad:

Cada uno de sus sentidos estaba sometido a una rigurosa disciplina. Con objeto de mortificar el sentido de la vista, se puso como norma de conducta el caminar por la calle con los ojos bajos sin mirar ni a derecha ni a izquierda y ni por asomo hacia atrás. Sus ojos evitaban todo encuentro cono ojos de mujer (..) Para mortificar el oído dejaba en libertad su voz, que estaba por entonces cambiando, no cantaba ni silbaba nunca (...) Mortificar el olfato le resultaba más difícil (...). Pero era en la mortificación del tacto donde toda su inventiva y su ingenuidad trabajaron más infatigablemente. No cambiaba nunca conscientemente de posición en la cama, se sentaba en las posturas menos cómodas, sufría pacientemente todo picor o dolor, se separaba del fuego.

Es en este capítulo en que se desarrolla la idea del poder religioso. Stephen

Dédalus tuvo la inventiva de visualizar la omnipotencia del sacerdote. Al mismo tiempo

podía recordar la “amargura contenida” con la que eran vistos los jesuitas. La saturación

que lo dejaba vacío, junto con la realidad que se gestaba en su alma, hicieron que todo el

escenario se gestara alrededor como una voz que revele toda la potencia de su naturaleza:

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Page 16: El Retrato Del Artista Adolescente

¡Vivir, errar, caer, triunfar, volver a crear la vida con materia de vida! Un ángel salvaje se le había aparecido, el ángel de la juventud mortal, enviado por el tribunal estricto de la vida para abrirle de par en par, en un instante de éxtasis, las puertas de todos los caminos del error y de la gloria. ¡Adelante! ¡Adelante! ¡Adelante!

Se ha creado una nueva distención. Esta vez ya no hay presión que contrapese

dentro del alma de Stephen. Había encontrado la libertad por encima de su propia crianza

y encontrado un nivel de conciencia que tome parte en la transformación de su propia

vida.

3.5. El Artista Adolescente

Este es uno de los pasajes más hermosos que haya podido encontrar en novela

alguna. Stephen Dedalus –el artista- entra en relación con todo el mundo que le rodea.

Hace posible que cada elemento tome parte como en una orquesta, que cada elemento

ocupe un espacio, que cada ráfaga de sueños sea revelada por la genialidad de Joyce. Me

sería imposible retratar con la competencia suficiente las emociones de su lectura, pero tal

vez pueda dar algunas pautas que se ven relacionadas en el microcosmos de la novela:

3.5.1 El Propagandista y la Creación

Un personaje que se ha vuelto periférico para Stephen, es un propagandista. Una

figura que se opone a nuestro protagonista por cuanto está buscando destacar a través de

un discurso ajeno. El propagandista Ma Cann declara hablar por el bien de Irlanda, y

declara que Stephen es casi un enemigo por no apoyarlo:

-Los poetas menores, supongo, están por encima de cuestiones tan triviales como la paz universal (...)

Stephen se apartó del grupo y, señalando despectivamente con el hombro la imagen del zar, dijo:- Guárdese usted su ícono. Si es que nos hace falta un Jesús, tengamos por lo menos

un Jesús legítimo.

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Page 17: El Retrato Del Artista Adolescente

Los compañeros de Stephen se sectorizan a favor de uno u otro. De alguna forma

ellos constituyen el coro en este teatro. Para nuestro artista adolescente, ese es un espacio

ajeno, en el cual no quiere participar como lo podríamos comprobar en la lectura de la

novela. El espacio de Stephen (que se contrapone al de Mc Cann) es el de la belleza, algo

en lo que Stephen si puede creer o dejar de creer:

La oscuridad desciende de los aires

Esta es una frase que Stephen cree reconocer a través de la imagen de ella en lo

sublime. Otra imagen opuesta, “cuerpos como piojos quebradizos y brillantes” hará que

la frase sea invertida:

La claridad desciende de los aires

La belleza va encontrando lugar en todas partes. El espíritu del artista adolescente

se repite en negro y blanco, dualidad que en su conjunto es transmitida en todo el cosmos.

3.5.2. La Autoridad y La Intimidad

Esta es una parte que se había convertido en otra forma de oposición. Stephen

tiene una conversación con el decano de estudios sobre la belleza, pero que termina

descorazonando al primero por el condicionamiento al que se ha sometido el segundo.

Stephen ve la forma de ser del jesuita en aquello que no quizo ser:

Parecía como si usase los ardides, el saber y las astucias del mundo a la mayor gloria de Dios, pero forzado a hacerlo, sin la alegría de poseerlos.

Una forma de vida tan forzada como la de su interlocutor, hacía imposible la

comunicación de ambos. No solamente no hablaron de forma personal, sino que la

conversación se desvió hacia temas triviales. En suma, un verdadero fracaso:

Lo primero que debe usted hacer es tomar el grado. Propóngase usted esto antes que nada. Luego, poco a poco ya irá usted encontrando su camino. Quiero decir su

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Page 18: El Retrato Del Artista Adolescente

camino en todos aspectos, lo mismo en la vida que en las ideas. Tal vez se le haga cuesta arriba al principio.

La relación ha sido verticalizada por el jesuita, impidiendo despertar valores que

comuniquen algo parecido a la sensibilidad.

Caso contrario es la conversación con Cranly:

- ¿Qué es lo que me ofrecen del otro lado? Una eternidad de bienaventuranza en compañía del decano de estudios?

- Acuérdate –observó Cranly- que él ha de ser glorificado.- Efectivamente –dijo Stephen con cierta amargura-, y será brillante, ágil,

impasible, y lo más importante de todo, sutil.- Es una cosa curiosa, ¿sabes? –dijo indiferentemente Cranly- hasta qué punto está

sobresaturado tu espíritu de una religión en la cual afirmas no creer?

El amigo de Stephen conoce no solamente las definiciones de Stephen (que

escandalizarían al jesuita), sino que la relación horizontal permite que esas ideas sea

cuestionada directamente:

- Bien –dijo Stephen- ¿Te acuerdas de lo demás?- ¿De lo que me dijiste? –Preguntó Cranly- Sí, me acuerdo. Descubrir una manera

de vida o de are, en la cual tu alma pudiera expresarse a sí misma con ilimitada libertadStephen se quitó el sombrero en señal de asentimiento.

- ¡Libertad! –repitió Cranly-. Y sin embargo, no eres bastante libre para cometer un sacrilegio. Dime: ¿serías capaz de robar?

La relación que se ha forjado en ambos casos está tratando sobre el mismo tópico.

El ideal de belleza es algo para lo que Stephen no ve necesario obtener un título

universitario, sino una búsqueda en el que su espíritu sea la fragua.

3.5.3. Antítesis Eterna

Hemos observado que a lo largo de toda la novela hay un conflicto impuesto por

las situaciones cambiantes y resuelto por Stephen. Sin embargo, esta vez es él mismo el

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Page 19: El Retrato Del Artista Adolescente

que emprende una lejanía de puerto o de bahía. Stephen Dédalus se marcha a lo

desconocido bajo el amparo espiritual de sus raíces:

Abril, 27. Antepasado mío, antiguo artífice, ampárame ahora y siempre con tu ayuda.

En su diario se ve la invocación a Dédalo. Stephen se ve reflejado en el universal

que tanto está buscando, y que sabe que le está costando más que cualquier otra empresa

nunca antes emprendida.

CONCLUSIONES

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Page 20: El Retrato Del Artista Adolescente

El Retrato del Artista Adolescente ha trabajado un juego dual, por cuanto no sólo

se establecen relaciones a través de posturas antagónicas, sino también acciones

antagónicas. Cada episodio de la novela nos muestra un proceso distinto uno de otro, pero

que parten de elementos comunes como la crianza religiosa, la austeridad y el

aislamiento. Todo este contexto va a repercutir en la forma en la que Stephen Dédalus

establece sus decisiones. Asimismo, podemos ver los elementos de aprendizaje: Los

sentidos, la razón y lo emocional como parte constituyente de este juego dual. Si los

sentidos están exacerbados en un episodio al siguiente son castigados; si la conciencia es

atacada, esta retorna el daño. Stephen efectivamente se va a convertir en una fragua de la

vida y de la búsqueda de la belleza.

Este proceso dual se ha desarrollado a través de una coherencia arquetípica. La

comparación con Los Ríos Profundos, nos ha permitido observar valores semejantes en

cosmovisiones distintas. El espacio sagrado, el sentido individual frente al colectivo, el

sincretismo frente a la homogeneidad son escalas que repercuten contextualmente a

generar nuevas respuestas por parte del artista. Si bien el la focalización de los eventos es

distinta, no lo es tanto la forma en que de representación al respecto de elogiar o criticar

un acontecimiento, un estado o una costumbre. El cerrojo de la cultura regional (peruana

o irlandesa) ha encontrado una respuesta frente a las emociones humanas.

BIBLIOGRAFÍA

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Page 21: El Retrato Del Artista Adolescente

ARGUEDAS, José María. Los Ríos Profundos. Editorial Horizonte. Lima, 1993; 259pp.

ELIADE, Mircea. Lo Sagrado y Lo Profano. Editorial Labor S.A. Colombia, 1994.

185pp.

JOYCE, James. Dublineses. Editorial Seix Barral. Colombia. 1984; 223 pp.

......................... Retrato del Artista Adolescente. Alianza Editorial. Madrid, 1985; 288pp.

........................ Ulises. Imprenta Rosgal S.A. Montevideo, 1988. 728pp.

INDICE

página

INTRODUCCIÓN.............................................................................................................1

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Page 22: El Retrato Del Artista Adolescente

CAPITULO I. Noticias Sobre James Joyce.......................................................................2

1.1. Primeras Impresiones......................................................................................2

1.2. Semblante Biográfico......................................................................................3

CAPITULO II. La Intuición Orgánica...............................................................................5

2. Una Propuesta Análoga...............................................................................................5

CAPITULO III. Composición..........................................................................................11

3. Desarrollo de las Partes de la Novela...........................................................................11

3.1. Aprendizaje Social y Fragmentario...............................................................11

3.2. Manifestación de Primera Performance – Toma de Conciencia...................13

3.3. Del Espacio Profano al Espacio Sagrado.......................................................14

3.4. Exacerbación Religiosa y Liberación............................................................15

3.5. El Artista Adolescente...................................................................................16

3.5.1. El Propagandista y la Creación.......................................................16

3.5.2. La Autoridad y la Intimidad............................................................17

3.5.3. Antítesis Eterna...............................................................................19

CONCLUSIONES.............................................................................................................20

BIBLIOGRAFÍA...............................................................................................................21

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