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EL RACIONALISMO.
DESCARTES Contexto histórico y filosófico.
DESCARTES Finalidad de su filosofía.
El método y la duda metódica.
La primera certeza.
La existencia de Dios.
La existencia de las cosas corpóreas.
Las tres sustancias.
El mecanicismo.
La moral.
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CONTEXTO HISTÓRICO Y
FILOSÓFICO
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Contexto histórico y filosófico
CONTEXTO HISTÓRICO
El siglo XVII en Europa: siglo de grandes transformaciones.
En el siglo XVI: los cismas cristianos: la reforma luterana y
calvinista, y la escisión anglicana.
con disputas doctrinales entre católicos y protestantes y
enfrentamientos armados: la guerra de los Treinta Años
(1618-1648).
RENÉ DESCARTES, padre del racionalismo, participó en ella.
Esto conduce a los pensadores racionalistas a buscar un Dios
filosófico ajeno a las disputas religiosas.
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Contexto histórico y filosófico
Alemania: retroceso económico.
La guerra de los Treinta Años, las divisiones internas, el
empobrecimiento, descenso de la población, malas cosechas,
etc.
España: no es ya la principal potencia europea.
Inglaterra y Francia: se fortalecen política y económicamente.
La reafirmación del concepto de Estado y el surgimiento de las
monarquías absolutas favoreció el desarrollo de políticas
económicas mercantilistas.
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Contexto histórico y filosófico
Las monarquías absolutas (siglo XVII): acumulan los poderes
del Estado y mantuvieron los tres estamentos del feudalismo: la
nobleza, el clero y el pueblo llano.
La burguesía: mayor poder económico, político y social;
impulsan los movimientos revolucionarios que acaban en las
grandes revoluciones de finales del siglo XVII.
Luis XIV, máximo representante del absolutismo, reinó en
Francia desde 1643 hasta 1715. Autoridad absoluta, acaparó
todo el poder, ignora las instituciones políticas.
Francia se convirtió en la primera potencia europea.
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Contexto histórico y filosófico
CONTEXTO FILOSÓFICO
La crisis europea del siglo XVII se reflejó en lo espiritual.
Múltiples corrientes de pensamiento renacentista.
La separación de la razón y la fe
La búsqueda de una nueva razón que evitara el escepticismo: el
racionalismo, iniciado por Descartes, y que significó el nacimiento de
la filosofía moderna.
La filosofía oficial en las universidades era una escolástica
tardía.
Claro desajuste entre la visión del mundo y los avances
científicos del momento.
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Contexto histórico y filosófico
Los autores renacentistas acudieron al pensamiento clásico.
Los filósofos racionalistas, se propusieron sustituir la vieja
filosofía por otra nueva acorde con la nueva física; ciencia que
se fundaba en el poder deductivo de la razón. Evitando la
separación de las ciencias y la filosofía.
El RACIONALISMO se difundió por el continente europeo
durante el siglo XVII y parte del XVIII.
Esta corriente convivió con el EMPIRISMO, movimiento que se
inició y se desarrolló en las islas británicas.
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Contexto histórico y filosófico
Las características del pensamiento racionalista:
a) La plena confianza en la RAZÓN HUMANA.
Fuente válida de conocimiento.
Independiente de la experiencia.
Desconfianza en el conocimiento procedente de los sentidos.
b) La afirmación de la existencia de IDEAS INNATAS en nuestra mente.
El objeto del conocimiento son las ideas que el mismo espíritu humano origina (ya no es la realidad misma).
Las ideas innatas son universales y seguras por lo que no pueden proceder de la experiencia.
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Contexto histórico y filosófico
c) La búsqueda de una CIENCIA UNIVERSAL ÚNICA.
Para dominar la naturaleza y lograr una vida longeva y feliz.
El modelo de esta ciencia (de la filosofía) son las matemáticas, su evidencia y necesidad permite proceder con seguridad y exactitud.
d) La propuesta de una MORAL APOYADA EN LA RAZÓN, que guie al hombre a una vida sosegada, en concordia consigo mismo y con sus semejantes.
El gobierno de la razón sobre las pasiones hace posible este ideal.
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RENÉ
DESCARTES (Francia,1596- Suecia, 1649)
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Descartes. Semblanza
SEMBLANZA
Nació en La Haye (Francia) en 1596.
Educado en los jesuitas de La Fleche, en París, destacó por su inteligencia. Estudió Derecho en la Universidad de Poitiers.
En 1619, se alistó en el ejército de Maximiliano de Baviera y en el invierno de aquel año tuvo TRES SUEÑOS en los que creyó entre ver que se le encomendaba la misión de aplicar el método de las matemáticas a todo el conocimiento.
Vivió en París unos años, frecuentando los círculos científicos y filosóficos.
En 1628 se trasladó a los Países Bajos, donde escribió sus principales obras.
Murió en 1649 de una pulmonía en Estocolmo (Suecia).
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Descartes. Semblanza
Descartes escribió numerosas obras, tanto científicas como
filosóficas.
Pueden destacarse en este segundo campo las siguientes:
- las REGLAS PARA LA DIRECCIÓN DEL ESPÍRITU.
- el DISCURSO DEL MÉTODO.
- las MEDITACIONES METAFÍSICAS.
- LOS PRINCIPIOS DE LA FILOSOFÍA.
- LAS PASIONES DEL ALMA.
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DESCARTES
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FINALIDAD DE
SU FILOSOFÍA
Descartes. Finalidad de su filosofía
FINALIDAD DE SU FILOSOFÍA
Descartes se propuso la búsqueda de la verdad.
Considera las enseñanzas escolásticas eran muy variadas y contrapuestas.
La lectura de los Ensayos de Montaigne, escéptico que relativizaba la experiencia sensible y negaba al entendimiento las verdades absolutas.
Rompió con la filosofía de su tiempo y se propuso lograr un nuevo sistema filosófico.
Frente a la filosofía confusa, La nueva ciencia renacentista daba más seguridad por el papel de las matemáticas, usadas como método.
Afirmó que las matemáticas son la primera ciencia, Influencia de las Obras matemáticas del Padre Clavius (las matemáticas justifican con sólidas razones todo aquello sobre lo que discuten y no dejan la más mínima duda en la mente de quien las estudia).
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Descartes. Finalidad de su filosofía
Descartes se propuso dotar a la filosofía de un nuevo método que
permitiera descubrir verdades claras, ciertas y demostradas
racionalmente. Superando todo posible escepticismo.
Toda la filosofía debe adoptar un solo método, el matemático, por lo
que todas sus partes debían constituir un todo orgánico -un sistema
racional único-, es decir, una sola ciencia universal.
Abandona el aristotelismo de la escolástica medieval, que sostenía la
existencia de diferentes ciencias, con objetos y métodos diferentes.
El objetivo del proyecto de Descartes no fue teórico sino
eminentemente práctico, ya que su finalidad era la de facilitar al ser
humano EL DOMINIO DE LA NATURALEZA Y EL LOGRO DE SU
PERFECCIONAMIENTO.
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DESCARTES
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EL MÉTODO
Y LA DUDA METÓDICA
Descartes. El método
EL MÉTODO Y LA DUDA METÓDICA
Para Descartes la razón goza por sí misma de la capacidad natural e infalible de conocer la verdad.
Pero, raramente se usa bien, los prejuicios, las pasiones o la precipitación la ciegan y la conducen al error.
La reflexión filosófica, según Descartes, exige unas condiciones previas:
a) establecer el método más riguroso, semejante al de las matemáticas;
b) prescindir de los contenidos de la fe (a la que siempre respetó pero separó de la razón y la filosofía);
c) renunciar a las explicaciones de la filosofía anterior y a la experiencia sensible (que son fuentes de confusión y error).
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Descartes. El método
EL MÉTODO Y LA DUDA METÓDICA
El método, según Descartes, es el instrumento para guiar a
la razón y posibilitar su correcto uso.
El método ha de consistir en un conjunto de reglas seguras y
sencillas:
1. LA EVIDENCIA.
2. EL ANÁLISIS.
3. LA SÍNTESIS.
4. LA ENUMERACIÓN.
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Descartes. El método
En el Discurso del método, lo resumió en cuatro reglas.
1ª regla: LA EVIDENCIA.
No admitir nada como verdadero si no es conocido evidentemente
como tal, es decir, solo se aceptan aquellas ideas que nuestra mente
posee con claridad y distinción.
Una idea es conocida con claridad, si está presente y manifiesta
ante una mente despierta.
La distinción de una idea implica que es tan precisa y diferente de
todas las demás que no se puede confundir con ninguna otra.
La evidencia, hace referencia a las representaciones de la mente
(ideas) y queda fundamentada exclusivamente en la razón.
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Descartes. El método
Ahora bien, Descartes distingue tres tipos de ideas:
a) ADVENTICIAS:
Proceden de la percepción sensible, como por ejemplo la idea
de caballo o de frío;
b) FACTICIAS:
Son invenciones de nuestra imaginación, como por ejemplo la
idea de centauro;
c) INNATAS:
Emanan de la razón misma y no de la experiencia sensible. Solo
este tercer tipo de ideas son claras y distintas y, por lo tanto,
principio del conocimiento verdadero.
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Descartes. El método
Las ideas claras y distintas se obtienen mediante la primera
operación del espíritu, es decir, la INTUICIÓN INTELECTUAL.
Gracias a esta, una mente atenta capta de manera inmediata
conceptos simples, claros y distintos, sin que quepa posibilidad
alguna de duda o error.
Ejemplos de estas ideas serían la de triángulo, de pensamiento
o de existencia.
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Descartes. El método
2ª regla: EL ANÁLISIS.
Hay que dividir los problemas en tantas partes como sea
necesario con la finalidad de reducir lo complejo -lo que
proviene de la experiencia- a sus partes más simples -es
decir, evidentes-.
De este modo, podemos obtener unas intuiciones primeras cuyo
fruto sean las ideas claras y distintas más simples, es decir,
aquellas que sirvan de punto de partida para todo nuestro
conocimiento.
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Descartes. El método
3ª regla: LA SÍNTESIS.
Conducimos nuestros pensamientos «comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer para ascender poco a poco [... ] hasta el conocimiento de los más compuestos».
A partir de aquellas ideas más simples y seguras pasamos de lo conocido a lo desconocido, es decir, a otras ideas nuevas y más complejas.
Se aplica la DEDUCCIÓN, segunda operación de la mente, derivación necesaria de una idea a partir de otra que conocemos con certeza.
Presupone un punto de partida y fundamento, una intuición primera. A diferencia de la primera operación, la deducción no es instantánea sino que supone movimiento o sucesión. El orden que surge de la deducción no es el real sino el lógico o matemático ya que, es el único auténticamente racional.
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Descartes. El método
4ª regla: LA ENUMERACIÓN O EL RECUENTO.
Implica «hacer en todo enumeraciones tan detalladas y
revisiones tan generales» de manera que tengamos la
seguridad de no haber errado en el desarrollo del método.
Comprobamos que el análisis ha sido completo y la síntesis se
ha realizado correctamente.
Se asegura así el enlace entre la INTUICIÓN y la DEDUCCIÓN.
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Descartes. La duda
LA DUDA METÓDICA.
Una vez establecidas las reglas del método, Descartes
consideró que para afrontar con éxito la búsqueda de la certeza
absoluta era necesario dudar de todo.
No se trata de una DUDA escéptica, sino METÓDICA Y
PROVISIONAL. Condición necesaria del filosofar es poner a
prueba los enunciados objeto de demostración con intención de
asentarlos sobre bases exclusivamente racionales.
Al mismo tiempo, esta duda es UNIVERSAL -ya que se extiende
a todo conocimiento o creencia- y VOLUNTARIA –porque
supone una actitud consciente y deliberada-.
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Descartes. La duda
Descartes explica los MOTIVOS PARA DUDAR:
1. LOS SENTIDOS PROPORCIONAN A VECES UN
CONOCIMIENTO CONFUSO Y ENGAÑOSO.
Por ejemplo, en un mismo lugar, una persona puede sentir calor
y otra experimenta frío. Inducen, por lo tanto, al error.
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Descartes. La duda
MOTIVOS PARA DUDAR:
2. NO ES POSIBLE DISTINGUIR -con absoluta certeza-
ENTRE LA VIGILIA Y EL SUEÑO.
Podría ocurrir que estuviésemos soñando cuando nos creemos
despiertos, y despiertos cuando soñamos.
Sin embargo, ni la confusión que originan los sentidos ni la
inseguridad de los estados de conciencia afectarían a las
verdades matemáticas. Nunca podemos dudar que dos más dos
es igual a cuatro.
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Descartes. La duda
MOTIVOS PARA DUDAR:
3. PODRÍAMOS SUPONER, FINALMENTE, QUE EXISTE UN
GENIO MALIGNO que nos induce a creer que estamos en lo
cierto siempre que erramos, y de que nos equivocamos siempre
que conocemos la verdad.
En este caso, podrían ser erróneos incluso nuestros
razonamientos matemáticos.
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DESCARTES
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LA PRIMERA CERTEZA
Descartes. La primera certeza
LA PRIMERA CERTEZA: LA EXISTENCIA DEL YO
Llegados a este punto, al dudar de todo, surge una verdad de
la que es imposible dudar: la existencia de un yo que duda.
Podría dudar de la existencia del mundo que me rodea, pero es
incuestionable que existe un YO que piensa y que duda; lo
expresó con su famoso «pienso, luego existo».
«YO PIENSO», ES UNA PRIMERA IDEA CLARA Y DISTINTA,
QUE EXPRESA LA UNIDAD INSEPARABLE ENTRE
PENSAMIENTO Y EXISTENCIA.
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Descartes. La primera certeza
Estoy seguro de que existo en la medida en que pienso; y ello,
aunque todos mis pensamientos fuesen falsos.
Hay que concluir que solo puedo estar seguro de mi existencia
cuando estoy pensando,
«pues quizá -escribe en sus Meditaciones metafísicas- podría
suceder que si yo dejara de pensar, dejara al mismo tiempo de
ser o existir».
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Descartes. La primera certeza
San Agustín había empleado un razonamiento semejante en su
disputa con los escépticos cuando afirmó «si me engaño,
existo».
Lo novedoso no era el argumento en sí, sino su utilización;
Descartes lo estableció como el principio y fundamento de su
sistema.
En realidad, no se trata propiamente de un argumento, sino de
una evidencia que se presenta diáfana a la mente, (es) una idea
clara y distinta que proviene de una intuición intelectual.
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Descartes. La primera certeza
Una vez alcanzada la certeza absoluta del «yo pienso»,
Descartes se preguntó «¿quién soy yo?».
Y lo único que podemos saber con seguridad, responde, es que
el yo tiene que consistir en pensamiento y que, por
consiguiente, es UNA COSA O SUSTANCIA QUE PIENSA.
Pero…
¿QUÉ ES UNA COSA QUE PIENSA?
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Descartes. La primera certeza
Describe al yo o sujeto que piensa como una realidad que
entiende, que afirma, que duda, que quiere, que siente, etc.
Por lo tanto, el pensamiento, para él, es toda actividad que
sucede en nuestro interior y que puede ser percibida por
nosotros mismos.
Los cuerpos, por el contrario, carecerían de actividad mental,
por lo que Descartes identificó la sustancia pensante con el
alma o el espíritu.
Precisamente, el atributo esencial de este es el pensamiento.
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Descartes. La primera certeza
El pensamiento, en sentido estricto, procede del
ENTENDIMIENTO O RAZÓN, facultad del espíritu cuyas
operaciones son la intuición y la deducción.
Sin embargo, hay que distinguir otra facultad en el alma: LA
VOLUNTAD O EL QUERER. De hecho, como ya se expuso,
esta es el punto de partida en la duda metódica.
En contraste con los límites de nuestro entendimiento (con el
que podemos conocer pocas ideas claras y distintas), la
voluntad no tiene en sí misma ningún límite, porque puede
aceptar o no las ideas y juzgar las cosas con completa libertad.
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DESCARTES
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LA EXISTENCIA DE DIOS
Descartes. La existencia de Dios
LA EXISTENCIA DE DIOS
Descubierta la primera verdad indudable: la existencia del yo
como sujeto pensante. Para ser fiel a su método, ha de partir
de esta primera certeza para demostrar la existencia de la
realidad exterior a la mente.
Pero si el contenido de mis ideas -y con ellas la realidad- han
sido puestas en duda, ¿cómo puede el sujeto pensante dar el
salto a la realidad exterior a la mente?
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Descartes. La existencia de Dios
Según Descartes, solo Dios hace posible que el «yo pienso»
abandone su soledad.
Reflexionando sobre la primera certeza, Descartes descubre
que posee una idea innata de Dios. La idea del «yo pienso»,
afirma, manifiesta mi imperfección y finitud puesto que en ella
advierto mis dudas y mis carencias.
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Descartes. La existencia de Dios
Ahora bien, la idea de imperfección presuponía la de
perfección e infinitud, es decir, LA IDEA DE DIOS.
Esta segunda idea aparece con claridad y distinción en mi
espíritu porque mi conocimiento de lo finito solo es posible si
poseo una idea de lo infinito: mis limitaciones me hacen pensar
en la idea de un ser infinito con el que puedan compararse
dichas imperfecciones.
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Descartes. La existencia de Dios
Pero no es suficiente la idea de Dios. Solo si Dios existe,
podrá afirmarse sin miedo que mis ideas son
verdaderamente claras y distintas y que se corresponden
con algo real. Dios no permitiría que un genio maligno me
engañase ni que yo confundiera mis ideas con imaginaciones
sueños.
De este modo, Dios se constituye en la filosofía cartesiana
como la garantía y el fundamento del ser y del
conocimiento.
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Descartes. La existencia de Dios
En efecto, Descartes se propuso probar con demostraciones
ciertas y evidentes la existencia de Dios fuera de nuestra mente.
Para ello, utilizó tres tipos de argumentos:
1. La idea de Dios no puede proceder del yo, porque, al ser este
finito, es una realidad inferior a lo infinito, y de lo inferior no
puede proceder lo superior. Por consiguiente, nuestra idea de lo
infinito no puede tener otra causa que una realidad infinita.
Luego existe una realidad infinita con anterioridad a nosotros,
Dios, que es causa de la idea de Dios que encontramos en
nuestro interior.
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Descartes. La existencia de Dios
2. Dios es causa no solo de su idea en mí, sino de mi
existencia. El punto de partida es la comprobación de la
existencia del yo como un ser imperfecto y contingente que, sin
embargo, posee la idea de lo perfecto.
Ahora bien, un ser imperfecto no puede darse el ser a sí mismo,
pues quien da el ser puede darse también todas las
perfecciones, y esto corresponde solo a un ser perfecto. Luego
debe existir Dios, causa de nuestra existencia.
Este argumento conlleva que Descartes juzgó a Dios como
causa de sí mismo (causa sui). La tradición filosófica anterior,
que lo concebía como causa incausada.
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Descartes. La existencia de Dios
3. El tercer argumento es el ARGUMENTO ONTOLÓGICO, muy parecido al de san Anselmo. El punto de partida es que la idea de un ser sumamente perfecto es tan clara y distinta como la idea de que la suma de los tres ángulos de un triángulo es igual a dos rectos.
La diferencia entre estos dos conceptos estriba en que del de triángulo no se deduce necesariamente su existencia, mientras que de la idea de Dios, sí, ya que perfección máxima y existencia se identifican.
En realidad, esta tercera prueba no se plantea como una demostración o razonamiento deductivo, sino como una intuición inmediata de la esencia o naturaleza de Dios, que incluye necesariamente su existencia.
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DESCARTES
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LA EXISTENCIA DE LAS
COSAS CORPÓREAS
Descartes. La existencia de cosas corpóreas
LA EXISTENCIA DE LAS COSAS CORPÓREAS
Antes de corroborar si los cuerpos existen con independencia
de nuestro pensamiento, se propuso determinar en qué
consisten.
Señaló entonces que la primera idea clara y distinta que
aparece en nuestra mente referida a los objetos materiales es la
de extensión en el espacio según tres dimensiones:
- Longitud.
- Anchura.
- y Profundidad.
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Descartes. La existencia de cosas corpóreas
No podemos concebir ningún objeto material sin extensión.
Además, de esta idea parecen depender todas las cualidades o
atributos que percibimos en los cuerpos, como la dureza, el
peso, el color, etc.
Con respecto a su existencia, es cierto que la mayoría de los
filósofos no habían sido escépticos, sino que habían afirmado la
realidad de los cuerpos. El mismo Descartes tampoco parecía
dudar efectivamente de su existencia real, pero la duda
metódica lo obligaba a buscar el modo de asegurarse.
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Descartes. La existencia de cosas corpóreas
Del análisis de la misma idea de extensión no se deduce
necesariamente su existencia. Tampoco era posible probar la
realidad de las cosas extensas a partir de la idea del yo, ya que
esta carece de materialidad y extensión.
Sin embargo, como Dios es veraz y causa de todo lo que existe,
no ha podido engañarnos al poner en nosotros una fuerte
inclinación a creer que nuestras ideas sobre las cosas extensas
provienen de objetos corpóreos realmente existentes. Esta
creencia, además, es muy firme porque las impresiones
sensibles advienen a nuestro espíritu involuntariamente, sin
buscarlas.
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Descartes. La existencia de cosas corpóreas
Según la hipótesis del genio maligno, podría ocurrir que este
genio nos indujera a error con la inclinación a suponer la
existencia de los objetos materiales. Sin embargo, sabemos que
esto no puede suceder porque Dios existe y no lo permitiría: es
infinitamente bueno y veraz.
En consecuencia, Dios es la garantía por la que podemos
deducir necesariamente que existen unas sustancias
corpóreas, que causan en nosotros ideas sobre cosas
extensas.
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DESCARTES
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LAS TRES SUSTANCIAS
Descartes. Las tres sustancias
LAS TRES SUSTANCIAS
Siguiendo las reglas del método, Descartes logró un conocimiento muy simple de la estructura de la realidad o, mejor dicho, de las ideas que poseemos acerca de esa estructura; concretamente llegó a la conclusión de que hay tres ideas claras y distintas que, por lo tanto, podemos aceptar con certeza:
- Idea de yo
- Idea de Dios
- Idea de mundo.
Estos conceptos se corresponderían con tres realidades o sustancias, dentro de las cuales la razón, puede englobar cualquier otra realidad.
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Descartes. Las tres sustancias
Al tratar sobre la existencia real de esas tres ideas, Descartes
aseguró que son cosas o sustancias:
- yo soy una sustancia que piensa,
- Dios es una sustancia infinita y perfecta
- y el mundo de los cuerpos es una sustancia extensa.
Estas realidades son conocidas con claridad y distinción, puesto
que se presentan con nitidez ante nuestra mente y cada una de
ellas puede ser concebida con independencia de las otras.
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Descartes. Las tres sustancias
Ahora bien, ¿qué entendió Descartes por cosa o sustancia? En
Los principios de filosofía escribió que entendemos por
sustancia la cosa «que existe de tal manera que no necesita de
ninguna otra para existir». Descartes reconoció que, en sentido
estricto, esta definición solo se podía aplicar a Dios. Él es el
único ser que no necesita de otro para existir ya que todas las
demás cosas dependen de Él.
Descartes, sin embargo, afirmó que el yo y el mundo pueden
denominarse sustancias porque, a excepción de Dios, no
necesitan para existir de ninguna otra cosa distinta de ellas
mismas.
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Descartes. Las tres sustancias
Para explicar las sustancias CREADAS, distinguió entre
- ATRIBUTOS.
- MODOS.
Los ATRIBUTOS constituyen la esencia o naturaleza de cada
sustancia. El atributo de la cosa pensante es el pensamiento, y
el de la cosa extensa, la extensión; ambos atributos se
distinguen perfectamente ya que el pensamiento se puede
concebir sin extensión alguna y la extensión puede existir con
total independencia del pensamiento.
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Descartes. Las tres sustancias
Los MODOS, son aquellas propiedades que no son esenciales
para la sustancia y pueden variar. Por lo tanto, mientras que no
es posible distinguir entre la sustancia y su atributo, hay que
afirmar que los modos no se identifican con la sustancia y
necesitan de ella para existir.
Serían modos de la sustancia extensa la figura, la posición y el
movimiento, porque no son esenciales para ella y son variables.
De manera análoga, serían modos de la sustancia pensante
amar, odiar, juzgar, etc. Para Descartes, no puede haber modos
en Dios, pues no está sometido a variación alguna.
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DESCARTES
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EL MECANICISMO
Descartes. El mecanicismo
EL MECANICISMO Y EL COMPUESTO HUMANO
La física cartesiana es la expresión de su concepción
mecanicista del mundo sensible. Si los objetos materiales son
solo extensión, han de explicarse en términos de cantidad y
movimiento local.
A las cosas, por lo tanto, se les niega lo que Aristóteles
denominó forma o naturaleza ya que su aceptación significaría
dotarlas de un principio inextenso.
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Descartes. El mecanicismo
Siguiendo a Galileo, defendió la objetividad de las cualidades
primarias de los cuerpos, que se refieren a dos modos de la
sustancia extensa: la figura y el movimiento.
Sin embargo, consideró que las cualidades secundarias (como
el color, el olor o el sabor) son subjetivas, es decir, son meras
impresiones -sensaciones- producidas en nosotros por
variaciones en la extensión. Estas cualidades no existen fuera
de nosotros, pues solo son sensaciones subjetivas provocadas
por cambios cuantitativos.
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Descartes. El mecanicismo
Otra consecuencia de definir los objetos por su extensión en
tres dimensiones es que el concepto de espacio y el de
extensión no pueden separarse.
Por ello, en el universo cartesiano no hay espacio vacío. La
ausencia de vacío supone, además, que el universo en su
conjunto carece de límites; si la materia solo es extensión, un
espacio más allá del universo sería contradictorio, ya que habría
que afirmar que es vacío y extenso a la vez.
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Descartes. El mecanicismo
La teoría cartesiana sobre el movimiento difiere completamente
de la aristotélica, que distinguió entre cambio sustancial y
accidental.
Para Descartes solo puede haber movimiento en la cantidad,
que, al identificarse con la extensión, se reduce a movimiento
local.
El movimiento, por consiguiente, queda definido como una
alteración en la posición relativa de un cuerpo respecto a otros.
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Descartes. El mecanicismo
El movimiento es solo un modo de las cosas. Lo esencial en las
sustancias extensas es la extensión, por lo que, consideradas
en sí mismas, son inertes.
En consecuencia, el movimiento ha de originarse en una
primera causa exterior, que Descartes situó en Dios. Este
confiere una cierta cantidad de movimiento al mundo que unos
cuerpos transmiten a otros por contacto extrínseco.
Dios, que es inmutable en su ser y en su obrar, no interviene en
el movimiento de los cuerpos sino que solo lo conserva.
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Descartes. El mecanicismo
El universo así concebido es como una gran máquina
perfectamente diseñada por Dios, en la que todos los
cambios se producen necesariamente, según lo que ha previsto
la voluntad divina, sin que se requiera el concurso de causas
segundas.
Además, en el movimiento de las cosas no hay que indagar
ninguna finalidad, porque sería temerario pretender conocer
los fines que Dios ha previsto para el mundo. En consecuencia,
la imposibilidad de conocer la causa final supone que solo
pueda acudirse a la causa eficiente como principio
explicativo de los objetos.
61
Descartes. El mecanicismo
Descartes aplicó estas teorías sobre el movimiento mecánico a
los seres vivos –vegetales y animales-.
Según él, serían puros cuerpos o pura extensión, ya que no hay
motivo para afirmar que tengan pensamiento o espíritu.
De este modo, los animales serían semejantes a máquinas o
autómatas, constituidos por partes materiales que mueven otras
partes.
62
Descartes. El mecanicismo
Asimismo, en opinión de Descartes, el cuerpo humano -que se
mueve de manera semejante al de los animales- queda
sometido a la misma concepción mecanicista.
Sin embargo, el ser humano difiere de los animales en que
posee un alma que, aunque no es principio del movimiento
físico del cuerpo, sí lo dirige.
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Descartes. El mecanicismo
El ser humano, según el filósofo francés, es el resultado de la
composición entre una sustancia pensante y otra sustancia
extensa, aunque estas son completamente distintas e
independientes.
En realidad, afirma, el hombre es principalmente un alma o
mente que se encuentra asociada o agregada a un cuerpo del
que es plenamente autónomo.
Este dualismo antropológico planteó el dilema de la
«comunicación de las sustancias».
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Descartes. El mecanicismo
En efecto, ¿cómo es posible que dos sustancias completamente
diferentes -cuerpo y alma- se relacionen entre sí?
Lo cierto es que cuando pensamos, nuestras ideas tienen
consecuencias en nuestros movimientos corporales; así, cuando
decidimos dar un paseo, nuestras piernas se mueven y nos
trasladan de un lugar a otro.
Además, cuando se producen modificaciones en nuestro
cuerpo, estas repercuten en la mente; piénsese, por ejemplo,
que el dolor puede impedirnos realizar una tarea intelectual.
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Descartes. El mecanicismo
La solución de Descartes a este interrogante consistió en relacionar el alma con un órgano que denominó glándula pineal y que situó en el cerebro.
Esta glándula produciría unos espíritus animales, es decir, unas realidades muy sutiles -intermedias entre el espíritu y la materia- que se transmitirían a través de la corriente sanguínea.
Solución, poco coherente con los planteamientos metodológicos cartesianos. Además, Descartes dedujo que el alma humana es inmortal, al ser independiente del cuerpo y no necesitar de él para existir. Y que el ser humano goza de libertad, puesto que la necesidad y el mecanicismo de la sustancia extensa no afectan al pensamiento.
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DESCARTES
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LA MORAL
Descartes. La moral
LA MORAL
Mientras se encontraba ocupado en la fundamentación teórica
del saber, Descartes elaboró una MORAL PROVISIONAL. La
moral definitiva sería la consecuencia práctica del desarrollo
racional de la ciencia. Sin embargo, nunca llegó a
sistematizarla. La moral provisional, que debía ayudarlo a ser
decidido en sus acciones y vivir lo más feliz posible mientras
dudase de sus pensamientos, quedó formulada en el Discurso
del método en cuatro reglas:
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Descartes. La moral
1 REGLA. «Obedecer las leyes y costumbres de mi país,
conservando con firmeza la religión en la que Dios me ha
concedido la gracia de ser instruido desde mi infancia y
rigiéndome en todo lo demás según las opiniones más
moderadas y más alejadas del exceso, que fuesen
comúnmente admitidas en la práctica por los más
sensatos.»
Esta norma expresa una actitud ponderada mediante la que se
pretende vivir felizmente y en paz con los demás, siguiendo las
costumbres establecidas.
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Descartes. La moral
2 REGLA. «Ser lo más firme y resuelto que pudiera en mis
acciones y no seguir con menos constancia las opiniones
más dudosas cuando me hubiera determinado una vez a
ellas.»
Esta regla propone ser diligente a la hora de actuar, siguiendo
los conocimientos más probables.
70
Descartes. La moral
3 REGLA. «Tratar siempre de vencerme a mí mismo más
bien que a la fortuna, y de cambiar mis deseos antes que el
orden del mundo; y generalmente de acostumbrarme a
creer que no hay nada que esté enteramente en nuestro
poder más que nuestros pensamientos.»
De forma semejante al ideal estoico, considera que lo que
perfecciona a un ser humano no es lo que le sucede sino sus
acciones y el modo en que afronta lo que su voluntad no puede
cambiar.
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Descartes. La moral
4 REGLA. «Dedicar toda mi vida al cultivo de mi razón y
progresar todo cuanto pudiera en el conocimiento de la
verdad siguiendo el método que me había prescrito.»
Es decir, elegirla mejor de entre todas las ocupaciones posibles.
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Descartes. La moral
En sus últimos años, Descartes afirmó que hay tres verdades
que nos ayudan a dirigir bien nuestra conducta:
A. QUE DIOS EXISTE Y TODO DEPENDE DE ÉL.
B. QUE LA NATURALEZA DEL ALMA ES MÁS NOBLE QUE LA
DEL CUERPO.
C. QUE EL UNIVERSO REFLEJA LA GRANDEZA DE DIOS.
A esto añadió que, como los individuos solo pueden subsistir
formando parte de una sociedad, es preciso preferir los
intereses del conjunto antes que los particulares.
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Descartes. La moral
En su tratado sobre Las pasiones del alma, Descartes señaló
que la razón debe evitar el mal uso de las pasiones, pero no
eliminarlas o despreciarlas, pues en sí mismas son positivas.
Consideró, asimismo, que la virtud principal es la generosidad,
es decir, el hábito de usar bien la voluntad, que es lo único que
verdaderamente cae bajo nuestro dominio.
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A modo de síntesis
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