El Problema de La Autoridad

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El problema de la autoridad Por más que se intente justificar que la autoridad; políticos, y todo tipo de jefes son necesarios para la vida en sociedad, podemos darnos cuenta de que la existencia de estos es una de la principal causa de la desigualdad reinante. En la forma que sea, el poder intenta sostener su privilegio: democráticamente o por medio de feroces dictaduras, por acción u omisión de los medios de comunicación. El problema no radica en quien va a gobernar en los próximos años, sino en que vamos a ser gobernados por las mismas familias de siempre y con la opción democrática de poder votar entre tres o cuatro caras que las campañas electorales nos venderán. Es alevoso ver como los mismos funcionarios que participaron en la última dictadura militar hoy forman parte de los diferentes gobiernos. También da asco ver como se tapan con total impunidad los negocios turbios que el estado protege de alguna u otra forma, como el narcotráfico, la trata de personas, la destrucción de la naturaleza por mineras, el desalojo de campesinos de sus tierras y la desaparición forzada de personas, en su mayoría asesinados por la policía. Es por esto que no creemos ni participamos de la farsa electoral y seguimos reafirmando la opción de la autoorganizacion de lxs oprimidxs, sin jefes ni cabecillas. El cambio en las relaciones sociales esta frente a nosotrxs, solo hay que hacerlo. Ni democracia, ni dictadura Viva la anarquía

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El problema de la autoridad

Por más que se intente justificar que la autoridad; políticos, y todo tipo de jefes son necesarios para la vida en sociedad, podemos darnos cuenta de que la existencia de estos es una de la principal causa de la desigualdad reinante.

En la forma que sea, el poder intenta sostener su privilegio: democráticamente o por medio de feroces dictaduras, por acción u omisión de los medios de comunicación.

El problema no radica en quien va a gobernar en los próximos años, sino en que vamos a ser gobernados por las mismas familias de siempre y con la opción democrática de poder votar entre tres o cuatro caras que las campañas electorales nos venderán.

Es alevoso ver como los mismos funcionarios que participaron en la última dictadura militar hoy forman parte de los diferentes gobiernos. También da asco ver como se tapan con total impunidad los negocios turbios que el estado protege de alguna u otra forma, como el narcotráfico, la trata de personas, la destrucción de la naturaleza por mineras, el desalojo de campesinos de sus tierras y la desaparición forzada de personas, en su mayoría asesinados por la policía.

Es por esto que no creemos ni participamos de la farsa electoral y seguimos reafirmando la opción de la autoorganizacion de lxs oprimidxs, sin jefes ni cabecillas.

El cambio en las relaciones sociales esta frente a nosotrxs, solo hay que hacerlo.

Ni democracia, ni dictadura

Viva la anarquía