El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

22
NESTOR GARCIA CANCLINI CULTURAS HIRMDAS. ESTRATEGIAS PARA ENTRAR Y SALIR DE LA MODERh~IDAD. Editorial Grijalbo México D.F, 1990. Capítulo IV EL PORVENIR DEL PASADO ~UNUAYEN'TA~.IS~AS Y MOI)I3KNl%Al30KES ANTE EL I'ATKlhlONIO IIIS'T~KIC'C) El inundo modcrno no sc hacc sólo con quicncs ticncn proyec- tos niodcrniradorcs. Cualido les científicos, Ios tecnólogos y los rinpscsarias buscan ri sus clientes dcbcn ocuparsc también dc 10 que rcsisrc a la modcrnidiid. No sblo por el interis de cxpaiidir cl ~iicrcado,sino para legitimar su hegcinonia las modcrnizadercs ncccsitari persuadir a sus destinatarios que -al mismo iicmpo que rclluevan la sociedad- prolongan tríidicioncs conipartidas. Pucsto que pretenden abarcar a todas los ssciorcs, los proyectos modcrrios sc apropian de los bienes hisihricos y las tradicioncs populares. La ncicesidad que tienen tradicionalistas y renovadores dc apoyarsc unos cn otros lleva a alianzas frecuentes dc grupos culiuralcs y rcl igiosos fundamcn [alistas con grupos ccon6mi- cos y tccnocr6ticos modcrnizadores. En Ia medida en que sus posiciones son, cn cicrtos puiitos, objetivamente conrradicto- rias, esas aliaiizas a menudo sc quiebran o alojan tensiones explosivas. Para cntcndcr cl anibivalentc desarrollo de la rnodcrnidad, cs prcciso an:ili;?ar la cstruct ura sociocultural de

Transcript of El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

Page 1: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

NESTOR GARCIA CANCLINI CULTURAS HIRMDAS. ESTRATEGIAS PARA ENTRAR Y SALIR DE LA MODERh~IDAD. Editorial Grijalbo México D.F, 1990.

Capítulo IV

EL PORVENIR DEL PASADO

~UNUAYEN'TA~. IS~AS Y MOI)I3KNl%Al30KES ANTE EL I'ATKlhlONIO IIIS'T~KIC'C)

El inundo modcrno no sc hacc sólo con quicncs ticncn proyec- tos niodcrniradorcs. Cualido les científicos, Ios tecnólogos y los rinpscsarias buscan ri sus clientes dcbcn ocuparsc también dc 10 que rcsisrc a la modcrnidiid. No sblo por el interis de cxpaiidir cl ~iicrcado, sino para legitimar su hegcinonia las modcrnizadercs ncccsitari persuadir a sus destinatarios que -al mismo iicmpo que rclluevan la sociedad- prolongan tríidicioncs conipartidas. Pucsto que pretenden abarcar a todas los ssciorcs, los proyectos modcrrios sc apropian de los bienes hisihricos y las tradicioncs populares.

La ncicesidad que tienen tradicionalistas y renovadores dc apoyarsc unos cn otros lleva a alianzas frecuentes dc grupos culiuralcs y rcl igiosos fundamcn [alistas con grupos ccon6mi- cos y tccnocr6ticos modcrnizadores. En Ia medida en que sus posiciones son, cn cicrtos puiitos, objetivamente conrradicto- rias, esas aliaiizas a menudo sc quiebran o alojan tensiones explosivas. Para cntcndcr cl anibivalentc desarrollo de la rnodcrnidad, cs prcciso an:ili;?ar la cstruct ura sociocultural de

Page 2: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini
Page 3: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

152 CULTURAS %(BRIDAS

pred'ominantemente visual. Ser culto, cntonccs, es aprehcndcr un conjunto de conocimientos, en gran medida icbnicos, sobrc la propia historia, y también participar cn los escenarios donde los grupos hegenibriicos hacen qtie la sociedad se dk a si niisrna e1 espectáculo iic su origen. A difcrcncia de los análisis habituales sobre idcologia, que cxplican la organización dcl sentido social a traves de la produccidii y cisculaci0n de ideas, me detendré principalinente en la canstrucci6n visual y csc& nica de la significación.

La teatralización de la vida cotidiana y del poder comenzó a ser estudiada hacc pocos afios por interaccionjstas simbolicos y estructuralistas, pero antes había sido reconocida por escri- tores y fildsofos que vieron en ella u n ingredicntc clave en la constitucicin de la burguesía, de l a rultiira rlcl burgo, dc la ciudad. Hay antecedentes dc la concepción dc la vida como teatro en las Leyes de Plat6n o en el Saririctin dc Pctronio, Iicro aqui lo que interesa es el sentido modcriio dc la escenificación quc unos hombres hacemos no ante la divi~i idad sino ante otros hombres, al modo en que empezaron a observarlo Didcrol, Rousseau y Balzac: la actuación social come puesta en esccna, simulacro, espeja de espejos, sin modelo original. En medio de l a secularizacibn, que hizo desccndes las normas soclalcs del cielo a la tierra, de los ritos sagrados al debate cotidiano, pareciera que e¡ patrimonio culiural cc CI lugar m i s rcsistcntc a este proceso.

La teatralización dcI patrimonio cs cl esfuerzo por simular que hay u n origeii, uiia sustancia fundarite, cn sclaciiin con la cual deberíamos actuar hoy. Ésta cs la base dc las poliiicas culturales; autoritarias. El mundo es un escenario, pcro lo quc Iiay que actuar ya esiñ prescrito. Las priícticas y los objetos valiosos se hallan catalogados en un repertorio fijo. Scr ctilto implica conocer ese repertosjo de biencs simbólicos c intcrvcnir correctamentc en los rituales que lo rcproduccn. Por rso las nociones de coIecciÓn y ritual son cIaves para desconstruir los vínculos entre cuItura y poder.

El fundamento " filosófico" del tradicionalismo se resume en la certidumbre de que hay una coincidencia ontol6gica cnt re realidad y representación, entre la socicdad y las. colecciancs de símbolos que la representan. Lo que sc define como patrimonio e identidad prctendc scr el refIcjo ficl dc la cscncia nacional. De ahí quc si l principal actuacion dramitica sca la conmemoración masiva: fiestas chicas y religiosas, anivcssa- rios patrióticos, y, en Ias sociedades dictatoriales, sobrc todo

resiauriirioncs. Sc cclcbra cl patrimonio Iiist6rico constituido por los acontccitnieiitaa fundadores, los hesoes que los prota- gonizaron y los ohjctos fctichizndos quc los evocan. Los ritos lcgitiiiiris son Itis cluc cscctiirican el dcseo dc repetición y pcrpcturici0ii del ordcn.

La poJitica nuloritaria cs u n tcalro monótono. Las rclacio- rics ciitrc gobicriio y piicblo coiisisicn cn la puesta en escena dc lo rluc sc supoiir ca cl pntriiiionio dcfinitivo dc la riación. Sitios liist6rico.u y plazas, palacios c iglesias, sirven dc escena- rio para rcprcsentar cl destino nacional, trazado desde el urigcn dc los iicmpos. Los políticos y sacerdortcs son los actorcs vicarios dc cste drania.

Ilcrtoli Urlicht, qiic aplirb su sabcr profesional a develar la manera CII qiic actorcs no profesionales utilizan las tecnicas icatrnlcs, obscrvci c6mo construia Hitler sus papclcs cn situa- ciones divcrsas: el amante de la rnusica, el soldado dcsconocido cn la scgunda giicrra mundial, cl alegre y dadivoso camarada del piicblo, el afligido amigo dc la familia. Hiiler hacia toda cori gran énfasis, cspccialmcnte cuando representaba persona- jcs heroicos, cxtcndiri la pierna y apoyaba íntegramente la planta del pic p:irn volver su paso majestuoso. Pcro no basta can quc c l protagoriista aprcnda diccion y movimientos espec- tacularcs. como Witlcr los adquirib tomando clases con cl actor Unsil en Municli y politicos m i s rccieiites en Hollywood. Hoy sclbcitiris quc loda politicn cstá hcclia, en partc, coti recursos icntralcs: I r i s inniigtir;icioiics dc lo quc no se sabc s i va a tener prcsiipiicsto para runsionnr, las promcsas de lo que no puede c~inil i l irsc, cl rcroiiocimicnto piiblico de los dcrcchos que se ncgiirán cn privado.

Na logro dccirlo con la clocricncia de Brecht.

Lris iiicnsajcs dc tris Iionibrc~ dc Estado, cscribia hacc mcdio siglo, no son rirranqiia impulriivris y espontáricoq. Son elaborados y relaborados desde muchos plintos dc vista y .se rija una fecha para su lectura.

Auti nsi, sc corrc la voz cntrc cl público -"porque el pueblo se transforma cn piiblico"- de que nadie sospecha lo que el estadista va a dccir. Llegado el rtiomento, sin cmbargo, no habla como algiiicn extraordinario sino como un hombre de 13 calle. Busca que quicncs lo escuchan se identifiquen con él. Entonrcs

. ..tritablü u11 tluclo pcrsaiwl coti oirni iritlividuos, con niinistros extranjeros

Page 4: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

EL I~OWVENIR DEL PASAI)O 155

o Mn politicos. Lan/,? furibundas irnprecacioncs al estilo dc los I i é r m homéricos, prcgona su jndignadbn, da a entender que estl haciciido un gran esfuerza para no saltark al cuello al adversario: lo dcsafia Ilaminclolo por su nombrc, se burla de tL2

La contenci6n y el suspenso, lo que no se nombra, son ian importantes como lo que se dice. El sentido dramático dc la conmemoración se acentua con los silencios, rniciiiras sc ofrccc el escenario ritual para que todos contpariari rrn s ~ b c r quc cs un conjunto de sobrceniendidos. Es cicrto, no obstanic, qiic una situación así puede tener un valor positivo. Todo grupo que quiere difcrcnciarse y afirmar su identidad hacc uso ticiio o hermktico de chdigos de idenrificacibn iuiidamentalcs pnrn la cohesión interna y para protegersc Frcntc a cxtraiios. €11 los regirnenes conservad~rcs, cuya politica cultural suclc rcducirst: a la administracidn del patrimonio preexistetitc y a la reitera- ci6n de interpretaciones establecidas, las ccrernonias son acoii- tecimientos que, a fin de cuentas, sólo celebran la redundanciri. Buscan la mayor identificación del publico-pucblo coii cl capital cultural acumulado, con su distribución y usos vigcn- tes. Nada mejor que las antiguos cdiíicios y su estilo, Iii

historia de usa escolar y las.im;igrnes ccnvcncionalcs para represcntarlri. Para el conscrvadurisnio pat rirnonialista, cl y i i ~

ÚItimo de la cultura es convcrtirsc cii naturrrlcz~. Scr nüzliral como u n don.

La escuela es un csccnario clave para la ~catralizacibil rlcl patrimonio. Transmite en cursos sistcrnaticos el saber stibrc 10s bienes que constituyen el accrvo natural c histórico. Al ensefiar geografía sc dicc quC es y dónde icrmina cl tcrrizorio de la naci6n; en el estudio dc la historia se relatan los acontecimientos en que se [ogro fijar esos tirnitcs cn Iuclia contra adversarios exlernos e internos, Pocus lo Iian foriiiiil;i- do con la claridad dc Domingo F. Srirmicnio, rundador dcl sistema escolar laico cn la Argentina ("pndrc dd a~ i la" dice cl hinino quc c:iiitaii los aluninor) y uiio dc los organizadorci dc la sociedad modcrna cn ese p i s . Su lcma "civilizacib~i o barbarie" diferencia e1 polo indigcnü-mcsiizti, iiic~ilto, rlcl desarrolIo progresista y ediicada, definido por los gri1po.c criollos, que Iiizo posiblc la cxistcncia dc la naci61i. 1 . i ~ educacibn Iibcral que fl [undo, con c1 merito dc l ibcrürl;~ rlc

la tutcla rcligiosa, scpara sin embargo u n patrimonio legitimo -sagrado desdc cicrto punto de vista-, en el que podrían reconocerse los "mcjorcs" habitantes dcl país, y excluye a los pobladoscs originarios del territorio. El programa escotar scpara coii csc corte fundador los hechos históricos q u e fueron cstablccicndo las mancras correctas dc ocupar el espacio naciorial: "El pasnjc rlcl inculto y rudo nomada al colono trabajador, dcl vago al carnpc~ino."~

Estos signil'icacios tio sc "incutcan" sólo a través de los contenidos conccptunlcs de la cnsefianza. Son motivo de celcbracioncs, festejos, cxposicioncs y visitas a los lugares ~niiicos, iodo uti sistctna dc ritualcs en e1 que se ordena, rcmemora y afianza pcribdicamcnte la '"naturaIidad" de la demarcación quc rija cl patrimonio orignario y "legitimo". EEatall6n y Diaz dcniiicstran que la ritualidad cotidiana, la disciplina cscalar y su peculiar lenguaje colaboran en esta tarea: ciiriiido se transgredc el orden, los maestros acostum- bran dccir quc cn la cscucla "no hay que comportarse como salvajes"; para pasar dcl patio dcl recrco al aula se aduce q.ue "sc acaba la hora dc los indios".

A csi;~ altura cabe aclarar que no se nicga aqui la necesidad dc las ccrcmonias conmeniorativas de acontecimientos funda- dores, indispcnsablc cn iodo grupo para dar densidad y arraigo Iiist0rico a su cxpcriciicia contcrnpor8nca. Tampoco pretende igiiornrsc cl valor de los ritualcs cscolarcs. reconocido por esiudiris ctnogrf ticos, ptira organizar los vinculas entre maes- tros y iiliirntros, farriiar coiiscnso sobre las actividades a dcsatrt>ll:ir y rcaliz;lr I i~s aprciidizajcs qlic requieren de "me- canizaciciiics". Pcro. coino sefialan tales estudios, la excesiva ritualizricibii -con Lin solo paradigma, usado dogm5ticamen- tc- coiidicioria a sus practicantes pata que se comporten de iiiaiicra iitiiforme cii contextos idtnricos, e incapacita para actuar cuniido las prcgiiiitas son diferentes y los elementos de la accibii cstrin ariiculüdos dc otra n i a n ~ r a . ~

En liis proccsos ioci;ilcs, Ias rclacioncs aliamcnte ritualiza- das con u n único y cxc.luycnte patrimonio histórico -nacional

.' Ciracicla I1ai:ill:iii y kiOI I)ias, Srihlujm., Liurh~ro.~ .v niflm. La dflaiclon del ]r<~tritriiiiiiri cFtr 61 r.*c'trt*lt; ~ifit)~i:ri it , t i~ i~~ic i ) .

4 Iil\ic Krwhivcfl, " I l c Iiiicll;ir, h:iiid;ts y vcrcdns: iiiiii Iriaiiiria cotidiana m la cxcicln", t r i 1 : . Kockwcll 5' Riii Ii hlcrcado. La LWI~PIII. Iirgur rlrl tmLwjo docente. Ikp;irianiciitii Jc liivcsiigndoiim Educativas, itw, MEako, IYRTi. pp. 21-22, Cf. tambih rlc I'airicia li:iT:i, Srx.ittli:cit.iúii irflutitit e i t I ~ t i ~ i O d ~ ~ l i i i l u r , t csis dc Maest ria en hiitrii~ioltigi;i Nix-id. t\ciirl:i Nariiin;il dc Ariiropaio#i:e c 1 I i~iririe. MCxico. 1986.

Page 5: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

EL PORYIfNZR l l E L PASADO 157 156 CULTURAS H~BRIDAS

o regional-, dificultan el desempeho en situaciones cambian- tes, los aprcndiz;ijcs ñiitónamas y la produccidn dc innovacia- nes. En otras ptilabrns, cl tradicibnalismo sustaiicialista inhabilita para vivir en el mundo contemporánco, quc se caracteriza, como luego tendremos ocasidn de analizar, por su hcterogcneidad, movilidad y desterrjtoriaIizaciOn.

No obstante, el tradicionalismo aparccc muchas vcces como recurso para sobrellevar las contradicciones conicm porineas. En esta época en que dudamos de los beneficios de la moder- nidad, se multiplican las tentacioncs de retornar a algun pasado que imaginamos mas tolerable. Ante la impotencia para enfrentar 10s desórdenes sociales, cl cmpobrecintiento económico y los desafíos tecnológicos, a n t e la dificil1 tad para entenderIoc, la evacaci6n de ticmpos rcrnotos reiiistala en la vida contemporAnea arcaismciq qiic la modernidad habia des- plazado. La conmemoracibn sc vuelve una prdctica compen- satoria: si na podernos competir con las tccnalogias avanzadas, celebremos nuestras artesanias y técnicas ant iguczs; si los paradigmas ideológicos modernos parecen inútilcs para dar cuenta del presente y no surgen nlicvos. re-consagremos les dogmas religiosos o los culioc esotéricos que tundamcntaron la vida antes dc la modernidad.

La exhurnacicfn de lo premoderno no se qucda cn fugas individuales. Las Últimas dictaduras Iat inonmericnnas acom- pafiaron la rcs~auración del ordcn social iiitcnstl'icrinda la celebración de los acontecirnicntos y símbolos qtic los repre- sentan: la conmemoracion del pasado "Icgitirno'", el que cosrcs- ponde a la "'esencia nacional", a la moral. la religión y 1.1

familia, pasa a ser la actividad cultural prepondcrentc. Parti- cipar en la vida socia1 es cumplir con u n sistema d c pr8cticali ritualizadas que dejan fuera "lo extranjero", lo qiie desafía cl orden consagrado o promueve el esccpticisrno. Para quc los golpes de Estado fuesen innecesarios cn el futuro, los militares argentinos rccornendaban volver a la época dc grandeza origi- nal de la Nacibn, interrumpida a fincs del siglo six por la "conjunci6n dcF racionalismo científico, el mqquinismo, cl romanticismo y la de rno~rac ia" .~ Es obvio que para rcgrcsar tan atras hay que vaciar e1 presente d e muchos productos

5 La 16rmula aparm en un discurro dcl sccrciarin dc I'iiliura. Kaiil C'3~3. pro r t~c constante en el discurso oficial de csa C w a . V h r c1 c\iiidiri y la rccopilnción documcnlal de Aridrts Avcllanda, Cett riiru. at~tori/urisiiio . y cullirm. Ar~rnritiu 1960.1983, lomos 1 y 2, Centro Wiior de hm6tica Larinn. Uucnoi Airc5, 1986.

cultiirates. corno sc vio cn la Argentina de la Última dictadura, ciiando rucroii prohibidos libros y cxposiciones de pintura, pcliculris y progranlas de tclcvisi611, rnlisica forinea y hasta cn~icioncs folclirricas y tangos irrevcrcntcs.

hui1 dcspiifs dc qiic la Argcnlina recuperb la democracia, movimientos fundamenialistas siguen agrediendo a la moder- tiidad, cl libcrnlismo político y scxual, la cxperimentación ;ir[ istica y cicntifícn. Alacan la pucsta en esccna dc Galileo Gulilei y otras obras dc Brc rh t , las de Dario Fo quc ironizan cl fanatismo religioso. La igfcsia amena26 con la cxcomunibn a los dipiiiados que discutían -jcn 1986!- la legalización del divarciri, cl pluralismo cn la educación publica y la creación cultural.

En México, grupos de fanáticos católicos irrumpieron en niuseos dc arrc en cnero de 1988, para impcdir la exhibici6n dc pinturas con el motivo de la Virgen de Giradalupe, que alicraban la iniagcn ortodoxa. Pidieron Ia expulsidn del país del director dcl Musca dc Arte Moderno y la reclusiiin psiquiitrica de los ariistas que rcprcsentaron a la virgen con el rostro de Mnryliri Monroc, a Cristo con cl de Pedro Infante y guantes de boxeador. Los cspacios publicos cn 10s que desde el siglo pasado fue prohibida por Icy toda ceremonia religiasa, eran crnblcniiiicaiiicnic rcconqiiistados por quicncs, con celebra- ciones d c la Yirgeii cn el rnusco, y con la scstauraci6n de la iroriografin t riidicional, ininginaii conjuras las contradicciones dcl prcrcnt c. Parcccn dc~cc~tioccr quc las imagcnes canónicas soti producto tlc cotrvcncioiics tigurativas relativamente arbi- trarias: los rosiros dc muchas virgenes admitidas por la iglesia Iian sido modelados a partir dc amantes de reyes, papas y de los propios artistas; cn ciiaiito a la Virgen de Guadalupe, la niorfología rcnaccntista dc su rostro, el color morcno de fa piel qric I'avorccih ski idrniificacibn con los indígenas y los rnúlti- plcs cambios a los quc fue somctida a lo largo de su historia, dcsdc las rcpr cscntacioiies cincmatograficas hasta las pop Y kitsch dcl nrtc c l i icano,~vclvcn extravagante la pretensibn de adjudicar sil rriring a un rncidclo puro. MAS bien sugieren que 13 extensi6n dcl fcrvos sc basa en !a fusión de lo hispdnico Y lo indio, cn la diversidad de contextos interculturales poste- riores CII que TUC insertada y cn la versatilidad siemprc hibrida dc siis rcintcrprctacioncs.

Tcrcsn dcl Cnnrlc. "Ctiisura" y " Iñ Virgcn, una niadona dcl Apocatipsii", Jorttarlo. 211 y 29 dc rncro dc I?i8X, p. 18.

Page 6: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

158 CULTURAS IIIUWII)AC EL. PORVENIR DEL PACAISO 159

La conmemoracidn tradicionalista sc nhiciit;~ ii riiciiudo sirlirc el desconocimiento dcl pasado. Dado rluc csiri vcrsidn de lo cuIto es sostenida por grupos ciligarquicos, ~ i u c d c suponcrsc que su "ignorancia" se 'dcbc al intcris pcir picscrvar Pos privilegios que conquistaron eii cl periodo idcalizada. Pcro jc6mo explicar que csta necesidad de ncgar la coinplejidad dcl pasado, las impurezas del mestizaje y las innoracioncs con quc la cultura acompaiia los cambios sociales reciba adhesioiics fogosas de sectores populares? Volvercmos sobrc csta prcgurit:i en el capitulo dedicado a lo popuIar. Adelantamos por allora que el fin Ultimo de la celcbracibn autoritaria parcce i r iiiis allá de los intereses de la clase hegembnica quc la auspicia. 1.0 que pretenden grupos tan divcrsos a[ cspiriiualizar la produc- ción y el consumo de cultura, al desligarla dc lo social y lo econbmico, al eliminar toda expcrimentaci6n y rcducir Iri virl;; simbblica de la sociedad a la ritualizaci6n de un ardcn naciotial o c6srnico afirmado dogmáticamente, cs, cn cl íondo, ncuira- lizar la inestabilidad de lo social.

Si el patrimonio es interpretado como repcriorio fijo Jc tradiciones, condensadas en objctos, prccisa dde un csccnario- depósito que 10 contenga y protcja, u n csccnario-vitrina para exhibirIo. E1 museo es la scdc ceremonial dcl patrimonio, cl lugar en que se le guarda y celebra, dondc sc rcproriucc el regiriicri semidtico con que 10s grupos hcgcmónicos lo organizaroii. Entrar a un museo no es simplementc ingresar a un cdiricio y mirar obras, sino a u n sistema ritualizado de acción social.

Durante mucho tiempo, los museos fueron vistos como espa- cios Fúnebres donde la cultura tradicional se ronservaria so- lemne y aburrida, replegada sobre si misma. "Los muscos son el iiltirno recurso de u n domingo de lluvia", dijo Hcinrirli BoII. Desde los afios sesenta un intenso dcbate sobrc su csiriic- tura y funcidn, con renovaciones audaces, ha cambiado su .sentido. Ya no son sblo instituciones para Ia conservación y exhibicidn de objetos, ni tampoco fatales refugios de minorias. Los visiiaiites ri [as museos nortcanicricarrris, qiic cii l1ETi2

alcanzaban los 511 rnilloncs, superaron cn 1980 la poblacihri total de esc país. En Francia, los niuscos rccibcn rnds dc 20 millones dc personas por año, y sólo el Centro PornpiJnu

stipcra Iria X rnilloncs, coii~o evidcncin dc1 atractiva que puede suscitar E ~ J I ~ I U C V O tipo de inslitucihn: aderiiíis del Museo dc Ar[c hlodcriio, ofrccc exposiciones tcniporalcs de ciencia y rccnologi:i, libros, revistas y discos para usar cn autoservicio, en Fin, I;i atinbsfcra cstiniulantc dc u n ccntro cultural poliva- Icnlc. E.as csi.~disticas curopcas indican que la asistencia a nluscos aunienta, micntras decrece en los Últimos ailas el tiiiriicro dc cspcctadorcs dc teatro y cine.' Los muscos, como rirctlios riiasivos d c rotnunicacibn, puedcn dcsempefiar un pripcl sigiiificativo cri la dcrnocratizacio~i dc la cultura y en el cniiibio dcl conccpto de culiura.

Otros sigiios dc vitalidad sc hallan ctt Iri renovación arqul- rcctOtiica y miiscogr,il'ic:i quc ha serrescado a museos tradicio- rialcs (cl Louvrc, cl Whitiiey dc Nucva York, la National Gallcry dc Washington) y convcriido a algunos en testimonios sobresnliciiics dc la itinovacidn estitica (cl Guggenheirn, el Ponipidni~, la Neuc Si:i:iisgalcric de Siuttgart). "Se acabaron las percgririaciancs clc rodillas" a "muscos sin luz, con bailos iricrrcoitt rablcs y crifcicrias incxistciitcs", donde el arte era objcto dc lrabajo y rio de placer, exclamaba Marta Traba al dcsciibrir Iris nuevos tnuscos nortearncricanos. Reemplazan a vcccs a 1;i plaza ptiblica, dcria. porque son lugares de encuen- tro dondc podcrnos pasar cl dia, comer y d i ~ f r u t a r . ~ Los canibios en 13 conccpci6n del museo -inserción en

centros culturales, creación dc ccomuseos, museos comunita- rios, cssolarcs, dc si1 io- y varias innovaciones escénicas y ~oiiruiiic~icionalcs (n~tIiicntiicioncs, servicios cducarivos, intro- ducii6ii dc video) impiden seguir hablando de estas institucio- nes conio siriiplcs alliiaccnes dcl pasado. Muchos museos rctoniaii c l papcl que sc Ics dio dcsdc el siglo xix, cuando iucrori abicrlos al publico, complcmcntando a la escuela, para dcíinir, clnsi ricar y cotiscrvar cl patrimonio histórico, vincular Ins cxprcsicltics sinili0tic:is capaccs dc unificar las regiones y las clascs dc iiiia n;icion, oi,dcriar la continuidad cntrc el pasado y cl prcsciitc, cntrc lo propio y 10 cxtranjero. Hoy debemos recono- cer ( 1 1 1 ~ l a s aliaiizrir, inv~lu~itarias O dclibrradas, dc 10s museos ron 105 incdios masivos y cl turismo, han sido m5s eficaces para la difiisiói~ cultural que los intentos de los artistas por sacar el nric a la callc.

' Ililiritus r.rrlriirtilei. rii I:'itro/w, hfiiii<~triri dc Cultura dc Espana, p. 43, "!aria Traha. "Prcferinlor lo~'muscos", Sáhodo. suplemcnro de Unonrússiino.

247, hlkuici~, 31 dc julio rlc IYSC. p. 15.

Page 7: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini
Page 8: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

EL WYVLNIR DEL PASADO 163

lo moderno, lo c u l ~ o dc Io popular. A Tin dc creas csp;icios propios de exhibición y consagracidn para cada scctor s i i r g i ~ uira camplcja red de muscos, quc sc multiplican cada sexcriio y constituyen, junto con.la cscucla y los ntcdios niasivos, los escenarios para la clasificaci6n y raloracidn de los biciies cuIturaIes. Aunque México ticne una potente literatura, su perfil cuItural no fuc erigido priiicipl~rncntc por cscritorcs: desde los códiccs al mitraIisnio, dcsdc las cnlaveras dc .los6 Gitadalupe Posada a Ias piiituras c historietas, dcsdc [os mcrcadus ;irteslisialcs al público rnasivo dc [os niuscos. la conscrraci6n y cclc bración dcl patrimonio, sii conocirnieiiici y uso, es bdsicamente una operaclbn visual. Los grandes inuscos mcxicnnos invalidan varios cstcrcor iliiis

con que suele dcscaliíicassc a esias insiiiucioncs. Miiest ran rliic el problema principal dc los museos no cs hoy su decadeiicia. Existen muchos ensimismados, que simplcrncntc aglomeran objetos, pero tarnbikn hay notablcs expericncias de senovaciciei arquitectbnica, museográfica y educativa. Otro lugar coiiiíiii, c l que atribuye fa expansión dcl público ii1 iricrcmcntn rld turismo, es dcsmcntido par las cirras. Sólo los muscos mcxi- canos dc Antropologia c Historia (sin coiiiiir las dc iiric) recibieron en 1988 a 6 91 6 339 pcrsorias, dc las ciialcs los cxi riiri-

jeros no superan ef 20 por cicnio." l . A fin dc cniender las cstratcgias con que los particulnrcs

y el Estado ponen en escena el patrimonio cultural, analirarc- mos das casos representatjvos de las poIiticas muscograficas desplegadas cn México. Las elegirnos también porque coinci- den con las ensayadas en otros países larinoamcricanos para insertar lo culta iradiciona1 cn la modernidad. La pririicra estrategia es la ~spiriliializacidri esielicislo dcl patrimonio. La scgunda es la rililalizacio'n his~ririca y anlropalógica. Ana I iza- remos arnlias poliiicas con la intericiiin dc iivcriguar si si is modos de consagrar la cultura naciotial pucdcn sostcncrsc cri esia epoca dc crisis radical de los nacionalismos

La estetizaci0n del patrimonio se aprecia cjcniplarmcnic cri el Museo de Arte Prehispánico Rufino Tnniayo, dc 0ax:ica. creado por el pintor para exhibir su culccciOii, con la ayuda de Fernando Gamboa. Sigue, en parte, las paulas de cxhibicióii de 10s museos clasicos europeos, por ejemplo cl Britinico y cl Louvre, que aijn pcrsisten en instituciones prctendidamrnic dc avanzada. como ocurre en la colcccibn dc arte indigcria dcl

11 Informacidn proporcionada p r et Insfiiuio Nacional dc hiitrupolrigia c Hisiciria.

Musco Mciiil tic H o i i ~ t oii. 1.0s objctos n titiguos son separados dr. [as rcliicioncs sticir i lci 1i;irn las quc fiicron producidos; se irilponc a c~tlt~tras L ~ I ~ C i~itcgraban e1 artc con la religión, la política y la ccononii;~, los criterios dc auiononiizacion dc las esculturas y Iris cuadras iiiaugiirados por la cstttica moderna; los objciris ~c convicrtcn cri obras, y su valor se reduce al juego fornial qiic csrablcccn por la vccindad con otros cn ese espacio neutro, riparcntctiiciitc rucra, dc la historia, quc es el museo. Dcsprcndidas dc Ins rcfcrciicins scmánticas y pragmáticas, csas piczns soii vistas scgiiii cl scntido quc lcs fijan las relaciones csttt icas yuc cstabtccc criirc cllas la sintaxis arbitraria dcl prograiiin dc cxhibiri611.

Quicrics organizaron cl Musco Tarnayo piensan que el valor arlistico dc las objcras cs la inayor justificación para que sean cxpucslos. Escribieron a la cnirada quc

... si los niitorcs aadniinos dc las obras aqiti cxhihidas no hubieran sido artistas, a i siis manos no Iiiibicran sido guiadas por un cspititu creador, a tas obras cstarian lioy olvidadas; habrian desapnrccido en el momento en qiic dcs3p~rccio cl fin at que scwian

No nicpari qt ic c1 matcrial presentado poscn "una inmensa iniportancia como documento arqueolhgico, hist6rico y cultu- ral, pero, anrc todo y sobre todo, Iioy existe como valor artístico independiente, accesible a cualquier sensibilidad des- picrta". El Musco se enorgullece de ser el primero del pais

...q uc cxliibc obras dct pasado indigcna mexicana coma arte sin m&, como fcnbmciio artibt ice. IJor csia razón sc ha renunciado en a t e Museo a ordcnar Ins crilcccirincs atendiciido a las difcrcntes cult tiras. Para pmentarlas se ha adopinda ct criicrio dc su swiicncia cronoldgira, pcro sin rigidez.

Par eso ralla 1nmbii.n inrormaci0n coritcxt ual. Con el psctexto dc cxaltür cl nric aniigiio dc M~xico , sc Ir: despoja de una de Iíis clavcs dc su valor: la Cuoci6!i cotidiana o ceremonial por la cual los usuarios origitialcs lo hicicron.

La muscogrnriri cstclicista no expulsa Ia cercmonia!idad del musco. Crca otro tipo dc ritual, no el quc Jaba sentido social a csns piczas, sino cl dc cstas tcmplos laicos fundados para cclcbrar la suprcmacia dc Ia mirada culta. La solemnidad de los cdiíicios, la complejidad de los mensajes que transmitcl, las diriculladcs para cntcnderlos, obligan a actuar cn ellos como quicii rcprcscnta dócilmcnte u n texto dramático que prcscribc la inanera cii que el visitante debe desplazarse,

Page 9: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

164 CU~.TIIRAS I I IRRIRAS

hablar;' y sblirc iritlo cnilnr, s i quicrc qiic sir accir5ii tciig;i sentido.

Es innegable qiic csta clrzsc dc museos Iia coiiirihiiiclo a acercar a Ias cirltiiras. liaccrlaq .coiroccrsc ctitrc s i y dnriias pruebas visiialcs de una hislori3. u~iivcrsal coiniiri. A1 hnccr patente qiie nuestro pircblo y nucstros anligues arlisttis ticricri tina historia creativa, pcro a Iri vcz no soti los riiiicrss qiic crcrin, Ics dcbemos el habcr hcrlio tambalear las ri~czquitias ccrtcznr del etnoccntrisms miiclio aritcs que los medios de coniiiiiicn- rión masiva. Pera su uso dc la cst i t ica dc las bcllns arics para

. jiintar en cl Loiivre, el British Muscurn y c l Mciropoliran dc Nucva York esiaiiias egipcias, tctnplos pcrsas y miscaras africanas, o unificar en cl Musco Taninyo de Onsaca los productos de divcrsns ct nias anicriores a la intcgracibn nacio- nal mexicana, rcíucrza Ins niala9 costiiiiibrcs dcl cspatisionis- mcl politico c intclcclual. Si bicn contribiiycri n ~oiiccbir linn belleza solidaria por cncima dc las difcrcncias gcogr a ' f ' icns y dc cultura, tainbiCn eiigcndran una unirormidad quc cscondc las contradicciorics s~ci i i lcs prcscriics cn cl naciitiic~itri dc csns obras. Las cstatttns yn n n sc jiivocan, y cn csos inuscos cr iitlposibfc sabcr cdmo y para qiie 12s inv0caba11. P;I~CCC ~ U C

las ollas iiunca liubicran scrvido para cocinar ni Iris ni nsc:iras '

para la danza. Toda esti alli para scr ~nirado. La fascinación atitc la bcltcza anuln cl asunibro antc lu

distinto. Sc pide la contcniplacihn, iio cl csfucrzo qiic dcbc hacer qriicii llcga n otra ~ n c i c d s d y ncccsiza aprcridcr iii lcngua, sus mancrns dc ctrciriíii y tlc coriicr, dc irab:ijar y alcgrzirsc. Eslos museos sirvcn poco para rclativixar los propios I~ibjros porque no se parcccn al antrop0logo qiac al ir a otro grupo sc dcsccntrn dc ski universo, sir10 ni is bieii n Ia coiiipirraclora o al vidco qiic tracn In iiiforcnaciciii n iiticstra casa y la nilriprrin a !os esquemas conocidos. Erttrcgnn a los familiarizados con la cstéiica culta una visión doriic'stica de la culiiira uiiivcrsa!.

2. € 1 hlusco Nacional dc Aiitrepologis cscciiifica dc otro inodo CI patrimonio mexicano. Siii dcsctiidnr la vcticr:iciriii cstEtica, rccurre a la iñrlrtirr~icn~ctli~aí~i~jtr y Ia riticctli:ccricitz i ioci~nal istn dc la cultura. Sil oriscti sc fiall:i crt cl klrisco Nacional, frindrido cm 1825, pcro c:irnbiY varias vcccs dc nombre, sede y Funciones. La Yltirnn ctiipa. qiic gcncrii su írziria inicrnacional, cornicnzn cl 17 dc scpticnibrc dc i96.1, al itiau- gurarsc cn cl Bosquc dc Cliíip~ilicpcc uii rnodcrno cdificio dc 45 000 inctros cuadrados, cott veinticinco salas dc cxliibicirjit, amplios tallcrcs, lnborat orios, almaccncr, cubicuIos pasa in-

vchr ig;idoscs, ~iiiii t i ¡ bliotcc:i clc 250 000 voliititcitcs, tcalto, niidilcirio. rcctiiiir;itiis y 1itircri:i.

Eii hli..uico cxistcii varios iiiiiscris iincioiialrs, prro ningún u1ro 125 ~ ~ ~ r i s i i l c r i ~ d ~ ) , LEeilt ru y l'iicrii clcl pais, t ati reprcscntativo dc 1:i i i i ~ s i ~ i i i i i t l : i c i . Siiclc nlriliiiirsc cstc privitcgio U ! esplendor dcl cdiririo. cl iritiiiii'io y la rlivcrsirlad tic su colcccirin, y a quc cs el n i j r vjsit;irlri: cn 1988, rccilii6 1 379 910 pcrsoitas. Todo cso iiifliiyc, pcio piciiso quc cl Cxito rcsidc sobrc todo en la hfbil utiliznció~r dc rcciirsos nrcluitcci0iiicos y inuscográficos par:i fusiatiar rli~s Icciurns dcl pais: la dc la ciciicia y la del nacionalismo polii icu.12

L.a convcrgcncia dc estas dos pcrspcctivas cstd rcprcscniada cn la cstructiirü dcl musro y cn los recorridos quc propone. El cdificio forma un gigíintcsco rcct:ingulo con dos alas laterales qiic sc cierran :i1 fondo, dcjaiido un patio scnriabicrto en e! ccritro. Si cntrariios por la dcrscli;i, crnpczarnos por la intro- diicciUii cicntiPica: la prii~icra sala csta dcdicada a cxplicar la cvolucidn dcl Iioiiibrc. dcsdc las preguntas dcl cspcctador coinún. "QliC 110s diccn las liucsas" sc titula una de las secciones. L a i piezas cstiiii escogidas por sil valor cientliico, rniichas por 1 qu bcllcxa y taiiibie~i ciiidnndo cliic iodos los coiitincntcs icngan

' 2 l.:&\ tititi . , dcl klii\c<i N:iciriii;il di: ,\iriropolrrgin dc hltsicti rucron fom=dar l i i ~ r L O I I ~ J C ~ i ; r i ~ I i ~ ~ .

Page 10: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

166 CI!1 'TURAS !llll~ll>~(i

una represcntacitii~ cqi i i l ihradt i . Ln snla ticiic iitia sinicsis fiii:il donde sc afirma qric "todos los honibrcs rcsiiclvcn las riiisni:is necesidades con c l i rercnccs 'rccnrsos, y ilc rlisiinicis modos t o ~ l : ~ \ Ias culttiras son igiialmcntc valiosos".

Las scccioncs sigiiicntcs dcscribcn dcsdc los origcrics In historia dc Mcsoaméricn, lucgo cada rcgihn y cada tino de lrrs principales grupos 6111 icos quc h o y coristitt~ycn a klC'ticu. 1 .:i legitimacidn inicial dc todas Ins ciillurns riiildamcnta cicnt il'i- carnente el elogio de 10s indigcnas que cl Miisco csccnifica

iiiristi,rridii los p i - a d i i c ~ o i dc s i l crclit ividad y c1 alto conoci- i i i ic i i r i i ;ilc;iii,atlo por al~1,iinas clriins.

Si i r ig ic~: i i i ios por Ia isquicrda. las primcrns salas nos prcsci i i ; i i i I:is Lona.; cst rrlrtins dcl vais, las culiuras del norte y la dc los rriayns. En csic criso, e1 recorr ido icrrnina con c l iIisciirsii c ic i i t i f ico, qrrc r i tvc cciinnccs para lotalizar y justifi- c;ir CI ortlci i dc l es objcios y las rsplicacioncs riicibidas. El i lc i l i i i i ihr ; i i i i icnto susciinilo por las piczns intlígciias culmiiia cii la rorrii:i dc Icgi i i t r inci i in miis consiatcritc quc. ofrccc la ci i l t i i r r i r i ~o r l c r~ i a : cl snllcr cicntiricri.

Por cii:ilqtiicra rlc los (los iiiricraricis es cvidcntc que l a sala ccntrnl, bi1113d;l a1 ~ ' U I I L ~ O CICI edificio, doiidc sc unen las dos rijas lritcralc~, cr la ni:is dcstnciidn. Dcbc subirse una rampa para cntrsr y vcr In c i i l i u ra rlc los rncxicas, los que habitaron la rcgibri cci i i ra l dcl pnis, doi idc sc Icvrtii td Tcnochtitlan y hoy csti In ciipital. No sblci por csto cl bltlsco representa la uiiii'icnci~ii cstriblccir la por c l nzicionalisino poIit ico en el hltxicn cotitcriipur;itico. T:inibién porquc rcúiic en la ciudad qtic cs scdt dcl podcr pirzas originales tic loda7 las regiones. Sabcrnos qiic csto no sc liixo sin protcsias. y h u b o casos cn quc Ins rcsistciicias localcs lograroii rcrciicr objctos en el lugar naiivo.I3 Pcro la reunión dc rnilcs dc tcstinionios de todo

1 ' 41i l C~CIII~IO c?\cl~r~h, l a í l i q n ~ r x C I L I ~ C ci p>Ivicr11<1 rdcrnl y c l (Ic O:!\:kc3 por ti irrriru ílc la iuiiilt;~ 7 i1c hloritc Aliciti. prc\ciiia t ~ d i i i i i ~r i~r ip lc j id i i r l polflicn y CLI!~ ural cti rt rctaici i lc I):iiiicl Kiitijii (lc 1.1 Iiiiilirilla. cl :r i l r i en l a rnircvici:~ n Uti~m 1-adisl;in, "~:~~~IIIcI~~I~ tlc l a IIIII,LY~~!~~~~,! CII k t ~ ~ i c ~ ~ ' ' , / I I ~ ( > ~ I I I U C ~ ~ ; ~ I ími(3~t~(fim y fwttn/(ixi~(~, \li.\ioi. iwi i i lvr IUIX(i, $01. P. i i i i r i i , 71, pp. 14-15.

Page 11: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

Mfxico ccriirics cl iiiiirrio dcl proycciri cciiir;ili~i:i, :iiiiiiicia

qiic aqii i sc prric1iir.c Iii siiiic.$is ititci'riiltiiriil. Esta conccriii-riciiiri dc rilijctos gr:irirliciso~ y divcrsci.; cs 1;s

primcra base dc la inonurncntrilizncih tlcI pniiiiiiciriici. 11;ihtti

juntar cn ~ I I I solo ctlil'icio tantas picsas pigaiitc5c:ii: In pii'dr;i

del sol o calci idario aztccri, la ciioriiic cíihc/i;i dc 1;t scijiicnrc de fuego, el niiiro dc crdncos, iiia.rc¿iroiics y tliiiiclts Jc fachadas, cstclas y lipidos coi1 rclicvcs, pin1iii;is iiiiiirilc~.

C S C ~ I [ ~ U C ~ S , coluninas, ailaiitcs, colosales idalos p:iimn cl ri;ici-

rnicriio y la mircrte, el vicrito y cl agua, el m a i ~ ~ i c r n o y iil madura, la fcrtiIidsid y la gucrra. No 5310 cl taniaño dc niuchris piezas genera el efecto monumental, sirio su ntiigrirrnmicnto y exuberancia visual.

Los monumentos m& enldticos soii las rcfcridos a los acon- tecimientos fundadores de la nación. Ida sala de los origencs sc abre con un gran niusal eii cF que varias personas lIcgan ri Arndrica, por cl Estrccho dc Bcring y miran desde tiita moiitaila la gran extensi611 dc tierra y hielo, con muchos nr~iniilles, d c los quc se supoi~c van a apropiarse con Iris lanzas. Poco dcsp~iis , el rnisrnú cfccto cs prodiicido por las cnoriilcs pintu- ras que mucstran Iri laliiia plcistocdiricri.

Olsa rckrcncia clave dc la llist ririít iiaci[~i~:rI cs 'I'cot i l l i~acan.

A1 irigrcsrir cii csi;i sccici0t1, gr:ii~tlcs Icii;is .;olirr. cI iii:ilia dc Mkxico nos advicrtcn : t IJGAH 1)l: Iito~lis. Atravi.\ariios iiiin

sala baja con u n a larga vifririn scplc!;i dc ollas y niininruras. pasamos bajo iin diritcl i i i i i i i ic ios~~i icr i ic dccorndo, aiin n i i 5 bajo, y de protito se iilirc iina criuritic sala; dc ocliu metro\ dc nlio,

doriric ii-iiiilipc íi la clcrccl~a iiiin ~irircd dcl l'ciiiplo de Qi ie tza l -

c6;tt 1, ;il I'rciiic I ~ C I ~ I ~ O C ~ ~ ~ Z C ~ ~ ~ ~ C I (Ic gratidcs pirliltras dcI PaIacia dc liis C:itr;iciifc.+ IIiiirllitrii;frl(is, a la izqiiicrda la sscultusa gigiiilic r lc ( ' l i ~ i l c l ~ i z i l i ~ l i ~ ~ ~ t ' , d i i i u tlcl ;igti:i, y nids iiirás un i'o[c?ti~i~r:tI clc (1 ptir 14 I I ~ C ~ I ~ ~ S G O ~ la i t u a g c ~ tic I;I Pirhmidc JcI SiiI.

Nos irilc.rc.c;i Chi c c j ~ i t i j ) I ~ 1i:lra oh.ic.rt ar cliic la rct6ric.a ~ ~ t t + t i i i r ~ i ~ ~ i t , ~ l i > l ;I I I U c0115t r i i y ~ i~~i ic : i~ t icr i~c con 10 g ip ,a i~~csco, ~ I I U por 511 c t ) ~ t ~ r ; i s ~ c c ~ ~ i i 10 pcqucfio, c i r icl t i~c~ p r la i ic t in~ula-

c ~ O i i AL. 1 1 1 i r l i : 1 1 E I - ~ I ~ . l e o n l i \ i n c ? i i iccdc e11 s:il;~ ii~cxic;i cua~~dt? tIclr;j, ctc 1,1 !;i ;ir1 pii'cl i';i ctcl $01 ciiccirii i atiios iiii tiicrctirlo con i i i i s i I c 2 0 0 l'il!il 1iiiii1;iii;ic vi1 i i i i t i ir11 lisa q i i ~ corncrciriii V C Y L [ L I ~ ~ ~ \ , ~ ~ i i i i ~ ~ : t I ~ : ~ , :i[I'i~rci-iir. ~ ~ ~ I I I L I ~ ~ I l i l i i ~ ~ I ~ ~ y C C \ ~ ~ I S , I O ~ O

riii I I I I ~ C I I ~ ~ I . C I I 11110k C ~ I I C L I C ~ I ! ;l ~ I L I C ~ ~ O S . 1-c? ;~gI i r t l~ct ;~c i i ) i~ Cit. i 8 i i r i i , t l i i i n t ~ ci i c b ~ c ii~c.rc.:itEri y cii la.; viii.iri:is ~ L I C sc C S I ~ C ~ ~ C ~ I

15 ii 2 0 : i ) t . t i 05 cri ttri~i i i i i % i i i i i ~iai .c~I tiia_ciiil'ic;i Ins pic1.a.s. l :i r c ;~n i i ) i i <!L. ~ i ~ i ~ i i ; ~ ! ii1,;1>. c ~ t , i i ~ d o la c ~ t r ;ifcgi:i (1 iscursiva

ciirii;iiir!ccc' r.1 ~ í ~ ~ i i i l i c a ~ i o , ~ i i i t ~ l c hci. uii nitidi> rlc tiioiiutiierila- lif:~!. Xoq ;lb+cii;i ;I i;~ c ~ l t i c I ; i i I : ~ I I S [ I , ; I C I ~ o i [ iv is i t ) l~ aLudida, ~icrriiii c .i~ii~cIicriJci l;i ciiii iiii;t at.il;i inir;id;i. I h i-Siriiuss ano- t;rli;i qitc l ; k i pi illiirilh ~ i t * t í1 ~';ijiiII:i Si:{[ i riil so11 1111 I I IOCICIO icrEuc.iilii, ~ \ t \ c ;I .;nh J i i i r c i i ~ i r i i i ~ s j r l l l~ol ic~i~~. l i , ~ C ) I . ( I I I C CI Zeina (111i' i!ii,,li':iii c:, c1 I'iii tlc I i i s tic'tiiprih.'.' C;rdri riiiiii;\riir;i ~ i i i c Sc

Page 12: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

ILL I'OKVENIR DEL PASADO 171

exhibe como símbolo de la identidad nacional, de los poderes c6srnicos o histdricos que engendraron la mcxicanidad, reinite de un golpe a una totaIidad inabarcable por la acumiilncibn de observaciones sobre lo real. En cl Musco se produce iiiia inversiún del -proceso dc conocimiento. Mientras que p:ira conocer los objetos de la vida cotidiana tcndcmos a analizar cada una de sus partes, ante los siinbolos quc ofrcccn la cscala reducida y la im~gcn "coacrcta" dc la cniidad abstracta sentimos qiic la idt:iIEdad se nos aparccc. Atin cuando las 300 miniaturas que comercian en cl mercado nicxica no icngan todos los dctallcs reales, puedc aplic6rsclcs lo quc Levi-Straus~ dice en otro contexto: "La virtud intrinseca del modclo tctlti- cido es quc conipcnsa Ia rcnuncia dc las dimensiones scnsililes con la adquísísión de dimensiones intcligiblcs.

El. Museo de AntsepoIogia propone unn versión nioriuiiicn- talizada de1 patrimonio medianic la cxhibicicin d c piczas gigantes, la cvocacidn mitificada dc csccnas rcrilcs y la acirriiii- tacidn de miniaturas. El visiiaiitc cs scilucirfo, pero no ;ihrii- mado por esta batcria de rccussos. La tnoriiiincni~lizacidii rio sr: impone brutalrncntc. Hay cfrlulas con cxplicacioncs claras y ambientaciones que contcxtualizan los ohjctos con fotr>s, dibujos, mapas y dioramas. En la planta baja cada sala ~ jc t ic recorridos opcionalcs y al final de algunas existen vnrins salidas: a la sección siguiente, al patio o al jiirclin. a las salas del piso superior. En la planta alta, anchas cclosins pcrmitcii

ver cl patio, sólo parcialmente techado, que no cierra el espacio cnire los cdificias: abrc la mirada al bosque de Chapultepec que rodca cl niuseo. Estn sensacion dc abertura y liviandad se rcfucrza porque cl tccho que lo cubre, dc 54 por 82 mctros. i jcnc solo uri apoya visible, la gran columna central, y cl visitante ignora cl sistema de cables que soporta la carga desde' cl masti1 ccntral. El patio no es un espacio cerrado: "es un espacio protegida" .'"

La inayor hazafia del Musco radica en dar una visi611 tradiciorialista dc la cultura mexicana dentro de un envasc arqiiitccliiriicii modcrrio y usando técnicas museogrAficas re- ricntcs. Tudo va dirigido n cxaftar cl patrimonio arcaica, supues- tniiicntc pliro y autánomo, sin imponct cn forma dogmhtica csii pcrrpcctiva. Lo prcscnta dc un modo abierto, que permite a la vcz admirar lo riionumcntal y dctcncrsc cn una relación rcflcltiva, por monictitos intima, con lo qtic sc exhibe.

'" Siltia (ir;inillri Viirliicz. "Nuestros anicpsadm nos nlrapon. Arquimtura dcl h riiw~) N:ik.itu~:d clc rt~p{~Iogi:~'' , h ~ ~ r t v m - i ó t ~ ci~t~ffl iruj~ fa.t~o/cJg$ru; n h . 121, p. 31.

Page 13: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

El hIuieo d c Antropologia ifurtra bicti Ia coriiplcj;~ iiiscrci0ii dcl parrinioiiiu trndiciorial cri las riiicioncs rnodcrn:is porqlic cs a la vrz una 'cstriictura abicrla y ccitirali~ndn. L ;i tciisiriii

critrc inotiunicntaliclail v ~~~i r~ ia t i~ r i znc i i ) !~ , C I I I T C Ic) ;I~C;Z~C'O y lo rccicntc, da vcrosiiriili ttiil ;i1 hliirco coriio ckcciiarin-5iritcsi1; clc I:I nacionalidad nicuicnria. E1 iclusco. ctiic sc prcscnt:i ccirrio Nacional, qilicre scr cl :ibnrcndor dc I:i iriialid;icI, y hi~ica volver crciblc cstn pi+ctciicii>ti 1?i7r sil I ; I I I I E I ~ ~ O gigiiillc'sc't~. \! i \

vciiilicinco salas y 5 kithiiictr cbs tlc icc+cii.riito. U I I L ~ LIC. 101;

corncritarici+ inis l'rr:riiciilcc (1 iic ~ ~ ~ i i ~ l i . i i i i r i \ dc cliiicrics so1c.11. liicpo dc su ~iriiiicrii \-iqiia, cs qiic " i i i i st8 l,iic(tc* vcr l o d o cii tina sn1a ~ 7 " .

Ida "irifirii~i~cl'>iiiiiitatln dcl hliisco cs iina riictirora dc la i n finitiid dcl riinonio rinciriri;il, pcro Latnbitn dc I n capaci- ctacl rlc ta culiitiicihn 1iar;i ab;ircarla. El Mtisco parece u n tciiiiiicit~ici Ficl ~ t c 1ii rtnlirlnd. Si cl visiinnrc iiii Iogrn. vcr todo, iii rfctcricrsc cii tcidiis Iiis obrii<. tri ICCI. tcidns las ckctulas, cs un 1-irtiblt.riiri dr: $1. 1.n virtiid tlc Iii iilszitucioii cs ofrcccr a la vez In totaliclarl tic I:is cultiirns dc h.li.xico y la iniposibilidad de cciiiorcrlas, la vrisicdad rlc In níicióti y la dificultad dc cada individuo por scpnrado dc apropiársela.

l'ara logr;ii cstc rcsi1ltatI~1 501-1 d~cisivos 105 recursos de t cairat i~nciOii y riiunli~aciiiii. 1 - 2 5 ; i~ i~b ic i~ tac ion~s introducen cl iriunclo cstcricir cn cl Miihco. Al rccorrcr la sala sobrc 10s ori2cricb rlc. I;is civili/acitiiic.i ,iiiicri~anas, dc pronto se abre tin pci~o diirirtc c\i ; i i i lo\ rcaiui dcl inacriiit dcsculiicrio cerca de S;iiilri I .~ ibcl Ift ; i~ i r i i i cti 195.I. Nci siilu sc rcprodticc la fosa coi1 1;i r)i;iil~cilt:~, ~i iio C I I I I O ~ I I C ~ I ~ O LICI l~;illazp~), 1;1 pnln y cl pico, c l ~iirrccl y c.1 iiicli.~i. l a crijn d c 1ici.raniiciitas dcl arqucdogo, \ i i rill:i CII 1;i ( 1 1 1 ~ c5t;i ;~bici.(ii I;1 libreta dc ilotti~ col1 e1 I j p i ~ , c o n ~ o si C I i1iv~atig3d0l- \C J ~ t l b i ~ r a I~valllado Iiace irn itistantc Y c+tii\.ii.riiiiiris ;isi.tticiido ;11 cfc~citl>riiiiicrit(i. C:oiiio si cl hZExico i.cplcitt rEc Icciirrii Ilist ti1 ¡coi ili'i~'riii!~;~clos afiicr:~ C < ~ L I V ~ C S C L ' O ~ ~ C -

iiictti . ic.ri~t~~liicr;l, cri cl iiitcririi. clct klirwo. Si11 cnibiirgu, uno sc tl:~ \ licli;~ y cht;ii~ la\ vit I iii;k\ < t i ti l i~~c \os p~ilcr:il~ic~~tc C O I O C ~ O S ,

Page 14: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini
Page 15: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

176 CUI.TURAS H~DRIIIAS .I

la riaci6n. Pero jno implica toda inuscil'icacioii i i r i proccso dc abstracción? ;Puede afirmarse la idciriiclad n;iciliri:d, dentro o fuera de los muscor, sin reducir Ial; pcciiliriridarfcc; t!l!~ic;tc y regionales a u n común dcnorninador ~oiistriiido? i I iay iiii

criterio q u e permita clifcrericiar la absl racción Icgitiiiia dc la que no lo es?

Todo depende dc qiiiCn es el sujeto que sclcccioiin tos patrimonios de diversos grupos, los combina y constriiyc el museo. En los museos nacionales, el rcpertorio casi siempre se decide por Ea convergencia de la politica de1 Estado y el saber de los científicos sociales. Rara vez puedcn intervenir los productores de la cultura quc sc exliibe. ' ¿Y el público? Es convacado casi sicmpre como cspcctador.

Tanto el estudio dc los visitantes al Musco de Antropologia realizado en f952IX -cuando estaba eii otro edificio y ~cii in u n formato distinto- como el que se hizo cn 19821V registra11 que la relaci6n de 10s asistentes con e1 Musco es predoiriiniiii- tcrnente visual y toma poco en cuenta la conccptu;ilizaciÓn. Los dos trabajos hablan de1 cnosnie atractivo quc el niatcrinl, sobre todo el m i s espectacular, provoca cn cl piililicci. EII la investigación mas tccicnte, el 86 por cicrito califico a cstc museo como el mejor dc México. Anibos cstiidios obscrvaron u n interés mis fucrte cn las piezas arqueologisas que en las etnogrhficas, y según la Última encucsta cI 96 por ricnro dc los entrevistados recorri6 las salas de la planta baja, micritras s6lo el 57 por ciento visitó el prinier piso. Ida mirad dc los que iio fueron a la parte supcrior lo atribuyeron n "falta de licinpri'" 10 cual revela una opción en C I uso del tiempo y confirma iambicri la dificultad dc abarcar todo fo qiie el Musco cxliibc. IIii la misnia Iínca va la respiiesta dc la mayoría cuaritlo sc ICS prcgiirtt;~ por qué esian dispuestos a rqresrir al rnusco: " P n i a tcrmiiinr dc verlo." El apresuramiento por ver todo coiiiribiiyc a cluc la$ cédul~is sean saltadas: cl 55 por ciento dije hrtbcr Icido srilo " alguiias" .

En suma, es u n rnusco donde lar püutni cicniiiicar rirgnriir:in cl niaierial y dan explicacioner coiisistcritcs, d o n d c sc rcpro- duce la espccializaci6n dc las ciciiciai antropoli i~ ' J~C;IS c11 Iri exhibicion dividida d c lo arqiicolo~ico y lo cttiogrrífico. Pcrti

I X Arruro Mnn7iit1, "IIarcs para increriicr1t;tr iI piihlicii i ~ i i c r.i\ii;i cl Irtii\cri Nncli~r1;il de Al1 t r O p O ! ~ g i ¿ l " , r ~ t l i d i ~ . ~ t h 0 / ~ ~ 1 . ~ I l I l 4 1 1 ~ ~ ( 1 ~ ~ 1 ~ 1 7 f l / l/l# /l J I I ~ I J ~ ~ J { ~ ) x ~ ~ J C ~ ~ l ~ l l l l ~ ~ t l , 1 4>s2, toinu vi, 2a. parit.

'* Mirialn A. dc Mcrri t>~z , t.nx vi~irun~c*~ y ~l.fii11ciott~r11111~ttn~ dd d 4 ! ~ t ~ f ~ ) .Vt2~h;~,t,~/ di* Rnfml)f~f#giu CIP ,fl&.viro, hl Cuicn. Ccbrcrii dc I liR l , ISI iiiicci.

la ~iiusccigr;il'in sirbordiriii cl stiiiocimicti~o coticcplual a la iiioiiiiniciit üliznci.~It~ y rit tializacibn iiacionalist a dcl patrimo- nio. Fl Estado d:i :i lrrs cstrntijcros. y sobre todo a la nación (1:i.s dos ciicucsliiu y las cstadislicas dc público scñülan alta iiiriyoria dc visiiiiritc.~ iticsicanos), cl cspcctticiilci dc s i r historia coitio Iiasc dc szz tiriidnd y coticiciicia política.

El :irqtiirccio Kiiniircí! VA~qiicz, qiic dirigió la ~oiistrucciOn, rclain iiiia nnCcdtir;i qiic cs coi110 cl inandato íiiiidador del h,l iisco:

'Tcirtm EkJci Ict wcrciririo dr I:diitiiciiiri] siic Ilcvci a uti;i ciitrckista cuin el licciiciadu Li>pc/. M;iicris y Ic dijo: ''Sciitir I~rcsidcriic.;rliri iiitlicacioncs le da iisicrl al artl~iitr~tii wbrc Ir) qiic rlchc lograr cw i l~ t i~>~i i ' ! " 1.3 respuesta l'lic: "ytic al s;ilii tlcl iiiiiicti, cl tiirsicririo w ~ i ~ i ~ t i ? ~irgullo~o de ser tiirsic:iiici.*' F...] I';i cir:iiirii~ ili;iiiios ilc ~;iliil;i, cl f'rcsidcilic dijo: " Ali, quicro ;idciii;ic qiic sm !:ir1 iiir:ict irn qitc I;t gcrilc aiiriciit c ;.y:i I'irisic a[ iiitisco?, igri:il qiic cciiiio dicc ;,ya t'itigtc ;il iaiiro?. ¿,y:[ fiii'tc a1 cioc?'""

Algiiiios iiiitcirck iiicsic;iiioa, ciitinr ctlos Car l r~s hlonsivais y Kogcr Urirti*a, ti;itt dciirohrrrido, ;i pro~losito dc otros discursos -13 litcri~t iil-a, C I cinc-, qirc cicrtas rcprescrirasioncs dc lo tlacionill SL' c i ~ t i c t l ~ l ~ ~ i 1175s COIIIO C O I I S ~ ~ U C C ~ O I I dc un cspecti- ctilii rliic crirno corrcspondciicia rcalist a con las rclacioacs scicialcr. "1-oi. iiiitos nacioiiri1c.s iio so11 iin spflcjo de las condicioiics cti rluc vive Ia niara dcl pueblo". sino c l producto de opcracioiiss dc sclccci0n y "irasposición" dc hechos y rnsgiis clcgidoa scgiiii los proyectos dc lcgit imacion poliiica.?'

1'3r;i radicati/.iii. c + I ~ . dcsustaticirilizacidti del conccpto dc pii i i i tnoiiio iiricioriril hay qiic cticst ioliür esa hipóicsis ceiit ral dcl iraílicioiialisino scgiin la ciiiil la identidad cult~iral sc apoya CII iiii palri t i i c i i i i r i , coiiitit iiidu ;I t r:nvCs dc dos ~iioviiniciitos: la cicupricicin dc 1111 tcriiiorici y 1ü l'oriiiacicin d c CO~CCC~ORCS. Tciicr iirin idt~riri~i'fir/sci-ia, aiiic lodo, tciicr z i i i li;iis, una ciiidarl o i i t i ti;irrio, titia t*il/irlurl Clcii~Jc todri lo coiiipariido por 10s cluc Iiiibilriii cac 1iig;ir ac viiclvc idciitico o iritcrcainbiablc. En csoi tcrritciricl\ la idciitidad sc poiic ci i csccna, se cctcbrii cn

Page 16: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

178 CULTURAS I I IHRIDAS III. I~OKVENIB DEL PASAW 179

las. fiestas y se dramatiza tambitn cn los rituales colidiaiioa. Quienes no comparscn consianrcmentc csc tcrritorio, iii lo

habitan, ni ticnen por tanto los niisrnos objcios y sitnbolos. los mismo rituaIes y costumbres, son los otros, los diferctitcs. Los que ticnen otro esceriario y una obra distinta para rrpse- sentar.

Cuando sc ocupa un territorio, el primer acto es apropiarse dc sus tierras, frutos, minerales y, par supuesto, de los cuerpos de su gente. o a1 menos del producto de su fuerza de trabajo. A la inversa, la primera lucha de los nativ.0~ por recuperar su identidad pasa por rescatar esos bienes y colocarlos bajo su soberanía: es la que ocurrib en las batallas dc Iris independencias nacionales en el siglo xlx y en las luchas posteriores contra intervenciones extranjeras.

Una vez recuperado el patrimonio, a al rncnos una prirtc fundamental, Ia relaciih con el tcrritorio vuelve a ser como antes: una rclación natural. Puesto que sc nacio en csas iicrras, en medio de ese paisaje, la identidad es algo iiidudablc. Ircro como a Ia vez se tiene la memoria de 10 perdido y reconquistado. se celebran y guardan los signos que lo cvocan. La identidad tiene su santuario cn 10s moramentos y museos; está cn todas partes, pero se condensa en colecciancs qu e rcúnen lo esencial.

Los monumentos presentan In coIccción de hiroes, esccnas y objetos fundadores. Se colocan cn una plaza, un territorio público qtrc no cs dc nadie en particiilar pcro es de *'iodosw, de un conjunto social claramente delimitado, los que habitan el barrio, la ciudad o la naciiin. El tcrritorio de la plaza o cl museo se vuelve ceremonial por cl hecho de contcncr los simholos de la identidad, objctos y recuerdos de los mejores htrocs y bataIlas, algo que ya no existe pero es guardado porquc nlutlc al origen y la esencia. Alli se conserva el modelo dc la identidad, la versibn auténtica.

Por eso las coIeccioncs patrimoniales son ncccsarias, las conmemoraciones renuevan la solidaridad arcciiva, los motiii- mentos y museos se justifican como 1ugiires donde se reprodiicc e1 sentido que encontramos al vivir juntos. 1-[ay que reconocer a los tradicionaIistas haber scrvido para preicrvar el patrinio- nio, democratizar el acceso y el uso de los bienes culturalcs, en mcdio de la indifcrcncia d!: otros scctores o Ia agrcsiori de 'kmodernizadores" propios y extrafios. Pero hoy rcsulia invc- rosimil e incficientc la ideología en nombre de la cual se hacen casi siempre esas acciones: u n humanismos que quiere secoli- ciliar en las cscuclas y los rnuscos, en las carnpafias de difiisirin

culturnl, las trridiciorics dc rlascs y ctnias esciiididas fuera de esas iristitucioncs.

La vcrsion liberal dcl tradicionalismo. pesc a integrar mas democráticamcntc quc cl autoritarismo conscrvador a los secto- res socialcs. no evita que el patrimonio sirva como lugar de coniplicidad. Disimula que los monumentos y museos son, con frecuencia, testimonios dc la dominación m6s que de una apro- piñcióii justa y solidaria del espacio territorial y del tiempo histórico. Las marcas y los ritos que [o celebran hacen recordar aquclla frase de Benjamin que dice que iodo documento de cultura c i sicmpre, dc algUn modo, un documento de barbarie.

Aun cn los casos en que las conmcrnoraciones no consagran ia apropiación de los bicnes de otros pueblos, ocultan la hetero- geneidad y las divisioncs de los hombres representados. Es raro quc u n ritual aluda cn rorma abierta a los confIictos entre ctnias, clnscs y grupos. La historia de todas las sociedades muestra los rizos como disposi~ivos para neutralizar la heterogeneidad, rcprotlucir autoritarian-icntc el ordcn y las diferencias sociales. El rito sc disiiiigue dc otras prácticas posquc no se discute, no sc pucrlc cambiar n i cumplir zi medias. Se cumple, y entonces uno ratifica su pcstcncncia a un ordcn, o se transgrede y una queda cxcluido, fucra dc l a comunidad y dc la comuni6n.

Las t corias más difundidas sobre el ritual, desde Van Gennep a Glucknian, lo entienden como un modo dc articular 10 sagrado y 10 prcilrniio, por lo cual lo estudian casi siempre en la vida rcligios;~. t'cro ¿que cs lo sagrado a lo cual remiten los ritos politicos y culturalcs? Un cicrto orden social que no puede ser niodificado, y por cso cs visto como natural o sobrehumano. Lo sagrado ticnc cntonccs dos componentes: es lo que desborda Iu coniprensidit y lo expiicaciún del hombre, y lo que excede sii posibilidad dr catnhiarlo. Los muscos analizados ritualizan d patrimonio organizando los hechos por tetcrencia a u n orden irasccndcntc, En cl Museo Tamayo, los objctos del pasado son rcsignificados cn rclacihn con la cstttica idealista de las bellas artcs; en cl dc Anirepologia, los hcclios culiurales de cada grupo Ctnico sc someten al discurso nacionalista. En ambos casos, cl material exhibido es rcordcn;ido en función de u n sistema conccpt ual ajeno.

Uno dc los pocos autores que plantea en forma laica Ia investigación sobrc rituales, preguntando por su función sim- plcmcntc social, Pierrc Bourdicu, obscrva que tan importante como cl rin dc iatcgrar a quienes 10s comparten es el de separar a los yiic sc rcclinaa. 1.0s ritos clisicos -pasar de la infancia a

Page 17: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

la edad adulta, ser invitado por priiiicr:~ vcz a irna ccrcniosii;i politica, ingresar cn un musco o uria caciicla y critriider to qiic allí se exponc- son, niis que rilos dc iiiiciacliiri, "ritos dc legitimizacjón" y "de institu~i6n":'~ itistituycn una di ícreii- cia durable entre quiencs participan y quienes queda11 afuera.

Uno dc los rasgas distintivos dc la cultura tradicionalista ca "naturalizar" la barrcra cntrc iricluidos y cxcluidns. Descono- ce lo arbitrario dc diferenciar cstc rcrritorio dc aquél, dctcr- minar ese rcpertorio de sabcrcs para enseñarlo cn la escucln o csta colección de bienes para exhibir en un museo. y tcgitimn solemneniente, rnediantc una rit ualizacibil i n d i s c u t i b l e , la sc- paracióri entre quienes acceden y quiciics no 10 Iogran. El t i 1 uiil sanciona entonces, cn el mundo siri~bolico, las distincíoncs ebtablecidas por la desigualdad social. Todo acio dc instituir simula, a travcs dc la csccnificacion cul~uraf, qiic una organi- zacion social üibilraria cs así y no pucdc scr dc otra niancra. Todo acto dc itistitucihn es "un delirio bicn fundado". dccia Durkhcim, " u n acto de magia social", concluylr Roiirdicu.

Por eso. agrega cstc auior, La consigiin quc soslicnc Iii niapiii prcformativa dcl ritual cs "conviirtetc cn lo quc crcs". Tii quc Iias recibido la cultura como uii don y la llcvas como algo iialural, iricorporado a tu ser, compórtate como lo que ya ercr, un heredero. Disfruta sin esfuerzo dc los niuseos. d e la músicii clsisica, dcl ordcn social . Lo Único que no puedes hacer. af i rma el tradicionalismo cuando lo obliga11 a ponersc autoritario, cs desertar de tu destino. El peor adversario no es el que no va a lo\ museos ni enticnde el artc, sino el pintor quc quicrc transgredir la herencia y te palie a la virgcn u n rostro de actriz. cl intclcctiial que cuesliona si los proccrcs celebrados cn las ficsias palrias realmenlc lo fueron. cl musico espccializnclo en cl harroco quc lo inezcla cn sils composicioi~cs coi1 cl jazz y cl rack.

HACIA UNA TEOR~A SOCIAL DEL PATRIMONIO

¿Con giiC recursos teóricos podenios rcpcnsar los usos .~ocialcs contradictorios del patrimonio culiural, disimulado bajo el Idea- lismo que lo mira como cxprcsi61t del gciiio creados ~olccrivo, cI Itirmanismo que le atribuye [a misión dc rcctinciliar las divisionca "en un plano superior", los ritos qiic 10 protcgcn cn rccintoi

1

L2 Pieirc Ikiiirdiclr. "Les ri ici crimrnc riacr (E'iiictiiiititrii". Ar+tir ttc Ir! I(i,c.l~t.r~.Iii. ~ t t J i ' i e ~ t m Sojlll'i~~~~~.~. tiiiin. 43. j i~niu dc 1982, pp. 5843.

.i:igr:id~~? Lttk ~viJ t~~c i : i s CIC ~ U C CI pat ririztiiiio tiisi6rico rs un tscciiariu cltivc Irarsi Iri prodiicciciri dcl valor, In idctitidad y la distiiicitiii tic los acct ores Iicacnibnicos niodcrnos sugicrcn rcciirrir a tclirilili socinlcs rlirc Iiaii pcnsado cst;is cut-ationcs de ir11 iriodo iiiciicis r~itiipliicicnic.

Si coiisidcriit~iris los iisoi i lc l pntiimoiiiri dclirtc tos esiudios sobrc rcprt1diicri4ii siiltiiriil y r l c s i g u a l d ü d +rici;i!, ciiccintramos qiic los bicrics sctiiiirltil; cii la Iiisioria por cada sociedad tia

pcrtcncccii t'eulrrrori l¿' iI todos, aii riquc JOr)ncrlincirl~ parctcan SCF d c I O C ~ O S . y estal' di.spiiniljLcs para que todos los u w n . tns iri\.csr igacisiic.c s~ic ic i l i ig i~;~~ y :iritropcilogics~ sobrc las rnaiie- ras cii qiic sc ríilnsiiiitc ct s;ibrr dc cada socicdad a travts rlc las cscucla~i y Iiis niiil;cos clctniicstrnir qirc divcssos grupos sc :ipr.aliian cri l'orii1ii.r clil'crctitcs y rlcsigualca dc la hercncia c.uli iiriil. No 1i:islri quc las cilciiclas y los tnuscos chti.n abicrtos ;i tiidos. qiic rciiri gi.;iizrirus y kiiririiiicvíin cii todas las capas si1

;icciciii Jil ' i iso~.~~. Cuino v i i i i u i cii cl cstiidie ilcl piiiilico cn niuscos dc arrc. :I r ~ i c ( I i d a ( ~ U C ~ C S C L ' ~ I ~ I C ~ ~ I O S cn la escala ccciiiómica y cdiicaciorinl, clisiiiiii~i~c lii c:ip:icidnrl dc a1)ropi;irsc clcl capital cultural trtiiisiiiizido por c.!:;is insiitiicio~ics.~'

IJslri ctiicrsa c.ayiriciil;iil de rclncii~iiarsc coti cI i?atrimoiiio sc (irigir13, 1'11 ~ ~ r i ~ t i c r Iiiger, cii Iii rnaricra dcsigiial cri quc los grupos socEa1r.s par1 icipriti cii su farmriciciii y rnanrciiimicnio. No hay ckidciicia niis obviii qiic cl ~iredonijnio iiumCrico de ailtipuo5 crlil'icios iiii!itares y religiosos cri i r ~ r l a Aniérica. ii~icirrras la arqiii- Icclilrn ~icipiil;ir sc csiiiigiiiíi o l'uc icriiplazncla, cri partc por su ~~rcc:iricd;id, cti p ~ t c porque no tccibib los nlismos riiiilados cii s u cCin\ct vnciiin

Auri cn los liaiscs cii que cl disciirso oricial adopta la nociori aiitroliolligicii dc ciiItirra, la yiic cotificrc Icgitimidad a lodas las farni:is dc orpüi i i~ar y siitiholizar la vida social, cxistc una jerarquh dc los ~ripit;ilch culluralei: cl :iric vale mzis qiic las artcsani;2s, la riicrliciii;~ ~iciitil'icn r~uc I;i pcipi!lar. la culliira ciciiia rluc I¿k iranq- iiiilicla oraliiicntc. 1.11 10s p:liiic~ i r i r i ~ dcinocr6ticos, ii donde ciertos

2' 1-ciñriiti, ci~i~iir.iand(i iiii liiincipiri pcncl;i!, t\i:ihl~r.idri 11 iiivcrtígar \a5 1cKs ccir~i;i!ci dc l.$ ilifiihiiiiii ciilii~riil: rCa\c r\li~r.i;ilincnlc lar ohrn rlc I'icrrc Ilourdicii Y Jain <:l:ii~dr [ ' ~ ~ ~ ~ c r ~ ~ t l . l.,! rc/!ro(/tit c.tti11 ~ I t ~ ~ t t v t t l t ~ ~ p r u !tt~(( I C I ~ ¿ I <lr~>i i ( t l : t~ t r n . ~ l l ¿ l t f : ~ ~ ~ I.;iia. lbrt:cloiiü. 1977, y rlc 1'. Iliiitrdir.11 Alaii lhrbcl. I.'~rt/i i i t trrl~~ l'rtri, 1 iut t?liir&s rl'iir1cirrri;ii:i rl Ir?irrprthltc.. Nn iil-~i.iiia iiri;i dctcriiiiii~ciiiii ciicciiiica dcl iiivcl sconii~i~~ca o ctliicaiivri ~ ) i i ~ i i c I;i cap:icicl;id dc :.xJ:i alijciri dc aprikpiarrc. dcl l~~iriiii@niii. \in* qiie 3ai riirhitcFras v I.ir c\t;idi\:ica\ rcvcl:iii nccrca del t n ~ ~ l u dt%ipu:il cii qitr las iri\ririic.ioiir\ iraiiri:iiuir;i, tic1 p:iii iiiiciiiiu ~x'riiiiicti \ii aliropi;ic.iiiii. dcbido ri rhriio d a n i~r~!;iciir:~cI;is y ;I -11 ticiiI;icihtf CLII~ o ~ t : t , tIc~ig11;11~la(!c~ wci:ilcs.

Page 18: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

182 CULTURAS H~BRIDAS EL PORVENlR DEL PASADO 183

movimientos lograron incluir los saberes y prdcticas de los indígenas y campesinos en la definicidn dc cuIeiira nacional, los capitales simbcilicos de los grupos subalternos tienen un lugar, pero subordinado, secundario, o en los mdrgenes de las instituciones y los dispositivos hegemdnicos. Por eso, la refor- mulacidn del patrimonio en tdrminos de capital cultural tiene la ventaja de no representarlo como un conjunto de bienes estables y neutros, con valores y sentidos fijados de una vez para siempre, sino como u n proceso social que, como el otro capital, se acumula, se reconvierte, produce rendimientos y es apropiado en forma desigual por diversos se~tores.~ '

Si bien el patrimonio sirve para unificar a cada nacilin, Ias desiguaIdades en su forrnacidn y apropiacibn exigen estudiarlo también coma espacio de lucha material y simbólica entre las clases, las etnias y los grupos. Este principio rnetodol6gico corresponde al cardcter complejo de las sociedades contemporá- neas. En las comunidades arcaicas casi todos 10s mienlbros compart ian los mismos conocimientos, tenían creencias y gustos semejantes, un acceso aproximadamente igual al capital cultu- ral cornun. En la actualidad las diferencias regionales o sectoriales, originadas por Ia heterogeneidad de experiencias y la división técnica y social del trabajo, son utilizadas pos las clases hegem6nicas para obtener una agropiacibn privilegiada del patrimonio corniin. Se consagran como superiores ciertos barrios, objetos y saberes porque fueron generados por los grupos dominantes, o porque tstos cuentan con la infotma- cid, y formación necesarias para comprenderlos y apreciarlos, es decir para controlarlos mejor.

El patrimonio cultura1 funciona como sccurso para repto- ducis las diferencias entre los grupos sociales y la hegemonía de quienes logran un acceso preferente a la producción y distribucihn de los bienes. Para configurar lo culto tradicional, los sectores dominantes no sdlo definen qué bienes son supc- riores y merecen ser conservados; zambibn disponen de Ios medios econ6micos e intelectuales, el tiempo de trabajo y de

Adopto aquid concepto de capital cultural manejado por hurdini para analimr procesos w!iurala y educativas, aunque este autor no la rmplea en relaci6n con el. patrimonio. Aqui x ib lo su fecundidad para dinsrniwr la nocibn de patrimonio y situarla en Ii rcprodueibn mial. Un uso mds sisftmirim dcbiera pl~niear, como anrc cualquier impottaóhn de conceptos de un campn a otro, las condicioncc cpisrcmoliigicas y los limites de su uso rnnafdrico en un Ares para la cual no h e trabajado. CT. P. Bourdieu, La disiirdon, tspecinlmcntc los capitulss 2 y 4. y Le sensprorique, wpiiulos 3, 6 y E .

ocio, para imprimir a, esos bicncs mayor caIidad y refinamien- te. En las clascs populares se encuentra a veces extraordinaria imaginaci6n para construir sus casas con desechos en una colonia marginal, usar las habilidades manuales logradas en su trabajo y dar soluciones tkcnicas apropiadas a su estilo de vida. Pcro difícilmente ese resuItaclo puede competir con el de quienes disponen de un sabes acumulado históricamente, emplean arquitectos c ingenieros, cucntan con vastos recursos materia- les y la posibilidad de confrontar sus diseaos con los avances iniernacionalcs. Los productos generados por las clases populares sueIen ser

más repsescntasivos de la historia local y m$s adecuados a las nccesidades presentes del grupo que los fabrica. Constituyen, en este sentido, su patrimonio propio. También pueden alcan- zar aIto ralos estdtico y creatividad, segtEn se camprueba en la artesanía, la literatura y la rndsica de muchas regiones popu- lares. Pero tienen menor posibilidad de realizar varias opera- ciones indispensables para convertir esas productos en patrimonio generalizado y ampliamente reconocido: acumularlos históri- camente (sobre todo cuando sufren pobreza o represión extre- mas), volverlos base dc iin saber objetivado (relativamente independiente de los individuos y de la simple transmisión oral), expandirlo mediante una educacidn institucional y per- feccionarIos a travts de la investigacidn y la experimentación sistemdtica. Se sabe que algunos de estos puntos se cumplen en ciertos grupos -por ejemplo, la acumulacidn y transmisidn histdrica dcntro de las etnias más fuertes-; 10 que sefialo es que la desigualdad estructural impide reunir iodos los requisi- tos indispensables para intervenir plenamente en el desarrollo de1 patrimonio en sociedades complejas.2J

De todos modos, las ventajas de Ias tlites tradicionales en la farmaci6n y los usos del patrimonio se relativizan ante los cambios gencrados por las industrias cuIturales. La rtdistribu- ci6n masiva de los bienes simb6licos tradicionales por los canaIes electsdnicos de cornunicacidn genera interacciones mas fluidas entre lo culto y lo popular, lo tradicional y lo moderno. Millones de personas que nunca van a los museos, o so10 se enteraron lejanamente de lo que exhiben a travis de la escuela, hoy ven programas de televisi611 gracias a los cuales esos bienes

zi Sobre estc punto, v h x - Iw texiosde Antonio Augusta Arantes y Eunicc Riixim Diirham, cn A. A. Aranta (org.), Produundo a parsudti. Erfruregfas de cotzslmpo do puirinionio culrural. Rrasilicnsc. Sao Paulo, 1984.

Page 19: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini
Page 20: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

EL PORVENIR DEL PASADO 187

. Si bien tadavia es diferente preguntarse por In obra4origiii;it en la arqueologia y las artes.plisticas que en cl cina y el.video (donde la cucstion ya no tiene sentido), el niicleo dcl problcma es que cambib Ia insercidn de la cultura. cn las relacioiics sociales, La mayoria de los espectadores no se vincula con la tradicidri a traves de una relacihn ritual, de dcvocidn a obras únicas, con un sentido fijo, sino mediante el contncto inestalile con.rnensajes'que se difunden en rniiltiples csrenarios y propi- cian lecturas diversas. ,.Muchas tdcnicas de reproducci6n y exhibición disimulan este giro histbrico: los museos que soltm- nizan. objetos que .fueron cotidianos, .los libros que divulgan el patrimonio nacional ernpaquetAndo1o con una retdrica fastuo- sa, neutralizando asi el pretendido acercamiento con el lector. Pero tambitn la multiplicacidn de las irndgenes "nobles" facilita la creacidn de esoi museos cotidianos armados en el cuarto porxada uno que pega en la pared el p6ster con una Foto dc Teotihuacan junto, a Ea reproduccibn de un Toledo, recucrdos de viajes, recortes periodísticos del +mes pasado,. el dibujo de un amigo, en fin, un patrimonio propio que se va.renovando según fluye la vida. ' . * ! . .

4 . Este ejemplo extremo no quierewgerir que los museos y los centros hjstdricos se hayan vuelto insignificantes y no mercz- can ser visitados,. n i que el *es fuerza de cornprensidn requerido por un..centro ceremonial psehispánim o un cuadro de Tolcdo se reduzcan aerecortar sus reproducciones y pegarlas en cl cuarto. No es lo mismo,. par supucsio, preservar Ia memoria en forma.individual o plantearse cl problema de asumir la represkntatijdn colectiva del pasado. Pero el.ejemplo del museo privado sugiere que : es -posible introducir más libertad y creatividad en las'relaciones con el patrimonio, , ..

O Hubo.'una dpoca-enaque los museos producfan copias de las obras antiguas para exponerlas a la inrcrnperie y .al contacto con -10s visitantes.. Luego la reproducción de las pinturas, esculturas y objetos buse6 expandirlos en la educacidn y en el mercado turistico. En muchos casos, las nuevas piezas, .reali- zadas por arquedlogos o ttcnicos en restauracion, alcanzan tal fidelidad'que se .vuelve casi imposible difcrcnciarIas del origi- nal. Por na hablar de los casos en que las tecnologías recicntcs mejoran nuestra relación con las obras: una caiicion andina a una sinfonía de Beeihoven grabadas hace cincuenta afios sc escuchan mejor "limpiadas" por un ingeniero de sonido y reproducidas en un disco compacto.

La diferencia entre e1 original y la copia es básica en la

invcstigaci6n cicntifica y artística dela cultura. Tarnbitn importa distinguirlos cn la difusi6ii del patrimonio. No hay por qué confundir eI reconocimiento del valor de ciertos bienes con Ia utiIizaci6n conservadora que hacen de ellos algunas tendencias politicas: Existcn objetos y .prActicas que merecen ser especialmente valorados porque representan descubrimientos en el saber; hallazgos formales y sensibles, o acontecimientos fundadores en la historia dc un pueblo. Pero este reconocimiento.no tiene por qub llevar a constituir "lo autentico" en núcleo de una'concep- ci6n arcaizante de la sociedad, y pretender que los museos, como templos o parques nacionales del espiritu, sean custodios-de "la verdadera cultura" , rcfugio frente a la adulterati611 que 'nos ago- biasia en la sociedad de masas. La op6siciÓnmani8tica que los conservadores establecen entre un pasado sacroien el que los dioses habrían inspirado a los artistas' y a los pueblos, y un presente profano quc banalizarla esa herencia, tiene al menos dos di ficul- t ades: . . .

a) Idealiza algiin momento del pasado y lo propone como paradigma saciocuItural dcl presente, decide que todos'los testi- monios atribuidos son autinticos y guardan por esa un poder estético, religioso o migico insustituible. Las refutaciones de la autenticidad sufridas por tantos fetiches. "histdricoc"~ob1i- gaa a scr menos ingenuo; ' . , * '

b) Olvida que toda cultura.es resultado de una seleccidn y una combinación, sicmpre renovada, de sus fuentes. Dicho de otro modo: es producto de una puesta en escena,'en la que se elige y se adapta 10 que se va a representas, de acuerdo con lo que los receptores pucdcn escuchar, ver y comprender. .Las' representaciones cuIturales, desde los relatos popuIares a -[os museos, nunca presentan los hechos, ni cotidianos ni'trascen- dentales; son siempre re-presentaciones, teatro, simulacro. Sblo' la I c ciega fetichiza los objetos y las irnagenes creyendo que. enellosscdepositalaverdad. :

. . I I

Esto se 'sabe en Ih modernidad, pero 'ocurre desde mucho antes. Dice bien Umberto Eco que la reconstrucci~n de una viIla romana en el Museo Paul Getty, en California, no es muy' distinta del. acto por ef que un patricio romario 'se hacia reproducir las grandes escuIturas del tiempo .de Pericles; rambien él era " u n &vido nuevo rico que, despuds de'haber' colaborado en'llevar a Grecia a la crisis, aseguraba su super-' vivencia cultural bajo la forma de copias" ." . .

1 m . u ' , 6

3' Umberto Eco. *Virijc a la liipcrrealidad". ea La e$torIegh de la ilusKri. Lumcn. Rarcdona. 19% p. 54.

Page 21: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

188 ~ L T U I ~ ~ H~BRIDAS

Un ,testimonio o un objeto pueden ser m& verosirniles, y por tanto significativos, para quienes se relacionan con tl Enterrogdndose por su sentido actual. Ese sentido puede circu- lar y ser captado a trav6 de una reproduccidn cuidada. con explicaciones que ubiquen la pieza en su contorno sociocultu- rai, con una rnuseografia mds interesada en reconstruir su significado que en promoverla como espectáculo o fetiche. A la inversa, un objeto original puede ocultar el sentido que tuvo (puede ser original, pero perder su relacidn con el origen) porque se 10 descontextualiza, se corta su vinculo con la danza o Ea comida en la cual era usado y se le atribuye una ausonomia inexistente para sus primeros poseedores.

iSignifica esto que la distinción entre una estela original y una copia, entre un cuadro de Diego Rivera y una imitacidn, se han vuelto indiferentes? De ningún modo. Tan oscurecedora como la posicidn que absolutiza una pureza ilusoria es l a de quienes -resignados o seducidos por la mercantilizacidn y Ias falsificaciones- hacen de la relativizacidn posmoderna un cinismo histdrico y proponen adherir alegremente a la aboIi- cidn del sentido.

Para elaborar el sentido histdrico y cultural de una sociedad es importante establecer, si se puede, el sentido original que tuvieron los bienes culturales y diferenciar los originales de las imitaciones. Tambitn parece elemental que cuando las piexas can deliberadamente construidas como répIicas, o no se tiene la certeza sobre su origen o periodo, esa información se indique en la cédula, aunque con frecuencia los museos la ocultan por temor a perder el interds del visitante. Torpe suposición: com- par& con el público las dificultades de Ia arqueologia o la historia para descubir un sentido aiin inseguro puede ser una tdcnica legitima para suscitar curiosidad y atraer hacia el conocimiento. .

En sintesis Ia política cultural y de investigacidn respecto del patrimonio no tiene ppr qué reducir su tarea a rescatar los objetos "auténticos'Qde una sociedad. Parece que deben importarnos m i s los procesos que los objetos, y no por su capaci;d,ad de permanecer "puros", iguaIes a si mismos, sino por su representatividad sociocultural. En esta perspectiva, la investigacidn, la restauracidn y la difusi6n del patrimonio no tendrían por f i n central perseguir la autenticidad o restable- cerla, sino reconstruir la verosimilitud hisrdrica y dar bases compartidas para una reelaboracibn de acuerdo con las nece- sidades del presente. En casi toda la literatura sobre patrimo-

EL PORVENIR DEL PASADO 189

nio es neccsarlo adn efectuar esa operacibn de ruptura con el realismo ingenuo que la tpistemologia realizb hact tiempo. Asi como el conoeimicnto citniifico no puede reflejar la vida, tampoco la rtstauracibn, ni la museografia, ni la difusidn m8s contextualizada y didhctica lograran abolir la distancia entre realidad y represcntacih. Toda operaci6n científica o peda- gbgica cobre el patrimonio es un metalenguaje, nO hact hablar a las cosas sino quc habla de y sobre ellas. El museo y cualquier polltica patrimonial tratan los objetos, los edificios y las costumbres de tal modo que, m i s que exhibirlos, hacen inteligi- b l e ~ las refaciones entre ellos, proponen hipdtesis sobre .lo que significan para quienes hoy los vemos o evocamos.

Un patrimonio reformulado teniendo en cuenta sus usos sociales, no desde una actitud defensiva, de simple recate, sino con una visicln más compleja de cdmo Ia socied:.d se apropia de su historia, puede involucrar a diversos sectares. N o tiene por qud reducirse a un asunto de especialistas en el pasado. Interesa a las funcionarios y profesionales ocupados en construir el presente, a los indigenas, campesinos, rnigran- tes y a todos los sectores cuya identidad suele ser trastocada por los usos modernas de la cultura. En la medida en que el estudio y la promoci~n del patrimonio asuman los confijctos que la acompafian, pueden contribuir a afianzar la nacidn, ya no como algo abstracto, sino como lo que une y cohesiona -en u n proyecto histdrico sdidario- a los grupos sociales preocupados por la forma en que habitan su espacio. ¿NO seria posible salir del ernpantanamiento que existe cn

la teoria política latinoamericana respecto de la nación, del escepticismo a que conducen los procesas económicos y socia- les en que lo nacional parece disolverse, si avanziramos en este tipo de análisis sobre su configuracidn simbdlica? La discusidn oscila, sin embargo, entre los fundamenralismos dogmálicos y los liberalismos abstractos. Los fundamentalis- ;as se aferran a la tradicidn novohlspana, a las síntesis de catolicismo y orden social jerdrquico, con que desde siempre sabotearon el desarrollo dc la modernidad. Incapaces de entender todo lo que de moderno se insta16 desde e1 siglo XtX en el núcleo del desarrollo latinoamericano, s6Io pueden operar cuando las contradicciones de la modernizacidn subde- sarrollada hacen estallar los pactos sociales que la sostienen. Carecen de nuevas propuestas, pues no logran explicarse por que fallan las formas electivas de sociabilidad liberal y*las reglas capitalistas del mercado en los paises perifeiricos. Uai-

Page 22: El porvenir del pasado (cap.culturas híbridas)_Canclini

camente pueden ofrecer la adhesidn mistiea a un conjunto de ,bienes religiosos y patribticos arcnisantcs, sin sclacibn produc- tiva con los conflictos conteinporineos, Su escasa persuasibn se advierte en el reclutamiento minoritario de iideptos, su baja verosimilitud en Ia necesidad de imponcrsc nliados al podcr militar o a 1os.scctores mds autoritarios de la derecha. Su riesgo mayor: olvidar todo lo que las tradiciones le deben a la modernidad. . . . .

Por su lado, el fracasa del concepto liberal de nacibn no se debe a un rechazo de la modernidad, sino a su promoción abstracta. En el proyecto social y escoIar sasmientino, en sus equivalentes de otros paises, se 'niegan las tradiciones repre- sentativas de, los habitantes originarios para invcntar otra historia en nombre del sabes positivo. El proyecto mexicano, tal como lo enuncia el Museo de Antropología, sc hace cargo de la herencia étnica, pera subordina su diversidad a la unificaciiin modernizadora gestada sirnultincarnente por cl conocimiento cientifico y eI nacionalismo poliiico. No puede haber porvenir para nuestro pasado micniras

oscilemos entre los fundamentnlismos reactivos ante la moder- nidad alcanzada y los modernismos abstractos que se resistcn a problematizar nuestra "deficiente" capacidad dc ser modcr- nos. Para salir de este wesrern, de este péndulo maniaco, no basta. ocuparse. de c6mo se reproducen y transforman las tradiciones. El aporte posmoderno es Ú t i l para escapar de ese irt~pass~ en tanto revela el cardcter construido y teatralizado de toda tradicidn, incluida la de la modernidad: refuta-la originanedad de las tradiciones y la originalidad de las innova- ciones. Al mismo tiempo, ofrece la ocasibn de repensar lo modeyo como un proyecto relativo, dudable, no antagbnico a las tradiciones, ni destinado a superarlas por alguna ley evalu- cionista inverificable. Sirve, en suma, para hacernos cargo a la vez del itinerario impuro de las tradiciones y de la realiza- ci6n desencajada, heterodoxa, de nuestra modernidad.