El Perseguidor 159

4
Número 159 Domingo, 21 de julio de 2013 El perseguidor JAVIER HERNÁNDEZ VELÁZQUEZ … En el aire queda (Idea-Aguere 2013). Conocí a H. Estévez una noche fría de enero de 2011. Un tiempo en que ambos éramos libres, felices e indocumentados (García Már- quez, dixit) y como el Gran Gabo ignorábamos qué tipo de cartas esperaba recibir el coronel, desconocíamos quién diantres era Corina (no me hagan reproducir el apellido), que un Papa pudiera dimitir o una infanta ser imputada. Y, sobre todo, nos echábamos una siesta mien- tras demolían nuestro estado del bienestar. Tanto ha cambiado el paisaje social, político y económico de estas islas que la librería donde nos conocimos cerró el telón hace más de un año. La noche de autos presentó Lo que queda en el aire y nos dejó el rastro de un viento que nos golpea en la cara de nuevo con …En el aire queda. De cuentos va esta historia. De autores y edi- tores. De un trabajo concienzudo de Anghel Morales, el Dustin Hoffman de las letras cana- rias, el pequeño gran hombre versátil (editor, escritor, poeta, exjugador de fútbol, bimbache lover…) que ha sabido rescatar el género breve desde su editorial Aguere con títulos como 13 gramos de gofio estelar, Los días prometidos a la muerte, G21 nuevos novelistas canarios, Pequeños homenajes y éste… En el aire queda. Lograr un correcto anclaje en la literatura de H. Estévez es tarea ardua porque nuestro autor posee el don de un universo literario y un ima- ginario con impronta. Recomiendo al querido lector que comience la lectura por la contra- portada, porque cada pregunta que espolvo- rea en el aire H. Estévez es el leit motiv inspira- dor de sus relatos. Dudas que no pretende resolver, porque el objetivo de la arquitectura de su lenguaje no es alcanzar certezas, más bien todo lo contrario, generar la incertidum- bre que alimenta el estómago del lector. Por- que la geometría literaria de H. Estévez es paradójica. Aprendimos de Euclídes que la dis- tancia más corta entre dos puntos era la línea recta. Pero ese no es, necesariamente, el camino que escoge nuestro autor. H. Estévez juega como un prestidigitador a través de un espejo: Lo que queda en el aire… En el aire queda… ¡voilà! Y ya no ves lo que veías, por- que el espejo te devuelve los sentimientos transformados, y tus estados de ánimo se vola- tilizan en cada relectura. El trayecto narrativo del autor no es de ida y vuelta, más bien son círculos concéntricos, un diálogo interactivo, sin fin, simulando su particular día de La Mar- mota como en el film de Andie MacDowell y Bill Murray. Porque el lector, como sus protagonistas, están atrapados en un tiempo que no existe. En el que H. Estévez, como antes Einstein, no creyeron. Y entonces, llegamos al espacio. Al imaginario, al territorio mítico de Lotavia que Pablo H.de la Cruz ha parido después de la lectura de la obra de su progenitor. Lotavia, (como Sildavia) no existe en los mapas, pero Pablo, como otro Pablo en Albanta, nos des- vela el secreto pretendiendo que entremos en un mundo de ficción al más puro estilo Ste- venson, nacido (¿casualidad?) en Vailima, cerca de Apia, Samoa. Y todos, Joseph Conrad el primero, quisiéramos huir hacia el azul con rumbo a un atolón perdido en los Mares del Sur (Aute dixit). Lotavia es la ficción dentro de la realidad y viceversa. Esa duda, estigma de nuestro autor, es el gran trabajo de sus lectores y la gran potencia de su narrativa. Lotavia es un Para- íso para quiénes la miran con los ojos de la inocencia, pero un territorio con muchas posi- bilidades para los Capitanes Garfios. ¿O no es cierto que la arboleda de Tingo y Erica sobra si se pretende vivir de sol y playa y la tala indiscriminada puede ser fuente de ingresos si se vende la madera a alguna empresa sueca? ¿No es acaso inexplicable que el norte y el sur de Lotavia no estén aún comunicadas por un tren? ¿No se debería hacer prospeccio- nes petrolíferas en la zona de Puerto Pequeño? ¿Y en la ensenada de Tería no es factible ganar terreno al mar? Garfio y sus piratas pueden ver perfectamente la coexis- tencia pacífica de cuatro administraciones públicas con un Cabildo lotavo, siete conseje- rías y treinta y un municipios poblados, al menos, por diez mil vecinos imaginarios e inexistentes en cada uno. H. Estévez husmea en nuestros sueños, nos hace respirar el frescor del Guadiantor, no embarca en un mar, en un barco sn rumbo, en un viaje a ninguna parte, porque el agua es vida, es recuerdo, es camino y es sueño en la memoria de los peces. Y ante todo es desaso- siego. Y, hablando de desasosiego, todos los caminos del autor conducen a una mujer. Una mujer que es duda, es riesgo y es sueño. Ahora sabes que la respuesta a todas tus incógnitas están en el aire y en el aire se quedan. H. ESTÉVEZ O LA GEOMETRÍA LITERARIA Mapa cartográfico de Lotavia. Porque el espejo te devuelve los sentimientos transformados, y tus estados de ánimo se volatilizan en cada relectura. El trayecto narrativo del autor no es de ida y vuelta, más bien son círculos concéntricos, un diálogo interactivo, sin fin, simulando su particular día de La Marmota como en el film de Andie MacDowell y Bill Murray EL PERSEGUIDOR 159-1.qxd 03/09/2013 17:55 PÆgina 1

Transcript of El Perseguidor 159

Page 1: El Perseguidor 159

Número 159

Domingo, 21

de julio

de 2013

El perseguidor

JAVIER HERNÁNDEZ VELÁZQUEZ

… En el aire queda (Idea-Aguere 2013).

Conocí a H. Estévez una noche fría de enerode 2011. Un tiempo en que ambos éramoslibres, felices e indocumentados (García Már-quez, dixit) y como el Gran Gabo ignorábamosqué tipo de cartas esperaba recibir el coronel,desconocíamos quién diantres era Corina (nome hagan reproducir el apellido), que un Papapudiera dimitir o una infanta ser imputada. Y,sobre todo, nos echábamos una siesta mien-tras demolían nuestro estado del bienestar.Tanto ha cambiado el paisaje social, político yeconómico de estas islas que la librería dondenos conocimos cerró el telón hace más de unaño. La noche de autos presentó Lo que quedaen el aire y nos dejó el rastro de un viento quenos golpea en la cara de nuevo con …En el airequeda.

De cuentos va esta historia. De autores y edi-tores. De un trabajo concienzudo de AnghelMorales, el Dustin Hoffman de las letras cana-rias, el pequeño gran hombre versátil (editor,escritor, poeta, exjugador de fútbol, bimbachelover…) que ha sabido rescatar el género brevedesde su editorial Aguere con títulos como 13gramos de gofio estelar, Los días prometidos a

la muerte, G21 nuevos novelistas canarios,Pequeños homenajes y éste… En el aire queda.

Lograr un correcto anclaje en la literatura deH. Estévez es tarea ardua porque nuestro autorposee el don de un universo literario y un ima-ginario con impronta. Recomiendo al queridolector que comience la lectura por la contra-portada, porque cada pregunta que espolvo-rea en el aire H. Estévez es el leit motiv inspira-dor de sus relatos. Dudas que no pretenderesolver, porque el objetivo de la arquitecturade su lenguaje no es alcanzar certezas, másbien todo lo contrario, generar la incertidum-bre que alimenta el estómago del lector. Por-que la geometría literaria de H. Estévez esparadójica. Aprendimos de Euclídes que la dis-tancia más corta entre dos puntos era la línearecta. Pero ese no es, necesariamente, elcamino que escoge nuestro autor. H. Estévezjuega como un prestidigitador a través de unespejo: Lo que queda en el aire… En el airequeda… ¡voilà! Y ya no ves lo que veías, por-que el espejo te devuelve los sentimientostransformados, y tus estados de ánimo se vola-tilizan en cada relectura. El trayecto narrativodel autor no es de ida y vuelta, más bien soncírculos concéntricos, un diálogo interactivo,sin fin, simulando su particular día de La Mar-mota como en el film de Andie MacDowell yBill Murray.

Porque el lector, como sus protagonistas,están atrapados en un tiempo que no existe.En el que H. Estévez, como antes Einstein, nocreyeron. Y entonces, llegamos al espacio. Alimaginario, al territorio mítico de Lotavia quePablo H.de la Cruz ha parido después de lalectura de la obra de su progenitor. Lotavia,(como Sildavia) no existe en los mapas, peroPablo, como otro Pablo en Albanta, nos des-vela el secreto pretendiendo que entremos enun mundo de ficción al más puro estilo Ste-venson, nacido (¿casualidad?) en Vailima,cerca de Apia, Samoa. Y todos, Joseph Conradel primero, quisiéramos huir hacia el azul conrumbo a un atolón perdido en los Mares delSur (Aute dixit).

Lotavia es la ficción dentro de la realidad yviceversa. Esa duda, estigma de nuestro autor,es el gran trabajo de sus lectores y la granpotencia de su narrativa. Lotavia es un Para-íso para quiénes la miran con los ojos de lainocencia, pero un territorio con muchas posi-bilidades para los Capitanes Garfios. ¿O no escierto que la arboleda de Tingo y Erica sobrasi se pretende vivir de sol y playa y la talaindiscriminada puede ser fuente de ingresossi se vende la madera a alguna empresasueca? ¿No es acaso inexplicable que el nortey el sur de Lotavia no estén aún comunicadaspor un tren? ¿No se debería hacer prospeccio-nes petrolíferas en la zona de PuertoPequeño? ¿Y en la ensenada de Tería no esfactible ganar terreno al mar? Garfio y suspiratas pueden ver perfectamente la coexis-tencia pacífica de cuatro administracionespúblicas con un Cabildo lotavo, siete conseje-rías y treinta y un municipios poblados, almenos, por diez mil vecinos imaginarios einexistentes en cada uno.

H. Estévez husmea en nuestros sueños, noshace respirar el frescor del Guadiantor, noembarca en un mar, en un barco sn rumbo, enun viaje a ninguna parte, porque el agua esvida, es recuerdo, es camino y es sueño en lamemoria de los peces. Y ante todo es desaso-siego. Y, hablando de desasosiego, todos loscaminos del autor conducen a una mujer. Unamujer que es duda, es riesgo y es sueño. Ahorasabes que la respuesta a todas tus incógnitasestán en el aire y en el aire se quedan.

H. ESTÉVEZ O LAGEOMETRÍA LITERARIA

Mapa cartográfico de Lotavia.

Porque el espejo te devuelvelos sentimientostransformados, y tusestados de ánimo sevolatilizan en cadarelectura. El trayectonarrativo del autor no es deida y vuelta, más bien soncírculos concéntricos, undiálogo interactivo, sin fin,simulando su particular díade La Marmota como en elfilm de Andie MacDowell yBill Murray

EL PERSEGUIDOR 159-1.qxd 03/09/2013 17:55 PÆgina 1

Page 2: El Perseguidor 159

Domingo, 21de julio de 2013

2 El perseguidor

EDUARDO GARCÍA ROJAS

“Eran las seis de la mañana cuandoun estruendoso ruido resonó en lahabitación. Jorge y Bernardo se levan-taron sobresaltados, parecía que elcielo había caído sobre La Haban. Seasomaron al balcón del hotel y obser-varon como una cortina de agua --como si fuera una manguera proyec-tada desde el cielo-- descargaba sucaudal con potente fuerza sobre laciudad. Jamás en las islas habían vistocaer agua con tanta intensidad. Alfondo, en el horizonte y sobre el mar,

se dibujaban infinidad de rayos queiluminaban constantemente lanoche”.

(Mi Habana en el recuerdo, AgustínRavina Pisaca)

A lo largo de la historia las relacio-nes entre Canarias y Cuba han sidosignificativamente estrechas. La emi-gración que en tiempos tormentososcomo los actuales obligó a miles decanarios a buscar trabajo en la mayorde Las Antillas así como el éxodomasivo que cubanos emprendieronrumbo al archipiélago tras el triunfode la revolución castrista pedía unanovela que rindiera justicia a esoshombres y mujeres que desafiaron aldestino y cuya épica existencial ter-minó por ser devorada por las circuns-

tancias históricas que agitaron elCaribe durante el primer tercio delsiglo XX.

Consciente del desafío ante el quese encontraba, el escritor AgustínRavina Pisaca propone en Mi Habanaen el recuerdo el relato de dos emi-grantes tinerfeños, Bernardo y Jorge,naturales de La Gomera y Tenerife,respectivamente, en esta monumen-tal obra en la que además de narrarcómo poco a poco y a base de muchotesón y trabajo sus dos protagonistasterminan por insertarse en la socie-dad, recorre la vida del país desde

mediados de los años treinta hastaprincipio de los sesenta. Lo que sirvede repaso para refrescar la historia deCuba.

Cuba

Un país que, al igual que Venezuela,podría ser considerado como laoctava isla de Canarias porque ¿quiénno tiene en esta tierra un pariente quese marchó para no saber nunca másde él?

Éste y no otro es el objetivo de lanovela de Ravina Pisaca, un título quepese a su extensión (¡más de ocho-cientas páginas!) y en ocasiones irre-gular discurso narrativo expone sinmáscaras para describir la forja espiri-tual que caracterizó a muchos de estos

hombres para convertir sus sueños enrealidad al mismo tiempo que se cuba-nizaban sin dejar de recordar su terri-torio de origen.

En este aspecto, lo mejor de MiHabana en el recuerdo es seguir el iti-nerario existencial de sus dos prota-gonistas, así como la nostalgia quesienten ante unas islas que nos lesofrecía nada, salvo atraso y tradición.

Uno de ellos, Bernardo, se marchade la isla obligado por problemas per-sonales mientras que Jorge se evadepor sed de aventuras para prosperar.

Una vez desembarcados en La

Habana y para situar al lector, Agus-tín Ravina Pisaca salpica su texto conreferencias históricas en las quecuenta los distintos conflictos que hanconfigurado la radiografía política ymoral cubana entre los años com-prendidos --ya hemos dicho-- treintahasta principio de los sesenta.

Estos capítulos históricos me hanpermitido refrescar algunos de losmomentos más señalados de la bio-grafía de ese país. Un país que des-pierta entre los iniciados contradic-ciones y mucho desconcierto. Tam-bién demasiada pasión, lo que difi-culta una lectura objetiva para inten-tar entender el rumbo que, final-mente, asumió la isla tras la entradaen enero de 1959 de Fidel Castro en

La Habana.Ciudad legendaria.La obra de Ravina Pisaca da voz así

a la diáspora, a los que se marcharonmientras abandonaban por el peso dela Historia lo mejor de su patrimoniosentimental como material en la isla.

Pero son estos, a mi juicio, los capí-tulos menos afortunados del libro, yaque quiebra el pulcro equilibrio entrecabeza y corazón que mantenía elautor hasta ese momento.

Cabeza al narrar el laborioso trabajoque desarrollan sus protagonistas paraconvertirse en hombres de provechopara hacer familia. Y corazón cuandolas complicadas tormentas políticascubanas --tan extremas y trágicas--enturbian el contenido de la novela.

Mi Habana en el recuerdo es unlibro que, pese a su extensión y pese asu inestable estructura, reúne los sufi-cientes atractivos para aquellos que,consciente o inconscientemente, hansido inoculados con el virus cubano.

Una isla que se nota que RavinaPisaca conoce muy bien, y que susprotagonistas recorren en los quequizá resulten los capítulos más inne-cesarios de la novela por su sabor apostal turística, pero que no manchanlas intenciones de una obra ambiciosay escrita con un profundo amor haciaCuba y sobre todo, de ahí el título, aLa Habana, una capital que aprendióa estar despierta las 24 horas del día yque deslumbró por fusionar moderni-dad y clasicismo para ser una de lasciudades de referencias del planetahasta que llegó el comandante ymandó a parar.

Todos estos elementos hacen, pesea sus peros, que Mi Habana en elrecuerdo me resulte un volumen sin-gular. También una rareza en el pano-rama de la república de las letras que,actualmente, se escriben en Canarias.

Encuentro en el texto una agrade-cida reivindicación por los emigrantesque lo dejaron todo para ser personasy generar familia en un país que, apa-rentemente, les resultaba muy grande.

Familia inquieta, se destaca en loscapítulos finales del libro, cuando sos-pecha que la revolución transforma-dora no fue otra cosa que una sandía:verde por fuera y roja por dentro.

MI HABANA EN ELRECUERDO, UNA NOVELA

DE AGUSTÍN RAVINAPISACA

EL PERSEGUIDOR 159-1.qxd 03/09/2013 17:55 PÆgina 2

Page 3: El Perseguidor 159

3Domingo, 21de julio de 2013

El perseguidor

“LA NOVELA QUIERERESOLVER UNA DEUDA

MORAL CON MI ABUELO”EDUARDO GARCÍA ROJAS

- ¿Cuál es el origen de Mi Habana en el recuerdo, su pri-mera novela?

- El origen fue a raíz de una entrevista que sostuve conuna persona mayor natural de La Gomera en SantoDomingo, provincia de Villa Clara, que me contó lo quemás tarde utilizaría al inicio de la novela, y en el que seexplica cómo un joven tiene que abandonar su isla altener problemas con un comandante, al que llamo Moraen el libro. Al escuchar esta historia me hice la promesade escribir este incidente. La novela, por otro lado, quiereresolver una deuda moral con mi abuelo, un referente enmi vida. A partir de ahí surgió el relato de Jorge y Ber-nardo.

-Mi Habana en el recuerdo es un título ambicioso, en elque cuenta la historia de sus protagonistas y la de Cuba alos largo de tres décadas.

- Invertí en Mi Habana en el recuerdo cuatro años ymedio, lo que exigió mucho trabajo de documentaciónpara poder describir lo más acertadamente posible loque aconteció en aquellos años, también la forma devivir de aquella época visto desde la perspectiva de dospersonajes naturales de Canarias obligados por la fuerzade las circunstancias a emigrar a la isla.

- Lo interesante de su novela es que el retrato queofrece de la inmigración está alejado de tópicos.

- Es que la historia de la emigración se ha escrito desdedos puntos de vista radicalmente diferentes. Está el relatodel triunfador que regresa a las islas con dinero en los bol-sillos y el del hombre que fracasó, que pasó mucha mise-ria y hambre. En este sentido, siempre se ha escrito la his-toria bonita de la emigración pero no la oscura, la del fra-caso. En uno de mis viajes a Cuba me sorprendí asícuando encontré a mucha gente que realmente lo pasómal. Recuerdo así la experiencia que me narró un emi-grante herreño.

- Entiendo que el libro es resultado de muchas de estasconversaciones que mantuvo en la isla.

- Visité por primera vez Cuba en pleno Periodo Espe-cial, en 1994, para elaborar un censo de canarios quevivían aún en la isla. Muchos de ellos, emigrantes parahuir de la Guerra de África o la Guerra Civil. Todos ellosllegaron a una Habana que, en aquellos tiempos, se habíaconvertido en una ciudad de referencia en América, y lamagia del país me sedujo, por lo que me puse a investigary de ahí salió la novela.

- Por lo que muchas de las cosas que cuenta en lanovela reflejan parte de aquellas entrevistas que man-tuvo con esos emigrantes.

- En efecto. Recuerdo en especial una charla con JorgeLuis Darias, administrador de la provincia de Santa Claray natural de La Palma, que me dijo que antes de la revolu-ción había sido multimillonario aunque ahora no teníanada. Esa charla me sorprendió enormemente, e intentébuscar una explicación de porqué había sucedido esto.

- Cuba es un país que tiene un color especial en contrade otros de América donde también recalaron emigran-tes. ¿Qué tiene Cuba?, ¿cuál es su secreto?

- En mi caso particular, la sensación era que estando enCuba no había salido de la Canarias de mi niñez. Me metíen las casas, hablé con sus vecinos. Poca gente sabe queSanta Clara, una de las ciudades más importantes delpaís, fue fundada por canarios… Es un pueblo en el quelos mayores aún distinguen entre canarios y peninsula-res…

- Sabrá entonces que para esa misma gente el canarioera objeto de chistes…

- Pero eso se explica por el perfil del canario que emi-graba en aquellos tiempos. Se trataba de gente sin estu-dios, sin apenas preparación. Fue una emigración muydiferente a la, por ejemplo, gallega y asturiana.

- En los casi treinta años en que transcurre su libro,

¿qué periodo considera fundamentales para La Habana?- La década de los cuarenta y cincuenta. Época de

esplendor que se detiene en 1954 con el golpe de Estadode Fulgencio Batista, que es cuando se fragmenta el sis-tema porque Batista fue una persona sin escrúpulos, unhombre que gobernó el país ayudado por la mafia norte-americana, en concreto bajo la mano invisible de MeyerLansky. Durante esa etapa se fracturó la convivencia y sepuso fin a todo principio ético. Y la gente al reaccionar dioorigen al nacimiento de un líder, Fidel Castro, en el quedepositaron todas sus esperanzas.

- Pero usted se muestra muy crítico con Castro en sunovela.

- Fidel Castro, abogado, fue un niño bien. Vinculado alrégimen de Batista a través de su primer matrimonio.Castro se aprovechó además de un hombre honesto comofue Eduardo Chibás al militar en el partido Ortodoxo, asíque tras la muerte de Chibás jugó con las circunstanciaspara erigirse en un líder nacional.

- ¿Qué momentos de la novela le resultaron más difíci-les de escribir?

- Mi Habana en el recuerdo es una historia de persona-jes que caminan solos en los que a veces muestro mis sen-timientos más profundos. Tanto, que incluso a veces teníaque detener la escritura porque me ponía a llorar porquedetrás de las vivencias de sus protagonistas enseñaba mispropios sentimientos. La novela cuenta con capítulos deHistoria, en los que volqué lo que recogía en la fase dedocumentación; así como partes sentimentales que resul-taron las más complicadas porque tenía que transmitirhumanidad.

- El libro termina con algunos de sus personajes, obli-gados por las circunstancias históricas, emigrando otravez. Pero en esta ocasión a Miami. ¿Cuál es su valoraciónde esa otra Cuba, la del exilio?

- Es una pregunta difícil porque a raíz del triunfo de larevolución castrista mucha gente tuvo que irse por miedoa represalias y otra porque no estaban de acuerdo con elnuevo régimen. En Miami se reúnen muchas tendencias,en la que algunos intentan aprovecharse del exilio paradefender sus intereses y otros que solo quieren vivir tran-quilamente esperando la oportunidad de volver cuandolas circunstancias lo permitan.

- Tras Mi Habana en el recuerdo ¿está trabajandoalguna nueva historia?

- Intentó escribir la que puede ser su segunda parte.Parte en la que describiré lo que sucedió tras el triunfocastrista, y cómo afectó a los cubanos el nuevo régimen.

SI HUBIERASESTADO AQUÍ,UNA NOVELADE CECILIADOMÍNGUEZ LUIS

EDUARDO GARCÍA ROJAS

“Todo pasa y con el tiempo llega el olvido. Aunque un díapuede ocurrir que, al pasar por una calle, un determinadoolor, la forma de tu propia sombra en una puerta, una pala-bra oída al azar, te devuelva algunos fragmentos delpasado. Por eso debes prepararte para que no te coja des-prevenido”.

(Si hubieras estado aquí, Cecilia Domínguez Luis, colec-ción: G21 Narrativa Canaria Actual, EdicionesAguere/Idea).

G21 Narrativa Canaria Actual ha publicado la últimanovela de Cecilia Domínguez Luis, lleva por título Si hubie-ras estado aquí, y es el décimo título publicado dentro deesta desconcertante colección que dirige el igual de des-concertante Ánghel Morales para Ediciones Aguere/Idea.

La nueva novela de Domínguez Luis va de personajes. Loque significa que a la autora lo que le interesa es darle cohe-rencia interna a las dos mujeres y tres hombres que incluyeen su historia. Protagonistas, en especial los femeninos,que emocionalmente van a tener que rendir cuentas por supasado.

Relato construido a través de todos ellos, una primerapersona que se refleja en forma de blog, un diario, un cua-derno de notas, Si hubieras estado aquí es una historia defrustraciones pero también anhelos en la que gravita unaidea interesante sobre la pérdida de la confianza y cómoafecta a nuestra relación con los otros .

Tiene Cecilia Domínguez Luis la virtud, además, de hacercreíbles las distintas voces que intervienen en su novela. Enespecial las de Marta y María, hermanas que se han distan-ciado y que aparentemente son diferentes. Yo quiero pen-sar, en todo caso, que son las dos caras de una mismamoneda. Tan cerca y sin embargo tan lejos.

Marta tiene un carácter fuerte e independiente, esoexplica que abandonara la ciudad en la que vivió para aspi-rar a ser otra cosa.

María resulta más vulnerable. Se trata de una mujer quenecesita que la protejan y que casi parece que disfruta almantener sus heridas abiertas para que las personas a sualrededor continúen prestándole la atención que cree quese merece.

Circunvalan y transitan en torno a Marta y María, casicomo si de satélites emocionales se tratasen, Manuel, Tonoy Carlos.

El primero, un sufrido y paciente compañero sentimen-tal de María; el segundo es un hombre que busca tambiénsu espacio en el pequeño universo en el que existe, y el ter-cero, un periodista que, en esta historia desencadena invo-luntariamente la tormenta. Tormenta que se avecina nadamás abrir Si hubieras estado aquí.

Esto hace que la novela de Domínguez Luis sea uno delos títulos --y pese a todos sus peros-- más atractivos porsus ambiciones de los que ha publicado hasta la fecha lacolección G21 Narrativa Canaria Actual.

Se trata de una novela de y sobre sentimientos, de rela-ciones, que ofrece perspectivas aparentemente opuestasde entender la vida. Y si bien me molestan todas ellas, laescritora tiene capacidad de hacerlas creíbles.

En Si hubieras estado ahí no hay que plantearse un quépasará sino, más bien, el cómo resolverán los protagonistassus traumas pasados y presentes.

La novela, sin embargo, no termina por aclararlo.Demasiados puntos suspensivos…Con todo, se trata de un título que ya desde el inicio

quiere definir sus límites pero casi parecen que estos doble-gan a la autora. A fin de cuentas ¿quién no ha pensadoalguna vez que las cosas sería distinta si hubieras estadoahí?

La novela habla de culpa, de frustración, de engaño.Ya saben, de este absurdo cómico que es la vida.

Agustín Ravina Pisaca es el autor de Mi Habana en el recuerdo.

AGUSTÍN RAVINA PISACA /Escritor

EL PERSEGUIDOR 159-1.qxd 03/09/2013 17:55 PÆgina 3

Page 4: El Perseguidor 159

Domingo, 14de julio de 2013

4 El perseguidor

XABIER OBANOS (*)

He de comenzar, expresando queconstituye un placer para mí tener elprivilegio de presentar el libro de unescritor de la talla de Agustín E. Díaz-Pacheco. En torno a su libro BrevesAtajos (1), un conglomerado demicrorrelatos, serios y no tan serios,sólo aptos para brillantes y melancó-licos. Y es que, si tuviese que elegirun adjetivo para describir Breves Ata-jos sería “Saturnino”. El desarrollode dicho viaje teniendo como patróna Saturno, que señala a "no decirnada del todo", será el leitmotiv fun-damental de la argonáutica literariade Díaz-Pacheco. En este libro, el icó-nico escritor canario nos ilumina conuna literatura que se yergue en laimperiosa necesidad de manifestarsesin lugar y sin tiempo, la nada, vacíolabrado más allá de los confines, enla oquedad misma, haciendo portanto quebrar palabra a palabra, elparadigma estético precedente, ydonde cada cuento, como crímenesbreves, comparten una misma natu-raleza que parecieran corroborar elCredo Atanasiano; todos los capítu-los no son más que un capítulo, un“breve atajo”.

Hay una escuela de pensamiento enla que Saturno y el temperamentomelancólico es vista como el humorde los grandes hombres, pensadores,profetas y místicos. En esta escuela, lamelancolía implicaba un signo degenialidad; el obsequio del inmemo-

rial Saturno, donde el hombre satur-nino, intelectual por naturaleza, sealza hasta casi rozar lo divino. Dichascaracterísticas están descritas en elProblemata physica, atribuidos a untratado de Aristóteles, en cuyo librodecimotercero el filósofo “habla de lamelancolía como humor de héroes ygrandes hombres”.

Esta tendencia hacia Saturno sedeja ver en todos los relatos del libro.Así, la montaña sagrada de este dios,se hace presente en diferentes relatosdonde se inmiscuyen escaladorescomo en el “El alpinista”, “Credulidaden la montaña de hielo” o “El amo-nite”, en el que se plasma lo inmemo-rial, también símbolo de Saturno. Dela misma manera, Juno, la contra-parte femenina, que simboliza el marprofundo y la luna, es representadaen relatos como “Platear las olas delmar” donde el autor juega con laspalabras como los antiguos trovado-res franceses y aparecen personajescomo “Carmen Narias”. De unamanera más sutil, la feminidad afloraen este libro gracias a un exquisitoprólogo realizado por Isabel Rojas,que sintetiza a la perfección la esenciade la obra. Saturno es también el diosde los límites y las fronteras. Así, laslimitaciones humanas quedan plas-madas en numerosísimos relatos, y,me aventuro, quizá demasiado, aintuir cierta neurosis de fracaso y unaprohibición de ser quien se es porparte del autor, quien crea numerosospersonajes que nunca terminan de

lograr su objetivo o cumplen roles queno les pertenecen. Esta tendenciaqueda clara en relatos como “Elnegro”, “Baileaguijón”, “Aldea glo-bal”, “El silencio”, “El coleccionista”, ydicha prohibición subconscientealcanza su frenesí en situacionesdonde los protagonistas acaban conellos mismos, como en “El adiós soli-tario” o “El avaro desesperado”, entreotros. El arquetipo de Saturno apa-rece, ya de manera literal casi al finalde la obra, en el “Sindrome de Stend-hal”, donde, a través de una pinturade William Turner, se ilustra al diosSaturno en todo su esplendor.

Con Breves Atajos, Agustín E. Díaz-Pacheco ha logrado construir un viajemelancólico donde el símboloheroico, el furor y la demencia, fuen-tes de toda inspiración que aunadas ala melancolía de los grandes hom-bres, de héroes como Hércules, pen-sadores como Empédocles o Platón, yprácticamente todo los poetas, dancomo resultado el genio. Un genioque se esculpe en la pericia de unescritor con décadas de experienciaen este arte.

(1) Breves atajos, Agustín E. Díaz-Pacheco, Ediciones IDEA, 137 pági-nas, Canarias, 2013.

(*) Xabier Obanos es autor de tex-tos periodísticos, poéticos, narrativosy ensayísticos, algunos inéditos. Eltexto que reproducimos se leyó en ElGenerador (Santa Cruz de Tenerife)el pasado 13 de junio.

CRONO-LOGÍA DE UN ATAJO

ISABEL ROJAS HERNÁNDEZ (*)

Quiero iniciar mi intervención dandolas gracias a Agustín, por contar con-migo para la reedición de Breves ata-jos.

Me senté a pensar en lo que yo diría,en este momento, y lo primero en loque pensé fue en el sentido, en el signi-ficado, que le otorgamos al propio actode escribir.

Y pensé que en la soledad de un escri-torio, en una mesa cualquiera quizás,alguien empuña un bolígrafo, un lápiz,o tal vez presiona unas teclas cual si deun piano se tratara…es alguien que seadentra –o transita por- un noble y her-moso oficio, uno de los más antiguos(el más antiguo sería, en su caso, la lite-ratura oral, de la cual proviene).

En esa soledad -muy probable-mente poblada de voces, de personajes,de imágenes, donde campa diferentesemociones-, un escritor, una escritora,cada cual con sus motivaciones, se

atreve a rasgar el velo de lo conocidoen aras de subvertir la realidad.

Ese acto de subversión, de transgre-sión, es lo que hace que escribir puedaser algo mágico y, desde luego, uno delos motivos que dan sentido a la vida.

Es en ese sentido del oficio de escri-bir en el que me encuentro con AgustínE. Díaz- Pacheco, persona inquieta,observador crítico del mundo que lerodea, escritor que no gusta de ungirsede vanidad sino, muy al contrario,caracterizado por la sencillez y lahumildad.

Asumí el reto de escribir el prólogode Breves Atajos, y comenzaba ésteescribiendo sobre el miedo y pensaba,al hacerlo, en mi propio miedo ante latarea encomendada, por una parte, yen el miedo, a nivel ya general, comoemoción necesaria para sobrevivir,intrínseca al ser humano pero, a veces,también como emoción limitante yparalizadora. Comenzaba, decía, escri-biendo sobre cómo se supera el miedo

y lo enlazaba en cómo debe transitarsepor la realidad a la vez que con el noblearte de la escritura. En ambos casos, elmiedo debe perfilarse como esa emo-ción necesaria que nos aporte cautelapero que, a la vez, nos empuje a rasgarla duda.

Breves Atajos, en ese acto de trans-gresión al que aludía al inicio, bienpodría considerarse un homenaje a laresistencia, a la resistencia de vivir, coningredientes muy presentes en la obrade Agustín, como por ejemplo: una iro-nía sutil y precisión narrativa.

Recorrer estos atajos, formar parte,ha sido, para mí, un gratificante tra-yecto y espero que lo sea para ustedestambién.

Gracias.

(*) Isabel Rojas Hernández, peda-goga y crítica literaria. El texto quereproducimos se leyó en El Generador(Santa Cruz de Tenerife) el pasado 13de junio.

A MODO DE ESCRIVIVIR

Portada de

Breves atajos,

de Agustín

Díaz Pacheco.

EL PERSEGUIDOR 159-1.qxd 03/09/2013 17:55 PÆgina 4