EL PENSAMIENTO HEGEMÓNICO Alberto Mansueti Dedicado a la memoria de Ayn Rand, cuyas obras me dieron...

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EL PENSAMIENTO HEGEMÓNICO

Alberto Mansueti

Dedicado a la memoria de Ayn Rand, cuyas obras me dieron muchas luces para entender la Santa Biblia.

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No es insulto decirle “positivista” a un abogado, “Neo-clásico” a un economista, “marxista” a un sociólogo, “idealista” a un Filósofo o “liberal” a un Teólogo. Es aludir a la corriente de pensamiento a la que adscribe, aunque tal vez sin advertirlo, por haber asistido a una Universidad que le vendió una doctrina errónea como si fuese la incuestionable verdad, más allá de toda crítica, del bien y del mal.Pero hay muchos problemas.

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1. El problema de la garantía de la validez de los conocimientos Los abogados, economistas y profesionales en Humanidades en general, han obtenido un diploma firmado, fechado y sellado por las autoridades de una Universidad, estatal o acreditada por el Estado. Pero, ¿es esa una garantía suficiente de la verdad del saber aprendido?Cuando un profesional conoce por primera vez el Liberalismo Clásico, descubre que sus profesores le han metido estatismo de contrabando en la cabeza; y algunos no escondido sino a la descubierta. Afronta un severo golpe, cuestionamiento y crítica a casi todo lo que le enseñó la Academia, dominada por los paradigmas estatistas y anti-liberales. Ante los fracasos del estatismo en la diaria realidad, y las sólidas verdades permanentes del Liberalismo Clásico, el graduado universitario entonces se pregunta inevitablemente si en las aulas no ha perdido algunos años y considerable cantidad de dinero.

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Este choque genera muchísima incomodidad. ¿Son inválidos entonces esos “conocimientos” adquiridos con tanto esfuerzo? ¿En vano las inversiones de tiempo y dinero, noches en vela, privaciones y sacrificios? ¿Y cómo ve el profesional a sus clientes, alumnos, empleados o empleadores, colegas, hasta miembros de su misma familia? ¿Les dirá que sus “conocimientos” acumulados no son verdaderos, y por ende no es un experto competente?Y la gran pregunta: ¿cómo discernir lo genuino de lo falso sin una autoridad que lo certifique?

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2. El problema de desaprender y reaprender 

El primer contacto con el Liberalismo Clásico te enseña p. ej. que la crisis económica mundial de hoy en día es como la de 1929: todo fue por atender sólo recomendaciones estatistas e intervencionistas, y desatender “la otra campana”, negándose sistemáticamente a considerar sus alegaciones y argumentos. Igual es con el problema de la pobreza, el de la droga, la criminalidad desatada en las calles, las guerras, etc etc.Aprendes de paso a dudar de la “cronolatría” o adoración del tiempo en cuestiones de pensamiento: no todo libro o autor del pasado es inservible, ni todo lo nuevo es necesariamente mejor que lo viejo.¿Qué hacer? ¿Cuánta inversión requiere sustituir esos paradigmas anti-liberales por verdadero saber? ¿Hay que volver a invertir más tiempo y más dinero, otras noches en vela, nuevas privaciones y sacrificios?

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3. El problema de los no universitarios “Eso no es conmigo, yo estudié Ingeniería” dicen algunos (o Medicina). “Y menos conmigo, que ni siquiera fui a la Universidad”, dicen otros.Pues no. Uno, porque en carreras científicas y técnicas hay materias como “Realidad Nacional”, “Estudios Sociales” y otras por el estilo, que son todo un “catecismo corto” de marxismo, “socialismo del s. XXI”, y anti-liberalismo militante y agresivo. E igual en la enseñanza media y hasta elemental. Dos, porque si no fuiste a la Universidad, sí fueron en cambio a los claustros oficiales el dueño y el director del diario o la cadena de TV y radio que seleccionan tu dosis diaria de información, y los periodistas y “analistas” que te la escriben. Con tus noticias, editoriales, notas breves, artículos, entrevistas, “comentarios” de actualidad, entretenimiento y “cultura” (incluso deportes) que consumes a diario, en líneas y entrelíneas. Y si no consumes mucho, tu vecino, amigo, compañero de trabajo o tu pareja consumen, y te re-trasmiten la peste.Y si eres cristiano, el Sacerdote o el Pastor de tu Parroquia o tu Iglesia muy probablemente fue a un Seminario, o de otro modo consumió material envenenado que te pasa en sus Homilías (quizá sin saberlo). Los graduados son infectados en la fuente de la epidemia; y nos contagian a todos con la plaga intelectual.

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4. El problema del relativismo Mostrar al universitario qué sistema o línea de pensamiento marxista, positivista, materialista o relativista le han inculcado en su Facultad es algo que le saca de su “Zona de Confort”, pero no es un insulto.Tampoco es “ponerle etiquetas” como protestan los relativistas, enojadísimos. En todo caso es ponerle adjetivos cualificativos (que cualifican, no necesariamente descalifican) derivados de los “nombres” de las corrientes de pensamiento hegemónicas en las Facultades y Escuelas universitarias, p. ej. “positivismo” jurídico en las de Leyes, ideas “Neo-clásicas” en las de Ciencias Económicas, Marxismo en casi todas, “idealismo” en Filosofía y Letras. Nombres son las palabras que nos sirven para identificar las realidades, y las doctrinas son reales. Los nombres son sujetos (lógicos) de una proposición, y sustantivos o sujetos (gramaticales) de una oración.La confusión deviene por el clima relativista imperante, que prohíbe calificar como errónea o falsa a una doctrina porque “nadie es dueño de la verdad”. El relativismo también dice que “no podemos conocer las realidades en sí mismas” (kantismo), y enseña que “los nombres son meros nombres, son convenciones” (nominalismo, convencionalismo, otras variedades del relativismo).Para colmo, la gente confundida cree que ser “liberal” es ser relativista, y que “un liberal no puede ser dogmático”. ¡Pero en el código relativista, “dogmático” equivale a no relativista!

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5. El problema del Idealismo El relativismo es el idealismo llevado al extremo. El idealismo es una de las dos grandes corrientes de la Filosofía.El Idealismo es la filosofía Antropocéntrica, centrada en el Hombre. “El hombre es la medida de todas las cosas” (Protágoras) Como cada persona tiene su opinión, y “no podemos saber quién tiene la razón” entonces todas las opiniones son valederas, no hay una que sea verdadera y las otras falsas. Los sentidos y la razón pueden engañarnos, no son confiables. Por tanto “la verdad no existe” (agnosticismo); y si existe no puede conocerse (escepticismo). Existe “la verdad para mí; o sea mi verdad, y la tuya” (subjetivismo). Y existen las emociones y los sentimientos (romanticismo); y las experiencias personales, todas únicas e intransferibles (existencialismo, más variedades del relativismo).El Realismo es en cambio la filosofía Ontocéntrica, centrada en el Ser. Las opiniones que coinciden con la realidad son verdaderas (objetivismo); las otras son equivocadas o falsas. Y hay un modo de “dis-cernir” la diferencia: investigando las proposiciones, confrontando estas entre sí, y con la realidad, en tanto esta puede ser observada, experimentada, medida etc. empíricamente (con los sentidos), y ser analizada, juzgada, pensada, razonada (con la razón), hasta llegar a la verdad de modo concluyente. Algunos llaman al realismo “la filosofía del Sentido Común”. No confundirla con el materialismo: “la única realidad es la materia”, o con el naturalismo: no hay más realidades que las naturales.

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6. El problema del pensamiento hegemónico Las llamadas Ciencias Sociales (antes se les llamaba “Humanidades”) son disciplinas y “departamentos” del saber acerca del hombre y la sociedad; así como Física, Química y Biología lo son del saber científico-natural.El problema es que en las primeras existen opuestas corrientes de pensamiento enfrentadas, en cada disciplina, y algunas son “hegemónicas”, en los territorios académicos tomados y secuestrados por el anti-liberalismo: Facultades, Departamentos y Escuelas universitarias.Las corrientes hegemónicas desde hace muchísimo tiempo son casi todas influidas por alguna forma del Idealismo, y contrarias al Liberalismo. A los alumnos de Abogacía se les enseña principalmente Positivismo Jurídico; a los de Economía se les insufla la Escuela “Neo-clásica” en distintas formulaciones (y muchas veces Marxismo); a los de Historia también se les inculca Marxismo, e igual a los de Sociología y Antropología (y/o Positivismo Sociológico), y en Ciencia Política o Politología lo que domina es la Ciencia del Estado o estatología. Por supuesto en Filosofía el Idealismo es hegemónico; y la “Teología liberal” en los Seminarios cristianos.Por el contrario, las corrientes y Escuelas influidas por el Realismo filosófico, y afines o congeniales al pensamiento liberal, son a propósito ignoradas, marginadas, tergiversadas y/o calumniadas. En Abogacía se desprecia la Escuela del Derecho Natural; en Economía se vilipendia a la Escuela “Austriana”; y en general, en todas las ramas se condena a los autores y corrientes cuestionadoras de los paradigmas estatistas e idealistas en general.

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7. El problema para los universitarios cristianos Para los buenos filósofos cristianos, el idealismo expresa la rebelión de Adán y la Guerra contra Dios en el frente filosófico; y el realismo lo contrario, pues Dios es parte de la realidad, la mayor y más importante, porque es la realidad increada y creadora de la realidad creada.¿Saben los cristianos qué es “ser cristiano”? Para los católicos es haber sido bautizado según el rito católico. Para los evangélicos es haber repetido la “oración de Fe” que un líder le recitó conforme al rito evangélico. Pero no; ser cristiano implica algo más, y lo que sea “eso más”, incluye nada menos que el pensar como cristiano: pensar según y conforme a la Palabra de Dios.El Ps. Claudio Zolla dice: “Si lo que te enseñaron tus profesores en la Universidad va contra la Palabra de Dios, ¡qué pena por la Universidad!” Y el realismo dice: “Si lo que te enseñaron tus profesores en la Universidad va contra la realidad, ¡qué pena por la Universidad!”

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