EL PATIO DE RECREO: UN ESPACIO DONDE LAS …

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i EL PATIO DE RECREO: UN ESPACIO DONDE LAS INTERACCIONES SOCIALES PERMITEN LA CONSTRUCCIÓN DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR Por: FREDDY URREA COD. 201611157 Directora de Tesis: DIANA RODRIGUEZ GÓMEZ, Ed.D. UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE EDUCACIÓN TESIS BOGOTÁ, D.C., 2017

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EL PATIO DE RECREO: UN ESPACIO DONDE LAS INTERACCIONES SOCIALES

PERMITEN LA CONSTRUCCIÓN DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR

Por:

FREDDY URREA

COD. 201611157

Directora de Tesis:

DIANA RODRIGUEZ GÓMEZ, Ed.D.

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

FACULTAD DE EDUCACIÓN

TESIS

BOGOTÁ, D.C., 2017

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Tabla de Contenido

Introducción _________________________________________________________________ 1

1. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN ___________________________________________ 7

2. OBJETIVOS ______________________________________________________________ 7

2.1 General _______________________________________________________________________ 7

2.2 Específicos ____________________________________________________________________ 7

3. BALANCE BIBLIOGRÁFICO ________________________________________________ 8

3.1 La convivencia _________________________________________________________________ 8

3.2 Los modelos de gestión para la convivencia escolar ___________________________________ 11

3.3 El patio de recreo ______________________________________________________________ 15

4. Justificación _____________________________________________________________ 17

5. Marco Teórico ___________________________________________________________ 21

5.1 Comunicación e interacción social _________________________________________________ 21

5.2 El espacio como lugar simbólico para la interacción y convivencia ________________________ 24

6. Metodología _____________________________________________________________ 25

6.1 Diseño metodológico ___________________________________________________________ 25

6.2 Métodos de recolección de datos por población y criterios para seleccionarlos _______________ 27

6.3 Observación participante ________________________________________________________ 28

6.4 Grupo Focal __________________________________________________________________ 29

6.5 Métodos de análisis de datos ______________________________________________________ 30

6.6 Limitaciones de este estudio ______________________________________________________ 31

6.7 Consideraciones éticas __________________________________________________________ 31

7. Hallazgos _______________________________________________________________ 33

7.1 El recreo: espacio de transición donde es importante la amistad __________________________ 33

7.2 Espacios e infraestructura: una adaptación de carácter simbólico _________________________ 36

7.3 El patio de recreo: un espacio abierto para recorrer y convivir ___________________________ 38

7.4 Videojuegos, espacios cerrados y convivencia ________________________________________ 40

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7.5 Norma y Juego Físicos __________________________________________________________ 44

7.6 Las maletas y la disposición de los cuerpos __________________________________________ 46

8. CONCLUSIONES ________________________________________________________ 47

9. REFERENCIAS __________________________________________________________ 52

ANEXOS ___________________________________________________________________ 62

iv

Lista de Figuras

Figura 1. Estructura Metodológica_________________________________________ 26

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Introducción

Desde la gestión para la convivencia escolar se ha identificado la presencia de modelos de

gestión que procuran dar respuesta a las problemáticas de violencia escolar dentro de las

instituciones educativas. Esta identificación de modelos ha planteado la existencia de parámetros

de intervención que los clasifican en: punitivo, si la posición de las instituciones es vertical y aplica

la sanción sin posibilidad de encuentro entre pares para la resolución del conflicto; relacional, si

se da una gestión enfocada en la interacción entre pares y en procura de reparación, y finalmente,

integrado, si se combinan los dos modelos de gestión anterior con participación de la comunidad

educativa y el uso de esquemas más estructurados de apoyo y reflexión (Martín, Fernández,

Andrés, del Barrio y Echeita, 2003).

Una muestra de la búsqueda por encontrar respuestas a los problemas de convivencia bajo

el tercer modelo son las experiencias descritas por Teixidó (2013) con relación a los planes de

mejora de algunas instituciones educativas en España. Indica el autor dentro del inventario de

acciones realizadas:

…planes de acción tutorial, programas de mediación escolar, semanas o días de

concienciación y prevención, democratización escolar, fomento de la participación de la

comunidad, mentoraje, educación socioemocional, educación en valores, resolución

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positiva de conflictos, desarrollo profesional docente ante el abordaje de la disruptividad

en el aula, adopción de criterios organizativos, etc. (p.7)

Toda esta labor enfocada a la solución de las problemáticas de violencia institucional y al

mejoramiento de las condiciones de la comunidad educativa se logra con éxito, dice el autor, en la

medida en que cumplen con “adecuación a las necesidades de contexto y, sobre todo, en la

implementación de las acciones previstas” (Teixidó, 2013, p. 7)

Por otro parte, y bajo el mismo esquema de modelos de intervención frente al tema de

convivencia, el gobierno colombiano a través de la Ley 1620 y el decreto 1985 de 2013 propone

la creación de entes y el establecimiento de lineamientos de acción para la solución de problemas

de violencia en el sector educativo. Un aporte esencial para la experiencia colombiana en el

mejoramiento de la convivencia escolar lo hace Chaux (2013) quien a través del programa Aulas

en paz integra a docentes, estudiantes y padres de familia desde la dinámica del fortalecimiento de

competencias para la convivencia con el uso de estrategias pedagógicas.

Tanto en el caso de Teixidó (2013), como en el de Chaux (2013), las estrategias están

encaminadas a la transformación de las prácticas de convivencia institucional. Ambas

experiencias muestran la tendencia a desarrollar estudios y propuestas educativas que se enfocan

en la violencia escolar dejando de lado las experiencias favorables de interacción entre los

estudiantes, vigentes en las instituciones educativas, en otras palabras, aquellas que permiten

espacios de paz y de encuentro entre los grupos de estudiantes.

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En este proyecto de investigación planteo que la comprensión de las interacciones sociales

y de la comunicación de los estudiantes en el patio de recreo permite un acercamiento a las

vivencias de los estudiantes y una aproximación más clara sobre las oportunidades que existen

para fortalecer la convivencia entre los estudiantes. Más específicamente, este proyecto de

investigación busca entender ¿Cómo se construye la convivencia escolar en el patio de recreo

desde las interacciones sociales que se dan por parte de los estudiantes?

Para contestar esta pregunta, he seleccionado la institución Educativa Colegio Normal

Superior María Montessori la cual desarrolla procesos de formación primaria y secundaria y cuyos

estudiantes al finalizar el proceso de formación reciben el título de bachilleres normalistas. La

institución educativa está ubicada en la localidad quince, Antonio Nariño, de la ciudad de Bogotá.

Con relación al tema de convivencia durante mis observaciones me percaté de un clima

institucional estable en el que se presentan discusiones y riñas aisladas entre estudiantes. Un hecho

curioso fue la formación de cúmulos de estudiantes alrededor de las riñas. De otro lado, y desde

la perspectiva de mi investigación la mayoría de estudiantes conviven sin violencia desarrollando

prácticas que se describen a lo largo de la investigación.

Este proyecto de investigación se encuentra enmarcado por los siguientes conceptos:

convivencia escolar, patio de recreo, interacción social, interaccionismo simbólico y modelos de

gestión para la convivencia escolar. Términos que defino a partir de la comprensión de que la

interacción social y las habilidades previas de socialización son determinantes en la forma como

se dan las prácticas de convivencia.

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Desde mi posición, sostengo que la convivencia escolar, dada la subjetividad de los

estudiantes, no es un proceso uniformado, es más bien el resultado del encuentro diario en el que

se aplican habilidades desarrolladas en casa o en la escuela, que se dinamizan en el encuentro y

que se permean por la interacción con diferentes actores y condiciones (docentes, compañeros,

normas, espacio e intereses propios). La comprensión del mundo que se construye desde el ámbito

de la vida en diferentes espacios hace del estudiante lo que es y cómo actúa. Por tal razón, al pensar

el patio de recreo no solo lo considero como un lugar, sino como un lugar que construye significado

(Valencia, M., 2014). Le damos sentido a los lugares en la medida en que vivimos en ellos y en la

medida en que al estar en ellos podemos lograr nuestros intereses. También le damos sentido

cuando al no cumplir con nuestros intereses, les asignamos un nuevo significado en un proceso de

adaptación para lograr la convivencia.

Este proyecto asume que una mirada positiva a los espacios en diálogo con sus habitantes

aporta a los modelos de gestión para la convivencia basados en prácticas ya existentes. Si el patio

de recreo es interpretado como un lugar de choque o de fricción quizás lo punitivo o lo relacional

sea lo más apropiado, pero si se ve como un espacio social donde los intereses personales y

grupales se entremezclan con las posiciones personales e institucionales muy seguramente un

modelo integrado pueda ser más efectivo. Aquí el interrogante es ¿Por qué no observar las prácticas

cotidianas por medio de las cuales conviven los estudiantes para encontrar elementos que nos

puedan ayudar a fortalecerla?

Por otro lado, teniendo en cuenta que el objetivo de la investigación es comprender la forma

como las interacciones sociales de los estudiantes permiten la construcción de la convivencia

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escolar, se realizó un proceso de planeación del estudio que permitiera desde un enfoque

cualitativo la observación participante de las prácticas de convivencia en el patio de recreo. Para

lograrlo, se hizo uso de un diseño metodológico fundamentado en la fenomenología a través del

cual se quiso captar cómo conviven los estudiantes desde la no violencia, bajo la mirada de la

interacción social y de la interpretación del espacio. Se reconoció además al estudiante como

sujeto activo que interactúa con los otros y las normas institucionales.

Complementario al uso de la observación participante, se realizaron dos grupos focales con

estudiantes con el fin de profundizar en temas emergentes, como: la amistad en el patio de recreo,

el patio como un espacio para recorrer, los videojuegos y la convivencia, las normas y los juegos

físicos y el cuidado de las maletas. La idea es captar desde la voz de los estudiantes la comprensión

de sus vivencias personales y grupales. La realización del diario de campo como herramienta de

recolección se apoyó en la grabación de audio de cada visita al patio de recreo.

Los hallazgos de esta investigación indican, primero, que en las experiencias de

convivencia sin violencia se encuentra información relevante relacionada con el valor de los

videojuegos por cuanto permiten desarrollar habilidades de comunicación, proximidad física,

empatía y desarrollo de nuevos conocimientos. Adicionalmente, los recorridos por el patio de

recreo aportan a la comprensión de las prácticas de convivencia al mostrar que existe una razón

para realizarlos. La charla y la observación dentro de estos recorridos son un mecanismo para

manejar la restricción de espacio y fortalecer la interacción social.

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Por otro lado, la permanencia de los lazos duraderos entre estudiantes permite manejar los

desacuerdos que surgen gracias al conocimiento que tienen unos de otros y a la valoración de

dichos desacuerdos. Finalmente, este estudio evidencia la capacidad de los estudiantes para asumir

de manera parcial las normas de la institución cuando interpretan que estas van en contra de

intereses grupales. Vale la pena resaltar que, ante la controversia, los estudiantes generan

respuestas que se integran a la vida escolar sin causar desorden, ni malestar.

En conclusión, los aportes que brinda la observación del patio de recreo desde la

perspectiva de la no violencia, a los modelos de gestión para la convivencia, se centra en el

reconocimiento de los estudiantes como actores activos que aportan con sus decisiones y actitudes

a la convivencia escolar. Ellos brindan respuestas al tema de convivencia soportados en la

interacción, la comunicación e incluso su creatividad. Igualmente, este estudio nos muestra que

el tema de violencia no es el único, ni el principal, que se debe abordar cuando hablamos de

convivencia. La observación de la convivencia desde la no violencia aporta en la toma de

decisiones en torno a disposición de espacios y diseño de infraestructura. También con relación

al establecimiento de normas, toma de decisiones que involucren la sensibilidad y las emociones

de los estudiantes y el acompañamiento en el patio de recreo.

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EL PATIO DE RECREO: UN ESPACIO DONDE LAS INTERACCIONES SOCIALES

PERMITEN LA CONSTRUCCIÓN DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR

1. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

¿Cómo construyen los estudiantes de grado sexto de la Institución Educativa Colegio Normal

Superior Distrital María Montessori espacios de convivencia escolar en el patio de recreo a partir

de sus interacciones sociales?

2. OBJETIVOS

2.1 General

Comprender la forma como las interacciones sociales de los estudiantes de grado sexto de la

Institución Educativa Colegio Normal Superior Distrital María Montessori en el patio de recreo

permiten la construcción de la convivencia escolar.

2.2 Específicos

• Definir las interacciones sociales más frecuentes de los estudiantes de grado sexto en el patio

de recreo.

• Comprender cómo las interacciones sociales de estudiantes de grado sexto en el patio de recreo

permiten el desarrollo de relaciones sociales que favorecen la convivencia escolar.

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• Evidenciar el rol de las prácticas de convivencia de los estudiantes de grado sexto en el patio

de recreo como una fuente de información para el análisis de la convivencia escolar.

3. BALANCE BIBLIOGRÁFICO

Teniendo en cuenta que el patio de recreo recoge diferentes campos de interés, el balance

bibliográfico ha tenido en cuenta los aportes de los siguientes campos de conocimiento: trabajo

social, ciencias de la educación y psicología. Este cruce permite una comprensión integral del

tema de convivencia y de las interacciones en el patio de recreo.

Desde esta postura me acerco al tema de convivencia para así analizar la forma en que el

análisis del término se ha centrado en la observación de la convivencia desde la violencia y no

desde la experiencia de convivencia sin violencia. Para dar evidencia de ello, en la siguiente

sección analizo los modelos de gestión para la convivencia escolar. Luego, hago una reflexión

sobre la necesidad de una visión adicional de la convivencia que se fundamente en las experiencias

de convivencia sin violencia en el patio de recreo, teniendo en cuenta la importancia de la

interacción social y el interaccionismo simbólico.

3.1 La convivencia

Desde el campo educativo el concepto de convivencia ha sido abordado por diversos autores. Peña,

Sánchez y Ramírez (2015) en su tesis de grado y soportados en la etimología de la palabra indican

que la convivencia tiene que ver con vivir con otros. Por otro lado, bajo una mirada integradora

Grau R., García, L. y López, R. (2016) indican la importancia de la calidad de las relaciones

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cotidianas en conjunción con la democracia y la participación para la convivencia escolar. En esta

propuesta, el yo y el otro son sujetos con derechos y responsabilidades, por lo tanto, la voz

individual tiene cabida en la coexistencia de otros. Los sujetos que interactúan lo hacen como dice

Aldana, C. (2006) en una confluencia de prácticas sociales, entorno y valores que se reflejan en la

convivencia.

Jugando con la intersección de estas miradas encuentro que la relación generada entre el

yo y el tú, a través de la interacción, debe ir mediada por el reconocimiento de la convivencia como

un hecho pacífico en el que la asunción de las responsabilidades sociales emerge obligándonos a

pensar nuestras acciones desde la causa y la reacción. Comprendiendo así la convivencia se le

puede identificar como el hecho “de vivir en compañía de otro u otros…vinculando la coexistencia

pacífica y armónica de los seres humanos en un mismo espacio” (Valencia, M., 2014, p. 31),

teniendo en cuenta que en su dinámica puede haber situaciones y circunstancias que no salen a

flote a simple vista.

Dada esta dinámica en la que no todo está a flote, Sánchez, Gallardo y Ortiz (2011) plantean

la necesidad de abordar con mayor profundidad el tema de la convivencia y para hacerlo se apoyan

en la metáfora propuesta por Urueña (2007) quien:

… compara la complejidad de la convivencia en los centros escolares a la imagen de un

iceberg, con comportamientos presentes y visibles que son vistos cada día, pero además

con un lado grande y oculto compuesto de ideas, opiniones, valores y creencias. Una

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conciencia de este lado oculto es crucial para la formulación de reglas y otras medidas para

mejorar el ambiente escolar (p. 33) Traducido por el autor.

Visto desde la perspectiva del lado no observado, la convivencia sin violencia como un

hecho alterno a la convivencia desde la violencia puede ayudar a comprender las visiones

particulares y grupales de los estudiantes. Hacerlo puede abrir la puerta para que el patio de recreo

sea observado como un espacio de paz y en el que el encuentro de intereses particulares y grupales

configure las prácticas culturales de las personas que cohabitan y transitan dicho lugar (Valencia,

M., 2014).

Ampliando la perspectiva, Sánchez, Gallardo y Ortiz (2011) nos cuentan cómo desde la

década del 60 en los países escandinavos se hizo referencia al tema de convivencia desde la

violencia. La extensión de esta visión se dio por Europa y otros países durante la década de los 80

con la generación de leyes y decretos en la búsqueda del mejoramiento de la convivencia escolar.

Por este motivo y teniendo en cuenta la existencia de un antecedente que se centra en la

violencia y la determinación de una política para la restitución y la reparación frente a hechos de

violencia, no es raro que en Colombia el análisis sobre la convivencia escolar se centre, en muchos

de los casos, en lo que llama Fernando Valencia Murcia (2004) “cuestiones coyunturales con

respuestas mediáticas de programas de gobierno de orden local o nacional” (p. 32). Este mismo

autor explica cómo la interpretación del origen de la violencia escolar se fundamenta en dos

visiones: una que se apoya en la tesis de que la violencia escolar “es un fiel reflejo de esa

manifestación homicida y delincuencial que cotidianamente se vivencia en las calles […] y en

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segundo lugar otra, desde la que se analizan los problemas desde la institución escolar misma” (p.

32). Al ubicar en dos extremos la responsabilidad de la violencia escolar se obvia la codependencia

entre las mismas.

Bajo esta perspectiva, la convivencia se interpreta como un espacio en el que las personas

coexisten bajo momentos de tensión. Y, por otro lado, un espacio donde se establecen estrategias

para el encuentro y acercamiento entre quienes experimentan la violencia.

3.2 Los modelos de gestión para la convivencia escolar

Debido a la comprensión de la convivencia escolar desde su ausencia, las instituciones tienen una

tendencia a asumir políticas que buscan el mejoramiento de la convivencia escolar desde la

perspectiva del conflicto. Estas acciones de mejoramiento han sido clasificadas según patrones de

acción y han confluido en lo que llamamos modelos de gestión para la convivencia escolar. Como

mencionan Peña, Ramírez y Sánchez (2015), al hacer esta clasificación podemos “vislumbrar

posturas que pueden estar direccionadas desde una óptica democrática o autocrática” (p. 54). Esta

delimitación establece la existencia de dos actitudes institucionales para el abordaje del tema de

convivencia desde la violencia que muestra como los objetivos de convivencia se pueden lograr

desde la imposición o desde el diálogo. Para mayor precisión podemos definir los modelos de

gestión para la convivencia escolar desde la perspectiva de Torrego (2003):

un conjunto integrado de planteamientos de índole educativa que tratan de argumentar y

de justificar una serie de comportamientos y de actuaciones concretas que se adoptan

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normalmente desde una perspectiva de centro para prevenir y hacer frente a los problemas

de disciplina (p. 26)

Por su parte, Sullivan (2000) clasifica estos comportamientos y actuaciones concretas en:

punitivo, enfoque de consecuencias y enfoque de sentimientos, lo que equivale a hablar de castigo,

la sanción pedagógica y la apelación a la conciencia como alternativa de solución ante la ausencia

de convivencia. Esta clasificación busca frenar los comportamientos que generan impacto

negativo en la disciplina escolar bajo la aplicación de la represión, el temor por la posibilidad de

ser castigado y la concientización como mecanismo para el cambio de conducta.

De manera similar, Torrego (2006), identifica tres modelos de gestión escolar para la

convivencia a los que denomina: punitivo, relacional e integrado. En el primer modelo la sanción

por transgresión a la norma en aras de disuasión al estudiante y advertencia al grupo hace de lo

punitivo una herramienta de intervención en la que se busca el castigo del estudiante por el

incumplimiento a la norma o afectación a uno o varios de sus pares. Aquí no existe diálogo ni

encuentro, la función es meramente sancionatoria. Desde lo relacional, la restitución tanto moral

como material abre la puerta a un nivel de interacción más asertiva entre estudiantes quienes a

través del diálogo se encuentran para resarcir los daños generados y en cierto sentido llevar al

victimario a un proceso de liberación o expiación de culpas.

Finalmente, dentro de los modelos que plantea este autor, el integrado aporta desde el

protagonismo y la intervención de todos los actores una visión más democrática y participativa de

la comunidad educativa favoreciendo la reparación, la reconciliación y la resolución de conflictos.

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De manera especial el modelo integrado de Torrego (2006) abre la puerta para pensar en una forma

de observación de la convivencia en la que el diálogo y la participación son fundamentales. Sin

embargo, la posición centrada en la solución del conflicto y en la formación para la convivencia

para superar la violencia excluye las experiencias de convivencia sin violencia.

Adicional a la visión de Torrego (2006) y Sullivan (2000), que se encuentran en lo punitivo,

pero se alejan en el involucramiento de víctima y victimario, Teixidó y Castillo (2013) clasifican

los modelos de gestión para la convivencia escolar así: segregación, currículo y disciplina. Para el

caso de segregación, se desprende como consecuencia la estigmatización de “estudiantes

problema” que incluye separación y señalamiento. Para el caso de currículo se propone la

estructuración de asignaturas que fomenten la paz como mecanismo de refuerzo preventivo y

finalmente, para el caso de disciplina se propone el diseño de mecanismos para el castigo y la

sanción.

Se observa como los autores, al asumir la convivencia como un objetivo, abordan la

violencia como única perspectiva y proponen acciones encaminadas a superar esa deficiencia. Al

hacerlo dejan de lado la convivencia que ya existe como práctica cotidiana entre niños y niñas

dando por hecho que logrado el objetivo de convivencia se ha cumplido con la misión institucional

frente al tema de la interacción social.

Otro autor es Enrique Chaux quien en entrevista con Ruta Maestra (2015), muestra como

con su propuesta de Aulas en Paz se incorpora el valor de lo pedagógico y la formación en

competencias ciudadanas para promover la convivencia escolar. El mismo autor (2006) echa mano

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de una experiencia de intervención en New York, para indicar la importancia de los programas

integrales, aquellos que a través de múltiples componentes abordan el currículo, la mediación entre

pares y el entrenamiento para la resolución de conflictos en la comunidad educativa. La

intervención desde la planeación curricular de Teixidó y Castillo (2013) y las aulas de paz de

Chaux (2015), emergen entonces como una respuesta que va ligada al modelo integrado de gestión

para la convivencia de Torrego (2006), desde la que se acepta la necesidad de trabajar con los

estudiantes ampliando su forma de comprender el mundo y las relaciones con los demás.

En el mismo documento Chaux (2006) expone principios para una intervención efectiva

en temas de convivencia escolar: Programas intensivos con profesores motivados, programas con

múltiples componentes, entrenamiento en resolución de conflictos tanto para niños(as) como para

adultos, entrenamiento en mediación para todos, tomar en cuenta las emociones, práctica, infusión

en otras áreas del currículo, intervención de acuerdo con el nivel de desarrollo de los estudiantes

y evaluación permanente (pp. 49 – 51). La aplicación de sus principios, soportados en la

formación, aportan a la solución de conflictos, la prevención de los mismos y el desarrollo de una

cultura para la paz, incluso, desarrollan habilidades para el apoyo entre pares y la resolución del

conflicto. Sin embargo, este modelo tampoco toma la experiencia de convivencia sin violencia

como base para enriquecer la gestión para la convivencia escolar. En cierto sentido convivir y

hacerlo bien es sinónimo de que todo está bien y no requiere ser observado.

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3.3 El patio de recreo

En la línea de investigación sobre convivencia desde la violencia, las investigaciones en el patio

de recreo nos muestran de manera reiterativa los problemas de convivencia en este espacio

propiamente escolar. Keith Warren y Dawn Anderson-Butcher (2005), investigan desde el trabajo

social el poder de propagación de las actitudes agresivas durante los tiempos de recreo y sugieren

a partir de su investigación, la intervención proactiva para disminuir acciones de agresividad.

Prodócimo y Recco (2008) desde el campo de la educación física, en su investigación sobre

violencia escolar y lugares donde ésta ocurre frecuentemente, nos muestran que el patio de recreo

es más que un espacio de encuentro para el descanso, pues en él se establecen relaciones de poder

y se observan expresiones de la personalidad de los estudiantes, relacionadas con creencias y

valores no manifiestos en muchos casos en el aula.

Por su parte, Granados (2011) desde las ciencias de la educación en sus análisis de la

interacción entre estudiantes en los espacios de recreo, examina los niveles de violencia, relaciones

de poder y percepciones de los estudiantes en torno a sus necesidades en estos espacios. Mientras

Álvarez (2013) desde las mismas ciencias, identifica las necesidades de los niños(as) con relación

al patio de recreo y reconoce la importancia de la gestión ante el Ministerio de educación para la

transformación y mejoramiento de las condiciones de los niños en el patio de recreo.

Adicionalmente, Artavia (2011) indaga sobre el espacio de recreo y la incidencia del juego

en los comportamientos violentos y la exposición de los más pequeños a niveles de abuso tanto

físico, como de rechazo y exclusión. Los aportes de estos trabajos de investigación están

relacionados con la identificación de procesos previos que buscan encontrar una voz en las

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vivencias de los niños y niñas y visibilizar que en las prácticas de convivencia subyacen situaciones

de violencia, pero también percepciones diversas frente a la interacción con los otros. Observada

esta realidad en la que se enlazan violencia y recreo, autores como O'Brien, L. (2003) y Mulryan,

C., (2014) plantean que las intervenciones para el mejoramiento de la convivencia o para el

seguimiento de los estudiantes en patio de recreo pueden ayudar a solucionar los problemas de

violencia contribuyendo a la buena imagen del receso escolar.

Lograda esta panorámica, se evidencia que con relación al tema de convivencia escolar se

establecen diversas posiciones. Por un lado, la de aquellos que buscan soluciones reactivas frente

a los fenómenos de violencia que se presentan en la escuela, y por el otro, la de aquellos que

proponen planes de acción que se anticipan con estrategias para promover su prevención a través

del diálogo. Ésta última indica una construcción que incluye la participación de niños y niñas.

Si bien estos enfoques han permitido una compresión de la convivencia, como un

fenómeno social atravesado tanto por variables individuales como espaciales, deja de lado el

estudio de las prácticas de encuentro social sin violencia que se dan en espacios de convivencia

infantiles y juveniles. Esta tesis pretende llenar este vacío a partir del estudio de las relaciones

sociales de los estudiantes de grado sexto en el patio de recreo, ya que al hacerlo podríamos

encontrar elementos que nos permitan comprender como alcanzarla. Si los estudiantes logran

momentos de convivencia sin violencia se deberían observar y analizar sus interacciones para la

comprensión de como ellos se comunican, expresan sus intereses y logran vivir con otros en un

espacio común.

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4. Justificación

La gestión para el mejoramiento de la convivencia escolar en Colombia está orientada

normalmente al análisis de problemas de violencia. Según el informe de la Encuesta de clima

escolar y victimización (2013), las amenazas, los reportes de peleas físicas, la discriminación por

orientación sexual, el acoso repetido dentro del colegio (matoneo), el acoso sexual, verbal y

gestual, las pandillas, el robo y la drogadicción, son altamente representativos. Este tipo de

investigación centra su atención en temas de violencia, y esto se evidencia en sus preguntas

enfocadas en captar datos que, por un lado, miden el impacto de los actos de violencia por parte

de los estudiantes, y por el otro, buscan establecer niveles de indefensión por parte de las víctimas.

Por ejemplo, las cifras muestran como en un 27%, los niños y niñas entre los 9 y los 13 años están

sujetos a amenazas de golpes dentro de las instituciones educativas (Alcaldía de Bogotá, 2013).

En el caso de la agresividad, en los colegios públicos de Bogotá, cerca del 70% de los

establecimientos reporta prevalencia de peleas físicas en un 20% y del 50% de los establecimientos

públicos, el 15% reporta amenazas de golpes físicos (Alcaldía de Bogotá, 2013).

Para dar respuesta a este tipo de problemáticas el decreto 1965 de 2013, establece la

creación de una ruta de atención integral para la convivencia escolar que está soportada en: la

promoción, la prevención, la atención y el seguimiento. Como parte de la ruta, la tipificación de

situaciones que afectan la convivencia escolar permite determinar protocolos con delimitación de

acciones frente a los casos de violencia. En el punto donde la interacción, los derechos y

obligaciones se encuentran para definir la convivencia es donde la guía pedagógica para la

convivencia escolar No. 49 de 2013 del Ministerio de Educación Nacional de Colombia (MEN)

cataloga la convivencia como:

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La acción de vivir en compañía de otras personas en el contexto escolar y de manera

pacífica y armónica. Se refiere al conjunto de relaciones que ocurren entre las personas

que hacen parte de la comunidad educativa, el cual debe enfocarse en el logro de los

objetivos educativos y su desarrollo integral. (Guía Pedagógica para la convivencia escolar

No. 49, MEN, 2013, p. 25).

Siendo la convivencia pacífica y armónica el objetivo a lograr en los contextos escolares,

en la legislación colombiana se consideran como mecanismos de acción el carácter preventivo y

de mitigación. A través de ellos se busca restituir derechos, fortalecer la formación de los

estudiantes y prevenir la ocurrencia de actos de violencia. Pese a que conceptualmente la ley

establece mecanismos para dar respuesta a los problemas de violencia y motiva al desarrollo de

una cultura de paz se obvia la existencia de prácticas de convivencia armónica. Tampoco se prevé

el aprovechamiento de las mismas para el mejoramiento de la convivencia desde una gestión

contextual.

Desde mi perspectiva profesional, como instructor de articulación con la educación media

en años pasados, he observado la inoperancia de las prácticas restrictivas y la valoración de los

problemas de violencia por encima de las prácticas de convivencia sin violencia de muchos de los

estudiantes. Vale la pena preguntarse, ¿Por qué no valorar las experiencias de convivencia sin

violencia dentro de las instituciones educativas para extraer de ellas información que ayude en la

comprensión del fenómeno de la convivencia escolar?

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Por lo anterior, y teniendo en cuenta que mi interés está en la comprensión de las

interacciones sociales que permiten la convivencia escolar sin violencia, desarrollo la

investigación en el colegio público Escuela Normal Superior Distrital María Montessori, ubicado

en la localidad 15, Antonio Nariño de la ciudad de Bogotá D.C. Los estudiantes que participan en

el estudio pertenecen al grado sexto, son niños y niñas entre los 10 y 13 años, la mayoría de los

niños pertenecen a familias de estrato socioeconómico 3 y la mayor parte de los adultos que son

acudientes de los estudiantes han recibido educación básica y generan algún tipo de

acompañamiento en el desarrollo de sus tareas y trabajos.

Dentro de la Escuela Normal grado sexto pertenece al nivel Intermedio, compuesto por

sexto, séptimo y octavo grado, y se encuentran ubicados en la sede B, separados por diez cuadras

de la sede principal. La sede B posee planta física independiente de la sede A, que es la sede

principal, y organización administrativa dependiente con formas de organización propias, por esta

razón, cuando los niños y niñas pasan de grado quinto a sexto éstos se enfrentan al cambio de

edificio, de profesores y de las formas como se organizan los tiempos. Ejemplo de ello son los

cambios en la hora de descanso, la extensión de la jornada, la rotación entre salones y el cambio

de la figura de docente de aula.

En esta sede se ha presentado en los últimos años crecimiento de problemas convivenciales

relacionados con el consumo de drogas y microtráfico, como también riñas entre estudiantes,

situaciones que se solucionan aplicando el manual de convivencia y el sistema de protocolos que

ofrece la ley Ley1620 de 2013, que crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación

para el Ejercicio de los Derechos Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y

Mitigación de la Violencia Escolar, implementado desde el año pasado.

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Aclarado el contexto y la intención, con este proyecto de investigación quiero dar respuesta

a la siguiente pregunta: ¿Cómo conviven armónicamente en el patio de recreo los estudiantes de

grado sexto de la Institución Educativa Colegio Normal Superior Distrital María Montessori? En

tanto el patio de recreo supone la ausencia o menor control por parte de las autoridades escolares,

este espacio es idóneo para analizar la forma en que los estudiantes diseñan y experimentan una

convivencia enriquecedora y tejedora de relaciones. Esta mirada permite contribuir a una visión

integral de la convivencia escolar.

Esta investigación es importante porque expande el modelo integrado de Torrego (2003).

En primer lugar, desde la observación y análisis de las prácticas de convivencia sin violencia, este

estudio reconoce al estudiante como un ser activo con habilidades para la interacción social, lo que

lo constituye en fuente de información para la comprensión de cómo se experimenta la convivencia

en diferentes edades. En segundo lugar, porque la valoración del significado de los espacios y las

interacciones puede permitir el desarrollo de un lenguaje más cercano a las comprensiones de los

niños y niñas y su mundo.

Finalmente, desarrollar esta propuesta de investigación permite encontrar un camino para

la obtención de soluciones más abiertas al diálogo entre institución y estudiantes, como también,

más ajustadas a los intereses y comprensiones del mundo por parte de estos últimos. Se pretende

generar un aporte a la forma como se aborda el tema de gestión escolar para la convivencia en el

patio de recreo desde la perspectiva de la no violencia.

21

5. Marco Teórico

Ubicado en el interaccionismo simbólico parto de los conceptos de interacción social y de

comunicación para posteriormente abordar el espacio como un lugar que se interpreta

continuamente. Busco con ello, comprender la relación entre individuos y entre individuos y

espacio, ya que en esa interacción se da la convivencia.

El interaccionismo simbólico, como teoría que permite interpretar las interacciones

sociales de los estudiantes en el patio de recreo, parte de la premisa que los seres humanos nacemos

inmersos en la cultura, la sociedad, las convenciones y el lenguaje. La existencia de

interpretaciones preconcebidas del mundo social y de los espacios influye en los acercamientos

intersubjetivos entre estudiantes que permiten comprender y transformar la realidad gracias a la

comunicación (Pons, 2010,). El interaccionismo como teoría, en el caso del espacio, supone la

interdependencia hombre - ambiente en una continua reconfiguración por la influencia mutua

(Romañá, T., 2004). Es por ello, que al pensar en el patio de recreo observo a los estudiantes como

seres humanos que cohabitan en un medio que les es común, pero en el que las miradas pueden

estar influenciadas por las percepciones previas que llegan desde la casa y de su medio social. La

significación y resignificación que se construye desde la experiencia diaria da forma a la

convivencia escolar ya que la conjunción de visiones recrea el espacio y su significado.

5.1 Comunicación e interacción social

Marc y Picard (1992), indican que la comunicación no es solo un proceso en el que interviene la

palabra. El encuentro entre dos o más personas trae consigo la presencia de significaciones que

22

son “influidas por la apariencia física, los gestos, la mímica, la mirada, las posturas; cada

comportamiento se convierte en un mensaje implícito y provoca una reacción en retorno” (p. 20).

Este mecanismo en el que el emisor y el transmisor no son pasivos frente al estímulo permite la

proyección de subjetividades que fundamentan la interacción social. A través de ella expresamos

nuestras ideas, escuchamos a los demás y nos vinculamos con otros. Pero esa comunicación se da

porque realizamos procesos de interacción (Rizo, 2006). Según Schütz (1964), la comunicación:

es un proceso que implica un compartir el flujo de las experiencias del otro en el tiempo

interior, este vivir a través de un presente común que constituye la experiencia del

´nosotros´, que es el fundamento de toda comunicación posible (p. 173)

De otro lado, la interacción puede ser comprendida como “el intercambio y la negociación

del sentido entre dos o más participantes situados en contextos sociales” (O´Sullivan, 1997, p.

196). Esto indica que en la interacción la intersubjetividad permite un vínculo en el que las

personas ejercen influencia mutua.

Dada la reciprocidad entre interacción y comunicación, planteo la necesidad de observar a

los estudiantes en el patio de recreo, ya que las relaciones que se dan les permiten reconocer al

otro y cohabitar. Hablar de interacciones sociales y comunicación se convierte en un tema de

particular interés, ya que ese otro está en frente bajo un mismo espacio, en el que priman normas

y convenciones sociales que permiten la comunicación (Rizo, M., 2006).

23

En la intersección entre interacción social y comunicación, se desarrollan las habilidades

sociales. Como lo dicen Pellegrini y Galda (1982):

…el comportamiento en el recreo nos dice mucho. Después de todo cuando los niños están

en el patio de recreo ellos típicamente interactúan con sus pares, y para hacerlo hacen uso

de algunas habilidades muy sofisticadas. Por ejemplo, para jugar cooperativamente con sus

pares, los niños tendrán que estar dispuestos a ver las cosas desde las perspectivas de sus

pares, usando el compromiso para resolver conflictos, siguiendo reglas de juego y de los

juegos, y usando el lenguaje para negociar todo esto. (p. 185) Traducción mía.

Por lo tanto, cuando observamos a estudiantes interactuando en un patio de recreo, lo que

vemos es un proceso de construcción colectiva orientado a la estructuración de relaciones sociales

ya que “…todo cuanto existe en la sociedad existe como relación. Los seres humanos, o los

colectivos, grupos e instituciones que forman deben ser definidos como haces de relaciones. Sin

ellas no existirían” (Rizo, 2006, p. 51). Al verlo así, la vida en el patio de recreo, al igual que en

otros espacios, se configura desde la percepción de un mundo que les es común, en el que actúan

en relación con otros en una comprensión de las conductas de los diferentes actores (Schütz, 1962;

1979). Finalmente, los estudiantes son agentes activos que tienen el potencial de convivir

armónicamente a través de la práctica de habilidades que poseen y desarrollan, por lo cual, aunque

es vital formar en competencias ciudadanas que permitan una cultura de la paz, también, es

imperioso reconocer y aprovechar sus comprensiones, interpretaciones y prácticas las cuales a

diario evitan condiciones de violencia superior.

24

5.2 El espacio como lugar simbólico para la interacción y convivencia

El espacio como construcción social tiene un significado para quienes lo habitan, pero éste a la

vez, está mediado por las interacciones que determinan la convivencia. Por esta razón, cuando

pensamos en un estudiante en el patio de recreo, no solo estamos pensando en un individuo ubicado

en un lugar, estamos pensando en un ser social que por su condición biológica se comunica e

interactúa con la realidad, tal como lo afirma Quintero (2005). Este proceso es un acontecer

dinámico en el que los estudiantes comprenden dicho espacio de acuerdo con los referentes

previos, y lo reconstruyen, a partir de sus nuevas experiencias en un cruce de intereses e

interacciones sociales.

Consecuentemente, según la comprensión subjetiva del espacio, los estudiantes interactúan

en él moviéndose y otorgándole valor desde lo que consideran debe ser su uso. Por lo mismo, y en

la línea de Marc y Picard (1992), el espacio es una variable para la relación interpersonal, que

permite la diferenciación del tipo de comunicación que se puede dar, dado el carácter público o

privado del mismo (p. 80). Por lo tanto, al pensar al estudiante en el patio de recreo y reconocer el

carácter simbólico de los espacios como construcciones que se hacen desde la experiencia y la

vivencia, ampliamos nuestra concepción de los lugares como contenedores de objetos y de

relaciones sociales, y lo enriquecemos al dotarlo de sentido e intencionalidad.

Dado esto, o sea, su carácter simbólico, el espacio influye en la toma de decisiones, y estas

a la vez, tienen efectos individuales y plurales, desde la interacción en el ambiente en el que los

mismos estudiantes se mueven (Valencia, M., 2014). Por lo anterior, se confirma que en el patio

de recreo como “espacio social, los grupos se estructuran a partir de intereses y propósitos

25

comunes, propiciando así la construcción de identidades colectivas” (p. 21) como lo indica

Bourdieu (2011) citado por María Claudia Valencia (2014). Por lo mismo, los espacios contienen

significados comunes que reúnen estudiantes afines para que experimenten cosas similares.

Sintetizando, la convivencia es entendida en este estudio como el resultado de la

interacción de habilidades sociales donde al confluir los intereses y las percepciones de los

estudiantes, se establecen acuerdos para la aceptación mutua y la vida en común. Por su parte, el

patio de recreo es más que un lugar, es un espacio lleno de significados que perfilan los tipos de

interacción social que allí se suceden y en el que las influencias mutuas entre estudiantes crean

una continua resignificación. A través de esta resignificación los estudiantes delimitan acciones,

que se pueden realizar en él, adaptándose o transformándolo. Desde mi perspectiva, la convivencia

es el resultado de la aplicación de habilidades de comunicación en la interacción, como también,

la puesta en práctica de ideas sobre cómo se cree que debe ser el encuentro con el otro, sea este

conflictivo o no.

6. Metodología

6.1 Diseño metodológico

Siguiendo la propuesta planteada por María Eumelia Galeano (2004), con relación al

énfasis del enfoque cualitativo, y teniendo en cuenta que el objetivo de la investigación está

centrado en la observación y análisis de las interacciones sociales en el patio de recreo, se recoge

la importancia de lo subjetivo y la vivencia como parte central del trabajo de investigación. Este

proyecto ha sido diseñado como una fenomenología porque la investigación busca a partir de la

26

“descripción de los significados vividos […] explicar los significados en los que estamos

inmersos” (Melich, J., 1994, p. 51). En términos de María Eumelia Galeano (2004), “la

fenomenología social estudia la forma como los actores sociales producen situaciones y construyen

los significados de las mismas” es un análisis de la vida diaria. (p. 148). Por tal motivo la

observación más que describir hechos procura comprender el sentido de las experiencias de los

estudiantes en el patio de recreo y brindar un acercamiento al sentir de cada uno de los actores.

Por mi parte y fundamentado en la explicación que dan Bentz y Shapiro (1998) en la que

ejemplifican la intencionalidad de la fenomenología, considero que este trabajo de investigación

busca comprender las interacciones sociales de los estudiantes en el patio de recreo más que

responder a un por qué. Otro factor determinante para ubicar esta investigación como un estudio

fenomenológico es la relevancia que se le da a la experiencia de los estudiantes cuando son

observados.

Figura 1. Estructura metodológica

27

6.2 Métodos de recolección de datos por población y criterios para seleccionarlos

Para la recolección de información, una vez autorizada la solicitud y establecido el cronograma de

trabajo (ver anexos 1 y 2), visité durante varias semanas el colegio Escuela Normal Superior

Distrital María Montessori de la ciudad de Bogotá D.C., localidad Antonio Nariño, sede B, e hice

observación participante de estudiantes de grado sexto cuya población se compone de 280

estudiantes en edades entre los 10 y los 13 años. Tres razones llevaron a la selección de estos

estudiantes, la primera fue el rango de edades entre 9 y 13 años que nos manifiesta la encuesta de

victimización como vulnerable, la segunda, por pertenecer a una población que se encuentra en la

preadolescencia y la tercera, por ser un grupo en proceso de adaptación al patio de recreo por estar

iniciando la secundaria.

El número de visitas al patio de recreo fue de veinte (20) sesiones durante cinco meses.

Fueron objeto de observación: las diferentes formas de descanso, el uso de los videojuegos, el uso

de los espacios en el patio de recreo y su interpretación de los mismos, la conversación en el patio

de recreo y la proximidad física entre los cuerpos. Todo ello observado desde la interacción social.

Las veinte (20) sesiones se dividieron en dos etapas, diez (10) sesiones de observación

general y diez (10) sesiones de observación puntual de doce (12) estudiantes seleccionados. El

proceso de selección estuvo determinado por criterios como: reunión constante e interacción social

en convivencia armónica dentro del patio de recreo, rangos de edad similar, pertenencia a un

mismo curso (no indica que en la observación no se valore el contacto con niño(as) mayores o de

otros cursos) y disposición para el proceso de observación. Se recibió apoyo de un docente de

sociales que trabaja con la mayoría de grados sexto quien se encargó de brindarme orientación

28

sobre posibles candidatos(as) y me apoyó en el acercamiento a padres de familia para la obtención

del consentimiento informado.

El motivo de la división del proceso en dos etapas, una general de observación y una

específica con seguimiento puntual a los doce estudiantes obedeció a la necesidad de comprender

si existían aspectos comunes de comportamiento en cuanto a interacción y comunicación en el

patio de recreo y a la necesidad de identificar qué grupos de estudiantes estaban más abiertos al

seguimiento. Una vez observado este hecho, se buscó a través del acercamiento con los doce

estudiantes comprender sus procesos de interacción y comunicación y como ello aporta a la

convivencia. Una experiencia como la de O´Brien, L., (2006) en la que participó como observador

participante, da cuenta de la importancia de la observación de las interacciones en el patio de

recreo, y la valoración de las prácticas sociales que viven los estudiantes.

Las visitas al patio de recreo fueron grabadas en audio y convertidas a textos y estos se

constituyeron en los diarios de campo (Ver anexo 3 y 5). Posteriormente se desarrolló el proceso

de codificación a través del programa NVIVO para su posterior análisis.

6.3 Observación participante

Para lograr un acercamiento con los estudiantes se planteó como estrategia la reducción de

años en mi presentación personal, esto me obligó a quitarme la barba y usar camiseta. Otro

mecanismo fue contar de entrada quien soy y el objetivo de la investigación. Los niños y niñas

durante las veintidós sesiones, con las dos de grupo focal, me permitieron acercarme, poco a poco,

29

a su experiencia en el patio de recreo. Logré sentarme a conversar con ellos y compartir momentos

de su descanso escolar.

De este modo, los diálogos sostenidos en diferentes momentos permitieron captar sus

percepciones sobre el patio de recreo y compartir sus sentimientos y emociones con relación a su

experiencia particular y grupal. La cercanía y las preguntas constantes acerca de por qué

interactuaban de determinada forma me permitió una mayor comprensión del significado de sus

interacciones sociales y de la interpretación que le dan al espacio.

Todo lo anterior lo hice pensando en que la observación participante como técnica nos

obliga a sumergirnos en un espacio que es común a los estudiantes, pero ajeno al investigador. En

cierto sentido busqué compartir una práctica de vida e intelectualizarla, partiendo de lo que veía y

oía, para luego ponerlo en perspectiva y escribir sobre ello (Russell, 2006). Tanto en la

investigación participante como en el grupo focal se contó con permiso de la institución como de

los padres.

6.4 Grupo Focal

Otra técnica de recolección de datos por medio de la cual se amplió y profundizó la información

obtenida durante la fase de aplicación de la técnica de observación participante, fue el grupo focal.

Se asumió la propuesta de Carey (1994) entendiendo los grupos focales como “…una o más

discusiones grupales, en las que los participantes se centran colectivamente en un tema

seleccionado por el investigador y se presentan a ellos (más comúnmente) como un conjunto de

30

preguntas” (p. 229). De igual forma se echó mano de herramientas tecnológicas como el celular

para la grabación de audio del grupo.

Teniendo en cuenta que el grupo de estudiantes para los grupos focales estuvo determinado

a partir de la visita diez (10) y que los estudiantes seleccionados fueron aquellos a los que se les

observó en convivencia sin violencia de manera constante, se formularon preguntas orientadas a

la identificación de sus percepciones en el patio de recreo y de la vida con sus compañeros. Las

preguntas que aparecen a continuación ejemplifican la orientación del protocolo: ¿Cómo se sienten

cuando suena el timbre para salir al recreo? ¿Cómo eligen con quien estar en el tiempo de recreo?

¿De qué manera se ponen de acuerdo para pasar el tiempo en el patio de recreo?, ¿Cómo solucionan

los problemas que se presentan con sus compañeros en el patio de recreo? y otras que surgieron de

las categorías establecidas desde la observación participante. (Ver anexo 4)

6.5 Métodos de análisis de datos

Una vez obtenida la información a través de los audios se realizó la transcripción de los

mismos y se inició el proceso de codificación. Se tuvo en cuenta que según Bailey (2007), la

codificación se define como un "proceso de organización de una gran cantidad de datos en

segmentos más pequeños, que, cuando sea necesario, puedan ser recuperados fácilmente " (p.127).

Para ello y basado en la propuesta de Auerbach (2014) desarrollé un proceso de identificación de

textos relevantes e ideas repetidas para la definición de temas y constructos teóricos con el fin de

llegar a una narrativa teórica (p. 36). (Ver anexos 6 y 7)

31

Lo anterior implicó que realizara un proceso iterativo entre lectura de los datos y

codificación con el uso de NVivo 10. La intención del diseño metodológico y el uso de las

herramientas de recolección de datos estuvo orientado a respetar la individualidad de cada

estudiante.

6.6 Limitaciones de este estudio

Es importante tener en cuenta que este estudio no indagó por la presencia de niveles de

violencia, antes bien, se centró en los grupos de estudiantes que demostraron continuidad en sus

encuentros y tranquilidad en sus interacciones. Por ello, no se hizo descripción de actos violentos,

aunque aclaro, tampoco fueron frecuentes.

Adicional a lo anterior, el estudio estuvo orientado a un grupo de estudiantes específico en cuanto

a rango de edad y nivel educativo lo que no permite comparar diferentes grados y ver quienes

sienten más derecho sobre una parte del colegio que otros.

6.7 Consideraciones éticas

La observación participante implica partir de la autonomía, libertad, individualidad y el

respeto por la dignidad de cada uno de los actores que están inmersos en los espacios que de manera

natural ocupan. Allí se hace evidente las interacciones que diariamente se generan dentro de la

escuela. Por este motivo hay que tener una especial consideración con cada uno de los actores que

participan en el estudio. A continuación, y teniendo en cuenta la propuesta que hacen Thomas y

32

O´Kaine (1998), se plantean las siguientes consideraciones debido al grado de inmersión que

obliga una observación participante en un espacio con población infantil y juvenil:

Antes de iniciar el estudio se solicitó la autorización de las directivas del colegio, además

se estableció una alianza con un docente de ciencias sociales de grado sexto, quien facilitó el

proceso de identificación de los participantes de este proyecto. Teniendo en cuenta que la

investigación se centró en la observación de las interacciones de niños y niñas entre 9 y 13 años,

se enviaron consentimientos informados a las familias. Los consentimientos informados

incluyeron tanto la observación por parte del investigador, como la participación en un grupo focal

al final de la fase de recolección de datos.

Así mismo se partió de un principio, los niños podían asumir libremente participar o no en

cada una de las etapas de la investigación, como también, decidir si entraban o no en los grupos

focales o si la información resultante se podría usar o no en el informe final.

Como una forma de proteger a los estudiantes se mantuvo la confidencialidad de las

observaciones particulares de los mismos durante y después de la investigación y no han sido

citados de manera directo dentro de los comentarios. Para informarles sus derechos se les explicó

a los niños en un lenguaje apropiado y con comunicación asertiva, para que hicieran uso de su

libertad desde el principio.

33

7. Hallazgos

Cinco minutos antes del timbre, el patio de recreo de la Institución Educativa Colegio Normal

Superior Distrital María Montessori se describe como un conjunto de columnas, paredes, espacios

abiertos, zonas verdes y canchas. Un espacio cerrado que contiene a los directivos, a los docentes

y a los estudiantes que cursan educación secundaria. A las 8:20 a.m., con el sonido del timbre del

primero de tres descansos, se inician 20 minutos de bullicio. Súbitamente las escaleras se llenan

de estudiantes que bajan para inundar el patio interno, el mismo que cuando hace sol se hace

caliente por las tejas transparentes que lo cubren. Este espacio que antes estaba abierto para

deambular por él ahora está lleno de mesas y sillas plásticas por la implementación del almuerzo

escolar. Otros estudiantes prefieren salir al patio externo el cual está compuesto por dos canchas,

la tienda escolar, una zona verde junto al muro que da a la calle y algunos árboles nativos de

Bogotá.

Una vez los estudiantes circulan por los patios, esa arquitectura se transforma. Los

espacios al ser utilizados se llenan de significados, los niños y niñas charlan, toman sus refrigerios,

observan, caminan, juegan, se encuentran unos con otros en un proceso de interacción y

comunicación constante experimentando aquello que más arriba llamamos convivencia.

7.1 El recreo: espacio de transición donde es importante la amistad

Corren y se divierten, su cotidianidad en el patio de recreo está expuesta a diferencias de edad,

nivel educativo y experticia para interactuar y comunicarse. Los niños y niñas en observación son

estudiantes de grado sexto y vienen de la sede A donde existe la primaria. Son habitantes nuevos

34

en el patio de recreo de la secundaria, niños y niñas entre 9 y 13 años que se acompañaron en

algunos casos, desde sus primeros años de estudio.

Como lo indica Hernández (2013) parafraseando a Sacristán, G. (1996), el paso de primaria a

secundaria es “un cambio trascendental en la vida de los estudiantes, ya que ellos se encuentran en

procesos de cambio, adaptación y ajuste, tanto en relación con el sistema educativo, como a su

etapa de adolescencia” (p. 15). Me encuentro entonces con un grupo de estudiantes que están

ligados a un proceso personal de adaptación, en cambios físicos y emocionales que transitan de la

infancia a la adolescencia. De hecho, sus comentarios sobre el patio de recreo dan cuenta de la

difícil transición de primaria a secundaria al mencionar la importancia que tiene para ellos

compartir con compañeros que conocen desde hace tiempos (notas visita 13). Esta situación

concuerda con lo que Monarca, Rapport, Fernández y González (2012) muestran desde la

perspectiva de Weller (2007) y Anderson, Jacobs, Schramm y Splittgerber (2000), es relevante la

compañía de amigos durante esta etapa, más allá de que los estudiantes sean más o menos

vulnerables al cambio.

Lo anterior explica su descontento con el ambiente y con el alejamiento de compañeros que

consideraban cercanos. Al comparar la escuela primaria con la escuela secundaria un estudiante

comenta: “en cambio, acá pues muy pequeño, el ambiente no es tan bueno y pues uno como ya

está acostumbrado a su curso, queda como… ya llevábamos como 4 años, y, para que nos

cambiaran” Grupo focal 1). Su percepción de cambio aúna lo circunstancial del tamaño y la

distribución del patio con el alejamiento de amigos que en otro momento fueron soporte y

35

posibilidad de apoyo, los estudiantes quedan expuestos al reto de buscar nuevas amistades y a

enfrentar la ausencia de sus amigos.

Sin embargo, en aquellos casos donde los amigos continúan presentes las interacciones

sociales se manifiestan con encuentros cercanos. Al celebrar el cumpleaños de una estudiante

durante la visita No. 16 pregunté: “¿Que le van a hacer?” a lo que una compañera respondió: “Yo

ya le di mi regalo, pero pues acá le tengo otro, o sea, le di una carta y le iba a dar otra carta (risas)”

(notas visita16) La misma niña aclara: “Es que yo la conozco a ella desde tercero, siempre nos

acordamos de los cumpleaños” (notas visita 16). El tiempo y la cercanía son relevantes a la hora

de interactuar. Las estudiantes se tienen en cuenta y conmemoran fechas que consideran

importantes, incluso, transcriben sus emociones. Una niña escribe a su compañera una carta como

obsequio.

Es por ello, que los vínculos logrados a través del tiempo permiten que los estudiantes

compartan de manera constante parte del mismo y den continuidad a sus relaciones, ya que “es en

el recreo donde los niños cotejan sus relaciones al momento de escoger con quiénes juegan o con

quiénes no; sopesan quién es el mejor amigo” (Jaramillo, Quilindo y Paz, 2017, p. 4). Esto, en

términos de convivencia se traduce en mayor capacidad de comprensión del otro. Además, como

lo indican los mismos autores, se espera que a mayor tiempo juntos más comprensión. Prueba de

ello, es la afirmación que hace una de las estudiantes: “pues que no la llevemos bien, que seamos

las mejores amigas, pues no, a veces tenemos problemas, pero pues peleamos por bobadas” (Visita

No. 12 al patio de recreo). Aquí “el reconocimiento está ligado a la idea de conocer al otro en un

permanente ‘re-conocer’: valorarlo y entenderlo como diferente” (Echeverry, et al., 2017). La

36

convivencia se cimienta en lazos que se mantienen firmes frente a lo adverso y logra estabilidad

frente a las diferencias. Los encuentros con el otro no son circunstanciales y momentáneos, se han

construido desde la interacción y se han fortalecido a lo largo de varios periodos juntos.

7.2 Espacios e infraestructura: una adaptación de carácter simbólico

En el mismo patio de recreo, en grupos o en solitario, los estudiantes caminan hacia espacios que

tienen una significación otorgada por ellos mismos. Ellos “utilizan las columnas como para que

formen un espaldar y estar más cómodos y cogen su maleta, la ponen al lado y simplemente charlan

con los demás” (Grupo Focal No. 02, participante No. 07). La columna pasa a ser un símbolo que,

según lo expuesto por Valencia, M. (2014), se convierte según la necesidad de los estudiantes en

un punto referencial al que se le confiere funcionalidad por la necesidad de estar cómodos. Por

esta razón, los ángulos rectos que se forman entre columna y piso son utilizados como objetos que

les permiten sentarse a compartir con otros, acceder a descanso y bienestar.

Un aporte especial al tema de convivencia sin violencia está relacionado con las decisiones

de evitar roces y realizar actividades que los entretengan durante el tiempo de recreo. Por lo

mismo, al tomar decisiones sobre donde quieren estar dentro del patio de recreo una estudiante de

grupo focal No. 2 relata como eligen: “vamos a la columna de la derecha que ahí siempre nos

hacemos, ahí es chévere porque podemos hablar y no hay tanto ruido” (notas, participante 07).

Los sujetos se apropian del espacio y lo transforman en un punto de encuentro para personas afines.

Como parte del patio de recreo, la columna se convierte en palabras de Jaramillo y Murcia (2013)

en “ese espacio físico y simbólico que envuelve la vida y la humanidad de los actores en la escuela,

el mutante deviene de los sujetos y es al mismo tiempo posibilitador de sujetos” (p. 165). La

37

metamorfosis de la columna en su significación y uso configura el espacio y le otorga valor. A su

vez, al ser entendida como un punto de encuentro posibilita la convivencia pacífica en la que se

comparten sensaciones, diálogos, risas e incluso desacuerdos.

De igual forma ocurre con el pasillo que “es como un lugar pacífico donde nadie habla, por

simplemente, porque allá uno no quiere interrumpir nada” (notas grupo focal 02, participante 07)

y con el piso “Eh… pues en la otra sede nosotros jugábamos corriendo, con balones, lo que se

pudiera… y corriendo, pero acá ya en el patio, como lo decimos antes ya hay mucho estudiante,

lo empujan a uno, entonces uno prefiere estar seguro en el piso y que no lo empujen… y con un

celular o algo” (notas grupo focal 1, participante 02). La influencia del espacio en las interacciones

de los estudiantes y su disposición física es indispensable para el desarrollo de las relaciones

humanas (Valencia, 2014), y cuando no hay disposición física como en este caso, por el tamaño

del patio, las interacciones simbólicas entre espacio y ser humano se moldean de acuerdo con las

circunstancias que se presenten.

Incluso, si las condiciones de lugar impiden el disfrute del espacio físico o si la

permanencia en el patio de recreo se hace rutinaria, los estudiantes abren ventanas para ventilarse.

“Eh… pues yo me siento algo libre cuando estoy afuera, a veces cuando nos subimos al árbol y

eso, porque podemos ver afuera e interactuar con cosas que no vemos muy a menudo, entonces

pues ya… a veces nos aburrimos porque pues siempre es lo mismo… como vemos lo mismo y

esta sede es tan chiquita” (notas grupo focal 01, participante 01). El aburrimiento debe ser

superado, y el árbol adquiere una connotación diferente, es una herramienta para salir de lo

monótono. Es por ello, que se le confiere un significado y adquiere un valor territorial para los

38

estudiantes. Así lo indican Pol y Vidal, 2005 citados por Valencia, M. (2014) cuando expresan:

“La apropiación supone un proceso interactivo en el cual los individuos o los grupos expresan su

significación y valoración frente al espacio y ejercen un acotamiento personal del mismo” (pp. 29-

30). El árbol les permite superar el aburrimiento y salir de del colegio con la sola observación.

Antes de que el colegio implementara el almuerzo, los estudiantes almorzaban sentados en

el piso, la modificación de este hábito se dio por la disposición de mesas, sin embargo, pese a las

mesas y las sillas, los estudiantes continúan sentándose en el piso en los descansos de la mañana

y después del almuerzo. La ubicación en el piso como espacio de encuentro los lleva a disponer

sus cuerpos de diferentes formas, sentados, en flor de loto, con las piernas estiradas o recostados

sobre el piso realizan sus procesos de interacción.

7.3 El patio de recreo: un espacio abierto para recorrer y convivir

Los estudiantes no se conforman con las columnas y el piso, se desplazan hacia el patio externo y

a veces regresan al punto de partida. La convivencia no es una condición estática, se mueve dentro

del colegio al ritmo de los estudiantes. Los estudiantes toman sus refrigerios, charlan en sus

espacios y caminan alrededor del patio de recreo ubicándose por momentos en lugares que les

permitan observar a los demás estudiantes.

Con esta aparente calma no quiero decir que no existan circunstancias de violencia o

ausencia de elementos que puedan favorecer una mejor convivencia. Más bien observo que los

estudiantes asumen el patio de recreo con todas sus limitaciones y conviven más allá de sus

expectativas dentro del mismo. Como lo expresa Urueña (2007) citado por Sánchez, Gallardo y

39

Ortiz (2011), coexisten en la convivencia aspectos ocultos del iceberg que la simboliza. El que se

adapten y decidan estar en paz no quiere decir que estén satisfechos. La percepción de un

aburrimiento constante los lleva al recorrido por el patio de recreo y lo recurrente de este hecho se

evidencia en varias de las conversaciones y observaciones sostenidas.

Ejemplos de ello son las respuestas que dan los estudiantes cuando se indaga sobre por

qué realizan recorridos en el patio de recreo: “pues a veces cuando uno está quieto no está

haciendo nada, uno, a veces se aburre, entonces para no estar aburrido uno puede ir caminando

y hablando” (notas grupo focal 01). La necesidad de disipar el aburrimiento los lleva a establecer

estrategias que se hacen comunes. “Eh cuando uno está sentado, a veces se aburre entonces puede

caminar y mientras camina habla y dice las cosas que tiene que hacer y también puede hablar de

otras cosas, se puede encontrar con otras personas mientras camina” (notas grupo focal 01). Esto

incluso lo observé en el caso de un estudiante que caminaba para evitar el tedio que le causa

“quedar solo”: “pues a veces yo quedo solo y eso y pues yo mismo voy de un lado a otro entonces

para no aburrirme y eso, pues a veces cuando algo me distrae o algo, pues ahí sí me siento y lo

miro”. La caminata encierra una experiencia conjunta sobre cómo se sienten los estudiantes

observados en el patio de recreo, aparentemente lo recorren, pero en el lado oculto del iceberg (la

convivencia) está el sentimiento que los lleva a deambular.

De otro lado, contrario a Artavia (2011) mi experiencia de observación y análisis me

permite identificar como los estudiantes más pequeños toman decisiones en las que se

autoexcluyen de espacios de violencia, reenfocando sus expectativas de diversión. En este caso la

40

reflexión estaría enfocada en dirección a la posición de O´Brien y Mulryan con relación a que debe

haber mayor seguimiento respecto a cómo los niños conviven en el recreo.

En la misma línea y recogiendo del carácter simbólico del espacio la relación entre la

interpretación del mismo y las decisiones (Valencia, M., 2014) se puede pensar que los estudiantes

construyen espacios de convivencia donde se observa y se charla de manera intermitente para

integrarse. El espacio como lugar observado se convierte en un lugar común del que disfrutan

varios espectadores: “Y al borde del andén que da a la chancha, los niños se sientan, niños de

diferentes grados se sientan de manera lineal a observar y a conversar” (notas visita 8). No

necesariamente observan lo mismo, no existe un evento, solo se dedican a mirar, sin distinción de

edad, ni grado escolar.

Mi curiosidad frente a este hecho aumenta y entonces les pregunto ¿qué es lo que observan

y sobre qué conversan?: “Yo me la paso hablando con mis amigas, yo ahí caminando, riendo. ¿Y

de que se ríen? De bobadas que hacen los niños, por decir cuando se cae un niño que lo huchean

y todo, a uno le dan ganas de reírse a veces” (notas visita 08). Los estudiantes observan lo

cotidiano y aprovechan las circunstancias particulares de algunos para divertirse e integrarse al

ambiente escolar, por lo mismo, la información que obtienen por su desplazamiento les permite

comunicarse con la realidad y hacerse partícipes de ella.

7.4 Videojuegos, espacios cerrados y convivencia

Las miradas están centradas en el celular, solos o acompañados, los estudiantes sostienen en sus

brazos este artefacto que les permite portar una herramienta para la diversión. En las pantallas sus

41

dedos interactúan con objetos en movimiento y sus rostros cambian de gesto en la medida que

ganan o pierden control. Movidos por el interés se vuelven espectadores o actores dependiendo

de sí el celular es propio o si se lo prestan durante el juego en un partido en común. La

participación en videojuegos dentro del patio de recreo está determinada por una disposición

pasiva frente al espacio. Los estudiantes se ubican en un punto específico del patio de recreo y

toda la interacción social se da gracias al carácter interactivo del juego. La comunicación con lo

externo surge por la cercanía que se genera entre compañeros. De nuevo aquí se muestra la

importancia de los lazos construidos y se suman el interés y la afinidad.

Al observarlos evidencio como entre estudiantes “se dan chanzas y charlas, hacen choques

de manos, se ríen, e interactúan con los celulares, también dialogan sobre lo que los celulares les

están mostrando” (notas visita 07), más allá de la razón por la que juegan con videojuegos, éstos

les permiten encuentros libres de violencia dinamizando los espacios. Como juego y diversión, el

videojuego permite que los estudiantes convivan en términos de paz y ese encuentro entre

compañeros confirma que “un grupo de jugadores unido por lazos afectivos genera una historia de

interacciones mayor que un grupo de desconocidos (Ravaja, et al, 2005) mencionado por (Equia,

Contreras y Solano, 2012).

Cuando juegan videojuegos de sitios web como Talking Tom y D612, los estudiantes

interactúan compartiendo conocimientos y estrategias. Ellos “colaboran y dialogan con relación

al juego, se van dando orientaciones uno al otro, hay intercambio, con el nivel de reto que sugiere

el juego” (notas visita 05). Observado esto y en línea con Salvat (2017), los estudiantes de la

Institución Educativa Colegio Normal Superior Distrital María Montessori evidencian el carácter

42

dinámico e interactivo de los videojuegos. La interacción entre el plan que propone el juego y la

implicación de los usuarios se demuestra cuando se alegran por los logros de sus compañeros y los

rodean con sus cuerpos para poder observar las maniobras que realizan con el videojuego.

Lo anterior se evidencia en mis anotaciones que describen como: “observando al otro

compañero jugar, están pendientes de cómo le está yendo, se alegran incluso” (notas visita 05)

Existe un alto nivel de reciprocidad en la comunicación que genera interactividad entre los

estudiantes y el juego. La interacción social se da desde la perspectiva de los intereses y la

apropiación de mensajes recibidos en un diálogo que les es común y que los acerca en un mismo

espacio.

Por lo mismo, la capacidad de sentir alegría por el otro traspasa las barreras de lo físico

“Dos, cuatro, cinco niños, uno organizado debidamente al lado del otro, se organizan para poder

observar el juego que está realizando el niño” (notas visita 04). El videojuego los reúne y los

obliga a comunicarse e interactuar. Como lo indican Marc y Picard (1992) con relación a la

interacción, ante un estímulo los interactuantes responden por la presencia de significaciones y

esto permite retomando a Schütz (1964) “la experiencia del nosotros” (p. 173) en la que se cohabita

y se ejercen influencias mutuas. A esta experiencia de interacción se suma el carácter interactivo

del juego ya que “el usuario de la información digitalizada no es el clásico receptor del mensaje

fijo, sino el inter-actor que tiene autoría en su propia experiencia con las informaciones “(Silva,

2005: 37) citado por (Gros, Garrido y José, 2017). La paridad de intereses y el conocimiento del

funcionamiento de los celulares y los videojuegos hacen posible experimentar espacios de

43

convivencia con alta cohesión estableciéndose lazos de afinidad y acuerdos para la comunicación

y la interacción.

Como en todo juego en el grupo observado “surgen discusiones en cuanto a si se cumplió

o no se cumplió con la norma” (notas visita 06). Recogiendo lo que propone La Casa (2011) “en

el juego digital las reglas son los aspectos que conforman la conducta del jugador. Por ejemplo,

¿Qué provoca su acción? ¿Cómo responde el juego cuando actúa? ¿Qué ocurre cuando hace una

elección?” (P. 75). Por este motivo, al jugar con videojuegos los estudiantes asumen las normas

del mismo como criterios de autoridad y de acuerdo con ello definen si se está cumpliendo o no

con los parámetros del juego. En términos de convivencia esto es muy importante porque

demuestra la importancia del interés, la convicción y el compromiso para el funcionamiento de

orden social.

En el caso de los estudiantes esta percepción unifica la intencionalidad de sus decisiones

bajo el propósito común de ganar en el videojuego. Haciendo plural la afirmación de Eguia,

Contreras y Solano (2012)

Los juegos son entornos que implican libertad de actuación, la necesidad de fijar metas y

propósitos y encaminarse a conseguirlos, contribuyendo a que el usuario se responsabilice

del desarrollo personal. En el juego el individuo vive una historia propia en cuyo desarrollo

y resolución participa activamente, convirtiéndose en un entorno donde puede poner en

práctica la pluralidad de mecanismos y recursos, que le permitirán interactuar libre y

espontáneamente dentro de un sistema social. (p. 11)

44

Por esto, los estudiantes asumen la norma como un condicionante que aceptan de manera

libre y voluntaria. Los jugadores interesados en ganar dialogan con el programador a través del

juego descubriendo la ruta que les permite alcanzar su objetivo y se configuran como un equipo

que se apoya y acompaña. Desde el punto de la convivencia esta observación demuestra que

existen mecanismos que favorecen los acuerdos entre estudiantes de manera natural, siempre y

cuando medien intereses comunes que los hacen sentir identificados y motivados. La experiencia

de interacción con el programador es clara, si cumples la norma ganas y si ganas puedes llegar a

otro nivel.

7.5 Norma y Juego Físicos

Mientras en un lado unos estudiantes juegan con videojuegos, en otro, la pelota de papel rueda por

el piso mientras los niños van tras ella. Podría ser también una botella, lo importante es que existe

una cancha real o imaginaria y ante todo ganas de jugar fútbol. La primera vez que lo vi no pude

contener la risa, me parecía en cierto sentido algo tierno pero extraño. Según una de las estudiantes

“En el colegio el reglamento dice que no podemos traer balones de ningún tipo o pues de fútbol”,

pero los estudiantes usan diferentes recursos para poder jugar: “buscan con diferentes tipos, con

pelotas de tenis, anti-estresantes, eh no sé, bolsas, las enrollan” (notas grupo focal 02, participante

02). Con relación a la prohibición desde el manual de convivencia, un docente de sociales me

explica “no existe una norma, más bien una restricción para evitar problemas por una tutela que

presentaron los padres” (cita del docente). Lo cierto es que el afán del encuentro a través del juego

como lo dicen Jaramillo, Quilindo y Paz (2017) hace que los estudiantes obvien la norma. Por tal

45

motivo, las ganas pueden más que la ausencia de herramientas y la creatividad sale a flote cuando

se deben superar barreras que impiden la diversión.

Aunque, como lo dice Chaux (2012), citado por Jaramillo, Quilindo y Paz (2017) “si los

niños respetan las normas lo hacen por temor, no porque hayan comprendido su importancia para

la vida escolar” (p. 85) (P. 217) es curioso observar que aquí en este patio de recreo los estudiantes

median con el interés de la institución y ofrecen alternativas de solución que permiten el logro de

los objetivos de la norma. Cuando le pregunto a los estudiantes: ¿A qué están jugando? los

estudiantes contestan: “pues jugamos futbol con una pelota en el segundo piso, con una pelota de

papel hecha de papel reciclado”. (Visita 15 al patio de recreo). Y ante la interpelación de por

qué no traen balones argumentan: “Porque no nos la dejan entrar” (Visita 15 al patio de recreo).

Esto evidencia su capacidad para reconocer la norma y adaptarla desarrollando estrategias que

evidencian una negociación entre la imposición de la institución y sus deseos.

Por otro lado, Jaramillo y Murcia (2013) citando a Shotter (2001), hacen mención de que

la “la alegría, el jolgorio, la charla informal, el juego libre, sólo son posibles en este escenario

donde las normas son definidas por acuerdos sociales circunstanciales, por los acuerdos definidos

en cada momento del bullicio cotidiano del recreo” (p. 166). Esta situación se evidencia de manera

permanente durante el recreo y está claramente expresada en las visitas No. 04, los estudiantes

“juegan con una botella de jugo, y están jugando como si fuera futbol” (notas visita 04), e

igualmente en la visita No. 09, cuando describo un juego de balón mano.

46

En términos de convivencia se crea una ambivalencia frente a la autoridad y los

lineamientos brindados. La norma atenta en cierto sentido contra el derecho de los estudiantes a

jugar, pero a la vez, la restricción es acatada sin cumplir a cabalidad. Luego, los estudiantes

establecen de manera autónoma un punto medio en el que ganan la institución y ellos mismos.

7.6 Las maletas y la disposición de los cuerpos

A las 12:30 p.m. los estudiantes salen a su tercer descanso, el segundo es el del almuerzo hacia las

11:40, y se ubican en el patio central. Sentados al lado de las columnas o recostados en las paredes,

los estudiantes conversan, juegan, y cuidan sus maletas. Es una especie de ritual para el que ya

tienen establecidas estrategias que van desde la distribución de roles hasta la disposición de los

cuerpos. En conversación sostenida con una de las niñas ella responde a las preguntas: “¿Se turnan

para cuidar las maletas? O ¿Cómo funciona ese tema? El que caiga… es que son papeles, la que

va a comprar, la que la acompaña y la que se queda a cuidar” (notas visita 14). La clara distinción

de roles favorece un orden y se anticipa. Las maletas no se pueden dejar en cualquier lugar, o las

cargan o delegan su cuidado turnándose de vez en cuando. Continuando con la conversación la

estudiante aclara que no todas las veces cuida: “Ah! Esa es una distribución… y tú siempre cuidas

o también compras a veces - A veces…” (notas visita 14). Los procesos de negociación entre

estudiantes permiten generar diálogos que enriquecen sus habilidades sociales y de comunicación.

Como indica O´Brien, L., (2003) la oportunidad de estar en el patio de recreo enseña al

estudiante a “leer las señales de otros y responder apropiadamente, cómo hacer y vivir con

elecciones, cómo resolver problemas, cómo usar sus cuerpos de múltiples maneras, cómo ayudar,

cómo recibir ayuda y cómo ser quienes son. (pp. 165-166) (Traducción del autor). La comprensión

47

de su contexto le sugiere control sobre sus pertenencias y a la vez le indica que debe continuar con

su interacción social y establecer acuerdos de mutua protección. Para anticiparse frente amenazas

a la convivencia, los estudiantes toman decisiones estratégicas en medio de la interacción con

otros.

Es por ello por lo que los estudiantes permanecen “Con la maleta siempre al lado, o sea

no hay maletas sueltas. Las maletas están protegidas, con la pierna, con el cuerpo, entre las

piernas en medio de los que están dentro del círculo” (notas visita 08). Estos mecanismos de

control les permiten continuar con la existencia y la coexistencia. Por ejemplo, en el caso de unas

niñas sentadas en el piso se observa que “suelen dialogar entre sí, se sonríen unas con otras,

colocan por ejemplo las maletas al frente de ellas, una de ellas tiene las piernas sobre su maleta,

la más grandecita de ellas” (notas visita 08). La disposición de los cuerpos y de los mismos en el

espacio como indican Jaramillo y Murcia (2013) es “texto que habita un contexto” (p. 169). Es

por ello, que las prácticas de convivencia sin violencia no solo se circunscriben a la comunicación,

al paseo y a la observación, también, incluyen actitudes de prevención.

8. CONCLUSIONES

Este estudio permite abrir un espacio para la investigación en términos de convivencia ya que

hace a un lado la profundización en temas de violencia para dar relevancia al análisis de la

convivencia desde la no violencia. De hecho, la observación de la convivencia desde la no

violencia pone a los modelos de gestión para la convivencia ante un reto en el que no solo se

observa la infracción y la reacción ante esta como un camino a seguir, sino que se observan la

48

percepción de los estudiantes, la interpretación de los espacios y algunas prácticas cotidianas no

visibilizadas como centro de atención.

En consonancia con lo anterior, la experiencia de investigación demostró que en el patio

de recreo existen procesos de significación de los espacios y de valoración de las experiencias que

en ellos se logran vivir, demostrando su incidencia directa en la forma como los estudiantes

interactúan y se comunican ejerciendo influencia mutua. De tal manera que a través de este proceso

los estudiantes de grado sexto desarrollan habilidades sociales, de comunicación y tejen relaciones

sociales.

Por tal razón, los estudiantes realizan procesos de selección de espacios de encuentro y dan

uso al tiempo libre en actividades de alimentación, juegos físicos, juegos con videojuegos,

recorridos por el patio de recreo, observaciones desde el árbol y cuidado de sus maletas, gracias a

acuerdos y convenciones realizadas entre ellos y que dan significado al recreo escolar. Gracias a

ello, las percepciones de aburrimiento, búsqueda de diversión y limitación del espacio se presentan

como aspectos de la convivencia frente a las cuales los estudiantes se convierten en agentes activos

buscando una solución. Para ello, se organizan, comparten y buscan actividades alternas

evidenciando actitudes orientadas a la convivencia sin violencia. De hecho, estas prácticas son

acciones frecuentes e indican tomas de decisión constante por parte de los estudiantes que se

reflejan en hallazgos como:

Al jugar con videojuegos los estudiantes crean espacios de encuentro y de interacción en

los que desarrollan habilidades de comunicación, se divierten, comparten logros y toman

decisiones de organización. Esto contribuye al ejercicio de prácticas de convivencia sin violencia

49

ya que se generan espacios de interacción, se fortalecen lazos y los estudiantes se alejan de posibles

fuentes de violencia.

Los estudiantes establecen una diferenciación entre la norma y el objetivo de cumplirla.

Por esta razón dinamizan la norma en su práctica para poder acceder a espacios de interacción a

través del juego. Esto no significa una ruptura de la convivencia, lo que hace realmente es poner

en equilibrio los intereses de las partes, en este caso, institución y estudiantes. Para hacerlo los

estudiantes adoptan nuevas condiciones y materiales para los objetos y cumplen con el objetivo de

la norma pese a desobedecerla.

La realización de recorridos por el patio de recreo amplía las posibilidades de interacción

de los estudiantes al permitirles el encuentro con otros y la observación de eventos que los

entretienen. Esto contribuye al reconocimiento mutuo como también a la existencia de prácticas

no violentas.

Los estudiantes construyen, a partir de la continuidad de las relaciones, visiones más

completas de sus compañeros. Esta experiencia permite que se reconozcan como individuos que

necesitan cohabitar en espacios y tiempos comunes peses a sus diferencias.

Los lugares y la infraestructura física se convierten en espacios con funciones que son

asignadas de acuerdo con las experiencias que los estudiantes logran vivenciar en ellos. En cierto

sentido su significado se construye a partir de la interacción entre el espacio y los estudiantes, por

lo que, dentro de esas mismas significaciones los estudiantes construyen sus relaciones y

desarrollan prácticas de convivencia bajo una interpretación conjunta de los lugares.

50

El patio externo donde los estudiantes pueden jugar a campo abierto no asegura en su

distribución y tamaño la igualdad de oportunidades para el entretenimiento. Para poder jugar, los

niños de grado sexto se exponen a jugar en medio de mezclas dentro de los territorios de juego o

a la decisión de autoexcluirse por no observar garantías en el patio de recreo. Sin embargo, esta

autoexclusión, los lleva a movilizarse de una forma distinta dentro del patio de recreo y a convivir

sin violencia recreando la interpretación de espacios e infraestructura. En cierto sentido, en el caso

de los estudiantes de grado sexto la convivencia requiere de decisiones que les permitan encajar

en un espacio que es nuevo

Existe una cultura para el cuidado de los objetos personales ya que estos deben ser cargados

durante el tiempo de recreo, los estudiantes han adoptado posiciones corporales y niveles de

organización que favorecen el desarrollo de interacciones con aparente tranquilidad. Aunque estas

prevenciones disminuyen el riesgo de llegar a experiencias negativas en convivencia, favorecen

una cultura de la desconfianza. Pensándolo desde la convivencia sin violencia, esto puede

significar sumisión y adaptación ante una problemática institucional

Los aportes que puede brindar la observación del patio de recreo desde la perspectiva de la

no violencia, a los modelos de gestión para la convivencia, se centra en el reconocimiento de los

estudiantes como actores activos que aportan con sus decisiones y actitudes a la convivencia

escolar. Igualmente, la observación de los diferentes aspectos relacionados con la convivencia sin

violencia nos muestra que existen otros temas que se deben abordar ya que su análisis puede

influenciar la toma de decisiones en torno a disposición de espacios, diseño de infraestructura,

51

establecimiento de normas, toma de decisión participativa que involucre a los estudiantes y

acompañamiento en el patio de recreo.

Además, la investigación aporta a la comprensión de la convivencia en el patio de recreo

al ampliar el espectro sobre lo que significa convivir. Los hallazgos nos muestran temas como: el

aburrimiento como un aspecto oculto de la convivencia, la transgresión pacífica de la norma, el

apoyo mutuo en el juego, el valor de la amistad en el patio de recreo, el reconocimiento de las

reglas de juego en los videojuegos por corresponder con los intereses de los estudiantes y el

desarrollo de mecanismos para vivir en convivencia pacífica en medio de la inseguridad. Todos

ellos y su análisis nos permiten incluir a aquellos que no siendo observados conviven a diario y en

paz, pero que también necesitan de nuestra atención.

52

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62

ANEXOS

63

Anexo 1. Cronograma establecido con Institución Educativa Colegio Normal Superior Distrital María Montessori

64

Anexo 2. Carta de solicitud autorizada

65

66

Anexo 3. Archivo con audio y transcripción

67

Anexo 4. Preguntas base grupo focal

68

Anexo 5. Evidencia de diario de campo - transcripción

69

Anexo 6. Estructura de nodos, categorías y subcategorías NVIVO 10

70

Anexo 7. Modelo Jerárquico de Codificación