El Pais Que Sonamos-Giorgio Jacskson

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  • Giorgio Jackson, egresado de Ingeniera Civil de la Universidad Catlica de Chile, asumi la presidencia de la Federacin de Estudian-H'!> de esa casa de estudios (FEUC) en 2010. /\1 .111 0 siguiente destac como dirigente es-tttdi ,ttttil a la cabeza de las movilizaciones tptc imp:tctaron aJ pafs. Fue clebre su inter-vcntin ante la Comisin de Educacin del Sl.'mldo el 16 de agosto de ese ao, donde expuso sobre el lucro en la educacin y ofre-ci una clase maestra sobre el tema.

    En su etapa universitaria fue seleccionado nacional de voleibol y es hincha del equipo de ftbol de la Universidad de Chile.

    Twittero empedernido (@giorgiojackson), como buena parte de los jvenes actores po-lticos en el pas, es cofundador del movi-miento poltico Revolucin Democrtica.

    En la actualidad es precandidato a diputado por el distrito 22 de Santiago.

    ILUSTRACIN DE PORTADA: ROMMY RIVERA

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    El pas que soamos

    Primera edicin: abril de 2013

    2012, Giorgio Jackson 2013, Random House Mondadori S.A.

    Merced 280, piso 6, Santiago de Chile 1elfono: 2782 8200 1 Fax: 2782 8210 E-mail: [email protected] www.megustaleer.cl

    Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacin escrita de los titulares del "Copyright", bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin toral o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografh y el tratamiento informtico, y la distribucin de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Princed in Chile- Impreso en Cl1ile

    RPI: 226.725 ISBN No 978-956-8410-70-4

    Diagramacin y composicin: Amalia Isabel Ruiz Jeria

    Impreso en Alfabeta Arres Grficas

    Donde hay buena educacin no hay distincin de clases. CONI' UCIO

    As como es deber de todos los hombres obedecer leyes justas, as tambin, es deber de todos los ho1nbres desobedecer leyes injustas.

    MARTIN LUTHER KING jR.

    La educacin es una anna de construccin masiva . MARJANE SATHAPI

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    NDICE

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    Captulo 1 Una orquesta de individualismo 23

    Captulo 2 El sistema puesto en cuestin . . 45

    Captulo 3 Las movilizaciones 65

    Captulo 4 Oficialismo y Concertacin .. . ... . . ...... . 93

    Captulo 5 Despus de la transicin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113

    Eplogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

    Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

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    Indignados

    En octubre de 2011, cuando fracas la rnesa de negociacin con el gobierno de Sebastin Piera, fuimos invitados a Eu-ropa por Edgar M orn 1 junto a Camila Vallejo y Francisco Figueroa, para ese entonces presidenta y vicepresidente de la f~ederacin de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), respectivamente. Invitacin a la que fuimos tarnbin acompaados por tres acadmicos chilenos, Luis Flores, Jai-rne Retamal y Alfredo Pena-Vega. Viajar en esos momentos, cuando el nivel del conflicto haba escalado tan alto y mien-tras segua tan vigente, no fue una decisin Elcil. Haba mu-chas cosas que hacer ac, y no podamos llegar y escaparnos, porque lo que buscbarnos cotTlo movirniento estudiantil se haba convertido en una apuesta nacional. Por otro lado, era clave contarles a los chilenos, con evidencia internacional, que en temas de desigualdad y educacin, Chile no lo estaba haciendo nada bien como nos estaban diciendo. El viaje tam-bin era una oportunidad para poder revisar otros sistem.as donde s se llevaba a cabo, y con xito, lo que estbamos pro-poniendo. Queramos conocer experiencias internacionales de educacin superior pblica, gratuita y de calidad, porque

    1 Filsofo y socilogo fi-an cs, presidente del lnstitut lnternational de I< .. echerche, Poli tique de Civilisation, Francia.

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    EL PAlS QUE SOAMOS

    ac se nos deca que eso era imposible, que eso no funcionaba en ninguna parte, que eran ideas casi como de la Guerra Fra.

    Otro objetivo del viaje, que incluy Pars, Ginebra y Bru-selas, era denunciar ante la comunidad internacional, repre-sentada por organismos como el Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, la Unicef~ la OCDE y el Parlamen-to Europeo, cmo se estaban violando distintos derechos de muchos nios en nuestro pas. Por ejernplo, el derecho a la educacin, por medio de una fuerte discriminacin socioe-conmica y segregacin por nivel acadmico. Tambin, las violaciones a los derechos humanos constatadas durante las movilizaciones y marchas por diversas organizaciones que hab.an visto y documentado cmo la represin policial hacia los estudiantes haba sido, en muchos casos, totalmente injus-tificada, mientras que los niveles de dilogo entre las autori-dades y quienes nos movilizbam.os eran bajsimos.

    Fue un viaje de aprendizaje, corno todo lo que vivin1os quienes participamos en el movimiento de 2011 , pero en particular porque me sent como una esponja absorbiendo miles de cosas nuevas cada da. Fue tambin una oportunidad para entender que estbamos conectados con otros procesos que ocurran en el mundo. En ese sentido, result ser muy emocionante el encuentro que tuvimos con Stphane Hessel, -que tristemente falleci en febrero de 2013-, un intelec-tual que a lo largo de toda su vida luch contra las injusticias y que, pese a su avanzada edad logr publicar hace poco dos libros -Indignaos! y Comprometeos!-, que se convirtieron en una verdadera fuente de inspiracin para importantes mo-vimientos sociales en el rnundo a partir de fines de 2010.

    A sus 94 a1os ; y a pesar .de que se nos comunic que estaba cansado y algo enfermo, l hizo un espacio en su agenda para recibirnos. Desde el momento en que entra-mos a su casa, empezamos a respirar algO' mstico. Hessel

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    lNTRODUCC!()N

    nos recibi con una gran sonrisa, dicindonos en francs los pequei'os revolucionarios chilenos. Identificaba ms claramente a Canla, pero estaba muy al tanto de lo que ocurra en Chile y nos expres su reconocimiento por lo que estbam.os haciendo. Ms all del aprendizaje que pu-dirnos desprender de sus palabras (habl con nosotros en una mezcla de espai'iol-fi:ancs), siento que l no dem.or en empatizar con nuestra causa: nos rniraba a los ojos, nos sonrea; y nos acogi con mucha cordialidad, prcticarnente como si framos sus nietos.

    Stphane Hessel, entre otras cosas, fue redactor de la De-claracin Universal de Derechos Humanos, y pas por mu-chos periodos de movilizacin y de luchas sociales. Pudimos conversar con l algo as como 45 minutos, sentados en su li-ving y compartiendo un jugo, en un departamento muy pin-toresco y tpico de all, bastante sencillo. N os alent a seguir adelante y a nunca perder los ideales de justicia y de defensa de los sin voz. Usaba m.ucho el humor, y tambin el sarcasmo, al contarnos que le hubiera gustado que todos los que par-tieron con a en su rnomento hubieran seguido luchando por lo que crean ms justo. En cambio, haba visto cmo alguna gente de joven tena ideales , pero luego se les iba pasando. Nos deca:

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    EL PAS QUE SOAMOS

    para tapar los errores -o peor an, algunas veces los robos-que cometen los ejecutivos, en vez de destinarse a asegurar de-rechos o a disminuir las desigualdades que hoy nos aquejan.

    Este libro sali~ a la luz justo antes de que se iniciara en Espaa el Movimiento de los Indignados (o 15M), el cual vino a ponerle palabras a un sentimiento que tenan muchos espa.oles. Y de inmediato hizo tanto sentido, que la gente empez a organizarse. Los indignados aparecieron en escena en mayo de 2011, es decir, casi exactamente al mismo tiempo en que se iniciaba el movimiento estudiantil en Chile.

    Tal vez esa simultaneidad provoc que muchas veces se nos comparara con el movimiento espariol, o con los Occupy de Estados Unidos, que tambin surgieron en el 2011 para pro-testar contra la desigualdad y la avaricia corporativa; o bien, con la llanuda Primavera rabe, que simboliz varios proce-sos revolucionarios frente a regmenes autoritarios. Ahora , si miramos de manera ms detenida ese m01nento, podramos advertir que, a pesar de las similitudes que se puedan encon-trar, todos estos movimientos surgieron en realidades distintas.

    En Espaa, lo que gener ese malestar y esa rebelin, que derivaron en la creacin del1novimiento, tuvo que ver con la cadena de reacciones polticas poscrisis subprim_e, que llev a una decepcin y euforia colectiva en contra de sectores polticos de derecha e izquierda que se mostraban indolen-tes y negligentes frente a esta situacin de colapso financie-ro. Se reclam que los polticos actuaban en favor de los bancos -salvndolos- y no en favor de las personas. Un segundo ingrediente que facilit la organizacin de los es-paoles, fue el desempleo, sobre todo entre los jvenes. El carcter transversal y crtico del movimiento hizo que este se planteara desde un principio corno apartidista. As, al no encontrar una solucin poltica a los problemas, decidieron organizarse como sociedad civil, haciendo protestas pacficas

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    INTRODUCC!ON

    en las plazas de casi todas las ciudades espaolas, con masivas acampadas. No tard mucho tiempo para que las masivas y pacficas ocupaciones dieran la vuelta al m_undo, despertando mucha curiosidad y empata a lo largo del globo. Las discu-siones y toma de decisiones se realizaban de rnanera pblica, por medio de asarnbleas, con lo que se empez a practicar mucho ms la democracia directa. Es decir, se cre toda una forma de organizacin que antes no exista; incluso llegaron a tener su propio medio de comunicacin. Tal como pas ac, e1 movitniento gener importantes aprendizajes de cmo las asambleas producen algo muy poderoso: que la gente partici-pe en los debates, que aprenda de la organizacin de base para tomar decisiones y se empodere; esto, a la vez que se tome conciencia de lo lento y cornplejo que es este proceso.

    En cuanto a la llamada Primavera rabe, tuve la oportuni-dad de conocer un poco ms de esta revolucin en enero de 2012 en Davos, Suiza, donde particip en la Reunin Anual del Foro Econmico Mundial. All conoc a una influyente acvista de Tnez,Amira Yabyaoui. Nos hicirnos bien amigos y me introdujo en algunos aspectos del conflicto y la realidad rabes, que son muy distintos a los de Occidente, ya que estn penneados por el asunto religioso, y donde el problema de la discriminacin hacia la mujer y su participacin en la vida pblica es mucho ms profundo que en nuestros pases. Ami-ra reconoca que en el proceso de revolucin hubo algunos logros, pero al mism.o tiempo senta m ucho miedo y escep-ticismo por lo que podra venir despus. Esto no es exitoso todava, para nada, afirrnaba.

    Ciertamente, explicaba Anra, los levantamientos en los pases rabes eran principalmente una revolucin en contra del autoritarismo y la concentracin del poder, donde la bs-queda apuntaba a la democracia y a la recuperacin de de-rechos y de dignidad para todos, en especial para las mujeres.

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    No obstante, el devenir de algunos de esos pases -cmno Egipto o Tnez, por ejemplo-, donde la influencia de los partidos islamistas es cada vez m ayor, siembra dudas respecto del futuro. As, resulta dificil analizar desde una perspectiva inmediata si las revuluciones fueron exitosas y en qu medida.

    El proceso en Espaa tambin tena que ver con la con-centracin del poder y con cmo, en muchas ocasiones, la poltica no est finalmente a favor de las personas, sino que acta desprotegindolas y dejndolas vulnerables. En el caso de los Occupy, estos snbolizaron un rem ezn m oral, un rrw-mento de hacer conciencia para analizar quines son aquellos que toman las decisiones, y cmo la concen tracin de la ri-queza en el 1 por ciento de la poblacin correnza a afectar uno de los principios bsicos de la democracia, la igualdad de poder. Pero la continuidad e impacto poltico de todos estos movirnientos es incierta y resulta muy dificil encontrar reivindicaciones permanentes logradas en el corto plazo. Solo el tiempo podr decirnos algo al respecto.

    Volviendo a Chile, ciertamente el m ovimiento estudiantil tambin apuntaba a una cuestin de fondo, que es la enorme desigualdad que caracteriza a nuestro pas y cm o la educa-cin no est sirviendo para cambiar esa realidad inicial. Pero la verdad es que el movimiento estudiantil de 2011 tom relevancia y masividad por una coyuntura gremial bien espe-cfica, con demandas como el transporte escolar, las becas de alimentacin y las becas de mantencin. Estos temas estuvie-ron acompaados por discusiones politicas sobre la educacin que se mantenian desde hace m ucho, desde antes de 2006 y la R evolucin Pingina, pero el debate fue madurando len-tamente, y sigui hacindolo y profundizndose durante todo el 2011. Paradjicamente, el Gobierno de Piera favoreci la radicalizacin y transformacin de las demandas, al ser tre-mendamente negligente y cometer un error adrrnistrativo

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    fNTRODUCCI(JN

    y poltico -el primero de varios- en lo relativo a las becas . Adems de atrasos y fallas logsticas, no esperadas de una nue-va forma de gobernar, la administracin tambin tom una rnala decisin poltica,

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    este tiene tradicin y porque, independientemente de que pase por momentos nplos, va a seguir, las instituciones van a seguir y los estudiantes se van a seguir levantando. Y s bien las transformaciones no han sucedido todava, s se produjo un cambio de mentalidad, un cambio de chip, de paradigma, y esas organizaciones van a encargarse de seguir dndole d sentido de urgencia que se m.erecen, porque tienen memoria.

    El caso de Chile es particular tamhn porque es uno de los pases con mayor desigualdad en el mundo, y al mismo tiempo uno de los ms hipcritas en ese y en muchos otros temas. Esto ltimo se me hizo mucho ms evidente en el via-je a Davos, donde conoc a Arnira Yahyaoui y a otros jvenes lderes de distintas nacionalidades.

    Cuando me invitat:on a la Reunin Anual del Foro Eco-nmico Mundial dud mucho de si ir o no, porque se trataba de una instancia tlnanciada -entre otros- - por las corpora-ciones ms cuestionadas del mundo y donde se haca rnucho lobby en1presarial hacia los gobiernos y tremendas transac-ciones o negocios a puertas cerradas, al contrario de como debiera ser en una denwcracia sana. Pero al mismo tiempo, en Davos iba a conocer a muchas personas interesantes, como lderes de organizaciones sociales, sindicales o de ONG como Amnista Internacional, Human Rights -w:1tch,Avaaz.org, Ci'-vicus o Greenpeace, entre otras, todas desarrollando un tra-bajo muy potente de accin y resistencia. Y en efecto, en el camino, con todo el escepticismo que llevaba, fui conociendo a gente que haba llegado hasta all en la misma parada, con ganas de armar redes de personas que quisieran cam bur el sisterna y de aprovechar ese tipo de espacios.

    A ese encuentro llegam.os muchos jvenes de entre veinte y treinta aios; nos llamaban los Global Shapers, que son cEs-tintos liderazgos que existen en varias partes del mundo. l\1e hice amigo de varios de ellos, y pudimos compar tir mucho

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    lNT"RODUCCIN

    e interornbiar expenencias que nos haba tocado VIVIr en nuestros respectivos pases. l'vluchos de esos jvenes pregunta-ban constantemente qu estaba pasando en Chile, no podan concebir cmo un pas que se pintaba como la luz de Lati-noamrica poda llegar a tener ules revueltas, tales enfrenta-mientos con los policias , porque las imgenes que llegaron en 2011 dt~sde Chile eran muy fuertes y muy im.pactantes tambin, como en el caso de las gigantescas marchas . Ellos no podan entender por qu un pas que haba crecido tanto en lo econrnico ahora estdba en contra de su propio modelo. Entonces yo les hablaba de la abismal desigualdad chilena -lo que les haca mucho sentido-, y de cmo esa desigualdad que hacia afuera se expresa como un promedio, en realidad es como dice Nicanor Parra: Hay dos panes, yo como dos y t comes cero. el promedio es uno >> .Y esa desigualdad al final se convierte en un ;~ji en el poto para las personas, en un catali-zador de la impotencia producida, porque la realidad que se nos muestra no es la que vivimos. Estamos hablando qu e el 1 por ciento de los chilen os ms ricos recibe los mismos ingre-sos que el 41 por ciento de los chilenos de menos ingresos2

    D e manera que mientras las desigualdades, y la concentra-cin de poder como u11a de sus expresiones, se iban perpe-tuando e-n nuestro pas, comenz a caerse el maquillaje con el cual las escondamos. Lleg elrnmnento en que las injusticias dejaron de sernos ajenas. Y los chilenos y chilenas pasamos de decir no nos importa>> el dolor de los o tros, a decir

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    lo gue pensbamos. Estuvimos en las radios. los noticiarios de televisin, los matinales y los peridicos. Esto fue as a pesar de las lneas editoriales e intereses de algunos de los medios, que reaccionaron ante nuestro mens;e rebelde y transgresor volcando sus esferzos en tergiversar nuestras opiniones y con-

    . centrndose en mostrar al m.ovin1iento con un carcter vio-lentista e intransigente, casi delictual. Pero por fortuna haban llegado demasiado tarde, pues la bola de nieve ya corra cerro abajo y no haba forma de pararla . No obstante, no puedo dejar de reconocer que el constante nfasis en la violencia en torno al movimiento por parte de esa prensa, mermara ms adelante las opciones de rnantener la fi.Ierza del movimiento.

    Lo que ayud -en alguna medida-- a co.ntener esa ofn-siva rneditica, fue que nosotros tan1bin nos comunicban1os por los m.edios no tradicionales, corno las redes sociales a travs de internet, divulgando videos informativos. de convocatoria, con diagnsticos, que aunque teran un alcance acotado. as y todo contribuyeron a que las conct>ntraciones iniciales de treinta mil personas o ms, tileran posibles. Estos

  • Chile, un modelo a seguir?

    El retorno a la democracia f1~j una tradicin tramposa: pre-sentar la nueva realidad econmica y poltica chilena corno un modelo exitoso que debera admi tirse. Mi generacin cre-ci con ese discurso, respaldado por hitos y cifi-as que supues-tamente comprueban su aparente triunfo. Pero cul es ese famoso sistema chileno?

    La principal caracterstica del sisterna chileno es que pro-duce muchos Chiles distintos. Vivimos en un pas tragrnenta-do que, sin e1nbargo, se muestra hacia .1era como el n , lo que cambi fue la definicin de lo que es , o debe ser, d Estado .

    Si lo resurnimos, en la lLnnada

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    EL PAS QUE SOAiv10S

    Esta definicin macro>> desencaden u n a o la de privatizadoras en distintos sectores de nuestra sociedad. EI sis-tema educacional, las pensiones, la salud , las viviendas sociales, la energa, las telecoinunicaciones y van os otros sectores su-frieron reformas que apuntaban a liberalizar di chas proble-mticas sociales para que el Estado, disrninuyera o su participacin en ellas. Todo este p roceso se dio do por un endiosarn.iento de lo privado. N o es que Io es tatal lo estuviera haciendo de maravillas -pro b ablem ente nmchas fallas , 1nuchos problenus burocrticos--. p ero en vez de inclinarse en ese m01nento por una nlodernizaCIn Estado, se opt por privatizar.

    Muchas decisiones sumamente ideolgicas se tomaron bajo un rgimen dictatoriaL Por lo tanto, las reglas del j uego que hoy tenemos, o sea, prcticamente todo el ordenam iento de nuestra sociedad en lo econmico, poltico, social y tl1e impuesto durante un rgimen no democrtico. Entonces, a partir de ese hecho aparece la primera crtica a la legi timi-dad del orden actual. Por desgracia, desde que comenz la transicin y durante los ltimos veinte ailos no h an habido grandes cuestionamientos pblicos resp ecto de es ta realidad por parte del mundo poltico ni de la sociedad en general, como para poner ese terna de raz en el centro de la agenda .. Quienes sucedieron a Pinochet en el poder, adn linistraron este sistema de mil cerroj os con reformas limitadas. El legado de la dictadura segua entre noso tros.

    Ahora bien, en qu se basa este sistema? M s all de la idea de que el Estado debe ser chico a toda costa, la promesa que hacen quienes confian en este sistema es qu e cualquier persona que sea esforzada puede ser exitosa. Eso es lo que predican: la promesa de la rneritocracia. Los pobres lo por flojera; los que son exitosos, porque trabaj an. Es una idea bien instalada, pero sumam.ente falaz. No o b stante, el sisterna

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    UNA ORQU !STA DE lND!V!DU.AJJSMO

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  • EL PAS QUE SOAMOS

    abusa del otro, que estafa al otro, creyendo que eso es libertad econmica. Se abusa a travs de los nwnopolos, se abusa a travs de las estafas comerciales -cuyo ejemplo ms ern-blemtico se refleja en el milln de clientes de La Polar que fueron vctimas de estafa por una repactacin unilateral para maquillar la contabilidad de la empresa y as mantener altas las acciones-, y se nos hace saber que esos son los costos de la libertad. Escuchamos cotidianamente la palabra libertad para justificar que una persona pueda tener distintas empresas, hacer negocios relacionados entre ellas y evadir los impuestos. Total, se est creando empleo y este, independiente de su calidad, siempre ser n1.ejor para la sociedad.

    La falacia de la libertad

    El concepto y el prinCipiO de libertad individual permea todo nuestro actuar. Y ya no se trata solamente de un tema legalmente institucionalizado que se pu eda corregir, sino que se ha transformado en una cultura. Ya no basta con re-gular para evitar los abusos prornovidos por este concepto, porque siernpre va a haber una forma de esquivar la ley. Y aunque nos quejemos del abuso, estarnos esperando la opor-tunidad de sacar provecho del otro. Sin embargo. formarnos parte de una comunidad de diecisiete millones de p ersonas, por lo que el desafio, desde mi punto de vista, es: crno transformar a esas millones de personas individualistas en un colectivo con un proyecto gue comparta ciertos pnncpios. Cmo involucrarnos en un sueo comn?

    Un principio colectivo puede ser tan simple cmno que podarnos mirarnos a la cara los unos a los otros sin tenernos miedo; este principio podra verse materializado, por ~ernplo. si no tuviramos la necesidad de instalar rejas para protege:nos.

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    UNA ORQUESTA DE lNDIVJD\.JAUSMO

    Eso esconde un criter io colectivo comn, que puede sonar n1.uy superficial, pero que en realidad es radicalmente distinto a lo que tenemos hoy en da. Que podamos tener a nuestros hijos en una misma escuda es un principio colectivo; que po-damos tener diferencias pero nos respetemos, es un principio colectivo. En cambio, tenemos miedo y rejas, pagamos para que nuestros hijos estn con

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    cuna del quinto quintil de in greso 1 va a ser no bajar de ese quinti1, a lo ms podr descender al cuarto qui ntil, pero casi no tiene posibilidades de caer ms qu e eso .

    De 1nanera q u e el problema no es so lamente la desigual-dad que vern os , la miseria, sino que tambin existe una repro--duccin de esa desigualdad, lo que se tradu ce en un a escasa movilidad social. Porque realmente n o existe ese concepto rnanoseado p or todos los sectores polticos: la guakbd de oportunidades. Lo que existe es un consenso poltico. Porqu e igualdad de oportunidades significa que el ms rico est clis- puesto a que su hijo estudie en 1a misn1a escuda que en condicin de pobreza y que. un a generaci n despus. de quintil de acuerdo a sus reales capacidades? Estoy ~eguro de que no se est d ispuesto ni a poner esto en juego siquiera. Entonces hay una hipo cresa tremen da.

    Una de las consecuencias de c m o fi..mciona este sistema m entiroso, este sistema hipcr ita, es la tr ustracn . Corno to dos pueden llegar a ser el m s rico de Chile si se esfiiei-zan -esa es la promesa-, se genera Inucha fr ustracin, imputencia. falta de autoestima cuando eso no se logra . lJay un crculo vicioso, p orque si siempre h ay una o dos excepciones que confirman la regla d e personas que fiente a todas las adversi-dades salieron adelante y lo lograro n. entonces el resto dice: en realidad s se poda, yo fi. el JJoj o, d fi.-acasado>). En tanto , los que lograron surgir se convierten, inconscientcrnente y sin culpa por supuesto, en los que validan el si5ten1a, sin darse cuenta de que sus logros se debieron a condiciones extraor -dinarias, excepcionales . Adoptan el discurso de yo 1 Un quimil es la quinta parte (20'X>) dd total de indviduos de uJl;l cin. El quint.il de ingreso se obtiene al ordenar a esa poblacin de,de el individuo ms pobre al ms rico y luego dividida en cnco partes (quintiles), en las que el primer quintil representa a t1 m.enos ingresos; el segundo, el siguiente nivel y as suc:csivam

  • EL l'AfS QUE SOAMOS

    mtodos y llegando a la conclusin de que:

  • EL PAS QUE SO AlVIOS

    pero en aquel rnornento llevaron a una de las 111atanzas mas recordadas de nuestra historia . Pero no Ilc.~cesitan10s ir tan atrs: hasta hace poco tiempo no haba regulacin de.- los ho-rarios laborales en Chile, situacin que ha ido cambiando paulatinamente, aunque mucho m.s lento de lo necesario. Es decir, la sociedad ha ido empujando y exigiendo sus de-rechos y su dignidad a punta de rnovilizacones, de miles dt" muertos, sangre y violencia por parte del Estado. Pese a todo, todava hoy existe una brutal codicia, expresadas en t"Ste afan de maximizar las utilidades, que lleva a pas::~r por encima dt" la dignidad de las personas.

    Por otro lado, al querer 1naximizar las u tilidades, poc1 pre-ocupacin existe por el producto en s mismo. Con tal de qu e se vea atractivo para que haya demanda, da lo m ismo su cali-dad. Armas, drogas , psirna educacin, lo que sea. 'T tal, nadie oblig a la gente a comprarlo. Y si el producto es malo. Se' le carnbia el nombre y se vuelve a vender cmno algo nuevo, pues la gente se olv ida. A esto se suma11 los monopolios y las con centraciones presentes en industrias co1npkta$. Lo~ grandes empresarios diversifican sus rnatrices producti vas de m.anera de ejercer una dependencia y dorninacin tal que simplemente se hace imposible descornprirnir el sis- tema. Una vez ms, Hessel: las razones para indignarse hoy da pueden parecer menos n tidas o el Inundo. dema-siado complejo. Quin rnanda?, quin decide< No siem-pre es fcil distinguir entre todas las corrientes que nos gobiernan>).

    Sin embargo, considero que se est em.pezando a destrabar este nudo, en el que se mezclan e l afn de lucro y este sistema m.ovido por la maximizacin de utilidades que muchas veces va generando deshumanizacin. La m entira de bs p lenas li-bertades y la meritocracia se est cayendo a pedazos.

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    li:--.l . .\ ORQUESTA DE lNDlVlDUt\ USMO

    Para proftmdiz~Jr an ms acerca de la desigualdad y con-trar restar el surgimiento de los pocos que logran salir de sectores populares emergentes, existe un sistema de defensa sunumente ctecrivo por parte de las elites: d chsisrno. Es UJH frrna de violencia que no se visualiza con tanta ftcilidad, pero que gent"ra dar)os irremediables. Es una burla a aquel que tiene menos con recordatorio permanente de su estado de desclasado. Es el tipo de prcticas y discriminaciones que no debieran ocurrir en una sociedad des

  • EL I'AfS QUE SOAMOS

    un poco ms, en verdad es una derrota cultural, porque no es algo con lo que el ser humano nazca. La naturaleza no nos cre para ser clasistas.

    Como resultado tenemos una desigualdad estructural que va mucho ms all de la econmica; esta ltiina ya est entre las peores del mundo, entre las quince o veinte desigualdades ms extremas del mundo, comparable a las que se observan en pases del frica subsahariana2 . Entre tanto seguimos proclamndonos como parte de los pases rns ricos del mundo y anunciando con bon>, sino que deberia.rnos hablar del sistema que genera diferentes sociedades>> . Y esas socie-dades, separadas por una fractura de ingresos, de acceso a b educacin, a la salud y distantes geogrficamente dentro dL~ uru mism.a ciudad, han derivado en distintas culturas, con distintos dialectos y distintas formas de vida . La separacin se puede caracterizar como una clsica -pero no exclusiva- divisin por clases sociales, as de burdo, por nivel socioeconmico. Hoy existe cada vez ms conciencia de que la desigualdad es una pelcula que no cambia mucho su composicin.Y quienes es-tn actualmente en la condicin de pobreza, o bajo la lnea de la pobreza, quizs en la prxima encuesta esttn fi.1era por um diferencia de cinco o diez mil pesos. pero eso -ol~ctiva-111L'llte-- no representa ningn cambio sustan tivo en d estilo de vida. Un porcentaje importante de chilenos vive hoy en 2 Ver el ndice de Gini, que mide hasta qu pumo L1 distribucin del ingreso (o, en algunos casos, el gasto de consumo) entre ind ividuos u ho- gares dentro de una economa se aleja de una distribucin pertcnarnenre equitativ Ocurri que se privatizaron todos los servicios bsicos. La educacin, la salud, la previsin y la vivienda social pasaron a formar parte delrnercado, y as nacieron el mercado de la salud, el mercado

    de~ la viviemb social, d de h previsin y d de la educacin, que tl_mcionan con los 1nismos principios y casi las mismas reglas que todos los dem

  • EL PAS QUE SOAMOS

    tarnbin aquellos que sobreviven en la zozobra econ nnca a travs del endeudamiento.

    En el caso de la salud, para empezar, se j uega con Jos p re--cios de los rernedios en funcin de cunto est d ispuesto a pagar el

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    EL PAS QUE SOAMOS

    y en un territorio desconocido. Luego, con el tientpo, los blocks empezaron a ser polos de desconfianza. de precar ie-dad, polos de narcotrfico y delincuencia debido a las con-diciones adversas presentes en ese espacio.i\ t~sto se su m ,> el tema del acceso a espacios y servicios pblicos mnirnos v el acceso al comercio, ya que debido a la escasa oferta todo sale ms caro. Y en cuanto al mundo laborales, las distanci.1s para desplazarse hacia los lugares donde se generan los puestos laborales son im.presionantes. Un persona cualquiera puede dernorarse dos horas en transportarse, lo cual genera 1nuchas dificultades. Cunto costar ahora arreglar el problema in-v isible de la segregacin urbana?

    Tbdos esos intangibles no fueron considerad os como un costo social a la hora de trasladar a las familia s. Hoy db exis-ten poblaciones que son derechamente guetos. No tienen otro nombre. Viven hacinados cientos de miles de personas sin ningn supennercado cerca, sin ninguna cornisaria, sin ningn centro asistencial. .. Entonces. las leyes del ll1tTca-do operaron de una rnanera perfecta, porque logLlron su objetivo: se pudo construir ms viviendas sociales. As es el sistema, no es que haya fallado, el sistema func ion porque las familias ms pobres viven con las farnilias ms pobres. Quiero decir que en la concepcin del sistema esto no es casualidad, no se trata de problemas que se puedan solucio-nar, porque nunca fueron concebidos con1,o problemas , as es la regla y as es el sistema. Como ac era uro el terreno y all barato, y es algo que el Estado est regala n do, deberall estar agradecidos. Ya no estan1os hablando de un derecho social. Nadie podr desconocer que lo ms probable es que en un primer mornento las personas se feron feiic e$ para all, pues se les daba una solucin habitacionalmej o r que la tierra y los campamentos donde estaban. Pero ms tempra-no que tarde se dieron cuenta de que estaban condenadas a

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    liNA ORQl'ESTA DE JNDI\']l) lJA LISMO

    un udo de desigualdad. Y este ciclo es como un cncer, una en terme-dad lentJ, progresiva . que genera cada vez ms ni-

    vele~ de> violencia. ms niveles de conJlicto y al final parece imposible escaparse de t' l.

    Esas Lunilias entonces tienen un techo, pero muchas ve-ces no tienen un hoga r, un entorno. Es indigno que nos confonncn1os con guetos, c~s algo de lo que nos deberamos avergonza r todos los ch ilenos. Pero sucede que quienes to-Inan decisiones en C hile estn escondidos tras unas rejas de proteccin; van cmodarnente desde la Costanera hasta el aeropuerto. del aeropuerto a La Dehesa, pens t~1s obligado a d~~stinar todos los meses una parte de tu suddo p:1ra que se v,1y~1 a tu cuenta de ahorro y t'sa plata la van a ~1 dministrar privados para qu e la rentabilicen en los men.ados t1runcicros y as t podr;s r~n,~r despus una mejor jubilac in. Pero resulta qu e en los ltimos

  • . EL PAS QUE SOAiviOS

    de 48 por ciento5 . Y uno puede pensar que, literalmente, los ahorros de todos los chilenos estn ah. Pero no son los ahorros de Chile, sino que son los ahorros de cada uno de los chilenos , por separado. Entonces, si te va extremadamente bien en lo econnco - sabernos que hay una tremenda desigualdad en la distribucin del ingreso- te vas a jubilar bien.Vuelve a funcionar la frmula mgica de que s trabajas te va a ir bien. C on lajubilacin es lo mism.o,la promesa es que si durante tu vida trabajas duro -y los mercados flnancieros no colapsan entrem.edio- vas a tener una jubilacin digna. si no, vas a es-tar condenado. Pero resulta que hoy da ms del 50 por ciento de los chilenos gana menos de 250 mil pesos(>. El sisterna --si eres obrero, tcnico o incluso en algunas carreras proJI:sona-les- est inevitablernente d.isei'ado para qu e tu jubilacin sea baja. Entonces, no existe el principio de que todos tenga-_mos una jubilacin digna, sino el de que cada cual tendr la jubilacin que se m.erece, la jubilacin, entre comillas, por la que se esforz.

    Cmo le explicamos a un trabajador que ha trabajddo 45 horas a la semana, durante cuarenta a'os , que le toca una jubilacin de ochenta rnl o cien mil pesos? No le podemos decir que no se est(wz. Y al final estamos prenliando, una vez ms, el valor que el m ercado le dio al estl.1erzo, no de una persona sino de muchas personas, y tambin la manera como esa plata es administrada en un fondo.jugada a las apuestas en el mercado burstil y el modo en que se la rentabiliz.

    El tema de las previsiones es individuahsmo puro. y de nuevo se trata de resaltar el y perpetuar ese txito o el supuesto tiacaso. Porque un anciano que no tuvo altas re-muneraciones, por ms duro que haya trabajado toda la vida . 5 Kharb Caniupn , Utilicbdes de las AFP a septiembre crcc:Jen'Jn en 4 7 ,4r;1,, , drio La ]ercera , octubre de 201:2 . " Segn datos de b Fundacin Sol (www.tl.mdacionsol.cl).

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    UNA ORQUFS'IA DE INDIVI DUALISMO

    por mSs que haya sido el ms responsable, el ms cumplidor, igual va a tener una pensin rniserable. Ivlientras q ue otro que here d un capital de su s padres y lo hizo rent~lr. va a tener una mejor .JUbibcin. Eso n o puede ser, menos en una sociedad en la que todos dicen aspirar a b igualdad de oportunidades.

    Esos principios de merodo insertos en los derechos bsi-cos, que ya frman parte de nuestra idiosincrasia, de nuestra cultura . tenc~ _mos que cuestionarlos. Al 1nenos --en 1ni opi-nin- en estos cuatro sectores que me parecen los ms Jn-d,unentales p ara un contrato social: salud. vivienda, previsin y educacin. C1110 hacer para extirpar de esas cuatro reas esos princip1os que nos han deshurnanizado?

    En cuanto a la cduc1cin. tambin

  • ,

    ... _

    EL PAfS QUE SOAMOS

    generaron mayor segregacin y una brecha lgica en los re-sultados. Aquellos cuyos padres podan pagar esa cuota extra, tenan mayor capital cultural y obtendran mejores resultados que aquellos cuyos padres carecan de estudios completos .

    De esta rnanera, la migracin de los colegios pblicos ha-cia los particulares subvencionados se aceler, y no precisa-mente porque los p rivados fueran mejores. Pue una suerte de huida de lo pblico, empujando a ese sistema h:tcia el desfiladero. En resumen, la competencia no gener nltjores colegios, sino una mayor segregacin, pues los establecimien-tos seleccionaban a los m.ejores alumnos y de esa m anera ex-hiban los mejores resultados.

    Las farnilias, por su parte, al final pagan por la seleccin. Aunque en muchos casos inconsciente, es un mecanisrno cla-sista, pero eso es lo que realmente motiva a los padres hoy. Porque en educacin se acenta el individualismo -yo pc1go para que mis hijos tengan rnejor>> educacin- y se da que ni siquiera est en juego la calidad, sino el grupo de co.mpaeros que tendrn sus hijos: clasismo puro. Todos los vicios del sis-tema se reproducen en educacin y al final lo p blico queda relegado para los que sobran, salvo los liceos ernbleinticos , donde operan reglas de seleccin acadn:licas parecidas a las de los colegios privados.

    Estas segregaciones de las que hemos hablado -educacin, salud, previsin y vivienda social- han generado un pas com-pletamente dividido, pero que se une para los 18 de septiembre para comer empanadas y bailar cuecas. Mientras tanto hay co-merciales de televisin que nos dicen que no podemos dividir-nos como pas por cosas como la educacin, sino que tenemos que unirnos por cosas como un partido de fl'1tbol. O sea, esta-mos locos. Cmo llegamos hasta ac sin darnos cuenta?

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    CAPTULO 2 EL SISTEMA PUESTO EN CUESTIN

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    '-

    Un poco negos

    O u c: no~ h avan1 os dem o rado tanto como sociccbd en darnos --- '

    cuenta de las injusticias del sisterna que tenemos, se debe a distm tos factores. M impresin es q ue el sistema empez a producir personas a las que -aparentenJente:- ll"s iba bieu c:n lo cconnlico, gente que p udo acceder al consumo. aun-que mucb~1s veces gracias a crtchtos que luego DO pudieron pagar. Esa geme q uc:d atrapada. Eso si , en un sentido no literaL es decir. ns alL- de los cn:::ditos impagos, el tener cosas t..: va haciendo creer que puedc' aJcwzar b fCiicidad o una st1pue~t

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    EL PAS QUE SOAMOS

    personas incapaces de ernpatizar con el dolor ajen o. Si yo he sido de alguna manera privilegiado, quiero saber por qu esto fue as. Saber de dnde vine, tener conciencia de las cosas que tuve y que otros no tuvieron, con el objeto de sentirme corres-ponsable de aquella realidad y, por supuesto, de poder cambiar los comportarnientos, ya sean personales o colectivos, para que dichas condiciones de exclusin y desigualdad se moditiquen.

    La habilidad de ponerse en el lugar del otro, bmcando comprender los problemas, dolores o alegras que se experi-rnentan, se conoce como ernpata. En mi opinin es ur:a de las cualidades que ms hay que cultivar. Eso significa que de-bes ponerla a prueba en todo mornento: no creer que las sa-bemos todas, respetar al otro, la experiencia del o tro, el dolor ajeno. Se trata, en primer lugar, de sacudirnos la indifrencia, de ponernos -aunque sea por unos segundos- en los zapa-tos del otro. Nunca se podr repli car el mismo sentimiento, la misma historia ni los rnomentos que otro est experimen-tando, pero s se puede escuchar, rer e incluso llorar junto al otro. Ahora, no siempre se dan las circunstancias de vivir una situacin similar, pero cuando esto sucede, imnediatamente se pasa a un nivel de empata mayor, donde podernos apreciar con m.ayor claridad la fi-ustracin del otro.

    Veamos un ejemplo. Si los polticos tuvieran a sus hijos en colegios pblicos. podrarnos presumir que la urgencia por m.ejorar el sistema los hara rnejores. Lo misrno ocurrira con la salud . Si todos se atendieran por el sistema pblico, su atencin sera extraordinaria y se minirnizaran varios de los problernas ideolgicos. El terna no estara en discusin , sera ~ligo obvio. Los propios polticos se indignaran si b salud pblica fuera peor que la privada, y no estaran en la posicin de com.odidad y distancia en la que estn ahora.

    No nos din1os cuenta de lo que pasaba con nuestra so-ciedad por el bombardeo perrnanente que nos em puja a

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    EL SISTElvi A PUESTO EN CUESTIN

    consumir, consumir y consurnir; no irnporta la manera, solo que compres aunque no tengJs los medios para ello. Es lo que pas con las Ln~jetas de crdito, con las que, dicho sea de paso, el presidente Pir1era gan Jniles de millones en su mo-mento al introducirlas por primen VL:Z a nuestro pas. Con ellas se instaur la cultura del endeudamiento generalizado en la poblacin, bajo el pretexto de que era una ayuda para cornprar cosas que de otra manera la gente no podra tener. Se instal la ide,t de que era bueno aumentar b cantidad de personas que tuvien acceso al crdito, a cualq1.1ier cos-to. Pero cuando te cobran el 70 u 80 por ciento de inters anual, cuando tienes que pagar cuatro vc~ces lo que com-praste porque no supiste cn1o leer el contrato, entonces estamos hablando de abuso. Si sabemos que una persona no podrft pagar y, a pesar de eso, le damos un crdito, estamos realmeme ayudndola? Le mejoramos su calid.ad de vida s ---producto del no pago- fe a p,1rar a la crcel? El uso indiscriminado de las t:-njetas de crdito -en este contexto de' abuso--- r1naln1ente Londuce a una condena, porque ese afln de comprar felicidad y endeudar~c ms all de las posl-bilicbdc'S genera cac:kn:J s que son muLho ms gruesas.

    No nos dimos cuent

  • EL PAfS QUE SOf
  • EL PAfS QUE SOAMOS

    contaba que para ellos es muy dificil protestar contra el poder ejecutivo porque sus nembros son de la mSITla coalicin de Nelson Mandela, de alguna manera considerados los

  • EL PAS QUE SOAMOS

    en C hile a inicios de la dcada de los sesenta en b Universi-dad Tcnica del E stado, para desem bocar en l 'J67 y 1lJ6R en el p ro ceso mismo de reforma. El plantea.rniento de partida era cmo hacer una un.iversidad para todos y establecer una visin de esta corno espacio de transformacin social del pas. es decir, para vincular lo acadmico con los ternas nacio tules. E n rnuchos casos, el debate tambin; era sobre la autonoma y el cogobierno en las un iversidades, y en la Universidad Cat-lica, en particular. estab a p resente el tema del control del Va-ticano. En sunu, lo que estaba en revisin era la frma en que se tomaban las decisiones en las universidades, buscando su democratizacin. En su rnornento.la reforma tuvo xito v las ocho universidades que componan el sistem.a de educacin superior en Chile experimentaron profimdas rnodificaciones, carnbiando la forma en que se gobernaban y prorn oviendo su participacin en la bsqueda de desar rollo para el pas.

    Un hecho que marc el Movimi ento del 6 7 fue b torna de la C asa Central de la U n iversidad Catlica en Santiago (p osterior a la toma de la Universidad Catlica de Valpara-so) y la exhibicin del famo so lienzo q ue deca Chileno: El A1ercuro 1niente)) . La toma del edificio de Abn1e'h dur hasta que, negociacin m ediante, se acord que asumira un prorrector interino para revisar los estatutos. Estos cambtaron la forma en que se elegira al rector. Asumi as el arq ui-tecto Fernando Castillo Velasco , elegido por los estudiantes ..

    trab~adores y acadmicos, en un proced er indito que no se volvi a repetir d espus. Castillo Velasco -quien adem:s era laico-, tras asurnir ernpez a irnplen1entar disti ntas refnnas acadmicas, como cambiar la organizacin por depart:unen-tos y reestructurarlos. A partir de entonces se cn'

  • EL PAS QUE SOA.Iv10S

    movirniento que parecen haber llegado a su fin. Pero esas frustraciones son experiencias que no solo p:1san de una generacin a otra, sino tambin de un amigo a o tro, de un hermano a otro, de un pap

  • EL PAS QUE SOAlvlOS

    Ese ao 2009, en la FECH gan Julio Sarmiento, de las Juventudes Comunistas, y en la FEUC,Joaqun Walker, de la Nueva Accin Universitaria. A1nbos desempearan su car-go hasta fines de 201 O. Ya exista una experiencia de traba-jo conjunto ; inclusc> con otras federaciones com o la de la USACH, de la Federico Santa Mara, de la Universidad de Concepcin. Todo ello ayud a que se avanzara, pese a que fue el ai'.o del terremoto y del rescate de los rnneros . Yo sal electo para trabajaT como representante poltico de la Facultad de Ingeniera. Desde nuestras diversas posiciones empezan1os a analizar con ojo crtico lo que se vendra bajo el Gobierno de Sebastin Piera.

    El presidente ms rico de la historia de Chile, qut~ al mo-Inento de asum su mandato era propietario de uru lne:1 area, un canal de televisin, un equipo de f tbol y otros mu-chos negocios -lo que es sintomtico en una sociedad del lucro- , comenz su Gobierno con una agenda bien agresiva en educacin, prometiendo mejorar en su primer ailo la edu-cacin bsica y media con una refrma de calidad y equidad, que estuvo a cargo del entonces ministro de Educacin Joa-qun Lavn. Ese proyecto era todo un paquete de refornus a la educacin escolar. Una de las ideas principales era aplicar en Chile un programa que im.puls George Bush en Estados Unidos, que tena com_o objetivo rnedirlo todo. En resumen sostenan que, por medio de la rntrica estandarizada en edu-cacin, se iba a poder aplicar incentivos, o sea, zanahoria y garrote, y de paso quitarle las subvenciones a los colegios a los que les iba mal. Los famosos semforos. que consista; en categorizar los establecimientos educacionales segn sus resultados SIMCE, asignndoles un color para que los padres supieran, eran el reflejo de esa concepcin simplista y es tig-ntatizadora de la educacin, corno si las condiciones sociales, el capital cultural y la segregacin escolar no influyeran en los

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    FL SlSTEivl A PUESrO EN CUEST!()N

    resultados exhibidos por los distintos establecimientos. Mien-tras el experimento de los incentivos econ1nicos aplicados al cuasi rnercado de la educacin se llevase a cabo para encon- trar un equilibrio, seran 1niles los estudiantes que terminaran ms St~gregados, con menores recur~os y con m.ayores niveles de estigmatizacin y des~~speranza _ Eso, sumado al aqjo de los liceos de excelenna par~l mostra.r mtjores resultados y a una revisin del estatuto docente para poder despedir profesores, sin moditlcar la t~m criticada fonn a en la que se los evala.

    Para el rnovirniento estudian til , que ya llevaba un par de at)os analizando el estado dt: la educacin en Chile. ese proyec-to confinn las peores sospechas respecto de la administra-cin de Pii1era. El lobby del Gobierno para la Ley de Calidad y Equidad en la Educacin -antes InetJ

  • EL PAS QUE SOAMOS

    fueran consideradas y tratadas como iguales. Lo que preten-dan era expandir el sistema de financiamiento a la dern.mda (voucher) para que este fuera el mismo sin importar el rol que cumpliese la institucin en la sociedad. Podran lucrar o n o, tener estndares mnimos de calidad, negar la participacin estudiantil, tener precarias condiciones laborales para los do-centes, cero extensin, etc. Lo nico que importaba era la famosa

  • >:) EL PAS QUE SOAMOS

    movimiento de 2011 y la amplitud que tuvo. A eso se suma eJ que logrra.rnos crear un consenso acerc:J de la n c.ccsida d de cambiar el sistema de educacin superio r, que no luba tenido ret\xma alguna desde los ai'ios ochenta. No ocu rra lo 1nisn1o con la educacin primar ia y secundana , donde se haba promulgado la LGE en 2008 y recienten1ente la Ley de Calidad y Equidad; y aunque todos sabam o s que esas leyes no resolvan los problemas e injusticias de nuestro sistema, en el discurso poltico pareca no haber espacio p ara un a nueva reforn1a escolar tan pronto.

    Evidentemente, todos estbamos en co n tra de la pnva-6zacin de la educacin desde e l principio, pu es diagnstico claro respecto de sus innumerables f tl en ci:Js. el hecho de que el nuevo Gobierno de derech a tl1ese favo-rable a profundizar ese proceso de privatizacin , gen er u na unidad pocas veces vista en la C o nft:ch .

    A lo anter ior habra que agregar sin lugar a du da s el despliegue de fu erzas de 20 11. E n concreto, las estra tegias impulsadas co nsid erando las lecciones que d t:iaron los nJO - virnientos sociales a lo largo de la h istor ia. En p r imer entre varias federacion es tratarnos d e postergar la prirnera Inovilizaci n, porq u e queramos hacer p r n ero una camp a-a de concientiza ci n que p errnitiera proyectar la zacin m s all de un a marcha. E n segundo lugar, claro que no queram os nurch as de siete mil perso n as era el prorn edio d e los aos an terio res-, Sino q ue n1os una m archa de vein te m il personas o m s , con scien tes de nu es tras demandas. Para eso debam o s logra r qu e la acun1ulara intonnacin, rab ia, vergenza sobre lo q ue ocu --rra, y tambin experiencia.

    El diagnstico dramtico de la ed ucacin en C h llc, con informes incluso de la OCDE, organismo que era considera-do p or activistas eu ropeos como un organ ism o gue propona

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    EL SI STEMA PUEST O EN CU ESTJ(lN

    derech a, lo tradujimos entonces en un.a C. MI o rigen e n la PUC n te ten er muy presente ese det:llk_ indc'pc'ndienrcn lc:nte de que ya ll l t' na lli a acos-

    ado a las asambleas y me senta 1nuy cmodo c~ n Pero pensaba: cmo hacerlo pa ra que' estas ideas de

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  • EL PAS QUE SOAMOS

    se digan con _palabras que no despierten prejuicios, de rnanera de llegar con un mensaje renovado, del siglo xxr?

    Pronto entendimos que nuestro discurso tena que estar adaptado a esta cultura individualsta.Y tenamos que de la deuda de cada cual; no era ideologa, era puro. As parti el movimiento. Parti con un . De hecho, incluso parti antes; porque antes de la deuda es-tuvo el terna de las becas de alirnentacin, que no :1lc:1n'r'lvm Esa fue la prirnera discusin con el Gobierno de becas consistan en 1.200 pesos al da para llimentacin, y en cuatro ailos no se haban reajustado ni siquiera segn el de alirnentos, por lo que deban estar en 1.800. Entonces no-sotros partimos exigiendo ese mnimo reajuste, es decir, con uria dem.anda de 600 pesos. Esto a la gente le cobraba sentido, y nos comentaban en redes sociales o en los noticiarios cuan-do nos entrevistaban: Tienen razn, con 1.200 pesos nadie come. Despus nos movimos un poco rns alL: Estos cabros no estn hablando nada que no sea razonable, tienen r:1zn". Por negligencia, el Gobierno no entreg en esos momen-tos las becas indgenas, ni recarg las becas de mantencin, y la gente se agit: Dnde est mi beca?, dnde est 1ni federacin? Necesito a mis representantes P'Xque no tengo qu comer. Y repentnarnente en el debate se ernpezaron a involqcrar ms los estudiantes menos politizados. La punta de lanza fueron esos 600 pesos para alrnorzar. Se imaginan cun pequefa fi.:te la demanda al principio en comparacin con lo que vino despus?

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    CAPTULO .3 LAS MOVILIZACIONES

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    El 12 de m ayo

    Lo ocurrido en la rnarcha dd 12 mayo fue la gora que rebals d vaso. La rnovi lizacin fue pacfica y tranquila . Co-nl~.:nz en Plaza Italia y deba llega r al paseo 13ulnes, donde

    instalado d escenario en el que se haran los discursos y , entre otros, Int Illiman i y J\1anuel Garca .

    l\ dif~,renoa de las convocatorias anteriores, esta vez la rn:m:ha fiJe nmy masiva. Segn diversos clculos solo en Sa.n-tago partiuparon cerca de treinta 1nil persOnas. De la Univer-sidad C,nlica ll egaron unos dos mil estudiantes, veinte veces ms de los que haban participado anteriormente. De la Usach que tit:ne una tradicin tl.1erte en movilizaciones--, llega-ron sc>is mil alumnos, lo que casi sextuplic su participacin. Esto se produjo, a rni juicio, porque a esas alturas el discurso se

    u nificado para concentrarse en los graves probkrnas la educacin chilena, lo que atr1jo a mucha gente.

    acto de cierre de la rnarcha 6.1e en el paseo Bulnes donde ocupbamos prcticarncnte por completo que tiene c~e paseo. El acw se desarrollaba con nor-

    En algn nJoinento apareoernn encapuchados, pero solo hacia el parque Almagro, detrs del escenario, y no fr-maban parte de la geme que distl-uraba de la presentacin de J'vlanuel Garca. No obstante, Carabineros nos rode por

    dos ca!Ies laterales c.k Buh1e~ y cornenz a tirar bmnbas

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  • EL PAS QUE SOAMOS

    lacrirngenas a destajo hacia la rnultitud pacifica. La gente se intoxic, muchos se desesperaron porque nunca haban visto ni sentido algo parecido: una represin brutal e injustificada. Todava recuerdo a Manuel Garca tapndose con un pauelo con amonaco y pidindole a la gente que no reaccionara a la violencia. El momento fue pico, porque los estudiantes resistimos pacficamente pese a la feroz reprimenda .

    Ese m.ismo da el entonces ministro de Educacin Joa-qun Lavn le ech m s lei'a al fl.lego: sali en la prensa se'alando que nosotros -refirindose a los es tudiantes del Consejo de Rectores de las Universidades C lulenas (Cruch)- ramos los privilegiados de siempre y que marchbamos por nuestros intereses particulares. No ha-ba advertido el ministro que en la n1archa participban1os todos: estudiantes de distintas universidades tradicionales y privadas, de los institutos, de los centros de forrnacin tc-nica y nn.1chos secundarios, entre otros.

    Lavn quera dividir para gobernar, y le sali el tiro por la culata. Su estrategia era dar la impresin pblica de que solo los alumnos de las universidades del Cruch se movilizaban, de manera de poner a los alumnos de las universidades privadas en contra nuestra. Porque los alumnos del Cruch tenamos en efecto mayores beneficios, corno crditos al 2 por ento de in-ters, mientras que los de las privadas tenan que pagar al 6 por ciento; por eso el planteamiento del Gobierno era: aqu estn los privilegiados marchando para conseguir ms beneficios .

    Trataron de aplastarnos, invisibilizarnos, en vez de, por ejemplo, colgarse de nuestro discurso y modificarlo en su provecho. Ese fue uno de los factores que influyeron para que la n1ovilizacin comenzara a crecer cada vez ms y adquiriera un carcter nacional y transversal. Fue impresionante cmo se iba sumando ms y ms gente de todas partes tras lo suce-dido ese 12 de mayo.

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    LAS MOVJLJ ZACJONES

    Despus continu b seguidilla de errores polticos del Gobierno. Nos atacaron desde diversos medios de comuni-cacin: a travs de entrevistas y editoriales afirmaban que la edu.cacin no estaba en crisis, descalifidnd.onos y acusndo-nos de estar inventando una supuesta crisis; mostraban diver-sos indicadores segn los cuales nuestro sistem>, y nos respondan ((no queremos estatizar los colegios porque tres 1nillones de 6 .milias se van a quedar sin colegio, aludiendo a los particulares subvenciona-dos. Es decir, nosotros decamos peras y ellos manzanas. Eran

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    EL PAS QUE SOAMOS

    respuestas, por supuesto, malvadas, porque no creo que fueran incapaces de entender nuestras demandas. Queran desinfr-mar y confi.mdir a la poblacin para disminuir as el apoyo ciudadano que tenamos. Fue una estrategia bru tal. Porque al final lo nico que se logra con este tipo de poltica es desv1ar el debate y hacer que la gente entienda m enos y se ms, y por lo tanto lleva incluso a ms violencia y a menos participacin ciudadana. Creo que es un a postura poco trans-parente, cuyo nico objetivo es confundir para perpetuar la dominacin.

    La organizacin del n1.ovimiento

    En el movim iento estudiantil universitario chileno siempre hubo una coordinacin de carcter riacional: la Con federa-cin de Estudiantes de Chile, C onfech. Esta flmciona con un sistema de asambleas peridicas en el que se toman las deci-siones sobre diversos ternas, que previamen te se discucen en las bases universitarias. Una mesa ejecutiva curnplc la tarea de coordinacin. Hasta el 201 1 las asam bleas solan o rganizarse cada tres senunas, pero ese ao nos reunin1os hasta dos veces por semana. Fue una locura!

    La Confech termin el 2010 m uy d ividida. J\lantena sus espacios de articulaci n, pero cada federacin tena sus pro-pias agendas y petito rios: se j untaban tns para establecer peti-torios que para articular un movirnicnto, lo cual es a.lgo muy distinto . Haca fines de 201 O, varas u niversidades regionales haban emprendido fuertes movilizaciones en deft:nsa de la educacin pblica, sin recibir dem asiado ap oyo ni cobertura m editica. E n novietn bre de ese aiio lleg a Sa.ntiago una veintena de estudiantes de la Universidad de Los Lagos, carni--nando desde Puerto M ontt. y las universidades santiaguinas

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    LAS MOYI LJZAClONES

    no le tomamos el pt~so y nos por tamos m al, sm apoyarlos ni prcstarl.:~s h atencin que necesitaban. En h FEUC estbamos preocupados de las prxi rnas elecciones, porque no podamos

    que ganaran los gremialistas. as que la directiva de ese momento determin jugar tudas bs fichas a la pelea in-terna. Las otras universidades metropolitanas argumentaron temas similares. todos redl es pero insuficientes considerando las tens10nes que existan con las universidades de regiones.

    l~ecuerdo rni priincr;l asamblea de la Confech como pre-sidente electo de la FEUC en la U niversidad Federico Santa Mara de Valparaso. Asistimos j u nto

  • EL PAS QUE SO AMOS

    llegamos a una especie de unin forzada en la Con tech, en vista de que el Gobierno pretenda impulsar polticas con las que nadie estaba de acuerdo. Nos unirnos al considerar unnnemente que las medidas del Gobier no eran p erjudi-ciales para la educacin, que iban destinadas a profundizar la privatizacin, que consolidaban la deu da como n1anera de financiar la educacin y que abran an ms el espacio para los abusos dentro del sistema.

    Entonces, buscamos ampliar el movirniento. Desde los primeros das clesarrollatnos un trab;;1jo conj unto con aquellos que no estaban vinculados a la universidad , para lo cual sos-tuvimos reuniones peridicas de coordinacin con organi-zaciones sociales y sindicales, como la C UT o el Colegio de Profesores, Asociaciones de Padres y Apoderados , entre otros.

    El Colegio de Profesores nos apoy siempre, y siento que aprend mucho ele sus dirigentes. En especial, que la educa-cin es mucho ms compleja que lo que n os imagin;nnos )' que hay que sacarse la visin simplista ele los indicHiores en el proceso educativo (Simce, PSU y otros) como nicos da-tos vlidos. Tambin aprend de los profesores, una profesin en la que por lo general se entrega n1.ucho y se recibe poco. Empatizo con las historias de ellos. El p roblem a es que sus organizaciones estn muy daadas, se nmestran muchas veces como corporativistas y tienen prcticas poco dern ocrticas. En estas organizaciones se dan luchas de po de r descarnadas, que reproducen una fonna de hacer poltica que ya no se sostiene. Por eso, la relacin con el C olegio de P rofe sores signific a la vez una tensin constante para el movimiento.

    Con la CUT pas algo muy sim.ilar. Nosotros n os senta-mos muy conectados con las demandas de los trabaj adores, haba una sinergia y una sintona grandes. Los problemas vinieron cuando trataron de aprovechar la popularidad de l movimiento estudiantil para instalar agendas qu e tenan

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    LAS MOVllJZAClONFS

    m ayor rec hazo. o para q ue sus d ir igencias se pudieran posi -cionar, lo que no fe mt1y bien aceptado por los estudiantes .

    Por otra parte, al rnovimiento no solamente nos incorpo-ram os los alumnos de las universidades del Cruch, sino tarn-bin los de las universidades pnv.1das e incluso los de colegios privados. como decamos. Esto produjo u na bisagra mental en los sectores de la elite de nuestro pas, que ra ra vez vieron un m ovimiento social tan transversal. En 20 11 , much os de ellos tarnbi.n desper taron y se sintieron convocados.

    No obstante. en el caso d e las universidades privadas , prc-ticmJen te tu vimos que forza r su inclmin al movimiento, casi con tra la voluntad d e la m ayora ck los integrantes de la Confec h. Unos se resistbn po rgue haba incertidumbre sobre la postura poltio de los dirigentes de d ichos planteles, mien-tras qu e otros se oponan porque iban a perder un espacio de poder, o porque pensaban errneamente qu e ese espacio de la n:'prescutacin estudia n til nos corresponda solo a nosotros . De esta manera empezaban a rL~plc a r las mism as lgicas de poder qu e e~isten e n otros lados , prob

  • "'

    EL PAS QUE SOAMOS

    En general, los almnnos de las privadas tuvieron una par-ticipacin tremendarnente masiva y result que casi todas esas federaciones estaban en sintona co n las demandas es-tudiantiles, porque los ejes centrales de la rnovilizacin se vinculaban con aspectos que a ellos les rnente: la estafa, el lucro, el financiami ento y la inj usnna en el acceso. Lo del acceso desigual lo vivan desde la educacin bsica y med, pasando por la PSU y todo el proceso de ad-misin, que dejaba a muchos fuera de sus prirne ras o pciones . Luego estaba la falta de Inedios econmicos para estudiar, en un contexto en el que para el Estado no es una prioridad invertir en educacin, y por lo tanto, esta es fi n anciada por el bolsillo de las funilias chilenas y por medio de 1a de uda, una deuda enorme. Tercero, en el caso de algun as umversidades privadas ni siquiera se trataba de falta de calidad, sino dere-charnente de estaEL

    Fue tambin imprescindible la m asiva p articipacin de los estudiantes secundarios, que se sumaron desde los pre-parativos para la marcha del 12 de mayo, 0 1 la que habL1 numerosos convocantes de diversos secto res y organizacio-nes . Nosotros incluimos sus demandas en el petitorio general de la movilizacin,. en la que ellos alegaban por una de sus demandas histricas, que es el pase escolar - - ahora n

  • EL I'AfS QUE SOAMOS

    huelgas de ham_bre; eso fue algo desgarrador. La h uelga de ham-bre es una medida extrema de resistencia p acfica. Nosotros no estbamos a priori en contra de dicha medida, porque es una decisin individual y rneditada; de hecho, Gandh1 hizo huelgas de hambre en su lucha contra la colonizacin de la India por el Imperio britnico, al cual terrnin derrotando. Lo importante es saber cmo, cundo y para qu se hace, tener claro el ot~jetivo. Y en el caso de menores de edad, tambin tiene un carcter dis-tinto. A rn juicio los estudiantes lo hicieron como una medida de voluntad, de deseo de cambio. de desesperacin tambin, sin tener del todo claras las consecuencias o resultados inmedia-tos que buscaban. Planteaban que Ja huelga de ha.rnbre era por todas las demandas, y en ese sentido creo que no nlidieron las consecuencias que poda tener una decisin tan radical

    En ese escenario, nuestra posicin desde la dirigencia tl.Je no tornar posturas ni a vor ni en contra. No podamos rt'ch,l-zar una forma de resistencia pacifica tan determinada y entre-gada por una demanda que cornpartamos; pero ramos varios los que no guerarnos llegar a tener mrtires d,- b educacin. Esa medida tambin nos dio ms sentido de urgencia y nos po-na rns los pies sobre la tierra en cuanto a lo desesperanzados que estaban muchos estudiantes en Chile. Porque no tTa un capricho ir a huelga de han1bre. La realidad es que saban q ue de verdad no tenan posibilidades en la vida, o eso es lo q ue e l sistema les haba transmitido.

    La opinin pblica se estaba cerrando contra los dirigentes, porque no nos pronuncibamos con respecto a las huelgc1s de hambre. Pero no nos bantos a pronunciar, ni para qne m(\s gente adhiriera a esa medida, ni para que la depusicTan . por respeto a las person

  • EL PAS QUE SOAMOS

    En una reflexin retrospectiva, creo que los secund~trios son los m;,'s peljudicados del sstenu y no tu-vimos la capacidad de empujar con tanta fuern el carro sus demandas. Al contra.rio, el protagonismo meditico movilizaciones estudiantiles fi.1e para nosotros, corno tes de la Confech, con temas ms centrados en la superior, porque era un sector que no haba tenido ref(Jrmas desde hacia treinta a1os. Una vez avanzado el 20 11, hubo una .mayor sintona en torno a crno integrar ambos petitorios de nnnera ms equilibrada al discurso, pero ya era tarde para equiparar los liderazgos n1editcos.

    Lo que nos 1nantuvo en guardia

    Las marchas masivas, la transversalidad, la creatividad, algunos de los elementos que le dieron el prirner golpe fi1erza al movimiento estudiantil de .20 I 1. Era sexy el mo-vitnienro estudiantil, porque era muy atractivo, 1n1ponente, seductor. Era carnavalesco, entretenido, pero con un cun- tenido poltico muy fi.1erte detrs. Habia excelentes chistt:s escritos en los lienzos, gritos tipo consigna, gigantografas ---recuerdo, por ejernplo, una con caric:nurc1s de presidentes chilenos JUntos--; rnimos, ces, msica, teatro, que llenaban las caHes

    ciudades chilenas acompaiiando con una gran originalidad, la recreacin por la educacin, la besatn, las 1_8()() bons corri endo dedor de La J\rloneda, entre otras. De esta manera , la credtl-vidad qued validada como una herrarnenta p;na mar la atencin y hacerse escuch;n~.

    A ello se suma la participacin de Canlib Vallejo. (:reo que fiJe muy relevante, porque una p residenta ck 'la F;EC:f-L

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    LAS .\,JOVILI ZAClONFS

    , mteligente, con ide

  • 1

    EL PA[S QUE SOAMOS

    la lucha era por la educacin que tendran nuestros hermanos chicos, nuestros-hijos o incluso nuestros nietos, y esa posicin, entendida corno altruista, gener cmpada entre la poblacin, porque era una postura menos corporatvsta y ms tica o solidaria. La gente deca: estos cabros ni siquiera estn lu-chando por ellos, sino por los que vienen>>, y eso los m otivaba ms a apoyarnos . De hecho, fue lo que respondim os al Go-bierno cuando nos acus de ser unos privilegiados luchando para tener ms beneficios.

    El mensaje se propag muy rpidamente. No tenamos nada nuevo que contarles a las fam_ilias de los estudiantes, no tenamos que mostrarles lo que pasaba en sus casas, que haba deudas o que un hijo no pudo entrar a la universidad. Ellos lo saban perfectamente, tenan ms claro que nadie el dolor que signitlcaba. El punto para nosotros era que dejaran de aceptarlo como algo norntal. En eso tuvirnos mucho xito y, en mi opinin, este fue uno de los logros ms :nportantes del movimiento: instalar la idea de que la educacin es un derecho, no un privilegio.

    Eso se not hacia fines de junio, cuando los estudiantes secundarios empezaron a tomarse los liceos a lo largo de todo Chile y el movimiento se hizo reahnente masivo. Primero salieron noticias de cien colegios tomados, desp us de dos-cientos, y llegaron a ser unos setecientos los colegios pblicos y tambin muchsimos particulares subvencionados ocupados por sus alumnos en todo el pa:s. Eran incluso ms que' en 2006, para la Revolucin Pingina.Y las familias de los esco-lares, los apoderados, tuvieron n mcha fuerza: iban a las tom.as para ayudar a sus hijos, los defendan cuando los repriman: estaban al cien por cien con ellos.

    Las maxchas fueron asi subiendo en cantidad de participan-tes a lo largo del movimiento. Por nombrar algunos ejemplos, la del 30 de junio fue una de las rns masivas a n ivel nacional:

    80

    LAS MOVILIZACIONES

    se calcula que participaron cerca de doscien tas mil personas en Santiago, y otras cuatrocientas nl en todo Chile. Otra ocasin nmy recordada fue la llamada

  • EL PAS QUE SOAMOS

    La represin

    A medida que la gente se encarifi ms con 1a causa y tarn-bin con nosotros los estudiantes, vino la represi n cada vez r:ns feroz. Ah sucedi otra cosa que, parad~ji carnente, tan.l--bin contribuy a la transversalidad del rnovirniento.Aquellos mucb.sirnos estudiantes que se movilizaban p or primera vez, volvan a sus casas y les contaban a sus L1milias q ue les tirado bombas lacrimgenas, que les haban lanzad o chorros de agua, que les haban pegado un palo, que los haban meri--do en cana.Y los paps, estando o no de acuerdo con las de-mandas, pero sabiendo que sus hijos no eran delincuentes, al verlos llegar apaleados se ponan a reflexionar y comenzaban a darse cuenta de que algo no cuadraba cuan do los voceros de Gobierno decan que solo ocupaban la tlJe rza contra los encapuchados o delincuentes. Entonces, la represin fi1e otro error del Gobierno, porque a la larga aumen t la canti dad ck personas que nos apoyaba y agit an m s el ambiente : lejos de contener la movilizacin causando miedo. provoc conviccin, rns decisin de salir.

    Evidentemente, la represin tarnhin aument puestas violentas, y eso Je algo negativo. M uch os lo posible para no involucrarnos cuando nos repr irrllan, por-que sabamos que era pisar el palito. Pero tambin eran mu-chos los que contestaban; resultaba dificil ex igir que todos aguantaran y pusieran la otra mt;_jilla. Entonces tampoco hay que ser tontos y negar el hecho de que nm chos reacciona-ban a la represin -que era violenta y gratuita- ---piedras y levantando barricadas, sin ser necesariam ente parte de los infiltrados. Porque Ja violenc genera violencia y esa espiral no tiene vuelta atrs.

    As, creo que lleg un m.omento en el qu e, aun rec:haz~mdo lo que hacan los encapuchados, comenzam os a verlos corno

    U\S \ !OVlLIZi\CION ES

    un fenrn eno inevitable que~ ---sabamos------ dailaba al n1ovt-rnien to lo desprestigiaba, pero tarnbin veamos que se onginaba directamente como rc:accin a la represin: a m

  • EL PAS QUE SOAMOS

    N o se podra negar una realidad de rnargnahdad y deses-peranza detrs de textos tan radicales. Pero, aun as, los hechos no eran justificables, porque haba destruccin y violencia. Sin embargo, tenamos una gran diferencia con el Gobier-no, a pesar de que a1nbos rechazbamos las acciones de encapuchados. Y es que el Gobierno se quc~daba semana tras semana rnirando los ltimos treinta segu ndos de una larga pelcula, repitiendo una y otra vez que este vandalismo es que no queremos que suceda, y parecan n o darse cuenta de que el problema no se solucionara solamente con policial y declaraciones que condenaran la violencia. En cam-bio nosotros nos enfocbamos en la necesidad de reescribir el guin inicial de dicha pelicula, en la que a esos chicos se hubieran dado posibilidades reales para vivir una vida recibir la educacin que todos nos merecemos.

    y

    la manera en la que se puede c:nnbiar el para que ya no tenga que terminar en violencia.

    En nu opinin, fi1e responsabilidad directa del Gobierno que el fenrneno de los encapuchados se hu biera extendido tanto y que, incluso, llegara a adquirir cierta validez, porque fi1e el Gobierno el que siempre orden a Ia tl.1erza pblic.J repri--mir, y con eso le dio argu1nemos a los encapuchados . Nosotros no podan1os hacernos cargo de los desmanes, solo podamos intentaT prevenirlos. Para cada marcha tenan10s un seguridad y siempre contamos con numerosos voluntarios que ayudaban a evitar o arnnorar la posibilidad de que termmara en actos de destruccin . No s hasta qu punto lo logran1os, pero hicimos esterzos sobrehurnanos para irnpedir la violencia .

    Con Ia represin tambin se gener un ft::nmeno tico interesante.J\1ucha gente se moviliz por las redes socia-les, en particular por Facebook y T'vvitter. Cualquier persona poda de hecho denunciar los abusos policiales publicando una f(Jto o un video en alguna de las redes sociales y luego

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    i !

    LAS ,\:!OV! LlZAC!ONES

    esa imagen poda recorrer el pas a travs de un medio ele co-mutcacin, lo que: nunca se h abra da do sin estas nuevas tec-

    En ese sentido, las nuevas tecnologas sirvieron para un limite a los medios COITvenciorJales, para n lostr;u-

    que ya no tien.::n d monopolio de la realidad representada . de esas iin1;enes salieron tarnbin en la prensa

    extr:lllJl'ra , as que se podra dcctr que la represin cmnpi u n rol de dlfi.1sin a nivel internacional. Nos seguan

    desde Argeminc1, l'vlxico, Estados Unidos y varios pases euro-peos. Por supuesto que no todo se debi a esas imgenes, en su mayor a crueles y violentas, y que provocaron crticas contra los Prou:dirnicntos policiales. El rnovimiento de 2011 m; garantizar bcc.Js pur el buen dcscmpeio a

    pc'rrcnecen al fli por ciento ms pobre. entre otras nicdicbs que u o c:nnbios su stanciaks en el sistc'Jlla cducJc:ional chileno.

    SS

  • EL PAS QUE SOAMOS

    salida de Lavn y la llegada de Felipe Bulnes al M inisterio de Educacin. C on el GANE, nuevamente, nos dieron pie p ara radicalizar rns nuestras acciones. Porque si hubiera sido una propuesta ms seria, ms sobna, ms centrada, incluso con medidas corno las que se propusieron durante el 2012, en ese mornento nos habran dejado en j aque. Y para eso ellos tendran que haber jugado todas sus fichas, pero como nun-ca le creyeron a la perseverancia del movirnien to estudiantiL nos fueron dand o respu estas nmy de a poco. Siento qu e nos subestimaron.Y ese desprecio, al final, tambin vorec que crecirarnos, ya no en la cantidad de adherentes , sino en la profundidad y el alcance de nuestros planteam ientos .

    Por otra parte, a diferencia de lo que ocurra en los gobier-nos de la Concertacin, la administracin de Pi'i era no tena operadores polticos en el movim.iento, porgue la derecha no contaba con presencia dentro de las bases estudiantiles.Y aun-que quedaban algunos del Gobierno anterio r. estos no tenan m ayor influencia en nosotros, no corno aquella qu e tuvieron los operadores en los gobiernos pasados, qu e se hacan ~nrte de Jos movimientos sociales y estudiantiles en partintlar. y dcsde ah desarticulaban; se sumaban, hablaban en tu misrno l engu;~je, haban sido dirigentes estudiantiles, estaban contigo, pero en el n1on1ento decisivo reculaban y rnuchas veces manipulaban a los movilizados para quebrar la unidad. Pero este c;obierno no los tena y por eso tambin resistimos rns.

    La llamada oposicin poltica, en tanto, no tena rnucba validez, tena tej ado de vidrio por su comportamiento en tudas las coyunturas de agitacin social que se dieron en los uoven-ta y en los dos m.il. Sobre todo era eviden te que: en ruuchos estudiantes estaba el recuerdo de la IZ evolucin Pingina, cuando el Gobierno no ap ost todas sus fichas para Jcogcr bs denuncias de los secundarios, sino que presen t una propue~-ta inicial para dividir las posturas en el movimiento, sabiendo

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    ~

    LAS MO VILlZi\CION ES

    que poster iorm ente tendran que n egociar todas esas m ed.idas con b derecha y q uedar en un en1pate cercano al statu qu o. Duran te el 20 11 hubo m u chos dirigentes conccrtacionistas que se acercaro n a nosotros, creo que por dos razones distin-tas: una, intentan do aprovecharse porque eran oposicin y les convena que h ubiera un movin1iento tan grande contra el Gobiern o ; y otra, porqut~ algunos -los Uamados autotbgelan-tes-- se mostrab an en u na posicin autocrtica diciendo qu e

    ~>. Habia distintas posturas en la oposicin poltica .

    Las tensione s dentro de la Confech

    No todo tl.le armona al interior de la Confech. Desde el pr imer da). a lo brgo de todos esos meses. tuvimos m iles de tensiones, prcticamen te cada siguiente" J:.HSO o medida impli-caba 1ertes y p rolongadas d iscusiones sob re, por ejemp lo, si bamos a clases o ibmb:mJos a Jnarcha, si hacamos la tnarcha o declarbamos el paro, SI seguamos en paro o se pasaba a la tonu del ctmpus.

    Hubo muchas y cotnplt~i;

  • .. EL PAS QUE SOAMOS

    2011 estuvimos largo tiempo unidos. Entre estas dos coali-ciones se produjeron los conflictos ms serios en la Confch, que tenan que ver, casi siempre, con h estrategia o tctcJ que implementaramos como organizacin.

    Se dio tarnbin que en las asambleas nos como mesa ejecutiva. Casi todos los flnes de senuna n os .m -crepaban y nos acusaban de estar vendiendo el 1novirniento estudiantil, lo que no tena ningn fundamento. I-:Iubo cusiones fuertes y, aunque varias veces trat de generar un debate al respecto para clarit1car los puntos, siempre se repeta el misn1o rituaL Otros dirigentes, corno Prancisco Figueroa, de la izquierda autnoma y algunos de regiones. con quienes establecimos una buena relacin y crearnos lazos de confianza, rne decan: No te desgastes en argmnentar, aqu no hay u.na cuestin raciona.! detrs, ellos estn empecinados en que los voceros de Santiago son los traidores}). Pero era , sobre todo, por el silnple hecho de que como mesa ejecutiva (en b que tarnbin tenamos cliferencias, pero en general logrbamos po-nernos de acuerdo) nosotros empujba.rnos para ir prctica-n1ente a todas las reuniones que nos surgan. Siempre crernos que haba que acudir a todas las instancias y agotar todas las posibilidades de dilogo, y para eso debarnos reunirnos con quien fuera . Si tenamos las ideas claras y estbamos seguros lo que plantebamos, no tendra por qu darnos miedo j un-tarnos con cualquiera. porque no estaran1os haciendo 1 ms que escuchar otra postura y dar a conocer b nuestra.

    Un episodio especialmente tenso y difkil o curri en la asamblea del 6 de agosto en Antofagasta. Estbamos en un gimnasio grande y las discusiones ernpezaron a sub1r cada vez ms de tono sobre el tema de validar todas las :frmas de luch a. En esos rnon1entos el movimiento estaba sper co mplicJdo. muchos ernpezaban a desesperarse porque pareca que no es-tbamos logrando nada. Pero aquello de validar frma s de

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    LAS MOVILIZACIONES

    lucha violenta no tena nada que ver con la realidad que se viva en el p as, la gente no estaba pensando en eso.

    Aderns, en esos das nos haban mvitado a una reunin con Educacin 2020 y como rnesa ej ecutiva tenamos que preguntar a todas las federaoone s de Chile si podamos ir. Para n1 eso ya era una atrofia , caer en el extremo del asanl-

    y era contraproducente. porque as la mesa tjecu-tiva no poda tjecutar nada. Con la urgencia que exista, no podarnos dernorarnos dos semanas en preparar una reunin con una ONG. Entonces intervine para decir que s la mesa t:::Jecutiva se iba a traducir en una rnera vocera y no en un rgano que pudiera canalizar el desconten to estudiantil , yo no sera d ms apto para el cargo, ya que tampoco n1e senta represent

  • EL PAS QUE SOAMOS

    que haba gente afuera haciendo una barricada fi~ente a un asilo de ancianos. La reaccin de muchos de nosotros tt1e de incredulidad y vergenza. Un rato despus estbarnos varios dirigentes en el patio y de repente vimos que venan unos chicos con la cara y el pelo transpirados y con camisas o po-leras en la mano, pasados a parafina. Nunca los haba visto en mi vida, pero claramente eran encapuchados qu e se venan a refugiar a la Confech, a la que entraron y se sentaron por atrs como Pedro por su casa. Era bien tarde en la noche y estbamos tenninando la reunin . Entonces no me aguant y ped inm.ediatamente la palabra para decir que afi.1e-ra haba una barriada frente a un asilo de ancianos y que no5otros nunca habamos validado en ningn documento, votacin o acta, las barricadas, por lo que al m enos tenamos que erni-tir un comunicado pblico que dijera que como organiza-cin ramos , todas las cosas que me haban venido diciendo todo el ao. Entonces --como el que grita rns fuerte es el que gana---levant an ms la voz y dije que si estamos diciendo que avalbamos esas barricadas en un asilo de ancianos, que re-dactramos inmediatamente una declaracin pblica que as lo dijera, llamando aderns a todos los estudiantes a hacer ba-rricadas. Yo no me sumara, por supuesto, pero el llamado era a no ser hipcritas y si exista esa voluntad, que se dejara por escrito quines la apoyaban. Pero claro, nadie estaba dispuesto a dejarlo por escrito y ah se muri el tema. Luego sal a la ca-lle, me estaban entrevistando y de pronto, pa!, recib un golpe en la cabeza . .Ahora me da lo mismo, fue un detalle, pero lo cuento porque fue algo cobarde, por detrs, y porque ilustra las fuertes tensiones que se vivieron dentro de esas asambleas.

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    LAS MOVJUZi\ClONb

    Por ltim o, tarnbin se producan confusiones porque mudus veces las bases -sobre todo en regiones- reciban inf

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  • oficialismo

    La entre d movrmento estudiantil y el Cobierno estuvo condi cionada por una disputa ickolgca importante. Cuando se inici d movimiento, el Gobierno reacciOn con perplt~jicbd y torpeza, 110 supo qut:: hacer. La Alianza nuntt:~n,1 en ese momento su intencin de profi.mdizar al mximo el sstenl

  • EL PAS QUE SOAiv!OS

    educacin pblica es un tema republicano y no un asunt ~) de derecha o izquierda. Las derechas de otros pases, las que son republicanas, promueven los derechos sociales. protegen las ins-tituciones pblicas y defienden la educacin pblica: les gusta que exista. Entonces uno puede tener discrepancias con ellos, pero hay ciertas garantas minimas que no se tocan . En carn-bio, en Chile tenemos una derecha rnuy poco republicana, ms bien en1.presarial, y esto es una diferencia ti.mdamentaL En h educacin tienen un titerte inters por captar cuotas de poder a travs de su hegemona en esta rea a travs de la propie-dad de una gran cantidad de establecimientos educacionales. No quieren competir, sino controlar; por la m isma raz n n o les interesa que haya acceso igualitario a distin tos bienes. De hecho, no creen en la igualdad de oportunidades sino en los privilegios heredados: bien trab~ado lo tienes>~ . Esta derecha tan radical llega a veces al absurdo.

    Para colmo de males, en los pocos in tercan1bios de opi-niones que tuvimos durante el 2011 , en progran1as de tele-visin, en el Congreso o donde fl1era , ellos siempre trataron de tergiversar nuestras demandas . Salvo contadas excepciones , lo hicieron todos los parlatnen tarios del o fi cialisrno : tornaban nuestras demandas y confndan a la gente. Cuando plante-bamos el tema de la gratuidad, respond an que no poda ser que los ms pobres financiaran la educacin de los ms ricos o decan que era rns relevante la calidad; cuando hablbamos de lucro, contestaban que cmo no le iban a pagar a la gente por su trabajo; nos referamos a la educacin superior, y nos salan con que la educacin preescolar era lo ms importante. Siempre desviaban la atencin hacia cualquier otro lado. Y si entonces les decamos S, estarnos de acuerdo en que la educacin preescolar es muy importante, entonces hablernos de eso>>, ellos se Ias arreglaban para rehusar, sacando otros te-mas a colacin para cambiar el foco de aten cin .

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    UFIC.IALl~MO Y C:ONCERT!\U (\N

    Hubo un p

  • EL PAS QUE SOA1v!OS

    luego observai11os que era una tpica fonna de proceder. En el oficialismo trataban de sacar ventajas aprovechndose del ambiente de desconfianza que tenem os en Chile para que uno perdiera validez com.o representante de los estudiantes. La derecha actu varias veces de la misma forma: por u n bdo nos pedan pblicamente voluntad de dilogo y por cJ otro fil traban la informacin de distintas reuniones que tu vimos con diversos actores, por ejemplo, con personas del Minis-terio de Educacin, dndola a conocer con la intencin de quitarnos credibilidad.

    El rol que jug la Alianza como bloque -ms all del Gobierno- siernpre fue reaccionar en contra del movinlicn-to estudiantil y no identificar aquellos planteamientos que podrian no molestarles en lo ideolgico para adelantarse y to mar la vanguardia . Creo que en eso tallaron, fueron lentos y desleales, en el sentido de no dejar que hubiera una batalla ideolgica limpia, sino que prefirieron tergiversa r todo nues-tro discurso. En la discusin de la Ley de Presupuesto para 2012, por ejemplo, se cuadraron para no acceder n siqnier

  • r EL PAS QUE SOt\MOS

    educacin; la rnatrcula de la educacin pblica considerablemente durante sus adrninistraciones; los arance-les de las universidades estatales subieron muy por sobre b inflacin; a lo largo de sus cuatro gobiernos nunca finnes con el lucro y ms bien le hicieron la vista gorda, probablemente int1uenciados por rns de algn inters en educacin escolar y universitaria. Y problemas contra los que alegbanws --no sow en eouca--cin sino tarnbin en cuanto a la prctica poltica--. sido producto de su ornisin o autora. Me refiero a la poca democracia y a la falta de transparencia interna en sus par--tidos, a la existencia de operadores en desarticular los movimientos sociales. Jugaron sucio en su momento, y si bien debera existir ideolgica e incluso programtica entre sus !-'ldlllt:etuuemos y Jos nuestros, ellos se sintieron incn1odos desde el con1 ienzo con toda Ja discusin .

    Por supuesto, dentro de la Concertacin nay rn :1 pero ni siquiera son por partido sino por lote, porque tmo puede encontrar a p ersonas 1nucho ms conservadoLts en el Partido Socialista que en la Democracia Cristiana, y a ex rnlitantes de] Partido Por la Dernocracia que votaban por la derecha.

    A finales de 2010, cuando acabbamos de asurnir nuestros respectivos cargos en la FEUC - --con Pedro C latz como vi-cepresidente--- y en la FECH -Carnila V:lejo y Francisco Figueroa-, fuirnos al Congreso para argumen tar en contra de varios de los puntos que traa la Ley de Calidad y dad en la Educacin, de Joaqun Lavn. En ese mon1ento no bamos como voceros oficiales de la Conxh, sino que sent

  • EL PAS QUE SONAMOS

    Pero despus de la reunin metieron la pata en un tern a nmy sensible para nosotros. Cuando bamos saliendo, sin que nadie nos lo hubiera advertido, nos esperaba una con-ferencia de prensa con dirigentes y pendones del PlZO. Fue casi corno una Cinboscada, y aunque nos tra tarnos d e res tar, Camila tuvo que sentarse ahi y aparecer co n el trt'ITlendo lienzo del PRO por detrs. Por supuesto que nos provoc un gran problema al interior de la Contech; casi nos bajan de la n1.esa ejecutiva por eso. El problema no era que los medios cubrieran la intorrnacin del en cuentro -al con-trario-, sino que se buscara una cua o noticia unilateral usando al otro. A partir de ah nunca ms vi a Marco o a gen-te del PI-lO cerca del movniento. Fue un error no frzado. porque l y su partido podran haber constituido una especie de aliados del movimiento.

    Ms adelante, la Concertacin tambin trat de hacer lo rnismo. Cada vez que nos juntbamos parecan ms preocu-pados de cmo con1unicar su cercana con el rnovimiento es tudiantil que de conseguir resultados en polticas pblicas. No faltaba la fto de rigor, que luego filtraban en los medios tratando de vincularnos con tal o cual partido de la C\mcer-tacin. A m me trataron de relacionar con todos los partidos que fnnan esa coalicin, sin que en efecto existiera Iig:;Jzn alguna. Pero Io cierto es que no tuvimos muchos imer.locu-tores all -lo que tlte un problema muy grande- hasta bien avanzado e l conflicto, cuando por tln ordenaron sus lneas y empez a haber gente con quien se p o da conversar sobre los proyectos de ley que estaban aparecic::ndo. Internamente, los misnws diputados y senadores opositores, creo que nunca tuvieron claro quines estaban hablando con nosotros, lo que tambin irnplicaba disputas internas. luchas de egos y situa-ciones .muy minsculas en comparacin con el escenario que se vena armando desde que se constituy, en los primeros

    OFlCL'\l.JSJ\!10 Y CONCERTACIN

    das de agosto, la fvlesa Social por la Educacin, que buscaba comr:tponerse al GANE. La Mesa era un espacio convocado abiertamente para todos. pero como haba una predominan-Cia n1uy notor ia de dirigentes del Partido Comunista, noto-das las fed erJcion~"s estudiannlcs ~e qu isieron surnar. No era por ~.:xclusin. sino porque no queran aparecer al lado del PC, sobre todo los de la denomin~1da ultra y algunos dirigen-to::s de regiones. l\~ro n osotros participarnos . rtcogimos los pu nms de vista . bici m os una sntesis y lo fllimos a presentar al Pclrlamento diciendo: c~sto es lo que queremos. pero quere-mos h ablarlo con el Gobierno" . Fuimm. y nos recibieron los cuatro presidentc:~s de~ lo ~ partidos cOIKertacionistas pidit'n-dcmos que nos scntr;unos cinco rninu tos a discu tirlo>>, para que lue~o entraran los medios a torn arnos unas )tos. No es-tbamos entusiasruados con esas imgenes. pc:'ro nos hicieron saber que estaban faltanclo a una reunin con el presidente por estar con nosotros. Y sin pensar que es ro iba a tener el impacto que tuvo. respo11dimos: ntes opositores, en esa OCd.SIn, nos dtjaron a todos la sensacin de que sin ges-

    to~ medticos de nuestra parte, no exista mucho intere's en nuestras propuesta~. Es verdad que la pl)ltica tambin traL1 de g:e:;tos, pero no exclusivamente.

    No estoy diciendo que nosotros ttn:iramos toda la razn, pero cenamos ellcgtinw derecho a prest:ntar una detnanda ~oci;;l sin que se nos pusie-ran conchciones. Podran lubernos dicho que no cst:Jban ck ~1cuerdo con nuestras demandas , y est bien, as funciona b dcnwcracia. Eu mi opiniu. nunca huho soberbia de nuestra parte. se trataba de autonoma: no

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    EL PAfS QUE SOAMOS

    era querer sentirnos ms o menos que ellos, sino tener una identidad y que esta no fuera instrumentalizada