El País de Juan- Andruetto

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SOPA DE LIBROS María Teresa Andruetto El país de Juan Ilustraciones de Gabriel Hernández

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literatura juvenil

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  • S O P A D E L I B R O S

    Mara Teresa Andruetto

    El pas de JuanIlustraciones de Gabriel Hernndez

  • 11Los abuelos de Juan vivieron mucho tiem-po de unas vacas que heredaron. Ordeabanmaana y tarde las vacas y con la leche hacanqueso y manteca, y as se alimentaban.

    Trabajaban mucho en el campo y con loque ganaban podan mandar a sus hijos a laescuela y comprarles cuadernos, zapatos yabrigo.

    Cada tanto, bajaban por un da a la ciudad,iban hasta un parque de diversiones, tirabanal blanco y coman palomitas de maz senta-dos en la plaza.

    Pero la sequa, los gobiernos y los ladronesde ganado, hicieron que poco a poco fueranperdiendo sus vacas.

    UNO

    ...slo piedra quedaba,piedras y pocos hombres

    con races de piedra, o de cabra.Joo CABRAL

    NOTA:Todas las palabras seguidas de un asterisco se explicanen el Glosario, pgina 61.

  • 12

    En el Norte, para vivir, hay que tener vacas. Y si no, hay que tener cerdos, buenos cer-

    dos para hacer chorizos, bondiolas* y jamo-nes, y as pasar el fro del invierno.

    Como no hay cerdos, aunque ms no seahay que tener cabras, que viven del aire y an-dan por los cerros comiendo pastos duroscuando ya no queda nada.

    En el Norte no es fcil pasar el invierno,pero los abuelos de Juan pasaron, mal quemal, muchos inviernos, gracias a sus vacas.

    Hasta que la sequa, los gobiernos y los la-drones de ganado, los dejaron sin ellas.

    Entonces empezaron a cuidar las vacas quetenan otros.

  • 14

    Entre los ladrones de ganado, la sequa ylos gobiernos, los patrones de los padres deJuan tambin se empobrecieron.

    As fue que empezaron a trabajar ellos, yano necesitaron a los peones, y los despidieron.

    Por eso, el padre y la madre de Juan se que-daron sin trabajo, y ya no hubo dinero para iral parque de diversiones, ni para comer palo-mitas de maz, ni para comprar cuadernos.

    Tampoco para zapatos ni para abrigo. Ni para alimentar a un caballo, o aunque

    ms no fuera a una burra vieja...

    Una cancin del pas de Juan dice:

    Las penas y las vaquitasse van por la misma senda.Las penas son de nosotros,las vaquitas son ajenas.

    Cantando esa cancin, tambin los padresde Juan cuidaron las vacas de los otros.

    Saban llevarlas a la veraneada* en buscade pastos verdes, curarlas de las pestes, chu-cearles* el vientre si se empastaban*, orde-arlas, batir manteca y hacer queso.

    Pero ya ni la leche, ni las vacas, ni las tie-rras eran de ellos.

  • 16 17

    DOS

    Cierta vez, el padre de Juan fue a vender ungallo viejo al pueblo ms cercano y vio en elalmacn una revista con fotos de una ciudadmuy grande.

    Cuando lleg a su casa, se lo dijo a su mu-jer.

    Desde entonces, por las noches, mirando laluna o las estrellas, la madre de Juan le peda asu marido que hablara de aquella ciudad.

    Sentado bajo el molle* que estaba junto ala casa, el padre de Juan contaba una y otravez lo que haba visto.

    Y, mientras contaba, la ciudad se hizo gran-de en la cabeza de Juan.

    Ms grande que el cerro.Ms grande que el monte.Ms grande que el llano.

    Pobres como estaban, comenzaron a venderlas cosas que tenan.

    Primero una mesa que no usaban. Luego unas tazas que heredaron. Despus un poncho tan liviano que poda

    apretarse en un puo. Y ms tarde una manta con un dibujo de

    rombos.

    Hasta que la madre de Juan dijo: a estepaso nos quedaremos con lo puesto.

  • 18

    Cada noche, junto al molle, bajo el cielo ne-gro como un carbn, el padre agregaba algo asu relato.

    Un detalle nuevo cada vez. Y Juan lo escuchaba atentamente, como se

    escucha un cuento. Hasta que una noche, la madre dijo:Tenemos que ir a la ciudad, y vivir all,

    porque en la ciudad se vive bien. S? pregunt Juan.S. Y nadie pasa penurias contest el

    padreNadie? preguntaron al mismo tiempo

    Juan y su mam.Nadie.

    As fue que de tanto hablar de la ciudad, lostres quisieron conocerla.

    Y hacia all fueron.

  • S O P A D E L I B R O S

    Los padres de Juan y los de Anarina deciden abandonar el campo, huyendo de la miseria, y emigrar a la ciudad. Ya no venden vacas, ni tejen la lana, ahora recogen cartones y peridicos en Villa Cartn. Sobrevivir all es difcil, pero el da en que las vidas de Juan y Anarina se cruzan, comienza un futuromejor, del que ambos sern protagonistas.

    A partir de 10 aos

    1556

    094

    9 788466 726443

    ISBN 84-667-2644-6

    www.anayainfantilyjuvenil.com